El Desafio de La Ciencias Sociales- Ruben Pardo

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Revista Perspectivas Metodológicas Universidad Nacional de Lanús Departamento de Humanidades y Artes Maestría en Metodología de la Investigación Científica Año 3 Nº3 Noviembre de 2003 Este material se utiliza con fines exclusivamente didáctico

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RevistaPerspectivas Metodológicas Universidad Nacional de Lanús. Departamento de Humanidades y Artes Maestría en Metodología de la Investigación Científica. Año 3 Nº3 Noviembre de 2003. El desafío de las ciencias sociales. Del naturalismo a la hermenéutica. Rubén Horacio Pardo. Resumen

Transcript of El Desafio de La Ciencias Sociales- Ruben Pardo

  • Revista

    Perspectivas Metodolgicas

    Universidad Nacional de Lans

    Departamento de Humanidades y Artes

    Maestra en Metodologa de la Investigacin Cientfica

    Ao 3 N3 Noviembre de 2003

    Este material se utiliza con fines exclusivamente didctico

  • ndice

    Artculos Que lo bueno acontezca. Reflexiones tico-filosficas sobre el mtodo pragmtico-trascendental Dorando J. Michelini ................................................................................................................................................ 5 Evaluacin en ciencia y tecnologa Mario Albornoz ................................................................................................................................... 17 Complementacin entre la explicacin y la comprensin.

    Un anlisis desde la hermenutica de Paul Ricoeur Enrique Moralejo ............................................................................................................................... 35 El desafo de las ciencias sociales. Del naturalismo a la hermenutica Rubn Horacio Pardo ......................................................................................................................... 49 Perspectivas Hacia donde va la ciencia? Perspectivas estrbicas para un anlisis de la tecno-ciencia Alejandro Margetic ............................................................................................................................ 69 Realidad y virtualidad. Hambres cotidianas Mnica Bel y Laura Morales ............................................................................................................. 75 Psicopedagoga: aportes para una reflexin epistemolgica Cristina F. Ricci ................................................................................................................................... 79 Reseas Estvez, Agustn, Biotica, de la cuestin nominal a la caracterizacin de su concepto Silvia Rivera ......................................................................................................................................... 89 Fernndez, Graciela (comp.), El giro aplicado.

    Transformaciones del saber en la filosofa contempornea Mara Luisa Pfeiffer .............................................................................................................................. 91 Margulis, Mario y otros, Juventud, cultura, sexualidad. La dimensin cultural en la afectividad y la

    sexualidad de los jvenes de Buenos Aires Esther Daz ........................................................................................................................................... 96 Pavn, Hctor, El 11 de septiembre... de 1973 Esther Daz ............................................................................................................................................ 98 Schmid, Wilhelm, En busca de un nuevo arte de vivir. La pregunta por el fundamento

    y la nueva fundamentacin de la tica en Foucault Esther Daz ......................................................................................................................................... 100

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  • El desafo de las ciencias sociales Del naturalismo a la hermenutica Rubn Horacio Pardo*

    Resumen "Ciencias sociales", "ciencias del espritu", "ciencias humanas" o hasta incluso "ciencias morales",

    son algunas de las manifestaciones polismicas de un desafo -quizs habra que decir de un malentendido- que en su mismo origen nominal contiene el estigma esencial de su existencia. Desde bien dentro de lo que se conoci como proyecto filosfico de la modernidad tuvo lugar el nacimiento de un programa cientfico que completara en el mbito del conocimiento de la sociedad y del hombre, aquellos progresos y logros que las ciencias naturales haban alcanzado en el conocimiento del mundo natural. Aqu, precisamente en el modelo naturalista y esencialmente moderno de su matriz originaria reside el perfil siempre controvertido y el estatus cientfico nunca del todo claro de esas disciplinas nacidas con la misin de consumar el paradigma cientfico moderno: las ciencias sociales. Este trabajo tiene como objetivo narrar "el desafo de las ciencias sociales", esto es, relatar las paradojas, contradicciones y encrucijadas que de modo quizs ineludible minan el camino de las ciencias sociales, convirtiendo el programa moderno de un conjunto de disciplinas cientficas que consumen el proyecto filosfico de la modernidad, en un periplo cuya principal esencia termina siendo el pensarse constantemente a s mismas. El recorrido seguir los siguientes puntos:

    a) La concepcin naturalista-empirista, bajo cuya comprensin surgieron las ciencias sociales, y que ha constituido desde el siglo XIX hasta el incipiente siglo XXI, la concepcin dominante.

    b) Y el actual escenario posempirista o posnaturalista que, por estos ltimos aos se ha abierto en franca oposicin a la visin ortodoxa o estndar. 1. A modo de introduccin

    1.1 El nacimiento de las ciencias sociales

    "Ciencias sociales", "ciencias del espritu", "ciencias humanas" o hasta incluso "ciencias morales", son algunas de las manifestaciones polismicas de un desafo quizs habra que decir de un malentendido que en su mismo origen nominal contiene el estigma esencial de su existencia. Desde el interior de lo que se conoci como proyecto filosfico de la modernidad tuvo lugar el nacimiento de un programa cientfico que completar, en el mbito del conocimiento de la sociedad y del hombre, aquellos progresos y logros que las ciencias naturales haban alcanzado en el conocimiento del mundo natural. Precisamente, en el modelo naturalista y esencialmente moderno de su matriz originaria reside el perfil siempre controvertido y el status cientfico nunca del todo claro de esas disciplinas nacidas con la misin de consumar el paradigma cientfico moderno: las ciencias sociales (o como prefiera llamrselas).

    Es bajo la determinacin de las ideas e ideales rectores de la modernidad, que aparece como un proyecto utpico ms de ese optimismo racional el plan de desarrollo de unas ciencias que se encarguen del conocimiento, no ya de la naturaleza (plenamente llevado a cabo por las ciencias naturales) sino del hombre y de la sociedad. Es decir que slo puede comprenderse el significado propedutico de la creacin de las ciencias sociales si somos conscientes de la matriz esencialmente moderna de la idea de conocimiento cientfico desde la que son alumbradas y del consecuente modelo naturalista que llevan grabado en su origen. Qu significa esto? En primer lugar que las ciencias sociales son tributarias, en su nacimiento, del sentido moderno de ciencia, signado por la centralidad normativa del concepto de mtodo. Methodospalabra griega cuyo significado alude a un "camino por medio del cual aproximarse a lo que debe conocerse" en su sentido moderno (sobre todo desde Ren Descartes), adquiere el sentido de un concepto unitario que, ms all de las peculiaridades del mbito estudiado, implica la exclusin del error mediante verificacin y comprobacin. De este modo, la tendencia fundamental del pensamiento cientfico moderno identifica el saber (el conocimiento propiamente dicho, la ciencia) con lo comprobable empricamente y, por tanto, identifica a su vez la verdad con la certeza. Sin embargo, como se plantear ms adelante, quizs aqu tenga lugar el * Profesor en Filosofa; docente de Pensamiento Cientfico, CBC, UBA; maestrando de la Maestra en Metodologa de la Investigacin Cientfica

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  • principal malentendido que har del proyecto de las ciencias sociales un desafo continuo e inacabable, una suerte de repeticin del destino de Ssifo, tal como refera Immanuel Kant respecto del quehacer de la metafsica1; ya que tal vez estas disciplinas no puedan ocultar del todo ni desprenderse completamente de su otro origen, de su origen ms remoto: el griego, arraigado no tanto en el concepto de episteme sino ms bien en el de filosofa prctica, acuado por Aristteles2.

