El estudio histórico de los hechos sociales ... dicho por Jacques Revel a propósito de la histo-na...

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El estudio histórico de los hechos sociales. características y tendencias principales ISABEL PÉREZ-VILLANUEVA TOVAR * UN DOMINIO HISTORIOGRÁFICO AMPLIO Y PLURAL A diferencia de lo que ha ocurrido en otros sectores especializados y crecientemente autónomos del conocimiento histórico, el de la investiga- ción social ha mostrado una trayectoria en la que se han compaginado su carácter omnicomprensivo. su capacidad para impregnar y orientar las más variadas búsquedas en el campo general de la historía, y. paralela- mente, la dificultad para delimitar con precisión su propio marco. Se ha referido a ello Yves Lequin, al advertir la progresiva ambiguedad que. al tiempo que se amplían sus pretensiones y se consolidan sus logros, parece caracterizar a la historia social. Lejos de haber experimentado un desarro- lío similar al de otros ámbitos historiográficos, como el de la historia eco- nómica o el de la demografía histórica, «cada vez más seguros de sus obje- tos y de sus métodos», la historia social no ha logrado afirmar de modo enteresamente satisfactorio «su identidad», no ha conseguido disipar la «perplejidad» que cabe sentir ante el panorama real trazado por su desen- volvimiento: «el extraño complejo de fuerzas y de debilidades —escribe Lequin— de una investigación a la vez prolífica e imprecísa, fragmentada y deseosa de globalidad»’. Esa situación no es ajena, como ha indicado Santos Juliá. a la confor- mación misma de la historia social y al diálogo con la sociología que tal * Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid. 1. LEQUIN, Y.: «Histoire sociale». en Burguiére. A. (Oir.). Dietionnaire des sciences bistorique.s. París, 1986. pp. 635-636. Cuadernos de Historia (ion,emporónea. nY 13. 991 - Editorial Universidad Complutense. Madrid

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El estudiohistórico de los hechossociales.característicasy tendenciasprincipales

ISABEL PÉREZ-VILLANUEVA TOVAR *

UN DOMINIO HISTORIOGRÁFICO AMPLIO Y PLURAL

A diferenciade lo queha ocurridoen otros sectoresespecializadosycrecientementeautónomosdel conocimientohistórico, el de la investiga-ción socialha mostradounatrayectoriaen la quese hancompaginadosucarácteromnicomprensivo.su capacidadpara impregnary orientar lasmásvariadasbúsquedasen el campo generalde la historía,y. paralela-mente,la dificultad paradelimitarcon precisiónsu propio marco.Se hareferido a ello Yves Lequin, al advertir la progresivaambiguedadque. altiempo quese amplíansuspretensionesy se consolidansuslogros,parececaracterizarala historiasocial.Lejos de haberexperimentadoun desarro-lío similar al de otrosámbitoshistoriográficos,comoel de la historiaeco-nómicao el dela demografíahistórica,«cadavez mássegurosde susobje-tos y de sus métodos»,la historia social no ha logradoafirmar de modoenteresamentesatisfactorio«su identidad»,no ha conseguidodisipar la«perplejidad»quecabesentirante elpanoramareal trazadoporsudesen-volvimiento: «el extrañocomplejo de fuerzasy de debilidades—escribeLequin— de una investigaciónala vez prolífica e imprecísa,fragmentaday deseosade globalidad»’.

Esasituaciónno es ajena,comoha indicadoSantosJuliá.a la confor-maciónmisma de la historia socialy al diálogocon la sociologíaquetal

* Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid.

1. LEQUIN, Y.: «Histoire sociale». en Burguiére. A. (Oir.). Dietionnaire des sciencesbistorique.s. París, 1986. pp. 635-636.

Cuadernos de Historia (ion,emporónea. nY 13. 991 - Editorial Universidad Complutense. Madrid

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conformaciónlleva consigo.Porquela caracterizaciónde la aperturadelconocimientohistórico al terrenode la sociologíadifiere de lo sucedido.por ejemplo,en los casosde la demografíao de la economía.La historiasociales el puntodemayorconvergenciaentrelo históricoy lo sociológico.al igual queocurre conla historia económicarespectoa lo histórico y loeconómico,peroen el primer casono se produce,comosucedeen el se-gundo.el encuentroconun cuerpobien definidode propuestasteóricasyde directricesmetodológicasespecíficas.«Al enfrentarsea suobjeto—pre-cisa Juliá—. la sociologíano es unacienciaen posesiónde unateoríay unmétodo,ni siquierade un vocabularioo unosconceptos:conceptos,méto-dos y teoría no son idénticosen la sociologíaweberianao en la durkhei-míana,en la parsonianao en la marxista».

De ahí las muy variadasactitudesqueel historiadorpuedeadoptaralaproxímarseparaadentrarseen el conocimientode los hechossociales,desdelas queoptanpor «el eclecticismopragmático»hastaaquellasotrasqueprefierenubicarsedentrode «unatradición teóricarefleja e investigandesdesussupuestosy susmétodos»2.Lo cual no hacesino añadircomple-jidad y diversidadal dominio de la historia social, provocandoun dobleefecto:de un lado, se ensanchansus posibilidadesy se da entradaa unapluralidadde perspectivasquepuederesultarfecunda,y. de otro, se incre-mentala dificultad de delimitarcon exactitud,en términosteóricos,con-ceptualesy metodológicos.su propiaesfera.A la complejidady a la diver-sidaddirectamentederivadasdel caráctermúltiple de los enfoquessocio-lógicossusceptiblesde serincorporadosal razonamientohistórico,seaña-den ademáslas que procedende la gran amplitud que cabe atribuir aldominiodelo social.En el límite, la vaguedadmismadel término«social»puedepermitir aplicarlo, como quería Lucien Febvre.a todo el conoci-miento histórico, buscandoasí, mediante la afirmación dc su índole‘<absolutamentesocial»,la «unidad»de la historia3.

La prácticade lahistoriasocial ha confirmadoelamplísimohorizontede sus intereses:no sólo ha tendido con frecuenciaa erigirseen la clavedistintiva de un renovadoconocimientohistóricovoluntariamentedistan-ciadode la predilecciónpor lo político y por lo individual, dejandosentirde este modo su presenciaen el conjuntode los planteamientoshistorio-gráficos,sino que también, másconcretamente,ha ido adentrándosedeforma progresivaen el estudiopormenorizadode determinadoscompo-nentesde lo social. Se hanido gestandoasí,en el ámbitode la historia so-cíal. varias direcciones investigadorasque han llegado a cobrar, enmuchasocasiones,personalidadpropia.definiendoramashistoriográlicas

2. JIJLIÁ, 5.: Historia social/Sociología histórica. Madrid. 1989. pp. 26-27.3. EF I3vRF. L.: «Vivir la 13 storia. Palabras (le lO iciación’,, en Febvre. L.. (‘onibares

por la historia, Barcelona. 1970. pp. 39-40.

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cuyo avance,cada vez másespecializado,propendea desprendersedeaquel marcogenéricoinicial y a construirvíasautónomas.

Talesson loscasos,porejemplo,de la demografíahistórica,de la histo-ria rural y la historia urbana,de la historía electoral,de la historia de lasmentalidades,o de la historiaculturaly la historia intelectual.Se tratadecamposcongradosdedefinición variables,confrecuentesrelacionesentresi y comprendiendoa menudodireccionesinvestigadorasque, a su vez,muestranunaciertadiversidad,vinculadostodosellos a la historiasocialyexpresivosdel muyvastoterritorio enel queéstase desenvuelve.El estudiohistóricode los procesossocialesha recon-ido,pues,caminosmúltiples,yello respondea la doble pluralidadmanifestadapor los enfoquesaplica-bles al conocimientode lo social y por la caracterizaciónmisma de loshechosconsiderados.Lo dicho por JacquesRevela propósitode la histo-na de las mentalidadespuedeaplicarseal conjuntode la historia social:«de su estatuto“ambiguo”, de su plasticidadmetodológica,hace surgirindefinidascapacidadesde adaptación,su atractivoy sufecundidad»4.

Dentro de eseabigarradopanorama,es posible,sin embargo,seleccio-narlos episodiossustantivos,los momentoshistoriográficamentemásdes-tacados,del densodiscurrirde la historia social,es decir,del conocimientohistóricoquesitúaconscientementeen el centrode su atenciónla dimen-sión social—susceptiblede variadosentendimientos—delos hechosestu-diados.Dejandode lado los antecedentesmás remotos,fue la investiga-ción llevadaa cabodurantela primeramitad de nuestrosiglo la quecom-enzóa otorgara la historia social,como hanadvertidoRogerChartieryDaniel Roche.«unafuerzaparticular,dándoleunaamplia autonomíaenel estudiodel hombre,o mejor.de los hombrescaptadosen suposiciónyen sus relacionesen el senode la sociedad»5.

Tal actitudes la queponenen práctica.desdeel principio, los historia-dores relacionadoscon la escuelade los Annales. queha aportado,sinduda,uno de los impulsosfundamentalesy máslogradosen favor de lahistoria social. Y a ella se añadenotras tendenciashistoriográficas,dediversaentidad,entrelasquecabedestacar,porel interésde suspuntosdevista y por el alcancede sus resultados,la procedentedel panoramamar-xistabritánico,queha sido capazde vertebrarun vivo enfoquede la histo-ria social críticamenteapoyadaen el marxismo.Estasdos orientacionesprincipales—sin serexclusivas—permitenentenderlos rasgosmássobre-salientesde la historia social que se lleva a cabo a lo largo del presentesiglo: la historia socialrelacionadaconla escuelade losAnnalesy la elabo-

4. REvEL. .1.: “Mentalités>’. en Burguiére, A. (Dir.), Dictionaire des sciences histori-ques. op. <It.. p. 456.

5. CHARTíFR. R.. y ROCHE, D.: «Historia social», en Le Goff J.. Chartier. R.. Revel.J. (Dirs4. La nueva historia. Bilbao. 1988. p. 577.

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radapor los historiadoresmarxistasbritánicos,inscritasambasen sólidasy distintastradicioneshistoriográficas.expresande forma bastanteclara,aun sin agotarel horizonteal que pertenecen,los principales rumbosseguidosporel conocimientohistórico modernode los hechosy procesossociales.

HISTORIA SOCIAL HISTORIA TOTAL

En lo quese refierea la esfera francesadelos Annakts,convienerecor-dar,en primerlugar.su inclinacióna considerarla historia social,en senti-do amplio,comola culminacióndel conocimientohistórico,como la mctaquesimbolizay concretasu irrenunciableaspiracióna elaboraruna«nue-va» historia «total»,voluntariamenteintegradora.«ParaMarc Bloch y laprimerageneraciónde losAnnales—escribenChartieryRoche—,la histo-ria social es ante todo unaatenciónaplicadaa las interacionesentrelosdistintos nivelesde la realidadhistórica:el económico.el social,el cultur-al. No puede,pues,definirsecomounasecciónal ladode otras,sino comola toma en consideraciónde la totalidaddeloshechosqueestructuranunasociedad»6.

El conocimientohistórico aspiraa unacomprensiónconjunta.global.de los hechosy factoresde variadotipo queintervienenen el dinamismode la sociedad,y por ello la historia es.por definición, social. Si en lascoordenadasde losAnnale.s;cualquiersectorhistóricoespecializado—porejemplo, el de la historia económica—mantienesus relacionescon losdemásy no pierdede vista su inserciónen el marcode unahistoria final-menteglobal, en el casode la historia social tal procederse agudizaporlacualidadquese le atribuyederepresentarejemplarmente,en sí misma.eseconocimientohistórico integrador.todo converge,de un modo u otro, enla sociedad,y en ésta quedanestrechamenterelacionadosy expresadossintéticamentelos hechosy factoreshistóricosdecadamomento,deformaquesuestudioes el quemejorpuedesatisfacerlas exigenciasde unahisto-ria no fragmentada,de unahistoria quequiereser global.

Hablarde historia socialequivale,paralos fundadoresdela escueladelosAnnales,ahablardehistoria,de unahistoriaquetieneen cuentalo eco-nómico —y tambiénlo político e institucional—y lo insertaen esa«visiónde conjunto»,complejay cambiante,del «ser social» a la que se refierePierreChaunu7.Esaes la perspectivaque fundamentael quehacerhisto-nográficode la escuelade losAnnalev,cualquieraquesea la fórmula con-

6. Ibídem, p. 578.7. Ci-IAUNU, P.: Historia, ciencia social. La duración, el espacio y el hombre en la época

moderna. Madrid. 1985. p. 13.

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cretaelegidaparadesignarel empeño:historia económicay social,histo-ria social, o historia de las economías,las sociedadesy lascivilizaciones.

