Duchamp y Sherrie Levine

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La otredad se manifiesta La apropiación de parte de Sherrie Levine a la obra de Duchamp, se inscribe dentro del posmodernismo, un momento donde nuevamente entra en crisis la representación, también su autoridad y sus afirmaciones universales. Los “otros” se manifiestan, los que han sido reprimidos y marginados, dentro de esta otredad. El grupo más significativo es el feminismo, ya que su crítica radical a los discursos del hombre moderno, es un acontecimiento político y epistemológico. La artista Sherrie Levine destacada dentro del grupo de mujeres que inciden en el arte posmoderno en Norteamérica, en cierta medida la más radical, ocupa la estrategia apropiacioncita, donde presenta imágenes de los otros a través de la desconstrucción de la idea de autor y también de originalidad. La ambición de Sherrie Levine es, pues, con la fuente en bronce, la creación de una obra q ue sin ser original a la que encargó Duchamp a la fabrica, ejerza la diferencia, pero "no desde la identida d, sino desde la repetición". Rechaza la creación de obras que manifiesten un vértice de originalidad, desacredita hábilmente el vocabulario de la originalidad en una acusación en toda regla sobre cómo los privilegios del hombre han distorsionado la creatividad artística. La base del lenguaje artístico había sido desarrollado por las figuras masculinas de la era moderna, a las mujeres no les quedaba más que un lenguaje prestado y carente de apreciación. Y es por eso que Levine se apropia de las obras de hombres iconos del arte. Ella trabaja en el espacio del discurso, atribuyendo importancia al concepto debido a que está más ligado a las elaboraciones mentales, al igual como trabajaron sus compañeras a quienes se les percibían como criaturas supuestamente atrapadas por la naturaleza. Lavine actúa en su activismo añadiendo nuevas capas de significado a la obra, a través de la adición de esta nueva capa de bronce, gesto que a la vez implica a

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La otredad se manifiesta

La apropiación de parte de Sherrie Levine a la obra de Duchamp, se inscribe dentro del posmodernismo, un momento donde nuevamente entra en crisis la representación, también su autoridad y sus afirmaciones universales. Los “otros” se manifiestan, los que han sido reprimidos y marginados, dentro de esta otredad. El grupo más significativo es el feminismo, ya que su crítica radical a los discursos del hombre moderno, es un acontecimiento político y epistemológico. La artista Sherrie Levine destacada dentro del grupo de mujeres que inciden en el arte posmoderno en Norteamérica, en cierta medida la más radical, ocupa la estrategia apropiacioncita, donde presenta imágenes de los otros a través de la desconstrucción de la idea de autor y también de originalidad.

La ambición de Sherrie Levine es, pues, con la fuente en bronce, la creación de una obra que sin ser original a la que encargó Duchamp a la fabrica, ejerza la diferencia, pero "no desde la identidad, sino desde la repetición". Rechaza la creación de obras que manifiesten un vértice de originalidad, desacredita hábilmente el vocabulario de la originalidad en una acusación en toda regla sobre cómo los privilegios del hombre han distorsionado la creatividad artística. La base del lenguaje artístico había sido desarrollado por las figuras masculinas de la era moderna, a las mujeres no les quedaba más que un lenguaje prestado y carente de apreciación. Y es por eso que Levine se apropia de las obras de hombres iconos del arte. Ella trabaja en el espacio del discurso, atribuyendo importancia al concepto debido a que está más ligado a las elaboraciones mentales, al igual como trabajaron sus compañeras a quienes se les percibían como criaturas supuestamente atrapadas por la naturaleza. Lavine actúa en su activismo añadiendo nuevas capas de significado a la obra, a través de la adición de esta nueva capa de bronce, gesto que a la vez implica a este elemento clave como cambio de un concepto de progresión cultural en la historia de la humanidad.

La Fountain de Duchamp, como elemento funcional, es un signo propio de masculinidad, pero esa masculinidad es invisible ya que la intención de Duchamp fue otra al instalar a fuente en un museo. Es Sharrie Lavine con su Fountain (after Duchamp) quien incorpora más significado de género con toda su concepción conceptual de pensar en los otros y por eso que para esta artista el “juego del arte” no tiene sexo ni condición.

Natalia Salinas