El Arrebato de Lol V

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El arrebato de Lol V. Stein De Marguerite Duras tr. de Ana Mª Moix sobre la edición de Gallimard de 1964 Tusquets, Barcelona, 1987 Lol V. Stein nació aquí, en S. Tahla, y aquí vivió durante gran parte de su juventud. Su padre era profesor en la Universidad. Tiene un hermano nueve años mayor que ella —nunca lo he visto—, dicen que vive en París. Sus padres murieron. No he oído decir nada acerca de la infancia de Lol V. Stein que me haya sorprendido, ni siquiera a Tatiana Karl, su mejor amiga durante los años de colegio. Bailaban las dos, los jueves, en el patio vacío. No queríansalir en fila como las demás,preferían quedarse en el colegio. A ellas se les permitía hacerlo,dice Tatiana, eran encantadoras,sabían pedir ese favor mejor que las demás, se les concedía. ¿Bailamos, Tatiana? En un edificio vecino una radio tocaba bailes pasados de moda —una emisión para el recuerdo— con los que se contentaban. Ausentes las celadoras, solas en el gran patio donde esos días, entre bailes, se oía el r u i d o d e l a s c a l l e s , v a m o s ,Tatiana, va, ven, Tatiana, bailemos, ven. Eso es lo que sé. También esto: Lol conoció a Michael Richardson a los diecinueve años, una mañana, en el tenis, durante las vacaciones escolares. El tenía veinticinco años. Era hijo único de unos grandes terratenientes de los alrededores de T. Beach. No [9] hacía nada. Los padres autorizaron la boda. Debía de hacer seis meses que Lol estaba prometida, la boda debía celebrarse en otoño, Lol acababa de dejar definitivamente el colegio, pasaba las vacaciones en T. Beach cuando tuvo lugar el gran baile de la temporada en el Casino municipal. Tatiana no cree que el famoso baile de T. Beach tuviera un papel preponderante en la enfermedad de Lol V. Stein. Según Tatiana Karl, los orígenes de esta enfermedad se remontan a mucho antes, mucho antes incluso de su amistad. Estaban ahí, en Lol V. Stein, incubados, pero sin llegar a exteriorizarse debido al gran afecto que siempre la había rodeado en su familia y luego, a continuación, en el colegio. En el colegio, dice, y no era la única en pensarlo, a Lol ya le faltaba algo para estar —dice: ahí. Daba la impresión de soportar con un sosegado fastidio a una persona a quien debía parecerse pero de la que se olvidaba a la menor ocasión. Aureola de dulzura, se descubrió muy pronto que también de indiferencia, nunca pareció sufrir ni sentirse apenada, nunca se le vio una lágrima de muchacha. Tatiana también dice que Lol V. Stein era bonita, que en el colegio se la disputaban, aunque se te escurría de entre las manos como el agua, porque lo poco que retenías merecía el esfuerzo. Lol era divertida, burlona impenitente y muy aguda aunque

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El arrebato de Lol V. Stein De Marguerite Duras tr. de Ana M Moix sobre la edicin de Gallimard de 1964 Tusquets, Barcelona, 1987 Lol V. Stein naci aqu, en S. Tahla, y aqu vivi durante gran parte de su juventud. Su padre era profesor en la Universidad. Tiene un hermano nueve aos mayor que ella nunca lo he visto, dicen que vive en Pars. Sus padres murieron. No he odo decir nada acerca de la infancia de Lol V. Stein que me haya sorprendido, ni siquiera a Tatiana Karl, su mejor amiga durante los aos de colegio. Bailaban las dos, los jueves, en el patio vaco. No queransalir en fila como las dems,preferan quedarse en el colegio. A ellas se les permita hacerlo,dice Tatiana, eran encantadoras,saban pedir ese favor mejor que las dems, se les conceda. Bailamos, Tatiana? En un edificio vecino una radio tocaba bailes pasados de moda una emisin para el recuerdo con los que se contentaban. Ausentes las celadoras, solas en el gran patio donde esos das, entre bailes, se oa el r u i d o d e l a s c a l l e s , v a m o s ,Tatiana, va, ven, Tatiana, bailemos, ven. Eso es lo que s. Tambin esto: Lol conoci a Michael Richardson a los diecinueve aos, una maana, en el tenis, durante las vacaciones escolares. El tena veinticinco aos. Era hijo nico de unos grandes terratenientes de los alrededores de T. Beach. No [9] haca nada. Los padres autorizaron la boda. Deba de hacer seis meses que Lol estaba prometida, la boda deba celebrarse en otoo, Lol acababa de dejar definitivamente el colegio, pasaba las vacaciones en T. Beach cuando tuvo lugar el gran baile de la temporada en el Casino municipal. Tatiana no cree que el famoso baile de T. Beach tuviera un papel preponderante en la enfermedad de Lol V. Stein. Segn Tatiana Karl, los orgenes de esta enfermedad se remontan a mucho antes, mucho antes incluso de su amistad. Estaban ah, en Lol V. Stein, incubados, pero sin llegar a exteriorizarse debido al gran afecto que siempre la haba rodeado en su familia y luego, a continuacin, en el colegio. En el colegio, dice, y no era la nica en pensarlo, a Lol ya le faltaba algo para estar dice: ah. Daba la impresin de soportar con un sosegado fastidio a una persona a quien deba parecerse pero de la que se olvidaba a la menor ocasin. Aureola de dulzura, se descubri muy pronto que tambin de indiferencia, nunca pareci sufrir ni sentirse apenada, nunca se le vio una lgrima de muchacha. Tatiana tambin dice que Lol V. Stein era bonita, que en el colegio se la disputaban, aunque se te escurra de entre las manos como el agua, porque lo poco que retenas mereca el esfuerzo. Lol era divertida, burlona impenitente y muy aguda aunque una parte de s misma estuviera siempre ida lejos de ti y del momento presente. Dnde? En los sueos adolescentes? No, responde Tatiana, no, dirase que en nada an, exactamente, en nada. Era el corazn el que no estaba ah? Tatiana tiende a creer que quiz fuera, en efecto, el corazn de Lol V. Stein lo que no estaba ah dice: [10] ah; sin duda llegara, pero ella no lo conoci. S, al parecer era esa zona del sentimiento lo que, en Lol, se diferenciaba de los dems. Cuando corri el rumor del noviazgo de Lol V. Stein, Tatiana slo crey la no t i c i a a m e d i a s : a quin habra podido descubrir Lol que fuera capaz de retener toda su atencin? Al conocer a Michael Richardson y ser testigo de la loca pasin que Lol le produjo, qued trastornada pero, sin embargo, le qued una duda: no converta Lol en un fin su corazn inacabado? Le pregunt si la crisis de Lol, ms tarde, no le proporcion la prueba de que se equivocaba. Me repiti que no, que crea que esa crisis y Lol no eran sino una misma cosa desde siempre. Ya no creo en nada de cuanto dice Tatiana, no estoy seguro de nada. He aqu desarrollados, mezclados, a la vez, esa falsa semblanza expuesta porTatiana Karl y lo que yo invento acerca de la noche del Casino de T. Beach. A partir de todo ello contar mi historia de Lol V. Stein. No quiero conocer ni contar tampoco, o apenas, ni siquiera segn su cronologa, los diecinueve aos que han precedido a esta noche, aunque encubran un minuto mgico durante el que deb de conocer a Lol V. Stein. No quiero porque la presencia de su adolescencia en esta historia correra el peligro de atenuar un poco a ojos del lector la agobiante [11] actualidad de esta mujer en mi vida. Voy, pues, en su busca, la cojo, ah donde creo que debo hacerlo, en el momento en que creo que empieza a moverse para venir a mi encuentro, en el preciso momento en que las ltimas en llegar, dos mujeres, franquean la puerta del saln de baile del Casino municipal de T. Beach. La orquesta dej de tocar. Terminaba un baile. La pista se haba vaciado lentamente. Estaba vaca. La mujer de ms edad se haba rezagado un instante para contemplar la concurrencia, luego se haba vuelto sonriendo a

la joven que la acompaaba. Esta, sin lugar a dudas, era su hija. Las dos eran altas, de constitucin similar. Pero si la joven an se avena con torpeza a esta alta estatura, a esta estructura un tanto dura, su madre llevaba tales inconveniencias cual los emblemas de una oscura negacin de la naturaleza. Su elegancia, en reposo y en movimiento, cuenta Tatiana, inquietaba. Estaban en la playa esta maana dice Michael Richardson, el novio de Lol. Se haba quedado inmvil, haba contemplado a las recin llegadas, despus se haba llevado a Lol hacia el bar y hacia las verdes plantas de la sala. Ellas haban atravesado la pista y se haban dirigido hacia la misma direccin. Lol, sumida en la inmovilidad, haba visto, al igual que l, avanzar esta gracia en abandono, encorvada, de pjaro muerto. Era flaca. Deba de serlo desde siempre. Haba vestido esta delgadez, recordaba claramente Tatiana, con un traje negro de doble forro de tul igualmente negro, muy escotado. [12] Se gustaba as arreglada y vestida, y lo estaba a su antojo, irrevocablemente. Se adivinaba la admirable osamenta de su cuerpo y de su rostro. Igual que apareca, igual, en adelante, se extingua, con su cuerpo deseado. Qu i n e r a ? S e s u p o ms tarde: Anne-Marie Stretter. Era hermosa? Qu edad tena? Qu saba ella que los dems ignoraban? Por qu caminos misteriosos haba llegado a lo que apareca como un pesimismo alegre, clamoroso, una sonriente indolencia de la ligereza de un matiz, de una ceniza? Al parecer tan slo una audacia penetrada de s misma la mantena en pie. Y cun graciosa resultaba sta, igual que ella. Su caminar mullido las llevaba a ambas aparejadas a donde quiera que fueran. Adnde? Nada poda ya sucederle a esta mujer, pens Tatiana, ya nada, nada. Slo el fin, pensaba. Haba mirado a Michael Richardson al pasar? Lo haba barrido con esa no mirada que paseaba por el baile? Era imposible saberlo, es imposible saber cundo, por consiguiente, empieza mi historia de Lol V. Stein: en ella, la mirada de cerca se comprenda que ese defecto provena de una decoloracin penosa de la pupila se alojaba en toda la superficie de los ojos, resultaba difcil captarla. Iba teida de pelirrojo, quemada de rojo. Eva marina que la luz deba afear. Se reconocieron cuando pas cerca de l? Cuando Michael Richardson se volvi hacia Lol y la invit a bailar por ltima vez en su vida, Tatiana Karl lo haba sorprendido plido de repente y bajo el impacto de una sbita preocupacin tan invasora que supo que, tambin l, haba reparado perfectamente en la mujer que acababa de entrar. Sin duda, Lol percibi ese cambio. Dirase que [13] se senta transportada ante l, sin temerlo y sin haberlo temido nunca, sin sorpresa, la naturaleza de ese cambio pareca resultarle familar: concerna a la propia persona de Michael Richardson, traicionaba a quien Lol haba conocido hasta aquel momento. El haba cambiado. Todo el mundo poda comprobarlo. Comprobar que ya no era el que crean. Lol lo contemplaba, lo contemplaba cambiar. Los ojos de Michael Richardson se haban iluminado. Su rostro se haba afianzado en la plenitud de la madurez. En l se lea el dolor, pero el viejo, el de la edad primera. En cuanto se le vea as, se comprenda que nada, ninguna palabra, ninguna violencia en el mundo haba sido la causa del cambio de Michael Richardson. Que ahora estara obligado a vivirlo hasta el final. La nueva historia de Michael Richardson empezaba ya a nacer. En Lol, esta visin y esta certidumbre no parecan ir acompaadas por el sufrimiento. Tatiana tambin la encontr cambiada. Acechaba el acontecimiento, abrigada su inmensidad, su precisin de relojera. De haber sido el agente mismo no slo de su llegada sino tambin de su xito, Lol no se hubiera sentido ms fascinada. Bail una vez ms con Michael Richardson. Fue la ltima vez. La mujer estaba sola, un poco apartada del buffet, su hija se haba reunido con un grupo de conocidos junto a la puerta del baile. Michael Richardson se dirigi hacia ella con una emocin tan intensa que asustaba pensar que pudiera ser rechazado. Lol, pendiente, tambin esper. La mujer no rehus. [14] Haban salido a la pista de baile. Lol los haba contemplado, una mujer muy vieja cuyo corazn est libre de todo ompromiso contempla as a sus hijos mientras se alejan, pareca amarles. He de invitar a bailar a esta mujer. Tatiana lo vio claramente comportarse en su nueva faceta, avanzar, como hacia el suplicio, inclinarse, esperar. Ella frunci ligeramente las cejas. Lo haba reconocido, ella tambin, por haberle visto esta maana en la playa y slo por eso? Tatiana haba permanecido junto a Lol. Lol, instintivamente, haba dado algunos pasos en direccin a AnneMarie