Así, es muy coherenteel predominiode lo socialquese ha mantenidoen las investigacioneshistóricasvinculadas a los Annales: «Todas lasmonografíasquepuedensercitadasrespectode la historiaeconómicao lademografíahistórica —escribeHervé Coutau-Bégarie—conectanfinal-mentecon la historia social,símbolode la búsquedade la totalidad»8.Lacorrientefrancesade los Annaleses, segúnLabrousse,«la másprofunda-mentesocialdetodaslasescuelashistóricasdel mundo»,y susfundadoresno dudaronnuncaen considerar«la historiasocial,es deer,la historiadelosgrupossocialesy susrelaciones,comoun sectorcentraldelahistoria»9.

Esapersistentey preferenteatenciónprestadaa la historia social hapermitido,al tiempoquese desarrollabansus estudios,sumarconcepcio-nesy enfoquesvariados,ensayarvías temáticasdiversas,y. en conjunto,dilatar y diversificarsuámbitode actuación,contribuyendocontodoelloaabriralgunosde los caminosmássugerentes,fructíferosy emblemáticosde la «nueva»historía francesa.No hay queolvidar que, como indicaGeorg6. Iggers.«desdeel mismocomienzo,losAnnalesconstituyeronunforo internacionalparalas nuevastendenciasde la historia social»íO.

Es alrededorde los añostreinta,coincidiendoconla fundaciónde larevistaAnnaleit cuandocomienzaa definirse expresamenteen esaesferaintelectual la trayectoriade la historia social. Teniendoen cuenta,entreotrascosas,las aportacionesy los puntosde vistade la escuelasociológicafrancesa,encabezadapor EmileDurkhein.las ideasy los trabajosde MarcBloch y de GeorgesLefebvre suponenunaprimera llamadade atenciónsobrela necesidaddesituarlosgrupossociales,consusimbricaciones,susrelacionesde dependenciao de oposición,en el centrode las investigacio-nes históricas.Poco despuésseráErnest Labroussequien refuerce esalínea, proponiendoun planteamientooriginal —y muy influyente en elfuturo— queconsisteen encontrarel fundamentode la historiasocialenla historiaeconómica:medianteelestudiode los momentosde crisis caberelacionarla coyunturade los precioscon los movimientos,másdurade-ros, de las rentas,cuya tipologíacoincidefinalmenteconla de los grupossociales.Se trata,como resumeLequin, de «unmétodoque no solamentepermiteescapardel nominalismoparatrazarlas jerarquíasexactasy losefectosde dominación,sino sobretodo aclarar,más allá de los repartos

8. CotriAij-BÉiARiE. H.: Le phénoméne nouvelle histoire. Grandeur et décadence delecole des Annales, Paris, 2Y ed. completamente refundida, 1989, p. 148

9. LAERoussE, E.: «Introduction»,en L’histoire sociale. Sources et méthodes. Collo-que de l~Ecole Normale Supérieure de Saint-Cloud (15-16 mai 1965). Paris, 1967, p. 2.

lO. IGGER5. O. O.: New Direciions it> EuropeanHisroriography, Mideletown (Conn.),2.~ ed. revisada, 1984, p. 56.

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perennesde la riquezay del poder,los movimientosde convecciónqueprovocancontinuamentenuevasclasificacionesde los individuosy delascolectividadesen el senode unaformación social»ii.

El razonamientopropuestoporLabrousseparaaccederalconocimien-to de la sociedad,de la caracterizacióninternade los grupossociales,res-pondecon fidelidad a su propioentendimientohistórico: «El hechoeco-nómico—advierteen 1948— representaparamiel hechocapital.perono,ni muchomenos,el hechoúnico. No comulgoni conunahistoria materia-lista ni con unahistoria idealista.Me inclino porunahistoria positiva: laqueintentaabarcartodoslos problemas,estudiarlostan a fondocomoseaposible,sin menospreciarlo superficialni lo hondo.La historia queplan-tea.a lavez, los problemasdeestructuray de superestructura,la queva delas economíasa las ideologías»’>.

La posturade Labroussees un acabadoexponentedela preocupación.compartidapor los mássignificadosmiembrosde la escuelade losAnna-les, por encontrarlos nexosexistentesentreel dominiode lo económicoyel de lo social.Y aún más:de la convicción,mencionadapor PierreLéon,deque«la Historia Económicase realizaeny por lo Social,queconstituyeala vez subrochefinal y sujustificación»i>.Porque.en palabrasde Henri-IrénéeMarrou. «la historia económica,a medidaque se profundiza,seconviertede forma naturalen historiasocial»,ya quees muy dificil «sepa-rarambosdominiosconramificacionesentrelazadas»i<.Tal enfoque.en elquealgunoshan percibido ecosdel pensamientomarxista,resultó muyestimulanteparael desarrolloposteriorde la historia social francesa,mar-cando con su sello inconfundible las principales investigacionesde laescuela.

En dosdireccionesfundamentales,a vecesentrelazadasen unamismaobra,se muevenlos estudiospresididosporlaópticasocial: porunaparte.las monografíasregionales,caracterizadaspor la investigaciónconjuntade determinadassociedadesdelimitadasen términoscronológicosy espa-ciales,y, por otra, la orientación,mástemática,dedicadaal análisisde laestratificacióny de los grupossociales.Las primeras, las monografíasregionales,en las queprima lapretensiónde interpretarde forma unitaria,sintética,el conjuntosocial, respondena un planteamientoen el que se

II. LEQUiN. Y.: «Histoire sociale». op. cit., p. 636.12. LABRoUssE. E.: «[948: 1830: 1789: tres fechas en la historia de la Francia mo-

derna».en Labrousse. E.. Fluctuaciones económicas e historia social, Madrid, 1962, p.478.

13. LEÓN, P.: Histoire économique et Histoire sociale en France. Problémes etperspectives». en Mélanges en Ihonneur de Fernand Braudet 11. Méthodologie de IHistoireet des sciences humaines, Toulouse. 1973. p. 304. -

14. MARROL. 1-1-1.: «Quest-ce que Ihistoire?». en Samaran, C. (Dir.). Lhistoire etses méthodes. Paris. 1961. p. 31.

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apreciafácilmentela huelladelageografiaregionalauspiciadaen Franciapor Vidal dela Blache,y entresuslogrosse cuentanalgunasde las obrasmás sobresalientes—y más ilustrativas— de la perspectivaintegradoraadoptadapor los historiadoresde los Annales. Recuérdense,a título deejemplo,aportacionescomola de GeorgesDuby sobreLa société mix Me etMíe siécles dans la région máconnaise (1953), la de PierreGoubertacercadeBeauvais a le Reauvaisis de 1600 a 1730. Contribution á ¡‘histoire sociale de laFrance au XVJIe siécle (1960), la de EmmanuelLe Roy LaduriededicadaaLes paysans de Languedoc (1966), o la de Pierre Deyon, tituladaAmiens,capitale provinciale. Etude sur la société urbaine au XViIe siécle (1967).

La investigaciónhistóricade índolesocial proyectadaen las monogra-fíasregionalesdejaver, en conjunto,algunosrasgoscomunes.Se muestramásinclinadahacia la historia rural, dondela investigaciónha sido muydensay rica, quehacia la historia urbana,iniciadatardíamentey objetoluego de un desarrolloqueno ha logrado equipararseal de la primera.Manifiesta,en los primerostiempos.unasensiblepreferenciapor la histo-ria medieval,conresultadosa menudoexcelentes,quese corrigedespuéscon la plenainclusión en suscoordenadasde la historiamoderna,dondela investigaciónha ofrecidofrutos tambiénapreciables,y, en menormedi-da, conla atenciónpresentadamásocasionalmentea la historia contem-poránea.Por último, las monografíasregionalespresentanasimismo,jun-to a la aceptacióncompartidade los principios esencialesquejustifican surazónde ser,unaciertadiversidaden los modosconcretosde las respecti-vas investigaciones.

No se trata de un modelo cerradoy definitivo, sino más bien de unencuadreabiertoy flexible en el que,sin renunciara las directricesy a lasintencionesquelo caracterizan,tienencabidasesgosconceptualesy meto-dológicosvariados.Pruebade ello es.porcitar un casobastanteelocuente,la convergenciaque se produce,en determinadosautores,de la tradiciónquepartede los fundadoresde los Annales y de las lineasconceptualesylas sugerenciasmetodológicas.expresamenteasumidas,de los puntosdevista marxistas.Es lo queocurre en los planteamientosde PierreVilar.ejemplarmentedesarrolladosen La Catalogne dans lEspagne inoderne.Recherches sur les fondemenís économiques des structures nationales (1962).dondeel autor,sin renunciara las clavesde laescueladelosAnnales.pro-cura asimismoaplicartales puntosde vista, buscando,entreotrascosas,como indica Fran9oisDosse,«la mejoradel sistemaconceptualmarxis-ta»iS.

Lasreflexionesexpuestaspor PierreVilar, tantoen La Catalogne comoen los diversosensayosteóricosqueha dedicadoal asunto,resultanparti-

15, Dossr. E.: L histoire en miettes. Des «Annales» ó la «noavellehistoire>3, París,1987. p, 224.

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cularmenterepresentativasde las posturasque tienden,en el senomismodeestaescuelafrancesa,a facilitar el acercamientoentrelaperspectivahis-tórica de losAnnales y el pensamientomarxista.doshorizontesquepresen-tan algunospuntosde contacto—la aspiracióna unahistoria «total» esunode ellos— y tambiénalgunasdiferenciasy aunoposicionessustancia-les —el entendimientoefectivodel procesohistóricoy del papeldesempe-ñado por el hombreen el mismo es, como se desprendede lo dicho porPhilippeAriés, unade ellas16—queno parecenfácilesde resolverde formaenteramentesatisfactoria.

La otra direcciónde la historia social vinculadaa la escuelade losAnnalesse ha dirigido preferentemente,como se indicó, haciael estudiodela estratificacióny de los grupossociales.Las investigacionesde MarcBloch y de ErnestLabrousseabrieronloscaminosde esaorientación,tam-biéndegran alcance,queha hechosentirsusefectos,a vecesenlas propiasmonografíasregionales—la de GeorgesDuby es un buen ejemplo deello—, en los camposde la historiamedieval,modernay contemporánea.en los ámbitosde lahistoria rural y dela historiaurbana.Al tiempoqueseestudian,siguiendosobretodolas sugerenciasde Bloch, los gruposde lassociedadesmedievalesy sus relaciones—noblesy caballeros,campesinosy señores—,se plantea,de la manode Labrousse,unaambiciosalíneadeinvestigacióncentradaen el análisisdela burguesía,cuyasdirectricespro-gramáticasquedanexpuestasen suescrito,de 1955,sobrelas «Voisesnou-velles versune histoirede la bourgeoisieoccidentaleauxXVIIIe et XIXesiécles(1700-1850)».En esasvíasse inscribe,porejemplo,la tesisdeAdeli-ne DaumardsobreLa bourgeoisieparisiennede 1815 á 1848 (1963).

Los planteamientosde.Labroussey susseguidoresreferentesal estudiode la burguesíatienenun dobleinterés: en primer lugar,por lo queapor-tanparael mejorconocimientodela génesis,la importancianumérica,laorganizacióninterna y los comportamientosde esa clase social, y. ensegundotérmino,porla polémicaquesuscitaronsusclavesteóricasy con-ceptualesy suspropuestasinterpretativas.De acuerdoconel entendimien-to labroussianodelas relacionesentrelo económicoy lo social,talesplan-teamientosse apoyanprincipalmenteen el análisisde las profesionesy enlautilización de categoríasde signo socioprofesional,conectadasen cadamomentoconlos tiposycuantíasdelas fortunas,paraestablecerla clasifi-cacióndela burguesía.Ello requiere,entreotrascosas,el análisissistemá-tico de numerosasy variadasfuentesdocumentalesy estadísticas:informa-cionesdemográficas,archivosfiscalesy notariales,registrosdel estadociv-il, listaselectorales,contratosmatrimonialeso disposicionese inventariosincluidos en los testamentos.

16. VéaseARiÉs, 1’.: «Lhistoire marxiste et lhistoire conservatrice». en Ariés. P..Le tempsde Ihistoire, París, 1986. Pp. 50-56.

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Con eseprocedimientose llegó, por ejemplo,a delimitar trececatego-rias en la burguesíaparisinade finales del Antiguo Régimen,mediantedistincionessocioprofesionalesque no omiten la consideraciónde losestatutosjurídicosy de los puestosconcretosocupadosen la producción,pudiéndoseademásjerarquizaresascategorias.medir sugrado de homo-geneidado de diversidad,y valorarsusrelacionesy susrespectivasmovili-dades.Lo quepermitíaofreceruna imagenmásajustadade la compleji-dady delavariedadefectivasde lasburguesíasdel Antiguo Régimen,des-diciendolas «cómodasigualdades»—comola queafirmala equivalenciacomerciante-burgués-capitalista—querechazóBraudel17.«Así —en pala-bras de Chartier y Roche— surgía una historia social cuantitativa yestadística,que definía las estructurassocialesen términos de estatutosocioprofesionaly de jerarquíade las fortunas»it.

