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  • 7/31/2019 Eco Proemio

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    DOCUMENTO BIBLIOGRAFICO N 7

    Eco, Umbert o: Proemio , en Eco, U.: Signo, Barcelona, Ed.Labor, 1967. Pg 5/ 12.

    Proemio

    Les paroles seules comptent .Le rest e est bavardage.

    IONESCO

    I. Supongamos que el seor Sigma, en l curso de un viaj e a Pars, empieza a sent ir molest ias en elvient re. Ut il izo un trmino genrico, porque el seor Sigma por el momento t iene una sensacinconfusa. Se concentra e intenta defini r la molest ia: ardor de estmago?, espasmos?, doloresviscerales? Intenta dar nombre a unos est mulos imprecisos; y al darles un nombre los cult ural iza, esdecir, encuadra lo que era un fenmeno natural en unas rbricas precisas y codificadas; o sea, queintenta dar a una experiencia personal propia una calificacin que la haga similar a otrasexperiencias ya expresadas en los li bros de medicina o en los art culos de los peridicos.

    Por f i n descubre la palabra que le parece adecuada: esta palabra vale por la molestia que siente. Ydado que quiere comunicar sus molestias a un mdico, sabe que podr utilizar la palabra (que elmdico est en condiciones de entender), en vez de la molestia (que el mdico no siente y quequizs no ha sent ido nunca en su vida).

    Todo el mundo estar dispuesto a reconocer que esta palabra, que el seor Sigma ha individualizado,es un signo, pero nuest ro problema es ms complej o.

    El seor Sigma decide pedir hora a un medico. Consult a la gua telef nica de Pars; unos signosgrfi cos precisos le indican quines son mdicos, y cmo llegar hasta ellos.

    Sale de casa, busca con la mirada una seal part icular que conoce muy bien: entra en un bar. Si set ratara de un bar i taliano intentara localizar un ngulo prximo a la caj a, donde podra estar untelfono, de color metlico. Pero como sabe que se trata de un bar francs, tiene a su disposicinotras reglas interpretativas del ambiente: busca una escalera que descienda al stano. Sabe que, entodo bar parisino que se respete, all estn los lavabos y los telfonos. Es decir, el ambiente se pre-senta como un sistema de signos orientadores que le indican dnde podr hablar.

    Sigma desciende y se encuentra f rent e a t res cabinas ms bien angostas. Ot ro sistema de reglas leindica cmo ha de introducir una de las fichas que lleva en el bolsillo (que son diferentes, y no todasse adaptan a aquel tipo de telfono: por lo tanto, ha de leer la ficha X como ficha adecuada altelfono de tipo Y) y, finalmente, una seal sonora le indica que la lnea est libre; esta seal esdistint a de la que se escucha en Ital ia, y por consiguient e ha de poseer ot ras reglas para desco-

    dificarla; tambin aquel ruido (aquel bourdonnement, como lo llaman los franceses) vale por elequivalente verbal va libre.Ahora tiene delante el disco con las letras del alfabeto y los nmeros; sabe que el mdico que busca

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    corresponde a DAN 0019, esta secuencia de let ras y nmeros corresponde al nombre del mdico, obien signif ica casa de tal. Pero int roducir el dedo en los agujeros del di sco y hacerlo girar segn losnmeros y letras que se desean tiene adems otro significado: quiere decir que el doctor seradvertido del hecho de que Sigma lo llama. Son dos rdenes de signos diversos, hasta el punto de quepuedo anotar un nmero de telfono, saber a quin corresponde y no llamarle nunca; y puedo marcarun nmero al azar, sin saber a quin corresponde, y saber que al hacerlo llamo a alguien.

    Adems, este nmero est regulado por un cdigo muy sut il : por ejemplo, las let ras se ref ieren a unbarrio determinado de la ciudad, y a su vez, cada letra significa un nmero, de manera que sil lamara a Pars desde Miln, debera sust it uir DAN por l os nmeros correspondient es, porque mitelfono italiano funciona con otro cdigo.

