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Año XXIII • N° 64 • Diciembre 2005 56 "Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesan- te elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos" 1 . Juan Pablo II, Laborem Exercens 1. Presentación Desde una perspectiva antropológi- ca, el trabajo constituye una actividad nece- saria a la vida humana y al desarrollo de la vida social. En su carácter de mediador entre la naturaleza y los seres humanos, el trabajo es fuente de creación de bienes y servicios socialmente valiosos. Constituye, en ese sentido, un esfuerzo destinado a la generación de riqueza económica y cultu- ral, no sólo para la satisfacción de las nece- sidades básicas, sino también para la reali- zación de las expectativas individuales y colectivas de realización humana. En la actual etapa de modernización avanzada, el trabajo es no sólo un factor de progreso económico, sino también una fuente funda- mental de individualización y desarrollo de las potencialidades humanas. En este marco, cabe destacar que la reafirmación de una cultura del trabajo digno aparece como un objetivo esperable, pero a la vez fuertemente erosionado por un amplio conjunto de factores socio-económicos, políticos, institucionales y culturales, que afectan el ejercicio del trabajo en general, y con mayor severidad a los sectores sociales más vulnerables desde el punto de vista de activos y recursos disponibles. En las actuales condiciones socioeco- nómicas de nuestro país, sólo en situaciones excepcionales es posible para la persona optar por no trabajar -antes que hacerlo en un trabajo enajenante o que estar desem- pleado de manera involuntaria- y, al mismo tiempo, lograr satisfacer sus necesidades básicas, estando por encima del umbral de la pobreza. La mayoría de la población eco- nómica activa (PEA) de nuestro país no está en condiciones de elegir la actividad labo- ral que mejor desarrolle sus potencialida- des humanas. El trabajo es fundamental- mente un medio de subsistencia no siempre disponible, ni mucho menos de libre acce- so. Ante la magnitud y la complejidad que presenta este problema, el Foro Debate "Argentina, Estrategia País", lo considera como uno de los consensos que la sociedad debe alcanzar en la búsqueda de un nuevo rumbo. El Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) expone en este documen- to un diagnóstico y una propuesta frente al grave déficit de empleo en Argentina. El diagnóstico parte de datos oficiales (EPH- INDEC) y de evidencias de trabajos ante- riores (Salvia y Rubio, 2003) y otros nuevos generados por la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) llevada a cabo por este programa de investigación en impor- tantes conglomerados urbanos del país 2 . 2. Un contexto global de mayores des- igualdades en el mundo del trabajo El sistema económico en general, y JUAN CRUZ HERMIDA, EDUARDO LÉPORE Y AGUSTÍN SALVIA El derecho a un trabajo digno para todos en el marco de un proyecto estratégico de país Sección “Foro Debate: Argentina, Estrategia País

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Año XXIII • N° 64 • Diciembre 2005 56

"Con su trabajo el hombre ha de procurarse elpan cotidiano, contribuir al continuo progreso delas ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesan-te elevación cultural y moral de la sociedad en laque vive en comunidad con sus hermanos"1.

Juan Pablo II, Laborem Exercens

1. Presentación

Desde una perspectiva antropológi-ca, el trabajo constituye una actividad nece-saria a la vida humana y al desarrollo de lavida social. En su carácter de mediadorentre la naturaleza y los seres humanos, eltrabajo es fuente de creación de bienes yservicios socialmente valiosos. Constituye,en ese sentido, un esfuerzo destinado a lageneración de riqueza económica y cultu-ral, no sólo para la satisfacción de las nece-sidades básicas, sino también para la reali-zación de las expectativas individuales ycolectivas de realización humana. En laactual etapa de modernización avanzada, eltrabajo es no sólo un factor de progresoeconómico, sino también una fuente funda-mental de individualización y desarrollo delas potencialidades humanas. En estemarco, cabe destacar que la reafirmaciónde una cultura del trabajo digno aparececomo un objetivo esperable, pero a la vezfuertemente erosionado por un amplioconjunto de factores socio-económicos,políticos, institucionales y culturales, queafectan el ejercicio del trabajo en general, ycon mayor severidad a los sectores socialesmás vulnerables desde el punto de vista deactivos y recursos disponibles.

En las actuales condiciones socioeco-

nómicas de nuestro país, sólo en situacionesexcepcionales es posible para la personaoptar por no trabajar -antes que hacerlo enun trabajo enajenante o que estar desem-pleado de manera involuntaria- y, al mismotiempo, lograr satisfacer sus necesidadesbásicas, estando por encima del umbral dela pobreza. La mayoría de la población eco-nómica activa (PEA) de nuestro país no estáen condiciones de elegir la actividad labo-ral que mejor desarrolle sus potencialida-des humanas. El trabajo es fundamental-mente un medio de subsistencia no siempredisponible, ni mucho menos de libre acce-so.

Ante la magnitud y la complejidadque presenta este problema, el Foro Debate"Argentina, Estrategia País", lo consideracomo uno de los consensos que la sociedaddebe alcanzar en la búsqueda de un nuevorumbo. El Observatorio de la Deuda Socialde la Pontificia Universidad CatólicaArgentina (UCA) expone en este documen-to un diagnóstico y una propuesta frente algrave déficit de empleo en Argentina. Eldiagnóstico parte de datos oficiales (EPH-INDEC) y de evidencias de trabajos ante-riores (Salvia y Rubio, 2003) y otros nuevosgenerados por la Encuesta de la DeudaSocial Argentina (EDSA) llevada a cabo poreste programa de investigación en impor-tantes conglomerados urbanos del país2.