Pero no todoscomulgaronconsemejantesorientacionesdela investi-gaciónen historia social. La polémicase originó por la doblecrítica que,dentro y fuera del marco de los Annales, se dirigió hacia las propuestaslabroussianas.De un lado,dentro dela corriente«annaliste».laperspecti-va adoptadapor PierreVilar estimó demasiadoimprecisasy algoequívo-caslas categoriassocioprofesionalesauspiciadaspor Labroussey, a cam-bio. se mostrópartidaria,frente al criterioempírico—observacióndirectade la situaciónexistenteen cadalugary en cadamomento—preconizadopor aquél,de emplearuna definición teóricaprevia menoslaxa —másacordecon los términosclásicosdel pensamientomarxista—de la bur-guesía,reduciendoexclusivamente,por tanto,susefectivosa quieneseranpropietariosde los mediosde producción,contratabanlibrementemanode obraasalariaday sebeneficiabande formadirectadel mecanismode laplusvalía.En consecuencia,no eraposibleconsiderarburgueses,comolohaciael esquemalabroussiano,a gruposo estratoscomolos de los oficia-les, los empleados,los rentistaso los profesionalesliberales.

Tal posturatiendea precisarla nociónmismadeburguesía,haciéndolamásunívocay generalizable,perotieneel inconveniente,advertidopor elpropioLabrousse,de anteponerunadefinición quepuedecoartarlacom-prensiónde laverdaderaheterogeneidaddequienes,en determinadascir-cunstanciashistóricas,y sin responderfielmentea la exactacaracteriza-ciónmarxista,se encontraban,dehecho,activamentevinculadosa esacla-se social.De ahí quealgunoshistoriadoresmarxistas,comoRégineRobin,hayanllegadoa reconocerla insuficienciade la nociónrestrictivadefendi-da por Vilar, y a recomendar,parano simplificar el caráctercomplejoydiversoqueentrañanlos grupossocialesy susrelaciones,la distinción,en

17. Véase PtEssís,A.: <‘Bourgeoisie’>. en Burguiére. A. (Dirj. Dictionnaire des scien-ces historiques. op. ch.. p. 96.

18. CHATIER. R.. y ROCHE. D.: «Historia social’>, op. ciÉ. p. 580.

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el Antiguo Régimen,entreunaburguesíaen el sentidoclásicodel términosuscritopor el pensamientomarxista,y otra modalidadde burguesíaqueenglobaa los queviven de la rentaen cualquierade susvariantes.Es éstaunaampliaciónsin dudapertinente—e indicativa de la convenienciaderevisar,en el terrenode la historiasocial,suspresupuestosiniciales—delaópticamarxista,queprocuraasíafinar sucapacidadparaaproximarsealentendimientohistóricode unaburguesíacapazdemostrarse.comodejanver las víasde investigaciónde cortelabroussiano,másplural y dinámicade lo quela caracterizaciónsostenidapor Vilar permitesuponer

Tambiénfue criticadala orientaciónde Labroussc,en segundolugar,por autoresajenos a la escuelade los Annales.Roland Mousnier y susseguidores,partiendode un enfoquemáspolítico e institucional, estima-ron que tal orientación,apoyadaenla ideade quela organizaciónreal dela sociedadrespondea criteriosfundamentalmenteeconómicos,dejabadeladootros factoresimportantesde articulaciónsocial,y resultaba,porello,inadecuadaparaconocerlas situacionescaracterísticasdel Antiguo Régi-men.No es en la posiciónprofesionaly en lascondicionesde fortuna don-de, segúnMousnier,debenbuscarselas clavesparadelimitarlos gruposdela sociedaddel Antiguo Régimen.sino en aspectoscomo la dignidad,elhonor o la estima social colectiva. Hacer lo primero, como proponeLabrousse,es transferirindebidamenteunavisión de«clases»,económica-menteconcebidas,a unasociedadde «órdenes»,quese basaen criteriosdistintosde diferenciaciónde los grupossociales.

La polémica,en estecaso,afectaa la concepciónmismade la estratifi-caciónsocial: mientrasqueparaLabroussey suscontinuadoresla estrati-ficaciónefectivade la sociedadvienesiempredadapor lasclases—aristo-cráciao burguesía,por ejemplo—,por gruposcuyaconstituciónse debesobretodoa razonesde signoeconómico,no siendopor tanto los órdenes—clero, noblezao tercer Estado—más que la aparienciaformalmentejurídica e ideológicade las cosas,paraMousniery sus discípulos,al con-trario. «la estratificaciónen clasesno es —comoresumeCoutau-Bégarie—másqueunamodalidadentreotrasde organizaciónsocial»,fundamenta-da en criterioseconómicos,conla queno puedeconfundirsela estratifica-ción distintaquecaracterizaa la «sociedadde órdenes,fundadaen la esti-ma y el honor».De ahí que se niegueel valor universaldel conceptodeclase,ya que«correspondeúnicamente—precisaMousnier,en palabrascitadaspor Coutau-Bégarie—a ciertos tipos de jerarquíasocial quehanpodido extenderey permanecer,pero queno por ello dejande ser, en elconjuntode los tipos dejerarquíasocial,localesy transitorios»’9.

Labroussey Mousnierofrecenasídos visionesdiferentesde la organi-zaciónde la sociedady, en particular,de la sociedaddelAntiguo Régimen.

19. CouTAu-BÉC,ARIE, H.: Le phénoméne nauvelle histoire. op. cit.. p. 226.

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La crítica de Mousnierno carecíade fundamentoy contribuyóaenrique-cerelpanoramade la historiasocial:pusoen evidencialas limitacionesdela concepciónpredominantementeeconómicade clase manejadaporLabroussey otros autoresde su entorno, e hizo ver la convenienciadematizaría,incluso en las sociedadescontemporáneas,mediantela consi-deraciónde factoresde otro tipo. Con todoello se pusode manifiestolacomplejidadreal de la organizaciónsocial, que requierea menudoteneren cuentala posibilidadde quese produzcaninterferenciasmáso menossutilesentrejerarquíasdiferentes,entredistintoscriteriosde estratificaciónactuantes,al tiempo, en unamisma sociedad.Las clasespuedendejarsesentiren la sociedadde órdenes,y lo mismoocurreconéstosen la socie-daddeclases.Lo afirmadoporAdelineDaumard,seguidoradeLabrousse.sobrela burguesíafrancesadel siglo XIX parececoncluyente:«Inclusosise hablade sociedadde clasesen sentidoamplio, comohacenlos contem-poráneos.resulta insuficiente emplearesa fórmula paracaracterizarlasociedadburguesa.La jerarquíaburguesano era unasimple superposi-ción; se complicabaen el propiosenodelos mediosburguesesporla exis-tenciadejerarquíasparalelas,de subdivisionesquese producíanen todoslos escalones»>0.

Y, junto a la investigaciónsobrela burguesia,otros estudioscompletanel panoramade la dedicaciónde la escuelade losAnnalesal análisisdelaestratificacióny de los gruposen las sociedadesmodernasy contempo-ráneas.A la influencia de Labroussese añadela de GeorgesLefebvre—quienno dudaen asegurarque «el estudiode laestructurasocial se ins-cribe en el primer plano de nuestraspreocupaciones»,y que«esimpor-tante enumerarlos miembros de las diferentesclases socialesy de lasdiversasprofesiones,adquirirsobrecadaunodeellosunanoción,tanpre-eisacomoseaposible.de susrentasy de suspropiedades»>i~paradarpa-so a la consideraciónde sectoressocialescomo el de los campesinoso elde los sans-culoue.s a los quededicasutesisAlbert Soboul,en 1958,coneltítulo deLessansculottes parisiens en lan II. Mouvement populaire et gouverne-me,it révolutionna¡re.

Desdelos añossesentase produceasimismoun interéscrecienteporlainvestigaciónde los gruposy movimientosobreros,y a ello se sumanasi-mismo las perspectivas,en general fructíferasy cada vez másvariadas,ofrecidasporquienesestudiansectoresconcretosde las denominadascla-ses medias—médicos,pequeñoscomercianteso educadores,por ejem-

20. DOALMARO. A.: «Les fondements de la société bourgeoise en France au XIXesíecle’>. en Ordres et classe& Colloque dHistoire Sociale de Saint-Cloud, 24-25 mai1967, París-La Haya. 1974. p. 220.

21. LEEEBVRIs, O,: <‘Sur les siructures sociales aux XVIIIe et XIXe si&les», en Le-febvre. O.. Reflexions sur Ihistoire. París, 1978, pp. 169-170.

136 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

pío— o intentan,desdeno hace mucho.adentrarseen el nuevoterritoriode la historiade lasmujeres,o por«los historiadoresdela marginalidad».que hanprocurado,segúnJean-ClaudeSchmitt.subsanarciertas«lagu-nas»de la historiografíasocial precedentea travésdelainvestigaciónsiste-máticade losgrupos«olvidadosde la historia:simplesvagabundos~,crimi-nalesobscuros,brujosde aldeao prostitutas»22.

EL SIGNIFtCADO DEL ESTUDIO DE LAS MENTALIDADES

Existe,dentro del campode influenciade losAnnales,unamodalidadde historiasocialque,por el interésde susenfoquesy por la amplitud desu desarrolloy de su proyección,mereceser comentadapor separado:lahistoria de las mentalidades.Estaópticadesarrollacon todacoherencialas intencionesde la «nueva historia social» fomentadapor la escuela.deseosadesdesus comienzosde emprender,en palabrasde Labrousse,«el estudiode las relacionesentre lo económico,lo social y lo mental»23.

La investigaciónde las mentalidadesrespondeante todo, como haadvertidoGeorgesDuby. a la preocupación,incipientementemanifestadadesdeel siglo XVIII, portenerencuenta«la actitudpsicológicadelos hom-bres»,porpenetraren la «historiadel espíritu humano»2~.El conocimien-to histórico no puede permaneceral margendel universopsicológico:«Los fenómenosde la psicologíaindividual —escribe,siguiendoa CharlesMorazé,Antonio Jutglar—debenquedarreflejadosen el marcode la his-toria social»,de unahistoria social queno puederenunciara valorar«lasmanifestacioneshistóricasde tipo ideológico,subjetivoy espiritual»25.Por-que.segúnprecisaDuby. paraentenderla organizaciónde las sociedadeshumanasy paradistinguir las fuerzasquelas hacenevolucionar,no bastacon laconsideraciónde los aspectosmateriales:es ademásimprescindible«prestarla misma atencióna los fenómenosmentales,cuya intervenciónes.sin duda,tan determinantecomola de los fenómenoseconómicosy de-mográficos».De ahí quesin el estudiode las «actitudesmentales»,queafectanal tiempo a los ámbitosde la larga y la corta duración,difícil-mente«sesabríaescribir la historiade las sociedades»26.

La escuelade los Annales encontrópronto en la investigaciónde las

22. SCHMIrr. J.-C.: «La historia de los marginados», en Le Golf. J.. Chartier. R..Revel, J. (Dirs.). La nueva historia, op. ciÉ. p. 422.

23? LiBRoUssE. E.: «Introduction», op. ciÉ, p. 4.24. Dursv, O.: “Histoire des mentalités», en Samaran. C. (Dir.). Lhistoire et ses mét-

hodes op. ciÉ, p. 939.25. JUiGLAR, A.: “En torno a la problemática actual de la teoría histórica». Cua-

tiernos Hispanoamericano.>;219, 1968. PP. 507 y 509.26. DUBY. O.: <‘Histoire sociale et idéologies des sociétés», en Le Golf. J.. Nora. P.

(Dirs.). Faire de Ihistoire. 1. Nouveaux problémes, Paris. 1974. pp. 147-149.

El estudio histórico de los hechos sociales: características... 137

mentalidadesuna forma de afianzarla búsquedade la anheladahistoria«total»,unamanerade reforzar,mediantela introduccióndel componentemental, la comprensiónintegradorade la realidadhistórica —unareali-dademinentementesocial— queconstituíala médula de sus intenciones.El estudiode las mentalidadescompletabaasí el panoramade unavisiónglobal que, como queríaLabroussc.debíaabarcar,relacionándolos,lostres«niveles»—económico,social y mental— de la realidadhistórica.

En esa tempranaaperturaal universode lo mentalintervienenvariascircunstancias.Una de ellases ladobleinfluenciaejercida,en estesentido.por las elaboracionesde la escuelasociológica de Durkheim, quehabíaincorporadoa sus trabajoslas nocionesde «concienciacolectiva»y de«mentalidad»,y, conun caráctermásdecisivo,por las aportaciones,inno-vadorasy pujantes,delapsicologíasocial,quedescubrea los historiadoresunaprofusafuentede posibilidadesanalíticaseinterpretativas,ampliandoasínotablementeel territorio propiode suestudiodelas mentalidades.Lapsicologíasocial subrayala mutuadependencia,activaen todaslas socie-dades,que se estableceentrelas personalidadesy las coordenadasmenta-les colectivas,evidencia,como indica Duby. la importanciade «la rela-ción entrepsiquismoindividual y entornosocial»27.

