El Equipo de Servidores

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E l E Q U I PO d e S E R V I D O R E S Empezaremos con la Palabra de Dios (Hch 4, 32): "La multitud de los creyentes no ten í an sino un solo coraz ón y una sola alma... y gozaban todos de gran simpat í a, no habí a entre ellos ningún necesitado" Vemos aquí  que los apóstoles, después de Pentecostés, habí an vivido con Jesús y practi caban su mandamiento: "En esto conocer é is que sois mis disc í  pulos si os amáis los unos a los otros ". Lo cumplí an, porque nos dice que tení an "una sola alma y un solo corazón". “Un solo corazón y una sola alma": éste es el ideal al que tenemos que llegar en nuestros equipos de servidores en la R.C. A nosotros, como equipo de servidores o dirigentes o pastores o lí deres, todos estos nombres nos caben, porque somos pastores en el Pastor. Nosotros somos... el perrillo del pastor. Una vez estaba en el pueblo y vi un gran rebaño con su pastor y su perro. A veces el perro estaba a los pies del pastor y el pastor le hací a una seña y el perro sal í a corriendo tras de la oveja que se hab í a desmandado y el perrillo volví a corriendo a los pies del pastor. Entonces yo dije: "Se ñor, yo tengo que pastorear en tu nombre; pero el Pastor eres T ú". Yo soy ese perrillo del pastor. Tenemos que estar a los pies del Pastor, orando y presentando al Se ñor a los grupos con la mano fija en el Señor para ver donde quiere enviarnos para el bien de los hermanos y hacerles crecer. Pablo nos dice a la iglesia de Éfeso: “Tened cuidado de vosotros y toda la grey en medio de la cual os ha puesto el Esp í ritu Santo como vigilan tes para pastorear la iglesia de Dios que el se adquiri ó con la sangre de su propio Hijo ” (Hechos 20, 28). Cuando nos eligen los hermanos para servidores tenemos que sentirnos ungidos por el Esp í ritu Santo porque los hermanos han sido el instrumento que el Espí ritu. Nos ha puesto para que nos sintamos ungidos por Él y elegidos. Y si esa misión nos viene de Dios, no podemos jugar; tenemos que ser responsables y comprometidos con la misi ón que el Señor nos ha puesto y no lo podemos hacer solos, sino que lo precioso es que el Señor nos ha llamado a hacerlo en equipo. Vamos a ver por qué se necesita el equipo de servidores o dirigentes o pastores. Porque -al fin y al cabo- hacemos de todo un poco. Dirigimos el grupo, en el nombre del Se ñor, para llevarlo al Señor y hacerlo crecer. Pastoreamos al grupo porque nos ponemos a la escucha del hermano y atendemos a cada uno y procuramos que cada uno crezca personalmente seg ún los dones y carismas que el Señor le da. El equipo tiene que ser un modelo donde aprenda el grupo cuando a otros les toque ser dirigentes o servidores. Lo bonito es que aparezca este compromiso personal de amarnos los unos a los otros y hacernos crecer los unos a los otros. Porque nos dice el Señor que un hermano apoyado en otro hermano es como una torre fuerte . Y nosotros nos tenemos que apoyar un hermano en otro hermano… ¡y entonces seremos fuertes! Son muchos los argumentos que nos hacen ver la necesidad de que exista un equipo de servidores para animar las reuniones de nuestras comunidades de oración. El primero es seguir el ejemplo de Jesús, el Pastor, el Señor. ¿Qué es lo primero que hace?. Bu scarse un equipillo; buscarse a los 12 para trabajar juntos, para enseñarles, para que puedan continuar su obra cuando Él se vaya… Y los enviaba de dos en dos. Es el ejemplo de Jes ús. Después, también, porque en el Grupo hay diversidad de servicios y un solo servidor no dar í a de sí . Tiene que haber varios para que verdaderamente entre todos puedan llevar adelante todos esos ministerios. Pero debe ser un equipo aut éntico. Y ¿a qué le llamo un equipo de verdad?. Pues lo que decí an los Hechos de los Apóstoles: no tení an sino un solo coraz ón y una sola alma. Todo equipo debe tender a ese ideal. ¿Qué pasa, que todos tenemos que decir amén, amen a todo? Pues no, cada uno tenemos nuestra personalidad, cada uno tenemos nuestra manera de pensar; pero cuando estamos en el nombre del Señor, reunidos, nuestro pensamiento no sirve para nada, nuestra personalidad no sirve para nada. En lo que tenemos que aunar es en buscar la voluntad de Dios y en hambrear que la voluntad de Dios se cumpla en nuestro equipo y en el Grupo al que el Señor nos ha llamado a dirigir. Los hermanos que ejercen este ministerio no son elegidos por ser mejores sino que se sienten llamados por el Señor. Porque en su pobreza y en su inutilidad el Señor se va sentir más grande; y entonces cada uno, sabiendo lo que somos, no podemos más que decir "siervos inútiles somos, Señor ". Haz Tú todo, porque si Tú no lo haces ¿qué puedo hacer yo? ¿qué podemos hacer nosotros?. Entonces vamos a sentir grande la compañí a y el amor del Señor entre nosotros, en nuestro equipo. En el equipo, formado según la volun tad del Padre y reuni dos en el nombre de Jes ús, se hace especialmente persistente el Espí ritu Santo, asistiendo con sus dones, luces y carismas y nos hace sentir el gozo y la paz dentro de una responsabilidad. Porque el equipo tiene la seguridad de que no es él el que va a hacer la obra, no es él el dueño del grupo sino que el dueño del grupo es el Señor; y ellos son meros instrumentos que cuanto más limpios estén, cuanto mejor se dejen manejar por la mano del Señor todo irá bien.

