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_______________ -=-a=-=dlstancia Colaboraciones Dime cómo escribes y te diré quién eres Breve historia -<1.,& la Grafología Esencialmente, la Grafología es tan antigua como el primer escrito trazado por el hombre. Sabemos que en Egipto la escritura se consideraba como algo sagrado, al igual que en China, donde, además, se le tributaba un culto especial, y consideraban como auténticos ídolos de la divinidad los libros sagrados escritos a mano. y aunque ignoramos a ciencia cierta la antigüedad de las leyes grafológicas chinas, sí podemos encontrar puntos comunes con las nuestras. E n este sentido, poseemos tam- bién datos de Japón, donde se cultiva desde muy antiguo la grafología rudimentaria, haciendo hin- capié especialmente en aquellos rasgos gráficos en que se halla el carácter, de- terminando el modo de ser de la perso- na según la dirección, longitud, rigidez, etc., de las rayas trazadas con tinta so- bre el papel. Asimismo, griegos y romanos han de- jado constancia de alguna forma de sus conocimientos a este respecto, aunque bien es cierto que durante la Edad Me- dia no se extiende el arte de escribir, ya que cultivaban la escritura únicamente los monjes, y no es hasta después del Renacimiento cuando, con la creación de las universidades, se extiende la cul- tura. Es en 1622 cuando Camilo Baldo, profesor de Filosofía de la Universidad de Bolonia, edita en Capri (Italia) Trat- tato come de una lettera missiva si cog- nos cano la natura e qualita dello scritto- re, que obtiene un gran éxito y se traduce al latín y al francés. La segunda obra de que se tienen no- ticias también procedente de Italia; se debe a Marco Aurelio Severinus y sutí- tulo es Vaticinator, sive Tractatus de di- vinatione litterali (Adivinador o Tratado de la Adivinación Epistolar). En 1678 se publica, por autor des- conocido, una obra relacionada conla grafología, que queda relegada inexpli- cablemente al olvido: Mercure Galant. Carta a Madame de... sobre indicios que pueden sacarse de la manera de escribir de cada persona. Algunos años mas tarde, el filósofo alemán Leibniz nos aporta unos aspec- tos que debemos considerar: «También la escritura expresa, casi siempre, de una u otra manera, el temperamento nao tural, a menos que no proceda de un maestro», refiriéndose probablemente al modelo de la época, totalmente im- personal. Algo después, en 1792, Grohmann trató de dar una explicación fisiológica al hallazgo del carácter en la escritura. Goethe, escritor y filosofo alemán, tam- bién se interesa por este tema en otros

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_______________ -=-a=-=dlstanciaColaboraciones

Dime cómo escribesy te diré quién eres

Breve historia -<1.,&la Grafología

Esencialmente, la Grafología es tan antigua como el primer escrito trazado por el hombre.Sabemos que en Egipto la escritura se consideraba como algo sagrado, al igual que en

China, donde, además, se le tributaba un culto especial, y consideraban como auténticosídolos de la divinidad los libros sagrados escritos a mano.

y aunque ignoramos a ciencia cierta la antigüedad de las leyes grafológicas chinas,sí podemos encontrar puntos comunes con las nuestras.

En este sentido, poseemos tam-bién datos de Japón, donde secultiva desde muy antiguo la

grafología rudimentaria, haciendo hin-capié especialmente en aquellos rasgosgráficos en que se halla el carácter, de-terminando el modo de ser de la perso-na según la dirección, longitud, rigidez,etc., de las rayas trazadas con tinta so-bre el papel.

Asimismo, griegos y romanos han de-jado constancia de alguna forma de susconocimientos a este respecto, aunquebien es cierto que durante la Edad Me-dia no se extiende el arte de escribir, yaque cultivaban la escritura únicamentelos monjes, y no es hasta después delRenacimiento cuando, con la creaciónde las universidades, se extiende la cul-tura.

Es en 1622 cuando Camilo Baldo,profesor de Filosofía de la Universidadde Bolonia, edita en Capri (Italia) Trat-tato come de una lettera missiva si cog-nos cano la natura e qualita dello scritto-re, que obtiene un gran éxito y se traduceal latín y al francés.

La segunda obra de que se tienen no-ticias también procedente de Italia; sedebe a Marco Aurelio Severinus y sutí-tulo es Vaticinator, sive Tractatus de di-vinatione litterali (Adivinador o Tratadode la Adivinación Epistolar).

En 1678 se publica, por autor des-conocido, una obra relacionada conlagrafología, que queda relegada inexpli-cablemente al olvido: Mercure Galant.Carta a Madame de... sobre indicios quepueden sacarse de la manera de escribirde cada persona.

Algunos años mas tarde, el filósofoalemán Leibniz nos aporta unos aspec-tos que debemos considerar: «Tambiénla escritura expresa, casi siempre, deuna u otra manera, el temperamento naotural, a menos que no proceda de unmaestro», refiriéndose probablementeal modelo de la época, totalmente im-personal.