2. Un contexto global de mayores des-igualdades en el mundo del trabajo

El sistema económico en general, y

JUAN CRUZ HERMIDA, EDUARDO LÉPORE Y AGUSTÍN SALVIA

El derecho a un trabajo digno para todos enel marco de un proyecto estratégico de país

Sección “Foro Debate: Argentina, Estrategia País

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la producción industrial en particular, seven confrontados a un profundo proceso detransformación en su organización y en susmétodos. El mundo del trabajo es un com-ponente central de estas transformacionesglobales. Esto es así debido a que en él con-vergen los progresos de la técnica, de laracionalidad y las nuevas relaciones socialesfundadas en pautas diferentes a las predo-minantes en las sociedades industriales clá-sicas. Su expresión más magnánima seaprecia en la emergencia -aunque en unescenario dual y contradictorio- de modosde producción, procesos de trabajo y rela-ciones laborales más creativos y flexiblesque tienen la posibilidad de brindar mayorbienestar general y desarrollo personal. Ala vez, esta modernidad avanzada pareceríaabrir un riesgo conocido, en el contexto delas sociedades más desarrolladas, el aisla-miento social y la pérdida del sentido de lavida. Por otra parte, lo cierto es que lamayor parte de la población del mundocontinúa formando parte de espacios socia-les en donde, lejos de poder optar entre laalienación o la libertad, deben enfrentarcomo principal problema la falta de mediosadecuados de subsistencia y la vigencia deformas extremas de explotación o autoex-ploración económica.

En este marco general de contradic-ciones, el escenario social de los países sub-desarrollados se define por una dualidadcreciente. A las desigualdades históricas seha sumado la nueva era modernizadora consus efectos desequilibrantes sobre las condi-ciones económicas, la estructura social y losconsumos culturales. Los cambios en losprocesos productivos y la apertura econó-mica, entre otras medidas de reforma apli-cadas durante las últimas décadas, hangenerado resultados limitados que los apar-tan de los modelos implementados en lospaíses desarrollados. En la mayoría de loscasos, estos procesos han introducido trans-formaciones parciales, fundamentalmentecentradas en la gran industria, en serviciosespecializados para sectores de altos ingre-sos o en grupos vinculados a la exportación,siendo su motivación básica el aumento dela calidad de los productos para obtenerpatrones de competitividad internacional

en el mercado externo. Tales cambios, lejosde difundir beneficios al resto de la estruc-tura económica y social, han tendido a pro-fundizar los problemas de pobreza y des-amparo a través de un aumento del desem-pleo, la crisis de empleos tradicionales, elatraso de economías locales y regionales, eldeterioro de las instituciones encargadas dela seguridad social, etcétera. Al mismotiempo, ha tenido lugar una fuerte concen-tración del ingreso en estratos privilegiadosy un aumento de la desigualdad social entodos los niveles.

Queda claro entonces cómo en lassociedades menos desarrolladas la globali-zación tiene efectos duales. Por un lado, seprofundizan la escasez de recursos y elempobrecimiento como consecuencia de ladebilidad del crecimiento económico, asícomo también por la falta de una matrizpolítico-institucional capaz de dotar a lospaíses de un programa de desarrollo soste-nido. Por el otro, surgen transformacionesprofundas en las relaciones laborales ysociales en el marco de los procesos deapertura comercial y cambios tecnológicosque ocurren a escala global, los cualesintroducen nuevos modos de producción yformas de consumos. Ambos procesos, ter-minan colocando a las poblaciones en unasituación de subordinación frente a lasdemandas e inestabilidades del sistemaeconómico, ampliando la incertidumbreque tiene lugar en contextos más desarro-llados, y sin que se disponga de un sistemade protección social contra el desempleo, eldesamparo y la pérdida de ingresos.

En este contexto, las naciones conti-núan procurando fijar como un valor uni-versal -aunque no siempre con éxito- elderecho de las personas a sostener y des-arrollar su vida a través de un empleo esta-ble y de calidad, algo que se viene soste-niendo en el tiempo desde diversas organi-zaciones sociales. De esta manera, el traba-jo ha pasado a ser materia de fomento, pro-tección y regulación por parte de los esta-dos. Más recientemente, la OrganizaciónInternacional de Trabajo (OIT) ha plantea-do la existencia de umbrales mínimos paraalcanzar un trabajo decente, extendiendo lanorma más allá del empleo asalariado3.

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Pero normas como estas -se desarrollen ono en un marco de políticas intensivas encuanto a la creación de empleo- enfrentanen las sociedades avanzadas la fuerza defactores económicos, tecnológicos y socio-culturales que se oponen y resisten a prin-cipios de protección universal en materialaboral.

En igual sentido, aunque particular-mente enfocado en la creciente desigual-dad que se observa en la calidad de vida y,particularmente, en las oportunidades dedesarrollo humano a nivel global -y al inte-rior mismo de cada sociedad-, el PontificioConsejo "Justicia y Paz" ha llamado la aten-ción sobre la necesidad de llevar adelanteun proceso de "desarrollo solidario" queincluya especialmente a las zonas más des-favorecidas con miras a alcanzar, por unlado, la creación concreta de nuevos pues-tos de trabajo y, por el otro, permitir unamejora en el desarrollo humano de ampliossectores de la sociedad4.