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El EQUIPO de SERVIDORES

Empezaremos con la Palabra de Dios (Hch 4, 32): "La multitud de los creyentes no ten í an sino un solo corazón y una sola

alma... y gozaban todos de gran simpat í a, no habí a entre ellos ningún necesitado" 

Vemos aquí  que los apóstoles, después de Pentecostés, habí an vivido con Jesús y practicaban su mandamiento: "En esto

conocer é is que sois mis discí  pulos si os amáis los unos a los otros". Lo cumplí an, porque nos dice que tení an "una sola

alma y un solo corazón". “Un solo corazón y una sola alma": éste es el ideal al que tenemos que llegar en nuestros equipos

de servidores en la R.C.

A nosotros, como equipo de servidores o dirigentes o pastores o lí deres, todos estos nombres nos caben, porque somos

pastores en el Pastor. Nosotros somos... el perrillo del pastor.

Una vez estaba en el pueblo y vi un gran rebaño con su pastor y su perro. A veces el perro estaba a los pies del pastor y el

pastor le hací a una seña y el perro salí a corriendo tras de la oveja que se hab í a desmandado y el perrillo volví a corriendo a

los pies del pastor. Entonces yo dije: "Señor, yo tengo que pastorear en tu nombre; pero el Pastor eres Tú". Yo soy ese

perrillo del pastor. Tenemos que estar a los pies del Pastor, orando y presentando al Se ñor a los grupos con la mano fija en

el Señor para ver donde quiere enviarnos para el bien de los hermanos y hacerles crecer.

Pablo nos dice a la iglesia de Éfeso: “Tened cuidado de vosotros y toda la grey en medio de la cual os ha puesto el Esp í ritu

Santo como vigilantes para pastorear la iglesia de Dios que el se adquirió con la sangre de su propio Hijo” (Hechos 20,

28). Cuando nos eligen los hermanos para servidores tenemos que sentirnos ungidos por el Esp í ritu Santo porque los

hermanos han sido el instrumento que el Espí ritu. Nos ha puesto para que nos sintamos ungidos por Él y elegidos. Y si esa

misión nos viene de Dios, no podemos jugar; tenemos que ser responsables y comprometidos con la misión que el Señor

nos ha puesto y no lo podemos hacer solos, sino que lo precioso es que el Señor nos ha llamado a hacerlo en equipo.

