Educación Teológica No Formal - OfG

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LA EDUCACIÓN TEOLOGICA NO FORMAL Posibilidades Prof. Oswaldo Fernández Giles. Th.D. En nuestros días existe en consenso respecto a que la educación teológica tiene que ver con la formación para el ministerio o servicio en y desde la iglesia y que esta incluye una formación en el quehacer bíblico-teológico en el marco de la misión de Dios. El desarrollo del estudio de las ciencias de la religión ha creado un campo propio de estudio y facultades de formación académica, de cuyo campo algunas materias se aplican a nuestros currículos. En este ensayo consideraremos algunas observaciones al desarrollo de la educación teológica en las últimas décadas, considerando su relación con aspectos de la práctica educativa de Jesús y su evangelio. Reflexionaremos sobre el futuro desde aspectos del pasado, que entran en nuestra historia innovándose y delineando nuestro quehacer. Nuestras instituciones de educación teológica aunque están estructuradas, son instituciones, mayormente, no formales y no cuentan con el soporte de un sistema que las acredite académicamente. Es una educación que no se puede certificar formalmente. Funciona para la iglesia, pero fuera de ella requiere una complementación para acceder al sistema formal. En relación al sistema universitario de nuestros días la educación teológica es no formal. La educación no formal es la que se ofrece con el amparo de una institución educativa formal y que no conduce a una certificación, pero es estructurada. La suposición con la que abordamos este ensayo es que la educación teológica mayormente ha sido no formal y su futuro tiene que ver con esta no formalidad, en una era de post- denominacionalismo, de interreligiosidad, de crisis de la clericalidad, de nuevos y complejos paradigmas. El acercamiento a este tema será desde la revisión histórica para perfilar un aprendizaje sobre las posibilidades posteriores de la educación teológica. 1. Aproximaciones a la historia de la educación teológica 1.1.La educación para el ministerio en el movimiento cristiano antiguo.

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Educación Teológica. Estudio desde contexto evangélico latinoamericano.Estudio relacionado a educación por extensión, educación permanente y educación a distancia.

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LA EDUCACIÓN TEOLOGICA NO FORMALPosibilidades

Prof. Oswaldo Fernández Giles. Th.D.

En nuestros días existe en consenso respecto a que la educación teológica tiene que ver con la formación para el ministerio o servicio en y desde la iglesia y que esta incluye una formación en el quehacer bíblico-teológico en el marco de la misión de Dios. El desarrollo del estudio de las ciencias de la religión ha creado un campo propio de estudio y facultades de formación académica, de cuyo campo algunas materias se aplican a nuestros currículos. En este ensayo consideraremos algunas observaciones al desarrollo de la educación teológica en las últimas décadas, considerando su relación con aspectos de la práctica educativa de Jesús y su evangelio. Reflexionaremos sobre el futuro desde aspectos del pasado, que entran en nuestra historia innovándose y delineando nuestro quehacer.

Nuestras instituciones de educación teológica aunque están estructuradas, son instituciones, mayormente, no formales y no cuentan con el soporte de un sistema que las acredite académicamente. Es una educación que no se puede certificar formalmente. Funciona para la iglesia, pero fuera de ella requiere una complementación para acceder al sistema formal. En relación al sistema universitario de nuestros días la educación teológica es no formal. La educación no formal es la que se ofrece con el amparo de una institución educativa formal y que no conduce a una certificación, pero es estructurada. La suposición con la que abordamos este ensayo es que la educación teológica mayormente ha sido no formal y su futuro tiene que ver con esta no formalidad, en una era de post-denominacionalismo, de interreligiosidad, de crisis de la clericalidad, de nuevos y complejos paradigmas. El acercamiento a este tema será desde la revisión histórica para perfilar un aprendizaje sobre las posibilidades posteriores de la educación teológica.

1. Aproximaciones a la historia de la educación teológica

1.1. La educación para el ministerio en el movimiento cristiano antiguo.

Este ensayo esta elaborado desde una lectura didáctica del capítulo siete del Evangelio de Juan.1 Considerando, el evangelio, como un relato interpretativo que busca esclarecer al mundo fuera de Palestina quien es Jesús y orientar a los cristianos respecto a la vida de la comunidad de fe, lo cual incluye significativamente la didaché de Jesús.2 Estamos ante una escuela joanina “no formal”, con una corriente de pensamiento que se formó independientemente.3 Esta escuela trabajó con conceptos paralelos, análogos, que fueran accesibles a los no judíos, fuera de Palestina. Una especie de judaísmo helenizado. Hay una semejanza entre las ideas que aparecen en Juan y en Filón de Alejandría, (20 a C.- 54 d C.) filósofo griego de origen judío

A fines del primer siglo de la era cristiana las comunidades habían crecido como movimiento, mayormente en la clandestinidad, consideradas como una religión cismática, vinculada a la religión de los hebreos. El judaísmo era una religión tolerada por el Imperio.

1 Este ensayo está basado en observaciones a texto del evangelio que presenta a Jesús enseñando en el templo de Jerusalén: Juan 7: 1- 522 I. H. Marshall, Evangelio de Juan. En J. D. Douglas, (ed) Nuevo Diccionario Bíblico. Buenos Aires: Certeza, 1991, pp. 745-752.3 Ibid

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Había afirmado su sistema rabínico escolarizado. Subsistían a lo menos dos escuelas, una conservadora heredera de las ideas e Shamai y otra liberal continuadora de las enseñanzas de Hillell, pero estas no habían conseguido trascender lo suficiente fuera de Palestina. Una escuela no formal y que relee el judaísmo ha sido promovida por Pablo, vinculado a las enseñanzas e interpretación de Gamaliel. La estrategia educativa, de Pablo, es buscar discípulos nuevos y dedicarles un tiempo prudencial a su formación unos tres años. 4 Los contenidos y metodologías básicas son evidentes: “discusión y persuasión sobre el reino de Dios,”5 apertura a las manifestaciones extraordinarias de Dios, 6 favoreciendo el crecimiento de la palabra del Señor y su capacidad para transformar 7 a judíos exorcistas, a ambulantes pro cristianos,8 a los entrometidos en la religión popular y “autodidactas” que manipulan lo sagrado,9a la oferta religiosa fabricada para el consumo de religión.10

Otra modalidad fue la tutoría, Pablo invitó como discípulo a Timoteo, medio griego- medio judío y perfiló, a través de esta experiencia formativa, un futuro, “hacer discípulos de segunda mano”11 acompañándolos eventualmente, integrándolos a un equipo, escribiéndoles sobre la espiritualidad y la ética el ministro, sobre pastoral y eclesiología, orientándoles sobre micro y macro ética, sobre el dogma y la teología, ubicándolos estratégicamente en espacios de misión, incentivando el desarrollo e sus competencias comunicacionales.12

Una segunda fase de la necesidad de discipular en el Camino,13 se da cuando las comunidades convertidas en religión oficial del Imperio se reúnen en la basílica para escuchar la cátedra semanal del obispo y van perdiendo el sentido de comunidad espontánea y adoptando la formalidad que le exige el poder e incluso de definir el dogma para dar estabilidad a la relación iglesia-estado. El claustro se caracterizó, principalmente, por la regla benedictina para la formación clerical, que encaminaba a la ordenación de personas para un ministerio regular. El claustro y la educación que se impartió fue tomando una forma escolarizada, las materias se fueron organizando en áreas: Sagrada Escritura, Dogmática, Retórica y Pastoralía. Posteriormente surgieron niveles de formación para el alto y bajo clero. Las reglas benedictinas de devoción, trabajo y estudio se aceptaron como una regla básica común. Esto fue dándole forma a la preparación para el ministerio sacerdotal y diaconal. El claustro era el espacio del quehacer teológico, necesario para ser ordenado. Los reformadores se formaron mayormente en teología o en derecho en el claustro, vinculado al monasterio.

