El derecho a la educación y el acceso a la cultura

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2 Capítulo El derecho a la educación y el acceso a la cultura Artículo 27.1. Todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. Artículo 27.2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana… Artículo 27.4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita Artículo 44.1. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho. Artículo 3.3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimo- nio cultural que será objeto de especial respeto y protección

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2Capítulo

El derecho a la educación y elacceso a la cultura

Artículo 27.1. Todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.

Artículo 27.2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana…

Artículo 27.4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita

Artículo 44.1. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la quetodos tienen derecho.

Artículo 3.3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimo-nio cultural que será objeto de especial respeto y protección

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2.1.- La educación, materia pendiente en nuestrahistoria.

Los artículos que preceden son una mínima parte de laatención que nuestra actual Constitución dedica a la edu-cación puesto que, además, desarrolla temas como la li-bertad de enseñanza, la garantía que debe prestar el Esta-do para que se haga efectivo el derecho de todos a laeducación, la participación de todos los sectores afecta-dos en la programación general de la enseñanza, el con-trol de profesores, padres y alumnos en la gestión de loscentros de enseñanza sostenidos con fondos públicos ola autonomía universitaria.

Existen destacados antecedentes constitucionales enmateria de educación. Todo el Título IX de la Constituciónde Cádiz de 1812 se dedica a la instrucción pública, y con lamodestia que corresponde a unos ilustrados legisladoresque viven en los comienzos del siglo XIX, dicen, por ejemplo,que en todos los pueblos de la Monarquía se estableceránescuelas de primeras letras, en las que se enseñará a losniños a leer, escribir y contar (artículo 366), estableciendoinspecciones de la enseñanza pública por parte de una di-rección general de estudios, compuesta por personas deconocida instrucción (artículo 369).

También la Constitución de la Monarquía de 1876 hacereferencias, aunque más escuetas y frías, a la enseñanza alexponer en su artículo 12 que una ley especial determinarálos deberes de los profesores y las reglas a las que ha desometerse la enseñanza en los establecimientos de instruc-ción pública costeados por el Estado, las provincias o lospueblos.

Como última referencia constitucional, se pueden citaralgunos párrafos del artículo 48 de la Constitución de 1931,

Portada de una edición de la Constitu-ción de 1931

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donde se establece que la enseñanza primaria será gratuitay obligatoria, su carácter laico, inspirado en ideales de soli-daridad humana aunque otorgando a las Iglesias el dere-cho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus res-pectivas doctrinas en sus propios establecimientos y anun-ciando una futura legislación para facilitar a los españoleseconómicamente necesitados el acceso a todos los gradosde enseñanza, a fin de que no se halle condicionado másque por la aptitud y la vocación.

Estos esfuerzos por fomentar la enseñanza causan cier-ta emoción, sobre todo a la vista del panorama que habráocasión de contemplar en el apartado relativo a la etapapreconstitucional. Se puede decir que la educación siem-pre ha sido la gran asignatura pendiente de nuestro paíshasta periodos muy recientes, como también habrá ocasiónde apreciar en este capítulo.

A este respecto, cabe señalar que la preocupación porla instrucción pública ha estado presente en nuestros másilustres pensadores. Baste citar las palabras redactadaspor Jovellanos en sus "Bases para la formación de un plangeneral de instrucción pública", siendo el autor "individuode la Junta suprema de Gobierno" establecida en Sevilla,cuando fijaba como fin último de sus trabajos la plenitud deinstrucción que pueda habilitar a los individuos del estado,de cualquier clase y profesión que sean, para adquirir sufelicidad personal, y concurrir al bien y prosperidad de lanación en el mayor grado posible.

En realidad, muchos gobernantes y pensadores partici-paron de la certidumbre de los beneficios que se derivaríande extender la instrucción a todos los ciudadanos, entendi-dos dichos beneficios, muchas veces, en este sentido ro-mántico expresado por Jovellanos de procurar una felici-dad imposible de disfrutar plenamente desde situacionesde ignorancia. De este modo, entre los argumentos esgrimi-dos de un modo permanente en defensa de la enseñanzafiguraban los efectos igualitarios que procuraría en unos

Francisco de Goya. Retrato deJovellanos, 1798.Museo del Prado (Madrid)

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sistemas de gran desigualdad social, así como la repercu-sión inmediata que tendría la educación en evitar situacio-nes de marginación y delincuencia.

A pesar del carácter generalizado de esta preocupa-ción, no faltaron polémicas sobre el modo de afrontar elproblema, sobre todo en lo relativo al papel de la IglesiaCatólica en materia de enseñanza y la diferencia entre en-señanza pública y privada, y algunos de los textos constitu-cionales citados son una muestra de los diferentes criteriosimperantes en distintas situaciones históricas.

Resueltos recientemente algunos de los impedimentoshistóricos que hicieron inútiles tantos esfuerzos por la ex-tensión de la enseñanza, principalmente la extrema necesi-dad que obligaba al trabajo a edades muy tempranas y, enel caso de las niñas, la discriminación de la que eran vícti-mas y cumplido, podría decirse, el sueño de universalizar laenseñanza, cabría plantear la pregunta de si, efectivamen-te, también se han conseguido los grandes objetivos quesiempre se han considerado ligados a educación y cultura.

Lo insatisfactorio de las relaciones sociales, el ejerci-cio de la violencia contra la mujer en generaciones que yahan pasado por la escolaridad obligatoria, los repuntes dela delincuencia y tantos otros factores que concurren en elactual modo de vida, inducen a pensar que algo ha fallado.Las miradas se vuelven al funcionamiento del sistema edu-cativo, a los niveles de abandonos escolares, a la calidadde la enseñanza impartida y, además de ello, a otros ámbi-tos culturales, mediáticos y de marginación familiar quepudieran estar contrarrestando negativamente los esfuer-zos que se realizan en materia de educación.

De este modo, y ya desde los años 90 del pasado siglo,lo que era una preocupación por la extensión de la ense-ñanza se convierte en una preocupación por su calidad y secomienzan a introducir conceptos como la "evaluación derendimientos", la educación como "base del capital huma-

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no", los "programas de excelencia" y cuestiones parecidassobre las que incidir para evitar los inconvenientes que sevienen percibiendo, aspectos que, como se verá en los si-guientes epígrafes, van a requerir nuevos esfuerzos en larecogida de datos estadísticos, con su obligado objetivo deintentar explicar qué es lo que verdaderamente ocurre.

2.2.- La educación en el periodo preconstitucional

Se dispone de amplias referencias estadísticas para teneruna idea de la situación de la educación incluso en etapasalejadas en el tiempo. Ya en el Censo de Floridablanca de1787 se aportaba información sobre alumnos, maestros ycentros de enseñanza, diferenciando los colegios existen-tes para niñas nobles y para niñas ricas. Del mismo modo,Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico, Histórico yEstadístico con datos referidos a 1842, no deja de hacermención a la existencia de escuelas en los pequeños muni-cipios, con el número de sus maestros y de los niños y niñasque asisten a las mismas, así como de todo tipo de centrosde enseñanza en aquellas otras poblaciones que, por sumayor tamaño, disponían de enseñanzas de tipo medio eincluso superior.

Con posterioridad, se pudo disponer de una informa-ción muy importante sobre nivel educativo de la poblaciónespañola, profesorado, alumnos aprobados en diferentespruebas selectivas, etcétera, a través de los Censos de Po-blación, que comenzaron a aportar datos sobre la pobla-ción que sabía leer y escribir y, luego, abundaron en losdistintos niveles de estudios conseguidos por las personas;de los Ministerios de Instrucción Pública, que disponían deinformación sobre los alumnos matriculados en los distintosniveles de enseñanza y de Diputaciones, como la de Barce-lona, que participaron ya a principios del siglo pasado en laresponsabilidad de la materia educativa.

