Driver, Juan - Contracorriente

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t CONTRA CORRIENTE Ensayos sobre la eclesiología radical Juan Driver

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  • tCONTRACORRIENTE

    Ensayos sobre la eclesiologa radical

    Juan Driver

  • CONTRA CORRIENTE Ensayos sobre la eclesiologa radical

    Juan DriverColeccin: Comunidad en Compromiso

    Primera edicin 1988 Ediciones SEMILLA

    Segunda edicin 1994 Ediciones SEMILLA

    Contra Corriente

    1. Eclesiologa 2. Anabautista- doctrinas 3. Iglesia de creyentes - doctrinas I. Driver Juan 1924 -

    EDICIONES CLARA-SEMILLA

    262.7

    CLARAApartado Areo 57-527 Santaf de Bogot 2, Colombia

    SEMILLAApartado Postal 371-1 Montserrat, Zona 7 Cd. Guatemala 01907 Guatemala

    Fonnateo: Ruth N. Higueros Z.

  • Indice

    Pgina

    Prefacio a la primera edicin V

    Prefacio a la segunda edicinPor qu una eclesiologa radical? VII

    Introduccin XXI

    I. La autoridad e interpretacin de la biblia en la iglesia 1

    II. El bautismo y la participacin comprometida en el pueblo de Dios 19

    111. Los ministerios en un pueblo desacerdotes 33

    IV. La disciplina congregacional 51

    V. El discipulado en comunidad 69

    VI. Iglesia y misin 87

    VII. La evangelizacin: personal y social 103

    VIII. Iglesia y estado 119

    IX. Iglesia y revolucin: Comunidad radical y cambios sociales 135

    X. Las relaciones econmicas en el pueblo de Dios 151

    XI. La unidad cristiana en una perspectiva radical 169

    Notas 187

  • I

  • Prefacio a la primera edicin

    Esta visin de la iglesia desde la perspectiva radical empez a cristalizarse durante un seminario sobre la reforma radical dirigido por el profesor John H. Yoder en enero de 1973. Desde entonces, muchos han sido los hermanos y hermanas que han contribuido a la misma.

    Desde luego, esta visin no es meramente terica, abstracta ni utpica. Est fundamentada en una realidad. La congregacin en la cual yo llegu a la fe y comenc a andar en el camino de Cristo, manifestaba, aunque imperfectamente, muchos de estos rasgos. Posteriormente he conocido comunidades cristianas radicales cuya vida y sentido de misin se acercaban notablemente a esta visin. As es que la descripcin histrica y sistemtica de esta visin de la iglesia ha sido convalidada por experiencias vividas. Ha sido esta realidad la que otorg autenticidad a la visin

    Desde entonces, he compartido los elementos contenidos en estos captulos muchas veces y en situaciones muy diversas: en seminarios sobreeclesiologaen el Seminario Menonita de Teologa de Montevideo, Uruguay, y en el Centro Anexo en Buenos Aires, Argentina; en el Centro de Estudios 1 lispanos de Goshen College, en Goshen, Indiana, Estados Unidos; y en el Centro Menonita de Estudios de Montevideo, donde han adquirido su forma actual que se presenta en este libro. Pero an ms importante en este proceso fue la reflexin y convivencia con grupos y comunidades radicales en Espaa. La vida y misin de la

    V

  • VI Con tra Corrieri te

    comunidad volva a otorgar autenticidad a la visin descrita en estas pginas.

    Al seguir reflexionando en torno a esta visin de la iglesia con hermanos y hermanas de Amrica Latina, nos ha impresionado su relevancia para las comunidades cristianas en la situacin religiosa socio-poltica y econmica en que vivimos actualmente. La visin radical es una visin coherente y global del proyecto salvfico de Dios para su pueblo. Y ser la salvacin de la iglesia de nuestro tiempo que sta vuelva a sus races, conforme a la intencin divina, intencin expresada con singular claridad en la persona del Mesas, Jess de Nazaret, y en la comunidad mesinica que surge de las pginas del Nuevo Testamento

    Quisiera agradecer a todos los hermanos y hermanas que han contribuido al proceso largo que finalmente ha culminado en la publicacin de este libro Pero en lugar de ser una conclusin, ste es realmente un punto de partida. El valor de la visin radical se halla precisamente en esto: en su capacidad de inspirarnos a volver constantemente a las races y a desembarazarnos de las presiones domesticantes de la cultura y de los sistemas en que estamos inmersos; para proporcionarnos una perspectiva liberadora para la lectura de la Biblia y de los signos de los tiempos, con el fin de participar con Dios en su proyecto salvfico en nuestro medio.

    A todos esos hermanos y hermanas en esta comunidad de salvacin, dedico, con agradecimiento, las siguientes pginas.

    Juan Driver

  • Prefacio a la segunda edicin Por qu una eclesiologa radica!?

    Presciendieildo de la eclesiologa

    Por qu dedicar un libro entero a temas relacionados con la iglesia7 Para muchos cristianos en nuestro tiempo, ensayar en el campo de la eclesiologa (reflexionar sobre las implicaciones de ser iglesia de Jesucristo en el mundo) carece de sentido. Esto incluye a fieles que ocupan los dos extremos del panorama cristiano, desde los evanglicos ms conservadores hasta los activistas menos tradicionales. Para los unos, al igual que los otros, la iglesia ocupa un lugar relativamente bajo entre sus prioridades.

    De hecho, algunos movimientos, especialmente los que han surgido de organizaciones paraeclesiales, prcticamente carecen de una doctrina coherente de la iglesia. Entre los evanglicos, esta ausencia de una doctrina de la iglesia se debe, en buena parte, por lo menos, a la influencia de Juan Nelson Darby. Durante la primera mitad del siglo XIX l popula riz en Gran B re taa el sis tem a dispensacionalista de la interpretacin bblica, que percibe a la iglesia como un parntesis en los propsitos salv- ficos de Dios, restando, as, importancia a la iglesia Su pensamiento ha sido influyente, especialmente en el mundo anglosajn, y desde all, ha sido difundido a travs de Europa, Asia y en el Tercer Mundo, por medio de una dinmica iniciativa misionera

  • VIII Contra Corrieri te

    Para muchos cristianos de esta tradicin, la razn de ser de la iglesia prcticamente se limita al anuncio de las buenas nuevas del evangelio Se concibe a la iglesia fundamentalmente como instrumento para la predicacin del evangelio.

    A partir de la dcada de los aos 1960 a 1970, muchos cristianos no tradicionalistas, tanto protestantes como catlicos, comenzaron a pensar que la funcin primaria de la iglesia es cumplir una misin social. Se concibe a la iglesia fundamentalmente como instrumento de servicio y de cambio en el mundo.

    J. C. Hoekendijk, un telogo holands, populariz esta visin Al concebir a la iglesia casi exclusivamente como instrumento para servir al inundo, se tenda a restarle importancia a la iglesia en si. El reaccionaba en contra de una iglesia europea de orientacin constantiniana, que tendiaaestarencerradaens misma. Pero las consecuencias de esta postura para una eclesiologa pueden apreciarse en el siguiente prrafo

    Es verdad que el contexto reino - apostolado - ecumene no deja mucho lugar para la iglesia. La eclesiologa no es necesaria aqu. Cuando uno desea hablar del trato de Dios con el mundo, la iglesia puede mencionarse solamente de paso y sin mucho nfasis. La eclesiologa no puede ser ms que un solo prrafo de la cristologa (el trato mesinico con el mundo) y unas pocas frases de la escatologa (el trato mesinico con el mundo) 1

    Esta tendencia a comprender la iglesia casi enteramente en trminos de su funcin, tambin ha estado presente en crculos del Consejo Mundial de Iglesias. Sola decirse que se debe permitir que el mundo fije la agenda para las

    1 * 59 "igesias .L'no puede comprender porqu surgieron, estos dos movimientos tan dispares. En Gran Bretaa, a comienzos del siglo XIX, muchos cristianos sinceros compartan la

  • Por qu una eclesiologa radical? IX

    conviccin que la decadente Iglesia Anglicana necesitaba una profunda renovacin, mediante un retorno a sus races Dentro de la iglesia, esto llev a la formacin del movimiento de Oxford. Abogaban por un retorno a sus races catlicas, generadas en los padres apostlicos.Y fuera de la iglesia establecida, le llev a Darby, y a otros, a formular su concepto de la iglesia en ruinas . Invitaban a un retorno al modelo de la iglesia primitiva, con las Escrituras como su autoridad As que, se reunieron grupos de hermanos , a fin de restaurar, entre ellos, las formas primitivas y de predicar el evangelio. Pero debido al auge en la influencia del dispensacionalismo, con su notable nfasis sobre la provisionalidad de la iglesia, tendan ms y ms a concebir a la iglesia mayormente en trminos de su funcin - la predicacin del evangelio.

    Por otra parte, tras el trauma de la II Guerra Mundial, las iglesias europeas, muy especialmente, comenzaron a darse cuenta de la forma en que ellas haban olvidado la dimensin apostlica, omisionera, ensuvidaeclesial Y reaccionando a esta introversin, se lleg a enfatizar, primero, el apostolado (misin) de la iglesia al mundo, y luego, su postura diaconal (servicio) en relacin con el mundo, y finalmente, su responsabilidad poltica a favor del mundo, presionando a favor de los oprimidos y los marginados a fin de reformar las estructuras de la sociedad Pero en este caso tambin, se tenda ms y ms a concebir a la iglesia mayormente en trminos de su funcin - la de servir al mundo y cambiar las estructuras injustas en la sociedad.

    Pero en ambos casos, se le resta importancia a la iglesia, en s Lo que ms se subraya es su misin, o funcin, sea la predicacin del evangelio o el servicio y accin social cristianos

  • X Contra Corriente

    Una eclesiologa radical

    Sin embargo, sin menospreciar la importancia fundamental de llevar a cabo una evangelizacin autntica, y sin perder de vista la tarea esencial de servir a la sociedad en nombre de Cristo y de asumir una postura proftica, en la misma tradicin del Mesas, ante las instituciones injustas y opresivas, para comunidades cristianas de una tradicin radical (con referencia a sus races en Jess), la eclesiologa ocupa un lugar fundamental. Incluso, exponentes de esta visin han tendido a elaborar eclesiologas, en lugar de teologas, en el proceso de reflexionar sobre Dios y sus proyectos salvficos para la humanidad, al igual que para toda la creacin.

    A travs de la historia, los movimientos cristianos radicales, en su retorno al Jess del Nuevo Testamento, generalmente han tomado nota especial de la comunidad que form en torno a su persona. El secreto de su existencia es el Espritu, la fuerza de Dios capaz de formar una nueva creacin y una nueva humanidad (II Cor. 5: 17, Gl 5:16). Slo as se podr vencer el egosmo en los seres humanos, liberndolos de sus propios intereses para poder seguir a su Seor en la comunidad de sus discpulos.