3. El trabajo como objetivo y condicióndel desarrollo humano

Desde el enfoque filosófico contem-poráneo, el trabajo es un ámbito privilegia-do de integración a la vida social en cuantoque permite a las personas participar en unespacio de construcción de relaciones socia-les, motiva proyectos vitales y es fuente deidentidad, realización de proyectos y auto-valoración. Por medio de esta actividad, lossujetos procuran reproducir su existenciaen el plano material y existencial5. En igualsentido, H. Arendt (1996) destaca que eltrabajo constituye una actividad específica-mente humana, por medio de la cual elhombre crea un mundo de cosas no natura-les. Desde esta perspectiva, entendiendo eltrabajo desde una definición amplia pode-mos afirmar que éste persigue una finali-dad que es esencialmente la de dominar ytransformar la naturaleza para ponerla alservicio de las necesidades humanas.Permite la reproducción biológica de lavida, pero también contribuye al floreci-miento humano y a la vida en sociedad,mediante la puesta en acto de capacidades

humanas esenciales y relacionales. La centralidad del trabajo como

capacidad fundamental del desarrollohumano ha sido planteado también por laEncíclica Laborem Exercens, que sitúa el pro-blema laboral como clave de la cuestiónsocial: "... el trabajo humano es una clave,quizá la clave esencial, de toda la cuestiónsocial, si tratamos de verla verdaderamentedesde el punto de vista del bien del hom-bre. Y si la solución, o mejor, la solucióngradual de la cuestión social, que se presen-ta de nuevo constantemente y se hace cadavez más compleja, debe buscarse en ladirección de "hacer la vida humana máshumana", entonces la clave, que es el traba-jo humano, adquiere una importancia fun-damental y decisiva"6.

Por su parte, la literatura científicaha mostrado la importancia del trabajocomo un factor que marca el proceso deformación de una identidad adulta y elmodo de integración en la vida social. Porlo tanto, la imposibilidad de conseguir unempleo -o de perderlo en caso de contarcon él- tiene un efecto negativo sobre la for-mación de la personalidad. En tal sentido,los estudios han demostrado que la situa-ción de desempleo debilita tanto la integra-ción social como la estabilidad psicológicadel individuo, revelando una relacióninversa entre el desempleo y el bienestarpsicológico medido en términos de depre-sión, ansiedad y autoestima7. Por ello soste-nemos que la carencia forzada de trabajoconstituye una vía de empobrecimientohumano para quienes padecen sus efectos.Como señala A. Sen (1997)8: "El tributo quehay que pagar por el desempleo no consis-te sólo en pérdida de confianza, sino tam-bién en efectos de largo alcance sobre laconfianza en uno mismo, la motivaciónpara el trabajo, las aptitudes, la integraciónsocial, la armonía racial, la justicia entre lossexos y la apreciación y utilización de lalibertad y la responsabilidad individuales."

El trabajo corresponde ser conside-rado como una "expresión esencial de lapersona"9. Aquellos argumentos que buscanreducir al trabajador a un instrumento deproducción llevan a la desnaturalización dela esencia misma del trabajo, por la sencilla

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razón de que la finalidad del trabajo es elhombre, el trabajo debe estar a disposicióndel hombre y no al revés. Asimismo, el tra-bajo es una actividad socialmente necesa-ria, porque en su carácter de mediadorentre la naturaleza y los seres humanos, eltrabajador es creador de bienes y serviciossocialmente necesarios. Constituye unesfuerzo colectivo de creación de riquezaeconómica y cultural que genera un inter-cambio de relaciones. Por ello, el trabajo es,también, una experiencia de afiliaciónsocial, convertida en un instrumento deintegración social. En este sentido, sepuede señalar que "hoy, principalmente, eltrabajo es trabajar con otros y trabajar paraotros: es un hacer algo para alguien"10.

Pero que el trabajo tenga un valorfundamental para el desarrollo humano seenfrenta con el hecho de que bajo el actualsistema social global no hay empleos paratodos y que sus contenidos, la mayoría delas veces, operan en sentido contrario atales valores. La falta de trabajo tanto comola necesidad de desarrollar un empleo pre-cario11, hacen dificultoso, cuando no impo-sible, el desarrollo de la persona en losniveles tanto de subsistencia como de flore-cimiento humano. En esta óptica, la caren-cia forzada de un empleo adecuado al des-arrollo de la persona no sólo constituye unfracaso del sistema social, que dilapida unrecurso productivo valioso, sino que tam-bién constituye, desde el punto de vista deldesarrollo humano, una vía de empobreci-miento y de degradación para quienespadecen sus efectos. Como corolario deeste proceso, aumenta la incertidumbre y elriesgo como componentes centrales de lasrelaciones sociales, que se expresan no sóloen la vida laboral, sino también en la fami-liar, en las relaciones generacionales, eincluso en los estilos de vida propios.

En el mundo actual, las personasparticipan de estos procesos situados endiferentes espacios económicos, camposculturales y relaciones sociales, lo cualimplica la existencia de muy distintasestructuras de opciones, posibilidades deacceso a recursos y capacidades de realizarlogros de desarrollo humano a partir detrabajo. Sobre esta desigual estructura de

oportunidades, parece emerger una reali-dad social sometida a un proceso que operaen dos direcciones: a) un mayor desarrollotécnico puesto al servicio del desarrollopersonal a favor de unos pocos privilegia-dos que pueden hacer del trabajo una fuen-te de realización personal; y b) una multi-plicación de las economías de la pobreza endonde el trabajo es para una gran mayoríarequisito de subsistencia y fuente de explo-tación o de auto explotación forzada. Estasdiferentes lógicas abren el escenario delmundo del trabajo a un estallido de nuevasdesigualdades en un orden social cada vezmás dual y polarizado.

4. Un marco de referencia para el casoargentino

Son conocidas las limitacionesestructurales que afectan a amplios sectoressociales de la sociedad argentina en cuantoa tener acceso a un empleo decente, asícomo el papel de este factor como determi-nante más directo de los efectos de pobre-za, deterioro y desigualdad social. Este esun problema que asume un rasgo estructu-ral -de por lo menos tres décadas de vigen-cia en nuestra sociedad- y frente al cualmuy poco han servido para revertir estatendencia las coyunturas de crecimientoeconómico y los diferentes formatos queasumieron las políticas de gobierno.Precisamente, el problema parece estarfuertemente asociado con la volatilidadeconómica y la debilidad institucional delpaís, lo cual se explica por la falta de unproyecto político de desarrollo estratégico,en el marco del nuevo escenario regional ymundial12.

