Serie sobre el coleccionismo puertorriqueño - Eduardo Rodriguez
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Andrzej Rottermund
Especialista en historia del arte polaco
El coleccionismo artstico en Polonia
Desde la Edad Media hasta nuestros das
En Polonia el coleccionismo artstico sigue en general, desde los comienzos de la Edad Media
hasta nuestros das, las mismas tendencias que en Europa occidental. Las similitudes nacen de
unas races culturales comunes; pero hay tambin numerosas diferencias, que se derivan de
nuestra convulsa historia, tan poblada de dramticos cambios polticos, econmicos y
sociales.
Una de las caractersticas de nuestro coleccionismo artstico es la poca estabilidad de
las colecciones mismas. Aunque esa falta de permanencia se haya podido dar tambin en la
mayora de los pases europeos, la historia poltica de Polonia est especialmente marcada
por las invasiones, las guerras, las particiones territoriales, la destruccin y el saqueo de su
patrimonio. Y sa es una de las principales razones por la que la imagen de nuestro
coleccionismo est distorsionada. No slo no se han conservado numerosas colecciones
esplndidas reales, eclesisticas y nobiliarias, sino que adems, en muchos casos, se han
perdido los inventarios y otros documentos importantes que nos habran permitido
conocerlas. Tal es el principal problema al que nos enfrentamos al tratar de reconstruir la
historia de esta actividad en Polonia, as como el contenido y el nivel de calidad artstica de
las antiguas colecciones de nuestro pas. En toda Europa occidental tenan una especial
importancia las colecciones reales, que luego seran la base de los fondos de los grandes
museos, como el Prado de Madrid, el Louvre de Pars o el Kunsthistorisches de Viena.
Cuando en Polonia se instaur en 1572 una monarqua electiva, a las colecciones reales se
les dio la condicin de bienes privados, propiedad personal del rey. Algunos de los
soberanos polacos como Juan II Casimiro Vasa (1609-1672) se las llevaron al extranjero1;
otros como Estanislao II Augusto Poniatowski (1732-1798) las legaron a sus herederos, y
stos las vendieron posteriormente2. Los Augusto II el Fuerte (1670-1733) y Augusto III
(1696-1763), que ocuparon el trono de la Mancomunidad Polaco-Lituana, guardaron sus
valiosas colecciones no en Polonia sino en la Sajonia de la que eran electores (!). As pues,
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simplemente no se dieron en nuestro pas las condiciones necesarias para la creacin de
colecciones nacionales.
Las colecciones ms duraderas de Polonia son los tesoros eclesisticos. Los dos
principales fondos antiguos, en importancia y riqueza, se hallan en el enterramiento de San
Adalberto, en Gniezno, la primera capital del reino, y en el de San Estanislao en Cracovia. Y
aun as ambos sufrieron el saqueo y la destruccin. Nada queda de lo que posean las
primeras catedrales de la metrpoli de Gniezno, fundada en 999, ni sus dicesis auxiliares de
Cracovia, Wrocaw y Koobrzeg, ni tampoco de lo que adornaba los monasterios y templos
erigidos por los tres primeros soberanos polacos3. Por fortuna se conservan testimonios
escritos y arqueolgicos de aquel patrimonio, y algunas piezas originales como la llamada
Lanza de San Mauricio (Cracovia, Tesoro de la catedral de Wawel) y un vaso de gata,
conocido como el Cliz de San Adalberto (Gniezno, Museo Arzobispal).
