e m a CAP1TULO y LA . ' '. ¡ j - bibliopsi.org · kana empe~~é a tomar parte, de alguna manera,...
Transcript of e m a CAP1TULO y LA . ' '. ¡ j - bibliopsi.org · kana empe~~é a tomar parte, de alguna manera,...
------~~~~cicl_op e m a -·-·-----.
y Comunicación
LA ETNOGRAFÍA
MÉTO,DO) /-tMPO y . REFLEXIVIDA.D
Rosana Guber
fililliP s~. 3 t 4:11'5:
Grupo· Edítmial Non.na ·1.,
· .. /
. j . ' '. ¡ l j
lifü~ I6, r/2' 1
,• ;;;_,.....,,.." -·· -
CAP1TULO 3. LA PARTICIPANTE
"Poco desppés, ele habenne instalado er1 Omara
kana empe~~é a tomar parte, de alguna manera, en la vida del]poblado, a esperar co.n impaciencia los
a:comecirnir.nt~s importantes o las festivi.dades, a tomam1e (D,terés personal por los chismes y por el desenvol~!'111iento de los pequefi.os pueble1in9s; c'ada·rnai"ianá al despextar, el dia' se me pres·e~Jaba más o menos como para un indígena . [ .. ;~1 L~s peleas, las bromas, las escenas ·
";;í¡:'· i .
familiares;Jlos 'sucesos enge1Jeral Lrtviales y a· ve- .. ces dramáticos, pero siempre significativos, for-:maban " de la atmósfera de mi vida diaria . .
tanto cor~e de la suya [ . .) Más avanzado el cfaa, . cualquier¡;cos~ qt,1e sucediése me cogía cerca y no
había ni1~gurih posibilidad de que ~ada a mi ateL1~iórr." (Mahnowskí [1922] 1986:25) ·.
Compar;~o c;.on los procedimientos de otras cíen-. cias socialesJ!~l trabajo de campo etnográfico se carac
Leriza por s~lfalt.a de sistematicid~d. Sin embargo, esta supuesta car~nda exhibe una lógíca propia que adquirió
identidad cor:mo técnica de. obtención de info;rmació1~:
¡-------·-·
·¡ 1
"-''-' •. ni..t"'!;;:o. Ví...J.!Jl.;.!\
la pa.rticipanl observ.atíon, Traducida .al castellano como
"observ:ación participante"', cons¡ste :precisameme en la de 'laS atLívidades que comprende: inte
war _un equipo de fútbol, residir con la población,' tomJr mate y conversar, hacer las 'compr;s, bailar, cocinar,
ser de burla, confidencia, declaraciones amorosas y agresiones, asistir a una clase en la escuela o a una
rigor, su
es, rnás que un déficit, su cualidad distintiva.· Veamos por qué.
L Los dos factores de ecuación
Tradicionalmente, el objetivo de la observación participante ha sido detectar las sítuaciones en que se expresan y generan ios universos culturales y sociales en su compleja articulación y variedad. La aplicacióti de esta técniCa, o mejor dicho,. conceptualizar actividades
tan disfmi.les como "una técnica" para obtener inforque la presencia Cla
1percepción y expe
riencia dtrectas) ante los hechos de ia vida cotidia11a dé" la población .garantiza la confiabilidad de los· d:itos recogidos y el aprendíiaje de 1os semiclos que subyacen a dichas actividades. 7 La experiencia y _la testificación son ent:oncef "la" fuente de conoéimient~.dd etnógrafo: é1 está allí. Sir embargo, y a medida que o'tras técnicas en ciencias soci<tles se fueron formalizando, los etnógrafos
· eriLaron si$tematizarla, escudrit1.a~1do 1as particulari-
en cada uno de sus dos términos¡
1
y como técnica se. üsocia a la Escuela de. Chic<1go.
