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EL CUIDADO INFANTIL EN MONTEVIDEO AN`LISIS DE LOS RESULTADOS DE LA ENCUESTA SOBRE USOS DEL TIEMPO: DESIGUALDADES SOCIALES Y DE GÉNERO

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EL CUIDADO INFANTIL EN MONTEVIDEO

ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS DE LA ENCUESTA SOBREUSOS DEL TIEMPO: DESIGUALDADES SOCIALES Y DE GÉNERO

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Fondo de las Naciones Unidas para la InfanciaUNICEF Uruguay

Universidad de la República - Facultad de Ciencias SocialesDepartamento de Sociología

El cuidado infantil en MontevideoAnálisis de los resultados de la encuesta sobre usos deltiempo: Desigualdades sociales y de género

Equipo de TrabajoResponsable:Rosario Aguirre

Coordinadora:Karina Batthyány

Ayudantes:Lorena Alesina y Lucía Scuro

Corrección de estilo:Cristina Dutto

Diseño y diagramación:Matriz Diseño

Impresión:

Dicembre de 2003

UNICEF UruguayBulevar Artigas 1659, Piso 12Montevideo, Uruguay.

ISBN: 92-806-3847-5

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CONTENIDOS

1. INTRODUCCIÓN ................................................................................. 51.1 La muestra y sus criterios de estratificación ....................................... 51.2 El informante y el porqué de su elección ............................................. 51.3 Dimensiones de análisis .................................................................. 6

2. MARCO CONCEPTUAL ....................................................................... 72.1 ¿Por qué es importante estudiar el uso del tiempo en el tema de loscuidados y las responsabilidades familiares? ............................................ 72.2 ¿Qué entendemos por cuidados y responsabilidades familiares? .............. 72.3 Trabajo no remunerado y cuidados .................................................. 112.4 Familias y cuidados ...................................................................... 12

3. PRINCIPALES RESULTADOS DE LA ENCUESTA ..................................... 163.1 Caracterización de los hogares de Montevideo y su área metropolitana .. 163.2 La presencia de niños, niñas y adolescentes en los hogares del granMontevideo ..................................................................................... 19

4. USO DEL TIEMPO Y CUIDADO INFANTIL.............................................. 234.1 ¿Cómo se distribuyen las tareas de cuidado infantil entre los distintosintegrantes del hogar? ....................................................................... 234.2 ¿Cuánto tiempo dedican los integrantes del hogar al cuidado de los niños? .. 244.3 ¿Cómo influye la edad de los niños en el tiempo que dedican los hogaresa su cuidado? ................................................................................... 254.4 ¿Cómo se distribuye el tiempo entre las distintas tareas de cuidadoinfantil? .......................................................................................... 274.5 Distribución del tiempo en función de las tareas y la edad de los hijos .... 284.6 División de tareas dentro del hogar ................................................. 294.7 ¿Existe relación entre el tiempo dedicado al trabajo remunerado y eltiempo dedicado al cuidado infantil? ...................................................... 314.8 ¿El nivel socioeconómico incide en el tiempo dedicado al cuidado infantil? 324.9 ¿Los hogares biparentales son más equitativos en la distribución de lastareas de cuidado infantil? .................................................................. 334.10 ¿Influye en esta distribución desigual el trabajo remunerado de losmiembros de la pareja? ...................................................................... 34

5. PERCEPCIÓN SOCIAL DE LA RESPONSABILIDAD DEL CUIDADO .............. 36

6. CONSIDERACIONES FINALES ............................................................. 386.1 Los hallazgos .............................................................................. 386.2 Las preguntas pendientes ............................................................. 406.3 Necesidades de investigación ......................................................... 41

7. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................ 43

8. ANEXO METODOLÓGICO .................................................................. 448.1 Diseño muestral .......................................................................... 448.2 Trabajo de campo ........................................................................ 46

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1. INTRODUCCIÓN

En este documento se presentan losprimeros resultados de la encuesta�Usos del tiempo: desigualdades entrevarones y mujeres en Montevideo yÁrea Metropolitana� del módulo refe-rente a cuidado infantil, realizado con elapoyo de UNICEF. La encuesta formaparte del proyecto de investigación �Tra-bajo no remunerado y uso del tiempo enMontevideo. Desigualdades sociales yde género�, que se encuentra en cursoen el Departamento de Sociología de laFacultad de Ciencias Sociales y ha sidofinanciado por la Comisión Sectorial deInvestigación Científica de la Universi-dad de la República a través del Progra-

1.1. LA MUESTRA Y SUS CRITERIOS DE ESTRATIFICACIÓN

ma de Investigación y Desarrollo. El equipode investigación está integrado por RosarioAguirre como responsable y KarinaBatthyány como coordinadora. LorenaAlesina y Lucía Scuro participan como ayu-dantes de investigación en la organizacióny supervisión del trabajo de campo, en eldiseño de la base de datos y en el procesa-miento de la información.

Esta encuesta, realizada entre mayo yjulio de 2003, se aplicó a una muestra de1.200 hogares de Montevideo y las zonasmetropolitanas de Canelones y San José.En consecuencia, la encuesta es represen-tativa de los hogares del gran Montevideo.

El diseño muestral utilizado para laselección de las unidades a serencuestadas fue estratificado en dosetapas. Las unidades de muestreo dela primera etapa son las zonas censalesy las unidades de la segunda etapa loshogares particulares.

El criterio seguido para la estratifi-cación contempla dos variables: a) re-gión, b) ingreso medio per cápita de loshogares. La variable región está defini-

da por la Intendencia Municipal de Monte-video y distingue tres grupos de CentrosComunales Zonales (Oeste, Centro y Este).La estratificación según el ingreso medioper cápita de los hogares responde a razo-nes de eficiencia y es la misma que utilizael Instituto Nacional de Estadística (INE)para la Encuesta Continua de Hogares(ECH). Distingue cuatro niveles de ingresopara los hogares de Montevideo: bajo, me-dio bajo, medio alto y alto.

1.2. EL INFORMANTE Y EL PORQUÉ DE SU ELECCIÓN

La persona a encuestar en cada unode los hogares muestreados fue el/laresponsable de las tareas del hogar. En-tendemos por tal a quien dedica mayorcantidad de tiempo a la realización, or-

ganización y distribución de las tareas delhogar. Es de destacar la novedad que in-corpora la encuesta al seleccionar este in-formante. Tradicionalmente las encuestasque tienen por unidad de análisis los hoga-

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res, toman como referente al �jefe de ho-gar� y en el mayor de los casos este res-ponde a un criterio económico. Para esteestudio la atención se centra en quien sedeclara responsable de las tareas del ho-gar, sin interferir en ello el criterio de laproveeduría económica.

Este criterio responde a la necesidadque plantea la investigación de obtener in-

formación detallada acerca de las ta-reas que se realizan en el hogar, quétiempo insumen, quién las realiza y enqué proporción lo hace cada miembro.Se considera entonces que quien tienela mayor responsabilidad o carga hora-ria en la realización de las distintas ta-reas del hogar es la persona pertinentepara brindar dicha información.

1.3. DIMENSIONES DE ANÁLISIS

El formulario se dividió en tres grandesmódulos correspondientes a las siguientesdimensiones: a) situación ocupacional delresponsable de las tareas del hogar, b) tra-bajo no remunerado y c) datos del hogar.

La primera dimensión refiere al trabajode tipo mercantil (remunerado o no) reali-zado por el responsable de las tareas delhogar, y además de su situación ocupacio-nal se relevan la categoría ocupacional, eltipo de relación contractual, el nivel profe-sional y el tiempo dedicado a este tipo detrabajo.

El centro de la encuesta fue el trabajono remunerado, que incluye el trabajo do-méstico y de cuidados realizado en el ho-gar, las tareas de colaboración con otroshogares y el trabajo de tipo voluntario (fi-lantropía, trabajo religioso, trabajo en or-ganizaciones populares, etc.). Dicha infor-mación se relevó mediante un cuadro don-de se especifican las distintas actividadesrealizadas frecuentemente en un hogar,agrupadas en subdimensiones: compras,trabajo doméstico propiamente dicho, cui-dado de niños, cuidado de adultos depen-

dientes y gestiones. Se preguntó so-bre la distribución de cada una de lastareas entre los distintos miembros delhogar, el tiempo dedicado por el res-ponsable el día y la semana anterior.Asimismo, se indagó sobre las colabo-raciones recibidas y brindadas por elhogar.

Los datos del hogar que se releva-ron recogen información específica delresponsable de las tareas (nivel educa-tivo y estado civil) y del responsable eco-nómico (categoría ocupacional y nivel deempleo). Asimismo, se relevó informa-ción sobre cada uno de los miembrosdel hogar (sexo, edad, relación de pa-rentesco, situación ocupacional), la exis-tencia de artículos de confort, el nivelde la vivienda y los ingresos mensualesdel hogar.

El siguiente informe centra su aten-ción en la información que surge delmódulo sobre tareas de cuidado de ni-ños, y recoge también datos sobre loshogares y la situación ocupacional delresponsable de las tareas

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2. MARCO CONCEPTUAL

2.1. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ESTUDIAR EL USO DEL TIEMPO EN

EL TEMA DE LOS CUIDADOS Y LAS RESPONSABILIDADES FAMILIARES?

El cuidado y las responsabilidadesfamiliares, principalmente el cuidado delos niños y de las personas dependien-tes, plantea hoy más que nuncainterrogantes acerca de la posición delas mujeres y su igualdad en distintosámbitos de la sociedad, pero principal-mente en la esfera de la familia y eltrabajo. Si bien existen rasgos comu-nes a todas las mujeres que tienen res-ponsabilidades familiares y de cuida-do, estas no son un grupo homogéneo,pues sus responsabilidades depende-rán de la clase social a la que pertene-cen, la edad, el estado civil o el lugarde residencia.

El aumento generalizado de la tasade actividad femenina, particularmentede las madres,1 plantea en nuevos tér-minos la pregunta acerca de las obliga-

ciones familiares y la forma de compartir-las. La pregunta se plantea a su vez en losniveles macro y micro, dentro de las fami-lias, sobre la división de tareas entre varo-nes y mujeres y entre generaciones.

¿Quién asume los costos del cuidado delas personas dependientes, en particular delos niños? ¿Cómo deben repartirse los ro-les y la responsabilidad entre el Estado, lafamilia, el mercado y la comunidad? Lasdiferentes respuestas que puedan darse aestas preguntas, la intervención y articula-ción de diferentes actores en el cuidado delas personas dependientes, particularmen-te de los niños, es un elementoestructurante de la posición de las mujeresen las familias y en el mercado de trabajo,así como determinante de la efectiva capa-cidad de ejercer los derechos vinculados asu ciudadanía social.

2.2. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR CUIDADOS Y RESPONSABILIDA-DES FAMILIARES?

En el caso de los niños reconocemosuna frontera difusa entre actividades decuidado infantil y actividades propias dela educación inicial, por lo que la nociónde cuidados que veremos a continua-ción pone de manifiesto actividades quede otra forma permanecerían en lainvisibilidad.

La noción de cuidados se ha vuelto

clave para el análisis y la investigación conperspectiva de género sobre las políticasde protección social en general y para laspolíticas de infancia en particular. Se tratade un concepto sobre el que existen variasdefiniciones y está aún lejos de ser unanoción de consenso. Los debates académi-cos sobre su contenido se remontan a losaños setenta en los países anglosajones im-

1 En Uruguay en el período 1991-2000 la tasa de actividad de las mujeres entre 20 y 44años de edad con hijos aumentó un 8% promedialmente.

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pulsados por las corrientes feministas enel campo de las ciencias sociales. Puedeencontrarse una serie deconceptualizaciones del �cuidado y las res-ponsabilidades familiares� en la literaturamás reciente sobre el tema. Básicamentetodas estas definiciones concuerdan en tra-tar este como uno de los temas sustantivosmás directamente relacionados con el realejercicio de la ciudadanía social de las mu-jeres. En términos generales podemos con-cebir al cuidado como una actividad feme-nina generalmente no remunerada, sin re-conocimiento ni valoración social.

Sin pretensión de formular una defini-ción exhaustiva, es posible afirmar que elcuidado designa la acción de ayudar a unniño o a una persona dependiente en el de-sarrollo y el bienestar de su vida cotidiana.Engloba, por tanto, hacerse cargo del cui-dado material, que implica un �trabajo�; delcuidado económico, que implica un �costoeconómico�; y del cuidado psicológico, queimplica un �vínculo afectivo, emotivo, sen-timental�. Puede ser realizado de manerahonoraria o benéfica por parientes en elmarco de la familia, o bien de manera re-munerada en el marco de la familia o no. Lanaturaleza de la actividad variará según serealice o no dentro de la familia y tambiénsegún si se trata de una tarea remuneradao no (Letablier, 2001).

La investigadora norteamericana ArlieRussell Hochschield define el cuidado como:

[�] el vínculo emocional, generalmen-

te mutuo, entre el que brinda cuidados

y el que los recibe; un vínculo por el

cual el que brinda cuidados se siente

responsable del bienestar del otro y hace

un esfuerzo mental, emocional y físico

para poder cumplir con esa responsabi-

lidad. Por lo tanto cuidar a una per-

sona es hacerse cargo de ella. [�]

El cuidado es el resultado de mu-

chos actos pequeños y sutiles,

conscientes o inconscientes que no

se pueden considerar que sean com-

pletamente naturales o sin esfuerzo

[�] Así nosotras ponemos mucho

más que naturaleza en el cuidado,

ponemos sentimientos, acciones,

conocimiento y tiempo (Russell

Hochscield, 1990).