Stretter al mismo tiempo que Michael Richardson. Tatiana la haba seguido. Y entonces vieron: la mujer entreabri los labios para pronunciar nada, sumida en la maravillosa sorpresa de ver el nuevo rostro de ese hombre entrevisto por la maana. En cuanto la mujer estuvo en sus brazos, Tatiana comprendi, por su repentina torpeza, por su expresin atontada, petrificada por la rapidez de la irrupcin, que el desconcierto que lo haba invadido acababa de prender en ella. Lol haba vuelto a situarse detrs del bar y de las plantas verdes; junto a Tatiana. Haban bailado. Bailaron ms. El, con la mirada fija en un punto desnudo de su hombro. Ella, ms baja, no miraba sino a la lejana del baile. No hablaban. Finalizado el primer baile, Michael Richardson se haba acercado a Lol como siempre haba hecho hasta entonces. Haba en sus ojos la splica de una ayuda, de un consentimiento. Lol le sonri. Despus, al final del baile que haba seguido, no fue al encuentro de Lol. [15] Anne-Marie Stretter y Michael Richardson no se haban vuelto a separar. A medida que avanzaba la noche, pareca las posibilidades de sufrir que Lol pudiera tener haban incluso disminuido, que el sufrimiento no haba encontrado en ella dnde deslizarse, que haba olvidado el viejo lgebra de las penas de amor. Con las primersimas luces del alba, terminada la noche, Tatiana haba visto cmo haban envejecido. Aunque Michael Richardson fuera ms joven que aquella mujer, la haba igualado y juntos los tres con Lol, haban acumulado aos, muchos aos, cientosdeaos,esaedad adormecida en los locos. que Hacia esa misma hora, bailando, hablaron, algunas palabras. Durante las pausas, siguieron absolutamente callados, en pie uno al lado del otro, mantenindose a distancia de los dems, siempre a la misma distancia. Salvo sus manos unidas durante el baile, ya no volvieron a acercarse ms de lo que hicieron la primera vez, cuando se miraron. Lol permaneci all donde el acontecimiento la haba sorprendido al entrar Anne-Marie Stretter, tras las plantas verdes del bar. Tatiana, su mejor amiga, permaneci tambin all, acariciando su mano posada en una mesita, bajo las flores. S, fue Tatiana quien haba tenido ese gesto de amistad a lo largo de la noche. Con la aurora, Michael Richardson haba buscado a alguien con la mirada

hacia el fondo de la sala. No haba descubierto a Lol. Haca ya mucho rato que la hija de Anne-Marie Stretter haba desaparecido. Al parecer, su madre no haba advertido su partida ni su ausencia. Sin duda, Lol, al igual que Tatiana, al igual que [16] ellos, an no haba tenido en cuenta ese otro aspecto de las cosas: su final al llegar el da. La orquesta dej de tocar. El baile pareca casi vaco. Slo quedaban algunas parejas, la suya y, detrs de las plantas verdes, Lol y esa otra joven, Tatiana Karl. No se haban dado cuenta de que la orquesta haba dejado de tocar: en el momento en que hubiera debido volver a empezar, como autmatas, se haban vuelto a unir, sin percartarse de la inexistencia de la msica. Fue entonces cuando los msicos pasaron ante ellos, en fila india, con sus violines encerrados en sus fnebres cajas. En vano hicieron un gesto para retenerles, para hablarles. Michael Richardson se pas la mano por la frente, busc alguna seal de eternidad en la sala. La sonrisa de Lol V. Stein, en aquel momento, lo era, pero no la vio. Se haban contemplado silenciosamente, largamente, sin saber qu hacer, cmo salir de la noche. En aquel momento, una mujer de cierta edad, la madre de Lol, haba entrado en el baile. Injurindoles, les haba preguntado qu haban hecho con su hija. Quin pudo haber advertido a la madre de Lol de lo que suceda en el baile del casino de T. Beach aquella noche? No fue Tatiana Karl, Tatiana Karl no haba abandonado a Lol V. Stein. Haba llegado por propia iniciativa? Buscaron en torno suyo a quien mereca tales insultos. No contestaron. Cuando la madre descubri a su hija detrs de las plantas verdes, una modulacin quejumbrosa y tierna invadi la sala vaca. En cuanto su madre lleg hasta Lol y la toc, Lol se despeg por fin de la mesa. Slo en ese instante [17] comprendi que un final, aunque confusamente, se dibujaba, sin an

distinguir cul sera. La pantalla de su madre, entre ellos y ella, constitua la seal precursora. De la mano, con mucha fuerza, la tir al suelo. El lamento sentimental, cenagoso, ces. Lol grit por vez primera. Entonces unas manos se posaron de nuevo alrededor de sus hombros. No las reconoci en absoluto. Evit que cualquiera tocara su rostro. Comenzaron a agitarse, a avanzar hacia las paredes, buscando imaginarias puertas. La penumbra de la aurora era la misma dentro y fuera de la sala. Por fin encontraron la direccin de la verdadera puerta y haban empezado a dirigirse muy lentamente en esa direccin. Lol haba seguido gritando argumentos: no era tarde, la hora de verano engaaba. Haba suplicado a Michael Richardson que la creyera. Pero como la pareja sigui su marcha, Lol corri hacia la puerta haban intentado impedrselo pero se escap y se arroj contra los batientes. La puerta, afianzada en el suelo, resisti. Pasaron ante ella con la mirada baja. Anne-Marie Stretter empez a descender, y, despus, Michael Richardson. Lol les sigui con la mirada a travs de los jardines. Cuando dej de divisarles, cay al suelo, desvanecida. [18] Lol, cuenta Mme. Stein, fue conducida a S. Tahla, y permaneci en su habitacin, sin salir en absoluto, durante algunas semanas. Su historia se hizo pblica, y tambin la de Michael Richardson. La postracin de Lol, dijeron, revelaba seales de sufrimiento. Pero, qu pensar de un sufrimiento sin motivo? Siempre deca lo mismo: que la hora de verano engaaba, que no era tarde. Pronunciaba su nombre con ira: Lol V. Stein as era como se nombraba. Adems se quejaba, ms explcitamente, de sentir un cansancio insoportable de esperar de ese modo. Se aburra, hasta gritar. Y, en efecto,

gritaba que no tena nada en qu pensar mientras esperaba, reclamaba con la impaciencia de un nio un remedio para tal carencia. Sin embargo, ninguna de las distracciones que se le ofrecieron poda nada contra este estado. Despus Lol dej de quejarse por cualquier cosa. Poco a poco, dej tambin de hablar. Su ira se avejent, perdi fuerza. Slo hablaba para decir que le resultaba imposible expresar lo aburrido y largo, largo que era ser Lol V. Stein. Le pedan que hiciera un esfuerzo. No comprenda por qu, deca. [19] Su dificultad ante la bsqueda de una sola palabra pareca insuperable. Pareca que ya no esperara nada. Pensaba en algo, en ella?, le preguntaban. No entenda la pregunta. Hubirase dicho que no era necesario pensar en el cansancio infinito de no poder desprenderse de eso, que se haba convertido en un desierto al que un poder nmada la haba arrojado en la persecucin interminable de qu? No se saba. No contestaba. Slo el tiempo dara razn de esta postracin de Lol, de su abatimiento, de su inmensa pena, decan. Se juzg menos grave que su primer delirio, no era susceptible de durar mucho, de acarrear una modificacin importante en la vida mental de Lol. Su extrema juventud la barrera pronto. Resultaba explicable: Lol sufra una inferioridad pasajera a sus propios ojos porque haba sido abandonada por el hombre de T. Beach. Ahora pagaba, deba ocurrir tarde o temprano, la extraa omisin de su dolor durante el baile. Despus, aun siguiendo muy silenciosa, empez a pedir comida, que abrieran la ventana, el sueo. Y pronto empez a gustarle mucho que se hablara a su lado. Asenta a todo lo que decan, contaban, afirmaban ante ella. Para Lol, todas las palabras tenan la misma importancia. Escuchaba con pasin. Nunca pidi noticias de ellos. No plante ninguna pregunta. Cuando se

consider necesario ponerla al corriente de su separacin de la partida de l se enter ms tarde su calma fue juzgada como un buen augurio. El amor que senta por Michael Richardson mora. Sin duda, ya, se hizo eco del asunto con una parcela de su razn recuperada, [20] la misma con que acogi el retorno de las cosas, la justa revancha a la que tena derecho. La primera vez que sali era de noche, sola y sin avisar. Jean Bedford caminaba por la acera. Se hallaba a unos cien metros de ella acababa de salir,ella an estaba delante de su casa. Al verle, se escondi detrs de un pilar del portal. El relato de esa noche hecho por Jean Bedford a la propia Lol contribuye, creo, a su historia reciente. Esos constituyen los ltimos hechos evidentes. Despus, desaparecen casi completamente de esta historia durante diez aos. Jean Bedford no la vio salir, la crey una paseante que tuviera miedo de l, de un hombre solo, tan tarde, por la noche. La calle estaba desierta. La silueta era joven, gil, y al llegar l delante del portal la mir. Lo que le hizo detenerse fue la sonrisa ciertamente temerosa pero que resplandeca con una alegra muy viva al ver acercarse al primero en llegar, a l, aquella noche. Se detuvo, le sonri a su vez. Ella sali de su escondrijo y fue hacia l. Nada en su porte ni en su actitud hablaba de su estado, salvo, quiz, su pelo, que apareca en desorden. Pero poda haber corrido y haca un poco de viento esa noche. Era muy probable que hubiera corrido hasta all, pens Jean Bedford, precisamente porque tena miedo, desde el otro extremo del bulevar desierto. Si tiene miedo puedo acompaarla. [21] No respondi. El no insisti. Empez a andar y ella hizo lo mismo a su lado con un placer evidente, casi curioso. Fue al llegar al final del bulevar, hacia las afueras, cuando Jean Bedford empez a pensar que ella no

segua ninguna direccin exacta. Tal comportamiento intrig a Jean Bedford. Evidentemente pens en la locura pero no la consider lgica. Ni la aventura. Sin duda, jugaba. Era muy joven. Hacia dnde va? Ella hizo un esfuerzo, mir al otro lado de la calle, de donde venan, pero no lo seal. Yo... dijo. El empez a rer y ri con l, de buen grado. Venga, vayamos por all. Dcil, dio media vuelta, como el hombre. Sin embargo, su silencio lo intrigaba cada vez ms. Porque iba acompaado de una curiosidad extraordinaria por los lugares que atravesaban, aunque fuesen absolutamente banales. Hubirase dicho no slo que acababa de llegar a la ciudad, sino que haba venido para encontrar de nuevo un lugar donde buscar algo, una casa, un jardn, una calle, incluso un objeto que hubiera sido de gran importancia para ella y que slo pudiera hallar de noche. Vivo cerca de aqu dijo Jean Bedford. Si busca algo puedo informarla. Contest con franqueza: Nada. Si se detena, ella se detena tambin. A l le diverta hacerlo. Pero ella no se dio cuenta del juego. El continu. Una vez se detuvo durante bastante rato: ella le esper. Jean Bedford dej de jugar. La dej a su aire. Aunque pareca guiarla, la segua. [22] Advirti que poniendo mucha atencin, al proporcionarle la ilusin, en cada esquina, de seguir, ella continuaba el movimiento, avanzaba, pero ni ms ni menos que el viento al precipitarse all donde encuentra espacio. La hizo caminar un poco ms, despus tuvo la idea, para ver qu suceda, de regresar al bulevar donde la haba encontrado. Ella se gir en redondo al pasar ante una casa determinada. El reconoci el portal, aquel en el que ella se haba escondido. La casa era grande. La puerta de entrada permaneca abierta.

