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    Revista Electrnica de Psicologa Poltica Ao 8 N 23 Julio/Agosto 2010

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    DISCURSO PSICOPATOLGICO Y CONTROL SOCIAL:UN ANLISIS DE LA RELACIN ENTRE

    NORMATIVIDAD Y EXCLUSIN1Sebastin Rueda Matus2

    Resumen

    El presente artculo pretende exponer y visibilizar la importancia del marco socio-histrico en el cual la psicopatologa surgi como un rea dedicada al estudio de lasenfermedades y trastornos mentales, entendindola adems como una til herramientade control social capaz de dominar y excluir a ciertas minoras cuyas dinmicas se

    oponen a las del poder establecidos. Para sostener este argumento se expondrn dosmomentos histricos (el surgimiento de los manicomios y la creacin de la enfermedadmental llamada Drapetomana) en los cuales esta relacin se deja entrever.Finalmente se considera la idea de que el discurso normativo en psicopatologa nopromueve la diversidad, ya que en su posicin de poder los veredictos que stapropone, erradica otros discursos en vez de promover un dilogo en distintas visiones.En este sentido se promueve un giro disciplinar en el sentido de ir elaborando una saludmental que traspase lo individual para considerarla desde una perspectiva social.

    Palabras clave: Psicopatologa, Salud mental, Control social, normatividad, exclusin.

    Abstract

    This article shows the importance of sociohistorical context in which psychopathology

    emerged as an area dedicated to study mental disorders, as well as an useful tool ofsocial control able to dominate and exclude minorities with certain dynamics inopposition to the dominant powers of a society. In this way, two historic moments will be

    presented (the emergence of the mental and the creation of mental illness calledDrapetomania) to sustain those arguments. Finally, this article considers the idea that

    psychopathological discourse doesnt promote diversity, because its power positioneradicates other discourses instead of promoting a dialog with other different visions. Inthis way, a disciplinarian change is proposed, in the way of consider disease as aconcept inextricably entwined with socio-political power and ideology.

    Keywords: Psychopathology, Mental health, Social control, Normativity, Exclusion.

    1Trabajo enviado el 06/06/2010 y aceptado el 24/07/2010

    2Licenciado en Psicologa, Universidad de Chile. Miembro fundador del Grupo de Estudios en Psicologa Social

    Crtica (GEPSC) y miembro del Grupo de Estudios e Intervencin en Desastres Naturales (GEIDS), U. de Chile.Cursando Diploma en Psicologa Social Crtica y Procesos Polticos, U. de ChileCorreo Electrnico: [email protected]

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    Introduccin

    De acuerdo con el paradigma de la ciencia caracterstico de la Modernidad, que

    caracteriz a la psicologa en sus primeras dcadas (Rodrguez y Arnold, 1999), lascosas son o parecen ser de una determinada manera y con un conjunto particular de

    caractersticas. Cuando observamos un objeto (ya sea desde una lgica empirista, estoes, experimentarlo a travs de nuestros sentidos, o a travs de una lgica racionalista,al ir de lo general a lo particular), la frase anteriormente expuesta nos parece evidente.Pero aqu cabe preguntarnos: Por qu son como son?

    Una explicacin contempornea de esto se puede encontrar desde la llamada crisis dela psicologa en los aos 60 (Iiguez, 2003) en el hecho de que son o han sido fruto deunos procesos sociales, culturales e histricos especficos, los cuales, a su vez, podranhaberse configurado con caractersticas particulares debido a su marco socio-histrico

    de produccin. De esta inevitable contingencia no se escapa ningn elemento, teora odisciplina producida dentro del espacio-tiempo, cuya creacin, desarrollo o existencia sedio lugar arropado por unos parmetros y culturales concretos. De esto las ciencias de

    la salud tampoco se escapan, y para los efectos de este artculo, tampoco lapsicopatologa puede dejar de ser entendida como un rea de estudio de la saludmental surgida en cierto contexto particular, debido a ciertas necesidades y objetivosdefinidos de acuerdo al contexto socio-poltico en el cual sta se pens (Moreira, 2005).