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Dos problemas que destacaban en el panorama educa-tivo de la población española en el periodo preconstitucionaleran el analfabetismo y la discriminación hacia la mujer, quequeda patente en cualquiera de los aspectos educativosque se analicen, desde el nivel de instrucción de la pobla-ción hasta las tasas de escolaridad, pasando por los pro-pios planes de estudios.

Sobre la base de los Censos de Población del siglo XX,se pueden ver los porcentajes de población que no sabíaleer y escribir desde 1900 hasta 1970, año importante porimplantarse la Ley General de Educación que, al declarar laenseñanza obligatoria hasta los 14 años, constituyó el ini-cio del decisivo cambio operado en España en la materiaeducativa.

Resulta impresionante que, a principios del siglo XX,casi un 59% de la población de 10 años y más fuese analfa-beta y que, en el caso de las mujeres, la cifra se elevara al70%. Esos porcentajes, en el año 1940 se habían reducidoen más de la mitad, de modo que había 23,2 personas decada 100 que no sabían leer y escribir y, ya en 1970, el por-centaje de analfabetos no llegaba al 9%, si bien las mujeres,con un 12,2% de analfabetismo duplicaban sobradamenteel 5,1% de hombres que tampoco sabían leer y escribir.

Eugenio de la Cruz, maestro deSegurilla (Toledo) con sus alumnos,1935

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Por lo que respecta al elevadísimo nivel de analfabetis-mo de las mujeres, que las discriminaba en relación con loshombres, cabe señalar que no sólo tenía por causa razonesde índole social sino que existieron motivaciones políticas,con fuerte componente religioso, para no escolarizar a lasniñas en el mismo grado que se hacía con los niños y, ade-más de ello, para elaborar planes de estudios diferentespara ellas, incidiendo, por ejemplo, en materias de urbani-dad, labores o formación musical, en el caso de centrospara gentes acomodadas. La misión que se asignaba a nivelpolítico a las mujeres, atemperadora de las pasiones políti-cas de los hombres y mantenedora de la paz y el ordensociales, llevó a muchas reivindicaciones de las propiasmujeres, como la que se puede leer en la revista La Mujer,en su número de 20 de mayo de 1871: "no debe la mujerpermanecer más tiempo en las tinieblas de la ignorancia:esto acarrea funestos males a la causa del progreso, por-que se la convierte en arma de partido, se explota su con-ciencia con fines reaccionarios y se introduce en la familiala semilla de la discordia, cuando todo en ella debe serarmonía y amor" .

La clasificación de la población por el nivel de estudiosmás alto que había conseguido terminar sólo puede reali-zarse a partir de los datos proporcionados por el Censo de1950. En el cuadro adjunto se facilita la información propor-cionada por los tres Censos realizados en la citada fecha,en 1960 y en 1970, distinguiendo en la distribución porcen-tual de la población los hombres de las mujeres.

En los 20 años que abarcan esos Censos no se apreciaque el total de la población experimente un cambio sustan-cial en su estructura por nivel de estudios, lo que es unabuena prueba de que, a pesar del esfuerzo realizado enaquellos años en materia educativa, los cambios estructu-rales tardan en producirse por el considerable peso de lasgeneraciones que continúan arrastrando los bajos nivelesde estudios a los que consiguieron llegar. Cabe constatar,

Colegio Madres Concepcionistas,Madrid, 1956

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no obstante, que aunque es un periodo breve, la poblaciónque cursa estudios en 1970 se aproxima al 22% del total, 6puntos porcentuales más que en 1950; que el porcentaje depersonas con estudios medios concluidos, el 8,1%, triplicasobradamente el 2,6% que estaban en similar situación en1950; y, del mismo modo, que el porcentaje de personas contitulación superior casi se duplica, aunque todavía se en-cuentra en el 1,3% de la población. La desigualdad de lamujer sigue siendo constatable todavía en 1970, sobre todoa medida que aumenta el nivel de estudios pues, como ocu-rre por ejemplo en los de tipo superior, los hombres triplicana las mujeres por lo que se refiere a estudios en curso deese nivel y son seis veces superiores a las mujeres por loque respecta a estudios superiores ya concluidos.

Tabla 2.2. Distribución de la población que cursa estudios

Hombres Mujeres TotalCon estudios en curso

No cursan estudios

PrimariosMediosSuperiores

Total

17,615,2

1,90,5

82,4100

14,013,0

0,90,1

86,0100

15,714,0

1,40,3

84,3100

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total18

13,93,50,682

100

14,912,8

2,00,1

85,1100

16,413,3

2,80,3

83,6100

23,315,5

6,90,9

76,7100

20,214,6

5,30,3

79,8100

21,815,1

6,10,6

78,2100

1950 1960 1970

Fuente: Censos de Población

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Un modo de contemplar la evolución seguida en losprocesos de escolarización es a través de los porcentajesde población que cursa estudios, dentro de los grupos deedad a los que debían cursarse los diferentes tipos deenseñanza, que eran de 2 a 13 años para la enseñanzaprimaria, de 14 a 17 años para la de tipo medio y de 18 a 25años para la enseñanza superior.

La información de este cuadro, extraída de las Esta-dísticas de la Enseñanza disponibles desde 1940, permitever el extraordinario avance registrado, en este caso enlos 30 años transcurridos hasta 1970. El porcentaje de po-blación escolarizada en enseñanza media se multiplicó por8, desde el 11,8% de 1940 hasta el 88,2% de 1970; en ense-ñanza primaria estaban escolarizados en 1970 el 62,3% delos niños entre 2 y 13 años, casi el doble de los que había30 años antes; cursando estudios superiores, en 1970, es-taban 5,5 de cada 100 jóvenes de 18 a 25 años, cifra casi 6veces superior al 1,0% de jóvenes de esas edades queseguían este tipo de estudios en 1940.

Como ya es una constante en este comentario, cabedestacar que, salvo para los estudios más bajos, como es

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el caso de los primarios, los porcentajes de escolarizadosde los hombres son siempre superiores a los de las muje-res, sobre todo en los estudios superiores donde, todavíaen el año 1970, hay un 8% de hombres de las edades seña-ladas cursando este tipo de estudios frente a un 3% de lasmujeres del mismo grupo de edad. Es de destacar, sin em-bargo, que la evolución en esos 30 años anuncia ya unatendencia que se hará patente en el periodo siguiente,relativa al crecimiento acelerado de la incorporación fe-menina a los estudios hasta alcanzar la actual igualdadentre hombres y mujeres, pues si la escolarización en es-tudios superiores de los varones se multiplicó por 4, la delas mujeres lo hizo por 15.

Las Encuestas de Equipamiento y Nivel Cultural de lasfamilias, que el INE realizó en períodos tan oportunos como1968, fecha en la que ya se detectan algunos efectos delPlan de Estabilización, y en 1975, período muy próximo alinicio de la transición política, permiten forjarse una ideabastante precisa de cómo, hasta esa fecha, las oportunida-des que habían tenido los españoles para estudiar variabanmucho en función del estrato social al que se pertenecieray, por tanto, se estaba lejos de un sistema que brindaseigualdad de oportunidades.

