El Ángel Del Mundo Oscuro - María Moreno Alfaro

8/19/2019 El Ángel Del Mundo Oscuro - María Moreno Alfaro

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Para mis padres, Ángela y Paulino.


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DISEÑO DE PORTADA

María Moreno Alfaro


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LISTA DE

PERSONAJES

Al final del libro, el lector encontrará una lista que podrá usar como guía conlos nombres de los personajes y así no perderse. Están escritos por ordenalfabético y contienen una breve descripción para entender su cometido enla historia.


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EL ÁNGEL DEL MUNDO

OSCURO

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PREFACIO

Nunca olvidamos todo aquello que vivimos.%uestros recuerdos son nuestros y nadie nos los puede arrebatar.

-ermanecerán en nuestra mente hasta el fin de nuestros días. Algunos seolvidan, quedan ocultos, pero tarde o temprano saldrán a la superficie juntocon el resto. %o se evaporan simplemente, siguen ahí. Esperando brotar encualquier momento. &ecuerdos que llevaban aos escondidos, arrinconados enalg/n lugar oscuro y deshabitado de nuestras mentes.

!uién eres sin tus recuerdos %adie, salvo otra persona con la que no teasemejas. 0os recuerdos forman parte de quienes somos1 igual que nuestrossentimientos. 'on /nicos y propios, fluyen con libertad sin nuestroconsentimiento. "nas veces, para mal, otras para bien. -ero no se puedenevitar. %adie puede obligarnos a sentir algo que no sentimos1 de igual manerano podemos evadir nuestras emociones ni deseándolo.

E2isten sentimientos que nos duelen como un pual clavado en el cora3ón,sangrando a borbotones. +tros sentimientos te hacen sentir en la cima delmundo, viendo a los demás como hormigas en un mundo injusto, peropareciéndote perfecto con la persona amada a tu lado.


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CAPÍTULO 1

l principio, oí a alguien gritando mi nombre. 0a vo3 no era muynítida, la oía muy de lejos, como un eco en una pesadilla. 'entí micuerpo pesado y cansando, intentando sumergirme en lasprofundidades de la oscuridad en la que estaba sumido y contra la

cual estaba luchando por escapar. Aprecié el choque del agua contra mi cuerpoinmóvil. Agua %o entendía nada, ni siquiera sabía que había pasado. %o sabía

dónde estaba, ni cual era mi situación. )onseguí abrir los ojos durante un brevelapso de tiempo1 observé cómo un tipo calvo, robusto y de aspecto fuerte mecogía en bra3os. 4ientras me levantaba, observé a una mujer mayor, que seacercaba a mí, pesarosa y asustada.

A

─ Estás seguro de que es él

─ )laro que sí, madre. %o lo reconoces, ni aun después de la infinidad de

veces que ha salido su foto en las noticias

!uise seguir la conversación, pero no pude. )erré de nuevo los ojos, agotado,mientras que la oscuridad me sumergía hacia sus entraas.

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)uando abrí los ojos otra ve3, escuché una vo3 distinta que me llenó de

seguridad.

─ 67scar, cario8 4e oyes


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Aquella vo3 desesperada era la de mi madre, a la espera de que lecontestara. %o entendía nada, sólo sabía que mi madre estaba preocupada y nosabía porqué.

!uise contestarle. 'in embargo, no encontraba las fuer3as para hablar, nitampoco mis labios. 4i madre suspiró aliviada, pero tenía los ojos vidriosos porculpa de las lágrimas. #ntenté erguirme, pero no pude. 0uché contra la negrura,que amena3aba con ahogarme repetidamente en ella, una y otra ve3.

)uando me desperté me encontraba en el hospital, tumbado en una camilla yvestido con un de esos horrorosos camisones que ponen a los pacientes. "nassábanas blancas, aparentemente pulcras, me tapaban de cintura para arriba.

9rente a mí, una impresionante televisión de plasma se sujetaba en la paredcon unos hierros y una plataforma de madera. 0as luces estaban encendidas,aunque bastaba con la lu3 que entraba por la enorme ventana, con las cortinasechadas hacia un lado. "n mueble blanco con adornos verde pistacho, dos sofás y un sillón completaban el resto del mobiliario de aquella habitación.

4i madre estaba a mi lado, sentada en una silla, guardando mi mano derechacon un abra3o entre las suyas. 'onrió, pero en sus ojos había preocupación. A

su lado distinguí a mi hermana pequea, 'usana, de seis aos1 y más atrás, a mipadre.

─ )reí que te había perdido para siempre me susurró al oído cuando seagachó para abra3arme. ─ %ecesitas algo -uedo conseguirte cualquier cosa.'ólo pídemelo.

─ Estoy bien, mamá le contesté con vo3 ronca.

%o recordaba nada de lo que había pasado. Ella utili3ó una vo3tranquili3adora, pero con un oculto mati3 de histeria, para decirme que no mepreocupara. %o obstante, aquello apenas me valía de nada. 'eguía inquietoporque no entendía el motivo por el cual me hallaba en un hospital, ni sabía de


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dónde procedía el agua que había sentido chocar contra mi cuerpo. 4epregunté si me habría caído. E2aminé mi cuerpo en busca de heridas. %ada.

&ecordé al tipo robusto, cómo le había dicho a aquella seora, su madre, a

ju3gar por sus palabras, que me habían visto en las noticias. !ue alguien habíadado mi foto para salir por televisión. 0as noticias eran asuntos muy serios. 'ehablaban de desapariciones, asesinatos, violaciones, accidentes de tráfico,noticias sobre el pueblo, dejando a un lado aquellas sobre los políticos y lascorrupciones.

─ 4ami, tengo que ir al bao ─ dijo mi hermanita, juntando mucho las piernas.'us ri3os rubios brillaban bajo la lu3 de la lámpara que pendía del techo.

─ *e acuerdo luego se dirigió a mí. -apá se quedará contigo.

)uando abandonaron la habitación, mi padre se acercó a mí y me despeinó losrubios cabellos con su enorme mano. 4i padre había sido rubio, como yo, inclusomás atractivo a ju3gar por las fotos que mi madre guardaba minuciosa ycuidadosamente en un álbum de fotos. Ahora, sin embargo, no lucía un solo peloen su cabe3a. &ecordaba aquellas manos suyas. 4e hi3o sentirme seguro, pero

su rostro carecía de e2presión.

Aquella e2presión /nicamente podía significar malas noticias.

4alas de verdad.

─ :emos estado muertos de preocupación, 7scar. %o te imaginas lo mal quelo hemos pasado tu madre y yo.

─ !ué ha pasado ansiaba encontrar respuestas. ─

─ (e encontramos en la orilla de la playa ─ contestó de forma acompasada1luego, su vo3 se endureció; ─ !uién fue


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─ !uién fue, qué ─ no entendí la pregunta. ─ El que te secuestró. + los que lo hicieron si fueron más de uno.

< 'ecuestrado=

:ice un esfuer3o por asimilar sus palabras. %o recordaba nada de unsecuestro. 0o /ltimo fue que mamá me había mandado a comprar a unapanadería nueva. 4e esforcé una ve3 más aclararme.

%ada.

+tra ve3 nada.

─ 'ecuestrado ─ &epetí esta ve3 en vo3 alta.

─ %o te acuerdas %o sabes quién lo hi3o %o recuerdas su cara

─ %o ─ contesté, aun aturdido. 0a cabe3a me daba vueltas.

─ 6!ué e2trao8

─ !ué ocurre, papá )uéntamelo todo, no sé de qué me estás hablando >supliqué.

─ 9uiste a comprar a la panadería nueva que habían abierto recientemente.(ardabas tanto que comen3amos a preocuparos. 9uimos a la panadería,

enseamos tu foto y el dependiente nos dijo que no te había visto. 0lamamos ala policía, pero nos e2plicó que teníamos que esperar cuarenta y ocho horaspara que lo consideraran desaparición. Era muy frustrante, pero los vecinos nosayudaron. )uando pasaron varios días, la policía se unió a la b/squeda también.


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'e contrataron hasta perros para rastrear los campos y bu3os para buscar enel mar.

─ *esaparecí > pregunté alterado.

─ *e verdad no recuerdas nada

─ )uánto tiempo he estado desaparecido

4i padre se limitó a rechinar los dientes, costumbre que tenía cuando seponía nervioso. 0a primera ve3 que lo había visto hacer eso, quiso decirme que

nuestro hámster había muerto. -referí no agobiarle, aunque me moría porsaber la cifra.

─ +cho meses.

Empalidecí.

+cho meses 6#mposible8 64e acordaría de algo8 (ragué saliva ante aquella

noticia, pero pareció hacérseme un nudo en la garganta. -or qué no meacordaba de nada *ónde había estado

─ -apá, eso no es posible. 4i /ltimo recuerdo es el de la panadería.

─ &ecuerdas cuando entraste en la panadería

─ %o ─ contesté, rápidamente y sin dudas.

─ Ahí lo tienes.

─ Antes de llegar Eso es lo que piensas )rees que, de camino, alguienme secuestró %o crees que, al menos, me acordaría de ese momento


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─ %o. (al ve3 te golpearon, hijo, y quedaste inconsciente al instante.

*ejé a un lado las preguntas que seguían acudiendo a mi mente cuando vicómo, con cara de horror, mi padre acercaba su titánica mano a mi cuello ydejaba reposar en su palma una medalla de oro con una cadena. %o recordabacuando me había comprado esa cadena. %o la recordaba. :abía sido un regalo? de quién

─ *e dónde la has sacado

─ %o lo sé. %o lo recuerdo.

─ 0a adquiriste durante tu desaparición

─ -uede, no lo sé, no me acuerdo de nada.

0a cadena estaba grabada por ambos lados. En la parte delantera re3aba;

@"na promesa que no romperé. B.

? por detrás;

@&egresaré cuando cumplas dieciocho aosB.

─ !uién es ─ preguntó mi padre, cada ve3 más irascible y ansioso, casigritando.

─ %o lo sé ─ repetí.

─ (u secuestrador ─ 4e urgió.


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─ -apá, no lo sé. 6(e he dicho que no sé nada8 ─ vociferé confuso.

4i padre estaba consiguiendo que me sintiera cada ve3 más perturbado,

llegando a ro3ar la histeria. %o comprendía absolutamente nada.@"na promesa que no romperéB

!ué promesa

@&egresaré cuando cumplas dieciocho aosB

'ignificaba que aquella persona, , volvería a por mí dentro de cuatro. -ero,

quién era -or qué quería volver a por mí -or qué me conocía *óndedemonios había pasado mis /ltimos ocho meses y con quién

-apá me arrebató la cadena y se levantó para tirarla en una papeleracercana. Así lo quise en un principio, pero un dolor henchido en mi pechoapareció s/bitamente y se acrecentaba conforme mi padre se alejaba.

─ 6-apá, no8 ─ grité.

