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“Paciente Psiquiátricovs.

Paciente Judicial”

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El “La”El Generalizador

La Igualdad

Todos somos iguales(dicen)

En el siglo en cursoSe avanza hacia la igualdad

(dicen, también).Pregunta ¿ qué, yo no soy única?

Porque a mi me discriminan:Por ser diferente

Por ser mujerPor ser mujer diferente

Por ser locaPor ser una loca diferente

Pregunta: ¿ yo, igual a quien tengo que ser?

Maria Cams(Pte. del Taller Literario del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial 2000)

Por: Lic. Gallici Mirta CeciliaLic. en Trabajo Social, Especialista en Salud Mental,Servicio Social del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial desde elaño 1992.

Este Trabajo es una síntesis de un “Caso Social Individual”Con el fin de reflejar la realidad de los pacientes psiquiátricos Judicialesse presentará la internaciòn del paciente y el encuadre teórico.Muestra una mirada a las tantas situaciones problemáticas que cotidiana-mente nos encontramos los Trabajadores Sociales del área cuando interve-nimos en las instituciones.Es una invitación a las y los colegas de Salud Mental a reflexionar y pensar en alternativas que tengan relación con los derechos del pacientepsiquiátrico como sujeto.

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Introducción

En este contexto actual en donde no existen mecanismos que implemen-ten la coordinación entre los espacios institucionales, así como la ausen-cia de miradas integrales de los funcionarios que no respetan las acorda-das y refuerzan la judicialización de la “cuestión social”, nos encontramoscomo trabajadores sociales sosteniendo programas e interviniendo ensituaciones que se hacen insostenibles. Ante la presencia de estas políticas fragmentadas sin garantizar respuestasa la necesidad de la gente y que derivan en la judicializacòn de la pobre-za, la locura, etc., nos enfrentamos con instituciones agotadas y no pode-mos hablar de instituciones y lo social como dos espacios independientes,en la actualidad podríamos decir que son dos sujetos atrapados quedandoimplicados de tal manera que no tienen ni espacio ni tiempo para estable-cer su programa, su estrategia encontrándonos entonces con institucionesque no están preparadas para sostener la internación judicial de pacientespsiquiátricos y con un aumento considerable del ingreso de los mismoscon una orden judicial. Dichas órdenes llegan del Juzgado Civil y Comercial y del Juzgado delFuero Penal, la esencia es la misma: son órdenes Judiciales con medida deseguridad (internación), pero con sus diferencias al igual que cadaJuzgado con sus particularidades. Las disposiciones judiciales no son en todos los casos iguales ni produceen todos los pacientes los mismos efectos, es por eso que nuestra interven-ción se hace más compleja ya que se suman a nuestro abordaje las parti-cularidades y diferencias asignándonos la responsabilidad de atenderlas. Pareciera entonces que nos encontramos sumergidos en una telaraña difí-cil de salir, cada juzgado sostiene sus propios criterios y la diversidad delos mismos impide acciones o respuestas homogéneas por parte de las ins-tituciones de Salud Mental.La experiencia que se presenta nos muestra como la Justicia se transformaen un escollo, en una traba al tratamiento del paciente e impide su prontarecuperación y reinserción social exponiéndolo a una mayor vulnerabili-dad y definiendo aún más su exclusión. Tema que nos lleva a reflexionar cuales son los Límites yResponsabilidades con pacientes psiquiátricos en nuestra intervencióncomo trabajadoras sociales.A partir de la presentación de este caso social individual se intenta básica-mente mostrar la complejidad de la intervención cuando la realidad denuestros pacientes psiquiátricos es la consolidación de una doble margina-lidad a lo que son sometidos, la segregación de ser rotulados como “locos”sellada por una orden Judicial como medida de seguridad (internación).

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Presentación de un caso social individual

Cuando se entrecruzan en los procesos de intervención social límites y res-ponsabilidades en la internación del paciente psiquiátrico judicial.

Dos largos años ....

12 de abril de 2002 ...

“L” ingresa a la institución por orden judicial del 19 demarzo del 2002, derivado del Instituto de Alcoholismoy Drogadicción (I.P.A.D) .Su internación en el I.P.A.D.fue breve (un mes) médicos tratantes manifestaron quesu patología de base era psiquiátrica y no la adicción(fana). Referían que el paciente era un “simulador”.

