EDUCACION SIGLO XXI: PADRE RICO, PADRE POBRE

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ARTICULOS DE EDUCACION JORGE EDUARDO NORO 1 PADRE RICO, PADRE POBRE: O EL DEBATE EN TORNO A LA ESCUELA NECESARIA PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO [email protected] Con la colaboración de SHARON LECHTER, ROBERT T. KIYOSAKI logró reunir en un libro (Rich Dad, Poor Dad, 1997 1 ) todas sus reflexiones en torno a la educación y al tipo de escuela necesarias para lograr despegarse del mundo de la pobreza y de las necesidades y para ingresar al círculo privilegiado de quienes no necesitan buscar el dinero y las riquezas porque son literalmente buscados por ellos. La frase que de manera redundante recorre el libro es no se trata de trabajar para hacer dinero, sino de lograr que sea el dinero el que trabaje para uno. Resulta curioso que un hombre exitoso en el campo de las inversiones (especialmente inmobiliarias) y dedicado a la floreciente tarea de brindar cursos y conferencias 2 para aquellos que en el mundo de los negocios están ansiosos de criterios, propuestas y recetas para encontrar rápidamente el camino al éxito social, a la abundancia económica y a la inteligencia en el manejo y la multiplicación de los recursos, se interese por la educación considerando que el mundo se encuentra en permanente cambio, mientras los servicios educativos se mantiene fiel a una tradición inservible, preparando generaciones para una época que ya no existe. 3 El libro tiene una estructura sencilla y una redacción que recuerda a los típicos cursos en los que el expositor con un histrionismo contagioso pretende (y lo logra) captar al auditorio al tiempo que presenta un número muy reducido de ideas que de manera redundante, y como si se tratara del estribillo de una canción, reitera una y otra vez. A ese reducido plato fuerte le adiciona estratégicamente como guarnición una serie de ejemplos de variado tipo y procedencia para mantener pendiente a la audiencia fiel. El mismo estilo de redacción es llano, simple y según se refiere es el resultado de una síntesis de la propia experiencia personal y de los recuerdos acumulados a lo largo de varios años: Padre Rico, Padre Pobre. Tal y como fue narrado por Robert Kiyosaki. Algunos limitados esquemas sirven de vez en cuando para establecer comparaciones entre antagónicos paradigmas de conocimiento. La misma 1 Padre Rico, Padre Pobre. Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, que la clase media y pobre no. Santillana (2004) y Suma de las Letras Argentinas (2004). Buenos Aires. 2 Nacido en Hawai y educado en Nueva York, participó en la guerra de Vietnam y a su regreso se dedicó a los negocios. Al retirarse tempranamente de los negocios, fundó una compañía educativa internacional enseñando negocios e inversión a miles de graduados. 3 Algunos conceptos desarrollados en este artículos fueron presentados y comentado en un reciente encuentro sobre la problemática de la escuela y la docencia realizado en Rosario (febrero 2005)

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ARTICULOS DE EDUCACION JORGE EDUARDO NORO

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PADRE RICO, PADRE POBRE:

O EL DEBATE EN TORNO A LA ESCUELA NECESARIA PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO

[email protected]

Con la colaboración de SHARON LECHTER, ROBERT T. KIYOSAKI logró reunir en un libro (Rich Dad, Poor Dad, 19971) todas sus reflexiones en torno a la educación y al tipo de escuela necesarias para lograr despegarse del mundo de la pobreza y de las necesidades y para ingresar al círculo privilegiado de quienes no necesitan buscar el dinero y las riquezas porque son literalmente buscados por ellos. La frase que de manera redundante recorre el libro es no se trata de trabajar para hacer dinero, sino de lograr que sea el dinero el que trabaje para uno. Resulta curioso que un hombre exitoso en el campo de las inversiones (especialmente inmobiliarias) y dedicado a la floreciente tarea de brindar cursos y conferencias2 para aquellos que – en el mundo de los negocios – están ansiosos de criterios, propuestas y recetas para encontrar rápidamente el camino al éxito social, a la abundancia económica y a la inteligencia en el manejo y la multiplicación de los recursos, se interese por la educación considerando que el mundo se encuentra en permanente cambio, mientras los servicios educativos se mantiene fiel a una tradición inservible, preparando generaciones para una época que ya no existe. 3 El libro tiene una estructura sencilla y una redacción que recuerda a los típicos cursos en los que el expositor con un histrionismo contagioso pretende (y lo logra) captar al auditorio al tiempo que presenta un número muy reducido de ideas que de manera redundante, y como si se tratara del estribillo de una canción, reitera una y otra vez. A ese reducido plato fuerte le adiciona estratégicamente como guarnición una serie de ejemplos de variado tipo y procedencia para mantener pendiente a la audiencia fiel. El mismo estilo de redacción es llano, simple y – según se refiere – es el resultado de una síntesis de la propia experiencia personal y de los recuerdos acumulados a lo largo de varios años: “Padre Rico, Padre Pobre. Tal y como fue narrado por Robert Kiyosaki”. Algunos limitados esquemas sirven – de vez en cuando – para establecer comparaciones entre antagónicos paradigmas de conocimiento. La misma