Algo después, en 1792, Grohmanntrató de dar una explicación fisiológicaal hallazgo del carácter en la escritura.Goethe, escritor y filosofo alemán, tam-bién se interesa por este tema en otros

términos, y escribe a Lavater a este res-pecto y hace que se interese por distin-tos aspectos de la escritura en su obra defisiognomía Physiognomisch Fragmen-te zur Beforderung der Meschkenntnisund Menschenliebe.

El francés J. Louis Moreau de la Sar-the (1771-1826) añadió al capítulo deLavater referente a la escritura obser-vaciones muy precisas que son auténti-ca grafología elemental.

Otro destacado precursor de la gra-fología es Eduardo Hocquart, belga, au-tor de algunos libros, uno de los cuales,Physionomie des hommes politiques, tie-ne algunas paginas dedicadas a la gra-fología, aunque su aportación más des-tacable en este campo es su obra E’Artde juger l’esprit et du caractere des hom-mes et des femmes sus leur ecriture.

En 1823, Stephen Collet (ThomasByerkey) se fijó en la escritura al referirsea las «signatures caracteristiques». Y aautores como Edgar Allan Poe o WalterScott nos ofrecen acertadas conclusionesgrafológicas.

Hacia 1830 se fundó en Francia laprimera escuela de grafología de la queformaban parte, entre otros, importan-tes clérigos de la época.

En 1863, M. Henze, con gran inge-nio en su respuesta como colaborador deGazette de Leipzig, pasa a la historia dela grafología por su obra Chirigramma-tomancie.

En 1871 se funda la Societe de Gra-phologie de París por iniciativa del Aba-te Michón (1806-1861), que un año des-pués publica la obra más importanteescrita hasta el momento: Les mysteresde l’ecriture. Es más adelante cuando pu-blica numerosas obras, imparte multitudde conferencias y aporta el primer es-tudio serio y sistematizado de las escri-turas, además del nombre de grafolo-gía.

De cualquier forma, podemos afir-mar que si bien Michón cometió algunoserrores, la escuela francesa está, graciasa él, a la cabeza del mundo. Crepieux-Ja-min, además, enmendó algunos de suserrores y concedió un valor fijo a los ras-gos, haciendo la más importante divi-sión de la personalidad.

Así, podemos afirmar que la grafo-logía nace en Italia y pasa a Francia,donde recibe el nombre y la madurezcientífica, aunque no podemos dejar detener en cuenta otros representantes dedistintos países que han hecho avanzarla ciencia grafológica en los últimos se-tenta y cinco años.

De este modo, podemos hablar de re-presentantes de Italia, Inglaterra, Ale-mania, Suiza, Francia, Bélgica, Argenti-na, Colombia, Estados Unidos y España.

En España, donde nos vamos a mo-ver, se han dado cuatro escuelas funda-mentalmente:

– Matilde Ras; iniciadora del movi-miento grafológico español.

– Augusto Vels; con una gran laborde investigación y compilación, sus li-bros han sido traducidos a varios paí-ses europeos. Su sistema interpretativoestá tras sólidas bases objetivas y mé-tricas.

– C. M. Espinalt; con gran cantidadde discípulos y seguidores, todos elloscon una labor didáctica superior a la delmaestro.

– M. Xandró; parte de A. Vels y M.Ras, tras haber sido discípulo de ambos.Profundiza en las corrientes universa-les y estructura su propio método de lossignos reforzantes, agrupando distintasinvestigaciones de escuelas y métodos.Enfoca la personalidad según la psico-logía y trata de hallar cuadros interpre-tativos que permitan entender la perso-nalidad.

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LAS LEYES GRAFOLÓGICAS

Vamos ahora a adentrarnos superfi-cialmente en este tema. La curiosidadnos mueve a pensar si hay algo de cier-to en todo esto; además, hay demasiadagente implicada en un estudio que has-ta hoy nos resultaba meramente anec-dótico.

Supongamos un papel en blanco y,ante él, cualquiera de nosotros con unútil de escribir en la mano. Nos dispo-nemos a escribir una carta y, en princi-pio, no sabemos qué decir. Se trata deexpresar un deseo, un afecto o simple-mente el relato de lo sucedido o una so-licitud de empleo. Y es esa forma de en-frentar el papel en blanco lo que va adecir algo de nosotros.

Vamos a ser prácticos. Fundamen-talmente, son nueve los movimientosgráficos que vamos a tener en cuenta ennuestro estudio, que son el fiel reflejode la forma que cada uno de nosotrostiene de relacionarse consigo mismo ycon el mundo que le rodea. Veámoslouno a uno:

El tamaño de la letra es un índice deintroversión-extraversión. Nos habla devitalidad y tipo de visión de las cosas.

