El Cáliz y la Espada

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PAULA ANDREA TAMAYO MONTOYA 22 de abril de 2014 UNIVERSIDAD DEL VALLE Seminario metodológico de Investigación 1 Doctora: Olga Lucia Obando No. 09 Autor (es): Riane Eisler Título Original: The chalice and the blade Fecha de publicación: 1987 Referencia (APA): Eisler, R. (1990). Capitulo 1 al 5. En R. Eisler, El cáliz y la espada (R. Valenzuela, Trad., 1 ed., págs. 1- 59). Santiago de Chile, Chile: Cuatro vientos. Recuperado el 21 de abril de 2014 Tipo Documental: Libro Formato: Electrónico Ubicación: Biblioteca personal, Ruta: carpeta Semestre 1-Tesis- archivo documental Tipo de estudio: Teórico Conceptos claves: Riane Eisler, se propone en este texto realizar un estudio de la sociedad humana para ello busca contar una nueva historia de nuestros orígenes culturales tomando en cuenta las evidencias que persisten a través del arte, la arqueología, la religión, las ciencias sociales, la historia y otros campos de indagación, con ello evidencia especialmente lo que llama la “guerra entre los sexos”, el sexo masculino representado por la espada y el femenino representado por el cáliz. En primera instancia la autora recuerda las referencias a una época en la que los principios femenino y masculino se hallaban en equilibrio y había respeto mutuo, estas referencias son evidentes en textos como el tao te ching, los poemas de Hesíodo, las imágenes míticas de diosas creadoras y también en hallazgos arqueológicos que muestran los rastros de culturas cuya organización social es muy diferente de aquellas que glorifican las imágenes masculinas portadoras de rayos y

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Relataría sobre el texto el Cáliz y la Espada de Riane Eisler

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  • PAULA ANDREA TAMAYO MONTOYA 22 de abril de 2014

    UNIVERSIDAD DEL VALLE

    Seminario metodolgico de Investigacin 1 Doctora: Olga Lucia Obando

    No. 09

    Autor (es):

    Riane Eisler

    Ttulo Original: The chalice and the blade Fecha de publicacin: 1987 Referencia (APA):

    Eisler, R. (1990). Capitulo 1 al 5. En R. Eisler, El cliz y

    la espada (R. Valenzuela, Trad., 1 ed., pgs. 1-

    59). Santiago de Chile, Chile: Cuatro vientos.

    Recuperado el 21 de abril de 2014

    Tipo Documental:

    Libro

    Formato: Electrnico

    Ubicacin: Biblioteca personal, Ruta: carpeta Semestre 1-Tesis-archivo documental

    Tipo de estudio: Terico

    Conceptos claves:

    Riane Eisler, se propone en este texto realizar un estudio de la sociedad humana

    para ello busca contar una nueva historia de nuestros orgenes culturales tomando

    en cuenta las evidencias que persisten a travs del arte, la arqueologa, la religin,

    las ciencias sociales, la historia y otros campos de indagacin, con ello evidencia

    especialmente lo que llama la guerra entre los sexos, el sexo masculino

    representado por la espada y el femenino representado por el cliz.

    En primera instancia la autora recuerda las referencias a una poca en la que los

    principios femenino y masculino se hallaban en equilibrio y haba respeto mutuo,

    estas referencias son evidentes en textos como el tao te ching, los poemas de

    Hesodo, las imgenes mticas de diosas creadoras y tambin en hallazgos

    arqueolgicos que muestran los rastros de culturas cuya organizacin social es muy

    diferente de aquellas que glorifican las imgenes masculinas portadoras de rayos y

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    espadas y en las que son altamente valoradas las cualidades femeninas como

    cuidado, compasin y noviolencia; sin por ello caer en el esquema de dominador,

    dominado segn el cual si una sociedad no fue patriarcal, necesariamente tuvo que

    ser matriarcal, en cambio puede emerger un tercer modelo social que la autora

    nombra como modelo de asociacin que se basa en unas relaciones sociales

    regidas por el principio de unin, en el cual la diversidad entre los gneros no se

    equipara a la idea de la supremaca de un gnero sobre el otro.

