Dos viajes con cien años de intervalo - Banrepcultural

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RESEÑAS Dos viajes con cien años de intervalo Oo\ viaJe' por la Orinoquia co lombiana . Frar Jmé de Cala m Vela y Alfred o M o lano t- o nd o Cultura l C afet er o. Bogo . 19t<IS. 240 Realmente el Fondo Cultural Cafe- tero tuvo la idea magnífica de publi- car las Mem orias de viaje del padre dominico Jo de Calazá ns Vela por la ma yoría de los afluentes del Ori- no co pertenecientes a Colomhia . Los editores estaban co nvencido s de que e ra una obra inédita, sin serlo, ya que existía una primera edición realizada en Cartagena en 1936; sin e mbarg o, ella es bastante defectuosa y tan difí- cil de conseguir co mo el original. Por lo tanto, se neces itaba esa nueva ini- ciativa, a fin de difundir en Colombia esta o bra indis pensable para conoce r la si tua ción del oriente colombiano a fines del siglo XIX. El viaje de Vela, realizado entre los últimos día s del mes de febrero y el 14 de noviembre de 1889, es una mezcla de misión oficial de acercamiento a las comunidades indígenas, a las cua- le s se quería "integrar" efectivamente a Colombia, y de trabajo mis ionero para planear futuras obras de pobla- miento y adoctrinación de "salvajes". Siguiendo la cost umbre de la época, se firmó un co ntrato entre el misio- nero y el min is ter io de Hacienda , por medio del cual se financió su visita catequística , con el compromiso de presentar una memoria de todo el viaje. Vela cumplió, con excelentes resultad ós a punto tal que su ob ra constituye la mejor radiografía que se posee de esa región en su tiempo. Cuando se realizó el viaje, la eco- nomía cauchera se expandía por el oriente. Ya en La Macarena , el Ariari y parte del Guayabero la Compañ ía Colo mbia había agotado los árboles de caucho negro , y se estaban ini- ciando las primeras entradas al Vau- pés en búsqueda de esta goma . Las- timosamente , Vela no nos trae re- ferencias s específicas sobre esas actividades y sólo habla un poco 8olc1ln Cultural y Bobhoar.,i co Vol 26. num. 21, 1989 sobre la de s tru cción de cauchales en el alto río Meta y luego alude a cau- cherías de los ve nezo lano s en el Or i no co. Como era de esperarse . el i nforme se concen tra princi palmente en la localización y en un censo stico de las comunidades indígenas a lo largo del Ariari. Guaviare. Vichada y Muco . Al mis mo tiempo. ofrece una de sco n- so lada apreciación de la ausencia del Estado colo mbiano en la mayor parte de los lugares por él vi s itados , com - parándola con la creciente presencia del Es tad o venezolano , representada en la empresa francesa Co mpañ ía General de l Alto Orinoco . Esta , por haber adquirido un con trato de co m- pañía privil egiada con Venezuela, se había apoderado prácticamente de una buena porción de estos territo - rios med ian te un come rcio apoyado en las a rma s. El viaje de Molan o y Rozo es una visión veloz, con los aceleres del avión y de l anchas rápidas, tratando de co mparar la si tuación cien años de s pué s que José de Calazáns Vela. Ya no se extrae el caucho , pero el cultivo de la coca hace también es- trago s entre las comunidades indíge- nas, y el endeude sigue predominando en las relaciones entre "blancos" y aborígenes . La sit ua ción soc ial poco ha cambiado, aunque mucho s de los protagonistas y sus descendientes ha - yan de sa parecido . Tal es el caso de los indígenas Mi túas o guayaberos, que Vela encontró a orillas del río Ariari y de los cuales ya no existe vestigio alguno . En los co l onos y aventureros, que hoy han ocupado los lugares aban- donados por las desplazadas comu- nidade s indígenas, de s taca Molan o la violencia de su pa sado y su pre - sente . Han si do se res marginados por un Estado que nunca los benefició pero que han sido integrados den - tro de las formas económicas más de s tru ctivas, de la naturale za y del hombre , para benefi cio de unos pocos caucheros, chicleros, mercaderes de pieles, marimberos, coqueros, los han explotado y los han dejado co mo una resaca humana que ha quedado so bre esa playa pudriéndose al sol. No se vislumbra ningún horizonte para ellos: sólo más violencia. HISTORIA Posiblemente no es tarem os pr ese n- tes c uando se realice el vi aje co nme- mo rat ivo de los dosc ie ntos os de la expe dición del fraile J osé de Cala- ns Vela y. Si multáneamente. los primeros cien del vi aje efectuad o por Alfredo Molan o y Fernand o R ozo . Sin embargo. podemo s estar seguro s de que quienes lo lle ve n a cabo esc ri - birán en sus mem ori as una plegar ia para que la ment e de los gobernantes se ilumine y "po r fin" decidan acor- darse de que el Guaviare y el Orinoco también forman parte de Colombia y ne cesitan la acción decidida del Es- tado . Sí, ha y males que du ran cien años y hasta los ha y que tienen los lustres de la ete rnidad . CA MILO D OMING UEZ Autodescubrimiento 12 de octubre de 1492: ¿Duc ubrimit>nto o invasión? Re nán Vega. Lu z Ma nna Cas tr o. ls mael .\' á¡<' · ra. Clara Inés Ro dr ig ue: C ampaña de Aut o de sc ubn m1ento d t: Aménca. Bogo , IIJ!!!l . 82 págs . Los autore s de este libro part en del prin cipio de que d 12 de oc tubr e no hay nada qu é cdebrar, a men os que estemos interes ado s t:n fe s tejar una guerra que perdimos. Indudabl emente. ellos se ponen del lado de los i ndigena s y que el De scubnm te nto alter ó el pr o- ceso de evolucion natural que lkva- 1 25