Vamos a ver por qué se necesita el equipo de servidores o dirigentes o pastores. Porque -al fin y al cabo- hacemos de todo

un poco. Dirigimos el grupo, en el nombre del Señor, para llevarlo al Señor y hacerlo crecer. Pastoreamos al grupo porque

nos ponemos a la escucha del hermano y atendemos a cada uno y procuramos que cada uno crezca personalmente seg ún los

dones y carismas que el Señor le da.

El equipo tiene que ser un modelo donde aprenda el grupo cuando a otros les toque ser dirigentes o servidores.

Lo bonito es que aparezca este compromiso personal de amarnos los unos a los otros y hacernos crecer los unos a los otros.

Porque nos dice el Señor que un hermano apoyado en otro hermano es como una torre fuerte. Y nosotros nos tenemos que

apoyar un hermano en otro hermano… ¡y entonces seremos fuertes!

Son muchos los argumentos que nos hacen ver la necesidad de que exista un equipo de servidores para animar las reuniones

de nuestras comunidades de oración.

El primero es seguir el ejemplo de Jesús, el Pastor, el Señor. ¿Qué es lo primero que hace?. Buscarse un equipillo; buscarse

a los 12 para trabajar juntos, para enseñarles, para que puedan continuar su obra cuando Él se vaya… Y los enviaba de dos

en dos. Es el ejemplo de Jesús.

Después, tambi

én, porque en el Grupo hay diversidad de servicios y un solo servidor no dar

í a de s

í . Tiene que haber variospara que verdaderamente entre todos puedan llevar adelante todos esos ministerios. Pero debe ser un equipo auténtico. Y ¿a

qué le llamo un equipo de verdad?. Pues lo que decí an los Hechos de los Apóstoles: no tení an sino un solo corazón y una

sola alma. Todo equipo debe tender a ese ideal. ¿Qué pasa, que todos tenemos que decir amén, amen a todo? Pues no, cada

uno tenemos nuestra personalidad, cada uno tenemos nuestra manera de pensar; pero cuando estamos en el nombre del

Señor, reunidos, nuestro pensamiento no sirve para nada, nuestra personalidad no sirve para nada. En lo que tenemos que

aunar es en buscar la voluntad de Dios y en hambrear que la voluntad de Dios se cumpla en nuestro equipo y en el Grupo al

que el Señor nos ha llamado a dirigir.

Los hermanos que ejercen este ministerio no son elegidos por ser mejores sino que se sienten llamados por el Señor. Porque

en su pobreza y en su inutilidad el Señor se va sentir más grande; y entonces cada uno, sabiendo lo que somos, no podemos

más que decir "siervos inútiles somos, Señor ". Haz Tú todo, porque si Tú no lo haces ¿qué puedo hacer yo? ¿qué podemos

hacer nosotros?. Entonces vamos a sentir grande la compañí a y el amor del Señor entre nosotros, en nuestro equipo.

En el equipo, formado según la voluntad del Padre y reunidos en el nombre de Jesús, se hace especialmente persistente elEspí ritu Santo, asistiendo con sus dones, luces y carismas y nos hace sentir el gozo y la paz dentro de una responsabilidad.

Porque el equipo tiene la seguridad de que no es él el que va a hacer la obra, no es él el dueño del grupo sino que el dueño

del grupo es el Señor; y ellos son meros instrumentos que cuanto más limpios estén, cuanto mejor se dejen manejar por la

mano del Señor todo irá bien.

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Este grupo, lo primero que tiene que hacer es tener una transparencia.  El que obra la verdad va a la luz para que quede

manifiesto que sus obras est án hechas según Dios (Jn 3, 21) y esta transparencia no nace de un esfuerzo sino que es

consecuencia de la presencia del Espí ritu.

