DIEGO DE VALERA - Biblioteca Saavedra Fajardo · humanidad con los miserables y pobres; en las...

DIEGO DE VALERA

Ceremonial de Príncipes

Edición de Rafael Herrera Guillén para la Biblioteca Saavedra Fajardo

Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO

de Pensamiento Político Hispánico

Valera, Diego de, Ceremonial de Príncipes.

BETA CNUM 6992. Madison TEXT-yCP. Diego de Valera. Ceremonial de príncipes. Valencia Juan Viñao ca. 1517, ff d1r-d7v (25r-31v). Madrid Nacional R-2302. DIEGO DE VALERA: Ceremonial de príncipes. Valencia: Juan Viñao, c. 1517 (durante mucho tiempo considerado de Valencia: Nicolás Spindeler, c. 1500). ff. d1r-d7v (25r-31v). CNUM 6992. Sign.: R 2302. Transc.: Félix Calero Sánchez; corr.: Rolando Cossio. 4º. 32 ff. Letra gótica de dos tamaños. 32 líneas por página. Caja: 159 x 112. El ejemplar digitalizado es el R-2302 BNM, que presenta un perfecto estado de conservación; hay otros en la British Library y en la Hispanic Society de Nueva York; en esta última biblioteca, se conserva una copia manuscrita de comienzos del siglo XVI. En el ejemplar digitalizado, la hoja final que sustituye a la guarda original contiene un comentario manuscrito en latín sobre un texto jurídico. También contiene: Diego de Valera. Tratado de las armas, Tratado de los rieptos y desafíos. ff. a2r-c8v (2r-24v) (ADMYTE, disco 1, núm. 48). Hijo del célebre médico converso de Juan II, Alfonso de Chirino, Valera (1412-post 1488) fue personaje principal en la corte castellana, a la que representó como diplomático en varias ocasiones y en la que se distinguió como adversario del Condestable don Alvaro de Luna; se distanció de la casa real con el advenimiento de Enrique IV para ser reclamado, años después, por los Reyes Católicos, de quienes recibió distintos cargos públicos y no pocos privilegios. Sin duda, Valera es uno de los escritores más prolíficos de la Edad Media tardía, con una rica producción como tratadista, traductor (ahí está su versión del Arbol de batallas de Bouvet para don Alvaro de Luna) e historiógrafo (en su lugar, volveremos con más detalle sobre la Crónica de España o Valeriana); junto a una rica e importante colección de epístolas, conservamos también varios poemas, algo que no extraña en un cortesano de esa época. Entre 1458 y 1467 compuso el Tratado de los rieptos y desafíos (también llamado Tratado de las armas y, en nuestro impreso, Tratado de los rieptos e desafíos que entre los cavalleros y hijosdalgo se acostumbran hazer, según las costumbres de España, Francia e Inglaterra, en el qual se contienen quáles y quántos son los casos de traición e de menosvaler e las enseñas e cotas darmas) y lo dirigió al rey Alfonso V de Portugal; esta es obra perteneciente a ese rico

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grupo textual formado por los tratados teóricos de la caballería, con títulos de derecho caballeresco, protocolo, estrategia o heráldica, entre otras materias; por tal motivo, los asuntos que aborda en esta ocasión son los siguientes: la legislación europea sobre las armas para el reto y el desafío, la preparación para el combate y, por fin, el origen de las armas, cotas y enseñas. Valera volvió sobre estos contenidos en otros escritos: en sus Preeminencias y exenciones de los oficiales de armas, en su Espejo de verdadera nobleza y, sobre todo, en su Doctrinal de príncipes. El Ceremonial, dedicado a Juan Pacheco, Marqués de Villena (muerto en 1474), es un opúsculo que Valera dedicó en su totalidad a las prerrogatias de los diferentes rangos nobiliarios, con fuente en Bouvet, Bartulo, las Siete partidas y otros autores. BIBLIOGRAFIA: Edición de Mario Penna, Prosistas castellanos del siglo XV (Madrid: Atlas [BAE, CXVI], 1959), pp. 161-167, que, en el estudio preliminar (xcic-cxxxvi), reúne datos abundantes sobre su persona y obra; Angel Gómez Moreno, "La caballería en la literatura medieval española: tratados teóricos", Homenaje a Pedro Sáinz Rodríguez (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1986), vol. II, pp. 311-323; F.J. Norton, A Descriptive Catalogue of Printing in Spain and Portugal 1501-1520, Cambridge: University Press, 1978, n. 1257; José Simón Díaz, Bibliografía de la literatura hispánica, vol. III:2, 2ª ed., Madrid: CSIC. Instituto Miguel de Cervantes, 1965, n. 6513; Francisco Vindel, El arte tipográfico en España durante el siglo XV, 8 vols., Madrid, 1945-51, VII:57, n. 26. Angel Gómez Moreno