A partir de la experiencia, la escuelaespañola de grafología opta por medir elcuerpo central de la letra para iniciar suestudio, partiendo de una media apro-ximada de los óvalos del escrito, te-niendo en cuenta la proporción de la le-tra. De este modo, en función deltamaño, la letra puede clasificarse comomuy grande, grande, normal, pequeña,muy pequeña, sobrealzada, rebajada,extendida, apretada, creciente, decre-ciente, uniforme, irregular, con aumen-tos bruscos de tamaño, espaciadas o con-densadas.

Así, nos enfrentamos en los escritoscon óvalos enormes que superan los 4,5

milímetros, que nos hablan de orgullo,vanidad, exhibicionismo y exageraciónen general, hasta llegar a letras pequeñasque, sin ser expertos en la materia, noshacen pensar en alguien concentrado,penetrante, observador y con un gradode introversión que puede llegar a la in-seguridad y la angustia.

A partir de ahí, se produce una enor-me variación de tamaños y de unifor-midad de los mismos dentro del texto,que reflejan las desigualdades, la natu-ralidad, la fidelidad a las ideas o la fa-cilidad de adaptación.

Debemos tener en cuenta que cadauno de estos rasgos es una pieza pe-queña en manos del grafólogo. En supericia está el combinar el análisis decada uno de estos elementos y hacer en-cajar las piezas del puzle hasta dar cuen-ta de un estudio pormenorizado y co-herente. No vale con intuir a partir de unrasgo. Cada uno de éstos son los sínto-mas de una personalidad compleja ymuy, muy rica.

Analicemos la forma del trazado, suscurvas, ángulos, arcadas..., y podremospensar en la capacidad artística, la ori-ginalidad, la afabilidad o irritabilidad,los cambios bruscos de humor...

Consideramos la forma como el estilode la persona, única e irrepetible. En laforma descubrimos la originalidad o vul-garidad, la vanidad, la autenticidad, laoriginalidad, las exageraciones. Es difí-cil de interpretar, de estudiar bajo unasreglas fijas. De ahí que partamos de suanálisis bajo los siguientes términos, queestudiamos de forma dual:

– Escritura vulgar/escritura ágil ysuelta.

– Escritura en ángulo/curva.– Predominio de arcadas/guirnaldas.– Complicada/simplificada.– Filiforme/bien hecha.

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– Espontánea/artificiosa.– Caligráfica/tipográfica/extraña.

Cada uno de estos elementos, desdela lógica, nos habla de individuos quese adecuan a estas características, des-de una escritura torpe, lenta y dificul-tosa, que nos refiere a escasez culturalo dificultad de asimilación y compren-sión; escrituras en cuya ejecución pre-domina el ángulo y que nos hablan degente disciplinada, rígida, firme e infle-xible o con utilización de lo que en nues-tro lenguaje llamamos guirnaldas, queson aquellas formas de escribir, cierta-mente comunes, en que el sujeto repre-senta caligráficamente, por ejemplo, la«m» y «n» como si dibujara la letra «u»,y que nos evoca personas extrovertidas,adaptables al medio y naturales. Esterasgo, de forma excesiva, sin embargo,nos hace pensar que estamos ante quie-nes se dejan influir excesivamente porun elevado deseo de «caer bien».

Todos decimos eso de «cada vez es-cribo de una forma; unas veces haciaarriba o hacia abajo, otras veces recto,depende…». Es, en líneas generales,nuestro estado de ánimo.

En este apartado nos encontramoscon una valiosa información: según elsujeto se guíe por los bordes del papel ylas pautas que marquen sus líneas, des-de la grafología podemos conocer nosólo su estado de ánimo y la manera quetiene el individuo de ver la vida, sino laforma en que se enfrenta a ella, a sus ta-reas y a sus dificultades. Así, clasificamoslas escrituras, según su dirección, pormedio de tres parámetros diferentes:

– Grados de dirección, desde el muyascendente al muy descendente. Es uníndice del tipo de actividad. Abarca des-de una actividad febril, con ardor exce-sivo, ambición temeraria y gran necesidad

de comunicación si nos encontramos conuna inclinación ascendente de más de10°, hasta una enorme fatiga, abatimientoy tristeza junto con pereza y desalientosi desciende en esa misma medida.

– Variaciones en la dirección de laslíneas. Por lo general, no es habitual es-cribir de forma rígida durante todo eltexto. Son esas ondulaciones, ese cam-bio en la dirección de la línea a lo largodel escrito, lo que nos refleja la varia-ción en el ánimo o el control sobre nues-tros impulsos. Estudia la grafología eneste ámbito la dirección de las líneascon forma cóncava, convexa, imbrica-da, con finales caídos o ascendentes enlas líneas o en las palabras, con ascen-sos o descensos súbitos, o con textoscomprimidos al final de las líneas.

– Grados de rectitud de las letras. Enfunción de si las líneas son rígidas, fle-xibles, onduladas o sinuosas, estudia-mos la flexibilidad, la rectitud, la fir-meza de las convicciones o, incluso, lascapacidades diplomáticas.

En función de la presión que ejercecada uno sobre el soporte en que nos ex-presamos, damos cuenta también, encierto modo, de nuestra buena o malasalud, al tiempo que nos habla de sen-sualidad, vitalidad o energía.