    Sea como fuere, Sigma marca el nmero: un nuevo sonido le dice que el nmero est libre. Yf inalmente oye una voz: esta voz habla en f rancs, que no es la lengua de Sigma. Para pedir hora (ytambin despus, cuando explique al mdico lo que siente) ha de pasar de un cdigo a otro, ytraducir en francs lo que ha pensado en italiano. El mdico le da hora y una direccin. La direccines un signo que se refiere a una posicin precisa de la ciudad, a un piso preciso de un edificio, a unapuerta precisa de este piso; la cita se regula por la posibilidad, por parte de ambos, de hacer

    referencia a un sistema de signos de uso universal, que es el reloj .

    Vienen despus diversas operaciones que Sigma ha de realizar para reconocer un t axi como tal, lossignos que ha de comunicar al taxista; cuenta tambin la manera como el taxista interpreta lasseales de trfico, direcciones prohibidas, semforos, giros a la derecha o a la izquierda, lacomparacin que ha de efectuar entre la direccin recibida verbalmente y la direccin escrita en unaplaca.. .; y estn tambin las operaciones que ha de realizar Sigma para reconocer el ascensor delinmueble, identificar el pulsador correspondiente al piso, apretarlo para conseguir el trasladovert ical, y por f in el reconocimiento del piso del mdico, basndose en la placa de la puerta. Sigmaha de reconocer tambin, entre dos pulsadores situados cerca de la puerta, el que corresponde altimbre y el que corresponde a la luz de la escalera; pueden ser reconocidos por su forma distinta, porsu posicin ms o menos prxima a la puert a, o bien basndose en un dibujo esquemtico que t ienen

    grabado encima, timbre en un caso, lmpara en otro... En una palabra, Sigma ha de conocer muchasreglas que hacen que a una forma determinada corresponda determinada funcin, o a ciertos signosgrficos, ciert as entidades, para poder al f in acercarse al mdico.

    Una vez sentado delante de l, intenta explicarle lo que ha sentido por la maana: J'ai mal auventre.

    El mdico ent iende las palabras, pero no se f a: es decir , no est seguro de que Sigma haya indicadocon palabras adecuadas la sensacin precisa. Hace preguntas, se produce un intercambio verbal.Sigma ha de precisar el t ipo de dolor, la posicin. Ahora el mdico palpa el estmago y el hgado deSigma; para l algunas experiencias tctil es t ienen un signif icado que no t ienen para otros, porque haestudiado en los libros que explican cmo a una experiencia tctil ha de corresponder determinada

    alteracin orgnica. El mdico interpreta las sensaciones de Sigma (que l no siente) y las comparacon las sensaciones tct il es que exper imenta. Si sus cdigos de semit ica mdicason adecuados, losdos rdenes de sensaciones han da corresponder. Pero las sensaciones de Sigma llegan al mdico at ravs de los sonidos de la lengua francesa; el mdico ha de comprobar si las palabras que semanifiestan por medio de sonidos son coherentes, de acuerdo con los usos verbales corrientes, conlas sensaciones de Sigma; pero t eme que ste ut il ice palabras imprecisas, no porque sean imprecisassus sensaciones, sino porque t raduzca mal del it aliano al f rancs. Sigma dice ventre, pero quizsquiere decir foie(y, por otra parte, es posible que Sigma sea inculto, y que para l, incluso enitaliano, hgado y vientre sean entidad indiferenciada).Ahora el mdico examina las palmas de las manos de Sigma y ve que t ienen manchas roj asirregulares: Mal signomurmura. No beber usted demasiado?. Sigma lo reconoce: Cmo losabe?. Pregunta ingenua; el mdico interpreta sntomas como si fueran signos muy elocuentes; sabelo que corresponde a una mancha, a una hinchazn. Pero no lo sabe con absolut a exact it ud; pormedio de las palabras de Sigma y de sus experiencias tctiles y visuales ha individualizado unos sn-tomas, y los ha definido en los trminos cientficos a los que lo ha acostumbrado la sintomatologaque ha estudiado en la Universidad, aunque sabe a qu snt omas iguales pueden corresponder

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    enfermedades diferentes, y a la inversa. Ahora ha de pasar del sntoma a la enfermedad de la cual essigno, y esto es cosa suya. Esperemos que no tenga que hacer una radiografa, porque en tal casotendra que pasar de los signos grfico-fotogrficos al sntoma que representan, y del sntoma a laalt eracin orgnica. No trabaj ara con un nico sistema de convenciones sgnicas, sino sobre variossistemas. La cosa se hace tan dif cil , que es muy posible que equivoque el diagnst ico.