En este contexto, el régimen macro-económico y las reformas estructuralesencaradas a lo largo de la década delnoventa no sólo no lograron resolver estedéficit, sino que tuvieron un impacto fuer-temente negativo sobre los niveles deempleo y equidad distributiva. El agota-miento del modelo económico propuesto yel alto deterioro social generaron una crisiseconómica y social de magnitud inusitada.Después del shock inicial del período 2001-

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2002, el desarrollo de una política fundadaen el tipo de cambio depreciado parecehaber generado un nuevo escenario econó-mico de recuperación y posterior creci-miento del producto y del empleo a nivelesmuy importantes. Pero si bien las condicio-nes indicadas contribuyen a definir un cicloeconómico favorable, la heterogeneidadestructural del mercado de trabajo y de laestructura de oportunidades laboralesconstituyen un problema no resuelto por lapolítica económica ni social-laboral. Esteproblema está en que el crecimiento delempleo como producto del uso intensivo enmano de obra parece retraerse en un con-texto de menor capacidad ociosa y dondelas inversiones no crecen al ritmo espera-do13.

Al respecto, cabe sostener la tesis deque la existencia de una heterogeneidadestructural del mercado de trabajo respon-de a la sedimentación de procesos políticos,económico e institucionales estructurales yde otros procesos de carácter más recientegenerados en el marco de la decadencia delcapitalismo argentino, sus inestabilidades ycrisis institucionales. Esta segmentación seexpresaría, en las bajas probabilidades parauna parte importante de la sociedad margi-nada de salir de itinerarios recursivos dedesempleo, inactividad e inserciones ines-tables en el sector informal o en subseg-mentos formales, que se han precarizadobajo las condiciones y reglas vigentes defuncionamiento general de la estructurasocial.

Algunos datos permiten ubicarmejor la situación del mundo del trabajo enla Argentina actual. Si bien la situacióngeneral ha mejorado entre 2002 y 2005, esposible estimar que casi 12 millones de per-sonas con residencia en áreas urbanas (74%de la población económicamente activa)presentan todavía problemas de empleo.Estos problemas refieren a situaciones dedesocupación, trabajo que no cubren lacanasta de indigencia, empleo precario ysubempleo parcial. Si se excluye de estasituación a los que teniendo un empleodigno no buscan trabajar más horas ni cam-biar de trabajo (subempleo o empleo par-cial), la masa de fuerza de trabajo sobrantes

ascendería de todos modos a casi 8 millo-nes de personas (el 54% de la fuerza de tra-bajo urbana).

Un dato relevante es el comporta-miento dual que ha registrado el mercadolaboral durante el reciente ciclo de reactiva-ción. Por una parte, si bien ha crecido elpleno empleo y la demanda de nuevosempleos por parte de los sectores más inte-grados, el desempleo estructural, el des-aliento y el empleo precario han manteni-do o, incluso, aumentado su participaciónen el total de la fuerza de trabajo. En igualsentido, no es menor el dato de que apenasel 63% del empleo público se encuadra enun trabajo digno y que sólo el 50% delempleo en el sector privado presenta elmismo comportamiento. En ambos casos,el empleo precario ha venido aumentando-tanto como el empleo pleno- durante laactual etapa de reactivación y crecimiento.Como resultado de este proceso, ha idocayendo sistemáticamente el empleo asisti-do (programas de empleo público) y los tra-bajos por debajo de la canasta familiar deindigencia.

Con el objeto de precisar mejor elproblema, cabe destacar algunos de losprincipales rasgos que enfrenta la actualestructura social del trabajo en nuestropaís:

1) El crecimiento de la demandaagregada de empleo tiene lugar en un siste-ma productivo fragmentado, que presentafuertes disparidades estructurales prece-dentes. De un lado, un polo económicodinámico que bajo la modalidad de enclavese encuentra integrado a los principalesmercados mundiales y/o a mercados inter-nos de elevada renta. En el medio viejas ynuevas clases medias profesionales, media-nas empresas proveedoras para grandes fir-mas y microempresas de alta tecnología yde servicios especializados. En el otro polo,una economía informal inestable, apoyadaen reglas de reciprocidad, obligada a unaautoexploración forzada de sus activos paradar respuesta a las demandas fundamenta-les de subsistencia. Y por debajo, una ver-dadera "infraclase" (underclass), socialmenteaislada, con crecimiento acelerado y quesubsiste a través de actividades extralegales,

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prácticas laborales de mendicidad, progra-mas sociales o trabajos ocasionales.

2) El desempleo y el subempleo sehan convertido en un déficit estructuralerróneamente explicado en términos defactores tecnológicos o por déficit de capi-tal humano. El núcleo duro del capitalismoargentino requiere sólo la mitad de la fuer-za de trabajo disponible. Se trata de un pro-blema que afecta a grandes masas de lapoblación, tanto a trabajadores adultoscomo a nuevos trabajadores jóvenes, a lavez que los trabajadores de baja calificaciónconstituyen un grupo particularmente vul-nerable en términos de precariedad labo-ral. Esta situación explica en primer lugarla desaparición de los tradicionales gruposde renta media característicos de la socie-dad argentina. Al mismo tiempo, la emer-gencia de una nueva clase de trabajadoresautónomos más precarios se explica por lagravedad y extensión del desempleo y lapobreza en los hogares marginados, y nopor las bondades y oportunidades que brin-da el sistema económico. De esta manera,el mercado laboral está afectado por unafuerte segmentación social y espacial de lasoportunidades de empleo y progreso socio-económico en términos de ingresos y recur-sos sociales; lo cual ha ampliado las brechasproductivas y socio-institucionales entre elsector formal reservado a las "clases mediasprósperas" y el sector informal de los gru-pos marginados y empobrecidos.