Es este un tema de cierta dificultad,ya que depende en gran medida del tipode útil con el que el sujeto trabaja encada momento y resulta realmente difí-cil de analizar. Sin embargo, se tratatambién de un dato relevante, ya quecada uno, en la medida de lo posible,elige el útil que mejor vaya con su per-sonalidad.

Para el estudio y clasificación de esterasgo, Xandró divide en cuatro gruposlas presiones gráficas:

– Según la impresión que dejan enel papel, son trazos de presión deficien-

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te o floja, de presión fina, normal, fir-me o pesada. En este sentido, el análisisnos hablaría de sujetos que nos ofrecenuna impresión vacilante, frágil y fatiga-da, hasta una fortaleza tal que puede ra-yar en la brutalidad y la lujuria.

– Según la forma del trazo, estudiarasgos sucios o cegados, perfiles mordi-dos, netos o limpios, en relieve o grasos,fusiformes o reinflados, o en forma derosario. Sin duda, este análisis es com-plicado y ciertamente atrevido, ya quedesde los temblores o rupturas en lostrazos podemos adentrarnos en el mun-do de la grafopatología, donde algunosautores hablan de deficiencias cardio-vasculares, alcoholismo o drogadicciónque puede reflejarse en las oscilacionesmostradas al escribir.

– Por el sentido de la presión. Si esvertical, nos hablaría de autoafirmación,terquedad o dotes de mando. Si es ho-rizontal, el sujeto busca su autorreali-zación, actividad o valentía. Si es inar-mónica, nos habla de vulnerabilidad. Sies armónica, marca el equilibrio y la in-tegración. Y regresiva nos habla de frus-traciones y temores.

A diferencia de la dirección de las lí-neas a que nos referimos en el punto ter-cero, aquí nos detendremos en la incli-nación de cada uno de los trazos de laescritura, que nos hablan claramentedel grado de los afectos.

Diríamos, al estudiar este rasgo, quelo consideraremos el termómetro delos sentimientos. Debemos saber quelos primeros renglones de un escritoson conscientes, es decir, reflejan aque-llo que queremos ser. Los renglonesmedios son la zona entre la concien-cia e la inconsciencia. Y los finales sonla zona inconsciente, es decir, lo queen realidad somos. Así, esta norma nosservirá para saber la trayectoria quesigue la persona que estamos anali-

zando. De esta forma, las escrituraspueden ser:

– Según el grado de inclinación, muyinclinadas, inclinadas, recta o vertical,invertida o muy invertida, y su análisisirá desde un apasionamiento vehemen-te (hablamos de más de 125° de incli-nación a la derecha) con inmadurez afec-tiva, carencia de tacto y susceptibilidad,a una escritura caída a la izquierda, conmenos de 55°, que nos habla de resen-timiento, gran introversión, nostalgia,cobardía, falta de afecto o aislamiento.

– Según las variaciones de la incli-nación nos encontramos con letras mo-nótonas, vibrantes, ambivalentes o convariaciones que pueden ser constantes,alternas rítmica/arrítmicas, variacionesde un escrito a otro o en diversas épocas(donde tendría cabida un estudio evo-lutivo de la persona a estudiar), en di-versas palabras o, incluso, torsiones endistintas partes de la letra, bien sea en laszonas superiores, inferiores, a la iz-quierda o a la derecha de los trazos. Elanálisis en este caso nos habla de flexi-bilidad o rigidez, de rutina y artificiosi-dad, o de ternura y afecto; de control so-bre los sentimientos o de emotividadincontrolada, de extravagancia o de ori-ginalidad; de choques emocionales enalgún momento de la vida, e incluso degrados de sufrimiento según en que par-te del trazo se da la torsión de la letra.

Podemos afirmar que la velocidad esun signo indicativo de la rapidez en losprocesos de asimilación y comprensión decada sujeto, así como el grado de dina-mismo activo en la voluntad. Clasificamoseste rasgo en cinco tipos: Velocidad lenta,pausada, normal, rápida y precipitada.

No hace falta que observemos al su-jeto mientras escribe. La calidad de laejecución del texto o su torpeza, la agi-lidad al eliminar rasgos innecesarios evi-

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tando los convencionalismos nos ha-blaran de sus capacidades. En cualquiercaso, existen unos parámetros en los quese nos habla de escritura lenta (que dis-tingue entre torpe y bien hecha), que al-canzaría menos de 100 caracteres porminuto y que habla de profundidad, au-tocontrol, reserva y constancia en casode una correcta ejecución, a una escri-tura capaz de realizar más de 200 ca-racteres por minuto y que se convierteen ilegible por su precipitación. En estecaso el sujeto es apremiante, desorde-nado e impulsivo, sin control sobre susacciones, pensamientos o expresiones.

La forma de enlazar unos rasgos conotros es algo esencialmente personal yhace referencia a la capacidad lógica ointuitiva y a la forma de relacionarnos.