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

RESEÑAS

Dos viajes con cien años de intervalo

Oo\ viaJe' por la Orinoquia colombiana.

18~9- 1988

Frar Jmé de Calazám Vela y Alfredo M o lano t- o ndo Cultural C afete ro. Bogotá. 19t<IS. 240 pág~

Realmente el Fondo Cultural Cafe­tero tuvo la idea magnífica de publi­car las Memorias de viaje del padre dominico José de Calazáns Vela por la mayoría de los afluentes del Ori­noco pertenecientes a Colomhia. Los editores estaban convencidos de que era una obra inédita, sin serlo, ya que existía una primera edición realizada en Cartagena en 1936; sin embargo, ella es bastante defectuosa y tan difí­cil de conseguir como el original. Por lo tanto, se necesitaba esa nueva ini­ciativa, a fin de difundir en Colombia esta obra indispensable para conocer la situación del oriente colombiano a fines del siglo XIX.

El viaje de Vela, realizado entre los últimos días del mes de febrero y el 14 de noviembre de 1889, es una mezcla de misión oficial de acercamiento a las comunidades indígenas, a las cua­les se quería "integrar" efectivamente a Colombia, y de trabajo misionero para planear futuras obras de pobla­miento y adoctrinación de "salvajes". Siguiendo la costumbre de la época, se firmó un contrato entre el misio­nero y el minister io de Hacienda, por medio del cual se financió su visita catequística, con el compromiso de presentar una memoria de todo el viaje. Vela cumplió, con excelentes resultadós a punto tal que su obra constituye la mejor radiografía que se posee de esa región en su tiempo.

Cuando se realizó el viaje, la eco­nomía cauchera se expandía por el oriente. Ya en La Macarena, el Ariari y parte del Guayabero la Compañía Colombia había agotado los árboles de caucho negro , y se estaban ini­ciando las primeras entradas al Vau­pés en búsqueda de esta goma. Las­timosamente, Vela no nos trae re­ferencias más específicas sobre esas actividades y sólo habla un poco

8olc1ln Cultural y Bobhoar.,i co Vol 26. num. 21, 1989

sobre la destrucción de cauchales en el alto río Meta y luego alude a cau­cherías de los venezolanos en el Orinoco.

Como era de esperarse. el informe se concentra principalmente en la localización y en un censo rústico de las comunidades indígenas a lo largo del Ariari . Guaviare . Vichada y Muco. Al mismo tiempo. ofrece una descon­solada apreciación de la ausencia del Estado colombiano en la mayor parte de los lugares por él visitados, com­parándola con la creciente presencia del Estado venezolano, representada en la empresa francesa Compañía General del Alto Orinoco. Esta, por haber adquirido un contrato de com­pañía privilegiada con Venezuela, se había apoderado prácticamente de una buena porción de estos territo­rios mediante un comercio apoyado en las armas.