Internación del “L”

- Dice Kalinsky -Arrué: “...La internación esta surcadapor una constelación de presupuestos afectivos, vincu-lares, comunitarios, sociales, laborales, institucionalesque confluyen para sostener o enfrentarse (1). Palabrasque nos lleva a preguntamos en el vaivén entre la insti-tución y la justicia cual es el equilibrio para lograr sos-tener el tratamiento del paciente? Y agrega “...El trans-currir hospitalizado descotidianiza, vuelve extraño lo familiar, perdiéndo-se características del ser normal..(2). Es en torno de esta atipicidad que girala percepción social de la internación.

Ingreso del “L”

Al examen psiquiátrico el paciente presentaba como síntoma fundamentalel mutismo, no se constataban la presencia o ausencia de delirios y/o alu-cinaciones. Se requiere mayor tiempo de evaluación y tratamiento paradilucidar si el mutismo y algunas conductas (llanto, caídas, etc.) observa-das responden a un cuadro psicopatológico o a conductas simuladas. “L” tenía 21 años, las primeras entrevistas fueron dificultosas, el pacientepermanecía en la cama, no comía, lloraba, al ser entrevistado cerraba losojos y no respondía. Enfermería manifestaba que cuando venía su madre(fin de semana), se alimentaba y conversaba solo con ella. En entrevistas a sus padres refieren que su hijo inhala fana desde los 14años y que en meses anteriores a la internación se encontraba muy agresi-vo con ellos fundamentalmente solía hablar todo el tiempo solo, no se leentendía lo que decía. En el transcurso del primer mes de internación y en el marco del procesode intervención, realizando entrevistas y tomando como referencia lo

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observado por enfermería se pudo acordar estrategias con su madre ya que“L” solo respondía a ella. La misma concurría tres veces por semana, loayudaba a alimentarse, caminaban juntos, conversaban... cuando se retira-ba, “L” volvía al mutismo. Ante esta situación planteada se evalúa comenzar a trabajar los permisos:se consideraba que “L” se recuperaba cuando estaba con su familia; situa-ción que se plantea a tribunales para poder coordinar los permisos delpaciente bajo la responsabilidad de sus padres. Se acuerda así con su madre que lo llevará por un fin de semana “L” seretira de permiso con sus padres un viernes para regresar el lunes siguien-te. Sin embargo ese lunes concurre su madre buscando medicación ymanifestando que “L” no quiere volver a la institución por lo que se acuer-da que el jueves concurra para evaluar posibilidad de permisos permanen-tes.El día anterior a lo acordado (miércoles) “L” es traído a la institución porpersonal policial bajo efecto de consumo de fana, con un cuadro de exci-tación psicomotríz. En esta oportunidad regresa con nuevo oficio judicialcon autos de “daño calificado”, y con custodio policial.Cuando “L” se encuentra estabilizado en su cuadro psiquiátrico solo refie-re en entrevistas “...quiero ir a mi casa... “ En la semana siguiente se loobservaba tranquilo, se alimentaba y sólo se comunicaba para decir“...quiero ir a mi casa ...Ese fin de semana sus padres no vinieron a visitarlo. Al lunes siguiente se fuga del hospital agravando, esta situación que elpaciente se encontraba con custodia policial. “L” había regresado a su casa, es trasladado nuevamente a la institución,y a la custodia policial se suman las “cadenas”. Así comienzan a replantearse nuevamente los intentos de externación queduraran dos años. “...La internación hospitalaria define un momento de clausura en la expe-riencia de cualquier persona... La clausura en el orden de la enfermedad,es entonces la clave de la internación. El sometimiento, la inmovilidad, latrampa semántica de la que se es presa, en la que todo intento de fuga estraducido sin remedio como “recaída” o reafirmación del diagnóstico, lapérdida del derecho del paciente sobre su cuerpo” (3)

Aquí los motivos de internación, comienzan a argumentarse, y aparececomo principal fundamento la FUGA de “L”, prevalece la justicia; reafir-mando la fuga como una recaída, o una reafirmación del diagnóstico y “L”pasa a ser “peligroso para sí o para terceros”.