1 Padre Rico, Padre Pobre. Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, que la clase media y

pobre no. Santillana (2004) y Suma de las Letras Argentinas (2004). Buenos Aires. 2 Nacido en Hawai y educado en Nueva York, participó en la guerra de Vietnam y a su regreso se dedicó

a los negocios. Al retirarse tempranamente de los negocios, fundó una compañía educativa internacional enseñando negocios e inversión a miles de graduados. 3 Algunos conceptos desarrollados en este artículos fueron presentados y comentado en un reciente

encuentro sobre la problemática de la escuela y la docencia realizado en Rosario (febrero 2005)

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estructura del libro, dividido en ágiles capítulos, desemboca en propuestas de acción, ya que más que un juego de ideas se trata de una propuesta de transformación de la mentalidad para modificar el obrar. Así lo reflejan especialmente las páginas finales bajo el título Entre en acción. Para alguien que proviene del campo de la educación y de la filosofía, ni el título, ni la colección despertaban en sí ningún atractivo, pero considerando que la relación entre el saber teórico, la transmisión de los conocimientos y la posibilidad de manejarse en el mundo de los intereses ha sido una cuestión no ajena a la historia de las ideas4, una lectura desprejuiciada permitirá descubrir visiones diferentes acerca de temas y problemas que preocupan a todos. Tal vez el eje de la lectura no se subordine necesariamente a la acumulación de riqueza y el manejo de las inversiones y el dinero, sino que el acento está puesto en el manejo de la realidad, en el conocimiento y dominio del mundo real que es lo que – en definitiva – se propone cualquier tipo de educación y especialmente la educación escolarizada. Nadie puede negar que una de las deficiencias de la educación sea la relativa y limitada conexión que establece con la realidad, con el mundo real. Pareciera que los muros que la aísla y le otorgan la necesaria cuota de seguridad y de sacralidad, han terminado por construir una realidad paralela en la que los valores, los saberes y los instrumentos tienen un valor autónomo y no siempre representan un pasaporte para conquistar la vida verdadera. De alguna manera se impone una caída de los muros, no sólo para dejar que la realidad invada cada sector de la escuela, sino para lograr que la escuela testee su valor al calor del contacto con la realidad y con las dificultades que encuentran y padecen sus usuarios. Este antagonismo y esta contradicción están claramente reflejados en las páginas del libro, especialmente a través de la oposición entre el padre biológico fiel representante del mundo de la educación y de la escuela (el padre pobre) y el padre adoptivo, el padre de su amigo, exponente cabal de la realidad, de los negocios, de las infinitas posibilidades educativas de lo real (padre rico). 5 Más allá de los prejuicios o los reparos ideológicos que el texto puede despertar, estas son las reflexiones que podemos compartir o debatir, partiendo de la lectura y del análisis de algunos fragmentos de la obra:

(1º) No se trata de discutir el valor de la educación o la presencia de la escuela, sino la

educación y la escuela que se necesitan en nuestro tiempo y las que necesitan los usuarios de hoy. Si hay que ir a la escuela pero no hay ningún efecto constatable de su paso por ella o no se espera nada de ella, educación y escuela son formalidades de las que se puede prescindir y, sobre todo, exhibe una peligrosa consecuencia: los que no pasan por la escuela o los que no la aprovechan como se espera… pueden convertirse en los que efectivamente triunfan en la vida.