Y a ello hayqueañadirotra circunstanciatambiénfavorecedorade lainclinacióndela escuelade losAnnales,en suscomienzos,haciala historiade las mentalidades:la crítica queconella se llevabaa cabode los presu-puestos,que se estimabanimpropiamenteabstractosy atemporales.de lahistoria de las ideasde corte tradicional. El estudiode las mentalidadespermitía intensificarel combatecontra la «vieja» historia practicado,entodos los frenteshistoriográficos.por los fundadoresdel círculo de losAnnales: oponiéndosea los esquemasde actuaciónde quienesse habíanlimitado a considerarexclusivamenteel mundode las ideas,a valorar lasobrasculturaleso los comportamientosintelectualescomo eslabonesdeun encadenamientoautosuficiente.en términos de creación, filiación einfluencia,sin atenderal marcocambiantey colectivoen el quese fraguany desenvuelven,la investigaciónde las mentalidadesauspiciadapor laescuelade losAnnalespropone,en palabrasde Revel,«el proyectode otrahistoriaquevolveríaa ubicarlas ideas,las obrasy los comportamientosenel senode las condicionessocialesen las queaparecen»28.No es posible,escribe Le Goff, unahistoria de las mentalidadesdesligadade «la historiade los sistemasculturales,de los sistemasdecreencias,de losvalores,delmarcointelectualen el senode los cualeshansido elaborados,hanvividoy evolucionado»>9.

27. Duny, G.: «Histoire des mentalités». op. ch., p. 944.28. REVEL, J.: «Mentalités», op. ciÉ, p. 451.29. LE GOFE J.: “Les mentalités. Une histoire ambigué». en Le Gofí. J.. Nora, P.

(Dirs.). Faire de Ihistoire. III. Nouveaux objets. París, 1974, p. 89.

138 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

Marc Bloch y Lucien Febvrese ocupande impulsarinicialmente,enlosañosveintey treinta,el estudiode lasmentalidadesenla escuelade losAnnale~ Hacenasíarraigaren ella confuerzaunavía de entendimientodela sociedadque,por lo demás,contabaen esostiempostambiénconalgu-noscultivadores,aunqueaisladosy no muy numerosos,ajenosa esecircu-lo. Entre ellosmereceserdestacado,en primer lugar,el historiadorholan-désJohanHuizinga, autor de trabajostan significadosen la línea de lainvestigaciónde las mentalidadescomoEl otoño dela EdadMedia (1919).Erasmo (1924) y Horno Ludens. Ensayo sobre lafunción social del juego (1938),cuyo carácterprecursorfue expresamenteresaltadopor Bloch y Febvre.

No menosimportantesson,a finalesde los añostreinta,fueratambiéndel ámbito de influenciade los Annales, las reflexiones,muy originalesyvaliosassiempreabiertasademásal razonamientohistórico, pero pocodivulgadasen su momento.del sociólogoalemánNorbertElias.estudiosodel «procesode civilización» en Europa,para el queproponeun modelodeinterpretaciónqueresaltaelpapeldel Estadoen la. organizacióndelasrelacionessociales,de las actitudesmentalesy de los comportamientosindividuales,ofreciendocon ello a la historia, en opinión dc Burguiére;«prácticas.perspectivasextremadamentenuevas».Pero,lamentablemente,la recepciónde esasfecundasposibilidadesdel pensamientode NorbertElias en la esferahistoriográficafrancesafue tardía:su obrafundamental.dc 1939,se traduceenlos añossetenta,constituyendo«unaverdaderareve-lación parael público francés»,y es entoncescuando«los historiadoresdescubrenen él —añadeBurguiére—una especiede compañerode viajedel otro ladodel Rin de Philippe Ariés y de Michel Foucault,interesadocomoellosen reconstruirel caminodela racionalidad,en seguirsu traba-jo de remodelacióndel cuerposocialy de los comportamientos»3’.

Lasvias emprendidaspor Marc Bloch y Luden Eebvreparaestudiarlas mentalidadescompartenla pretensiónde encontraren éstasun modode acceder,en estrechaconexióncon las procedentesdel estudiode losotros «niveles»de la realidad,al entendimientointegrador,«totalizador»,de las formasde organizacióny de funcionamientode las sociedades.Lahistoriadelas mentalidadesno se aparta.en ningunodelos dos,dela aspi-ración a la globalidadquecaracterizasu quehacerhistoriográfico.Pero,aunasí, se aprecianentre ambasalgunasdiferenciasque se refieren a lamaneraconcretade enfocartal estudio,a la forma específicade entenderlas clavesdel universode lo mental.La orientaciónauspiciadapor MarcBloch —modélicamentedesenvueltaen susobrasacercade Lesrois thau-maturgesEtudesur le coractére surnarurel atilbué 4 la pu>issance roya& partí-culiérement en France et en Angleterre (1924), y La sociétéféodale, con dos

30. BURGUíÉRE. A.: ‘<Norbert Elias». en Burguiére. A. (Dir.). Dictionnaire des scien-ces historiques, op. ciÉ, p. 240.

139El estudio histórico de los hechas sociales: caracteristicas...

volúmenes subtituladosLa formation des liens de dépendance (1939) y Lesclasses et le gouvernement des homrnes (1940)— elige preferentementeapo-yarseen los planteamientosdela sociologíadurkheimianaparaconseguirinterpretar las prácticas colectivasy las representacionessimbólicas einconscientesde los diferentesgrupossociales.

Es unaversiónmássociológicade la historia de las mentalidadesqueprovocó,precisamentepor ello, algunasreticenciasentreotroshistoriado-res: comentandoLa sociétéféodale, Febvreno oculta su sorpresaante unaperspectivaen la que «el individuo estácasipor completoausente»,en laqueapenasse dejansentirlos «gestosde los hombres,de loshombrespar-ticulares».y en la quecreever, en suma.«unaespeciede regresohaciaelesquematismo»o, dicho con otraspalabras.«hacialo sociológico,que esunaforma seductoradelo abstracto»31.Y la de Bloch es,además,unaver-sión de la historiade las mentalidadestendente,antetodo, a captarla ver-tebraciónexistenteentrelos fenómenosmentalesmenoselaboradosy máscolectivosy los gruposque conformanla sociedad.La investigacióndeBloch permanecesiempreatenta,como advierteBurguiére.«a las categor-íasmentalesmenosreflexivas,menosconscientesy másarticuladasconlaconfiguraciónde la sociedad»32.

La línea seguidaporLucien Febvre—plasmadacon meridianaclari-daden trabajoscomolos tituladosUn destin, Martin Luther (1928),y Le pro-bléme de lincroyance au XVJe siécle. La religion de Rabelais (1942)— muestra.por su parte, una mayor inclinación hacia la psicologíay se preocupa,sobretodo, de las mentalidadesconscientese individualesy de su cone-xión conlascondicionessocialesquelas enmarcan.Tal actitud,queDosseconsidera«fuertementemarcadapor el humanismoclásico,por unaper-cepción del hombre como individuo»33, permite a Febvre ofrecer unavariedadmáspsicológicade la historia de las mentalidades,preocupadasobretodoporestudiarlas dimensionessingularesy máselaboradasde lomental,atentaa los comportamientos,las sensibilidadesy las ideasdesig-no particular,dispuestaa captaren la configuraciónpsíquicadel indivi-duo los nexosentrela vida intelectualy la vida afectiva,sin olvidar nuncael arraigodetodoello en las circunstanciashistóricas—socialesy cultura-les— de cadamomento.

A Eebvre le interesabuscarla relaciónentrela mentalidadsingularylas condicionesde su posibilidaden lascoordenadasculturalesy socialesde cadaépoca:el estudiodel ateísmode Rabelaisle lleva a preguntarse,

31. EFBX’RE, L.: <‘La société féodale: une synthése critique», en Febvre. L.. Pour uneHistoire á pan entiére, París, 1962. pp. 424-425.

32. EIJRCUIÉRF, A.: «De la compréhension en histoire», Annales. E.S.C.,. 45. 1990.p. 129.

33. DossE.F.: Lhistoire en miettes, op. cit.. p. 78.

¡40 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

paraentenderlo,por las posibilidadesde la incredulidaden la sociedadyla culturade sigloXVI. Porque,segúnFebvre.la mentalidadindividual nopuedesepararsedel «utillaje mental»de su tiempo, es decir.del conjuntode instrumentosmentales—el lenguaje,el grado de precisiónintelectual.la capacidadparamedir y cuantificar,el modo de percibir el tiempo y elespacio,entreotros— queel sistemacultural y social de cadamomentopuedeproporcionar.La noción de «utillaje mental»,acuñadapor Febvreen 1935. resumede forma muy elocuentela perspectivahistóricaquepre-sídesuconcepción,deudorade la psicología,de la historia de las mentali-dades.

Ambos horizontes—el de Bloch y el de Febvre—.diferentespero noincompatibles,abren caminosvariados e interesantespara el entendi-mientohistórico de los universos,colectivoso individuales,de lo mental.Los planteamientosde GeorgesLefebvre.autorde La Grande Peur de 1789(1932),agrandantambiénesecampohistoriográfico.Susresultadosmues-tran unariqueza notabley se adentranen territorios ignotos.,sumamenteatractivos.Algunos ejemplospuedenresultarilustrativos. March Eloch,estimuladopor su propia experienciadurantela primeraguerra mundial—«una inmensaexperienciade psicologíacolectiva»,escribe—,se intere-sa por elpapelquedesempeñanlos testimoniosequívocos,los rumores,lasfalsas informaciones,en las creenciascolectivas,haciendode todoello unobjetode estudionecesarioparallegar a «comprenderel encadenamientode lasaccioneshumanas».La opinión deBloch es elocuente:«Relatosfal-soshanlevantadoa las masas.Lasfalsasnoticias,entodala multiplicidadde susformas—simpleshabladurías,imposturas,leyendas—.hanllenadolavida de la humanidad.¿Cómonacen?¿Dequéelementosextraensusus-tancia?¿Cómose propagan,ganandoamplitud a medida quepasandebocaen bocao de escritoen escrito?Preguntastodasellasdignasde apa-sionaracualquieraquegustede reflexionarsobrela histora»34.

El análisisdel «utillaje mental»propuestoporLucien Febvreda lugarasimismoa resultadosmuy sugestivos.Constituyeun valiosocaminoparapoderllegar inclusoa reconocer,comorecuerdaDuby, que«el comporta-mientode loshombres,y especialmentelo queatañea lasemocionesy a lasensibilidad,se encuentrarelacionadacon el estadocorporal». que semodifica «segúnlos mediossocialesy segúnlas épocas».Los bruscossal-tos de humordelos caballerosmedievales,susarrebatosdecólera,no sonajenosa los desequilibriosde su complexión.al desordende sus hábitosalimenticios,a la falta de protecciónde supsiquismorespectode los cam-biosdel.medio-natural<dclospasos-del-caloralfrío o de laoscuridadn laluz. De esamanera,concluyeDuby, «la historiade las actitudesmentales

34. BLOCH. M.: «Réflexions dun historien sur les fausses nouvelles de la guerre»,en Bloch. M.. Mélanges historiques, París. 1963. t. 1. p. 43.

El estudio histórico de los hechos sociales: características... 141

convergeconla de la salud»,reclamando«el estudiode la alimentación,de la higiene,de los regímenesde vida». parano perderde vista el papelquecabeatribuira «las aventurasdel cuerpo»35.

Finalmente,la líneaauspiciadapor GeorgesLefebvre,consuatenciónalos estadosdeconcienciadelosgrupossociales,a Ja «voluntadpunitiva»o a la «reaccióndefensiva»quese imponenen ocasionesen la mentalidadcolectiva,consu interésal tiempoporlos «héroes»,en los querecomiendadiscernir,comoresumeHirsch.juntoa lo quepuedeserun reflejo desitua-cionessocialesmásvastas,lo quese debeal «temperamentogenial»36,con-figura también un ámbito pródigoen inspiración—y en logros— paralahistoria de las mentalidades.