    Si se parte del conocimiento de los rasgos caractersticos de los seres humanosofrecidos por la Ciencia Psicolgica, es posible la comparacin y la clasificacin de laspersonas de acuerdo con unas necesidades y unos objetivos, consiguindose una

    valoracin3

    al relacionarlas con la normalidad estadstica, con las caractersticas de lamayora (Millon, 2005). Esta valoracin de rasgos personales suele ser reali zada porprofesionales de la salud mental, quienes son los encargados de clasificar y ordenaraquellos rasgos; y estas personas estn sujetas a diversas influencias tanto de sus

    propias disciplinas como de la sociedad en que viven: su cultura y su historia.

    Por lo tanto, estas comparaciones y clasificaciones son muy variables en el espacio y eltiempo, de forma que se configura un marco sociohistrico determinante, pero vlidopara un momento dado y no para otro. En este sentido, la normalidad estadstica a laque Millon refiere puede presentar caractersticas interesantes que puedan develar porqu la normalidad se define como tal, apelando a las palabras con las que se ha

    iniciado el presente artculo.

    La normatividad y el control social

    Uno de los instrumentos a tener en cuenta y que nos proporcionan las disciplinas alservicio del control social (entre ellas la Psicopatologa, como veremos luego), es todolo que se refiere a la normatividad entendida como exteriorizacin y seal de lo que

    3 Megone, Ch. (2000): Mental illness, human functions and values, Psychology, Psychiatry andPhilosophy. John Hopkins University Press.

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    debe ser, y que forma parte de un tipo de pensamiento situado, nacido de la unin delos comportamientos socialesy las relaciones de poder (Parker, 2007).

    Segn Parker (2007), la normatividad como funcin cotidiana supondra lainstitucionalizacin subjetiva de lo que es correcto y de lo que no lo es, y de esta forma

    lo correcto sera lo acorde con las normas y lo incorrecto seran las conductastransgresoras discordantes con las normas-, y por ello perseguidas. Y en este mismosentido, quien ha planteado la dicotoma normalidad-patologa, desde un anlisis crticode la historia de la ciencia es el epistemlogo francs Georges Canguilhem (1976), queconsidera que slo mediante la referencia al entorno o a las condiciones de existencia

    en las que se dan la buena salud y la enfermedad puede sostenerse la diferenciacinentre ambas. Dice:

    Del mismo modo que en la guerra y en la poltica no hay una victoria definitiva,

    sino una superioridad o un equilibrio relativos y precarios, lo mismo, en el ordende la vida, no hay resultados que radicalmente desvaloricen otros ensayoshacindolos parecer faltos de algo.4

    Lo que este prrafo escogido tiene para efectos de este artculo es que en elcontexto de la vida el trmino de normal no tiene ningn sentido propiamente absoluto o

    esencial, sino relacional, ya que como sostendran Vera y Moyano (2008), estarainmerso en un constante conflicto de poder entre diversas influencias. De este modo se

    habr de comprender la relevancia del entorno o el contexto en el marco que definir loentendido como normal, y lo anormal como aquello que quede excluido de aquel marco.As lo patolgico aparece como lo otro diferente de lo normal, aquello que no puede ser

    interpretado como tal (Gabrielle, 2003). Esta distincin est expresada con claridad enlas siguientes palabras de Canguilhem:

    ... no podemos decir que el concepto patolgico sea el contrario lgico delconcepto de normal, porque la vida en el estado patolgico no es la ausenciade normas sino la presencia de otras normas. Con el mximo rigor, patolgicoes lo contrario vital de sano y no lo contradictorio lgico de normal. 5

    En esta cita Canguilhem pone nfasis en el concepto de norma, que nos permiteobservar cmo se van dando los cruces categoriales entre distintos discursos 6. Si lanorma es entendida como el modelo que se tiene en cuenta al actuar y si es la regla la

    que regula la conducta social, Qu modelo de actuacin o de actos representa eldiscurso psicopatolgico para determinar qu es lo que queda fuera de lo consideradonormal?

