El Banquete de Ficino: ¿qué es el amor?
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Transcript of El Banquete de Ficino: ¿qué es el amor?
Universidad del Claustro de Sor JuanaFilosofía y Letras
Escritura creativa y LiteraturaHistoria de la Cultura del Siglo XVI
Roxana Adriana Elvridge-Thomas SantillánTercer cuatrimestre
Norahenid Fernanda Morales Amezcua17 de agosto del 2015
Ficino: la mirada y el mito de los hombres bola.
Ficino, un hombre renacentista que retoma las ideas platónicas e intenta
combinarlas con el cristianismo de la época. Y él encontró que el amor es el eje
primordial que rige estos dos pensamientos.
Al hacer este trabajo final me topé con el problema de ¿cómo reflejar la esencia
de Ficino en un cuento? Pero al encontrarme con esa pregunta resultó que había una
más inquietante ¿cuál es la esencia de Ficino? La genialidad corría por sus venas, el
intento de una totalidad entre todas las creencias del mundo, continua entre nosotros, la
búsqueda de la totalidad como respuesta última, porque hace bastantes años que Dios
dejó de ser la única respuesta.
Estamos acostumbrados como seres humanos el buscar una respuesta total
para todo, basta con ver los intentos actuales de crear la Teoría del Todo. Ficino desde
hace seis siglos estaba en búsqueda de esta totalidad, que al final nos daría una
comunión.
Pero no creo que esto sea la esencia de Ficino, porque aunque buscó una
totalidad y su mente tenía la posibilidad de pensar en una, un humano está muy
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distante de ser total, la omnipresencia no se nos da bien a los humanos, la materia y los
huesos son nuestras cadenas.
Pero seguí en busca de la esencia de Ficino, pero al no tener un conocimiento
total sobre él, es complicado encontrar esta esencia, aunque genéricamente podríamos
catalogarlo con esencia renacentista, pero no, él llegó más arriba que un renacentista.
Por tanto sólo podría hacer una esencia diminuta basada en Sobre el Amor, y ahí
encontramos la respuesta rápidamente: el Amor. ¿Qué es el amor para Ficino? Una
dualidad inseparable de la belleza, una belleza creada por Dios:
Por tanto, proclamemos unánimemente que el amor es un dios grande y
admirable, y además noble y muy útil; y entreguémonos de tal modo al amor que
estemos satisfechos con su fin, que es la belleza misma. Pero disfrutamos con
aquella parte con la que conocemos, y conocemos con la mente, con la vista y
con el oído. Con los otros sentidos gozamos no de la belleza, que desea el amor,
sino más bien de cualquier otra cosa que necesita el cuerpo. Por tanto, con estos
tres buscaremos la belleza y, a través de ella, que se muestra en las voces y en
los cuerpos, como siguiendo una huella, investigaremos el decoro del espíritu. La
alabaremos, la estimaremos como útil y siempre nos esforzaremos en procurar
esto, que el amor sea tan grande como haya sido la belleza; y donde el cuerpo
sea bello y el espíritu no, apenas y débilmente amaremos, como a una sombra e
imagen efímera de la belleza. Allí donde sólo sea bello el espíritu, amaremos
ardientemente lo estable y decoroso del espíritu. Pero allí donde una y otra
belleza concurran, amaremos vehementemente. Y así demostraremos que
ciertamente somos de la familia platónica, porque ésta no se interesa nada más
que por lo festivo, alegre, celeste y divino.1
1 Ficino, Marilio, De Amore, Tercera edición, tecnos, España, 2001, p. 32
2
Porque al tener ideología neoplatonista, se incorpora a estos cánones platónicos
que se conocían en esta época2.
Ahora bien, es necesario que lo contraste con mi pensamiento de qué es amor.
Esta pregunta en preparatoria me dejó pensando demasiado, en qué era el amor,
porque aunque sabía que existía no sabía cómo explicarlo, ahora bien, creo aún que no
sabré explicar en totalidad, pero creo que esta frase de Ficino resume lo que creo que
es: “El amor es un círculo bueno que gira eternamente de bien a bien. En efecto, el
amor es necesariamente bueno, ya que habiendo nacido del bien, al bien retorna.3”
Si bien él habla de circulo haciendo referencia a Dios, yo lo tomo como el eterno
ciclo de las personas, que aunque parezca que no, siempre regresamos a un punto, en
el que siempre debimos de estar, y siempre es bueno, porque sí, el amor es bueno, nos
da paz y resolución.