    En segundo lugar, modelo naturalista significa continuidad de las ciencias, posibilidad de traspaso automtico de las normas de unas las naturales a las otras las sociales. O, dicho en otros trminos, creencia en la reduccin de lo social a lo natural: el modo de acceso categorial y conceptual al mundo fsico servira tambin para explicar el sentido del mundo social; ambos se reduciran, por tanto, a un conjunto de hechos empricos susceptibles de ser explicados mediante leyes.

    Este trabajo tiene como objetivo narrar el desafo de las ciencias sociales, esto es, relatar las paradojas, contradicciones y encrucijadas que de modo quizs ineludible minan el camino de las ciencias sociales, convirtiendo el programa moderno de un conjunto de disciplinas cientficas que consuman el proyecto filosfico de la modernidad, en un periplo cuya principal esencia termina siendo el pensarse constantemente a s mismas. Dicho de otro modo, el desafo consiste en la tarea, siempre inacabada y renovada, de pensar su propia identidad en tanto ciencias y en tanto saberes sociales. Lo cual, casi de manera inexorable, no puede dejar de realizarse sino a la luz o para ser ms precisos, a la sombra de su relacin con las ciencias naturales. Se intentar mostrar, como clave interpretativa, que esta estigmtica caracterstica la de ocuparse no tanto del mundo social como objeto de estudio sino de la determinacin de su propio quehacer se explica en el ya mentado doble origen de estas ciencias: el reciente o moderno, fundamentalmente naturalista, y el remoto o antiguo, tributario del modo a partir del cual los griegos Aristteles por ejemplo pensaban la filosofa prctica. 1.2 Los ejes problemticos

    Tienen las ciencias sociales un objeto de estudio de similares caractersticas que el de las ciencias naturales? Vale decir, es lo social abordable cientficamente del mismo modo en que puede serlo la naturaleza? O, en realidad, no es posible a menos que se caiga en un perezoso y distorsivo reduccionismo asimilar los fenmenos sociales a los naturales? Por otro lado, debemos pensar la investigacin social desde el mismo conjunto de normas procedimentales, o mtodo, que llevan a cabo exitosamente desde hace varios siglos la ciencia fsico-matemtica? Hay que comprender la ciencia desde un modelo de continuidad entre sus diferentes manifestaciones, o existe en realidad un hiato epistemolgico insalvable entre las disciplinas sociales y las naturales? Y finalmente, qu tipo de saber es el alcanzado por las ciencias sociales? Son realmente ciencias, a la manera de las naturales, si es que desde estas ltimas entendemos por "cientfico" un conocimiento que supone ciertos estndares de objetividad y de consenso en cuanto a sus verdades? O habr, ms bien, que relegarlas al nivel de unas ciencias blandas, como algunos sostienen, en la medida en que no pueden cumplimentar esos mnimos estndares?

    Tres son los ejes sobre los que gira, quiz desde su mismo nacimiento, el debate en torno de las ciencias sociales: el objeto de estudio, el mtodo, y el estatus epistemolgico. El primero de ellos involucra una disputa ontolgica, derivada tal vez de la vieja discusin metafsica sobre las relaciones entre naturaleza y espritu. Aqu estara en juego la posibilidad y sobre todo la pertinencia de reducir lo social a lo natural; esto es, la pregunta acerca de si puede concebirse en tanto objeto de ciencia el mundo social como un conjunto de hechos empricos, tal como las ciencias naturales hacen con la naturaleza. O, si por el contrario, las particularidades de este objeto de estudio su carcter simblico, lingstico, valorativo e histrico lo hacen irreductible a todo intento de homologacin con los fenmenos naturales. Obviamente, aqu los polos de toda eventual respuesta a este interrogante, estarn constituidos por la receta del reduccionismo, en un caso, y por la defensa de una cierta especificidad de lo social, en el otro.

    Ahora bien, de dicha discusin ontolgica sobre la esencia de lo social, se desprende un segundo eje de debate, pero de ndole epistemolgica y metodolgica: el de si hay una o dos maneras de hacer ciencia. Nos encontraremos entonces con posiciones monistas, que afirman que sea lo que fuere el objeto de estudio de las ciencias sociales si stas son cabalmente ciencias deben abordar dicho objeto del mismo modo en que las naturales estudian al suyo. Y, frente a este modelo fundado en la continuidad de las ciencias, alzarn 1 Cf. Kant. I. Los progresos de la metafsica, Buenos Aires, Eudeba. 1989, pg. 15. 2 En esto, el trabajo sigue el punto de vista de Gadamer. Cf. Gadamer, H. G., Verdad y mtodo, Salamanca, Sgueme, 1991, parte I

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  • su voz las corrientes que, ahora desde una matriz interpretativa discontinuista, introducen un punto de vista dualista en cuanto al mtodo.

    Sin embargo, todas estas polmicas terminan desembocando siempre en la pregunta sobre el estatus epistemolgico de las ciencias sociales. Este resulta ser el eje principal, dado que en l se resumen los problemas planteados por los otros, y en l tienen lugar las consecuencias ltimas de todas las tomas de posicin antes explicadas. La cuestin de la cientificidad de las ciencias sociales concentra, en cualquiera de sus respuestas posibles, los supuestos sobre el objeto de estudio, como tambin los metodolgicos y epistemolgicos. Por qu? Sencillamente porque aqu estn en juego los conceptos de objetividad y de verdad. Hablar de ciencias duras y de ciencias blandas, por ejemplo, implica ya toda una declaracin de principios en cuanto a cmo se debe comprender el conocimiento cientfico. Estas figuras de la blandura o de la pretendida dureza del conocimiento no son ms que metforas de la objetividad: llamar ciencias blandas a las ciencias sociales conlleva el supuesto de que el conocimiento cientfico ejemplificado paradigmticamente en las ciencias naturales debe ser concebido desde el principio de la separacin objetivadora entre sujeto y objeto. Y, medido en estos trminos, las ciencias sociales, en tanto no pueden cumplir con este precepto de distanciacin del mismo modo que las otras ciencias, sern "ciencias" pero en un segundo grado, en un sentido derivado, vale decir, blando. De esto surgiran las siguientes preguntas: es posible repensar las ciencias desde otro punto de partida, desde otro esquema epistemolgico? Habr que anteponer a la objetividad otro principio que haga justicia, no slo a la cientificidad de las ciencias sociales, sino en general a la finitud de la racionalidad humana?

    En sntesis, sos sern los tres ejes sobre los que discurre el resto del trabajo que divide las respuestas a todas las preguntas arriba formuladas en dos etapas o estadios:

    a) La concepcin naturalista-empirista, bajo cuya comprensin surgieron las ciencias sociales, y que ha constituido desde el siglo XIX hasta el incipiente siglo XXI, la concepcin dominante.

    b) Y el actual escenario posempirista3 o posnaturalista que, por estos ltimos aos se ha abierto en franca oposicin a la visin ortodoxa o estndar.

    Cabe agregar que, entre estas dos visiones se ubicar y analizar un debate fundamental y siempre

    reabierto: el que desde filosofas historicistas y comprensivistas hacia fines del siglo XIX y principios del XX se formul en trminos de "explicacin versus comprensin". Desde la comprensin como primera reaccin al modelo naturalista se inicia el camino que constituir el actual escenario posempirista. 2. La concepcin naturalista-empirista 2.1 Los principios del naturalismo positivista en ciencias sociales

    Ya se ha dicho que las ciencias sociales aparecen, desde su nacimiento mismo, como la continuacin y consumacin de un programa cientfico o para ser ms amplios de un proyecto filosfico-cientfico, que no es otro que el de la modernidad. Segn ste, debe procurarse trasladar ese progreso tan vertiginoso como impresionante que han experimentado las ciencias naturales desde la revolucin cientfica de los siglos XVI y XVII al mbito del conocimiento y control del mundo social. Vale decir, se trata de aplicar el modelo de las modernas ciencias naturales (representadas paradigmticamente por la ciencia fsico-matemtica) a esas nuevas disciplinas cientficas, que estaban siendo concebidas con la misin de hacer posible aquel mismo progreso, pero ahora en lo que concierne al conocimiento de la sociedad.