¿A qué llamamos transparencia? Pues a que tenemos que dejarnos ver unos con otros como somos, con nuestras luces y

sombras, con nuestros defectos y nuestras virtudes, y que tenemos que hacer bien a los hermanos, y que nos necesitamos

unos a otros y que podamos tener la sencillez de decir: “es que estoy pasando un momento fatal y necesito que recéis por

mí ”. Y que verdaderamente no haya nada que ocultemos entre nosotros. No hay cosa que peor malestar cause, que alguien

de los servidores se quiera hacer el servidor; y entonces parece que todo lo tiene que arreglar él, todo lo tiene que decir él,

todo lo tiene que... No se es un equipo.Que siempre haya una transparencia y que digamos: esto lo tengo que consultar con el equipo. Y ya veremos entre todos,

vamos a discernirlo y veremos lo que Dios quiere.

También entre nosotros vamos a tener diferentes criterios, diferentes maneras de pensar; a lo mejor hay cosas que nos

parecen que están bien y a los hermanos no les parece tan bien. Si hay esa unión de corazones, admitiremos una corrección

fraterna de los hermanos servidores hacia los hermanos servidores. Hace falta tener unión de corazones, transparencia y

corrección fraterna. Busquemos sinceramente los intereses del Señor. A veces parece que esos intereses no se ven tan

claros; bueno, pues vamos a discernir que es lo que el Señor quiere de verdad para el grupo, en el grupo y entre nosotros.

Ralph Martí n, en el año 78, decí a en una Asamblea Nacional : "La responsabilidad más importante de todos aquellos que

están al cuidado pastoral de un grupo no es primeramente organizar proyectos ni hacer planes o ministerios y actividades

prácticas, sino cuidar y vigilar por la vida de las personas que est án en el grupo, su vida con Dios, con los demás y con

aquellos que no pertenecen al grupo". Y añade: "La relación entre los dirigentes tiene que ser un modelo y un testimonio

para el resto del grupo. La calidad de las relaciones que exista entre ellos determinar á en gran medida la calidad de vida quehabrá en el mismo grupo. Por tanto, los dirigentes tienen que tomar mucho tiempo no tanto para trabajar juntos sino para

compartir sus vidas y conocerse y quererse más". Reunirnos para hablar de nosotros mismos, para poner en común el

momento que estamos viviendo en nuestra familia, en el trabajo, con nosotros mismos, con los demás que nos rodean. Y a

lo mejor los primeros que necesitamos hablar en el grupo para querernos de verdad somos nosotros, porque el trato hace que

nazca el cariño. Y cuántas veces, como hemos sido elegidos por los hermanos, puede que hayan elegido a personas que

parece que no se va; pero terminarán queriéndose cuando se conocen. Cuántas veces hay personas que parecen muy tiesas y

al relacionarnos con ellas son un encanto. Y a lo mejor nace una amistad preciosa. Nos tenemos que responsabilizar del

cuidado de los unos a los otros dentro del grupo de los servidores, porque hemos sido un grupo mimado del Se ñor y elegido

del Señor y los unos a los otros nos tenemos que ayudar.

Fijaos que de esto se habla muy poco: de la vida interna del Equipo de Servidores. Se habla de lo que los servidores tienen

que hacer, tienen que decir, pero... ¿hablamos en realidad de nosotros mismos para formar de verdad un equipo? ¿somos

capaces de vernos un dí a para merendar, para hablar simplemente como cristianos, como personas, como seres humanos?.Sabemos que de verdad el Señor está con nosotros, porque donde hay dos o tres reunidos en su nombre, all í  esta Él. Y el

equipo de servidores, siempre que se reúne el Señor, Él es el centro y está en medio. Aunque hablen de lo que hablen;

siempre que sea del Señor (y no van a hablar de otra cosa que no sea del Señor). Tenemos que formar equipos que nos

queramos y que la gente que viene al grupo note que los dirigentes nos queremos. Que damos la cara los unos por los otros.