Consideraciones Teóricos

La intervención profesional se denomina como un proceso metodológicoen tres momentos: Inserción - diagnóstico - planificación. “La inserción esun primer acercamiento a la trama social de los sujetos. El significadometodológico de este momento consiste en iniciar el conocimiento dedicho contexto particular, a fin de establecer una ubicación profesional yuna mirada estratégica de dicha ubicación...” (4).Conceptos que en este caso social, toman una significación importante conrespecto desde el lugar que nos proponemos intervenir.

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En nuestra intervención Profesional, con pacientes psiquiátricos nos inser-tamos en situaciones problemáticas que expresan de alguna manera unproceso dinámico que incluye un conocimiento particular ya que nosenfrentamos con la locura.No podemos dejar de tener en cuenta como la sociedad estigmatiza a losenfermos mentales construye y recrea una imagen de estas personas que sereproduce en el inconsciente colectivo, generando de esta manera el recha-zo a todo lo que tenga que ver con hospitales psiquiátricos y la locura. Asítambién la familia sigue los lineamientos de las normas sociales, desdedonde las conductas normales son aquellas que la sociedad consideracomo tales con arreglo a una norma. Al respecto, Berenstein, refiere:“...Encontramos reglas que definen lo sano y que definen lo enfermo,reglas que definen la normalidad y la anormalidad y otras que definen laadaptación y la desadaptación. Agrupar salud normalidad y adaptación porun lado, y enfermedad, anormalidad y desadaptación por otro, como doscategorías separadas puede ser evidente, pero es un criterio ideológicoantes que científico” (5)

Pensar la locura de manera aislada es no poder abordarla cuando tratamosa nuestros pacientes debe incluir el tratamiento con la familia, Berensteinestablece “...entre familia y enfermo mental una relación donde no es posi-ble entender las peculiaridades de uno de los términos sin ponerlo en rela-ción con el otro...”, también refiere que: “...el trabajo con familias de losenfermos mentales lleva a un lento y penoso proceso de borramiento de lasdiferencias normativas y convencionales entre el enfermo y su familia…”(6)

Cuando hablamos en este proceso metodológico, de inserción, o sea cono-cer la trama social, en nuestra institución nos encontramos con la interna-ción, entonces nos proponemos distinguir los diferentes espacios delpaciente en un escenario que aparenta ser uniforme (7). Se comenzó así aconocer los distintos espacios de “L” su familia red social en este casoatravesado por la justicia.

Justicia - Justicia y Locura

La justicia ha estado íntimamente relacionada con la historia de la locura;Esquirol, discípulo de Pinel fue el creador de la primera ley de encierro deenfermos mentales, dicha ley en Francia se modificó sólo hace 12 años,sirvió de modelo a la construcción de casi todas las leyes que legislansobre el internamiento psiquiátrico en occidente; nuestra ley fue copiadade la Ley de Esquirol y modificada en los últimos años. Lo interesante a tener en cuenta que Esquirol aporta el concepto de peli-grosidad, consideraba que, “una persona que deliraba era muy “peligro-sa” sobre todo porque son personas no dominables”..., (8). Aparece la nece-sidad de fijar esa línea, y no es fácil en psiquiatría definir cuando la preci-sión nos permite afirmar que tal persona está enferma y que las rarezas detal u otra no constituyen enfermedad. Actualmente nos seguimos enfrentando con este concepto, y llegan a nues-tra institución oficios solicitando la internación de tal ya que el paciente“es peligroso para sí o para terceros”. Al respecto el Dr. Ávalos (médico forense) refiere: .. “la falta de uniformi-

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dad en las definiciones de “peligrosidad”y en las interpretaciones de las demandasque hace la justicia a los expertos lleva alos mismos a concepciones extremas, encambio una interpretación más amplia delrequerimiento judicial permitiría que elpsiquiatra aporte su colaboración en laadministración de justicia, aplicando elenfoque científico más apropiado.(9)

