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lO~ MIS1:'E'R' T.OS Dr.' ~¡ ¡ ,,~ rl-·q p.A' ~ , 1' ~ J~~~~U~
E' .N un estudio sobre la mala vida durante
la guerra, uno de los médicos de la Prefectura de Policía de París, el dootor Bizarcl
asegura que «fué en :una casa de prostitución donde conoció a la f~a Mata Harí,
que poco después hahía de 'ser condenada
corno esp,Ía» ... Lo que el il'UStre e ,indiscreto facúltativo no di~ es si la ba/i1larina esJaha allí en calidad de pupila o en calicj.ad de pa-,
rroquiarua... Y más vailie así, ¡para que tam
bién en este rincón obsclUro de ]¡a, ' exis¡iencia de nuestra heroíIl.a¡, algo de n{is¡terio la ' salve
de la j¡gnomIDia de la l'eooidad. <Amo clli,en.ta, en ef€iCÍQ, no' 'Puede ' choc.arnos verJa en uno
de e.soo in¡mensOEí templos del alrOOr venal. . . ",
¿A causa de· s,u temperamento de pecadora a menudo cansad\l¡, ,pero nUJnCa_·sadada? ... . No.
Pi. causa de' ~ deseo de ~tival' el amor
:JjJ .G' O ' M 1i1 z ' e A :R Q, "1 L L O
eomo un ltrte ntp.y sutil y muy. complicf).do,
o mejor aÚD¡, eamo una ciencia secreta q';le
necesita hboratorios pmpidos a los ensayos
in ánima 'I!ili. Mata Hari no puede, real
mente, contentarse, en el ejercicio de su mi~ \
n~rio venusino, con loo ardides instintivüs
que todas las heWras, aun sin haber leído a
OVidio, saJben. íPQl1er en p·ráctica para alu~irutr a · sús aman,tes. Nada en ella es ligero.,
frívolo y coquetn, a la manera parisiense,
Nada en ella ,hace -p~r en la muñeca vo-
1l:l;p.11u<& con la cual Jos hompres juegan 'Una ¡n~he, o, una S~, o un año, o Ul'Ut vi'da
'etlterli, y cuya única ambición consiste en ,~r haIlagada., milmada y adornada por las
m¡amos . glenerooas de su ·dueño. Nada en ella
es insconscien~, ni· las risas, nd Las lágrimas,
rij, ~ perfidias, ni las languideces, ni 100 grÍ-, . . ms salvajes de .placer. Convencida tal vez de ~ en su ser misteriooo paJ¡pita el aJlma re
.encarna.da de una bay.a.dera de 'aquellas 3nti
gUas pagodas _ .indil!l.S en las cual~ se ce! e
braban los' SeSenta y ' CU&t~ Ritos de la LU::jurm, ' .pop.e en el' cuJtivo ',de sUsre1aciones
,intim,as tan~ ~dío cual en la práctica de
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sus danzas. TodOs los hechizos" todos los amuletos, todos los conjlUroo, todos los cáno
nes del amor mágico, ella los busca, ella los estudia, ella los emplea ...
¿Sonreís al. oir esto, lo mismo que cuandD
una gitana os ofrece un remedio para hacer que vuestra querida os soua fiel? ..
El resultado de los métodos de Mata Harí,
no ob~tante, es de lbs que, por IIl;Uy escépti
cos que seam~, debe (p0lr fuerza obligarnos a considerar con inquietud interro.gadora y
modesta ros fenómenos iY1discutib~es de lo inexplicable. ¿No están, acaso, ¡todos ros sabios
de nuestra é¡plJca. empeñados en acechar los
soplos, de las bocas mediúmni~, 'para tratar de ver salir de ellas las em¡anaciones vitale,s del ectoplasma? ... ¿No se ha conv.ertido ya
en una dogma oientífioo la realidad del hip
notJilSmo, de la autosugestión y de la telepa
tía? .. Hace apenas un año¡, 'el dOctor Lau
monier que se ha consagrado al estudio de
las "viTtudes de las g¡emas, nos aseguraba que
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en gmn par.te lo que la Kaba1a nos dice so
bre el poder milagroso de las esr,neraldas, de
los zafiros y de las perlas, resulta" exp.eri
·mentalmente, exacto. ¿Por qué, pues, hemos
de burlarno¡:¡ de la ciencia oc'Uai:Ja de} a.mor?