    La convivencia en esta comunidad se caracteriza por el fruto del Espritu y se edifica mediante los dones de gracia (Gl. 5:22-23;Rom. 12:3-8). Las barreras que generalmente separan a personas y a grupos en la sociedades humanas son superadas en esta nueva comunidad. Distinciones de raza, clase social, sexo, y nacionalidad pierden su vigencia, y toda hostilidad desaparece en esa paz creada por Jess a costa de su propia vida (Gl. 3:28; Ef. 2:13-16).

    Se crea as la comunidad donde no estn unos arriba y otros abajo, sino donde todos son ltimos y todos son primeros (Mt. 19:30): son los hermanos con un solo Padre, los servidores con un solo Seor, los discpulos con un solo Maestro, los pobres cuya riqueza y cuya seguridad es Dios mismo (Mt. 6:19-21; 19:21), donde no hav mo ni tuyo

  • Por qu una eclesiologa radical? XI

    (Hch. 4:32),.el grupo de la alegra completa (Jn. 15:11; 16:24), del afecto mutuo (Rom. 12:10; Col. 3:12), del perdn fcil y continuo (Mt. 18:21-22; Col. 3:13); dcr.de no hay rivalidades ni partidismos, sino que todo est ur.'do por el amor (Col 3:14) y la ayuda mutua (Mt. 5:7); donde cada uno arrima el hombro a las cargas de los dems (Gl. 6:2), las cualidades de cada uno se ponen al servicio de todos (Rom. 12:3-8,1 Cor. 12:4-1 l;Ef. 4:1 l-13)cndo:.de autoridad significa mayor servicio y nunca superioridad (Le. 22:26-27).3

    Jess, en su vida terrestre y en su muerte, es concretamente el camino y la verdad (Ef. 4:20-24; Jn. 14:6). Esto otorga sustancia concreta al seguimiento de Jess. En lugar de ser una realidad meramente espiritual e interior, el discipulado lleva a tomar opciones concretas por Jess en la vivencia diaria.

    Lo ms importante para la comunidad cristiana en el cumplimiento de su misin es su propia existencia Si no existe la nueva sociedad de hermanos como Jess quiso, todo es intil, no hay nada que ofrecer ms que palabras e ideas sin realidad Tiene que verse que el amor y la felicidad son posibles .4 La comunidad no es slo la esfera donde la salvacin mesinica ya ha comenzado a experimentarse, tambin es la realidad que otorga validez y credibilidad a su testimonio evangelizador comunicado mediante sus hechos-dichos.

    Por esto, la visibilidad misionera de la comunidad es de fundamental importancia. La comunidad descrita en las bienaventuranzas es sal y luz y una ciudad elevada sobre un monte (Mt. 5:13-16). Jess comparta esa visin proftica, segn la cual el mensaje divino de salvacin para las naciones emanara de la vivencia atrayente del pueblo restaurado de Dios (Is. 2:2-4; Miq. 4:1-4). La proclama misionera de la comunidad mesinica no es un mensaje amorfo de tipo mstico y carente de sustancia. Se trata ms bien de un reino que ha llegado; un reino que acata

  • XII Contra Comente

    el reinado tic Dios; un reino en que Jess es ya adorado y obedecido como Seor; un reino en que las relaciones interpersonales corresponden a la intencin di vina expresada en la ley del pacto; un reino que un da habr de abarcar la creacin entera y manifestarse en toda su gloria.5

    En el Evangelio de Juan, la comunidad es percibida como el instrumento del Espritu Santo en su testimonio contra el mundo. La comunidad de Jess es la evidencia que convencer al mundo de su pecado, de la justicia y del juicio de Dios (Jn. 15:26-27; 16:8-11). Con valenta proftica, la comunidad del Mesas confronta, tanto en su manera de ser, como en su hacer y decir, al mundo en sus injusticias, de la misma manera en que Jess lo haca (Jn. 7:7). Esto, naturalmente, provoca odio y persecucin de parte del mundo contra la comunidad (Jn. 15:18-22; 16:1-4).En su actitud hacia el sufrimiento humano, Jess tambin es modelo para la comunidad. Sanaba a los que padecan de lepra, liberaba a los endemoniados, bendeca a los nios, socorra a las viudas, alimentaba a los hambrientos y lavo compasin de los desamparados. Y todo esto lo hacia para aquellos que no eran sus discpulos. No haca el bien con fines proselitistas, sino movido por compasin. Para Jess la popularidad no es seal de xito, ni contribuye al icinado de Dios.

    Mediante su existencia misma, la iglesia desmiente los engaos que propone la sociedad. Ofrece una visin anticipada del reinado de Dios capaz de crear conciencia en la sociedad. Alerta contra los falsos valores del mundo donde se cree que la dicha consiste en tener, acaparar, ser rico, figurar y dominar. Y encarna ante el mundo esos valores eternos que caracterizan el reino de Dios.

    La visin de la iglesia reflejada en las pginas del Nuevo Testamento ha parecido utpica a muchos cristianos. Por eso, para grandes sectores de la cristiandad, el mensaje evanglico se ha convertido en poco ms que una especie

  • de ideologa divina. Jess no predicaba su mensaje a todo el mundo. Si bien es cierto que a la gente le hablaba en parbolas, parecera ser para despertar sus inquietudes y hacerles reflexionar. Lo que Jess se pone a hacer es formar un grupo donde se viva ese ideal.

    Mientras no existan comunidades as, no hay salvacin, el objetivo de Jess est anulado y su doctrina y ejemplo se convierten en una ideologa ms. Por supuesto, para fundar esas comunidades no se puede usar la violencia: si el ser persona libre es esencial al grupo, la adhesin tiene que darse por conviccin propia.... De ah el empeo que deben poner los que creen en Jess por formar comunidades que vivan plenamente el mensaje.6

    La eclesiologa en la cristiandad

    Pero cuando la participacin en la comunidad dej de ser plenamente libre, la visin y la prctica de la iglesia cambiaron diametralmente. Esta transformacin es conocida como el cambio constantiniano, pues bajo el emperador Constantino el imperio comenz a tolerar la iglesia cristiana, para luego reconocerla oficialmente y otorgarle ciertos derechos, y finalmente, establecerla como la religin oficial. Y la iglesia, que haba sido una comunidad de contraste en relacin con la sociedad, lleg a ser popular y poderosa.Agustn es el que ms ayud a la iglesia a adaptarse, tras este cambio constantiniano, a su nueva realidad. En sus escritos, Agustn dej de identificar la ciudad de Dios con esa comunidad mesinica concreta, la iglesia peregrina sobre la tierra, que en el Nuevo Testamento se contrastaba con el mundo. En cambio, Agustn sostena que la iglesia verdadera es celestial y futura. Es invisible y compuesta de los elegidos, conocidos slo por Dios, y ser plenamente revelada solo al fin de los tiempos. La visin de paz mesinica, vislumbrada por los profetas pre-exlicos (Is. 2:1 - 4 y Miq. 4:1-4), y abrazada por los cristianos primitivos que

    Por qu una eclesiologa radical? XIII

  • XIV contracorriente

    la vean realizarse en su medio,7 tue reinterpretada por Agustn. El hizo una distincin entre una paz temporal y la paz verdadera eterna. La primera era social y tena que ser impuesta por las legiones romanas y la segunda era una paz individual e interior que slo florecera al fin de los tiempos.Una novacin similar ocurri en relacin al concepto cristiano de la santidad, los santos haba sido una de las designaciones ms frecuentes para el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento. Su sentido eratotalmenie comunitaria. Pero tras el cambio constantiniano, el trmino comenz a emplearse para ciertos individuos destacados en la iglesia - mrtires, ascetas y clrigos. Y cuando se aplicaba el trmino a la iglesia, no se deba a la santidad de sus miembros, sino porque la iglesia est destinada a ser perfeccionada en la santidad al fin de los tiempos.8 De esta manera la santidad de la comunidad, signo de la intencin salvfica de Dios dentro de la historia, fue efectivamente postergada a una era futura, ms all de la historia.

    Visiones radicales de la Iglesia

    Esta visin de la iglesia tambin fue perpetuada en la tradicin protestante clsica. As que, los resultados de este cambio constantiniano han estado presentes en todas las confesiones cristianas hasta el da de hoy. Pero a travs de los siglos han habido movimientos radicales que han insistido en la visibilidad misionera de la iglesia. Pedro Riedeman, de Austria, y Dirk Philips, oriundo de Holanda, ambos voceros de los anabautistas en el siglo XVI, nos ofrecen ejemplos.

    La iglesia de Cristo es el fundamento y la base de la verdad, una linterna de justicia que lleva la luz de la gracia al mundo entero, para que en su oscuridad, incredulidad y ceguera se pueda ver y as busque y llegue a la luz, y para que los hombres tambin puedan aprender a ver y conocer la senda de la vida.9

  • Por qu una eclesiologa radical? XV

    La iglesia del Seor ... es visible. ... El nombre iglesia o congregacin indica que no es slo invisible sino que tambin visible, porque la palabra usada es ekleso, eso es, una unin o congregacin.10

    Hoy da, sin embargo, representantes de confesiones tradicionalmente constantinianas, tambin estn insistiendo* en esta visin radical de la iglesia. Un ejemplo, entre muchos que podran citarse, es Hendrikus Berkhof, telogo reformado holands.

    Concebir a la iglesia puramente en funcin de su misir. no es aceptable. ... La misin de la iglesia se basa en su comunin con su Seor, al igual que en la de los miembros entre s.

    La iglesia no cumple su misin cuando sacrifica su ser, a fin de llegar a ser instrumento. Al contrario, la esencia de su ser es cumplir su misin en el mundo; y nicamente puede lograrlo en la medida en que su manera de ser-en- el-mundo consiste de ser-diferente-del-mundo. Es precisamente esta caracterstica que capacita a la iglesia a ser testigo ante el mundo. Tiene derecho a dirigirse al mundo slo en virtud de ser-diferente. Pero ser-diferente no es un fin en s, sino un testimonio y una invitacin dirigida al mundo. ... La iglesia es, y tiene que ser, un cuerpo extrao en el mundo.

    El lenguaje con que la iglesia podra comunicar por medio de su existencia es el idioma de la realidad de la nueva comunidad y la de una humanidad renovada. En virtud del pacto, estas nuevas realidades pueden llegar a ser visibles en su culto y en el servicio, en la confesin del pecado y el perdn, en la reconciliacin y la comunin, en la esperanza y en la perseverancia, en una nueva comunin con el prjimo, pero tambin en su actitud hacia el trabajo, el dinero, las tradiciones, la opulencia materialista, etc. Esta es la manera en que la iglesia se encara con el mundo, como las primicias de los propsitos de Dios, como la parcela experimental de una nueva humanidad.

  • XVI Contra Comente

    Hacia una elesiologa radical ' >

    Slo en la medida en que tomemos con toda seriedad la visin bblica de la iglesia, podremos relacionamos en forma verdaderamente salvfica con el mundo. La humanidad entera es el contexto de la actividad salvfica de Dios. El llamado de Abraham, colocado frente al trasfondo de la historia de las naciones (Gen. 2-11), destaca la vocacin del pueblo de Dios al servicio de la humanidad. Pentecosts, en cierto sentido, marca el surgimiento de la comunidad mesinica, al igual que el comienzo de su misin a las naciones. La iglesia no slo proclama el reino de Dios, sino tambin es la comunidad del reino, un anticipo (modesto pero autntico) del reino.

