DISCERNIR CAMINOS DE ESPERANZA · 2El rico tenía muchas ovejas y vacas, 3mientras que el pobre...
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Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
DISCERNIR CAMINOS
DE ESPERANZA
MUÉSTRAME SEÑOR, TUS CAMINOS,
ENSÉÑAME TUS SENDEROS (SAL 25, 4)
“El discernimiento no solo es necesario en momentos
extraordinarios, o cuando hay que resolver problemas
graves, o cuando hay que tomar una decisión crucial.
Es un instrumento de lucha para seguir mejor al Señor.
Nos hace falta siempre, para estar dispuestos a
reconocer los tiempos de Dios y de su gracia, para no
desperdiciar las inspiraciones del Señor, para no dejar
pasar su invitación a crecer”. (Gau.Exs. 169)
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
FICHA I
EL LIBERADOR DISCERNIMIENTO DEL PROPIO PECADO
1El Señor mandó a Natán a ver a David. Entró adonde él estaba y le dijo: “Había dos hombres
en cierta ciudad. Uno era rico y el otro era pobre. 2El rico tenía muchas ovejas y vacas, 3mientras que el pobre tenía solo una ovejita que había comprado, la cual vivía y crecía en su
compañía y en la de sus hijos; comía de su plato, bebía de su copa y
dormía en su seno. ¡Era para él como una hija! 4Un viajero llegó a la casa del rico, y éste, no
queriendo disponer de una de sus ovejas o vacas para agasajar al caminante que había
llegado a su casa, tomó la oveja del hombre pobre y la preparó para el huésped que había
llegado a su casa”. 5David se enfureció contra este hombre y le dijo a Natán: “¡Te juro por el
Señor que el hombre que hizo eso es reo de muerte! 6Y en cuanto a la oveja, tiene que pagar
cuatro veces por haber hecho eso y no haber tenido compasión”. 7Natán dijo a David: “¡Tú eres ese hombre!” (2 Sm 12, 1-7)
1.- Para tener en cuenta… (Qué dice el texto)
a) Preguntas para entrar en la contemplación del texto:
- ¿Qué imagen de Dios nos sale al encuentro en el
texto?
- ¿Qué imagen del hombre proyecta este texto?
-¿Qué elementos nos llaman la atención, qué no en-
tendemos, qué nos sorprende, qué parece exigir algu-
na explicación adicional?
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
b) Algunas notas para tener en cuenta:
El Segundo Libro de Samuel nos transmite la memoria del reinado de David, este hombre ungido
por Dios que, no obstante ser el menor de los hijos de Jesé -y por lo mismo, mostrar que la elec-
ción del Señor posee una originalidad y una libertad tal, que desafía y sorprende las expectativas
humanas- es escogido desde su puesto de pastor de ovejas, para convertirse en el pastor de
hombres, del Pueblo de la Alianza.
Nos relata la altura a la que la Gracia del Señor le permite ascender a este hombre, así como
también la pequeñez de su condición humana: El Cap 12, del cual tomamos el fragmento inicial,
nos pone frente al momento en que David es forzado a tomar conciencia de sus acciones, -que
el texto desarrolla de manera extensa en el 11- a hacer el doloroso discernimiento de su propio
pecado: el adulterio con la mujer de Urías, el Hitita, en clave de abuso de poder.
Porque es esto lo que fundamentalmente se le reprocha a David: no la relación -en sí misma- que
él establece con Betsabé, a pesar de tener sus propias mujeres, -en el contexto, la poligamia del
rey es un dato cultural- sino el hacerlo sabiendo que es la mujer de Urías, y luego, para ocultar el
fruto de la acción ilícita, intentar primero, engañar a este hombre que confía en su rey, para lue-
go deshacerse de él, maquinando su muerte, al no poder doblegar su voluntad.