$l se dio la vuelta, confuso, preguntándome con la mirada.

─ -or qué ─ #nquirió.

─ %o lo sé. -ero no la tires. !uiero tenerlo presente.

─ -ues yo no quiero que recuerdes esto. *ebes volver a casa y seguir con tu

vida normal, te costará, pero lo superarás, hijo mío. 'i guardas esto, jamáspodrás pasar página.

─ 0a quiero conservar, aun así.


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4i padre lo meditó unos segundos.

─ (ienes ra3ón. -odría servirle a la policía para la investigación.

─ %o, papá. %o voy a dársela a la policía. 0a quiero para mí. Es mía.

─ 7scar, es una prueba que no se puede eludir. -ueden sacar huellasdactilares de aquí.

─ 4ira, hacemos un trato. (e permito que se la entregues a la policía, si losconvences para que me la devuelvan, una ve3 que ya no la necesiten.

4i padre me miró ceudo, pero no quiso discutir más conmigo. 'e acercó amí, se sentó en el sillón mugroso de color beige en el cual había estado mimadre minutos antes y depositó la cadena en la palma de mi mano. Colví a mirarambas inscripciones. 'eguía sin recordar.

%ada.

Absolutamente %A*A.

4amá volvió con mi hermanita de la mano y, tras ella, venían mis amigos. 0osacompaaba el hombre musculoso que me había encontrado.

─ 4ira a quien me he topado por el camino > sonrió mi madre, todavía conojos tristes.

Escondí la cadena debajo de la almohada y miré mi padre, indicándole con lamirada que no dijese ni una palabra. -ero se lo contaría todo a mamá. A ellasiempre se lo contaba todo. Además, tenía un trato con él, debía entregárselaa la policía que, dos semanas después, me hicieron entrega de ella. Aseguraron


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que las /nicas huellas dactilares halladas habían sido las de mi padre y lasmías, y que no revelarían pista alguna sobre mi desaparición.

*icho esto, cuando la medalla y la cadena volvieron a ser de mi posesión, juréque siempre serían mías, que siempre las llevaría puestas y que no se locontaría a nadie más.

)uatro aos despuésD


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CAPÍTULO 2

Mi vida era la envidia de cualquier adolescente.)ada día mi teléfono móvil de trescientos euros, todo hay que decirloF, se

saturaba de mensajes instantáneos como consecuencia de mi enormepopularidad. (enía tras de mí a un séquito de amigos los de verdad y los quefingíanF y de admiradoras fieles y acérrimas. Al segundo de mirarme cada chicase volvía loca por mí, todas ansiaban estar conmigo, aunque sólo fuera unanoche fuga3. ? a mí no me importaba, por supuesto. 4is amigos me adoraban deigual forma, pero por ser el jugador estrella en nuestro equipo de f/tbol. 0osprofesores se enorgullecían por tenerme como alumno, ya que sacabae2celentes notas.

%adie parecía recordar mi desaparición, ya que no hablaba al respecto deaquello. Era un tema prohibido. Al principio, todos me miraban, pavorosos ytrémulos, como si fuese un bicho raro al que evitar. 'ólo mis tres mejoresamigos, los más íntimos, se quedaron a mi lado, apoyándome, haciéndome sentirnormal. 4e costó superar aquel mal trago, incluso me sentí acongojado yvulnerable, cualquier tontería o broma me hacía pensar que todo el mundo sereía de mí. 4e esforcé mucho en (+*+; en los estudios, en los deportes, conlas mujeres, intentando simpati3ar con todos mis compaeros.

(uve que cambiar completamente el chip. *ejar a un lado la vergGen3a,cambiar mi forma de vestir, hacer bromas y tonterías sin llegar a serconsiderado un bufón de feria. 0legó un punto en que los chicos que tanto sehabían metido conmigo guerreaban por ser parte de mis mejores amigos y las

chicas competían por pasar las noches a mi lado. -ero ninguno de aquellosfalsos y mentirosos idiotas conseguiría de mí nada más que una simpleapariencia y una simpatía y educación que no se merecían.

0os /nicos merecedores de tan prestigioso aunque yo más bien lo calificaríade @dudosoBF lugar en la corte de honor de mi compaía, eran Hruno, 4ateo y


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Arturo, que habían estado tanto en las duras como en las maduras en el sinuoso y sempiterno trayecto desde el marginalidad hasta la popularidad.

Eran las I;JJ de la maana cuando sonó el maldito despertador con su

molestísima alarma.)inco minutos más, por favor.*ado que el despertador siguió dándome la lata, deseoso de que saliera de

mi cómoda y calentita cama, no tuve más remedio que aceptar su petición. 4elevanté de un salto, decidido a sonreírle al día.

Era otro día más de instituto. 4e sentía lleno de vitalidad y energía cuandorecordaba que los días que quedaban para acabar el curso ya estaban contados.Además, dentro de una semana cumpliría los dieciocho.

4ayor de edad. Kuay.Es lo que pensaría cualquier persona corriente. -ero yo no. 4ientras para

otro significaba más libertad, para mí significaba soportar sobre mis hombrosun peso mayor. 'uponía retroceder al pasado, el momento de mi desaparición,tener que enfrentarme al hecho de que alguien volvería a por mí.

!ué rápido se me han pasado estos cuatro aosD4e miré al espejo. 4e lavé los dientes y la cara. Abrí el pequeo armario

plateado del espejo y cogí el bote de color amarillo, le quité la tapa y lo

presioné. 4is manos se pringaron con el gel fijador y lo restregué por mi pelo,como cada maana. 0o moldeé, dejándolo perfecto. 4i estilo desenfadadocontribuía a completar mi imagen de guaperas y presumido. 'abía que la genteme veía como alguien frívolo y superficial, aunque /nicamente yo, en mi fuerointerno, sabía que eso no era cierto. 'implemente codiciaba esconder mitriste3a, era la máscara que me permitía ocultar lo que sentía de verdad.

%unca había logrado superar mi desaparición. (al ve3 podría haberlo hechosi no hubiese sido por las inolvidables y doradas palabras de , grabadas en un

est/pido colgante, cuyo propósito era amargarme la vida. 'iempre habíaimaginado a como un hombre alto, robusto y fortachón. 'ería unsecuestrador obsesionado y tal ve3 un pederasta. )on un bigote o con unacicatri3 en la mejilla. *esagradable y antipático.


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6Caya estupide38 *ónde se ha visto un secuestrador adorable (odos danmiedo, ya sea por un aspecto salvaje y cruel o por ser unos pringadosmarginados de la sociedad y con problemas mentales.

0as chicas con las solía salir eran todas guapísimas y encantadoras, con unespectacular cuerpo die3. 'í, de esos que a los hombres se nos olvide respirar.Lamás me había enamorado. Amor ?o no sabía qué era eso. Aunque a vecescuando estaba con alguna de ellas sentía un aterrador vacío en mi interior,como si algo o alguien me faltara.

!uién sabe #gual podría tratarse de hambre. 'ólo tendría que comermeuna hamburguesa o unas patatas fritas.

*espués de tantos aos y tanta lucha por ser popular, al fin lo había

conseguido, formaba parte del rebao de cabe3as huecas que componían lac/spide de la escala social del instituto. Además, por las miradas de algunos meatrevería a pensar que hubiesen sido capaces de hacer un pacto con el diablopor ponerse en mi piel. -ero, todo eso de que me servía a mí !ué utilidadpodía tener para mí ser popular si no me sentía completo 'abía que faltabaalgo en mi vida, pero ni siquiera era capa3 de descubrir el qué. *esde que@reaparecíB siempre había sentido en mi interior un aterrador vacío que measustaba y que no conseguía llenar con nada. Lamás había vuelto a sentirme el

mismo ni aquel nio alegre y risueo que había sido siempre.)ogí el colgante y me lo puse, con la medalla de oro, como cada día. 4is

padres insistían en que los tirara o se los entregara a la policíadefinitivamente, ya que no querían que tuviera presente todos los días lapromesa de . -ero en alg/n lugar de mi interior, una vo3 me susurraba quedebía permanecer conmigo para siempre ese nombre. Hueno, esa letra. %o sabíaquién era . -odía ser cualquiera y había sopesado muchos nombres y creadograndes listas. El paradero de y su nombre real me tenían en un sin vivir. %o

sabía quién era, si era uno de mis conocidos o no, ni qué relación e2acta teníaconmigo.

"n se2to sentido parecía darle un significado especial e ine2plicable para mía ese colgante. 6(odo aquello era tan misterioso y e2trao8 En ocasiones,cuando me encerraba en mi habitación con el prete2to de estudiar para que ni


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mis padres ni mi hermana me molestaran, solía refle2ionar sobre mi vida. "nadesa3ón enorme me recorría desde la cabe3a hasta la punta de los pies. Antemis padres jamás me mostré débil, ya era suficientemente arduo para ellos.

!uería que creyeran que todo el asunto de estaba olvidado y guardado en uncajón con llave y que no me importaba lo más mínimo.

4e vestí con unos pantalones vaqueros con rotos y un cinturón de uno de misgrupos de rocM favoritos. 0o tapé con una blusa blanca de calaveras yesqueletos morados. )ogí mi garabateada mochila llena de libros y me acomodéen una de las sillas plegables al llegar a la cocina para desayunar.

─ Huenos días, cario > me saludó amablemente mi madre con una sonrisa,como cada maana >. :as dormido bien, cielo

─ 'í, mamá > contesté cansinamente, pero apenas fue perceptible para ella.(odas las maanas la misma pregunta y con el mismo tono de vo3. 4iróresentida el colgante y la cadena pendidos de mi cuello.

─ 7scar, sabes que no estoy a favor de que sigas llevando esa cadena. *ebeshacer borrón y cuenta nueva. %o entiendo porqué te niegas a entregársela a lapolicía.

─ 0a policía ya dijo que no había huellas dactilares en ella, estaban segurosde que no podían sacar pista alguna de ella.

─ %o me importa si a la policía le sirve o no. 0a cuestión es que no me sientocómoda sabiendo que la llevas siempre encima. !uién sabe si ése tal es unpederasta, un violador o un asesino

─ 4amá, si fuese un asesino yo ni siquiera hubiese aparecido vivo > dijebruscamente. En seguida me arrepentí y utilicé un tono más dulce >. -or favor,dejemos las cosas como están, vale *e hecho, recuerda que no me importa lo más absoluto, no creo que venga. 'abe que la policía le estará vigilando y lepillaría.

─ *e acuerdo. +lvidado > me acarició el cuello y me dio un beso. :abía vueltoa tranquili3arse. )ogí una tostada del plato y desaparecí por la puerta.