56
( · La etnograÍía. Método, campo y reílexiví<lad f· f :· "observación" y "participación''. Más que acertar con una
identidad novedosa de la observación participante, el resultado de esta
cipante en las dos alternativas objetividad positivista y la subjetividad naturalista
(Holy 1_984).
a. Observar versus varticiJJat ,_ ,_
1.a observación participante consiste en dos actividades principales: observar sistemática y todo lo que acontece en torno del
par en una ·o varias actividades de la de "partícipar" en el sentido de "desempeñarse corno Io
hacen los nativos"; de aprender a realizar ciertas actividades y a comportarse como uno más. La "participación" pone d énfasis en la experiencia vi.vida por el investigador apuntando su objetivo a "estar adentro", de la sociedad estudiada. En el polo contrario, la observación ubicaría al investigador fuera de la sociedad, para realizar su descripción con un registro detallado de cuanto ve y escucha. 1.a representación ideal de la observación e.s tomar notas8 de una obra de teatro como mero espec
tador. Desde e1 ángulo de la observación, entonces, investigador está siempre alerta pues, incluso aunque participe) lo hace con el fin de observar y registrar los distintos momentos y eventos de 1a vida social.
8 "Observar" y "tomar notas" se Sin embargo, cabe recordar que en la cabt>. la observación participante., el registro para después. Esto le
aun en situaciones sentidos cuando apela a sus recuerdos.
"i7
'-''· ,,. ;
"·
es preciso· de estas d.iferen-, .... ,
entre los ser tan e..-xterna como al esce.nari~ y sus pro·
caso se juega en Ja articula-.. .,-
y participación es, por un lado, real del i.nvesügador de observar y/o
58
no depende: sólo de su epistemo-
que hace.· Detengá-
garantí.za.ria del objeto
'.de.be. ser recogido por d investigador mediante la ·observación y otras operaciones la percepción. La ob
servación directa tendería a evitar las distÓrsion.es como el científico en su
·Por eso, desde el el etnógrafo prefiere· observar a sus infom1antes en sus contextos naturaies, oe-
. k
ro no para fundirse con ellos. Precisamente, la preferida por el es la observacíón · (Holy 1984) mientras,que la participación obstáculos a la objetividad, en peligro la desimplicación debido al e~cesivo acercamiento personal a
l.os informantes, que s~ justifica sólo cuando los sujetos lo demandan o cu~ndo garnntíza el registro de determinados campos di la vida social que, como rr1ero observador, serían ina~ce.sib1es (Fankenberg 1982).
Desde esta posturi,. el investigador debe y adoptar el rol de opservador, y sólo en . ._;.. . lancia comportarse corno un
asumiendo 1a observació~ como la técnica
y la participación coq}o ~'n "mal necesario". En las investigaciones amrop9lógi.cas tradicionales, la partici-
pación llevnda a un aJto en la corresideI!d.a, era-"' a las distancias
1 del lugar de re-:
recta era posible. social élesd.e: una teorías hipotéticas e' ! xr·' (H l 1 9R41 .:itg O . iL\. -~ .O y L .u ; .
I·,•
Pero esta razón de fuerza
59
"
l ··--
4
de su apariencia física, en los los actores. El único medio para acce
c.sos significados que los sttjetos negocian e inter-
es la la en carne esos sentidos, como sucede en la socía-
y si. un juego se aprende
Por eso la participación es la
non de1 conocimiento sociocul son la experiencia directa, los órganos
sensoriales y la afectividad c;ue, lejos de ernpaf\.a:r, acercan al objeto de estudio. El i1.westigador proceck·enton
ces a la su~jetiva pues sólo comprende desde adentro. Por eso desde esta perspectiva, el nombre de
técnica como obser-vante" (Becker & Geer 1982, Tonkin 1984).
d. versus s:·paración En ;.:: parecen discutir no tan-
to la formai entre las dos _ de esta "técnica", observación y párticipación, sino la relación deseable ent.re investigador y st~íetos ele estudio
cada actividad supone: la separaci.ón de (obser-.. .
, y invo1ucramiento con (rrnrLicioación) los (Tonkin 1984).