Es la tentación en la que cae el Rey, de llevar más allá de los límites las prerrogativas que su car-
go le permitía, hasta el punto de sentirse más allá de la ley que ha jurado poner en práctica y de-
fender, solo porque su fragilidad lo persuade de que lo puede hacer; es la ceguera, que va apa-
rejada con el primer abuso, de que su acto puede quedar impune, si lo oculta mediante el uso
perverso de su autoridad, y que añade pecado sobre pecado sobre su conciencia, que parece
entenebrecerse cada vez más…
La interpelación del profeta Natán, aparece en el relato como una manifestación de la misericor-
dia del mismo Dios, que dirá más adelante través del profeta Ezequiel: “¿Acaso deseo yo la muer-
te del pecador, y no que se convierta de su mala conducta y viva?” (Ez 18,33). La parábola de la
Oveja del Pobre, será el inapelable espejo puesto delante de las acciones del Rey, de modo que,
mediante la intervención del profeta -que asume sobre sí la tarea ineludible de la corrección, que
es signo de la comunión fraterna- la justicia, que David tiene sofocada en su conciencia, pueda
volver a alzarse, y con la insistencia de Natán, acusar recibo de que no es de otro, respecto del
cual David ha de discernir, para emitir un juicio, sino respecto de sí mismo, en el doloroso, pero
liberador, reconocimiento del pecado, restaurando el vínculo que David ha roto con el Señor,
con los demás y con su propia humanidad.
Pbro. Raúl Moris G.
3.- Cómo le respondemos
Responder a la llamada que nos hace el Señor en este texto que estamos compartiendo, es hacer ora-
ción, que brota en cada uno de nosotros a partir de la contemplación de su buena noticia y del desafío al
que nos invita, (se invita a cada uno de los participantes a hacer espontáneamente su propia oración)
Podemos concluir la oración comunitaria diciendo…
Señor, que nos corriges y amonestas con amor y con verdad,
para que alcancemos la santidad a la que nos invitas con insistencia.
Con el auxilio de quienes nos quieren bien,
ayúdanos a discernir nuestra fragilidad y nuestro pecado:
Que podamos abrir los ojos para aprender a mirarnos como tú nos ves,
para emprender decididos el camino de la Conversión,
que nos haga volver nuestros pasos en la senda de tu amor.
A Ti, honor y gloria, por los siglos de los siglos,
Amén
4.- A qué nos envía esta Buena Noticia
Compartamos entre todos los que estamos haciendo este momento de oración: ¿Cuáles son los desafíos
que el Señor nos propone, frente a nosotros y a los demás con esta Palabra ?
Mes de la Biblia 2019
2.- Cómo hace eco en nosotros… (Qué nos dice)
La parábola del profeta Natán es el espejo en
donde puede contemplar David su propio
pecado. ¿Qué situaciones o qué encuentros
significativos me han servido para recapacitar
sobre mi propia historia y mi fragilidad?
¿Me siento capaz de ayudar a otros a hacer
este reconocimiento, qué actitudes debería
tener, qué pasos tendría que dar?
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
1.- Para tener en cuenta… (Qué dice el Texto)
a) Preguntas para entrar en la contemplación del texto:
-¿Qué nos evoca la palabra “signos”?
-¿Cómo nos imaginamos la comunidad a la que se
está dirigiendo el Evangelista, a través de las palabras
de Jesús?
-¿Qué elementos nos llaman la atención o nos
inquietan en este relato?
FICHA II
DISCERNIR EN LA CRISIS LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS…
Jesús dijo a sus discípulos : “En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de
brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del
hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a sus ángeles
para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo
al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus
ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el
verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin
está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda
todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y
a la hora nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. (Mc 13, 24-32)
Pbro. Raúl Moris G.
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b) Algunas notas para tener en cuenta:
El Cap. 13 del Evangelio según San Marcos es un Apocalipsis, es decir un texto escrito para animar la espe-
ranza de una comunidad que está viviendo un tiempo de crisis, con el desvelamiento, con la revelación de
aquello que parece estar oculto en medio de las vicisitudes del tiempo, aquello que parece que la historia
quisiera acallar de manera brutal: la buena noticia de que el triunfo definitivo y el sentido final de toda la his-
toria está en manos del Señor, vencedor del pecado y de la muerte, para aprender así, a encontrar la huella
de ese Dios en nuestro presente, descubriendo su promesa que se mantiene y se manifiesta a pesar de su
aparente ausencia.