En esta Encuesta se preguntó sobre el nivel de estu-dios de quienes, en esa fecha, se denominaban "cabezasde familia", el de sus padres, y el de aquellos de sus hijosque, habiendo cumplido 14 años, hubieran dejado de estu-diar. Estas preguntas permitían observar lo ocurrido en tresgeneraciones aunque, al limitarse a los cabezas de fami-lia, la imagen que proporcionan las cifras es más positivaque si se hubiera podido extender la investigación a todaslas personas dado que, evidentemente, los niveles de es-tudios de los cabezas de familia eran superiores a los de lamedia nacional, sobre todo por el nivel más bajo de suscónyuges femeninas.

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Pues bien, contando con este sesgo positivo, se com-prueba que gran parte de los hijos habían repetido el gradoeducacional de los padres, pero también se puede apreciaruna movilidad generacional en los porcentajes de hijos quesuperan el nivel educativo paterno, atribuible a los cabezasde familia más jóvenes. Los cabezas de familia con padresanalfabetos, en un 32,8% de casos eran también analfabe-tos, en un 30,3% de ocasiones no habían completado losestudios primarios y en un 35,5 % de situaciones sólo teníandicho nivel de estudios primarios. A cursar estudios de se-gundo grado habían llegado el 1,4% restante y nadie habíapodido alcanzar estudios de tercer grado.

Por lo que se refiere a los cabezas de familia con padres"sin estudios", también sabían únicamente leer y escribir un44,6% de ellos, habían conseguido estudios primarios enotro 44,6% de ocasiones y sólo el 1,4% habían podido llegara cursar estudios de tipo universitario. Una situación ligera-mente mejor la ofrecían aquellos cabezas de familia cuyospadres tenían estudios primarios, que en el 77% de los ca-sos se quedaron en ese mismo nivel, en un 12,4% de ocasio-nes llegaron a cursar estudios de segundo grado y en un 6%de casos habían cursado estudios de tercer grado, la mitadde ellos de tipo universitario.

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La situación de los hijos de quienes eran cabezas defamilia en 1975 mejoró en cierta medida, respecto a la queacabamos de repasar en las generaciones anteriores don-de hemos ligado a los cabezas de familia con sus padres.Así, puede apreciarse una menor probabilidad de que loshijos de analfabetos o de personas que sólo sabían leer yescribir se mantuvieran en el mismo nivel que sus cabezasde familia y, por ejemplo, había un 12,6% de hijos de analfa-betos que tampoco sabían leer y escribir y un 24,8% de hijosde personas sin estudios que, al igual que sus padres, nohabían podido concluir los estudios primarios.

Como también puede verse en el cuadro adjunto, lasposibilidades de que los hijos de personas con escasa pre-paración llegaran a conseguir estudios elevados seguíansiendo muy bajas, como se pone de relieve en el 0,1% dehijos de analfabetos que consiguieron cursar estudios detercer grado, lo que ocurrió al 1,5% de quienes eran hijos depersonas sin estudios y al 4,5% de hijos de personas conestudios primarios, cifras todas ellas muy alejadas del 55,4%de hijos de personas con estudios universitarios que sí con-siguieron alcanzar estudios de tercer grado.

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2.3.- Logros del período constitucional. El papelde la investigación

Para comprender en todo su alcance lo conseguido en laetapa constitucional es preciso detenerse, aunque sea bre-vemente, en los cambios demográficos que se han registra-do en las generaciones jóvenes puesto que, si no se tuvie-ran en cuenta los descensos habidos en el número total desus efectivos, las conclusiones a que se llegaría podríanresultar equivocadas.

Esta influencia de los factores demográficos se ponede manifiesto al contemplar la evolución registrada por lapoblación que cursa estudios, donde la aparente menorescolarización de personas con edades comprendidas en-tre los 3 y los 23 años (8,3 millones en el curso 2001-02 frentea 9,2 millones en el curso 1980-81, lo que implica un descen-so del 9,2%) se explica sobradamente por el descenso decasi un 30% en el número total de personas de esas edadesque residen en el territorio nacional.

A pesar de esta importante disminución en el númerototal de personas jóvenes, que obedece principalmente a labaja natalidad de la población española, el número total de

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efectivos que cursan estudios ha aumentado en educacióninfantil, en enseñanza secundaria y formación profesionaly, con más fuerza, en enseñanza universitaria. En el caso dela educación infantil, este aumento de escolarizados, quese acerca al 3% cuando el número de niños de 3 a 5 años hadisminuido nada menos que un 42,7% en poco más de 20años, viene motivado entre otras causas por la masiva in-corporación de las mujeres al mercado laboral, lo que tien-de a anticipar la escolarización de los pequeños, así comoal aumento que se ha registrado en el número de plazasescolares disponibles.

Esta política educativa de ampliación del número deplazas escolares, favorecida por la liberación de puestosen centros escolares que implica el que haya menos perso-nas en edad escolar, se ha traducido también en el aumentodel 7% en el número de personas de 12 a 18 añosescolarizadas, cuando la población de esas edades ha caí-do un 32,5%, y no ha tenido incidencia en la población quecursa enseñanza primaria porque, como ya se ha comenta-do en los anteriores epígrafes, la población de 6 a 11 añosestaba totalmente escolarizada al inicio del periodo consti-tucional.

El aumento más espectacular se ha registrado en elnúmero de alumnos matriculados en enseñanza universita-ria, que se sitúa en más de millón y medio y de los que cercadel 53% son mujeres, cuando en el curso 80-81 eran el 44%.

Con objeto de independizar el fenómeno de laescolarización de las distorsiones que produce la demo-grafía, se facilitan los porcentajes de escolaridad para dis-tintas edades, que resultan de dividir el número de alum-nos de cada edad por el total de personas de esa mismaedad que residen en el territorio nacional. Estos porcenta-jes muestran que se ha conseguido escolarizar totalmentea quienes tienen entre 4 y 15 años, siendo próxima al 90%la escolarización de los que cuentan con 16 años, edad

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que marca el final de la escolaridad obligatoria definidapor la Ley de Ordenación del Sistema Educativo (LOGSE),que amplió en dos años la ya comentada Ley de Educa-ción de 1970.

El número de profesores en centros que imparten ense-ñanzas no universitarias supera actualmente el medio mi-llón, habiendo 385.525 en centros públicos y 136.365 en cen-tros privados. Esto supone que, tan solo en los últimos 10años, el número de profesores se ha incrementado un 17,4%,siendo un 21,7% lo que han aumentado los que trabajan encentros públicos, mientras que quienes lo hacen en priva-dos han aumentado un 6,6%.

El hecho de que se haya incrementado el número deprofesores, a pesar de la disminución operada en el númerode alumnos, ha traído consigo la consecuencia de una im-portante reducción en el número medio de alumnos por pro-fesor que, a su vez, repercute tanto en la ratio número dealumnos por clase como en una mayor especialización delprofesorado, con posibilidad de dedicarse exclusivamentea materias como educación física, música, etcétera, y de

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prestar una atención diversificada al alumnado necesitadode ayuda especial.

Refiriéndonos a los últimos 10 años, se ha pasado de18,8 alumnos por profesor en el curso 1990-91 a los actuales13,4 alumnos por profesor, que incluso en los centros públi-cos se quedan en 12,3 alumnos por cada profesor. Como esfácil comprender, ante esta situación resulta mucho másasimilable la población escolar de origen extranjero que,además de poderse integrar con facilidad en aulas muy des-pejadas, tiene la virtud de hacer viables centros que, por laausencia de niños españoles, podían correr el riesgo deverse cerrados.

