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The Evolution of Collective Land Tenure Regimes in Pastoralist Societies: Lessons From Andean Countries La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) Perú SERIE DOCUMENTOS DE INVESTIGACIÓN Área ELLA: Desarrollo Económico Tema ELLA: Gobernanza de la Tierra DOCUMENTO DE EVIDENCIA REGIONAL

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The Evolution of Collective Land Tenure Regimes in Pastoralist Societies: Lessons From Andean Countries

La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE)Perú

SERIE DOCUMENTOS DE INVESTIGACIÓN

Área ELLA: Desarrollo Económico

Tema ELLA: Gobernanza de la Tierra

DOCUMENTO DE EVIDENCIA REGIONAL

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Abril 2016

DOCUMENTOS DE EVIDENCIA REGIONAL DEL PROGRAMA ELLA

Los Documentos de Evidencia Regional son un producto del programa ELLA. Ofrecen una perspectiva

general de la evidencia regional en el tema, así como análisis de investigación primaria sobre temas

específicos. Sobre cada uno de los temas investigados se han desarrollado dos Documentos de

Evidencia Regional: uno centrado en América Latina y el otro en África. En ambos casos se utiliza

un mismo diseño de investigación. Este documento es el par de otro que lleva por título “La

evolución de los regímenes de acceso a territorios colectivos en sociedades pastoriles:

lecciones desde países del este de África, publicado por el Instituto Tegemeo de Política

Agraria y Desarrollo, de la universidad Egerton, de Kenia). Sobre la base de estos

dos documentos regionales, se crea un Documento de Evidencia Comparativa, que

contrasta y analiza las experiencias de ambas regiones con el propósito de favorecer

el aprendizaje interregional. Todas las publicaciones están disponibles en el sitio

web del programa de ELLA.

AUTORES*Los autores son investigadores principales en GRADE. Gerardo Damonte conduce proyectos en tres áreas temáticas interrelacionadas:

industrias extractivas y sociedad rural; conocimiento local y cambio climático, y; territorios y movimientos sociales. Manuel Glave

es un especialista en desarrollo rural, economía del medio ambiente y recursos naturales, sistemas de producción campesinos en

ecosistemas montañosos y análisis de las políticas públicas en la agricultura y el medio ambiente. Sandra Rodríguez es asistente de

investigación en GRADE, especializada en temas de ecología política , políticas de conservación y desarrollo rural. Andrea Ramos es

también asistente de investigación en GRADE y trabaja en proyectos relacionados con el desarrollo rural y la agricultura; recursos

naturales , industrias extractivas y conflictos sociales .

ACERCA DEL PROGRAMA ELLA: ELLA (Evidence and Lessons from Latin America, por sus siglas en inglés) es un programa de conocimientos e intercambio Sur-Sur

que combina la investigación, el intercambio y el aprendizaje para inspirar el desarrollo de políticas y prácticas basadas en la evidencia

de lo que funciona en diversos contextos de países. Practical Action Consulting (PAC) Latin America ha diseñado y coordinado el

programa según los objetivos acordados con el donante, el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID). El

Instituto de Estudios de Desarrollo (Institute of Development Studies- IDS), la Universidad de Sussex, Reino Unido, brinda su apoyo en

la investigación, los métodos y los resultados. Para conocer más acerca del programa ELLA entre a nuestra página web, donde podrá

acceder a nuestras otras publicaciones en este y otros temas.

AGRADECIMIENTOSLos autores agradecen a los comentaristas de las versiones preliminares de este documento: Shandana Mohmand, Jim Sumberg, Don

Leonard , y Mark Lewis. Diseño: equipo de comunicaciones de Practical Action Perú.

*Las opiniones expresadas en este documento pertenecen a los autores, y no necesariamente reflejan el puntos de vista del programa ELLA .

Foto de portada: Rebaño de Alpacas en los AndesCrédito: Practical Action

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Mucho se ha dicho sobre la importancia de los medios de vida pastoriles en el uso efectivo y sostenible de las tierras áridas alrededor del mundo. Más aún, las presiones ejercidas actualmente sobre el modo de vida de las sociedades pastoriles no tienen precedente. Estas presiones y las tendencias cambiantes ponen en peligro los medios de vida pastoriles y la sostenibilidad de los recursos de las tierras áridas.

Frente a una realidad adversa, este documento pretende analizar cómo se han transformado los regímenes de tenencia de la tierra de las sociedades pastoriles que viven en el altiplano andino durante los últimos 50 años. Asimismo, tratamos las implicancias de las transformaciones para la sostenibilidad del manejo de recursos en estas zonas, basándonos en la premisa de que un mejor entendimiento de los regímenes consuetudinarios de tenencia de la tierra puede ayudar a informar la política pública y la toma de decisiones.

La tendencia actual entre las sociedades pastoriles tradicionales consiste en tratar los pastizales como recursos comunes que se pueden usar, controlar y acceder a ellos de manera colectiva, normalmente bajo regímenes de acceso abierto o de tenencia comunal de la tierra. El presente análisis se fundamenta en el marco teórico propuesto por Schlager y Ostrom (1992) para distinguir entre el conjunto de derechos diversos que tienen los usuarios de los recursos comunes. Sobre esta base, se ha elaborado una tipología de regímenes de tenencia de la tierra para analizar las que están presentes en las sociedades pastoriles andinas.

Apoyados en este esquema, empleamos un método histórico de análisis institucional para examinar un estudio de caso específico: los regímenes de tenencia de la tierra en las alturas de la provincia de Caylloma (Arequipa, Perú). Explicamos los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra y sus principales agentes, y luego exploramos las implicancias de estos procesos para la sostenibilidad del manejo de recursos. Elegimos la provincia de Caylloma porque es una zona de actividad pastoril de larga data y cuenta con estudios previos, lo que nos permite los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra.

Los resultados demuestran que, con el tiempo, los regímenes de tenencia de la tierra en las sociedades pastoriles han cambiado para poder adaptarse a las nuevas condiciones medioambientales, políticas y económicas. En el caso de la provincia de Caylloma, los dos principales agentes externos de cambio constituyen la intervención estatal y el desarrollo del mercado.

Las dinámicas de cambio en la tenencia de la tierra no son lineales. A pesar de los cambios en las condiciones externas, algunos regímenes resilientes de tenencia de la tierra han perdurado en los últimos 50 años. Se han identificado dos tipos de sistemas de tenencia de la tierra: el Condominial (F/F) y el Condominial Comunal (C/F). En ambos sistemas, los derechos de nivel operacional se apoyan sobre una base familiar, lo que quiere decir que la legitimidad del acceso de cualquier pastoralista a la tierra depende de su pertenencia a un grupo corporado familiar. Asimismo, en ambos sistemas, los derechos de elección colectiva relacionados con asuntos de manejo, exclusión y alienación están en manos de grupos colectivos: en el primer caso, un grupo corporado familiar (F/F) y en el segundo caso, un grupo corporado comunal (C/F).

El análisis también demuestra que en las últimas dos décadas ha surgido una nueva tendencia por la cual los derechos basados en la familia, las extendidas y las nucleares, se han restringido más en ambos niveles de elección, operacional y colectivo. En concordancia con esta tendencia, ha surgido un nuevo modelo de tenencia de la tierra, el régimen Individual (I/I), bajo el cual solo el dueño conserva los derechos a nivel de elección

RESUMEN

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operacional y colectiva. Esta investigación sostiene que el nuevo régimen de tenencia de la tierra afectará negativamente la sostenibilidad del modo de vida pastoril a largo plazo, a menos que el estado intervenga. De lo contrario, es posible que los costos sociales vinculados con estos cambios continúen reduciendo la viabilidad de las actividades pastoriles.

A partir de estos resultados, se recomienda que las políticas gubernamentales (1) tomen en cuenta la variedad y la complejidad de los regímenes consuetudinarios de tenencia de la tierra en las sociedades pastoriles; (2) reconozcan que, a pesar de su vulnerabilidad a la intervención estatal y al desarrollo del mercado, los regímenes de tenencia de la tierra por familias comunales y extendidas han demostrado una mayor resiliencia porque soportan mejor los sistemas productivos pastoriles; (3) promuevan los regímenes colectivos de tenencia de la tierra, estimulando la formación de asociaciones de pastores como una medida para mejorar el acceso a las pasturas colectivas; (4) promuevan el desarrollo de programas integrales para el mejoramiento genético de la alpaca y apoyen las prácticas de manejo sostenible de recursos; (5) inviertan en el mejoramiento tecnológico para ayudar a los pastores a encarar el creciente deterioro de los recursos en el altiplano; y (6) estén desarrolladas sobre una base de claro entendimiento de cómo las actividades pastoriles impactan en el medioambiente y en cómo los pastores, especialmente los más pobres y vulnerables, se ven afectados por el cambio climático.

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Resumen

Introducción

Diseño y métodos de investigación

Marco teórico

Objetivos y preguntas de investigación

Marco analítico

Metodología para la recopilación de datos

Síntesis de evidencia regional

Descripción del altiplano

Sociedades pastoriles en el altiplano andino

Regímenes de tenencia de la tierra en el altiplano andino

Tendencias generales de cambio

Estudio de caso: Análisis histórico institucional de los Regímenes de tenencia de la tierra en Caylloma

Caylloma antes de la reforma agraria

La reforma agraria (décadas del sesenta y setenta)

Crisis de la reforma agraria (décadas del setenta y ochenta)

Situación actual (a partir de la década del noventa)

Evaluación de la estabilidad institucional y la sostenibilidad del manejo de los recursos

Conclusiones

Recomendaciones de políticas

Referencias

TABLA DE CONTENIDOS

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Mucho se ha dicho sobre la importancia de los medios de vida pastoriles en el uso efectivo y sostenible de las tierras áridas del mundo, las cuales cubren aproximadamente un 40 % de la superficie terrestre. En general, las tierras áridas proporcionan medios de vida a unos dos mil millones de personas, 90 % de los cuales viven en países en vías de desarrollo (UN, 2011). El pastoralismo es el principal sistema de producción ejercido en las tierras áridas de todo el mundo, en gran medida porque las prácticas pastoriles maximizan el uso de los escasos recursos energéticos, apacentando los animales a la vez que se preservan los servicios ecosistémicos. Sin embargo, las sociedades pastoriles del mundo están enfrentándose a cada vez más presiones en su modo de vida. Si bien los agentes varían ampliamente de región en región, traen como consecuencia una tendencia hacia la mercantilización de la economía pastoril, la individualización de los derechos sobre la tierra y la disminución de la movilidad del ganado. Tales tendencias no solo ponen en riesgo la sostenibilidad de los medios de vida pastoriles, empujando a los pastores hacia enclaves crecientes de pobreza en las zonas urbanas, sino que también arriesgan la sostenibilidad del manejo de los recursos en las tierras áridas.

De cara a estos desafíos, este trabajo busca analizar la manera cómo se han transformado los regímenes de tenencia de la tierra de las sociedades pastoriles en el altiplano andino. Trata, además, las implicancias de estas transformaciones para la sostenibilidad del manejo de recursos, sobre la premisa de que un mejor entendimiento de los regímenes consuetudinarios de tenencia de la tierra puede ayudar a informar la política pública y la toma de decisiones.

En las últimas décadas, los gobiernos de varios países en vías de desarrollo y agencias multilaterales han promovido la liberalización de las políticas del mercado de tierras basadas en los derechos de propiedad individual como parte de un paquete más amplio de reformas estructurales promovidas por la agenda neoliberal. Se creía que las fuerzas del mercado eran clave para aumentar el acceso a la tierra y mejorar los medios de vida de los campesinos y los indígenas de estos países. Estas políticas dieron prioridad a los títulos de propiedad de tierras (o registro catastral) como un medio para garantizar la seguridad en la tenencia de su terreno y así, mejorar los medios de vida rurales.

Sin embargo, las políticas de liberalización no han tenido los resultados esperados, especialmente entre las sociedades pastoriles (Fratktin y Mearns, 2003). Las políticas de liberalización han provocado la concentración de tierras y una mayor desigualdad social (Zoomers y van der Haar, 2001; Löhr, 2012; Ghimire, 2001; Jansen y Roquas, 1998). Por ejemplo, las comunidades marginales más pobres demostraron limitada habilidad para participar en los mercados de la tierra (Löhr, 2012) y no necesariamente se han beneficiado del incremento de la inversión, producción y del acceso al crédito (Atwood, 1990; Deininger y Binswanger, 1999; De Janvry y Saudolet, 2001; Zoomers y van der Haar, 2001; Place, 2009; Obeng-Odoom, 2012).

En contraste con la perspectiva neoliberal, la literatura reciente sugiere que manteniendo los derechos de acceso a la tierra colectiva realmente se pueden tener efectos positivos en los medios de vida rurales. Las comunidades con acceso a la tierra colectiva pueden beneficiarse de las economías de escala en la producción, dividir el riesgo y evitar los costos de reforzar los derechos sobre la propiedad individual (Nugent y Sánchez, 1998; De Janvry y Sadoulet, 2001). Adicionalmente, el acceso a tierras colectivas puede garantizar un mejor acceso de recursos para los pobres, un mayor control sobre los recursos comunes y puede, además, sentar las bases para el desarrollo de regímenes de aseguramiento mutuo por medio de la cooperación (De Janvry y Sadoulet, 2001; Zoomers, 2001; Hvalkof, 2008).

INTRODUCCIÓN

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Las formas colectivas de tenencia de la tierra han sido un componente esencial en la vida de los pastores de los Andes a lo largo de la historia. En el Perú, por ejemplo, más de 7500 comunidades campesinas e indígenas mantienen propiedad comunitaria y diferentes clases de derechos colectivos de uso, controlan un 21.5 % del territorio nacional y un 60.5 % de los terrenos usados para la agricultura y la producción ganadera. El diálogo en torno a los beneficios de las formas colectivas de tenencia de la tierra ha sido el centro de los debates políticos sobre el desarrollo rural y agrícola durante todo el siglo XX. Luego de dos décadas de reformas neoliberales, se sigue debatiendo sobre cómo promover un manejo colectivo de los recursos de manera eficiente y sostenible.

Uno de los vacíos en este asunto tiene que ver con los impactos relacionados con promover el manejo colectivo de los recursos en las comunidades pastoriles, ya que la información acerca de los regímenes de tenencia de sus tierras y la manera en que estos han cambiado en las últimas décadas es limitada. Las políticas de tierra han sido diseñadas, en su mayoría, siguiendo modelos basados en generalizaciones relacionadas con la dinámica del sector agrícola. Por ejemplo, en el Perú, aún no se han desarrollado políticas específicas para los productores pastoriles.

Incluso, ante la presión global de las políticas de liberalización para la individualización de los derechos sobre la tierra, las comunidades pastoriles de todo el mundo han seguido manteniendo regímenes colectivos de tenencia. En el caso de los Andes, si bien existe literatura disponible que evidencia los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra, la tenencia de la tierra no ha sido el eje del análisis en la mayoría de los estudios previos, de ahí que existe un limitado entendimiento de las causas y la dirección de esta evolución. Se ha demostrado que la concesión de títulos de propiedad sobre la tierra refuerza la seguridad en la tenencia, sin embargo, es necesario entender, primero, los regímenes para la tenencia de la tierra de pastoreo y, segundo, sus agentes, a fin de diseñar e implementar políticas adecuadas que puedan reforzar la administración de la tenencia de la tierra.