555)uando llegué al instituto un grupo de chicas muy guapas cuchicheaban y se

reían mientras me miraban con picardía. &econocí a una de ellas cuando se


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acercó a mí. 0a o2igenada Esmeralda había sido mi /ltima conquista; una chicamuy guapa pero sin cerebro alguno. 'e preocupada demasiado por su aspecto yella misma comentaba que de nada le valían los estudios si se iba a convertir en

una famosa modelo de ropa interior. -or qué mis amigos y yo le llamábamoso2igenada Esmeralda era rubia natural, sin embargo, se aclaraba tanto el pelocada mes para parecer más y más rubia que había acabado pareciendo unpollito. Alguna ve3 se fijaría en mí una chica que tuviese más cerebro + tansólo atraía a descerebradas En el instituto seguro que había montones dechicas muy listas. 'e escondían de mí A lo mejor ésa era la ra3ón por la queno me enamoraba; porque debía tener uno requisitos mínimos de inteligencia.

?o solía ser bastante espabilado en los temas de la vida. )uando sufres una

desaparición y vuelves sin recuerdos, los cinco sentidos se desarrollan yacrecientan más y más1 incluso un se2to y un séptimo sentidos se despiertandel lugar en que estuviesen dormidos, convirtiéndome en una especie desuperhéroe.

─ +ye, 7scar > me dijo con su pijo tono de vo3 >, el fin de semana lo paségenial contigo. )uándo podremos volver a estar juntos, tigre

─ 0a semana que viene es mi cumpleaos > comenté con indiferencia >.'upongo que lo celebraré con mis amigos. -uedes venir, si quieres.

─ %o hace falta que te lleve el regalo envuelto, verdadAbrió sus enormes ojos brillantes de e2citación. ─ 4mmDsupongo que no. ─ 6-orque tu regalo seré ?+8 > gritó, y se echó a reír ella sola ante su

est/pida broma. 0a miré boquiabierto. (enía que prometerme a mí mismo nosalir con más chicas del estilo de Esmeralda.

─ 0o decía porque si voy envuelta en papel de regalo me asfi2iaría, lo pillas> y soltó otra carcajada, tapándose la boca con la mano >. Aunque puedo

ponerme un lacito rojo, como los que se ponen en los regalosD 6+h, no8 >e2clamó, sumamente preocupada.

─ !ué ocurre ─ 6!ué tonta soy8 6Acabo de decirte cual será tu regalo8 ─ +h, *ios míoD musité horrori3ado. ─


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-roseguí la marcha para reunirme con mis amigos, que se reían por lo bajo.Cale, habían escuchado la conversación con Esmeralda.

─ (igre > musitó Arturo, imitando con la mano la garra del felino.

─ #mbécil > le solté.


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)apítulo N-asó una semana y llegó el día que tanto temía; mi dieciocho cumpleaos. 4is

padres y mi hermana me esperaban en casa para celebrarlo al llegar del

instituto. ? por la noche me iría de fiesta con mis amigosDy con Esmeralda.-uajDtengo que deshacerme de ella.)on mi pintarrajeada mochila al hombro, me dispuse a atravesar la angosta

calle principal, siempre atestada de gente que salía de trabajar, que ibacargada con bolsas de la compra o que, como yo, acababa de salir de las clases.*ebería sentirme dichoso y feli3 por ser mayor de edad, ya podría beber,fumar, sacarme el carnet de conducirD pero la angustia volvió a apoderarse demí cuando recordé la cadena en el cuello. %o podría hacer nada de aquello

aunque lo desease sin realmente volvía a por mí y me llevaba con él. Actoseguido de aquel deprimente pensamiento, sentí que la cadena me pesaba comoun quintal. Aquel nefasto vacío de mi interior no se llenaría jamás.

Absorto en mis pensamientos y tras incesantes empujones de la gente, sentíun escalofrío. "nos ojos que me observaban. 'ería :abía vuelto a por mí4e paré en seco y miré a mi alrededor. %o había nadie que me observara. 4elo estaba imaginando o simplemente comen3aba a enloquecer )onfuso, reanudéla marcha. +tro escalofrío. Colví a girarme para e2aminar cuanto había tras de

mí.Al principio no creí que me estuviera mirando a mí, pero un hombre alto,

desgarbado y de aspecto salvaje parecía seguirme. -ude ver en sus ojos unatisbo de reconocimiento. 4e conocía y parecía aliviado de verme. 'e parecía auno de los muchos perfiles que establecí en mi mente sobre mi presuntosecuestrador. Esta ve3 reanudé la marcha corriendo. 4e apresuré para volverpronto a casa y no dejar que me atrapara como lo había hecho hace cuatroaos.

)erré la puerta tras de mí cuando llegué con é2ito. 4i madre me mirópreocupada; estaba sudando y temblando y no precisamente por la carrera.

─ !ué ocurre inquirió, tensa e inquieta. ─ ─ %ada > mentí > tenía ganas de llegar a casa y vengo corriendo. ─ Ah, vale > y sonrió. 0uego, regresó a la cocina.


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5550a noche llegó fulminante y vertiginosa como un rayo. El tiempo había

corrido demasiado deprisa, más de lo que a mí me hubiese gustado. *espués del

encontrona3o con estaba más aterrado todavía. :abía estado siguiéndomepara ca3arme. 'abía dónde vivía !uiénes eran mis amigos y mi familia

0a oscuridad tió el atardecer anaranjado, apagándolo con su manto l/gubre y tenebroso. 'olamente unos puntitos blancos y brillantes como lucesalumbraron el cielo. -ermanecí esperando a mis amigos durante unos pocosminutos en la puerta de la discoteca a la que siempre íbamos. )onocíamos aldueo y a los empleados, así que seguro que habían montado una fiesta en mihonor.

!ue no se hayan pasado, por favor.4i instinto acertó una ve3 más. %o me equivoqué. 4ucha gente que no me

conocía me felicitaba y, aunque me pregunté la ra3ón no tuve la duda durantemucho tiempo, ya que descubrí una foto mía, impresa sobre una monumentaltela para que todos lograran reconocerme. (odo el mundo gritó al unísonocuando entré por la puerta.

─ 669eli3 cumpleaos, 7scar884is amigos no entendieron muy bien la reprimenda que les eché. -ara ellos

hubiera sido un lujo un cumpleaos así y puesto que teníamos enchufe enaquella discoteca pensaron que podrían hacer lo mismo en cada cumpleaos.(odos me felicitaron y me dieron sus regalos.

─ 6?o te mato8 > musité a Hruno, de broma. ─ +ye, siéntete privilegiado, el tanga de elefante es uno de los mejores

regalos que he hecho. ─ )laro, también te salía bastante económico, no )uánto te ha costado

'esenta céntimos en un ba3ar de @(odo a menos de un euroB > empe3aron a

bromear Arturo y 4ateo. ─ Kracias de todas formas > le dije yo.0a verdad es que Hruno siempre andaba mal de dinero. 'u madre le había

criado sola y debía mantenerlo con un sueldo de barrendera. Así que, lo


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entendía. %o todo el mundo podía hacer regalos caros. Al menos hacía unesfuer3o por regalar algo aunque a veces no tuviese ni para el autob/s.

4e alejé de ellos y escudrié todo cuanto me rodeaba. Estaba lleno de gente

y muchos me observaban por el rabillo de ojo cuando pasaba por su lado. +trosparecían indecisos, no sabían si acercarse a mí o no. 4uchas chicas guapísimasclavaban sus enormes y maquillados ojos en mí, creyendo que, con minifaldas yescotes de infarto acompaados con unos altísimos tacones, iban a llamar miatención.

El resultado final de una larga sesión de maquillaje a la que se sometían lasmujeres me recordaban siempre a las e2céntricas cantantes de la actualidad.En cualquier caso, yo no entendía esas modas femeninas. 'iempre había

defendido que una mujer debería ser lo más natural posible.6Allá ellas8*e pronto, sin saber muy bien porqué, se produjo un cruce de miradas que

duró un instante, pero que me pareció una eternidad. 'in duda, era la chica máshermosa que había visto jamás. Aunque era más una mujer que una chica. (eníauna figura esbelta y una cara bonita, un rostro de fina piel como la porcelana.Era de una belle3a devastadora, pero también infantil. 'us oscuros ri3osalborotados le llegaban justo por debajo del hombro y sus hipnoti3adores ojos

eran de un color a3ul intenso que me recordaron al mar. (enía unas cuantaspecas de color claro debajo de los ojos, que resaltaban todavía más su aspectoaniado. Esbo3ó una preciosa sonrisa cuando me quedé embobado. Era tanencantadora que no pude evitar devolvérsela como un pasmarote. 4e e2aminócon ojos tiernos y llenos de amor.

-odía ver en su cara una seal de alivio y orgullo.Kenial, he ligado gracias a un cartel. ─ (/ debes de ser 7scar, el cumpleaeros. 9elicidades > su vo3 era muy

afeminada.#ba a contestar pero, sin saber porqué, mi cora3ón empe3ó a latir con

fuer3a. 'entí una sensación de seguridad absoluta, una emoción que jamás en lavida podría manifestar con simples palabras.

─ Kracias > conseguí decir al fin.


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─ )uántos aos cumples ─ *ieciocho > contesté en un suspiro, afligido. ─ %o pareces muy contento. *ieciocho aos supone tener mucha más

libertad. ─ *epende de para quien > dije pensando en mí.'e quedó pensativa durante un minuto, luego agregó; ─ Cale, tienes ra3ón. 0os mayores de edad podemos ir a la cárcel si nos

desmadramos un poco o si cometemos actos ilegales. 'i eres un delincuente juvenil, ahora serás ju3gado de igual manera que un adulto.

'olté una breve y seca carcajada. %unca lo había visto de aquel modo. ─ ? ese colgante > me preguntó. 0o cogió y lo contuvo en la palma de su

mano >. !uién es (u novia ─ *efinitivamente no, pero es una larga y complicada historia > la chica me

miró sorprendida y fascinada. ─ 67scar8 > gritó desde lejos Esmeralda.6+h, no80levaba un la3o rojo, tal y como había dicho. 0a chica de alocados ri3os puso

mala cara. ─ 6Coy a ver a mis amigas8 6*espués voy a por ti, tigre8

─ Es tu novia > preguntó con petulancia. ─ Absolutamente no. -asé con ella el fin de semana pasado en su casa porque

sus padres se fueron de vacaciones. %unca salgo en serio con ninguna chica. ─ Eres un ligón > afirmó.4ierda, he metido la pata.%o supe que contestar y en su cara se reflejó un sentimiento indescifrable

para mí.'upongo que serán cosas de mujeres.

─ Entonces no la quieres > insistió.4i cara era un poema. )ómo querer a una chica como Esmeralda + a

cualquier otra que fuese como ella Eran est/pidas e insípidas para mí. ─ Lamás he amado a ninguna de las chicas con las que he estado > admití. ─ Ah > ine2plicablemente, aquello pareció aplacarla.


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6!ué raras y complicadas son las mujeres8Acaso era otra admiradora mía y yo no lo sabía %o sería la primera ve3.