3) En este contexto, no debe extra-ñar el déficit institucional que presenta lasociedad civil y el propio Estado para dise-ñar y ejecutar un modelo de crecimiento yuna política de regulaciones que atiendaestos problemas estructurales y garanticemayor integración social. La raíz estructu-ral del problema y el grado de desintegra-ción que padece la sociedad convierten eninoperantes o, incluso, en contraproducen-tes los mecanismos de regulación fundadosen los lazos corporativos tradicionales(regulaciones salariales, protección contrael despido, seguro por desempleo, etcéte-ra). Los institutos del Estado vinculados a laatención de los problemas de pobreza, des-empleo y precariedad laboral se ven des-bordados ante la magnitud de la marginali-

dad socio-económica y la debilidad de laeconomía de mercado. La situación parecedemandar una audaz política de Estado enmateria de "redistribución del ingreso" queimplique una efectiva inversión social enlos sectores más vulnerables (no sólo trans-ferencia de ingresos monetarios), pero tam-bién una profunda reforma del sistemapolítico y del Estado que la haga posible yefectiva.

5. Desigual distribución social de la dota-ción de recursos y oportunidades deempleo en la Argentina actual

La probabilidad de acceder a unempleo de calidad depende de algo másque de la voluntad de trabajar y del empe-ño por alcanzarlo. Depende sobre todo deuna serie de factores localizados tanto en elnivel macro-económico -demanda agrega-da de empleo-, como en el nivel micro-social de los recursos y de las estrategias deinserción a partir de los cuales las personasy los hogares participan de las oportunida-des socialmente estructuradas (Kaztman yFilgueira, 1999). Entre tales recursos cabedestacar la reconocida importancia que tie-nen el capital educativo, el historial laboraly las redes de relaciones sociales. Al respec-to, cabe explorar la forma en que se distri-buyen en el espacio social metropolitanotales capacidades, tomando para ello unaserie de indicadores relevantes: acceso aecuación secundaria y/o capacitación labo-ral de la población económicamente activa,historia laboral asociada a un empleo esta-ble y acceso a redes de apoyo para la rein-serción laboral.

En el marco de la actual configura-ción de las estructuras de oportunidadeslaborales, la articulación entre el sistema deeducación formal y el mercado de trabajoresulta cada vez más relevante. La demandade mano de obra impone perfiles cada vezmás exigentes en materia de comprensiónintelectual y capacidad de actuar con gra-dos relativamente altos de incertidumbre.Junto a ello, la empleabilidad requiere dehabilidades básicas tales como: capacidadesde comunicación oral y escrita, análisis

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lógico aplicado a la resolución de proble-mas y habilidades cognitivas, entre otrascompetencias. De esta manera, la carenciade credenciales de estudios secundariosimplica, una importante desventaja sociolaboral, que se manifiesta, fundamental-mente en las áreas urbanas, como un pasi-vo que impide la superación de la barreradel trabajo no calificado.

Los resultados obtenidos por laEncuesta de la Deuda Social Argentina(junio-diciembre de 2004) dan cuenta de lamarcada polarización existente en materiade distribución de las credenciales educati-vas en el espacio residencial. Mientras quesólo un 6% de los activos residentes enespacios urbanos típicos de las clasesmedias no finalizaron los estudios secunda-rios, un 66% de los activos localizados enáreas residenciales de sectores más vulnera-bles no completaron ese nivel de instruc-ción. Al mismo tiempo, este déficit delogros educativos presenta diferencias rele-vantes al interior de este grupo: mientrasque en los espacios residenciales de clasemedia empobrecida el porcentaje de acti-vos sin secundaria completa es de un 43%,en las áreas residenciales de las clases másbajas ese porcentaje asciende a un 85%.

Por otra parte, al considerar la asis-tencia de la PEA a cursos de formación ycapacitación laboral se comprueba que esen los espacios de peor performance socio-educacional es donde la proporción de asis-tentes es menor. Si bien en los espacios declase media alta los activos que asisten oasistieron a cursos de formación y capacita-ción laboral no representan más de unacuarta parte (25%), en las áreas más preca-rizadas esa proporción se reduce significati-vamente (16%), especialmente en los cen-tros residenciales de clase muy baja (7%)14.

Secundariamente, en tanto fuenteinformal de conocimientos, destrezas yhabilidades, el haber desempeñado unempleo estable constituye un indicadorindirecto de la experiencia laboral adquiri-da en el mundo del trabajo. De acuerdo conesta información, el déficit de experiencialaboral estable no presenta diferencias rele-vantes entre los activos localizados en espa-cios de clase media y la capa superior de los

sectores ubicados en espacios sociales másvulnerables. Este dato se explicaría en elmarco del mayor acceso y la elevada inte-gración que continúan teniendo las capasmedias empobrecidas a las redes de infor-mación y de formación de opinión de lossegmentos más estructurados del mercadolaboral. Esto no parece ocurrir -o, almenos, no con la misma fuerza- en los sec-tores ubicados en los espacios de mayor vul-nerabilidad, en donde la población activaestá muy lejos de contar con recursos paraacceder o, incluso, de conocer y valorarpositivamente, todo aquello que está rela-cionado con la formación profesional y lamovilidad en los mercados primarios detrabajo.