Fue entonces cuando se le ocurri que quiz se tratara de Lol Stein. No conoca a la familia Stein pero saba que viva en ese barrio. Conoca la historia de la muchacha, como toda la burguesa de la ciudad que iba, en su mayor parte, a pasar sus vacaciones a T. Beach. Se detuvo, le cogi la mano. Ella le dej hacer. Bes esta mano, despeda un olor inspido, de polvo, en su anular haba un precioso anillo de prometida. Los peridicos haban anunciado la venta de todos los bienes del rico Michael Richardson, y su partida hacia Calcuta. El anillo brillaba con todos sus destellos. Lol tambin lo mir, con la misma curiosidad con que miraba todo lo dems. Es usted la seorita Stein, verdad? Hizo un gesto con la cabeza repeti14 S. Siempre dcil, le sigui a su casa. All, se abandon a una indolencia feliz. El le habl. Le dijo que trabajaba en una fbrica de aviacin, que era msico, que acababa de pasar sus vacaciones [23] en Francia. Ella escuchaba. Que se senta feliz por haberla conocido. Qu desea? A pesar de un visible esfuerzo, no lleg a contestar. La dej en paz. Sus cabellos exhalaban el mismo olor que su mano, un olor a objeto inutilizado. Era hermosa pero presentaba una palidez gris, a causa de la tristeza, de la lentitud de la sangre para remontar su cuesta. Sus rasgos ya empezaban a desaparecer en dicha palidez, a hundirse de nuevo en la profundidad de la carne. Haba rejuvenecido. Se le hubieran calculado quince aos. Incluso cuando yo, a mi vez, la conoc, se mantena enfermizamente joven. Se desprendi de la fijeza de su mirada sobre l y entre lgrimas dijo, implorante: Tengo tiempo, el tiempo es largo. Se levant y fue hacia l, alguien que se asfixia, que busca el aire, y l la abraz. Es lo que ella quera y, a su vez, se le aferr, hasta hacerle dao, como si amara al desconocido. El, amigablemente, le dijo: Quiz todo vuelva a empezar entre

ustedes dos. Le gustaba. Le despertaba el deseo que le enamoriscaba en las nias a medio crecer, tristes, impdicas, y sin voz. Sin querer, le dio la noticia: Quiz regrese. Busc las palabras, lentamente dijo: Quin se ha marchado? No lo sabe? Michael Richardson ha vendido sus bienes. Se ha ido a la India para reunirse con la seora Stretter. Baj la cabeza de un modo un tanto convencional, tristemente. [24] Sabes? dijo l, yo no les echo la culpa como hace la gente. Se excus, le dijo que iba a telefonear a su madre. Ella no se opuso. La madre, avisada por Jean Bedford, lleg por segunda vez a buscar a su hija para llevarla a casa. Fue la ltima. En aquella ocasin Lol la sigui como, un momento antes, haba seguido a Jean Bedford. Jean Bedford la pidi en matrimonio sin volver a verla. Su historia se propag S. Tahla no era lo bastante grande como para callar y tragar la aventura, se sospechaba que Jean Bedford slo amaba a las mujeres con el corazn destrozado, se le supona tambin, con ms gravedad, tener extraas inclinaciones hacia las jvenes abandonadas, enloquecidas por otros. La madre puso en conocimiento de Lol el singular trmite del paseante. Lo recordaba? Lo recordaba. Aceptaba. Jean Bedford, le dijo, se vea obligado a alejarse de S. Tahla, por causa de su trabajo, durante algunos aos, aceptaba tambin? Tambin aceptaba. ________ ____ ______ ___ __ _ _ _ _ __ __ ___________ La boda tuvo lugar en una intimidad relativa, pues Lol estaba mucho mejor, decan, y sus padres queran, en la medida de lo posible, hacer olvidar su primer noviazgo. Sin embargo, se tom la precaucin de no avisar ni invitar a ninguna de las jvenes viejas amigas de Lol, ni siquiera a la mejor de ellas, a Tatiana Karl. Tal precaucin

produjo efectos contrarios. Dio la ra16 Tatiana Karl que Lol se senta profundamente herida. As, Lol se cas sin haberlo deseado, del modo que le convena, sin pasar por el horror de una eleccin, sin tener que plagiar el crimen que hubiera supuesto, ante algunos, la sustitucin por un ser nico del que parti de T. Beach y sobre todo sin haber traicionado el abandono ejemplar en el que la haba dejado. [26] Lol abandon S. Tahla, su ciudad natal, durante diez aos. Vivi en U. Bridge. A lo largo de los aos que siguieron a su matrimonio tuvo tres hijos. Durante diez aos, as se crea a su alrededor, fue fiel a Jean Bedford. No hay duda de que nunca se supo si esa palabra tena o no algn significado para ella. Nunca fue problema entre ellos, nunca, ni el pasado de Lol ni la famosa noche de T. Beach. . Incluso despus de su curacin, nunca se preocup por saber qu haba sido de la gente que haba conocido antes de su matrimonio. La muerte de su madre haba deseado verla lo menos posible despus de casada la dej sin una lgrima. Pero esta indiferencia de Lol nunca se puso en cuestin a su alrededor. Se haba vuelto as desde que haba sufrido tanto, decan. Tan tierna antao decan eso como todo lo dems, acerca de su pasado que se haba vuelto, con el tiempo, de hojalata, se haba vuelto despiadada, e incluso un poco injusta, desde su historia con Michael Richardson. La disculpaban, sobre todo cuando su madre muri. Pareca confiada en el futuro desarrollo de su vida, no desear apenas cambiar. Pareca a gusto en compaa de su marido, e incluso feliz. A veces lo segua en sus desplazamientos de negocios. Asista [27] a sus conciertos, le animaba a todo lo que 17Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

quil aimait faire, la tromper aussi, disait-on, avec les trs jeunes ouvrires de son usine. Jean Bedford disait aimer sa femme.

Telle quelle tait, quelle avait toujours t avant et depuis son mariage, il disait quelle lui plaisait toujours, quil ne croyait pas lavoir modifie mais lavoir bien choisie. Il aimait cette femme-l, Lola Valerie, cette calme prsence ses cts, cette dormeuse debout, cet effacement continuel qui le faisait aller et venir entre loubli et les retrouvailles de sa blondeur, de ce corps de soie que le rveil jamais ne changeait, de cette virtualit constante et silencieuse quil nommait sa douceur, la douceur de sa femme. Un ordre rigoureux rgnait dans la maison de Lol U. Bridge. Celui-ci tait presque tel quelle le dsirait, presque, dans lespace et dans le temps. Les heures taient respectes. Les emplacements de toutes choses, galement. On ne pouvait approcher davantage, tous en convenaient autour de Lol, de la perfection. [33] Parfois, surtout en labsence de Lol, cet ordre immuable devait frapper Jean Bedford. Ce got aussi, froid, de commande. Lagencement des chambres, du salon tait la rplique fidle de celui des vitrines de magasin, celui du jardin dont Lol soccupait de celui des autres jardins de U. Bridge. Lol imitait, mais qui? les autres, tous les autres, le plus grand nombre possible dautres personnes. La maison, laprs-midi, en son absence, ne devenait-elle pas la scne vide o se jouait le soliloque dune passion absolue dont le sens chappait? Et ntait-il pas invitable que parfois Jean Bedford y ait peur? Que ce ft l quil devait guetter le premier craquemement des glaces de lhiver? Qui sait? Qui sait sil lentendit un jour? Mais il est facile de rassurer Jean Bedford et quand sa femme tait prsente - ctait la plupart du temps quand elle se tenait au milieu de son rgne, celui-ci devait perdre son agressivit, provoquer moins se poser des questions. Lol rendait son ordre presque naturel, il lui convenait bien. le gustaba hacer, incluso a engaarla, decan, con las muy jvenes obreras de su fbrica. Jean Bedford deca amar a su mujer.

Tal como era, tal como ella haba sido siempre, antes y despus de su matrimonio; deca que siempre le gustaba, que no crea haberla cambiado pero s haberla elegido bien. Amaba a aquella mujer, a Lola Valerie, esa presencia calma a su lado, esa durmiente viva, ese continuo eclipsarse que le haca ir y venir entre el olvido y las reapariciones de su pelo rubio, de ese cuerpo de seda que el despertar jams cambiaba, de esa virtualidad constante y silenciosa que l denominaba su dulzura, la dulzura de su mujer. Un orden riguroso reinaba en la casa de Lol en U. Bridge. Tal orden era casi como ella lo deseaba, casi, en el espacio y en el tiempo. Se respetaban las horas. Igual que la colocacin de todas las cosas. Imposible acercarse ms a la perfeccin, convenan todos alrededor de Lol. A veces, sobre todo en ausencia de Lol, aquel orden inmutable deba de impresionar a Jean Bedford. Tambin aquel gusto, fro, de encargo. La disposicin de la sala, de las habitaciones, era la rplica fiel de la de los escaparates de las tiendas; la del jardn del que Lol se ocupaba, la de otros jardines de U. Bridge. Lol imitaba, pero, a quin?, a los dems, a todos los dems, al mayor nmero posible de las dems personas. La casa, al medioda, en su ausencia, no se converta en el escenario vaco donde se interpretaba el soliloquio de una pasin absoluta cuyo sentido no se dejaba aprehender? Y no resultaba inevitable que a veces Jean Bedford sintiera miedo? Que fuese all donde deba [28] acechar el primer crujido de los hielos invernales? Quin sabe? Quin sabe si los oy algn da? Pero es fcil tranquilizar a Jean Bedford y cuando su mujer se hallaba presente la mayor parte del tiempo,cuando se encontraba en medio de su reino, ste deba de perder su agresividad, provocar menos preguntas. Lol volva su orden casi natural, le convena. Transcurrieron diez aos de matrimonio. Un da ofrecieron a Jean Bedford elegir entre varias situaciones, mejores de la que gozaba, en diferentes ciudades,

entre ellas S. Tahla. Siempre haba aorado un poco S. Tahla, que haba dejado despus de su boda, a peticin de la madre de Lol. El mismo perodo de diez aos haba transcurrido desde la partida definitiva de Michael Richardson. Y Lol no slo nunca haba hablado de ese asunto sino que se haba vuelto cada vez ms alegre, con la edad. Si Jean Bedford dud un poco en aceptar la oferta que se le haca, Lol resolvi fcilmente su indecisin. Slo dijo que se sentira dichosa por recobrar la casa de sus padres, hasta aquel momento en alquiler. Jean Bedford le proporcion ese placer. Lol V. Stein dispuso su casa natal de S. Tahla con el mismo y escricto esmero que la de U. Bridge. Consigui introducir en ella el mismo orden glacial, hacerla funcionar al ritmo del mismo horario. No cambiaron los muebles. Se ocup mucho del jardn, que haban dejado en estado de abandono; se haba ya ocupado mucho del anterior, pero en esa ocasin cometi un error en su trazado. Deseaba [29] senderos regularmente dispuestos en abanico alrededor del porche. Los senderos, ninguno de los cuales desembocaba en otro, resultaron inutilizables. Jean Bedford se divirti con semejante olvido. Se hicieron otros senderos laterales que cortaron los primeros y que, lgicamente, posibilitaron el paseo. Habiendo mejorado tanto la situacin de su marido, Lol tom una sirvienta en S. Tahla, y se encontr liberada del cuidado de los nios. [30] __________ ______ ________ __ Dado que hay que inventar los eslabones que me faltan en la historia de Lol V. Stein, considero ms apropiado allanar el terreno, desfondarlo, abrir las tumbas donde Lol se hace la muerta, que levantar montaas, forjar obstculos, accidentes. Y creo, conocindola, que esta mujer hubiera preferido que yo paliara, en este sentido, la penuria de los hechos de su vida. Por otra parte, siempre lo hago a partir de hiptesis no gratuitas y que, en mi opinin, han recibido un principio de confirmacin.

