Dicotomía Entre Lo Público y Lo Privado
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1
DICOTOMÍA ENTRE LO PÚBLICO Y LO
PRIVADO
(CARLOS HUGO BELTRÁN RAMÍREZ)
INTRODUCCIÓN
El ejercicio académico que demanda la
elaboración de un ensayo debe partir de la
construcción de una serie de interrogantes
que ayuden a perfilar un contenido temático
coherente y debidamente sustentado para
soportar una postura definida sobre la base
del análisis y la reflexión
En consideración al propósito de decantar y
articular la temática propia de las Políticas
Públicas, la génesis de este ensayo se
configura en la revisión de textos y autores
sobre la dicotomía entre lo público y lo
privado, es decir la esfera de lo público y la
esfera de lo privado. En las últimas décadas
se ha ido perdiendo la frontera entre estas
dos categorías y los procesos políticos -
económicos se han tornado complejos, al
punto que se requiere de un esfuerzo mayor
para entender el nuevo orden global, que
condiciona el desarrollo de las naciones
hacia paradigmas que restringen y/o
adecuan el concepto de lo público en la
dimensión valorativo del concepto de lo
privado.
El Estado como expresión absoluta de lo
público se convierte en tema obligado para
el presente ensayo. Por tanto, teniendo en
cuenta las obvias limitaciones de tiempo y
espacio, se pretende describir desde
distintos autores, el proceso de formación y
desarrollo del Estado moderno, haciendo
énfasis en los cambios que marcan las
dinámicas económicas, políticas y sociales
en los albores del siglo 21.
El Gobierno se constituye en el elemento
ordenador y coactivo del Estado, ya que está
dotado de un poder soberano para hacer
posible el cumplimiento de sus fines. Por
tanto el ejercicio de gobernar induce a
plantear esquemas conceptuales que marcan
posiciones y tendencias políticas frente a la
2
expresión del poder público en las distintas
esferas de la sociedad. Es así como el marco
lógico de la acción de gobierno se deriva del
proceso de formación de las decisiones
públicas asumidas desde legítimos intereses
políticos, que se expresan en políticas y se
manifiestan en el ejercicio del poder público.
La reflexión y el análisis de los cambios de
tendencias políticas en el ámbito
internacional, contrastadas con la adopción
de acciones de gobierno que responden a
situaciones estructurales consideradas
prioritarias en los procesos democráticos, se
convierten en fuente de producción del
presente ensayo.
1. DICOTOMIA PÚBLICO - PRIVADO
Norberto Bobbio en su libro “Estado,
Gobierno y Sociedad” establece que las
categorías “público y privado” se pueden
considerar como una dicotomía por cuanto
permite dividir un universo en dos esferas
que en conjunto son universales, pues todos
los entes del universo son incluidos en ellas
sin excluir a ninguno. Lo importante es
descubrir cuál es el límite que establece
dicha dicotomía en relación con la
posibilidad real de definir el estereotipo
básico de la esfera de lo público en función
del rol que desempeña cada individuo en la
sociedad.
Las relaciones sociales, políticas y
económicas que definen las dinámicas
contemporáneas del desarrollo de los
pueblos, induce a establecer la diferencia
entre lo público y lo privado, aunque la
lógica del análisis varía en función de la
carga ideológica que se impone a cada
individuo. El origen de la diferenciación se
encuentra en Justiniano quien define al
derecho público como aquello que se refiere
al Estado Romano y al derecho privado como
lo que hace parte de utilidad del individuo.
Sin embargo, la historia enseña que el
derecho privado como soporte de regulación
de las relaciones económicas y civiles de los
individuos se desarrolló mucho antes que el
derecho público, entendido como la
estructuración de un cuerpo sistemático de
3
normas, en el proceso de formación del
estado moderno.
El autor mexicano Omar Guerrero,
establece que la separación entre lo público
y lo privado se gestó en el desplazamiento
del feudalismo por parte del capitalismo, o
lo que para el análisis marxista se conoce
como el salto dialéctico o contradicción que
desvirtúa la vida feudal y da paso al
capitalismo moderno. El Estado absolutista
asumido por las monarquías propias del
sistema feudal, tenía una connotación
eminentemente privada por cuanto estaba
en función de los intereses del soberano y
de sus cortes. De hecho, las teorías
teocráticas de formación del estado,
inspiradas por los escolásticos, justificaban
el poder de los monarcas en la medida que
proviene directamente de Dios, luego sus
actos se consideraban infalibles.