Por último, diversas corrientes deinvestigación han señalado el importantepapel que desempeñan los vínculos socialesen la determinación de las oportunidadespara acceder a empleos y canales de movi-lidad social. Por ejemplo, en relación a laexistencia de redes para la obtención deoportunidades de trabajo, la literaturasobre los lazos sociales ha demostrado quees una práctica corriente en la cual aproxi-madamente la mitad de los empleos sonobtenidos por contactos con familiares,amigos y conocidos. En la medida en quelas condiciones de segregación espacialtienden a reforzar la homogeneidad y lafortaleza de los vínculos "débiles", se confir-ma que en los espacios residenciales másvulnerables las redes de relaciones resultanmenos eficaces para la obtención de infor-mación sobre oportunidades de empleo ycapacitación. En este sentido, mientras que7 de cada 10 activos del espacio residencialde clase media declaró haber ayudado aalgún conocido a conseguir trabajo en elúltimo año, sólo 4 de cada 10 activos locali-zados en los espacios residenciales más vul-nerables se manifestaron en ese mismo sen-tido.

Las evidencias anteriores, dan cuen-ta de la desigual distribución de recursos decapital humano, ocupacional y social de lafuerza de trabajo según su ubicación en elespacio socio-residencial. Ahora bien, ¿enqué medida estas diferencias se expresantambién en una desigual distribución de

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logros concretos de inserción laboral, asícomo en cuanto a las posibilidades de apro-vechar un proceso de reactivación económi-ca?

En función de responder a esta pre-gunta, se evalúan en este apartado las dife-rencias y los cambios registrados (entrejunio y diciembre de 2004) en la poblaciónactiva de los diferentes espacios sociales encuanto al acceso a un empleo.

Respecto a la incidencia del déficitde acceso a un empleo mínimo -sea de cali-dad o precario e inestable (se excluyen losplanes de empleo y los empleos con ingre-sos por debajo de la canasta familiar deindigencia- conforme al espacio socio-terri-torial de residencia, es posible observar quela mitad (46%) de los activos localizados enespacios residenciales de clases bajas ymedias bajas exhiben en diciembre de 2004una situación de desempleo abierto, des-aliento o subempleo indigente (beneficia-rios de planes de empleo con contrapresta-ción laboral, ocupados en changas y traba-jadores familiares sin remuneración). Eldéficit de empleo es menor en los espaciossociales residenciales menos vulnerables(19%). Asimismo, en los espacios residen-ciales de clases muy bajas, el déficit de acce-so al empleo comprende a la mayor parte(57%) de los activos, en tanto que en losespacios de clases medias bajas, una terceraparte (33%) de los activos presentan estedéficit laboral.

Al evaluar las trayectorias laboralesde estas poblaciones -entre junio y diciem-bre de 2004- se comprueba que, por unaparte, si bien se registra una importantesalida de la situación de déficit, la salida fuemenor en los espacios residenciales metro-politanos de clase baja y media baja que enlos de clase media alta. Más de la mitad(56%) de los activos con déficit de empleoen junio de 2004 situados en espacios resi-denciales de clase media dejó de exhibirloen diciembre de 2004; sólo una terceraparte (33%) de los activos insertos en espa-cios de mayor vulnerabilidad evidenció uncambio similar en el período analizado. Almismo tiempo, si bien la entrada a la situa-ción deficitaria fue menor que la salida,fueron los espacios residenciales más vulne-

rables los menos beneficiados. Como resul-tados de estos cambios, la reducción deldéficit de empleo fue en términos compa-rativos mayor en los espacios residencialescaracterísticos de las clases medias altas.

Un dato a destacar es el que dos ter-ceras partes (64%) de la PEA situada enespacios socio residenciales de clase baja omedia baja continuó experimentando défi-cit de empleo en el período analizado, entanto que en los espacios de clases mediasdicha proporción disminuyó a algo más deuna tercera parte (38%).

6. Hacia un derecho universal a la capaci-tación y al trabajo digno

Para llevar adelante una política deEstado -en el marco de un proyecto estraté-gico de país para la Argentina- que tengacomo objetivo el empleo pleno y el trabajodecente para todos, hace falta algo más quecrecimiento económico, mejoras relativasen las remuneraciones de los trabajadoresregistrados y subsidios al desempleo (porejemplo, Plan Jefes/as de Hogar). Se hacenecesario crear una nueva institucionalidadsocial que haga real el derecho constitucio-nal a un trabajo digno y, al mismo tiempo,garantice igualdades de oportunidades yuna efectiva redistribución de ingreso. Estoimplica un obligado reconocimiento de lacomplejidad del problema:

• La crisis del empleo en laArgentina no es un fenómeno transitorio nisuperable por la mera intervención del cre-cimiento económico (incluso bajo las nue-vas reglas macro económicas).

• La solución al problema debe con-siderar necesariamente la heterogeneidadestructural del sistema productivo y la seg-mentación sectorial, social y regional delmercado de trabajo.

• Entre las condiciones de contextosocio-político que ponen límites al desarro-llo de esta política de estado se encuentranla amplia fragmentación que caracteriza alsistema social y la profunda ineficaciaadministrativa y política que afecta a lasestructuras del Estado.

En este marco, el Observatorio de la

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Deuda Social Argentina considera necesa-rio instalar en la agenda pública el derechouniversal a la capacitación laboral y a un traba-jo digno con ingresos por encima de la canastafamiliar de indigencia. Debe tenerse en cuen-ta que la creación de un piso de empleo decalidad e ingresos por parte del EstadoNacional para los sectores desocupados ybeneficiarios de los programas de empleo,implica -además de una salida masiva de laindigencia y de un importante shock sobrela demanda de consumo y la actividad eco-nómica- la creación de hecho de un salariomínimo de referencia para el sector priva-do informal.