60
U\ emograna. Método, campo y reLlC.XiY1GaG
de la Y, por lo dón eLnográfica: conocer como trismo, de y en virtud marcos tan
significan sus mundos
gl'tedad implícita en el
Una mirada reflexiva de la participante
El va1or de la observación no reside en poner al investigador ante los actores, ya que rntre uno y otros siempre está la teoria y el sentido común. (social y cultural) del investigador. ¿O acaso comerciantes no frecuentaban a los sin por eso deshacerse de sus precónceptos7 La directa es, indudablemente, una valfosa miento social porque evita algunas 1nconti:olado sentido común de terceros- ofreciendo a un observador crítico 1o real eri toda su Es inevitable que. el investigador se corw.1cle con el muri.., do empílico a de . ·de la.percepción y.de
61
j
J ,¡ M
l ! ! ~ ]¡ ! 'J
~
1 i ~ ,, 'l ! ~ ¡ ¡
y í
ROSAN A
l.os .dos y paruopac1on, pue
perder su productiva
y partidpR.r radica en el entabla
involucra•
.,.,_
La y
·parte de los Pero ve¡:m10s el
y a los transeúntes. Luego el se aproxima y las observa negociar con algunos individuos. Más tarde se acerca a ellas e indaga de varios productos; las vendedoras responden mente y eI investígador compra un kilo de escena se renite día tras día. El investigador es, para
L e ,
"las bolivianas", corh.prad.or más que añade a preguntas acostu.rnbradas i: :; precios otras
· conciernen direc~ament.e a la mmsacdón: me:ntarios sobre 1ps nir1os, el lugar de origen y de cambio del peso argentino y boliviano. Las entablan con él breves conversaciones que pondo: a 1a intencíón de preservarlo como diente. Este rol de conversador" ha sido el canal de acceso qued
a pre.güntarse a . ínvestígador debe ahora explicitar sus motivos si quiere encontrarse con una negativa rotunda. no lo sepa, estas m1-~je.res ingresado a la
l'.U::>t\NA \JU!H:K
Si comparamos la observación del investigador des.: . de con su poste1ior particip0ción en la transacción
el
set el caso, Ia obscrvac1ón se
investigador dentro del radio visual de las aunque aquél se límite a mirarlas estará
con ellas un campo de alguna reacción que, en este caso, puede
ser eÍ temor o la sospecha. El investigador empieza a · y se convie~te en un "comprador conversador".
Pero. luego de.ja de comprar y entonces las vendedoras Je a· su actitud el sentido de amenaza. Estos su~ puestos y expectativas se revierten en el investigador,
la renuencia y'se siente obligado a la razón de su presencia y de sus preguntas; se presenta o como estudiante universitario,
de costumbres populares, etc. tiene ser observ.ador y ser partíciEn este ejemplo, el
a presentarse sólo cuando se dispuso a mantener una cotidiana. Incluso antes el .inves-
. De ello ante
V
pueda ser o prescin-. ' '
de la reptesentación del obser-mosca en la pared", su observación
obrmán
-"A.
Ln etnogr2fra. Método, campo y
'en la conducta de los informantes, y ··la del investigador. Así, para delectar
b
racdón con 10s mrormame.s y al encuentro. Estos sentidos, al irán aclarando a lo largo del trabajo de campo
Participación: las dos puntas de reflexividad
Los antropólogos no se tas sobre la mitología o a observar a
' . o las por tomar b'llarda una va de
las propias pautas culturales, hasta al de sus
pautas y conductas de éstos. · Las dos opciones, sobre
son más habituales al cornenzar el El hace lo que sabe, y
~ sus
V ./
(como el cle Segurarhenle incunirá en errores de transgresiones a la local, pero el rnorne:nLo éste es el único mapa cot1 incorporando otras
l\.i..,).)l"\1."i.r\ U UL>}..t'\.
que destacaba la ín- · re.ladón ent.re la observación y b. participación,
que el. de "estar allí" lo involucraba en actividades en un ritmo de vida significativo
orden sociocultural indfge.na. se fue imegrn.nclo, gradualmente:, al éjercido lo más pleno ·
para un C)lropeo del siglo XX, de y o la rnd"'
mundo social, según una re·· de la propia. Esto no hubiera sido
no hubiera valorado cada hecho objeto de registro y de análisis, aun
de reconocer su sentido en la inte-
de una parlicipación en t1~nninos en ténninos nativos.
