El Ave Gigantesca de Barcelona (Javier Resines)

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Así rezaba el título de las muchas cartas publicadas en la sección “Cartas de los lectores”, del periódico barcelonés, La Vanguardia. La mecha se encendió con la carta publicada el día 10 de junio de 1990 rubricada por un tal Pere CarbóPoco se imaginaban los editores del periódico la “cola” que traería el ave en cuestión. A partir de este testimonio, comenzó un aluvión de opiniones de escépticos, testigos, naturalistas e, incluso, de un matrimonio que afirmaba haber adoptado al pajarillo como uno más de la familia.Las cartas llegaban a la redacción casi a diario. Se despertó un furor que propició que la sección citada fuese lo más leído por los compradores del diario. Incluso los propios redactores se hicieron eco del fenómeno e inspirados por la misteriosa ave publicaron un par de artículos. Se realizó una encuesta entre diversas personalidades: el director técnico del zoo de Barcelona, un periodista radiofónico, el presidente de la asociación de pilotos de Cataluña, y hasta al presidente de una empresa de rótulos, quien afirmó no haber recibido ningún aviso de reparación, pese a la queja de un damnificado que denunciaba que el letrero luminoso de su negocio había sufrido las consecuencias del vuelo rasante del pájaro que, para el pobre hombre , resultó ser de mal agüero.De los seis encuestados, sólo uno afirmó creer en la existencia del protagonista alado e incluso se atrevió a catalogarlo:Se trata de un pterodáctilo que ha sobrevivido a los periodos glaciares. Hace quince días que no veo a un amigo mío de Les Corts. Estoy seguro de que este animal lo ha capturado. Eugenio, el fallecido humorista, fue el angustiado autor de esta declaración. Y lo cierto es que aunque muchos se lo tomaron a broma, la bola comenzó a crecer y con ella el ave, que pasó de medir cinco metros, a veinte en las posteriores publicaciones. Se especulaba con el hecho de que el extraño animal no era sino un buitre carroñero, pero de los gordos; de los que habitan en la Generalitat. Otros, expertos en ornitología, intentaban dar una explicación plausible a las dimensiones desmesuradas del AVNI (Animal Volador No Identificado). Pero en definidas cuentas no se llegó a ninguna conclusión y pasó a la historia como una leyenda urbana.

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© Javier Resines Cañaveras

El ave gigantesca de Barcelona, 25 años después (1990-2015)

Texto: Javier Resines Cañaveras

© Sobre textos propios.

Maquetación: Javier Resines Cañaveras

Printed in Spain - Impreso en España

Javier Resines Cañaveras. [email protected]

Esta obra es gratuita y sin ánimo de lucro por parte del autor.

Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este libro, por cualquier medio manual,

electrónico o mecánico, incluyendo sistemas de información y recuperación, sin el permiso previo y por

escrito del autor.

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EL AVE GIGANTESCA DE BARCELONA

25 AÑOS DESPUÉS

(1990-2015)

Javier Resines

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Barcelona. Primavera de 1990. Algo inusual está a punto de producirse. Centenares de

personas vivirán la experiencia más misteriosa de sus vidas. Un extraño y gigantesco ser

volador paseará su figura por los cielos de la ciudad durante meses. En los bares, en las

tertulias, en las oficinas, no se comenta otra cosa. Hablamos del ave gigantesca de

Barcelona…

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INDICE

A modo de introducción…………………………….… 06

El caso del Ave gigantesca de Barcelona…………….. 11

¿Qué vieron los testigos? Hipótesis sobre el caso…… 16

¿Un caso aislado? Ni mucho menos………………….. 20

A modo de conclusión……………………………….… 28

Los documentos……………………………………...… 30

Para saber más……………………………………….... 53

Epílogo…………………………………………….…… 56

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A MODO DE INTRODUCCIÓN

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Los acontecimientos que les vamos a narrar a continuación forman parte, por derecho

propio, de la historia del misterio reciente en España. Un caso insólito y original dentro

de la criptozoología española, sin duda. Un hecho que podríamos catalogar como sin

precedentes tanto aquí como más allá de nuestras fronteras.

Sin que nadie lo esperara, por supuesto, un ser volador de proporciones gigantescas se

paseó impunemente por los cielos catalanes en 1990, para sorpresa, horror o regocijo de

los testigos. Increíble, ¿verdad?

Lo extraordinario, además de lo que de por sí tiene esta aparición, fue su manera de

darse a conocer: a través de cartas al director en un conocido diario español. En la era

pre-internet, era la única forma rápida y ágil de que los testigos dieran su opinión en los

medios de comunicación.

Todo ello, supuestamente porque –como iremos descubriendo- luces y sombras se

ciernen sobre este inusual y controvertido caso, único en la casuística de la

criptozoología mundial por diversos motivos que iremos descubriendo.

Recordemos cómo se inició este fenómeno que rebasa lo meramente criptozoológico

para adentrarse en el terreno de la antropología o de la psicología social. Pero antes,

vamos a detenernos rápidamente en recordar algunos casos paradigmáticos sobre seres

voladores que han tenido lugar a nivel mundial.

Veremos que, lo que fuera que volara sobre la Ciudad Condal hace veinticinco años, no

estaba solo en nuestro desconocido planeta.

Hagamos un poco de historia…

Salgamos de España por un momento y hagamos un rápido recorrido histórico por

algunos rincones de la Tierra. En 1923, indígenas de la región pantanosa de Jiundú, un

pequeño afluente del río Zambeze situado al noroeste de Zambia, alertaron al escritor

Frank H. Melland sobre la presencia en la zona de un extraño animal volador.

Lo describieron como una especie de reptil con alas de murciélago, un largo pico

dentado y una envergadura de más de dos metros. Cuando les enseñó algunas láminas

de un libro de biología que llevaba consigo, los nativos no dudaron en identificar al gran

pájaro con un pterodáctilo, reptil volador

desaparecido hace 65 millones de años…

¡ahí es nada!

El nombre con el que le llamaban era

kongamato. Melland publicó este

extraordinario descubrimiento en su obra In

Witchbound Africa: An Account of the

Primitive Kaonde Tribe and their Beliefs.

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Y desde el continente africano realizamos un imagnario viaje y nos plantamos en el

subcontinente sudamericano...

En julio de 1868, la revista científica The Zoologist publicó un artículo que narraba lo

que su propio autor observó a comienzos del mismo año en Copiapó, un lugar situado

en el desierto chileno de Atacama.

«Ayer, hacia las cinco de la tarde, cuando ya habían finalizado los trabajos del día en

esta mina y todos los trabajadores se hallaban reunidos esperando la cena, vimos

aparecer por el cielo un pájaro gigantesco; al principio creímos que se trataba de una

de las nubes que en aquel momento oscurecían la atmósfera, suponiendo que el viento

la había separado del resto.

Su rumbo era en dirección noroeste-sudeste, y su vuelo rápido y rectilíneo. Como pasó

a poca distancia de nuestras cabezas, pudimos apreciar la extraña estructura de su

cuerpo. Sus inmensas alas estaban recubiertas por un plumaje grisáceo; la monstruosa

cabeza parecía la de una langosta, y sus grandes ojos abiertos brillaban como tizones;

parecía estar recubierta por algo parecido al grueso y rígido pelaje de un jabalí,

mientras que en su cuerpo, alargado como

el de una serpiente, sólo pudimos apreciar

escamas brillantes, que originaban un

sonido metálico cuando el extraño animal

giraba el cuerpo durante el vuelo.»

El Museo de Historia Natural de Los

Ángeles, en Estados Unidos, tiene

expuesto un descomunal pájaro disecado

de color oscuro que posee una

envergadura de casi ocho metros.

Para algunos se trata de un pequeño thunderbird, un “ave del trueno” ya referida en las

leyendas de numerosas tribus norteamericanas como los ojibwa o los illinois. Al

parecer, estos monstruos aéreos vienen surcando los cielos del país y de su vecino

Canadá desde tiempo inmemorial, dejándose ver más a menudo de lo que los asustados

testigos desearían. Incluso se dice que varios de estos monstruos fueron abatidos

durante la Guerra de Secesión. Existen fotos que así lo atestiguan, aunque su

credibilidad posiblemente no resistiera un moderno y concienzudo análisis a la luz de la

tecnología actual.

