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175 Respice polum: las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en el siglo XX y los usos (y abusos) de una locución latina * Carlos Camacho Arango ** Resumen Este artículo se centra en la locución latina respice polum, creada por el estadista colombiano Marco Fidel Suárez en 1914. El objetivo es determinar los agentes, circunstancias, modalidades y motivaciones de su utilización en Colombia en el siglo XX. La metodología empleada es el análisis siste- mático de los documentos sobre relaciones internacionales en que aparece la locución. Los resultados de la investigación revelan diferentes usos de respice polum: doctrina, invectiva, justificación histórica y herramienta de análisis de las relaciones con Estados Unidos. Se recomienda continuar el análisis histórico, desechando la locución como herramienta de este análisis. Palabras clave: Colombia, Estados Unidos, relaciones internacionales, latín, metáforas Abstract This paper focuses on the Latin locution respice polum, created by the Colombian statesman Marco Fidel Suárez in 1914. The objective of this study is to discover the agents, conditions, modes and reasons of its uses in Colombia during the XX Century. The methodology employed here consists * Artículo recibido: 14 de septiembre de 2010; aprobado: 2 de noviembre de 2010. Artículo de investi- gación científica. ** Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Candidato a Doctor en Historia de la Universidad Paris 1, Panthéon-Sorbonne. Investigador del Institut Français d’Etudes Andines (IFEA). Correo electrónico: [email protected] HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 19, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE DE 2010, PP. 175-201

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    Respice polum: las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en el siglo XX y los usos (y abusos)

    de una locucin latina*

    Carlos Camacho Arango**

    Resumen

    Este artculo se centra en la locucin latina respice polum, creada por el estadista colombiano Marco Fidel Surez en 1914. El objetivo es determinar los agentes, circunstancias, modalidades y motivaciones de su utilizacin en Colombia en el siglo XX. La metodologa empleada es el anlisis siste-mtico de los documentos sobre relaciones internacionales en que aparece la locucin. Los resultados de la investigacin revelan diferentes usos de respice polum: doctrina, invectiva, justificacin histrica y herramienta de anlisis de las relaciones con Estados Unidos. Se recomienda continuar el anlisis histrico, desechando la locucin como herramienta de este anlisis.

    Palabras clave: Colombia, Estados Unidos, relaciones internacionales, latn, metforas

    Abstract

    This paper focuses on the Latin locution respice polum, created by the Colombian statesman Marco Fidel Surez in 1914. The objective of this study is to discover the agents, conditions, modes and reasons of its uses in Colombia during the XX Century. The methodology employed here consists

    * Artculo recibido: 14 de septiembre de 2010; aprobado: 2 de noviembre de 2010. Artculo de investi-gacin cientfica.** Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medelln. Candidato a Doctor en Historia de la Universidad Paris 1, Panthon-Sorbonne. Investigador del Institut Franais dEtudes Andines (IFEA). Correo electrnico: [email protected]

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    on a systematic analysis of the empirical evidence on international relations where the locution comes into sight. Research results reveal different uses of respice polum: doctrine, invective, historical rationalization and analyti-cal tool of Colombian-American relations. It is recommended to carry on historical analysis, discarding the locution as an analytical tool.

    Key words: Colombia, United States, International relations, Latin, Me-taphores

    En realidad, cuando uno habla de estrellas, lo hace en sentido figurado. Eso se llama metfora. Uno dice: es una estrella de cine. Uno est hablando con una metfora. Uno dice: el cielo estaba cubierto de estrellas. Ms metforas. Si a uno le pegan un derechazo en la mandbula y lo dejan

    knock out, se dice que ha visto las estrellas. Otra metfora. Las metforas son nuestra manera de perdernos en las apariencias o de quedarnos inmviles en el mar de las apariencias. En este

    sentido una metfora es como un salvavidas. Y no hay que olvidar que hay salvavidas que flotan y salvavidas que caen a plomo hacia el fondo. Eso conviene no olvidarlo jams...

    Roberto Bolao, 2666.

    naciones fue el rasgo ms importante de los asuntos exteriores colombianos en el siglo anterior.

    En la explicacin de este proceso histrico, los analistas de las relaciones internacionales colombianas han dado mucha importancia a una locucin latina. Publicada por primera vez en un artculo de Marco Fidel Surez en 1914, respice polum mirar al polo, a la estrella polar se habra convertido pronto en la doctrina internacional de la mayor parte de los gobiernos colom-bianos en el siglo XX. De acuerdo con Juan Tokatlin:

    La entrada al siglo XX fue dra-mtica y traumtica para el pas. La prdida en 1903 de Panam, alentada por Estados Unidos, lle-v a la nacin a la introversin, al tiempo que condujo a que la lite se impusiera una poltica exterior

    Introduccin1

    Las relaciones entre Colombia y Es-tados Unidos pasaron de un extremo al otro en el siglo XX: del distanciamiento causado por la separacin de Panam, con el apoyo de Washington en 1903, al acercamiento entre el gobierno de Andrs Pastrana (1998-2002) y la se-gunda administracin de Bill Clinton (1997-2001), y al mantenimiento de esta relacin cordial entre los presidentes George W. Bush (2001-2009) y lvaro Uribe (2002-2010). Los dos extremos no se unieron con una lnea recta: esta evolucin tuvo frenos, aceleraciones y retrocesos. Sin embargo, se puede afir-mar que la convergencia entre las dos

    1 El autor desea agradecer a sus dos evaluadores annimos por haber considerado que vala la pena publicar este ensayo, y a uno de ellos, por sus co-rrecciones de estilo y el parntesis del ttulo.