“¿Por qué debo dedicar tiempo a estudiar temas que nunca utilizaré en la vida real? (…) Sin importar si voy o no a la universidad voy a ser rico. (…) Miren a su alrededor:

4 Recordemos simplemente las conocidas anécdotas que refieren tanto Platón como Aristóteles acerca

del primero de los filósofos, Thales, disputando si realmente tenía capacidad para desempeñarse en el mundo real o la entrega a la filosofía lo inhabilitaba 5 Cfr. La Carta abierta de Hill Gate que denuncia que las escuelas de los EEUU no pueden enseñar lo

que se necesita saber. Las escuelas fueron pensadas haced50 años para satisfacer otras necesidades, pero hoy no pueden preparar alumnos listos para la universidad, el trabajo y la ciudadanía. Propone un modelo vigente en algunos estados: (1) programas exigentes que efectivamente preparan para la universidad o el trabajo; (2) cursos que se relacionan claramente con la vida y los objetivos de los estudiantes; (3) adultos que impulsan a los alumnos a rendir en serio. CLARIN 6 marzo 2005. Guía de la Enseñanza.

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las personas más ricas no se volvieron ricas debido a su educación. Muchos deportistas alcanzan el mayor nivel de ingreso aunque han sido expulsados del sistema educativo. No quiero trabajar tan duro como hace ustedes, los adultos. Ganan mucho dinero pero lo hacen para conservar lo que con mucho esfuerzo han logrado reunir. Hoy no existe seguridad en el trabajo y no hay una articulación necesaria entre el egreso de la universidad y el ingreso al mercado laboral. Pertenecemos a una generación que necesita nuevas respuestas.” (2004: 17)

(2º) Una de las trampas de la educación heredada del pasado es la consagración de un tipo de

vida que se juzga ineludible: “Si consideras la vida de una persona trabajadora con educación promedio, sigue un camino similar. El niño nace y va a la escuela. Los orgullosos padres están emocionados porque el niño se destaca, obtiene calificaciones buenas o regulares, y es aceptado en la universidad. Se gradúa y hace exactamente lo programado: busca una carrera y trabajos seguros. Pero ese camino seguro se convierte en una forma de esclavitud6 porque recorre un camino de dependencia creciente entre la satisfacción de las necesidades y la dedicación obsesiva al trabajo para poder afrontar las obligaciones financieras… Y es natural que envuelto en esta carrera termine aconsejando a sus hijos que deben estudiar duro, obtener buenas calificaciones y encontrar también ellos un empleo o una carrera segura, repitiendo el camino de esclavitud y dependencia. (2004: 20) En general padres e hijos repiten las experiencias: es frecuente observar a los hijos de los profesionales exitosos, particularmente de profesiones independientes, que eligen duplicar a sus padres porque saben que pueden crecer bajo su paraguas protector. Pero también se puede observar que hay muchos hijos de otros profesionales (que han debido pasarse la vida trabajando sin poder asegurarse futuro más seguro) que prefieren optar por otras carreras, conscientes de no querer repetir una vida de aparente seguridad, rodeada de una dependencia creciente de las obligaciones y del trabajo.

(3º) La queja frecuente de quienes han pasado por el sistema escolar sin poder aprovecharlo

es la siguiente: “Estudié muchas cosas en la escuela, pero nunca supe como aplicarla en la vida real” (2004: 24) Lo que no logran descubrir es que no interesa tanto conquistar la seguridad, sino la capacidad de decidir qué hacer con la propia vida y con las virtualidades. El mundo está en transformación y no podemos seguir educando como en el pasado. No se trata de acallar los riesgos con una seguridad mentirosa, porque sin atrevimientos no hay conquistas. “Es tonto decir simplemente a un hijo: Obtén una buena educación: es tonto asumir que la educación que el sistema escolar proporciona, preparará a los hijos para el mundo que enfrentarán después de la graduación. Cada hijo necesita más educación, pero una educación diferente. Y necesitan conocer las reglas, los diferentes conjuntos de reglas de un mundo en transformación.”(2004: 26 – 27) La escuela sirve en la medida en que brinde los instrumentos necesarios para operar en el mundo real, sino es una escuela vacía.