En este rasgo se ven diversos planosde la personalidad, tales como gradosde sociabilidad, formas de llegar al co-nocimiento o grado de continuidad en laacción. Podemos hablar de diferentesvariaciones de cohesión-continuidad:

– Respecto al grado de unión entreletras. Nos encontramos escrituras muyligadas, ligadas, agrupadas, desligadas,reenganchadas, fraccionadas, con ma-yúsculas unidas a las minúsculas si-guientes o con mayúsculas separadas delas minúsculas siguientes.

En el primero de estos casos, el suje-to no levanta el útil al continuar el escri-to. Se da en ellos un exceso de lógica, queles lleva a una gran inseguridad o temora perder el contacto con sus propios pen-samientos. Se trata de una actividad cons-tante e ineficaz que raya en la obsesión.

A medida que se equilibra esta uniónentre letras, se equilibra también el re-fuerzo a la constancia, la asociación deideas, la espontaneidad y la iniciativa.En el otro extremo, la escritura desliga-da nos habla de individuos inconexos,

sin vinculaciones, excesivamente intui-tivos, que viven en las nubes desde suspropios caprichos.

En general, podemos decir que launión de los trazos refuerza la capacidadlógica y la separación entre ellos refuerzala intuición y el aislamiento. Está en ma-nos del profesional saber combinar es-tos rasgos con el resto para un análisisveraz y coherente.

– Dirección que sigue la unión invi-sible en la escritura. Invisible o tortuo-sa, que nos indica el adecuado o inade-cuado uso que hacemos de la energía.

– Variaciones en la escritura. Monó-tona, variada, compensada o descom-pensada. Se nos habla aquí de riquezamental, flexibilidad de criterio, adapta-bilidad y, una vez más, emotividad.

– Grado de apertura de los óvalos.Pueden ser abiertos, cerrados o rellenos,y es en función de si lo están por arriba,abajo, a la izquierda o a la derecha, loque nos hablara de la forma de expan-sión de cada sujeto, de dónde se hallansus puntos débiles, de cómo funcionasu sinceridad y su capacidad de abrirsea los demás.

– Escritura progresiva/regresiva.Aquí analizaremos, en el primer caso,el tipo de asimilación, su dinamismo ysu capacidad de concentración, o su vidainterior, su dificultad de adaptación ycierta inhibición, en el segundo.

Impresión de conjunto

El orden y los márgenes. Distingui-mos aquí las aportaciones realizadas pordos escuelas que tienen mucho que de-cir a este respecto. La Escuela ClásicaFrancesa, con actual vigencia, estudiaesencialmente si la escritura es clara oconfusa. La Escuela Simbólica Suiza es-tudia de una manera predominante la

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distribución del escrito en el papel, esdecir, el uso de los márgenes. Una vezque conocemos el tema en que se apoyanambas escuelas, trataremos de aplicarlosde manera conjunta.

– Impresión de conjunto: escrituraclara/escritura confusa.

– Margen superior.– Margen izquierdo: regular, des-

igual, ausente, pequeño, normal, gran-de, muy grande, con variaciones (en-sanchándose, estrechándose, convexo,cóncavo, en zigzag), puntos y aparte (enlínea, desiguales, condicionados).

– Margen inferior: ausente, normal,grande.

– Margen derecho: grande y regular,normal y regular, ausente, desigual, conaumento de tamaño, en disminución.

– Blancos en la página: fantasmaarriba, fantasma abajo, cuchillos en lapágina, separaciones, chimeneas o pasi-llos, cascadas o bolsas.

Volvemos un poco al principio deltema, cuando nos preguntamos la formaque tenemos cada uno de enfrentarnos alpapel. No es igual presentar una escri-tura clara, sin roces, donde el aire circu-la, que una confusa, desproporcionaday de distribución extraña. Así es, pues,como es la persona que escribe. Nos ha-bla, en el primer caso, de claridad decomprensión y de ideas, predominio dela razón, buen sentido de la orientación,gentileza y rectitud, a veces, un tanto con-vencionales. Frente a ello, deducimosideas confusas, errores de apreciación,con distribución defectuosa del tiempo yel espacio, con desorden y, en ocasiones,una positiva riqueza representativa, siem-pre que no se llegue a extremos.

El margen superior nos indica la dis-tancia existente entre quien escribe y eldestinatario. Es la distancia subjetiva a

que se sitúa el remitente. Va desde unmargen que indica un notable deseo deguardar las formas, hasta un exceso deconfianza o un grado de invasión al te-rreno de los demás.

El margen izquierdo representa el or-den, el tren de vida, el gasto-ahorro, elgusto estético, la puntualidad, la intimi-dad, la relación con el pasado o el origeny los impulsos de extraversión-introver-sión, iniciativa y decisión. No es lo mis-mo que sea regular o desigual, grande opequeño. En su estudio, y basándonosen lo que ya conocemos, tenemos ele-mentos suficientes para entender cómo elsujeto se mueve en su ambiente.