Una idea del esfuerzo que se está realizando en ense-ñanza universitaria la da el hecho de que en los últimos 5años el número de universidades haya aumentado un 25,5%,debido sobre todo al aumento espectacular de las universi-dades privadas, que se han incrementado un 128,6% en eseperiodo. De las 64 universidades existentes dependen untotal de 955 centros universitarios, 844 de ellos en universi-dades públicas y los 111 restantes en privadas. En ellastrabajan un total de 99.619 profesores, cifra superior en un27,4% a la de hace cinco años, y cada uno de ellos toca auna media de 15,9 alumnos, cuando en el curso 1994-95 larelación estaba en 18,1 alumnos por profesor.

El gasto total en educación, que al inicio del periodoconstitucional apenas llegaba al 4% del Producto InteriorBruto, llegó a superar el 6% en los primeros años de la déca-da de los 90 y en la actualidad está en el 5,7%, siendo laparte correspondiente al gasto público el 80% de ese gastototal y el 20% restante corriendo a cargo de las familias. Enel curso 1999-2000 hubo 939.061 becarios en enseñanzas nouniversitarias y 433.569 becarios en las universitarias.

Como resultado de los esfuerzos mencionados, el nivelde estudios terminados de la población española ha experi-mentado un incremento muy destacable. La Encuesta de

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Población Activa, al recoger información de los estudios demayor grado terminados de todas las personas que tienen16 años o más y dada su continuidad en el tiempo, permiteclasificar la población en el cuarto trimestre de 1978, perio-do en el que fue proclamada nuestra Constitución, y en elmismo período de 2002. En el cuadro adjunto se facilita, enmiles y en porcentajes, el total de personas que habían al-canzado los distintos niveles de estudios, así como el dequienes eran analfabetos o, sabiendo leer y escribir, no ha-bían llegado a terminar los estudios primarios, que figuranbajo el epígrafe "sin estudios".

A pesar de que la población de 16 años y más creciódesde 26.156.800 de personas en 1978 hasta 34.060.900 en2002, esto es un 30,2%, la población analfabeta disminuyóun 55,7% y la población sin estudios lo hizo en un 10,3%.

Paralelamente, la población de 16 y más años con estu-dios medios se multiplicó por 3,2, la que había terminadoestudios de formación profesional lo hizo por 12,6, y la quehabía alcanzado estudios superiores se multiplicó por 5,2.

Como se aprecia en el cuadro, la estructura de la pobla-ción por nivel de estudios que existía en 1978, donde, porejemplo, la población analfabeta y sin estudios sumaba lacuarta parte de la población de 16 años y más, y donde

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bastante más de la mitad, el 54,7%, sólo había conseguidoalcanzar estudios primarios, no tiene nada que ver con laestructura actual donde cerca de la mitad de la poblaciónha conseguido terminar estudios medios o de formación pro-fesional, y en la que quienes han concluido estudios supe-riores, de cualquiera de los tres ciclos, alcanzan el 13,7% dela población de 16 y más años.

Nuevamente surge la demografía como elemento expli-cativo del cambio registrado puesto que las personas deedades avanzadas, como ha habido ocasión de comentaren el presente capítulo, que tuvieron fuertes limitacionesen su formación, han reducido sus efectivos por efecto dela mortalidad y se están viendo sustituidas por personasjóvenes que han podido disfrutar de una escolarizacióngeneralizada. Esta combinación de efectos se pone de re-lieve al apreciar la estructura de la población por nivel deestudios en función de la edad, donde se observa el carác-ter creciente de los niveles más bajos (analfabetos, sin es-tudios y estudios primarios) a medida que es mayor la edadde las personas y el fenómeno contrario en los niveles si-guientes, de forma más acusada conforme dichos nivelesde estudios van siendo más elevados.

De este modo, por ejemplo, en el conjunto de personasde 25 a 34 años, edades en las que ya se han podido con-cluir los estudios de mayor nivel, se supera en 7 veces elporcentaje de titulados superiores respecto al 2% de perso-nas de 65 años y más que también cuentan con dicha titula-ción superior; se supera también en 5 veces el porcentajede quienes han alcanzado los dos primeros ciclos universi-tarios y, por lo que se refiere a formación profesional, ladistancia que separa a los dos grupos de 25 a 35 años y de65 y más años, es de casi 12 veces. Por lo que respecta a losniveles más bajos, en el propio cuadro se aprecian los por-centajes crecientes con la edad y, si se calcula el peso que,dentro del total de población con un determinado nivel deestudios, tienen las distintas generaciones, se llega a la

Colegio «Federico García Lorca»curso 1999-2000

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conclusión de que el 82% de los analfabetos que existen enEspaña tienen 55 años o más y que lo mismo ocurre con lapoblación que ni siquiera ha logrado concluir sus estudiosprimarios, que en un 81,4% de las ocasiones son personasde ese mismo grupo de edad.

Movilidad social educativa Otro aspecto fundamental a la hora de revisar lo que haocurrido en materia de enseñanza durante los últimos 25años es el de la movilidad social educativa. Los datos apor-tados por el módulo específico que introdujo la EPA en elaño 2000, permiten apreciar la relación que existe en la ac-tualidad entre el nivel de formación de las personas de 16 a35 años que ya han salido del sistema educativo (en losúltimos 10 años) y el nivel educativo de sus padres, lo que, asu vez, posibilita una comparación con la movilidad que habíaen 1975 y que ha habido ocasión de comentar.

De esta información se deriva que, en un grado impor-tante, se está consiguiendo esa soñada igualdad de opor-

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tunidades de modo que la clase social, en este caso deter-minada por los niveles de estudios de los padres, no condi-ciona el futuro que hayan de tener sus hijos, con toda lacarga que ello lleva en materia de justicia y equilibrio social.

El hecho de que, en la actualidad, sólo se mantenganun 8,3% de hijos de padres con estudios primarios o inferio-res en el mismo nivel que sus padres y de que un 37,4% delos mismos alcancen estudios superiores, marca un panora-ma irreconocible a la vista de lo que ocurría 25 años antes.No cabe duda de que el nivel social sigue ejerciendo suinfluencia, como muestra por ejemplo el hecho de que en elcaso de hijos de padres con titulación superior haya un75,4% que también consiguen alcanzar ese nivel, pero ya noresulta anecdótico que los hijos de personas con escasaformación consigan ascender en la escala social por unavía tan eficaz como la de los estudios realizados.

En esta cuestión, además de los indudables méritos delas propias familias, cabe destacar el esfuerzo que la socie-dad ha venido desarrollando a través de una política decreación de centros de enseñanza por todo el territorio na-cional, sobre todo de universidades, y de una política degasto público que se ha manifestado, por una parte, en

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mayores recursos y, por otra, en una intencionada políticade becas.

En este repaso de cómo ha variado la enseñanza en Españaes preciso mencionar la experiencia descentralizadora queha llevado a que ésta importantísima materia se haya trans-ferido casi en su totalidad a las Comunidades Autónomasque, en la actualidad, perciben los correspondientes recur-sos para hacer frente al capítulo de enseñanza y gestionandichos recursos, potenciándolos en muchas ocasiones consus propios fondos.

No obstante, para no limitar las posibilidades de losjóvenes, recientemente se han tomado algunas medidaslegislativas, como las de distrito universitario abierto, quepermiten a cualquier joven, que haya cursado sus estudiossecundarios en una Comunidad Autónoma concreta, acce-der a centros universitarios ubicados en cualquier otra Co-munidad, siempre lógicamente que cumpla con los requisi-tos de acceso que, dentro de la autonomía de que goza laUniversidad, exija el centro universitario correspondiente.