Aunque agridulce también como lo menciona Ficino, porque el amor es muerte,
es entregar todo de ti:
Y Orfeo lo llama glukupikro n, esto es, agridulce. Porque el amor es una muerte
voluntaria. En la medida en que es muerte, es una cosa amarga. En la medida en
que es voluntaria, es dulce. Muere, entonces, cualquiera que ama. Pues su
pensamiento, olvidándose de sí, se vuelca en el amado. Si no piensa sobre sí,
ciertamente no piensa en sí. Y por tanto, el espíritu afectado de tal manera, no
obra en sí mismo, pues la operación principal del espíritu es el propio
pensamiento. Aquel que no obra en sí, no es en sí, pues hay una identidad entre
estas dos cosas, ser y obrar128. No hay ser sin operación ni la operación excede
el ser mismo. Ni obra cualquiera donde no está, y allí donde está obra. Por tanto,
2 Podría decirse que Ficino fue el que incorporó las ideas de superioridad de los clásicos, por su formación, lo que da la base del renacimiento europeo como lo conocemos.3 Ficino, Marsilio, De Amore, Tercera Edición, tecnos, España, 2001, p. 33
3
no está en sí el espíritu del amante, ya que en sí mismo no obra. Si en sí no es,
tampoco vive en sí mismo. Quien no vive está muerto. Por lo cual, está muerto
en sí aquél que ama. Pero, ¿Vive al menos en otro? Seguramente.4
Esta visión de que el amor es morir un poco, proviene del mito griego de los
hombres bola, porque acaso cuando “encuentras tu otra mitad” no escatimas en regalar
cada centímetro de ti a los gustos y necesidades de la otra persona. Porque al fin y al
cabo sabes que esa persona te va a dar lo mismo, porque ya fuimos separados una vez
y fue la muerte por varias vidas, ¿por qué no morir ya que por fin está con nosotros esta
persona que nos completa?
En nuestros tiempos posmodernos este amor se considera enfermizo, porque por
lo general nadie da lo mismo, sino que sólo es un continuo absorber de una de las
partes. Tal vez en la época de los griegos o de Ficino, era igual, pero era bien visto
morir de amor. Cuestiones de la época.
En mi cuento, aparece a una chica que sentada en un café piensa sobre su
reciente corazón roto, una mujer que nunca dejó a su novia y sólo le deja unas palabras
“El amor no se busca, te encuentra”, pero esta frase sólo la deja pensando e indagando
en si realmente es el amor, y sobre todo por qué siempre tiene esa necesidad
impetuosa por encontrarla, la única respuesta que obtiene es Amor, este ente irreal que
lo convierte en real, por la desesperación de no saber qué sucede con ella.
Al final exhausta de pensar tanto en este hecho, de regreso a su casa, choca con
su media naranja y ve materializado a Amor sobre el hombro de la otra chica.
4 Ficino, Marsilio, De Amore, Tercera Edición, tecnos, España, 2001, p. 41
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Intente retratar en tres directrices principales el cuento: la mirada, el amor y el
mito griego de los hombres bola.
El primero está inmerso desde el principio cuando retrata este amor fallido,
porque siente la primera conexión en forma de los ojos verde de la otra chica, llenando
cada clase a la que asiste con ella.
El segundo es la directriz principal, porque el personaje principal hace sus
disertaciones acerca del amor y el por qué existe o no, y cómo la afecta en primera a
ella.
Y el tercero se encuentra cuando encuentra a esta chica con la que choca por
error o al menos eso pareciera.
Estas tres directrices forman un cuento de tres cuartillas, en las que plasmo a
Ficino con una mezcla de mi forma de ver las cosas, sobre todo mi interpretación
acerca del pensamiento en De Amore.
Para concluir, el amor siegue siendo un tema en todos los tiempos, ya sea
porque el hombre al ser un hombre compuesto por alma, mente y cuerpo, necesita eso
que complementa los tres, y desde mi punto de vista eso es el amor, por tanto, tal vez
las teorías del amor, ya no son tan filosóficas sino que comienzan a convertirse en
ciencia, por todos los avances que vemos a diario. Pero aunque varios siglos nos
separen del pensamiento renacentista, continúa siendo un tópico rozando en el cliché
que aparece en todos lados. Al final, la esencia es la misma, hacer del hombre feliz.
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