Bien se trate de aves prehistóricas o de desconocidos seres gigantescos, lo cierto es que

las historias de avistamientos se suceden también en el otro lado de nuestro globo

terráqueo. En Papúa Nueva Guinea, los nativos de las islas Siassi conviven con colonias

de ropen, un ser descrito como una especie de enorme zorro volador de larga cola, con

hocico de cocodrilo y poseedor de temibles dientes y garras afiladas. Una descripción

que hace que vengan a nuestra cabeza los originales y extraños animales que poblaban

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los bestiarios medievales y que parecían hechos de retales, casi cual moderno

patchwork, pero que servía para que el lector –a falta de fotografías- se hiciese una idea

bastante aproximada de lo que el autor estaba describiendo.

Pero parece como si sólo pudiéramos contar viejas historias ocurridas hace muchos

años. Como si todo hubiera sucedido hace ya demasiado tiempo y ahora fuera

imposible hallar casos similares. ¿Murieron los últimos ejemplares de tan terribles

bestias? ¿O simplemente ya no nos creemos estos cuentos para niños? Nada más lejos

de la realidad.

Casi cada día nos llega la noticia del avistamiento de un extraño ser alado en cualquier

cielo del mundo. Aves imposibles, humanos con alas, animales prehistóricos que

parecen resucitar de entre las especies extintas. Incluso en España, como veremos

enseguida, tenemos sorprendentes casos de seres voladores que se encuentran más allá

de la frontera de lo conocido.

Lo más grande que sobrevuela España es…

En los cielos españoles no acostumbramos a ver especies voladoras de gran tamaño. Sin

contar algún caza Mirage F1 o los Phantom procedentes de las bases norteamericanas

que sobrevolaban nuestro país en los años 70 (a veces confundidos en pleno vuelo con

ovnis o temibles aves) el animal de mayor tamaño que se pasea por nuestro espacio

aéreo es el buitre negro (Aegypius monachus), imponente por sí mismo pero poco

misterioso.

Esta especie posee una envergadura alar de unos 250 centímetros, habiéndose observado

ejemplares que llegan incluso a alcanzar los 3 metros. Bien, aquí tenemos a un serio

candidato a dar un susto importante a más de un observador despistado, desde luego,

pero parece poco probable que pueda ser confundido con un monstruo prehistórico,

pongamos por caso.

El buitre negro tiene su hábitat en la zona sudoeste de la Península Ibérica y en

Mallorca. Se encuentra preferentemente en bosques de encinas, alcornoques y quejigos,

aunque en las islas Baleares también aparece en los pinares de los acantilados costeros.

Se trata de un ave de vida sedentaria, si bien los ejemplares más jóvenes realizan largos

viajes exploratorios al abandonar el nido.

Como veremos más adelante, la región

valenciana y, sobre todo Cataluña, son

las regiones donde más avistamientos de

seres voladores extraordinarios se han

producido dentro de la casuística

nacional. No demasiado lejos, pero sí

fuera del lugar habitual de acción de

estas grandes rapaces.

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A diferencia de algunos países en los que otros pájaros alcanzan importantes tamaños,

en España no se da esta circunstancia. El albatros, por ejemplo, es el ave de mayor

envergadura que existe, con 3,6 metros. Su área de distribución es el océano Antártico y

el norte del Pacífico. Muy alejado también, por tanto, de nuestras costas.

Otro de los campeones en un hipotético concurso de tamaño es el cóndor andino, el ave

voladora más grande que existe con 1,3 metros de alto, 3,3 de envergadura, y hasta 12

kg de peso. Tiene fijada su residencia habitual en la cordillera de los Andes y las costas

sudamericanas del océano Pacífico. Evidentemente, también le descartamos como

posible causante de algún avistamiento misterioso en España.

Resumamos. A no ser que algún ejemplar de alguna de las especies conocidas de gran

tamaño llegue a nuestro país tras un despiste de varios miles de kilómetros, todo lo que

sobrevuele nuestras cabezas y sea mayor que un buitre es susceptible de convertirse en

un misterio. Tanto desde el punto de vista zoológico como si lo observamos desde una

óptica más paranormal. Si un ave de tamaño descomunal se deja ver por nuestras

ciudades piensen, sin temor a equivocarse, que algo ajeno a este mundo conocido se

acaba de poner en marcha.

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EL CASO DEL AVE GIGANTESCA DE

BARCELONA

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Tras este breve deambular por los cielos de medio

mundo, buscando algunos de los seres más

desconocidos y misteriosos que podrían poblarlo,

vamos a detener la mirada en nuestras fronteras y, más

en concreto, en el insólito caso que hoy recordamos.

La mañana del día 10 de junio de 1990, los lectores del

diario barcelonés La Vanguardia tuvieron la

oportunidad de leer una breve carta al director remitida

por un lector llamado Pere Carbó desde la Ciudad

Condal. En ella, el ciudadano decía: “No puedo más

que mostrar mi extrañeza ante este inusual hecho: la

noche del 28 de mayo, algunos vecinos del barrio de

Les Corts nos despertamos ante los insoportables graznidos de un ave; no un ave

cualquiera; nuestro estupor fue inmenso al salir al balcón y ver una silueta negra de un

ave de grandes dimensiones. Quizá debería medir entre 3 ó 5 metros, y no exagero.

Numerosos fueron los vecinos que lo vieron y numerosos también los comentarios al

día siguiente. Suponemos que en otros barrios, otras personas debieron verlo. ¿Que

era? Y lo que es más extraño: ¿Por qué no ha aparecido ninguna noticia en la prensa?”

Tan sólo cuatro días después (recordemos que no existían aún los emails y que el correo

postal no era demasiado rápido por esas fechas) se producía la respuesta a la carta

inicial. La reproducimos también, debido a su indudable interés:

“En relación con la carta publicada por don Pere Carbó, respecto a un ave negra de

tremendas dimensiones avistada en Les Corts, quiero aportar testimonio de lo ocurrido

hace tres o cuatro días en el barrio del Guinardó. De manera casi idéntica a la

relatada por el señor Carbó oímos unos horribles y fortísimos graznidos, que incluso

hacían vibrar los cristales. Nos asomamos a las ventanas y vimos planear un ave

gigante, de dimensiones mayores, a mi juicio, de las que apreció el señor Carbó. En mi

opinión tendría unos 8 metros, de ala a ala. Su color era negro y la silueta muy

parecida, sorprendentemente, a la de una paloma.

(…)Personalmente no me extrañaría que esta horrible ave fuera una mutación que

estuvieran experimentando las palomas de Barcelona. Otro punto por investigar es la

misteriosa desaparición de algunos gatos que se observó antes de la aparición del ave

gigante, como si hubieran caído de los balcones, pero sin que se hallara el cadáver en

las calles.”

Esta misiva firmada por José García constituyó, junto a la del lector Carbó, el

pistoletazo de salida de una verdadera riada de cartas de testigos que aseguraban haber

divisado el animal en diversos lugares y circunstancias. Hasta en 52 ocasiones el diario

se hizo eco de las opiniones de sus lectores a través de esta infrecuente manera. Sin

duda, un medio muy cañí.

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Así, durante las siguientes semanas, el bicho en cuestión fue observado (tanto de día

como de noche) en distintas partes de la capital catalana y en localidades como Gavá,

Sant Joan Despí, Salou y la comarca gerundense del Empordá, entre otros. Según los

testimonios, el pájaro se desplazó hasta más de 100 kilómetros de distancia desde su

supuesto epicentro situado en la capital catalana.