El proceso descentralizador que se ha seguido en ma-teria de enseñanza cobra especial relieve en aquellas Co-munidades con lengua vernácula distinta del castellano.En este caso, lo conseguido en el período de vigencia denuestra actual Constitución, que consagra en su artículo 3la oficialidad de dichas lenguas en sus respectivos territo-rios, junto con el castellano como lengua oficial del Esta-do, y el especial respeto y protección que merecen, romperadicalmente con las prácticas de la anterior etapa autori-taria. No obstante, la falta de información rigurosa sobrelas lenguas en que se imparte la enseñanza en las comuni-dades bilingües impide conocer qué ocurre exactamenteen materia de normalización lingüística y, más en concre-to, si el sistema de enseñanza consigue preparar a lasgeneraciones escolares en la utilización correcta de las

La descentralización de laenseñanza

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diferentes lenguas vernáculas y si ello no implica la exclu-sión del castellano de los sistemas de enseñanza, comopudiera estar ocurriendo en algunos casos en contra delmandato constitucional.

El fenómeno de la inmigración merece mención espe-cial por la importante repercusión que tiene en el terrenode la enseñanza, no sólo por las cifras que está alcanzan-do la población inmigrante sino por su juventud y por elhecho de que, además de hacerse acompañar de sus hi-jos, están teniendo en nuestro territorio unas elevadas ta-sas de fecundidad.

Sólo en los diez años que separan los cursos 1992-93 y2001-02, último año para el que se dispone de datos de ma-triculaciones por nacionalidad, el alumnado extranjero seha multiplicado por 4,6, pasando de ser 43.845 a 201.518,siendo la variación por áreas geográficas de procedenciamuy dispar, puesto que, por ejemplo, los alumnos originariosde América del Sur se han multiplicado por 8, los de AméricaCentral por 6,3, los procedentes de África por 5,8 y los deAsia y Europa por algo menos de 3.

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El papel que puede ejercer el sistema de enseñanza enla integración de los inmigrantes es muy importante, habidacuenta que, como suele ser lógico por la escasez de susrecursos, los alumnos inmigrantes se integran mayorita-riamente en la enseñanza pública.

No se puede concluir este comentario sobre la educa-ción sin tratar algunos problemas, mencionados al principiodel capítulo, que es preciso seguir afrontando. El fracasoescolar, o al menos el retraso en los estudios, es uno de lostemas dignos de análisis y, por ejemplo, por las tasas deidoneidad que elabora el Ministerio, que no es otra cosaque porcentaje de alumnos que están en el curso que lescorresponde por su edad, se aprecia que a los 8 años estánen su nivel el 95,4% de ellos pero que ese porcentaje dismi-nuye paulatinamente de modo que a los 13 años están en sucurso el 87,4%, a los 14 años bajan al 76,0% y a los 15 añossólo son el 63,9% los que figuran en el curso que debieran.

Sólo Cataluña, el País Vasco y Navarra tienen porcenta-jes inferiores al 40% de alumnos que acumulan retrasos an-tes de alcanzar el 4º curso de la ESO. Madrid, Aragón, LaRioja y Asturias superan ligeramente el citado 40% y el restode Comunidades están en cifras superiores de alumnos conretrasos, llegándose en el caso peculiar de las Ciudades deCeuta y Melilla a estar muy próximos al 60% de alumnos conretrasos acumulados.

Estos retrasos reflejados por las tasas de idoneidadcobran especial relieve si se tiene en cuenta que, según laLOGSE, los alumnos pueden pasar de curso con asignaturaspendientes, cuestión que precisamente ha sido objeto dedebate al conocerse los resultados poco satisfactorios,sobre todo en materias como matemáticas, que se han re-gistrado en las últimas pruebas de selectividad para el ac-ceso a la Universidad en el curso 2003-04.

De cualquier modo, sería fundamental poder analizarlos retrasos, así como los abandonos del sistema educativo,

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en función de características personales, familiares y so-ciales para apreciar cómo influyen los diferentes factoresen el incumplimiento de los grandes objetivos que se hamarcado nuestra Constitución en el terreno de la enseñan-za. De estos análisis se pondría de manifiesto la adecua-ción del sistema educativo a la realidad social española ysu flexibilidad para adaptarse a situaciones particulares tandiversas como las que se presentan en la actualidad porefectos de la distinta capacidad de los alumnos para afron-tar determinado tipo de materias y por la conjunción de fac-tores sociales y personales complejos.

La adecuación del sistema educativo al mercado labo-ral es también otro tema inquietante y merecedor de todotipo de análisis, tanto en lo relativo a la enseñanza generalcomo a los estudios de formación profesional. Cabe cele-brar la iniciativa de realizar el próximo año una Encuesta deInserción-Educación Empleo que precisamente intenta ana-lizar, entre otros temas, lo que está ocurriendo en cuanto aesta adecuación del sistema educativo no universitario (ge-neral y profesional) a las necesidades del mercado laboral.

Para estudiar todo ello, y más en este campo de la edu-cación, se cuenta con el enorme potencial investigador delas universidades, con el conocimiento de profesores detodos los niveles de enseñanza, que ya llevan unos añosexperimentando la última reforma del sistema educativo, ycon el esfuerzo de toda una sociedad que es consciente dela importancia de la educación, y de lo que viene denomi-nándose capital humano, para su desarrollo futuro.

Dentro de este capítulo dedicado a educación y cultura nopuede omitirse un breve comentario sobre el desarrollo queestá teniendo en nuestro país la ciencia y la tecnología,actividades que constituyen el complemento natural de laenseñanza universitaria y que son el auténtico motor de lainnovación en el desarrollo económico y el gérmen de la

El capital humano. La cienciay la tecnología

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renovación en el conocimiento humano. Precisamente, laConstitución de 1978 se ocupa de tan importantes temasreconociendo, en su artículo 20.1 los derechos a la crea-ción científica y técnica e instando a los poderes públicos,en su artícul 44.2, a los poderes públicos a promover la cien-cia y la investigación científica y técnica en beneficio delinterés general.

Según el Manual de Frascati, la investigación científicay desarrollo tecnológico (I+D) comprende el trabajo creativollevado a cabo de forma sistemática para incrementar elvolumen de conocimientos, incluido el conocimiento delhombre, la cultura y la sociedad, y el uso de esos conoci-mientos para crear nuevas aplicaciones. El criterio "trabajocreativo emprendido sobre una base sistemática" se satis-face mediante proyectos dotados de contenidos específi-cos y de un presupuesto.

Atendiendo a la serie histórica de I+D, en los últimos 25años se ha experimentado un incremento notable en losgastos y el personal dedicado a labores de I+D en España.Así, en el año 1978 el gasto en I+D interna representaba el0,35% del PIB y el colectivo de investigadores el 10/00 de lapoblación activa; según los últimos datos disponibles, refe-ridos a 2001, el gasto en I+D interna se ascendió al 0,96% delPIB y el número de investigadores al 4,40/00 de la poblaciónactiva.

Los siguientes gráficos resumen la evolución observa-da de la I+D interna en nuestro país:

Pero, a pesar del notable avance alcanzado, existe aúnuna apreciable distancia entre España y el resto de paísesde economía avanzada en cuanto a actividades en I+D.Comparando datos referidos al año 1999, se observa queEspaña dedicó a actividades en I+D el 0,89% de su PIB mien-tras que países como Francia (2,17%), Reino Unido (1,87%),Alemania (2,44%), Italia (1,04%) o Estados Unidos (2,64%)realizaron un mayor esfuerzo en dichas actividades.