En relación con los puntos y aparte,éstos simbolizan el gusto estético, el or-den, el sentido de orientación en el tiem-po y el espacio, y la puntualidad.

El margen inferior es también sím-bolo de gusto estético y refuerza el au-tocontrol y el rendimiento/aprovecha-miento del tiempo y el espacio. Es eldominio del escritor sobre sí mismo, ladisciplina y la deportividad. Siempre seanaliza en las hojas intermedias del es-crito que van sin firma, ya que ésta y suposición en el escrito, nos darían unadistinta interpretación.

Si hablamos del margen derecho, éstees símbolo de la forma que cada uno te-nemos de rematar nuestros proyectos,el futuro, el más allá, la forma de afron-tar la muerte, el orden inconsciente oreflejo, la relación con los otros, el sen-tido estético, el equilibrio o desequili-brio entre gasto y ahorro, el tiempo y laintroversión-extroversión.

Por último, y respecto a lo que he-mos denominado más arriba blancos enla página, son, en general, síntomas deangustia, temores, deseos de huir que, enfunción de en qué parte del escrito apa-rezcan, tendrán diferentes interpreta-ciones.

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La firma

El análisis de la firma es el producto es-trella del estudio grafológico. Para nos-otros, que trabajamos con la escritura y suinterpretación, es lo que mueve a la per-sona con la que estás a hacer la preguntadel millón, mientras ejecuta su firma enuna servilleta de papel: «¿Cómo soy?»

La firma simboliza el yo íntimo o au-tobservado, frente al yo social o mani-festado que es la página escrita. Es lamarca o sello de una personalidad. Paraestudiarla debemos hacer simultánea-mente el estudio del escrito y contras-tar ambos, para ver la manera que tieneel sujeto de manifestarse de acuerdo o nocon su yo más íntimo. Los símbolos delinconsciente personal varían de una per-sona a otra, y para analizarlo debemossituarnos en cada uno.

Así, el primer nombre simboliza elpadrino o madrina, el padre y la madre,el abuelo y, en general, la infancia y el yofamiliar. El primer apellido, el yo socialy profesional, y el segundo simboliza lamadre o el cónyuge. Aquella parte de lafirma que cada cual destaque más serála que mayor importancia tendrá ennuestro análisis.

Debemos dividir el estudio de la fir-ma en varias partes complementarias:

1. Situación de la firma en la página:muy a la izquierda, a la izquierda, en elcentro, a la derecha, muy a la derecha,donde caiga (a continuación de la des-pedida).

2. Situación de la firma respecto altexto: invade el texto, próxima al textosin rozarlo, alejada del texto, en el mar-gen de la izquierda, firmar después dedar vueltas o de usar los márgenes, fir-mar cruzado.

3. Diferencias de tamaño entre fir-ma y texto: las letras del texto son ma-

yores, menores o iguales que las de lafirma, en mayor o menor proporción.

4. Diferencias de presión entre fir-ma y texto: de forma notable, el textopuede mostrar presión firme y la firmadébil, o al revés.

5. Diferencias en la dirección de laslíneas: texto recto y firma ascendente odescendente; texto descendente y firmarecta o ascendente; texto ascendente yfirma recta o descendente.

6. Diferencias de forma: texto angu-loso y firma curva o al contrario; textocon arcadas y firma con guirnaldas o alrevés.

7. Diferencias en la inclinación: tex-to recto, inclinado o invertido, a dife-rencia de la firma.

8. Diferencias en la legibilidad entrefirma y texto.

9. Grados de ascenso de las firmas:al igual que el texto, la firma puede serrecta/rígida, hasta mantener un gradode ascenso/descenso en mayor medida.

Ahora nos toca observar la nuestra.Escribimos unas letras y observamos.Tenemos un montón de datos para ana-lizar. Y, sin embargo, nos falta algo com-plementario y enormemente impor-tante.

La rúbrica

Etimológicamente data de la EdadMedia y su uso se fue deformando has-ta nuestros días, convirtiéndose en ungesto caprichoso, sin normas o leyes,por lo cual resulta tremendamente ricoen contenidos inconscientes. Hay un di-cho grafológico que afirma que «a másrúbrica, menos personalidad; a menosrúbrica, más personalidad».

La rúbrica, pues, debe estudiarsecomo arropamiento de la personalidad,

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abrigo, manifestación de tipo incons-ciente, caparazón defensivo, barrera paraconfundir a los otros y ocultarse, así comonos muestra grados en la evolución per-sonal que estudiaremos a continuación.