1.1. La educación para el ministerio desde la Reforma

El cristianismo al dejar de ser un movimiento al institucionalizarse, necesitaba por consiguiente de la academia para legitimar la institucionalización religiosa. Pasaron más de diez siglos hasta que la Reforma devolvió al cristianismo el sentido de movimiento innovador, con un nuevo paradigma, en el que la vocación ministerial trasciende el ámbito clerical, el médico, el panadero también tienen una vocación y requieren una lectura teológica de sus ciencias y técnicas.

4 Hechos 20:30 ( 3 meses 19:10 y dos años 19:10)5 Hechos 19: 86 Hechos 19:107 Hechos 19: 10 y 20, ISCHUO: indica la idea de capacidad o habilidad para hacer o experimentar algo.8 Hechos 19: 139 Hechos 19:1910 Hechos 19: 26-2711 Frase usada por Soren Kierkegard, en Fragmentos. Buenos Aires: La Aurora, 1968.12 I Timoteo 3:14-15; 4:14; II Tim 4:2 y 313 Hechos 9:2, 19:9, 19:23,22:4, 24:14, 24:22,

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La formación teológica ha pasado de la comunidad de fe catequística, al monasterio; luego vino la universidad; al evolucionar el conocimiento se afirma la facultad de teología, en plena modernidad; los teólogos de la escolástica protestante exigen el regreso a la teología como estudio independiente de la filosofía gestando así el seminario; 14 pero ocurrió que no todos tenían formación humanística para estudiar teología en un seminario, se hizo necesario el instituto bíblico, sin mayores requisitos académicos; el instituto manifestó una serie de problemas: el alejamiento de la práctica ministerial, la tendencia a la academia, la centralización de la formación en la ciudad, la necesidad del traslado del campo a la ciudad para entrar en el instituto bíblico o seminario y la reproducción del claustro. Los resultados, el claustro no acompañó el desarrollo de la iglesia rural y marginal, que fue llevado a cabo mayormente por los “laicos” y “obreros evangelistas”, que no habían estudiado en un instituto o seminario.

La Reforma introdujo la Academia, al movimiento evangélico, como un espacio nuevamente no formal. Los estudiantes mayormente refugiados políticos, perseguidos por sus convicciones religiosas reformadas, estudiaban: Teología, idiomas bíblicos, exégesis bíblicas, después de una experiencia de formación del carácter y la espiritualidad. El ideal de un ministro educado fue el modelo de la reforma, pero éste no se mantuvo. 15 Después de la reforma Europa y luego Norteamérica continúan con la universidad y su facultad de teología, junto a otras facultades. Este es el espacio en que se forman Juan Wesley (1703-1791) y Jonathan Edwards (1703-1758) por ejemplo, ambos seguidores de la filosofía de J. Locke. En las colonias de Norteamérica la facultad de teología se separó de las otras, surgiendo el seminario, que exigía estudios generales previos realizados en las otras facultades.16

En esta fase la formación teológica para los ministerios eclesiales que se han levantado en la nueva iglesia, en Latinoamérica, a partir del siglo XIX. La “formación obreros” es algo así como ministros ordenados que invitan a creyentes a trabajar en la difusión de la fe. La preparación es no formal, no apunta a una graduación académica, simplemente es el quehacer educativo necesario para darle sostenibilidad al proyecto misionero. Iniciado el siglo veinte las comunidades eclesiales evangélicas fueron gestando un modelo de formación para el ministerio que reproducía el modelo norteamericano y que sustituía la formación previa, en estudios generales, con la incorporación de un área de correlación en el currículo.

Pero los denominados “institutos rurales” de corto tiempo, reinsertaron la educación no formal. Esta formación continuó, como en el caso del Perú, con diversos programas complementarios como el “Instituto Penzotti” y la educación a distancia, con los cursos por correspondencia, que el Instituto Bíblico Latinoamericano, después Seminario y hoy Universidad Bíblica Latinoamericana, incursionó tempranamente por la década de los cincuenta y en los setenta el Programa Diversificado a Distancia PRODIADIS. 17

1.2. La formación para el ministerio y la innovación de la educación en la crisis de la modernidad

Por los años sesenta y setenta del siglo pasado la educación en el mundo, especialmente en Latinoamérica experimentó una corriente que intentaba una innovación. Se hablaba de la

14 Ver Sidney Rooy, Modelos históricos de la educación teológica, En C. René Padilla (ed) Nuevas alternativas de educación teológica. Buenos Aires: Nuevas Creación, 1986, pp. 43-5815 S. Rooy, op.cit.,p 5316 Op.cit, p 5417 Irene Foulkes, PRODIADIS, A new way of doing theological education in Latin America. En Harvie M Conn and Samuel Rowen, Missions and theological educations in world perspective, pp. 55-62

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educación no graduada.18 Esta corriente desarrolló las ideas de la educación permanente, de la extensión educativa, la educación de adultos, como soluciones a la educación de los sectores rurales y marginales de los países subdesarrollados. La idea del “Seminario por Extensión” o de la “educación teológica por extensión” conocida como ETE, representó una adaptación de los avances de la tecnología educativa de estas décadas, dirigidas a la difusión de la educación no formal. ETE siguió esta modalidad vinculándola a una institución formal, fue la extensión del instituto o el seminario, caracterizándose básicamente por salir del espacio de la escolaridad tradicional. En lo demás seguía currículos similares, sistemas de calificación más que de cualificación y se distanció del contexto socio-político, la teoría de la dependencia, en debate en aquel entonces quedó fuera de las aulas y de la extensión que se daba en el contexto más evidente de las consecuencias de la dependencia. La ETE debía abandonar la “educación bancaria” que ignoraba el contexto político de toda acción educativa,19 sin embargo esto no ocurrió, la dependencia teológica e ideológica se acrecentó.