    Pero de ello no vamos a ocuparnos. Podemos abandonar a Sigma a su destino (con nuestros mejoresdeseos): si consigue leer la receta que le dar el mdico (cosa nada fcil, porque la escritura de losclnicos plantea no pocos problemas de descif rado), quizs se ponga bien y pueda an gozar de susvacaciones en Pars.

    Puede suceder, tambin, que Sigma sea testarudo e imprevisor, y que ante el di lema: o dej a debeber o no puedo asegurarle nada sobre su hgado, l legue a la conclusin de que es mejor gozar dela vida sin preocuparse por la salud, que quedar reducido a la condicin de enfermo crnico que pesaalimentos y bebidas con una balanza. En este caso, Sigma establecera una oposicin ent re BuenaVida y Salud, que no es homloga de la t radicional entre Vida y Muert e; la Vida, vivida sinpreocupaciones, con su riesgo permanente, que es la Muert e, le parecera como la misma cara de unvalor primario, la Despreocupacin, al cual se opondra la Salud y la Preocupacin, ambas

    emparentadas con el Aburrimiento. Por lo tanto, Sigma tendra su propio sistema de ideas (al igualque lo tiene en poltica o en esttica), que se manifiesta como una organizacin especial de valores ocontenidos. En la medida en que tales contenidos se le manif iestan baj o la forma de conceptos o decategoras mentales, tambin ellos valen por alguna otra cosa, por las decisiones que implican, porlas experiencias que sealan. Segn algunos, tambin el los se manif iestan en la vida personal einterpersonal de Sigma como signos. Ya veremos si el lo es ciert o. La verdad es que son muchos losque creen as.

    Por el momento, lo que nos interesaba subrayar era que un individuo normal, ante un problema tanespontneo y natural como un vulgar dolor de vientre, se ve obligado a entrar inmediatamente enun retculo de sistemas de signos;algunos de ellos, vinculados a la posibilidad de realizar operacionesprcticas; otros, implicados ms directamente en actitudes que podramos definir como

    ideolgicas. Pero, en cualquier caso, todos ellos son fundamentales para los fines de la interaccinsocial, hasta el punto de que podemos preguntarnos si son los signos los que permiten a Sigma viviren sociedad, o si la sociedad en la que Sigma vive y se const ituye como ser humano no es ot ra cosaque un complejo sistema de sist emas de signos. En una palabra, Sigma hubiera podido tenerconciencia racional de su propio dolor, posibilidad de pensarlo y de clasificarlo, si la sociedad y lacultura no lo hubieran humanizado como animal capaz de elaborar y de comunicar signos?

    Con todo, el ejemplo de que nos hemos valido podra induci r a pensar que esta invasinde los signossolamente es tpica de una civilizacin industrial, que puede observarse en el centro de una ciudad,rutilante de luces, anuncios, seales de trfico, sonidos y toda clase de seales; es decir, como siexistieran signos solamente cuando hay civilizacin, en el sentido ms banal del trmino.

    Pero es que Sigma vivira en un universo de signos incluso si fuera un campesino aislado del mundo.Recorrera el campo por la maana y, por la nubes que aparecen en el horizonte, ya sabra predecirel t iempo que har. El color de las hojas le anunciara el cambio de estacin, una serie de franjas delterreno que se perf ilan a lo lejos en las colinas le di ra el t ipo de cult ivo para el que es apto.