As, si Lol nunca habl a nadie de lo que sigue, la sirvienta lo recuerda vagamente: la calma de la calle determinados das, el pasear de los amantes, el gesto de recogimiento de Lol no haca mucho tiempo que estaba en casa de los Bedford y an no la haba visto comportarse de ese modo. Y dado que yo, por mi parte, creo recordar algunas cosas, contino: Una vez instalada la casa slo quedaba una habitacin del segundo piso por amueblar, una tarde de un da gris una mujer pas por delante y llam su atencin. Esta mujer no iba sola. El hombre que la acompaaba volvi la cabeza y mir la casa recin pintada, el parquecillo donde los jardineros trabajaban. En cuanto Lol vio aparecer a la [31] pareja en la calle, se ocult detrs de un seto y no la vieron. La mujer, a su vez, mir, pero de una manera menos insistente que el hombre, como alguien que ya sabe. Intercambiaron algu- nas palabras que Lol no oy a pesar de la calma que reinaba en la calle, salvo stas, pronunciadas por la mujer: Muerta, quiz. Una vez dejado atrs el parque, se detuvieron. El tom a la mujer entre sus brazos y la bes furtivamente, con mucha intensidad. El ruido de un coche le oblig a soltarla. Se separaron. El hombre retrocedi y, con paso ms rpido, volvi a pasar por delante de la casa sin mirar. Lol, en su jardn, no est segura de haber reconocido a la mujer. Las semejanzas flotan en torno a ese rostro. En torno a ese modo de andar, en torno a esa mirada. Pero el beso culpable, delicioso, que se han dado al separarse, sorprendido por Lol, no aflora tambin levemente en su memoria? No intenta recordar a quin ha o no ha vuelto a ver. Espera. Es poco tiempo despus cuando se le ocurre a ella, a quien pareca no ocurrrsele nada salir a la calle. Veo la relacin entre esas salidas y el paseo de la pareja, ms que en el parecido de la mujer entrevisto por Lol, en las palabras que aqulla pronunci negligentemente y que Lol, probablemente, oy.

Lol se agit, se revolva en sueos. Lol sala a las calles, aprendi a caminar sin rumbo. Despus de salir de su casa, en cuanto llegaba a la calle, en cuanto empezaba a caminar, el paseo la cautivaba por completo, la liberaba de querer ser o hacer mejor que hasta aquel momento la inmovilidad [32] del sueo. Las calles arrastraban a Lol V. Stein durante sus paseos, lo s. La he seguido en repetidas ocasiones sin que jams me sorprendiese, no se vuelve atrapada bruscamente, en pie. Una casualidad insignificante, y que quiz ni siquiera hubiera podido mencionar, determinaba sus rodeos: el vaco de una calle, la curva de otra, una, tienda de modas, la tristeza rectilnea de un bulevar, el amor, las parejas abrazadas en los rincones de los jardines, bajo los porches. Segua sumida en un silencio religioso. A veces los enamorados sorprendidos, que nunca la vean llegar, se sobresaltaban. Se vea obligada a excusarse, pero en voz tan baja que nadie debi nunca de or sus excusas. El centro de S. Tahla es extenso, moderno, formado por calles perpendiculares. El barrio residencial se halla al oeste de dicho centro, ancho, confortable, lleno de meandros, de imprevistos callejones sin salida. Despus de este barrio hay un bosque y campos, carreteras. Lol, por ese lado de S. Tahla, nunca iba ms all del bosque. Por el otro, iba por todas partes, es all donde se encuentra su casa, situada en el gran suburbio industrial. S. Tahla es una ciudad bastante grande, bastante poblada como para que Lol se sintiera segura de que sus paseos, mientras los llevaba a cabo, pasaban desapercibidos. No teniendo un barrio predilecto, iba por todas partes, slo pocas veces volva a pasar por los mismos lugares. Por otra parte, nada en la vestimenta, en la conducta de Lol, poda suscitar una especial atencin. Lo nico que poda provocarla era su propio personaje, Lola Stein, la joven abandonada del casino de T. Beach, que haba nacido y crecido en S. Tahla [33] Pero si

algunas personas reconocieran en ella a aquella joven, vctima de la impropia, monstruosa conducta de Michael Richardson, quin hubiera tenido la malevolencia, la indelicadeza de recordrselo? Quin hubiera dicho?: Quiz me equivoque, pero, no es usted Lola Stein? Al contrario. Si haba corrido el rumor de que los Bedford haban regresado a S. Tahla y si algunos lo confirmaron al ver pasear a la joven, nadie se haba dirigido a ella. Sin duda, consideraban que haba dado un paso enorme al regresar y que se mere22 No creo que a Lol se le ocurriera pensar que evitaban reconocerla para no verse en la molesta situacin de recordarle una antigua pena, los sinsabores de su vida pasada, desde el momento en que no se diriga a nadie y pareca manifestar as el deseo de olvidar. No, Lol debi de apropiarse el mrito de sus paseos de incgnito por S. Tahla, considerarlo una prueba a la que cada da se someta y de la que cada da sala victoriosa. Deba de seguir tranquilizndose ms despus de sus paseos: si no lo deseaba apenas se la vea, muy poco. Se crea vertida en una identidad de naturaleza indecisa que poda nombrarse con nombres indefinidamente diferentes, y cuya visibilidad dependa de ella. La instalacin definitiva de la pareja, su acomodo, su hermosa casa, su buena posicin, los hijos, la tranquila regularidad del transcurrir de Lol, el rigor de su abrigo gris, sus oscuros vestidos a la moda, no demostraban que haba salido para siempre de una dolorosa crisis? No lo s. Pero la realidad es sta: nadie la abord durante esas semanas [34] de bienaventurado errar a travs de la ciudad, nadie. Reconoca a alguien en S. Tahla? A alguien, aparte, y mal, de aquella mujer, delante de su casa, aquel da gris? No lo creo. Vi, al seguirla apostado y oculto frente a ella que a veces sonrea a determinados rostros, o al menos pareca hacerlo. Pero la sonrisa cautiva de

Lol, la inmutable suficiencia de su sonrisa, haca que uno no fuera ms all de sonrerse a s mismo. Pareca burlarse de ella y del otro, un poco molesta pero divertida por encontrarse al otro lado del ancho ro que la separaba de los de S. Tahla, del lado en el que no haba nadie. As, Lol V. Stein volva a encontrarse en S. Tahla, su ciudad natal, esa ciudad que conoca de memoria, sin disponer de nada, de ninguna seal que testimoniara ese conocimiento ante s misma. Reconoca S. Tahla, la reconoca sin cesar por haberla conocido mucho antes, por haberla conocido la vspera, pero sin pruebas en las que apoyarse, nunca, bala cuyo impacto hubiera sido siempre el mismo; por s sola empez a reconocer menos, despus, de manera diferente, empez a regresar da tras da, paso a paso, a su ignorancia de S. Tahla. Ese lugar del mundo donde se cree que ella vivi su pasado dolor, ese pretendido dolor, se borra poco a poco de su memoria en su materialidad. Por qu esos lugares antes que otros? En cualquier lugar donde se halle Lol, all est como si se tratase de la primera vez. Ya no dispone de la distancia invariable del recuerdo: ah est. Su presencia hace la ciudad pura, irreconocible. Empieza a avanzar hacia el fastuoso palacio del olvido de S. Tahla. [35] Cuando regresaba a su casa Jean Bedford lo ha testimoniado ante Tatiana Karl y recobraba el lugar en el orden que haba establecido, estaba alegre, tan poco cansada como al levantarse, soportaba mejor a los nios, se someta ms an ante su voluntad, se comprometa incluso, contra las criadas, a garantizar su independencia, a proteger sus tonteras; excusaba como siempre sus insolencias con ella; despus de sus paseos apenas adverta los pequeos retrasos que por la maana no hubiera podido constatar sin sufrir, las pequeas irregularidades en los horarios, los pequeos errores en el fundamento de su orden. Por otra parte, empez a hablar de ese orden con su marido. Un da le dijo que quizs l tuviera

razn, ese orden quiz no fuera el necesario no dijo por qu, posiblemente lo cambiara, algo ms tarde. Cundo? Ms tarde. Lol no precis. Cada da, como si fuera la primera vez, deca que haba paseado por all o por all, en qu barrio, pero nunca daba a conocer el menor incidente al que hubiera asistido. Jean Bedford consideraba natural la reserva de su mujer sobre sus paseos. Desde el momento en que esta reserva abarcaba toda la conducta de Lol, todas sus actividades. Sus opiniones eran escasas, sus relatos inexistentes. El contento de Lol, cada vez mayor, no demostraba que no hallaba nada amargo ni triste en la ciudad de su juventud? Ah radicaba lo principal, deba de pensar Jean Bedford. Lol nunca hablaba de las compras que pudiera haber hecho. Nunca las haca durante sus paseos por S. Tahla. Ni del tiempo. Cuando llova se saba, a su alrededor, que Lol acechaba los claros detrs de las ventanas de su habitacin. [36] Creo que ah, en la monotona de la lluvia, deba de encontrar esa otra parte uniforme, inspida y sublime, ms adorable para su espritu que ningn otro momento de su vida presente, esa otra parte que buscaba desde su regreso a S. Tahla. Consagraba sus maanas enteras a su casa, a sus hijos, a la celebracin de ese orden tan riguroso que tan slo ella tena la fuerza y el saber capaces de hacer reinar, pero cuando llova demasiado para salir no se ocupaba de nada. Se esforzaba por no demostrar esta febrilidad domstica, se disipaba por completo a la hora en que sala o hubiera debido salir, incluso si la maana haba sido difcil. Qu haca a tales horras durante los diez aos precedentes? Se lo pregunt. No supo decirme qu. No haca nada en U. Bridge durante esas horas? Nada. Qu ms? No saba decir cmo, nada. Detrs de los cristales? Quiz, tambin, s. Tambin. Lo que creo: Los pensamientos, un hormigueo, todos igualmente afectados de esterilidad

una vez terminado el paseo ninguno de esos pensamientos ha traspasado nunca la puerta de su casa sobrevienen a Lol V. Stein durante su marcha. Dirase que es el desplazamiento maquinal de su cuerpo el que los hace surgir, todos juntos, en un movimiento desordenado, confuso, generoso. Lol los recibe con placer y con idntico asombro. El aire se precipita en la casa, la perturba, la expulsa. Los pensamientos llegan. Pensamientos nacientes y renacientes, cotidianos, siempre los mismos, que llegan atropelladamente, toman vida y respiran en un universo abierto a los confines vacos y entre los cuales uno, slo uno, llega con el tiempo, por fin, a leerse y a [37] verse un poco mejor que los dems, a acosar un poco ms que los dems a Lol, hasta retenerla. El baile temblaba a lo lejos, antiguo, nica pavesa de un ocano ahora tranquilo, en la lluvia, en S. Tahla. Ms tarde, cuando se lo dije, Tatiana comparti mi opinin. As, era para eso para lo que paseaba, para pensar mejor en el baile? El baile recobra un poco de vida, se estremece, se aferra a Lol. Lo abriga, lo protege, lo alimenta. Crece, sale de sus repliegues, se despereza, un da est listo. Entra en l. Entra en l cada da. Lol no ve la luz de las tardes de aquel verano. Entra, entra en la luz artificial, prestigiosa, del baile de T. Beach. Y en este recinto largamente abierto a su sola mirada, ella reanuda su pasado, su verdadera morada, la ordena, la arregla. Una viciosa, dice Tatiana, deba de pensar siempre en lo mismo. Opino como Tatiana. Conozco a Lol V. Stein a travs del nico medio del que dispongo: el amor. En razn de este conocimiento he llegado a creer lo siguiente: de los mltiples aspectos del baile de T. Beach, es el final el que retiene a Lol. Es el instante preciso del final, cuando llega la aurora con una brutalidad inaudita y la separa para siempre, para siempre, de la pareja que forman Michael