Ana, una chica de mi clase que yo desconocía que e2istía, me espiaba

continuamente y no lo descubrí hasta que llegué un día a su casa para hacer untrabajo y encontré un montón de fotos mías. (al ve3 ella quería también pasarun fin de semana conmigo. -odría cortar con Esmeralda, si es que había algoque cortar. Eso e2plicaría lo que yo podría haber visto en ella como celoscuando reconocí que no estaba completamente disponible.

:asta ese momento tampoco me había fijado en la indumentaria de la chica.%o llevaba unas ropas que dejaran ver sus encantos ni maquillaje en el rostro.Cestía unos vaqueros ajustados de pitillo, con rotos en las rodillas, una

camiseta de tirantes con lentejuelas y unos botines negros. (enía buen gusto ala hora de vestir.

─ +ye, si quieres te puedo presentar a mis amigos > le dije al ver que éstosse acercaban.

─ )laro que sí, 6me encantaría8 > sonrió.%os acercamos más a ellos, que nos miraron con los ojos como platos. Ci a la

chica mirándolos de reojo. ─ ? esta monada quién es > preguntó Hruno, con los ojos como platos y

sonriéndome con picardía.(odos tenían el rostro e2pectante, ansiando mi respuesta ─ Es su /ltima conquista > se me adelantó Arturo. 0e tiré de la coletilla que

se estaba dejando crecer para hacerse una rasta. 0a chica sonrió, sonrojada. ─ 0a acabo de conocer. ─ ? cómo se ha tomado Esmeralda este ma3a3o emocional > preguntó

4ateo, con preocupación fingida. ─ 6)állate de una ve38 > le solté.

─ + es que estás jugando a dos bandas > dijo Arturo. ─ 6Eso es muy cruel, 7scar8 ─ !ué simpáticos > contestó la chica sarcásticamente, como ausente. ─ 'í, claro. (e presento a @)oletillaB, @&icitos de oroB y @&astitasB. ─ ? t/ que apodo tienes > preguntó por curiosidad.


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─ -icaflor, ligón, rompecora3ones, *on LuanD 6a lo largo de los aos haacumulado muchos8 > e2clamó Arturo.

─ 'i quieres estar con él, aunque sólo sea una noche tendrás que pedir cita

previa. ─ +ye, 6parad ya8 > contesté bruscamente.4iré a la muchacha. (enía la cabe3a gacha y no parecía nada contenta. *e

hecho, parecía estar realmente incómoda y desilusionada. ─ 67scar, cario8 > gritó una vo3 impertinentemente conocida. Esmeralda

otra ve3. ─ -or ahí llega tu chica. ─ &ecordarme que esta noche tengo que dejarla > les pedí >. 4e pone de los

nervios. ─ 0e romperás el cora3ón > Hruno fingió pena.Esmeralda por fin llegó donde estábamos nosotros y me abra3ó.0legó el momentoD ─ 69eli3 cumpleaos, mi amor8 4ira, he venido como te dije. 6)on un lacito

rojo porque yo soy tu regalo8+bservé por el rabillo del ojo como mis amigos se reían por lo bajini y como

la chica nueva hacía muecas de asco. Algo había en ella que no me permitía

dejar de mirarla. Era como si me estuviese hipnoti3ando aun cuando ella nisiquiera me prestaba atención. Esmeralda siguió el recorrido de mi mirada yreparó en la hermosa muchacha de ojos a3ules y ri3os morenos. %o debiósentarle muy bien al ver a una chica tan guapa frente a mí. 'obretodoconociendo mi reputación.

─ !uién es > me preguntó en un susurro, pero con mirada inquisidora. ─ Acabo de conocerla > le repetí a ella. ─ %o me habrás engaado, verdad > preguntó, levantando la vo3.

─ 'i acabo de conocerla ahora mismo, cómo quieres que te engaeAdemás, no estamos juntos.

> 7scar, te cono3co muy bien, todo el mundo sabe cómo eres en cuanto amujeres. ─


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─ ? si me conoces tan bien, por qué sigues esperando algo de mí que no sease2o Es decir, ya sabes que jamás he estado con una chica más de unasemana, sabes que no busco nada estable. (e liaste conmigo sabiendo de

antemano que esto no iba a ser nada más que eso. ─ *e acuerdo. (ienes ra3ón. :e tomado una decisión; te dejo. ─ -or /ltima ve3; 6%o estamos juntos8 > contesté con sus mismas palabras. ─ Adiós, 7scar. 'uerte con la chica nueva, espero que no le destroces el

cora3ón igual que a las demás. Espero que sea ella la que te deje igual que yo.*e hecho, ojalá todas las chicas con las que salgas a partir de ahora te dejenplantado. Es hora de que la tortilla comience a dar vueltas.

─ En realidad se diría; @Es hora de darle la vuelta a la tortillaB susurró

Hruno lo suficientemente alto ─ como para que Esmeralda lo oyera. ─ %o necesito saber cómo se dice un est/pido refrán > se refirió a Hruno,

enfurruada >. Coy a ser modelo.? se marchó.-erfecto. Estoy libre de nuevo. ─ -erdona por la escenaD > me giré hacia la chica. -ero no estaba. 'e había

ido. ─ ?o la he visto irse mientras decías; @'abes que no busco nada estableB >

me dijo 4ateo.64ierda8 6Est/pida Esmeralda8


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)apítulo O0os días siguientes mis pensamientos estuvieron ocupados /nicamente por

aquella chica. %o por Esmeralda, sino por la chica misteriosa cuyo nombre

desconocía porque no había llegado a decirme. 4e hacía feli3 pensar en aquellaatracción. %ada podía sacarme de mi ensueo, ni siquiera los insultos deEsmeralda o las miradas picaronas de otras chicas guapas carentes de un amorpasajero de una noche. -ero no volví a verla, no en aquellos días en que ansiabareencontrarme con ella. &ecordaba que no había llevado maquillaje, ni unaminifalda de talla mínima por la que se desvivían el resto de chicas porcomprarse.

)on tan sólo unos minutos que había estado con ella ya me había formado una

idea de su persona. 4e recordaba a un sueo que tuve de nio, mucho antes demi desaparición. )onsistía en una versión más joven de mí mismo, que conocía auna chica misteriosa, como una novela de intriga, una historia de crímenes einvestigaciones. "n amor apasionado e imposible dentro de aquellas palabras detinta que se escribían a lo largo del papel. "na belle3a de ojos marinos, unasirena con el gran secreto de que su casa es el mar, sus amigos los peces y sugran miedo la soledad.

"n día le pregunté a Hruno en clase cual había sido su impresión sobre la

chica. $l me contestó que era otra más, una admiradora nueva que se habíaespantado al ver que no estaba disponible y que no se hubiese conformado conuna noche loca de pasión. Hruno era el más compasivo de mis amigos y, como yo,pensaba que no todas las chicas eran tro3os de carne a los que hincarles eldiente.

Aunque, muchas chicas se sentían tro3os de carne o, al menos, así semostraban. -odía hacer una lista de las chicas que conocía que reflejaban a laperfección ese tipo de mujer. %o mostraban pudor o vergGen3a algunos al

hacerse fotos semidesnudas con su teléfono móvil en el bao de su casa ymandarlas a todos los chicos de clase, a ver si alguno caía en la trampa de laaraa. !ue les digan lo guapas que son, el cuerpa3o que tienen, lo hermosas queson. )reen que así consiguen a su príncipe a3ul y se sienten traicionadas ytremendamente sorprendidas cuando, después de pasar una noche juntos, el


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falso príncipe la abandona para buscarse a otra. Entonces, ellas insultan a loshombres, los critican por haberse aprovechado de ellas. 'in embargo, esaschicas no son dulces, no las que son capaces de ensearle a todo el mundo sus

turgentes pecho apretados en un sujetador con un relleno de die3 dedos. 0asverdaderas princesas son las que reservan esos encantos para el hombre que ya les ha demostrado que las ama y que las cuidará por siempre. -or supuesto,este ejemplo, también puede mostrarse a la inversa. %o todas las mujeres sonnias dulces indefensas ni todos los hombres son unos desalmadosaprovechados. %i todas las chicas a las que traicionan son arpías sin escr/pulos.(ambién son princesas que buscaban a su príncipe y encontraron un sapo en sulugar.

&ecordaba que Hruno, meses atrás, en un estado de embriague3 total yestando ambos solos en un parque antes de que pudiera llevármelo a casaF, meconfesó que era un romántico, que soaba con ser el príncipe a3ul de algunaprincesa encantada cuyo honor y orgullo estuviese por encima de sus ansias deplacer físico. Lamás le había visto en aquel estado y aquella manera de hablartan cursi supuse que /nicamente era su forma de pensar, que jamás lo admitiríaestando sobrio. Al día siguiente no recordaba nada, o eso supuse yo, ya que novolvió a mencionar el tema, ni me miraba avergon3ado como si hubiese

confesado un asesinato.? yo, como buen amigo, me prometí a mí mismo no decir una sola palabra ni a

Arturo ni a 4ateo. Ellos jamás habían mencionado nunca querer estar en seriocon una chica, ni en sus estados de embriague3 absoluta. ? yo supuse que jamáshabría dicho nada parecido tampoco, ya que de ser así, alguno de ellos >e2cepto Hruno > se hubiese burlado de mí.

4e pregunté si era precisamente en aquel tema de amores en lo Hrunopensaba en aquellos momentos en que miraba hacia el hori3onte con ojos

brillantes y dejaba escapar pequeos suspiros cuando creía que nadie leprestaba atención.

En el espejo de mi habitación vi reflejarse el brillo del colgante y volví arecordar a . Ahora tenía ventaja sobre él. 'abía quién era, ese hombreleonino al que había pillado siguiéndome, seguramente para secuestrarme de


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nuevo. -odía estar en guardia. %o podía engaarme. 'i le veía, podríaesquivarle.

0o tenía todo tan bien planeado que mi siguiente ocurrencia hundió mi plan.

0os cómplices. %o tenía ni idea de si los tenía o no. 4i padre me habíacomentado en una ocasión a escondidas de mi madre que aquel secuestro tuvoque ser obra de varias personas. 4aldición. %o sabía quiénes eran suscómplices. -ero al menos sabía quién era . Estaba claro que era él. 4e habíamirado a mí en aquella calle y me había reconocido. Era la mirada de alguiencuando encuentra un tesoro perdido. Aquello me aterraba.

%o quise contarles nada a mis padres. Ellos querían que llevara una vidanormal, si les e2plicaba que le había visto tenderían a volverse locos de

preocupación. 'erían capaces de hacer las maletas en cinco minutos ymudarnos lejos, muy lejos. %o volvería a ver a Hruno, ni a 4ateo, ni a Arturo.%i a la chica desconocida, cuyo misterio se posaba cada noche en mi almohada yse colaba en mis sueos.