(4º) El problema mayor es que la escuela no puede enseñar lo que nunca aprendió, lo que no

sabe: hay aspectos de la realidad que la escuela desconoce y solamente puede limitarse a preparar en sus usuarios la capacidad para enfrentar por sí mismo esas situaciones ingobernables, inesperadas, reales. No puede inventar falsas recetas, sino formar en la inteligente resolución de situaciones inesperadas: esa es la mejor manera de responder creativamente con los medios que se dispone y en las condiciones en que uno se encuentra. La escuela no sabe todos los problemas porque sus educadores tampoco lo saben: forman parte de un universo limitado y dominan solamente una parte de los registros de conocimientos.

6 Se alude al camino de la rata, un recorrido interior de un juego ideado por el autor, que inhabilita la

creatividad y que impide salir del círculo del trabajo, el dinero escaso y las necesidades constantes.

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“Escogí ser maestro de escuela.- dice el Padre Pobre - Los maestros de escuelas no piensan realmente en dominar la realidad. Solamente nos gusta enseñar. “(2004: 53) De alguna manera, los educadores de nuestros días deberían tomar conciencia de sus posibilidades y de sus limitaciones. En algún momento de la historia, en sus orígenes, la escuela sí lo sabía todo especialmente pensando en el universo de usuarios que fueron convocados a frecuentarla: si en muchos casos eran los excluidos o los desclasados, el paso por la escuela les habilitaba un universo desconocido, conocimientos necesarios, un lugar en el marco social. Y aun cuando hubiera una especie de preparación mediata para el desempeño en la sociedad y en el trabajo, cada uno debía elegir su lugar y debía decidir qué hacer – en circunstancias concretas – con su vida y con sus intereses. La escuela nunca pre-determinó, nunca se construyó sobre principios o prácticas que constriñeran y violentaran la propia individualidad. Lo malo es haber generalizado la función original de la escuela y haber confiado que su presencia – con el paso del tiempo y con la llegada de una sociedad mucho más compleja - era de por sí una presencia eficaz, que se encarnaba en el siguiente mensaje:”Si vas a la escuela y triunfas en ella, te vas a salvar vs. Si no vas a la escuela, no perseveras o no la aprovechas, te vas a condenar”.7

(5º) Si uno pasa revista a los saberes de la vida que la escuela y sus educadores no pueden

asumir, encuentra que muchísimos interrogantes y cuestiones que preocupan a la sociedad, a las familias, al poder público y a los mismos jóvenes no pueden ser abordados en y desde las escuelas. Acostumbrada como está a representar la suma de la verdad y la certeza, no encuentra palabras para abordar situaciones de vida demasiado complejas. Entonces aparecen los silencios, los circuitos vedados, las cuestiones nunca planteadas, eludidas. Pero esos interrogantes y problemas forman parte de la vida misma, del mundo real. La razón de fondo es que a muchas de estos interrogantes no pueden acceder, ni responder ni siquiera los docentes, que no han sabido o no han podido resolver estas cuestiones existenciales, no simplemente escolares. Cuando los autores hablan de la producción de riquezas aluden a una cuestión que efectivamente no forma parte de plan de trabajo de las escuelas y que los docentes desconocen (y padecen) pero en realidad no se trata de metas tan ambiciosas: la propia subsistencia, la inserción social, la manera en que uno puede elegir su forma de vida productiva no forman parte de los discursos escolares. Y lo que es peor: no hay circuitos habilitados para otras muchas cuestiones que rondan por la cabeza de los jóvenes de nuestro tiempo. Y la sociedad que lamenta las consecuencias de esta ignorancia que se transforma en desorientación, no sabe cómo responder a estas demandas de nuestro tiempo.