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Ceremonial de Príncipes [fol. 25r]

Comienca el cirimonial de principes, compuesto por mossen Diego de Valera, dirigido al muy magnifico y inclito señor don Juan Pacheco, Marqués de villena.

Si aquella sentencia de Seneca es verdadera, muy

magnifico señor, que dize la cosa ques buena o bien es la sabiduria de las cosas, e la cosa ques mala o mal es la ynorancia de aquellas, con gran razon podemos dezir que la natura con mano liberal vos dotó de los mayores bienes que pudo. Ca vos dio muy entera discricion, que es de todas las virtudes madre. Testigo es el filosofo en el libro De secretis secretorum donde dize: La discricion es madre de todas las virtudes. E donde discricion fallece ninguna virtud puede estar. Dio vos firmeza en los casos aduersos, singular temprança en los prosperos, mano rigorosa con los rigorosos, mansedumbre con los caydos y baxos, humanidad con los miserables y pobres; en las quales cosas consiste la mayor parte dela humana sabiduria.

Pues si de las virtudes interiores tan gran parte vos fue dada, no menos de los bienes exteriores recebistes; ca vos dio progenitores de las casas reales de Castilla y Portugal, produzidos muy virtuosa compañera desa misma estirpe venida y generacion que por todos es muy deseada abundancia de temporales bienes, spiriencia de grandes [fol. 25v] cosas.

E en tanta muchedumbre de bienes no menospreciays las cosas avos innotas saber; donde muy virtuoso señor, como este otro dia de diuersas cosas en vno fablasemos y ocurriese dezir de las preheminencias o prorogatiuas a cada

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vna de las dignidades deuidas de amas, las obras de hombre prudente vsastes; es asaber: diziendo sin vfana lo que sabiades y oyendo sin desden lo que se dezia; y no contento de las palabras deleznables o caedizas, mandastes a mí lo que en esta materia sentia en escrito pusiesse. E como quiera que delo tal mi ignorancia escusar me podiera, el gran desseo que a vuestro seruicio he, me costriñió vuestro mandado en obrar poner. E porque auemos vergüença quando sin ley o autoridad fablamos, con el ayuda de Dios mesforçaré fundar lo que dixere a vezes por historias, a las quales en las cosas muy antiguas deuemos estar. Segun lo nota el muy reuerendo dotor don Alonso, obispo de Burgos, en el tratado de las sesiones, a vezes por derecho comun y leyes de nuestros reynos, a vezes por otras autenticas autoridades, a vezes deporné como testigo de vista de aquello que en diuersas partes del mundo vi en el caso presente guardase. Assi llamareys si os plazera este tratado Cirimonial de principes, pues prosiguiendo nuestro proposito muy humano, señor, digo que fue luengamente debatido en los tiempos antiguos dela presidencia o mayoridad de las dignidades. E avn fasta el tiempo de Carlomano no leemos aquesta quistion auer sido determinada, el qual como fuesse rey de Francia y emperador de los romanos, y a él concurriessen embaxadores de diuersas partes del mundo y muchas vezes ouiesse contenciones o debates sobre los assentamientos de los tales. Y queriendo en ello proueer con consejo de los eletores del Sacro Imperio y otros y muchos principes y grandes señores dieron sabida [fol. 26r] regla y ordenança de las preminencias o porrogatiuas a cada vna de las dignidades deuidas. Lo qual oy se guarda en la mayor parte del mundo, segun es escrito en el segundo libro dela ystoria teotonica, que fabla de los fechos de los emperadores. E como nosotros moremos en los arrauales o fines dela tierra,

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y más tarde que a otras naciones ayamos auido aquesta diuersidad de dignidades, como nuestra España antiguamente con solo nombre de reyes y condes se contentase, no por orden sabida mas a caso damos lugares a las vezes no deuidos a las dignidades.