    As como se postula la espada como un smbolo masculino que hace referencia a

    los combates de los hombres en innumerables guerras, se reconoce que no todos

    los hombres asumen actitudes belicosas, pues se hace evidente la existencia de

    hombres noviolentos y con el poder de dar y alimentar asociado al cliz, por ende

    ms que a una diferencia de gnero, el problema se enfoca en un sistema social

    que asocia la masculinidad con la violencia y la dominacin.

    El capitulo 1 del texto es titulado Jornada a un mundo perdido: los inicios de la

    civilizacin, se dedica a hacer un recorrido desde el paleoltico, pasando por el

    neoltico hasta la Europa antigua; para iniciar este recorrido la autora llama la

    atencin sobre las estatuillas femeninas de personas del paleoltico, momento en

    que los poderes que gobiernan la vida y la muerte fueron asociados con la mujer y

    seala el prejuicio que supone que algunos antiguos estudiosos consideren el arte

    paleoltico en trminos del estereotipo del hombre primitivo e interpreten como

    escenas de caza, pinturas murales del paleoltico que tambin pueden interpretarse

    como mujeres bailando y como objetos sexuales masculinos las estatuillas de las

    venus, o como armas las formas alargadas y puntudas que tambin pueden

    interpretarse como ramas de rboles; aunque no hay manera de saber a ciencia

    cierta lo que los antiguos queran representar a travs de sus pinturas y estatuillas.

    Tras la excavacin de dos casas de campo neolticas en la actual Turqua correspondientes a la cultura neoltica de atal Hyk y Hacilar, se revela un periodo que se extiende cerca de ochocientos aos, entre 6250 y 5400 a.c. A travs de estas casas se develan sociedades agrcolas con un centro artstico extraordinariamente desarrollado, con incontables estatuillas de la Diosa hechas de arcilla y enfocadas en el culto a la deidad femenina, lo que pone en entredicho ideas segn las cuales la cuna de la civilizacin en sumeria, tal como lo han dicho algunos arquelogos y se postula que hay varias cunas de las civilizaciones; Sobre la Europa Antigua se postula a partir de los hallazgos de la arqueloga Marija Gimbutas que al contrario de la imagen que hoy tenemos de los europeos antiguos como terribles barbaros, estos antepasados eran pacficos y desarrollaron una compleja organizacin social, con especializaciones artsticas, instituciones religiosas y gubernamentales complejas, usaban metales como cobre y oro para hacer ornamentos y herramientas, y realizaron los primeros desarrollos de una escritura, adems buscaban entornos confortables y apacibles para vivir y no se

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    evidenciaban seales de una desigualdad sexual, pero si de una matrilinealidad y de la participacin activa de las mujeres en los cultos religiosos. El captulo 2 del texto es llamado mensajes del pasado: el mundo de la diosa, en el la autora se propone describir como eran los antepasados que realizaban cultos a las diosas y entre las caractersticas ms notables de los antepasados neolticos resalta el hecho de que no se evidenciasen ritos funerarios en los que soberanos poderosos se llevasen consigo otros seres menos poderosos, ni grandes depsitos de armas y tampoco fortificaciones militares, las imgenes procedentes de esa poca carecen de emblemas asociados al poder y de referencias de dominio y dominacin, en lugar de ello hay una rica coleccin de smbolos de la naturaleza que parecen expresar una visin en la cual la funcin primordial de los misteriosos poderes que gobiernan el universo no es la de exigir obediencia, punir y destruir, sino, al contrario, la de dar (Eisler, 1990, p. 24) por tanto, la imagen central de estas culturas sera la de la mujer dando a luz. El culto a la diosa era monotesta, pues se evidencia claramente una f en la diosa, pero al mismo tiempo era un culto politesta, pues esta era adorada a travs de mltiples formas, entre ellas aquellas en que era asociada con los cuernos de toros, smbolos del poder de la naturaleza, posteriormente el smbolo del toro pas a ser asociado con el poder masculino y de all con la imagen de satn. El captulo 3 se titula la diferencia esencial: creta, la autora comienza este captulo exponiendo la dificultad para interpretar los fragmentos que conservamos del pasado remoto, debido al paradigma imperante segn el cual se piensa que grandes hallazgos arqueolgicos corresponden a reyes, cuando en realidad las evidencias van demostrando que se trata de reinas, como es el caso de Meryet-Nit y Nit-Hotep. Creta cuya historia comienza alrededor de 6000 a.c. corresponde al periodo minoico medio o palaciano antiguo, dentro de la edad de Bronce; en ese periodo el culto a la diosa fue gradualmente sustituido por los dioses guerreros masculinos,