    Esta primera y tradicional comprensin de las ciencias sociales aqu llamada concepcin naturalista-empirista se extiende incluso hasta nuestros das y sigue siendo, de algn modo, la visin dominante hasta los albores del siglo XXI (aunque no ya sin rivales de peso). En ella podemos distinguir tres etapas o perodos: el positivismo fundado por Auguste Comte, el empirismo lgico surgido del crculo de Viena, y lo que hoy en da se sigue denominando "la concepcin estndar" o el consenso ortodoxo sobre las ciencias sociales (Ernest Nagel, Karl Popper, entre otros). No ser tema de este trabajo ya que nos exigira extendernos demasiado explicitar las ideas de cada una de estas corrientes. Sin embargo, a los fines del desarrollo del tema, s ser imprescindible sealar algunas caractersticas o principios sobre los cuales se construye esta concepcin naturalista-empirista, sea en su faceta positivista, en la vertiente del empirismo lgico o segn los parmetros compartidos por la concepcin estndar. 3 En esta denominacin hacemos nuestra la nomenclatura utilizada por Federico Schuster, ya que da cuenta de la esencial pluralidad de posiciones que existe en la actualidad y que deriva en la imposibilidad de reducirlas a una sola corriente. Cfr. Schuster, F., Filosofa y mtodo de la ciencias sociales, Buenos Aires, Manantial, 2003, pg. 33 y 34.

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  • a) Supuesto naturalista

    Este supuesto, que da nombre a la concepcin, consiste en homologar el mundo social al fsico, entendiendo a ambos como estructuras invariantes en las que es posible encontrar regularidades empricas. Lo cual significa que, sea lo que fuere lo social, en tanto objeto de ciencia, debe ser considerado como un conjunto de hechos empricos a ser explicados. Esta reduccin de lo social a lo natural, en la que se funda la visin naturalista de las ciencias sociales, limita y ubica todas las particularidades del mundo social nos referimos a sus caractersticas diferenciales respecto del mundo natural en un segundo plano. No importa que el cientfico social se escude en el carcter simblico de aquello que estudia, ni siquiera que esgrima como atenuantes la existencia de elementos valorativos o la mayor impredecibilidad del comportamiento humano. Ni tampoco, por supuesto, que se acente la matriz esencialmente lingstica de su objeto de investigacin. Lo social, el mundo social, los hechos sociales, la sociedad, el espritu, o como quiera llamarse a aquello a hacia lo cual dirigen su intencionalidad las ciencias sociales en tanto objeto de ciencia no es diferente de lo que es la naturaleza para las ciencias naturales: un conjunto de hechos o fenmenos empricos. b) Reduccionismo cientificista

    Existe un modo ejemplar de racionalidad, es decir, de conocimiento propiamente dicho, que es el cientfico. Y, como corolario del principio anterior, ahora se agrega que hay una sola manera de hacer ciencia a saber la que corresponde al mtodo de las ciencias naturales. Todo aquel pretendido saber que est por fuera de este proceder, en realidad no es ciencia y podra acotarse ni siquiera sera un saber racional en sentido estricto. La racionalidad toda queda reducida as a ciencia y esta ltima a mtodo experimental de las ciencias naturales. Este reduccionismo se pone de manifiesto, por ejemplo, en el positivismo de Comte, para quien el ltimo y ms avanzado estadio de la cultura el positivo exige un saber legalista como el de las ciencias naturales. Todo lo dems ser mera metafsica, es decir, en trminos positivistas, un intil bla bla. Quedara garantizada as la unidad y la continuidad de las ciencias. No hay hiato ni salto epistemolgico entre unas y otras. c) El conocimiento cientfico como explicacin

    Pero en qu estriba concretamente esa actividad nica y homognea que debe caracterizar a todo aquel saber que se precie de cientfico? En explicacin. Para la concepcin naturalista-empirista de las ciencias sociales, desde el positivismo hasta el punto de vista estndar, pasando por el empirismo lgico, una investigacin cientfica debe estar consagrada a la bsqueda de explicaciones, las cuales adquieren la forma de leyes generales que dan cuenta de fenmenos particulares. Explicar un evento es subsumirlo bajo una ley. Uno de los principales tipos de explicacin en ciencia es aquel que posee la estructura formal de un razonamiento deductivo, en el cual el hecho a explicar es una consecuencia lgicamente necesaria de ciertas premisas. Por consiguiente, en este modo de explicacin, las premisas expresan una condicin suficiente de la verdad del asunto en cuestin, y estn constituidas por dos elementos: las leyes generales que expresan conexiones empricas uniformes; y las condiciones iniciales o circunstancias concretas. Por ejemplo, las leyes econmicas de la oferta y la demanda, ms algunas circunstancias particulares atinentes a la falta de crditos para la compra de viviendas, podran servir como explicacin de una suba en el valor de los alquileres. O, por tomar otro caso, el hecho de que el vaso que hace un instante tena en mi poder se haya estrellado contra el suelo, se explica por las leyes generales de la gravedad sumado a la torpeza natural en el manejo de mis manos (condiciones iniciales). Sin explicacin no hay ciencia. Y sin ley, no hay explicacin. Y esto vale no slo para las ciencias naturales, sino tambin para las sociales. d) Supuesto empirista

    En este anlisis retrospectivo de los principios naturalistas en la concepcin de las ciencias sociales arribamos a un supuesto fundamental: el de la confianza en la experiencia y en el conocimiento emprico como fundamento ltimo de la ciencia. Este supuesto, que denominaremos como empirista est a la base de todas las corrientes naturalistas. Por ejemplo, en el empirismo lgico, el carcter cientfico de un enunciado se define en conexin con la posibilidad de su significacin. Y se puede afirmar que un enunciado posee significado si es verificable vale decir si existe alguna posibilidad, directa o indirecta, de establecer

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  • mediante observaciones su valor de verdad. Por ello para esta corriente aquellas proposiciones que no pueden ser puestas a prueba, carecen de sentido. e) La verdad como adecuacin de un enunciado a la realidad (entendida como lo observable)

    Este es un corolario directo del principio anterior. Para esta visin tradicional de la ciencia en general y de las ciencias sociales en particular, una proposicin ser considerada como verdadera cuando pueda verificarse una adecuacin o coincidencia entre lo que ella afirma y lo que la experiencia nos muestra desde la observacin. Esta idea de verdad como adequatio, al igual que todas y cada una de las caractersticas que venimos enunciando, sern luego puestas en duda y entrarn en crisis, es decir, comenzarn a ser discutidas por algunos pensadores y corrientes posnaturalistas o postempiristas. Pero eso lo retomaremos ms adelante. f) Las teoras cientficas como conjunto de enunciados testeables de modo autnomo

    Una teora cientfica es siempre desde este punto de vista estndar o tradicional un conjunto de enunciados hipotticos de distinto nivel observacionales (singulares), generalizaciones empricas, y/o enunciados tericos que pueden ser puestos a prueba de modo independiente. Si una teora cientfica parte de un grupo de enunciados de base o fundamentales, de alto nivel terico, de ellos debe poder deducirse otros de ms bajo nivel terico y de menor generalidad hasta llegar a la formulacin de enunciados que puedan corroborarse empricamente. Ahora bien, cada enunciado puede ponerse a prueba autnomamente respecto de los otros. Y, por supuesto, la falsedad de cualquiera de stos, nos llevar a cuestionarnos la verdad de aquellos que hemos tomado como puntos de partida de la teora. De cualquier modo, lo que aqu importa, a los fines de contrastarlo luego con la manera de ver las cosas de autores no empiristas como Thomas Kuhn o Hans-George Gadamer por ejemplo es que los enunciados tendran, entonces, un significado autnomo, independiente de los dems. g) Objetividad