Assi, muy magnifico señor, ante que deciencia a la diuision de las digninades y a las preminencias a cada vna dellas deuidas, es de notar que son dos maneras o generos de dignidades: segun Bartulo trata en el su tratado De dinitatibus, vna es aquella con que los hombres nacen, otra es la que los reys, principes o prouincias dan o pueden dar. De la primera es de saber que tanto alguno en mayor dignidad es nacido quanto en deudo es más cercano a la corona real dela tierra o prouincia donde nacio, segun parece por el tratado de las sesiones suso alegado. De la segunda, la dinidad imperial tiene la cumbre, segun es testo en la ley de precario digestis ad legem rodiaz de iactu. E se nota en la segunda Partida, en el titulo primero, ley primera, como quiera que ya fue question disputada si la dignidad imperial fuese mayor que la real, y dexadas aque de rezar las opiniones de los vnos y de los otros por esquiuar prolixidad, de qual egregio dotor onore boner, faze mencion en el su arbol de batallas, es verdad la dignidad imperial ser mayor que la real sin alguna o paracion como dicho es. Lo qual, de la propiedad del vocablo se puede comprehender como emperador se deriue de impero imperas por mandar, y emperador quiere [fol. 26v] dezir mandador, el qual vocablo denota o demuestra vna soberana superioridad. E rey se diriua de rego regis por regir, y assi parece que rey quiere dezir regidor. El qual vocablo paresce auer superior o mayor de sí. Donde de derecho comun todos los reys son sujetos al emperador de los romanos o lo deuen ser, eceptado los reyes de Francia y España, las razones porque dexo desplicar aqui como sea fuera de nuestra presente

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especulacion: que bien assi como nuestro señor quiso fazer dos luminarias principales por cuyo beneficio en este mundo fuessemos alumbrados: assi quiso constituyr dos dignidades principales por las quales el mundo fuese regido y gouernado. Debaxo dela dignidad papal quiso que todo el vniuerso fuese puesto en lo spiritual, lo qual parece por aquellas palabras que dixo a san Pedro: Aquel que asoluieres en la tierra sea asuelto en el cielo. So la dignidad imperial queiso que fuesen todas las dignidades temporales segun parece por la ley de procacio suso alegada, y se nota en la ley primera del titulo primero dela segunda Partida.

E dexando agora de hablar de las prerogatiuas a las dignidades eclesiasticas deuidas, como sea fuera de nuestro propósito, digo que la más alta dignidad de las temporales es la imperial, lo qual parece por las preminencias que le son deuidas allende que a otro ningun principe, ca el emperador solo es coronado de tres coronas: las quales reciue en esta guisa.

La primera corona, que es de plata, recibe en aques primera ciudad de Alemaña la ribera de Rim abaxo, y alli es vngido y consagrado. La. ij., que es de fierro, en Milan. La .iij., que es de oro, en Roma, dela mano del papa. Y queriendo solamente es eleto y ha recebido la vna o las dos coronas, llámase rey de los romanos y trae por armas ell aguila negra conla cabeça fendida, y fazese su elecion por .vii. principes: los tres eclesiasticos y los quatros seglares. Son los eclesiásticos: el arçobispo de Colonia, el arçobispo de [fol. 27r] Maguncia, el arçobispo de Treuer. Son los seglares: el rey de Bohemia, el marqués de Micina, el marqués de Bandaburque, el conde palatino del Rin. Al emperador intitulamos cristianissimo inuictissimo serenissime principum agusto cesar. Quien quiera que de nuevo le faze reuerencia pone su mano sobre la cabeça en señal de sojecion. E de derecho no deue hauer más de vno

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en el mundo, el qual se deue intitular de los romanos segun se nota en el capitulo In apibus setima quistione prima. En señal de lo qual trae el pomo de oro en la mano a denotar toda la machina o redondeza del mundo serle sujeta.