    Ella an era venerada como Hathor e Isis en Egipto, Astarte o Ishtar en la Babilnia, o la Diosa del Sol de Arina en Anatlia. Pero ahora no pasaba de una deidad secundaria, descrita como la consorte o madre de los dioses masculinos ms poderosos, pues aquel era un mundo donde cada vez ms el poder de las mujeres se hallaba tambin en declive, un mundo donde la dominacin masculina y las guerras de conquista y contra-conquista pasaban a ser la norma en todas partes. (Eisler, 1990, p.31)

    Sin embargo en creta no haba seales de guerra, florecan las artes y el culto a la diosa segua siendo central para el periodo minoico y reinaba un espritu de armona entre hombres y mujeres, en suma esta cultura era descrita como de amor a la belleza y a la naturaleza.

    Las actitudes cretenses ms naturales en relacin al sexo tambin habran acarreado otras consecuencias de percepcin igualmente difcil bajo el paradigma predominante, en el cual el dogma religioso considera el sexo como pecado mayor que la violencia. Como escribi Hawkes: "Los cretenses parecen haber reducido y desviado su agresividad con una vida sexual libre y

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    cuerda." Aliadas a su entusiasmo por los deportes y por la danza y su creatividad y amor a la vida, esas actitudes liberadas en relacin al sexo parecen haber contribuido para el espritu pacfico y armonioso general predominante en la vida cretense. (Eisler, 1990, p.36)

    El capitulo 4 del cliz y la espada se titula: las tinieblas como resultado del caos: del cliz a la espada, en un primer momento la autora nos seala que el tiempo tambin puede medirse en milenios, aunque estemos habituados a medirlo en siglos, por ejemplo el paleoltico se remonta a un tiempo superior a treinta mil aos, la era neoltica hace ms de diez mil aos, atai Hyk fue construida hace 8.500 aos y la civilizacin de Creta se cay slo hace 3.200 aos, en estos amplios periodos de tiempo se produjeron avances en la produccin de alimentos, vivienda, vestuario y en la organizacin poltica y social de la civilizacin europea, las mujeres en esta poca tenan un rol activo tanto en las tareas de la vida cotidiana como en los oficios religiosos.

    La ideologa prevaleciente era geocntrica, o centrada en la mujer, la deidad representada en forma femenina. Simbolizados por el Cliz femenino o fuente de la vida, los poderes generadores, alimentadores y creativos de la naturaleza no los poderes de destruccin tenan, como ya vimos, el ms elevado valor (Eisler, 1990, p. 38)

    Sin embargo, esta vida apasible fue quebrantada por los que la autora llama invasores perifericos bandas nmadas provenientes de territorios agrestes, que fueron aumentando en nmero y ferocidad