Que allí  no se admiten criticas, que por detrás no se pueden hacer camarillas. Que no somos grupos polí ticos, que somos

grupos del Señor. Y si alguno no sabe ser grupo del Señor, o que pida a los hermanos que le enseñen o que se vaya y se

siente en el grupo, porque no tiene vocación de servidor, o no ha sabido ser fiel a la gracia que el Señor le ha otorgado al

llamarle a ser servidor del grupo. Es muy fuerte lo que estoy diciendo, pero es muy real y lo tenemos que hacer.

"Tení an un solo corazón y una sola alma". "Y la gente les miraba con simpatí a".

¿Cómo nos miran a nosotros en el grupo? ¿Cómo miran al equipo de servidores cuando llegamos y entramos en el grupo?

¿Cómo nos reciben?. Con silencio, que te vas a acercar a saludar a unos y se callan; o te saludan con un abrazo y te dicen:

“Estábamos deseando que vinieras, porque f í  jate, querí amos preguntaros, porque tenemos estas dudas...”

¿Quiénes somos y cómo somos para el grupo?. ¿Los que mandamos o los que formamos?. A mí  me gusta llamar

"servidores", porque el Señor nos dice que no ha venido a ser servido sino a servir y que el que sea el primero de vosotros

que sea el último y que sirva a los hermanos y verdaderamente tenemos que tener el orgullo santo de que somos servidores

de los hijos de Dios y que tenemos una responsabilidad tremenda y que lo que no hagamos nosotros en el grupo no se va a

hacer.

¿Qué tiempo debe ocupar la reunión del equipo?

 Para cumplir este ministerio se necesita bastante tiempo de reunión. Fijaos, yo os voy a decir el ideal: reunirse fuera del d í a

del grupo dos horas semanales y, si puede ser, tres. Porque hay que rezar, hay que orar, hay que convivir. Fijaos que si

empezamos a rezar, a orar y alabar al Señor para que se nos caliente el corazón y el Señor sea el centro de nuestro equipo, se

nos va una hora. Y después no podemos empezar de repente a hablar de lo que hay que hacer. Hablaremos de cómo nos ha

ido la semana, cómo hemos estado entre nosotros: “Calla, que vengo hecha cisco porque...”. Y luego con paz, empezar a verque es lo que el Señor quiere para el grupo, que es lo que debemos hacer para ese grupo que el Señor ha puesto en nuestras

manos.

Y después -si no es mucho-, el dí a del grupo de oración los servidores deberí an reunirse una hora o media hora en oración

para preparar la oración del grupo, para orar para que seamos fieles y estemos todos abiertos a lo que el Se ñor quiera hacer

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con los que estemos en el grupo. Para orar por los hermanos del grupo que -a lo mejor- porque nos ha faltado una acogida,

unos ministerios, han venido por nuestros grupos y no han aparecido. Y decir... ¿cómo nos podí amos hacer presentes en

esos hermanos que han venido y ahora están faltando?. A veces se oye decir: ¡Uff, por este Grupo ... los que han pasado,

pero a la hora de la verdad siempre nos quedamos los mismos!. ¡Qué dolor que lo digamos con esta tranquilidad!. Tení amos

que ponernos la mano en el corazón y decir: ¿Por qué pasan por el grupo y se van? ¿Por qué siempre nos quedamos los

mismos? ¿Qué le falta al grupo? ¿En qué no tenemos garra en el nombre del Señor, para que estos hermanos que han venido

y el Señor les ha llamado, nosotros hayamos apagado el Espí ritu en ellos? ¿En qué hemos podido fallar Señor?. Dí noslo Tú.

Porque si el equipo de servidores tiene que tener algún don, preferentemente es el de discernimiento, discernimiento sobre

el grupo.¿Qué debe de hacer el grupo de servidores?