    4Canguilhem, G. El conocimiento de la vida, p. 189.

    5 Ibid., p. 197.

    6En este caso el cruce de categoras se da entre el discurso tico y el discurso de las ciencias naturales, al introducir

    un concepto propiamente tico como el de norma para significar la naturaleza de la distincin entre normal ypatolgico en el mbito de las ciencias naturales y la medicina.

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    La psicopatologa y su rol en la normatividad

    Al definir lo patolgico como la presencia de otras normas (Gabriele, 2003), la patologaentonces se est considerando como una herramienta para el poder, en el sentido deque ella es capaz de separar entre la paja y el trigo, distinguir entre lo normal y lopatolgico, siendo esta distincin otorgada por los requerimientos de los poderes queinfluyen una sociedad en un momento socio-histrico determinado.

    De esta manera, nuestras inquietudes en torno a la psicopatologa tienen que ver conpreguntarnos cules son las condiciones que hacen que ciertas normas seanconsideradas como tales mientras que otras no. Y preguntarnos tambin cules sonesas otras normas que entran bajo la categorizacin de enfermedad mental que hacen

    del individuo enfermo un sujeto excluido de los roles sociales normales, y en

    consecuencia, despojado e inhabilitado de ejercer la totalidad de los derechos que a lle conciernen como ser humano y ciudadano (Szasz, 1997).

    La regulacin o normativizacin de conductas, sentimientos y pensamientos hace quese califique como problemtico lo diferente, y prohibido lo que no es verdadero, nilegtimo ni vlido (Vera y Moyano, 2008). Y el hecho de que existan normas, implica

    que stas se puedan romper: es lo que comnmente se denomina transgresin. Estesaltarse las normas, supone que el sujeto no ha podido adaptarse a la ley construidaen sociedad, y tambin supone la necesidad de que los poderes establecidos seocupen de ello, y realicen acciones correctoras para enderezar esas desviaciones, eincluso las penalicen (Vera y Moyano, 2008).

    En este sentido, la psicopatologa ha jugado un rol fundamental para controlar estas

    transgresiones, porque desde todas sus ramas, y unida al pensamiento modernooccidental cartesiano, racionalista y positivista, ha contribuido a la normalizacinindicando lo que es deseable y bueno, al sealar los valores, creencias y tradicionescorrectos para cada sistema social (Parker, 2007), y que lo natural es lo que espresentado como bueno. De este modo, se va conformando la realidad de acuerdocon oposiciones y dicotomas, con polaridades y diferencias que aceptan, prescriben orechazan algunos comportamientos que dependen de los contextos en los que seoriginan. Sin embargo, y tal como se ha dicho antes, los hechos no son normativos odiferentes sin un punto de referencia sociohistrico. Cada cultura y poca presenta sus

    propias normas particulares que regulan lo diferente, sealando y castigando lo nodeseable para esa sociedad.

    De esta forma entonces se podra decir que la transgresin surge a partir de lanormativizacin (Vera y Moyano, 2008). El slo hecho de que haya una regulacinsocial hace que tambin exista la posibilidad de transgredir, y le da la posibilidad alindividuo de incumplir la norma y hacer cosas no deseables en un rea construidasocialmente, lo que legaliza el ejercicio de poder contra quien transgrede la norma alsaltarse los discursos que construyen los objetos y que les dan un significado, siempreenmarcado todo esto dentro del binomio normal/no-normal. En este sentido, resultamuy importante para las clases dominantes de una sociedad tener bien delimitado, de

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    acuerdo a sus intereses, qu es lo deseable y lo indeseable, para as preservar supoder y mantener la dominancia social. Y en esto ltimo la psicopatologa ha sido unagran aliada de los los grupos dominantes dentro de la sociedad, generando una

    diferencia favorable a estos ltimos.