(6º) Es verdad que la educación es necesaria y que es la base del éxito, pero no todos sacan

de la educación el mismo rédito, por eso puede ser – en sí misma - la base no de la igualdad, sino de la diferencia. Lo que interesa – cualquiera sea la situación social – es descubrir la capacidad de educarse a sí mismo y de descubrir la propia inteligencia, los procesos mentales con los que sabemos resolver los problemas que se nos presentan en todos los órdenes de la vida. Si la escuela enseña recetas para una vida que no existe, y traza mapas para una realidad que no conoce, no servirá de mucho. Hasta puede ser perversamente engañosa porque nos ilusiona de ser expertos en un territorio inexistente. Lo que necesitamos es que las escuelas alienten la autonomía en las decisiones y en el obrar, la capacidad de pensar, de criticar, de ver de todo otra perspectiva (pensamiento lateral) y los defectos posibles o reales de lo que está

7 En muchos establecimientos educativos los mejores promedios o los reconocidos en las premiaciones

no son los que se muestran como los más triunfadores y realizados en los nostálgicos reencuentros posteriores. En la otra escala aparecen los excluidos de los reconocimientos, muchas veces expulsados del sistema, que reaparecen habiendo logrado lo nunca imaginado. No faltan los hombres públicos que en lugar de hacer mención de su pasado académico, hacen mención de su fracaso educativo: mala conducta, incapacidad de atender y aprender, escapadas y abandonos, engaños y mentiras en el circuito escolar, lo que no les impidió ser hombres destacados en el desarrollo de sus proyectos.

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vigente (es así pero podría ser de otra manera), el desarrollo de la inteligencia como una capacidad de generar respuestas innovadoras a problemas y situaciones reales, con los medios disponibles, en un momento dado. Es una escuela diferente: sin metodología obligatoria, currículo rígido, promociones en masa, exámenes estándar, soluciones prevista, recetas establecidas… una escuela que requiera docentes que sepan saltar por sobre las encorsetadas estructuras escolares y se armen de los mismos instrumentos de pensamiento: libres, autónomos, creativos, inteligentes, con capacidad de pensar, de criticar y de proponer.

(7º)Es necesario encontrar una visión distinta de la escuela y de la educación, sin descartar lo

valioso que tenemos y hacemos, hay que hacer el esfuerzo por descubrir una alternativa superadora: Por lo tanto, no se trata (1) de tener todas las respuestas, sino de generar las preguntas que movilizan la capacidad de pensar y decidir; (2) de comprar en cuotas escolares la seguridad (asociado al miedo), sino la libertad y el riesgo que garantiza otro tipo de seguridad8; (3) de seguir el camino señalado, sino de tomar el camino menos transitado, y hacer allí la diferencia; (4) de convertir toda enseñanza y todo aprendizaje en una lección (discursiva) propia de una clase, sino que enseñar y aprender es una actitud casi natural que se mantiene a lo largo de toda la vida; (5) de escuchar solamente las enseñanzas formales y escolares, sino saber decodificar las enseñanzas de la vida que permanentemente nos habla, que nos da empujones diciendo “despierta: hay algo que quiero que aprendas”: para eso es necesario dejar que la vida ingrese a la escuela; (6) de comprar un modelo rígido de vida, sino de crear formas alternativas e innovadoras; (7) de depositar en los otros la causa de los males y de los fracasos, sino de reconocer las propias debilidades e imposibilidades, para generar el cambio y la superación; (8) de aplicar las recetas recibidas y repetidas, sino de pensar los problemas y las alternativas. (2004: 64 – 78)

(8º) Las demandas actuales de la realidad no son las que acompañaron el desarrollo de la

modernidad (escenario del nacimiento de nuestra escuela): la homogeneización ha dado lugar a la diferenciación, la obligatoriedad a la determinación personal. Los individuos o los sectores sociales necesitan diferenciarse, encontrar su nicho, sobrevivir en un mundo complejo y diversificado. Esto es común para todas las clases sociales, ya que las promesas que multiplicaban las posibilidades a las clases medias y abrían un camino a las clases pobres, han ido naufragando en medio del pragmatismo de una economía que se ha fagocitado a la política. Algunos interrogantes fundamentales se concentran en estas cuestiones: qué hacer con la propia vida, cómo y por qué asociarse con otras personas, cómo disponer legítimamente de los recursos necesarios, encontrar y mantener un trabajo digno. Cualquier intento de igualar a todos es un tributo a la historia y a ciertos principios del pasado, porque termina constituyendo un efecto retardatario porque simplemente posterga las decisiones. Es necesario pensar en otros parámetros y criterios: abandonar la idea de los sistemas educativos igualitarios, de los discursos únicos, de las metodologías infalibles, de los currículos unificados y crear las condiciones para que cada escuela o comunidad pueda construirlos, definirlos, respondiendo dialécticamente a las demandas de sus alumnos y de la realidad. Los sistemas deben funcionar como organismos de articulación y no de uniformización e imposición. Deben garantizar la conexión entre los distintos puertos pero no debe imponer lo que cada puerto debe hacer.