La especificidad del trabajo de cui-dado tiene su base en lo relacional, yasea en el marco de la familia o por fue-ra de ella. En el marco de la familia, sucarácter a la vez obligatorio y desinte-resado le otorga una dimensión moral yemocional. No es solamente una obliga-ción jurídica establecida por ley (obliga-ción de prestar asistencia o ayuda) ouna obligación económica, sino queinvolucra también las emociones que seexpresan en el seno familiar al mismotiempo que contribuye a construirlas ymantenerlas.

Fuera del marco familiar, el trabajode cuidado está caracterizado por la re-lación de servicio, de cuidado y preocu-pación por los otros. El trabajo se reali-za cara a cara entre dos personas ygenera lazos de proximidad, en una si-tuación de dependencia, pues una estributaria de la otra para su bienestar ymantenimiento. De todas formas, lo queunifica la noción de cuidado es que setrata de una tarea esencialmente reali-zada por mujeres, ya sea que se man-tenga dentro de la familia o que se ex-teriorice por la forma de prestación deservicios personales.

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alLas investigadoras holandesas

Trudie Knijn y Monique Kremer (1997)definen el cuidado como la provisión dia-ria de atención social, física, síquica yemocional a las personas. Esta provi-sión de cuidados puede asumir distin-tas características para estas autoras:a) puede ser provisto por trabajo remu-nerado o no remunerado, b) puede serprovisto sobre la base de un acuerdo ode forma voluntaria, c) puede ser pro-visto de forma profesional o basarse enobligaciones morales.

Se pone así la atención de maneraexplícita en la provisión diaria de cuida-dos, incluyendo todas sus manifestacio-nes formales e informales, remunera-das y no remuneradas. Se trata de unadefinición de carácter muy amplio quequizás pueda ser muy difusa para finesanalíticos y que es necesariooperacionalizar con propósitos de inves-tigación empírica, pero también presentaventajas en términos de comprensióndel fenómeno. Estas autoras subrayanespecialmente que el cuidado de los ni-ños, los adultos mayores, esposos, im-pedidos y enfermos no es por definiciónen sí mismo de carácter remunerado ono remunerado. El cuidado es pagado ono lo es, como consecuencia de elec-ciones políticas, valoraciones culturalescompartidas y estructuras de género.Además, esta conceptualización ampliadel cuidado ofrece herramientas parapercibir y analizar las conexiones entredistintas etapas de desarrollo en dife-rentes áreas del cuidado y las respon-sabilidades domésticas.

La vulnerabilidad de la estructura decuidados puede ser explicada por dosde sus principales características: el ca-

rácter genérico del brindador de cuidados yla posición social débil del receptor. Brin-dar cuidados es una actividad altamentegenérica y, a la inversa, es por medio delcuidado que la identidad genérica de lasmujeres es construida. La posición de lasmujeres en la familia, sus oportunidades enel mercado de trabajo y su relacionamientocon parientes son definidos en términos desu potencialidad para brindar cuidados y dela realización de su capacidad de cuidar.Cuidado y feminidad son dos caras de lamisma moneda, están mutuamente relacio-nados.

Las autoras holandesas Knijn y Kremerhablan de tres dilemas básicos para el temade los cuidados. El primero está relaciona-do con el carácter público o privado de laresponsabilidad del cuidado. Un primer ele-mento a tener en cuenta en este dilema esla calidad del cuidado ofrecido y esto de-pende directamente de las condiciones enque es ofrecido. Las autoras se hacen pre-guntas como las siguientes:

¿Tienen los receptores de cuidados el

cuidado que necesitan, en el entorno

que eligen, brindado por personas que

tienen tiempo suficiente para prestar

atención a ellos? ¿Tienen los provee-

dores de cuidado suficiente tiempo para

cuidar sin ser considerados por ello ciu-

dadanos de segunda? ¿Están bien pa-

gos y equipados para hacerlo?

El Estado benefactor, según estas au-toras, es la única institución en la sociedadque tiene los instrumentos políticos, finan-cieros y legales para garantizar cuidadosde buena calidad. Esta es la razón por lacual en última instancia el dilema entre laresponsabilidad pública o privada en torno

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a los cuidados es en el fondo un dilema delEstado: ¿cuáles son los límites entre elmercado y la familia para proveer buenoscuidados? y ¿cuáles son las responsabili-dad estatales en la protección de los ciuda-danos más débiles, es decir, aquellos quebrindan y reciben cuidados?

El segundo de estos dilemas se vinculacon las características de la actividad decuidar en términos de remuneración o noremuneración. Se parte del supuesto de unaasimilación entre ciudadanía social y em-pleo pagado. En otras palabras, la manerade alcanzar la autonomía (para convertirseen un ciudadano pleno) está estrechamen-te ligada a la capacidad de generar el ingre-so propio, es decir, convertirse enfinancieramente independiente. Este con-cepto de ciudadanía está completamenteinternalizado por los hombres, pero para lasmujeres se convierte en un dilema diabóli-co, pues los trabajos que realizan vincula-dos al cuidado y las responsabilidades fa-miliares son generalmente de carácter noremunerado o mal remunerado, por lo quela capacidad de convertirse en ciudadanasplenas se vuelve una fantasía.

El tercer dilema se relaciona con lascaracterísticas de dependencia o indepen-dencia del cuidado. Las personas que de-penden de cuidados profesionales, así comolos cuidadores informales, incluyendo enesta categoría a las mujeres que cuidan asus familias, que dependen del Estado o desus maridos, rara vez alcanzan losestándares de autonomía, independencia odesarrollo personal que han sido definidoscomo inherentes al concepto de ciudada-nía. La pregunta que se formulan estas au-toras es por qué es tan difícil aceptar quela dependencia es una característica detodos los ciudadanos. La respuesta está

probablemente ligada a que el discursoprincipal sobre ciudadanía está conec-tado al discurso masculino de autono-mía individual sin ataduras.

El análisis de la literatura recientesobre los escenarios relacionados conel cuidado y las responsabilidades do-mésticas evidencia la hipótesis de queel sistema de género imperante se basaen gran parte en la flexibilidad y la ca-pacidad de adaptación de las mujeres.En el medio familiar, las mujeres asegu-ran la supervivencia de la familia a pe-sar de los costos que eso les signifiqueen términos de comodidad personal; encambio, la mayoría de los hombres novaría en lo fundamental sus pautas decomportamiento o de consumo en pe-ríodos de crisis. Paralelamente, por con-tar con ese compromiso de las mujerescon su familia, el Estado suele resolversus problemas de presupuestos en elámbito de las políticas sociales con unareducción de su apoyo a las unidadesfamiliares. En los dos casos se cuentacon la capacidad de las mujeres de apro-vechar lo más posible sus recursos,energías y tiempo para contribuir al bien-estar de los demás (Alméras, 1997).

El trabajo no remunerado de las mu-jeres es considerado implícitamentecomo flexible, susceptible de adaptar-se y modificarse para compensar cual-quier otro déficit de los recursos dispo-nibles para la reproducción y el mante-nimiento de los recursos humanos(Aguirre y Fassler, 1997). Se encuen-tran ejemplos de esto en todas las polí-ticas sociales cuando se reducen losdías de internación de los enfermos enlos hospitales al dar un alta temprana;el cuidado del enfermo recae entonces

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alsobre las familias, lo que en las actua-

les condiciones de división sexual deltrabajo equivale a decir en las mujeres.También se parte del supuesto de queel tiempo de las mujeres es elástico yflexible para poder llevar en cualquiermomento a sus hijos al médico, asistira citas escolares, etc.

En definitiva, se trata de un dilemaque repercute directamente sobre lasfamilias e influye en la determinación

de muchas de las características de losmodelos familiares existentes actualmen-te en nuestro país.

Este tema de los cuidados define uncampo de investigación que involucra a di-ferentes actores, instituciones, formas derelación. Un campo que se sitúa en la inter-sección de la familia y las políticas socia-les y que se articula con las problemáticasde la ciudadanía social y de inserción e in-clusión social (Daly, 1998).

2.3. TRABAJO NO REMUNERADO Y CUIDADOS

En sus orígenes, este concepto bus-caba aclarar el tema del trabajo no re-munerado de ayuda y cuidados a las per-sonas dependientes y dar cuenta de laforma en que ese trabajo reforzaba laposición de subordinación de las muje-res. Esta noción abarcaba así los traba-jos cotidianos de cuidado a las personasdependientes en el marco de lo que lasfeministas llamaban trabajo de reproduc-ción familiar o trabajo doméstico.

El concepto de cuidado se fue asíconstruyendo progresivamente sobre laobservación de las prácticas cotidianasy fue mostrando la complejidad de arre-glos que permitían cubrir las necesida-des de cuidado y bienestar.

De acuerdo con las definiciones pre-sentadas, se visualiza una nueva pers-pectiva de la necesidad de cuidados yresponsabilidades domésticas, del valorsocial de estas actividades y de su ca-rácter constitutivo de la ciudadanía so-

cial. En definitiva, se trata de �desprivatizar�este tema, es decir, sacarlo de la esfera pri-vada y convertirlo en un tema de interés pú-blico. El elemento central es, entonces, de-jar de tratar el tema de los cuidados comoun problema individual y, por tanto, que debeser resuelto individualmente, para comen-zar a tratarlo como un problema colectivo,social y que por tanto requiere de respues-tas colectivas. Esta consideración es desuma importancia. En Uruguay este temacontinúa siendo un problema individual, quedebe resolverse �puertas adentro�; no inte-gra aún la llamada agenda pública de proble-mas sociales.

A partir de las investigaciones comparati-vas realizadas principalmente en los países dela Unión Europea, y de ciertas experiencias enparticular de los países nórdicos, el debate entorno al tema de los cuidados se complejizó yse desplazó de la esfera estrictamente priva-da de la familia a la esfera pública de los Esta-dos de bienestar.2

2 Para un detalle de estas investigaciones véase, entre otros: Bloch y Buisson: La garde desenfants une histoire des femmes. L�Harmattan, París, 1998; M. A. Durán: De puertas adentro,Instituto de la mujer, Madrid, 1987; (continúa en próxima página)

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Al estudiar el papel de la colectividad yde los poderes públicos en las ayudas a lasfamilias, se reformula el debate en térmi-nos de compartir las responsabilidades decuidado entre diversas instituciones: el Es-tado, la familia, el mercado y las organiza-ciones comunitarias.

El aporte consiste en haber introducidouna aproximación de género en un campocientífico que ignoraba esta dimensión: elde las políticas sociales y los Estados debienestar. El avance de la investigación eneste campo ha permitido la distinción entretrabajo doméstico, trabajo remunerado ytrabajo no remunerado, actividades forma-les e informales, esfera privada y esferapública, e integrar estos conceptos sin opo-siciones binarias simples.

En este sentido, Fraser (1997) planteaque el carácter doméstico de los cuidadoses la base para su exclusión de los dere-

chos ciudadanos y que lo que está fal-tando es un concepto de ciudadanía quereconozca la importancia de los cuida-dos y las responsabilidades domésticaspara la sociedad. Limitar las responsa-bilidades del cuidado casi exclusivamen-te a la esfera privada, convirtiéndolo enun problema privado, torna muy dificul-toso convertir este tema en un objetode derecho real.

De esta forma, se pone en eviden-cia no solamente el rol de la familiacomo unidad de producción de servi-cios, especialmente servicios de cui-dado y protección para las personasdependientes, sino también la impor-tancia de las conceptualizaciones de losroles masculinos y femeninos en la fa-milia para la comprensión de su valoren la provisión de los servicios a laspersonas.

2 (continuación) M. A. Durán (coord.): The Future of Work in Europe,. Comisión europea, DGV,Unidad de Igualdad de Oportunidades, Bruselas, 1999; M. A. Durán: �Uso del tiempo y trabajo noremunerado�, en Revista de Ciencias Sociales, número monográfico: �Desigualdades sociales degénero�, FCU, Montevideo, 2000; B. García y O. De Oliveira: �Cambios socioeconómicos ydivisión del trabajo en las familias mexicanas�, en Investigación económica, vol. 51, nº 236,abril-marzo 2001; �Travail, Genre et Société. Dossier: Femmes providentielles, enfants et parentsen charge�, nº 6, L�Harmattan, París, 2001; Jenson y Sineau : �Qui doit garder le jeune enfant?Modes d�accueil et travail des mères dans l�Europe en crise�, LGDJ, París, 1997.

2.4. FAMILIAS Y CUIDADOS

Las pautas sociales e institucionalesque sirvieron para mantener a las muje-res dentro del ámbito doméstico y defi-nieron límites a su relación con lo públicoy con el Estado experimentaron importan-tes transformaciones a partir de los añossesenta en los países de la región. En elmarco del desarrollo de las funciones delEstado de bienestar, las estructuras fa-

miliares tradicionales comenzaron aser prescindibles para el desempeñode ciertos roles funcionales a la regu-lación de la producción económica y ala reproducción humana en las socie-dades industriales avanzadas. Ciertasnecesidades pasaron a ser atendidaspor el Estado, en el contexto de unaimportante capacidad fiscal de capta-

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alción de recursos económicos, desti-

nados a ser administrados por las bu-rocracias estatales a través de pro-gramas y servicios dirigidos al �bien-estar de las familias�.

La crisis de los Estados latinoame-ricanos y los cambios en las políticassociales en las últimas décadas tuvie-ron como efecto privatizar la respon-sabilidad por el bienestar, transfirien-do en ciertas esferas tareas del Esta-do hacia las familias, o no haciendofrente a nuevas necesidades por noconsiderarlas como derechos sociales.En la actualidad, los servicios y políti-cas sociales están siendo asumidospor el Estado que, con funcionesredistribuidas, se ha limitado yfocalizado especialmente hacia lossectores más carenciados, y se ha re-tirado progresivamente de aquellasactividades que pueden ser abordadaspor el sector privado.