La importanciaconcedidaal estudio de lo mental por los primerosrepresentantesde la escuelade los Annales decaede forma sensibleconposterioridad.en momentosen los que no se oculta, sin duda bajo elinflujo de las renovadascircunstanciasquese manifiestantrasla segundaguerra mundial, la predilecciónpor la historia económica,dejando«unpocoenla sombra»,comoadvierteAriés,todo aquelloque«desbordabalosocial por el lado de lo imaginario, la psicologíacolectivay lo cultural».Tal actitudse modifica radicalmentedurantelos añossesenta,en los que,a lavez quedisminuyede maneraprogresivala preferentededícaúóna loeconómico—o a lo socioeconómico,sin traspasarel umbral del «tercernivel» labroussiano.el de lo mental—,seproducelacrecientey duraderainclinaciónhacialas mentalidades.«A lo largo de los años1960 —escribeAriés—.la reapariciónde las mentalidadescambiade arriba abajola his-toriografía francesa.Es un acontecimientocapital»31Dosse,entreotros,ha habladodel tránsitodeuna«historiaeconómicay social»a una«histo-ria cultural»38.La aperturade la historiaserial—antesceñidaal mundodeJo económicoy lo social—hacia el horizontede las mentalidades,prolon-gandoen él los enfoquesy los métodosprimeramenteensayadosy afina-dosen el campode la historiaeconómica,es sintomáticadeesecambiodeactitud que se deja sentirdesdelos añossesenta39.

Varias razonescontribuyena quese hagarealidadsemejantecambio.Algunasde ellas traslucenel signo de los tiempos:«Conel fin de las gue-rras colonialesy las aventurasde la descolonización—escribeRevel—,

35. Duav. O.: «Histoire des mentalités». op. ciÉ, p. 957.36. HíRscH. Ji’.: «Georges Lefebvre», en Burguiére. A. (Dir.), Dictionnaire des

sciences historiques, op. cit.. p. 412.37. ARIÉs, P.: «La historia de lasmentalidades»,en Le Goff, J.. Chartier. R., Revel.

J. (Oirs.),La nueva historia, op. cit., pp. 464 y 467.38. DosSE.E.: Lhistoire en miettes, op. ciÉ, p. 167.39. VéaseCFiALJNU, P.: «Un nouveau champ pour l’histoire sérielle: le quantitatif

au trosiéme niveau>,. en Mélanges en Ihonneur de Fernand Braudet II. Méthodologie deIHistoire et des sciences humaines. op. cit.. pp. 105-125.

142 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

con la crisis del marxismotambién,aparecela duday comienzaa corroerlas antiguascertidumbressobreel sentidode la historia.El pasadose vuel-ve desdeahoraobjeto de unavaloración nostálgicaque se ve reforzadaademás,hacia finalesde los añossesenta,por unaatencióninédita hacialos modosde vida y hacia las estructuras“orgánicas”de la vida social. Eltardíodescubrimientode PhilippeAriés por cl público francés,profesio-nal o no. puedeservir de emblemaa ese profundodesplazamientocuí-turab>«<.

A ello hayqueañadirel particularatractivo,seguramenteincrementa-do por la incertidumbrey el talanteculturalde los nuevostiempos,quelahistoria de las mentalidadeses capazde generarpor un doblemotivo: enprimer lugar, comoadvierteLe Goff. porsu misma«imprecisión».por sucualidadde configurarun marcoflexible en el quepuedenencontraraco-modo las más variadas inquietudese inclinaciones personales:y. ensegundolugarpor las posibilidadesqueentrañade abrir el territorio delahistoria haciaotros horizontes—no sólo los de la psicologíao la sociolo-gía.sino tambiénlos de la antropologíao la etnología,nuncaalejadadelahistoria en el ámbito francés4i,los de la historia de la filosofía,del arte,dela literaturao de las religionbes—.por sucondicióncaracterísticade «his-toña-encrucijada»42.

La historiadelas mentalidadesofreceasí«unaplasticidadmetodológi-ca casi infinita», y en su senopuedendesenvolverse.como señalaFuret.conceptosy perspectivasmuy dispares:desde«la oposiciónde lo conscien-te y de lo inconsciente»,o «el escalonamientode la actividadpsíquicaeintelectualen umbralesde cultura», hasta«la historia de las conductasobjetivasy la de las representacionesde esasconductas»,o «la nociónfreudianade represión»43.El territorio del historiadorexperimentacontodoello unaampliaciónmuy notable,y ademásen un sentidoquepermi-te incorporarcumplidamentebuenapartede las preocupacionesmásvivasde la renovadasensibilidadcultural que se abrecamino desdelos añossesenta.

La «nueva»historia de las mentalidadesdesarrolladaen la escuelafrancesadesdelos añossesentareconocey valora las aportacionesde susfundadores,puesexiste,en la corriente«annaliste»,unasutil peroresisten-te continuidadbajola diversidad.No parececasualque, justamenteen1968,se reeditenLa saciétéfrodale de Bloch y elMartin Luther y el Rabelaisde Eebvre.y, ya en 1983,Les rois thaurnaturgesdel primero,conun prólogosignificativo, por lo elogioso,de JaequesLe Goff. El estudiodc lo mental

40. REvEL. J.: <‘Mentalités», op. ch.. p. 454.41. Véase LÉVi-STRAU55. C.: «Histoire ci ethnologie». Annale& ESO, 38. 1983. p.

1.217.42. LE Gorr. .1.: «Les mentalités. Une histoire ambigué».op. <it. p. 76.43. EvuiT, F,: Laiclier de lhisroire. Paris. 1982. p. 24.

El estudio histórico de los hechos sociales: características... 143

pasaa ser,en los últimos decenios,uno delos rasgosmássobresalientesydistintivosde loshistoriadoresvinculadosa losAnnales, llegandoa conver-tirse, como indica Coutau-Bérgarie,en «el frente pionero» del grupo44.Convieneadvertir que esa preferentededicacióntiene muy presentelamcta de la historía total perseguidadesdelos comienzosde la escuela:apesarde quedisminuyeel énfasisen lo económicoo enlo socioeconómico—y con ello la posibilidaddearticular, en pie de igualdad,los tres«nive-les» labroussianos,los de la economia,la sociedady la mentalidad—,semantienela intenciónde llegar,concediendoahorala primacíaal ámbitode lo cultural o de lo sociocultural.a un entendimientointegrador,capazde«captara partir del mundode las significaciones—en palabrasde Bur-guiére—la totalidadde la realidad histórica»45.

Así planteada.la historiade las mentalidadesexigeaquienesse aden-tran en ella unaciertaamplitudculturaldemiras,un refinadocultivo delasensibilidady de la curiosidad,unaconstanteactitud crítica frente a losreduccionismosde uno u otro signo, parano dificultar el caminode lacomprensiónhistóricaabiertae integradoraquepretendelograr. La opi-nión de Le Gofí sobrelo queno debeserla historia de las mentalidadesdejaentreverel alcancey la envergadurade suempeño:«Surgidaen buenamedidade unareaccióncontrael imperialismode la historiaeconómica.la historia delas mentalidadesno debeserni el renacimientode un espiri-tualismosuperado—que se esconderíapor ejemplobajo las vagasapa-rienciasde unaindefiniblepsychecolectiva—ni elesfuerzode superviven-cia dc un marxismovulgar quebuscaríaen ella la definición baratadesuperestructurasmecánicamentenacidasde lasinfraestructurassocio-eco-nómicas.La mentalidadno es reflejo»46.

Los resultadosdel estudiode las mentalidadespracticadopor la histo-riografía francesarecienteson relevantes.Numerosostrabajoshan idodandocuenta,segúnresumeRevel,de aspectostales comolos sentimien-tos y las representaciones,los saberesy las creencias,los sistemasde rela-cionesy de valoressociales,la experienciade las edadesvitalesy las res-puestasfrente a susepisodiosbiológicos.Se han investigadode esemodouniversosmentalesmuy variadosy cambiantes:el del miedo o el de laspercepcionescosmogónicasy religiosas,el del amor, el matrimonio, elhonoro la violencia,el de los atributosde la infanciao dela juventud,elde las actitudesantela vida y antela muerte47.Seha reconocidola impor-tancia de los procesosquesubyacenen la conformaciónde los mundosmentalessingulareso colectivos:el historiadorde las mentalidadesdebepermaneceratento,comodice Duby, a los variadosy complejosmediosde

44. COUTAU-BÉCIARíE, H.: Le phénoméne nouvelle histoire, op. cit., p. 167.45, BuRuuitur:, A.: «De la conipréhensionen histoire», op. ciÉ. p. >30.46. Lii GorE.J.: <‘Les mentalités. Une histoire ambigué»,op. ciÉ. p. 89.47. Véase REVEL. J.: «Mentalités’>, op. cit., p. 455.

144 Isabel Pérez- Vi/lan lleva Tovar

educacióne información quecimentanlos sistemasculturales48.Y. refí-riéndosea las iniciativas más recientes,ofrecidas ya durante los añosochenta.Burguiéreha habladodel «éxito» conseguidopor «las investiga-cionessobrelo simbólico, la religión populary otrosobjetoshabitualmen-te conectadoscon la antropologíacultural»49.

También la investigaciónde las mentalidadesha dadovaliososfrutosen el terrenode las monografíasregionaleso locales.Un acabadoexpo-nentede esta línea es la obra de Le Roy Ladurie sobreMontaillou, villageacchan, de /294ó 1314 (1975). donde,a propósitode la herejíacátara,«setrata esencialmentede la aldea,y de las biografiascon frecuenciaapasio-nantesde sushabitantes»,hastaproporcionaruna imagen«muy represen-tativa del campesionadooccitanode antañoen lo que teníademásvivo ytrucutento»S«.

Losbeneficioshistoriográficosderivadosdel estudiodelas mentalida-desson muy importantes.Entre ellos se cuenta,por ejemplo,su contribu-ción aunamejorcomprensióndela diferencia,a un másajustadoentendi-miento de las distancias—temporalesy espaciales—que separana unasculturasdeotras,ayudandoconello a ponderarel valorde las peculiarida-des,del caráctersingulary original quecabeatribuir a cadaunade ellas.Porqueestetipo de investigaciónseapoyaen últimoextremo,comoasegu-ra PhilippeAriés. en «la percepciónde unadiferenciaentre dos mentali-dades»:la contemporánea.que se suponeconociday sirve de marco dereferencia,y la quese pretendedescubrirEl estudiodelo mentalcontribu-ye de forma destacadaa ver «culturasdiferentese igualmenteinteresantesallí dondeel historiadorclásicoreconocíaunacivilización y unasbarba-ries»: si ésteestabamáspendientede «lassemejanzasconun modelo uni-versal».el historiadordelas mentalidadesmuestra,al contrario,másinte-rés por las «diferencias»quepor tales «semejanzas»uniformadoras51.

A ello se añadeotra aportaciónde alcance,resaltadapor Burgiére:sumodo de condensaren lo mental el campodel entendimientohistóricoproporcionauna«eficaciametodológica»y un «efectode transparencia»poderosos.que permitenal investigadorubicarseen el «corazón»de larealidad histórica,en una posiciónprivilegiadaparacomprender«desdedentro» las claves de su dinamismo.Y, además,tal operaciónofrece aquien la practica«la ventajade introducirle directamenteen el universode las significaciones,de hacerlecaptarlos comportamientoscon el senti-do que los actoresmismosles daban,y de precaverle.por tanto,contra la

48. Véase DUBY. O.: <‘Histoire des mentalités». op. cd., pp. 957-96<).49. BURGUIÉRr. A.: «De la compréhension en histoire», op. ciÉ. p. 130.50. Lii Roy LADURiE, E.: Montaillou, aldea occitana. de 1294 a 1324, Madrid. 1981.

pp. 10 y 13.SI. ARIÉs, P.: «La historia de las mentalidades». op. ch., pp. 477-479.

Ef estudio historico de los hechos sociales: características... 145

deriva del anacronismo—pecadomayor del historiador— queconsisteen proyeclaren el pasadonuestraspropiascategorías»52.

La historia de las mentalidadesconstituyeasimismo,como advierteJaequesLe Goff. «el lugarde encuentrode exigenciasopuestasque la di-námicapropia de la investigaciónhistóricaactualobligaa dialogar»,pre-cisamentepor encontrarsesituada«en el puntode unión de lo individualy de lo colectivo,del tiempolargo y del cotidiano,de lo inconscientey delo intencional,de lo estructuraly de lo coyuntural,de lo marginal y delo general»».

Sin embargo,hay peligrosque también puedenacechara la historiade las mentalidades.Uno de ellos, derivadode la plasticidady aperturaque,como se ha visto, la caracterizan,procedede la amenazade disper-sión inarticulada,de disgregaciónbanalde sus esfuerzos.Corre el riesgo,como ha advertidoFranqoisFuret,de «multiplicar lo insignificante»,deperderseen «la persecuciónindefinida de nuevosobjetosde investiga-ción, surgidosde los azaresde la vida, sin otros fundamentosque la in-tuición de un día o la modade unaestación»~. Por otra parte,no cabeolvidar que, en el senomismode la historia de las mentalidades,se plan-teanciertos problemasinterpretativosde indudableimportancia.

