El arte no ha muerto En la exposición que se presenta … · creación de obras con sentidos...

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El arte no ha muerto es una de las tres exposiciones sobre la obra de Roberto Valcárcel organizadas por el Espacio Simón I. Patiño, el Museo Nacional de Arte y artespacio CAF. En éstas, se revisa la obra de Valcárcel a la luz de una investigación 1 en la cual se analiza la crítica que el artista realiza a las formas invisibles de represión y auto- ritarismo. Una contribución a la teoría del color Para Valcárcel, Círculo cromático es su “contribución” al es tudio del color. Compuesta por doce ataúdes de tamaño real pintados con los colores de la rueda cromática (ver- - sión Itten, 1961), se sugiere que el aporte de Valcárcel no está en el color sino en la forma. 1 2 Círculo cromático, 1996 1 Valeria Paz, Roberto Valcárcel: Renaming Repression and Rehearsing Liberation in Contemporary Bolivian Art, Universidad de Essex, 2016. Pluricuadro ecléctico radical, 1988 En la exposición que se presenta en el Museo Nacional de Arte, se reúnen obras en las que se aprecia la bús- queda del artista por contrarrestar las formas sutiles de autoritarismo del sistema artístico. La exposición se enmarca en la propuesta de que el arte puede ser “el último bastión de libertad” en un mundo asfixiado por el autoritarismo; para preservar la auto- nomía del ser es fundamental señalar alternativas a las formas de pensar y a los paradigmas predominantes. Las obras reflejan las reflexiones de Valcárcel sobre lo que significa hacer un arte no autoritario en Bolivia. Son obras abiertas en las que el artista explora múltiples sen- tidos, registros, medios, técnicas y soluciones formales. El arte no ha muerto retoma la frase del sello con el cual Valcárcel promovía, en los años setenta y ochenta, un arte que buscaba perturbar y renovar una práctica y un consumo de arte en Bolivia que se estaba “muriendo de repetición”. Valeria Paz, curadora e investigadora Círculo cromático, presentado en el Museo de Arte Con- temporáneo de Santiago de Chile en 1996, es una obra paradójica: los elementos asociados con la muerte –los ataúdes– son el motivo principal de una obra alegre. El resultado es una representación erótica (según un con- cepto ampliado de este término) de la muerte o una repre- sentación “mortal” o mórbida del círculo cromático. Esta suspensión de sentido (y la duda que siembra) ilustra la creación de obras con sentidos contradictorios que dejan en manos del espectador la activación de sus posibles significados. Tal vez la función social del arte consista en el cuestionamiento de nuestros gustos y prejuicios artísticos (Roberto Valcárcel, 1982). 06/10 05/11 2017 EL ARTE Si a las doce de la noche En invierno Te desnudas En la cima de una montaña Y ves las estrellas La inmensidad del universo Y sientes frío, mucho frío Entonces, Comienzas a comprender Lo que es helarte Roberto Valcárcel, ¿Qué es helarte?, 1988 Organizadores Colaboradores

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El arte no ha muerto es una de las tres exposiciones sobre la obra de Roberto Valcárcel organizadas por el Espacio Simón I. Patiño, el Museo Nacional de Arte y artespacio CAF. En éstas, se revisa la obra de Valcárcel a la luz de una investigación1 en la cual se analiza la crítica que el artista realiza a las formas invisibles de represión y auto-ritarismo.

Una contribución a la teoría del color

Para Valcárcel, Círculo cromático es su “contribución” al estudio del color. Compuesta por doce ataúdes de tamaño real pintados con los colores de la rueda cromática (ver-

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sión Itten, 1961), se sugiere que el aporte de Valcárcel no está en el color sino en la forma.

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2Círculo cromático, 1996

1 Valeria Paz, Roberto Valcárcel: Renaming Repression and Rehearsing Liberation in Contemporary Bolivian Art, Universidad de Essex, 2016.

Pluricuadro ecléctico radical, 1988

En la exposición que se presenta en el Museo Nacional de Arte, se reúnen obras en las que se aprecia la bús-queda del artista por contrarrestar las formas sutiles de autoritarismo del sistema artístico.