Todo el proceso de revolución política de los
siglos dieciséis, diecisiete y dieciocho que se
gestó en Europa, básicamente pretendía
abolir el absolutismo de los monarcas y
trascender los derechos colectivos a la esfera
del Estado. Así por ejemplo, en Inglaterra se
creó un contrapoder (parlamento) al rey,
mientras que Francia con su revolución se
desplaza para siempre la monarquía. De ahí
que el Estado moderno, como soporte del
capitalismo, trascendió los asuntos del
pueblo y los intereses colectivos a la esfera
pública, es decir del interés general de todos
los individuos. Hegel reconoce que este
proceso hizo a cada individuo más
dependiente de sus congéneres, es decir, la
individualidad se convierte en
interdependencia que se ilustra mejor en las
nuevas relaciones sociales de producción
que transforma al artesano feudal,
responsable de todo el proceso de
producción, al obrero capitalista que por
efecto de la división del trabajo, debe actuar
armónicamente con sus similares.
La dicotomía entre lo público y lo privado
establece otra serie de dicotomías como
estado – sociedad civil, política – economía,
ley - contrato, justicia conmutativa - justicia
distributiva, igualdad – libertad. Sin
embargo, cuando se trata de definir la
4
esfera de lo público y la esfera de lo
privado, la dicotomía que más se ajusta es
estado – sociedad civil, o lo que Bobbio
denomina Sociedad de iguales – Sociedad de
desiguales, aunque las otras dicotomías son
inherentes y complementarias.
Al identificar la sociedad civil con la esfera
de lo privado, por cuanto “es el lugar
donde se desarrollan los conflictos
económicos, ideológicos y religiosos”1, y al
Estado con la esfera de lo público, es
necesario insistir que la interdependencia
entre las dos esferas es tan fuerte que cada
día es más difícil distinguir los límites. Por
ejemplo, cuando se trata de justificar la
primacía de lo privado se argumenta que la
inviolabilidad de la propiedad, del resorte
de lo privado, trasciende cualquier acción
del estado, es decir, el derecho individual de
la propiedad se opone a la injerencia del
poder soberano del Estado. Para John Locke,
la propiedad se convierte en un verdadero
derecho natural porque es fruto del esfuerzo
personal del individuo incluso antes del
1 Estado, Gobierno y Sociedad. Norberto Bobbio.
Pp- 43.
surgimiento del Estado moderno y la
consecuente constitución del poder político.
Por tanto, el libre ejercicio de la propiedad,
además de ser indispensable en los
procesos productivos, debe estar
garantizado por la ley del Estado. Desde
esta perspectiva, la esfera de competencia
del Estado estará en función de la esfera
privada del individuo. Weber por ejemplo,
señala que la separación entre el
patrimonio público y la hacienda personal
fue un proceso gradual cuyo propósito
fundamental era la separación de los bienes
domésticos de los del presupuesto público,
la formación de la burocracia estatal y el
ejército. Desde esta perspectiva, las clases
burguesas fueron las que determinaron la
noción de lo público a la naturaleza de su
propiedad privada.
Es necesario anotar, que desde la óptica
marxista, la propiedad privada como
soporte del proceso de circulación de
mercancías, es el mayor obstáculo que tiene
el Estado para garantizar que el interés
colectivo desplace al interés individual. Tan
5
famoso e irónico es el final del capítulo
sexto de El Capital; “La órbita de la
circulación, o del cambio de mercancías, de
cuyas fronteras se desarrolla la compra y la
venta de la fuerza de trabajo, era, en
realidad, el verdadero paraíso de los
derechos del hombre. Dentro de esos
linderos solo reinan la libertad, la igualdad,
la propiedad y Bentham, La libertad, pues el
comprador y el vendedor de una mercancía,
v.gr. de la fuerza de trabajo, no obedecen a
más ley que la de su libre voluntad,
Contratan como hombres libres e iguales
ante la ley. El contrato es el resultado final
en que sus voluntades cobran una expresión
jurídica común. La igualdad, pues
compradores y vendedores solo contratan,
como poseedores de mercancía, cambiando
equivalente por equivalente. La propiedad,
pues cada cual dispone y solamente puede
disponer de lo que es suyo. Y Bentham, pues
a cuantos intervienen en estos actos solo los
mueve el interés”.2
2 El Capital. Kart Marx. Capítulo 6.
Si se trata de justificar la primacía de lo
público, se debe partir de la contraposición
del interés colectivo al interés individual y
en la necesaria subordinación de éste
último. En consecuencia, “…lo público se
opone a lo privado y se vuelve sinónimo del
bien común, del patrimonio colectivo, que no
puede ser blanco de apropiación egoísta o
particular”)3. Sin embargo, aunque existen
criterios universales como la renuncia a la
autonomía del individuo y que el todo es
primero que las partes, no es unánime el
entorno conceptual que identifica lo
colectivo, por lo cual la primacía de lo
público se ha asumido de diferentes
maneras especialmente en el actual proceso
de transformación del Estado.