    Alrededor de 5000 a.C. o aproximadamente hace siete mil aos, comenzamos a encontrar evidencias de lo que Mellaart denomina un patrn de ruptura de las antiguas culturas neolticas de los Blcs. Restos arqueolgicos muestran claras seales de tensin en ese periodo en muchos territorios. Se encuentran evidencias de invasiones, catstrofes naturales y a veces las dos, causando destruccin y trastorno en gran escala. En diversas reas, las antiguas tradiciones de la cermica desaparecen. Poco a poco, en una gradual devastacin, se establece un periodo de regresin y estancamiento. Por fin, durante ese tiempo de caos creciente, cesa el desarrollo de la civilizacin. Como escribi Mellaart, sern necesarios otros dos mil aos antes que surjan las civilizaciones de la Sumria y de Egipto. (Eisler, 1990, p. 39)

    Estos invasores barbaros tenan diversas procedencias y sacudieron las poblaciones europeas matrilineales en sucesivas oleadas, la ltima de las cuales es sealada por la autora alrededor del ao 2.800 ac. Entre estos invasores, los Kurgos (indo europeos) cuyo lenguaje era ario fueron glorificados por Nietzsche como la nica raza pura europea, sin embargo provenan del nordeste asitico.

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    La nica cosa que todos ellos (los invasores barbros) tenan en comn era un modelo dominador de organizacin social: un sistema social en lo cual la dominacin y la violencia masculina y una estructura social en general jerrquica y autoritaria eran la norma. Otro punto en comn era, en contraste con las sociedades que establecieron los cimientos de la civilizacin occidental, el modo caracterstico como adquiran riqueza material, no desarrollando tecnologas de produccin, sino a travs de tecnologas cada vez ms eficaces de destruccin. (Eisler, 1990, p.39)

    Los desarrollos metalrgicos del cobre y bronce, pero sobre todo los usos dados a estos metales, ya no como materia prima para la fabricacin de ornamentos y artefactos religiosos, sino como armas, representaron un papel crtico en lo que Engels denomin "la derrota histrica mundial del sexo femenino". (p. 40), de este modo se evidencia que la guerra fue un instrumento esencial de la sustitucin del modelo por asociacin al modelo dominador, donde la sociedad era gobernada por dioses y hombres- de guerra y las diosas y las mujeres fueron reducidas a consortes o concubinas de los hombres; en esta nueva sociedad las armas fueron consideradas atributos del dios y tomaron un lugar central en los ritos.

    Esa glorificacin del poder letal de la lmina afilada acompaaba un modo de vida en que la masacre organizada de otros seres humanos, junto con la destruccin y pillaje de sus propiedades y la subyugacin y la explotacin de su pueblo, era aparentemente normal. A juzgar por la evidencia arqueolgica, los inicios de la esclavitud (la posesin de un ser humano por otro) aparentemente mantuvieron estrecha conexin con estas invasiones armadas (Eisler, 1990, p, 42)

    Con la glorificacin de las armas, la dominacin y por la fuerza las realizaciones de una civilizacin basada e en el modelo de asociacin, que alcanz un elevado escaln en la evolucin cultural fueron destruidas El espritu que cierta vez hubo en Creta, en las palabras de Homero, "una tierra rica y adorable" dejaba ahora la isla que por tanto tiempo fuera su hogar. Con el pasar de los siglos, incluso la existencia de mujeres y hombres creyentes de Creta minica sera olvidada, as como la paz, la creatividad y los poderes mantenedores de vida de la Diosa (Eisler, 1990, p. 46) En el captulo 5 recuerdos de una era perdida: el legado de la diosa la autora llama la atencin sobre la posibilidad de una segunda transformacin social de una sociedad dominadora hacia una versin ms adelantada de sociedad de asociacin, pues a su juicio estamos en una encrucijada evolutiva que pone en juego nuestra supervivencia y nos invita a desarrollar tecnologas con fines pacficos, despus de todo uno de los secretos histricos ms bien guardados muestra que prcticamente todas las tecnologas materiales y sociales fundamentales a la civilizacin fueron

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    desarrolladas antes de la imposicin de una sociedad dominadora (Eisler, 1990, p. 52).