ETE fue una propuesta de educación alternativa para quienes no podían acceder a un seminario residencial. En algunos momentos se le presentaba como un modelo que reemplazaría al claustro. En nuestro país, misioneros y líderes eclesiales convencidos de esta alternativa, hicieron talleres por todo el país motivando a la formación teológica por extensión. Institutos, seminarios ampliaron su cobertura empleando la educación a distancia. Se organizó la producción de textos programados y semi-programados. La ETE se abasteció del material que provenía del claustro, con la mentalidad de la academia haciendo a esta imprescindible e insustituible.

Las iglesias que se desarrollaron usando los materiales de ETE, para la formación de sus cuadros de movilización, tuvieron resultados favorables, pera la tendencia fue reforzar el claustro o el regreso éste. La Alianza Cristiana y Misionera en Lima, a fines de los setenta, fue la que mejor utilizó estos recursos, incluso como aprestamiento para la formación en sus programas regulares, con los que afirmaron el modelo de educación vespertina, que recuperó el uso del tiempo libre, elemento básico de la educación no formal.. Los textos programados, La Vida de Jesucristo, El Hogar Cristiano Feliz, La Vida Abundante, Como Predicar, fueron y siguen siendo textos de gran utilidad, procedentes del movimiento de educación teológica por extensión.

Por los setenta y ochenta un debate, trascendental, impactó la educación teológica: La pedagogía liberadora de Pablo Freire, que coincidía, con la educación a distancia, en la crítica del claustro, al Freire denominó “educación bancaria”. La educación teológica por extensión era en el fondo educación popular, pero se mostró crítica respecto a la teología popular, que cuestionaba la dependencia teológica. La ideas de Freire y las ideas de Iván Ilich, 20 en especial, sobre su crítica a la escuela tradicional favorecieron el desarrollo de la educación teológica por

18 Ver Richar I. Millar, La Escuela no Graduada. Una nueva solución educativa. Buenos Aires: El Ateneo, 1967. Everett Reimer, La escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación. Buenos Aires: Barral, 1973. Emilio Barrantes, Crónica de una Reforma. La extensión educativa y la calificación profesional extraordinaria. Lima: CONCYTEC, 1990. AntonioPinilla Sánchez y Gabriela Porto de Power, Educación como proceso e comunicación. Proyecto de educación superior no escalorarizada. Lima: Universidad de Lima, s/f. Ralph D. Winter, Theological education by Extension. Pasadena, California, William Carey Library, 196919 La frase pertenece a Pablo Freire, en su crítica a la educación formal, escolarizada. Ver la tesis doctoral de Samuel Escobar: Pablo Freire: Una pedagogía latinoamericana. México: CUPSA, 1993; p. 235; y la obra de Daniel S. Schipani, Pablo Freire, Educación libertad y creatividad. Encuentro y diálogo con Pablo Freire. Elkhart, IN: Universidad Interamericana de Puerto Rico – Institute of Mennonite Studies, 1992.20 I. Ilich, En América Latina ¿Para que sirve la escuela? Buenos Aires: Búsqueda, 1988

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extensión, pero el problema de la metodología hizo sospechar de una pedagogía que contribuía a perpetuar un modelo de iglesia que no veía como su misión el compromiso social y político, para el establecimiento de los signos del reino de Dios. Así, quienes abogaban por una innovación de la educación teológica como práctica de la libertad vieron como el movimiento de educación teológica por extensión fue siendo solo un instrumento didáctico, que mayormente no contribuyó a la transformación de la iglesia y su misión. Lo que vino después fue el uso de extensión y textos programados, para favorecer contenidos, que favorecían la preservación del estatus quo. Igualmente aparecieron textos semi-programados, populares para difundir contenidos de cambio social, pero no tuvieron mayor trascendencia. La innovación de la educación quedó postergada nuevamente.

En medio de la crisis de la modernidad y de su paradigma, e igualmente de la emergencia del pensamiento complejo transdisciplinar,21 la tecnología, la información y la comunicación (TIC), han ofrecido las posibilidades de la realización de lo soñado por los pioneros del seminario por extensión en los sesenta.22 La educación a distancia es posible hoy en una variedad de modalidades, gracias a los TICs; la oferta educativa no formal y virtual es fascinante, la Internet nos permite tener: un campus virtual, un aula, una biblioteca, guías, foros virtuales, etc. El estudiante puede conectarse en tiempo real con su tutor; puede ser autodidacta navegando en Internet; puede realizar hasta su graduación virtual.

La innovación de la educación, desde la perspectiva de la tecnología al servicio de la educación y por siguiente de la formación para ministerio, convengamos es un hecho, estamos ofreciendo educación teológica en una variedad de instituciones y programas, en institutos, seminarios, escuelas, facultades y programas eclesiales, empleando una serie de modalidades, residencia, extensión o distancia, en horarios vespertinos, de fin de semana, del verano, programas virtuales apoyados con reuniones presenciales; programas de discipulado y finalmente empleando la modalidad de calificación extraordinaria de la experiencia mediante encuentros para materias superintensivas, pero todo esto es técnicamente educación no formal, con su propio nivel y valoración, que presentan un panorama ligero del tema para facilitar la auto-compensación de haber estudiado, estando el valor real en la experiencia que se ha o debería cuantificarse y cualificarse en el sistema de educación formal, para ubicarse en lo que hoy estamos entendiendo por educación no formal.23

La educación teológica ha sido siempre, principalmente, no formal. Cuando ha incursionado en el claustro y la academia ha sido para una interdisciplinariedad, interactuando con los otros saberes.24 La formación para el ministerio, en la normatividad de la Escritura, es “preparar a los santos para la obra del ministerio”25 Esto comienza con el discipulado, como un seguidor identificado y comprometido con Jesús. El discipulado es a la vez formal, no formal e informal. Es formal, pues la catequesis es en base al credo apostólico, requisito para el bautismo. Es no formal porque no se realiza necesariamente en una escuela, pero adopta una

21 María Teresa Pozzolli, El sujeto de la complejidad. La construcción de un Modelo Teórico Transdisciplinar (eco-psico-socio-histórico educativo) En Polis, Revista de la Universidad Bolivariana (Chile), Vol. 5, Nº 15, 2006. Ver Nelson Vallejo-Gómez, El pensamiento Complejo. Entrevista a Edgar Morín en Babel Gaceta, Biblioteca Nacional del Perú, Año 1 Nº 1 Junio 2007 22 Ver Ralph D. Winter Theological Education by Extension. Pasadena, California: William Carey Library 1969 y F. Ross Kinsler, The Extension Movement in Theological Education. Pasadena, California, William Carey Library, 1981 23 Ver la explicación de Jerome Bruner, citada por Washington Padilla en La educación no-formal, en C. René Padilla (ed), op.cit, p. 88; Shigeru Aoyagi, Educación formal, no formal e informal. En http://www.sectormatemática.cl/pedagogia/o1%20EDUCACION%20%FORMAL.doc24 En la universidad medieval el derecho, la medicina y la teología, se estudian teniendo la transversalidad de esta última. Ver S. Roy, op.cit,p. 4925 Efesios 4: 12

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estructura. Es informal porque se realiza sin alterar, significativamente, la vida cotidiana. Esto hace compleja la construcción de paradigmas para la formación para el ministerio, a partir del discipulado, siendo que además hay una variedad de propuestas, desde la preparación para el bautismo hasta la formación básica para el diaconado, el presbiteriato y el pastorado laico.