En primer lugar, procurar que entre el equipo nazca ese amor del Señor. Porque nadie da lo que no tiene: si el grupo de

servidores no tiene amor y unión en el grupo de oración no habrá amor y unión, así  de sencillo. No podemos meter las

divisiones. El grupo no es nuestro, tenemos que meter todos los dones del Señor, todos los dones del Espí ritu y pedirlos;

pedirlos y orar y orar y dar gracias al Señor por cada persona del grupo y por aquellas personas que son preciosas pero que

no nos lo parecen tanto a veces; porque parece que la preciosidad del Señor se esconde más, pero siguen siendo preciosas

porque para el Señor a lo mejor son las más preciosas.

Las principales actividades que tiene que hacer el equipo ser í an orientar la vida del grupo. Ya después de haber vivido como

equipo, deben de reunirse para orientar la vida del grupo, su crecimiento espiritual y su caminar hacia el Se ñor. Deben de

velar y asegurar los medios más apropiados para lograr la vida espiritual en el grupo y su crecimiento: la oraci ón, la

enseñanza, el apostolado, la vida de fraternidad, la organización de ministerios. Fijaos vosotros que somos grupos de

oración. ¿Cuántas veces se han dado enseñanzas sobre lo que es la oración y, sobre todo, sobre lo que es la oraciónpersonal?. Porque si no nos enseñan, no sabemos. Decimos: Tenemos que orar personalmente. Enséñame, hermano, por

favor. Alguien dice: “Es que soy incapaz de orar”. Pues mira: “por qué  no nos reunimos y rezamos un ratito juntos,

personalmente; y entonces tú verás como poco a poco te olvidas que yo estoy a tu lado y te metes con el Señor”. ¡Tenemos

que enseñar!. Propiciar la creación de ministerios y el desarrollo de carismas que Dios otorga a cada uno, de modo que

todos los participantes en el grupo se vean dentro del grupo y miembros activos en el grupo. Son los servidores los que, en

oración y discernimiento, tienen que ver los dones de los hermanos.

Desarrollar las relaciones interpersonales de los participantes a base de conocimiento, diálogo, comprensión, perdón y

amistad.

Yo sé de Grupos que se conocen desde hace much í simos años pero no saben si están casados, viudos, sacerdotes, monjas.

No saben si tienen niños, que no saben ni dónde viven. No se tienen los teléfonos. Pero ¿cómo vamos, en el equipo de

servidores, a no tener los teléfonos de las personas que van al Grupo?. Tener en cuenta la acogida y cuando faltan ver por

qué están dejando de ir. A lo mejor es que están enfermos y tiene que ir el ministerio de visitar a los enfermos o losservidores a animarle en el nombre del Señor, orar con el y ser apoyo. En algunos grupos se celebran los santos, en otros los

cumpleaños...

Tenemos que tener estos detalles de amor y conocimiento de unos con los otros. Los que viví s unos cerca de otros, ir juntos.

Que vayan creciendo unos lazos de amor y amistad. Jesús los buscaba; e iba a comer a casa de unos y otros. Si Jesús hubiera

sido sólo de ayunar y orar en el monte, no le hubieran llamado comilón y bebedor. Jesús sacaba tiempo para convivir con

los demás; iba con unos, iba con otros, estaba con unos y otros. Y a nosotros nos cogen tanto las prisas que no tenemos

tiempo para nada, sólo para lo que tenemos que hacer ... y encima lo hacemos mal.

Orientar el pastoreo cristiano del grupo, discernir la voluntad de Dios manifestada en la vida de los participantes y en los

acontecimientos que atañen a cada uno en particular y a todos en conjunto.

Corregir las situaciones desordenadas.