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    raqutica. Con una mezcla de pragmatismo y aprensin la clase dirigente racionaliz la depen-dencia frente a Washington a tra-vs de la llamada Doctrina Su-rez Marco Fidel Surez acu el lema del respice polum -mirar hacia la estrella del Norte; hacia Estados Unidos- Se trataba de establecer una relacin estrecha, instintiva y familiar con Estados Unidos. Para Colombia el vnculo con Estados Unidos constitua una relacin especial. Como lo inverso nunca ocurri ni ocurrira, lo que prevaleci fue una subor-dinacin consentida de Bogot a Washington2.

    Para Arlene Tickner, respice polum es el principio que llev al pas a adop-tar una posicin pragmtica de subor-dinacin y alineamiento incondicional con Estados Unidos. Este habra sido aplicado de manera consistente gracias al consenso bipartidista hasta los aos sesenta y setenta, cuando se habra adoptado uno nuevo, respice similia mirar a los semejantes acuado por el canciller y luego presidente de la Repblica Alfonso Lpez Michel-sen, con el fin de diversificar sus relaciones internacionales, as como lograr un mayor campo de accin en el sistema internacional vis--vis Estados Unidos3. Rodrigo Pardo y Fernando

    2 TokaTlin, Juan, La mirada de la poltica exterior de Colombia ante un nuevo milenio: Ceguera, miopa o estrabismo?, Colombia internacional, 48, 2000, pp. 35-36.

    3 Tickner, Arlene, Tensiones y consecuencias indeseables de la poltica exterior estadounidense

    Cepeda proponen una cronologa de la Doctrina Surez: la Segunda Guerra Mundial separara su etapa inicial de su etapa anticomunista4.

    En cuanto a su mtodo, estos tra-bajos presentan un problema comn: los criterios de seleccin de sus bases documentales son poco sistemticos. Para empezar a solucionar este incon-veniente, elaboramos este artculo, que cubre la mayor parte del siglo XX, a partir de una muestra de documentos relevantes. A estos documentos formu-lamos las preguntas que consideramos bsicas para entender la trayectoria de respice polum, preguntas que no han sido respondidas satisfactoriamente hasta el momento: Quines han utiliza-do la locucin? En qu circunstancias precisas lo han hecho? De qu mane-ras? Por cules motivos? Al aportar las primeras respuestas, nuestra intencin es convertir lo que hasta el momento ha sido un monlogo de los especialistas de relaciones internacionales en un dilogo entre ellos y los historiadores.

    Antes de entrar en materia es con-veniente hacer algunas advertencias. ste no es un artculo de erudicin. No es nuestro propsito pronunciar la ltima palabra. Slo queremos dar una rplica para animar la conversacin y plantear nuevas preguntas antes de

    en Colombia, Colombia internacional, (49-50), 2001, pp. 40-41.

    4 cepeda, Fernando y pardo, Rodrigo, La poltica exterior colombiana (1930-1946), (1946-1974), Nueva Historia de Colombia, vol. III, ed. lvaro Tirado Meja, Bogot, Planeta, 1989, pp. 9-54.

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    utilizar fuentes de archivo. El lector encontrar entonces en las notas de pie de pgina slo referencias a obras publicadas. Estas fuentes, como es nor-mal en el trabajo del historiador, estn clasificadas en primarias y secundarias. Sin embargo, esta clasificacin obedece a la problemtica propia del artculo ms que a criterios externos. Textos que para otros pueden ser fuentes se-cundarias, es decir, bases construidas por colegas sobre las cuales se puede empezar a levantar el edificio propio, para nosotros son fuentes primarias, o sea, manifestaciones concretas de la evolucin histrica de la locucin. Por ltimo, no sobra advertir que usamos la palabra coyuntura en el sentido que le dio Fernand Braudel, es decir, porciones del pasado medidas en decenas, veinte-nas o cincuentenas de aos5.