Richardson y Anne-Marie Stretter. Lol progresa da a da en la reconstruccin de este instante. Incluso llega a captar algo de su fulminante rapidez, a desplegar, a aprisionar los segundos en una inmovilidad de una fragilidad extrema, pero que para ella resulta de una gracia infinita. Sigue paseando. Ve cada vez on ms precisin, [38] con ms claridad lo que desea ver. Lo que reconstruye es el fin del mundo. Se ve, y se es su verdadero pensamiento, en el mismo sitio, en este final, siempre, en el centro de una triangulacin de la que la aurora y ellos dos son los lmites eternos: acaba de descubrir esta aurora cuando ellos an no lo han advertido. Ella, sabe, ellos todava no. Es impotente para impedirles saberlo. Y vuelve a empezar. En ese preciso instante algo, pero qu?, debi de haberse intentado, pero no se intent. En ese preciso instante Lol aparece desgarrada, sin voz para pedir ayuda, sin argumento, sin la prueba de la inimportancia del da frente a esta noche, arrancada y arrastrada de la aurora a su pareja en un enloquecimiento regular y vano de todo su ser. Ella no es Dios, no es nadie. Sonre, de verdad, a este minuto pensado de su vida. Surge la candidez de un dolor eventual o incluso de una tristeza cualquiera. De este minuto slo queda su tiempo puro, de una blancura sea. Y vuelve a empezar: las ventanas cerradas, selladas, el baile amurallado en su luz nocturna los habra contenido a los tres y slo a ellos. Lol est segura: juntos se habran salvado de la llegada de un nuevo da, de uno, al menos. Qu habra sucedido? Lol no se aventura lejos en el desconocimiento al que se abre este instante. No dispone de ningn recuerdo, ni siquiera imaginario, de ese desconocimiento, no tiene nocin alguna. Pero cree que deba penetrar en l, que era lo que tena que hacer, que hubiera resultado definitivo para su cabeza y para su cuerpo, su dolor ms grande y su ms grande alegra confundidos hasta en su definicin, nica pero innombrable a [39] falta de una palabra. Me gusta creer, como creo, que si Lol es silenciosa en la vida es porque ha credo, durante la brevedad de un relmpago, que esa palabra poda existir. Carente de su existencia, calla. Sera una palabra-ausencia, una

palabra-agujero, con un agujero cavado en su centro, ese agujero donde se enterraran todas las dems palabras. No se habra podido pronunciarla, pero se habra podido hacerla resonar. Inmensa, sin fin, un gong vaco, habra retenido a los que queran partir, les habra convencido de lo imposible, les habra hecho sordos a cualquier otro vocablo distinto, de una sola vez los habra nombrado, a ellos, al futuro y al instante. Faltando, esa palabra estropea a todas las dems por el hecho de faltar, las contamina, es tambin el perro muerto en la playa en pleno medioda, ese agujero de carne. Cmo han sido halladas las otras? Desprendidas de algunas aventuras paralelas a la de Lol V. Stein, abortadas, pisoteadas y las masacres, oh!, cuntas hay, cuntas historias inacabadas sangrientas a lo largo del horizonte, amontonadas, y, entre ellas, esta palabra, que no existe, est ah sin embargo: os espera a la vuelta del lenguaje, os desafa, indmita, a levantarla, a hacerla surgir fuera de su reino horadado por todas partes a travs del cual fluye el mar, la arena, la eternidad del baile en el cine de Lol V. Stein. Haban contemplado el paso de los violines, sorprendidos. Hubiera sido necesario amurallar el baile, construyendo este navo de luz en el que Lol se embarca todas las tardes pero que permanece ah, en este puerto imposible, amarrado para siempre y presto a abandonar, con sus tres pasajeros, este futuro en el que Lol V. Stein se halla ahora. A veces, [40] hay en los ojos de Lol el mismo mpetu que el primer da, la misma fuerza fabulosa. Pero Lol no es an Dios, ni nadie. El la habra despojado de su traje negro, lentamente, y durante el transcurso del tiempo empleado en hacerlo se hubiera salvado una larga etapa del viaje. Vi a Lol desnuda, inconsolable todava, inconsolable. Para Lol resulta inconcebible estar ausente del lugar donde se realiz ese gesto. Ese gesto no hubiera tenido lugar sin ella: est con l, carne con carne, forma con forma, los ojos cerrados

a su cadver. Naci para verlo. Otros nacen para morir. Ese gesto, sin ella para verlo, muere de sed, se pulveriza, se desmorona, Lol est hecha cenizas. El cuerpo alto y delgado de la otra mujer aparecera poco a poco. Y en una progresin rigurosamente paralela e inversa. Lol sera sustituida por ella cerca del hombre de T. Beach. Sustituida por esta mujer, de aliento prximo. Lol retiene ese aliento: a medida que el cuerpo de la mujer aparece ante ese hombre, el suyo se borra, se borra, voluptuosidad, gente. T, t sola. Lol no ha conseguido nunca llevar a trmino ese despojamiento, muy lento, del vestido de Anne-Marie Stretter, esa extraccin de teriopelos de su propia persona. Creo que nunca piensa en lo que sucedi entre ellos despus del baile, fuera de su presencia. Sera una seal a su favor si, despus de su separacin, pensara que l se haba ido para siempre; a pesar de s misma, la confirmara en la idea que siempre haba tenido de l: que slo vivira la verdadera [41] felicidad a travs de la brevedad de un amor sin regreso, con coraje, nada ms. Michael Richardson haba sido amado en su tiempo con un amor demasiado intenso, nada ms. __ ___ _____ ____ __ _ _ ____ ____ __ _ __ ______ _____ __ _______ __ __ __ __ ___ El hombre de T. Beach slo tiene una funcin que cumplir, siempre la misma en el universo de Lol: Michael Richardson, cada tarde, empieza a desnudar a una mujer que no es Lol, y cuando aparecen otros senos, blancos, bajo el vestido negro, no pasa de ah; embelesado, un Dios agotado por ese desnudamiento, su nica tarea, y Lol espera en vano que vuelva a cogerla, desde el cuerpo enfermo de la otra grita, espera en vano, grita en vano. Despus, un da, ese cuerpo enfermo se mueve en el vientre de Dios. [42] Lol, en cuanto lo vio, lo reconoci. Era el que haba pasado por delante de su casa haca algunas semanas. Aquel da iba solo. Sala de un cine del centro. Mientras

todo el mundo se apretujaba en el pasillo, l no se precipitaba. Una vez hubo llegado a la acera parpade a la luz, se detuvo para mirar a su alrededor, no vio a Lol V. Stein, con un movimiento del brazo atrajo hacia s la chaqueta que sujetaba con una mano sobre el hombro, la lanz ligeramente al aire, despus se la puso, sin precipitacin. Se pareca a su novio de T. Beach? No, no se le pareca en nada. Tena algo, en los gestos, de aquel novio desaparecido? S, sin duda, en las miradas que diriga a las mujeres. Este tambin deba de correr detrs de todas las mujeres, no ser capaz ms que con ellas de soportar ese cuerpo difcil, que sin embargo exiga an, en cada mirada. S, decidi Lol, haba en l, sala de l, aquella primera mirada de Michael Richardson, el que Lol haba conocido antes del baile. No era tan joven como le haba parecido la primera vez. Pero quiz se equivocara. Se le antoj que, sin duda, deba ser impaciente, quiz fcilmente cruel. [43] Escrut el bulevar, en los alrededores del cine. Lol lo haba rodeado. Detrs del hombre, Lol, parada, con su abrigo gris, espera que se decida a irse. Veo esto: 30Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

La chaleur dun t quelle a distraitement subie jusqu ce jour clate et se rpand. Lol en est submerge. Tout lest, la rue, la ville, cet inconnu. Quelle chaleur, quelle est cette fatigue? Ce nest pas la premire fois. Depuis quelques semaines elle voudrait parfois comme dun lit, l, pour y allonger ce corps lourd, plomb, difficile mouvoir, cette maturit ingrate et tendre, tout au bord de sa chute sur une terre sourde et dvoreuse. Ah quel est ce corps tout coup dont elle se sent pourvue? O est-il celui dalouette infatigable quelle avait port jusqu ces temps-ci? Il se dcida : ce fut vers le haut du boulevard quil se dirigea. Hsita-t-il? Oui. Il regarda sa montre et se dcida pour cette direction. Lol savait-elle dj

nommer celle quil allait rencontrer? Pas tout fait encore. Elle ignore que cest elle quelle a suivie travers cet homme de S. Tahla. Et pourtant cette femme nest dj plus [53] seulement celle entrevue devant son jardin, je crois que dj elle est davantage pour Lol. Sil avait un endroit prcis o se rendre une certaine heure, il disposait dun certain temps entre cette heure et ce moment-ci tout juste prsent. Alors il lemployait ainsi, se diriger plutt l quailleurs, dans le vague espoir, qui jamais ne le quittait, croyait Lol, den rencontrer une autre encore, de la suivre, doublier celle quil allait retrouver. Ce temps, il lemployait de faon divine pour Lol. Il marchait dun pas gal, prs des vitrines. Ce nest pas le premier depuis quelques semaines qui marche ainsi. Sur les femmes seules et belles, il se retournait, sarrtait parfois, vulgaire. Lol sursautait chaque fois comme sil lavait fait sur elle. Sur une plage, dans sa grande jeunesse, elle avait dj vu une conduite semblable celle de bien des hommes de S. Tahla. Se souvient-elle en avoir souffert tout coup? En sourit-elle? Il est probable que ces balbutiements de sa jeunesse se situent dornavant dans une mmoire douce et heureuse de Lol. Maintenant elle voit les regards de ceux-ci sadresser elle en secret, dans El calor de un verano que Lol ha padecido distradamente hasta ese da estalla y se propaga. Est inmersa en ese calor. Todo lo est, la calle, la ciudad, ese deconocido. Qu calor, qu es este cansancio? No es la primera vez. Desde hace algunas semanas deseara a menudo algo como una cama, ah, para tender ese cuerpo pesado, plomizo, de difciles movimientos, esa madurez ingrata y tierna, completamente al borde de su cada en una tierra sorda y devoradora. Ah! Qu es ese cuerpo del que se siente provista de repente? Dnde est el de alondra infatigable que haba sido el suyo hasta entonces? El se decidi: se dirigi hacia lo alto del bulevar. Dud? S. Consult su reloj y se decidi por esa direccin. Saba ya Lol nombrar a aquella a cuyo encuentro iba el hombre?

No del todo an. Ignora que es a ella a quien ha seguido por medio de ese hombre de S. Tahla. Y, sin embargo, esa mujer ya no es slo la entrevista delante de su jardn, creo que ya es algo ms, para Lol. Si l tena un lugar preciso a donde dirigirse a una hora dada, dispona de cierto tiempo entre tal hora y ese mismo instante. En tal caso, lo empleaba as, dirigindose ms bien all que a otra parte, con la vaga esperanza, que nunca lo abandonaba, crea Lol, de encontrar an a otra, de seguirla, de olvidar a aquella con quien iba a encontrarse. Para Lol, el modo de emplear ese tiempo era divino. Caminaba con paso regular, junto a los escaparates. [44] No es el primero desde hace algunas semanas que camina as. Se volva en direccin a las mujeres solas y hermosas, a veces se detena, vulgar. Lol se sobresaltaba cada vez, como si se tratara de ella misma. En una playa, en plena juventud, haba ya observado una conducta parecida en la de muchos hombres de S. Tahla. Recuerda haberlo padecido, de repente? Sonre? Es probable que, en lo sucesivo, esos balbuceos de su juventud ocupen un lugar en un recuerdo de Lol, un recuerdo dulce y feliz. Ahora ve cmo las miradas de stos se dirigen hacia ella, 31Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

une quivalence certaine. Elle qui ne se voit pas, on la voit ainsi, dans les autres. Cest l la toutepuissance de cette matire dont elle est faite, sans port dattache singulier. Ils marchent sur une plage, pour elle. Ils ne savent pas. Elle le suit sans mal. Son pas est large, [54] il laisse le haut de son corps presque tout fait immobile, retenu. Il ne savait pas. Ctait un jour de semaine. Il y avait peu de monde. La pleine priode des vacances approchait. Je vois ceci : Prudente, calculeuse, elle marche assez loin derrire lui. Lorsquil suit des yeux une autre femme, elle baisse la tte ou se retourne lgrement. Ce quil peut voir peut-tre, ce manteau gris, ce bret noir, rien dautre, nest pas dangereux.