Cuando. Calígula:, espantado de s,u propia ido
latría po,r 1a marchita Cesonia , reune a sus
consejeros para preguntarles si no será hue
no poner en el potro de la tortura a; aquella
mujer y obligarla a confesar cuál es el
fia~ro de que se sirve para avasallar a loo
h~l'·es, np va tyl fuera de camino como
Suetonio se lo fi¡g1ura. Hay. sin d¡uda, una ma
gia erótica, de la cual las gitanas son las úni
cas que · en Eu:r:opa; .parecen conocer aún algunos rud.i:mentos" pero ·que en losl'emotos pueblos múentales conserva siempre · sus de
votos y sus san:tuarios. Esa ffi,8igia, hecha d~
filtros embriagadores, de perfumes secretos, de · caricias · iimumel'abies, de espasmos inf"ini
tos, de miedos obscutOB, de curiosidades nun-, ' ca saciadas. de peligros constantes,· de deli-
.rios crueles; es,amagia cuya iniciación pracr
ticábase en la india en los sombríos templos
de Siva y en Siria en:IDs altares de Ast&rtea;
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LOS MISTERIOS DE SU ALCOBA
e8a 'magia, que es a la par ideal y bestial,
espirituaJ. y venal, y que, a veces, en sus me
nud:encias, parece un juego inofensivo de
Pllierilidad~ inexplicables; esa magia que la
Edad Media cristiana impregnó de inútil
diaboi'isroo en las IgrOtescas org~ de SWi m,i
sas negraJ:!, ¡pero que en Oriente" ha conser
vado su frescura jug.osa de cOITl,'Ilnión del de
le~te y de exaltación de la posesión; esa ma
gia cuyos eJeinento~ prdmordiales se hallan
en· todas las almas apasionadas, y qllle, en
suma, no es sino el desarrollo intensivo G el
florecimiento monstruoso de los anhelos de
nUleBtra carne" de nuestros sentidos, de nues
tro ins¡tinto conquistador, de n-qestra avari
cia dominadora, Mata Hari 10 estudia fervQ
rosamente, no como los efebos, diletta.ntis que,
en ills cenáClulos de Oxford, comentan, acari
ciándose .las manos, los secretos voluptuosos dél «Prem Sagar» o del «Gita Govinda», sino
con la constancia clarividente del s,eminarisb que sabe que debe viVir de} altar. En la b:bLo·· '
teCa que al' marcharse a España dejó ábando'nada en su hotel de Neully, y 'que se halla
dispersa , en , muchas corecccio~ de bibliófi-
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los, hay, según parece, traducciones alemanas" inglesas y francesas, de cien libros sanscritos reJ.ativos a¡ a.mpr. «Todas-dice alguien que las ha visto----eS¡tán llenas de nota,s marginales escri,tas con esa letra alta y estrecha,
que tanta energía demuestr~.» Yo he logrado que el doctor Striberg, que ¡posee algunas de estas obras, me dé prestada la más característica de todas, la que mej0I' . indica la índole de sus preocupacion~, la que puede cOnsiderarse como la Biblia del erotís¡no oriental. Me refiero al famoso «Kama, Sutra» que lOs indios conservaron oculto durante la.rgos si¡glps en los c01egios de bayaderas sagradas; y que los ingl~ han profanado,
uejándQlo trá.dJuoir a todas las ]en~ euro
peas.. El ejemplar de la bailadora, está encuadernado en damasco púrpura y tiene en el lQm.o una comna de pirínciip~ .. ¿Regalo de
algún protector qrue conoce s¡us aficiones? ... , No hay en sus páginas nada que indique su