En el Estado de bienestar �ideal�,los costos de estos servicios se asu-men de manera colectiva y solidaria,sobre la base de políticas impositivasy f iscales or ientadas a laredistribución del ingreso. En el mo-delo liberal actual de la economía demercado, estos costos deben ser cu-biertos individualmente o, mejor di-cho, por las redes familiares y las uni-dades domésticas de las cuales es-tas personas son miembros. El resul-tado es una creciente polarización so-cial que se inscribe en el debate quetiene como eje la redefinición de lasrelaciones entre Estado y mercado,la forma en que los recursos socia-les deben ser asignados y apropiados,la determinación de quiénes ejecuta-

rán ese reparto y los criterios y los ac-tores que intervendrán en él (Aguirre yFassler, 1997).

Las necesidades de cuidado insatis-fechas han aumentado a causa de la cri-sis económica y de las transformacionesdel Estado, así como de las nuevas exi-gencias del mercado de trabajo y de lasfamilias.

En la vida privada el déficit de cuida-do es más notorio en aquellas familiascon madres trabajadoras ̄ casadas o sol-teras¯ que no reciben ayuda suficientede sus parejas o familiares, lo que cons-tituye una fuente de tensiones importan-te dentro del ámbito familiar, sobre todopara las mujeres. En el ámbito público,el déficit de cuidado se ve ¯entre otrosindicadores¯ en la insuficiencia de aten-ción que prestan las políticas sociales ala situación de las madres, de los ancia-nos, de los enfermos o de los impedidos.

Es importante desagregar las funcio-nes que realizan las familias para ver conmayor clar idad cómo es posibledesfamiliarizarlas y ver qué implicacionestienen para las relaciones de género.Como lo destaca María Ángeles Durán(2000), las familias proveen bienestar através de la realización de sus funcio-nes básicas: funciones reproductivas (laprocreación), funciones de prestación deservicios básicos (el trabajo doméstico),funciones expresivas y de cohesiónafectiva (a través de los cuidados).

Las funciones reproductivas puedenser desfamiliarizadas al tomar interven-ción el Estado. Por ejemplo, con el desa-rrollo dentro del sector sanitario estatalde los programas de planificación fami-liar y control de la concepción. Las polí-ticas demográficas referidas a la contra-

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cepción, el seguimiento de los embara-zos, el aborto y las nuevas técnicasreproductivas son medidas públicas queinciden sobre la reproducción humana.

En relación con los servicios básicos,las políticas sanitarias, la educación, lavivienda, la seguridad social, los serviciosa las personas dependientes y de niñospequeños implican una intervención de lospoderes públicos en las funciones cum-plidas en la esfera privada familiar. En lospaíses industrializados han sido una di-mensión esencial del Estado de bienes-tar, sobre todo después de la SegundaGuerra Mundial. En el desarrollo de estosservicios han tenido un papel fundamen-tal la expansión y generalización del tra-bajo femenino.

María Ángeles Durán afirma que toda-vía no se conocen límites a la capacidadexpansiva de los servicios y que es pre-visible un aumento continuado en lospróximos años en educación, sanidad, ser-vicios personales, ocio, turismo y gestión.Reconoce que todos estos servicios pro-ceden del lento pero constante procesode derivación de funciones desde las eco-nomías domésticas hacia el mercado. Enel caso de los servicios sanitarios que ellaestudia:

[�] los tiempos de trabajo remunerado

y trabajo no remunerado no suelen pre-

sentarse en una relación de sustitución

(cuando se obtiene el servicio se dismi-

nuye el tiempo dedicado a esa función),

sino en una relación de asociación (cuan-

do aumenta el consumo en servicios sa-

nitarios, aumenta el tiempo no remune-

rado dedicado a la función de salud)

(Durán, 2000).

En los países desarrollados una par-te importante del trabajo familiar o tra-bajo doméstico se adquiere en el mer-cado: cuidado de niños, cuidado de an-cianos o ayudas domésticas remune-radas. En estos países se ha desarro-llado la noción global de servicios alas personas, ligando los trabajos do-mésticos y los servicios de proximi-dad. Teniendo en cuenta la pocarecurrencia en esos países al trabajodoméstico pago, se ha incentivado unapolítica activa de empleos familiaresmediante la desgravación de impues-tos. Esto se acompaña de la amplia-ción del acceso a la licencia parentaly al trabajo a tiempo parcial respon-diendo a la reducción de los presupues-tos públicos.

En cuanto a las funciones expresi-vas y de cohesión afectiva son cum-plidas en exclusividad por las familiasy por el entorno vecinal. Muchosanalistas preocupados por la integra-ción social y por las conductas des-viadas, sobre todo de los jóvenes, lesasignan a su déficit un papel central.La desintegración social se relaciona-ría con fallas de las familias en el cum-plimiento de estas funciones y tam-bién, en algunos casos, con la segre-gación residencial y con la pérdida delas funciones integradoras del barrio.

En todas partes se constata que elpapel del trabajo femenino es funda-mental para el cumplimiento de estasactividades, ya sean como profesio-nales (asalariadas de instituciones pri-vadas o públicas) o como madres omiembros de una pareja.

En el nivel macrosocial se planteala cuestión de cómo encarar las obli-

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algaciones familiares, lo que tiene que

ver con la división del bienestar en-tre Estado-familia, mercado-comuni-dad, y en el nivel microsocial se vin-cula con el reparto de responsabili-dades en el seno de las familias en-tre sus diferentes integrantes. Comoya se sostuvo, los problemas del cui-dado de los niños más pequeños es

uno de los elementos que incide más enlas posibilidades de trabajo de las ma-dres con hijos.3 Es sabido que la deci-sión de las madres de ingresar o perma-necer en el mercado de trabajo y de cui-dar el desarrollo de su carrera laboral serelaciona con la existencia de redes fa-miliares y con la posibilidad de acceso aservicios de cuidado.

3 A partir de los datos de la Encuesta Continua de Hogares (1999) se estima que alrededor de un25% de las mujeres entre 20 y 44 años vive en hogares donde hay niños menores de cinco años.

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3. PRINCIPALES RESULTADOSDE LA ENCUESTA

3.1. CARACTERIZACIÓN DE LOS HOGARES DE MONTEVIDEO YSU ÁREA METROPOLITANA

En primer lugar, se decidió trabajar conuna tipología diferente de hogares por con-siderar que permite presentar con mayorriqueza las diferentes formas de conviven-cia que existen en la actualidad. Básicamen-te diferenciamos dos grandes grupos dehogares: los familiares y los no familiares.Dentro de los no familiares, es decir, aque-llos cuyos integrantes no poseen parentes-co biológico, encontramos hogaresunipersonales y hogares pluripersonales in-tegrados por amigos, estudiantes, etc. Den-tro de los hogares familiares, encontramosparejas sin hijos, parejas con hijos, hoga-res monoparentales, abuelos/as con nietos,

parientes que conviven, hogaresfilioparentales y hogarestrigeneracionales. Los hogaresfilioparentales son aquellos en los queconviven padres e hijos, pero en los quela responsabilidad económica del hogares de los hijos y no de los padres; setrata por lo general de hijos adultos conal menos uno de sus padres convivien-do en el hogar. Los hogarestrigeneracionales son aquellos en queconviven tres generaciones unidas en-tre sí por lazos sanguíneos.

Como se observa en el siguiente cua-dro, del relevamiento realizado encon-tramos que el 85% de los hogares delgran Montevideo son de tipo familiar yel 15% restante son hogares no fami-liares.

De los hogares no familiares el 14%son unipersonales y el 1% restante,hogares de amigos, estudiantes, etc.

Dentro de los hogares familiares,encontramos un 13,3% de parejas sinhijos, un 39,4% de parejas con hijos,un 9,8% de hogares monoparentales,un 13,7% de hogares trigeneracionales.A su vez, del total de hogares, las pare-jas con al menos un hijo menor de 18años son el 29%. En los hogaresmonoparentales, la mitad tiene al me-nos un hijo menor de 18 años.

Antes de analizar la información si-guiente, es conveniente recordar que,tal como se explicitó en la introduccióny se detalla en el anexo metodológico,la persona entrevistada en cada uno delos hogares seleccionados fue el res-

Cuadro 1. Tipos de hogares

No familiares 15%Unipersonales• Mayores de 65 años 6,8%• Menores de 65 años 7,0%

Amigos / Estudiantes 1,1%

Familiares 85%Pareja sin hijos• Al menos uno mayor de 65 años 7,4%• Ninguno mayor de 65 años 5,9%

Pareja con hijos• Al menos un hijo menor de 18 años 30,2%• Ningún hijo mayor de 18 años 9,2%

Monoparental• Al menos un hijo menor de 18 años 4,8%• Ningún hijo mayor de 18 años 5,0%

Abuelo/a con nieto/s 1,2%

Parientes (hermanos, etc.) 1,3%

Filioparental 4,0%

Trigeneracional 13,7%

Otros 2,6%

Fuente: Encuesta “Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo.Desigualdades sociales y de género”. FCS-DS-UDELAR, 2003.

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4 Para identificar al responsable de las tareas del hogar, se preguntaba por el miembro del hogar que lededicara mayor cantidad de tiempo a su realización, organización y distribución.5 En adelante, ‘responsable de las tareas del hogar’, RTH.

ponsable de las tareas4 del hogar, porconsiderarlo el miembro más calificadopara responder las preguntas sobre dis-tribución de tiempos y tareas entre losdistintos integrantes del hogar. Dentrodel conjunto de 1.200 responsablesentrevistados, encontramos que el83,7% son mujeres y el 16,3% sonvarones.

En el siguiente cuadro, observamosa su vez la distribución en función delsexo y la edad de los/las responsablesde las tareas en los hogares de Monte-video.

El 40% de los responsables de lastareas tiene entre 30 y 49 años de edad,el 26% entre 50 y 64 años, el 21% 65y más años y el 14% restante entre 16y 29 años. Si analizamos a las mujeresresponsables, que como mencionamosson el 84%, encontramos que el 41%tiene entre 30 y 49 años de edad, el26% entre 50 y 64 años, el 20% 65 ymás años y el 13% restante menos de29 años. A su vez, observamos que loshombres que se declaran responsablesde las tareas del hogar tienden a con-centrarse más en el tramo inferior ysuperior etario, con relación a las muje-res responsables de tareas.***

En el cuadro siguiente observamosla distribución de los/las responsablesde las tareas según estado civil y sexo.Encontramos en el total de la poblaciónencuestada que el 53% están casados,8% en pareja o unión libre, 14% divor-ciados, 13% viudos y 12% solteros.

Si analizamos el estado civil de losresponsables de las tareas según su

Cuadro 2. Edad del/la responsable de las tareas del hogar (RTH)1

según sexo

Hombre Mujer Total

16 a 29 17,3% 12,7% 13,5%30 a 49 31,1% 41,6% 39,9%50 a 64 26,0% 25,7% 25,8%65 y más 25,5% 19,9% 20,8%

Total 100,0% 100,0% 100,0%(196) (1.004) (1.200)

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

Cuadro 3. Estado civil del/la RTH según sexo

Hombre Mujer Total

Casado/a 36,4% 56,8% 53,4%En pareja / unión libre 6,7% 8,7% 8,4%Divorciado / separado 23,1% 12,0% 13,8%Viudo/a 7,2% 13,9% 12,8%Soltero/a 26,7% 8,6% 11,6%

Total 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

sexo, encontramos que la proporción demujeres casadas responsables de tareases significativamente mayor que la de loshombres en su misma condición, las muje-res casadas son el 57% de las mujeres res-ponsables de tareas, mientras que los hom-bres son el 36%. Asimismo, al observar alos responsables divorciados o separados,encontramos que la proporción de hombreses superior a la proporción de mujeres di-vorciadas o separadas responsables de lastareas: 23% en el caso de los hombres,12% en el de las mujeres. La diferencia mássignificativa la encontramos entre los sol-

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teros. Mientras un 27% de los hombresresponsables son solteros, tan solo un 9%de las mujeres responsables son solteras.

Si analizamos la condición de actividaddel/la responsable de las tareas del hogar,encontramos que el 45% son ocupados, el21% jubilados o pensionistas, el 20% amasde casa y el 3% estudiantes. Nuevamente,al analizar la condición de actividad en fun-ción del sexo del responsable encontramosdiferencias interesantes.

Cuadro 4. Condición de actividad del/la RTH según sexo

Hombre Mujer Total

Ocupado/a 57,1% 42,9% 45,3%Estudiante 4,61% 2,4% 2,8%Desocupado/a 11,7% 11,2% 11,3%Solo atiende la casa 2,0% 23,1% 19,7%Jubilado / Pensionista 24,0% 19,9% 20,6%Otro 0,5 0,5% 0,5%

Total 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

Para el caso de las mujeres respon-sables de las tareas, se observa que un43% son ocupadas, un 23% amas decasa, un 20% jubiladas o pensionistasy un 11% desocupadas.

En el caso de los varones responsa-bles de las tareas, la proporción de ocu-pados es mayor, 57% y la proporciónde amos de casa es significativamentemenor, tan solo un 2% declara solo aten-der la casa.

Del total de entrevistados responsa-bles de las tareas del hogar, encontra-mos que el 38% son empleados priva-dos fuera del domicilio, el 22,5% em-pleados públicos, el 14% trabajadorespor cuenta propia sin local, el 10,3%trabajadores en el domicilio, el 7,7%empleadas domésticas y el 5,3% tra-bajadores por cuenta propia con localfuera del domicilio.

A su vez en el cuadro siguiente ob-servamos la categoría de la ocupacióndel responsable de las tareas, para losactivos, según su sexo.

Para las responsables mujeres, en-contramos un 38% en la categoría em-pleados privado fuera del domicilio, un24% de empleadas públicas, un 11%de trabajadoras en el domicilio, un 10%de trabajadoras por cuenta propia sinlocal, 9,5% de empleadas domésticas,6% de trabajadoras por cuenta propiacon local y un 1% de patronas de hastacinco empleados.