    Presentacin de momentos histricos

    Para retratar lo considerado en los prrafos anteriores es que se proceder a exponerdos momentos histricos en los que las disciplinas de la salud mental (teniendo stas ala psicopatologa como rea de estudio) han estado al servicio de una estructura depoder, patologizando al otro transgresor de la norma. Uno de esos momentoscorresponde al de la exposicin de cmo se empez a gestar lo patolgico en losalbores de la modernidad en cuanto a la preocupacin y comprensin de lo distintocomo un problema a tratar cientficamente. El otro momento trata de cmo se ha

    utilizado (de forma casi grosera) a la psicopatologa como herramienta de control social,creando patologas destinadas a reprimir minoras dominadas.

    El surgimiento de la locura como un problema por tratar

    En primer lugar, corresponde decir que a lo largo de la historia de Occidente el loco no

    fue siempre considerado como un alienado, en el sentido de aquel que se encuentraen una situacin de extraamiento o alejamiento respecto de las normas de unasociedad. Canguilhem deca con respecto a esto:

    La Edad Media no es denominada as por haber dejado coexistir los extremos,

    es la edad donde uno ve vivir en sociedad los locos con los sanos y losmonstruos con los normales. En el siglo XIX, el loco est en el asilo donde lesirve para mostrar la razn, y el monstruo est en el frasco del embrilogo dondele sirve para ensear la norma. 7

    El contexto histrico que sirvi de marco para el encierro de la locura en la categorade enfermedad mental, fue la explosin demogrfica del siglo XVIII (Foucault, 1999a). Afines de este siglo, se produce en el mundo occidental una importante transformacinen la organizacin social, poltica y estatal de la sociedad: el paso del Antiguo

    Rgimen (de las monarquas absolutistas) a las sociedades eminentementecapitalistas de la Revolucin Industrial. En esta forma de desarrollo econmico y social,aquel que no est inserto en el mundo del trabajo no puede ser tolerado, por lo que estefenmeno social necesit de un ordenamiento o disciplinamiento del espacio social,convertido en un cuerpo social de realidad biolgica, que como tal, exiga laintervencin de un tipo de saber que se ocupara de sus patologas (Foucault, 1999b).

    7Canguilhem, G. Op. Cit., p. 209.

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    De este modo, se gener el campo propicio para el surgimiento de centros destinadosal encierro y la emergencia del saber mdico y psiquitrico, y aquellos conventos eiglesias medievales que albergaban a los desposedos dieron paso a un floreciente

    sistema hospitalario dedicado al encierro de los alienados.

    Este sistema hospitalario no era teraputico: en lugar de sanar, tena la explcita misinde imponer el orden. Y la medicalizacin de estos hospitales supona la introduccinde mecanismos disciplinarios que ordenaran y vigilaran el espacio confuso de estas

    instituciones. Foucault lo explica claramente cuando seala que: La disciplina es antetodo un anlisis del espacio, la colocacin de los cuerpos en un espacio individualizado

    que permita la clasificacin y las combinaciones.8

    El hospital como instrumento teraputico destinado a curar al enfermo recin apareci afines del siglo XVIII (Foucault, 1999a). Esto se debe a la introduccin de la medicina en

    los hospitales, lo que supone transformaciones de la percepcin y concepcin delespacio que son de fundamental importancia para comprender cmo el saber mdicoinstala categoras tales como lo mrbido y lo sano o lo normal y lo patolgico para laprctica terica de diversas disciplinas en una sociedad.

    A finales del Siglo XVIII y principios del XIX se produce una transformacin en la

    percepcin del espacio que se vuelve complejo, tridimensional y exige una triangulacinsensorial que incluye, aparte de la vista, el tacto y el odo. En otras palabras, estoconduce a una nueva configuracin del saber mdico como una gran figura esfrica,que en la circulacin de su mirada distribuye su saber teraputico a la experienciacotidiana (Gabriele, 2003). Se trata de la capacidad interventora del espacio mdico en

    el espacio social, lo que le otorga el suficiente poder como para establecer un marcoconceptual modelo para el estudio de la vida de los grupos y las sociedades, de la razao la vida psicolgica que se estructura a partir de la oposicin entre lo sano y lomrbido, lo normal y lo patolgico.