Cuando vean que suceden todas estas cosas… son tres los aprendizajes para el discernimiento en la esperan-
za que el Evangelista nos propone en este pasaje: el primero, el aprender a escrutar los signos de los tiempos,
es decir aprender a descubrir en la historia esa presencia invisible de Dios que no nos suelta de su mano y
que está escribiendo su propia historia en medio de la nuestra, entretejiendo en el intrincado tapiz de los
acontecimientos humanos, la hebra sutil de su Palabra, de su Promesa que habrá de cumplirse, de su Volun-
tad de salvación: aún cuando el tapiz parezca a simple vista confuso, opaco, enredado, allí estará, para
quien aprenda a ver con la profundidad del discernimiento de la fe, la luminosa, tensa, pero irrompible hebra
-a veces oculta por la trama, pero siempre presente- del querer del Señor.
El segundo aprendizaje es saber en qué o en quién fundamos nuestra confianza: El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán…, no es en el cielo, en un intento de evasión a mundos que nuestra fantasía
sueña incontaminados, en donde el seguidor de Cristo ha de encontrar su fortaleza, ni tampoco en la tierra,
en las vicisitudes de los Imperios, en la siempre fluctuante y veleidosa política, en los avatares de la econo-
mía, sino en la Palabra del Señor, que no puede contradecirse a sí mismo, pronunciada de una vez y para
siempre en y por Cristo, en la solidez de la verdad que resuena en la voz de quien es la Verdad.
El tercer aprendizaje es la entrega de la confianza filial del propio Jesús en las manos del Padre: En cuanto al
día y a la hora nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo… Jesús también está expectante del cum-
plimiento de la promesa del Padre; sabe que será como el Padre ha dicho, y en esa certeza está dispuesto a
caminar decidido a la cruz, (terminado el cap. 13, comienza en Marcos el Relato de la Pasión), así ha de ac-
tuar el que quiera ser verdadero discípulo: yendo adelante con la sola convicción de que Dios no puede
querer otra cosa que nuestro bien y que la Palabra que ha pronunciado sobre nosotros: el Misterio de su Vo-
luntad, no habrá de caer en el vacío, no puede ser palabra vana; pero sin pretender garantías sobre el có-
mo y el cuándo.
La tensa espera es el momento de la obediencia, de la vigilia, de la perseverancia a contracorriente; aun-
que la historia de los hombres parezca declarar a gritos el olvido de Dios, Dios no se olvida y, cuando Él quie-
ra, del modo en que Él quiera, cerrará triunfal Su historia; aunque la muerte ataque con fuerza, la desespe-
ranza y el sin sentido se ciernan amenazantes sobre la cultura que vamos labrando, y parezcan silenciar con
su estruendo la Voz del Señor, esa Voz resonará fiel, pletórica de significado y definitiva, esa Voz pronunciará
de manera solemne y para siempre la palabra Vida.
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
2.- Cómo hace eco en nosotros… (Qué nos dice el texto…)
Una de las claves de este texto es la llamada a estar atentos a lo que pasa en
torno nuestro, para descubrir cómo nos hable el Señor en medio
de incluso las realidades más adversas,
-¿Qué acontecimientos de esta época que nos toca vivir, y en
nuestra comunidad alientan nuestra esperanza?
-¿Qué acontecimientos, por el contrario, nos inquietan o nos
golpean en nuestra esperanza; Cómo los podemos transformar en
ocasión de anuncio?
3.- Cómo le respondemos
Responder a la llamada que nos hace el Señor en este texto que estamos compartiendo, es hacer oración,
que brota en cada uno de nosotros a partir de la contemplación de su buena noticia y del desafío al que
nos invita, (se invita a cada uno de los participantes a hacer espontáneamente su propia oración)
Podemos concluir la oración comunitaria diciendo…
Haznos, Señor, capaces de reconocer Tu Voz
que nos anuncia tu misericordia y compasión
por encima de la de nuestros temores,
que nos atrevamos a escrutar con esperanza nuestra realidad,
para descubrir los signos a través de los cuales nos comunicas tu amor.
Dispón nuestro corazón para salir de nosotros mismos y de nuestros refugios,
para que tu buena noticia se transmita a los que en Ti esperan
a través de nuestros gestos y palabras,
te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.
Amén
4.- A qué nos envía esta Buena Noticia
Reconocer cuáles son los llamados que nos hace el Señor, y aceptar, con lucidez y entusiasmo, sus desa-
fíos, se hace en un clima de discernimiento creyente. Pongámonos en un silencio de oración a la escucha
de su Espíritu, anotemos en un papel aquello a lo que nos está llamando, a quiénes nos está enviando, pa-
ra compartirlo en comunidad y así ver las maneras concretas de llevarlo a cabo.