Además de y vanamente angustiante, la ,
"panicipadón correcta" (es decir cumpliendo con l.as normas y valores locales) no es ni la úníca ni la más
deseabl.e en un porque la trnnsgresfon (que llamamos "errores" o "traspiés") es para el investiga~, clor y para el.· un medio adecuado de probre:
la conducta social y evaluar de los nativos.
distancia e involucrar-
a una lógica que no le es prop.ia, Desde la perspectiva de los informa.mes, ese
;_,o. L\.l.lVf/'{;.l..l!J;.~. j..'L'--''1.V~,-·, .................. ¡ ... -) .. - .... -~ .. M. --·~·
esfuerzo puede corno e.l 'gador de apropiarse de los códigos locales, de modo
·llUe las p'n'ktkas y nociones de 1os pobladores se vuelvan más comprensibles facilitando lí3. comunicación (Adler &1:
Adlerl987). Estando en un poblado de Chiapas, México, Esther Hermitte cuenta que
poco¡¡¡ a lJlnolªl ~n ~ona 't'ro~ pical fui víctima de picaduras de mosquitos en las piernas. Ello provocó una gran infla1~ación en la zona afectada -desde las rodillas h~ta los to
billos-'."'. Caminando por la aldea me;encontré
con una pinolteca que después de s~ludarrne · me preguntó qué me pasaba y sin darme tiem~ po a que l~ contestar;,i ofreció un diagnóstico.
Según el. concepto de enfermedad en Pi.no1a, hay ciertas erupcione:.s que se atribuyen a una
incapacidad de 1a sangre para absorber la ver~ güenza sufrida en una situación pública. Esa · enf errnedad se conoce como "disípda' (lzesh1ai en lengua nativa). La mujer me e:;qJlicó que mi.prese1~s:ia en una fiesta la noche anterior era seguram~i1te ·c;usa Je que yo me hubíer~ avergonzado y me aconsejó q\1e me sometiera a una curación,
la que se lleva a. c"ubo 1: l se la boca de aguarc,Hente y sopl2 con fuerza arro-
una fina lluvia .del líquido en las partes afecLadas y en ot~;s consideradas vitales, tales co
mo la cabeza, la•;1urn, las muüecas y el pecho.
Yo acaté el consejo y despué5 de vari.as 'sopladas' nK retiré. del lug~.tr. Pero eso se supo y pennitió • en adelante un diálogo con los informantes de. •
tono distinto a los que habían precedido a m1 cu~
ración. El haber permitido que me curaran de
· una enfermedad que es muy común en la Jldea creó un vínculo afectivo y se
l 1 l . ' " ma e e proiongaaas coc·?Usac10nes 1985: 10-1). .
La etnógrafa relata aquí lo sena un exitoso" manifiesto en su esfuerzo por integrarse a una lógica nativa que delivó en una m(lyor consideración hacia su persona. Este punto asume mía importancia cfiKial cuando el investigador y los inforh1antes ocupan
en una estructura Pero en . de la reflexividad de campo, es habitual que
etnógrafos relatan una c .... periencia que se transfon11ó en el punto de íníle:xión de su relación con los informantes (Geertz 1973). La experiencia de campo suele relatarse como un conjunto de casualidades que, sfo
embargo, respeta un hilo argumental. Ese hilo es prec.isame.nte la capacidad del investigndor de aprovechar la ocasión para desplegar su participación en términqs nalivos. Lo relevante de la disipela de Hermitte no íue. · su padecimiento por la inílamación .sino que ella ac€pta
rn interpretarla en el marco de sentido local de la.salud y' la enfermedad. Aunque no. hubiera previsto que iba
por mosquitos, que se le inlhmar/an las
y que encontraría a una pinoiteca lornaz que le ofrecería un diagnósticoy un traUJmiento, Hermitte mantenía una actitud que permitía· que sus. informantes
y explicaran qué había sticedido en su cuerde ellos una solu~ión. Esta "parti~ipa~ en un aprendizaje de prácticas·curativas
r..:n
y y sus co-mo vergüenza, disipela, enfermedad. ; · Pero la participación no si.em.pre abre las. puertas.
tarde acompañé a Grade.la y a su marido Pedro, habitantes de una villa miseria, a la casa una l1Tl~jer mayor que vivía en d quien Graciela trabajaba por las la
limpieza y algunos mandados. La breve visita tenia por objeto buscar un que . Mientras Pedro lo desarmaba en piezas transportables, Graciela y yo manteníamos una conversación "casual" con la dueña de casa. Recuerdo este pasaje:
e' "Ei • d' . d . n: , oi:ro ia vm.o a onnir pero ya cuando nos acostamos empezó
quiero ir a lo de mamá, que quiero ír mamá; primero se quería quedar, y que me qui.ero fr. Entonces yo le dije: bueno, ~tábien, andate, vos andate, pero te vas sola, ¿eh? te!vas por ahí, por el medio de la villa, donde están todos . .
esos negros borrachos, vas a ver lo que te pasa ... " G: "Hmmmm." Yo: "Una cara funesta te¡,núnanlemente
' I·
en d manual del 'buen' trabajador de campo"'. Apenas salimos de la casa le a Gracieh por·qué no le habla replicado su prejuicio y me contestó: "Y hsyque entenderlos, son gen-
1 ' te mayor, gente ae antes ... ".