En este contexto, este estudio apunta a contribuir con nueva evidencia para la elaboración de políticas mediante el análisis de los regímenes tradicionales de tenencia de la tierra y de las maneras en las cuales estos han cambiado a lo largo del tiempo. Se espera que al cambiar el foco de análisis desde la propiedad hacia los regímenes habituales que actualmente definen los derechos sobre las tierras en las sociedades pastoriles, el presente estudio sea capaz de fomentar la elaboración de políticas en dos maneras. Primero, informando el diseño y la implementación de políticas de tierra especificas relacionadas con las comunidades pastoriles. Segundo, esperamos que el presente estudio proporcione la información de apoyo necesaria para que las agencias del estado estén más conscientes de las tendencias de cambio en los regímenes de tenencia de la tierra, así como de los efectos y la sostenibilidad de las políticas de gobierno en términos del acceso de las sociedades pastoriles a la tierra y de sus medios de vida.

Marco teóricoEl pastoralismo se define generalmente como el pastoreo extensivo en pastizales para la alimentación y la producción de ganado, y es uno de los principales sistemas productivos empleados en las tierras áridas del mundo que, a menudo, no pueden usarse para la agricultura convencional, debido a la escasez de recursos energéticos (Blench, 2001; Weistreicher et al., 2006). Por ende, una sociedad o comunidad pastoril puede ser considerada como «una agrupación social cuya reproducción material y cultural se basa en el pastoreo

DISEÑO Y MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN

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tradicional extensivo» (Del Pozo-Vergnes, 2004). El PNUMA estima que en el mundo hay entre 200 y 500 millones de personas que practican el pastoralismo.1

Existen determinadas formas de categorizar las sociedades pastoriles; sin embargo, los tres criterios más importantes son los siguientes: (i) grado de movilidad migratoria; (ii) condiciones medioambientales; (iii) especies de ganado. La categorización más común es el grado de movilidad que abarca desde la altamente nómada, la trashumante y la agropastoril (Arbos, 1922)2. Según Galaty y Johnson (1990), hay una distinción clave que se relaciona entre los modelos de pastoreo y las condiciones medioambientales donde se practican: planicies, desiertos, tundras o montañas. Con respecto a las especies de ganado, los sistemas pastoriles pueden dividirse en los que se basan en especies únicas y los que se basan en una producción integral de diversas especies (Blench, 2001).

En América generalmente se puede distinguir entre las áreas donde se desarrolló el pastoralismo después de la conquista europea — América del Norte y del Sur, por ejemplo— y las zonas donde el pastoralismo fue desarrollado por indígenas americanos en la era precolombina —regiones altas de los Andes o altiplano—. El pastoralismo andino puede categorizarse como pastoralismo de montaña y se caracteriza por una estratificación vertical de los recursos según la altitud (Gil et al., 2009). La vida en este entorno obliga a los pastores andinos de montaña a ser trashumantes, llevan sus animales de las regiones bajas a las altas según la disponibilidad estacional de las pasturas. Dado que los recursos vitales, como el agua y las pasturas están distribuidos de manera irregular en este territorio, el control de las pasturas de estación seca es una estrategia esencial para la sostenibilidad del pastoralismo en el altiplano. La movilidad residencial es algo más baja en los Andes que en otras regiones del mundo (Orlove, 1982). Por un lado, el pastoralismo andino puede ser considerado de tipo multiespecie, que implica la crianza de una combinación de alpacas, llamas y ovejas. Por otro lado, existe una tendencia creciente para especializar la producción de alpaca, a fin de abastecer la industria textil.

Una tendencia común entre las sociedades pastoriles tradicionales de todo el mundo consiste en tratar las praderas como recursos de uso común y libre acceso, y que se usan y se controlan de manera colectiva, usualmente bajo acceso abierto o bajo regímenes comunales de tenencia de la tierra (McCarthy et al., 2000). Como las tierras áridas tienden a ser demasiado frágiles y variables para su uso intensivo, los pastores desarrollan acuerdos de tenencia que permiten un modo extensivo de producción a la vez que evitan la concentración del acceso a los recursos distribuidos desigualmente. Actualmente, las sociedades pastoriles del mundo se encuentran bajo una creciente presión (Blench, 2001; Salzman, 2004). Históricamente, las respuestas del gobierno a tales presiones se enfocan en la privatización de los recursos comunales (Blench, 2001). Sin embargo, tal como otros estudios ya lo han demostrado, la fragmentación de pastizales complica el manejo sostenible de los recursos (Fratkin y Mearns, 2003; Scoones, 1995 y 1996; Lane, 1997).

Objetivos y preguntas de investigación La pregunta de investigación general en este estudio es la siguiente:

¿Cómo han cambiado los regímenes de tenencia de la tierra en las sociedades pastoriles y cuáles son las implicancias para la sostenibilidad del manejo de los recursos naturales entre las sociedades pastoriles?

1 UNEP sitio web “Sustainable Pastoralism and Post 2015 agenda”, consultado el 25 de marzo del 2016.2 El nomadismo involucra el movimiento de pastores por vastas extensiones de terreno para acompañar a sus rebaños durante la migración. La trashumancia es el movimiento regular de rebaños entre puntos fijos para explotar la disponibilidad estacional de pasturas. En las regiones montañosas, este movimiento es vertical. Las comunidades agropastoriles complementan el manejo del ganado con actividades agrícolas, combinación que restringe su grado de movilidad. Los agropastores procuran tener menos rebaños, ya que no solamente subsisten del ganado.

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Esta pregunta general se complementa con las siguientes cuatro preguntas en el contexto especifico de la investigación:

a. ¿Cuáles han sido las principales características de los regímenes de tenencia de la tierra de pastoreo en el altiplano andino?

b. ¿Qué cambios y qué puntos coherentes pueden observarse en estos regímenes de tenencia de la tierra a lo largo del tiempo?

c. ¿Cuáles son los principales agentes de cambio en los regímenes de tenencia de la tierra de pastoreo?

d. ¿Cuán sostenibles son los actuales regímenes de tenencia de la tierra de pastoreo en el altiplano andino?

Marco analíticoLa unidad de análisis de este estudio está conformada por los regímenes que controlan la tenencia de la tierra en las sociedades pastoriles del altiplano andino, con un enfoque en los 50 años comprendidos entre la puesta en marcha de la reforma agraria en la década del sesenta y la actualidad. Con el fin de contextualizar este análisis, hemos seleccionado la provincia de Caylloma (Arequipa) como estudio de caso.

El alcance general de este estudio está enmarcado por la amplia literatura existente sobre los regímenes de propiedad común a partir de diferentes disciplinas, sobre todo de la economía, las ciencias políticas y la antropología. Específicamente, este estudio está guiado por el destacado trabajo de Ostrom (1990); Schlager y Ostrom (1992); Ostrom, Gardner y Walker (1994), y su aproximación institucional para analizar cómo se rigen las tierras públicas y bajo qué condiciones pueden funcionar de manera eficiente y sostenible.

La siguiente sección contiene (i) definiciones de conceptos clave; (ii) una tipología de los regímenes de tenencia de la tierra; (iii) una explicación de los métodos usados para analizar los procesos de cambio; y (iv) los criterios adoptados para la evaluación de las implicancias de los cambios en el manejo sostenible de los recursos.

Conceptos Claves

Los regímenes de tenencia de la tierra son configuraciones institucionales que establecen la relación entre las personas, como individuos o grupos, con respecto a las tierras. Estas instituciones funcionan sobre la base de un conjunto de reglas, derechos y deberes. Las reglas son definidas como «prescripciones generalmente acordadas y reforzadas que requieren, prohíben o permiten acciones específicas para más de un individuo» (Schlager y Ostrom, 1992). Las reglas generan derechos —entendidos como las determinadas acciones autorizadas— y deberes concomitantes o responsabilidades asociadas.

Un derecho de propiedad es la facultad que permite emprender determinadas acciones relacionadas con un dominio específico; en este caso, la tierra. La variedad de derechos de propiedad que pueden ser ejercidos por diferentes personas o grupos ha originado el concepto de «conjunto de derechos». Este conjunto se simplifica, generalmente, identificando los derechos de uso, control y transferencia (FAO, 2002). Sin embargo, esta investigación sigue el esquema conceptual más complejo para presentar los regímenes de derecho de propiedad propuestos por Schlager y Ostrom (1992), que distinguen entre los diversos tipos de derecho que podrían tener los usuarios de recursos de uso común.

De acuerdo con Schlager y Ostrom (1992), los individuos participan en ambos niveles de acción, operacional (NO) y de elección colectiva (NEC), y cada nivel de acción se rige por un reglamento. En lo concerniente a los recursos de uso común, los niveles operacionales más comunes de derecho de propiedad son «acceso» y «usufructo».

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Las reglas operacionales se cambian por acciones de elección colectiva, las cuales se adoptan dentro de otro grupo de reglas. Mientras que los derechos operacionales se refieren a la capacidad de ejercer un derecho, los derechos de elección colectiva se refieren a la capacidad de definir los futuros derechos que se ejercerán. En otras palabras, los derechos de elección colectiva se refieren a la autoridad de legar futuros derechos de nivel operacional. En relación con los recursos de uso común, el nivel de elección colectiva incluye los derechos de manejo, exclusión y alienación. Por un lado, el derecho de manejo autoriza a sus usuarios a idear cómo, cuándo y dónde se usará un recurso, es decir, a idear los derechos de usufructo de nivel operacional. Por otro lado, el derecho de exclusión autoriza a sus usuarios a identificar quién accederá a los recursos, o sea, a legar los derechos de acceso de nivel operacional. El derecho de alienación actúa sobre el nivel de elección colectiva en sí mismo, y se refiere a la capacidad del titular de transferir (vender o alquilar) los derechos de manejo, de exclusión o de ambos. En la tabla 1, se puede encontrar un resumen de este conjunto de derechos.

Nivel operacional (NO)Acceso (A) Derecho de ingresar a una propiedad física definida.

Usufructo (U) Derecho de obtener «productos» de un recurso.

Nivel de elección colectiva (NEC)

Manejo (M)Derecho de regular patrones de uso interno y de transformar el recurso, implementando mejoras.

Exclusión (E)Derecho de determinar quién tendrá derechos de acceso, y cómo transferir ese derecho.

Alienación (Al)Derecho de vender o arrendar uno o ambos derechos de manejo y exclusión.

Tabla 1. Conjunto de derechos

Fuente: Schlager y Ostrom (1992)Elaboración propia.

Tipología de los Regímenes de tenencia de la tierra

Basados en la definición de Schlager y Ostrom del conjunto de derechos, Villarroel et al. (2014) desarrollaron un esquema para analizar el uso de las tierras y de los recursos hídricos dentro de un ayllu aimara —una forma tradicional de organización que rige las decisiones relacionadas con el uso de la tierra regional— en Sajama (Bolivia). Habiendo identificado que cada uno de estos derechos pueden ser ejercidos sobre una base individual, familiar o comunal, Villarroel et al. desarrollaron modelos de lo que ellos llaman «manejo territorial local», que se definen como sistemas de control colectivo y de regulación al acceso individual y colectivo, así como del uso de los recursos naturales.

Considerando estas tipologías, los regímenes de tenencia de la tierra pueden definirse como sistemas de control y regulación individuales o colectivos (derechos de nivel de elección colectiva) de acceso y uso de tierras individuales o colectivos (derechos de nivel operacional). A partir de esta definición, se ha diseñado una matriz conceptual para que nuestro extienda una tipología de regímenes de tenencia de la tierra que combine ambos niveles de acción y derecho de tierra sobre una base individual, familiar, comunal o externa. La categoría individual se refiere específicamente a la unidad doméstica, mientras que familiar se refiere a la familia nuclear (primer grado) o extendida (segundo grado en adelante). La categoría comunal se refiere a las instituciones formales que agrupan familias pastoriles, y la categoría externa se refiere a un agente ajeno a la unidad doméstica, a la familia o a la comunidad, que ejerce su poder sobre ellos; por ejemplo, el propietario de una hacienda.

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La matriz que se muestra en la tabla 2 está simplificada y pretende ser un instrumento heurístico para explorar la variación. Cada régimen de tenencia de la tierra (RTT) puede ser analizado mediante la identificación de los derechos que contiene, tal como se muestra en la tabla 3 para los tres tipos de RTT. La tabla 3 también advierte que para determinado RTT es posible que un tipo específico de derecho se comparta entre la familia y la comunidad (F+C), o que un agente externo (I+E) conceda el derecho de usufructo a una unidad doméstica.

Análisis del cambio

Usando un método de análisis histórico institucional (Grief, 1998; Mahoney y Thelen, 2010; Thelen, 2003), el presente estudio intenta identificar los procesos y los agentes de cambio en los regímenes de tenencia de la tierra de la provincia de Caylloma, en Arequipa. El análisis cubre un período de 50 años, que se remonta a la década de 1960, cuando se puso en marcha la reforma agraria en el Perú, hasta la actualidad. A fin de contextualizar estos cambios, el estudio proporciona una breve descripción de los antecedentes históricos para el estudio de caso, usando información secundaria, como los estudios históricos y etnográficos.

Para analizar los cambios en todos estos años, el esquema temporal se divide en períodos específicos, cada cual abarca una combinación de regímenes de tenencia de la tierra diferente al anterior. El objetivo es explicar la lógica detrás de estos cambios institucionales basados en información primaria recopilada a través de métodos

Derechos de nivel operacional

Derechos de nivel de elección colectiva

Individual (I) Familiar (F) Comunal (C)

Individual (I) Individual/Individual

Familiar (F) Familiar/Individual Familiar/Familiar

Comunal (C) Comunal/Individual Comunal/Familiar Comunal/Comunal

Externo (E) Externo/Individual Externo/Familiar Externo/Comunal

Tabla 2. Tipos de régimen de tenencia de la tierra (RTT)

Elaboración propia

Regímenes de tenencia de la tierra

Conjunto de derechos Familiar/Familiar Comunal/Familiar Externo/Familiar

Acceso F F F

Usufructo I F I+E

Manejo F F+C E

Exclusión F F+C E

Alienación F C E

Tabla 3. Descripción de los RTT

Elaboración propia

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cuantitativos (análisis de datos de censos) y cualitativos (entrevistas semiestructuradas y grupos de discusión), e información secundaria, específicamente: estudios etnográficos y reportes publicados por el Gobierno del Perú y organizaciones no gubernamentales (ONG).

Un segundo objetivo es entender los vínculos entre estos cambios mediante la identificación de sus principales agentes. Adicionalmente, este estudio apunta a entender cómo funcionan estos agentes en combinación, ya que estos podrían no inducir cambios independientemente uno del otro.

En la tabla 4, se presenta la dinámica de estos cambios y se conecta con una flecha los tipos de regímenes de tenencia de la tierra encontrados en un período específico con el período subsiguiente. A modo de ejemplo, la tabla 4 muestra que los regímenes de tenencia de la tierra encontrados en el primer período son C/I y F/F. En el siguiente período, el régimen de tenencia de la tierra F/F evoluciona simultáneamente en dos diferentes tipos de regímenes (I/I y C/C), en tanto que el régimen de tenencia de la tierra C/I permanece constante.