Es lo quesucede,por ejemplo,con la delimitaciónprecisade las rela-cionesqueexisten,en cadamomentohistórico, entrelas mentalidadesylasestructurassociales,dondees frecuenteencontrarcomplejosentrecru-zamientos,a vecescontradictorios.dificiles de captarsin incurrir en sim-plificacioneso abstraccioneserróneas.«La coexistenciade variasmenta-lidadesen una mismaépocay en un mismoespíritu —escribeLe Golf—es uno de los datos másdelicadospero esencialesde la historia de lasmentalidades».Y algo parecidoocurre a la hora de entenderrigurosa-mentelas transformacionesde las mentalidades,de valorarconexactitudlos avanceso los retrocesos,nadasencillos, de las innovaciones,de laspermanenciasy de las resistenciasqueactúande forma simultáneay co-nexaen los períodosde transición.«¿Cuándo—sepreguntael mismoLeGolf— apareceo desapareceun lugar común,y. másdifícil de determi-nar pero no menoscapital,cuándono es másqueunasupervivencia,unmuerto-viviente?»».Todo ello bastaparailustrar la magnitudde los ries-gos y de las dificultadesquedebeafrontar[a historia de las mentalidades.

Convieneañadir, por último, queel desarrollode los estudiossobrelas mentalidadesno ha afectadoexclusivamente,en los últimos tiempos.al ámbito de la historiografíafrancesa.Existen investigacionesde otrasprocedenciasconcriterios y orientacionesequivalentes.Así, porejemplo.

52. BuRGUJIÉRE, A.: «De la compréhension en histoire», op. ch., p. 130.53. LE 00FF. J.: «Les mentalités. Une histoire ambigua’>, op. ciÉ, p. 80.54. FuRET, E: L’atelier de Ihístoire, op. cit., p. 25.55. LE 00FF. J.: «Les mentalités. Une histoire ambigua», op. ch.. p. 88.

146 Isabel Pérez-Villanueva Tovar

la obra queel historiadoritaliano CarloGinzburgdedica,en 1976,coneltítulo de Ilfonnaggio e ¡ vermí JI cosino di un mugnain del 500, a la cosmo-visión del molineroMenoechioen el siglo XVI. en la que reconoceel ca-rácter«magistral»del quehacerde Lucien Febvrey se adentraen los do-minios de la «cultura popular»,expresiónqueprefiere a la de «mentali-dadcolectiva»5<

Al mismotiempoque se ha proyectadosu influenciafuera del estrictonúcleo francésde los Annales. la historia de las mentalidades,siempreplural, ha visto creceren su propio campoalgunasiniciativas que hantendido, en ocasiones,a configurar lineasde especializaciónmáso me-nos definidad, rumbosquea vecesno hanocultadosu voluntadde auto-nomía.Tal es el casode la denominadahistoria intelectual—unarenova-da historia de las ideas—,pujante sobretodoen ciertos mediosestadou-nidenses.cuyadelimitación y cuyosmétodosvarian algo de unosautoresa otros,aunquecoincidiendoen el interésúltimo por abarcarde maneraespecífica,como resumeRogerChartier, «el conjuntode las formas depensamiento,individuales o colectivas,filosóficaso comunes,inventadaso recibidas,conceptualizadaso vividas»~. El usode la expresión«histo-ría intelectual»es. segúnadvierteLeonardKrieger. reciente,y se ha vistofavorecidotanto por la imparablepenetracióndel punto de vista históri-co en los horizontesde la filosofía, la literaturay el arte,comopor elcon-vencimiento, reforzadopor los cambiosculturalesmáspróximos,de quees necesarioteneren cuentaciertas discontinuidades—incluidas, claroestá,las del orden intelectual—paralograr un mejorentendimientode ladinámicahistórica><.

Las categoríasmismasdcl universointelectualdistande la meracon-tinuidad: no varíansólo de un momentoa otro los contenidosconcretosenglobadosen ideascomo las de libertad o locura, sino tambiénel pro-pio modo de constituirsey de objetivarse,Ja posibilidadde ser pensadasy nombradas,esasnociones.«En lugar de creerqueexisteunacosa quese llama “los gobernados”—escribePaul Veyne. comentandola obra deMichel Foucault—, en relación con la cual “los gobernantes”observanun determinadocomportamiento,consideremosquepuedetratarsea “losgobernados”siguiendoprácticastan diferentessegúnlas épocasquedi-chos gobernadoscasi no tienen en común másque el nombre».La cate-goda de «los gobernados»—al igual que las de «la represión»o «el

56. OíNzBURG. O.: El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero <leí siglo XVI.Madrid. 4984. p. 26.

57. CHARTIER. R.: “Histoire intellectuelle». en Burguiére, A. (Dír.), Dictionnaire dessc¡ences historiques.op. ciÉ. p. 373.

58. Véase KRIEGFR. L.: <‘Tlie Autonomy of lntellectual History». en lggers. O. O.,Parker. H, T. (Eds.). International Handbook of Hisrorical Studies Conternporan’ Researchand Theorv, Londres, 198<). PP. 1 It) y 116-117.

El estudiohistórico delos hechossociales:caracteristicas... 147

Estado»—no remitea«unaentidad»unívocay generalizable:correspon-de a numerosasy diversas«objetivaciones»procedentesde «prácticashe-terogéneas»cuya relación «conunaunidadno se planteamásque si seintenta darlesuna unidadque no existe».En esemundode múltiplesyvariadasobjetivaciones,añadeVeyne, «no sejuegaal ajedrezcon figuraseternas(el rey, el alfil): las figurasson lo que las configuracionessucesi-vas del tablerohacende ellas»><.

El campode la historia intelectualno puededesvincularse,desdelue-go, del de la historia de las mentalidades:es.másbien, unapartede éste,y así ha solido entenderse.sin cedera unaterminologa mejoraceptadaen otros círculos, en la tradición historiográficafrancesa.La noción dehistoria intelectualse halla en la escuelafrancesacomprendida,sin negarpor ello la importanciadel ámbitoespecialal queaquéllase refiere,en lamásamplia de historiade las mentalidades.Lo interesantede suempeño.más allá de las denominaciones,es el esfuerzo, intensoen los últimosaños,en favor de unamásprofundacomprensiónhistórica —en la líneasugeridaya mucho antes por autorescomo Lucien Febvre o NorbertElias— delos modosdepensamiento,de las construccionesintelectuales,y de los nexos quemantienenconla sociedady la culturade su tiempo.El carácterinnovadorqueen ciertos momentosmanifiestanalgunasex-presionestntelectuales,su influencia,a vecesnotable,en la mutacióndelas coordenadassocialesy culturales,ha sido un alicientede pesoen be-neficio de la investigacióndetalladay crecientedel significadohistóricode tales expresiones.

LA PFRSPECTtVA DE LOS HISTORIADORES MARXISTAS BRITÁNICOS

En otrascoordenadashistoriográficasse inscribe la segundade lasgrandescorrientescontemporáneasde la historiasocial: laprotagonizadapor los historiadoresmarxistasbritánicos.El marxismoha formulado supretensiónde modelar «unateoría generaldel movimiento de las socie-dades»,su aspiracióna ofrecer,en palabrasde Cuy Bois, «unavisiónglobal,coherentey dinámicade los procesossociales»«¼Ser«historiadormarxista»equivale,segúnPierreVilar. a ser«historiadorde las socieda-des»61 y el marxismoconsiste,enopinión del mismoautor,en «pensarlo

59, WEYNE, P.: Cómo se escribe la historia. Foucault revolutiona la historia. Madrid,1984. pp. 203, 215 y 233.

60. Bois. O,: <‘Marxismo y nueva historia», en Le Goff. J.. Chartier. R. Revel. J.(Dirs.). La nueva historia. op. <fr p. 432.

6). Vu..~p. 1’.: «Historia social y tilosofia de la historia”», en Vilar, P., Economía.Derecho. Historia, Conceptosy realidades. Barcelona, 1983, p. 141.

148 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

todo históricamente»C.Algunos, como Edward P. Thompson,han vistoen la concepciónqueel marxismoproponede la historia —en el <‘mate-rialismo histórico»— «tal vez la disciplina másrobustaprocedentede latradición marxista»~

Una vez establecidoslos cimientosde tal enfoquepor sus fundado-res, y despuésde recorrerdurantealgúntiempo. en el presentesiglo, ca-minosque JosepFontanaha valorado, sintéticamente,con los términosde «desnaturalizacióny dogmatismo»M.la historiografíamarxistaintentarenovarseen ciertoscírculos—la tempranalaborde los autoresitalianos,en los añostreintay cuarenta,resultapremonitoriay estimulante—y en-sayar,tras la segundaguerramundial,orientacionesmásflexibles y crea-tivas, voluntariamentedistanciadasde las rígidas y frías «ortodoxias»consagradascon anterioridad.Tal es el empeñoque alienta ejemplar-menteen la trayectoriaseguidapor los historiadoresmarxistasbritánicos.

Georg.EL Iggersse ha referido a la importanciaquetuvo el estudiodela industrialización inglesa en la conformación de distintas —y anta-gónicas—tradicioneshistoriográficas.Desdeel siglo XIX, la interpreta-ción de ese proceso se desdoblaen dos perspectivasopuestas.Una deellas —la «escuelawhig»— tiendea resaltarlos beneficiosmaterialesde-rivadosde la dinámicaindustrializadora,emitiendosobreésta,y sobreelpanoramacapitalistaquecontribuyedecisivamentea afianzar,un juiciofavorableque se justifica mediantela adopciónde «los principios de laeconomíapolítica clásicay los valoresque lleva consigo».

Frentea semejanteentendimiento,se alza la segundaperspectiva—lade la «tradición anticapitalista»—.másenraizadaen el terreno del hu-manismo,queofrece una imagen mucho menoscomplacientede la in-dustrialización,un enfoquecrítico que insiste fundamentalmenteen losefectosque ha producidoen los grupossocialesdesfavorecidos,procu-rando comprender«la causalidady las consecuenciasdel procesoen tér-minos de pérdida,privación o embargode ciertos poderesque incluyen.aunquesobrepasándolo,el estrictamenteeconómico»65.

Con estehorizontese relacionanlas sugerentesreflexionesde WilliamMonis, artista y escritor, con innegablesinquietudessociales,que ha-brían de influir en buenamedidaen los puntosde vista de Thompson,autor del estudiobiográfico titulado William Morris: Romantic lo Revolu-hona¡y (1955). Y en esta tradición se inscribeasimismola tendenciaso-cialista de los historiadoresque dirigen su atención,desdelos últimos

62. VILAR. P.: «Histoire marxiste, histoire en construction». en Le Goff. J.. Nora. P.(Dirs.). Faire de Ihisroire. 1. Nouveaux problémes, op. cir. p. 208.

63. TnoMpsoN, E. P.: Miseria de la teoría, Barcelona. 1981. p. 9.64. FONTANA, J.: Historia: análisis del pasado y proyecto social. Barcelona. 1982. p.

214.65. ICiGER5. O. O.: New Directions in European Hisroriography op. cit., Pp. 156-157.

El estudio hivíórico de los hechossociales.características... 149

añosdel siglo pasado.hacialas condicionesdevida y los modosde orga-nización de los trabajadoresbritánicos:el surgimientoy el primer desa-rrollo de esta historiografíaobrera se debeen gran parte a la doble ycomplementariainiciativa de Beatrice y SydneyWebb. vinculadosa laSociedadFabianay al Partido Laborista,autoresde la obra tempranayprecursorasobre11w ffistory ofTrade Unionism(1894),y de Johny Barba-ra Hammond,quienesdedicarona las consecuenciasde la revoluciónin-dustrial en los diferentesgrupospopularesla trilogía compuestapor PieVÍ//ageLabourer (1911). TIte Town Labourer(1917) y TIte Skilled Labaurer(1919).

Se trata de unacorrienteinteresada«porel estudiode las clasestraba-jadoras,de los sindicatoso del pueblo»,deseosade mostrar«el alto pre-cio en miseria y sufrimiento queunapartede la poblaciónpagópor eldesarrollo industrial», que se diferenciade la «historiograflatradicio-nal». comoindica SantosJuliá,no «por un cambio de objeto o unarup-tura teórica,sino «por la visión del procesode industrializacióny de susefectos“desdeabajo”».abriendoasí el caminode la «people’shistory».de una modalidadde historia social decortehumanistay socialista,con«muy pocode marxismo»,que sirve de punto de partida,sin embargo,ala orientación marxista nacidaen el ámbito de los historiadoresbri-tánicos“~.