origen. No hay, tampoco, notas en sus már
g'enes. Per9,· de vez en cuan<iP. UiIl surco protundo, hecho con un alfiler o con una uña,
señala los paisajes que más parecen lla-
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LOS MISTERIOS ' DE SU ALCOBA
mar Jla atención de la muje r que allí busca
los S€cretos de la lu,juria brahamánica. Y son
tan s,ugestivos eSOS paisajes; se ajustan de tal
modo a la confusa imagen que nos formamos
de esta. crila,tura caprichosa. y fantasmagóri
ca, variab~e y aJltanera., ávida de sensaciones
raras y enferma de codicia -devoradora; pa,
recen tan im,p,regnados de su lujuria y de
su vanidad, que ad leerlo:;;, ahora, después de
haber vm1;o la huella inddlebJe que sus be
sos deja.n en l.oB labios de sus am,antes, me
figuro oir la ' más íntim,a, la más s;incera die sus confesiones. He aquí, .por ejemplo" el ca
pítulo tituJ;ado «De 1/os móvhles qu¡e deben
g'Ui.ar a las cortesanas», co¡n Jlas frases que
SU garra l~gem subraya: «Cua.ndo una , cor
tesana ama al ho.mbre a quien se entrega,
sus ,actos 'son natunÍles; cuando, Por .el con
trario, no tiene -en vista sino el interés, son artificiaJ.es; pe,ro ' en e&te últimó caso deben
parecer sin:ceros, pues el hormbre no tiene confianza sino en' la mujer que parece amar
lo ... » «Los lwmbyes que d;ben a?eptarse só!o por su dinero, ron: los muy ióve~s que se
hallan en posesión de unahenencia, tos ~
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tos funcionarios, los que disfrutan del favor de l'Os reyes, los que son vanidosos de sus riquezas, los héroes, etc. También debe bu~car por amor propio y sin interés a ltJs sabios, a l08 artistas, a los adhYinos etc .. .. » «La cortesana debe ,mostrarse siempre beUa y a;mab!'e y llevar en m~ c;uerpo los signos de su augurio. Debe est-mw.r las buenas cualidad'.'s d~ los hombres sin deja?' . de b~car la riqueza. Debe comPlacerse en las uniones sexua!íes 'y ser en cada caso de la misma casta que el hombre que la pose.e. Debe tratar sin descanso de aumentar el tesoro de su exl'c. rienc,ia y de sus tale'Y4tosA siendo siempre generosa y amiga de los plac.et'es y de las artes ... » En otro capítulo, en el que Vatsiayana enreña, a la bayadera el modo de conducir.se en el ¡lecho, ' las lineas subrayadas son éstas:
«Para cautivar a su cwnante, la cortesana debe mostrarse ad1nirada de su sabiduría en punto a caricias y de S'/,t manera de hacerla gozar ... » «Acostada con élIJ se mostrará siempre bien dispuesta; acariciará todas las partes d~ su 'cuerpo; lo besará cuando esté dor
mido; lo cont8¡mplará ('.Qn una inquietud apa-
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LOS MISTERIOS DE S~ ALC OBA
rente ... » «D.espués de Va primer visita, lo
inducirá a celebrar con ella algunos ritos ... » «La .mujer debe o&lr a. loto, a flores, avEno y a 1100risoo,'y de~e saber a «bethel» ... Lueg-Q, hojeando al azar, vay leyendo cosas de esta gUisa: «Para que todo su sér te pertenezca, 7utzle' beber un firtro compuesto de pimienta Chaba, raíces de u,chalá, granos de sansevie-. . ra y roxburguiana, jugo de kshirüi y ramas de schadavav.str.a ... » «Para gustar, observa
los consBios del «Atharva Veda» ...