    Finalmente, se afirma que el conocimiento cientfico es, o pretende ser, objetivo. Por objetividad debe entenderse la capacidad del sujeto de elevarse por sobre todo condicionamiento histrico y subjetivo y tomar distancia suficiente respecto del objeto a conocer, como para adoptar el punto de vista de un observador neutral. Ser objetivo significar pues, evitar toda influencia derivada del que conoce, y por lo tanto implica la absoluta prescindibilidad del sujeto, en el proceso cognoscitivo mismo. Desde ya, en torno de este concepto se erigen las discusiones ms profundas en cuanto a su posibilidad y an en cuanto a su sentido. Podra decirse que ste es el supuesto bsico, esencial, que est a la base de todos los otros: la tarea del cientfico social es construir enunciados testeables de modo autnomo mediante el recurso a lo observable, o en otros trminos, producir explicaciones cientficas que den cuenta de hechos particulares subsumindolos bajo leyes generales. Este supuesto se sostiene en la conviccin acerca de la existencia de un sujeto objetivo. El cumplimiento de estas prescripciones metodolgicas, la capacidad explicativa, la testeabilidad emprica, la objetividad, determinar siempre dentro de los parmetros de la concepcin naturalista-empirista a la que nos estamos refiriendo la cientificidad de una investigacin. Ser por ello que las disciplinas sociales al tener mayores dificultades que las naturales en acercarse a este ideal, recibirn la denominacin alternativa de ciencias blandas, frente a la dureza metodolgica de las otras. 2.2 La reaccin comprensivista

    La concepcin naturalista-empirista de las ciencias sociales acrecent su carcter dominante en el mbito de la epistemologa sobre todo a partir del progreso continuo y expansivo de las ciencias naturales. El prestigio que stas alcanzaron sobre la base de los resultados de su insercin en el campo econmico por medio de la aplicacin tecnolgica de sus productos, obr como fundamento de la visin unitaria y continuista de las ciencias: las nacientes disciplinas sociales no podan menos que ser pensadas desde estos parmetros triunfantes de las cada vez ms exitosas ciencias de la naturaleza. Sin embargo, ya desde las postrimeras mismas del siglo XIX comienza a tejerse un debate que va a dar color y a estigmatizar a toda la centuria siguiente: las discusiones sobre el estatus epistemolgico de las ciencias sociales bajo la forma de una oposicin entre explicar y comprender.

    Hacia fines del siglo XIX, y en especial dentro de la tradicin de la filosofa alemana que arranca

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  • con el romanticismo y contina con la escuela histrica, hace su aparicin en el mbito terico de las ciencias sociales un elemento determinante: la subjetividad. Eso que durante tanto tiempo haba sido sepultado bajo los pretenciosos supuestos de la normativa metodolgica, sale a la superficie y explota: resulta imposible seguir ocultando y pasando por alto la influencia ineludible del sujeto de conocimiento en el proceso cognoscitivo. Fundamentalmente desde la teora de la obra de arte, comienza a comprenderse que es imposible forjar un lenguaje y desarrollar un conocimiento sobre lo social que omita referencias a conceptos tales como "voluntad", "propsito", "intencin"4. Del mismo modo en que no puede alcanzarse el sentido pleno de un producto artstico sin prestar alguna atencin al autor que est detrs de la obra misma, tampoco cabe plantear la posibilidad de entender el mundo histrico-social sin descifrar los sentidos que en l van creando sus propios constructores, los actores sociales. Es decir que slo puede accederse al conocimiento de lo social si primero comprendemos sus significados. En sntesis, a partir de autores tales como Gustav Droysen, Wilhelm Dilthey, Max Weber y Robin G. Collingwood aquellos que conformaron la tradicin de las Geisteswissenschaften (ciencias del espritu) el objetivo de las ciencias sociales no es tanto el de explicar en tanto subsuncin de hechos particulares bajo leyes sino ms bien el de comprender. Mientras las ciencias naturales explican lo natural, las ciencias sociales comprenden lo social. Y qu significa "comprender"? Respuesta: desocultar el sentido de algo, dar cuenta de los significados emitidos por el otro. Cmo argumentarn los comprensivistas en la medida en que el objeto de estudio de las disciplinas que estudian la sociedad est constituido por los hombres mismos, puede concebirse su tarea sin atender a los sentidos que stos emiten?. Un objeto natural, como un rbol, podr ser explicado. Un hecho social, una creacin humana, debe ser comprendido. Eso es lo que hace un socilogo cuando investiga las caractersticas de un grupo social o de cualquier proceso sociopoltico, o lo que hace un psiclogo cuando atiende un paciente: comprender significados.

    Nace as un debate con perfil no slo cognoscitivo sino tambin ontolgico. La disputa en torno al tipo de conocimiento propio de las ciencias sociales explicacin o comprensin se funda en una discusin acerca de supuestos sobre el tipo de realidad que constituye lo social. sta debe ser asimilada a lo natural o, ms bien, convendra poner el nfasis en las diferencias entre sociedad y naturaleza? Obviamente, los comprensivistas basan su concepcin de las ciencias sociales en una esencial especificidad de lo social: esta realidad, a diferencia de la natural, es bsicamente valorativa, simblica, lingstica, histrica. El error de los naturalistas, sera el de no tomar en cuenta la forma en que la realidad social se constituye y mantiene. La concepcin estndar (naturalista-empirista) que mencionamos anteriormente, homologa el mundo social al fsico y entiende al primero como una estructura invariante en la que es posible encontrar regularidades empricas, mientras que una versin ms adecuada de la labor del cientfico social debera prestar atencin al carcter simblico de la vida humana y a los horizontes de sentido que la constituyen. O, dicho de otro modo siempre segn el comprensivismo las ciencias sociales no pueden dejar de lado el mundo de la vida cotidiana, ese entramado de significados compartidos en el que vivimos y que ponemos en juego al hacer ciencia.

    Recapitulando y estableciendo un contraste con la concepcin anterior, cabra resaltar las siguientes caractersticas de la reaccin comprensivista: a) Especificidad de lo social

    Frente a la reduccin de lo social a lo natural, propia del supuesto naturalista que est a la base de la concepcin estndar de las ciencias sociales, el comprensivismo defiende una visin de la sociedad como un objeto especfico e irreductible a los hechos naturales. Su esencia simblica e histrica, constituida por valores y sentidos lingsticos, impide un abordaje reduccionista. b) Dualismo metodolgico

    La posicin comprensivista afirma la existencia de un hiato epistemolgico entre las ciencias

    naturales y las sociales, reivindicando para estas ltimas una especificidad irreductible. Sera totalmente descabellado y errneo sostienen concebir la labor del cientfico social desde los preceptos metodolgicos atinentes al modo de acceso al mundo fsico-matemtico. No habra como crean los naturalistas una continuidad, sino ms bien una radical discontinuidad en las ciencias. En sntesis, es una visin dualista del conocimiento cientfico.

    4 Para ampliar este tema, cfr., Bauman, Z., La hermenutica y las ciencias sociales, Buenos Aires, Nueva visin, 2002, cap. 1 y 2.

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  • c) El conocimiento de las ciencias sociales como comprensin

    De las dos caractersticas anteriores se sigue una tercera: conocer en ciencias sociales ya no ser

    subsumir fenmenos particulares mediante leyes (explicar), sino "comprender": desocultar significados, alcanzando desde la propia subjetividad del intrprete la subjetividad del actor social. El conocimiento de las ciencias sociales posee, entonces, un ineludible componente de empata: se trata de desentraar los propsitos o intenciones del otro; algo as como acceder al alma del otro. Slo de este modo resulta posible entender un proceso social.