2. EL PARADIGMA DE LO PÚBLICO EN
FUNCIÓN DE LO PRIVADO.
Aunque en teoría la supremacía de lo
público exige mayores niveles de
intervención del Estado como regulador
coactivo de los individuos, el paradigma
3 De lo público y lo privado. Renato Janine
Ribeiro.
6
económico dominante rescata a la sociedad
civil (lo privado) de las ataduras del Estado
(lo público) lo que plantea interrogantes
acerca de los límites de la acción del Estado,
más cuando renace la tradición ius
naturalista acerca de la prioridad axiológica
del individuo respecto al grupo. Se
argumenta que cuando es menor la relación
ciudadano – público, menor será el carácter
público de las políticas adoptadas, pues el
ciudadano se convierte en espectador más
no en protagonista. La discusión tiende a
trasladarse entonces al escenario natural de
los intereses individuales (el mercado) en
oposición al escenario natural de los
intereses colectivos (el Estado). Luego la
pregunta será ¿Que tanto mercado puede
soportar el Estado? (visión social demócrata)
o ¿Que tanto Estado puede soportar el
mercado? (visión neoliberal).
El proceso de cambio económico que se gestó
en la década de los ochenta y se fortaleció a
finales del siglo 20, se fundamenta en lo
que no pocos autores llaman la privatización
de lo público, es decir la primacía de la
“libertad individual”4 sobre las políticas
que apuntan a la igualdad. Las posturas
más radicales del paradigma económico
actual consideran que la desigualdad es un
valor positivo para el crecimiento económico
por cuanto canaliza el interés y la avaricia
propios del ser humano, hacia la producción
eficiente de riqueza. De ahí que el Estado se
convierte en el “palo en la rueda” del
crecimiento, que debe ser el propósito
colectivo de la sociedad. Por tanto, las
políticas que emanan del Estado deben
apuntar al otorgamiento de condiciones
óptimas para que los agentes económicos
puedan actuar libremente a través del único
asignador idóneo de recursos: el mercado.
No en vano, hoy en día muchos autores
asimilan bajo una misma lupa analítica a
las organizaciones públicas y a las
organizaciones privadas. Se estigmatiza el
campo de lo público mediante la
propagación de la tesis según la cual los
mayores niveles de ineficiencia y corrupción
se daban en las esferas públicas y por tanto
4 En referencia a la posibilidad de elección
7
es necesario transferir esos espacios a la
acción de agentes privados que se guían por
una racionalidad técnica y no por la
racionalidad política del Estado.
3. EN QUÉ ESTAMOS?
El desplazamiento del alcance de la política
en función del bien común, ha generado una
transformación funcional respecto del papel
del Estado en la sociedad, que afectó
sustancialmente su rol en los procesos de
desarrollo. Con acierto, Kliksberg plantea
que “…con variaciones según los paises, las
recorrió una linea central: pasar del Estado
existente, al que se le atribuyeron
calificativos como “obeso, omnipresente e
interventor”, a otro tipo de Estado,
totalmente diferente calificado con
frecuencia como Estado mínimo. Se enfatizó
que el Estado construido durante las
décadas anteriores era nocivo para la
economía y de la más alta ineficiencia, y que
la gran mayoría de sus funciones deberían
ser transferidas a la “mano invisible” del
mercado, que estaba en mucho mejores
condiciones de ejecutarlas y que tendría
niveles muy superiores de utilización
productiva de los recursos”5
El análisis del impacto de las reformas que
sucedieron en el marco del cambio de
paradigma se convierte en un ejercicio
subjetivo por cuanto depende de la
percepción atada a los intereses que se
favorecieron o se perjudicaron según el
caso. Para los defensores del nuevo modelo,
las estadísticas muestran una tendencia sin
igual del crecimiento económico global,
alimentado por la libre circulación de
mercancías y de capitales. De igual forma,
el desarrollo tecnológico y de las
comunicaciones ha generado mayores
posibilidades para que los individuos
accedan al conocimiento, aunque este sea
cada vez más homogéneo y positivo.
Desde otra óptica, las reformas han
incrementado las divergencias entre países
industrializados y países pobres, y al
interior de cada uno de ellos se acrecienta la
5 Percepciones y demandas ciudadanas.
Klisksberg. Revista del CLAD. Reforma y
Democracia No 32.
8
brecha entre ciudadanos ricos y ciudadanos
pobres. Joseph Stiglitz plantea que “la
globalización no ha conseguido reducir la
pobreza, pero tampoco garantizar la
estabilidad. Las crisis en Asia y en América
Latina han amenazado las economías y la
estabilidad de todos los países en
desarrollo. Se extiende por el mundo el
temor al contagio financiero y que el colapso
de la moneda en un mercado emergente
represente también la caída de otras”6.