Quedala historiamarxistabritánicaenmarcadaen la másamplia tra-dición historiográfica«anticapitalista»,y a tal adscripciónse debendosde sus rasgoscaracterísticos.De un lado,su activa participaciónen la yalargapolémicaacercadel entendimientode la génesisy delos efectosdelprocesode industrialización,prolongando,con renovadospuntosde vis-ta, pero sin ignorarlas preocupacionescentralesde la tradiciónen la quese inscribe,la línea de investigacióniniciadacon anterioridad.Los histo-riadoresmarxistasbritánicosse adentranasíen el campode investigaciónpredilecto de la historiografía precedente,terciandoen la controversiamantenidadesdemuchoantespor susdostroncosmayores.Y. deotro la-do,la incorporaciónasu quehacerde laperspectivaempíricahabitualenel panoramabritánico del conocimientohistórico. A la trascendenciadeesteaspectose ha referidoHarold T. Parker:la prácticade los historiado-res marxistasbritánicosno abandona«el idioma del empirismoinglés»,con su «continua referenciaa la experienciahistórica concreta»,reafir-mandosiempre«su tendenciaempíricahacia la pruebadocumentaly elhechoconcreto»’Q

Su adhesióna las clavesinterpretativasauspiciadaspor Marx se in-

66. JULIA, 8.: Historia social/Sociología histórica, op. ciÉ, Pp. 43-45.67. PARKER, H. T.: «GreatBritain», en lggers, O. G., Parker, H. 1. (Fds.). Interna-

tonal Handbook of Hisrorical Studies. op. cit., p. 202.

150 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

tentahacercompatibleconla fidelidad a las pautasde la tradiciónhisto-riográfica en la que primero se forman y luego se desenvuelvencomoprofesorese investigadores.Y acasode ello dependabuena partede suactitud intelectualy de su peculiarmanerade actualizarla herenciadelmarxismo: la improntaempíricaparecellevarles a una cierta predisposi-ción a poneren dudalos esquemas.marxistaso no, desmasiadoabstrac-tosy generalizadores,las teorizacionesestáticas,marxistaso no, queelu-den el necesariocontactoconla realidad,y a prestar,por el contrario,sinnegarel efectivovalor, relativoy provisional,de la teoria,unasingular ypersistenteatencióna las experienciasconcretasqueconfiguranla tramadel dinamismohistórico.

En el centro de sus preocupacionesse encuentra«la experienciahu-mana»,y no parecendispuestosa renunciara ella por másqueotros en-foques marxistastraten de descalificaríatachándolade «empirismo»:aThompsonno le inquietademasiado,por ejemplo,queciertos marxismospuedanconsiderarle«convictoy confesode prácticasempíricas».Porque«la historia no es una fábrica parala producciónde unaTeoríaMáxima(.4. Su tareaconsisteen rescatar,“explicar” y “comprender”suobjeto. lahistoria real. (...) Nuestroobjetivo es el conocimientohistórico; avanza-mosnuestrashipótesisparaexplicartal formaciónsocialconcretadel pa-sado.tal secuenciaconcretade causas».La demostraciónhistóricaes «undiálogo entreconceptoy datoempírico» y tal diálogo se desarrolla me-diantela formulaciónde «hipótesissucesivas»a las que responde«el da-to empírico,con sus propiedadesconcretas»tSe gestaasí una historio-grafía marxistabritánicaque planteade forma «muy inventiva», segúnLequin. la investigaciónde los hechossociales:sus finalidadesson simi-laresa las quepersiguecoetáneamentela escuelafrancesa,perose expre-san «en términosdel todo diferentes»<‘<. Entre los exponentesmásdesta-cadosde tal tendencia,consolidadatras la segundaguerra mundial, sehalla Maurice Dobb —a quien a vecesse ha queridosepararde los poste-flores, viendo entreunoy otros una«rupturaen la historiografíamarxis-ta británica»queThompsonestimamuy desafortunada~<—. autor de los&udies in ihe Development of Caphalism (1946), cl influyente y polémicotrabajoacercade la transicióndel feudalismoal capitalismo.

Tambiénpertenecea ella ChristophcrHill. «uno de los mejoreshisto-riadoresen lengua inglesaen cl siglo veinte» y «la figura principal —enpalabrasde Haiwey1. Kaye— de los estudiosactualessobrela revolucióninglesa»?!,escritorprolífico quesobresale,como advierteJackH. 1-lexter,

68. TIioMPSoN.E, P.. Miseria de la woria, op. cit., pp. 16. 67. 79 y 253.69. LEQIJIN. Y,: ‘<Histoire sociale». op. ck. p. 639.70. TíioMpsoN. E. P,: Miseria de la teoría. op. t.it.. p. 260.71. Ksví-. 1—1. 3.: Lo,s hisíúriadores marxistas brhón ‘<os. LI» análisis introductorio. Zara-

goza, 1989. Pp. 93 y 95.

El estudiohistórico de los hechossociales:caracter¡st¡cas... 151

por su «gran erudicióny viva imaginación»,particularmenteinteresadoen aclarar«lasestrechasconexionesentrecompromisoreligioso,por unaparte,y formasy cambiosen la economíay la sociedad,porotra»,los ne-xos que vinculan, en suma,la «concienciaindividual» al «entornoso-cial»72, de quien proceden,entreotros muchos,los trabajostituladosSo-ciety and Puritanisni in Prerevolutionary England (1964)e Inwllectual Originsof the English Revoludon (1965).

Otros nombres,no menosprestigiosos,debenañadirsea los anterio-res: el de RodneyHilton, estudiosodel campesionadoinglés en el mundofeudal, que tiene muy en cuentalas perspectivasabiertas,en estecampo,por Marc Bloch. atribuyéndolesun alto valor y discrepandode ellas alconsiderarlas,pesea todo, másdescriptivasque explicativas,poco apro-piadaspara incorporarentendimientosteóricosdel cambio sociaL el deEric Hobsbawn,el historiadorde los movimientossocialesobrerosycampesinos,el iniciador de los estudiossistemáticossobrelos «rebeldesprimitivos», sobrelas manifestacionesapolíticasde protesta,las modali-dadesarcaicasde lucha social —en cuya órbita se sitúa el ya clásicotra-bajo que, con el título de Primitiv Revels, apareciópor vez primera en1959—, proclive siemprea concederunlugardestacadoal horizonteso-ciológico en el razonamientohistórico; y, finalmente,el de Edward P.Thompson,empeñadoen revisardesdenuevosánguloslos procesosdeconfiguraciónde la clasetrabajadora.dispuestoa no cedera las simplifi-cacionesestáticas,atemporales,de ciertasvisionessociológicas,y a afir-mar el compejoy rico significado,muy distantede supuestasdetermina-cionesestructurales,de la concienciade clase—un modo cultural de or-denar las experiencias,expresadasen tradicionesy valores,en ideaseinstituciones—,buscandoasí en la comprensiónhistóricade las conduc-tasculturalesunade las clavesde mayor relieveparadesentrañarla efec-tiva conformación de la claseobrera,como muestraejemplarmentesuobra sobreThe Making of dic English WorkingClass (1963), que«hasidoimportante—resumeKaye— por llevar a cabouna reconstrucciónde lahistoria social de la revolución industrial y, junto con el trabajo de EricHobsbawn,ha transformadola literaturasobrela historia obrera»~

Se niegaThompsona caeren la «tentación»,que«Vida —escribeen1963— muchosde los recientesescritos“marxistas”»,de «suponerquelaclasees unacosa»,con «unaexistenciareal, que se puededefinir de unaforma casi matemática»,y que. por tanto, es asimismo«posiblededucirquéconcienciade clasedeberíatener“ella” (pero rarasvecestiene) si fue-se debidamenteconscientede su propia posición y de sus interesesrea-

72. HFXTER. J H «lEe Hístorícal Method of Christopher Hill». en Hexter. J. H..On Hisrorians. Reappraisals ofsorne of the ,nakers of moder» historv, Cambridge (Massj.1979. pp. 230, 232 y 251.

73. KANT. 1-1. 1.: Los historiadorts marxistas británicos, op. cii?, p. 156.

152 Isabel Pérez-Villanueva Tovar

les». Frentea tan erróneoy rígido planteamientose alza el sostenidoporThompson:«La experienciade clase—precisa—está ampliamentedeter-minadapor las relacionesde producciónen las quelos hombresnacen,oen las queentran de manera involuntaria.La concienciade clasees laforma en que se expresanestasexperienciasen términosculturales:en-carnadasen tradiciones,sistemasde valores, ideasy formas institucio-nales».

Si bien la experienciaaparececomo algo determinado,la concienciade claseno lo está.Podemosver unacierta lógica en las respuestasdegru-pos laboralessimilaresque tienenexperienciassimilares,pero no pode-mos formular ningunaley. La concienciadeclasesurgedel mismo modoen distintos momentosy lugares,pero nunca surge exactamentede lamisma forma. De ahí queThompsonafirme su convencimientode quees imposible«comprenderla clasea menosquela veamoscomounafor-maciónsocial y cultural quesurgede procesosque sólo puedenestudiar-se mientrasse resuelvenpor sí mismosa lo largo de un períodohistóricoconsiderable».Su obra sobreLaforrnación de la clave obrera en Inglaterrasupone,como recuerdael autoren el prefacio a la edición de 1980.«unacrítica de doblevertiente»: la de «las ortodoxiaspositivistasqueentoncesdominabanen las escuelasde historia económicamásconservadora»,yla de «unacierta ortodoxia “marxista”» que veía en la claseobrera «lacreación,máso menosespontánea,de las nuevas fuerzasproductivasyrelacionesde producción»74.

La revista Post and Present,editadadesde1952, en Oxford, por la So-ciedadde igual nombrepresididapor Hill, y de cuyo ConsejoEditorialformanparteHilton, Hobsbawmy Thompson,ha mantenidoen la órbitabritánica,comoadviertelggers,«unaestrecharelacióncon elsurgimientode nuevasaproximacionesa la historiasocial»75.,y ha contribuido,másconcretamente,a la difusión de las perspectivassostenidasen ese terrenopor los historiadoresmarxistas.No han sido éstasescasasen resultadosfructíferospara el estudiohistórico de los hechossociales.Han supuesto,antetodo, una revisión crítica, honday rigurosade las categoríasy de losesquemasinterpretativosofrecidospor el marxismo,que se ha traducido.por ejemplo,en una franca negaciónde la visión economicistade la his-toria —el determinismoeconómico—,o en un muy renovadoentendi-miento,conectadoconlo anterior,de las nocionesmismasde clasesocialy de luchade claseso de los nexosexistentesentrela «base»económicayla «superestructura»ideológica,jurídica o política.

Tal revisión se relacionacon la evolución política de los años poste-riores a la segundaguerramundial: el estalinismoy la invasiónsoviética

74. TnoMPsoN, E. P.: La formación de la clase obrera en Inglaterra. Barcelona.1989.t. 1. pp. 14. 16 y 19.

75. IGOFRS. O. O.: New Directions in Furopean Historiography, op. cit.. p. 173.

El estudiohtiqórico de los’ hechassociales:caracter¡st¡cas... 153

de Hungría. en 1956. pusieronen entredichomuchascosas,e hicieronque los historiadoresmarxistasbritánicosreflexionasena fondo sobreelllamado«marxismovulgar»,llevando a algunosde ellos —Hill, Hilton oThompson—a abandonarsu anteriormilitancia en el partidocomunista.Hobsbawm,quenuncase mostró remisoa reconocerla importanciadelaeconomía.denuncíael error queconsisteen reducir el procesohistóricoacaucesexclusivamenteeconómicos,ya que«la historia es la luchade loshombrespor las ideas,asícomoun reflejo de susentornosmateriales»,yunaclasesocial no puedeentenderseantendiendosólo a surelacióneco-nómicacon las demás,sino considerandoel conjunto de las relacionesactuantes,que, «en síntesis,implican a toda la sociedad»7~•

Los puntos de vista de Thompsonson los quehan llegadomáslejosen ese esfuerzode revisión crítica, como demuestrancumplidamentelasmuy severasconsideracionesqueexpone,en Miseria de la teoría, al discu-tir sin rodeosla concepciónestructuralistadel marxismode cortealthus-seriano.No enmascaraThompsonsu desconfianzahacia «los conceptosanalíticosestáticos.pmpiosde unalógica inadecuadaparala historía»—

la historia no «puedeconstruirsea partir de un juego de mecanocon-ceptual—,y atribuye a las habitualesnocionesy categoríasmarxistas—

como explotación,lucha de clases,capitalismoo burguesía—una enti-dad generaly elásticaqueobliga a entenderlas«máscomo expectativasquecomo reglas»,no como «tipos ideales»,sino «comoenterasfamiliasde casosespeciales»,ya que«la historia no sabede verbosregulares».Seoponeresueltamentea la idea de queel papelde la «superestructura»selimite «a confirmaro legitimar unadeterminadabase»;y aúnmás:com-partela opinión de que ambasdenominacionesno son másque«térmi-nosmetafóricosparadesignaruna relación»—la «inexorabley mecánicametáforade basey sobreestructura»—que, al imponerse,medianteuna«trampadel pensamiento»,como supuestas«categoríasanalíticas»,impi-dencaptarla verdaderaidentidady los nexosefectivosde los componen-tesdel «enteroprocesosocial».