    La combinacin entre la facultad de intervenir sobre el medio, y el poder logrado gracias

    a esto, har que la institucin hospitalaria se caracterice por una determinadalocalizacin y distribucin interna de acuerdo a la seguridad sanitaria, especializando ycomplejizando los recintos hospitalarios. En este nuevo orden que ha instalado laintroduccin del saber mdico en los hospitales y que alcanza al medio social, el loco,siendo entendido como fenmeno que se encuentra excluido de la produccin

    econmica (trabajo), de la reproduccin de la sociedad (familia), del sistema deproduccin y circulacin de smbolos (discurso) y de la produccin ldica (juegos o

    fiestas), es sustituido por la figura del enfermo mental (Gabriele, 2003). Como bienseala Foucault: El enfermo mental no es la verdad por fin descubierta del fenmenode la locura, es su avatar propiamente capitalista en la historia etnolgica del loco.9.

    8Foucault, M. La incorporacin del hospital en la tecnologa moderna. p. 104.

    9Foucault, M. La locura y la sociedad.p. 95.

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    Sigue siendo el mismo individuo excluido de los cuatro sistemas sociales antesmencionados, pero la categora de enfermo lo ha convertido en alguien que debe sercurado para introducirse en el circuito del trabajo, lo ms importante en esa poca.

    Junto con la aparicin del enfermo mental aparece tambin una figura nueva para la

    cultura occidental: el psiquiatra (y con l una nueva disciplina clasificatoria: lapsicopatologa). Se trata de una nueva categora social destinada a la hospitalizacinpsicolgica (de la orgnica ya se encargan los mdicos tradicionales), como una

    instancia ms en el disciplinamiento de la sociedad. La importancia de la psiquiatraresidir en su funcionamiento como una forma de higiene pblica que se ocupar de

    aquellos individuos peligrosos que amenazan el orden de las nacientes sociedades detipo industrial. En palabras de Foucault: La psiquiatra del siglo XIX, por lo menos tantocomo una medicina del alma individual, fue una medicina del cuerpo colectivo.10

    Es as como el inters y preocupacin por la locura surge por las situaciones quepermiten estos cambios, y ese inters, segn sus palabras: ... debe entenderse comouna anormalidad psquica tal que hace al individuo inadaptado para vivir en su mediosocial. 11 Y la definicin misma del alienado se piensa a partir de un concepto deenfermedad mental que le impide ocupar un lugar funcional en el medio social. SegnIngenieros (1903), el proyecto de una nacin moderna constituye la normalidad del

    sistema, amenazada por la patologa de la marginalidad: delito y locura.

    Como se ha dicho antes, entendemos que la salud implica un poder normativo queinstala un determinado orden en el que est contemplado lo patolgico ( Canguilhem,1976). Entonces, se tiene que el entender la locura como una enfermedad implicapensar en la posibilidad de normalizarla, luego de clasificarla y ubicarla en el lugar quele corresponde dentro del cuerpo disciplinar de la psiquiatra.

    A partir de lo anteriormente expuesto, se desprende que si lo patolgico implica otrasnormas, y la locura es una patologa mental, esto supone que el mbito de la alienacinmental es el mbito de otras normas ajenas a las establecidas. En consecuenciasabemos que esas otras normas son ajenas a un ordenamiento social que se construyea partir de la lgica de la produccin econmica capitalista, y ajenas tambin, porextensin, a los otros tres sistemas de exclusin sealados por Foucault (1999d): eldiscurso, la familia y la actividad ldica. La locura cambi marcadamente la forma deser vista, y la misma psicopatologa fue cambiando de acuerdo a cmo fue

    evolucionando el marco socio-poltico.