Las diferencias más significativas eneste punto entre varones y mujeres lasencontramos en la casi inexistencia devarones trabajando como empleadosdomésticos y en la mayor proporción devarones como trabajadores por cuentapropia sin local.

Cuadro 5. Categoría de ocupación del/la RTH según sexo(activos/as)

Hombre Mujer TotalEmpleo público 15,2% 24,4% 22,5%Empleo privado fuera del domicilio 37,5% 38,1% 37,9%Trabajador cuenta propia con local(fuera de la casa) 4,5% 5,6% 5,3%Trabajador cuenta propia sin local 29,5% 10,0% 14,0%

Patrón de hasta 5 empleados 4,5% 1,2% 1,8%Empleada doméstica 0,9% 9,5% 7,7%Trabajador en el domicilio 8,0% 10,9% 10,3%Otros 0,0% 0,5% 0,4%Total 100,0% 100,0% 100,0%

(112) (430) (542)

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

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aPor último, la caracterización de loshogares en función del nivelsocioeconómico6 es la siguiente. Un10% de los hogares pertenecen al nivelbajo y un 34% al nivel medio bajo, tota-lizando por tanto un 44% de los hoga-res en niveles bajo y medio bajo. El 21%de los hogares se ubica en el nivel me-dio, el 27% en el nivel medio alto y el8% restante en el nivel alto.

Si anal izamos el nivelsocioeconómico de los hogares en fun-ción del sexo del responsable de lastareas, encontramos diferencias enlos niveles medio y medio alto. Al ni-vel medio pertenecen el 22% de loshogares de responsabilidad femenina

6 El NSE se construyó con tres indicadores: nivel de la vivienda, bienes de consumo y quintilesde ingreso del hogar.

Cuadro 6. Nivel socioeconómico de los hogares según sexo del/la RTH

Hombre Mujer TotalBajo 8,7% 10,1% 9,8%Medio-bajo 31,6% 34,2% 33,8%Medio 17,3% 22,2% 21,4%Medio-alto 34,2% 25,9% 27,3%Alto 8,2% 7,7% 7,8%Total 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

y el 17% de los hogares de responsabili-dad masculina, mientras que en el nivelmedio alto se ubican el 34% de los hoga-res de responsabilidad masculina y el26% de los hogares de responsabilidadfemenina

3.2. LA PRESENCIA DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN

LOS HOGARES DEL GRAN MONTEVIDEO

Parece importante antes de analizarla distribución en el uso del tiempo enlas tareas de cuidado infantil, presen-tar las principales característicassociodemográficas de los hogares conmenores en Montevideo. Para eso pre-sentaremos la información distinguien-do los hogares con menores entre 0 y12 años, los hogares con menores en-tre 13 y 17 años y los hogares conmenores entre 0 y 12 y entre 13 y 17años. Si bien el grupo específico de in-terés de este informe lo constituyen losmenores hasta 12 años, nos parecióoportuno incluir también la informaciónpara las variables que se presentan a

continuación para el tramo etario entre 13a 17 años por ser parte de la población deinterés de UNICEF.

Del total de hogares entrevistados, en-contramos que el 48,7% (correspondientea 584 hogares) cuenta con al menos unmenor de 18 años. A su vez, el 26% tienesolamente menores de 12 años, un 11%solamente adolescentes entre 13 y 17 yun 12% de los hogares niños y adolescen-tes, tal como se observa en el siguientecuadro. La población que analizaremos enel resto del informe, constituida por loshogares con al menos un menor de 12 años,representa el 38% de los casos estudia-dos.

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Cuadro 7. Distribución de los hogares según edad de los niños

Nº de hogares PorcentajeNo hay menores de 18 años 616 51,3Hasta 12 años 316 26,3Entre 13 a 17 años 129 10,8Hasta 12 y de 13 a 17 años 139 11,6Total 1.200 100,0

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

7 Dado que el 90% de los menores reside en hogares de responsabilidad femenina, algunoscuadros no los desagregaremos según sexo del responsable, pues el porcentaje de varones enesa categoría no amerita tal desagregación

Cuadro 9. Edad del/la RTH según edad de los niños en el hogar

Entre 0 y Entre Hasta 1212 años 13 y 17 años y entre 13 Total

y 17 años16 a 29 años 24,1% 5,4% 5,0% 15,4%30 a 49 años 56,8% 58,9% 84,2% 63,8%50 a 64 años 14,0% 26,4% 9,4% 15,6%65 y más años 5,1% 9,3% 1,4% 5,1%Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

En el cuadro siguiente encontramos elsexo del responsable de las tareas del ho-gar según la edad de los niños en los hoga-res.

Si analizamos la presencia de menoresentre 0 y 17 años, encontramos que el 90%de ellos se encuentran en hogares donde la

responsable de las tareas es mujer ytan solo el 10% en hogares donde elresponsable de las tareas es varón, por-centaje similar si analizamos los hoga-res con menores de 12 años. Esto nosplantea una primera evidencia acerca dela responsabilidad en los hogares don-de existen menores, que recae en sugran mayoría en las mujeres y que, portanto, nos permite afirmar que los ni-ños y adolescentes de Montevideo re-siden en hogares donde la responsablede las tareas del hogar es una mujer.Es por esta evidencia que de aquí enmás usaremos el femenino para refe-rirnos a la responsable de las tareas.7

Si analizamos ahora la edad de lasresponsables de los hogares donde vi-ven los niños y adolescentes de Monte-video, encontramos que el 63,8% seubica en hogares donde la responsablede las tareas tiene entre 30 y 49 añosde edad.

En este caso, como era de esperar,encontramos diferencias según analice-mos a los niños entre 0 y 12 años y alos adolescentes entre 13 y 17 años.En el caso de los hogares que tienenúnicamente niños menores de 13 años,el 57% reside en hogares donde la res-ponsable tiene entre 30 y 49 años, el24% en hogares donde la responsabletiene entre 16 y 29 años, el 14% enhogares donde la responsable tiene en-tre 50 y 64 años y el 5% restante enhogares con responsable de tareasmayor de 65 años.

Analizando el nivel socioeconómicode los hogares donde residen los meno-

Cuadro 8. Sexo del/la RTH según edad de los niños en el hogar

Entre 0 y Entre Hasta 12 y entre12 años 13 y 17 años 13 y 17 años Total

Hombre 8,9% 14,0% 8,6% 9,9% Mujer 91,1% 86,0% 91,4% 90,1% Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

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ares de 18 años, encontramos que el37% reside en hogares de nivel mediobajo, el 14% en hogares de nivel bajo,el 21,5% en hogares de nivel medio alto,el 18,5% en hogares de nivel medio yel 9% en hogares de nivel medio alto.Nótese, por tanto, que el 51% de losmenores de 18 años reside en hogaresde nivel bajo o medio bajo.

Si analizamos los hogares que sola-mente tienen niños menores de 13 años,el 38% reside en hogares de nivel me-dio bajo y el 15% en hogares de nivelbajo, lo que totaliza un 53%. Al mirarlos hogares con niños y adolescentes(hasta 12 y entre 13 y 17 años) el por-centaje de hogares en los niveles bajo ymedio bajo asciende al 60%.

Finalmente, si miramos los hogaresdonde residen los menores de 18 añossegún la condición de actividad del res-ponsable de las tareas del hogar, en-contramos que el 49% se encuentra enhogares donde la responsable está ocu-pada, el 27% en hogares donde la res-ponsable solo atiende el hogar, el 16%en hogares donde la responsable estádesocupada. En definitiva, el 65% delos menores reside en hogares donde laresponsable de las tareas es económi-camente activa, ya sea que se encuen-tre ocupada o desocupada.

Asimismo, cabe destacar que en loshogares exclusivamente con adolescen-tes (entre 13 y 17) el porcentaje de res-ponsables ocupadas asciende al 61%,mientras que en los hogares con meno-res de 13 años es del 46% y del 47%para los que tienen niños y adolescen-tes.

Del total de hogares con menores de18 años, encontramos que el 62% son

Cuadro 10. Nivel socioeconómico del hogar según edadde los niños

Entre 0 y Entre Hasta 1212 años 13 y 17 años y entre 13 Total

y 17 años Bajo 14,9% 7,8% 18,7% 14,2% Medio-bajo 37,5% 31,0% 41,0% 36,9% Medio 21,9% 14,7% 14,4% 18,5% Medio-alto 18,7% 32,6% 18,0% 21,6% Alto 7,0% 14,0% 7,9% 8,7% Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

Cuadro 11. Condición de actividad del/la RTH según edad de losniños en el hogar

Entre 0 y Entre Hasta 1212 años 13 y 17 años y entre 13 Total

y 17 añosOcupado/a 46,0% 60,5% 46,8% 49,4%Estudiante 2,5% 1,6% 1,4% 2,1%Desocupado/a 17,1% 8,5% 19,4% 15,8%Solo atiendeel hogar 27,9% 18,6% 30,9% 26,6%Jubilado/a 6,0% 10,1% 1,4% 5,8%Otro 0,3% 0,8% 0,3%Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

hogares del tipo nuclear (pareja con hijos),el 24% son hogares trigeneracionales, el10% hogares monoparentales y el 4% res-tante otro tipo de hogares.

De los hogares en que todos los niñosson menores de 12 años, el 63% son pare-jas con hijos, el 27% hogarestrigeneracionales y el 6% hogaresmonoparentales. En los hogares en que to-dos los niños tienen entre 13 y 17 años, el56% son parejas con hijos, el 23% hoga-res monoparentales y el 16% hogarestrigeneracionales. Obsérvese la importan-cia de los hogares monoparentales en este

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tramo de edad y su aumento significativocon relación a los hogares con hijos maspequeños.

De acuerdo con las características pre-sentadas de los hogares de Montevideo yárea metropolitana donde residen menoresde 18 años, podemos decir que la ampliamayoría de los menores reside en hogares

Cuadro 12. Tipo de hogares según edad de los niños

Hasta 12 años Entre 13 Hasta 12 y entrey 17 años 13 y 17 años T otal

Pareja con hijos % tipo de hogar 55,1% 19,4% 25,5% 100,0%% edad de niños 63,0% 55,6% 66,2% 62,1%

Monoparental % tipo de hogar 32,1% 51,8% 16,1% 100,0%% edad de niños 5,7% 23,0% 6,5% 9,6%

Filioparental % tipo de hogar 66,7% 33,3% 100,0%% edad de niños 0,6% 0,7% 0,5%

Trigeneracional % tipo de hogar 62,8% 14,6% 22,6% 100,0%% edad de niños 27,2% 15,9% 22,3% 23,6%

Abuelo/s con nieto/s % tipo de hogar 63,6% 27,3% 9,1% 100,0%% edad de niños 2,2% 2,4% 0,7% 1,9%

Otros % tipo de hogar 30,8% 30,8% 38,5% 100,0%% edad de niños 1,3% 3,2% 3,6% 2,2%

Total % tipo de hogar 54,4% 21,7% 23,9% 100,0%% edad de niños 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta “Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género”. FCS-DS-UDELAR, 2003.

donde la responsabilidad de la gestión ytareas del hogar es femenina, que lamitad de ellos reside en hogares de ni-vel socioeconómico medio bajo y bajo,que más de la mitad reside en hogaresdonde la responsable es activa econó-micamente y que el 62% reside en ho-gares de tipo nuclear.

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l4.1. ¿CÓMO SE DISTRIBUYEN LAS TAREAS DE CUIDADO

INFANTIL ENTRE LOS DISTINTOS INTEGRANTES DEL HOGAR?

4. USO DEL TIEMPO Y CUIDADO INFANTIL

Las tareas relevadas en la encuestarealizada para el módulo de cuidado in-fantil son las siguientes: darle de co-mer a los niños, llevarlos al colegio-es-cuela, jugar con ellos en la casa, llevar-los a pasear, ayudarlos con las tareasescolares, bañarlos, hacerlos dormir yreprenderlos. Para la selección de es-tas tareas nos basamos en la experien-cia internacional, tomando como refe-rencia central especialmente las en-cuestas de uso del tiempo realizadas enEspaña.

Se pidió al responsable de las tareasdel hogar que informara acerca del tiem-po y la proporción de cada una de lastareas que él realiza y también la pro-porción de las que realizan los demásintegrantes del hogar.

Si analizamos la distribución de lastareas de cuidado infantil, uno de losprimeros elementos que sobresale esun predominio de las responsables delas tareas del hogar (ver cuadro siguien-te) en realización con todas las tareasrelevadas, siendo en algunas de ellassu participación aún más fuerte.

La tarea en que las responsables delhogar participan en mayor proporción esdarles de comer a los niños, el 69% deesa tarea es realizado por ellas. Le si-guen bañarlos y ayudarlos con los de-beres, con 67 y 64% respectivamente.Como se observa, estas tres tareas soncotidianas e implican rutinas, horarios,etc.

Las tareas en que las responsablesregistran menor participación, aunque

Cuadro 13. Proporción de las tareas de cuidado infantil que realizael/la RTH en los hogares con menores de 13 años.

Cuidado de niños Proporción de realización de la tarea

Darles de comer 69Llevarlos a la escuela-colegio 60Jugar en la casa 56Llevarlos a pasear 53Ayudarlos con los deberes 64Bañarlos 67Hacerlos dormir 62Reprenderlos 57Promedio total tareas 61

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

siempre la proporción sea superior a la mi-tad, son: levar los niños a pasear, jugar conlos niños en la casa y reprenderlos.