Esto motiva a otra situación no menosconf1ictiva, que es cuando el paciente queingresa judicial (fuero penal) tiene indica-do la custodia policial lo cual constituyeun problema mas complejo: desde la apli-cación de “cadenas”, hasta la falta deconocimiento y preparación de dicho per-sonal, en el trato con pacientes psiquiátri-cos entre otros. Sobre este tema Ávalos manifiesta :...“Las medidas de sujeción en psiquiatríatienen indicaciones precisas como porejemplo la sujeción transitoria de unpaciente a los fines de evitar un inminen-te acto suicida; pero no contempla la apli-cación de “cadenas”, menos aun por tiem-po prolongado” y agrega la peligrosidadde la cual debe hacerse cargo el sistema desalud mental se refiere a aquella quedeviene de estados patológicos, es decircuando existe una enfermedad mental ydicha enfermedad en ese momento impli-ca riesgo para sí o para terceros (peligrosidad)” (10)

“L” y La Justicia

Una de las maneras de ingreso en el hospital psiquiátrico es con una ordenJudicial, en este caso el paciente ingresa con la orden del Fuero Penal, estosignifica que las causas son penales, caratuladas “daño calificado” pero essobreseído al no haber tenido conciencia cuando cometió el delito, llegan-do el oficio como medida de seguridad, con internación para realizar untratamiento.Cuando se presenta en el primer momento la internación de “L” su ingre-so es judicial pero sin custodia policial, por lo que se pudieron acordar lospermisos con el juzgado.A su reingreso de los primeros intentos de los “permisos”, el juzgado cam-bia los autos ya que el paciente tenia varias denuncias por robo y resisten-cia a la autoridad, por lo que la causa pasa a ser “daños y amenazas cali-ficadas” indicando la custodia policial. Cuando “L” se “fuga” de la insti-tución para regresar a la casa de sus padres, recordemos que se encontra-ba con custodia policial, es trasladado nuevamente con custodios y con

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cadenas; esta situación significó que dormi-ría encadenado a la cama, cuando se levan-taba las cadenas sostenían una de sus piernascon la pata de la silla y con esta se movili-zaba por la Institución. Custodiado y enca-denado se aseguraban que no se repetiría la“fuga” del paciente.El juzgado sostenía que “L” era peligroso yno se lograba intermediar con ellos, en

varias oportunidades se solicitó que se le quiten las cadenas (medida desujeción) ya que no favorecía a una buena evolución del tratamiento, y noeran necesarias por contar con custodios que cumplían la función de con-trolar. El paciente era llevado a pericia y seguía en las mismas condicio-nes.El fundamento del juzgado era que “L” presentaba indicadores antisocia-les y antecedentes de fuga con conductas delictivas, según lo que se refe-rían en las distintas pericias psiquiátricas, a pesar que médicos forensesmanifestaban que con respecto a la permanencia de personal policial omedidas de sujeción del paciente no les era posible establecer si las mis-mas deberían modificarse ya que excedía la pertinencia de la opinión peri-cial psiquiátrica.Con estas importantes contradicciones se hacía imposible fundamentar alequipo que “L” tenía un deterioro importante por consumo desde tempra-na edad (fana) con diagnóstico de trastorno psicótico agudo.No se podía escuchar que “L” era un sujeto que necesitaba un tratamientoy que su mejoría en este caso estaba en íntima relación con estar con sufamilia. Prevalecía el miedo e inseguridades del juzgado a tomar cualquierdecisión y el tiempo transcurría y el paciente seguía con “cadenas”, con“custodios policial” y sin posibilidades de trabajar estrategias de externa-ción. En esta indecisión permanente del Juzgado se encontraba el pacientesometido, a lo largo de dos años, a incontables pericias psiquiátricas queparecían que no terminarían nunca.

Aspectos Institucionales

“La constitución de un discurso social especifico, permite pensar a laSalud Mental como una institución social. Esta institución genera formasbásicas de organización, como formas particulares de relación de los queparticipan en ella, instituyendo diferencias y funciones: enfermos -sanos,curadores- enfermos, etc. A su vez esta organización de relaciones se plas-ma en cierto tipo de establecimiento, en los que la institución realiza demodo concreto estas relaciones e implementa las practicas.(11)

La institución que intervenimos como Trabajadoras Sociales, el HospitalNeuropsiquátrico Provincial, es un hospital para la atención de pacientesagudos y uno de los criterios a tener en cuenta y el que nos interesa en estecaso, es el tiempo de internación, según se establece en las normas del hos-pital 100 días, esto no quiere decir que se cumplan, pero si el periodo seprolonga y el paciente no puede ser externado con su familia, red social,la alternativa es la derivación a una institución con criterios de internación