El viaje de Molano y Rozo es una visión veloz, con los aceleres del avión y de lanchas rápidas, tratando de comparar la situación cien años después que José de Calazáns Vela. Ya no se extrae el caucho, pero el cultivo de la coca hace también es­tragos entre las comunidades indíge­nas, y el endeude sigue predominando en las relaciones entre "blancos" y aborígenes . La situación social poco ha cambiado, aunque muchos de los protagonistas y sus descendientes ha­yan desaparecido. Tal es el caso de los indígenas Mitúas o guayaberos, que Vela encontró a orillas del río Ariari y de los cuales ya no existe vestigio alguno.

En los colonos y aventureros, que hoy han ocupado los lugares aban­donados por las desplazadas comu­nidades indígenas, destaca Molano la violencia de su pasado y su pre­sente. Han sido se res marginados por un Estado que nunca los benefició pero que sí han sido integrados den­tro de las formas económicas más destructivas, de la naturaleza y del hombre, para beneficio de unos pocos caucheros, chicleros, mercaderes de pieles, marimberos, coqueros, los han explotado y los han dejado como una resaca humana que ha quedado sobre esa playa pudriéndose al sol. No se vislumbra ningún horizonte para ellos: sólo más violencia.

HISTORIA

Posiblemente no estaremos prese n­tes cuando se realice el viaje conme­morat ivo de los d oscientos años de la expedición del fraile J osé de Cala­záns Vela y. Simultáneamente. los primeros cien del viaje efectuado por Alfredo Molano y Fernando Rozo. Sin embargo. podemos estar seguros de que quienes lo lleven a cabo esc ri­birán en sus memorias una plegaria para que la mente de los gobernantes se ilumine y "por fin" decidan acor­darse de que el Guaviare y el Orinoco también forman parte de Colombia y necesitan la acción decidida del Es­tado. Sí , hay males que du ran cien años y hasta los hay que tienen los lustres de la eternidad.

CAMILO D OMING UEZ

Autodescubrimiento

12 de octubre de 1492: ¿Ducubrimit>nto o invasión? Renán Vega. Luz Manna Castro. lsmael .\'á¡<' ·

ra. Clara In és Rodrigue: C ampaña de Auto descubn m1ento d t: Nu~:stra

Aménca. Bogo tá, IIJ!!!l . 82 págs.

Los autores de este libro parten del principio de que d 12 de octubre no hay nada qué cdebrar, a menos que estemos interesados t:n festejar una guerra que perdimos.

Indudablemente. ellos se ponen del lado de los indigenas y con~ideran

que el Descubnmtento alteró e l pro­ceso de evolucion natural que lkva-

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HISTORIA

han ~u:. cultura!>. d1~pon1éndonos des­de entnnce~ al !>Ubdesa rrollo.

Y tras de 4ue futmO$ los perdedo­r\!~ en esta ht!>tona. siempre nos la ha n contado desde el punto de vista de lo ,·encedores. eli ttsta. heroico. machi~ta y racista. el c ual sigue sir­\'lendo n1 la a< tualidad para j ust(/1-car la des1gualdad existen te en nues­tro continente . dicen con deses­peración. Pue~ ha calado tan hondo, 4ue generaciones enteras se han co­locado en el bando del invasor, al enorgu llecerse del antepasado euro­peo y despreciar la sangre indígena.

12 dl' octuhre . . . es un librito sus­ta ncioso y entretenido que se puede lee r a sa ltos y a ratos, pues su varie­dad de lenguajes y la diagramación clara fracciona n y aligeran la info r­mación. Tiene recuadros que am plían un tema. ilustraciones de época, di­buJos. fotografías. mapas y caricatu­ras. a la manera de los efectivos comics para princi piantes de Rius. La d ive rsidad de fuentes y docume n­tos que no esconden su preocupación por cederles la palabra a los america­nistas. son reveladoras para jóvenes y lectores que só lo han tenido acceso a textos de histo ria t radicionales.