    La iglesia es la comunidad dentro de la cual el destino de toda la creacin ya ha comenzado a conocerse y experimentarse, es decir hacer que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que est en los cielos y lo que est en la tierra (Ef. 1:10, Bi). Y este proceso comienza en la iglesia que vive a la vista del mundo y se presenta como modelo y anteproyecto de la intencin de Dios para (odas sus criaturas. Bajo sus pies someti todas las cosas y le constituy cabeza suprema de la iglesia, que es su cuerpo, !a plenitud del que lo llena todo en todo (Ef. 1 22-23).

    A la iglesia tambin se le llama primicias en el Nuevo Testamento. Nos engendr por su propia voluntad, con palabra de verdad, para que fusemos como las primicias desuscriaturas (Sant. 1:18, BJ). En el Nuevo Testamento ei trmino primicias se aplica a Cristo y al Espritu Santo. Pero tres veces se emplea con referencia a la iglesia ( I Cor. i 6:15; Sant. l:18;Apoc. 14:4). Bblicamente, las primicias son una garanta de la cosecha abundante que est por llegar. La iglesia tiene que recordar que sus opciones a favor de la vida y en contra de lamuerte son de consecuencia enorme para la humanidad entera; son presagios del futuro.

  • Por qu una eclesiologa radical? XVII

    La iglesia es la humanidad nueva, creada a costo de la vida misma del Mesas (Ef 2:13-16). En esta comunidad se experimenta la paz concreta que resulta de una reconciliacin de los que anteriormente haban sido enemigos A esta comunidad le corresponde confrontar las autoridades y los poderes con una clara visin de la voluntad salvfica divina para el mundo. As, desde el cielo, por medio de la iglesia, se dan a conocer a las soberanas y autoridades, las mltiples formas de la sabidura de Dios, contenidas en el proyecto secular que llev a efecto mediante el Mesas, Jess Seor nuestro (Ef. 3:10-11 NBE). A la luz del reino venidero, lo mejor que los poderes seculares podrn hacer es unirse a los propsitos salvficos de Dios y fomentar la causa de la justicia, la paz y la libertad entre los seres humanos. En la restauracin final, hacia la cual la iglesia apunta, participarn no slo los seres humanos, sino tambin sus estructuras sociales y la creacin entera.

    Para guardarse de la tentacin humana a la soberbia y a los falsos triunfalismos, la iglesia tiene que recordar que no es el reino de Dios. Si bien es cierto que es llamada a ser la comunidad del reino y a proclamar el evangelio del reino a toda criatura, ios propsitos soberanos de Dios no se limitan a la iglesia. A veces surgen signos del reino de los lugares menos sospechados. Y la iglesia debe tener la humildad y la integridad para reconocerlos por lo que son La compulsin a cristianizar todo valor secular, a fin de hacerlo posesin de la iglesia es una ten tacin constantiniana y teocrtica Slo una iglesia radicalmente libre puede reconocer y apreciar los bienes que surgen fuera de su seno, sabiendo que ellos tambin son de Dios

    La comunicacin entre la iglesia y el mundo, que a partir de Constantino ha sido caractersticamente un monlogo, tendra que cambiarse. La comunidad cristiana tiene que escuchar la voz de Dios que le viene a travs de los acontecimientos seculares, discerniendo autntica palabra de Dios cuando surge. La tentacin a dominar en la

  • XVIII Contra Corriente

    sociedad, que ha sido una realidad desde Constantino, tendra que ser cambiada. En realidad la iglesia es llamada a servir, no a dominar.

    Probablemente la tentacin ms peligrosa que se presenta a la iglesia es una preocupacin obsesiva por su propia preservacin. La iglesia es la nica comunidad humana que cuenta con los recursos para librarse de esta obsesin. Al igual que su Seor, sabe que la verdad es inmortal, y aun cuando se mate, al tercer da resucitar.12 Conformarse a Jess en su vida, implica tambin conformarse a Jess en sus sufrimientos y en su muerte (Col. 1:24, et al.)

    En la Biblia la meta ltima del proyecto salvfico de Dios es la transformacin de la creacin entera. Pero en la visin bblica, el pueblo de Dios ya anticipa esta nueva realidad en su medio. Los sistemas anti-sociales y corrompidos caracterizados por la violencia coercitiva, el deseo de dominio, y el afn materialista, slo pueden ser atacados con. efectividad mediante la formacin de una sociedad de contraste en su medio. Esta sociedad, sencillamente a travs de su existencia, ofrece el ataque ms eficaz contra las estructuras del mal y la mayor esperanza para la transformacin del mundo, cosa que no puede decirse de aquellos programas sociales que no requieren ningn sacrificio personal.1'

    La iglesia, a travs de su historia, ha sido tentada a interpretar el Nuevo Testamento desde la perspectiva de su propio nivel de compromiso Tristemente, la iglesia muchas veces ha rebajado el sentido obvio del testimonio cristiano primitivo, sencillamente porque ya no estaba dispuesta a tomar el mensaje del evangelio con toda seriedad

    Las imgenes bblicas de la iglesia slo pueden ser comprendidas, con toda su radicalidad, en una iglesia comprometida a ser comunidad de contraste en medio de

  • Por qu una eclesiologa radical? XIX

    la sociedad Y para esto, hay que interpretar las imgenes bblicas con una ingenuidad autntica e intencional. Slo esa simplicidad no sofisticada, que caracteriza el reine de Dios y sus valores, nos permitir romper con el sistema invertido de valores que ejerce su dominio opresivo en nuestro mundo.

  • Introduccin

    A partir del siglo XVI, generalmente se ha credo que el cristianismo occidental est compuesto de dos grandes bloques, el catolicismo romano y el protestantismo. Sin embargo, los historiadores van reconociendo cada vez ms la existencia de una autntica tercera fuerza, comparable con las otras dos.1 Se trata de la reforma radical del siglo XV!, un movimiento muy diverso, compuesto de por lo menos cuatro grupos que se pueden distinguir: los espiritualistas, los entusiastas, los anabautistas y los racionalistas.2 Aunque hubo una gran variedad de pensamiento y prctica entre las varias corrientes de este movimiento, se notan en la reforma radical ciertas afinidades tanto con el catolicismo medieval, como con el protestantismo clsico.

    Por una parte, los siguientes rasgos caractersticos apuntan I a cierto parentesco con el catolicismo medieval: una ten- ^ 4- dencia a ver las races de la iglesia en el Pentecosts, ms que en la creacin o en la vocacin de Abraham; en lugar de ver la Biblia fundamentalmente como una alianza en dos entregas, se le vea en trminos de dos alianzas, se le asignaba mayor autoridad a la nueva; un nfasis relativamente menor sobre el pecado original y sus consecuencias; una indisposicin a equiparar el bautismo de infantes, en el nuevo pacto, con la circuncisin bajo el antiguo pacto; una afirmacin del libre albedro en cooperacin con la gracia divina; un concepto de la justificacin por la fe, que iba unida a la santificacin de la vida expresada en obras de justicia; se otorga cierto

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  • XXII Contracorriente

    lugar al misticismo; se afirma una activa proclamacin misionera que comparte su visin de la fe renovada; expresiones comunitarias de su fe y vida; una bsqueda evanglico-escatolgica del reino de Cristo sobre la tierra, y el ejercicio de una disciplina evanglica congregacional.3

    Pero, por otra parte, su semejanza con el protestantismo clsico es evidente en los siguientes rasgos: su rechazo del papado y de la sucesin apostlica episcopal; su repudio de la autoridad del magisterio representada por concilios y clero, colectiva o individualmente; su insistencia en la autoridad de la Biblia por encima de la tradicin, su repudio del celibato de los pastores; su concepto conmemorativo de la cena del Seor, su insistencia en e! sacerdocio de todos los creyentes, lo mismo que en la libertad del cristiano, ambos proclamados por Lutero en 1520, pero que la reforma radical sostuvo con mayor conviccin aun que los

    , propios seguidores de los reformadores clsicos.

    De modo que la reforma radical consiste en un movimiento que no es ni plenamente catlico ni plenamente protestante.4 Aunque en su doctrina y prctica se detectan influencias neo-medievales, en su perspectiva esencial el movimiento era radicalmente restaurador y escatolgico. Lo que ms claramente distingua a la reforma radical, del catolicismo y del protestantismo establecidos, era su disposicin a constituirse en comunidades voluntarias de fe y vida. Entre los radicales de todas las tendencias se afirm la necesidad de separar a la iglesia del Estado y de sus medios de coaccin. Y aunque hubo excepciones, relativamente de corta duracin, todos los sectores del movimiento radical se opusieron a la guerra y renunciaron a otras formas de coercin. Para difundir y conservar su versin de la vida cristiana, dependieron exclusivamente de su proclamacin misionera, del testimonio de su propio martirio, de si^servicio desinteresado por amor al prjimo y del ejercicio de una disciplina comunitaria evanglica.

  • Introduccin XX-

    Los radicales se distinguieron claramente de los protestante > del siglo XVI, en su experiencia y comprensin de U salvacin, en su manera de entender y vivir Ifi vio \ cristiana, y en su visin esencial de lo que realmen: constitua la iglesia. Esto se ve especialmente en s ' prctica del bautismo de creyentes, en su insistencia c n u visin carismtica de los distintos ministerios, ejercido ; entre ellos por medio de los dones del Espritu; en nfasis sobre una experiencia concreta de regeneracin y en la prioridad que le asignaba a la comunidad de fe por encima del orden socio-poltico establecido. Las formulaciones doctrinales protestantes sobre la salvacin por la fe sola, la justificacin separada de las obras, ei pecado original, la predestinacin, y la expiacin, no fueron consideradas plenamente adecuadas entre los radicales. En cambio, ellos insistan en una experiencia do salvacin concreta, personal y comunitaria, y en una continuidad apostlica de discipulado obediente con races en Jess en la comunidad mesinica del primer siglo.

    En la visin de s mismos, los radicales se encontraban igualmente distanciados del catolicismo tridentino y del protestantismo clsico. Mientras que los reformadores, tanto protestantes como catlicos, hablaban de la reforma de la iglesia, los radicales actuaban ms en trminos de restauracin o restitucin. Y resultaron ser ms radicales que las otras alternativas reformistas de la poca, al encontrar el modelo para esta restauracin en el Jess de los evangelios y en la comunidad mesinica neotes- tamentaria. ,

    Esta tercera iglesia jug un papel importante en el escenario religioso del siglo XVI. En realidad, constituy uno de los dos frentes contra el cual el protestantismo clsico tuvo que luchar para establecer su posicin. El otro frente era el catolicismo, que se estaba renovando tanto en su vida interna como en su extensin geogrfica. Los reformadores clsicos no dudaron en identificar a su

  • XXIV Contra Corriente

    enemigo de la derecha, el Papa, como el anticristo. Y al movimiento de la reforma radical, su enemigo de la izquierda, lo identificaron como un monstruo de tres cabezas. Esta lucha por las ideas y la lealtad de la sociedad europea medieval tambin ha contribuido notablemente a las formulaciones doctrinales histricas del protestantismo clsico.