Principales resultados del diagnóstico delObservatorio de la Deuda SocialArgentina - Universidad CatólicaArgentina

• La recuperación y el crecimiento delos últimos años ha impactado positivamen-te en el empleo, pero a una tasa decrecien-te en cuanto a la creación de empleos ple-nos y superar el desempleo estructural. • En la Argentina actual más el 50%de la PEA (7,5 millones de personas) pre-senta problemas graves de empleo, y, almenos, el 30% de la PEA (4,5 millones depersonas) sufre un desempleo estructural,trabaja en planes de empleo o tiene emple-os con ingresos por debajo de la canastafamiliar de indigencia.• La fragilidad de los empleo de cali-dad se presenta tanto en el sector privadocomo en el sector público, y esto a pesar delcrecimiento económico y de la política delestado en materia de mejorar la empleabi-lidad de los trabajadores.• El acceso a un empleo no es equita-tivo, se encuentra social y espacialmentecondicionado, observándose diferenciasmuy importantes entre estratos sociales,espacios socio-residenciales y mercadoslaborales regionales.• Las mejoras recientes observadas enel acceso a un empleo continúa reprodu-ciendo una estructura segmentada y des-igual. En el mismo sentido, las mejoras enlos ingresos laborales han tenido un alcan-

ce limitado y no logran efectos socialesredistributivos.• Los programas sociales y de empleono resuelven la falta de un empleo digno yde calidad para todos ni el déficit de ingre-sos de subsistencia por parte de más del40% de las personas en situación de pobre-za.• La actual estructura y funcionamien-to de los aparatos del estado -en todas susinstancias- resulta inoperante e ineficientepara abordar una política activa de iguala-ción de oportunidades de empleos y deerradicación de la indigencia.

1) Aceptado este diagnóstico, correspondeen primer lugar situar al empleo dignocomo centro del modelo de crecimientoeconómico y de las políticas sociales a tra-vés de una intervención activa, planifica-da y coordinada del Estado y de la socie-dad civil

Sin duda, el derecho a la capacita-ción y al trabajo digno debe tener fuerza deLey Federal y ser garantizado por EstadoNacional, pero con responsabilidades com-partidas a nivel federal (estados provincia-les y municipales) y por las organizacionesprofesionales, sectoriales y comunitarias dela sociedad civil. Su implementación habráde implicar:

a) Un Plan Federal de ObrasProductivas, Sociales y Servicios Personalesy Comunitarios a cargo de organismos res-ponsables públicos, sectoriales y de la socie-dad civil, focalizando en áreas urbanas yrurales residenciales pobres y desprotegi-das.

b) El desarrollo de un programa deinclusión laboral a cargo del EstadoNacional en donde se brinde empleo dignoy capacitación laboral a 3.500 millones dedesocupados estructurales y subocupadosdel sector público o privado cuyos ingresolaborales no alcanzan la canasta familiar deindigencia.

c) El establecimiento de un régimenlaboral especial que garantice obligacionesy derechos laborales individuales y colecti-vos a los participantes del Plan Federal de

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Obras. Entre ellos, un salario mínimo (nouna ayuda económica) superior a la canastafamiliar de indigencia por 30 horas de tra-bajo semanal y los beneficios del sistema dela seguridad social.

d) La institución de un seguro decapacitación laboral para los participantesdel Plan de Obras que así lo requieran, conentrenamiento de hasta 6 meses de dura-ción previo a su incorporación al régimenlaboral especial y a la ejecución efectiva delas obras.

2) En segundo lugar, es necesario crear unorganismo público eficiente y eficaz paracumplir dicho objetivo, a la vez que unmarco de protección y resguardo institu-cional basado en consensos y concertacio-nes políticas y sectoriales, así como con-tar con una activa participación de lasorganizaciones de la sociedad civil. Estaestructura debe tener capacidad de plani-ficar e intervenir en todos los espaciossubnacionales con poder de ejecución,regulación y contralor de las acciones.Por eso proponemos:

a) Crear, en el marco de una reformaadministrativa del Estado Nacional, unaagencia nacional de empleo con cabeza entodos los centros urbanos del país, a cargode la planificación, diseño, gestión y ejecu-ción del Plan de Obras, con capacidad deintervención y articulación política, social ysectorial.

b) Realizar los acuerdos político-ins-titucionales necesarios para el desarrollodel Plan de Obras y para la integración delos actores políticos, comunitarios y secto-riales de la Sociedad Civil al consejo deadministración de la Agencia Nacional deEmpleo, y/o a los organismos consultivos yveedores de la misma.

c) Movilizar en el marco del PlanFederal de Obras Productivas, Sociales yServicios Personales y Comunitarios a lasgrandes empresas y organizaciones de laSociedad Civil con el objeto de que partici-pen en el financiamiento, la ejecución ycoordinación de las acciones.

d) Articular las acciones de capacita-

ción y del Plan de Obra a una Red Nacionalde Oficinas Locales de Servicios de Empleoa partir de la cual fomentar la inclusiónlaboral de los desocupados egresados de loscursos y de las obras y servicios del Plan.

3) En tercer lugar, cabe concretar la crea-ción de un Fondo Federal de Capacitacióny Empleo -para el financiamiento de lasbecas y remuneraciones laborales- bajo laadministración de la Agencia Nacional deEmpleo, y con capacidad para adminis-trar los fondos imputados por los presu-puestos Nacionales, Provinciales yMunicipales, y otros adicionales para eldesarrollo de otros programas de fomentodel empleo.

a) Este Fondo puede constituirse apartir de los fondos provenientes de lasretenciones a las exportaciones, impuestosa las ganancias y donaciones especiales,imputaciones presupuestarias federales, asícomo agregar 0,5 punto a las contribucio-nes patronales para financiar las accionesde capacitación (350 millones de pesos),

b) Para ello se hace necesario llevaradelante una reforma del régimen tributarionacional, sumando derechos y obligacionesfederales (esto debe hacerse en marco de unareforma integral del sistema tributario).