8 Habría que revisar los términos del Miedo a la libertad que Fromm ubica en el paso de la Edad Media a

la Edad moderna. La escuela moderna trató – mediante la educación – amortiguar el miedo a la libertad, tratando de configurar a priori el lugar que cada uno debía ocupar en el nuevo escenario social de los siglos XV y XVI. El disciplinamiento y la capacidad de ajustarse a un patrón eran el pasaporte para ingresa en la seguridad. (KIYOSAKI – LECHTER, 2004: 80)

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(9º) En términos históricos, el paso por la escuela suponía un pasaporte válido; en la

actualidad el paso por la escuela no es garantía de nada o conforma un instrumento retardatario e inhibidor: puede retrasar las capacidades reales de los alumnos e inhibir su capacidad de aprender, de crear, de pensar alternativas. El discurso escolar legitima rendimientos y sus prácticas producen un aletargamiento o adormecimiento de las capacidades reales, aquellas que no necesariamente forman parte de la escuela pero necesariamente forman parte de la vida. Tal vez convenga recordar que numerosos problemas de la escuela son simplemente eso: problemas escolares, no verdaderos problemas, porque éstos moran en otro lugar, mucho mas comprometido. Los discursos y las prácticas escolares terminan siendo parámetros virtuales que no responden a la realidad y que se cierran en un autismo peligroso: la sociedad y la familia de encargan de exagerar sus alcances y su valor, mientras la realidad aguarda para realizar su verdadero balance y efectuar los exámenes definitivos. Con su afán de construir una masa homogénea, termina conformando a los más capaces (que se adecuan a lo que se le exige) y engañando a los que tiene menos capacidades que encuentran en la escuela diversos recursos (y posibilidades) que la realidad – social y productiva – no les facilitará. En la escuela los fracasos nunca son tales porque abundan los recuperatorios, y los triunfos son consagraciones: en la vida real, los fracasos pueden ser fatales y los triunfos son siempre pasajeros y relativos.

(10º) Hay numerosas afirmaciones que los autores desgranan en sus páginas y que un debate

dentro y fuera de la escuela no deberían soslayar, si se quiere – al mismo tiempo – contribuir al fortalecimiento de la institución escolar y atender a las demandas de la sociedad: (1) La mayoría de las personas le asignan un buen papel a la escuela para conseguir un puesto de trabajo. Alcanzan una buena profesión y suponen que con ello han logrado todo cuando en realidad quedan esclavo del trabajo y del dinero toda su vida. Tener una profesión no resuelve todos los problemas. (2004: 74) (2º) Cuando uno busca seguridad, abandona la capacidad de pensar y el riesgo: y a veces la seguridad oculta muchos mas problemas y riesgos (2004: 80) (3º) El miedo a no tener dinero o a perderlo genera la dependencia del dinero y del trabajo. Los verdaderos ricos no sirven al dinero, hacen que el dinero los sirva. (2004: 83) (4º) “Quédate en la escuela, obtén buenas calificaciones y conseguirás un empleo seguro”… ¿esa es la meta que se espera? El miedo y la ignorancia nos hacen caer en la trampa de la dependencia. Es necesario salir de ella. (2004: 87) (5º) “La escuela es muy importante. Vas a la escuela para aprender una habilidad o profesión y de esa manera convertirse en miembro que aporte algo a la sociedad. Las escuelas capacitan con el fin de que nuestra cultura florezca y crezca. Desafortunadamente para la mayoría de las personas, la escuela es el fin, no el principio”. (2004: 89) (6º) Es necesario someter con nuestro pensamiento a nuestras emociones y no que sean las emociones (codicia + miedo) las que nos controlen el pensamiento. (2004: 94) (7º) La riqueza original más importante es la educación, aunque no cualquier tipo de educación: si las personas están preparadas para ser flexibles y creativas, mantendrán la mente abierta y con cada cambio lograrán mayor riqueza. (2004: 103) (8º) “El sistema escolar fue creado en la era agraria y no puede responder a las demandas de la actualidad”. (2004: 105) (9º) “Para la escuela tradicional, el que obtenía habilidades y buenos resultados académicos eran considerado un seguro y afortunado profesional. La escuela le aseguraba ese tránsito natural, entre el rendimiento en la escuela y el futuro profesional. Hoy el ejercicio de las profesiones no siempre representa un seguro para el presente y el futuro”, el éxito profesional no se vincula necesariamente con el éxito académico. (10º) La escuela enseña, pero no lo enseña todo… y sobre todo le cuesta enseñar caminos alternativos y creativos, le cuesta enseñar a modelar la propia manera de pensar, y reconocer que fuera de la escuela también se enseña y también se aprende… y que la escuela es quien debería procesar lo que sucede fuera de la escuela (2004: 125) (11º) Es necesario descubrir el poder de aprender rápidamente. El aprendizaje es la base