1.3. El desarrollo de la iglesia latinoamericana y la educación para el ministerio.

En Latinoamérica no solo estamos viviendo en la “corriente del Espíritu” hay también una “corriente academicista” en la formación teológica en la nueva iglesia, “la letra mata”, pero se buscan los grados académicos como signos de un “empoderamiento” complementario y necesario en el mundo real. Esta corriente interesada, que interesándose y sintiendo la necesidad de la educación teológica tiene dos remolinos uno que desborda los sistemas de acreditación, pero quiere educación no formal y acreditación formal y otro de regreso a la universidad, el seminario se convierte en universidad. Esté último remolino es la recuperación de la visión de la Reforma y la apertura a la multidisciplinariedad en la universidad cristiana evangélica.

Hacia fines de los ochenta y principios de los noventa hablábamos en el Perú de un 7 % de evangélicos, hoy estamos hablando de un 13 a 15 %. Esta nueva iglesia, ha asumido la pentecostalidad, se debate por ser evangélica, promueve la imagen de ser adoradora abierta a los carismas, no ha conseguido no ser de todas las sangres, va redescubriendo y reinstalando la academia paulatinamente y lo novedoso es que tiene pretensiones políticas. Entrado el nuevo milenio estas iglesias se vienen caracterizando por un liderazgo pastoral que obtiene su formación para el ministerio en su propia iglesia, en cursos acelerados, a través de la tecnología informática y la comunicación por Internet y mediante las TICs. Estas acciones educativas de formación para el ministerio han desbordado y desdibujado la oferta educativa teológica tradicional.26 El nuevo dirigente, de la nueva iglesia, mayormente, no se ha formado en nuestras instituciones evangélicas tradicionales, si lo ha hecho ha sido en los programas intermedios o a distancia y cuando no tiene los estudios básicos inconclusos.

En los sesenta y setenta se instaló una discusión entre el claustro y la extensión educativa. Dos factores se ventilaban en la discusión, la eficacia ministerial y la preparación “sólida”. La eficacia se movía entre los que se habían formado por extensión. Los del claustro sospechaban que no había sana doctrina o a lo menos el nivel daba mucho que desear. La educación por extensión fue perdiendo lugar no por falta de buenos resultados, sino por que la tecnología no alcanzó lo suficiente a indigenizarse y además se experimentó un proceso de desnivelación, por discontinuidad en la actualización de los instructores. Lo que tenemos hoy es algo muy parecido, se sospecha de falta de seriedad académica, de la formación bíblico-teológica, en algunas ofertas educacionales teológicas y de una formación precaria, que sirve más para la adoración que para la exposición de las Escrituras.

Las instituciones educativas que entraron a combinar el claustro, residencial, con la extensión educativa o educación a distancia. Descubrieron un público no atendido con la formación teológica y abrieron programas que combinada la residencia con la extensión, introduciendo nuevas modalidades de estudio como cursos de verano, cursos intensivos,

26 Algunas ofertas de educación teológica norteamericanas ofrecen grados que no son homologables con el sistema universitario latinoamericano, que funciona si eclesialmente dentro e sistemas de acreditación internos y algunos de ellos con alguna acreditación en los sistemas de acreditación de la educación superior universitaria formal. Estas instituciones se legitiman en nuestro medio a través de pequeñas universidades dedicadas al negocio de la educación y necesitadas de acreditación internacional que les de prestigio, sin importar la calidad de la educación. Nuestros estudios sobre este fenómeno conexo a la globalización y su devastación de nuestros sistemas educativos, son cada vez más evidentes.

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tutorías, cursos en algunas ciudades. Pero esto no innovó los contenidos ni los niveles. Como dijera Freire, la domesticación siguió siendo la forma de educar. La formación teológica siguió siendo una forma de reproducir una cultura, que viera en el cambio social una amenaza a la fe. Lo evangélico se reprodujo como contrario a la liberación de la teología y a la corriente del Espíritu. Incluso las iglesias de la pentecostalidad no tuvieron la visión para notar lo que el Espíritu estaba haciendo en la historia, a través de lo que era no solo la renovación de la pentecostalidad en diversas iglesias evangélicas tradicionales, bautistas, presbiterianos, hermanos libres, pentecostales, de santidad, que se fueron renovando. Una nueva iglesia surgió en el continente, entonces los estudios fueron haciéndonos notar que se trataba de una nueva fase de la pentecostalidad, que desbordaba la iglesia tradicional y por lo consiguiente sus sistemas de formación de líderes. Los seminarios, institutos quedaron sobrepasados por nuevas formas de educación teológica, que aun nos queda estudiar.

Entrados los noventa y el fin del siglo, el escenario es de un desborde eclesial originado por la transformación de la pentecostalidad, que hemos calificado de “neopentecostalidad”. Este desborde eclesial superó toda la oferta educativa. El claustro era mayormente crítico de la “corriente del Espíritu” y la educación teológica por extensión no se había actualizado, además que procedía de contextos no tan felices con lo carismas. Un factor adicional es que el nuevo liderazgo emergía de sectores sociales con mayor educación. El nuevo laico de la “neopentecostalidad” es mayormente profesional y hay muchas mujeres ministrando. El claustro veía al ministerio pastoral de la mujer como ajeno a la tradición eclesial y no esclarecido bíblicamente. La opción inicial, que ha seguido la pentecostalidad, por la formación de tipo discipular con el componente, reconocido o no, de educación no formal, da sus resultados. Hoy el lento camino, que se percibe, hacia el claustro, va requiriendo no solo un nuevo modelo de claustro, sino una teología que sea capaz de acompañar esta corriente.

Al parecer, estamos teniendo además de un debate entre la academia y la experiencia, una tensión entre nuevas formas de liderazgo exitoso y una dirigencia que se aferra a la representatividad, de una minoría significativa por su trayectoria evangélica, pro que no es sensible a la “corriente del Espíritu”. El nuevo liderazgo necesita legitimarse y una forma de hacerlo es por la formalización académica teológica, es en estas circunstancias que los plazos académicos se aceleran, se fundan instituciones para formalizar y sistematizar experiencia a través de programas de estudios ofertados en el sistema norteamericano, dentro de su libertad de oferta educativa, no necesariamente acreditadles en sistemas serios de acreditación de educación teológica, que manejan estándares universitarios reconocidos en instituciones de prestigio de nuestros sistemas universitarios.27

El modelo que se va imponiendo es el de cursos, seminarios y talleres intensivos y masivos. La educación teológica tiene características masivas. Las materias principales son “Sanidad Interior”, Eclesiología celular.” “Seminarios de cómo usar las Biblias con notas”, que son verdaderas enciclopedias sobre introducción bíblica, comentarios e interpretaciones literalistas, con concordancias temáticas, especie de teología bíblica con escatología incluida. Los medios de comunicación y la gestación de la iglesia mediática crearon modelos ministeriales, cuya educación teológica implícita se fue haciendo evidente. La reproducción del modelo en si cierra la formación para el ministerio. La reproducción del modelo ministerial mediático norteamericano reproducido por los latinos de Norteamérica se va expandiendo y aparece como un modelo ministerial latinoamericano exitoso en los medios evangélicos y en los congresos, conferencias, seminarios y talleres que estos propician. 27 Los sistemas de acreditación de ALIET, ASIT y AETAL, necesitan retomar el trabajo en la acreditación de la educación teológica. En esto el Concilio de Acreditación Internacional al que está vinculado AETAL, es el más activo, hay instituciones en nuestro medio que están en proceso de acreditación en este sistema.