Como quiera que grandes tiempos fue debatido si la sylla imperial deuia ser entre los romanos o griegos, y avnque fue determinado a los romanos pertenecer, los griegos el nombre de imperio tienen vsurpado, el qual, no por elecion, mas por sucesion se ha, al qual intitulan emperador de Trapesonta. E avn en los tiempos antigos, algunos de nuestros Reyes se llamaron emperadores de España, como quiera que el derecho no lo consienta segun parece por el capitulo In apibus suso alegado, y lo no ca santo Thomas de Aquino, en el tercero libro suyo del Regimiento de los principes, donde dize: En la muchedumbre de los miembros vno es el que principalmente nos mueue, es asaber: el coraçon; en las partes del ánima vna fuerça principal nos possee, es asaber: la razon. En las abejas vno es el rey. En todo el vniuerso vno es Dios de todas las cosas criador y fazedor. E assi fue cosa conuiniente que vno solo sea padre santo y vno solo emperador, por los quales principalmente todo el mundo sea gouernado.

Ante los otros reyes se acostumbra poner tres vezes la rodilla en el suelo. A los reyes de España solamente se besa la mano. A los reyes de Napoles [fol. 27v] la mano y el pie como al santo padre, lo qual se faze porque se intitulan reyes dela santa ciudad de Jerusalem. A todos los Reyes acostumbramos dezir “muy excelentes”, “muy esclarecidos”, “muy poderosos”, “muy yllustres”. Donde continuando lo prometido digo que fue ordedano por el dicho emperador Carlomagno que quando fuesse contienda sobre los assentamientos de dos reyes o principes, que aquel fuesse preferido o antepuesto que más tierras o más diuersidades

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de gentes señorease, segun parece por el seteno libro de la ystoria teotonica suso alegada. Para lo qual trae aquella autoridad de Salamon en el catorzeno de los Prouerbios que dize: En la muchedumbre del pueblo es la dignidad del rey. Y por esta ordenança fue determinado el debate que avia en el concilio de Basilea el año de treynta y siete entre los embaxadores de Bretaña y Borgoña. Porque ante destonces siempre Bretaña fue preferida a Borgoña, lo qual se fazia porque ante desde tiempo el duque de Borgoña no posseýa, saluo el ducado de Borgoña y el condado de Flandes, y despues ouo por herencia los ducados de Barbant y Olanda y Zelanda y Lostriet y Lamburque y Lucembur, que ý los condados de Artoes de Carlo es y de Eenant, de Boloña, Sulamer y otras grandes señorias; por lo qual fue determinado en el dicho concilio de lo anteponer a todos los duques del mundo, como agora se antepone. Assi digo que la dignidad ducial es mayor despues dela real, a la qual en Francia y en Ynglaterra se guardan las preminencias que le siguen.

Los duques traen corona en la cabeça, del qual otra diferencia no ay a la corona real saluo que el coronel es estrecho y las flores son yguales; y traen les delante espada, avnque la punta arriba en diferencia de los reyes. Traen [fol. 28r] cetro de oro en la mano; assientanse en sylla en ausencia de los reyes; tienen doser a las espaldas; besan el euangelio; oyen missa en cortinas donde los reyes no estan, y si el rey es presente, todos los duques oyen la missa dentro de las cortinas con el Rey. Quando los duques vienen de camino, los reyes los salen a recebir y les dan paz. E quando el rey está en consejo, los duques no se asientan en vanco, antes se tiene tal orden que la camara del consejo es toda toldada de tapaceria y a la parte de en fruente de la puerta está vn rico doser y la silla real, y a la parte diestra y siniestra dela sylla ponen tantos escabeles

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con cada dos almohadas de seda quantos duques han de estar en el consejo. Y a las otras tres partes son puestos tres bancos: en el de la parte derecha se assientan los perlados; en el dela siniestra se assientan los condes, barones y caualleros, en el que esta en fruente del rey los letrados y secretarios. La qual orden siempre se guarda, avnque el Rey sea ausente.