Lorsquil sarrte devant une vitrine ou autre chose, elle ralentit pour ne pas avoir sarrter en mme temps que lui. Sils la voyaient, les hommes de S. Tahla, Lol senfuirait. Elle dsire suivre. Suivre puis surprendre, menacer de surprise. Cela depuis quelque temps. Si elle dsire tre surprise son tour, elle ne veut pas que ce soit avant quelle lait dcid. Le boulevard monte lgrement vers une place quils atteignirent ensemble. De l partent trois autres boulevards vers la banlieue. La fort est de ce ct-ci. Cris des enfants. Il prit celui qui sloigne le plus de cette fort un boulevard droit, rcemment trac, o le trafic est plus important que dans les autres, la sortie la plus rapide de la ville. Il pressa le pas. Lheure passait. La marge de temps dont il disposait avant son rendez-vous, dont ils disposaient donc tous les deux, Lol et lui, diminuait toujours. [55] Ce temps il lemployait donc de faon parfaite aux yeux de Lol, chercher. Il le perdait bien, il marchait, marchait. Chacun de ses pas sajoute en Lol, frappe, frappe juste, au mme endroit, le clou de chair. Depuis quelques jours, quelques semaines, les pas des hommes de S. Tahla frappent secretamente, en una equivalencia determinada. La ven, a ella que no se ve a s misma, en las otras. Ah est la omnipotencia de su modo de ser, sin puerto de amarre singular. Caminan por una playa, para ella. No lo saben. Le sigue sin esfuerzo. Su paso es largo, l deja casi inmvil, detenida, la parte superior del cuerpo. No saba. Era un da laborable. Haba poca gente. Se acercaba el apogeo de las vacaciones. Veo esto: Prudente, calculadora, camina bastante alejada de l. Cuando el hombre sigue con la mirada a otra mujer, ella baja la cabeza o se vuelve un poco. Lo que l quiz pueda ver, el abrigo gris, el sombrero negro, nada ms, no es peligroso. Cuando l se detiene ante un escaparate o ante cualquier otro sitio, ella aminora el paso para no detenerse al mismo tiempo. Si los hombres de S.

Tahla la vieran, Lol huira. Desea seguir. Seguir y sorprender, amenazar con la sorpresa. Desde hace algn tiempo. Aunque a su vez desea ser sorprendida, no quiere que suceda sin antes haberlo decidido. [45] El bulevar asciende ligeramente hacia una plaza a la que llegaron juntos. De ah arrancan otros tres bulevares hacia las afueras. El bosque queda hacia este lado. Gritos de nios. El enfil por el que ms se alejaba del bosque: un bulevar recto, recientemente trazado, donde el trfico es ms intenso que en los dems, la salida ms rpida de la ciudad. Apresur el paso. El tiempo transcurra. El margen de tiempo del que dispona antes de su cita, del que disponan, por tanto, los dos, Lol y l, segua disminuyendo. Empleaba, pues, ese tiempo de un modo perfecto, a los ojos de Lol, buscando. Lo perda bien, caminaba, caminaba. Cada uno de sus pasos se suma en Lol, golpea, golpea exacto en el mismo lugar, el clavo de la carne. Desde hace algunas semanas, los pasos de los hombres de S. Tahla gol32 Imagino, veo: Slo siente el sofoco del verano cuando l hace un gesto adicional al caminar, cuando se pasa la mano por el cabello, cuando enciende un cigarrillo y, sobre todo, cuando mira a una mujer que pasa. Entonces Lol cree que ya no tiene fuerzas para seguir, mientras sigue hacindolo, a ese hombre entre los de S. Tahla. Lol saba adnde conduca ese bulevar una vez dejados atrs los pocos chalets de la plaza, una vez dejado atrs tambin un islote popular, separado del cuerpo de la ciudad, donde hay un cine, algunos bares. Invento: A tal distancia l no puede ni siquiera or sus pasos en la acera. Lol lleva los zapatos planos y silenciosos que [46] se calza para pasear. Sin embargo adopta una precaucin suplementaria, se quita el sombrero. Cuando l se detiene en la plaza en la que desemboca el bulevar, ella se quita el abrigo gris. Va de azul marino, una mujer a la que el hombre sigue sin ver.

El se detuvo cerca de una parada de autobuses. Haba mucha gente all, ms que en la ciudad. Lol entonces da la vuelta a la plaza y se aposta cerca de la parada de autobuses situada en sentido contrario. El sol ya haba desaparecido y rozaba lo alto de los tejados. El encendi un cigarrillo, dio algunos pasos a lo largo y lo ancho de un lado a otro del anuncio. Consult su reloj, vio que no era la hora, esper, a Lol le pareci que miraba a todas partes a su alrededor. Haba mujeres a montones, que esperaban el autobs, que cruzaban la plaza, que pasaban. No se le escapaba ninguna, imaginaba Lol, ninguna que, eventualmente, pudiera ser de su agra33 que no fuera l, por qu no? Curioseaba los vestidos, crea Lol, pareca a gusto ah, entre la gente, antes de esa cita de la que ya tena el sabor anticipado al alcance de la mano, cogiendo, imaginando poseer durante unos segundos, despus rechazando, a las mujeres, de luto por todas, por cada una, por slo una, por aquella que an no exista pero que hubiera podido hacerle perder en el ltimo momento a la que entre mil iba a llegar, a llegar hacia Lol V. Stein y a quien Lol V. Stein esperaba con l. [47] Ella lleg, en efecto, se ape de un autobs atestado de gente que regresaba a su casa al atardecer. Desde que se dirige hacia l, con ese contoneo circular, muy lento, muy dulce, que mientras dura su marcha la hace objeto de un halago acariciador, secreto, e interminable, de ella misma a s misma, tan pronto ve la masa oscura de esta melena vaporosa y seca bajo la que el rostro, muy pequeo y triangular, blanco, aparece invadido por los ojos inmensos, muy claros, de una gravedad desolada por el remordimiento inefable de ser portadora de ese cuerpo adltero, Lol se confiesa haber reconocido a Tatiana Karl. Slo entonces, piensa, despus de flotar aqu y all, lejos, el nombre est ah: Tatiana Karl. Iba vestida discretamente, con un traje sastre negro. Pero el pelo lo llevaba muy arreglado, sujeto por una flor

gris, realzado por peinetas de oro; haba puesto todo su cuidado en fijar el frgil peinado, un largo y espeso mechn negro que, al pasar junto al rostro, acentuaba la mirada clara, la haca ms inmensa, aun ms afligida, y lo que slo hubiera debido ser rozado por la mirada, que no poda dejarse al viento, sin que se destruyera, hubiera debido Lol lo adivinaba aprisionarse en un velo oscuro, para que llegado el momento oportuno [48] fuera el nico que malograra y destruyera la admirable sencillez, un solo gesto y entonces quedara baada en la cada de su cabellera, de la que Lol se acuerda de repente y vuelve a verla luminosamente yuxtapuesta a sta. Se dice entonces que un da u otro se vera en la obligacin de cortarse esa cabellera, la cansaba, amenazaba con encorvar sus hombros debido al peso, con desfigurarla debido a su volumen demasiado importante para sus ojos tan grandes, para su rostro tan menudo, de piel y de huesos tan finos. Tatiana Karl no se ha cortado el cabello, ha sostenido el desafo de tener demasiado. Era as Tatiana, aquel da? O un poco, completamente diferente? Tambin llevaba los cabellos sueltos, a la espalda, llevaba ropas claras. No s ms. Intercambiaron algunas palabras y se marcharon por ese mismo bulevar, ms all del paseo. Caminaban a un paso uno del otro. Apenas hablaban. Creo ver lo que Lol V. Stein debi de ver: Entre ellos hay una armona sorprendente que no procede de un conocimiento mutuo sino, precisamente al contrario, de su desprecio. Ambos tienen la misma expresin de consternacin silenciosa, de miedo, de profunda indiferencia. Al acercarse, van ms deprisa. Lol V. Stein acecha, los incuba, fabrica a esos amantes. Su aspecto no la engaa. No se aman. Qu tiene que decir al respecto? Otros lo diran, al menos. Ella, en cambio, no habla. Les unen otros lazos que no son los del sentimiento, ni los de la felicidad, se trata de otra cosa que no prodiga ni pena ni gloria. No son felices

ni infelices. Su unin est hecha de insensibilidad, de [49] un modo generalizado y que aprehenden momentneamente, cualquier preferencia est proscrita. Estn juntos, dos trenes que se cruzan muy de cerca, el paisaje carnal y vegetal es parecido a su alrededor, lo ven, no estn solos. Se puede pactar con ellos. Por caminos contrarios han llegado al mismo resultado que Lol V. Stein, ellos a fuerza de hacer, de decir, de probar, de equivocarse, de irse y de volver, de mentir, de perder, de ganar, de avanzar, de volver otra vez, y Lol a fuerza de nada. 35Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

Une place est prendre, quelle na pas russi avoir T. Beach, il y a dix ans. O? Elle ne vaut pas cette place dopra de T. Beach. Laquelle? Il faudra bien se contenter de celle-ci pour arriver enfin se frayer un passage, avancer un peu [60] plus vers cette rive lointaine ou ils habitent, les autres. Vers quoi? Quelle est cette rive? La btisse longue, troite, a d tre autrefois soit une caserne, soit un btiment administratif quelconque. Une partie sert dentrepts aux cars. Lautre, cest lHtel des Bois, de mauvaise rputation mais qui est le seul o les couples de la ville peuvent aller en toute scurit. Le boulevard sappelle le boulevard des Bois dont cet htel est le dernier numro. Sur sa faade, il y a une range daulnes trs vieux dont quelques-uns manquent. Derrire stend un grand champ de seigle, lisse, sans arbres. Il y a encore du soleil dans cette campagne plate, dans ces champs. Lol connat cet htel pour y tre alle dans sa jeunesse avec Michael Richardson. Elle est sans doute arrive jusque-l, quelquefois, durant ses promenades. Ctait l que Michael Richardson lui avait fait son serment damour. Le souvenir de laprs-midi dhiver sest englouti lui aussi dans lignorance, dans la lente, quotidienne glaciation de S. Tahla sous ses pas. Cest une jeune fille de S. Tahla qui, cet endroit, a commenc

se parer -cela devait durer des mois pour le bal de T. Beach. Cest de l quelle est partie pour ce bal. Dans le boulevard des Bois, Lol perd un peu de temps. Ce nest pas la peine de les suivre de prs du moment quelle sait o ils vont. Courir le risque [61] dtre reconnue par Tatiana Karl est le pis qui soit craindre. Quand elle arrive lhtel ils sont dj en haut. Lol, sur la route, attend. Le soleil se couche. Le crpuscule arrive, rougissant, sans doute triste. Lol attend. Hay una plaza por ocupar, que no logr cubrir en T. Beach, hace diez aos. Dnde? No quiere esta localidad de la pera de T. Beach. Cul? Tendr que contentarse con sta para lograr por fin abrirse paso, avanzar un poco ms hacia esa orilla lejana donde habitan los dems Hacia qu? Cul es esa orilla? El alto casern, estrecho, en otro tiempo debi de ser bien una caserna, bien un edificio administrativo cualquiera. Una parte sirve de depsito de autobuses. La otra, es el Htel des Bois, de mala reputacin pero el nico al que las parejas de la ciudad pueden ir seguras. El bulevar se llama bulevar Des Bois, del que dicho hotel es el ltimo nmero. En la fachada, hay una hilera de alisos muy viejos, algunos de ellos desaparecidos. Detrs se extiende un gran campo de centeno, llano, sin rboles. Todava hay sol en estas campias llanas, en estos campos. Lol reconoce ese hotel por haber estado en l con Michael Richardson durante su juventud. Sin duda, ha llegado a veces hasta ah durante sus paseos. Ah fue donde Michael Richardson le hizo su juramento de amor. El recuerdo de la tarde invernal tambin ha sido sepultado en la ignorancia, en [50] la lenta, cotidiana glaciacin de S. Tahla bajo sus pasos. Es una joven de S. Ta h l a quien, en este lugar, ha empezado a acicalarse debi de durar meses para el baile de T. Beach. Es desde ah desde donde parti hacia el baile. Lol pierde algn tiempo en

el bulevar des Bois. No vale la penaseguirlesdesdeelmomento en que sabe adnde van. Su gran temor es ser reconocida por Tatiana Karl. Cuando llega al hotel ya han subido. Lol espera, en la calle. El sol se pone. Llega el crepsculo, enrojecido, indudablemente triste. Lol espera. 36Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