Si bien como hemos mencionado, enhogares con niños menores de 13 años el91% de las responsables de las tareas sonmujeres, nos pareció oportuno en este casopresentar la misma información según elsexo del responsable, para conocer la pro-porción de las tareas que realizan los varo-nes y las mujeres cuando son los respon-sables del hogar. Si observamos el cua-dro siguiente, encontramos que en pro-medio para el total de las tareas consi-deradas, cuando las mujeres son respon-sables de las tareas realizan el 63% deellas, mientras que los hombres en sumisma condición realizan el 43%. Al ana-lizar cada una de las tareas, encontra-mos que en todas ellas las mujeres alser responsables cumplen con una pro-porción mayor que los varones cuandoson los responsables. La proporción ma-

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yor de participación femenina se encuen-tra en darles de comer, bañarlos y hacer-los dormir, mientras que la participación

masculina mayor se da en jugar en lacasa y llevarlos a pasear.

Obsérvese que la división sexual deltrabajo de cuidado infantil dentro de loshogares sigue líneas de género muy de-finidas en el tipo de tareas que realizanmujeres y varones y también en la inten-sidad y cantidad de tiempo que les dedi-can. Estas características nos sugierenla necesidad de realizar estudios de evo-lución en el tiempo que nos permitancontar con más elementos para evaluarel cambio en las relaciones de género enlas generaciones más jóvenes que apa-renta ser todavía lento y mantiene unadivisión de las tareas de cuidado de losniños entre varones y mujeres.

4.2. ¿CUÁNTO TIEMPO DEDICAN LOS INTEGRANTES DEL HO-GAR AL CUIDADO DE LOS NIÑOS?

La respuesta a esta pregunta variaránotablemente en función del sexo y el rolde la persona en el hogar. En el cuadro si-guiente presentamos la información delnúmero de horas que dedican los distintosintegrantes del hogar al cuidado infantil,según sexo.

Cuadro 15. Tiempo semanal en horas y décimos de horas dedicadoal cuidado de los niños según miembros del hogar por sexo

Hombres Mujeres TotalResponsable 26,0 27,0 27,0Cónyuge 12,4 20,0 13,1Padre/ suegro 5,4 � 5,4Madre/ suegra � 7,5 7,5Hijos/as mayores de 12 años 4,7 8,1 5,9Otros/as mayores de 12 años 7,0 5,4 5,5

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

En primer lugar, lo que resulta es queen todos los casos, para todos los ro-les relevados en los hogares, las muje-res dedican promedialmente más tiem-po que los hombres a la realización delas tareas de cuidado infantil.

En el total de los hogares donde serealizan tareas de cuidado de niños, en-contramos que los responsables dedi-can 27 horas semanales al cuidado in-fantil, los cónyuges 13, los padres osuegros 5, las madres o suegras 7,5 ylos hijos e hijas casi 6. Esta dedicaciónhoraria a las tareas de cuidado infantiles diferencial según el sexo de los dis-tintos miembros de los hogares, inde-pendientemente de su rol en el hogarlas mujeres dedican siempre más tiem-

Cuadro 14. Proporción de las tareas de cuidado infantil que realizael/la RTH en los hogares con menores de 13 años según sexo

Cuidado de niños Hombres MujeresDarles de comer a los niños 45 72Llevar los niños a la escuela-colegio 43 62Jugar con los niños en la casa 52 56Llevar a los niños a pasear 47 54Ayudar a los niños con los deberes 40 67Bañar a los niños 32 70Hacerlos dormir 36 64Retar a los niños 49 58Promedio total tareas 43 63

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

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lpo que los varones a las tareas de cui-dado de niños.

Para el caso de los y las responsa-bles de las tareas, el tiempo que dedi-can es similar, 26 horas en el caso delos varones y 27 en el caso de las mu-jeres, pero recordemos que los varonesen esta categoría son tan solo el 9%.

Cuando analizamos el tiempo sema-nal dedicado por los cónyuges, obser-vamos que cuando las mujeres son cón-yuges (se supone por tanto que no tie-nen la responsabilidad principal de lastareas del hogar) dedican más tiempoque los hombres cónyuges al cuidado

de los niños del hogar. En este caso, la di-ferencia entre la dedicación femenina y lamasculina es casi del 100%.

Cuando miramos el aporte de otras ge-neraciones al cuidado infantil, es decir, delos padres y los hijos del/la responsable y/odel cónyuge, encontramos que también allíla dedicación horaria semanal al cuidado delos niños en el hogar sigue cortes de géne-ro muy claros. Para el caso de la genera-ción mayor, las madres o suegras dedicanpromedialmente mayor tiempo que el quededican los padres o suegros. Lo mismoocurre para el caso de los hijos e hijas en-cargadas de cuidar a hermanos menores.

4.3. ¿CÓMO INFLUYE LA EDAD DE LOS NIÑOS EN EL TIEMPO

QUE DEDICAN LOS HOGARES A SU CUIDADO?

La existencia de uno o más niños enel hogar, así como su edad, está en di-recta relación con el tiempo que dedi-can las responsables de los hogares asu cuidado. En el cuadro siguiente ob-servamos la información relevada deltiempo que dedican las responsables alcuidado infantil según la edad de los ni-ños agrupada en distintos tramos.

En primer lugar observamos que cuan-do los niños se concentran en uno de lostres tramos definidos (0 a 3, 4 a 5 y 6 a12 años), las responsables que más tiem-po dedican al cuidado infantil son aque-llas con niños más pequeños, menoresde 3 años. La dedicación semanal en es-tos casos asciende a 32 horas, 6 horaspor día promedialmente. Las responsablescon niños de 4 a 5 años dedicanpromedialmente 29 horas y aquellas conniños mayores de 5 años, 20 horas.

Cuadro 16. Tiempo semanal dedicado por la RTH a cuidar niños,según edad de los niños en el hogar

Tramos de edad de los niños del hogar Horas semanales0 a 3 años 324 a 5 años 296 a 12 años 200 a 3 y 4 a 5 años 420 a 3 y 6 a 12 años 304 a 5 y 6 a 12 años 240 a 3, 4 a 5 y 6 a 12 años 58Total 27

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

Si analizamos los hogares en los queexiste al menos un niño en dos tramos deedad distintos, nuevamente observamosque aquellos hogares con niños en edadesmenores requieren de una dedicación tem-poral semanal mayor por parte de la res-ponsable. En los hogares con niños de 0 a3 y de 4 a 5 años, la responsable del hogar

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dedica promedialmente 40 horas semana-les al cuidado de los niños, más de 8 horasdiarias. En los hogares con niños entre 0 a3 y 6 a 12 años, la responsable dedica 30horas semanales. Por último, los hogaresque tienen al menos un niño en cada uno delos tres tramos de edad considerados, sonaquellos en los que la responsable debededicar promedialmente más tiempo, 58horas semanales para la atención de esosniños.

Al respecto es conveniente recordarque, tal como hemos abordado en estudiosanteriores,8 en Uruguay la coberturainstitucional de la atención de los niños pe-queños, especialmente de aquellos com-prendidos entre 0 y 3 años es muy reduci-da, así como también lo es la informacióndisponible al respecto. Los problemas deri-vados del cuidado de los niños más peque-ños es uno de los elementos que más inci-den en la posibilidad de trabajo de las ma-dres con hijos. Los niveles de cobertura delos servicios de cuidado infantil en Uruguay

presentan dos realidades bien diferen-ciadas según se trate de niños compren-didos entre 0 y 3 años de edad o deniños ubicados entre 4 y 5 años de edad,básicamente porque los niños de 4 y 5años se encuentran, a partir de la re-forma educativa de 1995, incorporadosa la educación inicial o preescolar decarácter obligatorio y para la cual exis-ten por tanto servicios públicos y gra-tuitos. Para el grupo de niños de 0 a 3años no existen prácticamente serviciosde cuidados institucionales públicos. Alrespecto, la construcción del indicadorde cobertura de servicios de cuidadoinfantil sugerido por la CEPAL9 nos per-mite visualizar esta realidad para Uru-guay, tal como se presenta en el si-guiente cuadro.

La cobertura de servicios de cuida-do infantil en Montevideo en 1990 erade 20,3%, y descendió a 15,7% en1999, se registró por tanto una dismi-nución del 4,6%. Para el interior del país,

1 Véase por ejemplo: R. Aguirre: Género, ciudadanía social y trabajo, resultados de investigación,Universidad de la República, FCS, Departamento de Sociología, Montevideo, 2003; K. Batthyány:�Estado, familia y políticas sociales, ¿quién se hace cargo de los cuidados y las responsabilidadesfamiliares?�, en Revista de Ciencias Sociales, nº 18, FCU, 2000; K. Batthyány: Respuestasinstitucionales a las necesidades de cuidado infantil en el Uruguay. Diagnóstico de situación, FCS-DS, Montevideo, diciembre 2001.2 Indicadores de género para el seguimiento y la evaluación del Programa de Acción Regional paralas Mujeres de América Latina y el Caribe, 1995-2001, y Plataforma de Acción de Beijing,CEPAL, Serie Mujer y Desarrollo.

Cuadro 17. Indicador de cobertura de servicios de cuidado infantil en Uruguay según zona geográfica.Años 1990 y 1999

Montevideo Resto del País1990 1999 Variación % 1990 1999 Variación %

0-3 años 20,3 15,7 �4,6 8,6 9,9 +1,34-5 años 70,8 84,3 +13,5 58,5 76,4 +17,90-5 años 37,9 45,4 +7,5 26,6 37,4 +10,8

Fuente: Elaboración propia del indicador en base a datos del INE, ECH 1990 y 1999.

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lel nivel de cobertura en este tramo deedad era de 8,6% en 1990 y aumentóa 9,9 en 1999.

Para los niños de 4 y 5 años en Mon-tevideo, la cobertura era de 70,8% en1990 y aumentó a 84,3% en 1999,mientras que en el interior era de 58,5%y pasó a 76.4 en 1999.

Analizando estos datos, podemosapreciar que para el Interior, en el tra-mo de 0 a 3 años, ha habido un creci-miento en el período 1990-1999, mien-tras se observa una disminución en lacobertura de estos servicios en Monte-video. Esta diferencia entre la cobertu-ra en la capital y el Interior puede expli-car el decrecimiento global en la ofertaen este tramo de edad para el período

90-99. Al respecto, en el estudio anterior-mente referido, en el que se caracterizó laoferta de los servicios existentes, se de-tectó que la oferta de servicios de cuidadoinfantil en el tramo de 0 a 3 años de edadestá constituida básicamente por serviciosprivados.

Observamos que en el período conside-rado (1990-1999) el nivel de cobertura paralos niños más pequeños disminuye, lo queagrava aún más la situación de este sectorde niños (y de sus familias) que contaba yacon un nivel de cobertura bajo. Esto nosplantea una vez más el problema acerca delas estrategias que desarrollan las mujerestrabajadoras madres de niños pequeñospara hacer frente a sus múltiples obligacio-nes.

4.4. ¿CÓMO SE DISTRIBUYE EL TIEMPO ENTRE LAS DISTINTAS

TAREAS DE CUIDADO INFANTIL?

En el siguiente cuadro, observamosla información referida al tiempo que de-dica la responsable de las tareas delhogar a cada una de las tareas de cui-dado infantil relevadas. Al respecto seobserva que las dos tareas quepromedialmente requieren de mayordedicación horaria son: jugar con losniños en la casa (algo más de 9 horas)y darles de comer (algo más de 7 horasy media). La tarea que menor tiemporequiere por parte de las responsableses la de llevarlos a la escuela o colegio.

Cuadro 18. Horas semanales dedicadas por el/la RTH al cuidado deniños en hogares con niños menores de 13 años (en el 91% de

estos hogares la responsable es mujer)

Cuidado de niños Horas semanalesDarles de comer 7,6Llevarlos a la escuela-colegio 2,6Jugar con ellos en la casa 9,3Llevarlos a pasear 3,6Ayudarlos con los deberes 3,9Bañarlos 3,9Hacerlos dormir 3,6Reprender 3,5

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevi-deo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

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4.5. DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO EN FUNCIÓN DE LAS TAREAS

Y LA EDAD DE LOS HIJOS

Al conjunto de tareas relevadas po-demos agruparlas en: las tareas de tipobásico o biológico y las tareas educa-tivas-recreativas.

Si observamos el tiempo medio quededican las responsables de los hoga-res al cuidado de los niños para el pri-mer grupo de tareas, básicas-biológi-cas, según la edad de los hijos, encon-tramos que para todos los tramos deedad, la tarea que más tiempo insumees la alimentación de los niños �darlesde comer�. Al respecto existe una di-ferencia muy clara en función de laedad de los niños, cuánto más peque-ños los niños del hogar, mayor tiempose dedica a esta tarea. Obsérvese alrespecto en el siguiente cuadro que esen los hogares que tienen solo niñosmenores de 4 años en los que se dedi-ca mayor tiempo semanal a esta tarea:10,7 horas en promedio.

A su vez, en el otro extremo encon-tramos la tarea de reprenderlos que es

Cuadro 19. Tiempo medio del hogar dedicado al cuidado de niños. Tareas básicas-biológicas

Tramos de edades de niños en el hogar Darles de comer Bañarlos Hacerlos dormirSolo niños de 0 a 3 años 10,7 3,6 5,1Solo niños de 4 y 5 años 7,8 3,2 3,7Solo niños de 6 a 12 años 6,2 3,2 2,7Niños de 0 a 3 años y de 4 y 5 años 8,1 6,1 3,3Niños de 0 a 3 años y de 6 a 12 años 6,2 4,1 3,4Niños de 4 y 5 años y de 6 a 12 años 6,4 3,3 2,3Menores de 12 de todos los tramos 10,2 7,0 4,9Total 7,5 3,9 3,6

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

l a que menor t iempo insumepromedialmente, en este caso esmayor el tiempo dedicado a la tareaa medida que aumenta la edad delos niños.