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El ministerio de Alabanza, al parecer es el ministerio más importante, en la nueva iglesia Latinoamericana del siglo XXI. Aun hay incertidumbre sobre si es un ministerio, pero ya tiene un espacio en nuestra eclesialidad. Se han formado academias e institutos de formación de adoradores, que además de música enseñan Biblia y teología desde la transversalidad de la adoración. La teología se canta el pueblo evangélico es un pueblo que canta y canta interpretación bíblica y teológica. Hemos repetido en los talleres de adoración, que es necesario considerar la teología de las letras de las canciones, pero aquí estamos con una “corriente del Espíritu,” con un movimiento de adoración sin suficiente estudio de las Escrituras y más aún sin “sólida” formación doctrinal.

Un fenómeno también se hace evidente el claustro comienza a ceder al nuevo liderazgo bivocacional, le ofrece clases en horario nocturno, en los fines de semana. Esto ha requerido extender más el período de estudios o cambiar el currículo. En todo caso ofrecer un programa no gradual, pero de cursos acreditables. Estamos hoy a inicios del siglo XXI, ante nuevas condiciones para la formación del liderazgo eclesial. Requiere nuevos estudios, más que propuestas coyunturales. El interés por estudios teológicos universitarios u obtener un grado es un tema que nos coloca nuevamente el debate sobre acreditación, pero con un nuevo ingrediente, la ética en la oferta y concesión de grados y títulos. Esto tal vez siempre ha estado presente desde que el seminario paralelamente a la universidad fue otorgando grados, unos que valían eclesialmente y otros que si eran convalidables en el sistema universitario. La no formalidad de la formación para el ministerio sigue siendo la característica, entre tanto no tengamos universidades serias y de prestigio académico, con facultades de teología, que creen paradigmas de los niveles de formación teológica, para el contexto latinoamericano en el marco de la acreditación internacional.

La iglesia, la formación ministerial, el claustro y la universidad siempre han estado juntos. Tres fueron las disciplinas básicas en el medioevo, la teología, la medicina y la jurisprudencia. Las tres ofrecidas siguiendo la transversalidad de la teología. La Reforma y la modernidad mantuvo la teología en el claustro universitario y fue abandonándola paulatinamente al mismo tiempo que un sector de la iglesia abandonaba la universidad y fundaba el Seminario independiente de la Universidad, menos racionalista. Hoy cuando la educación teológica regresa a la formación universitaria, lo hace en una época de crisis de la racionalidad, de pensamiento unipolar, de intersubjetividad y pensamiento complejo como alternativa a la anomalía en los paradigmas puramente racionales. Este regreso a la educación teológica universitaria tiene la característica de solo utilizar la graduación universitaria, para prestigio y status ministerial pero no tanto para hacer universidad, investigar creativamente para contribuir al conocimiento universal, a solución de los problemas de la existencia humana que impiden el bienestar, el shalom, del que nos hablan las Escrituras. El apresuramiento por lo universitario ha establecido una oferta de graduación en áreas conexas a la teología, como grados en educación religiosa, asesoramiento familiar, consejería, etc. La teología queda como accesoria en estos programas que distraen la atención a la investigación bíblica-teológica en el marco de la misión de Dios, como base para cualquier especialización ministerial. La oferta en el norte de graduación en ministerio, ha sido mal interpretado, en nuestro medio, considerando como no necesaria la formación en la exégesis bíblica, estableciendo programas que prescinden de la formación paciente en el estudio del texto bíblico y la teología que emana de ella. Los grados en ministerio habrían devenido así en una formación teológica para el ministerio más ligera, de lato sensu, como se le califica en la administración educativa. Pero no fue así la intención de esta especialización, la idea era tener un teólogo formado sólidamente en la exégesis y la teología, que se especializara en el ministerio, básicamente en el pastoral, con profundos conocimientos en la sociología de la

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religión, la psicología de la experiencia religiosa, el desarrollo eclesial y el asesoramiento y acompañamiento espiritual.

La educación teológica no formal es parte de la educación en general, experimenta las realidades y los cambios junto a ella. El cambio de paradigmas y de del abordamiento del conocimiento, incluyendo la sobre oferta de información, con TICs, como medios, que tienden a convertirse en “el mensaje,” están haciendo que la educación sea una experiencia en la que el conocimiento se muestra complejo, la interdisciplinariedad exige especialización y a la vez transdisciplinariedad, para interactuar con otros enfoques y con la sobre oferta de información disponible.

La educación por extensión y el claustro se han encontrado hoy en el ciberespacio, ya no hay dos modelos en debate, el claustro y extensión. Los fines de la educación teológica es el tema, en el marco de una nueva forma de abordar educación, que junta lo del claustro y lo de la extensión educativa en lo virtual. Un programa de extensión hoy tiene la posibilidad de recrear el aula en el ciberespacio. El claustro puede hacer virtual su aula. Al estudiante le es indiferente asistir o no asistir al aula, puede retomar el curso con los materiales colgados “on line”. Es cierto que aun tenemos “analfabetismo informático” en nuestra programas. Hay una generación que a lo mucho usó una máquina de escribir, para la que una computadora aún es un mundo por conocer. Es a estos que los programas tradicionales por extensión sirven muy bien, pero estos van desapareciendo con la “alfabetización informática,” que es uno de los desafíos de la educación no formal, al que se añade la “ética informática” para usar la información virtual de la Internet con los mismos valores con los que se aborda la información tradicional.28

2. La educación teológica no formal: Una Lectura de esta modalidad desde la práctica de Jesús.

La educación teológica considera la práctica educativa de Jesús como parte de su paradigma educativo, junto a la experiencia educativa de Pablo. Ubicar a Jesús en la oferta educativa de su época, es un tema al que el evangelio de Juan le da cierto interés.29 Juan nos presenta a Jesús enseñando su didaché y afirmando que ésta es de origen divino. Era una enseñanza que junto a sus obras fueron conocidas en “Galilea de las culturas” allí se había formado, junto a su padre y hermanos a quienes les fue comentando que tenía un mensaje que decir de parte de Dios (v.3). Era una enseñanza que se ha ido haciéndose notoria, pero que lo confrontaba con los judíos condescendientes con la expansión romana. Lo galileos guardaban la memoria de profetas como Jonás y Nahum, que profetizaron fuera de Judea a los pueblos allí cerca al norte de Galilea. La enseñanza de Jesús había trascendido con su carga profética analizando la situación del mundo y señalando que no está bien lo que viene ocurriendo. La enseñanza de Jesús es crítica, contracultural, incomoda, lo detestan porque les declara, denuncia su sistema de la maldad, se impone en el mundo con el consentimiento del pueblo de Dios (v.7).