Los duques en Francia y Ynglaterra labran moneda blanca, y algunos labran de oro, los quales son en Francia Borgoña, Bretaña, Anges; en Ynglaterra Yorca, Glocestre, Alencastre. Entre los quales el duque de Borgoña, por mayor excelencia, por algunas perrogatiuas que tiene, allende de todos los otros duques, labra quatro monedas de oro, es a saber: ridres, pietres, coronas, afusyl nobles de nau. Y tiene otra mayor perrogatiua allende todos los duques del mundo, la qual es que puede juzgar campo o batalla tambien entre sus naturales como entre estrangeros, y absoluer y condenar y sacar de la raya y criar nobles y dar armas como rey no reconociente superior. Esto es por que es señor de la Francia Contea, por la qual señoria no es sujeto a principe del mundo; y [fol. 28v] a él solo entre los duques pertenece tener reys darmas y los tiene; esto es porque él solo puede juzgar campo o batalla entre sus suditos como soberano. Y los reyes darmas no fueron ordenados por respeto de los principes, que los costituyen, mas por respecto del oficio que han, el qual principalmente es ser presentes a los fechos de las armas y declarar a juez soberano lo que en tal caso se deue fazer. De lo qual deuen los principes notar que los reyes darmas deuen ser hombres letrados, prudentes y muy espirimentados en fechos darmas, pues a ellos tan grande autoridad se les da. Lo qual oy se guarda mejor en Ynglaterra que en parte del mundo que yo sepa. Assi que todo principe que puede juzgar batalla entre sus suditos conuiene tener reyes darmas. Los

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otros deuen tener farautes y proseuantes, de las quales perrogatiuas o preminencias soy testigo de vista y las vi guardar diuersas vezes en Francia y Inglaterra, donde macuerdo el año de quarenta y dos auer visto el duque de Glocestre en Granuja, que es a tres leguas de Londres, lunes dela resurecion vestido en abito ducial en esta guisa.

Un manto de tapete azul fasta los pies aforrado en armiños, abierto por el costado, y vn rico collar de balaxos y perlas y una befa en la cabeça, con un rico coronel y vn cetro de oro en la mano: y ansi andaua en la procesión, lleuandole delante vn cauallero vn espada la punta arriba. Alo qual fueron presentes Toledo rey de armas y Asturias, que comigo estauan por mandado del muy excellente principe don Juan el segundo, nuestro señor de gloriosa memoria.

Pues viniendo a los marqueses, digo lo que más graue parece, que en los tiempos mucho antiguos los marqueses fueron a los duques preferidos o antepuestos, [fol. 29r] segun parece por el quarto libro dela hystoria teotonica iuso alegada; y se nota en el Decretal que comiença. Fundamenta en el sesto libro de los Decretales, en el titulo de electione, donde a la orden de la letra, faze primero mencion de los marqueses que de los duques, lo qual estonces no se hazia sin grandes y justas causas. Ca los marqueses auian dignidad perpetua es a saber mero y misto imperio en las prouincias o marcas que señoreauan; y los duques no, saluo a tiempo, esto es, quanto duraua la guerra o exercito en que auian gouernacion. Lo qual, de la propiedad del vocablo se puede conocer como duque diriue de duco ducis, que se toma por traer, porque a los duques antiguamente pertenecia caudillar y gouernar las huestes. E muchos ouieron este nombre de duque quanto duró su gouernacion en la guerra, que despues no se llamaron así, como parece por la sacra escritura Numeri primo de los