Mi ímerrogantc era por qué Gracíela no ha-bía defendido la dignidad ,de sus vecinos y sí respondiendo, como suele hacerse, que Ía Qcnle habla
69
·l
íl ~I
~ ll ·~· ~ ·t·, ¡! ~ ¡
! 'f ¡¡
11
' i ¡;
~::.::::-,:¿,,~~:::;
ROSANA GUBER
pero no ele quienes come.ten o mayores ("el villero está 'en pedo', el ri-.
. , ,) 1 "1 . " l 1 . 1 ' co esrn füegre ; e poare se mama con vmo, e, neo con , etc.). La concesión de Grnciela me sorprendió
mi sentido de la humana v /
prejuicios contra residentes
vwas m1sena, Entonces1 (des)califiqué a Chiquita con:10 una mujer prejuidosa y desinformada. De.sde esta distancia entre mi perspectiva y la de Chiquita y Grade~
bajo apariencia de una tácita complicidad, pa-sé a indagar d sentido de la actitud de Graciela; pero sólo pu.de hac¿rlo cuzindo puse en foco "mi sentido carmín" epistemocéntrico y mis propios intereses de i:nve..st.igación. :
Yo había p1nícipado acompafi.ando a Graciela y a Pedro en 1.má v·isita y también en la conversación, rnenos con mi:r,eslo. Pero lo había hecho en términos
adecuados para sectores medíos univerlos vecinos de nn barrio colindame a
la viHa, hahit<tdo por una vieja población de obreros comerciantes, amas de casa y
preciaban de ser dueúos de sus vivien-
ne,gras" provincianos. parecí.a encajar en las
a 1os pobladores Grac:iela me tra11 .. smiti.ó los con'lenta
rios negativos de ·mi mueca de desagrado: "¿Y a eli.a qué le;~~-~~,-· Si no es de ahL [de la · 11
· rn
Graci.ela seguía asintiendo; entendí después que allí esta
ban en juego un z1nnario, un empleo y otros beneficios
¡: i: (i ¡\ ¡¡
il ¡¡ !I
.¡ ¡:.
.H
" -· -----o··.
¡:-
f secundalios. Más aún: Gracíela obtenía lo que necesitaba ,. e no sólo concediendo o tolerando los prejuicios de
quita, porque ocultaba su domicilio·en layjlla para poder trabajar. Chiquita terifa una "villera" de "la villa d.e al lado" trabajando en su propia casa y no lo sabia o fin~ gía no saberlo. A partir de aquí comencé a observar las re.acciones de otros habilantes de la villa ante estas actitudes y descubrí que en contextos de e insuperable. asimenia los estigmatizados guardaban sílendo y, de ser posible, ocultaban su identidad; s:i en la situación no había de.masia,do en juego·, entonces la reacción podía ser contestataria: Enlre otras ensef1anzas rescataba nuevamente la importancia del trabajo de campo .para vi.sual.ízar las diferencbs entre lo que la gente hace y dice que hace, ·pues :11 éste y en ótrns ca
sos· los residentes de la vill.a ap::.r;e.c;fan ellos. mi.:;rnos convalidando imágenes para ellos injustas y negativas.
Que yo hubiera participado no en los términos lo-'
cales sino en los míos propios hubiera sido criticable, si no hubiera aprendido las clíf e:rencias entre d sentido y uso del prejuicio para los vednos del barrio:r para habitantes de la villa, y para mí misma. Hu.elga decir que en éste con10 en tantos otros casos relatados por
,, 1 .
los etnógrafos, b(re:~cción visceral es difícil de contra.lar t>¡" "-~l
i 987). Por eso, es difí~il de con.conviene no renunciar a sus enseñanzas ..