La paulatina pérdida, o para muchos
transformación, del valor de lo público,
exige la tarea de comprender una
civilización que se mueve al ritmo de los
acelerados cambios políticos, económicos y
sociales que marcan el devenir de la vida
cotidiana de los individuos en función de la
más pura lógica liberal.
4. EL PARADIGMA DE LO PRIVADO EN
FUNCIÓN DE LO PÚBLICO
La teoría crítica de la sociedad encarnada
por los autores de la Escuela de Frankfur,
6 El malestar en la globalización. Joseph Stiglitz.
Capítulo 1.
desde mucho antes, ha llamado la atención
respecto a que el proceso de modernidad ha
generado la pérdida gradual de sentido y de
libertad que se expresa en lo que Marcouse
llama el hombre unidimensional como parte
de una sociedad unidimensional, cuya lógica
fundamental es el consumo, las formas de
control son más sofisticadas y el espacio
público se diluye al cancelarse el espacio
político. Por tanto, esa sociedad
unidimensional solo puede basarse en la
positivización de la ciencia y la técnica, cuya
funcionalidad solamente opera para los
fines meramente productivos de la sociedad
industrial avanzada.
Habermas va más allá de los
planteamientos de Marcouse por cuanto
considera que éste no logra desprenderse de
los paradigmas monológicos de la filosofía
de la historia, ni siquiera aún supera la
tradición de las ciencias sociales de Weber,
ni la filosofía clásica alemana representada
por la fenomenología. Propone un cambio
de paradigma: de la filosofía de la
conciencia a la teoría de la acción
9
comunicativa, es decir de un espacio
meramente privado (la conciencia), a un
espacio público (la comunicación). Algunos
autores consideran que este cambio de
paradigma constituye la reconstrucción
genética del materialismo histórico.
En su obra “Conocimiento e interés”
Habermas profundiza la distinción entre
fuerzas productivas y relaciones sociales de
producción, que corresponde a la diferencia
entre ciencia y técnicas por un lado y formas
sociales por otro, o entre acción
instrumental desde al ámbito privado a la
acción comunicativa desde el ámbito público.
Esta distinción permite demostrar que el
desarrollo humano consiste a la vez en el
progreso técnico y en la emancipación
política, en el avance de la ciencia y en el de
la crítica reflexiva, en últimas, en la
reproducción material y en el desarrollo
simbólico del mundo de la vida.
En su primera propuesta del nuevo
paradigma, Habermas parte del análisis del
desarrollo de la especie y del individuo para
caracterizar tres tipos de acciones
fundamentales que constituyen el mundo de
la vida: el trabajo, el lenguaje y la
interacción social con base en el
reconocimiento mutuo. Es en últimas,
trascender el ámbito privado al ámbito
público, pues el interés por el trabajo se
manifiesta en un interés técnico de dominio
de la naturaleza (fuero particular), el interés
por el lenguaje responde al interés práctico
de comprensión de los contextos históricos
(fuero particular – colectivo) y el interés en
los procesos de interacción responde al
interés fundamental emancipatorio,
inspirado en la más pura tradición idealista
(fuero colectivo).
CONCLUSION (A manera de...)
La historia de la civilización ha trasegado
las fronteras de lo público y lo privado, sin
que se pueda definir expresamente los
ámbitos absolutos que determinan las
dinámicas transformadoras de la sociedad y
que condicionan la vida cotidiana de los
individuos. Por tanto las relaciones
políticas, económicas y sociales que se
10
manifiestan en un contexto histórico
particular, dependen del grado de
interacción funcional entre el estado y el
mercado., aunque la historia enseña que
esta relación no siempre es simétrica. Así
por ejemplo, en el siglo 20, las décadas de
los años 30 a los 70 determinaron una
marcada supremacía del Estado (lo público)
sobre el mercado (lo privado) bajo la lógica
de la igualdad y el bien común. A partir de
los 80 empieza la reivindicación del
mercado (lo privado) en la perspectiva de
dimensionar valores como la libertad, la
eficiencia y la competencia, como máxima
manifestación del interés individual.
Diversas escuelas de pensamiento han
tratado de encontrar una frontera cierta
entre el ámbito público y el ámbito privado.
Desde Justiniano y su imperio bizantino en
el siglo V, hasta autores más
contemporáneos como Habermas, Bobbio y
North, han tratado de argumentar las
causas y factores que inciden en los procesos
de cambio que marcan el devenir histórico
del hombre en función de la sociedad y del
Estado.