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
1.- Para tener en cuenta…
a) Preguntas para entrar en la contemplación del texto:
-¿Cuáles son las circunstancias vitales que pueden
estar influyendo en este Evangelio?
-¿Qué elementos nos llaman la atención de este
Evangelio, qué parece exigir alguna explicación
adicional?
FICHA III
DISCERNIR EL COSTO DEL DISCIPULADO
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él dándose vuelta, les dijo: cualquiera que venga a mí y
no me ame más que su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y herma-
nas, y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue,
no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para
ver si tiene con qué terminarla? No sea que, una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y
todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Éste comenzó a edificar y no pudo terminar”.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro no se sienta antes a considerar si con diez
mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el
otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede
ser mi discípulo. (Lc 14, 25-33)
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
b) Algunas notas para tener en cuenta:
El Evangelio de hoy nos sitúa delante de las exigencias del discipulado, exigencias que cobran mayor sentido
y urgencia si consideramos que el estar dispuesto para la misión es la característica que califica al Discípulo
como tal; no sólo el tratar de seguir a Jesús, de cerca, por simpatía, por una conexión afectiva con sus pala-
bras, sino, desde una convicción profunda de que éste es el camino, asumir sobre nuestros propios hombros,
levantar desde nuestras propias fuerzas -sostenidos por cierto, por la gracia- la carga, los costos de la misión.
Por eso es tan elocuente el gesto con el que se abre el relato: la marcha de Jesús y del gentío entusiasta que
va tras Él, se detiene por un instante, el Señor se da vuelta, para hacer una última advertencia; los que lo si-
guen habrán de decidir, con los pies bien puestos sobre la tierra, con un corazón no menos lúcido que apa-
sionado, la calidad de su propio seguimiento, conociendo con claridad qué es lo que está puesto en juego,
llegar a ser verdadero Discípulo, exige este momento de toma de conciencia y decisión.
Llegar a ser Discípulo exige un ejercicio de humilde realismo, que atempere el natural entusiasmo que nos
provoca Jesús y su anuncio del Reino, que lo atempere, sí, no que lo sofoque, que lo apague y archive como
esos proyectos apasionados de juventud que, convertidos en adultos, los contemplamos con ternura y nos-
talgia, cuando nos salen al paso de una revisión de los cajones en los que vamos encerrando las huellas de
los instantes pasados; que atempere ese entusiasmo para que lo que le ofrezcamos a Jesús, y a su invitación
al seguimiento, sea efectivamente lo que somos, aquello con lo que contamos y estamos dispuestos a llevar-
lo al punto de máxima expresión.
Llegar a ser Discípulo es aprender a renunciar para acoger, aprender a renunciar a la seducción de instalar-
se, de las voces complacientes y autocomplacientes que nos adormecen y nos hacen bajar la guardia
cuando todavía hay tantos caminos que andar, tanta alegría que portar, tantos dolores que atender, tantos
hombres y mujeres a los que consolar.
Es justamente por el calibre de la decisión que supone ponerse a caminar tras las huellas del Señor, por lo
que, junto a esta invitación y advertencia, ilustra Jesús, cuánto se está poniendo en juego, con las dos pará-
bolas acerca de la deliberación: la del constructor de la torre y la del rey en campaña guerrera.
Ambos eventos: la edificación de la torre y la campaña guerrera, exigen un ponderar las fuerzas, con la frial-
dad de la mente que razona a tiempo, y al calor del corazón deliberante, que se pone a la escucha de la
sabiduría que viene de lo alto, sabiduría que es acción de Dios que nos da la madurez para elegir y perseve-
rar en la decisión, cuanto más entonces si la decisión que tenemos que tomar es la de ponernos tras los pa-
sos del Señor, y abrazar sus opciones para hacerlas nuestras.
Pedir al Señor que nos haga verdaderos Discípulos es aprender a tener la valentía de escuchar lo que el Espí-
ritu quiere que hagamos, aunque tengamos que modificar los planes largamente acariciados; aprender a
pedir del Espíritu Santo la lucidez para reorientar la marcha hacia dónde él quiera llevarnos, la lucidez para
reinventar nuestros métodos y propuestas, la lucidez para saber que la misión está en Sus Manos y que no po-
demos cansarnos de dar gracias porque Él ha querido valerse de nuestras pobres fuerzas, de nuestros mez-
quinos recursos, para hacernos testigos eficaces de la inagotable inventiva de su amor.