< ' • '
En las tres instancias que hemos visto, la más pres~
cindente del observador de las bolivianas, la cl,lr~dó1'!, de Hennitte, y mi gesto de asco, la observacion pante produjo elatos en la interacción mísma, op~~· rancio a la vez como un canal y un p~oceso por el C::11lf.l.
..... 71
i'-OSANA GUBER
ensaya la reciprocidad de sentidos con
Veremos a continuación que 1a "partícíorra cosa que una instancia de a l.os sttjetos donde se juega ésa recípro-
. ciclad. Es desde esta reciprocidad que se dfrime aué se observa y en qué se participa.
IV. La participación
El acto de participar cubre un amplio espectro que va desde "estar allí" como un testigo mudo de los hechos,
• u
hasta integrar una o varias actividades de distinta mag-
y con -distintos grados de involucramiento. En sus rno<lahdades la parLicipación in:1phca grados
ele desempeño de los roles locales. Desdejunker.(1960)_ en adelante suele presentarse i.m contíni10 desde la pura
observación has.ta la pmticipación pleha. Esta tipificación puede ser útil si tenemos presenté qu~ hasta la obser- · ·
vación pura, demanda algunJ tr:dprocidad de sentidos
con -los observados. A veces es ünposible estudiar a un grupo sin ser
· parte de.él, ya sea por su ekvada susceptibilidad, por
que desempeña activídades ilegales o po1~que controla saberes esotéricos. Si el imrestigador no füera aceptado
sús propósitos, quizás deba optar por "mi-metizarse". Adoptará entonces el ro 1 de parlicipante
(Gold, en Rurgess 1982), dando prioridad casi a la ínformadón que proviene ele su
· sión. Si bien este rol tiene la ventaja ele 1ograr material
de otro modo sería inaccesible, ser paiticípante resulta inviable cuando el o los roles válidos pa-
o grupo social son incompatibles, por
, con cienos atributos del investigador como el
L.ct t:U.1Ut;íéiiid. lYlt:LUU.U} L.d.lll}JU J l.t...li.L.('\..tvn .. u .........
genero, la edad o la apariencia; el mimetismo aquí no
es posible. Otro ínconvehiente de la parti.dpación; p1ena :reside en.que · -~ ·
(Linhart 1979). Los roles de participante. observador y obs¿rvador
participante son combinaciones sutiles de observa
.dón y participación. El "participante observador" se desempeü.a en uno o varios roles locales, explicitando
el objetivo de su investigación. El observador pattidpante hace centro· e.n su carácter observador externo, tomando parte de actividades ocasiomdes o que sea
inrnosible eludir. l
El contexto puede habilitar al investigador a adoptar roles que lo ubiquen como observador como en
el registro de clases en una escuela. Pero su prese.ncía r 1 · , · " · · , · arecta e comportam1ento ne ta cla..se -ammnos y mae.s-'
tro-; por e.so, el observador puro es más un tipo ideal
oue una conducta practicabie~ l. ..... ' i
Estos cuatro tipos ideales deben tomarse como po-sibilidades hipotéticas que 1 en los .. hechos, el investi
gador asume o se le imponen conjunta o sucesivamente, a lo 1argo de. su trabajo. Si vemos, no "interfiere" 1nenos ~n el tídpadón, es claro que cada una de no difiere de las de.más por los entre el investigador y el re,fere:nte smo por una relación particular y cambiante entre el rol del
73
i !l
·-1 # l Ji
~ J ~
:I :~1 .. 'll ::¡~ ~ i~
11 :~ 1¡ fü
~ fJ
1 * ~1 !l
\i rr \¡ 1/
.1\ !t
~1 ¡¡ ~
j ' ·¡
1 ¡
1
1 ¡
,l·'""~-.,._~,c·~=.:i;::::i.
'~·
LA o 4·
(
EL ARTE DE LA ~'NO DlRE
o D"
El sentido de la vida social se expresa partkulannen
te a través de díscursos que emergen constantem.ente en
la vida diaria, de manera informal por corrientaríos, anécdotas, de trato y conversadones'. ·Los
sociales han en un
de los hechos, a· ·¡ ..... '' ' '
a 1as normas o
y emociones,
de a'é:ción,' y a los valores o
-r r:::.
"'
~ ~
i: :~
·~ '~ 1'1. ~ •1
l j
;¡
il ¡¡ I¡
1 il
l 11
i i 1
1 ¡1,
1