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de todos los conocimientos. Uno se convierte en aquello que estudia y aprende: si uno selecciona bien, está eligiendo qué es lo que en definitiva quiere ser y hacer (2004: 275) Todas estas ideas abren un debate interesante, comprometido. No siempre suenan bien a los oídos de los habitantes de la escuela o los profesionales de la educación. Deberían resonar en los oídos de los padres y de la sociedad, Se trata de interrogantes movilizadores que no representan necesariamente un dogma indiscutible, sino una propuesta de revisión de las prácticas, de los criterios, de los principios. El verdadero carácter de la profesionalidad docente radica en esta mirada nueva que sabe desplazarse desde lo acostumbrado poniendo el oído a los nuevos discursos. Tal vez necesitemos cambiar muchas cosas en la escuela y fuera de la escuela y la educación puede ser el camino:

“Nuestro sistema educativo no ha sido capaz de seguir el paso a los cambios globales y tecnológicos del mundo actual. Debemos enseñarle a nuestros jóvenes las habilidades, tanto académicas como de manejo de las cuestiones cotidiana, aquellas que necesitarán no sólo para sobrevivir sino para florecer en el mundo que enfrentan”. (2004: 322)

JORGE EDUARDO NORO FEBRERO 2005

[email protected]

POST-DATA: RUSSO Hugo (2001) en La educación y la agenda de la educación Latinoamericana en el siglo XXI, en TORRES Carlos Alberto (comp.) (2001), Paulo Freire y la agenda de la educación latinoamericana en el siglo XXI. Grupo de Trabajo de CLACSO: Educación Y Sociedad. FLACSO. Buenos Aires, presenta el concepto de Marshall denominado “BUSNO-POWEER” (como bio power) que consiste en el esfuerzo de los sistemas educativos por abandonar la racionalidad burocrática para asumir la lógica empresarial y económica en el manejo de los asuntos del estado. Para la “BUSNOCRATIC RATIONALITY” la educación debe enfatizar las habillidades de la competencia, comercialmente valiosas, contraponiéndolas con los conocimientos, acentuar la información y su recuperación sustituyendo al entendimiento, la eficiencia a cualquier pensamiento, para enfrentar a los consumidores o clientes (con pretensiones de calidad) con los proveedores de educación. El currículo abandona su vinculación con el mundo del trabajo para asociarse con el mercado. La educación se convierte en un bien, el educando en el protagonista estratégico principal de su propia educación, al elegir la mejor institución educativa, según las leyes del mercado. Los educadores se transforman en proveedores transformados en grupos empresarios compitiendo entre ellos con diversas ofertas: la competencia profesional se transforma en la exhibición de formal de un tipo de calidad traducida en un servicio vendible a los alumnos. (141)

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Si la EDUCACION es el camino necesario a la RIQUEZA como acumulación sin lÍmites de todos los BIENES y de TODO el dinero, muchas de las actividades de la EDUCACION FORMAL están demás, y las reformas se imponen de manera inmediata. Pero lo que interesa es preguntarse si ése es el fin al que se debe tender… o los verdaderos FINES Y VALORES suponen la presencia y el uso de los BIENES y del DINERO, pero en modo alguno son el BIEN ULTIMO.