En El Vendrell (a 60 kilómetros de Barcelona) fue divisado por Gabriel Robledillo el

día 22 de junio. Viajaba en coche hacia Bellver del Penedés cuando escuchó un ruido

extraño. Entonces pudo ver un enorme pájaro de color negro que llevaba algo

blanquecino en sus garras (tal vez alguna presa). El testigo paró el coche para ver mejor

al animal. Lo mismo hicieron otros conductores que, al momento, “presa del pánico, se

dieron a la fuga”, según explicaba en una de las misivas.

Las descripciones recogidas en los diferentes encuentros con el animal fueron de lo más

variopintas. En ocasiones, éste era de color oscuro (negro o gris, principalmente), con

una envergadura de entre 3 y 15 metros, emitía potentes graznidos hasta en tres tonos

distintos y, con sus alas membranosas, recordaba a un pterodáctilo prehistórico.

En otros avistamientos, sin embargo, fue catalogado de “paloma mutante”,como ya

hemos visto, o de cuervo, negro naturalmente. Como vemos, su morfología era de lo

más heterogénea, impidiendo crear un retrato-robot del pájaro que pudiera desentrañar

mínimamente su misterio.

A los pocos días de la aparición en los cielos, el Cuerpo Superior de Policía reconocía –

en noticia publicada por El Periódico de Cataluña - haber recibido centenares de

llamadas alertando sobre el gigantesco ser, al tiempo que el teléfono de atención

ciudadana se colapsaba por el suceso.

El asunto empezaba a tomar tintes casi surrealistas y el temor se iba apoderando de

parte de la población: en ciertos barrios, los gatos iban desapareciendo de los balcones,

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supuestamente apresados por el monstruo. Un lector aseguraba que el pájaro había

inundado de excrementos su coche. En otra ocasión, un conductor chocó contra un árbol

tras divisar al extraño ser y perder la concentración.

Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, y suponemos que ante la posibilidad

de rascar alguna peseta (por aquel entonces, el euro era algo muy lejano aún), dos

abogados se ofrecieron para asesorar jurídicamente a los afectados por los posibles

destrozos ocasionados por la supuesta ave gigantesca.

Así, en una carta publicada por el diario el 5 de julio de 1990, los legalistas señalan que

“nosotros estaríamos orgullosos de poder asesorar jurídicamente a los afectados: El

ave, a pesar de sus grandes dimensiones (se ha llegado a decir que mide más de 10

metros) es una “res nullius”. Esto significa que al no tener dueño puede ser adquirida

por simple ocupación, sin necesidad de agotar los plazos de la usucapión.

Pero esta adquisición por ocupación, con los beneficios que ello supondría, debe ser

practicada antes de que la “res nullius” alcance la altura suficiente para que sea

considerada patrimonio de la humanidad. Es decir, si el ave supera el espacio aéreo

español, ya no será posible individualizar su titularidad, pues se hallará en el espacio

ultraterrestre que, según la resolución 1962 y 222 de las Naciones Unidas, es

patrimonio de la humanidad. Además, una vez conseguida la ocupación, será necesario

obedecer las prescripciones de la ley de protección de los animales y sobre todo, los

deberes de higiene, vacunación, etcétera, previstos en este texto formativo. En cuanto a

la posible responsabilidad penal del animal en cuestión por el asesinato de unos gatos,

es forzoso recordar que los animales son inimputables desde el punto de vista jurídico

penal. Entonces, denunciar al animal resultaría erróneo e infructuoso ya que el juez no

podría condenarlo a pena privativa de libertad alguna.”

La verdad es que, tras leer esta carta, cualquiera se queda sin palabras para expresar

hasta qué punto la humanidad tiene o mucho sentido del humor o un fino e infinito

olfato para cualquier tipo de negocio, por muy en el aire que esté. De locos.

Pero volvamos a la parte más seria de todo este fenómeno, si es que la tiene. A pesar de

todos los esfuerzos por ponerle una etiqueta, el ave-o lo que fuera aquello- se siguió

paseando impunemente por los

cielos catalanes durante tres meses.

Sin embargo, y como veremos más

adelante, varios casos recogidos por

el investigador Jordi Ardanuy nos

hacen pensar que el ser (o seres,

como bien pudiera ser) no estaba de

paso en la ciudad sino que tuvo o

tiene su hábitat en la zona.

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En este sentido, una carta enviada por la pedagoga María Pilar Bertrán señalaba que

creía haber encontrado el nido de este animal en un solar abandonado entre las calles

Eliseu y Tarragona, de Barcelona. Sus pesquisas concluyeron sin éxito, por desgracia.

No se apure, querido lector, si llegado hasta este momento se ha quedado con ganas de

saber más acerca de lo que se publicó sobre el ave gigantesca de Barcelona. El total de

las cartas editadas por el diario La Vanguardia, así como varios artículos de opinión y

encuestas, podrá ser consultado al completo en el capítulo dedicado a los documentos

del caso. Aquí sólo hemos querido recordar algunas de las misivas más curiosas o

características del mismo. Podrá seguir, de un modo cronológico y puntualmente, todo

lo que los lectores decidieron escribir en la sección Cartas al Director.

Como observamos, nos enfrentamos ante un fenómeno- al menos -curioso dentro de la

casuística nacional. Los testigos, muy numerosos al parecer, dieron a conocer el hecho a

través de las páginas de participación de un diario. Esto provocó la reacción de otros

lectores que decidieron

contar su experiencia,

ofrecer una explicación,

dar su opinión o, como

sucedió en algunas de

las cartas, añadir una

nota de humor al

asunto.

A raíz de esta

iniciativa, llamémosla,

popular , otros diarios

como El Periódico de

Cataluña, Avui y la

agencia Europa Press

(así como las revistas especializadas en lo relativo al misterio) se decidieron a dar cierto

crédito a la noticia más comentada en las calles barcelonesas desde hacía mucho tiempo

y recoger los testimonios a los que tenían acceso. Parecía que ya teníamos la recurrente

serpiente de verano para 1990. En esta ocasión, venía acompañada de alas y graznidos,

pero serpiente al fin y al cabo.

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PERO… ¿QUÉ VIERON LOS TESTIGOS?

ALGUNAS HIPÓTESIS SOBRE EL CASO

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Llegados a este punto, la pregunta es, ¿a qué se enfrentaron realmente los barceloneses

de la época? Se barajan varias hipótesis para explicar el caso que nos ocupa. La que

cuenta con mayor número de seguidores es la que habla de un fraude voluntario o

involuntario que comenzaría con una carta malintencionada (o no) a las que siguieron

otras firmadas por personas que creían haber visto u oído algo. Errores de percepción y

deseos de publicidad o de sentirse partícipe de algo extraordinario pudieron provocar

también que una mistificación se convirtiera en algo real para muchos ciudadanos.

También se aventuraron las más

dispares hipótesis sobre la naturaleza de

tan singular ave. Así, Xavier Tutusaus

(un lector que firmaba su carta como

“estudioso botánico y faunista” y al que

jamás pudo localizar ningún

investigador del caso) propuso que se

trataba de un ejemplar de Avis Cervus.

Según su explicación, se trataría de esta

especie mitológica (mitad ciervo, mitad

ave) que fue descrita como real en el

siglo XVI por el rabino Aaron Ben Chaim y que se encontraría de paso por la ciudad en

su habitual peregrinaje hacia Madagascar. Eso sí, aseguraba que el volátil era

completamente inofensivo para la asustada ciudadanía. Por divagar que no quede, desde

luego…

Por su parte, Santiago Mañosa, responsable del servicio de ornitología de la Facultad de

Biología de Barcelona, no pudo dar una explicación científica a la existencia de un

animal con estas características, ofreciendo la posibilidad de ser un albatros, especie

desconocida en el litoral catalán, como ya sabemos.

Otros biólogos consultados especularon con que se trataría de un córvido de origen

tropical, por darle alguna explicación a los graznidos que el animal supuestamente

profería. Por su lado, el departamento de Medio Ambiente de la Generalitat ofreció una

lacónica solución al enigma: el pájaro en cuestión no era sino ¡un vulgar buitre! Y que

me perdone por lo de vulgar.