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de pacientes crónicos, o sea de larga estadía.En la dinámica interna del hospital este criterio se confronta permanente-mente entre el personal de salud, cada uno da su opinión, de acuerdo a susaber, o a su sentido común y más aun cuando hay dificultades con elpaciente, enfrentándonos a criterios que no son estables y en el que se dis-putan intereses, saberes y afectos del equipo de salud.En el caso de “L” interesa ahondar específicamente el proceso interno dela institución planteado desde la dirección por una parte y desde el sectorde enfermería por el otro.Desde la Dirección de la institución: el Requerimiento al equipo era claro;“L” había sobrepasado el tiempo estipulado para su internación, pero laspericias, consideraban que no estaba en condiciones de alta y no podía serderivado a una institución de pacientes crónicos ya que los criterios de losmismos es el ingreso de pacientes judiciales sin custodia policial, recorde-mos que el Juzgado no permitía la quita de cadenas, ni personal policial a“L” por ser “peligroso”. - Desde el equipo de enfermería: los primeros planteos al equipo tratantefueron los reclamos por la solución del caso. Confluían en enfermería,sentimientos de rechazo al paciente sin tener claridad de los porque; porun lado cuando en este trabajo se presenta la internación de “L” en exa-men psiquiátrico se hablaba de posible “simulador” enfermería lo confir-maba, por el solo hecho que el paciente se comunicaba sólo con su madre;por otro lado con el transcurrir del tiempo estas “interpretaciones” quedanatrás (el paciente presentaba síntomas de psicosis; hablaba solo, escucha-ba voces) y pasa a tener fuerza en este sector el tiempo de internación.-¿qué se va a hacer con “L”?. Estas situaciones convocaban constantemen-te a estar atento al equipo tratante, parecía que la figura del paciente comosujeto no existía.Entre estas ausencias de criterios institucionales, actúa el Comité deBioética de la institución. El mismo se dirige a los Profesionales a cargo de la estrategia terapéuticade “L” manifestando que a abordado la problemática del paciente en elcontexto de largo tiempo de internación, encadenado y con custodios,recomendando “De Oficio” aunque no haya mediado consulta previa. Por lo que elabora un dictamen para ser elevado al Juzgado a cargo delcaso y a la Comisión de Derechos Humanos. Recomendando que “El Sr. F: dejó de ser en la práctica un paciente querequiera internación, pues se encuentra compensado. Es un preso no defi-

nido como tal, sin saberse dondey como debe cumplir su condena;por lo tanto el Hospital deja deser una herramienta terapéutica yse convierte en un instrumentoiatrogénico de maleficencia,cumpliendo funciones de cárceldonde se refuerza el castigomoral y el control social de lodiferente.” La contestación del juzgado adicha recomendación fue unanueva pericia a “L” para determi-nar que “...se encuentran francosindicadores de patología mental

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en actividad concomitante a conductas delictivas y es pertinente su inter-nación en una institución especializada de características intermedias...”“En relación a esta institución especifica, en la Provincia de Córdoba ni elMinisterio de Salud ni el de Justicia cuenta hasta el momento con un esta-blecimiento con las características mencionadas.” Y refiere que los únicos establecimientos en territorio nacional con dichascaracterísticas son: Hospital Psiquiátrico Forense-Unidad 34- en La Platay el Servicio Psiquiátrico de Varones-Unidad 20 del Hospital Borda deCapital Federal.

Estrategias de Intervención

En todo este largo proceso que comienza con la internación de “L” lasestrategias fueron planteadas desde una mirada interdisciplinaria y desdelas disciplinarias, estas nos significan en nuestra intervención abordar lasdistintas situaciones problemáticas del paciente; de su familia y red social;la dinámica interna de la institución y el Juzgado. Problemáticas que nosllevaron a ir evaluando constantemente acciones y estrategias terapéuticaspara que “L” fuera dado de alta con su grupo familiar. La definición de las distintas situaciones problemáticas del pacienterequiere contar con un diagnóstico para ir ordenando las acciones y estra-tegias en función del paciente. Ahora bien, cuando hablamos de inserción, conocer la trama social queinvolucra al paciente hablamos que se encuentra en intima relación con eldiagnóstico y acciones específicas. Se hablará de estrategias terapéuticas porque dan cuenta de un conoci-miento e investigación social relacionada a la locura y en función de untratamiento psiquiátrico. Así desde un encuadre particular de la locura, este proceso de insercióndiagnóstico -estrategias en íntima relación se particulariza en nuestra inter-vención evaluando los factores de riesgo y oportunidad para externar alpaciente como dos caras de una misma moneda. Entendemos Factores de Riesgo para la extemación del paciente a lasinf1uencias intra-extra familiares y de su red social que obstaculizan lainserción del paciente a su medio. Y Factores de Oportunidad las influencias intra-extra familiares y de sured social que facilitan, apoyan, viabilizan y fortalecen la inserción delpaciente. (12)