La exposición se enmarca en la propuesta de que el arte puede ser “el último bastión de libertad” en un mundo asfixiado por el autoritarismo; para preservar la auto-nomía del ser es fundamental señalar alternativas a las formas de pensar y a los paradigmas predominantes. Las obras reflejan las reflexiones de Valcárcel sobre lo que significa hacer un arte no autoritario en Bolivia. Son obras abiertas en las que el artista explora múltiples sen-tidos, registros, medios, técnicas y soluciones formales.

El arte no ha muerto retoma la frase del sello con el cual Valcárcel promovía, en los años setenta y ochenta, un arte que buscaba perturbar y renovar una práctica y un consumo de arte en Bolivia que se estaba “muriendo de repetición”.

Valeria Paz, curadora e investigadora

Círculo cromático, presentado en el Museo de Arte Con-temporáneo de Santiago de Chile en 1996, es una obra paradójica: los elementos asociados con la muerte –los ataúdes– son el motivo principal de una obra alegre. El resultado es una representación erótica (según un con-cepto ampliado de este término) de la muerte o una repre-sentación “mortal” o mórbida del círculo cromático. Esta suspensión de sentido (y la duda que siembra) ilustra la creación de obras con sentidos contradictorios que dejan en manos del espectador la activación de sus posibles significados.

Tal vez la función social del arte consista en el cuestionamiento de nuestros gustos y prejuicios artísticos (Roberto Valcárcel, 1982).

06/1005/112017

EL ARTE

Si a las doce de la nocheEn inviernoTe desnudasEn la cima de una montañaY ves las estrellasLa inmensidad del universoY sientes frío, mucho fríoEntonces,Comienzas a comprenderLo que es helarte

Roberto Valcárcel, ¿Qué es helarte?, 1988

Organizadores

Colaboradores

Un conjunto de elementos muy diversos en lo que se refiere a la temática, tipo de figuración y técnica y tal vez deliberadamente incongruente. Estos elementos, al ser relacionados entre sí por el artista y por el espectador, modifican su significado y adquieren extrañas simbologías. […] La obra abierta puede ser ampliada (reducida) en cualquier momento mediante la adición (sustracción) de algunas de sus partes físicas o mediante la imaginación del espectador (Roberto Valcárcel, 1982).

Grupo Valcárcel, Dalí, 1994

Historia con campo de alcachofas, 1982

Esto es arte/ esto no es arte

Uno de los prejuicios artísticos (mandatos invisibles) es que hay una sola definición de arte. Esto se manifestó, por ejemplo, en la visita, en agosto de 1983, de un grupo de estudiantes de la Escuela de Bellas Artes al periódico El Diario para denunciar que El movimiento erótico, la obra de Valcárcel que se exponía en la galería EMUSA “no era arte”. Explicaron que el arte debía tratar la problemática nacional, en otras palabras: la educación, la economía, la política y la religión. Criticaron la obra además porque “no educaba ni orientaba” sino que transmitía “costumbres y tradiciones foráneas”.

¿Que es el helarte? 1988

Un artista se declara poseedor de múltiples personalidades. Cada una de ellas se expresa mediante un lenguaje artístico propio y participa en la realización de obras grupales denominadas multicuadros. El Grupo Valcárcel organiza exposiciones paradójicamente unipersonales/ colectivas, los “one-man-group-shows” (Grupo Valcárcel, 1994).

Obras abiertas

Ciertas ideas y prejuicios sobre el arte per-petúan el autoritarismo de la sociedad. Estos

prejuicios son la idea de que el arte tiene que comunicar un mensaje, la obra debe tener un tema y el artista debe mantener un estilo y un medio característicos. Para Val-cárcel, una creación no autoritaria es una obra abierta que no le dice al espectador lo que debe pensar.