Ejercicio de estimación del costo de unprograma federal de capacitación y traba-jo digno para todos

Desarrollo de un plan de obras conla inclusión laboral para tres (3) millones deactuales desocupados o beneficiarios de losprogramas de empleo.

Remuneración de 13 meses de sala-rio sobre la canasta familiar de indigencia($350), además de una contribución inte-gral a la seguridad social (obra social yaporte jubilatorio).

Costos de inversión del plan de obras:imputable al presupuesto nacional, provincialesy municipales de obras y servicios públicos.

Costo de capacitación: 350 millones depesos destinados a pagar los servicios de institu-

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ciones públicas, privadas y sociales a cargo de ladirección de obra y del entrenamiento laboral(presupuesto del actual fondo nacional deempleo).

Costo laboral estimado del plan de obras:15,5 mil millones de pesos destinado a pagar lasremuneraciones y contribuciones a la seguridadsocial de los trabajadores.

Actualmente el programa jefes /as dehogar, más los otros programas de empleoy capacitación suman un presupuesto dealrededor de 4 mil millones de pesos (ejer-cicio 2005). Los 12 mil millones de pesosadicionales que requeriría el plan deberíanprovenir del superávit fiscal (de 17 milmillones de pesos en 2004), más los recur-sos disponibles en el fondo social deempleo.

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Social Argentina / 1: Las GrandesDesigualdades. EDUCA, Buenos Aires.

* Documento elaborado para el ForoDebate "Argentina Estrategia-País" convo-cado por Caritas Argentina y PastoralSocial. Se agradece muy especialmente lacolaboración de Jimena Macció y M.Florencia Rossaro en la elaboración delmismo.1 Encíclica Laborem Exercens, Introducción.2 La Encuesta de la Deuda Social Argentinacuenta con un diseño de panel/seguimien-to, socio-residencialmente estratificado porradios censales, para 1.100 personas de 18y más años. Los aglomerados relevados sonel Área Metropolitana de Buenos Aires,Bahía Blanca, Gran Córdoba, Gran Salta,Resistencia, Gran Mendoza y Neuquén-Plotier. El marco teórico metodológico y eldiseño de la muestra de la EDSA, así comolos resultados obtenidos por la primeramedición realizada en Junio de 2004, pue-den ser consultados en Salvia y Tami(2004).3 El concepto de déficit de empleo decentefue introducido no hace mucho por la OIT,lo cual se traduce en una oferta de empleoinsuficiente, una protección social inade-cuada, la denegación de los derechos en eltrabajo y la deficiencia en el diálogo social.Sobre la definición teórica y el significadoprogramático de "empleo decente" ver OIT(1999). Se trata, tal como aplica en estainvestigación, de un parámetro normativomultidimensional sobre un logro necesariopara el desarrollo humano.4 Pontificio Consejo "Justicia y Paz",Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia(2005).5 Al respecto, ver Calvéz (1997). Este autordesarrolla esta perspectiva mostrando unalínea importante de continuidad y coinci-dencias en los trabajos de Hegel y Marx, enlos aportes del Concilio Vaticano II y en lasconcepciones de las primitivas comunida-des cristianas. 6 Encíclica Laborem Exercens, 3. (1981)

7 Un estudio concluyente en este sentido esel de Donovan, A., Oddy, M., Pardoe, R. yAdes, A. (1985). También se pueden consul-tar el clásico estudio de Eisenberg yLazarsfeld (1938), así como Jahoda, M.(1987).8 Sen, A. (1997), "Desigualdad y desempleoen la Europa contemporánea". En RevistaInternacional del Trabajo, vol. 116, n° 2 (vera-no). Pág. 17. 9 Pontificio Consejo "Justicia y Paz":Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia(2005).10 Encíclica Centesimus annus. 31 (1991)11 En el anexo se incluye una lista de defi-niciones de términos técnicos.12 Es relevante señalar que sobre este diag-nóstico se presenta en general una ampliacoincidencia desde programas y espaciosde investigación que sostienen paradigmasa veces divergentes, tales como FIEL(2001), PNUD-Argentina (PNUD, 2002), elObservatorio de la Deuda Social - UCA(Salvia, A. y Tami, F., 2004), PIETTE-CEIL(Neffa, Battistini, Panigo y Pérez, 2000),OIT-MTESS (A. Monza, 2002), UNGS(Altimir y Beccaria, 1999) y CEDLS(Gasparini, 2005). Igual enfoque dejaentrever el documento del Grupo Farell(2004) elaborado para el Foro Debate:Argentina Estrategia País.13 Al respecto, cabe llamar la atención quela actual situación socio-económica, compa-rada con el período anterior a la crisis del2001-2002, da cuenta de un déficit persis-tente en cuanto a una serie relevante deindicadores de bienestar y progreso social.En términos de balance, los niveles de des-empleo, pobreza y distribución desigual delingreso, si bien presentan mejoras relativascon respecto a la crisis de laConvertibilidad, no logran todavía alcanzarlos valores de la recuperación del períodopos-tequila (Gasparini, 2005).14 Se verifica, de este modo, la operativi-dad de la tesis del avance acumulativo,según la cual "quien más educación tienemás educación demanda y se apropia"(Riquelme, 2000; Sirvent, 1992).

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Anexos

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