Lol V. Stein est derrire lHtel des Bois, poste langle du btiment. Le temps passe. Elle ne sait pas si ce sont encore les chambres qui donnent sur le champ de seigle quon loue lheure. Ce champ, quelques mtres delle, plonge, plonge de plus en plus dans une ombre verte et laiteuse. Une fentre sclaire au deuxime tage de lHtel des Bois. Oui. Ce sont les mmes chambres que de son temps. Je vois comment elle y arrive. Trs vite, elle gagne le champ de seigle, sy laisse glisser, sy trouve assise, sy allonge. Devant elle il y a cette fentre claire. Mais Lol est loin de sa lumire. Lide de ce quelle fait ne la traverse pas. Je crois encore que cest la premire fois, quelle est l sans ide dy tre, que si on la questionnait elle dirait quelle sy repose. De la fatigue dtre arrive l. De celle qui va suivre. Davoir en repartir. Vivante, mourante, elle respire profondment, ce soir lair est de miel, dune puisante suavit. Elle ne se demande pas do lui vient la faiblesse merveilleuse qui la couche dans ce [62] champ. Elle la laisse agir, la remplir jusqu la suffocation, la bercer rudement, impitoyablement jusquau sommeil de Lol V. Stein. Le seigle crisse sous ses reins. Jeune seigle du dbut dt. Les yeux rivs la fentre claire, une femme entend le vide - se nourrir, dvorer ce spectacle inexistant, invisible, la lumire dune chambre o dautres sont. De loin, avec des doigts de fe, le souvenir dune certaine mmoire passe. Elle frle Lol peu aprs quelle sest allonge dans le champ, elle lui montre cette heure tardive du soir, dans le champ de seigle, cette femme qui regarde une petite fentre rectangulaire,

une scne troite, borne comme une pierre, o aucun personnage encore ne sest montr. Et peut-tre Lol a-t-elle peur, mais si peu, de lventualit dune sparation encore plus grande davec les autres. Elle sait quand mme que certains lutteraient elle hier encore quils retourneraient chez eux en courant ds quun reste de raison les Lol V. Stein est detrs del Htel des Bois, apostada en la esquina del edificio. El tiempo pasa. Ignora si son an las habitaciones que dan al campo de centeno las que se alquilan por horas. Ese campo a unos metros de donde se halla, se sumerge, se sumerge cada vez ms en una sombra verde y lechosa. Una ventana se ilumina en el segundo piso del Htel des Bois. Las mismas habitaciones de su poca. La veo llegar. Muy deprisa, alcanza el campo de centeno, se deja deslizar, se encuentra sentada, se tiende. Ante ella, esa ventana iluminada. Pero Lol se halla lejos de su luz. No tiene idea de lo que hace. Sigo creyendo que es la primera vez, que est ah sin tener idea de estar ah, que si se lo preguntaran dira que descansa. Del cansancio de haber llegado hasta ah. Del que seguir. De tener que volver. Viviente, muriente, respira profundamente, esta noche el aire es meloso, de una agotadora suavidad. No se [51] pregunta de dnde le llega la maravillosa debilidad que la ha acostado en ese campo. La deja actuar, llenarla hasta la sofocacin, mecerle rudamente, despiadadamente hasta el sueo de Lol V. Stein. El centeno cruje bajo sus riones. Tierno centeno de principios de verano. Con la mirada clavada en la ventana iluminada, una mujer escucha el vaco alimentarse, devorar ese espectculo inexistente, invisible, la luz de una habitacin donde otros estn. De lejos, con dedos de hada, el recuerdo de una cierta memoria pasa. Roza a Lol poco despus de haberse tendido en el campo, le muestra a esta hora tarda de la tarde, en el campo de centeno, a esta mujer que contempla una pequea ventana rectangular, un reducido escenario, delimitado como una piedra, en el que todava no

ha aparecido nadie. Y quiz Lol tenga miedo, pero poco, de la eventualidad de una separacin aun mayor con los otros. Sin embargo, sabe que algunos lucharan ella, todava ayer, que volveran corriendo a casa en cuanto un resto de razn les indu37Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

ferait se surprendre dans ce champ. Mais cest la dernire peur apprise de Lol, celle que dautres auraient sa place, ce soir. Eux lemprisonneraient dans leur sein, avec courage. Mais elle, tout au contraire, la chrit, lapprivoise, la caresse de ses mains sur le seigle. Lhorizon, de lautre ct de lhtel, a perdu toute couleur. La nuit vient. Lombre de lhomme passe travers le rectangle [62] de lumire. Une premire fois, puis une deuxime fois, en sens inverse. La lumire se modifie, elle devient plus forte. Elle ne vient plus du fond, gauche de la fentre, mais du plafond. Tatiana Karl, son tour, nue dans sa chevelure noire, traverse la scne de lumire, lentement. Cest peut-tre dans le rectangle de vision de Lol quelle sarrte. Elle se tourne vers le fond o lhomme doit tre. La fentre est petite et Lol ne doit voir des amants que le buste coup la hauteur du ventre. Ainsi ne voit-elle pas la fin de la chevelure de Tatiana. A cette distance, quand ils parlent, elle nentend pas. Elle ne voit que le mouvement de leurs visages devenu pareil au mouvement dune partie du corps, dsenchants. Ils parlent peu. Et encore, ne les voit-elle que lorsquils passent prs du fond de la chambre derrire la fentre. Lexpression muette de leurs visages se ressemble encore, trouve Lol. Il repasse encore dans la lumire, mais cette fois, habill. Et peu aprs lui, Tatiana Karl encore nue : elle sarrte, se cambre, la tte lgrement leve et, dans un mouvement pivotant de son torse, les bras en lair, les mains prtes la recevoir, elle ramne sa chevelure devant elle, la torsade et la relve. Ses seins, par rapport sa minceur, sont lourds, ils sont assez abms dj, seuls [64] ltre dans tout le corps de Tatiana. Lol doit se

souvenir comme leur attache tait pure autrefois. Tatiana Karl a le mme ge que Lol V. Stein. Je me souviens : lhomme vient jera a sorprenderse en ese campo. Pero es el ltimo miedo que Lol ha aprendido, el que otros tendran en su lugar, esta noche. Lo aprisionaran en su seno, con coraje. Pero ella, al contrario, lo ama, lo amansa, lo acaricia entre sus manos, sobre el centeno. Al otro lado del hotel, el horizonte ha perdido sus colores. Anochece. La sombra del hombre pasa por el rectngulo de luz. Una primera vez, despus una segunda, en sentido contrario. La luz cambia, se intensifica. No procede del fondo, a la izquierda de la ventana, sino del techo. Tatiana Karl, desnuda con sus cabellos oscuros, [52] atraviesa a su vez la escena de luz, lentamente. Quiz sea en el rectngulo de visibilidad de Lol donde se detiene. Se vuelve hacia el fondo donde debe de hallarse el hombre. La ventana es pequea y Lol slo debe de ver el busto de los amantes, cortado a la altura del vientre. No ve, pues, el final de los cabellos de Tatiana. A esta distancia, cuando hablan, no les oye. Slo ve el movimiento de sus rostros desencantados, parecido al movimiento de una parte del cuerpo. Hablan poco. Y adems slo les ve cuando pasan cerca del fondo de la habitacin, detrs de la ventana. La expresin muda de sus rostros se parece, piensa Lol. El vuelve a atravesar la luz, pero esta vez vestido. Y poco despus, Tatiana Karl, an desnuda: se detiene, se arquea hacia atrs, la cabeza ligeramente levantada y, con un movimiento del torso, los brazos en el aire, las manos dispuestas para recibirlos, echa los cabellos hacia adelante, los retuerce y los echa de nuevo hacia atrs. Sus senos, en relacin con su delgadez, son pesados, ya estn bastante estropeados, lo nico estropeado en el cuerpo de Tatiana Karl. Lol debe de recordar qu puras eran sus relaciones en otro tiempo. Tatiana Karl tiene la misma edad que Lol V. Stein. Recuerdo: el hombre llega mientras

38Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

tandis quelle soccupe de sa chevelure, il se penche, mle sa tte la masse souple et abondante, embrasse, elle, continue relever ses cheveux, elle le laisse faire, continue et lche. Ilsdisparaissentun instantassezlongducadre delafentre. Tatiana revient encore seule, sa chevelure de nouveau retombe. Elle va alors vers la fentre, une cigarette la bouche et sy accoude. Lol, je la vois : elle ne bouge pas. Elle sait que si on nest pas prvenu de sa prsence dans le champ personne ne peut la dcouvrir. Tatiana Karl ne voit pas la tache sombre dans le seigle. Tatiana Karl sloigne de la fentre pour reparatre habille, de nouveau recouverte par son tailleur noir. Lui aussi passe, une dernire fois, sa veste sur lpaule. La chambre steint peu aprs. Un taxi sans doute appel par tlphone sarrte devant lhtel. Lol se relve. Il fait tout fait nuit. Elle est engourdie, marche mal pour commencer mais vite, une fois la petite place atteinte, elle trouve un taxi. Lheure du dner est arrive. Son retard est norme. Son mari est dans la rue, il lattend, alarm. [65] Elle mentit et on la crut. Elle raconta quelle avait d sloigner du centre pour faire un achat, achat quelle ne pouvait faire que dans les ppinires des faubourgs, des plants pour une haie dont elle avait lide, entre le parc et la rue. On la plaignit tendrement davoir eu marcher si longtemps sur des routes sombres et dsertes. Lamour que Lol avait prouv pour Michael Richardson tait pour son mari la garantie la plus sre de la fidlit de sa femme. Elle ne pouvait pas retrouver une deuxime fois un homme fait sur les mesures de celui de T. Beach, ou alors il fallait quelle ella se ocupa de su melena, se inclina, hunde su cabeza en la masa flexible y abundante, la besa, la mujer sigue recogiendo sus cabellos, le deja hacer, sigue y abandona.

Desaparecen del marco de la ventana durante un momento bastante prolongado. Tatiana vuelve otra vez sola, sus cabellos sueltos [53] de nuevo. Entonces se dirige hacia la ventana, con un cigarrillo en los labios, y se acoda en ella. Veo a Lol: no se mueve. Sabe que nadie puede descubrirla si no han advertido su presencia en el campo. Tatiana Karl no ve la mancha oscura en el centeno. Tatiana Karl se aleja de la ventana para reaparecer vestida, cubierta de nuevo por su traje sastre negro. El tambin pasa, por ltima vez, con la chaqueta al hombro. La habitacin se apaga poco despus. Un taxi, sin duda llamado por telfono, se detiene delante del hotel. Lol se levanta. Ha anochecido por completo. Est entumecida, primero camina mal pero deprisa, una vez llega a la placita encuentra un taxi. Se ha hecho la hora de cenar. Su retraso es enorme. Su marido est en la calle, espera, alarmado. Minti y la creyeron. Cont que tuvo que alejarse del centro para hacer una compra, compra que slo poda hacer en los viveros de los suburbios, plantas para un seto que se le haba ocurrido hacer, entre el jardn y la calle. La compadecieron tiernamente por haber tenido que caminar tanto por calles sombras y desiertas. El amor que Lol haba experimentado por Michael Richardson era, para su marido, la ms segura garanta de la fidelidad de su mujer. No poda encontrar por segunda vez un hombre hecho a la medida del de T. Beach, o bien era necesario que 39Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

linventt, or elle ninventait rien, croyait Jean Bedford. [66] Pendant les jours qui suivirent, Lol chercha ladresse de Tatiana Karl. Elle ne cessa pas ses promenades. Mais la lumire du bal sest casse dun seul coup. Elle ny voit plus clair. Des moisissures grises recouvrent uniformment les visages, les corps des amants. Les Karl navaient jamais habit S.