-odría acudir nuevamente a la policía. El colgante no les servía de nada, peropodría describirles al individuo en cuestión y que ellos dibujaran un retratorobot y así identificarle. (ampoco sabía si residía en la ciudad o si estaba depaso. (ambién se me ocurrió que podía ser e2tranjero, por su e2traa

indumentaria. %o podía dar nada por hecho. Acudir a la policía no implicaba quelo fueran a atrapar y encerrar. Además, no tendrían pruebas. ?o no recordabael lugar donde había sido retenido y carecía de cualquier recuerdo nosolamente sobre el lugar, sino sobre él, no recordaba el momento en que mehabía tomado contra mi voluntad, ni de qué manera había procedido parahacerlo, ni cuales habían sido los métodos para mi pérdida de memoria. )uálera mi /nico testimonio !ue le había reconocido mientras iba de camino acasa, que había visto el brillo en sus ojos. Eso no era válido para la ley. %o lo

era.555El sábado por la noche fuimos nuestro restaurante favorito, donde la duea

preparaba unas suculentas comidas que estaban para chuparse los dedos. %os


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sentamos en una mesa, cerca de la televisión donde a partir de las die3retransmitirían el partido de f/tbol más importante del ao.

6!ué ganas8

0a superficie del restaurante se repartía entre la 3ona de la barra y la 3onade las mesas. %osotros solíamos sentarnos en ésta /ltima, ya que la barra noera muy cómoda para cenar los cuatro. *e las paredes colgaban infinidad decarteles de famosos cantantes que había conocido la duea, así como camisetas y bufandas del equipo espaol de f/tbol, que lucían en la pared, sobre unapequea plataforma donde se hallaban réplicas en miniatura de los trofeosganados por la selección de f/tbol. 'obre la barra se hallaba un jamón entero,listo para cortar y una vitrina con varios platos de entrantes para servir de

aperitivo. *etrás de la barra, pegando a la pared, había otra vitrina mucho másgrande, llena de postres y bebidas refrescantes. Al lado de la vitrina, sehallaba la caja registradora, la máquina de café y una doble fila de botellas dealcohol.

)uando llegó el camarero pedimos unas bebidas y, más tarde, varios platosde comida, entre ellos queso frito, sepia y carne a la brasa. 4ientrasesperábamos con hambre e incómodos ruidos de tripas procedentes denuestros estómagos, entró por la puerta la estiradísima Esmeralda.

6!ué mala suerte8 6? justo hoy8 %o tenía más días para venir a cenar aquí.)uando entró se estaba riendo junto a sus amigas, parecía tan natural, tan

tranquilaDy justo cuando me vio puso su típica cara de limón a la defensiva conla que ya todos la identificábamos. 0a sonrisa se le había helado en los labios yme miraba con prepotencia y asco. 0a vi cuchicheando con las otras chicas y sesentaron en la mesa más alejada de la nuestra. Evidentemente, no quería estarcerca de mí, estaba resentida. Esta idea me hi3o sonreír.

6La8

'in embargo, cuando pasó camino del bao se paró en nuestra mesa, justodetrás de mí. 4e giré para verla mejor. !ué querría decirme esta chicacaprichosa y mimada

─ Huenas noches, Arturo, Hruno y 4ateo > les dedicó la más amplia de sussonrisas . :ola, 7scar. ─ Ahí está de nuevo su cara de limón. %unca falla.


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─ Huenas noches, Esmeralda, la que brilla como un diamante y es un incordioincesante.

4is amigos se rieron por lo bajo y ella les lan3ó una mirada envenenada. )reí

que empe3aría a blasfemar cuando volvió a mirarme, pero de repente sonrió deoreja a oreja, mostrando sus blancos y perfectos dientes en una sonrisadesdeosa.

─ *ónde está la chica de los pelos revueltos %o la he vuelto a ver desdeaquella noche de tu cumpleaos. )ómo se llama -odrías presentármela. 'inrencores.

4aldita bruja maliciosa atiborrada de veneno. ─ %o contestas +h, qué pena. %o la has vuelto a ver t/ tampoco En ese

caso, está todo dicho.:acía semanas que no pensaba en la chica, ni en , ni en nada doloroso. 4e

había limitado a pasar el tiempo con mi familia y con mis amigos.Evidentemente, no sabía dónde estaría escondido ni que estaría planeando,pero estaba seguro de que iba a volver. 0o había prometido, había grabado supromesa en una medalla de oro, una medalla que cada ve3 me pesaba más llevar,pero que quería seguir teniendo presente.

'entí una oleada de rabia que me hi3o arder los ojos. 4e disculpé con mis

amigos y me dirigí al bao. Encendí la lu3 y pasé a uno de los inodoros. 4e tomémi tiempo para salir. Estaba absolutamente encorajinado y no quería montaruna escenita. Abrí uno de los grifos y dejé el agua correr mientras colocaba lasmanos bajo el chorro para, después, pasarlas por mi cara y así refrescarme.*espués de repetir la misma acción varias veces durante varios interminablessegundos, apoyé las palmas de las manos sobre el lavabo, con el grifo yacerrado. &espiré profundamente varias veces y esperé que el agua obrarasobre mí de alguna forma milagrosa. %ecesitaba relajarme para volver a

enfrentarme aEsmeralda sin derrumbarme. 0as chicas solían conocer de antemano mis

límites con ellas, pero la chica o2igenada había creído que podría ser más quelas demás, que podía hacerme cambiar de parecer.


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'olía llevar la cadena escondida para que ninguna chica pudiera verla, ni misamigos ni nadie. Aunque recuerdo a Hruno una ve3 consiguió descubrirme.Antes de que leyera la inscripción la guardé de nuevo. #ntentó, cínica y

descaradamente, sacarme la información mediante una lucha cuerpo a cuerpo,pero acabé respondiéndole que era sobre un tema familiar muy complicado queacabó por aplacarlo.

Estaba solo cuando se apagó la lu3. -resioné el interruptor, pero ésta no seencendía. 0e estiré al pomo de la puerta, pero parecía estar cerrada con llave.

#mposible. %o puede ser. ─ 7scar > me llamó una vo3 desconocida llena de ternura, no como si fuera

una persona, sino como si fuera un espectro, aunque no podría decir si la vo3

era de hombre o de mujer. &aro, no ─ !uién anda ahí > pregunté, amedrentado. ─ 7scar > repitió la vo3.4e di la vuelta, pero seguí sin ver a nadie. Entonces vi un brillo reluciendo en

mi pecho. 0a cadena de oro se elevaba como por arte de magia y destellaba unatena3 lu3, poniéndose a la altura de mi mirada, justo enfrente de mis ojos.

─ 7scarD susurró por tercera ve3 la vo3 > he venido a cumplir mi promesa,prometí no romperla ─ bajo ning/n concepto.

Estaba aterrori3ado.'erá 6(iene que ser él8 ─ 7scar, 7scar, 7scarD el susurro se hacía cada ve3 más lejano. ─ ? después, nada. Absoluto silencio. 0a lu3 se encendió de repente, iluminando

hasta el /ltimo rincón del bao. 0a cadena y el colgante habían vuelto a su sitio,no resplandecían ni levitaban. Colví a esconderlas bajo la camiseta. (odavía conel miedo en el cuerpo y completamente e2hausto, salí del servicio. *ebí salircon la cara blanca como un fantasma > que ironía >, porque mis amigos, al verme,

se miraron entre ellos, con gesto de preocupación.)apítulo P0a angosta calle principal por la que caminaba todos los días se me antojaba

siempre como las innumerables ferias atestadas de gente que acababan conolores tan nauseabundos como orina, alcohol, drogas y basura. En aquella


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concurrida calle se me había aparecido y yo había salido corriendo. El día demi cumpleaos. 'eguía sin contarle nada a nadie, ni tenía intención de hacerloDde momento. -ero no me había atrapado, yo había sido más rápido. %o podría

alcan3arme a no ser que me tendiese una emboscada y en aquella calle siemprehabía mucha gente, muchos testigos. ?o siempre utili3aba aquella calle paravolver a casa, pero a/n no había encontrado más indicios que determinasen que había estado allí de nuevo. %o sabía que estaba esperando, pero sabía quevolvería. 'abía dónde locali3arme, simplemente estaría esperando una mejorocasión para engatusarme y tenderme una emboscada. Esa mejor ocasión podíaplantearse como aquella en la que me esperase en un lugar que no tuvieratanto tránsito. 'i, de verdad, tuviera cómplices y todo indicaba que era una

teoría bastante probable, no sabría cómo actuar, cómo ponerme a salvo.*epende de la situación en que me encontrase. -ero estaba claro que, concómplices o sin ellos, no actuaría con tantos testigos delante.

)uando por fin pensé que eso era lo más lógico, volví a sentir otro escalofrío.#gual que la /ltima ve3. El mismo presentimiento que cuando descubrí a siguiéndome. 4iré hacia atrás. :orrori3ado, descubrí que no me habíaequivocado. El mismo hombre, entreme3clado con el resto de gente, con lamisma e2traa indumentaria, una t/nica que más bien podría considerarse de la

Edad 4edieval que de la actualidad. Colvió a fijar sus ojos oscuros en mí,complacido1 y retrocedí a ver esa chispa de reconocimiento en ellos.

&ecorrí con la mirada el resto de la calle, buscando indicios e2traos que mellevaran a pensar que mi segundo secuestro iba a producirse. %o encontré nada.%i un vehículo sospechoso, ni más personas vestidas de igual forma que aqueltipo. El instinto me dijo que estaba solo.

0a idea que se me ocurrió en aquel instante era est/pida y temeraria.? una ve3 determinada mi decisión, no podía echarme atrás ni desmoronarme

ante la misma.4i caminar se volvió una carrera a contra reloj. "n pincha3o de flato me

hi3o jadear y me apresuré a desli3arme en silencio a un callejón. %o teníasalida, tal y como yo esperaba. 'obre él se e2tendía una fila de numerososcubos de basura que olían a comida podrida y a moho. 0os ladrillos se tornaban


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sucios, agrietados y mugrientos. Hajo mis pies se hallaban tiradas un par de jeringuillas usadas y unas colillas. 'u aspecto en general era tétrico yrepugnante.

Apoyé el hombro i3quierdo contra la pared de callejón, de espaldas a lasalida, para pasar desapercibido al resto de la gente. 'i aquel hombrerealmente era , me seguiría. Así saldría de dudas. ? por una ve3 no teníamiedo. -ero tenía que resolver mis dudas, saber que había sido de mí aquellosmeses que mi memoria no llegaba a alcan3ar. Es imposible de e2plicar, no eraalgo lógico o coherente. -ero era mi forma de pensar. 'abía que me habíansecuestrado, pero no recordaba nada, quería saber la verdad. *e repente, en elmuro del callejón se proyectó la sombra de una silueta, correspondiente a un

hombre alto y robusto. ─ !uién eres > le e2igí y me di la vuelta para estar frente a frente con él.El e2trao tipo pareció confuso. 'e masajeó la frente con las yemas de los

dedos. ─ 0o sabesDt/ me conoces. ─ %o, no es cierto. %unca antes te he visto > él esbo3ó una sonrisa, aunque

triste > %o sé quién eres > murmuré inocentemente, como si no supiese de susintenciones.