Me diréis, ..sín duda, que en todo esto no hay nada que no sea tan ingenuo cual los consejos del «Ars Amandi» o cual las recetas de «Los filtr~ Gl\1antes»... Y en el fondo, p1]¡~e muy bien ser que :tengáis razón ... Pero notad que lo único que yo p.retendo descu>brir en esta voluntad ardiente de adquirir la clave de los arcanos amorosos; es la fe, la fe absoluta y ciega de la bayadera en la eficaCia de la , ciencia erótica que enseñan los libros orientales. Y el poder de ,la f~ es tan
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inmenso en asuntos de est.a nafuraleza, que
no tenemos derecho a dudar de que tal vez
merced al cultivo de lo que puede aprenderse en los sabios tratados de la India y en
las ,escuelas prácticas de. lujuria de Occiden
te, Mata Hari co!lSi¡gue convertirse en :una
verdader,a ma;ga de amor.
¿Cómo, .si no, eXl)1Íea;rnos $1 ¡p,oder de se
ducción, su dominio absoluto sobre los hom
bres que saborean sUs canicias, su garra que
nada arranca del pecho de los que entran
en su lecho?... Y hay que te.nerr en cuenta
. que sus víctimas no son siempre incautos ofi
caJes" ni valnirlosos señoritos de entre basti
dores, ni ricos «cllubmans» ávidos de sensa~
ciones exóticas. En el curso de 00 'Proceso, . . el1a. misma confiesa que cada vez que algún .
hombre le ha «eolllven:ido» p le ha «gustado»,
sus redes han sido ba.c;,tante p<>derosas para
capturarlo, y para cOnservail'lo prisionero lar
gamente. Entre ellos se encuentra: uno ·de llOS . abogados más üustres de Euro¡pa, un em
bajador, un ministro de la Guerra, un presi
dente del COil1OOjo de Ministros¡, un Príncipe
. imperial!, un gran duque, un glorioso artis-
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· LOS MISTERIOS DE SU ALCOBA
ta ... ¡y tantos otros ¡l;antoo otros, que nadie
ha nomorado y que todavía S'USlpiran cuando
piensan en l8.'3 noches terribles y sublimes
pa.sadas entre los brazos 'de 1la cortesana de
Siva, em;blliagados de ~ilores exítraños¡, de ~
ricias riunca sentIdas, de besos crueles, de exaltaciones delirootes! ...
-En ],a casa de prosti:bución donde yo la
eJIJ.contré-{}i'Ce .el doctor Bizard-Jlas mismas pu'piJas deCÍan: «Esta india es el diablo ... »
Algo debe haber, efectivElimente, de infernaJ, ' de misteri:úSq, ~ mágico, en las cari
cias de. la bayadera, para. que logre así embé:les.ar a los que se la acercan. Porque según el. tes¡timonio de todos los que ' la ven
de oorca, su belleza. no tiene nada de extra
ordinario. Es ella,. sin du.d&, una buena moza, aJunque ya no muy joven, y con las facoio
nes demasiado acentuadas, y (,on el pecho .
marchito; pero siempre vistosa. siempre decora;tiva, SIempre elegante y qu¡e goza, ade
más, d'el prestigio de su arte y de su exotÍBlmo. Más bellas, sin emPargo, son muchas
otras. Pero sed,uctora como ell.8" como ella
C8lPiBIZ 'de convertir en ~vos a los. hombres,
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,11. G O M E Z a '.4 R R 1 L L O
como ella Circe de los Palares y de ~os Music Halls de toda EuroiPa, eso ningtUlla ... Los
que la aman, lb confiesan, humHladoo y con
tri1.oo. Y sd los jueces y los moralistas no
logran explicarse tal imperio, es que, en su
. ceguera de hombres positivos, no quieren darse cuenta de ,que hay un enSla;lmo, un en- ,
cantamiento, ' un arte mágico que COIl1fiere a , ciertas criaturas humanas el don milagroso,
aprendido en parte y en pa.rte innato, de ab
sorber 1Ja voluntad de los seres que se dejan
arrastrar hasta sus antros.