Nivel operacional

Niv

el d

e el

ecci

ón

cole

ctiv

a

Individual Familiar Comunal

Individual I/I

Familiar F/F

Comunal C/I C/C

Externo

Tabla 4. Dinámicas de cambio de los RTT

Elaboración propia.

Tal como se identifica cada dinámica de cambio, la explicación se amplía con la tabla 3, que muestra en detalle cómo ha sido modificada la base de cada conjunto de derechos.

Evaluación de sostenibilidad

El presente estudio evalúa la sostenibilidad de los regímenes de tenencia de la tierra de pastoreo en términos institucionales, teniendo en cuenta las implicancias para el manejo de recursos. A fin de evaluar la sostenibilidad institucional, se identificarán las características institucionales que guían hacia un cambio de régimen. Esta evaluación se realiza solo para los regímenes de tenencia de la tierra en los 50 años cubiertos por este estudio, ya que no existe información suficiente para los períodos anteriores.

Metodología para la recopilación de datos

Estudio de caso

Este estudio analiza los regímenes de tenencia de la tierra de las alturas de la provincia de Caylloma, localizada en la región sur del Perú, en el departamento de Arequipa. Seleccionamos el presente estudio de caso por los siguientes motivos:

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3 Censo Nacional Agropecuario – Perú

1. La provincia de Caylloma alberga la más grande población de alpacas del Perú. Esta cifra fue de 312,525 en 2012, lo que representa el 8.48 % del total nacional (IV CENAGRO3, 2012).

2. Caylloma es la provincia peruana con la mayor extensión de pasturas, esto es un total de 848,761 ha (IV CENAGRO, 2012).

3. Esta provincia tiene una larga historia de producción pastoril y vínculos con el mercado de exportación de lana. Por consiguiente, es considerada una de las regiones más importantes para la producción pastoril en el altiplano andino.

4. Hay información secundaria disponible a partir de algunos estudios etnográficos y técnicos llevados a cabo en varias comunidades pastoras de esta provincia.

5. Las características territoriales de la provincia de Caylloma no son uniformes, y han existido diferentes tipos de regímenes de tenencia de la tierra a lo largo del tiempo, que actualmente coexisten. Esto nos brinda la oportunidad de analizar una variedad de regímenes de tenencia de la tierra en el altiplano y su coexistencia en diferentes condiciones.

Recopilación de datos

Este estudio sigue principalmente una aproximación cualitativa por dos razones. Primero, se requiere información cualitativa para captar la lógica detrás del establecimiento y la evolución de los regímenes de tenencia de la tierra. Segundo, no se cuenta con información estadística suficiente para realizar un sólido análisis cuantitativo. Como tal, se ha usado la información cuantitativa a partir de fuentes secundarias para contextualizar el estudio de caso y complementar la información cualitativa recolectada.

Inicialmente, se revisaron más de 50 estudios de sociedades pastoriles de los Andes en Argentina, Chile, Bolivia, y especialmente del Perú. A la vez, se entrevistaron a cuatro expertos académicos en materia de tierras, conjuntamente con seis especialistas del gobierno de diferentes divisiones de desarrollo rural y manejo de ganado dentro del Ministerio de Agricultura del Perú (MINAGRI).

Durante el segundo escenario de recopilación de datos, se llevó a cabo un trabajo de campo de una semana en Arequipa y en la provincia de Caylloma. En Arequipa, se recopiló información secundaria a partir de las agencias del gobierno regional, de ONG especialistas en las zonas de pastoreo de Arequipa, dos representantes de las más importantes empresas exportadoras de fibra, y los líderes de una cooperativa de pastores de la provincia de Caylloma

En Caylloma, se usaron instrumentos cualitativos para recolectar información primaria. Se completaron hojas de datos, especificando los tipos de rebaño y las prácticas de manejo de pasturas en 16 unidades domésticas pastoras. Además, se llevaron a cabo 17 entrevistas semiestructuradas con pastores, se congregaron ocho grupos de discusión en los distritos de Callalli (2), Caylloma (3) e Imata (3). Toda la información sin referencias proviene de estas fuentes primarias.

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Foto: Alpaca herd in the AndesCrédito: Practical Action

El presente documento se enfoca en la altiplanicie de la región central de América del Sur, conocida como altiplano, que comprenden áreas de Perú, Bolivia, Chile y Argentina (ver el recuadro 1 y la figura 1). La mayor parte de las sociedades pastoriles de América Latina ha vivido en el altiplano desde tiempos precolombinos, aunque hay evidencia de la existencia de otras sociedades pastoriles en la región, tales como en el norte de Brasil (Blench, 2001), en la parte este de la cordillera colombiana (Etter y Villa, 2000) y en la cordillera de Mérida, en Venezuela (Molinillo y Monasterio, 1997). Las comunidades pastoriles del altiplano son comparables con las comunidades pastoriles tradicionales en otras partes del mundo, ya que se ha mantenido algunos derechos colectivos sobre los territorios bajo regímenes tradicionales de tenencia de tierras, los cuales han sido desarrollados para adaptarse a las condiciones semiáridas del entorno y a los cambios globales. Así, las lecciones aprendidas a partir de las experiencias de las comunidades altiplánicas pueden ayudar a un mejor entendimiento de otras comunidades pastoriles a lo largo de la región y en todo el mundo.

SÍNTESIS DE EVIDENCIA REGIONAL

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Recuadro 1. Regiones del Altiplano

• Oeste de Bolivia: La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Oruro, Potosí and Tarija

• Sur del Peru: Puno, Arequipa, Cusco, Moquegua and Tacna

• Norte de Chile: The highlands of the Tarapacá, Antofagasta and Atacama

• Noroeste Argentina: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja and Santiago del Estero

Fuente: Civallero, 2012; Ministerio del Interior y Transporte de Argentina, No Date; Faúndez & Escobar, 2007.

Fuente: University of Rochester sitio web ‘Fossils of the Andes’, accedido el 19 de Marzo 2016

Figura 1. Mapa de la región del AltiplanoDescripción del altiplanoEl altiplano abarca cerca de 250,000 km² y alcanza los 3500 m s. n. m. La región cuenta, por el oeste, con enormes montañas de volcanes activos, que miden entre 5000 y 6000 m s. n. m (Browman, 1983; Gade, 1999). El desierto de Atacama se ubica al sudoeste de Chile y, por su parte, la región húmeda de la selva amazónica, hacia el este.

El clima en el altiplano se caracteriza por una prolongada estación seca, precipitaciones irregulares y bajas temperaturas con frecuentes heladas, lo que crea severas limitaciones para la agricultura y como consecuencia, impide el desarrollo económico (Sumar, 1998). El ecosistema altiplánico puede describirse como una estepa andina seca en donde predominan los pastos (Cueto et al., 1985), y donde, según Tosi (1960), hay dos tipos de vegetación: la maleza desértica subalpina y tundra húmeda alpina. Se pueden encontrar tres tipos importantes de pasturas nativas de diferente calidad: tolares (secos, con brezos bajos), pajonales (bastante secos, con pastos altos) y bofedales (húmedos, con pastos y hierbas) (Mocaer, 2006).

En toda la zona altiplánica, hay marcadas diferencias en cuanto a precipitaciones, lo que distingue al más húmedo norte del más árido sur. Así, en las regiones del norte se puede encontrar una mayor densidad de población humana, de poblaciones de animales y cultivos agrícolas de gran altitud, como papas y quinua. Por el contrario, en el sur, es inusual encontrarse con asentamientos aldeanos, y la población es más dispersa e itinerante (Gil, 2009).

Actualmente, el altiplano es el hogar de 17 millones de habitantes, la mayoría de ellos vive en Bolivia (40.4 %), seguido por Argentina (28.9 %), Perú (23.8 %) y en una proporción más pequeña en Chile (6.9 %). Las regiones con los más altos porcentajes de población son La Paz (39.6 %), en Bolivia; Puno (31.4 %), Cusco (29.0 %) y Arequipa (28.5 %), en el Perú; Tucumán (29.5 %) y Salta (24.3 %), en Argentina; y Antofagasta (42 %), en Chile.

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Con relación a la distribución de la población por área geográfica, la tabla 5, a continuación, muestra que más del 30.3 % vive en áreas rurales. En particular, algunas zonas pertenecientes al altiplano del Perú y de Bolivia son el hogar de los más altos porcentajes de población rural, con un 38.4 % y un 37.9 %, respectivamente. Por el contrario, en Argentina y Chile la población de la región alta vive principalmente en áreas urbanas. Este panorama está cambiando constantemente, debido a la permanente migración de adultos en edad laboral hacia áreas urbanas en las últimas décadas (Mocaer, 2006).

País Población urbana % Población rural %

Argentina 3,981,292 81.06 930,120 18.94

Bolivia 4,265,862 62.10 2,603,788 37.90

Chile 1,118,303 95.02 58,611 4.98

Perú 2,490,007 61.60 1,552,454 38.40

Total 11,855,464 69.74 5,144,973 30.26

Tabla 5. Población del altiplano, por área geográfica

Tabla 6. Población nativa en el altiplano

Elaboración propiaFuentes: INDEC Argentina, 2010; INE Bolivia, 2012; INE Chile, 2002; INEI Perú, 2007.

Este territorio alberga una considerable población indígena, estimada en 6,277,106 habitantes, lo que representa el 36.9 % de la población total del altiplano, como se observa en la tabla 6. Sin embargo, la población indígena es considerable solo en Bolivia y en el Perú, ya que representa el 52.8 % y el 59.4 %, respectivamente, de la población total del altiplano. Estas cifras son solo un estimado porque la definición de «población indígena» varía entre países.

Elaboración propia(1) Se considera población indígena a las personas que se reconocen como descendientes de indígenas o personas que pertenecen a un grupo reconocido oficialmente como indígena o comunidad nativa. Fuente: INDEC, 2010.(2) Cualquier individuo perteneciente a cualquiera de las comunidades indígenas o nativas. Fuente: INE Bolivia, 2001.(3) Cualquier individuo perteneciente a cualquiera de las comunidades indígenas o nativas. Fuente: INE Chile, 2002.(4) En el Perú, la población indígena es considerada como el grupo de personas que vive en una unidad doméstica, cuyo líder es un hablante nativo de algún idioma indígena, como el quechua, el aimara o cualquier otro. Fuente: INEI, 2007.

País Población indígena %

Argentina (1) 173,436 3.53

Bolivia (2) 3,624,358 52.76

Chile (3) 79,857 6.79

Perú (4) 2,399,455 59.36

Total 6,277,106 36.92

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La mayor parte de los sistemas de producción en el altiplano son mixtos: cultivo y ganado. El ganado juega un papel importante en la sostenibilidad de estos sistemas de producción heterogéneos porque —en comparación con los cultivos— es menos susceptible a los ampliamente conocidos riesgos climáticos. Además, los animales representan el principal activo económico y de trabajo como fondo de capital, una importante fuente de alimento, tracción, fertilización, y como medio de transporte para relacionarse con los mercados locales. En consecuencia, la principal fuente de recursos para las familias que viven en el altiplano es el pastoralismo con rebaños mixtos: camélidos sudamericanos, ovejas, vacunos y caprinos (Kuznar, 1991). Aun cuando algunas familias puedan criar diferentes especies de ganado, cultivar la tierra y producir lácteos, los habitantes de las zonas más altas solo pueden depender del pastoreo de camélidos.

Los camélidos se encuentran en todos los países del altiplano. Como se muestra en la tabla 7 abajo. Los animales domesticados (llamas y alpacas) superan ampliamente en número a las especies salvajes, tales como vicuñas y guanacos. Comparando estas cifras con aquellas estimadas por el censo de camélidos de 1990 (para Argentina y Perú) y de 1989 (para Bolivia y Chile), se puede advertir que el total de la población de alpacas se ha incrementado en 34.4 %; llamas, en 30.2 %; vicuñas, en 135.1 % y guanacos, en 10.3 %. El incremento en las poblaciones de camélidos silvestres está relacionado con las mejoras en las políticas de conservación (tales como la creación de reservas naturales y prohibiciones de cacería) aplicadas como respuesta a la peligrosa reducción numérica durante la década del sesenta, debido a la caza indiscriminada para la obtención de fibra y la liberalización de pasturas (en áreas donde los camélidos coexistían con otro ganado) (Lichtenstein, 2009).

Tabla 7. Población estimada de dos especies silvestres y dos especies domesticadas de camélidos en el Perú, Bolivia, Chile y Argentina

PaísCamélidos sudamericanos

Alpaca Llama Vicuña Guanaco

Argentina less than 1,000 (1) 161,402 (2) 127,072 (3) 401,612(4)

Bolivia 373,907 (5) 2,628,091(5) 112,250 (6) 54(7)

Chile 26,147 (8) 48,989 (8) 27,921 (9) 27,150 (9)

Perú 3,685,516 (10) 1,192,953 (10) 208,899 (11) 3,810 (12)

Elaboración propia(1) Subsecretaría de Ganadería de Argentina, 2008.(2) INDEC, 2002.(3) Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, 2008.(4) Estimación de la densidad de guanacos en la Patagonia (Amaya et al., 2001).(5) INE, 2008.(6) Censo Nacional de Vicuñas, 2009 (Maydama, 2012).(7) Scherf, 1997.(8) INDEC, 2008.(9) Parraguez et al., 2004. (Quispe et al., 2009).(10) INEI, 2012.(11) MINAGRI, 2012.(12) Censo Nacional de Guanacos (CONACS), 1996 (INEI, 2014).

En el altiplano, las condiciones de vida de los pastores son más que precarias. Los recursos naturales se ven, a menudo, perjudicados por la sobrexplotación, particularmente por el sobrepastoreo, y una decreciente población de animales por familia evita que estos alcancen los medios necesarios para su subsistencia (Yeckting, 2008). Otro aspecto desfavorable al que se enfrentan estas familias es el creciente fenómeno climático de sequía y heladas. Una vez más en este contexto, un creciente número de pastores está tratando de proveer mejores condiciones de vida a sus familias más allá de sus comunidades; esto es, en pueblos cercanos y en las ciudades, adonde migran de manera temporal o permanente en busca de más ingresos y de una mejor educación.

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4 También hay otro tipo de pastoralismo en el centro-norte de Chile y el sur de Argentina. Sin embargo, estas áreas no pueden ser consideradas como altiplano por razones geográficas. Además, en dichos lugares, los pastores crían diferentes especies animales, especialmente cabras y ovejas.

Foto: Peruvian Andes Crédito: Practical Action

Sociedades pastoriles en el altiplano andinoEl pastoralismo en América del Sur ha estado prácticamente ignorado hasta la década del sesenta, ya que se creía que este sistema de producción solo podía encontrarse en el Viejo Mundo. Si bien hoy se sabe que el pastoralismo sudamericano es extremadamente antiguo (Rick, 1980), en comparación con otras regiones, las publicaciones sobre el pastoralismo andino son escasas.

En América del Sur, el pastoralismo se concentra en las regiones semiáridas de los Andes, entre los 3700 y los 5000 m s. n. m. Pueden identificarse dos grandes zonas donde se realiza esta práctica: i) los Andes centrales, que incluyen el altiplano central y sur del Perú, y el altiplano boliviano; y ii) los Andes del sur, que abarcan el norte de Chile y el noroeste de Argentina (Westreicher et al., 2006)4.