No aceptaThompson la posibilidad de concebir la historía como<(procesosin sujeto»,y de ahí que insista en la necesidadde tenerencuenta«el diálogo entreel ser social y la concienciasocial»,ya que«delmismo modo queel seres pensado.el pensamientoes vivido», y en laconvenienciade no eludiro infravaloraren el trabajohistórico«los datosempíricos del comportamiento(incluyendo el comportamientomental,cultural) en su acaecera lo largo del tiempo»,de tenersiemprepresentesa «los hombresy mujeresreales».La investigaciónhistóricade la con-ciencia,consu raigambrecultural,modifica sustancialmentealgunasvie-jas creenciasdel marxismo: la conciencia social, «las manerasen que

76. Citado en KM’E, H. J.: Los historiadores marxistas británicas, op. cii?, p. 143.

154 Isabel Pérez- Villanueva Tovar

unageneraciónvivientecualquiera,en un “presente”cualquiera,“elabo-ra la experiencia,desafíatodaprediccióny escapaa todadefinición es-trechade determinación»,porquelas personas«tambiénviven supropiaexperienciacomosenWnienro,y elaboransus sentimientosen las coorde-nadas de su cultura», modelandode ese modo su propia «concienciaafectivay moral».

Todo ello significa,en definitiva. «quecadacontradicciónes tanto unconflicto de valorcomoun conflicto de intereses:queen el interior deca-da “necesidad”hayun afecto,unacarenciao “deseo” en vías de conver-tirse en un “deber” (y viceversa);que todalucha de claseses ala vez unaluchaen torno a valores;y queel proyectodel socialismono vienegaran-tizadopor nada—por supuestoqueno por la “Ciencia” o el marxismo-leninismo—, sino quesólo puedehallar sus propiasgarantíasmediantela razón y a travésde una abiertaeleccióndevalores».

El horizontecritico de Thompsonse prolongaademásen otra direc-ción digna de sertenidaen cuenta:la del enjuiciamiento,comohistoria-dor, del propio pensamientode Marx. El problemamedular resideen elhechode queMarx. en su afánpor construirun andamiajecientífico —

«es en la noción misma de marx-ismo como “Ciencia” dondeencontra-mos la auténticamarca registradadel obscurantismo»,escribeThomp-son—. situó su reflexión principal sobreel capitalismoen el dominio deuna economíapolítica que. incluso en susmanos,«carecíade los térmi-nos que resultanesencialesen cuanto nos proponemoscomprenderlassociedadesy las historias:es más,habíaexcluidoestostérminosdelibera-damentey paralos fines de sucienciaanalítica».Tal procederdificulta laconsideraciónde aspectoscomo la «experienciahumana»,la «concien-cia» o la «cultura»: de ahí «los silenciosrealesde Marx». la exclusiónensus análisisdel mundo«moral»—sobreel quesólo emite el «prejuicio».nuncaexaminadoconrigor en suobra,de suponerlosupeditadoa lo eco-nómico,derivadoy secundario,en aras,además,~<deunadefinición par-ticular y limitada de “lo económico”»—,con la ulterior transmisióndeesossilenciosa la tradición marxista«bajo la forma de una represion».

El lenguajede la economiapolítica no era suficienteparalograr en-tender,sin simplificarlosde forma unilateral,los procesoshistóricosy so-cíales,contodossuscomponentesmorales.Porque«la enterasociedad—

escribeTliompson—abarcamuchasactividadesy relaciones(de podr,deconciencia,sexuales,culturales,normativas)que no sonel objeto propiode la economíapolítica, quehansido definidajuera de la economíapolí-tica y paralascualesestadisciplina no tienetérminoscon quedesignar-las». William Morris fue «enormementemásperceptivo»que Marx enese orden de cosas.«Marx a menudose equivocó,y a vecesde manerasperjudiciales»:unade susequivocaciones,y bien gravosa,fue negarsea«romperel silencio»sobreel universode la moral, el ámbitode los valo-res, dificultando de esa forma la posibilidadde un conocimientohistóri-

El estudiohistórico de los hechos sociales: características... 155

co integradorde las sociedadeshumanas.Sólo rompiendotal silecio—co-mo ha intentadohacerlo,por ejemplo,el propio Thompson—puedeelmaterialismohistórico —«un materialismohistórico quepudierareunirtodaslas actividadesy relacionesdentro deunavisión coherente»—acer-carse efectivamentea su pretensiónde ser <(una historia total de lasociedad».

Eseha sido el deseode Thompsony de otroshistoriadoresbritánicosde la misma filiación, y en semejanteaspiraciónse cifra la posibilidaddedistinguir, comohaceaquél,entreel «mai-x-ismo»,uno de los desarrollosposibles.y no el mejor, de las ideas de Marx, y «la tradición marxistaabierta,exploratoria,autocrítica»,con un «desarrolloenteramentedistin-to», cuya <(presenciapuededetectarseen todaslas disciplinas».Tal es,ensíntesis,la ópticanadaacomodaticiade un historiadormarxistaque sedice interesadoante todo —y en ello, extensibleal conjuntode los histo-riadores marxistasbritánicos, reside posiblementesu mayor atractivohistoriográfico—por «haceravanzarla historia y la comprensiónde lahistoria, no la marxologiaí§7.

La perspectivacrítica adoptaday desarrolladapor la corrientede loshistoriadoresmarxistasbritánicos ha proporcionadosingularesinstru-mentosinterpretativosa la historía social. El diálogoentrelo conceptualy fo empírico quehanaplicadoal estudiode los grupossocialesy de susrelaciones,procurandoteneren cuenta,sin hipertrofiarías,las dimensio-neseconómicas,y adentrándoseen el mundo de las mentalidades,hacontribuidoa enriquecer,desdedentro de la tradición marxista,el pano-ramade la historia social. Tantolos quehanseguidounatrayectoriamás«socioeconómica»—Hilton. Hobsbawm—como los quehanoptadoporun camino más«sociocultural»—Hill, Thompson—han impulsadodemodo atractivo,con sus reflexionesteóricasy consustrabajosde investi-gación,el entendimientohistóricode las sociedades.Su aportaciónhisto-riográfica ha sido importante,sobretodo, en lo quese refiere a la «peo-ple’s history>í. a la «historiadesdeélites o clasesdirigentes»y se vuelvehacia la consideraciónprioritaria de los grupospopulares.Sus estudiosde los obreroso delos campesinosse llevan a cabo«enel contextode lasrelacionesy las confrontacionesde claseshistóricamenteespecíficas,estoes.unahistoria desdela perspectivade abajoarriba»~<.

Este tipo de aproximaciónmuestraalgunosrasgos dignos de men-ción: por ejemplo,el énfasisen la experienciade clase,con sus ineludi-bIes dimensionespolíticas, y en las complejasy variablesimplicacionesculturalesque (a concienciasocia! de semejanteexperiencialleva consí-

77. TiioMPsON, E. P.: Miseria de la teoría, op. ch.. Pp. 21. 67. 78, 104-lOS. 118, 131.172. 201. 251-253 y 257-264.

78. KArL, H. E: Los historiadoresmarxistas británicos, op. cít, pp. 203 y 207.

156 Isabel Pérez-Villanueva Tovar

go. O su llamadade atenciónacercadel exactovalor quecabeatribuir alas primitivas corrientesde revueltao rebeldíaqueantecedena los movi-mientossocialesorganizados.O. en fin, su resueltaintenciónde recono-cer la participaciónactiva, no restringidaa los sectorespreeminentesdela sociedad,de los grupospopularesen el procesohistórico,de hacerunahistoria con ~<sujeto»,atentaa los comportamientosdel factorhumano.

Al estudiarla formación,en Inglaterra.de la claseobrera,Thompsonquiere«rescatar»al tejedor,al tundidor o al artesano,con sus hostilida-des retrógradas,sus idealesfantásticoso sus eonsptracíonestemerarias,porque,con todo, «susaspiracioneseran válidas en términosde su pro-fha experiencia»y negarlesla presenciay la palabra,condenando«suspropias vidas»en la interpretaciónhistórica, no es sino una maneradeperpetuarla condiciónde «víctimas»de quieneslo fueron,en su momen-to, de la dinámica social~9. «Hablamos—escribeThompson—de hom-bres y mujeres,en suvida material,en susdeterminadasrelaciones,en suexperienciade las mismasy en la concienciaquetienende esaexperien-cia»».Seconformaasíuna perspectivahistóricaque. en sus finalidadesyen suspreocupaciones,deja percibir, como ha indicadoKaye.ciertaspro-ximidades—pesea sus diferencias—conla historia social vinculadaa laescuelafrancesade los Annales y, especialmente.a su estudio de lasmentalidades».

Conviene,no obstante,advertir algunosriesgosde la prácticade loshistoriadoresmarxistasbritánicos.Ante todo, el hechode quesu especialatencióna las categoríasmarxistas,aunentendidascomo expectativasohipótesis,puedelimitar las vías de acercamientoa la realidad históricarequeridasen cadacaso.Porotra parte,la herenciadel pensamientoinar-xista. incluso incorporadade forma crítica, propendea entenderel cam-bio social en términosendógenos,reduciéndoloa la acciónde los facto-res internosde la sociedad,con el peligro queello suponede menospre-ciar el papeldesempeñadoen ocasionespor fuerzasexógenas.proceden-tesdel exterior,tales como «la creaciónsimbólicay la innovacióninstitu-cional» alas que se ha referido,siguiendoa RaymondHoudon.AntonioMorales Moya8>. Y. finalmente,la predilecciónque la tradiciónmarxistamanifiesta,pesea los correctivosa queha sido sometida,por la causali-dady por la determinación,por la lógicade los procesossociales,por en-contrarcaucesquelleven a ciertasgeneralizaciones,por matizadaso pro-vísionalesque se las considere,puedecontribuir a dificultar el adecuado

79. THoMPSoN. E. E.: La formación de la clase obrera en Inglaterra, op. cii?, t. 1, p17.

80. THoMPSoN, E. P.: Miseria dc la teoría. op. cii?, p. 158.SI. VéaseKANT. 1-1. J.: Los historiadoresmarxistas británicos. op. tít., pp. 203-206.82. MORALES MOYA. A.: «Sobre la historiografía actual», Cuadernos de Historia

Moderna y (‘ontemporánea, 4. 1983. p. 207.

E’! estudio histórico de los hechos sociales: cara.ter¡st¡cas... 157

entendimientoy la debidavertebraciónen el razonamientoargumentalde las expresionesmássingularesy azarosas—las quepeor encajanenesaóptica de la causalidady la determinación,de la lógicay la genera-lidad— de los comportamientoshistóricos.

Con los aciertosy tambiéncon los riesgosque entraña,la corrientemarxistabritánica traza,en suma,otro de los rumbos seguidosen los úl-timos tiempospor la historiografíade los hechosy procesossociales.Y,junto a las orientacionesprocedentesde la escuelafrancesade los Anna-les, contribuyea dibujar un panoramarepresentativode las grandesten-dencias—no aisladasentresí, sino con influenciasmutuasmáso menospatentes—que se hanadentradode modoespecíficoen el universodiná-mico y complejode la historiasocial,modelandoasí,en conjunto,unadelas trayectoriasmás brillantes,ricas y sugestivasde la historiografia denuestrosiglo.

RESUMEN*

El estudiohistórico de los hechossocialesha conformado,en los últi-mostiempos,un dominio amplio y plural. En él se handesarrolladodi-versastendencias,entrelas quedestacan,por la importanciade sus re-sultados,las vinculadasa la escuelafrancesade los Annalesy alos histo-riadoresmarxistasbritánicos.La historia social relacionadacon los An-nales quedaenmarcadaen la concepciónhistóricaintegradorade la es-cuela,y abrenumerososy fecundoscaminosparael entendimientode lassociedadesy de las mentalidades.La historia social practicadapor elmarxismobritánico tiene en cuentala tradición empírica de su país,yplanteaideasrenovadasparala investigaciónde los gruposy movimien-tos sociales.Ambasofrecen,con sus diferencias,modosde analizare in-terpretarlos hechossocialesque resultanvaliososy que ensanchanlasposibilidadesgeneralesdel conocimientohistórico.

ABSTRACT

The historical researchof social facts hasshapeda wide andpluralfield in the last decades.Different trendshavebeenexplainedin thiskind of research,with special interest for those linked to the FrenchSchoolof AnnalesandBritish marxist historians.The Social History, inrelation with Annales. remainsin the integratedhistorical idea of this

* Traducciónde la autora.

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School, and it opensvaried and productiveways in order to understandsocietiesaud mentalities. In British marxist thought the Social Histoiymaintainsits own empirical tradition and implantsrenewedideasto re-searchgroupsandsocial movements.In different ways. bothof them of-fer very interestingmethodsto analiseand to interpret social facts andmake wider possibilitiesin historicalknowledge.