Explicaciones ingeniosas no faltaron, entre ellas la del conocido humorista Eugenio que,

en una encuesta publicada por el rotativo, opinaba que “se trata de un pterodáctilo que

ha sobrevivido a períodos glaciares. Hace quince días que no veo a un amigo mío de

Les Corts. Estoy seguro que este animal lo ha capturado.”

¿Una moderna leyenda urbana?

Los escritores valencianos Antonio Ortí y Josep Sempere publicaron en 2000 su libro

Leyendas Urbanas, un interesante tratado sobre el asunto de los mitos contemporáneos.

En él, además de recoger las leyendas más populares junto a alguna más novedosa, nos

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ofrecen soluciones para explicar este moderno fenómeno heredero de nuestras creencias

más atávicas.

Ortí, en concreto, dedica un capítulo de la obra al caso del

ave gigantesca de Barcelona, señalando que se trataría

simplemente de una nueva y local leyenda urbana.

Leyenda y urbana. ¿Qué significa esto? ¿Que no hay nada

de cierto en ello y que todo es pura fábula? Veamos.

Jan Harold Brunvand, considerado como el gran

divulgador de estos cuentos modernos, los define en su El

fabuloso libro de las leyendas urbanas como “un relato

ligado al folklore moderno que suele tener elementos

misteriosos o sobrenaturales y que se cuentan como algo

real y verídico. Suceden en el momento de ser narrados o

en época reciente y –en ocasiones – el protagonista es

alguien vagamente conocido de quien nos lo cuenta.”

Si tomamos como referencia esta definición y las demás características que suelen

encontrarse en una leyenda urbana de corte clásico, vemos que el caso catalán sólo

cumple alguno de los requisitos necesarios para engrosar las filas del folklore actual.

Así, observamos que estamos tratando con un elemento misterioso, que su narración es

tomada por real y que se difundió al tiempo que sucedía. Por estos datos, podemos

considerar al ave barcelonesa como encuadrada dentro de la categoría de leyenda.

Sin embargo, existen otros elementos que nos hacen dudar de esta cualidad. En una

leyenda urbana es imposible localizar su fuente original, mientras que en ésta los

lectores se identifican en las cartas con su nombre y apellido. Además, cuentan la

experiencia en primera persona. Nunca hablan de una fuente indefinida como pude ser

el amigo del amigo o el típico se dice que.

Para que un relato sea considerado leyenda debe poseer una estructura compleja con

planteamiento, nudo y desenlace, además de exponer una moraleja final que –al fin y al

cabo – sería el motivo de la transmisión de la historia original. En el caso que nos

ocupa, no hay una historia narrativa detrás, sino medio centenar de testigos que cuentan

su experiencia. Una experiencia que tiene un punto en común (el ser avistado) pero que

no incurre en ninguna otra coincidencia. Así mismo, estas transmisiones de los lectores

carecen de moraleja o enseñanza final. No tienen como fin educar al que lo escucha, con

lo que se alejan definitivamente de lo que entendemos como leyenda urbana pues, si

bien cumple algunos de sus rasgos definitorios, no encaja con la estructura habitual de

las mismas. Estaríamos hablando de algo diferente.

Tal vez todo sea una gran broma. Se ha hablado mucho en círculos de investigación que

la carta al director es un medio idóneo para el anonimato, permitiendo que unos cuantos

personajes faltos de escrúpulos pudieran urdir la trama del pájaro gigante para que la

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imaginación popular acabara por desarrollar la historia. Investigando las normas de

publicación vigentes durante aquella época en La Vanguardia descubrimos que eran

mucho más exigentes que, por ejemplo, las existentes en cualquier foro actual de

internet. En múltiples ocasiones, como todos sabemos, opiniones recogidas en estos

sitios son creídas a pies juntillas, aunque tras la afirmación de turno se esconda alguien

desconocido con un simple nick.

Para publicar una carta en el rotativo barcelonés, la gerencia exigía que a la misiva le

acompañara el nombre completo de su autor, dirección y un teléfono de contacto.

Suponemos que estas pequeñas exigencias desanimarían a más de uno a participar en

una supuesta farsa, aunque sólo sea por ser descubierto y abochornado por su

infantilismo.

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¿UN CASO AISLADO? NI MUCHO MENOS…

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Como mencioné páginas atrás, Jordi Ardanuy (experto en vampirología, entre otras

materias) recoge algunos casos en su artículo El ave gigantesca catalana que inducen a

pensar en la posibilidad de que el pájaro llevara una existencia sedentaria y –por ello –

se dejara ver en diversas localidades más o menos próximas a su epicentro capitalino.

Así, en el verano de 1991 ó 1992, tan sólo uno o dos años después del famoso caso, el

testigo J. A. Pérez circulaba en coche junto a su esposa cuando –cerca del aeropuerto de

El Prat – contempló un ave de un tamaño unas seis veces mayor que su automóvil. El

animal, que le pareció de aspecto prehistórico, no emitía sonido alguno.

A principios de 1996, en Gerona, una familia pudo contemplar un pájaro de unos 5 ó 6

metros, oscuro, silencioso, sin movimiento de alas y con gruesas patas. El 14 de abril de

ese mismo año, el testigo Lluis Villamaría y un grupo de amigos, se encontraban en el

Montseny. Pudieron ver a plena luz del día un inmenso pájaro de color negro que se

desplazaba batiendo sus alas a escasos tres metros del suelo.

Pero nuestro ser volador catalán no se encontraba sólo en los cielos europeos durante

aquella época. Al parecer, y de modo casi simultáneo, hubo avistamientos similares en

diversas ciudades de Italia y Francia tan sólo unos meses antes que se produjeran en

Barcelona.

El biólogo Miguel Seguí se interesó por

estos casos publicando un artículo en la

revista Año Cero, en abril de 1992. En su

análisis, titulado Extrañas criaturas

aladas, señala que -a diferencia del

heterogéneo muestrario de descripciones

que tuvo el ave española- sus vecinas de

vuelo fueron descritas siempre como

similares a pájaros prehistóricos,

concretamente a desaparecidos

pterodáctilos. Nada de palomas mutantes, buitres o una maqueta de aeromodelismo,

como también se supuso que podía ser el monstruo barcelonés.

Seguí llegó a declarar que podría tratarse de un animal desconocido, incluso procedente

de otra dimensión y que mediante un insólito mecanismo hubiera aparecido en la que

ocupamos nosotros.

Como era de imaginar, el interés por el caso del ave gigante se fue diluyendo a medida

que el goteo de cartas al director era cada vez más escaso. La última que fue publicada

data del día 7 de septiembre de 1990. En total, el furor duró casi tres meses. Lo cierto es

que este animal (o lo que fuera) se ha convertido por derecho propio en un rara avis

(permítanme la broma) dentro de la criptozoología a nivel internacional, no sólo

española. Seguro que nunca una sección de cartas al director de un periódico dio tanto

juego para la polémica como en esta ocasión.

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Como acabamos de ver, hubo varios casos muy extraños ocurridos al mismo tiempo en

el sur de Europa y otros tantos que sucedieron muy poco tiempo después que el de

Barcelona. Aunque pueda parecer algo inusual, los avistamientos de desconocidos seres

alados en España no son un hecho aislado, sino que desde hace décadas han venido

dando que hablar a investigadores y aficionados al mundo de los animales no

catalogados.

Ataque aéreo en plena carrera

El conocimiento de uno de estos casos se lo debemos a la labor de investigación de

Richard Muirhead, editor de la publicación inglesa Flying snake, dedicada al folklore, la

criptozoología y los fenómenos forteanos. Gracias a Muirhead hemos podido recuperar

un curioso suceso ocurrido en 1911. Durante la celebración de una carrera aérea entre

Paris y Madrid, varios de los participantes fueron atacados por unos tremendos pájaros

que parecían águilas gigantescas.