Múltiples personalidades (El Grupo Valcárcel)

Los multicuadros son obras en las que general-mente participan cinco de las siete personalida-des o alter egos que componen al Grupo Val-cárcel: Bob Martin (EEUU), un artista conocido inicialmente por pinturas de tortura, pinturas bí-blicas y retratos; Hans Krapplack (Alemania), un artista aficionado a la imaginería de Walt Disney y a las imágenes coloridas en las que pinta “cosas que parecen ser otras cosas”; Antonio Rafaello (Italia), que investiga temas diversos y ensambla sus obras en formas complejas; Nadja Otterova (Rusia), que trabaja con imágenes de contacto en blanco y negro y a quien le interesa el impacto de la sorpresa (son un motivo recurrente de su trabajo las imágenes de “antes y después”); Wal-do Moffat (Reino Unido), el artista conceptual del grupo, que trabaja predominantemente con tex-tos; Max Poma (Bolivia), quien se especializa en acciones (la calle es el lugar predilecto, pero no

exclusivo, de su trabajo); y, por último, Yuri Nitram (Q.E.P.D.), quien murió de SIDA y que in-vestigaba en su obra sobre el amor y la muerte.

Historia con campo de alcachofas (1982) es emblemática en ese sentido. Originalmente estaba conformada por car-tones y paneles de madera, pintados en anverso y reverso con pintura acrílica, marcadores, lápices, acuarelas, tém-peras, látex, óleo, aerosol, esmalte de uñas, cera, Nes-café, fotografías, fotocopias a color, recortes de posters, calendarios, revistas y objetos diversos. Su diseño com-plejo y el contenido intencionalmente polisémico permiten que el espectador se relacione creativamente con la obra

.”safohcacla ed opmac noc airotsih“ aiporp us etnevni oBusca demostrar, en un medio conservador, que muchas definiciones de arte son posibles y que incluso pueden coexistir.

Cada posible definición nos acerca a la conclusión de que el arte es en sí un fenómeno multivalente, un hecho interpretable de las más diversas maneras y que una definición válida del mismo debería englobar, incluir definiciones parciales inclusive contradictorias entre sí, desafiando al propio principio de exclusión de la mayoría de las llamadas ciencias exactas (Roberto Valcárcel, 1988).

En contraposición a este tipo de definiciones excluyen-tes, didácticas y autoritarias, ¿Qué es helarte? propone múltiples definiciones. Algunas son poéticas, otras eva-sivas, simples o incluyen los clichés que prevalecen en el contexto. La obra no responde a la pregunta del título, un juego de palabras con “el arte” y “helarte” sino que busca minar la idea de que hay un “verdadero” arte.

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Entonces lo que yo consideraría arte muerto sería el arte ritual reiterativo, repetitivo en cuanto a tema, en cuanto a factura, en cuanto a actitud, en cuanto a lugar, en cuanto a todo (Roberto Valcárcel, 2010).

5 Las múltiples personalidades del Grupo Valcárcel son también una forma astuta de exponer los prejuicios del sistema artístico boliviano y de la creencia de que el artis-ta debe encontrar un estilo o marca que lo distinga. Tam-bién pone en evidencia el enfoque nacionalista que deter-mina que los artistas bolivianos sólo deben pintar temas nacionales con técnicas tradicionales y que, por lo tanto, cualquier otro medio es considerado alienado –lo que Val-cárcel subvierte con la elección de un alter ego boliviano que se especializa en hacer acciones–. Una personalidad femenina (antítesis de Alandia Pantoja, quien luchó fusil en mano en la Revolución Nacional) y un artista que mue-re de SIDA son una provocación en una sociedad conser-vadora y homofóbica.

El arte no ha muertoCon estas obras, Valcárcel busca imaginar otras posibili-dades fuera de la visión dicotómica que opone a artistas abstractos (que trabajan en un lenguaje pictórico interna-cional) y artistas sociales (que generalmente son y hacen un arte “para el pueblo”). Ambas posiciones son una evo-lución de una polémica de los años cincuenta (las figuras paradigmáticas fueron María Luisa Pacheco y Miguel Alan-dia Pantoja), visión antitética que tiene resabios hasta la fecha. Estas posturas tienen en común que buscan comu-nicar un mensaje de forma metafísica o didáctica. Valoran el oficio y buscan la creación de un arte que contribuya a la identidad nacional. Ambos reconocen a la cosmovisión, el paisaje y los motivos andinos como formas adecuadas de representar “una identidad cultural propia”.