    Y es justamente aqu donde hecha races la crtica del empirismo a la comprensin. El problema de la concepcin naturalista-empirista radicaba en la desmedida pretensin metodolgica de un punto de partida objetivo que permitiera la formulacin de leyes generales explicativas. La particular dificultad en ciencias sociales de establecer leyes de ese tipo derivaba, por un lado, de la afirmacin de una esencial inferioridad de stas en comparacin con las disciplinas fsico-matemticas y, por otro, de una descripcin del quehacer del cientfico social que no haca justicia a la especificidad de su labor: hacer ciencias sociales no es slo una actividad explicativa, o al menos mediante esta actividad no se da cuenta totalmente de la tarea llevada a cabo en una investigacin social. Ahora bien, si la concepcin estndar peca de reduccionismo, la visin comprensivista lo hace de psicologismo y, por ende, de subjetivismo. Qu significa esto? Que, en la medida en que la comprensin es concebida como empata, vale decir, como acceso al pensamiento o a la mente del autor, no es controlable cientficamente. Cmo sera posible establecer con ciertos criterios de cientificidad lo que ocurre en la mente de otra persona? Si comprender es recrear en la subjetividad del investigador las intenciones, sentimientos y propsitos del otro en tanto objeto de estudio, resulta inevitable la objecin de psicologismo y de subjetividad ametodolgica y, por tanto, acientfica.

    Es por ello que la resolucin o, para expresarnos mejor, la superacin de este debate supondr, como se ver en el siguiente punto, el desarrollo de lo que llamaremos "giro lingstico": la aparicin de otro elemento determinante, adems de la subjetividad en la comprensin de las ciencias sociales. Este otro elemento es el lenguaje. Pero este tpico nos transporta ya a una de las caractersticas centrales del temple filosfico de base del actual escenario posnaturalista.

    3. Las ciencias sociales a comienzos del siglo XXI: el escenario posnaturalista

    A partir de la dcada del sesenta entra en crisis la concepcin estndar en filosofa de la ciencia en sus diferentes vertientes: la naturalista, la empirista lgica y la popperiana. Sin embargo, lo que aqu denominaremos como "escenario posnaturalista" no debe ser homologado a una corriente filosfica determinada, sino que conviene comprenderlo en trminos de un escenario terico plural conformado por autores provenientes de diversas tradiciones de pensamiento: desde Thomas Kuhn, pasando por Imre Lakatos o Paul Feyerabend, hasta Hans-Georg Gadamer y Jrgen Habermas, entre otros.

    A partir de aqu presentar en sus rasgos fundamentales al modo de un ejemplo paradigmtico de concepcin posnaturalista y posempirista de las ciencias sociales la hermenutica filosfica de Gadamer; luego, extraer a partir del modelo hermenutico las principales caractersticas del actual escenario posnaturalista; y, finalmente, formular las conclusiones que intentan responder las preguntas planteadas en el comienzo. 3.1 La hermenutica filosfica de H.-G. Gadamer

    La problemtica hermenutica tiene una historia de larga data, y est indisolublemente ligada al arte de la comprensin e interpretacin de textos. Sus orgenes, ms all de algunos comentarios aristotlicos, pueden ser ubicados en las necesidades dogmticas de la teologa, el derecho y la filologa. As, de las urgencias reformistas por reinterpretar las Sagradas Escrituras nace una hermenutica teolgica; y del mismo modo, a partir de los esfuerzos renacentistas por recuperar el modelo de lo clsico, se va forjando una hermenutica orientada al estudio de los grandes escritores de la antigedad greco-romana. Y lo mismo puede decirse de la hermenutica jurdica, abocada a la interpretacin de los viejos cdigos de justicia. De todo esto resulta, entonces, que el quehacer de esas disciplinas, en las que originariamente se pone de manifiesto el tema de la interpretacin, se funda en una problemtica comn: la de reestablecer el vnculo con una tradicin cuya comprensin se encuentra oculta o ha sido distorsionada. Por lo tanto hay necesidad de hermenutica all donde no es posible un significado inmediato, donde el sentido se ha quebrado y se requiere el trabajo del interpretar o all donde el acuerdo previo no tiene lugar. Quizs, ste sea un importante

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  • dato a tener en cuenta para comprender el porqu del evidente sino hermenutico del pensamiento filosfico actual, orientado sin lugar a dudas por el fenmeno de la tecnologa, la cual justamente va borrando los horizontes de sentido y de valor compartidos bajo los que crecen y viven las comunidades.

    Un segundo momento en la historia (o prehistoria5) de la hermenutica est constituido por la reaccin romntica e historicista al modelo de la Ilustracin. En otra parte del trabajo aludimos a esta etapa confrontando explicacionismo con comprensivismo. Contra el paradigma de una razn absoluta que, sustentada en el vertiginoso avance de las ciencias naturales, se muestra portadora de una explicacin necesaria y objetiva del mundo, resurge la problemtica de la interpretacin como tema de reflexin filosfica. Con el romanticismo la perspectiva hermenutica gana universalidad: el redescubrimiento de la importancia de la subjetividad hace aparecer ahora al autor detrs del texto, y por tanto la obra comienza a ser vista como reflejo del autor.6 Es precisamente en esta poca, el siglo XIX, cuando se intenta fundamentar las ciencias sociales con un mtodo propio, distinto de las ciencias de la naturaleza: si estas ltimas explican, puesto que en ellas es posible la objetividad, aqullas comprenden o interpretan, dado que en ese campo es imposible la separacin de sujeto-objeto.

    Finalmente, el tercer paso en la conformacin del sentido de una hermenutica filosfica es fruto de nuestro tiempo. Se enmarca en el contexto de la consumacin del proyecto moderno de razn; o, dicho en otros trminos, el perfil hermenutico que caracteriza al pensamiento filosfico actual slo puede ser comprendido como una filosofa de la poca de la tcnica. Esa tarea crtica que emprende Nietzsche contra las pretensiones modernas de un conocimiento objetivo y necesario deviene en un reconocimiento de la ineludible condicionalidad de todo pensamiento, aun del cientfico: la interpretacin ya no ha de estar limitada al mbito de las humanidades o de las ciencias sociales, sino que atae al hombre mismo, a su propio ser. Es Hans-Georg Gadamer quien recoge, resume y da nombre a esta declaracin de las condiciones histricas y lingsticas a las que est sometida toda comprensin bajo el rgimen de la finitud: "hermenutica filosfica". Y ser precisamente a partir de ese gesto de moderacin, enclavado en la era de las desmesuras hipermodernas, que se recorte una nueva concepcin de las ciencias sociales, centrada en un rescate de su primordial dimensin tica.

    Si la primera etapa la de la hermenutica clsica se centra en la bsqueda o recuperacin del sentido autntico de ciertos textos paradigmticos (teolgicos, clsicos, o jurdicos), y la segunda en la emergencia del autor y en general de la subjetividad en torno al quehacer de las ciencias sociales, en este tercer momento el de la hermenutica filosfica gadameriana la clave est en lo que se conoce como giro lingstico. La intencionalidad propia del sujeto, da paso al lenguaje y su dimensin semntica, de modo tal que la comprensin ya no girar en torno de un milagroso proceso de empata entre autor e intrprete sino que toda comprensin se define siempre como ya lingstica: "todo ser que puede ser comprendido es lenguaje"7 dice Gadamer. Vale decir, se girar desde lo psicolgico a lo semntico, en tanto el lenguaje pasa a ser concebido, por un lado, como materia prima del mundo social y, por otro, como rasgo ontolgico fundamental de la racionalidad humana. La esencial subjetividad del comprensivismo, radicada en la incontrolabilidad de la empata psicolgica entre el intrprete y el autor, resulta suprimida y superada por la centralidad del lenguaje, sobre el que s es posible ejercer algn tipo de control. Pero cules son los conceptos bsicos con los que trabaja la hermenutica?