En los grupos puede haber situaciones que no estén bien. Y es necesario, desde el amor del Señor decir: Esto no puedes

hacerlo. A mí  me pasó en un grupo... Me vienen desde personas diferentes: una chica se fue a vivir con un chico. Se oyeron

voces que decí an: hay que echarla. Se lo comentan los servidores y oran por este caso. El Se ñor ilumina y se aconseja a los

servidores: acercaos a su vida, sus circunstancias, haceos cercanos a ella. Los servidores descubren su vida, su tragedia. Sus

padres están separados. Su padre está con otra mujer y su madre con otro hombre. Vive con sus hermanos y, para salir de

ese ambiente de soledad, desolación y desamor, se fue a vivir con su novio, con el que sal í a desde hacia dos años. Toma esta

decisión porque ella reconoce que se rompe como persona. Todav í a me emociono cuando recuerdo su tragedia. Se le

aconseja que arreglen su situación y se casen. En Enero se habló con ella y en Mayo se casaron de una forma sencilla, con

toda la colaboración del grupo que les cantó en la boda y les ayudó en todo. No podemos dejarnos llevar por impulsos.

¿Quiénes somos nosotros?. Vamos primero a ver la situación de cada persona desde el Señor. Que no la sabemos; y los

servidores tenemos que estar con unos ojos como platos, mirar a los ojos de todos. Yo recuerdo que al principio nos dec í an:

el servidor no puede estar en la oración con los ojos cerrados, sino mirando a los hermanos que están en el grupo para ver

las reacciones que tienen, para ver las caras, los ojos, los gestos. Y después acercarse a aqu

él que has visto con cara triste,con los ojos llorosos, con sufrimiento. ¿Lo hacemos?. Si lo hacemos, ¡gloria a Dios!. Si podemos mejorarlo, ¡gloria a Dios!.

Si nos damos cuenta de que no lo hacemos, ¡gloria a Dios que nos pone delante su Luz y su Luz nos hace ver la luz!. Ser

servidor no es un cargo ni un titulo; es una carga en el nombre del Señor y una responsabilidad y un compromiso fuerte

delante de Dios.

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Asegurar el diálogo con la jerarquí a diocesana y parroquial y velar por la inserción del grupo en el seno de la Iglesia

Católica.

 Los servidores tenemos que ser amantes de la Iglesia, sentirnos dentro de la Iglesia y, por encima de todo, ver que en el

sitio donde estemos el párroco es el párroco. No podemos ir a una parroquia a pedir un local... pero el párroco en la sacristí a

y nosotros en el grupo. Sino que tenemos que ir los grupos a las parroquias con humildad, diciendo: mire, nos encantarí a

empezar aquí  un grupo de oración, pero que también le necesitamos a Vd, porque tener un sacerdote en el grupo es un don

muy grande... y puede contar con nosotros para lo que haya que hacer. Sentirnos parroquia con toda la parroquia.

Hermanos: ¡que diferencia de si vamos de una manera o de otra!. Vigilad cómo nos presentamos en la parroquia y la

importancia que le damos a la parroquia.Para formar parte de un grupo de servidores es importante elegir a personas que lleven una vida cristiana de testimonio, que

tengan relaciones con los demás, que sepan trabajar en equipo, que hayan madurado emocionalmente y psicológicamente,

que hayan recibido los carismas que el Señor quiera darles a cada uno y los pongan al servicio de los demás. Porque -como

ya me habéis oí do algunos- los carismas están dados para el bien común y la edificación de su Iglesia.

Procurad no tener muchas obligaciones o responsabilidades fuera de ser servidores del grupo. No ser chica para todo.

Estamos de servidores en la Renovación, vamos a la Legión de Marí a, a la Acción Católica porque está cerca de casa y total

es otro dí a diferente al dí a del grupo... pero después no sacamos tiempo para reunirnos dos horas para el grupo.

Discernir qué cosas tenemos que coger y cuáles dejar para poder ejercer bien el servicio. Si estas en un equipo de servidores

, en un regional y vas a la cárcel y a la cofradí a de Santa Rita, tienes que atender a tu familial..., entonces ... ¡apaga y

vámonos, porque el grupo se deshace!. Y no tenemos derecho a deshacer el grupo, a deshacer la obra de Dios ni a apagar los

dones del Espí ritu que el Señor pone frente a nosotros.