Jesús enseña, con un perfil bajo, desde Galilea, desde el medio rural, pesquero y marginal. El centro del poder era Judea, el espacio que giraba entorno a la urbe de Jerusalén donde estaba el centro de la religiosidad, la intelectualidad y la economía hebrea, el templo (v. 14). Judea era el espacio ideal en el que Jesús podría demostrar a los intelectuales que no engaña al pueblo. Sus hermanos y allegados así lo creen. Jesús ya era una tema de preocupación a los religiosos intelectuales (v.15). La práctica educativa de Jesús es parte de su kairos para mostrar 28 El plagio de textos en las diversas modalidades de la formación teológica es un problema que exige reforzar la formación ética para la práctica de la investigación monográfica.29 El diálogo entre Jesús y Nicodemo, “didáskalos de Israel” Juan. 3:10; capítulo 7 ;

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al mundo que su enseñanza es de origen divino, mensaje que seguimos enseñando, en los contenidos de la educación teológica. Juan nos presenta a Jesús visto por los judíos como educado en letras, grammata, sin haber estudiado en una escuela rabínica, ni en la de Hillel, liberal, ni en la de Shamai, conservadora. Su discurso, didaché, en el templo, es el de un grammateo, que busca entender y hacer la voluntad de Dios, es la palabra de un didáskalos que ama la verdad y no pretende sino la gloria de Dios, que considera que cualquier otra enseñanza autónoma está fuera de la realidad y es injusta, (v.17-18). Jesús después de Galilea, tiene que ver con hacer teología en los espacios del poder, desde crítica a lógica y los lenguajes del poder (v.6).

El problema con la nueva oferta de educación teológica, en Latinoamérica, es que quiere hacer lo que solo en Jesús podía darse, “el saber letras sin haber estudiado” ser un grammateo un experto y reconocido intérprete de la Escritura y teólogo sin haber estudiado (v 7:15). Jesús reconocía que admiraban su didache, pero debían entender que era revelada y solo ésta su enseñanza fue revelada, nosotros tenemos que escudriñar las Escrituras por que es en ellas que se forja nuestro pensamiento “pensáis (dokeo) que en ellas tenéis vida eterna”, en ellas está el sentido de la vida, en la vida y obra de Jesús de Nazaret (5:39).

El maestro como reproductor de la cultura.30 Jesús se presenta más como un didaskalos, como alguien que enseña más allá de lo rabínico, de lo tradicional. Que se propone entender los propósitos de Dios por medio de conocer la didaché de Dios. Jesús es un innovador de la interpretación de la ley de Moisés, (v. 22-23). Él hace teología desde la didaché de Dios, su interpretación es verdadera y justa (v.18). Un rabí es un intérprete a quien no le interesa mucho interpretar la voluntad de Dios contextualmente, sino la aplicación de la ley, desde la interpretación que ha ya definido y fijado. Dos experiencias en el mismo nivel. Dos metodologías. Una de Jesús “autodidacta,” no escolarizada, pero del nivel de los que han ido a la escuela rabínica. Otra de los fariseos escolarizada, pero reaccionaria a los cambios interpretativos a propósito de la intervención del Mesías en la historia. Jesús les recomienda investigar en los testimonios de la historia de la salvación acerca de su intervención en la historia (5:39).

El maestro de Galilea, ha mostrado una imagen de profeta, denunciando el sistema de maldad en el mundo, pero también hablando de la intervención del Espíritu quien hará posible la metanoía, convenciendo de un cambio de mentalidad y de actitud. Jesús en Juan es un didaskalos que no puede evitar ser considerado como el profeta, el Mesías, por lo que dice a viva voz: “Yo no he venido de mi mismo, el que me envió es verdadero, yo le conozco,” (v. 28-29). “El que cree en mí de lo profundo de su ser fluirá el Espíritu de vida.” Jesús nos muestra que didascalia y profecía caminan juntas; enseñanza contextual y apertura al Espíritu que actúa en la historia. Esto s conciencia del kairos en la historia y denuncia del sistema de maldad en el mundo (v.7).

Uno se preguntaría sobre Jesús de Nazaret, entonces ¿Es Jesús un profeta o un maestro? ¿O Jesús es un didaskalos cuya enseñanza es profética y neumática? Recordemos que Juan procura mostrar, a sus interlocutores fuera de palestina, quien es Jesús, cuál es su enseñanza y cuál es su método; mostrar que no es un Rabonni, (v. 20:16) un gran maestro judío, aunque se le reconoce así. Jesús no es un grammateo, aunque los judíos lo ven así (v. 7:15). Jesús se ve a si mismo en Mateo, más como un Kathegetes, un guía, un instructor (Mt.23:8). El maestro

30 Ver Pierre Bordieu y Jean Claude Passeron, La Reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñaza. Barcelona: Laia, 1977. El modelo educativo revela los mecanismos por medio de los que se realiza la reproducción desorden establecido. La escuela opera la imposición de la cultura dominante, p. 11

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como alguien que facilita el saber, que construye el conocimiento desde los saberes de los discípulos. Esto está más cerca de lo no formal.31

En su oficio de didáskalos y profeta, el sistema religioso, lo tiene a Jesús instalado en la fiesta, enseñando y alzando la voz profética. Jesús es inspirador y aguafiestas,32 en el último y gran día de la fiesta se pone en pie e invita a los sedientos de sabiduría venir a él y beber de su enseñanza. La realidad es que para los intelectuales religiosos judíos un didaskalos Galileo es impensable y un profeta galileo menos. La situación se va desbordando, la didaché de Jesús es el tema de la fiesta. El conocimiento de la Escritura para una elite judía, comienza a terminarse, la Escritura comienza a ser interpretada por el pueblo, entienden que el Mesías vendría de David y de Belén, pero no les cierra lo de que venga de galilea. Necesitaban de los intérpretes de la Escritura. El pueblo no solo estaba excluido de la educación en la interpretación de la Ley de Moisés, sino que se les considera iletrados e idiotas, (v.52). 33

La multitud, como la que observamos en Latinoamérica, está deseosa de escuchar la interpretación de la Escritura. En dos ocasiones Jesús se levantó, y alzó la voz para hablar, en el entorno del templo (28), en la primera ocasión (28-29) les dijo “No he venido por mi propia cuenta, el que me envió es verdadero, yo le conozco” Antes les ha dicho que su doctrina es de Dios, quien lo ha enviado. Les ha dicho, también, que Dios es verdadero y no hay en él injusticia, este sería el punto de partida para su ética social (17-18). La multitud debía saber que el punto de partida de la comprensión de Dios tiene que ver con la reflexión sobre la verdad, la experiencia personal con Él y la ética como reflexión sobre el accionar del mundo (7).