Según la teoría de Adler sobre el es-tudio del complejo de inferioridad, diceque son señales del mismo el miedo ala vida y la regresión que se manifies-tan de diferentes maneras. Así, se haconcebido el estudio evolutivo de la per-sona de los 18 a los 40 años a través dediversas formas de firmar: mientras quea los 18 la firma suele ser envolvente,aparatosa y complicada, con el tiempova dejando libre al nombre o los apelli-dos, donde la personalidad va lograndomayor independencia y apertura, biensea en el plano familiar o en el socio-profesional, según liberemos, como yahemos visto, el nombre o los apellidos.Posteriormente, y a medida que avanzanuestra madurez, la rúbrica va dismi-nuyendo, si bien necesitamos el aplau-so de los demás para seguir apoyándo-nos en algo. (Basta en esta etapa con unbreve subrayado). Si con el paso deltiempo la rúbrica es menor que la fir-ma, nos sentimos más seguros, mien-tras que la espontaneidad del trazadoconfirma la evolución positiva.

Así, si la firma es angulosa, reflejaenergía, explosión o entusiasmo, pu-diendo llegar a la crueldad en casos ex-tremos. Si es curva, estamos ante unapersona suave, dulce, con gracia, ex-presividad y, probablemente, pereza. Elrasgo negativo iría hacia una personali-dad intrigante.

Otro aspecto es qué parte de la rú-brica aparezca más desarrollado.

Como ya hemos ido viendo, la zonasuperior habla de idealismo, espiritua-lidad, sensibilidad y huida de la reali-dad, y puede llegar a desbordarse si nosencontramos con rasgos exagerados e

innecesarios. La zona inferior nos hacepensar en cosas materiales, realismo,fantasía erótica, importancia de lo ins-tintivo. El desarrollo de la zona izquierdasimboliza vuelta a las tradiciones, a la fa-milia, nostalgia y buena memoria. Lazona derecha busca novedades, deseosde viajar, decisión, iniciativa y genero-sidad; puede llegar a ser símbolo de agre-sividad y mal gusto. Si el sujeto des-arrolla en su rúbrica la zona central,estará «encantado de haberse conoci-do», y si su rúbrica envuelve totalmen-te el nombre, se aprecian rasgos de defensa, protección, regresión y vincu-lación materna.

Sobre la firma hay infinidad de po-sibilidades, tantas como personas. Lagrafología se ha esforzado en realizarun estudio serio y pormenorizado quenos ayuda a evaluar y conocer a aquelloscon quienes trabajamos.

Pero nuestro estudio no termina aquí.A continuación destacaremos algunasde las letras más representativas en suforma de ejecución, que aportarán másdatos al análisis.

La «M» mayúscula. Tanto Max Pull-ver como Matilde Ras estudian la «M»concibiendo el primero de sus montescomo la representación del yo y el se-gundo el de los demás. La comparaciónentre ambos y su forma de ejecución so-bre el papel nos dan cuenta de la im-portancia que concedemos a ambos te-rrenos y en qué forma. Su estudio noshabla de afectos en su rasgo inicial, deautoridad, de deseos encubiertos, de con-vencionalismos y formas de enfrentarnosa los otros.

La «d» minúscula. En esta letra serefleja el mundo de la fantasía, de la ori-ginalidad en las ideas. Es indicativa dela facultad creadora, de su productivi-dad y de algunos de sus desarreglos. Pue-de ofrecer una serie de matices cuya má-

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xima originalidad la presentan los ar-tistas y los imaginativos.

La «D» mayúscula. Para Xandróconsta de cinco partes esenciales: el pa-lote básico, reflejo del yo, simboliza lomasculino, la virilidad. Advierte de laadaptación del sujeto a sus ambientes ola rigidez frente al plano íntimo o so-cial. El trazo o bucle superior izquier-do es donde se localiza la figura mater-na. El bucle inferior izquierdo es el quesimboliza el origen, la madre. La grancurva de la derecha aparece como pro-yección social del yo, por donde el suje-to se protege del medio ambiente. Se re-flejan aquí los proyectos y planes futuros,así como la actitud defensiva. Simboli-za lo femenino. Representa el plano dedesarrollo socio-profesional, las reali-zaciones adultas, las iniciativas y los em-peños, y las ataduras que romper, queconstituyen un freno. Como caparazónprotector también simboliza el valor o lacobardía. La prolongación y el origende la letra muestran la inquietud idea-lista o religiosa, el movimiento del su-jeto hacia su independencia, el margende sus imposiciones. Tiene sentido es-tético, potencialidad artística.

La «A» mayúscula. Es una letra deequilibrio individual de la personalidadentre los planos íntimo y social, de con-trol y precisión psicomotriz.

La «B» mayúscula. Simboliza la lu-cha. El palote es el yo, lo masculino, la in-transigencia, la introversión, las atadurasa lo familiar y al origen, a los amigos,mientras que las curvas representan lasociedad, lo femenino, la cordialidad, laadaptación y la extroversión. El primerode los movimientos es consciente y el se-gundo, inconsciente. Así, en la curva su-perior vemos los contenidos de tipo ide-as y en el inferior, lo material.