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doze duques que fueron en el desierto. E se nota en el sesto libro de Trogo Pompeo, De los duques, de la ceremonia el nombre de marqués diriuase de marca. Casi dominus machie o diriuase de mare quia dominium prope mare haber o de marco, segun santo Thomas en el Regimiento de los principes; por que assi como el marco es justo peso del oro y plata que en él se pesa, assi el marqués en su marca o prouincia deue ser justo peso de la justicia. Pues duques antiguamente fueron sin dominacion de prouincia y marqueses no pudieron ser sin señorio de tierra; ca yriamos otra la propiedad del vocablo si a alguno llamasemos marqués si no tuuiesse señorio de marca o prouincia. E passando esto assi por luengos tiempos, segun parece por la ystoria teotonica suso alegada, los enperadores y reyes, veyendo cómo en los belicos actos la glia fama [fol. 29v] y onor se ganaua quando algun grande exercicio querian mouer, fazian duque de aquel al fijo o hermano o al más perpinco pariente del, y despues en galardon de los grandes trabajos y peligros en las guerras passadas los tales principes acostumbraron a estos dar grandes heredamientos, como se lee en el segundo libro dela susodicha ystoria de Redulfo primero, emperador deste nombre que dio a Arnesto, su primo, la prouincia de Saxonia por que la conquistó y ganó por armas por su mandado, y llamólo duque de aquella prouincia. Y assi, desque los duques ouieron grandes señorias, assi por la dignidad con que nacieron como por las prouincias que señoreauan, fueron antepuestos a los marqueses, como agora lo son en todas las partes del mundo. Y assi se fallará que todos los duques de Francia y Ynglaterra son muy conjuntos en deudo a los Reyes, y gozan y deuen gozar de las preminencias suso dichas. Los quales se intitulan “yllustres”, “ínclitos”, “magnificos”, “claros”, y avn algunos dellos se intitulan “super yllustres”, donde macuerdo que el rey don

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Juan, de gloriosa memoria, escriuio comigo al duque de Glocestre “super yllustre”.

Estos mismos titulos sacostumbran escreuir a los marqueses, los quales en Ynglaterra y Ytalia oven missa en cortinas y besan el euangelio y assientanse en sylla con doser a las espaldas. En Francia nunca vuo marqueses ni agora los ay, y los primeros fueron en Alemaña, donde como biuan más gruessamente que en ninguna otra parte, no tienen cirimonias sabidas de que cierta regla se pueda tomar, saluo que en todo lugar son antepuestos a los condes.

Pues quién duda ser mayor la dinidad de marqués que de conde, el qual error en ninguna parte del mundo [fol. 30r] se tiene, saluo en Castilla; el qual fue tomado de la orden de la letra de la onzena ley del titulo primero dela segunda Partida, donde primero haze mencion de los condes que de los marqueses. Y como quiera que para prouar que los marqueses deuen ser antepuestos a los condes baste lo susodicho a mayor abundancia, digo que ésta es general costumbre en el mundo a todos notoria y manifiesta, la qual faze derecho y parece por la orden de los saluo conduros del Emperador, que assi dize: Uniuersis et singulis fratibus nostris carissimis regibus principibus ducibus marchioniubus comicibus baronibus militibus nobilibus. yc. Donde los marqueses son antepuestos a los condes. E yo vi en Ynglaterra los condes de Orseta y su Morseta, hermano y primos del rey, fazerse marqueses de los mismos titulos el año de quarenta y dos, delo qual todo se concluye la dignidad de marqués ser mayor que de condes. Lo qual, como dicho es, en toda parte sea notorio especialmente en la corte del papa y del emperador y en los concilios donde los assentamientos de las diginidades son ordenados, saluo quando en sangre o en grandeza de señorio fuessen desyguales, como si debatiessen de presidencia el conde de

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Armeñaque y el marqués de Ferrara o de Badam o de Rotolin. Ca en tal caso no es duda que precederia el conde de Armeñaque a los dichos marqueses y avn a otros mayores. Esto no por ser conde, mas por la inclita nobleza de su linaje y por la grandeza de su señoria. Ca se afirma auer en ella mill y seys cientas placas de puente leuadiza. Y como quiera que la regla suso dicha sea cierta y general esto se deue entender de los marqueses y condes yguales en linaje y en señoria y no en otra manera.

[fol. 30v] Esto tomado por presupuesto, es bien que sepamos de dónde se tomó este vocablo “conde”, el qual se diriua de “comitiua”, que quiere dezir “compañía”. E ansi antiguamente los condes no auian juridicion ni señoria, mas eran nobles hombres que seruian de continuo a los palacios, a los emperadores y a los Reyes, y eran llamados “palatinos”, que quiere tanto dezir como “condes del palacio”, segun parece por el primero libro dela hystoria teotonica suso alegada, y por la onzena ley de titulo primero dela segunda Partida. Y avn agora ay en Alemaña algunos condes palatinos, y tal se pudiera llamar el conde Gonçalo, que fue conde sin título de señoria.