    Si bien en el ejemplo expuesto no se profundiza en los elementos psicopatolgicos, sse intent dejar en claro la importancia de los cambios sociales, que condicionannuevas formas de ver patologa, y sus posibles abordajes. Y es en este momento que

    se hace conveniente exponer el segundo momento histrico a considerar, en el cual sepueden apreciar fuertes elementos situacionales a la hora de inventar patologas quefavorezcan el control social y los intereses de las clases dominantes.

    10Foucault, M. La evolucin del concepto de individuo peligroso en la psiquiatra legal del siglo XIX. p. 44.

    11Idem., p. 144.

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    El problema de las minoras raciales y sociales

    Numerosos aspectos de lo humano (si acaso no lo son todos) es la dominacin: ya seaa nivel de etnias, castas (Lagos y Calla, 2007), gnero (Bourdieu, 1998) y culturas(Snchez, 2002) entre muchos otros, han provocado sendas tensiones a travs de lahistoria, que llevan a procesos de discriminacin y racismo entre tantos otros. Estaltima prctica, la del racismo, permite el dominio de ciertas razas por sobre otras y laimposicin de la cultura dominante por sobre la que es dominada (Snchez, 2002). Laraza dominante busca entonces todos los medios posibles para resguardar su poder, yde acuerdo al sentido postulado en este artculo se puede decir que el surgimiento delas disciplinas de la salud mental y de la psicopatologa fueron de gran utilidad para quela raza dominante pueda ejercer fuertes mecanismos de control social por sobre lossubyugados.

    El momento histrico que se pretende exponer a continuacin trata del uso de lascategoras de lo mrbido y lo sano o lo normal y lo patolgico aplicados para un casoparticular: el de la creacin de la patologa denominada Drapetomana para controlar alas minoras raciales negras esclavizadas en la Norteamrica del Siglo XIX.

    All por el Siglo XIX, en la dcada de 1830, un grupo de cientficos liderados porSamuel Cartwright y el influyente Benjamin Rush (el padre de la psiquiatranorteamericana, que public el primer texto de psiquiatra en aquel pas) (Szasz, 1997)se empearon en sacar conclusiones que probaran la inferioridad intelectual de los

    afroamericanos, representados por la variable denominada negritud.

    En estas conclusiones se afirm que la negritud era una enfermedad heredada portodas las personas de piel oscura y que adems era transmitible al estilo de la lepra,por lo que urga segregar a las personas de piel oscura para que no pudiesen traspasar

    la enfermedad que irrevocablemente padecan (Cartwright, 2004). Adems, el grado denegritud y su virulencia variaban segn esta teora, asociando el nivel de rebelda auna presentacin ms peligrosa de la enfermedad. Pero esta teora no dur muchotiempo, ya que se opona radicalmente a la declaracin de derechos humanos queinspir los movimientos polticos que permitieron hechos como la revolucin francesa yla independencia de los Estados Unidos, por lo que tuvo que ser replanteada de formaque el espritu de esas conclusiones permaneciera, pero presentndose en formas ms

    sutiles y encubiertas.

    Y es entonces cuando aparece la drapetomana, un desorden mental inventado porSamuel Cartwright (2004). Este desorden se presentaba cuando los esclavosintentaban escaparse, reflejando lo poco sostenible que se volvi la esclavitud con elpaso de los aos en Norteamrica: la rebelda de los esclavos se volvi tal que urgicrear este desorden, cuyo tratamiento constaba de latigazos y torturas frecuentes queinhabilitaban al esclavo escaparse, ms por las heridas que por una autntica voluntadde sometimiento. Pero finalmente la esclavitud fue abolida, y la drapetomana se volviobsoleta (Szasz, 1997).

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    Sin embargo, las diferencias entre blancos y negros en vez de disminuir seintensificaron, y esto se demuestra con la Revista Americana de Psiquiatra y el doctorW. M. Bevis, que el ao 1874 public que los negros, al ser hijos de salvajes o de

    canbales, no estaban preparados para una civilizacin superior (Szasz, 1997).