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Una breve historia del pastoralismo andino

El trabajo pionero de Flores Ochoa (1968) y Nachtigall (1966) terminó con el mito de que exclusivamente las sociedades pastoriles andinas no existían. De la misma manera, las investigaciones históricas y arqueológicas (Rick, 1980) han demostrado que el pastoreo contemporáneo era un eco de una cultura nativa estrechamente ligada con la crianza de camélidos, y no meramente un préstamo cultural de las tradiciones europeas. En efecto, las tierras altoandinas son reconocidas como uno de los más importantes centros de domesticación de mamíferos en el mundo (Browman, 1989; Mengoni y Yacobaccio, 2006). Los habitantes oriundos de los Andes domesticaron la vicuña y el guanaco (hace 5000 y 7000 años respectivamente), y posteriormente desarrollaron la llama y la alpaca a partir de estas especies mediante la crianza selectiva.

El altiplano presenta una gran variedad étnica y lingüística. Sus habitantes fueron conquistados por los incas, probablemente unas décadas antes de la llegada de los españoles (Pärssinen, 2003). Durante el dominio inca, las comunidades pastoriles del altiplano se vieron obligadas a designar rebaños para el inca y para el dios Sol, así como para personas de linaje especial e individuos importantes. Estos animales fueron utilizados para la obtención de lana y carne, como medio de transporte y con fines militares. Las conquistas sucesivas y guerras civiles afectaron dramáticamente a los habitantes de la región, lo que tuvo como resultado una considerable migración de la población y su reubicación (Gil, 2009).

Con la incorporación de los Andes al imperio español, las regiones donde habitaron los pastores, se convirtieron en importantes centros económicos y de actividad política y, las poblaciones pastoras llegaron a ser agentes económicos indispensables (Gil, 2009). Fue en el altiplano adonde se llevó la principal actividad económica de los conquistadores: la minería. Los dos nuevos centros mineros —uno en las zonas centrales altoandinas del Perú y el otro en el altiplano— no solo dependieron de las poblaciones de ganado para trabajar en los socavones de las minas y transportar minerales y otras provisiones desde las zonas mineras y hacia estas, sino también para la producción de lana. Con el establecimiento de las minas, llegó la fundación de ciudades y pueblos en donde residían las autoridades coloniales. Estas ciudades también dependían de los pastores para transportar muchas de sus provisiones y comida. Incluso posterior a la declinación de la producción minera, estos centros urbanos continuaron dependiendo de los productores indígenas, ya que las caravanas de pastores seguían proporcionando los principales medios de transporte hasta el siglo XX.

El período republicano temprano se caracteriza por el desarrollo y la expansión de territorios privados conocidos como haciendas. En un contexto donde las tierras indígenas carecían de cualquier reconocimiento institucional formal, el incremento de la demanda sobre la tierra causado por la intensificación del crecimiento de la población y la expansión del mercado resultó en el retroceso de los territorios indígenas en beneficio de las familias criollas5. En lo que hoy en día son las regiones altas del Perú y el altiplano boliviano, esta expansión fue conducida por el importante paso firme en el desarrollo de la fibra de alpaca para la exportación. Este mercado emergió por primera vez en 1834, se consolidó durante el siglo XIX y se mantuvo como un importante sector productivo del sur peruano hasta 1960 (Flores Galindo, 1993 [1977]; Thorp y Bertram, 1985)6. En este sector, la usurpación de haciendas dentro de territorio indígena fue elegida como principal estrategia para responder a la creciente demanda antes que invertir en transformación tecnológica. A diferencia de otras industrias, tales como la producción de la caña de azúcar en el norte del Perú, la expansión de este capital comercial no condujo a una modernización de la producción de ganado ni a la transformación de relaciones de producción. Por el contrario, su expansión reforzó una baja productividad y un bajo régimen de rentabilidad de la tierra además de la explotación de la mano de obra denominada gamonalismo (Valdivia, 2013; Yepes, 1979; Thorp y Bertram, 1985).

5 Este proceso fue incluso más agresivo durante el primer siglo de la república, ya que la tierra indígena la tierra no fue oficialmente reconocida hasta 1925 (Sendón, 2008).6 En Bolivia, el sistema del mercado de la lana parece haber desarrollado, como un adjunto, al sistema peruano del sur. Por consiguiente, no había centro económico —como lo era Arequipa— desarrollado en torno al mercado de la lana en Bolivia.

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A mediados del siglo XX, las áreas rurales se vieron profundamente transformadas por una ola de reformas agrarias implementadas en toda la región. En el altiplano, todos los países excepto Argentina lanzaron reformas agrarias como política gubernamental durante la década del cincuenta y del sesenta. Según algunos autores (Browman, 1982 y 1984; Gómez, 1977; Mejía, 1977), a pesar de sus características «modernizadoras», el modelo de producción propuesto por las reformas no cambió las fuerzas fundamentales de la estructura de la agricultura, y las relaciones sociales de producción persistieron, o en otras palabras, el estado suplantó al hacendado. En el Perú y Bolivia, esta situación llevó al colapso de los modelos de producción propuestos y a sucesivas invasiones de tierras desde 1977. En el frente social, no obstante, las reformas habían significado impactos más allá de la redistribución de la tierra, tales como proporcionar oficial legitimidad a las formas tradicionales de organización social y política en el Perú y Bolivia, por ejemplo, comunidades campesinas y ayllus.

Hasta la década del noventa, los gobiernos del Perú y Bolivia se enfocaron en implementar políticas de proteccionismo para el sector de la fibra. Por ejemplo, durante la década del setenta, ambos gobiernos trataron de intervenir en el mercado de la lana mediante la creación de propiedades sociales, en el caso del Perú, y una empresa nacional en el caso de Bolivia, a fin de comprar la lana y mejorar el precio. Aunque débiles e inefectivas, las políticas implementadas en estos dos países trascendieron considerablemente lo que se había desarrollado en Chile y Argentina. Luego de la década del noventa, el acercamiento de las políticas de gobierno hacia las sociedades pastoriles cambió. Con el advenimiento de la era neoliberal, se abandonó el enfoque de implementar políticas para impulsar las capacidades productivas. En su lugar, como explica Valdivia (2013), los espacios de pastoreo dejaron de considerarse como parte de una política de desarrollo de la agricultura. Actualmente se incluyen en programas de alivio a la pobreza.

Producción y economía del pastoralismo

El pastoralismo andino representa una adaptación cultural de las condiciones ecológicas del altiplano, un ecosistema de tierras semiáridas de pastizales que puede dar alimento a animales y que aun no está bien adecuado para la agricultura (Browman, 1974; Flores Ochoa, 1975). Este proceso de adaptación está marcado por un desarrollo técnico limitado y por una alta dependencia del forraje, por lo cual los ganaderos de camélidos andinos son considerados pastores antes que criadores (Charbonneau, 2009).

El sistema del pastoralismo se basa en una estrategia interdependiente de doble enfoque: especialización y articulación (Flores Ochoa, 1975; Browman 1974; Custred, 1977). La estrategia principal consiste en maximizar los escasos recursos energéticos mediante la alimentación de los animales. Los pastores han desarrollado conocimientos y tecnologías específicas para el cuidado de sus animales, a fin de usar su fibra, carne, pieles, guano, etc. Esto esta ligado a la segunda estrategia, la cual involucra lazos económicos con valles agrícolas para obtener otros productos, principalmente alimentos. Esta estrategia se logra 1) por medio del control directo de los valles agrícolas, siguiendo un principio de verticalidad que se encuentra en las sociedades de montaña y descrito por Mura (1975) como «el control vertical de un máximo de pisos ecológicos»; o 2) a través de la participación en sistemas no mercantiles o sistemas de mercado de intercambio. Son estos lazos interzonales los que permiten a los pastores residir permanentemente en estas regiones altas de la montaña7.

Ambas estrategias requieren un alto grado de movilidad, considerado por muchos autores como el principio estructural alrededor del cual se organizan las familias pastoriles (Custrid, 1977; Carbonea, 2009; Medinaceli, 2005; Lanita y Valdivia, 2009). Por lo tanto, se han identificado dos tipos de movilidad: 1) movilidad para la producción; y 2) movilidad para el intercambio. Ambos son integrados en un patrón de usos de recursos

7 En palabras de Custred (1977): «la estrategia primaria del modo de subsistencia de los pastores tiene que ser definida como comercio de pastoreo».

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conformados por cambios estacionales según la disponibilidad de pasturas, del mismo modo que ciclos diarios y anuales en el manejo de rebaños.

La movilidad para la producción se refiere a lo que la mayoría de autores denomina trashumancia. Ya que el pastoralismo es un modo extensivo de producción basado en el forraje natural, los pastores se trasladan con sus rebaños guiados por la disponibilidad estacional y la calidad del agua y de las pasturas.

La movilidad para el intercambio se refiere —como algunos autores lo entienden— a la movilidad del intercambio interzonal (Flores Ochoa, 1975; Custrid, 1977; Medinaceli, 2005). Los pastores emprenden viajes de largos (más de un mes) y viajes cortos (1-3 días) hacia los valles agrícolas para intercambiar productos por medio de trueque y, en menor medida, por dinero. Estos viajes pueden ser categorizados de acuerdo con su propósito (Concha, 1975). El primer tipo de viaje es de tipo preliminar, el cual permite a los pastores adquirir productos específicos (tales como sal, hojas de coca, alcohol, pimienta y frutas) que posteriormente serán intercambiados en comunidades agrícolas en las que son más apreciados.

El segundo tipo de viaje es de intercambio principal hacia las comunidades que se encuentran localizadas a mediana y gran altura, donde se producen maíz, papas y chuño (papa seca), alimentos esenciales sobre los cuales depende su subsistencia para todo el año. Estos productos son intercambiados para la propia producción pastoril (fibra, carne fresca y carne seca, cuero) del mismo modo que los artículos adquiridos en sus viajes previos. Por medio de los viajes elementales de intercambio, los pastores juegan un rol vital como intermediarios sociales y económicos, enlazando una región con otra y facilitando no solo la transferencia de productos sino también el intercambio de información entre las regiones altas y las regiones más bajas (Gómez, 1977; Lanita y Valdivia, 2009; Medinaceli, 2005). Ellos son «los tejedores del espacio» como los llaman Lanita y Valdivia (2009).

Su participación en el sistema de intercambio interzonal implica que los pastores están solo parcialmente ligados al mercado (Valdivia, 2013). Esto quiere decir que solo algunos de los ingresos requeridos por los pastores provienen del mercado, con otros elementos provenientes de su sistema de intercambio no mercantil. Consecuentemente, como los pastores participan simultáneamente en dos esferas económicas, se puede decir que las estrategias de su modo de vida están doblemente determinadas (Golpe y De la Cadena, 1983). Muchos autores resaltan la actual participación de pastores en el sistema de trueque, como un medio para acceder a artículos que de otra manera no podrían solventarse, garantizando por este medio estabilidad y bajo riesgo (Casaverde, 1977). En otras palabras, a pesar de la expansión del mercado capitalista de fibra, los pastores han continuado manteniendo el sistema de trueque como un medio para su propia conveniencia. De hecho, Valdivia (2013) cree que la expansión del mercado capitalista de fibra ha sido posible en parte gracias a la participación de los pastores en otras esferas económicas.

Los patrones de movilidad también influyen en las formas de organización social pastoril. Primero, los modos extensivos de producción están asociados con patrones dispersos de asentamiento. Segundo, dado que la trashumancia responde a la estratificación vertical de los recursos según la altitud (Gil, Jon y Chitan, 2009), la movilidad también está ligada a la estrategia de las familias pastoriles de residencia múltiple, a fin de maximizar el acceso a los recursos. Los patrones de asentamiento disperso y de múltiple residencia han dado como resultado la ausencia de aldeas pastoriles. Este contexto deja a la familia como unidad económica y social básica y, a la vez, como una organización social predominantemente basada en lazos de parentesco más que de pertenencia individual a un grupo político más grande, tales como una comunidad o una parcialidad (Custred, 1977; Charbonneau, 2009). Además, las modalidades de la movilidad para el intercambio determinan el abastecimiento diferenciado de mano de obra durante el año, concentrado en los meses de diciembre y enero, cuando se realizan las labores productivas, como la crianza controlada, esquila, curación de la sarna y prevención de diarreas.

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Regímenes de tenencia de la tierra en el altiplano andinoCon los recursos desigualmente distribuidos en el territorio y con las diferentes demandas y necesidades dentro de cada rebaño (que varían según cada especie animal, crianza y sexo), hay una necesidad definida para que los pastores tengan acceso a los diversos pastizales a lo largo de todo el año, como una estrategia que garantiza la autosuficiencia y como herramienta de manejo de riesgos climáticos (Villarroel et al., 2014). Esta necesidad está satisfecha por la rotación a través de varios fundos durante el ciclo anual. El acceso a estos fundos está garantizado por una combinación de derechos de propiedad individual, familiar y colectivos, o lo que la literatura refiere como sistemas mixtos (Villarroel et al., 2014).

Dentro de los sistemas de derecho de propiedad mixta, las reglas que rigen el acceso a las pasturas, a la propiedad y a la herencia responden a una compleja interacción entre la lógica individual, familiar y comunal. La literatura sugiere que en estos sistemas mixtos, los derechos individuales predominan para la propiedad y el manejo de los rebaños; los derechos basados en la familia son determinantes para mediar accesos (Sendón, 2008; Casaverde, 1985; Postigo, Young y Crews, 2008); mientras que los derechos basados en la comunidad desempeñan un papel central en la administración de recursos y rebaños (Browman, 1974).

La base de solidaridad por parentesco en las sociedades pastoriles es la relación entre hermanos; así, los derechos de acceso, uso y control de la tierra se distribuyen entre ellos. Los hermanos y sus familias nucleares forman grupos corporados que comparten el acceso común a una porción específica de tierras. En algunos casos, estos grupos corporados consisten en más de dos generaciones de adultos (familiares de segundo grado). Cada fundo tiene un conjunto de socios («tenencia condominial» en palabras de Casaverde [1985]) y, en consecuencia, cada pastor tiene derechos sobre varios fundos dentro de su comunidad. Incluso en el caso de fundos privados, el derecho de acceso y uso es compartido por una larga cadena de grupos con cierto parentesco (Casaverde, 1985; Valderrama, 2012).

Este sistema permite el acceso colectivo a diferentes tipos de pastizales y al mismo tiempo evita la fragmentación de la tierra. Estas dos características son centrales para la sostenibilidad del modo extensivo de producción practicado por los pastores. Aun, para mantener el balance, el sistema necesita controlar la presión sobre la tierra. Esto se logra restringiendo la transferencia de los derechos de acceso, el tiempo de acceso y el uso concedido a cada socio.

La primera estrategia está estrechamente ligada al principio patrilineal. Los derechos de acceso a la tierra son principalmente transferidos por herencia o matrimonio. Sin embargo, para mantener la unidad productiva de las pasturas (y algunas veces incluso de los rebaños), los derechos de acceso se otorgan únicamente a los herederos hombres, mientras que el acceso femenino a la tierra se da mediante el matrimonio. En algunas comunidades pastoriles, la herencia es incluso más restringida en donde solo un hijo, usualmente el más joven, heredará los derechos de acceso (propiedades en diferentes fundos) del padre. Al mismo tiempo, el principio patrilineal dicta acceso a los pastizales de acuerdo a su calidad. El acceso a territorios no irrigados está abierto, en primer grado, a los familiares consanguíneos o por matrimonio, mientras que el acceso a los pastizales irrigados —o bofedales— está restringido a familiares de sangre de descendencia patrilineal. Así, los bofedales vienen a estar asociados a una familia específica. A pesar de esto, restringir el acceso no es suficiente para evitar el sobrepastoreo.