    Al ir terminando el siglo XX vivimos otra vez en una era de cambios radicales en todos los rdenes. Durante los ltimos veinticinco aos han ocurrido cambios notables en todas las tradiciones eclesisticas. Y de nuevo se est planteando la cuestin de la naturaleza y misin del pueblo de Dios a la luz de los designios salvficos. E incluso entre los evanglicos ha surgido la conviccin de que la so terio loga est ntimamente relacionada con la eclesiologia. En realidad, sta es una nueva formulacin de la agenda de los movimientos de reforma radical de todas las pocas.

    Los captulos que siguen representan un intento por enfocar nuestra visin de la identidad y el papel de la iglesia dentro de una perspectiva radical Se busca leer los textos bblicos y reflexionar de una manera ms radical sobre las experiencias del pueblo de Dios, es decir, prestando mayor atencin a nuestras races en Jess y en la comunidad mesinica del primer siglo En esto acom paam os, de nuevo en nuestra poca, a los movimientos restauradores de todos los siglos, en su bsqueda de una identidad y praxis del pueblo de Dios que corresponda a su intencin salvfica.

  • I. La autoridad e interpretacin de la Biblia en la Iglesia

    La Biblia es el libro por excelencia de la Iglesia. Una de las constantes en la historia del pueblo de Dios lia sido la relacin entre las Sagradas Escrituras y la renovacin de la Iglesia. Esta relacin entre el redescubrimiento de la Palabra de Dios y la renovacin de su pueblo puede observarse desde lareforma iniciadaduranteel reinado del rey Josas, en Jud (II Reyes 22.23; II Crn. 34) hasta los movimientos de reforma a travs de la historia de la Iglesia hasta el da de hoy.

    Sin embargo, actitudes hacia la autoridad dla Biblia, y las maneras de aplicarla, han variado mucho de una confesin a otra, y de una'a otra poca. Notamos que no todos los movimientos de reformahan sido igualmente renovadoreso radicales. El panorama reformista del siglo XVI nos ofrece claros ejemplos de esto.

    Probablemente nadie en el siglo XVI contribuy tanto al redescubrimiento de la Biblia como Desiderio Erasmo, humanista catlico. Con su edicin crtica del texto griego del Nuevo Testamento, y con sus escritos sobre temas bblicos, ejerci'una influencia incalculable que domin todo el pano-rama cristiano europeo. Su concepto de re fo rm a era p r in c ip a lm e n te t ico , MAS Q U E DOGM ATI CO, y Erasmo esperaba que sta se produjera a travs de una educacin cristiana. Siendo de un espritu pacificador, qued horrorizado ante la violencia y las

  • 2 Contra Comente

    di visi ones que sus ideas desataron por el continente europeo. Por otra parte, tambin el cardenal Xilmenes de Cisneros, primado de la iglesia espaola, foment con entusiasmo el estudio bblico en la nueva universidad que fund en Alcal de Henares. Adems, auspici la preparacin de una versin polglota de la Biblia. Sin embargo, para l la reforma deba ser formal y dogmtica, de modo que lleg a dirigir la inquisicin espaola.

    La relacin entre la reforma protestante del siglo XVI y el resurgimiento bblico de la poca es notable. La traduccin de la Biblia al vernculo jug un papel muy importante en la Reforma. Lutero, por su parte, enunci el principio de sola scriptura como fundamento de autoridad. Y, sin duda, el xito de la reforma suiza se debi en buena parte a la exposicin del Nuevo Testamento que Zwinglio llev a cabo en Zurich.

    Pero fue indudablemente en los crculos radicales donde la Biblia ejerci una influencia reformista ms profunda. Este redescubrimiento radical de la Biblia no se limit al siglo XVI. Comenzando en el siglo XII, con la reforma valdense, todos los m ovimientos de reforma radical se han inspirado en una lectura de la Biblia que comprometa mas al lector. Entre estos grupos se encuentran los lollardos ingleses del siglo XIV, los hermanos checos del siglo XV, los alumbrados espaoles, y los anabautistas del siglo XVI. De acuerdo a su propio testimonio, entre los anabautistas se celebraban reuniones de lectura y reflexin bblica por lo menos tres o cuatro vecesj)or semana .

    Transfondo histrico

    El catolicismo romano no lleg a definir dogmticamente su actitud hacia la autoridad e interpretacin de la Bibha hasta el Concilio deTrento (1545-1563). Esto permiti ^cierta amplitud de los cristianos Catlicos hacia las Escrituras. En Espaa surgieron crculos de estudio

  • La autoridad e interpretacin

    bblico, aun antes de que se iniciara la reforma luterana cr. Alemania. En Italia estos crculos, que involucraron tanto a laicos como al clero, perduraron hasta 1542, ao en que se restableci la Inquisicin. Esta situacin ambig; permiti que algunos reformistas catlicos, como Erasmo, pudieran promover con tanto celo el estudio bblico en todos los niveles de la iglesia. Por otra parte, prevaleca una idea de autoridad bastante general, basada en -la sntesis de Escrituras, tradicin y magisterio eclesistico. sta sntesis finalmente habra de recibir definicin dogmtica en el Concilio de Trento, en buena parte como reaccin a las actitudes reformistas de protestantes y catlicos.

    El canon de libros sagrados qued definido, y la antigua edicin vuluata latina pas a ser la versin autorizada. Tambin fueron declaradas autoritativas, juntamente con las Escrituras, otras tradiciones orales y escritas;, 'Con igual afecto y piedad e igual reverencia recibe y venera todos los libros, as del Antiguo como del Nuevo Testamento... y tambin las tradiciones mismas que pertenecen ora a la fe, ora a las costumbres, como oral lente por Cristo o por el Espritu Santo dictadas y por con titila- sucesin conservadas en lalglesiaCatlicaC^Finalr'ent; , qued definido el papel de la iglesia en la interpretacn (. las Escrituras; Que nadie... sea osado a interpretar r: Escritura Sagrada en materia de fe y costumbres... contr.' aquel sentido que sostuvo y sostiene la Santa Madre iglesia, a quien atae juzgar el verdadero sentido e interpretacin de las Escrituras Santas... y a nadie sea lcito imprimir o hacer imprimir libro sobre materias sagradas... Si primero no hubiese sido examinado y aprobado por el ordinarioCy

    De esta manera quedaron establecidaslaautoridad conjunta de la Biblia y la tradicin eclesistica, y se afirm el papei del magisterio de la iglesia (la jerarqua clerical) en la interpretacin de las Escrituras y la tradicin. En efecto,

  • 4 Contra Corriente

    con las [Escrituras en mano del orden eclesistico .establecido. Fa lectura e itrpretacirwle la Biblia se volvieron conservadoras y contribuyeron al mantenimiento Jel~status quo . PorTo tanto los esfuerzos reformists en estos crculos seran necesariamente de alcance limitado. Esta fue la situacin predominante en el catolicismo romano hasta el Concilio Vaticano II, en la dcada de 1960. En cierto sentido, la Biblia qued en manos de un sistema doctrinal y de una casta ministerial. Pero esta situacin no se limita de ninguna manera, al catolicismo romano medieval; se da donde quiera que la interpretacin de las Escrituras queda en manos do un sistema eclesial o doctrinal.

    Los grandes principios de la reforma protestante eran sola scriptura y sola fieles. De esta manera el protestantismo clsico rechaz la sntesis de Escritura v tradicin sostenida por el catolicismo romanojnedieval. La autoridad de las Escrituras qued establecida, en principio, por encima de la autoridad de la tradicin, lo mismo que de la institucin eclesistica. Pero an quedaba la cuestin de la interpretacin bblica. C'ul sera su clave hermenutica?I tero posiblemente fue un poco ingenuo al afirmar que el mensaje bblico era esencialmente claro. Se hablaba de l;1. centralidad de Cristo para la interpretacin bblica. Sin embargo, cuando Lutero prcticamente rechaza la epstola de Santiago y, a pesar de numerosos paralelismos con el Sermn del Monte, la llama epstola de paja, algunos empezaron a cuestionar su uso de la clav cristocntrica. En realidad, hubo otros factores que influyeron en su interpretacin bblica, tales como la orientacin personal de los reformadores. Con su necesidad personal de encontrarse con un Dios misericordioso y experimentar la seguridad personal del perdn, Lutero se acercaba a la Biblia de manera antropocntrica. Su enfoque llega a ser l d e r imlvlduo necesitado ante la Biblia. Esta es, sin duda, una de ias preocupaciones bblicas, pero como clave para la interpretacin de la Biblia tiene sus limitaciones.

  • La autoridad e interpretacin 5

    Cal v in o , por su parte, jurista de formacin y abrumado por la majestad y soberana de Dios, se acercaba ala Biblia con una perspectiva teocrtica. Su o r ie n ta ^ n jJ A d ic a influye en su modo de interpretar la Biblia.

    Pero de mayor influencia aun en la hermenutica de los reformadores fue su concepto de iglesia y su compromiso con el poder civil. Bsicamente su definicin esencial de la iglesia era sta: 1) donde se proclama la palabra de Dios en su pureza, y 2) donde los sacramentos son administra dos correctamente. En el caso del calvinismo se aade una tercera nota: 3 ) donde se ejerce una disciplina eclesistica bblica. Con un concepto as de la iglesia, se tiende a pensar en la autoridad de las Escrituras fundamentalmente en trminos de doctrina pura y, luego, en el papel del clero como jntgrprete autorizado de la Biblia. Esta visin ele autoridad e interpretacin bblica en la iglesia, ha influido en el protestantismo clsico hasta el da de hoy.

    Los reformistas de orientacin espiritualista del siglo XVI, tendan en general, a desestimar los aspectos formales de la fe; no se reunan en comunidades de creyentes, y enfatizaban las dimensiones interiores de una espiritualidad personal por encima de las formas eclesiales y las frmulas doctrinales. Esta situacin condujo al debate de la relacin entre la letra y el espritu en la autoridad bblica. La discusin entre Lutero y Mnster presenta un ejemplo de lo encontrado de sus posturas. Lutero deca: Lo interior viene despus de lo exterior mediante lo exterior, y es la voluntad de Dios no dar a nadie lo interior sin los signos exteriores por l instituidos, como los sacramentos y la predicacin.4; Mnster, por su parte asignaba a toda la ' Escritura un valor puramente preparatorio, a fin de m^tar al creyente para que as ste pudiera despertar a la palabra interior y responder al Espritu... Sin el Espritu interior nadie ser capaz de decir nada verdaderamente profundo acerca de Dios, aunque se haya tragado cien Biblias.C^Los reformadores protestantes insistan en el valorde la Palabra objetiva, externa, y r.onr.reta. interpretada por los pastores

  • 6 Contra Corriente

    y doctores de la iglesia, y comunicada en los sacramentos y Ta predicacin. Los espiritualistas insistan en el valor de la palabra subjetiva, interna y espiritual, interpretada por el individuo.

    La experiencia de los anabautistas fue que la palabra b blica escrita, y la palabra interior, espiritual, se ,

    \ J confirmaban mutuamente. Pero ms importante an eraO 1 su visin delaiglesiaenteracomocomunidadhermenutica.