─ 'í lo sabes, pero no te acuerdas. 6:a3 un esfuer3o8 (us recuerdos estánprotegidos por magia y si te esfuer3as la romperás para recuperarlos.

4agia ─ *e qué demonios me estás hablando 6!ué locura8 ─ %o, no lo es. Estás influenciado por la magia del mago. ─ Eres t/ > decidí ir al grano. ─ > preguntó e2traado.'e quedó pensativo un momento y después de que su semblante se llenara de

comprensión, comen3ó a reírse con fuer3a, más fuer3a con la que nunca habíaescuchado reírse a nadie. 4e pilló completamente desprevenido.

─ 6Ah8 68 (odavía no sabes quién es ─ (odavía ─ Entonces, me voy > dijo todavía riéndose.


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─ !ué6%o8 6%o puede irse8!ué sentido tenía !uién era ese hombre !uién era 64aldita sea8

6%o entendía nada8 6? el tipo se iba a marchar y a dejarme plantado8 ─ 6*ime quién eres t/ y quién es y donde puedo encontrarlo8 > rugí de

furia. ─ %o, no quiero estropearte la sorpresa. quiere decírtelo en persona si t/

no lo descubres por ti mismo. Eres más tonto de lo que pensaba. ? t/ hassacado sobresalientes en los e2ámenes y cinco matrículas de honor 6%o loparece en absoluto8

)ómo sabe él eso

─ %o te preocupes, cada cosa a su tiempo. -uede que ahora te estésvolviendo loco, pero acabarás descubriéndolo todo. (u vida es un continuo tedioque cambiará pronto, 7scar.

─ )ómo es que sabes mi nombreEl e2trao ensanchó una e2agerada sonrisa. %o lo era como de un psicópata

o alguien que pudiera tenerte atemori3ado, sino más bien una divertida. )omo sise hiciera eco de mis pensamientos, dijo;

─ 'é de ti más de lo que t/ mismo sabes.

─ 9uiste t/ el que llevó a cabo el secuestro + fue 9uiste sucómplice + sólo su marioneta

6)ontesta8 ─ 'ecuestro !uién te ha secuestrado %adie, que yo

sepa farfulló, burlón. ─ ─ %o te rías de mí > repliqué.El hombre suspiró y echó un vista3o hacia el cielo1 luego dijo; ─ 4e voy, 7scar, querido amigo. Colveré cuando me recuerdes y cuando

sepas quien eres t/ en realidad.

─ 6'é quién soy8 vociferé. ─ ─ 6!ué ingenuo8 "na persona no es ella misma sin sus recuerdos. ? ahora

mismo, t/ no tienes recuerdos, por lo tanto, no tienes ni idea de quién eres enrealidad.


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? dicho esto, salió corriendo con tanta agilidad por el callejón que no pudeevitar un estremecimiento que me heló los huesos.

Aquel hombre me había dicho que no era . -ero tampoco me había dicho su

nombre. 'eg/n él, el supuesto quería que yo descubriera quien era. -ero,cómo 6Estaba todavía más perdido que antes8 4e había convencido a mímismo de que era mi secuestrador y que venía buscándome para llevarme denuevo con él. 'implemente tenía que esquivarlo y huir cuando le viera, peroahora resultaba que no. + igual era lo que quería que creyera. ? no poseíaning/n indicio ni pista de quien podía ser. 4e estaría mintiendo aquel hombre ode verdad no era %o podía llamar a la policía, me había dicho a mí mismo.

!ué decirles

:ola, agente, vengo a denunciar a un tipo que parece salido de una película dela Edad 4edia. )reo que es mi secuestrador, aunque me ha dicho que no tengorecuerdos porque hay magia de por medio y que yo no sé quién soy. Además,hay otro tipo, al que llaman , o eso creo, que quiere decirme él mismo quién es.'in embargo, no sé qué ocurrirá cuando, supuestamente, descubra todo y ya nohaya magia de duendecillo metida en mi cerebro.

4e encerrarían en un manicomio, seguro. "na ve3 más, no podía acudir a lapolicía.

? allí me quedé aturdido, pensativo y e2hausto. 64aldición8 Ahora meencontraba en un estado de confusión mayor del que había sentido en mi vida.0a ira comen3ó a inundarme y sentí un pitido en mi cabe3a. 0a frustración salióde mí disparada contra la pared en forma de pueta3o. 'entí los nudillosardiendo y, cuando los e2aminé, descubrí algo de color en ellos. Apoyésuavemente la frente contra la fría pared de ladrillo y cemento, cosa que noera muy higiénica. %o podía acudir a casa de esta guisa. 'entí otra ve3 unimpulso de furia, pero me contuve antes de hiperventilar.

)ómo se suponía que debía actuar a partir de aquel momento 4e habíaenfrentado a aquel hombre creyendo al cien por cien que encontraríarespuestas. -ero sólo había conseguido más preguntas y las anteriores seguíansin ser respondidas. -ero, sin duda, podía dar por hecho que aquel hombreconocía a . :abía dudado al principio al mencionarlo1 sin embargo, momentos


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después, había roto a reír. debería ser un apodo o algo similar, o podría sere2tranjero. -odría crear una lista de personas cuyo nombre empe3ara pordicha letra. (al ve3 alguien de mi entorno, alg/n vecino. -ero si mi teoría de que

podría ser e2tranjero era cierta, seguramente llenaría una hoja entera ycontinuaría sin tener ninguna pista.

)apítulo Q4i equipo de f/tbol jugaba el /ltimo partido de la temporada. 'i ganábamos,

nos llevábamos la copa. 0legué con una entrada triunfal al campo de juego,admirado cual estrella de :ollyRood. ?a que mi reputación me procedía, podíareflejarse esperan3a y entusiasmo en la cara de mis compaeros y desilusión yresignación de del equipo contrario. -arecían estar desmoronados incluso antes

de empe3ar el partido.0a gente todavía estaba sentándose en las gradas cuando el árbitro hi3o

sonar su silbato. )omen3aba el juego. 0a primera parte del partido se hi3oeterna, ya que ninguno de los equipos acertábamos a colar un gol. %osotros jugábamos mejor que ellos, ya que pasamos la mayor parte del tiempo en sucampo. 'in embargo, parecía que su portero era toda una estrella de laportería, ya que paraba con facilidad todos nuestros tiros. *ebía encontrar sutalón de AquilesDo al menos pillarle en un momento desprevenido.

En el descanso, cambiamos la estrategia, aunque pronto descubrimos queellos habían hecho lo mismo por su parte. %os costó bastante entrar en suterritorio, pero al cabo de un rato, machacamos sus defensas. "n pase, otropase, un regateDsorteé tres rivales, pasé el balón a Hruno para quitarme a uncontrincante de encima y me devolvió el pase. ? finalmenteD ─ 6Kooooooooool8

4is compaeros me levantaron en volandas para celebrarlo. 0os veía a todosborrosos y e2traos a causa de la adrenalina. 0as personas apalancadas en lasgradas se levantaron a la misma ve3 y gritaron entusiasmados. +í cómo aullaban

mi nombre cual héroe mientras hacían la famosa ola de los partidos. En un primer momento todo era sudor y gritos pero por un momento pude

ver con claridad la silueta de una persona que acabó siendo perfectamentereconocible para mí. 0a chica de pelo ri3ado que había desaparecido sin dejarrastro.


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)uando me bajaron al suelo, Lulia, una de las animadoras, vino hacia mí y meabra3ó con fuer3a para besarme con pasión. 4e separé de ella rápidamente yme dispuse a reencontrarme con la chica misteriosa y cuyo nombre desconocía.

-ero no estaba, había desaparecido. +tra ve3. 'e esfumaba cada ve3 que medevoraban las chicas. -ero el partido no había terminado todavía. )olaríamosotros dos goles y nuestros contrincantes uno1 ganando el partido. %i rastro dela chica.

)uando el juego llegó a su fin y nos dirigimos a los vestuarios, -au, uno demis compaeros de equipo que siempre estaba de reserva en el banquillo, seacercó a mí.

─ Huscas a alguien

─ -erdón inquirí, confundido. ─ ─ Afuera, me preguntaba si habías estado buscando a alguien antes.0e miré absorto y un poco molesto. ─ 4e has estado observando4e sentí contrariado, y él pareció confuso y avergon3ado. ─ %o, pero una chica muy guapa me ha pedido que te diera esta nota. %o la

he abierto, lo juro. ─ ─ Ah me aplaqué.

Al principio, no la abrí. Era de aquella chica o de otra admiradora más ─ )ómo era la chica > pregunté dubitativo. $l se encogió de hombros. ─ ?a te lo he dicho, muy guapa. )on ri3os morenos y una sonrisa como la de

los anuncios de pastas de dientes o los enjuagues bucales. -arecía modelo.'in duda, era ella. 0a nota tenía que ser de aquella muchacha. Lusto cuando

me dispuse a abrirla percibí que -au me estaba mirando con picardía. Enarquéuna ceja.

─ 0a curiosidad mató al gato > me limité a decir.

'e encogió de hombros otra ve3. %o la abrí cuando se dio media vuelta y sefue. Esperé hasta que salió por la puerta y lo perdí de vista completamente.-asado. "na ve3 solo en el vestuario, la abrí por fin; SEsta noche, a las once ymedia, en el parque de la fuente de las águilas. (/ y yo, solos.T 'entí como micora3ón desbocado daba un vuelco.


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555El parque de la fuente de las águilas era un sitio muy apartado y solitario

donde no solían ir ni los jóvenes a hacer botellón, era demasiado f/nebre y

tétrico. 0as figuras que de antao habían dado una hermosa vista a aquellafuente y sus alrededores, estaban ahora carcomidas por numerosose2crementos de aves y moho. -arecían componer, junto con sus arbustos yvegetación mal cuidada, un escenario sacado de una película de terror. Esatípica escena en la que aparece el asesino con un cuchillo y la pobre víctimaacaba cayendo desangrada sobre la fuente, cuya agua acaba tiéndose de rojo.

0legué con cinco minutos de antelación. %o podía esperar por más tiempoencerrado en casa.

Al cabo de un rato escuché unos pasos, pero permanecí quieto en mi sitio.:ice como que no la había oído. 0os pasos se pararon, justo detrás de mí. 4egiré sobre sí mismo para enfrentarme a su mirada hipnótica.