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Los aspectos significativos expresados en la figura dela Justicia en este largo proceso de intervención, sefueron profundizando en la medida que transcurrieronlos acontecimientos y por el carácter de complejidaden este caso en particular.Se evaluaron las distintas situaciones problemáticas aque fue expuesto el paciente y sus posibilidades futu-ras, tomando las estrategias terapéuticas anteriormen-te mencionadas orientadas a que posibiliten una acti-tud en relación al paciente como sujeto con derecho aun tratamiento ambulatorio en su entorno socio fami-liar. Se consideró que el grupo familiar actuaba como“factor de oportunidad” facilitando y viabilizando entodo el proceso de internaciòn y la inserción de su hijoa su medio. Por lo que las estrategias terapéuticas, tanto interdisci-plinarias, como disciplinarias apuntaron fundamental-mente a destrabar las confrontaciones con el Juzgadoque actuó como “factor de riesgo, obstaculizando laexternación del paciente. Por esta razón, en los últimos informes enviados alJuzgado se reforzó la inclusión del paciente alPrograma de Seguimiento desde la institución y el arti-cular con Dispensario de Villa Urquiza ya que se infie-re que el fracaso del tratamiento en el paciente se debea no concurrir al hospital a su tratamiento.La respuesta que se recibió de la Justicia fue que pau-latinamente al paciente se le retiraran en primer lugar“las cadenas” al término de una semana evaluar sucomportamiento; en segundo lugar los custodios poli-

ciales y evaluar; transcurrido una semana y si la evolución del paciente erafavorable comenzar en tercer lugar con los permisos bajo la responsabili-dad de sus padres.Estos pasos se tuvieron en cuenta de acuerdo a la realidad del paciente ypromoviendo en todo momento la participación de su grupo familiar. Los tiempos se respetaron para el juzgado; pero el informe solicitando elalta del paciente fue inmediatamente a los permisos.El 20 de abril del 2004 se recibe oficio autorizando el alta judicial de “L”para continuar tratamiento ambulatorio.“L” concurrió aproximadamente dos meses por consultorio externo a tra-tamiento ambulatorio al hospital. Momento que se comienza a trabajar yse acuerda con sus padres la derivación para seguir su tratamiento con elEquipo de Salud Mental del Dispensario cercano a su lugar. de residencia.Se articulan con el Médico Psiquiatra y Trabajadora Social de dichoCentro de Salud, y el paciente sigue su atención en el mismo hasta laactualidad. En el transcurso de estos años “L” a sido internado en una oportunidadcon un período de veinte días, fue acompañado por sus padres y no media-ron en su ingreso ninguna medida Judicial.

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Conclusiones

Intervenir en el campo de la saludmental, tomando como ejes, por unlado las incumbencias de la institu-ción psiquiátrica y por el otro las dela institución judicial y encontramosen cierta etapa del tratamiento delpaciente con la superposición de lasmismas nos lleva a interrogamos¿cuál es el límite y cuales las res-ponsabilidades como TrabajadorasSociales cuando nos insertamos enel abordaje de pacientes psiquiátri-cos judiciales? .Interrogante que nos permite acer-camos al punto central de las situa-ciones problemáticas planteadas yaque en dichas superposiciones ladificultad se muestra cuando sobre-salen las disposiciones judiciales ytoman menor magnitud las accionesterapéuticas planteadas por el equi-po de salud mental, desdibujando asíal paciente como sujeto.Esta realidad nos obliga a asumir

responsabilidades seguramente con-trarias a las asignadas en el marcoinstitucional, porque nos lleva aobservar una situación de crisis que