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
2.- Cómo hace eco en nosotros… (Qué nos dice)
¿Qué llamadas personales y comunitarias nos
hace este texto?
¿Cuándo hemos tenido que resolver desafíos
y tomar decisiones, qué pasos hemos dado
para discernir el camino correcto?
3.- Cómo le respondemos
Responder a la llamada que nos hace el Señor en este texto que estamos compartiendo, es hacer
oración, que brota en cada uno de nosotros a partir de la contemplación de su buena noticia y
del desafío al que nos invita, (se invita a cada uno de los participantes a hacer espontáneamente
su propia oración)
Podemos concluir la oración comunitaria diciendo…
Enciéndenos en el fuego de tu Palabra, Señor,
que podamos gustarla, comprenderla, atesorarla para compartirla,
anunciarla y ponerla en práctica.
Haz que ella nos ayude a descubrir los caminos
por los que Tú quieres conducirnos,
has que podamos emprender la marcha a la que nos invitas
con una lúcida valentía y una ardiente decisión.
Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas, por los siglos de los siglos.
Amén.
4.- A qué nos llama esta Buena Noticia
Propongámonos un plan de trabajo, que se prolongue en el tiempo: qué instancias realizables po-
demos propiciar para que a partir de esta Palabra, que gustamos y nos ilumina durante el Mes de
la Biblia, efectivamente ayude a nuestra comunidad a hacer los discernimientos pastorales a los
que el Señor nos invita.
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
1.- Para tener en cuenta…
a) Preguntas para entrar en la contemplación
del texto:
- ¿Qué imagen de Dios y de la Iglesia nos
propone este texto?
-¿Qué elementos nos llaman la atención o
nos inquietan en este relato?
FICHA IV
Discípulos enviados al encuentro de más Discípulos…
Después de la resurrección del Señor, 16los once discípulos fueron a Galilea, al
monte donde Jesús les había mandado. 17Al verlo, se postraron delante de Él;
incluso los que habían dudado. 18Jesús se acercó y les dijo: “Dios me ha dado toda
autoridad en el cielo y en la tierra. 19Vayan, pues y hagan discípulos a todos los
pueblos: bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20y
enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Sepan que yo estoy con
ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos”. (Mt 28, 16-20)
Pbro. Raúl Moris G.
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b) Algunas notas para tener en cuenta:
Vuelve a nacer la Iglesia en torno a Jesús Resucitado; vuelve a nacer como una comunidad que obedece a
mandato de Señor de reunirse en este monte de Galilea para ser enviada, pero que, a pesar de esta adhe-
sión, no deja de tener vacilaciones, no deja de experimentar el vértigo ante la insondable novedad del Mis-
terio que se está desplegando delante de sus ojos: los Discípulos, se postran ante él, pero todavía hay espa-
cio entre ellos para la duda.
Es éste el inicio del tiempo de la nueva comunidad de peregrinos, peregrinos que no han quedado huérfa-
nos, ni caminan solos; a partir de esta momento, en donde concluye la misión visible de Jesús en medio de su
pueblo, será el Espíritu Santo el que permita a la Iglesia reconocer el cumplimiento de las palabras del Señor
en cada uno de los pasos que emprenda para llevar Su Nombre a todos los confines de la tierra, será ÉL
quien la asista en este andar; será Él quien mantenga viva la esperanza en los nuevos desiertos que le corres-
ponda atravesar al pueblo nuevo que ha de emprender un nuevo éxodo, una nueva búsqueda; será Él, el
que nos dará la confianza para reconocer en el Señor a nuestro hermano y llamar como lo hace Jesús,
“ABBA” al Padre del Cielo; será el Espíritu el que la confirme en la fe en que, de verdad, Jesús está en medio
nuestro hasta el final de los tiempos y que las fuerzas de la muerte, de la dispersión, de la corrupción por más
que acechen a la Iglesia, desde dentro y desde fuera, no podrán vencerla jamás.