    En primer lugar, cabe aclarar y reiterar que la hermenutica no pretende constituirse en una nueva preceptiva del comprender a la manera de una metodologa, sino que por el contrario, su tarea ser segn Gadamer "iluminar las condiciones bajo las cuales se comprende". Dicho de otro modo, de lo que se trata es de desocultar todos los condicionantes previos que determinan en parte el conocimiento, incluso el cientfico. Justamente por ello, se ha descripto a la hermenutica filosfica de Gadamer como el reconocimiento de la ineludible condicionalidad a la que est sometida la comprensin; ste es el gesto de finitud que la caracteriza: la racionalidad humana, lejos de ponerse en marcha desde una posicin de objetividad, no puede sustraerse al flujo de ciertos prejuicios que son constitutivos de su propio ser. Por lo tanto, ni siquiera la ciencia con su mtodo experimental, constituir un conocimiento absolutamente necesario y desprovisto de influencias subjetivas; sino que todo acto cognoscitivo posee una dimensin de interpretacin. La razn, dice Nietzsche, interpreta. Antes de cualquier toma de distancia respecto del objeto a conocer, siempre estamos ya ligados de algn modo a l, siempre estamos ya en un mundo con sentido, en una comunidad de prejuicios desde la cual comprendemos, y a la que se denomina tradicin. Por lo tanto, afirmar el carcter interpretativo 5 En trminos de "prehistoria" de la hermenutica se expresa Jean Grondin en su clsica obra Introduccin a la hermenutica filosfica, Barcelona, Herder, 1999; e incluso el mismo Gadamer, H.-G. en Verdad y mtodo, op. cit. 6 Para ampliar este tema remitirse a Grondin. J., op. cit., cap. 1, 2 y 3; y Bauman, Z., op.cit, Introduccin y captulo 1. 7 Cfr. Gadamer, Verdad y mtodo, op. cit., parte II, cap. 9.

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  • de todo conocimiento implica, en primer lugar, reconocer que a esa supuesta primera relacin de sujeto-objeto en la que se asienta la objetividad la antecede otra ms originaria: la ligazn del hombre con un mundo, con una tradicin. Y esa relacin previa a la objetivacin, suelo ineludible de todo posible teorizar, es la que la hermenutica denomina pertenencia. Se sigue de aqu que no slo las ciencias sociales estarn determinadas por ese crculo entre el intrprete y el objeto, sino que el conocimiento se mueve dentro de una cierta circularidad: al fin y al cabo siempre hablamos desde algn lugar.

    "Pertenencia", por lo tanto, seala esa imprescindible ligazn del que comprende con una comunidad de prejuicios condicionantes, con una suerte de saber de fondo slo a partir del cual el hombre puede producir sentido. Saber que proyectamos sobre el objeto a conocer antes de cualquier toma de distancia objetivadora. Estamos, pues, en el polo opuesto de la concepcin estndar hegemnica de las ciencias sociales tributaria del proyecto ilustrado de la modernidad que, desde las primeras reglas cartesianas del mtodo, nos deca que el precepto fundamental que debe guiar el conocimiento es la eliminacin de prejuicios. Aqu, por el contrario, se afirma que hay prejuicios legtimos que no pueden ser evitados ni tendra sentido hacerlo, ya que slo comprendemos desde ellos. Tambin se reivindica el concepto de tradicin, defenestrado en el concepto mismo de lo moderno. "Pertenencia", "tradicin", "comunidad de prejuicios fundamentales", a qu se alude concretamente con estos condicionantes del comprender? Qu contienen realmente? El carcter finito y condicionado del conocimiento, esa relacin previa que nos liga con una tradicin, la pertenencia, seala la presencia ineludible de dos elementos que se anteponen siempre a toda distanciacin objetivadora: la historia y el lenguaje.

    "Tradicin" y "pertenencia" indican, en primer lugar, la historicidad de la comprensin, la ligazn del pensamiento a un suelo histrico y, en segundo trmino, el carcter lingstico dedo comportamiento humano respecto de las cosas:

    El lenguaje no es slo una de las dotaciones de que est pertrechado el hombre tal como est en el mundo, sino que se basa y se representa en que los hombres simplemente tengan "mundo" [...] y esta existencia del mundo est constituida lingsticamente.8 Llegados a este punto cabe preguntar si todo conocer est condicionado por su vnculo con una

    tradicin y un lenguaje; entonces comprender ser slo un mero repetir, un eco inmodificable de lo ya dicho en el pasado? El reconocimiento de la propia finitud, del carcter esencialmente condicionado del conocimiento, tarea central de toda hermenutica, no implica la renuncia a la creacin, al cambio. Pues esa tradicin que opera siempre a nuestras espaldas no es algo fijo e inmodificable; ni siquiera existe ni tiene sentido en s misma, sino slo en tanto la interpretamos, en tanto la recreamos. Ni repeticin, ni creacin total. Si a partir de Nietzsche qued claro que el conocimiento no es una representacin exacta y necesaria de la realidad, sino que posee una cuota de ficcin, de creatividad, ahora la hermenutica agrega que dicha creacin est condicionada por los lmites de la historia y del lenguaje. La innovacin est puesta por la situacin particular e irrepetible del intrprete, y la limitacin por la tradicin o comunidad de prejuicios a la que se pertenece. Y conocer, entonces, resulta ser en realidad un proceso de fusin de dos mundos, de dos horizontes: el de la tradicin y el nuestro en tanto intrpretes. El conocimiento es la recreacin o la mediacin de una tradicin a travs de las interpretaciones que, desde nuestra situacin histrica particular, hacemos de ella.9

    Tambin cabe aclarar que, en la concepcin hermenutica, tampoco queda suprimida a instancia crtica, es decir la necesaria dimensin de una cierta objetividad a la cual el conocimiento cientfico no puede ni debe renunciar. Y esto es as en tanto la proyeccin previa de sentido que operamos desde nuestra pertenencia a una tradicin y que podemos denominar "saber de fondo" debe ser luego confirmada, revisada y/o corregida por un posterior saber crtico. Dicho en otros trminos, la precomprensin que proyectamos desde nuestro lugar definido histricamente, en tanto expectativas de sentido, sern sometidas al avanzar la lectura a una suerte de arsenal crtico que las avale o no como interpretaciones. Se abre as, una dialctica entre la parte y el todo, entre un saber de base que est en la estructura ontolgica de nuestra racionalidad y una siempre posterior distanciacin objetivadora que nos permite la correccin de dichas proyecciones. En ese ida y vuelta, justamente, consiste el conocimiento, la comprensin. Aqu podemos ubicar la instancia superadora del debate entre explicar y comprender una visin sinttica, que haga justicia a la dimensin explicativa como a la comprensiva de todo conocimiento, debera comenzar aceptando que la 8 Gadamer, H. G., op. cit., pg. 531 9 Para una ampliacin de la temtica hermenutica, cfr. Lulo. J., "La va hermenutica", en Schuster, F., Filosofa y mtodo de las ciencias sociales, op. cit., cap. 5.