Ya que mantener la unidad productiva de la tierra es una prioridad, los pastores fragmentan el tiempo de acceso y uso a una específica parcela, en lugar de dividir el espacio de la parcela en sí mismo (fragmentación en el tiempo en lugar de fragmentar la tierra). Por esta razón, Valderrama (2012) los denomina «parceleros del tiempo». A fin de mantener el balance de este sistema, existe una figura central de autoridad llamada kapaqkamachiq o titular (Valderrama, 2012) —usualmente el mayor de los socios— responsable de monitorear el cumplimiento de las reglas, definir sanciones graduales por el no cumplimiento y mediar en los conflictos entre usuarios de los recursos.

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Finalmente, la comunidad juega un papel fundamental en la administración de recursos para evitar el sobrepastoreo. Primero, la comunidad puede tener un voto en el manejo de rebaños, por ejemplo, mediante el establecimiento de una cota en la cantidad absoluta de animales o sobre los animales que cada familia puede poseer. Si una familia tiene un excedente de animales y decide no venderlos, tendrá que comprar derechos de pastoreo a los vecinos con cuotas menores. El control comunitario puede ser también impuesto sobre el tiempo (meses, semanas o incluso horas al día) de pastoreo permitido para cada familia. Segundo, la comunidad también ejerce cierto grado de control sobre el acceso a las tierras de las familias. Por ejemplo, en algunas comunidades, los propietarios de ganado tienen que pagar a la comunidad un tipo de renta para tener el derecho de usar las pasturas de la comunidad, conocido como derecho de herbaje (Postigo et al., 2008). Cuando la comunidad es el propietario privado de la tierra, los derechos de intercambio y de alienación también se restringen a las familias. Así, si el jefe de la unidad doméstica quiere alquilar o vender su parcela, la comunidad puede imponer restricciones sobre el perfil del comprador (por ejemplo, puede ser únicamente otro miembro de la comunidad o comunero) y tiene que aprobarse colectivamente esta decisión en una asamblea general.

Regímenes de tenencia de la tierra pastoril andina

Para caracterizar la tipología de los regímenes de tenencia de la tierra encontrados en las sociedades pastoriles andinas, el presente estudio emplea el repertorio de conceptos propuesto en la sección de metodología, basados en una revisión sistemática de la literatura. La tabla 8 muestra los tipos de regímenes de tenencia de la tierra que pueden ser encontrados en las sociedades pastoriles andinas.

Derechos de nivel de elección colectiva

Derechos de nivel operativo

Individual (I) Familiar (F) Comunitario (C)

Individual (I) I/I Individual

Familiar (F) F/F Condominial

Comunitario (C) C/I Comunal fragmentado C/F Condominial comunal C/C Comunal

Externo (E) E/F Condominial externo

Conjunto de derechos

Regímenes de tenencia de la tierra

I/I IndividualComunal

FragmentadoF/F

Condominial

C/F Condominial

Comunal

E/F Condominial

ExternoC/C Comunal

Acceso I I F F F C

Usufructo I I I F I+E I+C

Manejo I I F F o C F+E C

Exclusión I I F F o C E C

Alienación I C C C E C

Tabla 8. Tipos de Regímenes de tenencia de la tierra en sociedades pastoriles andinas

Tabla 9. Descripción del RTT entre las sociedades pastoriles andinas

Elaboración propia

Elaboración propia

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En el primer régimen de tenencia de tierras, Individual (I/I), ambos derechos en el nivel operacional y en el nivel de elección colectiva son ejercidos por la unidad doméstica. Si un individuo posee todo un conjunto de derechos, se le considera —de acuerdo al esquema conceptual de Schlager y Ostrom (1992)— «propietario». Por lo general, este modelo se asocia con la existencia de propiedad privada individual. Se parece al régimen general de tenencia de tierras de Argentina (Göbel, 2002), aunque también puede encontrarse en otros países andinos con territorios pastoriles.

En el segundo régimen, Comunal Fragmentado (C/I), un propietario tiene derechos de acceso, usufructo, manejo y exclusión. Sin embargo, la comunidad retiene el derecho de alienación; esto quiere decir que el propietario no puede vender ni alquilar los derechos de manejo o exclusión. Este modelo puede ser encontrado en aquellas comunidades en donde la tierra ha sido parcelada, incluso los comuneros no pueden alquilar ni vender sus terrenos a quienes no son miembros de su comunidad. Este modelo puede observarse en Chile, Bolivia y, en menor medida, en el Perú.

El condominio es otra categoría relacionada con los grupos pastoriles de Arequipa (Perú), que se refiere al sistema de acceso colectivo familiar y, al mismo tiempo, al fundo al que varios socios tienen acceso. Este documento se refiere a este concepto para describir el tercer régimen de tenencia de tierras (F/F). En este modelo, los derechos de acceso, manejo, exclusión y alienación residen con la familia (nuclear o extendida) mientras que el derecho de usufructo lo conserva la unidad doméstica.

El régimen condominial comunal (C/F) se refiere a la tenencia de tierras donde el acceso al territorio reside en la familia (nuclear o extendida), mientras que los derechos de usufructo son ejercidos por la unidad doméstica. Sin embargo, en contraste con el modelo F/F, y dependiendo del caso específico, el nivel de derechos de elección colectiva de manejo y exclusión son compartidos por la familia y la comunidad. Así, por ejemplo, la comunidad puede tener el derecho para tomar decisiones asociadas con el manejo familiar del rebaño tal como establecer el máximo de animales que poseen. En otros casos, los miembros de la comunidad ganan su derecho a usar las pasturas comunales mediante una renta de pago anual a la comunidad, y su derecho de acceso y uso debe renovarse continuamente mediante la participación en labores colectivas. La comunidad tiene el poder de legitimar los derechos de sus miembros a usar las pasturas comunales o excluirlos de su uso si se considera que han cometido una falta. Este modelo puede encontrarse en aquellos lugares donde el institucionalismo comunal tiene una larga presencia histórica, como Ayacucho, Cusco y Puno, en el Perú.

Bajo el quinto régimen, Condominial Externo (E/F), el derecho de acceso de la familia es mediado por un agente externo. De manera similar, los derechos de usufructo no son exclusivos de la unidad doméstica. Los derechos de elección colectiva están bajo el control del agente externo. Este tipo de manejo local de la tierra fue encontrado bajo el régimen de hacienda. Luego de la expansión de las haciendas dentro de los territorios indígenas, los pastores mantuvieron acceso al territorio de la hacienda a cambio de mano de obra (no remunerada), que incluía el cuidado de los ejemplares animales del propietario de la hacienda.

Finalmente, bajo el régimen Comunal (C/C) la comunidad tiene un grado de control sobre los derechos de nivel operacional (acceso y usufructo), y control exclusivo sobre los derechos de nivel de elección colectiva (manejo, exclusión y alienación). Este modelo puede encontrarse en las empresas establecidas durante la reforma agraria en el Perú, lo cual apuntó a crear formas asociativas de producción, a saber las Sociedades Agrícolas de Interés Social o SAIS, y las Cooperativas Agrícolas de Producción o CAP8.

8 La principal diferencia entre las dos consiste en su diseño institucional. Las CAP fueron formadas por un número de miembros que tenían igual participación en las ganancias. Las SAIS, por su parte, emplearon un modelo mixto que podía incluir personas naturales o jurídicas como miembros con distintas responsabilidades y derechos. Por ejemplo, algunas comunidades campesinas podían ser miembros de las SAIS y, según su rol productivo, podían tener una parte de las ganancias sin tener que participar en tareas productivas (Sánchez y Lovón, 1991). Browman (1983) describe las SAIS como «una forma de compromiso entre derechos cooperativos totales como las CAP y el sistema de propiedad anterior». Las haciendas ganaderas de las tierras altas habían sido rodeadas por comunidades pastoriles semiautónomas. Los hacendados se apoyaron en estas comunidades por sus necesidades estacionales de mano de obra, y les permitieron a cambio pacer su ganado en una parte de los territorios de la hacienda. Las SAIS eran una clase especial de cooperativa para unirse a estos dos grupos disparejos, con un concejo de gobierno formado por representantes de las comunidades circundantes, los empleados de pastoreo de tiempo completo (los antiguos empleados de las haciendas) o socios, y los técnicos del gobierno, además del personal de gestión de las SAIS».

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Tendencias generales de cambio Ya que este documento se enfoca en explicar los cambios en los regímenes locales de tenencia de la tierra, es necesario presentar brevemente las tendencias generales de cambio encontradas en las sociedades pastoriles andinas como se identifica en la literatura previa. Esta sección logra tal objetivo señalando los agentes medioambientales, económicos, sociales, estatales e institucionales de estas tendencias.

Primero, varios autores identifican un importante cambio en el sistema productivo pastoril. El uso extensivo de la tierra trae una más alta productividad de mano de obra y permanece en el lugar tanto como la provisión de recursos dentro de un territorio particular (productividad de la tierra) lo permite. Algunos autores sugieren que el desbalance entre la productividad de la tierra y la productividad de la mano de obra podría ser una razón importante por la que han persistido los sistemas pastoriles (Gil et al., 2009). No obstante, la literatura sugiere que los procesos de intensificación del uso de la tierra están tomando lugar como resultado de la presión demográfica y el crecimiento numérico del ganado; una situación que se ve empeorada por la disminución de la disponibilidad y de la calidad de recursos, principalmente el agua y las pasturas. Valdivia (2013) sugiere que las sociedades pastoriles han alcanzado los límites de sostenibilidad de sus modos de producción. De manera similar, Villarroel et al. (2014) sostienen que estas condiciones han guiado hacia una crisis de sostenibilidad, lo que trajo consigo la caída de la productividad del ganado.

Esta situación empuja a las familias a buscar nuevas estrategias productivas. Una de ellas es la incorporación de producción de forraje para complementar la alimentación del ganado durante la temporada seca. Otra estrategia es generar nuevas fuentes de ingreso, principalmente a través de la venta de mano de obra. Esta diversificación agrava una reducción general en la disponibilidad de mano de obra para labores productivas asociadas con el pastoreo. Así, algunas comunidades pastoriles (o familias) han recurrido a reestructurar o a formular nuevos arreglos para el acceso y el uso de las tierras, que requieren menos mano de obra familiar. Por ejemplo, la delimitación de territorios pastoriles e incluso el cercado de recursos priorizados, tales como los bofedales (Villarroel et al., 2014).

Una segunda tendencia de cambio indicada por la literatura es la disminución de la importancia de la movilidad, a menudo mencionada como la característica que define a las sociedades pastoriles (Concha, 1975; Charbonneau, 2009; Göbel, 1998). Esto es a la vez un resultado directo e indirecto de los cambios en las relaciones económicas producidas por la expansión de la economía de mercado. Primero, la multiplicación de caminos no pavimentados y la popularización de los vehículos motorizados han transformado la direccionalidad de los viajes de intercambio desde viajes exclusivamente de descenso, lo que quiere decir que los pastores descienden a tierras más bajas para acceder a los productos hasta la creciente importancia de viajes de ascenso, en los que los comerciantes de las zonas más bajas del valle organizan ferias semanales en las zonas más altas. Segundo, el crecimiento de los centros urbanos incrementa la demanda de productos agrícolas. Esto estimula la incorporación de agricultores en la economía de mercado, agregando valor económico a sus productos y dándoles acceso al dinero necesario para participar en el mercado. Esto implica una reducción gradual en la importancia económica del intercambio interzonal, la base de la interdependencia entre las economías agrícola y pastoril (Concha, 1975). Como consecuencia, el área geográfica cubierta por los pastores en el viaje se reduce cada año, ya que su rol económico es reemplazado por otros comerciantes, o sus productos están en menor demanda en la costa o los agricultores andinos, quienes, en cambio, incrementan el valor de su propia producción —ajustando el trueque a su equivalente de mercado— lo que provoca que no pueda ser solventado por los pastores. La reducción de la movilidad esta acompañada por un aumento en los procesos de sedentarización fuera de los fundos o estancias (ranchos), los cuales han dado paso a la creación de nuevos centros urbanos alrededor de espacios de producción pastoril. Mientras tanto, el mercado ha impulsado la concentración de casas alrededor de nuevos centros urbanos, también se ha mantenido por el deseo de las familias para acceder a servicios públicos, particularmente educación para sus hijos (Charbonneau, 2009).

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Caylloma es una provincia en la región Arequipa, al sur del Perú (v. figura 2). Los residentes son, en su mayoría, agricultores y pastores, y están agrupados en veinte distritos en el valle del río Colca. El pastoralismo en esta región se sustenta en el trabajo familiar para criar camélidos, ovejas y ganado vacuno. De acuerdo con el Censo Nacional Agrícola del 2012, 4013 de 16,630 unidades domésticas agrícolas crían alpacas, lo que representa el 24.13 % de todas las unidades domésticas en Caylloma. Las ventas de la fibra de alpaca y carne constituyen la fuente primaria de ingresos para estas familias.

ESTUDIO DE CASO: ANÁLISIS HISTÓRICO INSTITUCIONAL DE LOS REGÍMENES DE TENENCIA DE LA TIERRA EN CAYLLOMA

Finalmente, algunos autores también consideran alteraciones en los valores culturales como agentes foráneos de cambio. Por ejemplo, las vistas discriminatorias representan a las familias pastoriles como marginales y atrasadas. El valor cultural del pastoralismo llega a estar tan denigrado que la población joven está desalentada al asumir tal posición como suya y sin nuevos pastores, el medio de vida del pastoralismo es incapaz de continuar (Salzman, 2004).

Foto: Mujeres en Los AndesCrédito: Practical Action

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Figura 2. Mapa de la provincia de Caylloma

Elaboración propia

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Esta sección explora la lógica detrás de los cambios en los regímenes locales de tenencia de la tierra en Caylloma por un período de 50 años, desde que se impulsó la reforma agraria a fines de la década del sesenta hasta la actualidad. Para esto, el estudio identifica los agentes que, a lo largo del tiempo, han promovido y desencadenado estos cambios. Estos agentes pueden ser clasificados como: 1) presión demográfica externa; 2) presión demográfica interna; 3) intervención del estado; y 4) expansión del mercado. Aunque este estudio se enfoca en un período reciente, vale la pena revisar brevemente la historia de Caylloma entre el siglo XVII y mediados del siglo XX para apreciar el contexto alrededor de este estudio.

La información presentada en esta sección ha sido obtenida de fuentes primarias y secundarias. Los datos secundarios han sido principalmente recopilados a partir de literatura académica y bases de datos de censos. Adicionalmente, algunas fuentes secundarias han sido recopiladas a partir de exportadores de fibra, comuneros y personal estatal calificado y expertos técnicos. Los datos primarios han sido recopilados usando instrumentos cualitativos, tales como discusiones semiestructuradas y grupos de discusión durante una visita de trabajo de campo de una semana. Toda la información no referenciada proviene de tales fuentes primarias.