Para el otro conjunto de tareasque hemos denominado educativas-recreativas (llevarlos al colegio, ju-gar en la casa, llevarlos a pasear,ayudarlos con los deberes y repren-derlos), promedialmente la tarea quemás tiempo insume a las responsa-bles de los hogares es la de jugarcon los niños en la casa. El prome-dio de dedicación para esta tareaasciende a 9,3 horas semanales,frente, por ejemplo, a la tarea dereprenderlos que insume 3,6 horas.Nuevamente en este grupo obser-vamos que para la tarea que insumemás tiempo (jugar en casa) la pre-sencia de niños pequeños aumentala dedicación horaria.

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Cuadro 20. Tiempo medio del hogar dedicado al cuidado de niños. Tareas educativas-recreativas

Tramos de edades de niños Llevarlos al Jugar con Llevarlos Ayudarlos con Reprenderlosen el hogar colegio ellos en casa a pasear los deberesSolo niños de 0 a 3 años 2,0 13,2 4,7 1,4 1,5Solo niños de 4 y 5 años 3,0 10,3 4,2 3,0 1,2Solo niños de 6 a 12 años 2,7 7,7 3,5 3,8 2,2Niños de 0 a 3 y de 4 y 5 años 2,6 13,7 5,5 2,9 3,2Niños de 0 a 3 y de 6 a 12 años 1,9 8,4 3,1 4,9 4,8Niños de 4 y 5 y de 6 a 12 años 2,6 6,7 2,2 4,4 1,9Menores de 12 de todos los tramos 2.7 8,3 2,3 5,4 �Total 2,6 9,3 3,6 4,0 3,6

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�.FCS-DS-UDELAR, 2003.

4.6. DIVISIÓN DE TAREAS DENTRO DEL HOGAR

El siguiente cuadro nos permite ob-servar sintéticamente lo desarrolladohasta el momento. En él observamos eltiempo que dedican las responsables delas tareas al cuidado de los niños, el tiem-po que dedican otros miembros del ho-gar y el tiempo total del hogar.

Al respecto, observamos que el tiem-po promedio total de los hogares dedica-do a las tareas de cuidado de los meno-res de 13 años es de 41 horas semana-les. El 61% de esas horas (es decir, 27horas) son cumplidas por la responsablede las tareas, mientras que el 39% res-tante (13 horas y media) son cumplidaspor otros miembros del hogar.

Dentro de las tareas relevadas, la queinsume más tiempo es la de jugar conellos en casa, tarea a la que los hogaresdedican en promedio 18 horas semana-les. A esta tarea la responsable del ho-gar dedica 9 horas semanales, realiza portanto el 56% de la tarea.

La siguiente tarea en importancia dededicación de horas es la alimentación,

darles de comer a los niños, que insume 10horas semanales, promedialmente, en loshogares, de esta tarea el 69% es realizadopor la responsable de las tareas que le de-dica 7 horas semanales.

Como se mencionó, el tiempo semanalpromedio de los hogares dedicado al cuida-do infantil es de 41 horas. Esta dedicaciónes similar a la de una �jornada laboral com-pleta� (40 horas semanales de trabajo re-munerado es lo que se considera general-mente como trabajo a tiempo completo).

Las preguntas que deberíamos formu-larnos son, por un lado, cómo distribuir estetiempo de cuidado infantil entre los distin-tos miembros de los hogares y, por otro,cuáles de estas tareas pueden serdesfamiliarizadas. ¿Qué tipo de serviciosde apoyo a las hogares podrían desarrollar-se para permitir que el trabajo de reproduc-ción no sea exclusivamente una carga indi-vidual, familiar sino que sea asumido, almenos en parte, en forma colectiva.

Al respecto, recordemos lo menciona-do en el marco conceptual, acerca del de-

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Cuadro 21. Tiempo medio semanal (en horas) dedicado por el RTH y por otros miembros al cuidado de niños enhogares con niños menores de 13 años

Tiempo dedicado Tiempo dedicado Tiempo % de la tarea por el/la RTH10 por otros miembros total del hogar11 realizada por

el responsable12

Cuidado de niños menores 27,4 13,5 40,9 6113

de 12 añosDarles de comer 7,6 2,6 10,2 69Llevarlos al colegio/ 2,6 1,1 3,7 60escuela/ jardínJugar con ellos en casa 9,3 8,8 18,1 56Llevarlos a pasear 3,6 3,0 6,6 53Ayudarlos con los deberes 3,9 1,4 5,3 64o la tarea escolarBañarlos 3,9 1,4 5,3 67Hacerlos dormir 3,6 1,7 5,3 62Retarlos 3,5 1,4 4,9 57

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

safío a nivel macrosocial de cómo plantearla distribución de las obligaciones familia-res entre las distintas esferas proveedo-ras del bienestar (Estado, familias, merca-do y comunidad), y a nivel microsocial eldesafío de repartir más equitativamente lastareas dentro de los hogares entre sus in-tegrantes.

A su vez esta carga promedial de41 horas semanales es tan solo unaparte de las tareas de reproducción quese realizan en los hogares, exclusiva-mente referida al cuidado infantil, a ellase deben sumar el resto de las tareas,por lo que el problema se vuelve másurgente aún.

10 Para la construcción de esta variable se trabajó con el tiempo dedicado por el RTH a cada unade las tareas. Cada una de ellas, correspondiente a diferentes categorías de la variable, cuentacon un número de casos distinto, en función de si la tarea se realiza o no en el hogar. Por lo tanto,el tiempo total no se corresponde con la suma simple de los tiempos de cada tarea.11 Los valores de esta variable surgen de la relación entre el tiempo dedicado por el responsabley la proporción que realiza cada uno de los miembros del hogar. La no correspondencia entre laproporción de la tarea realizada por el responsable y el tiempo total del hogar se debe a que notenemos dato en aquellos casos en que el responsable no realizó la tarea la semana anterior a laencuesta.12 La proporción de la tarea realizada por el RTH surge de su declaración en función de una escaladel 1 al 10, en la que el 10 corresponde al 100% de la realización de la tarea.13 Media de las proporciones de realización de cada tarea.

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l4.7. ¿EXISTE RELACIÓN ENTRE EL TIEMPO DEDICADO AL TRABA-JO REMUNERADO Y EL TIEMPO DEDICADO AL CUIDADO INFANTIL?

En el siguiente cuadro observamosla relación entre el tiempo que dedicanlas responsables de los hogares al cui-dado de los niños y el tiempo dedicadoal trabajo remunerado.

Las responsables que no trabajanremuneradamente dedican 29 horassemanales al cuidado infantil, mientrasque las que trabajan remuneradamentededican en promedio 26 horas a estastareas.

Si observamos las responsables quetrabajan remuneradamente, encontra-

mos que a medida que aumenta el númerode horas dedicadas al trabajo remunerado,disminuye el número de horas dedicado alas tareas de cuidado infantil. Mientras quelas responsables que trabajanremuneradamente entre 1 y 20 horas se-manales dedican 29 horas semanales alcuidado infantil, las que trabajan 41 y máshoras dedican 23 horas a estas tareas. Apesar de esta disminución observada, nó-tese que el tiempo dedicado al cuidado in-fantil corresponde al menos al equivalentea media jornada diaria.

Cuadro 22. Tiempo dedicado por el RTH al cuidado de niños según tiempo dedicado al trabajo remunerado, parael total de hogares con niños menores de 13 años (en horas)

Trabaja remuneradamenteDe 0 a 20 horas 7,04 2,37 9,41 3,23 4,27 3,96 4,85 5,21 29,41De 21 a 40 horas 7,47 2,30 8,51 3,35 3,37 4,05 3,99 3,96 26,4941 horas y más 6,87 3,06 7,18 3,84 3,20 3,32 2,87 1,48 22,68Total 7,20 2,56 8,19 3,49 3,47 3,78 3,79 3,34 25,72

No trabaja remuneradamente 7,82 2,67 10,21 3,65 4,47 4,05 3,44 3,75 28,99Total 7,54 2,62 9,29 3,57 3,96 3,93 3,60 3,55 27,49

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�.FCS-DS-UDELAR, 2003.

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4.8. ¿EL NIVEL SOCIOECONÓMICO INCIDE EN EL TIEMPO DEDI-CADO AL CUIDADO INFANTIL?

Resulta interesante analizar la distribu-ción del tiempo dedicado por las responsa-bles de los hogares a las tareas de cuidadoinfantil según el nivel socio económico delos hogares. Tal como se observa en el cua-dro siguiente, existe una diferencia impor-tante entre los niveles bajo y alto;promedialmente las responsables de nivelsocioeconómico bajo le dedican 33 horassemanales a las tareas de cuidado infantilmientras sus pares de nivel socioeconómicoalto le dedican 24 horas semanales; la di-ferencia entre ambos sectores es de 9 ho-ras. Los sectores medios dedicanpromedialmente 25 horas semanales a es-tas tareas.

Si analizamos la distribución del tiempoen función de las distintas tareas, encon-tramos que en el nivel bajo las tres tareasa las que dedican más tiempo las respon-sables de los hogares son: reprender a losniños, jugar con ellos en la casa y darles decomer. A su vez, la tarea a la que se le

Cuadro 23. Tiempo dedicado por el RTH al cuidado infantil en hogares con niños menoresde 13 años según nivel socioeconómico

Cuidado de niños Bajo Medio- bajo Medio Medio- alto Alto TotalDarles de comer 8,7 7,1 7,9 7,4 6,7 7,6Llevarlos a la escuela 2,8 2,7 2,7 2,7 1,8 2,6Jugar en la casa 8,9 9,7 9,8 8,3 9,2 9,3Llevarlos a pasear 2,2 2,8 3,6 5,7 4,3 3,6Ayudarlos con los deberes 4,3 4,5 4,0 3,1 2,3 3,9Bañarlos 4,8 3,8 3,8 3,7 3,0 3,9Hacerlos dormir 4,1 3,4 3,3 3,4 4,1 3,6Reprenderlos 9,5 2,4 1,9 2,7 3,3 3,5Total 33,3 26,2 25,3 28,2 24,2 27,4

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�.FCS-DS-UDELAR, 2003.

dedica menor tiempo es la de llevarlosa pasear. Por su parte, en el nivelsocioeconómico alto, las tres tareas alas que se dedica mayor tiempo son lasde jugar con ellos en casa, darles decomer y llevarlos a pasear. La tarea ala que menor tiempo se dedica es lle-varlos a la escuela, jardín, etc. En el ni-vel medio, las tareas a las que se dedi-ca mayor tiempo son las de jugar conellos en casa, darles de comer y ayu-darlos con los deberes. La tarea quemenor tiempo insume es la de repren-derlos.

Por tanto, existe una coincidencia enlos niveles bajo, medio y alto en cuantoa las tareas que mayor tiempo insumen(darles de comer y jugar con ellos encasa) aunque se aprecien diferencias enel tiempo dedicado en cada uno de lossectores.

Si comparamos los niveles bajo yalto, encontramos que las tres tareas

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len las que existe mayor diferencia re-lativa en el tiempo dedicado son las dellevarlos a pasear (2 horas en los secto-res bajo y 4 horas en los altos), ayudar-los con los deberes (4 horas en los secto-res bajo y 2 en los altos) y reprenderlos(9 horas en los bajos y 3 en los altos).

Estas y otras diferencias en funcióndel nivel socioeconómico de los hoga-res pueden explicarse por los recursosdiferenciales con los que cuentan los ho-gares para hacer frente a sus obliga-ciones de cuidado, la posibilidad de re-

currir a ayudas pagas o no, las redes fami-liares y comunitarias. Claramente observa-mos que para los niveles de menores re-cursos económicos este tema se vuelve undilema más complejo en tanto dedicanpromedialmente más horas semanales alcuidado infantil y cuentan con menores re-cursos para acceder a servicios ofrecidosen el mercado. Estos datos sugieren la exis-tencia de pautas culturales de cuidado di-ferencial según el nivel socioeconómico delos hogares que sería interesante profundi-zar en futuros estudios.

4.9. ¿LOS HOGARES BIPARENTALES SON MÁS EQUITATIVOS

EN LA DISTRIBUCIÓN DE LAS TAREAS DE CUIDADO INFANTIL?

Una atención particular merecen loshogares biparentales en tanto son porun lado aquellos hogares en los queambos miembros de la pareja convivencon sus hijos, compartiendo por tantotodo lo que implica la convivencia, eltecho, la economía doméstica y las ta-reas de cuidado infantil. Por otro lado,no es menor recordar que representanel modelo ideal del imaginario social.Veamos entonces cómo se distribuyenlas tareas de cuidado infantil entre losmiembros de la pareja en este tipo dehogares con menores de 13 años.

El número de hogares biparentalescon niños menores de 13 años en lamuestra estudiada es de 365, de loscuales 330 tienen como responsable delas tareas del hogar a una mujer(90,4%) y 35 a un varón (9,6%).

Si observamos el cuadro siguiente,encontramos que la proporción para eltotal de las tareas en los hogares

biparentales realizada por las responsablesmujeres es de 61%, mientras que la de loscónyuges es de 25%. Para el conjunto delas tareas de cuidado infantil, las mujeresrealizan 2,4 veces el trabajo que hacen suscónyuges en los hogares biparentales.

La proporción de las tareas que realizanlas responsables en los hogares biparentaleses siempre superior al 50%. La misma va-ría en función de la tarea que considere-mos. La tarea �darles de comer a los ni-ños� es la que concentra una mayor pro-porción de participación de la responsabley a su vez en la que se observa una rela-ción de mayor inequidad con respecto a loscónyuges: las responsables realizan el 69%de la tarea, los cónyuges el 14%, por loque las responsables dedican casi 5 vecesmás tiempo que sus cónyuges a cumplir conesta tarea.