El Raid París-Madrid se celebró entre el 21 y el 26 de

mayo de 1911 y recorrió los cerca de 1200

kilómetros que separan ambas capitales, dividiendo

el trayecto en tres etapas. Organizado por el diario

francés Le Petit Parisien, en él participaron los más

famosos pilotos del momento, entre ellos el

reconocido deportista Roland Garros, famoso años

después en el mundo del tenis, y varios aviadores

militares de reconocida experiencia. Bueno, toda la

experiencia que podía tenerse por aquel entonces en

el incipiente mundo de la navegación aérea pues

recordemos que los hermanos Wright habían

patentado su primer aeroplano sólo tres años antes.

Diario anunciador del Raid

Durante la celebración de la segunda parte de la carrera, dos de los participantes fueron

atacados –ambos cerca de la ciudad de Vitoria y con una diferencia de pocas horas entre

sí– por seres similares a gigantescas águilas que pusieron en verdadero peligro su

integridad física. Incluso uno de los pilotos, Eugene Gilbert, llegó a disparar con su

revólver sobre uno de estos fantásticos animales, hiriéndolo y observando cómo caía a

tierra en picado.

La situación fue realmente grave. El monoplano, de 230 kilos de peso y que alcanzaba

una velocidad de poco más de 70 km/h, parecía un débil rival ante el poderoso ataque de

estos seres. El piloto llegó a perder el control del aparato hasta en dos ocasiones y a

punto estuvo de acabar también él contra el suelo.

¿Qué desconocido animal atacó a estos pioneros de la aviación? Nadie supo explicarlo

nunca…

23

Y en Andorra… ¡un Ave Fénix!

Si la posibilidad de la existencia del ave de Barcelona es fantástica, no demasiado lejos

de allí nos encontramos con otro suceso en el que otro extraño animal volador es capaz

de dejar sin habla a un grupo de testigos. Se trata de un caso que -como tantos otros -

debe ser analizado con la máxima precaución, pues sólo contamos con una serie de

testimonios como prueba de los hechos. Aun así, seguro que capta su interés.

El avistamiento, que ha sido reproducido en diversos

medios digitales y libros sobre temas paranormales, tuvo

lugar el 13 de abril de 2001, entre las 21.30 y las 23.30

horas, en Escaldes Engordany (Andorra). La historia,

narrada en primera persona, es la siguiente:

"Hola, me llamo Jesús tengo 29 años y soy aficionado a la

astronomía. Ayer día 13 de abril, avisté una luz en forma

de boomerang que se paseaba por Auriga. Tras perderla

en el horizonte apareció minutos más tarde en Orión y

subía en espiral apareciendo y desapareciendo durante al

menos cinco minutos, cambiaba de trayectoria a una .

. Dibujo realizado por el testigo velocidad vertiginosa hasta que volvió a desaparecer.

Esperé un rato y como no la vi más volví para casa y expliqué lo que había visto a mi

novia, que cachondeándose de mí se rió mucho hasta que salí al balcón de casa y la

volví a ver llamando inmediatamente a mi novia que no se lo podía creer. Cogí los

prismáticos y salimos corriendo buscando un lugar oscuro donde tener luminosidad.

El momento había llegado, estaba ahí delante de mí. En el cielo se veía nítidamente

cómo movía las extremidades. Mi cabeza se prepara para ver posiblemente un platillo

volante en forma de boomerang, pero cuál fue mi sorpresa, no me lo podía creer, era

un ave gigante que volaba agitando sus alas que no paraban de expulsar un resplandor

de luz con algunos tonos rojizos; el cuerpo se veía perfectamente; como tenía forma de

águila o especie similar, no me lo podía creer; era inmensa en relación a la distancia

que más o menos nos separaba, y mi novia no paraba de gritar: “míralo está ahí”.

Después, un grupo de chavales jóvenes y un vecino del barrio nos ven mirar hacia el

cielo y les digo que acababa de ver un ave Fénix volando y me miran como si estuviera

loco, pero a los pocos segundos se vuelve a pasear por delante de nosotros y se veía

claramente que era un ave voladora brillante reflejando su propia luz como si fuera un

ángel salvador o un espíritu reflejando una luz celestial, no lo sabría explicar y todavía

estoy intentando poder aceptar lo que vi; por lo menos sé que no estaba solo cuando lo

vimos y que yo personalmente sé lo que vi, y era un ave Fénix.

Leyenda o no, sé que existen de verdad y nunca podré olvidar algo tan maravilloso

como lo que vimos, quien lo quiera creer que lo crea y quien no es libre de pensar lo

24

que quiera. Yo lo he explicado lo mejor que he podido pero si no se ve no se puede

creer. Si alguien me explicara algo parecido antes de mi experiencia me partiría de risa

por eso respeto quien se ría de mi historia verídica, pero es la verdad de todo. Si

alguien supiera de experiencias similares a la mía por favor poneros en contacto

conmigo, un saludo."

Hasta aquí, el relato de lo sucedido según lo

narra el principal testigo, Jesús Serrano. Un

avistamiento que duró, en total, cerca de dos

horas hasta que el animal desapareció de su

vista a gran velocidad. Tiempo suficiente como

para darse cuenta que lo que tenía ante sus ojos

no era normal, era un “Ave Fénix”, como él lo

definió…

Otro dibujo hecho por el testigo del caso

Me llama poderosamente la atención (entre otras cuestiones) que el caso -según se ha

podido comprobar - fuera investigado en primer lugar por el doctor Virgilio Sánchez

Ocejo, cubano residente en Estados Unidos y director del Miami Ufo Center (MUC).

Aunque el conocido divulgador del fenómeno ovni también ha sentido interés en otras

ocasiones por las criaturas desconocidas como el bigfoot o el chupacabras,

fundamentalmente en Estados Unidos, desconocemos el modo en que llegó esta historia

a sus manos y hasta qué punto es fiable el testigo.

Lo cierto es que ningún medio español inició la historia, que fue publicada por primera

vez por el investigador argentino Gustavo Fernández en su revista electrónica Al filo de

la realidad, concretamente en el número 82 correspondiente al 11 de septiembre de

2002.

Precisamente, se trata de un número monográfico dedicado a la supuesta aparición de

objetos volantes no identificados sobre las Torres Gemelas el día que tuvieron lugar los

sangrientos atentados terroristas de 2001. Objetos extraños, formas con aspecto de ave,

seres alados,… Fernández señalaba que el animal protagonista del caso del asombroso

ser volador de Andorra era morfológicamente similar a los captados por diversos

videoaficionados durante el incendio y posterior colapso de los colosos neoyorquinos.

Basa su afirmación en unos bocetos realizados por el propio Jesús Serrano, que le

fueron facilitados a Sánchez Ocejo, y que aquí podemos observar.

La increíble gárgola de Valencia

La historia que contamos a continuación nos llega a través del investigador Francisco J.

Máñez, presidente de la Asociación Valenciana de Investigación en Parapsicología y

OVNIS, y editor de la desaparecida revista digital Bitácora.

25

Máñez publicó en 2004 la fascinante historia que un antiguo compañero de trabajo le

transmitió, el cual prefirió mantener el anonimato. El caso es que el testigo contaba con

cinco o seis años de edad y vivía en la residencia que la familia poseía en el barrio del

Carmen, situado en el centro histórico de la ciudad de Valencia, cuando fue testigo de

algo extraordinario.

Una mañana de noviembre decidió subir a jugar a la azotea del edificio, como hacía

tantas otras veces. Al abrir la puerta que daba acceso al mirador, descubrió la presencia

de un extraño pájaro posado sobre una de las barandillas que parecía estar oteando la

ciudad desde tan privilegiado puesto de observación. El niño se fue acercando al animal,

al que describió como del tamaño de un águila, con alas parecidas a las de los

murciélagos y sin plumas en su cuerpo. Pudo observar su rostro cuando el pájaro se

giró, seguramente tras oír los movimientos del asustado chaval. Lo que vio le dejó

horrorizado: ¡la criatura tenía una cara casi humana!