    No corresponde il clero, como tal, ni tampoco al individuo, ser intrprete de la Biblia, sino a la iaLssi a coml^cmimidad

    ^ deJ^y obediejjcia. Lo que distingua el enfoque anabautista de interpretacin bblica era su experiencia de conversin a Cristo. Por lo tanto, ellos insistan en que la lectura e interpretacin de la Biblia deban se r jcns toc^r icas en su sentidQjji^cttco^gi^teii&aJjjiJaxQ^El Cristo vivo, experimentado en la vida de los creyentes, y el Cristo que les hablaba en las pginas de las Sagradas Escrituras, se confirmaban mutuamente.

    C laves tradicionales de interpretacin bblica

    Las diferencias ms signficativas entre las formas de interpretacin bblica empleadas en el siglo XVI, no se daban entre catlicos romanos y protestantes, sino entre los sectores de la iglesia que mantenan la sntesis socio- poltica constantiniana, y aquellos que conceban a la iglesia como una comunidad voluntaria de creyentes discpulos. Estaban enjuego cuestiones de eficacia social y compromiso radical. Las diferencias e interpretacin bblica correspondan TurdamerTfalmefte a diferentes

    4conceptos eclesiolgicos. La postura tradicional la asumieron los catlicos romanos y los protestantes clsicos del siglo XVI.

    Una de las claves hermenuticas tradicionales, operante en el siglo XVI, era llamada la regla de fe . En principio, esto implicaba que la fe de la iglesia, expresada en sus interpretaciones bblicas histricas y en sus tradiciones, en

  • La autoridad e interpretacin

    sus credos, en sus confesiones de fe, y en sus costunbr: y prcticas eclesisticas y morales, deban ser tomadas ( cuenta como clave para la interpretacin de la Biblia Es' es el principio hermenutico que sirve de base pnra : ' resolucin del Concilio deTrento, en 1546: Nadie... se osado a interpretar la Escritura Sagrada... contra aquel sentido que sostuvo y sostiene la Santa Madre iglesia. Para los reformadores clsicos la clave era la fe de i~ iglesia, con la excepcin de importantes desviaciones- ocurridas bajo ciertos papas, tales como: Gregorio I (590-604), Gregorio VII (1073-1085) y Bonifacio VIIi (1294-1303). Segn esta visin, la ortodoxia, basada en el discernimiento tradicional de la iglesia, es normativa para la interpretacin bblica. Desde luego, sta es una manera conservadora de interpretar la Biblia y, prcticamente, cierra la puerta a cualquier posibilidad de renovacin, y an ms a una reforma radical.

    ( L jOtra clave de interpretacin bblica, que tambin fue empleada en los debates hermenuticos del siglo XVI, era la llamada regla del amor . En la interpretacin y aplicacin de la Biblia se debe tener amor o paciencia hacia los hermanos dbiles de la iglesia. En el caso del catolicismo medieval y del protestantismo clsico, la comunidad de fe inclua ala sociedad entera. La aplicacin de esta clave los llev a suavizar sus interpretaciones de las duras enseanzas del Sermn del Monte, tales como e! amor por los enemigos y la prohibicin de la venganza (Mt. 5.38-48); laprohibicin del juramento (Mt.33-37); el mandato a compartir los bienes sin cobrar intereses (Mt. 6.19-21); (Le. 6.34): la prohibicin de ejercer la fuerza

    * coercitiva (Me. 10.41-45); etc. En estos casos muchas veces los hermanos dbiles resultaban ser los gobernantes mismos y los poderosos en la sociedad. En el fondo, no se trataba meramente de un problema hermenutico sino del concepto de la iglesia. Y tanto esta clave como la anterior fueron empleadas por las iglesias establecidas. Sin embargo, estasdaves nohan quedado limitadas al catolicismo

  • romano y al protestantismo clsico medievales, sino que se dan cu nuestro tiempo, especialmente en situaciones en que no estamos dispuestos a pagar el precio de un discipulado costoso, y optamos por una gracia barata.

    Aunque las dos se prestaban al abuso como claves de interpretacin bblica, la regla de la fe y la regla del amor no eran totalmente inadecuadas. La tradicin de la iglesia cTtlee muchos elementos positivos, y tener constantemente que empezar desde cero en nuestra lectura e interpretacin de la Biblia neutralizara efectivamente la vida y misin de la iglesia. De modo que la fe de la iglesia juega un papel importante en la interpretacin bblica, pero no debemos permitir que nos paralice fente a las muchas oportunidades de ser autnticamente radicales en nuestro discipulado. De igual manera, la regla del amor puede ejercer una influencia sana sobre la interpretacin bblica en la iglesia. Pablo insiste en el principio de la responsabilidad por el bienestar del hermano dbil, y coloca el compromiso comunitario por encima de la libertad del individuo (Rom. 14; 1 Cor.8). Pero, habiendo establecido la prioridad de la responsabilidad para con el hermano, Pablo no parece dispuesto a comprometer el evangelio por los intereses de los carnales, sino que Mama a stos a la conversin.

    8 Contra Corriente

    Claves de interpretacin bblica radicales

    Los crticos del movimiento anabautista lo acusan de ser demasiado litera lista y legalista en su interpretacin bblica. En relacin con las palabras de Jess en el Nuevo Testamento, stas fueron tomadas con toda sj^c^rkLiLy

    ^uneenindad deliberada. En su rechazo de los sofismos y iel escolasticismo de una buena parte de la interpretacin bb lica medieval, en su aplicacin de "regla de fe" y "regla di. i amor", hubo al principio, ciertos excesos 1 iteralistas, si. ' re todo, del movimiento anabautista del siglo XVI. A !gunos, respondiendo a Mateo 10.9ss, se pusieron a recorrer el pas sin armas, ni alforja, ni dinero, ni nada.

    La autoridad e interpretacin 9

    Otros se pusieron literalmente a predicar desde los tejados de las casas (Cf. Mt. 10.27). Otros ms, despreciaban el canto en las asambleas comunitarias. Hubo algunos que se pusieron literalmente a actuar como nios, etc., pero pronto prevaleci una exgesis ms sobria, y se pusieron en guardia contra este literalismo excntrico.7En cuanto a la acusacin de ser legalistas, ciertamente los anabautistas tomaron las enseanzas bblicas con toda seriedad. Se pusieron en guardia contra el solafideismo extremo de los luteranos.Su disposicin a la obediencia radical y costosa los llev

    >0 0 % a formular ante el texto bblico bsicamente dos preguntas: ) Qu nos dice la Palabra? >(2))/,Cmo haremos para obedecerla? Si no fuera por su visjn edesiojuica, que concibe a la iglesia como cornurdaxl,.^Qjjjjitana, la acusacin del legalismo sera acertada. Sin embargo, la participacin en la comunidad mesinica es libre, un don de la gracia de Dios. Y la ley, en esta comunidad de gracia, llega a ser una expresin concreta de la gracia. Vivir bajo la ley de Cristo es vivir en la libertad del Espritu. Desde la perspectiva anabautista el problema no es la ley, comprendida bblicamente, sino su tergiversacin en legalismo.

    Otra crtica en contra de los radicales del siglo XVI, es que dependan lauto del Espritu Santo como p_resencia_ner- sonal, que la Biblia resultaBTnnecesaria. Esta acusacin se ju stifcaeinri^IhosTso^rnstdoTdeLi'adica 1 ismo del siglo XVI. Pero, para la mayora de los anabautistas, la autoridad del Espritu Santo y la autoridad de la Biblia eran ua sola. Y el testimonio de la Palabra"ivtirio? y Palabra exterior1"' se complementaban.

    Interpretacin cristocentricaLos radicales del siglo XVI encontraron las races para su interpretacin bblica y su visin reformadora de la iglesia, en Jesucristo y en la comunidad mesinica del Nuevo Testamento. Esto no implica que el perodo neotes-

    iv)

  • 10 Contra Corriente

    taraentario fuera una especie de edad de oro, cuyas formas deberan imitarse. La iglesia primitiva les era normativa debido a la presencia de Cristo en ella. Su norma no era la iglesia primitiva como tal, sino la visin apostlica de lo que deba ser su vida en Cristo. La encarnacin de Cristo, incluyendo todo lo que l era e hizo, y conforme al testimonio de los apstoTesdet primer siglo, fue de autoridad para los radicales. Apelar a sus races implica quelaig lesia estar dispuesta a pasar por encima de cuanto se haya dicho y hecho en la iglesia desde entonces. Lo cual no significa poco aprecio por su historia, sino franca indisposicin a otorgar a la tradicin una autoridad rectora. Adems de colocarse a s misma bajo la autoridad de la Palabra, tambin est dispuesta a someter toda su tradicin intermedia al juicio de su autoridad. Y esto, a diferencia del protestantismo clsico, los llev a enjuiciar y descartar la sntesis constantiniana del siglo XVI.En realidad, este principio de interpretacin radical f (interpretacin en relacin con la raz) se emplea en la Biblia misma. "Los profetas del Antiguo Testamento saltaron por encima de la poca de la monarqua en que

    } 1 ellos vivan, con sus contemporizaciones morales e infidelidad a Yahveh, y volvieron a sus races del xodo y del Sina para juzgar la infidelidad del Israel de sus das. Para interpretar fielmente la intencin de Dios para su pueblo, en su propio tiempo, tuvieron qe reorientarse partiendo de sus races como pueblo de Dios (Os. 11.1-4; 12.9,10; Jer. 2.2,3,; Is. 40.3)

    Jess emple el mismo principio de interpretacin cuando los fariseos lo quisieron poner a prueba con su pregunta acerca del divorcio, pero Jess pas por encima de las concesiones interpretativas de la poca de Moiss, y apel a la voluntad de Dios mismo revelada en la creacin de la primera comunidad humana, el hombre y la mujer. Las interpretaciones de una poca siempre deben ser sometidas

  • La autoridad e interpretacin

    al juicio de una autoridad normativa (Me. 10:1-9). Er. efecto tal es precisamente la norma en que Jess interpret para su poca, en| el Sermn del Monte, el Antiguo , Testamento (Mt. 5.21-48).La interpretacin bblica de los anabautistas del siglo XVI era notablemente radical en su disposicin de saltar pe: encima de toda la tradicin de la iglesia, incluyendo s;: alianza con el poder, y volver al Cristo de la encamacin que se halla en el Nuevo Testamento. En su experiencia, fue el Espritu de este Cristo el que los transform er com unidades sorprenden tem ente sem ejantes a la comunidad mesinica del Nuevo Testamento, y el que les provey con los recursos espirituales necesarios para hacer una confesin fiel.