'in embargo, no era ella.Era una mujer de mediana edad. 'u ondulado pelo caía en cascada hasta la

cintura y sus enormes ojos verdes me miraban con feli3 inquietud. Cestía unasbotas de piel y una t/nica de cuero marrón1 así que deduje que aquella mujerconocía a y al e2trao hombre de días atrás. 'entí que un escalofrío recorría

mi columna vertebral y que las rodillas comen3aban a flojearme cuando vi en sumirada la misma con la que me había contemplado aquel e2trao que unprincipio creí como mi secuestrador. 0a miré horrori3ado mientras se acercabaa mí. 'u mirada de ternura se transformó en pura triste3a y decepción. 'urostro estaba marcado por la confusión y el desconcierto, mirándome con ojoscautelosos mientras yo me quedé petrificado, sin saber muy bien cómoreaccionar.

*escarté el deseo irrefrenable de salir corriendo. Aunque podría atravesar

el parque de una punta a otra y llegar hasta la gran escalinata quedesembocaba en una calle secundaria, que a su ve3 daba a otra principal.

Entonces, aquella mujer no me atraparía.Husqué a mi alrededor al tipo e2trao que ya se me había aparecido dos

veces o a alg/n otro con ropajes similares. %ada.


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─ )ómo se encuentra mi querido nio ligón (anta mujer te traeráproblemas un día de éstos. Aunque me siento orgullosa de ti, 7scar. 6)incomatrículas de honor8 6!ué listo, mi nio8

Ella también sabe eso, así que, ya no hay duda. ─ Estás muy callado, 7scar > susurró ; *ime algo. ─ ─ ?oD no sé no podía hablar. 4i cerebro estaba demasiado ocupado,

barajando opciones e ─ incluyendo nuevas teorías. ─ (e he echado de menos > la mujer estaba inquieta y nerviosa, como si

estuviera decidiendo entre hacer algo o no. Entonces, comen3ó a acercarse amí, despacio y con cautela y después se abalan3ó sobre mí. 4e estabaabra3ando. :undió su rostro en mi hombro y aspiró mi olor. 'in embargo, yo no

la abracé, dejé caer muertos los bra3os a los costados. Estaba confuso. ? nopodía evitar dejar de temblar. !uién era ella en realidad 'in dejar deabra3arme, me miró a la cara, sonriente.

─ *ime algo, 7scar. %ecesito oír tu vo3 de nuevo me susurró. ─ ─ !uién eres > me limité a decir. 'e soltó de mí y dejó caer los bra3os,

pero solo se alejó un paso. ─ (/DnoDte acuerdasDde mí ─ %o te ofendas, pero no sé quién eres.

─ #nteresanteDasí que todavía no has eliminado la magia que rodea tusrecuerdos > susurró para sí misma.

4agia Ella también me iba a soltar el mismo rollo de la magia Aquelloempe3ó a darme mala espina. 4e alejé de ella más de lo que había estado.

─ (e alejas de mí 6Esto sí que es nuevo8 ?a es tarde, deberías acordartede todo. (endríamos que hacerle una visita al mago. $l sabrá que hacer.

─ -ero, quién eres ─ 4e llamo Ui3ha. !ui3á así brote alg/n recuerdo. Eres como un hijo para

mí, 7scar. 6Estoy deseando abra3arte de nuevo8 )laro que podría abra3arteahora, pero si t/ no me recuerdasDsólo me llena de pena.

─ 6*ímelo, por favor8 A qué viene tanto misterio Es que nadie puededecirme de una ve3 qué demonios ocurrió conmigo hace cuatro aos


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─ +h, cario. 6?o quiero decírtelo8 -ero me es imposible. !ue yo te lo diga noentra en los planes.

─ !ué planes -lanes para qué !ué va a sucederme

─ (odo será como antes, cario. ─ *eja de llamarme así. 6Loder8 Alguien quiere matarme

6*ímelo8 supliqué. ─ 0a mujer se quedó pensativa un momento.0uego asintió y yo empalidecí.

─ 'í, lo cierto es que alguien quiere matarte. -ero no creo que debaspreocuparte por eso ahora. Lusto en este momento no estás en peligro, si es loque deseas oír. ?a tendrás tiempo más adelante de saber quién quiere matarte y porqué. *e hecho dijo algo disgustada , te estoy contando más de lo que ─ ─

debería. Así que tendré que sellar mis labios. ─ 67scar8 > gritó una vo3 femenina. ─ 60árgate8 > le susurré a aquella e2traa mujer llamada Ui3ha >. -or favor,

vete. (engo una cita con una chica y no quiero que te vea aquí. %o sabe nada demi pasado, concretamente no sabe nada de mi desaparición.

─ "na chica "mm, espero que te dure más que todas las demás, 6no puedesseguir así toda la vida8 6(ienes que sentar la cabe3a8

? e2actamente igual que había pasado con aquel e2trao que no me había

dicho su nombre, la mujer desapareció de repente. Al momento, la muchachaapareció, un poco confusa.


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)apítulo I0a hermosa muchacha de ri3os locos apareció tan magnífica como la primera

ve3 que la vi.

Egoístamente bella y sensual. %o había derecho a que una mujer fuese tanguapa. )on chicas como ella algunos hombres se volvían huevones y cal3ona3os.%o vestía de forma elegante como el día de mi cumpleaos, sino más bieninformal. -ero igual de espectacular. Esta ve3 vestía unos desgastadosvaqueros de pitillo, un jersey negro y unas 3apatillas de lona del mismo color.

─ (e he llamado, pero no me has respondido. 6Estaba como loca buscándote8 ─ Am, no te he oído > mentí. ─ %o me he presentado, verdad (odavía no sabes mi nombre.

─ ? me tienes en un sin vivir > me burlé. Ella soltó una carcajada. ─ 4e llamo Kabriella su vo3 era aterciopelada y dulce1 y su olor,

embriagador. ─ ─ Kabriella Es un nombre muy bonito. ? algo e2trao teniendo en

cuenta el país en que estamos. ─ 0o sé se limitó a decir. ─ ─ Eres de poraquí

─ %o e2actamente. 'oy de aquí y de allí. *el %orte y del 'ur. *el Este y del+este.

─ Eso significa que viajas muchoKabriella pareció dudarlo un segundo. ─ 'e puede decir que sí. ─ Hueno, yo me llamo 7scar, pero eso no es nada nuevo para ti. ─ 0a verdad es que no. #ncluso lo sabía antes de verte por primera ve3.'entí que me transformaba en piedra. Era ella una de esas locas

acosadoras que me vigilaban sin cesar Ante mi e2presión me miró confusa yaclaró;

─ ?a sabes, por la pancarta. ─ 4aldita pancarta.? otra ve3 me miró con esos ojos a3ules de 3afiro con los que me

hipnoti3aba. &ealmente era encantadora. 0a lu3 oscura de la discoteca no habíamostrado todo su poderío, sin duda.


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─ Estás temblando. !ué ocurre > me preguntó alarmada. ─ +h, nada, no te preocupes. ─ Hueno, no tienes ning/n ligue pendiente por ahí > cambió de tema.

─ :ace ya que no tengo ninguno. *esde la rubia de bote del est/pido la3orojo en la cabe3a, no. )on ella se me quitaron las ganas de estar concualquieraDe2cepto contigo. Coy a romper mis reglas.

─ ? la chica del partido que te metió la lengua hasta la garganta-or supuesto que lo había visto. )omo deduje en aquel momento, se alejaba

cada ve3 que una chica se arrojaba a mis bra3os. 4e miraba impaciente,esperando una respuesta.

─ Lamás me había besado con ella. 9ue un impulso suyo, supongo. Ahí no tuve

nada que ver. ─ Ah, no > se quedó pensativa >. Entonces, estás libre por fin la chica

recuperó la alegría y ─ sonrió de nuevo. ─ ?o siempre estoy libre.? sin más preámbulo y sorprendiéndome cogió mi rostro entre sus manos y

me besó. %ormalmente era yo quien tomaba la iniciativa y besaba a las chicas,pero aquella ve3 no me importó. 'us labios eran dulces, pero a la ve3 salvajes.Eran ardientes y a la misma ve3 hacía que los míos se helaran. 9ue una dulce

sensación que jamás había sentido con otra mujer. 4is sentidos parecieronavivarse, como si hubiesen estado dormidos durante mucho tiempo. %unca jamás permitía que una mujer diese el primer paso. ? siempre era el mismoprocedimiento; ellas me lan3aban miradas felinas y yo tomaba aquello como unaseal de que podía atacar. *icho y hecho, me lan3aba hacia la chica más guapade todas las interesadas y me la llevaba a mi campo de juego. ? todas y cadauna de ellas caían rendidas a mis encantos naturales. Kabriella no paró debesarme y yo tampoco hice nada por evitarlo. 4e sentía bien, por qué parar

4i móvil sonó en mi bolsillo. Era Hruno. (enía dudas sobre un trabajo dehistoria.

64aldita sea8 ─ !uién es > me miró con mala cara.


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─ "n amigo, así que tranquila. )omo te dije, estoy libre. %o más líosamorosos.

─ 0o tienes delante discrepó ella. ─

─ 4e refería a desde que te cono3co. (/ eres especial > admití. ─ 'e lo dices a todas 6!ué romántico8 > espetó sarcásticamente. ─ %o, en serio.)ómo convencerla &ealmente no tenía argumentos para e2plicarle que le

estaba contando la verdad. -or una ve3 sentí el deseo irreprimible de que unachica confiara en mí. !uería que Kabriella tuviera seguridad, que supiera queno la estaba engaando.

─ *ebería irme, tengo asuntos pendientes

mencionó, de repente. ─ ─ +h, de acuerdo. %o teretengo más > acepté de mala gana.

Ella se dio la vuelta e hi3o ademán de marcharse. )ómo volvería a verla*esconocía la locali3ación de su domicilio, no disponía de su n/mero deteléfono. %o poseía ninguna información que me ayudara a locali3arla. ? lo/ltimo que deseaba era perder su contacto. 4e había costado mucho que nosreencontráramos.

─ 6Kabriella8 > grité.

)uando se dio la vuelta, vi su mirada complacida y satisfecha. :abía estadoesperando que la llamara. Evidentemente, yo también le gustaba.

─ !ué ─ (e apetecería quedar un día de éstos ─ 4aana preguntó sin pensárselo un segundo. ─ ─ 6'í8 4aana me viene perfecto. %o sé si tengo alg/n plan, pero si lo tengo

lo cancelaré.Entonces ella rió, encantada. 4e gustó ver la forma de sus ojos achicándose

cuando sonreía. 0a hacía parecer más infantil y encantadora de lo que ya era.En realidad, recordaba perfectamente que tenía planes. :abía quedado con

Arturo, Hruno y 4ateo para jugar al f/tbol en el campo viejo, a dos calles de lacasa de éste /ltimo. En breve tendríamos un partido muy importante en el cualdebutar y entrenábamos constantemente. -ero sabía a ciencia cierta que si les


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e2plicaba el motivo lo entenderían perfectamente. #ncluso, me apostaría lacabe3a a que me echarían la bronca si no fuera a la cita con Kabriella. Ahora surostro y su misterio tenían adjudicado un nombre.