Gárgola de la Lonja de los Mercaderes de Valencia

Nuestro pequeño testigo pudo observar que el ser tenía un cuerpo similar al de una

persona y sus patas acababan en grandes garras. Sin inmutarse ante la presencia del

pequeño intruso, el pájaro echó a volar con un movimiento lento y armonioso y

desapareció de la vista del atónito niño.

¿Qué pudo ver? Seguramente, si la imaginación no le jugó una mala pasada, nada

conocido. Una mezcla de persona y ave, una gárgola en definitiva, propia de los

bestiarios medievales y no de los cielos de una moderna ciudad europea. Tal vez, una de

las 28 gárgolas del edificio de la cercana e imponente Lonja de los Mercaderes decidió

dejar su pétrea existencia y salir a estirar las garras, aunque sólo fuera por una vez.

Quién sabe…

26

Un ropen en concierto

Continuamos este rápido recorrido por la parte más extraña de la criptofauna voladora

española con un caso ocurrido hace sólo ocho años. En el verano de 2007 un ciudadano

inglés vivió una asombrosa experiencia durante la celebración de un multitudinario

festival de música en Benicassim, en la provincia de Castellón.

El relato de los hechos, fue publicado por el investigador británico Jonathan David

Whitcomb en su obra “Searching for Ropens and Finding God”. En el libro, el testigo

afirma que disfrutaba de una calurosa noche de finales del mes de julio, alejado del

ruido del conocido festival internacional de música FIB, cuando –a poca altura sobre su

cabeza- vio lo que le pareció un pequeño ropen, un animal similar a los descritos por

numerosos testigos en la lejana Nueva Guinea y a los que nos hemos referido al

principio de este libro.

Se trataba de un ser volador de pequeño tamaño, inferior a un metro, sin plumas, con

pico y una cola alargada. La visión sólo duró unos segundos pero el atónito testigo no

daba crédito a lo que estaba viendo: ¡un pequeño pterodáctilo volando por encima de su

cabeza!

No era un murciélago, no era un búho, no era un animal conocido… le recordó,

precisamente a un reptil prehistórico de pequeño tamaño. Tras unos breves momentos,

el animal prosiguió su vuelo como si tal cosa, sin reparar en el testigo y sin que pudiera

precisarse nada anormal en él… ¡excepto su raro aspecto, claro!

Otra vuelta de tuerca: pterodáctilos en Tarragona, 2014.

Y para concluir, he dejado adrede un caso que considero muy interesante por varios

motivos. El primero, por su cercanía en el tiempo. El segundo porque fueron varios los

testigos que vieron lo que vieron. Y el tercero… por lo que vieron. ¿Y que fue? ¡Nada

menos que una pareja de pterodáctilos sobrevolando los cielos de Tarragona!

En abril de 2014, el testigo Daniel Ransanz y su familia tuvieron un encuentro con lo

insólito. Circulaban en coche por

la autopista A7, concretamente a la

altura del barrio de Torreforta,

situado al oeste de Tarragona

capital, justo antes de la salida al

parque de ocio de Les Gavarres,

cuando pudieron observar algo

extraño en el cielo.

Eran las seis de la tarde,

aproximadamente. A plena luz del

día y con el cielo despejado, observaron cómo dos grandes animales, uno de mucho

mayor tamaño que el otro, volaban por encima de unos edificios cercanos a la carretera.

27

Los animales recordaban a gigantescos buitres, con el cuello en forma de ese y cubiertos

de plumaje negro (con una corona grisácea en el cuello) excepto en sus alas,

membranosas e iguales a las de los murciélagos. La pareja planeaba a escasos 500

metros de los sorprendidos testigos, haciendo balancear sus cuerpos mientras

avanzaban. Al sobrevolar uno de los edificios, pudieron calcular que el mayor de los

animales tenía una envergadura superior a los diez metros… algo inusual, sin duda.

El tráfico en la zona era bastante denso y, aunque la familia buscó una salida para

aparcar el vehículo y ver mejor a la pareja de seres voladores, ya no volvieron a

divisarlos.

Se da la circunstancia añadida que Daniel Ransanz no es la primera que se topa con un

animal de estas características. En 2011, y también en la provincia de Tarragona, pudo

observar otro ser muy similar al de Torreforta.

28

A MODO DE CONCLUSIÓN

29

Hasta aquí el breve repaso a algunas de las misteriosas criaturas que sobrevuelan los

cielos españoles. Águilas gigantescas, pterodáctilos, un Ave fénix, gárgolas, ropen,

buitres descomunales… ¿qué misterio se esconde en los cielos españoles? ¿Nuevas y

desconocidas especies? ¿Animales prehistóricos que nunca han desaparecido? ¿O

simplemente interpretaciones erróneas?

Esperamos tener respuestas dentro de poco tiempo, aunque ha transcurrido un cuarto de

siglo desde que el ave gigante (fuera lo que fuera) se paseó por los cielos catalanes y los

interrogantes iniciales continúan planteándose sin haber alcanzado una solución válida.

Personalmente, opino que los lectores vieron algo inusual, sin duda. Algo que llamó

poderosamente su atención y que no se correspondía con nada habitual que estuviera

presente en sus vidas cotidianas. Los esfuerzos hay que concentrarlos en saber qué fue.

Con casi toda probabilidad, podemos asegurar que nunca lo sabremos con certeza. No

es por desanimar, pero los datos que tenemos y los testimonios aportados son endebles

para señalar que lo que sobrevoló los cielos catalanes era una u otra cosa.

Podemos especular y llevar a nuestro terreno este suceso. En este sentido, quiero creer

que un animal (o varios) desconocido fue el causante de este revuelo. Para ello me

apoyo en algunos de los testimonios recogidos, pero deshecho otros que no encajan en

mi hipótesis.

Del mismo modo, también puedo creer que se trata de malas interpretaciones realizadas

por los testigos que –observando un animal perfectamente reconocible y sugestionados

por la noticia- cometen el error de creer que se encuentran ante algo fantástico.

¿Entonces… qué sucedió en realidad? Como decía líneas atrás, nunca llegaremos a

saberlo, probablemente. Aun así, me quedo con la teoría del animal desconocido, un ser

volador de aspecto similar a los desaparecidos pterodáctilos que –a la luz de la ciencia

oficial – es imposible que pueda existir entre nosotros… pero que se mostraron ante

decenas de testigos.

Tal vez para su trigésimo aniversario hayamos dado con la solución. Ánimo, amigo

lector…

30

LOS DOCUMENTOS

31

Como lo prometido es deuda, a

continuación vamos a poder leer y

comentar la totalidad de los documentos

publicados en el diario La Vanguardia

con ocasión del asunto del ave

gigantesca de Barcelona. Se trata de

algo más de medio centenar de cartas,

principalmente, junto a varios artículos

de opinión y encuestas realizadas en

torno a este fenómeno.

Lo presento de modo cronológico, para

que el lector pueda seguir el hilo de la

historia tal como se produjo en su

momento. Empezamos.

Junio de 1990

Como ya pudimos ver, Pere Carbó es el

autor de la primera misiva enviada al

rotativo catalán. Su carta del 10 de junio

fue el detonante de la riada de

comunicaciones posteriores y aportaba

los primeros datos sobre el curioso ser.

Algo extraño pasaba en los cielos de la

Ciudad Condal…

Cuatro días después se produjo la

respuesta a la carta de Carbó. Otro

lector, José García García –también

desde Barcelona- se sumaba al grupo de

testigos, aportando un inquietante dato:

la desaparición de gatos en su barrio…

Al día siguiente, Xavier Tutusaus –

autoproclamado “estudioso botánico y

faunista”- ya aporta la primera hipótesis

para solucionar la identidad del ave

gigantesca. En su opinión, lo que

sobrevuela Barcelona no es sino un Avis

Cervus.

32

El 16 de junio, un escéptico matemático

corrobora la visión del ave, otorgándole

unas dimensiones aún mayores, de entre

10 y 15 metros de envergadura.

El caso ya es bien conocido y es objeto

de debate en las calles. Tanto que, el

rotativo ya aprovecha el tirón para

publicar al día siguiente una carta de un

indignado ciudadano que no logra

descansar, utilizando un juego de

palabras en torno al ave catalana.