    Relacin entre los testamentos

    En su debate con el catolicismo romano y cor, el protestantismo clsico sobre la cuestin de la interpretacin bblica, surgi el problema de la relacin entre los dos Testamentos. Para la reforma radical, el meollo del problema hermeriutico era cmo interpretar el Anti ;uc Testamento de manera evanglica. Tanto los catl^o como los protestantes encontraron en el Antiguo Te lamento instrucciones para el ordenamiento de su culto ^ de su vida moral, y para su comprensin de los sacramei fos y de las estructuras socio-polticas. Las prcticas cltioas catlicas se inspiraron, hasta cierto punto, en el Antiguo Testamento. Lutero, por su parte, luego de buscar una salida ms decorosa, y a pesar de sus mejores criterios, lleg a justificar la bigamia del prncipe protestante, Felipe de Hesse, apelando a la vida de los patriarcas en el Antiguo Testamento. Zwinglio y Calvino basaban su p rctica del bautismo de infantes en la p rctica veterotestamentaria de la circuncisin.

    Pero por lo general, l,os radicales no aceptaban el Antiguo Testamento sin reconsiderar a fondo de lo que ste

  • 12 Contra Corriente

    significaba para los cristianos renacidos.8 Al principio del movimiento anabautista hubo cierta ambigedad en sus actitudes en cuanto a la interpretacin del Antiguo Testamento. Algunos estaban dispuestos a recurrir a diversos sentidos no literales, como el uso de la alegora y la tipologa, cosa que los reformadores clsicos haban rechazado en principio. Pero poco a poco fue clarificndose la actitud anabautista hacia el Antiguo Testamento.

    El cristocentrismo radical de los anabautistas los llev a asignar prioridad al Nuevo Testamento v a intentar interpretar el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo. Recurran a una serie de imgenes'para explicar esta relacin: La describan en trminos de promesa y c u m p lim ie n to , so m b ra y luz , y pacto de servidumbre en contraste con el nuevo pacto de relacin filial . Esta superioridad del Nuevo Testamento sobre el Antiguo se expresaba en trminos de una revelacin progresiva, que tomaba en cuenta la direccirfen quera vluntactde Dios va conduciendo a su pueblo. As se pudo afirmar la continuidad entre los dos Testamentos y, a la vez, reconocer cierta discontinuidad entre ellos.

    Este cristocentrismo les ofreca una solucin al problema de la violencia en el Antiguo Testamento. I .a presencia en el Antiguo Testamento de una corriente de violencia era innegable. Sin embargo, en Jess encontraron al intrprete autorizado de las Escrituras; l ha discernido la verdadera intencin de Dios para su pueblo en relacin a la violencia: amor para los enemigos, y reconciliacin con Dios por medio del sufrimiento vicario.Esta predileccin clara por el Nuevo Testamento, por encima del Antiguo, permita a los anabautistas tomar en serio el ejemplo y las enseanzas de Jess, y las prcticas de la comunidad mesinica, sin desestimar el Antiguo Testamento. En general, el Sermn del Monte era visto como el resumen ms importante de estas enseanzas. CompartanlFsto con otros movimientos radicales de otras

  • La autoridad e interpretacin 13

    pocas de la historia, tales como: los valdenses, los hermanos checos, y los alumbrados espaoles.

    Interpretacin comunitaria

    En todos les movimientos de reforma radical el estudio bblico en grupo ocupaba un lugar muy importaTe. Era aqu donde, en reverente espera, en presencia del Espritu Santo, y con la Palabra en la mano, ellos esperaban poder reconocer la voluntad de Dios. Los anabautistas tomaron nuiy en serio la promesa^de Jess (Le. 12.11,12), y confiaban en el Espritu Santo cuando comparecan ante tribunales e inquisidores; pero eso no les impeda dedicarse intensamente al estudio de las Escrituras junto con sus hermanos y hermanas en la fe.La clave hermenutica practicada en estas reuniones se ha llamado la regia de Pablo, pues halla su inspiracin inmediataenT u r in t i os !3722-23a(Cf. II Pedro 1.19-21). Zvvinglio hizo referencia a este concepto, de modo que no se trata de una innovacin anabautista, si bien es cierto que los anabautistas fueron los nicos que la practicaron fielmente en el siglo XVI. Se trata de m imuncs comunitarias de la iglesia en que 1 a funcja.deQs_pxi'etas. y de otras personas~~dotadas por el Espritu deJDios, es e x p o n e r ^ 'v l ta r ^ Dios que, en forma directa o indirecta, les ha sido revelada a travs de las Escrituras. En conformidad con este texto,participaban vnriny hprmawos y hermanas. En esteproceso lafuncin delacongregaein consiste en or le mensaje de los profetas, para luego discerniro evaluar sus palabras de acuerdo con los criterios con que cuenta: su-propia experiencia comunitaria en el discipulado, otras voces que se oyen en la iglesia (apstoles, maestros, et al.)., etc.

    Lo fundamental y novedoso de este concepto (aun en nuestro tiempo), era que la congregacin se consideraba el lugar donde mejor se puede mterpretar la Palabra de Dios.

  • 14 contracorriente

    Esta visin tiene implicaciones importantes para nuestro concepto de interpretacin bblica:T . La congregacin entera participa en la interpretacin bblica. En esto, miembros comunes y corrientes pasan a actuar como miembros en pleno de la congregacin. Los mismos creyentes que van a acatar la voluntad de Dios como discpulos obedientes, tambin participan en el discernimiento de esa voluntad.

    2. La participacin de la congregacin entera en el proceso de interpretacin bblicanoinvajiida la funcin del maestro o del profeta, ni de cualquier otro miembro de la iglesia, aunque s limita el alcance de su funcin. El maestro, por ejemplo, contribuye a clarificar el texto bblico en relacin con su contexto histrico, gramatical, teolgico, etc., y ayuda a la congregacin a detectar las influencias que condicionan su perspectiva; luego participa con el resto de la congregacin en el discernimiento de la voluntad de Dios. En este proceso resalta evident la importancia del papel del que preside,;'a la luz de la necesidad de salvaguardar el proceso eongregacional (Rom. 12.8).

    3. En este proceso de interpretacin comunitaria, la congregacin puede rechazar la tentacin deberse atada por las tradiciones. Esto no constituye una negacin de la historia anterior de la iglesia; sencillamente se rehsa a otorgar a la tradicin una funcin rectora, con lo que limita la autoridad de credos, y sistemas doctrinales para determinar la ortodoxia. Tambin limita la intervencin de las autoridades eclesisticas y gubernamentales en cuestiones que afectan a la fe y la vida del pueblo de Dios. La congregacin tiene que ser libre para seguir la direccin del Espritu, que vienepor medio de la Palabra interpretada por una comunidad obediente. Bajo estas condiciones, el Espritu dar a conocer la voluntad de Diospara su pueblo. Segn el Nuevo Testamento, Cristo otorga su Espritu a la

  • La autoridad e interpretack'i

    iglesia para este propsito (Mt. 18.15-20; Jn. 14.26: 16.12-14; 20.21-23).

    Epistemologa de la obedienciaDe acuerdo con la visin anabautista . una recta interpretacin de la Palabra depende de la disposicin del creyentea obedecer. Juan Denck lo expres de la siguiente manera en el siglo XVI :QsIadie puede conocer a Cristo a menos que le siga en su vidaj[ En realidad este es el concepto bblico del conocimiento. Jess dijo: El que quiera hacer la voluntad de Dios conocer si la doctrina es de Dios (Jrr 7.17), as que el conocimiento depende de la obediencia! '

    Generalmente no se ha procedido de esta manera en la iglesia. El concepto bblico del conocimiento, con sus profundas implicaciones experimentales y ticas, se ha confundido con la actividad intelectual. Se ha pensado que, para ser buen cristiano, uno debe aprender ms acerca de Dios, de Jess, y del pueblo de Dios. Pero, segn la visin radical, debe seral revs. Vamos realmente sabiendoo conociendo la voluntad de Dios en la medida en que estamos dispuestos a obedecerle.Ta recta interpretacin bblica no es tanto cuestin de informacin, sino de arrepentimiento y de estar dispuestos a someternos a Cristo, y a nuestros hermanos y hermanas, en la comunidad de sus discpulos.

    Tradicionalmente esta clave de interpretacin bblica se ha llamado la regla de Cristo (Mt. 18.15-20). Cristo promete la presencia de su Espritu en la iglesia, precisamente cuando la comunidad se rene para discernir la voluntad de Dios y tomar decisiones morales en base a ella (Mt. 16.19; 18.18-20; Jn. 20.22,23). La "regla de Cristo" subraya dos dimensiones importantes para nuestra comprensin de la actividad hermenutica de la iglesia:

    f l . / La autorizacin para tomar decisiones morales en la iglesia, que lleven el aval divino, viene despus de que

  • 16 Contra Corriente

    Pedro confiesaque Jess es el Cristo (Mesas). Solamente aquella comunidad en la que Jess es reconocido (y obedecido) como Seor, tiene autoridad para interpretar la voluntad de Dios y tomar decisiones ticas en su nombre. El interpretar la Biblia con integridad, requiere de una comunidad de discpulos dispuestos a Obedecer la voluntad de Dios. Aparentemente, la interpretacin bblica sana, no depende tanto de la claridad de exuesis que realicen los oTogosTnque esto puede servir de ayuda), sino d la disposicin a la obediencia por parte de la coniutTrdlfdlqe~i i; terpreta la voluntad de Dios.

    2. Tambin nos ensea la regla de Cristo que la voluntad de Dios debe ser interpretada a fin de discernir entre .caminos de obediencia y desobediencia. El hecho de que las m c as^ o s^eces^n ^ T ^ lB ^m p I^ l trmino iglesia en los Evangelios ocurra precisamente en textos (Mt. 16.18; 18.17) que hablan del proceso de discernimiento e interpretacin de la voluntad de Dios, es una indicacin clara de su importancia.jfTnterpretar la Biblia no es una actividad secundaria de la iglesia, sta existe bsicamente donde hay hermanos y hermanas que interpretan la Palabra, en la presencia del Espritu de Cristo, a fin de encontrar caminos de obediencia l

    Conclusin

    As como en el siglo XVI la visin anabautista no-violenta oblig a la iglesia literalmente a confiar en el Seor para su supervivencia, tambin su concepto de interpretacin bblica la oblig a confiar en el poder de su Espritu, a fin de llegar a un consenso en cuanto a la voluntad de Dios en los detalles especficos de su vida y misin. Las tres experiencias que siguen, tomadas de la historia anabautista del siglo XVI, ejemplifican cmo funcionaba su visin de interpretacin bblica comunitaria:

    1. David Joris, uno de los lderes entre los anabautistas de los Pases Bajos, lleg a convencerse de que l era el tercer

  • La autoridad e interpretacin 17

    David en los propsitos de Dios. El anciano de la congregacin confiaba en que la comunidad se dara cuenta de la extravagancia de su pretensin y se opondra a su reconocimiento como tal; efectivamente, as result.

    2. Juan Hut era un fogoso predicador anabautista con tendencias apocalpticas. Aparentemente su ministerio haba sido bastante efectivo en Alemania. En un snodo de anabautistas celebrado en Augsburgo, los hermanos all reunidos llegaron a un consenso y le pidieron mayor sobriedad en su predicacin escatolgica. Hay evidencias de que Hut se someti al consenso de sus hermanos.

    3. Agustn Bader deca haber recibido una visin en la que l apareca como una especie de regente del Mesas, que an deba venir; pero sus pretensiones por ocupar una posicin privilegiada en el reino de Dios fueron rechazadas por un grupo de hermanos suizos.