Tahla. Ctait au collge que Lol et Tatiana staient lies, elle passaient leurs vacances T. Beach. Leurs parents ne staient pour ainsi dire pas connus. Lol avait oubli ladresse des Karl. Elle crivit lAmicale du collge : la retraite du pre, les Karl avaient dmnag, ils habitaient au bord de la mer, prs de T. Beach. De Tatiana, on navait jamais eu de nouvelles depuis ce dmnagement. Lol sacharna, elle crivit Mme Karl une lettre longue et embarrasse pour lui dire combien elle aurait aim retrouver Tatiana, la seule de ses amies quelle navait jamais oublie. [67] Mme Karl rpondit trs affectueusement Lol, et lui donna ladresse de sa fille marie depuis huit ans au docteur Beugner, S. Tahla. Tatiana habitait une grande villa, au sud de S. Tahla, prs de la fort. A plusieurs reprises Lol alla se promener aux abords de cette villa quelle avait dj vue comme toutes celles de la ville. Elle se trouvait sur une lgre hauteur. Un parc, grand et bois, permettait mal de la voir de face, mais derrire, par le canal sinueux dune grande alle, on la dcouvrait mieux, des tages balcons, une grande terrasse sur laquelle Tatiana, en t, se tient souvent. Cest de ce ct-l que se trouve la grille dentre. Il ntait sans doute pas dans le plan de Lol de se prcipiter chez Tatiana, mais dabord de faire le tour de sa lo inventara, pero ella no inventaba nada, crea Jean Bedford. [54] Durante los das que siguieron, Lol busc la direccin de Tatiana Karl. No abandon sus paseos. Pero la luz del baile se ha roto de repente. Ha dejado de ver claro. Mohos grises recubren uniformemente los rostros, los cuerpos de los amantes. Los Karl nunca haban vivido en S. Tahla. Lol y Tatiana se hicieron amigas en el colegio, pasaban sus vacaciones en T. Beach. Sus padres no eran, por as decirlo, conocidos. Lol haba olvidado la direccin de los Karl. Escribi a la Asociacin del colegio: cuando el padre de Tatiana se jubil, los Karl se trasladaron, vivan a orillas

del mar, cerca de T. Beach. Despus de ese traslado no haban tenido noticias de Tatiana. Lol se empecin, escribi una larga carta a la seora Karl para decirle cunto le gustara volver a ver a Tatiana, la nica de sus amigas a la que no haba olvidado. La seora Karl contest a Lol muy afectuosamente, y le dio la direccin de su hija, en S. Tahla, casada desde haca ocho aos con el doctor Beugner. Tatiana viva en un gran chalet, al sur de S. Tahla, cerca del bosque. En repetidas ocasiones, Lol fue a pasear por los [55] alrededores de ese chalet que ya haba visto, como todos los de la ciudad. Se hallaba sobre una ligera elevacin. Un parque, grande y arbolado, impeda verlo bien, de frente; pero, por detrs, por el sinuoso canal de un gran sendero, se divisaba mejor, pisos con balcones, espaciosa terraza en la que Tatiana, en verano, permanece con frecuencia. Por ese lado es donde se halla la verja de entrada. Sin duda no entraba en los planes de Lol precipitarse a casa de Tatiana sino, primero, rodear el edi40Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

maison, de tramer dans les rues qui la bordaient. Qui savait? Tatiana sortirait peut-tre, elles se rencontreraient ainsi, se retrouveraient ainsi, apparemment par hasard. Cela ne se produisit pas. La premire fois, Lol dut voir Tatiana Karl sur la terrasse, allonge sur une chaise longue, en maillot de bain, au soleil, les yeux ferms. La deuxime fois galement. Une fois, Tatiana Karl ne devait pas tre l. Il y avait sa chaise longue, [68] une table basse et des revues colories. Le temps ce jour-l tait couvert. Lol sattarda. Tatiana napparut pas. Alors Lol dcida de rendre visite Tatiana. Elle dit son mari quelle comptait revoir une ancienne amie de collge, Tatiana Karl, dont elle avait retrouv la photo au hasard dun rangement. Lui en avait-elle parl jamais? elle ne savait plus. Non. Jean Bedford ignorait jusqu ce nom. Comme Lol nexprimait jamais le

dsir de voir ou de revoir quiconque, cette initiative tonna Jean Bedford. Il questionna Lol. Elle ne dmordit pas de la seule raison quelle lui donna elle dsirait avoir des nouvelles de ses anciennes amies de collge, surtout de celle-ci, Tatiana Karl, qui, dans son souvenir, tait la plus attachante de toutes. Comment savait-elle son adresse S. Tahla? Elle lavait vue sortir dun cinma du centre. Elle avait crit lAmicale de leur collge. Jean Bedford stait habitu voir sa femme tout au long des annes, satisfaite, ne rclamant rien de plus ses cts. Limage de Lol bavardant avec quiconque tait inimaginable et mme un peu repoussante parat-il, pour qui la connaissait. Pourtant il semblerait que Jean Bedford nait rien fait pour empcher Lol de se conduire enfin comme les autres femmes. Cette chance qui prouvait combien elle allait mieux les annes passant, devait venir tt ou tard, il lavait souhaite, [69] dut se souvenir Jean Bedford, ou alors, prfrait-il quelle reste telle quelle avait t pendant dix ans U. Bridge, ficio, vagar por las calles que la circundaban. Quin saba? Quiz Tatiana saliera, se encontraran as, volveran a encontrarse as, aparentemente, por casualidad. No sucedi. La primera vez, Lol debi de ver a Tatiana Karl en la terraza, echada en una tumbona, en baador, al sol, con los ojos cerrados. La segunda vez, tambin. Una vez, Tatiana Karl no deba de estar. Ah apareca su tumbona, una mesa y revistas coloreadas. Aquel da el tiempo estaba cubierto. Lol se rezag. Tatiana no apareci. Lol decidi entonces visitar a Tatiana. Dijo a su marido que tena intencin de volver a ver a una antigua amiga del colegio, Tatiana Karl, de quien haba encontrado una foto por casualidad, mientras pona orden. Le haba hablado de ella alguna vez? Ya no saba. No, Jean Bedford desconoca ese nombre. Tal iniciativa sorprendi a Jean Bedford, ya que Lol jams experimentaba

el deseo de ver o de volver a ver a nadie. Pregunt a Lol. Ella no desisti de la nica razn que le dio: deseaba tener noticias de sus antiguas amigas del colegio, sobre todo de sta, [56] de Tatiana Karl, quien, en su recuerdo, era la ms interesante de todas. Cmo saba su direccin en S. Tahla? La haba visto salir de un cine del centro. Escribi a la Asociacin del colegio. Jean Bedford se haba acostumbrado a ver a su mujer satisfecha a lo largo de los aos, sin reclamar nada ms a su alrededor. La imagen de Lol hablando con cualquier persona resultaba inimaginable e incluso pareca un tanto repulsiva para quien la conociera. Sin embargo, dirase que Jean Bedford no hizo nada para impedir que Lol se condujera por fin como las dems mujeres. Esta iniciativa, que demostraba cunto mejoraba con el paso del tiempo, deba llegar tarde o temprano, lo haba deseado, debi de recordar Jean Bedford, o es que prefera que ella permaneciera tal como haba estado durante diez aos en U. Bridge, en 41Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

dans cette virtualit irrprochable? Jimagine quun effroi traversa Jean Bedford : ctait de lui-mme quil fallait se mfier. Il dut feindre tre heureux de linitiative de Lol. Tout ce qui la sortait de sa routine quotidienne, lui dit-il, lenchantait. Ne le savait-elle pas? Et ses promenades? Pourrait-il connatre Tatiana Karl? Lol le lui promit dans les prochains jours. Lol sacheta une robe. Elle retarda de deux jours sa visite Tatiana Karl, le temps de faire cet achat difficile. Elle se dcida pour une robe de plein t, blanche. Cette robe, de lavis de tous chez elle, lui allait trs bien. En cachette de son mari, de ses enfants, de ses domestiques, elle se prpara ce jour-l pendant des heures. Il ny avait pas que son mari, tous savaient quelle allait rendre visite une amie de collge avec laquelle elle avait t trs lie. On stonna, mais en silence. Au moment de partir, on

ladmirait, elle se crut tenue de donner des prcisions : elle avait choisi cette robe blanche afin que Tatiana Karl la reconnt mieux, plus facilement; ctait au bord de la mer, elle sen souvenait, T. Beach, quelle avait vu Tatiana Karl pour la dernire fois, il y avait dix ans et pendant ces vacances-l, sur le dsir dun ami, elle tait toujours en blanc. [70] La chaise longue tait sa place, la table aussi, les revues. Tatiana Karl tait peut-tre dans la maison. Ctait un samedi vers quatre heures. Il faisait beau. Je crois ceci : Lol, une fois de plus, fait le tour de la villa, non plus dans lespoir de tomber sur Tatiana mais pour essayer de calmer un peu cette impatience qui la soulve, la ferait courir : il ne faut rien en montrer ces gens qui ne savent pas encore que leur tranquillit va tre trouble jamais. Tatiana Karl lui est devenue en peu de jours si chre que si sa tentative allait chouer, si elle allait ne pas la revoir, la ville deviendrait esa virtuosidad irreprochable? Supongo que el miedo invadi a Jean Bedford: era de s mismo de quien deba desconfiar. Debi de fingir sentirse feliz por la iniciativa de Lol. Todo lo que la arrancaba de su rutina cotidiana, le dijo, le encantaba. No lo saba? Y sus paseos? Podra conocer a Tatiana Karl? Lol se lo prometi al cabo de unos das. Lol se compr un vestido. Retras la visita a Tatiana Karl dos das, el tiempo de llevar a cabo esa difcil compra. Se decidi por un vestido de pleno verano, blanco. Ese vestido, segn la opinin de toda la casa, le sentaba muy bien. Aquel da se arregl durante dos horas, a escondidas de su marido, de sus hijos, de sus criados. No slo su marido, todos saban que iba a visitar a una amiga del colegio a la que haba estado muy unida. Se extraaron, pero en silencio. En el momento [57] de salir, la elogiaron. Se crey en la obligacin de dar detalles: haba elegido aquel vestido blanco con objeto

de que Tatiana Karl la reconociera mejor, ms fcilmente; fue a orillas del mar, lo recordaba, en T. Beach, donde vio a Tatiana Karl por ltima vez, haca diez aos, y durante sus vacaciones, por deseo de un amigo, iba siempre de blanco. La tumbona estaba en su sitio, la mesa tambin, y las revistas. Tatiana Karl quiz estuviera en casa. Era un sbado hacia las cuatro. Haca buen tiempo. Creo esto: Lol, una vez ms, da la vuelta al chalet, no ya con la esperanza de dar con Tatiana, sino para intentar calmar un poco esa impaciencia que la agita, que la hara echar a correr: no hay que dar seales a esa gente que an ignora que su tranquilidad va a ser turbada para siempre. Tatiana Karl se le ha hecho tan querida en pocos das que si su tentativa fallara, si no la viera, la ciudad se hara 42Notes Duras Stein tr. de Ana M Moix

irrespirable, mortelle. Il fallait russir. Ces jours-ci vont tre pour ces gens, plus prcisment quun avenir plus lointain, ceux quelle en fera, elle, Lol V. Stein. Elle fabriquera les circonstances ncessaires, puis elle ouvrira les portes quil faudra : ils passeront. Elle tourne autour de la maison, dpasse lgrement lheure quelle sest fixe pour la visite, joyeuse. Dans quel univers perdu Lol V. Stein a-t-elle appris la volont farouche, la mthode? Arriver le soir chez Tatiana lui aurait peut-tre paru prfrable. Mais elle a jug quelle devait faire preuve de discrtion et elle sest conforme [71] aux heures habituelles des visites dans la bourgeoisie dont elles font partie, Tatiana et elle; Elle sonne la grille. Elle voit pour ainsi dire le rose de son sang sur ses joues. Elle doit tre assez belle pour que ce soit visible, aujourdhui. Aujourdhui, selon son dsir, on doit voir Lol V. Stein. Une femme de chambre sortit sur la terrasse, la regarda un instant, disparut lintrieur. Quelques secondes aprs Tatiana Karl son tour, en robe bleue,

arriva sur la terrasse et regarda. La terrasse est une centaine de mtres de la grille. Tatiana sefforce de reconnatre qui vient ainsi limproviste. Elle ne reconnat pas, donne lordre douvrir. La femme de chambre disparat nouveau. La grille souvre dans un dclic l