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  • comprensin envuelve a la explicacin. Pues el momento de la pertenencia del intrprete a un horizonte previo de significados siempre la precede, la acompaa y la clausura. Ya se ha dicho anteriormente que la experiencia de un vnculo inexorable entre el que conoce y un conjunto de significados vitales es ontolgicamente ms originaria que cualquier toma de distancia objetivante. Pero en compensacin, tambin debera decirse que la explicacin desarrolla analticamente a la comprensin. Y este desarrollo es necesario a la luz de los requisitos de fundamentacin y de criticidad que incumben a la ciencia. Por lo cual, explicar y comprender a fin de cuentas aludiran respectivamente a los momentos metodolgico y no metodolgico de la bsqueda de conocimiento.10 3.2 Caractersticas comunes del escenario posnaturalista

    Ya se ha destacado el carcter plural de ese escenario posnaturalista y postempirista que se abre

    aproximadamente en la dcada de 1960 y que se ejemplific mediante una de sus corrientes principales: la hermenutica filosfica. Resta ahora, a modo de sntesis y cierre de esta tercera parte, y antes de ir a las conclusiones, explicitar los rasgos o caractersticas bsicas que comparten no slo las visiones hermenuticas sino todas aquellas que conforman este amplio escenario que polemiza con la concepcin estndar de las ciencias sociales. a) El giro lingstico: un punto de partida

    Con esta denominacin nos referirnos al cambio fundamental que reviste la consideracin del

    lenguaje, el cual ya no es comprendido al modo de un medio de comunicacin, de un mero instrumento para intermediar la relacin del hombre con las cosas, sino como materia prima del mundo social, esto es, como horizonte ltimo de la inteligibilidad de los procesos histricos y sociales. La realidad social, y a la vez el hombre en su racionalidad, es lenguaje. Esto dar lugar, como ya se dijo, a una reeducacin de la mirada del cientfico social, la cual se desplazar del fenmeno visible del hecho social de los positivistas a la preestructura "horizntica" del lenguaje. En resumidas cuentas, no solamente el reduccionismo naturalista que homologaba linealmente lo social a lo natural sino tambin las exigencias de especificidad reclamadas por el comprensivismo sern superadas y reemplazadas por un temple posgirolingstico comn: la declaracin del carcter esencialmente lingstico de las acciones humanas. b) Una concepcin ampliada de la razn y de la ciencia

    Un rasgo comn de este escenario posnaturalista est dado por la reivindicacin de otras formas de

    racionalidad, ms all de la implcita en el mtodo experimental de las ciencias naturales. Por lo tanto no cabe limitar al modo del cientificismo la razn a la ciencia y sta al mtodo. Es decir que no es lcito concebir lo racional slo en trminos de racionalidad instrumental. La crtica gadameriana a la identificacin de la verdad con el mtodo, como por otra parte la denuncia habermasiana de la colonizacin del mundo de la vida por lo rdenes sistmicos y en general por los procedimientos tcnicos de las ciencias emprico-analticas11, constituyen sendas formas de una misma actitud: la que sugiere la necesidad de ampliar la idea de razn que el proyecto filosfico de la modernidad y el xito tecnolgico de las ciencias naturales acotaron slo a su expresin tcnico-instrumental. La praxis humana, el mbito de la comunicacin intersubjetiva, contiene ms racionalidad que la referida al clculo de medios a fines; la tica, el arte, o incluso la poltica por dar algunos ejemplos no pueden ser sopesadas solamente desde una lgica de la eficacia, ya que ellas contienen ms que eso.

    Adems, debe tenerse en cuenta que no se trata ni de monismo ni de dualismo metodolgico: la comprensin en tanto momento no metodolgico del conocimiento envuelve desde su mayor originariedad a la explicacin, y sta desarrolla analticamente a aqulla, al operar el necesario distanciamiento crtico que permita la correccin de la proyecciones anticipadas de sentido. Pero esto nos lleva a la siguiente caracterstica. 10 En esto seguimos la visin contemporizadora de Paul Ricoeur. Cfr. Ricoeur, P., "Explicar y comprender", en Hermenutica y Accin, Buenos Aires, Docencia, 1984 11 Para estas criticas, puede consultarse Habermas, J., Conocimiento e inters, Madrid, Siglo XXI, 1985; o Gadamer, H. G., Verdad y mtodo, op. cit.

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  • c) La comprensin-interpretacin como modo de ser del hombre La comprensin ya no es vista como un mtodo propio de las ciencias sociales, sino que se produce

    un giro hacia lo ontolgico: comprender, en tanto recrear, interpretar un horizonte previo de sentido que nos viene de nuestra pertenencia a una tradicin, constituye la tarea propia de la razn humana. Es decir que esa ineludible circularidad entre un saber de fondo y un saber crtico no es una tarea propia de un tipo de ciencia, sino que "los prejuicios de un individuo son, mucho ms que sus juicios, la realidad histrica de su ser"12.

    Por otra parte, hay que recordar que esta base ontolgica de la comprensin, entendida ahora como lenguaje y como historia, permitir la superacin de la concepcin psicologizante propia de la visin comprensivista, la cual identificaba la comprensin con la empata o acceso a la intencin del autor. Es decir, ya no se trata de intenciones sino de lenguaje. d) Supuesto hermenutica

    Con este concepto nos referimos a la ruptura con el supuesto empirista que estaba a la base de la

    visin naturalista. A la ingenua confianza en la experiencia y en el conocimiento emprico como fundamento ltimo del saber cientfico en tanto saber acreditado, este plural escenario posnaturalista y posempirista pone el acento en la inevitable carga terica de los enunciados cientficos. No cabe hablar de observacin pura, de hechos puros o en general de datos en sentido estricto. Por qu? Sencillamente porque toda matriz de datos reconoce tras de s una historia olvidada, una gnesis que queda oculta o naturalizada. Lo cual equivale a afirmar que un dato es en realidad una construccin que echa sus races en la praxis vital misma, una produccin que alberga dentro de s mltiples mediaciones tericas. Y si hablamos especficamente de ciencias sociales, la cosa es todava ms compleja, ya que el mundo social, sobre el que ejerce su investigacin el cientfico, es ya un mundo interpretado. La tarea de las ciencias sociales deviene as en interpretacin de una realidad que ya ha sido interpretada por otros, a saber, por los actores sociales. A esto suele hacerse referencia con el concepto de doble hermenutica.13 e) Dimensin interpretativa e intersubjetiva de la verdad

    Esta caractersticas es la que mejor permite percibir la ndole esencialmente plural del escenario

    actual. Frente a la concepcin tradicional de la verdad como adequatio, esto es, como adecuacin de un enunciado a la realidad, comienza a abrirse un amplio abanico de intentos por construir una idea de verdad alternativa. Aqu podemos ubicar no slo a la concepcin hermenutico-interpretativa (verdad como recreacin de una tradicin a travs de las interpretaciones que hacemos de ella), sino tambin a aquellas concepciones que priorizan la dimensin histrica o la dimensin pragmtica de la verdad (verdad como eficacia prctica), o las teoras consensuales, al modo de los "paradigmas" de Kuhn o la teora de la accin comunicativa de Habermas (verdad como consenso racionalmente motivado). Todas ellas, si bien diferentes, comparten un rasgo comn: su disconformidad para con la teora tradicional de la verdad y la intencin de proponer otras lecturas que de un modo u otro hagan justicia a la dimensin intersubjetiva, lase historicidad, "lingisticidad", efectos prcticos, acuerdos previos o consensos futuros. f) Las teoras cientficas como estructuras enunciativas (holismo-contextualismo)

    En correlacin con la caracterstica anterior, ahora se sugiere que las teoras cientficas no estn

    compuestas en realidad por enunciados autnomos, sino que sobre todo desde Kuhn el significado de un enunciado depende de la conexin con el resto de los enunciados. Esto sienta las bases de visin holstica o contextualista de las teoras cientficas, ya que el uso de los terminos depende entonces del contexto, cada termino adquiere su significado de las relaciones con los dems trminos. Por ello, desde esta concepcin, las teoras no son ya conjuntos sino estructuras enunciativas.14 12 Gadamer, H.-G., Verdad y mtodo, op. cit., pg. 344. 13 Este concepto ha sido desarrollado sobre todo por el socilogo Anthony Giddens. Cfr. Giddens, A., Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza, 1995. 14 Aqu seguimos nuevamente a F. Schuster. Cfr. Schuster, F., Filosofa y mtodo de las ciencias sociales, op. cit.. cap. 1.