La siguiente tarea en que la relaciónentre lo que realiza la responsable y su cón-yuge es más alta es �bañar a los niños�,

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Cuadro 24. Proporción de la tarea que realiza la responsable de las tareas del hogar y el cónyugeen hogares biparentales

Cuidado de niños Responsable Cónyuge Relación Responsable/Cónyuge

Darles de comer a los niños 69 14 4,9Llevar a los niños a la escuela-colegio 61 21 2,9Jugar con los niños en la casa 54 31 1,7Llevar a los niños a pasear 52 37 1,4Ayudar a los niños con los deberes 65 22 2,9Bañar a los niños 68 17 4Hacerlos dormir 64 20 3,2Retar a los niños 56 37 1,5Promedio total tareas 61 25 2,4

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de géne-ro�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

en ella observamos que la responsable rea-liza el 68% y el cónyuge el 17%, lo quedetermina que las responsables realicen 4veces más la tarea de bañar a los hijos quesu cónyuges.

Por otro lado, la tarea en la que obser-vamos mayor equidad en la distribuciónentre cónyuge y responsable es la que co-rresponde a �llevar a los niños a pasear�,allí las responsables realizan el 52% de latarea y sus cónyuges realizan el 37%; larelación entre ambos es de 1,4.

La distribución de las tareas de cuidadoinfantil entre los miembros de la pareja en

hogares biparentales dista bastante deser equitativa, se observa claramentela preponderancia de las mujeres en to-das las tareas referidas. La divisiónsexual del trabajo, dentro de los hoga-res biparentales, referidas a cuidadoinfantil está claramente marcada impli-cando una sobre participación de lasmujeres frente a sus pares masculinos.Parece ser por tanto que, cuando am-bos miembros de la pareja compartenel hogar, la atención y el cuidado de losniños es una tarea que se distribuye deforma desigual.

4.10. ¿INFLUYE EN ESTA DISTRIBUCIÓN DESIGUAL EL TRABA-JO REMUNERADO DE LOS MIEMBROS DE LA PAREJA?

Frente a la constatación observada enel cuadro anterior de la desigual distribu-ción entre los miembros de la pareja de lastareas de cuidado infantil, podría pensarseque responde a que las mujeres no traba-jan remuneradamente, o que están en sucasa para cumplir este tipo de tareas. Sinembargo, si observamos la distribución de

estas tareas entre los miembros de lapareja, en función de si alguno de elloso ambos trabajan remuneradamente, en-contramos que aún en los casos en queninguno de los dos miembros trabaja oen el caso en que solo la mujer trabajaremuneradamente, el tiempo semanalpromedio que dedican las mujeres es

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lsiempre mayor al de los hombres.La relación entre el trabajo de la

mujer y del varón más alta se da cuan-do solo el hombre trabajaremuneradamente, en este caso lasmujeres dedican promedialmente 31horas semanales a tareas de cuidadoinfantil y los varones 13; en estos ca-sos, el tiempo femenino es 2.4 vecessuperior al masculino.

En los casos en que ambos miem-bros de la pareja se encuentran en igual-dad de situaciones, es decir, ninguno delos dos trabaja remuneradamente oambos trabajan remuneradamente, eltiempo que dedican las mujeres al cui-dado de los niños es sustantivamentemayor. Para el caso en que ninguno delos dos integrantes de la pareja trabajaremuneradamente, el tiempo femeninoes el doble del masculino. En el caso enque ambos miembros trabajanremuneradamente, el tiempo femeninosemanal es 1,7 veces superior.

Un caso paradigmático lo constitu-yen sin duda aquellos hogaresbiparentales donde solo la mujer traba-ja remuneradamente. Si bien son pocoslos casos relevados (22), nos permitetomarlos como referencia para plantear-nos hipótesis de comportamiento quesin duda deberán ser testados con otrarigurosidad. En este caso la conductaesperada sería que el miembro que notrabaja remuneradamente cumpliera conuna carga mayor del trabajo de cuida-dos, pero al ser el varón el que no tra-baja remuneradamente, observamosque esta conducta esperada no se veri-

Cuadro 25. Tiempo medio semanal en horas dedicado porhombres y mujeres en hogares biparentales según situación

ocupacional de la pareja

Mujer Hombre Relación M-HNo trabaja ninguno 20,20 10,62

(32) (31) 1,9

Solo el hombre trabaja 31,08 12,88remuneradamente (153) (153) 2,41

Solo la mujer trabaja 22,17 19,87remuneradamente (22) (22) 1,11

Hombre y mujer trabajan 23,83 14,12remuneradamente (146) (147) 1,69

Total 26,53 13,63 1,95(353) (353)

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo enMontevideo. Desigualdades sociales y de género�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

fica. Aún siendo la mujer la única que tra-baja remuneradamente en el hogar, por tan-to la perceptora de ingresos, dedica un tiem-po mayor que el hombre a las tareas decuidado infantil. Recordemos el caso yaanalizado, cuando los varones son los úni-cos que trabajan remuneradamente, lasmujeres dedican casi dos veces y mediamás tiempo que los hombres al cuidado in-fantil. A su vez este caso es paradigmáti-co, pues es el único en el que observamosuna cierta equidad en el reparto de las ta-reas de cuidado infantil entre varones ymujeres en los hogares biparentales, basa-da en la realización de trabajo remuneradoy no remunerado en el caso de las mujeresy solo de trabajo no remunerado en el casode los hombres.

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Finalmente, parece importante ver cómose posicionan las personas entrevistadasfrente a la pregunta acerca de quiénes de-berían ser los principales encargados de laatención de los niños según sus edades.14

Para el conjunto de los hogares estudia-dos, al ser interrogados acerca de quiéndebe ser el principal responsable de brin-dar atención a los niños, encontramos quela responsabilidad social del cuidado infan-til sigue ubicándose principalmente en lasfamilias. Observemos las respuestas quese presentan en los siguientes cuadros,según el tramo de edad de los niños y elnivel socioeconómico de los hogares.

Para los niños más pequeños, la opiniónmayoritaria es que esta es una responsabi-lidad principalmente de las familias con ayu-da del Estado (34%). Si a esto le agrega-mos aquellos que opinan que es una res-

5. PERCEPCIÓN SOCIAL DE LARESPONSABILIDAD DEL CUIDADO

14 Concretamente se preguntó a los entrevistados: �En su opinión, ¿quién se tiene que hacercargo de las siguientes situaciones?: atención de niños pequeños y atención de niños en edadpreescolar�. A partir de las respuestas en cada una de las categorías que se enumeran en elcuadro, se construyó una escala de opinión.

ponsabilidad exclusiva de las familias(34%), totalizamos un 68% de los ho-gares que asignan la responsabilidad pri-mordial a las familias, por tanto, al ám-bito privado. Nótese a su vez que sola-mente un 10% otorga esta responsabi-lidad principalmente al Estado. A su vez,si analizamos esta información compa-rando los niveles socio económicos ex-tremos, bajo y alto, la tendencia en elnivel bajo es a otorgar una responsabili-dad mayor al Estado (19%) en compa-ración con el nivel alto (6%). En estemismo sentido, los hogares de nivelsocioeconómico alto consideran prácti-camente en un 50% de los casos quela responsabilidad es exclusivamente delas familias, frente a un 22% en loshogares de nivel bajo.

Cuadro 26. Atención de niños pequeños (0 a 3 años) según nivel socioeconómico

Bajo Medio-bajo Medio Medio -alto Alto TotalEl Estado 6,3% 2,8% 2,3% 2,4% 1,2% 2,7%

Principalmente el Estadocon ayuda de las familias 12,5% 6,8% 5,0% 9,0% 4,9% 7,3%Por igual Estado y familias 27,5% 21,4% 16,3% 18,0% 17,3% 19,4%Principalmente familiascon ayuda del Estado 28,8% 30,7% 35,3% 39,4% 24,7% 33,6%

Solamente familias 22,5% 35,3% 37,6% 28,7% 46,9% 33,8%Agentes sociales,comunidad con el Estado 2,5% 3,1% 3,6% 2,4% 4,9% 3,1%Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de género�.FCS-DS-UDELAR, 2003.

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dadanoLas opiniones para la franja de ni-

ños en edad preescolar (4 y 5 años)¯período en el que pueden incorporar-se a la educación pública (reformaescolar de 1995)¯ mantienen las mis-mas tendencias generales, pero se ob-servan menores diferencias entre losniveles socioeconómicos.

El 61% de los entrevistados otor-ga también en este caso la respon-sabilidad principal a las familias, fren-te a un 12% que la ubica en el planodel Estado. En el nivel bajo, encon-tramos que un 16% asigna esta res-ponsabilidad principalmente al Esta-do y un 50% principalmente a las fa-milias. Al observar el nivel alto, en-contramos que un 5% ubica esta res-

Cuadro 27. Atención de niños en edad preescolar (4 a 5 años) según nivel socioeconómico

Bajo Medio-bajo Medio Medio-alto Alto TotalEl Estado 8,8% 5,3% 3,2% 3,5% 2,5% 4,3%Principalmente el Estadocon ayuda de las familias 7,5% 8,4% 8,1% 9,0% 2,5% 8,0%Por igual Estado y familias 31,3% 24,6% 18,6% 25,6% 29,6% 24,5%Principalmente familiascon ayuda de Estado 31,3% 34,6% 42,1% 45,0% 34,6% 39,0%Solamente familias 18,8% 24,9% 25,8% 15,2% 24,7% 21,8%Agentes sociales, comunidadcon el Estado 2,5% 2,2% 2,3% 1,7% 6,2% 2,4%

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Encuesta �Trabajo no remunerado y uso del tiempo en Montevideo. Desigualdades sociales y de géne-ro�. FCS-DS-UDELAR, 2003.

ponsabilidad principalmente en el planoestatal y un 59% en el plano familiar.

En síntesis, la tendencia a consideraral Estado como un actor clave en la res-ponsabilidad del cuidado infantil aumen-ta ligeramente a medida que las opinio-nes refieren a niños de mayor edad: 10%para los niños de 0 a 3 años y 12% paralos de 4 y 5 años. A su vez, encontra-mos una diferencia sostenida en amboscasos entre los niveles socioeconómicosbajo y alto. Las personas pertenecientesa niveles bajos tienden a otorgar mayorresponsabilidad al Estado en este tema.Seguramente esto se relaciona con la po-sibilidad/imposibilidad de los distintossectores de acceder a los servicios pres-tados por el mercado.

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6.1. LOS HALLAZGOS

De acuerdo con los datos presenta-dos, en los hogares donde viven los me-nores de 18 años de Montevideo y elárea metropolitana, la amplia mayoría delos menores reside en hogares en losque la responsabilidad de la gestión ytareas del hogar es femenina. Más dela mitad de ellos reside en hogares denivel socioeconómico medio bajo y bajo,y casi la mitad reside en hogares en losque la responsable es económicamenteactiva.

Al analizar la distribución de las ta-reas de cuidado infantil, uno de los pri-meros elementos que sobresale es elpredominio de las mujeres responsablesde las tareas del hogar en la realizaciónde todas las tareas de cuidado releva-das y, en algunas de ellas, su participa-ción es aún más fuerte.

En todos los casos, para todos losroles relevados en los hogares, las mu-jeres dedican promedialmente más tiem-po que los hombres a la realización delas tareas de cuidado infantil. Esto nosmuestra que la división sexual del tra-bajo de cuidado infantil dentro de los ho-gares sigue líneas de género muy defi-nidas en el tipo de tareas que realizanmujeres y varones, y también en la in-tensidad y cantidad de tiempo dedicadoa ellas.

Cuando miramos el aporte de otrasgeneraciones al cuidado infantil, es de-cir, de los padres y los hijos del res-ponsable y/o del cónyuge, encontramosque también allí la dedicación horaria se-manal al cuidado de los niños en el ho-gar sigue cortes de género muy claros.

6. CONSIDERACIONES FINALES

Para el caso de la generación mayor,las madres o suegras le dedicanpromedialmente mayor tiempo quelos padres o suegros. Lo mismo ocu-rre para el caso de los hijos e hijasencargados de cuidar a hermanosmenores.

La existencia de uno o más niñosen el hogar, así como su edad, estáen directa relación con el tiempo quededican las responsables de los ho-gares a su cuidado. En primer lugar,observamos que cuando los niños seconcentran en uno de los tres tra-mos definidos (0 a 3, 4 a 5 y 6 a 12años), las responsables que mástiempo dedican al cuidado infantil sonaquellas con niños más pequeños,menores de 3 años. La dedicaciónsemanal en estos casos asciende a32 horas, 6 horas por d íapromedialmente. Las responsablescon niños de 4 y 5 años dedican enpromedio 29 horas, y las que tienenniños mayores de 5años, 20 horas.

Al respecto, observamos que eltiempo promedio total de los hoga-res dedicado a las tareas de cuidadode menores de 12 años es de 43horas semanales. La responsable delas tareas cumple el 63% de esashoras (27 horas), mientras que otrosmiembros del hogar cumplen el 37%restante (16 horas).

Asimismo, ese promedio de 27horas semanales dedicado por lasresponsables de las tareas del ho-gar al cuidado de los niños tiene im-portantes variaciones en función de

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slos niveles socioeconómicos de loshogares. Las responsables de nivelsoc ioeconómico ba jo dedicanpromedialmente 33 horas semanalesa las tareas de cuidado infantil, mien-t ras que sus pares de n ive lsocioeconómico alto les dedican 24horas semanales; la diferencia entreambos sectores es de 9 horas. Lossectores medios dedican 25 horassemanales a estas tareas.