Caylloma antes de la reforma agraria

Al comienzos del siglo XVII, Caylloma empezó a ganar importancia en la región debido al descubrimiento de depósitos minerales en de su territorio. La actividad minera trajo consigo la afluencia de mano de obra desde los valles cercanos conjuntamente con la élite española, lo que revitalizó la provincia y restó importancia a las áreas de menor altitud. Sin embargo, esta afluencia de población foránea ocurrió simultáneamente con una considerable migración de población nativa hacia la ciudad de Arequipa como resultado del abuso generado por el sistema de minería mita9. Luego de la abolición de la mita en 1720, Caylloma experimentó un continuo aumento en la población. A fines del siglo XVIII, la actividad minera en Caylloma decayó en una crisis debido a agitación social, cambios radicales dentro de la institucionalidad del virreinato, y a la escasez de azogue (mercurio). Esta crisis causó que la población española se reubicara en el valle del Colca. En consecuencia, Caylloma se mantuvo con una población predominantemente nativa (Manrique, 1985).

Aunque la crisis minera causó la fragmentación de los Andes del sur, con el incremento de la demanda internacional por lana de oveja y de alpaca, y de fibra de llama, la región se llegó a reintegrar económica y comercialmente. La revolución industrial que tomó lugar en Inglaterra durante el siglo XIX generó una significante demanda de fibra a partir de la creciente industria textil; demanda que empezó a ser satisfecha por los países andinos. Aun cuando las exportaciones peruanas de lana de oveja se estancaron en el tiempo de la crisis experimentada en el sistema capitalista británico en la década comprendida entre 1870 y 1879, la venta de fibra de alpaca y llama despegó en la década de 1880 a 1889. A diferencia de la lana de oveja, la demanda global de alpaca y fibra de llama era principalmente abastecida por el Perú y Bolivia, de ahí que la demanda de fibra no se vio perjudicada por la crisis. Además, al finalizar la Guerra del Pacífico, la construcción del ferrocarril del sur en 1896, facilitó la expansión del comercio de alpaca y fibra de llama (Manrique, 1985; Gómez, 1976).

En este contexto, surgió un grupo de gamonales (algunas veces referidos como mistis)10 y fueron ellos quienes ganaron poder económico y político mediante su participación como intermediarios en la industria de la lana y la fibra. En la provincia de Caylloma, los mistis empezaron a ganar acceso a las tierras en las zonas altas por medio de lazos de matrimonio con mujeres locales o a través de la compra de prados (como es el caso de Mariano Apaza, el principal terrateniente de tierras en Caylloma). La alta demanda internacional de fibra generó

9 “«… un sistema de trabajo forzado instituido por el gobierno español en el Perú y Bolivia en 1573, y abolido en 1812» (Dell, 2010).10 «Gamonal» es una categoría asociada con una larga historia de abuso sobre la población indígena del Perú. Los gamonales son frecuentemente comparados con los señores feudales y «emergieron como un poder económico y político en las tierras altas durante el periodo colonial…» y supieron mantener el control hasta la década del sesenta (González, 2010). Misti se traduce como «hombre de raza blanca» y en este caso se refiere a alguien originario de fuera de la comunidad.

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gran presión por el control de los territorios altos y en respuesta las comunidades locales buscaron asegurar sus tierras a través de títulos de propiedad. La práctica de la delimitación de la tierra produjo conflictos entre los propietarios, y tuvo como resultado, en ocasiones, disputas legales. Los propietarios locales consideraban a los mistis como «padrinos» y esperaban obtener su protección y ayuda en las disputas judiciales. Sin embargo, los mistis aprovecharon estos vínculos, su dominio del idioma español y su competencia legal y comercial para apropiarse de las tierras (Manrique, 1985; Markowitz, 2006).

A diferencia de otras áreas en donde se producían lana y fibra, la concentración de la tierra en grandes haciendas por parte de los mistis solo ocurrió en Caylloma durante el último cuarto del siglo XIX. Cabe destacar que con la concentración territorial, los mistis no solo ganaron acceso a la tierra sino también a la mano de obra, ya que los antiguos terratenientes pudieron permanecer en sus territorios pagando un alquiler (a los nuevos propietarios) por medio del

Foto: AlpacasCrédito: Practical Action

trabajo, ya sea pastoreando los rebaños de los mistis, llevando a cabo labores productivas como la esquila y participando en otros trabajos colectivos. A cambio, los pastores podían conservar el acceso a los pastizales para apacentar su propio ganado y podían vivir en las cabañas o en los hogares familiares, pudiendo eventualmente recibir como pago por su labor cabezas de ganado (Manrique, 1985; Markowitz, 2006; Gómez, 1976). Este tipo de pastor ha recibido el nombre de huaccha, un pastor sin tierras que ofrece su trabajo a cambio del acceso a los pastizales para apacentar sus propios rebaños. Sus animales son conocidos como ganado huaccha.

Desde el siglo XIX hacia la primera mitad del siglo XX —antes del establecimiento de la reforma agraria— hubo un cambio gradual en los regímenes de tenencia de la tierra en la provincia de Caylloma, principalmente como resultado de la intensificación de la demanda internacional de fibra de alpaca y llama. Originalmente, hubo dos tipos de regímenes de tenencia de la tierra en los que los derechos de nivel operacional fueron ejercidos sobre una base familiar: el régimen Condominial (F/F) y el Condominial Comunal (C/F). Sin embargo, mientras los derechos de acceso fueron conservados por la familia extendida, los derechos de usufructo fueron conservados por las unidades domésticas. El conjunto completo de derechos de elección colectiva (manejo, exclusión y alienación) fueron conservados por la familia extendida bajo el régimen F/F. Los derechos de manejo y exclusión fueron compartidos por la familia extendida y la comunidad, mientras que el derecho de alienación era conservado solamente por la comunidad bajo el régimen C/F. Con la expansión de las haciendas estos dos regímenes de tenencia de la tierra se transformaron en un régimen Condominial Externo (E/F), en el cual los derechos de nivel de elección colectiva fueron alienados a partir de la familia o de la comunidad. Aunque los derechos de acceso siguieron basándose en la familia, los derechos de usufructo llegaron a ser parcialmente controlados por agentes externos, específicamente el hacendado.

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Nivel operacional

Niv

el d

e el

ecci

ón

cole

ctiv

a

I F C

I

F F/F

C C/F

E E/F

Tabla 10. Primera dinámica de cambio: la expansión de las haciendas

Elaboración propia

Transformación del RTT

Conjunto de derechosAntes Después

F/F C/F

Acceso F F F

Usufructo I F I+E

Manejo F F+C E

Exclusión F F+C E

Alienación F C E

La reforma agraria (décadas del sesenta y setenta)

En primera instancia, la reforma agraria de 1969 expropió los territorios de grandes haciendas y luego hizo lo mismo con las parcelas pequeñas y de mediano tamaño de tierras que no estuvieran manejadas directamente (tierras con terratenientes ausentes, trabajadas por pastores huaccha). Estas extensas áreas llegaron a ser la propiedad de empresas con formas asociativas de producción. Adicionalmente, se instigó en Caylloma la implementación del Proyecto Integrado de Asentamiento Rural (PIAR) que involucró a 310 pequeñas y media-nas propiedades que fueron manejadas indirectamente y cuatro antiguas haciendas pertenecientes a Apaza que más tarde tomaron la forma de dos SAIS (Pusa Pusa y Kuska Sayurisum) y dos CAP (Huisca y Ayavirini).

Los PIAR en Caylloma incorporaron 1,186,300 ha que se distribuyeron de la siguiente manera: 310 peque-ñas y medianas propiedades con manejo no directo representan el 39.8 % del total, las cuatro antiguas ha-ciendas de Apaza representan el 4.7 % del total, 8521 pequeñas propiedades con manejo directo (mini-fundistas) representan el 15.4 % del total, 10 comunidades rurales con 10.1 % del total y territorios públicos que representan el 29.9 % del total. La SAIS de Pusa-Pusa fue formada por las haciendas que previamente pertenecieron a Apaza y algunas de las pequeñas y medianas propiedades sin manejo directo. Un ma-yor problema afrontado por la SAIS fue que los pastores se negaron a ser socios porque esto implicaba que sus rebaños huaccha serían expropiados y absorbidos por la SAIS para convertirse en fuerza laboral agríco-la. También implicó el emprendimiento de una nueva clase de hacendado: la empresa rural (Gómez, 1976).

Mientras la reforma agraria logró la expulsión y desmantelamiento de la clase social terrateniente de las tierras altoan-dinas, no tuvo el mismo éxito en transformar el sistema del uso de la tierra. Extensas unidades fueron transferidas a las cooperativas campesinas que no respetaron las formas tradicionales de cooperación (Toro et al., 2001; Browman, 1964).

Se puede afirmar que la reforma agraria produjo dos patrones de transformación. Primero, el régimen de tenencia de la tierra de las haciendas (Condominial Externo E/F) fue disuelto para dar paso a la formación de 1) empresas con formas asociativas de producción (SAIS y CAP), con un régimen de tenencia de tierras basado en los derechos de nivel operacional y de elección colectiva sostenidos en una base comunal (C/C), 2) las comunidades campesinas, con un régimen de tenencia de tierras Condominial Comunal (C/F), y 3) Condominios sobre una base familiar (F/F) bajo los cuales fueron diseñados los derechos de nivel operacional y de elección colectiva. El segundo patrón de trans-formación visto, el régimen Condominial (F/F) evolucionó en el régimen Condominial Comunal (C/F) que conllevó a la creación de comunidades campesinas. Dos importantes características de estos procesos son que, en primer lugar, el control externo de los derechos de nivel de elección colectiva fue eliminado, y en segundo lugar, que mientras los derechos de usufructo fueron conservados por la unidad doméstica bajo el régimen C/F, continuaron siendo parcialmente controlados por el régimen C/C (por el modo asociativo de producción en lugar de el de hacienda).

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Nivel operacional

Niv

el d

e el

ecci

ón c

olec

tiva

I F C

I

F F/F

C C/F C/C

E E/F

Tabla 11. Segunda dinámica de cambio: la reforma agraria

Elaboración propia

Regímenes de tenencia de la tierra Transformación

Conjunto de DerechosTendencia 1 Tendencia 2

F/F C/F E/F C/C

Acceso F F F F+C

Usufructo I I I+E I+C

Manejo F F E C

Exclusión F F+C E C

Alienación F C E C

Crisis de la reforma agraria (décadas del setenta y ochenta)

La reforma agraria no estableció una nueva estructura productiva, ya que las empresas campesinas reprodujeron el orden de las haciendas: ellas tenían los mejores pastizales, concentraron las tierras debido a la presión demográfica, privilegiaron patrones que tenían más ganado con trabajos permanentes mientras que los pastores sin animales fueron forzados a someterse a una clase de relación servil, parecida a la establecida por las haciendas, pero no con la empresa rural (Gómez, 1976; Markowitz, 2006). También hubo problemas entre las SAIS y las comunidades rurales, porque las SAIS se apropiaron de pastizales de mejor calidad que previamente pertenecieron a los campesinos y habían sido expropiados por el terrateniente Apaza.

Durante este período, pueden identificarse dos tendencias de cambio en los regímenes de tenencia de la tierra. Primero, como consecuencia de la falla y la disolución de los modos de producción asociativos (SAIS y CAP), los regímenes de tenencia de la tierra fueron reorganizados en Condominial (F/F) y Condominial Comunal (C/F). Lo inadecuado de las SAIS y las CAP parece haber residido en su intento de controlar los derechos de nivel operacional, especialmente el derecho de usufructo.

Simultáneamente, las comunidades campesinas continuaron proporcionando un conveniente arreglo institucional para asegurar la tenencia de tierras, y tales transformaciones pueden ser observadas desde régimen Condominial (F/F) hasta el Condominial Comunal (C/F).

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Nivel operacional

Niv

el d

e el

ecci

ón c

olec

tiva

I F C

I

F F/F

C C/F C/C

E

Tabla 12. Tercera dinámica de cambio: el colapso de los modos asociativos de producción y la perseverancia de las comunidades campesinas

Elaboración propia

Regímenes de tenencia de la tierra Transformación

Conjunto de derechos

Tendencia1

Tendencia 2

C/C F/F C/F

Acceso F+C F F

Usufructo I+C I I

Manejo C F F

Exclusión C F F+C

Alienación C F C

Situación actual (a partir de la década del noventa)

A fines de los ochentas, se produjo la coexistencia de las comunidades rurales (mayormente formadas luego de la reforma agraria para asegurar el territorio) y los condominios de familias extendidas. Por un lado, las comunidades rurales tuvieron un arreglo por el que los derechos de acceso y usufructo fueron ejercidos por la familia, mientras que los derechos de nivel de elección colectiva fueron conservados por la familia y por la comunidad. Por otro lado, en los condominios, los derechos de acceso y usufructo fueron controlados por la unidad doméstica individual en tanto que los derechos de elección colectiva fueron conservados por la familia extendida. Tal como lo describió Valderrama (2012), los condominios estaban compuestos por familias extendidas dentro de las cuales los procesos de fusión o fisión entre unidades domésticas se desdoblaron según las actividades pastoriles. Como se explicó previamente, cada unidad doméstica sostenía derechos de propiedad en varios condominios donde tenían el derecho de pastar sus animales por un tiempo específico. Este tipo de régimen de tenencia de tierras usó la estrategia de «tiempo particionado» en lugar de tierra para maximizar el acceso de las unidades domésticas a las pasturas.

Sin embargo, actualmente nos encontramos frente a un escenario muy diferente, en el cual los condominios son controlados por familias nucleares como resultado de un intenso proceso de fragmentación de la tierra. Por un lado, dicha fragmentación ha continuado hasta el punto que en algunos casos los propietarios ahora tienen acceso a la tierra y control individual sobre esta. Por otro lado, las comunidades rurales con acceso familiar y control comunal de la tierra todavía existen en la provincia de Caylloma. Aunque los procesos de fragmentación de la tierra pueden observarse en algunas de estas comunidades, no hay caso alguno en que la comunidad haya sido dividida en condominios o propiedades individuales.

A partir de la década del noventa, ocurrieron cambios evidentes en la forma en que los residentes de Caylloma controlaron las tierras y accedieron a estas, con una clara tendencia hacia la individualización de la propiedad y la fragmentación de la tierra. Hay cuatro factores interrelacionados que parecen estar conduciendo este cambio:

(1) El creciente deterioro de las pasturas debido a la variabilidad climática; (2) el aumento de la población de alpacas; (3) la expansión de carreteras y caminos; y (4) los cambios en las reglas relacionadas con la herencia de la tierra.

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Mientras la provincia de Caylloma, particularmente la puna o cuenca superior (por encima de los 4000 m s. n. m), siempre ha estado caracterizada por una cubierta de pasturas naturales de baja calidad y áreas improductivas (con peñascos, nieves perpetuas, canales, etc.) (Gómez, 1976; Toro et al., 2001), sus residentes declaran que en las últimas décadas, el clima se ha tornado más variable. Esto ha resultado ha traído como consecuencia eventos de clima extremo (por ejemplo, más heladas y nieve en la estación seca, y fuertes lluvias, aunque dispersas, durante la estación lluviosa) y una disponibilidad reducida de recursos hídricos. Por consiguiente, la habilidad de la gente para anticipar y lidiar con climas extremos se ha visto reducida. Asimismo, la reducción en la disponibilidad de agua y la presencia de climas más extremos contribuyen al deterioro de las pasturas en cantidad y calidad.