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  • g) Pertenencia del intrprete a una tradicin

    Ms all de las diferencias existentes entre el modo de referir esta idea por los distintos autores, es

    lcito de alguna manera afirmar que tanto Kuhn con el concepto de paradigma, o Gadamer con el de tradicin, o aun Ludwig Wittgenstein con el de juego de lenguaje, por dar solamente unos pocos ejemplos, aluden a su modo a una experiencia previa a la objetividad. Habra, en todos ellos y en otros que en virtud de la brevedad obviamos, una clara mencin a un vnculo entre el intrprete y un horizonte de sentido que es mucho ms originario que toda distanciacin objetivadora: siempre comprendemos desde nuestra pertenencia a un mundo en el cual estamos ya siendo y que posee siempre un sentido.

    Por supuesto, como se aclar en su momento, esta experiencia originaria que expresa en ltima instancia el rasgo de esencial finitud de la racionalidad humana no invalida la necesidad de una instancia de control objetivo de las anticipaciones de sentido que emergen a partir de ella. Por el contrario, todo saber que se precie de cientfico deber ejercer cierto control de dichas proyecciones. Pero lo realmente importante aqu es el rescate de esta preestructura del comprender que se anticipa inevitablemente a toda objetividad, a toda distanciacin, ya que ser siempre desde ella que se produzca el conocimiento y la comprensin de la realidad. 3.3 A modo de conclusin: acerca de la funcin de las ciencias sociales en el siglo XXI

    "Ciencias sociales, "ciencias del espritu", "ciencias morales", volvemos al punto de partida del

    trabajo: a qu tipo de saber y de actividad se alude mediante estas equvocas y polismicas expresiones?; qu relacin guardan con las aparentemente menos problemticas ciencias naturales?; en qu consiste su programa de contenidos y en qu su carcter de programa "cientfico"? Este es el desafo de las ciencias sociales, el de la construccin permanente de su propia identidad y de su singular cientificidad. A modo de conclusin, y luego del largo rodeo que hemos llevado a cabo por las diversas concepciones en cuanto a su estatus epistemolgico, podemos bosquejar un par de ideas a tener en cuenta por todo aquel que intente balbucear alguna respuesta a ese desafo.

    En primer lugar, unas palabras acerca del doble origen de las ciencias sociales. Quizs el principal error conceptual de quienes procuran concebir el quehacer de estas disciplinas consista en el olvido de su origen ms remoto, el que nos ha sido legado de modo decisivo y fundacional por la antigedad clsica. Por qu? Sencillamente porque de ese modo quedara eclipsada la relacin esencial y fructfera que se da entre la investigacin social y las viejas humanidades griegas. No se trata de abandonar o de menospreciar a la modernidad cientfica y a su inexorable preceptiva metodolgica sino de hacer justicia tambin a la proximidad inocultable entre estas nuevas ciencias modernas y aquel tipo de saber que el viejo Aristteles ya diferenciaba de otras epistemes y que denominaba como filosofa prctica. Tal vez sea justamente por este irrenunciable doble origen que las ciencias sociales deban estar constantemente dando cuenta de su cientificidad; porque no pueden ser aprehendidas slo desde su costado moderno, porque a pesar de todos los denodados y siempre renovados esfuerzos por cumplir cada una de las reglas metodolgicas que desde el paradigma cientfico moderno demarcan al campo de la ciencia del de la pseudociencia, siempre, de manera casi ineludible, sale a la superficie este otro origen, el griego. Ese estigma que acerca a veces a la investigacin social ms a la tica que a la ciencia, ms a "un discurso tosco sobre lo que acontece en la mayora de los casos"15 que a la exactitud y precisin del lenguaje que reputamos como cientfico.

    Por lo tanto, teniendo presente a las ciencias sociales como ciencias modernas, pero tambin como herederas de las viejas humanidades griegas, se nos hace ms claro el constante y constitutivo tironeo de que son objeto por parte de la empiria y de la teora. Si priorizamos la primera, las transformamos en un hbrido que desde su afn imitativo de las ciencias naturales reduce la investigacin social a mera estadstica, a una vacua encuesta plena de datos pobres e improductivos. Pero si damos rienda suelta a la segunda, las convertimos en filosofa, y huimos por tanto del mbito de la ciencia propiamente dicha. Es precisamente en ese entre, donde se juega el desafo de las ciencias sociales.

    Por otra parte, el recuerdo del doble origen nos lleva tambin al punto final de nuestro trabajo, la cuestin de la funcin de las ciencias sociales, a comienzos del siglo XXI. Si a partir de la hermenutica queda claro que lo cientfico no est dado por la capacidad que tendran algunas disciplinas para alcanzar un punto de vista objetivo, la misin propia de las ciencias sociales no ser entonces la de adaptarse al mtodo de las naturales. Vale decir, no se las debera seguir concibiendo desde el modelo iluminista de la objetividad

    15 Cfr. Aristteles, tica a Nicmaco, Mxico, Porra, 1979, libro I.

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  • a partir del cual nacieron en la modernidad; sobre todo porque lo que ms las caracteriza es justamente esa relacin previa con el objeto, la pertenencia, pero ya no como un escollo a ser superado sino como un condicionamiento que es parte de la verdad misma: dice Gadamer:

    El ideal de una ilustracin plena ha fracasado, y esto sugiere la misin especial de las ciencias del espritu: tener siempre presente en la labor cientfica la propia finitud y el condicionamiento histrico.16 La funcin propia de las ciencias sociales en nuestra poca, signada por los excesos cientificistas y

    tecnolgicos, es fundamentalmente tica y compensatoria. En primer trmino, resaltar una y otra vez, ms all de la innegable pero tambin cuestionable eficiencia de la tecnociencia, la finitud y condicionalidad histrica de todo conocimiento; esto es, sealar que la actitud cientfica es un camino vlido, pero slo uno, puesto que la verdad seguramente es algo mucho ms amplio que una ecuacin matemtica, y la razn algo ms que el mero clculo. Y, en segundo lugar, reivindicar, frente a la vorgine irrefrenable de innovaciones tecnolgicas, no la pretensin romntica de volver a un pasado mtico, pero s la moderacin. As, vincular y arraigar el vertiginoso desarrollo tecnolgico en el suelo comn de una tradicin es una de las funciones bsicas de las ciencias sociales: ante el desmembramiento social y el resquebrajamiento de las relaciones humanas que trae aparejados la modernidad tecnocrtica, el recuerdo de lo comunitario, de lo vinculante.

    Tener siempre presente la historicidad y la finitud borradas una y otra vez por el quehacer tcnico de las ciencias naturales; establecer vnculos constantes entre los resultados de la tendencia tecnolgica a la innovacin y aquello que nos une como pertenecientes a una tradicin (o ethos-logos comn); pero tambin y sobre todo salvaguardar un espacio de "pluralismo", debe ser tarea y funcin esencial de las ciencias sociales. Sostener ese dilogo que somos, en tanto hombres, como un dilogo siempre abierto y plural, frente a los discursos rpidamente universalizables y renovadamente fundamentalistas (no slo en el mbito cientfico religioso o poltico sino tambin econmico).

    En sntesis, la importancia actual de las ciencias sociales, posgiro lingstico, reside en la funcin eminentemente tica que las caracteriza: un gesto de finitud que ha de operar al modo de una suerte de efecto compensatorio que suture las heridas de una modernidad que se nos presenta an como destino inexorable.

    16 Gadamer, H.-G., "La verdad en las ciencias del espritu". en Verdad y mtodo II, Salamanca, Sgueme, 1992, pg. 48.

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  • Bibliografa

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