Un caso particular de análisis,que merece ser profundizado en es-tudios posteriores, lo constituyen loshogares biparentales, por las carac-terísticas referidas en este informe.Son hogares biparentales por cuan-to la pareja comparte la vivienda yla economía doméstica, pero no pre-sentan rasgos de mayor equidad enlo que refiere a la realización de lastareas de cuidado infantil. Recorde-mos que la proporción para el totalde las tareas en los hogaresbiparentales realizada por las res-ponsables es de 61, mientras que lade los cónyuges es de 25. Para elconjunto de las tareas, las mujeresrealizan 2,4 veces el trabajo que rea-lizan sus cónyuges en los hogaresbiparentales. La proporción de las ta-reas que realizan las responsables enlos hogares biparentales es siempresuperior al 50% y varía en funciónde la tarea que se considere. La ta-rea �darles de comer a los niños� esla que concentra una mayor propor-ción de participación de la respon-sable y, a su vez, es aquella en laque se observa una relación de ma-yor inequidad con respecto a los cón-

yuges: las responsables realizan el 69%de la tarea y los cónyuges el 15%. Porlo tanto, las responsables le dedicancasi 5 veces más tiempo que sus cón-yuges.

Podría pensarse que la desigual dis-tribución entre los miembros de la pare-ja de las tareas de cuidado infantil res-ponde a que las mujeres no trabajanremuneradamente o que están en su casapara cumplir este tipo de tareas. Sin em-bargo, si observamos la distribución deestas tareas entre los miembros de lapareja, en función de si alguno de ellos oambos trabajan remuneradamente, en-contramos que aun en los casos en queninguno de los dos miembros trabaja oen el caso en que solo lo hace la mujer,el tiempo semanal promedio que dedicanlas mujeres es siempre mayor que el delos hombres.

En el análisis de todos los tipos dehogares, el tiempo semanal promedioque dedican los hogares al cuidado in-fantil es de 43 horas, lo que es equipa-rable al de una jornada laboral comple-ta. Surge por tanto la pregunta de cómolograr una mejor distribución entre losdistintos miembros de los hogares paraestas tareas y, a su vez, cuáles y bajoqué forma estas tareas pueden serdesfamiliarizadas, asumidas colectiva-mente. La respuesta a estas preguntasimplica en el plano macrosocial pensarla articulación entre los distintos acto-res proveedores de bienestar: familias,Estado, mercado y comunidad. En el pla-no microsocial implica el reparto de lasactividades del cuidado de una maneraequitativa entre los distintos miembrosdel hogar.

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6.2. LAS PREGUNTAS PENDIENTES

El resultado es que hasta ahora nose ha planteado un análisis de las dife-rentes configuraciones posibles para re-solver el reparto del trabajo de cuida-dos, sus aspectos financieros y su inci-dencia sobre la igualdad de oportunida-des entre las mujeres y los hombres enel plano laboral y familiar. Hoy día sabe-mos que el modelo de participación la-boral de hombres y mujeres ha cambia-do, pero, sobre todo, ha cambiado elmodelo de participación laboral de lasmujeres, que cada vez se interrumpemenos por la llegada de los hijos y seha extendido hasta edades más avan-zadas que en el pasado. El trabajo delas mujeres y las transformaciones delmercado de trabajo y de las familiasponen en cuestión los supuestos delbienestar basados en la familia y el ci-clo vital típicos.

Los cambios en las formas de vivir enfamilia y los cambios en el mercado detrabajo no han provocado acciones públi-cas suficientes para atender a las nue-vas necesidades sociales emergentes, enespecial las necesidades de cuidado.

Las necesidades de cuidado son cum-plidas cada vez con mayores dificulta-des por las familias (esto equivale adecir las mujeres, tal como se vio en elanálisis de los datos presentados) cuan-do ellas no pueden ser cubiertas a tra-vés de servicios proporcionados por el

mercado o provistos por el Estado.El trabajo de cuidados supone ennuestros países no solo cuidar de loshijos y de la pareja; también puedeimplicar el cuidado de los padres yde los nietos que viven en la mismavivienda o en viviendas separadas,si bien no fueron objeto de análisisen este informe.

El sistema económico y el bien-estar social dependen actualmente,aún más que en el pasado, tanto deltrabajo remunerado de hombres ymujeres como del trabajo domésticoy de cuidados familiares, a cargofundamentalmente de mujeres, de laparentela o de mujeres que percibenbajos salarios.

Como se sostuvo, el problema delcuidado de los niños más pequeñoses uno de los elementos que más in-cide en las posibilidades de trabajode las madres con hijos. Es sabidoque la decisión de las madres de in-gresar o permanecer en el mercadode trabajo y de cuidar el desarrollode su carrera laboral se relaciona conla existencia de redes familiares ycon la posibilidad de acceso a servi-cios de cuidado. Asimismo, observa-mos la mayor carga de trabajo decuidado infantil que tienen las muje-res de los sectores económicos me-nos beneficiados.

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s6.3. NECESIDADES DE INVESTIGACIÓN

Del estudio realizado, surgen al-gunas preguntas que sería necesa-rio profundizar en nuevas investiga-ciones de carácter multidisciplinarioque permitan conocer mejor aspec-tos vinculados al cuidado infantil (ya los problemas que de él se deri-van), además de sugerir posiblessoluciones.

Al respecto, una de las primerasnecesidades evidenciadas a partir deesta investigación es la de profundi-zar en el estudio de las pautas cul-turales acerca del cuidado infantil enlos d ist intos sectoressocioeconómicos. ¿Qué se entiendepor cuidado infantil en distintos sec-tores sociales y por parte de los ac-tores involucrados (educadores, ex-pertos en pol í t icas socia les,sicólogos, etc.)? ¿Cuáles deberíanser las formas más adecuadas deprestación de servicios y atención ala infancia en función de las necesi-dades sociales y familiares? En estepunto claramente se necesita unabordaje multidisciplinario que

involucre disciplinas del campo de lasicología, la educación y la sociología.

Otro punto que sería necesario pro-fundizar por medio de estudios de casoespecíficos, que combinen abordajescuantitativos y cualitativos, es el refe-rido a las tareas de cuidado infantil enlos hogares biparentales, su realización,su distribución y las pautas culturalesque están por detrás. El estudio en pro-fundidad de este tipo de hogares, asícomo el seguimiento de su evolucióntemporal, permitiría comprender mejorlas relaciones de género en su interior,sus cambios y permanencias.

Asimismo, resulta también intere-sante profundizar en el estudio de lasestrategias de cuidado infantil de lossectores socioeconómicos medio bajo ybajo, en tanto cuentan con menores re-cursos para hacer frente a sus obliga-ciones de cuidado y dedican un tiempomayor a las tareas de cuidado infantil.Nuevamente en este caso, se necesita-rá de un abordaje que combine aproxi-maciones cuantitativas y cualitativas.

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8.1. DISEÑO MUESTRAL

8. ANEXO METODOLÓGICO

Según los objetivos generales de la in-vestigación, la población de interés estáconstituida por los hogares de las zonascensales15 urbanas del área metropolita-na16 (departamento de Montevideo y superiferia).

El diseño muestral utilizado para la se-lección de las unidades a ser encuestadases estratificado en dos etapas. Las uni-dades de muestreo de la primera etapason las zonas censales y las unidades desegunda etapa son los hogares particula-res.

La elección de un diseño de este tipose justifica por la necesidad de apelar almismo marco que utiliza el Instituto Na-cional de Estadística (INE) para la Encues-ta Continua de Hogares (ECH).

El criterio seguido para la estratifica-ción contempla dos variables, región e in-greso medio per cápita de los hogares.

La variable región está definida por laIntendencia Municipal de Montevideo ydistingue tres grupos de Centros Comu-nales Zonales (Oeste, Centro y Este). Suconsideración se debe a que se requie-ren resultados desagregados para cadauna de estas áreas. La estratificaciónsegún el ingreso medio per cápita de loshogares responde a razones de eficien-cia y es la misma que utiliza el INE parala ECH. Distingue cuatro niveles de in-greso para los hogares de Montevideo:bajo, medio bajo, medio alto y alto.

De esta manera se forman 12 estra-

tos a los que se agrega la periferia deMontevideo, que es tratada como un es-trato único.

La asignación del tamaño de muestrapor estrato se realizó de manera propor-cional al número de hogares particula-res en cada uno de estos estratos segúnel censo de 1996.

El diseño muestral utilizado parte dela estratificación presentada. El mecanis-mo de selección se realiza en dos eta-pas, es el mismo para cada estrato y seefectúa de manera independiente entreestratos.

En la primera etapa, las zonascensales son seleccionadas con proba-bilidad proporcional al tamaño de la zonasegún el número total de personas quereside en hogares particulares de cadazona según el censo del 96.

En la segunda etapa se seleccionan ho-gares particulares por cada zona incluidaen la muestra de la primera etapa. Deesta manera la probabilidad de selecciónde los hogares es desconocida, ya queno se sabe con exactitud el número dehogares particulares por zona. Sin embar-go, como el número de hogares seleccio-nados es fijo por zona y estas son sor-teadas con probabilidad proporcional a sutamaño, se tiene que todos los hogaresde un estrato tienen aproximadamente lamisma probabilidad de ser seleccionados.

El procedimiento empleado para la se-lección de hogares particulares dentro de

15 Las zonas censales son la menor subdivisión geográfica que reconoce el censo de 1996. Laszonas urbanas generalmente coinciden con una �manzana�.16 El área metropolitana o gran Montevideo comprende, además de la totalidad del departamen-to de Montevideo, a las localidades urbanas de Canelones y San José en un radio de 30kilómetros a partir del kilómetro 0, según la definición usada por el INE en la ECH.

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8 -

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ocada zona seleccionada es realizado porlos propios encuestadores, dado que nose cuenta con un listado de hogares porzona. El procedimiento es el mismo encada zona seleccionada: se parte de unpunto elegido previamente al azar y serecorre la zona entrevistando a los hoga-res de las viviendas ocupadas ubicadasen los lugares múltiplos de 7 del recorridoque se le ha marcado al encuestador. Serealizan 3 entrevistas por zona.

Es fundamental destacar la importan-cia de esto último. En la medida en que elprocedimiento de selección no sea respe-tado, nada garantiza que los estimadoressean insesgados ni que los niveles de pre-cisión y confianza sean correctos.

Por último, dado que la asignación deltamaño de muestra por estrato es pro-porcional, las probabilidades de inclusiónson aproximadamente iguales en todala población. O sea, el mecanismo deselección implica un diseño

Estratos Población Muestra

Zonas1 Hogares2 Personas3 Zonas1 Hogares2

Gran Montevideo 12.868 498.774 1.597.944 400 1200

Montevideo 8.164 415.139 1.306.526 333 999 Región Oeste 2.891 109.166 372.769 87 261 Región Centro 2.421 165.187 461.261 134 402 Región Este 2.852 140.786 472.496 112 336 Periferia 4.704 83.635 291.418 67 201

1 Zonas censales urbanas;2 Hogares particulares urbanos;3 Personas residiendo en hogares particulares urbanos. Datos del censo 96.

�autoponderado�. Luego, las mediasmuestrales son estimadores aproxima-damente insesgados de las mediaspoblacionales, sin necesidad de ningu-na corrección.

El número de unidades de primera ysegunda etapa en la población y en lamuestra se resumen en el siguiente cua-dro.

Si se toman como aproximación losresultados para un diseño simple y su-poniendo que lo que se desea estimares una proporción poblacional para loshogares, se obtienen niveles de preci-sión del orden de 3% para un nivel deconfianza del 95% usando la hipótesismás conservadora para la varianzapoblacional. A nivel de la población depersonas los resultados cambian depen-diendo de si la variable de interés serelevó para todas las personas del ho-gar o para una persona seleccionada alazar dentro de cada hogar.17

17 En este último caso existe una tercera etapa de selección y deben ajustarse los resultados.

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8.2. TRABAJO DE CAMPO

Los encuestadores fueron selecciona-dos por medio de un llamado a concursode becarios entre estudiantes avanzadosy recién egresados de la licenciatura deSociología. Se seleccionaron 20encuestadores que participaron de dosjornadas de entrenamiento para la reali-zación del trabajo de campo.

A continuación aparecen los nombresde las y los encuestadores que realiza-ron las encuestas:

Laura NoboaGermán BarrosLorena CustodioAna Laura FostikVirginia RojoMaría Ángeles CaneiroMartín FittipaldiCarolina CarrattiniCecilia De RosaCecilia CastellóMariana FossattiGabriel ChouhyCarolina VeraJorge VeraAna RamaMarcos PosSebastián AguiarAna Patricia GonzálezMercedes MachadoMayco Gadea

Los casos relevados fueron 1.200 en-tre los meses de abril y agosto de 2003.A lo largo de todo el período del campotrabajaron los 20 encuestadores mencio-

nados con diferente cantidad de encues-tas realizadas cada uno.

La supervisión del trabajo de campose realizó en tres etapas.

a) La primera se realizó cada vez quelos encuestadores trajeron el material, serevisó tanto el correcto uso de la hoja deruta y la correcta elección del hogar a re-levar, como también las cuestiones delformulario y la coherencia y exactitud desus preguntas clave. En este caso, comola entrega en la amplia mayoría de los ca-sos fue supervisada, se revisaron bajo es-tos criterios casi todos los formularios.

b) La segunda instancia fue telefóni-ca; se consultó tanto por el responsablede las tareas como por la cantidad demiembros, sus edades y sexo. En estainstancia de supervisión se realizaron 450llamadas telefónicas.

c) En tercer lugar, se hizo supervisiónpuerta a puerta; una vez recibidas las en-cuestas se volvió a la manzana asignadapara corroborar que los hogares escogi-dos fuesen los correctos. En estos hoga-res la supervisión se realizó de forma per-sonal.

Se construyó una base de datos en elData Entry del paquete estadísticoinformático SPSS con 611 variables. Unavez que se tuvieron los formularios com-pletos, supervisados y editados se pro-cedió al ingreso de la información en losmeses de agosto y septiembre, sometién-dose a pruebas de consistencia de la basede datos al completar el ingreso de 30,60 y 100% de la información.

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