12 de octubre . .. es una clase de historia universal clara y concisa que hace caer en cuenta. en toda su dimensión, lo que significó este hecho del cual w mos el centro y el resultado.

Relacionando causas y efectos. mo­ti vos y consecuencias; mostrando la si multaneidad de d os mundos y la complejidad de cada uno , estos nue­vos histo riadores se proponen y lo­gran ofrecer una visión histó rica total y de conjunto que da al lecto r muchos elementos de j uicio para poderse f o r­mar el suyo propio.

Destacan el sentido ecológico de los ind ígenas. verdaderos conocedo­res y guardianes de la riqueza y eq ui­lib rio de esa naturaleza que sedujo a los conquistad ores y éstos violaron. saq uearon y abandonaron., dando comienzo a su eíOsió n.

Se van haciendo pan y q uesito por e ntre la encomiend a, el resguardo, la mita y todas esas organizaciones so­cioeconómicas que lndalecio Liévano supo ex plicar con paciencia, y en el colegio se las sa ltan para bajarse por el rodadero de los vi r reyes y cae r rapid ito a la 1 ndependencia.

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Ponen énfasis en la d ive rsidad de pueblos y culturas que había en Amé­rica cuando los europeos se la encon­t raron de sopetón, y les dan crédito a los caciq ues incas, az.tecas y muiscas va sus feroces retadores en un reco­rrido de las tres grandes culturas por las que los profesores con tapaojos también pasan por encimita.

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El recuento del o tro lado del mundo, de Europa, también es muy esclare­cedor, a excepción de un detalle que seguramente le incomoda a mi igno­rancia: el epíteto de "rey-idiota" a Carlos Y. Un rey que fue capaz de ex te nder su imperio desde el punto d onde sale el so l hasta por donde se oculta . no podía tener ni un pelo de id iota.

Planteo o tra inquie tud con la mis­ma ingenuidad de lector que está abriendo los ojos ante la histo ria. Los fenic ios . los sumerios, los griegos , los romanos . .. todos ellos murieron pe­ro sus culturas están vivas . En cuanto trabajado res de la tierra , ¿no se rán los campesinos los herederos directos de "nuest ros primeros padres", ellos que recuerdan y practican secretos de la naturaleza, como los tiempos de siembra y de cosecha según las lluvias y la luna, los avisos de los animales, los contras med icinales de las plan-

RESEÑAS

tas? Y en relación con esas culturas, ¿cómo quedan nuest ras comunida­des indígenas sobrevivientes -con­vertidas en objeto de estud io de los antropólogos- y dónde quedan nues­tros campesinos. también e n vía de extinción?

Hoy por hoy, somos lat inoameri­canos y te rcermundistas, remacha el libro, pero el recuent o de esta trágica historia de delación, muerte y dolor que para nuestros antepasados mdí­genas se in icia el 12 de octubre de 1492 lo te rmina en 1537 con la bula papal que descubre que los indios tienen alma, corazón y razón.

Yo cambiaría ese texto de lugar y daría un salto mortal a 1989, o al cantaleteado 1992 en un epílogo de la Latinoamérica actual, pues esos "noso­tros" a que se refieren los a uto res todo d tiempo cont inuán siendo los indígenas del comienzo de la histo ria . como si los siglos de mestizaje y transformación no hubieran seguido m o ldeand o a los habitantes de América.

Ese es otro tema, me dirán, y ojalá venga en camino otra cartilla, pala­bra que detesto, como dete~to lascar­tillas y las conmemoraciones, pero que si no fue ra por las unas y por las otras, cuántos hechos y personajes no quedarían perd idos en la oscuri­dad de la memo ria de los que no han tenido la suerte de tropezarse con guías tan buenos como los de la Campaña de Autodescubrimiento de Nuestra América para que les ayude n a com­prender quiénes son y de dó nde v1enen.

B EAT RI Z CABALLERO

Veinte años no pasan en vano

Desde Heliconia hasta hoy a través del café Alberw Vasco U. Untversidad de Antioquia, M edellín, 1988, 126 págs.

El prete nde r aparecer permanen­temente con una publicación cada cie rto tiempo, sin impo rtar ni la cali­dad expositiva ni el rigor investiga-

Bolet ln Cultural y Bibliosráfico Vol . 26. núm. 21. 1989