    La visin hermenutica de los anabautistas demandaba, en ltima instancia, confiar en que el Espritu Santo habra de guiar a la iglesia al discernimiento de la verdad.

  • II. El bautismo y la participacin comprometida en el pueblo de Dios

    La mayora de los cristianos en el mundo pertenecen a confesiones que son paido-bautistas en sus doctrinas y prcticas,1 pero no siempre ha sido as. En las pginas del Nuevo Testamento predominan los creyentes bautizados en la comunidad mesinica luego de confesar su compromiso con Cristo. Las prcticas paido-bautistas llegaron a predominar despus de la sntesis constantiniana en el siglo IV. Desde luego, la cuestin de si se ha de bautizar a infantes o a creyentes, no es un elemento aislado en el pensamiento y la vida de la iglesia. Tambin van estrechamente ligados el concepto de la iglesia, el significado de membresa, la misin de la iglesia, la interpretacin bblica, el concepto que se tenga del pecado original, la naturaleza de la salvacin, etc.

    El paido-bautismo

    Sin embargo, en algunos crculos paido-bautistas de la ltima generacin, se han empezado a cuestionar algunas de las presuposiciones sobre las que se basa el bautismo de infantes. Karl Barth, uno de los telogos protestantes ms importantes de este siglo ha cuestionado abiertamente el paido-bautismo, fundamentalmente por dos razones:

    1. En su teologa de la palabra, la palabra requiere de un oyente que responda, y slo los adultos son capaces de hacerlo.

    19

  • 20 Contra Corriente

    2. Su concepto de la iglesia, y de la misin de la iglesia en la sociedad, requiere de confesiones capaces de comunicar la palabra de Dios en el mundo. Esto implica un bautismo que comprometa. Bsicamente ha sido su reflexin sobre el mensaje bblico lo que lo ha llevado a postular la prctica de bautizar a creyentes.

    No debe sorprendernos entonces que, a partir de la dcada de 1950, este tema comenzara a discutirse en crculos reformados. En Francia y Alemania algunos grupos cuestionaron el bautismo de infantes, a tal grado que prominentesprofesoresprotestantesescribieron en defensa del paido-bautismo.2 En nuestra dcada, algunos padres valdenses (incluyendo pastores) han desistido de I a prctica tradicional de esta iglesia, prefiriendo que sus hijos hagan su propio compromiso de fe mediante un bautismo de creyentes.

    A partir de la II Guerra Mundial, la Iglesia Luterana en Alemania Oriental no ha gozado ya de los privilegios de una iglesia nacional establecida, sino que es una minora en el contexto de una sociedad secular. La visin que tuvo Lutero de una iglesia en una sociedad cristiana, y del papel de los gobernantes cristianos en tal sociedad, ya no tiene vigencia. En esta situacin post-cristiana, la vida de los cristianos se asemeja una vez ms a las condiciones que prevalecan en los das del Nuevo Testamento. Y, naturalmente, stos llegan a cuestionar las presuposiciones en que se basa la prctica constantiniana del bautismo de infantes.

    En ciertos crculos del catolicismo romano, sobre todo a partir del Concilio Vaticano 11, se han venido destacando ms las imgenes bblicas de la iglesia. En aquellos lugares donde la iglesia se concibe fundamentalmente como pueblo de Dios, en contraste con el concepto jurdico que ve a la iglesia como la sociedad total que se beneficia de los sacramentos, se estn preguntando, qu es necesario hacer para que la iglesia sea el pueblo de

  • El bautismo y la participacin comprometida 21

    Dios?, y cules seran las expresiones sacramentales consecuentes con esta realidad? Una respuesta intermedia ha sido limitar el bautismo a los hijos de miembros practicantes de la iglesia. Aunque no se oponen en principio al bautismo de infantes, se resisten a seguir bautizando a los nios en el contexto de la moderna cristiandad secular .Mientras tanto, en crculos ms atrevidos se habla de la iglesia como sociedad de contraste, del bautismo de creyentes, y d una disposicin de asumir libremente el compromiso de un discipulado ms autntico.

    De modo que la cuestin del bautismo y de una participacin comprometedora en la vida y misin del pueblo de Dios no es meramente tema de especulacin teolgica. Las nuevas realidades de los tiempos que vivimos lo han colocado de nuevo en la agenda del pueblo de Dios.

    Transfondo histrico

    Tradicionalmente, en el catolicismo romano el bautismo se ha considerado necesario para la salvacin. Contrarresta los efectos del pecado original y, en el caso de los adultos, limpia a la persona de los pecados cometidos hasta ese momento. Se le considera tambin vehculo de la gracia de Dios ex opere opralo (operante en el acto mismo) y deba ser administrado en la primera oportunidad. El bautismo de infantes era parte integral de su visin de la cristiandad. Se naca romano y se bautizaba cristiano catlico, garamizando as tanto la unidad socio-poltica y religiosa como la salvacin del alma del bautizado. Desde su perspectiva sacramental, el bautismo era vehculo de salvacin; en la perspectiva social, el bautismo garantizaba la continuidad del orden socio-poltico. La iglesia y la estructura socio-poltica se beneficiaban mutuamente. De acuerdo con la visin constantiniana, la iglesia imprima en la sociedad un carcter sagrado, y la estructura socio- poltica ejerca su influencia en favor de la continuidad de la iglesia y la promocin de su misin salvfica.

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    En el protestantismo clsico, la sntesis constantiniana fue perpetuadapormediodelaformacin de iglesias nacionales y territoriales. Lutero, por su parte, rechaz el aspecto ex opere operato del bautismo, pero no rechaz la visin sacramentalista del catolicismo. Lutero enseaba la regeneracin por el bautismo, condicionada a la fe. Pero en el caso de infantes esta fe era aplicada como una fe dormida o encondida y una fe sustituta de parte de los padres y padrinos del bautizado. En realidad, Lutero

    > parece haber intentado combinar su concepto de sola fides(salvacin por la fe sola) con la visin sacramental y social que predominaba en el catolicismo medieval. El elemento de la fe (dormida en el caso del nio y sustituida por los padres), toma el lugar del aspecto ex opere operato en el concepto catlico. Con todo, la fe en esta visin teolgica parecera un cuerpo extrao injertado en el sistema sacramental y social heredado del catolicismo medieval.

    Por su parte, Zwinglio y Calvino fueron ms lejos en su crtica del concepto bautismal catlico. Ellosno enseaban que el bautismo es portador de la gracia (esencial para la salvacin), sino que es smbolo de iniciacin en la iglesia, seal de pertenecer al pueblo de Dios. El bautismo es la promesa de padres, padrinos e iglesia, de proveer al nio de una educacin cristiana. Aunque se sigui afirmando la doctrina del pecado original y la eficacia del bautismo en relacin a l, el bautismo no eraabsolutamente necesario para la salvacin. Encontraron una clave para su interpretacin del significado del bautismo en el Nuevo Testamento en la prctica de la circuncisin en el Antiguo Testamento. Aunque se rechazaba la visi n sacramental ista tradicional del bautismo de infantes, sigui jugando un papel importante en la conservacin de la visin constantiniana de la iglesia y la sociedad. Para Zwinglio y Calvino, el bautismo de infantes era esencial para mantener el orden socio-poltico y religioso establecido.

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    22 Contra Comente

  • Entre los radicales del panorama religioso del siglo XVI, se encontraban espiritualistas que restaban importancia a todas las formas externas con que la iglesia vena expresando su fe. Para stos, el bautismo como smbolo visible practicado por la iglesia, carece de sentido. Naturalmente, se interesaban mucho en larealidad espiritual simbolizada por el bautismo, pero su visin de la iglesia como comunidad esencialmente espiritual (invisible), los llevaba a restar importancia al bautismo de agua. Esta visin espiritualista del bautismo ha perdurado entre movimientos como los cuqueros del siglo XVII.

    Los anabautistas del siglo XVI, al igual que otras iglesias de c re y e n te s pos te r io res , rechazaron la v is in sacramental i sta del catolicismo medieval, la visin social del protestantismo clsico, y la visin espiritualista que insista en que el bautismo como forma concreta careca de sentido. El concepto anabautista del bautismo tuvo tres races principales:

    1. Su lectura del Nuevo Testamento, donde encontraron que, en la Gran Comisin, el mandato de bautizar viene luego de hacer discpulos.

    2. Su concepto de la iglesia como comunidad voluntaria que requiere compromiso y no-conformidad con la sociedad.

    3. Su concepto de la vida cristiana como discipulado. No es por accidente que esta ala de la reforma radical del siglo XVI haya sido tildada de anabautista. El bautismo de infantes no era el nico aspecto de la tradicin eclesistica medieval criticado por los anabautistas. Pero el hecho de que en el lapso de unos diez aos hubieron unos 5,000 mrtires anabautistas, dispuestos a correr el riesgo de morir en la hoguera, ahogados, o bajo la espada del verdugo, por la cuestin del bautismo y los aspectos religiosos y socio-polticos que simbolizaba, apunta a la seriedad con que se tomaba esta reforma radical anabautista.

    El bautismo y la participacin comprometida 23

  • 24 Contra Coi rante

    Para stos era, fundamentalmente, una cuestin de obediencia al mandato de Cristo. Pero actos, como el bautismo, eran meros smbolos. Lo que incitaba la reaccin violenta de las autoridades eclesisticas y seculares en el siglo XVI era la disposicin de los anabautistas a vivir, en la prctica, las realidades radicales simbolizadas por el bautismo. Por un lado rehusaron seguir bautizando a los infantes, mientras que por otro celebraban bautismos de creyentes, sin autorizacin oficial, en las cocinas de sus casas, con cucharones o jarros; al aire libre, con agua tomada de un balde, o en el ro. Rechazando las visiones sacramental i stas y sociales tradicionales, lograron recobrar algo del sentido radical primitivo del bautismo cristiano.

    Bautismo y regeneracin

    Entre los anabautistas hubo, generalmente, una insistencia en laprioridad de la regeneracin espiritual como requisito para el bautismo. Textos como Juan 3:3,5 y Tito 3:4,5 expresaban con claridad esta preocupacin: El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.... El que no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de Dios. Dios... nos salv, no por obras dejusticia que nosotros hubiramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneracin y por la renovacin en el Espritu Santo. Los anabautistas insistan en tomar seriamente el orden de los elementos incluidos en la Gran Comisin de Jess: Haced discpulos... bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo, y el que creyere y fuere bautizado, ser salvo (Mt. 28,19; Me. 16.16).

    Entre los anabautistas hubo gran variedad de opiniones en cuanto a esta experiencia. Hubmaier colocaba una experiencia de transformacin interior antes del bautismo. Hut postulaba un proceso de transformacin, que comenzaba antes del bautismo de agua y continuaba luego en una experiencia de sometimiento al bautismo de

  • El bautismo y la participacin comprometida 25

    sufrimiento. Marpeck colocaba la creacin de una buena conciencia antes del bautismo, al que segua un proceso que culminara con una regeneracin plena en la vida venidera. Pero concordaban en que la nica base para un bautismo vlido era una autntica experiencia de regeneracin espiritual, una regeneracin que capacitara al creyente a hacer una confesin de fe vlida, como discpulo obediente a su Seor, en el contexto de una comunidad de discpulos.