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De los resultados detallados de la Estadística se infiereque la principal distinción entre España con el resto de lospaíses radica en la I+D ejecutada por el sector empresarial,que apenas supera el 50% del gasto total en I+D. Se trata deuna I+D que se concentra en las ramas de actividad inclui-das en el denominado sector de alta y media-alta tecnolo-gía. Se podría pensar que un incremento de la participaciónde las empresas en el gasto de I+D en los próximos años,

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junto con una mayor actividad de las empresas españolasde alta y media-alta tecnología, ayudaría a cumplir para fi-nales de la actual década con el ambicioso objetivo acor-dado en el Consejo Europeo de Lisboa de convertir a laUnión Europea en "la economía más competitiva y dinámicabasada en el conocimiento, capacitada para un desarrollosostenible con más y mejores trabajos y mayor cohesiónsocial".

Se puede decir que, si bien la investigación supone unaparte sumamente importante en el proceso de innovación,la innovación constituye un aspecto crucial en la creaciónde valor por parte del sector empresarial. No es de extrañarque, actualmente, el proceso de innovación industrial seconsidere como la principal fuerza motriz del crecimientoeconómico en los países de economía avanzada, al mismotiempo que un importante factor que contribuye a su evolu-ción social y cultural.

En la Constitución española de 1978 no se utiliza deforma expresa el concepto de innovación, quizás por sereste concepto posterior a la redacción del texto constitu-cional aunque, ya desde el Preámbulo, se hace mención a"promover el progreso de la cultura y de la economía paraasegurar a todos una digna calidad de vida".

Debido a la necesidad de saber sobre el proceso deinnovación se han desarrollado metodologías en el contex-to internacional (Manual de Oslo) que permitan realizar es-tudios armonizados sobre innovación. En la UE, estos estu-dios son conocidos por Encuestas comunitarias de innova-ción (Community innovation survey, CIS). El Instituto Nacio-nal de Estadística ha realizado Encuestas sobre innovaciónorientadas al sector manufacturero desde el año 1992, añoen que se realizó la primera CIS en la UE, aunque el sectorservicios no se analizó por completo hasta la encuesta refe-rida al año 2000. Al igual que la Estadística de I+D, se trata

Innovación tecnológica

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éste de un estudio complejo que, a pesar de ser susceptiblede mejora, se ha convertido en una importante herramientapara el análisis del proceso de innovación empresarial.

Por definición, las actividades para la innovación tec-nológica están constituidas por todos aquellos pasos cien-tíficos, tecnológicos, de organización, financieros y comer-ciales, incluida la inversión en nuevos conocimientos, des-tinados a la introducción de productos (bienes o servicios)o procesos nuevos o sensiblemente mejorados. Por con-vención, la I+D constituye únicamente una de esas activi-dades, y puede llevarse a cabo en diferentes fases del pro-ceso de innovación, no sólo como fuente original de ideascreadoras, sino también como una forma de resolver losproblemas que puedan suceder en cualquier etapa hastasu culminación. En el caso español, según los resultados dela Encuesta de innovación referida al año 2000, el gastoderivado de dichas actividades en las empresas de 10 o másasalariados superó los 10.000 millones de euros. De ellos,una tercera parte correspondió a gastos en actividades deI+D interna.

Las innovaciones tecnológicas están conformadas porproductos (implantados en el mercado y que son revisadosen el capítulo 8 al tratar del equipamiento familiar) o proce-sos de producción (adoptados por la empresa) nuevos osensiblemente mejorados, que se derivan de las activida-des para la innovación tecnológica. Los últimos datos dis-ponibles indican que el 20% de las empresas españolas fue-ron innovadoras en el periodo 1998-2000, es decir, implanta-ron productos o procesos nuevos o sensiblemente mejoradosen el periodo 1998-2000. Este porcentaje prácticamente seduplica en el caso de las empresas manufactureras y deservicios de alto contenido tecnológico.

Otros aspectos relativos a la innovación, como las de-nominadas tecnologías de la información y la comunica-ción (TIC), son comentados en el capítulo 5 al tratar delderecho a la participación, donde la comunicación median-

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te Internet ha proporcionado medios insospechados no hacemuchos años, y también han irrumpido con fuerza en el mun-do de la empresa, donde la práctica totalidad de las quecuentan con de 10 o más asalariados disponía de ordena-dores en 2001 y en las que un 82,8 % tenía acceso a Internety un 38,5% disponía de página web.

Cabe señalar, por último el reto que presenta el estudiode la biotecnología, que consiste en la aplicación de laciencia y la ingeniería en la utilización directa o indirecta deorganismos vivos, o parte de ellos, en estado natural o modi-ficado, para la producción de bienes y servicios o para lamejora de los procesos existentes. Dado que, en un futuropróximo, es previsible que la biotecnología sea la próximatecnología de mayor importancia en el desarrollo económi-co, los cuestionarios estadísticos de I+D se adaptarán pararecopilar información detallada sobre este fenómeno.

2.4. El acceso a la cultura y la protección de laslenguas

En un libro como el presente, donde se intenta valorar loconseguido por nuestra sociedad en los veinticinco añosde vigencia de la Constitución, el tratamiento de una ma-teria como la cultura resulta especialmente difícil por cuan-to no existe un acuerdo generalizado sobre su definición.En efecto, para algunos, los distintos conocimientos quedeben considerarse integrados en el concepto de culturason exclusivamente los no especializados adquiridos me-diante el estudio y la lectura, sobre todo los pertenecien-tes al campo de la historia, la literatura y el arte. Para otros,el terreno de lo cultural debe ampliarse a otros conoci-mientos, principalmente los de tipo científico y tecnológi-co. Por último, no faltan los defensores de incluir otro tipode conocimientos como los deportivos, gastronómicos, dejardinería, etcétera.

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Una posible perspectiva para abordar la materia cultu-ral es la de contemplar los aspectos relativos a formación,en cuanto la preparación académica facilita el acceso a lacultura, cualquiera que sea su contenido. En este sentido,cuanto se ha dicho sobre enseñanza ilustra sobre la poten-cialidad conseguida en los últimos años para acceder a lacultura. No obstante, en la nueva configuración del Estadoes preciso analizar en qué medida los logros conseguidosen materia de alfabetización, a los que se ha hecho ampliareferencia, se han visto complementados con la alfabetiza-ción que se ha producido en las lenguas distintas del caste-llano, amparadas por la Constitución en el artículo 3.3 cita-do en la cabecera del presente capítulo.

A pesar de que las carencias históricas en materia edu-cativa se han podido paliar por vía oral, mediante la transmi-sión entre generaciones de patrimonios culturales que, deotro modo, se habrían perdido, es preciso reconocer que,sin el conocimiento del idioma, es imposible el pleno desa-rrollo cultural de los pueblos. Y la etapa de la dictadurahabía sido especialmente dura con las lenguas españolasdistintas del castellano, que apenas habían tenido tiempode desarrollarse durante los seis años de una Repúblicaque, en el artículo 50 de su Constitución de 1931, abrió laposibilidad de que las regiones autónomas organizaran laenseñanza en sus lenguas respectivas, aunque usando tam-bién obligatoriamente la lengua castellana en todos loscentros de instrucción primaria y secundaria.