    Un brote de un matorral le sealara el crecimiento de determinado tipo de plantas, sabra distinguirlos hongos comest ibles de los venenosos, el musgo de un lado de los rboles le indicara en qu part eest el norte, si es que no lo haba descubierto ya por el movimiento del Sol. No disponiendo dereloj , el sol le sealara la hora, y una rfaga de viento le dira muchas cosas que un ciudadano depaso no sabra descifrar; de la misma manera que determinado perfume (para l, que sabe dndecrecen algunas flores) quizs le dira de qu parte sopla el viento.

    Si f uera cazador, una huella en el suelo, un mechn de pelos en una rama de espino, cualquier rast roinfinitesimal le revelara qu animales haban pasado por all, e incluso cundo... O sea que, auninmerso en la naturaleza, Sigma vivira en un mundo de signos.

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    Estos signos no son fenmenos naturales; los fenmenos naturales no dicen nada por s mismos. Losfenmenos naturales hablan a Sigma, en la medida en que toda una tradicin campesina le haenseado a leerlos. As pues, Sigma vive en un mundo de signos, no porque viva en la naturaleza, sinoporque, incluso cuando est solo, vive en la sociedad; aquella sociedad rural que no se habraconst it uido y no habra podido sobrevivir si no hubiera elaborado sus cdigos propios, sus propiossistemas de interpretacin de los datos naturales (y que por esta razn se convertan en datos

    cult urales).

    Ahora empezamos a comprender de qu debe tratar un libro sobre el concepto de signo: de todo.

    Naturalmente, un lingista podra observar que si empezamos a llamar signo a cualquier artificio quepermite de alguna manera una int eraccin entre dos suj etos, e incluso las t raducciones soli tarias queSigma realizaba en su mente, ya no hay manera de detenernos. Existen art if icios que son signos ensent ido propio, como las palabras, algunas siglas, algunas convenciones de sealizacin, y luego esttodo lo dems que no es signo, que puede ser experiencia perceptiva, capacidad de deducir hiptesisy previsiones de la experiencia, et c.

    La proposicin tiene aspecto de ser muy sensata; la podemos refutar por lo que se leer en las

    pginas que siguen, pero stas no han sido ledas todava. Con todo, existen dos fenmenos que nosinducen a pensar que la objecin li ngst ica es demasiado restr ict iva (dej ando a un lado el hecho deque esta objecin ha sido l iquidada en parte precisamente por un gran lingista como Ferdinand deSaussure). Por un lado, est el hecho de que a lo largo de toda la historia del pensamiento fi losfico,el concepto de signo ha sido utilizado de manera muy amplia, hasta el punto de que cubre muchas delas experiencias que hemos examinado en nuestro ej emplo. Por ot ro, el hecho de que el uso comn,el que se registra fielmente en los diccionarios, nos acostumbra a una utilizacin de la palabra signoque parece haber sido hecha para asegurar un empleo bastante generalizado.

    II. Tanto los filsofos como la gente comn recurren a la nocin de signo, la ltima, medianteexpresiones cotidianas como un mal signo, y t antas otras. Segn la impresin de las personas cult as,los filsofos utilizan el trmino signo de manera rigurosa y homognea, en tanto que en la

    conversacin cotidiana, como resulta de frases como la citada, signo viene a ser una palabratotalmente homonmica, o sea, que se utiliza en diferentes ocasiones, con diversos sentidos, y, engeneral, de manera metafr ica y vaga. Ms adelante podremos ver hasta qu punto es vaga lautilizacin que hacen los filsofos de la palabra signo; de momento, nos limitaremos a considerar lautilizacin comn y as descubriremos que, pese a su variedad, es del todo apropiada, correcta,tcnicamente aceptable. Y al decir tcnicamente, nos referimos a su aceptabilidad desde el puntode vista de la disciplina que estudia todas las posibles variedades de signos, o sea la semit ica osemiologa. Examinemos el uso lingstico comn, mediante una fuente autorizada, como es elDiccionario de la Lengua. Para evitar parcialidades, construiremos una palabra ideal, signo,deducindola de las dist int as acepciones tomadas de t res buenos diccionarios: Devoto-Oli , Le Monnier(10 acepciones), Zanichelli (17 acepciones) y Garzanti (9 acepciones).