engloba dos aspectos: los de la institución judicial, que siguen guiándoseen la práctica y en su discurso con el concepto de “peligrosidad del loco”concepción que se encuentra incorporada en el cuerpo de sus saberes comouna verdad establecida, a través de disposiciones jurídicas que atañendirectamente a los intereses de los enfermos mentales. Y los de los equi-pos interdisciplinarios de salud mental que intervienen en la atención depacientes judiciales con una mirada desde las distintas disciplinas defi-niendo su propia objeto de conocimiento y expresando en el trabajo con elpaciente las condiciones y posibilidades que permitirán su externación; enla locura traducido, fundamentalmente en la remisión de síntomas y en lainserción social.Entonces desde una mirada disciplinaria reubicar nuestra intervención pro-fesional en estos “casos problemas” es profundizar e incorporar desde elproceso de inserción el conocimiento desplegando el marco referencialcon el cual trabajamos y proponiendo espacios de supervisión que nos per-mitan tener claridad principalmente en la falta de coincidencias del signi-ficado que tiene la internación del loco para los equipos de salud mental yde la que tiene el Derecho y la Justicia. Punto de partida para repensar, como Trabajadoras Sociales, cuando se nospresentan las trabas y escollos en nuestra intervención, a nuestro abordajeen relación al paciente sujeto, su entorno socio familiar y a la justicia comoun indicador más a tener en cuenta para la reconstrucción del tejido socialy no lo que prima para la resolución de las distintas situaciones problemá-

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ticas del paciente.O sea se propone posicionarnos desde una actitud critica y comenzar a dis-cutir posibilidades de practicar otras alternativas, otros modos de pensarque en nuestra práctica profesional constituyan un camino en las que sepromuevan y consoliden acciones dirigidas al respeto y la dignidad de losderechos de los pacientes, hoy violados por el significado de la “peligro-sidad”. Apreciaciones que nos llevan al interrogante de este trabajo, cuando nospreguntamos cuales son los Límites y Responsabilidades en nuestra inter-vención con pacientes judiciales.Ampliar en relación a los limites y responsabilidades, es pensar en nues-tro hacer y Ser como T:S; y si bien no se puede establecer una línea divi-soria entre el ser y el hacer, si hace referencia en como nos situamos desdenuestro saber profesional. Por tal razón en este trabajo se toma el concepto de Margarita Rozzas,cuando define, desde lo metodológico, el proceso de ubicación, que nossignifica situarse frente a los actores de la intervención profesional: o sealos sujetos con sus demandas, las instituciones con sus propias demandasy el T.S con su saber especifico. Partiendo de estos conceptos es importante delimitar que para que nuestroquehacer produzca algún efecto, es necesario diferenciar las condicionessociopolíticas que atraviesan nuestras prácticas de forma particular ycomo tales condiciones se inscriben en las instituciones en que nos encon-tramos trabajando. Estás apreciaciones se reflejan directamente, en lo institucional en cuantoa los Límites y en relación en nuestro hacer y ser con lasResponsabilidades.

En Relación a los límites e Institución

Sabemos que nos enfrentamos a un contexto actual en donde es comúnescuchar decir que estamos pasando épocas de crisis, de inestabilidad eincertidumbre, expresadas en la sociedad con las marcas de la exclusión,la marginación y la pobreza; también vemos que las respuestas del Estadoa estos males de la época, es especializar a las distintas disciplinas en vio-lencia, en sida, en pobreza, drogodependencia, etc. asumiendo técnica-mente estas preocupaciones con nombres como Programa de Promociónde Salud, Plan Nacional de Prevención, etc. Contexto que atraviesa a las instituciones, por lo que no se puede desco-nocer que nuestra intervención va a depender de la institución en que nosinsertamos, y que además implica saber que se organizan con normas yreglas instituidas que no permiten posibilidad de cambio, pero al mismotiempo se generan saberes diferentes que instituyen las prácticas permi-tiendo movilidad para el cambio. En este caso particular hablamos de Institución psiquiátrica e Instituciónjudicial. Hablar de Institución psiquiátrica nos remite al paradigma del manicomio,como un modelo institucional que propone políticas de disciplinamiento ycontrol social con un discurso de concentrar, repartir el espacio y ordenarel tiempo y en donde el poder ejercido por las disciplinas sirven a esa fun-