Simultáneamente, los residentes de Caylloma reconocen la presencia de iniciativas para el pastoreo de alpacas en este período. Como se registró en el Censo Nacional de Agricultura (IV CENAGRO, 2012), en las tierras altas de Caylloma, el número total de alpacas entre 1994 y 2012 incrementó en 103.4 % (de 132,315 a 269,193 alpacas), las Unidades Agrícolas (UA)11 con alpacas rosadas en 51.1 % (de 2119 a 3201 UA), y el número de alpacas por UA se incrementó en 42.9 % (de 60 a 85 alpacas en promedio).

Parece haber tres factores conductores del crecimiento de la población de alpacas: 1) la demanda internacional de fibra de alpaca (especialmente alpaca Suri); 2) el apoyo del gobierno y de las ONG en labores de pastoreo de alpacas; y 3) la creciente presencia de patrullas de comuneros. Por décadas ha habido una considerable demanda de fibra de alpaca, sin embargo en el presente, a diferencia del siglo XIX, existe más competencia, con más países produciéndola y más productos sustitutos, tales como la fibra sintética. Varios pastores de alpacas recuerdan que en los últimos años de la década de los noventa, el precio de la fibra de alpaca alcanzó su pico (alrededor de USD 10 por libra), lo que generó el incremento en el número de alpacas que la UA mantuvo entre su ganado.

Asimismo, en 1985, el DESCO12 inició una intervención en Caylloma con el inicio del Programa de desarrollo rural en el valle del Colca PDRVC, el cual por los primeros cinco años se enfocó en impulsar la productividad de los pastores mediante la consolidación del circuito de producción de ganado centrado en el refuerzo de las organizaciones productoras. El DESCO promovió la formación de la Asociación de Criadores de Alpaca de la Provincia de Caylloma (ADECALC), la cual estuvo activa durante la década del noventa hasta que se disolvió en el 2000 como resultado de una mala gestión. Durante una segunda fase, las principales acciones del DESCO se enfocaron en el mejoramiento genético, tecnologías de transferencia, capacidad de desarrollo y construcción de nuevos productos y mercados. También antes de los noventa, hubo un fuerte apoyo por parte del gobierno para mejorar la producción y la comercialización de la fibra de alpaca. Las intervenciones hechas por el gobierno y el DESCO impulsaron el número de alpacas y de las UA que albergaban alpacas en la provincia de Caylloma (Toro et al., 2001). Finalmente, algunos pastores mencionaron que, en la primera mitad de la década del noventa, se establecieron patrullas campesinas en respuesta a la falta de seguridad en el área y fue esta organización la responsable de la reducción del robo de ganado, lo que permitió a los pastores expandir sus rebaños de alpacas.

El agudo deterioro de las pasturas como resultado de la variabilidad climática junto con el gran incremento en el número de alpacas intensificaron los problemas de sobrepastoreo en Caylloma. El deterioro de las pasturas debido al sobrepastoreo causó conflictos entre los miembros de los condominios, ya que esto puso en desventaja a los miembros que tenían más animales que el resto, y puso en riesgo la sostenibilidad de los recursos naturales.

Además, estos dos factores contribuyeron a la fragmentación de la tierra, los cuales empezaron con desintegrarse a partir de la familia extendida y la posterior formación de condominios de familias nucleares. Con este cambio estructural, la estrategia familiar de «dividir el tiempo» se volvió irrealizable, ya que las familias empezaron a

11 «Unidades agrícolas» es un término usado por el CENAGRO para definir el territorio agrícola que es ocupado como una unidad para fines agrícolas.12 Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo

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dividir las zonas de pastoreo. Los condominios de familias nucleares están conformados, generalmente, por padres e hijos (cada uno representa una unidad doméstica con independencia económica) o por hermanos que comparten decisiones relacionadas con el acceso y el control de la tierra, pero cada quien con sus propios rebaños.

Pueden observarse dos tipos de condominios de familia nuclear en Caylloma: aquellos con suficientes recursos naturales (agua y pasturas) para garantizar la sostenibilidad del condominio, y aquellos con insuficientes recursos naturales que habían sido consecuentemente divididos en parcelas.

En el segundo caso, se emplean tres estrategias para enfrentar la escasez de recursos. Primero, el acceso a las pasturas y al agua puede obtenerse mediante el alquiler o la compra de terrenos (aunque los casos de compra son todavía raros). Segundo, los padres o un hermano puede quedarse a cargo de los rebaños mientras que los otros miembros de la familia migran a la ciudad para trabajar en otras actividades y apoyar a la familia económicamente. Los miembros de la familia que migran retornan en ciertos momentos del año para asistir con las actividades del ganado. Tercero, uno de los hermanos permanece y continúa el pastoreo mientras que los otros miembros de la familia venden la parcela que corresponde a aquellos que migraron permanentemente a la ciudad.

Este segundo tipo de condominio de familia nuclear marca el fin del condominio y el inicio de la propiedad individual. En Caylloma, parece haber una clara tendencia hacia el control y el acceso individual a la tierra, aunque este cambio es incipiente. Si el manejo de la tierra es individual se pueden desdoblar dos escenarios. Ya sea que la propiedad individual tiene suficientes recursos para mantener el rebaño y permitir al propietario vivir de esta actividad o que la propiedad individual tiene insuficientes recursos naturales porque el proceso de fragmentación de la tierra alcanzó su límite. En la segunda instancia, pueden observarse tres escenarios adicionales: 1) los propietarios alquilan o compran tierras para acceder a pasturas y agua para sus rebaños; 2) el territorio está tan fragmentado que el propietario tiene que venderlo o alquilarlo para migrar a la ciudad y trabajar en otras actividades; o 3) el propietario vende los terrenos y se convierte en un pastor huaccha.

El desarrollo y el mejoramiento de la red de caminos en Caylloma trajeron significativas reducciones en los costos de transacción. Hacia la segunda mitad del siglo XX se construyeron carreteras principales, lo que permitió unir Caylloma al circuito de la producción de lana y facilitar la formación de importantes centros poblados. Las ferias y los mercados se establecieron en estos nuevos centros, y también servicios públicos, como colegios y puestos de salud. La construcción del camino Chivay-Arequipa (así como los caminos adicionales que unen Chivay con otros pueblos del valle) ayudó a transformar Chivay en un mayor centro de distribución. En 1950, el pueblo de Callalli se convirtió en un importante centro de comercio debido a su proximidad a los sitios de producción de fibra (Manrique, 1985). El desarrollo de carreteras también generó la formación de sitios secundarios para el comercio de fibra y ha facilitado el establecimiento de una relación directa entre el área ganadera de Caylloma y la ciudad de Arequipa. Arequipa es el principal centro de comercio de la región y alberga a las principales empresas compradoras, procesadoras y exportadoras de fibra del país. Desde la década del ochenta, las ferias comerciales han estado operando en sitos secundarios de comercio de lana a lo largo de toda la provincia, tales como las ferias de Chichas, Chalhuancalchuhuayco y Challuta, en donde se compran fibra y carne para su posterior venta en la ciudad de Arequipa (Toro et al., 2001).

Crecientes relaciones mercantiles han generado cambios en los patrones de consumo entre los pastores quienes ahora prefieren consumir productos industrializados y demandar más servicios públicos. El problema es que la dependencia de estos artículos los hace más vulnerables hacia la inflación de servicios. Estos cambios en los patrones de consumo últimamente dieron lugar a la monetización de la economía local; así, mientras los pastores llegaron a ser más dependientes del mercado, también se hicieron más vulnerables a los cambios de precio. Para enfrentarse a esta vulnerabilidad y para satisfacer el nuevo tipo de consumo, algunos miembros de condominio se vieron forzados a trabajar en actividades no pastoriles, lo que aceleró el proceso de migración

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basado en la percepción de «no poder vivir del pastoreo de alpacas». Esta nueva visión del pastoralismo como una actividad que no es lo suficientemente rentable para generar suficientes ingresos, ocasionó que las poblaciones más jóvenes migraran hacia las ciudades para acceder a la educación básica y superior. Esto explica la edad avanzada de los pastores de alpacas en las alturas de Caylloma, ya que son las personas mayores quienes permanecen en el condominio para cuidar los rebaños y a los miembros menores de la familia.

Finalmente, uno de los agentes más importantes que explica los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra es la transformación de las reglas de la herencia. Para mantener la unidad productiva de la tierra, los derechos de acceso (propiedades en diferentes fundos) fueron solo heredadas por herederos hombres —en algunos casos por solo un heredero— (Valderrama, 2012). En la actualidad, sin embargo, tanto los hijos como las hijas demandan iguales reglas de herencia, que podrían implicar, además, la fragmentación de la tierra. En algunos casos, ellos podrían migrar y abandonar las actividades pastoriles; por lo tanto, las parcelas podrían ser percibidas como capital para ser invertido en su nuevo modo de vida. No obstante, cabe mencionar que algunos de los pastores que deciden quedarse están considerando restablecer las restricciones de la herencia, a fin de evitar una mayor fragmentación de la tierra por la nueva generación.

En general, se pueden observar dos patrones de cambio en relación con la transformación de los regímenes de tenencia de la tierra durante este período. Primero, dentro del régimen Condominial Comunal, hay una tendencia a restringir los derechos basados en la familia —desde familia extendida hasta familia nuclear— en los niveles operacional y de elección colectiva13. Segundo, esta tendencia es más aguda dentro del régimen Condominial. Aparece, además, una mayor restricción, un nuevo modelo de tenencia de la tierra: el Régimen Individual (I). Bajo este nuevo régimen de tenencia de la tierra, solo la unidad doméstica ejerce los derechos de nivel operacional y de elección colectiva.

13 Los derechos de familia nuclear no fueron previamente diferenciados de los derechos de familia extendida, ya que en anteriores regímenes de tenencia de la tierra los derechos fueron ejercidos sobre una base de familia extendida.

Nivel operacional

Niv

el d

e el

ecci

ón c

olec

tiva

I F C

I I/I

N nuF/F

E F/F

C C/F

E

Tabla 13. Cuarta dinámica de cambio: Restringir derechos basados en la familia y la aparición del régimen individual de tenencia de la tierra

Elaboración propiaex = extendida / nu = nuclear

Transformación de regímenes de tenencia de la tierra

Conjunto de derechosTendencia 1 Tendencia 2

C/ex F C/ nu F F/ex F F/nu F I/I

Acceso F F F nuF I

Usufructo I I I I I

Manejo F nuF F nuF I

Exclusión F + C nuF + C F nuF I

Alienación C C F nuF I

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Foto: Pastora en los AndesCrédito: Practical Action

En resumen, una exploración de los agentes de cambio en los regímenes de tenencia de la tierra ilustra que, en el caso de la provincia de Caylloma, las tendencias no son lineales. Antes de la reforma agraria, el control familiar y comunal de la tierra cambió a control externo, debido a la creciente demanda internacional de fibra de llama y alpaca, mientras que el acceso a la tierra continuó teniendo una base familiar. La reforma agraria cambió el control de la tierra y el acceso a esta, y la llevó a un manejo colectivo. En este caso, el agente fue la intervención estatal.

Con la crisis de la reforma agraria, el manejo de la tierra retornó a su estado original antes del desarrollo de las haciendas. El derecho de acceso a la tierra era sostenido por la familia otra vez y los derechos de control retornaron a la familia y a la comunidad. Estos cambios pueden ser explicados por el éxito de la organización interna entre los pastores sobre el Estado, que fue el responsable de la imposición de la reforma agraria. Finalmente, a principios del siglo XXI, las presiones volvieron en tal magnitud que ahora parecen estar conduciendo a los pastores de Caylloma hacia la individualización del manejo de la tierra, aunque los cambios en el acceso y el control son todavía incipientes. Los principales factores detrás de esto son la demanda internacional por la fibra de alpaca, la creciente promoción de programas de crianza de alpacas por parte de las ONG y del Estado, la aparición de patrullas campesinas, la construcción de caminos y los cambios en las reglas de sucesión.

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Evaluación de la estabilidad institucional y la sostenibilidad del manejo de los recursos

En Caylloma, hay dos tipos de regímenes de tenencia de la tierra que se han preservado a través del tiempo: el Condominial (F/F) y el Condominial Comunal (C/F). Pese a perdurar por décadas, estos regímenes parecen estar enfrentando una crisis por las condiciones presentes. Son dos los factores que explican esta situación: la congestión de los condominios y la pérdida de la fuerza laboral.

Como se incrementa la densidad de pastores que usan los condominios debido a los cambios en las normas de herencia, la estrategia de fragmentación del tiempo en lugar de la fragmentación de la tierra para el mantenimiento de la unidad productiva parece alcanzar sus límites. La variabilidad climática y la escasez del agua empeoraron esta situación, y se propaga la sobreexplotación de recursos. Esto incrementa el conflicto entre los usuarios y responde a la autoridad del kapaqkamachiq (o «titular») para resolver conflictos y mediar en ellos, monitorear el cumplimiento de las normas y establecer las sanciones correspondientes por incumplimiento.

Al mismo tiempo, debido a la creciente dependencia del mercado y los valores culturales cambiantes, los pastores migran por largos períodos para vender su fuerza laboral en campos agrícolas o en la ciudad de Arequipa, mientras que los miembros más jóvenes de la familia migran para acceder a la educación y muchos de ellos esperan abandonar las actividades pastoriles en el futuro. Esto ha disminuido la fuerza laboral disponible para llevar a cabo las actividades pastoriles. Así, el acceso restringido a los condominios, de la familia extendida a la nuclear, parece estar simultáneamente incrementando los usuarios y reduciendo la disponibilidad de la fuerza de trabajo.

Una de las ventajas de los tipos de régimen Condominiales (ambos F/F y C/F) consistió en que garantizaron a varios usuarios el acceso a diferentes tipos de pasturas (pastos y bofedales), una condición esencial para sostener un modo de producción multiespecie. Diferentes especies han demostrado diferentes preferencias según ciertas características, como el sexo y la edad. Así, los modos de producción pastoril dependen de la movilidad del ganado entre las pasturas disponibles, lo cual ha constituido una estrategia de manejo de riesgos fundamental para los pastores (Browman, 1985) y parece haber sido la razón principal detrás de la resiliencia de estos regímenes. Estos tipos de regímenes también han actuado como una red de seguro social para las unidades domésticas más pobres, ya que les proporcionan formas de asistencia mutua y dividiendo el riesgo. Si estos regímenes se desvanecen y el estado falla en reemplazar la función de esta red de seguridad, es probable que se incrementen los riesgos y la vulnerabilidad medioambientales para las unidades domésticas pastoriles pobres.

Ahora que la unidad productiva de la tierra ha sido interrumpida, algunos usuarios tendrán restringido el acceso a diversas pasturas. En consecuencia, puede incrementarse la desigualdad, de modo que el acceso a varios tipos de pasturas solo se conseguirá por la concentración de tierras, lo que incapacitará a las familias a reproducir su modo de vida pastoril. A esto se le añade que la creciente diferenciación en la riqueza de los pastores aumenta las diferencias de intereses entre ricos y pobres, lo que debilita el cumplimiento de las normas y las costumbres relacionadas con el uso y el manejo de las pasturas.

