Educación en América Latina
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Educación en América Latina:
La situación global de América Latina ha experimentado una mejora tanto a nivel económico
como a nivel social a partir de la década de 1990. Esto es expresado tanto en un crecimiento
gradual y sostenido a nivel macroeconómico, conjuntamente con una reducción de los índices
de pobreza y de la desigualdad (tomando el Índice Gini como referencia) (Levy y Schady,
2013, pp. 194-195).
Los indicadores básicos de educación también han mejorado si se toma como base el
aumento cualitativo que la educación obtuvo a través del Siglo XX. Índices como en de la
educación primaria han mejorado en los últimos 50 años (SITEAL), y en gran parte este
cambio puede ser atribuido a políticas estatales inclusivas, con gobiernos que apuntaron al
desarrollo de las capas medias y bajas de la sociedad en términos de inclusividad y justicia
social. De hecho, se puede observar que mientras aquellos que nacían en 1945 completaban 6
grados escolares, aquellos que nacieron en 1985 completaron 11 grados en promedio (Levy y
Schady, 2013, p. 197). Esto parece ser porque “de acuerdo con el modelo del universalismo
básico, el gasto público debe promover sobre todo la instrucción primaria para apoyar
directamente a los sectores más desprotegidos” (Peters, 2012, p.105), por lo que muchas
veces se encuentran deficiencias para ingresar, y aun peor, para terminar el nivel secundario
de enseñanza.
Uno de los problemas que encuentra la región hoy en día no gira en torno a la cantidad sino
en la calidad educativa. De acuerdo a lo demostrado por exámenes internacionales como
PISA, LLECE o SERCE, la región se encuentra detrás de países con desarrollo económico
similares. En un estudio PISA examinado por Levy y Schady (2013, p. 197), los países con
mejores resultados fueron Uruguay y Chile. Se observa que solo el 5% de los estudiantes
chilenos obtuvieron resultados iguales o superiores a la mediana de los estudiantes de
Singapur pero Panamá, con uno de los peores resultados de la región, no supera inclusive a
Indonesia a pesar de tener un PBI tres veces mayor. También los resultados de los exámenes
SERCE (SITAL) que intentan cuantificar la apropiación del conocimiento revelan
disparidades en la región, con la Republica Dominicana, Ecuador y Guatemala entre los
países con peores resultados, y Uruguay, México y Cuba con los mejores. En general también
se observa una declinación de los resultados entre 3º y 6º grado.
Los autores Levy y Schady (2013, p. 198) adjudican estas consecuencias a dos problemas
fundamentales: las condiciones de los niños antes de iniciar la escuela y la calidad de los
profesores. La primera está relacionada con un problema mayor que es la pobreza. Al existir
casos de malnutrición los estudiantes comienzan en una situación desigual, como también
puede acarrear el haber ido previamente al jardín de infantes o haber obtenido mayor
estimulación en el hogar. Con respecto a la calidad de los profesores, los autores no indagan
en que puede ser lo que lleva a estas deficiencias. Otros autores concluyen que, dados los
escasos recursos con los que la región cuenta, al priorizar la cantidad sobre la calidad llevo a
una “: infraestructura edilicia inadecuada y en mal estado, materiales de estudio insuficientes
y obsoletos, docentes desmotivados por la deficiente formación, los bajos sueldos y la
sobrecarga en sus tareas, aulas atestadas de alumnos, falta de programas de capacitación para
maestros, profesores y directores” (Peters, 2012, p. 107).
En este sentido, el artículo de Peters (2012) profundiza en las razones que explican la
deficiencia cualitativa y la desigualdad de la educación en la región y halla tres factores
principales: acceso a la educación, calidad educativa y fragmentación jerárquica.
Descubrimientos que pueden ser resaltados es la relación dentro de los sectores marginados
entre la permanencia en la escuela y la presión por parte de la familia para entrar al mercado
laboral y el aumento de los costos de la educación (Peters, 2012, p. 105). Otro hallazgo
interesante es el que se hace en torno a la fragmentación jerárquica (Peters, 2012, pp. 109-
111), en donde se ve que en América Latina aumentaron la cantidad de títulos oficiales que se
emiten, que aparentemente dan cuenta de un mismo nivel, pero al ser valorados
diferentemente por la sociedad, muchos pierden su valor y no garantizan el acceso al mismo
puesto laboral. Los colegios privados son abarcados por este problema y se observa un
descreimiento de la sociedad de la educación estatal en los niveles primarios y secundarios,
así ahondando la brecha ya existente.
Para mejorar esta situación de desigualdad, aquellos países que tienen gobiernos procedentes
de una nueva oleada de los sectores de la izquierda, decidieron poner el acento en la mejora
del nivel educativo, sin embargo, como se puede observar (Peters, 2012) generalmente
afectan a los síntomas y no a las causas. Como conclusión, para atacar de raíz a la situación
de desigualdad educativa, la mejora en las condiciones sociales debería ser primordial ya que
indirectamente se va a afectar al nivel educativo. Si los niños no tienen presiones para
comenzar a trabajar y los costos pueden ser cubiertos por la familia; si cuentan con una buena
nutrición de base son elementos que podrían subsanar la asistencia a la escuela y una mayor
apropiación del conocimiento. Por otra parte, al mejorar las condiciones sociales que
llevarían a un ambiente más propicio y proveer a los profesores con salarios incrementados la
calidad de la educación estatal podría mejorar gradualmente, desechando la necesidad de
institutos privados. Finalmente, también se podrían acudir a formas de educación no formales
como aquellas que se comenzaron a utilizar en la década de 1950, en las cuales el apoyo de
ONGs nacionales e internacionales u OIs permitieron el desarrollo de habilidades puntuales
en sectores marginados para su mejor inserción laboral (La Belle, 2000).
Bibliografía:
La Belle, T. (2000). The changing nature of non-formal education in Latin
America. Comparative Education,36(1), 21-36.
Levy, S., & Schady, N. (2013). Latin America's Social Policy Challenge: Education,
Social Insurance, Redistribution. Journal of Economic Perspectives,27(2), 193-218.
Peters, S. (2012). ¿Es posible avanzar hacia la igualdad en la educación? Nueva
Sociedad, (239), 102-121.
Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL).
Atlas de las desigualdades educativas en América Latina. Disponible en:
http://atlas.siteal.org/indice