Para apreciar el avance registrado durante la etapaconstitucional en la enseñanza de las diferentes lenguasvernáculas, cabe señalar que se carece de informaciónestadística sobre los niveles de conocimiento de las dife-rentes lenguas en el año de arranque constitucional de 1978,de modo que es preciso esperar al año 1981 cuando, deforma simultánea con el Censo de Población, se recogióinformación sobre el catalán en Cataluña y sobre el euskeraen el País Vasco, e incluso al año 1986 cuando, en este caso

Museo Gugenheim (Bilbao)

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coincidiendo con la Renovación Padronal, se introdujeronpreguntas sobre conocimiento del valenciano. En fecha tanreciente como la del Censo de 1991 se incluyó además, co-incidiendo con dicha operación, el gallego, el catalán deBaleares y el aranés, que figuró conjuntamente con el cata-lán en el territorio del Valle de Arán.

Los niveles de conocimiento de las lenguas eran bas-tante aceptables en cuanto a su comprensión oral. Tal erael caso del catalán, que en 1981 entendía el 81% de losresidentes en Cataluña, del valenciano, lengua que com-prendían en 1986 el 71% de la población de tres y más añosresidente en dicha Comunidad, del catalán de Baleares, queen 1991 era entendido prácticamente por el 90% de la pobla-ción residente en dicho territorio y del gallego, que tambiénen 1991 era comprendido por el 98% de la población de 3 ymás años. Por lo que se refiere al euskera, en 1981 partía deniveles mucho más bajos, puesto que se declararoneuskaldunes y cuasi-euskaldunes (personas que entendíanbien la lengua o con alguna dificultad) solamente un 36% delos residentes en las tres provincias vascas.

Es preciso resaltar que estos altos porcentajes de per-sonas que entendían algunas de las lenguas citadas co-bran mayor significación si se repara en el hecho de la fuer-te inmigración recibida por Comunidades como Cataluña, laComunidad Valenciana o Baleares, lo que muestra la capa-cidad de adaptación de quienes habían llegado de fuera.

Otra cuestión es el conocimiento de las lenguas a nivelescrito, dato que muestra los niveles de alfabetización endichas lenguas y marca su verdadera potencialidad de de-sarrollo. Aquí sí que se aprecian los efectos de la políticacultural pasada y, por ejemplo, sólo un 6,5% de residentesen la Comunidad valenciana eran capaces de escribir en sulengua en 1986 y un 31,5% de residentes en Cataluña sabíanescribir en catalán en 1986. Cinco años más tarde, en 1991,un 35,8% de residentes en Galicia podían hacerlo en galle-go y sólo el 25,8% de quienes vivían en Baleares eran capa-

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ces de expresarse en su lengua por escrito. Por lo que serefiere al euskera, en 1981 sólo sabían escribirlo bien(euskaldunes alfabetizados) el 9,6% de la población resi-dente en el País Vasco y de escribirlo con dificultad(euskaldunes parcialmente alfabetizados) otro 9% de resi-dentes.

Otras perspectivas bajo las que cabe analizar la materiacultural son las de los equipamientos, tanto individualescomo colectivos, que permiten acceder a cualquier tipo deconocimiento (televisión, radio, internet, bibliotecas, audi-torios de música, salas de cine, teatro, etcétera), así comoel uso que se hace de los mismos.

Sin perjuicio de que en el capítulo 8, correspondientea la evolución de las condiciones de vida de las familiasespañolas, se proporciona una visión integral del consu-mo y del equipamiento de los hogares, incluidos claro estálos que puede considerarse que tiene que ver con la cul-tura, procede aquí señalar, en primer término, la variaciónregistrada en el equipamiento familiar de determinadosbienes.

En la Encuesta de Equipamiento de 1975, a pesar de que senotó un avance notable respecto a la realizada 7 años an-tes en la posesión de bienes que podrían entrar en la consi-deración de culturales, el equipamiento familiar no era muysatisfactorio, con la sola excepción del televisor que ya seencontraba en el 79% de las viviendas, mientras en 1968disponían de dicho aparato en el 38% de las mismas. Tam-bién en el año 1975, tenían tocadiscos el 19,1% de las fami-lias, un 16,3% de los hogares poseían magnetófono o cas-sette, un 52,6% de ellos tenían menos de 10 libros, un 28,8%entre 10 y 50 y sólo el 1,9% más de 500 libros y, en lo relativoa discos o cintas magnetofónicas, había un 73,6% de hoga-

Equipamiento familiar

Equipamientos y prácticasculturales

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res donde no existía ninguno y en un 18% tenían menos de25 de ambos soportes musicales. Por lo que se refiere a laradio, a la que con la aparición de la televisión se habíavaticinado un futuro poco halagüeño, se seguía en simila-res porcentajes que en 1968 y disponían de dicho aparatoen el 76% de las viviendas.

Según datos de INE y de la Comisión del Mercado de lasTelecomunicaciones referentes al año 2002, televisor hayen la práctica totalidad de los hogares, el 99,5% de los mis-mos; radio, radiocassette o transistor en el 77,1%, con elcomplemento del 54,3% que disponen de cadena musical yde alta fidelidad; reproductores de vídeo y de DVD hay en un67,1% y un 11,4% respectivamente y ordenador en un 36,1%de las viviendas familiares.

La comparación que se acaba de realizar pone de relie-ve la evolución tecnológica que se ha producido en losúltimos 25 años y que ha de ser tenida muy en cuenta encualquier análisis de datos. Cabe también señalar que, cuan-do se habla de equipamiento familiar, referido exclusiva-mente a los bienes existentes en las viviendas, se estándejando fuera otros equipamientos complementarios que,sin duda, contribuyen a la formación cultural y de conoci-mientos, como la radio y equipos de sonido que suelen te-ner los automóviles, poseídos por un 79,4% de las familiasespañolas según el Panel de Hogares de la Unión Europea,o los equipos informáticos que se utilizan en los centros detrabajo.

En cuanto a los equipamientos colectivos, cabe seña-lar que, junto a la disminución que se ha registrado en elcaso de salas de cine, que han pasado de 4.430 en 1978 a2.473 en la actualidad, se han dado importantes avances enel número de emisoras de radio, que han aumentado de 271hasta 1.964 y de emisoras de televisión que, desde las 2 quehabía en 1978 han pasado a ser 25, siendo en este caso muyimportante la creación de cadenas autonómicas, soporte

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fundamental en el caso de Comunidades Autónomas conlengua propia para conseguir una auténtica normalizaciónlingüística.

También es de destacar el avance que se ha registradoen el número de museos, 1.438 en la actualidad, de unasbibliotecas que han llegado a alcanzar la cifra de 7.103 y, engeneral, de monumentos históricos y obras de arte, que po-nen de relieve el esfuerzo realizado por las tres administra-ciones públicas en cuanto a la restauración y mantenimien-to de nuestro importante patrimonio cultural, en línea con elcontenido del artículo 3.3 de la Constitución citado en lacabecera del presente capítulo.

El análisis de las variaciones habidas en los comporta-mientos culturales aparecería distorsionado si no se con-sideraran los efectos sustitutivos, o complementarios, delos nuevos soportes culturales. Así, por ejemplo, las con-sultas de libros, archivos históricos, partituras, periódicos,etcétera, puede dejar de realizarse en las tradicionalesbibliotecas, archivos, hemerotecas y otro tipo de localespúblicos para llevarse a cabo, de un modo más rápido yoperativo, por unas vías electrónicas cuyo desarrollo, aun-que no ha hecho más que comenzar, está siendo especta-cular.