Finalmente, el régimen Condominial involucra la evaluación colectiva de la capacidad del recurso necesario para mantener los rebaños, con derechos de acceso y usufructo distribuidos según corresponda. El nuevo modelo que restringe el número de usuarios que acceden a pasturas o que individualiza el acceso elimina estos mecanismos comunales planteando así una posible amenaza a la sostenibilidad del pastoralismo en la región.

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Esta sección del estudio, proporciona respuestas a las preguntas de investigación que guían el análisis. En primer lugar, los regímenes de tenencia de la tierra en sociedades pastoriles son instituciones tradicionales locales que funcionan sobre la base de un conjunto de derechos individuales y colectivos sobre la tierra. Con el tiempo, estos derechos han cambiado en respuesta a diversos agentes, a fin de adaptarse a las nuevas condiciones medioambientales, políticas y económicas. Los dos principales agentes externos para el cambio han sido identificados como la intervención estatal y el desarrollo del mercado. La reforma agraria iniciada por el estado ha tenido un impacto certero en reforzar el control colectivo de la tierra. Las reformas reconocieron las formas antiguas de tenencia colectiva de la tierra y permitió la creación de nuevas comunidades pastoriles. Además, las reformas promovieron modos asociativos de producción y regímenes colectivos de tenencia de la tierra. Sin embargo, en las últimas décadas, el estado ha orientado su política en otra dirección, limitando las intervenciones en el manejo de la producción local para algunos proyectos aislados centrados en las pasturas y en el mejoramiento genético del ganado, y también facilitando el desarrollo y la expansión de los activos públicos (infraestructura, telecomunicaciones y servicios) y mercados según las políticas neoliberales vigentes. En este nuevo contexto, el estado ya no promueve las organizaciones productivas ligadas a los regímenes colectivos de tenencia de la tierra.

La expansión del mercado también parece ser un agente importante. La expansión del mercado de fibra de alpaca durante el último siglo creó una nueva fuente de ingresos monetarios para los pastores de montaña mientras se incrementa la presión sobre sus territorios debido a los agentes externos. Más recientemente, la expansión de la red de caminos y la popularización de los vehículos motorizados tuvieron un decisivo (directo e indirecto) impacto en la economía de las unidades domésticas pastoriles. Los pastores se han ido convertido en cada vez más dependientes de las transacciones mercantiles, y su participación en el sistema de trueque se ha ido reduciendo significativamente. La economía pastoril ha llegado a ser más dependiente del ingreso en efectivo. En consecuencia, algunos productores han visto incrementar sus ingresos monetarios con el trabajo agrícola en las ciudades o con el aumento de alpacas, lo que ha generado un mayor uso de las pasturas. Estas prácticas individuales están desafiando los regímenes colectivos en los cuales el acceso a la tierra y la provisión de fuerza laboral son reguladas colectivamente. Estos, también llamados, «agentes libres» están conduciendo a los regímenes de tenencia de la tierra hacia modelos más individualizados.

En segundo lugar, analizando los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra, ha sido posible identificar algunos tipos resilientes y observar que los cambios son no lineales. En particular, los de tipo F/F y C/F han persistido y han seguido apareciendo en todos los períodos cubiertos por este estudio, a pesar de las condiciones externas cambiantes. Incluso contra el contexto de la individualización del acceso a la tierra desencadenado por las fuerzas del mercado, la gran mayoría de los pastores en Caylloma producen bajo los tipos F/F y C/F o los subtipos Fn/Fn C/Fn. Parece que estos regímenes han sido muy fuertes porque facilitan la sostenibilidad del sistema de producción extensiva adoptados por los pastores en las condiciones de montaña semiárida. Por un lado, las actividades de los pastores dependen de su acceso al forraje natural (por consiguiente, la trashumancia guiada por la disponibilidad de pasturas es una actividad inevitable), dado su limitado desarrollo tecnológico. En los regímenes de tenencia de la tierra F/F y C/F se previene la fragmentación. Por otro lado, Los pastores dependen de una cierta cantidad de fuerza laboral para manejar adecuadamente sus rebaños. En los regímenes F/F y C/F, las necesidades de mano de obra son proporcionadas y reguladas colectivamente por las familias y los comuneros.

CONCLUSIONES

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

El mantenimiento de los regímenes F/F y C/F ha dependido de algunos arreglos institucionales duraderos que evitan el uso excesivo de los recursos comunes que limitan el número de socios y maximizan el acceso colectivo de tierras. La transferencia intergeneracional de derechos se restringen mediante normas de herencia, que prescriben que únicamente algunos de los hijos varones —y, en ocasiones, solo uno— pueden convertirse en herederos oficiales de un conjunto de copropiedades en los diferentes condominios que tiene el pastor. Además, estos regímenes fragmentan el tiempo de pastoreo en lugar de fragmentar la tierra de pastoreo. En Caylloma, los pastores priorizan el mantenimiento de la unidad productiva de las pasturas, en vez de incrementar la cantidad de socios, que obtuvieron sus derechos de nivel operacional mediante relaciones de parentesco.

A pesar de esto, ambos regímenes, F/F y C/F, están ahora en crisis principalmente debido a los cambios institucionales. Las antiguas reglas de herencia están siendo contestadas por los hermanos quienes previamente fueron excluidos de este arreglo, lo que desencadena un cambio en las reglas de herencia de patrilineal a bilateral, queriendo decir que algunos de los otros hermanos hombres o mujeres pueden ahora reclamar sus derechos como herederos oficiales. Estrechar el grado de acceso colectivo desde uno de familia extendida hacia uno de familia nuclear o de territorio de base individual está volviéndose crecientemente fragmentado. Esto ha desencadenado en la aparición de tres nuevos regímenes de tenencia de la tierra: Fn/Fn, C/Fn y I/I. Los dos primeros son los más comunes y pueden ser considerados como los de subtipo F/F y C/F en donde los derechos de acceso colectivo a la tierra de la familia extendida están restringidos a la familia nuclear. El tercer subtipo, I/I, se refiere a un régimen en el cual el acceso a la tierra es un derecho individual.

En tercer lugar, el análisis muestra que los nuevos regímenes de tenencia de la tierra (Fn/Fn, C/Fn, y I/I) serán incapaces de sostener el modo de vida pastoril por un largo período adicional, a menos que el estado intervenga de alguna manera. La mayoría de pequeñas propiedades bajo estos regímenes carecen de suficientes pasturas para alimentar un rebaño lo suficientemente grande como para mantener la reproducción de una familia nuclear pastoralista o de una sola unidad doméstica, lo cual significa que estos sistemas generalmente sufren el uso excesivo de recursos. Además, bajo estos regímenes los rebaños de animales no están bien manejados.

Los pastores que deciden quedarse han desarrollado dos estrategias para lidiar con esta situación. Algunos han decidido restablecer las restricciones de la herencia, evitando de este modo la posible división de las tierras por parte de las generaciones más jóvenes. El éxito de esta iniciativa, sin embargo, dependerá de la aceptación social de regresar a las reglas antiguas y de la sostenibilidad económica de los usuarios colectivos. Otros pastores han procurado incrementar su acceso a las pasturas mediante el alquiler o la compra de nuevos terrenos. El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad financiera del pastor y del desarrollo de lo que es todavía un muy pequeño mercado de tierras. En las condiciones actuales, esta estrategia solo ha funcionado para unas pocas familias nucleares o individuos con el suficiente capital económico y social para impulsar sus vínculos con el sistema de mercado.

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Las iniciativas gubernamentales de desarrollo para las áreas pastoriles del Perú han tenido dos enfoques principales: la política de tierras y la política orientada al mercado. Primero, en relación con la política de tierras, los intentos para establecer territorios comunales bajo la forma de comunidades campesinas o empresas rurales han evolucionado en iniciativas que desmantelan este sistema de comunes y fomentar la privatización individual. Segundo, con relación a las políticas orientadas al mercado, el estado empezó interviniendo el mercado de lana mediante la creación de empresas estatales para comprar y vender lana, e hizo intentos débiles para promover la formación de asociaciones pastoriles para mejorar sus ingresos a partir de la venta de lana. El actual desarrollo iniciado por las estrategias del estado sobre las áreas pastoriles, están más enfocadas en proteger a las familias en situaciones vulnerables, tales como durante severas sequías, que en promover la productividad.

Actualmente, existen varios programas estatales para mejorar la genética y la comercialización de la fibra de alpaca. Estos programas funcionan principalmente con grandes comunidades, representan la mayoría de la población de pastores con acceso a abundantes pasturas. Este estudio muestra que hay una significativa población de pastores quienes luchan por mantener su actividad de subsistencia en crecientes condiciones insostenibles. Por consiguiente, se recomienda que el estado diseñe políticas públicas específicas para apoyar a esta población vulnerable.

RECOMENDACIONES DE POLÍTICAS

Foto: Pastoralist in the Andes tending to their herdCrédito: Practical Action

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Recientes estudios e informes han demostrado que los sistemas productivos pastoriles son uno de los sistemas más productivos en el planeta (McGahey et al., 2014; Pearce, 2016) y existen varias intervenciones por medio de las cuales la política estatal podría contribuir apoyando a los sistemas productivos de pastoreo y mejorar la sostenibilidad de las familias pastoriles vulnerables, promoviendo regímenes de tenencia de la tierra más sostenibles. Sobre la base de las conclusiones del presente estudio, podemos ofrecer las siguientes recomendaciones:

a. La política pública debe tener en cuenta la variedad y complejidad de los regímenes habituales de tenencia de la tierra que combinan derechos individuales y colectivos en el altiplano, a fin de identificar formas alternativas de fortalecimiento de la tenencia de la tierra. Nuestro estudio considera que los regímenes habituales de tenencia de la tierra que combinan derechos individuales y colectivos son más capaces de apoyar el modo de producción pastoril. Sin embargo, existen en el altiplano diferentes regímenes de tenencia de la tierra tales como el comunal y el basado en la familia. Ello así, las políticas de territorios deberían ser ajustadas regionalmente.

b. Los planes estatales para apoyar a los grupos pastoriles deben tener en cuenta que algunos regímenes de tenencia de la tierra son resilientes y que la mayoría es sensible a la intervención estatal y al desarrollo del mercado. La intervención estatal debería enfocarse en los grupos más vulnerables, apenas capaces de reproducir sus sistemas productivos debido a los cambios en los regímenes de tenencia de la tierra hacia la individualización del acceso a los terrenos.

c. Estimular la formación de pequeñas y medianas asociaciones pastoriles para incrementar su acceso a una mayor variedad y calidad de pasturas. Esto ayudaría a apoyar un manejo de recursos más sostenible.

d. Entender que los programas para el mejoramiento de la genética de la alpaca no funcionarán a menos que los pastores implementen prácticas de manejo sostenible de recursos. El mejoramiento genético necesita adecuar el manejo de rebaños que, en cambio, requieren acceso a amplios y diversos territorios de pasturas. Los regímenes tradicionales de la tenencia de la tierras facilitan este acceso, en tanto que cuanto más individualizados sean los regímenes de tenencia de la tierra podrían evitar dicho acceso. Por lo tanto, los programas para el mejoramiento genético de la alpaca deberían también tomar en cuenta la capacidad de los pastores beneficiarios para acceder a suficientes territorios. Tal como lo demuestra nuestro estudio, algunos regímenes de tenencia de la tierra permiten un acceso más amplio a las pasturas que otros.

e. Invertir en el mejoramiento tecnológico para desarrollar sistemas productivos sostenibles entre los pastores. En particular, las tecnologías para el manejo del agua serán vitales para el mejoramiento de las pasturas. Sin embargo, la introducción de tales tecnologías deberían ser basadas en costumbres, prácticas y conocimientos tradicionales. Se debería tomar en cuenta las instituciones locales, a fin de acceder a los territorios para evitar la individualización del acceso a la tierra. Especialmente deben implementarse las tecnologías para el mejoramiento de la producción, tales como los sistemas de manejo de aguas o pastizales mejorados, respetando los acuerdos comunales y de instituciones locales de familias extendidas para el acceso a la tierra.

f. Las políticas deben ser desarrolladas sobre la base de un claro entendimiento de cómo las actividades pastoriles impactan en el medioambiente y de cómo los pastores —especialmente los más pobres y más vulnerables— están siendo afectados por el cambio climático. Como lo demuestra nuestro estudio, los diferentes regímenes de tenencia de la tierra sostienen diversas actividades de manejo de recursos naturales que tienen diferentes impactos en el medioambiente, particularmente en el contexto del cambio climático.

Se espera que las recomendaciones de políticas aquí resumidas contribuyan a reforzar los sistemas de manejo de tierras sostenibles entre los pastores andinos, incentivando así regímenes colectivos de tenencia de la tierra.

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La Evolución de los Regímenes de Tenencia Colectiva de Tierras en Sociedades Pastoriles: Lecciones desde Países Andinos

Villarroel, E. K., Mollinedo, P. L. P., Domic, A. I., Capriles, J. M. and Espinoza, C. 2014. Local Management of Andean Wetlands in Sajama National Park, Bolivia: Persistence of the Collective System in Increasingly Family-oriented Arrangements. Mountain Research and Development 34(4) 356-368.

Weistreicher, C. A., Mérega, J. L. and Palmili, G. 2006.Review of the Literature on Pastoral Economics and Marketing: South America, Report Prepared for the World Initiative for Sustainable Pastoralism (WISP). IUCN, EARO, Buenos Aires.

Yeckting, F. 2008. Visiones del Desarrollo en las Comunidades: Impactos de Tres Proyectos de Desarrollo Agropecuario en las Comunidades Pastoriles Surandinas del Perú Durante el Período de Violencia Interna (1980-1995) (Visions of Development in Communities : Impacts of Three Agricultural Development Projects in South Andean Pastoralist Communities of Peru During the Period Internal Violence (1980-1995 ). French Institute for Andean Studies, Lima

Yepes, E. 1979. Burguesía y Gamonalismo en el Perú (Bourgeoisie and Gamonalism in Peru). Análisis. Cuadernos de Investigación 7.

Zoomers, A. 2001. Land and Sustainable Livelihoods in Latin America. Royal Tropical Institute, Amsterdam.

Zoomers, A. and van der Haar, G. (eds). 2001. Current Land Policy in Latin America: Regulating Land Tenure under Neoliberalism. Royal Tropical Institute, Amsterdam.

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Tabla 1: Conjunto de derechos

Tabla 2: Tipos de régimen de tenencia de la tierra (RTT)

Tabla 3: Descripción de los RTT

Tabla 4: Dinámicas de cambio de los RTT

Tabla 5: Población del altiplano, por área geográfica

Tabla 6: Población nativa en el altiplano

Tabla 7: Población estimada de dos especies silvestres y dos especies domesticadas de camélidos en el Perú, Bolivia, Chile y Argentina

Tabla 8: Tipos de Regímenes de tenencia de la tierra en sociedades pastoriles andinas

Tabla 9: Descripción del RTT entre las sociedades pastoriles andinas

Tabla 10: Primera dinámica de cambio: la expansión de las haciendas

Tabla 11: Segunda dinámica de cambio: la reforma agraria

Tabla 12: Tercera dinámica de cambio: el colapso de los modos asociativos de producción y la perseverancia de las comunidades campesinas

Tabla 13: Cuarta dinámica de cambio: Restringir derechos basados en la familia y la aparición del régimen individual de tenencia de la tierra

LISTA DE TABLAS

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