Será Él quien mantenga vivo el deseo de la unidad, y quien nos recuerde continuamente que ése es el que-
rer del Padre y la tarea que nunca ha dejado de ser urgente para la Iglesia: la Misión de anunciar por todo el
mundo y transmitir la misericordia que ha recibido y reconocido en Jesucristo, y la vocación de hacer de to-
dos los pueblos uno solo que alabe al Señor, interceda por el mundo ante Él, y trabaje por hacer Su Voluntad.
Habrá de ser el Espíritu Santo quien a lo largo de la historia tenga la tarea de recordarle continuamente a la
Iglesia de que su misión es la ser de una comunidad de discípulos, que sin dejar de serlos, han de salir a con-
vocar y animar a nuevos discípulos; que el mandato del Señor en este Evangelio no es precisamente lo que
quiso entender por tanto tiempo la propia Iglesia cuando en la traducción latina lo vierte así: ite et docete
omnes gentes; id y enseñad a todos los pueblos, sino como se traduce más correctamente ahora: vayan y
hagan discípulos de todos los pueblos: una Iglesia que no ha sido llamada para ser un fin en sí misma, para
enseñar desde sí misma, para hacer del mundo entero su corte, para ponerse a sí misma como modelo y co-
mo meta, sino para salir al encuentro de la humanidad para ayudarle a descubrir las huellas de Cristo, para
hacer un discernimiento que no deje a nadie fuera, del camino que ha sido trazado por los pasos del Señor.
Una Iglesia más paciente y acogedora, más compasiva y comprensiva de los procesos humanos, de nuestros
adelantos y retrocesos, una Iglesia capaz de mostrar sin prepotencia ni autocomplacencia -sino asertivamen-
te, con claridad y valentía- la senda que lleva a la humanidad a la plenitud querida por el Padre: en la vida
social y personal, en el ámbito de la justicia y de la moral, en el terreno de la política y de la economía, co-
mo también en el de los afectos- la senda que ha quedado trazada por los gestos y palabras de Jesús; una
Iglesia que se sabe conducida y conduce de la mano del único Maestro hacia la casa del Padre; una Iglesia
que tiene que continuar aprendiendo siempre a sentirse y saberse más discípula y peregrina para así ser mi-
sionera; una Iglesia más pedagoga que maestra.
Pbro. Raúl Moris G.
Mes de la Biblia 2019
2.- Cómo hace eco en nosotros… (Qué nos dice)
La Iglesia no ha descubierto ahora la misión, esta actitud y
tarea ineludible pertenece a su identidad primera.
¿Estamos dispuestos a aceptar el desafío de convertirnos
nosotros mismos en discípulos misioneros?
¿Cómo podemos llevar a cabo esta misión que incluye a
todos los miembros del Pueblo de Dios?
3.- Cómo le respondemos
Responder a la llamada que nos hace el Señor en este texto que estamos compartiendo, es hacer oración,
que brota en cada uno de nosotros a partir de la contemplación de su buena noticia y del desafío al que
nos invita, (se invita a cada uno de los participantes a hacer espontáneamente su propia oración)
Podemos concluir la oración comunitaria diciendo…
Toma nuestros corazones,
nuestras manos, nuestros pies
nuestra inteligencia y voluntad, Señor,
para que podamos comprender y hacer vida en nuestras vidas
la invitación de seguirte a Ti y convertirnos en testigos del Evangelio.
Infunde en nosotros, tu Pueblo, el anhelo vehemente de ponernos en marcha,
para salir a tu encuentro en nuestros hermanos.
Abrásanos en un deseo intenso de conocerte y de darte a conocer,
Como fuente de alegría para este mundo,
al que nos invitas a salir, para llenarlo de tu Presencia.
Te lo pedimos a Ti, que siempre estas con nosotros, y eres Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.
4.- A qué nos llama esta Buena Noticia
La Palabra de Dios, nos convoca y nos provoca, nos invita a ser proactivos, a levantarnos y a ponernos en
camino al encuentro de aquellos que estamos llamados a servir y a transmitirles una buena noticia que les
llene el corazón de alegría: busquemos juntos el modo de salir a compartir con la comunidad que está más
allá de nuestra parroquia, de nuestra capilla, de nuestro colegio, esta Palabra, que nos permite mirar la reali-
dad con esperanza y gratitud, y nos mueve a empeñarnos en la misión.