En la segunda oportunidad una vez más, Jesús alzó la voz y dijo (37-38): “El que tiene sed venga a mi beba, las Escrituras afirman que del interior del que cree en mí fluirán ríos de agua viva”. La espiritualidad como una experiencia con el Espíritu de Dios es otro de los temas instalados por Jesús en el último gran día la fiesta de los Tabernáculos, que celebraba la entrada en la tierra prometida. Esta es la tercera fiesta en la secuencia que comenzaba con la Pascua, que conmemoraba la liberación de la esclavitud en Egipto y era seguida por el Pentecostés que celebraba la revelación de la Ley a Moisés en el Sinaí. Esta fiesta es el kairos de Jesús para enseñarles con pasión, a viva voz, de ese otro lado de su didaché, la acción del Espíritu en la historia. El no solo denunció la maldad y la injusticia, sino que tenía la visión de la intervención del Espíritu de Dios en la historia. Este es el lado profético de su didaché (v. 7:39, 40 y 52). En cuanto a los que le siguen para participar de esta enseñanza informal, Juan nos solo nos menciona los discípulos, mathetes, de Jesús al comienzo de estos acontecimientos, en Galilea, en el resto del texto son los uperetes, servidores contratados, de los fariseos en el sanedrín, los que escuchan a Jesús junto a otros judíos. Los mathetes eran seguidores de Jesús por convicción, llamados. Los uperetes eran contratados como asistentes. Es a estos que Jesús termina convenciendo con su exposición de las Escrituras. Los uperetes alcanzaron a distinguir entre lo que escuchaban de los fariseos y lo que escuchan de Jesús. Aquí es donde podemos comenzar a mirar nuestros desafíos en la educación teológica.

Estas enseñanzas de Jesús en el marco de la fiesta de los Tabernáculos, están además entretejidas con el desafío de interpretar las Escrituras, tema esencial en la formación para el ministerio; algunas observaciones: (1) Jesús hace una lectura neumática, no carismática, en el mejor momento de la fiesta. El Espíritu de Dios intervendrá en la historia y una corriente del 31 ALISTE, La educación No-Formal: Cómo aplicarla a la educación teológica. Boletín Nº 3 (1987-1988)32 M. de Jorge, Jesús: Inspirador y Aguafiestas. Buenos Aires: Tierra Nueva, 1978.33 Hechos 4:13 estos agrammateos e idiotas los sorprenden.

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Espíritu impactará la existencia humana (v. 38-39) (2) Entre la multitud, la interpretación popular de la Escritura tiene clara la intervención del Mesías, el Cristo, en la historia, procedente del linaje de David y natural de Belén, pero esto de que un “Galileo” sea el profeta, los descoloca, (40-44) (3) Los fariseos, intérpretes profesionales de la Escritura, quedan también desubicados con la idea de que un “galileo” sea el profeta. Nicodemo intermedia buscando que Jesús sea escuchado, considerando el testimonio de sus obras. Él lo ha escuchado, su vida ha sido impactada por el Mesías no le queda duda, sobre el “Galileo”.

Nos preguntamos si este texto nos está replanteando una metodología. Nicodemo plantea que para conocer la verdad sobre Jesús, (v. 51) es necesaria una reelaboración del conocimiento de la ley y la experiencia de escuchar el discurso de Jesús. Nicodemo dice, es preciso OIR – SABER- JUZGAR, lo que Jesús practica y afirma en su didascalía, en 3:11. El oyó a Jesús decir que el que no nace de nuevo no puede darse cuenta del Reino de Dios. Sobre lo del reino estaba de acuerdo, pero en eso de nacer de nuevo, le faltaba saber más de la Escritura. Jesús le hizo una síntesis de la elaboración de su didaché: “…lo que sabemos hablamos y lo que hemos visto testificamos.” El “oír” y “ver” constituyen la experiencia de la que se testifica. La subjetividad presente en el conocimiento complejo, es el desafío más importante de la educación teológica actual. Este relato nos muestra que en la práctica didáctica de Jesús prevalece la informalidad. Pero esto no impide que el discurso educativo de Jesús sea esclarecedor de la verdad, basado en la experiencia con Dios y el compromiso con la justicia. Su intencionalidad es que las Escrituras estén presentes en la explicación del Mesías y su misión. El perfil que vislumbra para los que le siguen es que de su experiencia didáctica y de fe en él fluya en ellos el Espíritu. La didaché de Jesús de Nazaret, así informal está a la altura de un grammateo, de un letrado, pero distante de la escolaridad rabínica. Jesús partió de una evaluación crítica de su confrontación con la maldad, consideró que aún nos era su tiempo (6-7), como consecuencia, inicialmente no quiere ir a Jerusalén, pero cambia de parecer y va a la fiesta comenzando a comunicarse con el silencio y el perfil bajo, hasta que decide desestructurar la formalidad de los discursos educativos.

3. Las Posibilidades

3.1. La Educación del Futuro Nuestro tema tiene también un marco teórico, que influye en toda planificación educativa, incluyendo la educación no formal. La UNESCO auspició a fines del siglo veinte una investigación sobre el estado y el futuro de la educación mundial, el resultado fueron las propuestas y recomendaciones de Edgar Morín que consideraremos a continuación: La publicación fue bajo el título, Los siete saberes necesarios a la educación del futuro,34 nos propone Morín: (1) La tarea de la educación es enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento. La búsqueda de la verdad exige reflexión, crítica y corrección de errores. Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión; (2) La educación debe promover una inteligencia general apta para referirse al contexto, a lo global, a lo multidimensional y a la interacción compleja de los elementos. El aluvión de informaciones requiere discernir cuales son las informaciones claves, develando el contexto. (3) La unidad y la diversidad son dos perspectivas inseparables, fundantes de la educación. La cultura en general no existe sino a través de las culturas Al igual que cualquier otro conocimiento, el del ser humano debe ser también contextualizado: quiénes somos es una cuestión inseparable de dónde estamos y a dónde vamos; (4) la perspectiva planetaria es imprescindible en la educación. Es necesario introducir en la educación una noción mundial más poderosa que el desarrollo económico: el desarrollo intelectual, afectivo y moral a escala mundial. La revolución tecnológica permite la