─ -ues perfecto > culminó ella, satisfecha.%o se imaginaba que quién más satisfecho estaba con aquella cita era yo. 4e

dio un beso en la mejilla y se largó de allí con un movimiento de bailarina, no sinantes darme una dirección y una hora. -arecía feli3.

%o entendía cómo había descubierto aquella mujer que yo estaría allí.(ampoco entendía como el e2trao hombre de la indumentaria medievalconseguía adivinar el lugar e2acto en que encontrarme y en el momento justo.+ eran coincidencias o siempre estaban vigilándome. Aquello me hi3o

estremecer.-ero Ui3ha no podía ser . Al menos, eso es de lo que estaban intentando

convencerme a mí mismo. Ui3ha era cómplice de , seguro. El muchacho cuyonombre desconocía, también. $ste /ltimo, además, había reconocido queconocía a . 'in embargo, Ui3ha no había mencionado nada. 'implemente habíadicho que no podía revelarme nada porque entraba en los planes. !ué planes!uién había tra3ado aquellos planes &ecordaba con aprensión cómo aquelhombre me había e2plicado que nunca hubo ning/n secuestro respecto a mí.

-ero sabía quién era , sabía sobre mi desaparición1 aquel ser estaba implicadohasta los ojos, eso sin duda alguna. -ero, seg/n él, yo no recordaba nada porculpa de una magia en la cual yo no creía. )on magia o sin ella, podía seguirsiendo un secuestro.

)uando aparecí de nuevo y comprendí que había estado en paraderodesconocido, creí que a partir de aquel momento no podía hacerme a mí mismomás preguntas que las que ya rondaban sin rumbo en mi cabe3a. !ue sólo podríaencontrar respuestas si es que las encontraba. -ero ahora miles de preguntas

más bombardeaban mi cabe3a, con ligeras sospechas, teorías descabelladas yplena incertidumbre e incredulidad.

Esa misma noche soé con Ui3ha. El sueo > que más bien era una pesadilla >me dio otra teoría más. "na absurda, ya que, la mujer llamada Ui3ha, atacaba ami amada y todavía desconocida Kabriella. 4e pareció e2trao, ya que aquella


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mujer no había dado la impresión de ser peligrosa pero, como dice el dicho, lasapariencias engaan. 4e conocía perfectamente, sin duda. 4e había dicho queera como un hijo para ella y me había llamado su @querido nio ligónB. 'i de

verdad me quería, no podría hacerme dao. :abía sido una persona buenaconmigo durante mi desaparición Entonces también recordé que no habíapalabras malvadas en el otro hombre. $l también se había referido a mí como@querido amigoB.

&ecuerdo que en sueo, la pobre Kabriella estaba muerta de miedo ante lahostilidad de Ui3ha. Ella corría y corría para ponerse a salvo, pero la mujersiempre estaba a punto de atraparla entre unas fuertes y poderosas garras enlas cuales aferraba una enorme espada de acero con empuadura roja. 0a

atacaba y ella no podía defenderse. (omé aquello como que, a pesar de lasapariencias, Ui3ha podría ser una persona malvada capa3 de deshacerse decualquiera que considerara enemigo. Eliminar a alguien que viese como unaamena3a, la amena3a de que alguien que se interpusiera entre ambos.&efle2ioné sobre ello y se me antojó como un comportamiento obsesivo ydemasiado protector.

Al final del sueo, yo me interponía entre ambas mujeres justo cuandoUi3ha iba a atacar a la indefensa muchacha de ojos a3ules, hermosa como una

diosa del +limpo, que se acurrucaba en el suelo lentamente.


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)apítulo V!uedé con Kabriella sobre las cuatro de la tarde en su pequeo piso.Civía sola, tenía edad suficiente, ya que era un ao mayor que yo.

Era sábado, así que sería una velada perfecta y con tiempo de sobra más quesuficiente para disfrutar de intimidad. 'in embargo, una e2traa oleada desentimientos indescifrables acompaaba a un temblor de rodillas que se mee2tendía por todo el cuerpo. %o entendía cómo Kabriella me hacía sentir taneufórico, que magnetismo ejercía sobre mí. %o recordaba haberme puesto jamás tan nervioso por estar con una chica1 y eso que había estado con decenasde ellas.

El piso de Kabriella era sencillo, pero de un gusto impecable a la ve3 que

curioso. 'e componía de un salón pequeito con cocina integrada. 0a decoraciónde esta sala se culminaba con un sofá de cuero negro de tres pla3as, unaalfombra de color morado, una televisión de plasma y una alacena de madera decedro. *e las paredes de gotelé morado colgaba una gran colección de cuadros,todos sobre un mismo paisaje irreal de cuento de hadas. "no de color morado,con árboles llorones del que colgaban frutos que brillaban en la oscuridad. Elautor de aquellos cuadros sí que tenía imaginaciónD 0a casa entera se definíacon colores morados, p/rpura y carmesí. #ncluso la habitación tenía las sábanas

moradas y una lámpara con una lu3 fosforescente que hacía recordar los frutosde los árboles de aquellas e2traas pinturas.

─ *éjame que adivine. )reo que me voy a arriesgar; tu color favorito es elmorado solté en tono ─ burlón.

─ 6+h, no8 > fingió, horrori3ada >. )ómo lo has adivinado ─ )reo que soy adivino. ─ %o sé si me conviene tener un adivino cerca.%os quedamos mirando durante unos segundos y luego rompimos a reír con

fuer3a. Kabriella me hi3o tomar asiento mientras ella iba a la cocina, que erauna barra americana, y traía un par de tés helados y unas pastas.

─ 4e recuerda a los japoneses > musité sin pensar. ─ %o me e2traa. 'u procedencia es de allí. :as estado alguna ve3 en

Lapón


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─ 0o cierto es que no. -ero tengo un amigo al que le gusta mucho el cine, engeneral. ? me he fijado que esto es típico de las películas orientales.

En ese momento, Kabriella dejó su té sobre la mesa y me arrebató el mío de

mis manos para dejarlo al lado del otro. 'e acurrucó junto a mí y comen3ó adarme tímidos besos en el cuello que acabaron siendo besos apasionados cadave3 que nuestros labios se juntaban. %o recuerdo en que momento me quité lacamiseta o si me quitó ella, pero sólo reparé en ello cuando la vi tirada en elsuelo hecha un ocho. A día de hoy sigo sin entender que ocurrió, cómo me pudeaturdir de aquella forma para que no recordar aquel momento con claridad,pero entre tanto salvajismo, acabamos cayendo ambos al suelo. ─ Estás bienpregunté. ─ ─ 'í, genial.

─ KeDgenialbalbuceé. ─ ─ Erestartamudo

─ %o, laDla verdadDes queDnDno. ─ )ómo es posible que un e2perto en líos de faldas como t/ se ponga

nervioso al hablar con una mujer

─ 0a verdad esDque solo me pasaDcontigo > admití avergon3ado.Ella sonrió de forma maliciosa. ─ (e creo. ─ 'abes > comencé a decir una ve3 estuve más tranquilo . %o sé qué me

ocurre contigo. )uando ─ estamos juntos siento un deja vu, como si ya teconociera de antes. %o sé cómo e2plicarloDes e2trao.

─ 4mmmD ─ ? t/ eres tan misteriosaD de

verdad, siento como siD ─ )ómo siqué

─ )reo que estoy divagando, verdad ─ %unca se sabe > me confundía esta sonrisa encantadora y maliciosa a la

ve3.


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─ + tal ve3 me sienta tan atraído por ti que mis neuronas se han vueltoest/pidas y han acabado revueltas, chocándose unas con otras. ? por lo tanto,creo que me he vuelto más idiota y bobalicón. ─ -uede ser > dijo con vo3

seductora y mirada misteriosa >. ?o también siento que en otro tiempo fuimosdos partes de un todo, ua y carne, un solo ser > y diciendo esto, puso una manoen mi pecho desnudo y acercó sus labios a mi oído >, un solo cora3ón.

:i3o ademán de alejarse de mí, pero yo la retuve suavemente de la cintura,besándola con pasión. -arecían haber saltado chispas entre el estrecho espacioque separaba nuestros cuerpos. :abía estado esperando con ansia aquelmomento desde la primera ve3 que me sentí hechi3ado por sus encantos yatrapado por esos 3afiros a3ules que me miraban con fuego. "na corriente

eléctrica recorría mi cuerpo y una fuer3a magnética lo impulsaba a unirse al deella. 'in embargo, una llamada telefónica de mis padres hi3o aicos lo que seríael mejor momento de mi vida.

+tra llamada telefónica haciendo tri3as mis ilusiones. Kenial. Coy a acabartirando el teléfono a la basura...o regaládolo. #gual 'usana lo quiere...

─ %o pasa nada, vete. #gual es mejor que vayamos despacio, no creesAquella frase me hi3o sentirme confuso, pero lo dejé pasar. ─ 'iento que acabo de besar a un desconocido dijo, pero no pareció muy

convencida. Ambos nos ─ habíamos dejado llevar. -ara que no se sintiera mal,contesté;

─ Hueno, es que soy un desconocido. ? t/ una desconocida para mí. Apenasnos conocemos.

─ )ierto y sonrió de forma encantadora, otra ve3, mostrando unos dientesblancos y perfectos. ─

4e vestí y salí por la puerta al encuentro de mis padres, que lo /nico quedeseaban era que volviera a casa para tenerme controlado.

5554is días transcurrían felices junto a Kabriella. -asé varios días en su

pequeo apartamento. -or fin sabía lo que de verdad era disfrutar de alguien alestar enamorado. 4i vida parecía que iba cobrando sentido y el misteriosohombre que decía no ser y la e2traa mujer que correspondía al nombre


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Ui3ha no volvieron a aparecer más. 'in embargo, nuevas pesadillas e2traasme atormentaban por las noches1 no lograba descifrarlas al principio pero, unave3 anali3adas, todas me llevaban al mismo fin; quería proteger a Kabriella.

(emía que el mal que se cernía sobre mí recayera sobre ella también. ? ella notenía la culpa. 'i le pasaba algo, sería responsabilidad mía.

En los delirios de mis pesadillas se interpuso un nuevo paisaje; el de los óleosenmarcados de Kabriella. A falta de saber el lugar en el que estuve en mismeses de desaparición, este nuevo paisaje significaba para mí una nuevaperspectiva desde la que ver mis terroríficas pesadillas, en las cuales secolaban nuevos personajes desconocidos decididos a atacarme a mí y aKabriella. Este temor a que ella sufriese me hacía sentirme a la misma ve3

ansioso e intranquilo, ya que nunca había sentido la necesid

El Ángel Del Mundo Oscuro - María Moreno Alfaro

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