Segn los estudios sobre el coleccionismo artstico en Europa occidental, uno de los
principales motores de esa actividad era el deseo de subrayar la posicin social mediante la
posesin de obras raras o sobresalientes, que contribuan a establecer el prestigio de una
persona, de una familia o en las colecciones reales de todo un pas. En Polonia, pese a los
cambios de rgimen y a que la posicin del monarca era ms dbil que en la mayora de los
dems pases europeos, las colecciones reales conservaron siempre su importancia simblica
como atributo de la suprema autoridad nacional. Sin embargo, desde el siglo XVI hasta finales
del XVIII la nobleza polaca estuvo ms interesada en otras formas distintas de reflejar su alta
condicin social, que tenan que ver con la ideologa del sarmatismo. As, invertan mucho en
la arquitectura, sobre todo religiosa, y en espectculos ceremoniales, festivos o funerarios,
que rodeaban de gran pompa y esplendor. Desde el siglo XVI, la doctrina social y econmica
dominante, difundida mediante la traduccin de numerosos textos de la Antigedad clsica,
propugnaba que participar en actividades constructivas era la mejor manera de conseguir
prestigio y elevar la condicin social4. Hasta Cosme de Mdicis pensaba que para conservar
el buen nombre de una familia era mejor levantar edificios que coleccionar objetos
artsticos5. Cuanto ms grandiosa y ornamentada fuera una edificacin, y ms preciosos sus
materiales, mayor sera la gloria que proporcionaba a su promotor. Esa preferencia est
documentada en los diarios que conservamos de nobles polacos en sus viajes por Europa
occidental. Quedaban asombrados por la magnificencia, la riqueza y el valor material de los
edificios que vean. Como es lgico, nos estamos refiriendo nicamente a la alta nobleza;
como escribi el historiador del arte polaco Gottfried Lengnich: Aunque por su cuna todos
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los nobles son iguales, la condicin de que goza cada uno marca diferencias. Y as un senador
est por encima del que no se sienta en el Senado6. De lo que careca Polonia era de ttulos
nobiliarios heredados, que eran los que definan claramente, en las monarquas absolutas, la
posicin de una persona en la jerarqua social. La funcin de esos ttulos hereditarios la
cumplan en Polonia los cargos que se ostentaban y el prestigio pblico, que determinaban el
lugar que se ocupaba en la pirmide social. As pues, al analizar el coleccionismo de la
nobleza es preciso recordar que sta no constitua un estrato social uniforme, sino muy
variado en funcin de la riqueza. El grupo ms acaudalado era el de los magnates, que
posean grandes extensiones de tierra. Les seguan los miembros de la nobleza media, y
despus los de la pequea nobleza, hasta llegar a la llamada nobleza campesina, que muchas
veces apenas se diferenciaba del campesinado propiamente dicho.
En ese ambiente, crear una coleccin de excepcionales obras de arte no se
consideraba la mejor inversin financiera. Lo que era un negocio provechoso, pues
proporcionaba buenas rentas y ascenso social, era la tierra. Los que han estudiado las
transferencias de tierras y otros activos entre la nobleza de los siglos XVI y XVII subrayan
cmo en esa poca se increment extraordinariamente la importancia de poseer bienes
races7. No obstante, ello no significa que los nobles no tuvieran inters alguno en acumular
obras de arte. Aunque menores en nmero que en Europa occidental, podra decirse que las
colecciones de la nobleza polaca eran equiparables a las de su homloga occidental.
Refirindose a la historia del coleccionismo artstico en la Europa occidental de la Edad
Media, Douglas y Elizabeth Rigby escribieron: A un noble que tuviera tres prendas de vestir
de piel se le calificaba de rico. Una cama era un lujo. Cmo iban entonces a preocuparse de
aficiones tan agradables como los libros o las antigedades?8. En Polonia, la situacin fue
algo distinta, al menos entre los magnates. En fuentes del siglo XV hallamos enumeraciones
de sus tesoros, repletos de joyas, armas ricas y vajillas. Desde la Edad Media hasta finales del
siglo XVII, en las colecciones nobiliarias dominaban las joyas, las armaduras de parada, los
objetos de oro y plata, las piedras preciosas y semipreciosas, las alfombras y otros textiles.
De similar estilo eran en el siglo XVI las colecciones reales polacas, aunque conviene
sealar que en su caso tenan tambin una funcin simblica especfica, lo que las distingua
de otros conjuntos tanto eclesisticos como civiles9. El rey Segismundo II Augusto (1520-
1572) form exactamente una coleccin de ese tipo, que en su riqueza era parangonable a
otras de Europa occidental. Da testimonio de su gran calidad lo que se conserva de ella,
como por ejemplo una serie de tapices en torno a 170 piezas, que se hallan hoy en el
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Castillo Real de Cracovia o la armadura de parada del monarca, realizada en Nremberg en
el taller de Kunz Lochner, hoy en la Real Armera de Estocolmo. Por desgracia no nos ha
llegado nada de su coleccin de joyas, que segn se deca superaba en calidad artstica a las
ms celebradas de Italia10.
Los historiadores del coleccionismo, que estudian las relaciones entre los conjuntos de
piezas deliberadamente destinados a determinados espacios y la forma de acondicionar esos
espacios, piensan que por lo general esos dos aspectos estn equilibrados11. Es probable que
fuera as en la mayora de las residencias de los magnates y nobles polacos. Del estudio de la
documentacin conservada sobre las obras de arte que posea en el siglo XVII la nobleza de la
regin de la Gran Polonia se deduce que, aunque a algunas de ellas slo tena acceso un
restringido crculo de nobles, eran un elemento importante de la decoracin de las
residencias. Nos referimos a esos documentos en vez de a los inventarios de bienes de los
magnates ms deslumbrantes porque confirman que la nobleza polaca, especialmente la
media, sola coleccionar obras de arte. Entre los bienes ms valiosos de esta clase social
siempre han estado las joy