Resta agora de ver qué dignidad es vizconde y qué quiere dezir y qué preminencias le son deuidas. A lo primero respondo que desta dinidad vsan más los franceses que otra nación, y en esta guisa que todos los condes de Francia tienen señorias apartadas de los condados que se llaman viscondades, los quales pertenecen a los primogenitos de los condes. E assi, en naciendo, los llaman vizcondes; y “visconde" quiere dezir “hombre que tiene lugar o vez de conde”, a los quales se guardan todas las cerimonias y perrogatiuas que a los condes. Y assi en Francia todos los primogenitos de los condes son vizcondes, como en Castilla el primogenito del rey es principe de Asturias, y en Ynglaterra de Gales, y en Francia se llama Dalfin por el

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dalfinado que en naciendo le pertenece. En Aragon ay viscondes en otra manera, ca es señoria por sí, y los tales son menores que condes y son preferidos a los barones, y guardanseles las preminencias que a los condes. E ya en Castilla, en esta guisa que en Aragon, ha tomado comienço esta dignidad de vizconde en don Pedro de Baçan.

[fol. 31r] Es otra dignidad que en la mayor parte del mundo se ha saluo en Castilla, la qual se llama “baronia”, y barones comunmente se dizen los que han señoria de alguna villa cercada con término y juridicion y mero misto imperio, assi como el señor de Dueñas o de Almaçan o otros semejantes. Es verdad que ay algunos barones ser señores de baronias, assi como los condes palatinos, a los quales se da la preminencia de barones por algunos seruicios señalados que a los principes o reyes fazian. E yo vi algunos a quien Alberto, rey de los romanos, en presencia mia fizo barones en Praga, en Boemia, el año de treinta y siete, los quales tienen esta preminencia o perrogatiua que pueden traer bandera quadrada como todas las dignidades susodichas, y ponerla sobre su sepoltura.

Agora veamos de algunos oficios que traen digninades anexas y han juridicion sin tener señoria ni administracion de tierra; assi como oficio de almirante y condestable, los quales, avnque no tienen tierras sujetas a los oficios, tienen juridicion plenaria y mero misto imperio en diuersos lugares.

Ca el almirante es justicia mayor en las mares sujetas al rey, de donde aquel oficio tiene y a el pertenece dicidir y determinar todas las quistiones y debates de las mares, de los marcantes, assi ceuiles como criminales, assi en paz como en guerra. E los reyes no deuen conocer de los tales debates saluo por apelacion. E todas las gentes que van en flota o armada de qualquier estado, preheminencia o dignidad que sean han de ser a ordenança del almirante,

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como él sea presidente de las mares y tenga en ellas plenaria juridicion.

E assi, el condestable es presidente en las huestes dela tierra, y tiene en ellas entera juridicion y [fol. 31v] mero misto imperio. E todos los que en ellas van de qualquier estado, preminencia o dignidad que sean, deuen estar a su ordenança, segun parece por el otauo libro dela ystoria teotonica suso alegada.

Es agora, pues, de ver en los asentamientos de corte, quál de estos oficios deue ser al otro antepuesto: pues alli amos a dos son fuera del lugar de su juridicion. Alo qual respondo que donde el almirante y condestable fueren yguales y en señoria, que el almirante deue ser antepuesto al condestable por dos razones. Primera por ser presidente en mas peligroso lugar, ca cierto es que avnque las batallas de tierra mucho sean pelgrosas, mucho más lo son las de la mar; pues como do mayor es el peligro se gane mayor honor, razonable cosa es que más honor reciba el presidente dela mar que dela tierra. Segunda razon es porque el almirante assi tiene plenaria juridicion en las mares en tiempo de paz como de guerra e el condestable no tiene jurisdicion saluo en guerra.

Assi me despido, muy magnifico señor, dela presente

obra de que vos fuestes causa, en la qual, si algunos defetos, como no dudo, vuestra gran discricion conociere, vmilmente le suplico los mande corregir, creyendolo tal auer precedido de mengua de saber y no con voluntad de errar. Fue a mí este cierto deleytoso trabajo afan sin tristeza, cuydado sin enojo, porque a vos, señor, sea manifiesto mis fuerças interiores ser assi aparejadas vuestro mandado complir, como las esteriores lo son quando esperimentar lo quereys. Fin.

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