33

El 18 de junio, el ornitólogo Alex

Palacín plantea una serie de

consideraciones desde su postura como

científico…

Un día más tarde, Mercedes Vicén narra

su encuentro con lo que le pareció una

enorme paloma de color negro…

20 de junio. Los lectores escépticos

hacen su aparición…

Dos jornadas más tarde, Daniel Gallart

aporta algunos datos más sobre qué ave

podría ser el causante de tal revuelo y,

por primera vez aunque de un modo

escéptico, apunta la posibilidad de que

34

se trate de un extinto pteranodón, un

género de pterosaurio que vivía en el

Cretácico Superior, hace unos cuantos

millones de años.

Y también comienza a aparecer el

sentido del humor en los lectores de La

Vanguardia. El día 23 vemos el primer

ejemplo.

Al día siguiente, continúan publicando

cartas de lectores que achacan lo

sucedido a una especie de alucinación

colectiva pues –lógicamente- no existen

aves que puedan volar con el tamaño y

peso del descrito. Al menos, las

conocidas, no.

Vamos llegando al final de junio y el

revuelo ya es importante en la ciudad.

Incluso el día 25 se publica una misiva

firmada por Jesús Castán que afirma

haber visto un ave similar hace un año

en Salou. La cosa se complica…

35

Desde Gavá también se hacen eco del

avistamiento de un animal similar al de

Barcelona…El fenómeno se extiende…

Desde Sant Joan Despí, Antonio Insa

publica el día 27 su carta. Además de

asegurar haber visto al extraño ave en

su ciudad, en dos ocasiones, recuerda

algo muy interesante. Cuando era un

chaval, su padre le hablaba de la òliba,

un ave grande, que veían volar al

atardecer de modo pausado y

atemorizador en dirección al cementerio

de la localidad.

El 28 de junio, dos ufólogos ven

publicada su carta. En ella, además de

presentarse como testigos auditivos del

misterioso ser, comentan un reciente

caso localizado en un pueblo italiano y

se adhieren a la teoría esgrimida por

Xavier Tutusaus, la del Ave Roc…

36

Y más cartas de lectores escépticos… ¡e

indignados con el asunto, vaya!

El último día del mes de junio, los

lectores del periódico se desayunaron

con la carta enviada por Xavier Font

Segura, estudioso de la fauna

barcelonesa, que también daba su

opinión sobre tan misterioso animal:

una paloma mutante, a su entender.

Julio de 1990

El calor comienza a apretar en

Barcelona y la particular serpiente de

verano de 1990 continúa estando de

actualidad en la sección de Cartas al

Director. El día 2, desde Sant Cugat del

Vallès, un lector ofrece una nueva

explicación al asunto.

37

Las primeras fechas de julio también

dejaron espacio a las consideraciones

escéptico- escatológicas…

A lectores que aportan su granito de

arena intentando poner orden en todo

esto…

Y la famosa y ya comentada

anteriormente carta enviada por dos

asesores jurídicos explicando, con

detalle, todos los vericuetos legales en

los que incurre la existencia de tan

impropio ser. España cañí en su más

pura esencia, sin duda…

38

El 6 de julio, Xavier Raventós arremetía

–muy educadamente- contra los

ornitólogos de salón y, especialmente,

contra la teoría del Ave Cervus, no sin

cierto toque irónico…

Otro experto, en esta ocasión, un

zoólogo, también echa por tierra la

teoría del Ave Cervus del lector

Tutusaus y propone una explicación

mucho más mundana, la de un

despistado albatros gris.

39

Pero, a pesar de la búsqueda de

explicaciones, los encuentros se siguen

sucediendo. En esta ocasión, entre El

Vendrell y Bellvei del Penedès, en la

provincia de Tarragona, un lector narra

el encuentro con el enorme animal y

describe la situación de pánico que se

produjo a continuación.

Algunos lectores se preocupan de la

futura morada del ave, una vez sea

capturada…

Y el sentido del humor, que no falte,

como apreciamos en las siguientes

muestras que fueron publicadas en

plena canícula condal…

40

El día 19, el suscriptor Manuel Palou

asegura que vio al extraño animal pocos

días atrás. La descripción que hace del

ser volador es verdaderamente

inquietante.

Mientras, otro lector, aporta la

posibilidad de que lo que está asustando

a Barcelona, sean simples (aunque

grandes) gaviotas…

Y otro apunta una de las hipótesis

esgrimidas en la fecha: estamos ante un

aparato mecánico, probablemente

41

teledirigido y camuflado como un

avión…

Otro más cree que se trata de prosaicos

grajos…

El 23 de julio, una asombrada lectora

narra su particular visión del ave

gigantesca y negra .En esta ocasión, fue

vista sobre Montornés del Vallés, a

unos 30 kilómetros de la capital

barcelonesa.

Y desde Benicarló (Castellón) más

lectores se apuntan a la fiesta de la

opinión y a ver si su carta es publicada

en el periódico. Parece que algunos sólo

buscan un momento de efímera y postal

gloria.

42

Y los lectores siguen dando vueltas a la

escultura de Antoni Tapies que, a buen

seguro, ocupó tanto espacio o más que

el pobre ave en la sección de Cartas al

Director.

Nos vamos acercando al final de julio.

El día 26, el lector Félix Garsa propone

la teoría del mosquitero común como

responsable de los extraños

avistamientos. ¡Eso sí, un mosquitero

mutado y de metro y medio de alto! Ahí

es ná…

Al día siguiente, una lectora nos

informa de la posible ubicación del nido

de nuestro alado amigo.

43

O amiga... porque nos enteramos por

boca (o, mejor dicho, por letra) de una

pareja de lectores que el animal atiende

al nombre de Montse y que lo están

criando desde hace meses.

¿Cómooooooooo?

Y más lectores ávidos de ver su nombre

escrito en el periódico y con presunto

sentido del humor que demostrar…

El 30 de julio, Antonio Reñé intenta

poner un poco de lógica en todo este

asunto y ofrece tres explicaciones

racionales a los avistamientos del ave

gigantesca: un buitre común, un buitre

negro o, posiblemente, un flamenco

44

procedente de la colonia del zoo de

Barcelona.

Y otro lector propone como candidato a

una grulla…

Agosto de 1990

Comenzamos el mes con más lectores

con ganas de que su supuesto ingenio

sea leído por los demás…

El día 2, el lector Juan Girgas ve

publicada una de las más extrañas cartas

relacionadas con el asunto que nos

traemos entre manos. Heces, accidentes

y aseguradoras…

45

Y ante la inminencia de los Juegos

Olímpicos de Barcelona 92, hasta

proponen que Montse sea la mascota de

tan universal evento.

Pero las cartas enviadas por lectores

escépticos siguen teniendo su espacio…

El 8 de agosto, un lector parece querer

matar dos pájaros de un tiro…Perdón

por la broma, no me he podido

contener… Enrique Ramos escribe

desde Barcelona para relacionar el caso

del ave gigante con las mutaciones y

extrañas muertes de palomas en la

ciudad.

46

Qué duda cabe que el caso del ave

gigantesca de Barcelona empieza a

perder el interés informativo para el

rotativo catalán. Las cartas comienzan a

publicarse con mayor intervalo de

tiempo y no alcanzan la calidad de

algunas de las anteriores, ni en lo

relativo a información ni a originalidad.

Para muestra, un botón o dos…

O tres…

47

Perdón, cuatro, cuatro…

Jorge García publica su carta del 19 de

agosto en un tono un tanto indignado,

solicitando a la Dirección del periódico

más información sobre el asunto, no

tanta opinión en forma de carta. En

realidad, sí se produjeron algunos

intentos por parte del diario de hacer

algo en este sentido. Los pocos

documentos que existen los he dejado

adrede para el final de esta serie de

misivas y demás.

La última carta que La Vanguardia

publica en agosto sobre el ave

gigantesca la firma María Serra y

apunta un dato nuevo: un despegue

abortado en El Prat tres años atrás por

culpa de un pájaro de enormes

dimensiones.