La «i» minúscula. Apreciamos en estesigno gráfico una serie de factores que

nos proporcionan una gran riqueza in-terpretativa, tales como la situación ocolocación del punto, el grado de vigordel útil, la forma e, incluso, el símboloque representa. En general, podemosdecir que la regularidad o irregularidaddel punto es un test de precisión y aten-ción en el primer caso, o de inconstan-cia, versatilidad e imprecisión en el se-gundo. En ello vemos la capacidadindividual en este sentido.

Otra cuestión a considerar es el mo-mento de realizar el punto sobre la «i»:cuando no se levanta el útil ni para ha-cer el punto, hay un temor excesivo aperder el hilo de las ideas o las cosas;no quieren que se les interrumpa. Pue-de ser consecuencia de una actividad fe-bril. Cuando en cada «i» se interrumpepara hacer el punto, a pesar de las difi-cultades de distinguirlo en un escrito,lo interpretamos como sujetos a los queles gusta hacer las cosas sobre la marcha,sin dejar nada pendiente. Si el punto sepone al final de la palabra, son tenden-cias obsesivas o personas que preparanel terreno antes de realizar la acción, loque nos habla de dotes de organización.

Así, analizamos la «i» de acuerdo conel grado de altura del punto, según elgrado de avance, según el grado de pre-sión o según la forma.

La «t» minúscula. Se trata de una le-tra que refleja la voluntad del sujeto, es-pecialmente en la ejecución de la barrahorizontal, aunque, como ya conocemos,es un rasgo más a tener en cuenta entreotros que refuerzan su significado. Lairregularidad o regularidad de su traza-do refleja versatilidad e inconstancia ycambio frecuente de ideas, en el primercaso; o constancia, continuidad y per-manencia en el esfuerzo, en el segundo.

Analizamos, pues, la barra de la «t»según el grado de altura en relación conel palote, según su grado de avance, se-

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Dime cómo escribes y te diré quién eres

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gún su dirección, por la intensidad deltrazo, por el tamaño de la barra o porla forma.

La «r» minúscula. A través del dobleángulo de la «r» apreciamos la forma decanalizar la energía, la persistencia y lainiciativa.

La «C» mayúscula. En ella estudia-mos los afectos (parte superior) y el sexo(parte inferior).

El estudio del óvalo. El óvalo reflejael ego personal, el núcleo íntimo indivi-dual. Hay que detenerse para su estu-dio en la arquitectura del mismo, su re-corrido, los gestos iniciales, medios yfinales. Debe analizarse con profundi-dad antes de emitir un juicio sobre cual-quier escritura.

Debemos tener en cuenta su abreac-ción o forma de abrir y cerrar los óvalosy lugar donde se manifiesta su aperturao cierre. Así, en los óvalos abiertos la per-sonalidad íntima se comunica y se exte-rioriza, más incondicionalmente cuan-to más limpia sea esa apertura. En loscerrados, si bien tiene gran importanciael punto donde se efectúa el cierre, po-demos hablar, en general, de introver-sión, reserva, prudencia, ocultación y ca-pacidad para controlar las emociones ylos conflictos.

La «g» minúscula. Es esta letra la quemás se presta al estudio del terreno ins-tintivo porque arranca del óvalo, que re-presenta el yo y desciende sumergién-dose en el plano erótico, afrontando elmundo de la libido sexual. Debemos con-siderar en su interpretación la presióndel trazo que desciende y asciende, lalargura del pie en su prolongación quedesciende y el tamaño y forma del buclebajo.

La presión muestra fuerza, vitalidad,energía (consciente al descender e in-consciente al ascender) y fuerza de la li-bido.

La largura en el pie es el esfuerzoconsciente, potencia activa libidinosa ycapacidad agresiva.

La anchura y la curva del pie simbo-lizan la fantasía de los juegos eróticos.

Debemos tener en cuenta la regula-ridad en la ejecución de esta letra a lolargo del escrito, así como el tiempo enque fue realizado, por dos razones fun-damentales: en primer lugar, el análisisgrafológico de la «g» refleja el momen-to sexual concreto, no la sexualidad ge-neral del individuo; por otro lado, lasvariaciones e irregularidades en la eje-cución de la «g» durante el escrito sonreflejo de inmadurez sexual; el sujetono tiene un comportamiento sexual ma-duro.

CONCLUSIONES

Es todo, de momento..., y ahora,practiquemos.

Desde aquí tenemos a nuestro al-cance una valiosa herramienta de tra-bajo. No es un juego, sino un comple-mento tremendamente enriquecedorque un estudio minucioso, sistemáti-co y profesional ha puesto a nuestroalcance.

Resulta sorprendente, ahora que yaconocemos un poco del tema, darnoscuenta del mundo que se nos abre. Yesto, ya se sabe, es una pequeñísimamuestra del alcance de la grafologíacomo método de estudio de la persona-lidad. Somos como escribimos y escri-bimos como somos, y reflejamos conello una inmensa riqueza que todos po-seemos, con nuestros condicionantes,miedos, deseos y formas de enfrentar-nos a nosotros mismos y a cuanto nosrodea. Conocernos y conocer es la me-jor forma de valorarnos y valorar a losdemás.

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