El uso de Internet, aunque en sí mismo no implica uncomportamiento cultural, está teniendo influencia, y desdeluego que en el futuro será determinante, en el cambio demuchos comportamientos que se extienden a la adquisi-ción de libros, de piezas musicales, a la visita a museos ymonumentos de toda índole, etcétera. En determinados cam-pos, como por ejemplo el cine, la aparición de nuevas tec-nologías, como la televisión y el vídeo, ya ha ejercido unefecto muy serio con la desaparición de salas de cine, queen épocas recientes conocieron etapas de esplendor y losnuevos soportes hacen previsibles nuevos cambios.

Los comportamientosculturales

Museo del Prado (Madrid)

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En la tabla adjunta se pueden apreciar algunos indica-dores de los comportamientos culturales de la poblaciónespañola en lo relativo a soportes escritos. La produccióneditorial, donde casi se ha triplicado en estos 25 años elnúmero de libros y de folletos publicados, se ha visto acom-pañada de una disminución en las tiradas medias, comopone de relieve el hecho de que el número de ejemplaressólo ha aumentado un 17%.

Tabla 2.13. Edición de libros, folletos y periódicos

1978 2002Títulos

Total Títulos

Nº Ejemplares

PERIÓDICOS

Librosfolletos

ejemplares librosejemplares folletos

Nº de periódicos de información generalNº de ejemplares anuales (millones)

23.23119.642

3.589

195.705164.564

31.141

1431.719

66.78057.174

9.606

228.590203.474

25.116

951.922

Datos Producción Editorial. INE y Oficina de Justificación de la Difusión

La situación contraria se da en periódicos de informa-ción general puesto que, habiendo descendido su númerodesde los 143 que había en 1978 hasta los 95 que hay en laactualidad, el número de ejemplares editados ha pasado de1,7 a los 1,9 miles de millones que, según la Oficina de Justi-ficación de la Difusión, se distribuyen en la actualidad.

En otros aspectos culturales, cabe señalar que el nú-mero de espectadores de cine ha descendido desde 220millones en 1978 hasta 143 en 2001, en la misma línea de loseñalado para salas de cine. En teatro, se celebraron, en2002, 42.390 funciones con un total de 9,6 millones de espec-tadores, sin que haya posibilidad de comparar estas cifrascon el año 1978 por publicarse en aquel tiempo solamente

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las obras estrenadas, que fueron 189, sin indicación de fun-ciones ni de espectadores.

Especialmente significativos del comportamiento cul-tural son los indicadores del Estudio General de Medios,que reflejan el porcentaje de personas que constituyen laaudiencia de los mismos.

En la tabla adjunta se aprecia que quienes leen diariosde información general han subido casi 10 puntos porcen-tuales desde 1980, más que quienes leen revistas, que sólolo han hecho en 3 puntos, aunque su audiencia es superiora los periódicos porque hay un 52,8% de personas que lasleen frente al 35,9% que lee periódicos. La radio se mantie-ne en similares niveles de audiencia que en 1980, siendoescuchada diariamente por el 52,4% de la población, si biense observa un trasvase de la onda media, escuchada por el9,7% hacia la frecuencia modulada, que es preferida por el44,2% de las personas para su audiencia diaria. La televi-sión, que era vista ya en 1980 por un importante 81,1% de lapoblación, tenía en 2001 una audiencia diaria próxima al90%. El cine, al que en 2001 acudía semanalmente el 11,2%de los ciudadanos, algo menos que en 1980, se viene recu-perando desde el año 1991, donde la audiencia tocó fondo

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con sólo un 6,3% de asistentes semanales. En el caso delcine, como ya se ha señalado, se verifica el carácter susti-tutivo de la televisión y una producción de vídeo que, en elpresente, ofrece cifras espectaculares de 4.000 títulos edi-tados al año y casi 26 millones de copias, sin contar con eldesconocido, y posiblemente espectacular, mercado decopias piratas tanto de vídeo como de DVD.

Para concluir este capítulo, procede una breve reflexiónsobre los medios audiovisuales que tanta influencia tienenen la formación ciudadana y, sobre todo, en una infanciaque, según estudios específicos de empleo del tiempo in-fantil, presenta unas cuotas de audiencia dignas de teneren cuenta.

Si se consideran, por ejemplo, los contenidos de televi-sión que presentan mayor audiencia, se aprecia, junto aelementos positivos como la importante audiencia de losprogramas informativos que muestra altos niveles de pre-ocupación por el acontecer socio-político diario, algunosprogramas de más dudosa valoración, como pudiera ser elelevado seguimiento que tienen magazines y otros progra-mas que, recientemente, están siendo puestos en tela dejuicio por su vulgaridad y falta de valores éticos.

Aunque la materia es merecedora de análisis en pro-fundidad, y en su caso de medidas como, por ejemplo, laimplantación de normas deontológicas dada la trascenden-cia social del medio televisivo, en este rápido comentariobasta señalar que, como puede apreciarse en los datos queaporta un informe de la Sociedad General de Autores de1998, el nivel de formación de los ciudadanos determina nosólo la selección de distintos tipos de programación sinolos propios niveles de audiencia de televisión, lo que pare-ce ser una muestra clara, por un lado, del escaso valor cul-tural que las personas mejor formadas conceden a un me-

Los medios y la cultura.El caso de la televisión

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dio que se ve menos a medida que aumenta el nivel de for-mación y, por otro, pone en evidencia la mayor vulnerabili-dad que, como siempre, tienen las clases sociales menospreparadas académicamente y a quienes, para colmo, pa-recen estarse transmitiendo mensajes escasamenteformativos en una irreflexiva lucha de las distintas cadenastelevisivas, incluidas las públicas, por conseguir la mayoraudiencia posible.

En efecto, así como más de la tercera parte de las per-sonas sin estudios, que saben leer y escribir sin haber com-pletado los estudios primarios, ven más de 21 horas de tele-visión a la semana, sólo el 8,9% de quienes han completadoestudios universitarios de ciclo largo hacen lo propio, portanto en una proporción cuatro veces menor que las perso-nas sin estudios. Es muy curioso apreciar cómo el númerode horas de visionado de televisión crece también en quie-nes completaron los estudios primarios y acabaron la prime-ra etapa de la enseñanza secundaria pero cómo decreceese número de horas ante la pantalla de televisión ya enquienes completaron la segunda etapa de la secundariapara descender más intensamente en quienes concluyeronestudios universitarios de ambos ciclos.

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En el mismo informe de la SGAE aparece otra informa-ción que pone de relieve cómo, al contrario de lo que ocurrecon la televisión, los comportamientos culturales de la po-blación son más participativos a medida que aumenta elnivel de formación de las personas.

De este modo, se puede apreciar la fuerte relación queexiste entre las horas dedicadas a lectura de libros, a lectu-ra diaria de periódicos o los porcentajes de asistencia ateatros o cines y el nivel de estudios alcanzado por las per-sonas y, además de ello, las diferencias que existen entrelos grupos extremos, dado que la lectura de prensa de infor-mación general es cinco veces superior en los tituladosuniversitarios que en las personas sin estudios, en los por-centajes de asistencia a teatros o cines casi es casi tripleesa diferencia entre los mencionados grupos y en lecturade libros es poco menos del doble.

Pero, a pesar de las desigualdades de comportamien-tos culturales que se acaban de señalar, el hecho de que,como se ha comentado en la primera parte de este capítulo,haya aumentado el nivel de estudios de la población espa-

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ñola y, sobre todo, haya desaparecido prácticamente elanalfabetismo en las generaciones que ya han debidoescolarizarse obligatoriamente, debería traer como conse-cuencia inmediata el progreso en las prácticas culturalesde la población, tan esencial para la convivencia y el desa-rrollo humano.

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