    El racismo en Norteamrica sigui vigente a travs de los estudios de la eugenesia, yluego a mediados y fines del siglo XX a travs de la creacin de diversas teoras, comola Teora de la curva de campana de Richard Herrnstein (1994) que, por medio de la

    observacin de la situacin social de esa poca, concluan que los negros eraninferiores y que por ello tenan que estar recluidos en crceles, aplicndoles el mayor

    rigor de la ley en caso de que ellos la infringieran, y programas sociales dedicadosexclusivamente a ellos. Estas conclusiones se obtenan aplicando a afroamericanos lasmismas Pruebas de Inteligencia que fueron en un principio creados para gente blanca,hecho que destinaba a los negros, condenados a siglos de marginacin y diferencia, a

    sacar bajos puntajes, siendo tildados de retardados mentales en aquel estudio, hechoque desat una gran polmica en EE. UU. y que fue posteriormente foco de numerosascrticas, entre las que se destaca la de S. J. Gould (2003) en su libro La falsa medidadel hombre.

    Algunas consideraciones finales

    Con respecto a la exposicin de estos momentos histricos, la primera consideracinque se ha de tener en cuenta es que, tal como se dijo anteriormente, hay queconsiderar el contexto en el cual estas prcticas se fueron gestando. Cada una de ellascorresponde a momentos y culturas distintas; la primera, ms bien correspondiente a la

    Europa de la era moderna, y la segunda definitivamente caracterstica de la culturanorteamericana de los ltimos dos siglos. Sin embargo, ambos momentos reflotan unelemento comn que pareciera constituir a toda agrupacin humana, que vendra a serel asunto del poder expresado en cmo las disciplinas de la salud mental (y con ellas, lapsicopatologa como el rea de estudio que categoriza la patologa) han estado alservicio de las fuerzas dominantes de las distintas sociedades, instaurando

    mecanismos de encierro, segregacin y marginacin de quienes se ha de discriminar(en el primer caso con los locos, en el segundo con los afroamericanos).

    Junto a los anteriores casos podemos agregar casos de nios con Trastorno de DficitAtencional e Hiperactividad (TDAH) o jvenes con Trastorno Oposicional Desafiante,

    adems de numerosos trastornos de personalidad, el caso de la homosexualidad (quefue declarada una patologa segn el DSM hasta 1973), menopausia, sndrome

    premenstrual, masturbacin y muchas otras (Sisti, 2008) que en sus constantescambios (en cuanto a su establecimiento y eliminacin como patologas de losprincipales manuales estadsticos de categorizacin de enfermedades mentales)

    encuentran relacin con lo descrito en los primeros prrafos, que todas estascategorizaciones se encuentran suscritas a un marco socio-histrico temporal en las

    cuales existen estructuras de poder que hacen y deshacen lo considerado normal delo patolgico.

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    Las culturas cambian en el tiempo, pero hay ciertos procesos que a pesar de lavariacin de las formas vienen a configurar un patrn en el cual se estructuran lassubjetividades. Aquel patrn que pretende vislumbrar este artculo es el del poder y el

    afn de control que existe por parte de un grupo dominante para con los dominados.Este control se efecta a travs de diversos mtodos, y el correspondiente a la salud

    mental queda visibilizado con todo lo anterior, y deja en entredicho el rol de lapsicopatologa dentro de la salud mental, si se puede decir que estos procesosrealmente pudieran contribuir a lo que aparentemente apuntan, que es al sanar.

    Acerca del concepto de normalidad y las diferencias que provoca, las prcticas deproduccin de aquellas suelen realizarse partiendo de una serie de parmetros que noson completamente neutros y que pueden presentar sesgos de imprecisin yparcialidad en cuanto a sus tcnicas de investigacin (Szasz, 1997; Bowker y Leigh,1999). Estas prcticas no seran neutras porque los mtodos universalistas de

    clasificacin de los trastornos mentales (DSM, CIE) histricamente no han consideradoadecuadamente la diversidad de contextos culturales porque los diferentes autores hanutilizado parmetros que posteriormente se infieren en contextos culturales muy

    diferentes como el caso de la Teora de la Campana, que para medir la inteligencia delos norteamericanos aplicaba la misma a prueba a grupos de personas muy diferentessocioculturalmente. La parcialidad podra venir dada por no incluirse en ninguno de

    ellos la influencia que marca el contexto de los investigadores y que han llegado a unau otra conclusin: sus valores, sus creencias, sus intereses, su posicionamiento terico,

    etc., no se pone de manifiesto en cmo ha podido influir a la hora de obtener susconclusiones (Bowker y Leigh, 1999).