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ción de control social. Al respecto Foucault refiere que esnecesario, un orden, cierta disciplina yque esta especie de orden está íntima-mente asociada al poder ilimitado enel interior del asilo y es por el cual seefectúan el reparto disciplinario de lostiempos de los cuerpos, los comporta-mientos. Pero el poder médico no es elúnico que se ejerce ya que en el asilono es lo que alguien tiene, hay poder

porque hay dispersión, redes, apoyos recíprocos. El sistema de poder se refleja en una disposición táctica, o sea distintosindividuos ocupan un sitio determinado y cumplen funciones especificas yesta disposición permite el ejercicio del poder. Traducidos en el caso presentado en distintos momentos por distintos sec-tores.En cuanto la Institución Judicial es trasladarnos a hablar de la historia dela psiquiatría y el comienzo de las prácticas médicas psiquiátricas. La ideade trastornos mentales como enfermedad comienza a surgir un poco des-pués de la Revolución Francesa, cuando surgen los primero asilos paraalienados y empieza a denominarse al alienado enfermo. (Pinel). La ley de internamiento creada por Esquirol ,en un clima político ,(con laRevolución Francesa)de fraternidad ,libertad; igualdad, y momento histó-rico de la creación de los derechos humanos básicos, en donde ,Esquirollogra, con la ley de Alienados ,modificar los derechos cívicos de las per-sonas, como la libertad, realizando internaciones compulsivas, funciónque hasta entonces cumplían los Jueces, pasan a decidir los médicos, o sealos que van a determinar que tal persona es o no peligrosa. A lo largo de la historia este panorama que comienza a principio del sigloXIX como una disciplina de lo mental y como especialidad médica, com-parten aspectos comunes con la Justicia ya que en el curso de trámites pro-cesales, los expertos psiquiatras en su función de peritos tendrán que deter-minar sobre la salud mental del prevenido, si es loco o criminal y si hayque encerrarlo en un hospital psiquiátrico o en la cárcel para su castigo. Y nos encontramos aquí con un interrogante también pronunciado en estapresentación por el Comité de Bioética ¿Una institución psiquiátrica esuna institución de salud o una cárcel para estos pacientes?

En Relación al Hacer ySer como responsabilidades

Saber situarnos desde nuestro saber específico y poder inte-rrogarnos constantemente en nuestras prácticas por nuestroquehacer como T.S. Propiciando preguntas que tengan comoeje fundamental la articulación de las dimensiones de todaintervención: la dimensión política ideológica que dan cuen-ta en las prácticas de una estrategia en relación a objetivos yfines; la dimensión ética que habla de la marca singular decada sujeto proponiendo cortes y marcando limites; y la

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dimensión teórica y técnica que en la práctica se desplega con un bagajede conocimientos a partir de los cuales se seleccionan los métodos, se dia-graman los encuadres y se eligen las técnicas. Reflexiones que aporta en relación a una posición profesional disciplina-ria en cuanto que en la actualidad nos encontramos que se nos reclama ydemanda nuestra intervención y por momentos, se nos exige de nuestrasprácticas un constante ejercicio de improvisación y sabemos que tal veztodos podemos improvisar, lo que no podemos improvisar es serTrabajador Social.

Referencias Bibliográficas1 Kalinsky-Arrùe, “Claves Antropológicas de la Salud”.Edición 19962 Kalinsky-Arrùe, “Claves Antropológicas de la Salud”.Pag.189.Edición 19963 Kalinsky- Arruùe.Pag.191.4 Margarita Rozzas Pagazo, “Una Perspectiva Teórica Metodológica en la Intervención del Trabajo

Social”Editorial Espacio 2005.5 Berenstein, “Familia y Enfermedad mental”,Edición Paidos 2001.6 Berenstein. Pag. 66.7 Gallici-Olmedo, “Investigación en Psicoanálisis Aplicado-El Caso Juana” BR Copias 2004.8 Galende Emliano. Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de Entre Ríos 1998.9 Avalos Antonio “Consideraciones Médicos Legales” 2003.10 Avalos Antonio.11 Galende Emiliano, “Psicoanálisis y Salud Mental” Editorial Paidos1994.12 Gallici y Otros. “Violencia Socio Familiar Indicador de Riesgo para la Externación de Pacientes psiquiátricos” 2000.

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