    Los principios del cultivo de alimentos, as como de la tecnologa de construccin, recipientes y vestuario, ya eran todos conocidos por los pueblos del neoltico con culto a la Diosa, as como los usos cada vez ms sofisticados de recursos naturales tales como madera, fibras, cuero y, ms tarde, metales en la manufactura. De la misma forma, nuestras ms importantes tecnologas no materiales, tales como la ley, el gobierno y la religin, remontan a lo que, echando mano del trmino de Gimbutas, Europa antigua, podemos denominar la sociedad antigua. Ello an ocurre con los conceptos correlativos de oracin, magistratura y sacerdocio. La danza, el teatro ritual y la literatura oral y folclrica, as como el arte, la arquitectura y la planificacin de ciudades, tambin son oriundos de la sociedad pre-dominadora. El comercio, realizado por tierra y mar, es otro legado de esa era antigua, as como la administracin, la educacin e incluso la previsin del futuro, pues la primera identificacin del poder oracular o proftico se hace con las sacerdotisas de la Diosa. La religin sostiene y perpeta la organizacin social que refleja. En diversos textos religiosos antiguos que permanecieron hasta hoy, es la Diosa y no una de las deidades masculinas entonces dominantes que se identifica como aquella que proporcion al pueblo las "ddivas de la civilizacin". (Eisler, 1990, p, 52)

    Es necesario reconocer que las sociedades de asociacin tampoco fueron sociedades utpicas, pues una sociedad pacfica tampoco implica la ausencia total de cualquier violencia y es posible que en ellas se hayan realizado sacrificios rituales de seres humanos, sin embargo y para concluir esta parte de la relatora traemos textualmente un sealamiento de la autora:

    en este importante aspecto, nuestras primitivas sociedades de asociacin, menos adelantadas tecnolgica y socialmente, eran ms evolucionadas que las sociedades altamente tecnolgicas de nuestro mundo actual, donde millones de nios son condenados a morir de hambre todos los aos mientras billones de dlares son destinados a formas cada vez ms sofisticadas de exterminio. En esta perspectiva, la bsqueda actual de una espiritualidad ancestral perdida puede ser considerada bajo una luz nueva y bastante til. En esencia, hoy la bsqueda por parte de tantas personas de una sabidura mstica que nos remonte a tiempos primitivos, es la bsqueda del tipo de espiritualidad caracterstica de una sociedad de asociacin, y no de dominacin (Eisler, 1990, p.58)

    Aportes del texto al proyecto de tesis

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    Este texto me pone en la pista de un proceso de recuperacin de memorias ancestrales gracias a las cuales es posible pensar una sociedad que vive en armona con la naturaleza y respeta y cuida de la misma, adems levanta la cuestin entre la estructura de dominio y subyugacin de unos seres humanos por parte de otros y sus repercusiones en los modos como el ser humano se conecta con la naturaleza o rompe su conexin acudiendo a prcticas de dominio sobre ella. Como colofn para no perder la pista que me d este texto en mi proceso de construccin de tesis, traigo textualmente una cita en la cual la autora hace referencia a las prcticas ecologistas Cada vez ms, el trabajo de ecologistas modernos indica que es esta calidad ms antigua de la mente, muchas veces asociada en nuestra poca a algunos tipos de espiritualidad orientales, muy adelantada, al frente de la ideologa de destruccin ambiental de la actualidad. De hecho, ella pronuncia nuevas teoras cientficas de que toda la materia viva terrestre, juntamente con la atmsfera, los ocanos y el suelo, forman un sistema de vida complejo e interligado. De modo muy apropiado, el qumico James Lovelock y la microbiologista Lynn Margulis llamaron a eso hiptesis Gaia siendo ese uno de los antiguos nombres griegos para la Diosa. La idea que la sociedad antigua se haca sobre los poderes que gobiernan el universo como provenientes de una madre proveedora y alimentadora tambin proporciona psicolgicamente una tranquilidad mayor y socialmente produce menos tensin y ansiedad que la idea de deidades masculinas punitivas, las cuales an dominan gran parte de nuestro globo terrestre. (Eisler, 1990, p. 58)