EAO: La primera república educativa de Chile

La primera república educativa de Chile

La Escuela de Artes y Oficios: Monumento Histórico Nacional desde hace 26 años

La primera república educativa de ChileLa Escuela de Artes y Oficios: Monumento Histórico Nacional desde hace 26 años

Jonás Figueroa Salas

Vista del frontis de la EAO y parte de la Avenida Chuchunco, hoy Ecuador. c1900. Positivo obtenido de negativo placa de vidrio.



Los mapas tienen la cualidad de contarnos historias que nos permiten interpretar un estadio particular del tiempo. Cuentan los mapas que en los lejanos días del siglo XVIII, las campanas de las iglesias marcan el mediodía con el rezo del angelus; al atardecer, nos llaman al silencio y la oración. Son los ruidos más estridentes de un poblado que se empina unos pocos metros del suelo, echando mano al adobe de sus muros y la teja cocida de sus cubiertas. Los mapas del dieciocho, cuentan que cada orden religiosa y congregación tiene su propio sitio en la ciudad. Los que se emplazaban cerca de la plaza mayor, expresan su infuencia en la curia vaticana. Los monasterios y conventos mientras tanto, para cobijar las liturgias y contemplaciones, buscan el silencio del suburbio, que por aquellos años se sitúa no más allá del cañadón de la Alameda y el curso del río Mapocho que discurre desganado en el seco verano. Santiago es una ciudad de hábitos, funcionarios llegados de la metrópolis, palomas de largos silencios, algún incidente entre militares y civiles y algo más.



Estudiante y Maestro de la Escuela de Artes y Oficios. c1960.



Ya más tarde, los mapas del siglo XIX dibujan un marcado protagonismo de la institución civil siendo su primer acto la transformación del basural de la Alameda en el paseo republicano por excelencia y en donde las trazas de los edifcios públicos y los espacios ciudadanos tienen un énfasis mayor que las iglesias del tiempo anterior. A partir de este momento, el palacio de La Moneda será más importante que la Catedral y el paseo al atardecer, más importante que las largas procesiones que salen para festejar las novenas y penitencias. Así, el proyecto republicano se sobrepone a los tiempos coloniales, fundando sus propios sitios y hábitos, mientras la ciudad crece a través de los caminos rurales, las acequias y los zanjones.



Sala de Clases Escuela de Artes y Oficios. c1930.



En este siglo diecinueve, en medio de litigios fronterizos y entre pugnas y rencillas domésticas, el país va consolidando su estructura a través de la fundación del entramado institucional, armando el esqueleto institucional de la república que nace a los nuevos tiempos. Y en ello, la inteligencia de los gobernantes no le va a zaga a la necesidad de disponer de los medios y de los recursos que forman los cuadros técnicos capacitados para hacerse cargo de la educación, de la salud y de las actividades productivas que requiere un país situado en el extremo más lejano del mundo. Y estos cambios que expresan gradualmente la construcción y las geometrías del desarrollo institucional, se expresan asimismo en la fsonomía de la ciudad. Son las cartas de navegación de una república que nace a los nuevos tiempos.



Dormitorios Escuela de Artes y Oficios. 1933



Y en ello estamos cuando el ministro de instrucción pública don Manuel Montt, redacta el año 1849 el decreto para la frma del presidente don Manuel Búlnes, dando pie a la fundación del aparato de educación técnica necesario para capacitar a los funcionarios y profesionales que se harán cargo del desarrollo de la nación. El más civil de los generales de la República, el más guerrero de los republicanos, será también el más institucional de los gobernantes mediante la fundación de los primeros organismos que requiere el país para armar su identidad y presencia en un continente que se debate entre guerrillas y caudillos, entre la civilización y la barbarie que tan bien expresase Faustino Sarmiento.



Estudiante EAO en sala de clases. c1960.



En el tercer cuarto del siglo XIX, la ciudad se encuentra rodeada del anillo de hierro del trazado ferroviario que trae y lleva los elementos y las materias para repartirlos hacia en el norte y el sur, dibujando ramales, saltando los ríos y zanjones. Son las manifestaciones de los cambios tecnológicos que fundan los crecimientos que experimenta la ciudad, siendo su frontera occidente ocupadas por actividades agrícolas merced del riego y la calidad de sus tierras, la pieza que expresa mayormente los cambios que se asocian con la institucionalidad educativa y los avances tecnológicos que llegan de la mano del ferrocarril. De ahí en adelante, nuevos desarrollos y también nuevas implantaciones edilicias van a dibujar un sector que podría señalarse como el primer barrio educativo y cultural de la República



Pasillo Escuela de Artes y Oficios. c1900. Positivo obtenido de negativo placa de vidrio.



En un espacio que no va más allá de algunas cuadras, el plano de Ernesto Ansart de 1875 nos muestra una alta concentración de equipamiento en torno a la Alamedilla de Matucana y la Quinta Normal, la institución para el estudio y la regulación de la producción agrícola siguiendo el modelo francés: el jardín botánico, el zoológico, el observatorio, la escuela de artes y ofcios, la escuela agrícola, la escuela de preceptores y el pabellón de la exposición, entre otros. Junto a ello, se sitúan la laguna y la cancha de carreras de caballos para la diversión del ciudadano. Y más allá, la inundación…



Aula Magna, ex Teatro de la Escuela de Artes y Oficios. 1933.



Otro hecho relevante que marca la fundación de la institucionalidad nacional a partir de la creación de establecimientos educativos, es la presencia de sabios y expertos franceses en dicha campaña. Cuando tenemos la oportunidad de salir a recorrer por las cercanías de la Quinta Normal nos encontramos de frente con Claudio Gay, Michel Aime Pouget y cruzando Matucana, con Jules Jariez. Sabios todos ellos que transmiten su conocimiento a los nuevos profesionales y dejan una huella que perdura hasta nuestro días.



Entrada Escuela de Artes y Oficios. c1980.



Entre la estación de ferrocarriles y la Quinta Normal, nunca fue más el barrio de San José de Chuchunco tal como lo muestra un plano alemán de alrededor de 1895 -que así se denominaba el sector hoy conocido como barrio Estación Central- que cuando algunas décadas más tarde, la Escuela de Artes y Ofcios y la Escuela de Preceptores trasladan sus instalaciones a edifcios construidos especialmente para cobijar sus talleres, laboratorios y aulas a la calle de los Pajaritos, uno de los tantos nombres de la actual calle Ecuador en las cercanías de la Avenida Latorre, que por aquellos años es la extensión ciega de la Alameda de las Delicias hacia el poniente.



Vista aérea de la Escuela de Artes y Oficios. 1963.



Retrocediendo en el tiempo, el paisaje del sector no podría haber sido diferente ni menos diverso al paisaje de nuestro suburbio, entre rural y urbano, tal como lo registra el plano de Claudio Gay de 1831, con casas de campesinos jalonando unos polvorientos caminos que se pueblan de carretas de bueyes y presurosos jinetes, en un ir y venir que se apacigua bien entrada la tarde, para volver al día siguiente a marcar el mismo ritmo. Y así un año tras otro, hasta aparecer hoy en día que todo -los edifcios y los árboles- siempre estuvieron ahí, imperturbables en la espera de las generaciones de jóvenes que año tras año colman las aulas de nuestra Universidad de Santiago de Chile.



Jonás Figueroa Salas

Arquitecto Universidad de Chile, Técnico Urbanista INAP y Diplomado en

Ordenamiento Territorial UPV, España.Profesor Titular e Investigador de la Escuela de

Arquitectura, Universidad de Santiago de Chile.

[email protected]

Junio, 2012

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