48

Septiembre de 1990

Y llegamos a la última misiva

publicada, al menos de modo

contemporáneo al curioso suceso. Dos

lectoras de Castelldefells ironizan y dan

su particular adiós a tan ya entrañable

compañera…

Como he comentado, ésta fue la última

carta publicada en La Vanguardia sobre

este criptozoológico suceso, mientras

duraron los avistamientos.

Se publicaron otras cartas, recordando

el caso, en abril de 1996. Una de ellas,

del día 14, firmada por el investigador

Jordi Ardanuy, al que me he referido en

anteriores ocasiones, solicitando

contacto con los posibles testigos del

ave.

49

Y la contestación a la carta de Ardanuy

se produjo seis días después por parte

de un lector que mezclaba política e

ingenio, al más puro estilo de sus

compañeros de seis años atrás…

50

Las cartas al director se terminaron, pero he querido dejar para el final tres interesantes

documentos que se publicaron en la época. A continuación, les muestro lo que, a mi

modo de ver, es casi impagable. Posiblemente se trate de una de las encuestas más

bizarras que ha publicado un rotativo español.

Ante el interés inusitado que el asunto del ave iba tomando, La Vanguardia publicó el

día 9 de julio una pequeña encuesta sobre el fenómeno (antes incluso de que aquel

indignado lector al que ya nos hemos referido lo reclamase por escrito).

Periodistas, pilotos, zoólogos e incluso el humorista Eugenio dieron su opinión sobre el

escurridizo animal. Atención a alguna de las respuestas…

En lenguaje popular… ¿cómo se les ha quedado el cuerpo con alguna de las respuestas?

La del rotulista no tiene desperdicio, la verdad… Creo que es mi favorita. Imagino al

señor respondiendo muy serio a la pregunta del redactor y casi no doy crédito,

sinceramente.

51

Y como el seguimiento del asunto del ave ya iba decayendo, los redactores de La

Vanguardia buscaban el más difícil todavía y alargar un poco más su particular

serpiente veraniega con la noticia del hallazgo de un buitre en Madrid…fugado de su

reserva segoviana.

La verdad es que, en ocasiones, los pobres redactores no tienen nada que contar en

época estival y cualquier noticia (por pequeña que sea) les da pie para escribir un

libro… bueno, justo lo que a mí me ha sucedido, la verdad… Debe ser deformación

profesional…

Pues nada, hasta Madrid llegó la serpiente de verano de 1990, como pueden ver…

52

Y, por fin, una pregunta que seguramente se estará haciendo el lector. ¿Qué opinión

tenía el propio periódico sobre este asunto? Hemos visto cómo los lectores dejaban ver

sus teorías sobre el particular pero ¿y La Vanguardia? ¿De qué parte se colocaba la

empresa que sirvió de vehículo transmisor de tan original caso?

Podríamos decir que el periodista y escritor Néstor Luján fue el encargado de ofrecer la

versión, digamos más o menos oficial, en un artículo publicado el 18 de julio de 1990.

Luján se sirve del kraken, del monstruo del Loch Ness y hasta de la leyenda de

Melusina para opinar que estamos ante la típica/tópica serpiente de verano.

Espero, amigo lector, que con tanto empacho de cartas, opiniones, encuestas y demás, la

digestión de los documentos referentes al caso del ave gigantesca de Barcelona no haya

sido demasiado dura…

53

PARA SABER MÁS…

54

Bibliografía básica

Existe una amplia bibliografía referida al fenómeno de los seres voladores

desconocidos. Casi toda se encuentra escrita en inglés o francés, aunque también

disponemos de obras en castellano que hacen referencia a este fenómeno y en el que se

recogen datos sobre el caso del ave barcelonesa. Esta sería la bibliografía básica para

conocer en profundidad esta interesante historia.

ARACIL, MIGUEL G. “Cataluña, crónica del misterio” Ed. Corona Borealis.

Madrid, 2004.

ARDANUY, JORDI. La extraña y gigantesca ave sobre Barcelona. Cròniques

d’Art i Tradició, nº 2 (Barcelona, septiembre 1990) págs. 33-68.

ARDANUY, JORDI. El ave gigantesca catalana. Espacio Compartido nº 26

(IIEE de España). Sin data.

BRUNVAND, JAN HAROLD. El fabuloso libro de las leyendas urbanas.

Random House España. Madrid, 2004.

FERNANDEZ, GUSTAVO. Ovnis sobre las torres gemelas. Al filo de la

realidad nº 82, Septiembre de 2002, págs. 21-23.

ORTI, ANTONIO Y SEMPERE, JOSEP. Leyendas urbanas. Ed. Martínez

Roca. Madrid, 2006.

RANSANZ, DANIEL. Puzzle. Descubriendo el nuevo mundo. Círculo Rojo,

2014.

RESINES, JAVIER. Flying monsters in Spain. Flying snake, nº 8, diciembre

2014, págs. 25-32.

SEGUI, MIGUEL. Los últimos dinosaurios vivos. Tras la pista de un mundo

perdido. Ed. La Espiral del Conocimiento. Barcelona, 2002.

SEGUÍ, MIGUEL. Extrañas criaturas aladas. Año Cero nº 21. Abril 1992. págs.

50-56

WHITCOMB, JONATHAN DAVID. Searching for Ropens and Finding God.

Edición de autor, Estados Unidos, 2014.

VV.AA. La Vanguardia. Hemeroteca digital. (1990-1996)

ZILLMER, HANS-JOACHIM. Darwin se equivocó. Timun Mas. Barcelona,

2000.

55

…y recursos en internet.

Con la idea de ahondar un poco más en algunos aspectos de la información que está

contenida en esta obra, dejo varios enlaces a programas de radio realizados por mí en

los que se tratan estos asuntos que nos ocupan. Todos ellos se encuentran alojados en la

plataforma Ivoox y pueden ser escuchados y descargados siguiendo los siguientes

enlaces. Espero que sean de vuestro interés.

El ave gigantesca de Barcelona. Programa de radio realizado por Javier Resines

en Otros Mundos, emitido el 3 de noviembre de 2010.

(http://www.ivoox.com/ave-gigantesca-barcelona-audios-

mp3_rf_449308_1.html )

Kongamato, en Crónicas Criptozoológicas Programa de radio realizado por

Javier Resines en En La Búsqueda, emitido el 20 de febrero de 2014.

(http://www.ivoox.com/kongamato-cronicas-criptozoologicas-audios-

mp3_rf_2850044_1.html)

La extraña travesía aérea. Programa de radio realizado por Javier Resines en

Otros Mundos, emitido el 7 de marzo de 2014. (http://www.ivoox.com/extrana-

travesia-aerea-audios-mp3_rf_2940891_1.html)

Pterodáctilos en España. Programa de radio realizado por Javier Resines en

Otros Mundos, emitido el 17 de octubre de 2014.

(http://www.ivoox.com/pterodactilos-espana-audios-mp3_rf_3645032_1.html)

56

EPÍLOGO

57

Para finalizar la historia del extraño y gigantesco ave sobre Barcelona, he querido

hacerlo con una pequeña muestra del humor con el que periodistas, dibujantes y lectores

en general se tomaron este curioso asunto.

El dibujo es obra del grafista Ferreres y la columna “Rara avis”, la firma Suso, dos

colaboradores habituales del diario La Vanguardia…

Y así, con un toque de humor, de ironía y con la esperanza de que usted, querido lector,

haya llegado hasta este punto en la lectura de esta historia, les emplazo a mirar –de hito

en hito- hacia los cielos de sus ciudades. Y a hacerlo con la esperanza de ver algo

extraordinario, inusual y fuera de este mundo, algo que nos permita seguir soñando con

un planeta en el que aún falta mucho por descubrir.

Un lugar en el que lo extraordinario está mucho más cerca de ti de lo que pensabas…

Gracias de corazón.

Javier Resines

Madrid, mayo de 2015