Los integrantes de este equipo deben ser personas de oración.Oí mos: quisiera hacer oración, pero entre unas cosas y otras no puedo. Entonces, ¿cuando escuchas al Señor?. ¿Cómo eres

perrillo del Señor que va a sus pies para ver lo que tienes que hacer?. Porque el equipo no es el que dice: mira, he pensado

esto y esto y se lo vamos a presentar al Señor; sino: Señor, ¿qué necesidades tiene nuestro grupo?, las siete semanas las

hicimos el año pasado, pues a lo mejor tení amos que ver como podí amos acrecentar nuestra formación desde otras verdades

de nuestra fe, a lo mejor con las personas nuevas hacer las siete semanas y con el grupo... Se ñor, ¿qué quieres de nosotros?

¿cómo nos quieres usar para tu gloria, Señor?.

Deben ser los servidores conocedores de la Palabra de Dios y de la doctrina de la Iglesia, llevar una vida virtuosa y madura

y ser sensatos, equilibrados y conciliadores desde la verdadera paz. No desde el pacifismo y poner pa ños calientes. Y si en

un momento hay que coger el látigo en el nombre del Señor y decir est áis haciendo de la casa de oración un mercado, pues

se dice. Muchas veces hay que decir: todas las devociones, estampitas, etc., a la salida del grupo; pero el grupo es un grupo

de oración de Renovación Carismática Católica y todas las demás son devociones que tú puedes tener pero fuera del grupo.

El local del grupo tiene que estar bendecido y respetado como local de R.C.C. donde se buscan todos los carismas y donesque el Señor tiene preparados para ese grupo según el movimiento de la Renovación. Esto nos corresponde a los servidores.

Respetar y valorar la Renovación a la que Dios nos ha llamado. Es una segunda vocación dentro de nuestras vocaciones y

que nos hace vivir con mucha más plenitud, más alegrí a y más abiertos al don de Dios la propia vocación de religiosas,

casados, solteros ... aquélla a la que el Señor te ha llamado.

Por supuesto, no puede faltar amor al pró jimo: abiertos al diálogo, personas plenamente insertadas en la sociedad y en el

mundo por la profesión que desempeñan en la sociedad y en el mundo y por el estado de vida que hayan asumido, sea al

frente de una familia o sea con una vida religiosa y consagrada. El Señor dice: Vosotros sois del mundo. Tenéis que meter a

Dios en el mundo. Si vosotros no lo metéis en la oficina, ¿quién lo va a meter?. Si nosotros no hablamos de Dios, con

nuestra palabra, con nuestras obras y nuestro comportamiento, fieles al Señor y al Evangelio ¿quién lo va a hacer?.

Cuando oigas nombrar a Dios o Jesús, cógele la Palabra y habla de Dios porque ... no lo saben decir de otra manera pero

están deseando y necesitando a Dios. Ven tu ejemplo, tu disponibilidad. Sigues el buen camino y te apartas de aquello que

no es digno de un hijo de Dios. Y te hablan metiéndose contigo porque no lo saben hacer de otra manera.

En el grupo debe haber varios servidores y no uno solo, para no adueñarnos de los grupos y que nunca puedan decir el

grupo de Fulano o de Mengano. Es que Fulano, como fundó el grupo... ¡No!. La manera en que nosotros podemos hacer que

el grupo sea plenamente del Señor es que haya un número impar, mejor de servidores, porque así  se unen más. Sin querer si

el número es par se unen dos y dos.

Cada miembro del grupo debe pensar que es un participante. Pensar no sólo en recibir sino en dar.

Que todos los servidores caigamos en la cuenta de la preciosa responsabilidad que el Señor nos ha dado, que nos sintamos

ungidos por el Señor y que busquemos -aunque tengamos que hacer trizas el corazón, aunque tengamos que hacer trizas

nuestro yo, para que el Señor crezca y nosotros disminuyamos- el tener, entre unos y otros, un solo corazón y una sola

alma.