34 Edgar Morín, Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Barcelona: Paidós, 2001

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relación de las culturas dispersadas y aisladas por milenios; (5) la educación debe hacer suyo el principio de la incertidumbre, todo cambio es fruto de una mutación, a veces de civilización y a veces de barbarie. Existen factores impredecibles. El siglo XX ha introducido la incertidumbre sobre nuestro futuro y también sobre la validez del conocimiento. Nos educamos para las certezas, pero no para las incertidumbres. Hay núcleos de certezas pero son reducidos. Navegamos en un mar de incertidumbres;35 (6) la comprensión es una necesidad para los seres humanos. La educación debe asumir un compromiso sin fisuras por la democracia: de apertura empática hacia los demás y tolerancia hacia las ideas y formas diferentes. La educación tiene que abordar la comprensión interpersonal y grupal y la comprensión a escala planetaria. Los enemigos de la comprensión son el egoísmo, el etnocentrismo y el sociocentrismo; (7) La enseñanza de una ética válida para todo el género humano es una exigencia de nuestro tiempo. Es un deber ético enseñar democracia, esto implica consensos, reglas democráticas, necesidad de las diversidades y el antagonismo, respeto a la diversidad y rechazo a la dictadura de la mayoría, necesidad de enseñar ciudadanía terrestre, de interacción y compromisos.36

3.2. La educación no formal. La educación teológica nos está confrontando con lo que proponemos a continuación, algunas de estas propuestas provienen de la observación e investigación otras son simples sugerencias, posibilidades:

3.2.1. La integración de lo formal con lo no formal, siendo que esta última modalidad tiene un potencial en el sistema de aprendizaje centrado en el estudiante y hecha a su medida.37 La diversificación de modalidades no formales de estudio es la demanda del laico o dirigente actual, mayormente bivocacional.

3.2.2. El egresado de secundaria ya no es el principal participante del claustro, la presencia de estudiantes universitarios y profesionales, cambia los sujetos en la educación teológica y propicia la necesidad de una formación para el ministerio de nivel universitaria y abierta. La “universidad abierta” o el “seminario abierto,” como educación no formal, debe entrar en la agenda de nuestra gestión educativa.38

3.2.3. La disminución del uso de la escritura y con ella la pérdida de la articulación. Esto tiene que ver con la Internet en la que se pueden encontrar innumerables cursos y programas de educación teológica. El sueño de educación teológica por extensión ha llegado a su realización. Pero subsisten dos problemas, primero escritura y oralidad aparecen como elementos que en la educación no formal se muestras antagónicos,39 y segundo la calidad de la educación no formal tiene ver con educadores y educandos. La educación no formal “on line” exigirá a ambos, por un lado el aprestamiento informático y por otro una ética para la información virtual.

35 Este es probablemente el punto más discutible del pensamiento de Morín para los cristianos. Ver sobre este tema el libro de Millar J. Ericsson, ¿Qué conoce Dios y desde cuando? La actual controversia acerca de la presciencia divina. Miami, Florida: Vida, 2006 El teísmo de la apertura es tema vinculado al tema de la incertidumbre y Gregory A. Boy, El Dios de lo posible: ¿Puede cambiar Dios de parecer? Miami, Florida: Vida, 2003.36 Síntesis del texto publicado por la UNESCO, en 1999 y difundido por Babel gaceta, Biblioteca nacional del Perú, 21 de julio de 2007 pp. 4-537 Shigeru Aoyagi, Educación formal, no formal, e informal. En http://www.sectormatematica.cl/pedagogia/01%20EDUCACION%20FORMAL.doc

38 Adriana Puiggrós, Volver a Educar. El desafió de la enseñanza argentina a fines del siglo XX. Buenos Aires; Espasa Calpe, 1995. ver el Cáp. IV Reflexiones para educadores y educandos.39 Op.cit, p. 78

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3.2.4. Nuevos sistemas de acreditación serios ya son necesarios en Latinoamérica. Estos deben abordar la existencia de nuevos parámetros. La radicalización de la modernidad nos ha traído el retorno de lo sagrado y por consiguiente la revaloración de lo religioso. Esto es desarrollo eclesial y demanda de ministros y capacitación de estos En este marco la acreditación eclesial interna, constituye un sistema académico autónomo en cada mega denominación. Encontrar cómo esta convalidación puede pasar al sistema académico no eclesial, interconfesional, sin afectar la calidad de la educación confesional, en nuestro contexto es una tarea pendiente.

3.2.5. La incorporación de la calificación extraordinaria de la experiencia ministerial, es otra de las tareas inconclusas. La educación no formal valora la experiencia ministerial, parte de ella su formación o acompaña a esta. La oferta de formación para el ministerio procedente de Norteamérica, viene haciendo esto, pero con parámetros que no corresponden al contexto educacional. La experiencia ministerial en Latinoamérica requiere otras cualificaciones, que sean homologables con nuestros parámetros universitarios. Esto nos replantea la pregunta ¿“seminarios o facultades” a distancia?40 La educación universitaria a distancia es una oferta común en Latinoamérica. La educación teológica tradicional no ha incursionado suficientemente en esta modalidad.

Epílogo:

La educación teológica no formal, que se precie de ser “didaché de Dios” ha de depender de las Escrituras, interpretadas contextualmente y de la apertura a la acción del Espíritu santo. Esto es lo que observamos en nuestro paradigma didáctico por excelencia, Jesús de Nazaret, el Dios con nosotros, que ha puesto su tienda en nuestro contexto y se ha puesto sobre sus pies, alzando la voz para fuera de la formalidad mostrarnos su enseñanza, para que fluya la vida.

El futuro de nuestro trabajo educativo tiene que ver con la lectura educativa de las Escrituras, 41 y con el desarrollo de una teología de la educación.42 Nuestro acercamiento a las ciencias de la educación tiene que ser cada vez más considerando la necesidad de la investigación educativa. No basta con la formación pedagógica hay que hacer investigación sobre la educación teológica.

La formación teológica para el ministerio va a seguir siendo no formal, entre nosotros. Las universidades evangélicas con facultades de teología son todavía proyectos, su competitividad y calidad, les tomará algunas décadas, los cuadros de investigadores y profesores y el prestigio académico se tienen que construir. Nuestros estudiantes hoy deben ser formados con honestidad académica, con orientación respecto a la acreditación. Al acceder estos a procesos formales para una graduación la apreciación de su experiencia no formal debe ser óptima y ubicada dentro de una realidad educacional, convencional, para el ministerio eclesial.

40 Marcos Cavalcante de Oliveira y Osvaldo Hernrique Hack, Eduçacâo Teológica Presbiteriana. Diretrizes e Propostas. Sao Pablo: Mackenzie, 2002, p 21141 Ver Alejandro Dausá, Encuentros con el Maestro. La pedagogía de Jesús de Nazaret. La Habana: Centro Martin Luther King, 2005; Pablo Freire, Pedagogía de la Esperanza, México Siglo XXI, 1993; Luigi Giussani, Educar es un riesgo. Lima: FEUCSS, 2006

42 Nancy Bedford, El futuro de la educación teológica. En Encuentro y Diálogo. Nº 16 (ASIT, 2003),pp. 67-84

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