    En esto los anabautistasse distinguieron del protestantismo clsico, con su principio de "smil justus etpeccator", y con su tendencia a suavizar las enseanzas de Jess en relacin al discipulado. Los radicales entendan que una persona regenerada por el poder del Espritu de Dios es capaz de obedecer a Cristo, con la ayuda de sus hermanos y hermanas, en la nueva familia de Dios. Y fue esta visin lo que caus la acusacin protestante de que eran catlicos, legalistas, y que pretendan justificarse por sus obras.

    De acuerdo con esta visin el bautismo simboliza:

    1. Laconfesin,porpartedel bautizado, de su experiencia de regeneracin espiritual, y de un cambio tanto de intencin como de direccin en su vida. Por esta razn el bautismo siempre lo solicita la persona que lo desea.2. Tambin simboliza el reconocimiento, por parte de la comunidad cristiana que otorga el bautismo, de que se ha visto en la persona el autntico fruto del Espritu de Dios. Por esta razn la congregacin otorga el bautismo. Este elemento fue especialmente significativo entre los anabautistas del siglo XVI. En lugar de ser meramente subjetivo, se le asignaba al bautismo un valor objetivo. Segn esta visin del bautismo, la participacin de una congregacin de creyentes-discpulos es fundamental; es en el seno de esta clase de comunidad donde el bautismo adquiere su pleno sentido bblico.

  • 26 Contra Corriente

    Bautismo y comunidad

    Para el bautizado, el bautismo en Cristo no era meramente una experiencia mstica; implicaba ser bautizado en el cuerpo de Cristo. Esta era la visin fundamental neotestamentaria. Porque por un solo Espritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espritu (I Cor. 12.13). Entre los anabautistas se afirmaba que una persona en Cristo es una nueva persona; pero si se preguntara, en qu consiste esta novedad, la respuesta tendera a sorprender a los cristianos modernos de orientacin evanglica. Probablemente una buena parte de esta novedad tena que ver con su participacin en una comunidad radicalmente nueva.

    Es significativo que ninguno de los primeros anabautistas del siglo XVI que escribieron sobre el bautismo, tomaron como punto de partida los aspectos subjetivos de la experiencia interior del individuo. No comenzaban por preguntarle al candidato para el bautismo que senta en su corazn, sino si se comprometa a militar en una nueva comunidad en obediencia radical. La disposicin de someterse a la regla de Cristo (Mt. 18.15-20) era laprimera condicin para recibir el bautismo.3 Posteriormente, en los escritos de Denck y Hut especialmente, el bautismo fue visto como smbolo de experiencia personal interior, de peregrinacin espiritual subjetiva; pero esta dimensin, aunque tambin importante, era secundaria.

    Hubmaier insista en que, sin la prctica de la regla de Cristo, no existe realmente la iglesia. De modo que los votos bautismales incluan el compromiso a someterse a la disciplina mutua dentro de la familia de la fe. Adems de la disposicin a compartir instruccin y correccin fraternal, tambin se asuma la responsabilidad de brindarse ayuda mutua en sus dimensiones materiales, segn la necesidad del caso.

  • El bautismo celebrado as, en el contexto de una comunidad comprometida, era portador de un testimonio triple:

    A 1. Era concebido como seal de la promesa de Dios. Por medio de este smbolo Dios dice, en efecto, que l bautiza con su Espritu , efectuando la purif icac in y la transformacin del bautizado. La obra de Cristo por la iglesia se conceba como una purificacin en el lavamiento de agua por la palabra (Ef. 5.26). En el bautismo Dios nos dice, tanto a la persona que se bautiza como a la congregacin que lo otorga, que l perdona, limpia e ilumina. La iglesia primitiva confesaba esta realidad con un himno bautismal: Despirtate, t que duermes, y levntate de los muertos, y te alumbrar Cristo (Ef. 5:14).

    2. El bautismo era concebido, adems, como testimonio del que se bautizaba. Por medio de este smbolo el bautizado daba testimonio, no slo de su propia experiencia de renovacin, por importante que fuera, sino tambin del pacto que se estableca con Dios, al igual que con su pueblo. El testimonio del etope en Hech.os 8.36-37, es un ejemplo de esta dimensin del significado del bautismo: Qu impide que yo seabautizado?... Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. En su bautismo, el bautizando comparte con otros su experiencia y su compromiso.

    3. El bautismo tambin era visto como un testimonio ofrecido por la iglesia. Al otorgar el bautismo, la congregacin dice, en efecto, al bautizando: Hemos visto en ti los autnticos dones y el fruto de Espritu de Dios. El mrtir anabautista, Leonardo Schiemer dio expresin a esta realidad con la siguiente imagen: Uno sella el sobre nicamente despus de conocer el contenido de la carta. Desde laperspectivadla congregacin, laresponsabilidad mutua en el discipulado comienza desde el momento mismo del bautismo. De modo que el bautismo no habla slo de la obra misericordiosa de Dios, ni de la experiencia de la persona que sebautiza, sino tambin del compromiso fraternal de la congregacin entera. En este contexto, la

    El bautismo y la participacin comprometida 7

  • 28 Contra Corriente

    seguridad de la salvacin, cuestin tan importante en algunos crculos protestantes, no depende exclusivamente de los sentimientos interiores y subjetivos del individuo. En el bautismo, el bautizando recibe los testimonios de Dios y de su pueblo en relacin a su condicin de hijo en la familia de Dios.

    Bautismo y vida bautizada

    El concepto neotestamentario del bautismo se expresa a travs de una serie de imgenes que abarcan la vida entera del creyente. Se describe en trminos de muerte por el bautismo: a fin de que como Cristo resucit de los muertos por la gloria del Padre, as tambin nosotros andemos en vida nueva (Rom.6.4). Esta es la imagen que tambin inspira el himno bautismal primitivo que encontramos en Efesios 5.14: Despirtate, t que duermes, y levntate de los muertos, y te alumbrar Cristo.

    El bautismo tambin secomprende como un despojarse de prendas viejas para vestirse de la vestimenta que corresponde a la creacin de una nueva humanidad: Los que habis sido bautizados en Cristo, de Cristo estis revestidos . Concretamente esto significa ser incorporado en la nueva familia de Dios, donde las categoras al enantes, caractersticas de la humanidad cada, son superadas (Cil. 3.27-29). Se trata de una humanidad nueva que lleva la imagende Diosmismo, yquemanifiestasus caractersticas autnticas de justicia y santidad (Ef. 4.22-24). Esta realidad, simbolizada en el bautismo, es realmente una nueva creacin de Dios y, por lo tanto, refleja la semejanza de su Creador (Col. 3.10,11).

    El Nuevo Testamento subraya la relacin entre el bautismo y una conducta de parte del creyente que es sorprendente y novedosa. Se describe como un andar en vida nueva o andarporel Espritu (Rom. 6.4;Gl. 5.16,22-25). Esta espiritualidad no es una mera experiencia mstica, sino la expresin concreta de una vivencia inspirada por el Espritu

  • de Dios mismo. Esta vida de bautismo se describe en trminos de virtudes sociales concretas, tales como: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gl. 5.22,23).

    En el Nuevo Testamento, el bautismo en agua se relaciona con la regeneracin necesariapara poder militar en el reino de Dios. Nacer de nuevo, o nacer del Espritu, como condicin esencial para participar en el reino de Dios, es la forma en que Juan se refiere a la realidad simbolizada en el bautismo (Jn.3.3-5). El bautismo seala esa transformacin radical y global que demanda una vida sometida al reino de Dios. En la predicacin de radicales como Juan Hut, el bautismo era visto como smbolo esencial de preparacin para participar en el reino de Dios. Lo que todas estas imgenes del bautismo tienen en comn, es su insistencia en que el bautismo abarque rea lm en te las ac titudes, las lea ltades y todo el comportamiento social y espiritual de la persona. Lo que est a la vista es el bautismo de toda una vida.

    En la Confesin de Fe de Schleitheim, redactada en un snodo anabautista celebrado en el sur de Alemania en 1527, el bautismo se describe como un andar en la resurreccin de Jesucristo . "El bautismo debe ser concedido a todos aquellos a quienes se haya enseado el arrepentimiento y la enmienda de su vida, y crean realmente que sus pecados son borrados por Cristo, y atodos aquellos que deseen andar en la resurreccin de Jesucristo y ser sepultados con l en la muerte, para poder resucitar con l; a todos aquellos que, siendo de esta opinin, lo deseen y lo soliciten de nosotros.4

    Para los anabautistas, el bautismo simbolizaba todos los elementos bsicos de su concepto de la vida cristiana. Su experiencia de regeneracin por el Espritu Santo, su concepto de la iglesia, su comprensin del estilo de vida que caracteriza al cristiano, todos se entendan en trminos de un bautismo. Una de las bases bblicas para esta visin

    El bautismo y la participacin comprometida 29

  • era I Juan 5.6-8: Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espritu es el que da testimonio; porque el Espritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio... el Espritu, el agua, la sangre; y stos tres concuerdan. Ellos aplicaban estos tres bautismos a la vida de los cristianos.

    El bautismo del Espritu produce una regeneracin o transformacin, que capacita a la persona para andar en la resurreccin de Jesucristo. Adems de producir el perdn y la limpieza del pecado, provee los recursos espirituales para vivir la vida cristiana.

    El bautismo de agua simboliza la experiencia autntica de regeneracin obrada en el bautizado por el Espritu de Dios. Tambin comunica el reconocimiento, por parte de la congregacin, de que hay testigos de la realidad de esta transformacin. En realidad, el bautismo de agua es seal de todos los aspectos de una vida bautizada.

    De estos dos bautismos surge el tercero, el bautismo de sangre. Los anabautistas insistan en que los discpulos de Cristo, al igual que su Seor, conoceran el sufrimiento y la afliccin; este sufrimiento no es accidental ni absurdo. Paral os de tendencias msticas, este bautismo se comprenda como el sufrimiento interior de puri ficacin, pero para los anabautistas en general este bautismo era el sufrimiento y la persecucin que reciban de parte del mundo. Para ellos el sufrimiento y el martirio eran de valor testimonial. En esto se identificaban con Jess y con la iglesia primitiva, pues hacan suyas las palabras de Pablo: Cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia (Col. 1.24).

    Bautismo y libertad humana

    Las diferencias entre la visin radical del bautismo y las visiones del protestantismo clsico y del catolicismo romano, tambin estn manifestadas en sus respectivos

    30 Contra Corriente

  • conceptos del humano, en susanlropologas. A diferencia del protestantismo clsico, la posibilidad de creer y de responder libremente a la gracia de Dios lleva a los radicales a afirmar el libre albedro en el ser humano, as como a negar la doctrina de la predestinacin, tal como los reformadores la articulaban. Este haba sido el tema do debate entre Lutero, el reformador protestante, y Erasmo, el humanista catlico. Y en algunos crculos calvinistas la doctrina de la predestinacin fue llevada a su concl