    Ahora, acerca de la psicopatologa, se puede decir que su afn clasificatorio seconstituye de acuerdo a una serie de necesidades que aparecen en un contexto socio-

    histrico determinado, y la creacin u obsolescencia de los trastornos est determinadapor esas necesidades. Dicho de otro modo, no son categoras continuas y estables,

    sino que estn sujetas a cambios contextuales. As que entonces, teniendo comoconclusin esta relatividad del diagnstico, Cul es la verdadera intencin de unaterapia? Qu es lo que se quiere decir cuando se desea reinsertar dentro de lasociedad a la persona que padece de una patologa? Realmente podramos hablar decura en el caso del tratamiento teraputico? O de reinsercin?

    Estas respuestas no pueden cerrarse totalmente, ya que, al igual que las situaciones

    que varan constantemente de acuerdo a su marco socio-histrico de produccin, esuna labor arriesgada sacar conclusiones categricas luego de realizada toda estarevisin. Sin embargo, la utilidad de todo lo anterior viene en el destacar la profundidadno muchas veces considerada que tiene la disciplina psicopatolgica, ya que alclasificar o diagnosticar existe todo un marco socio-histrico que permite producir esas

    clasificaciones o diagnsticos de una forma u otra. Un marco socio-histrico quedetermina las prcticas que se hacen dentro de esta disciplina, y que la hace estarsujeta a influencias situacionales externas, generalmente dominantes y con poder, quepropugnan la defensa de sus intereses particulares separando entre lo que esdeseable y lo patolgico, que es lo que quiebra con el orden. Todo con el fin depreservar el equilibrio y consolidar su poder.

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    Esto ltimo es muy interesante, ya que uno de los vicios en los que pueden caer lasdisciplinas de la salud mental es aislarse del marco socio-histrico en el cual se sita yde esta forma elaborar un conocimiento incestuoso: para s mismo, sin colaboracin

    desde otras disciplinas y sin la capacidad de problematizar su campo de accin. Eneste sentido, la complejizacin de estas disciplinas no viene a destruirlas, como

    tampoco la idea es soar con un mundo sin poder. Estos fenmenos existen, y hay queconsiderarlos; por ende, estos planteamientos pretenden dar un nuevo giro a estasdisciplinas, y esta crtica viene a ser el primer paso para el asentamiento de un cambio

    que contribuya a la elaboracin de una salud mental que pase de lo individual a locolectivo, compleja y que est al servicio de las personas.

    Por ltimo, ya lo deca Canguilhem dcadas atrs (1976): Si lo que es normal aqupuede ser patolgico all, es tentador concluir que no hay frontera entre lo normal y lopatolgico12. Si resulta tentador concluir que no hay frontera entre lo normal y lo

    patolgico, tambin es tentador imaginar que entre una y otra forma de control socialtampoco existen esas fronteras, lo que permitira la posibilidad de creacin de unanormatividad que no sea segregacionista sino que sea inclusiva, de creacin conjunta y,

    que en palabras de Gabriele (2003), permita que se puedan desdibujar las actualesconstrucciones sociales que actan como condicin de posibilidad efectiva de unalgica de la exclusin como normatividad imperante. Esto sin duda es un gran desafo,

    urgente y que debe ser tomado de forma apasionada para as lograr una revitalizacinde las disciplinas de la salud mental para que tengan como propsito fundamental el

    sanar ms que perpetuar la enfermedad.

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    12Canguilhem, G. Op. Cit. p. 195.

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