    1. Nacimiento de la locucin (1914-1921)

    Las circunstancias en que naci el lema pueden establecerse con precisin. En 1905 el presidente Rafael Reyes anunci ante el congreso el nombra-miento de un ministro en Washington, con el objetivo de empezar a solucionar los problemas entre los dos pases cau-sados por la separacin de Panam6. Las negociaciones se prolongaron con altibajos hasta 1914. La inauguracin

    5 Braudel, Fernand, Ecrits sur lHistoire, Paris, Flammarion, 1969, p. 44.

    6 cavelier Germn, La poltica internacional de Colombia, tomo III, 1903-1959, Bogot, Iqueima, 1960, p.71.

    inminente del Canal parece haber servido de estmulo en Washington: la recuperacin de la amistad de la nacin ms afectada por los sucesos de principios de siglo en el istmo dara a la nueva obra una legitimidad mayor ante los ojos de los dems pases7. La iniciativa fue bien recibida en Bogot. En esta ciudad, los plenipotenciarios de ambos pases, Urrutia y Thompson, firmaron un tratado el 6 de abril de 1914. Sus puntos bsicos fueron cuatro: expre-sin de sincero sentimiento sincre regret a Colombia por la secesin de Panam; derechos preferenciales en el uso del Canal y del ferrocarril del istmo; indemnizacin de 25000.000 de pesos oro; y, en fin, reconocimiento de la in-dependencia de Panam8. Como todos los convenios de esta naturaleza, el tratado necesitaba la aprobacin de los Congresos de ambos pases para entrar en vigor. Colombia lo someti primero al debate de sus representantes.

    Las discusiones fueron tormento-sas. La separacin de Panam era un suceso muy reciente. Muchos de los representantes haban participado en la guerra civil que propici la secesin y la tragedia nacional estaba presente en la memoria de cada uno de ellos. La

    7 Surez, Marco Fidel, Doctrinas internacionales, Bogot, Imprenta nacional, 1955, p.159.

    8 repBlica de colomBia. Senado de la Repblica, Informe de la Comisin de Relaciones Exteriores del Senado, sobre el proyecto de ley que aprueba las modificaciones introducidas por el Senado norteamericano al Tratado de 6 de abril de 1914, entre Colombia y los Estados Unidos de Amrica, Bogot, Imprenta nacional, 1921, pp. 59 y ss.

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    defensa deba ser entonces apasionada si quera tener posibilidades de xito. sta estuvo a cargo de los autores del tratado, Antonio Jos Uribe y Nicols Esguerra, miembros de la comisin asesora de relaciones exteriores del Senado, y de los dems miembros de dicha comisin, entre los que se hallaba Marco Fidel Surez9.

    En un artculo titulado El tratado con los Estados Unidos, publicado el 31 de mayo de 1914, Surez afirm:

    el norte de nuestra poltica exte-rior debe estar all, en esa pode-rosa nacin que ms que ninguna otra ejerce decisiva atraccin respecto de todos los pueblos de Amrica. Si nuestra conducta hubiera de tener un lema que condensase esa aspiracin y esa vigilancia, l podra ser respice polum, es decir, no perdamos de vista nuestras relaciones con la gran confederacin del norte10.

    Tres aspectos de este fragmento merecen ser analizados: el idioma de la locucin, el uso del condicional en la segunda frase y la riqueza de la metfora propuesta.

    La eleccin del latn por Surez no fue un gesto nuevo ni inocente. El domi-nio de este idioma le haba permitido al joven Marco Fidel, hijo ilegtimo nacido en provincia, subir hasta los ltimos peldaos de la estrecha escalera social

    9 repBlica de colomBia. Informe de la Comisin, p. 79.

    10 Surez, Doctrinas internacionales, p. 163.

    colombiana. En esta poca, la gram-tica, la retrica y la filologa, unidas a amistades eruditas y poderosas, asegu-raban buenas posibilidades de xito en la poltica nacional11. Alfonso Reyes, el gran escritor y diplomtico mexicano, deca al respecto:

    a veces los mismos pleitos elec-torales se entablan entre un can-didato gramtico y un candidato poeta, y no es la primera vez que vemos a la gramtica imponer su hierro a la poesa. La carica-tura popular, para expresar la penetracin de las letras en las costumbres, dice que cuando un colombiano echa mano al bolsillo de pecho (amenaza, no de revl-ver, sino de manuscrito potico) el interlocutor hace lo mismo y exclama, amenazante: si me lee, le leo!12.

    La erudicin era entonces un arma que poda definir una contienda. Al sentirse maltratado en una novela pu-blicada por Lorenzo Marroqun, hijo de Jos Manuel, su adversario poltico, Surez le haba infligido 150 pginas de crtica gramatical13. En otra ocasin

    11 deaS, Malcolm, Miguel Antonio Caro y amigos: gramtica y poder en Colombia, Del poder y la gramtica, Bogot, Taurus, 2006, pp. 27-61.

    12 reyeS, Alfonso, La conferencia colombo-peruana para el arreglo del incidente de Leticia, Misin diplomtica, vol. 2, Mxico, Secretara de relaciones exteriores, Fondo de cultura econmica, 2001, p. 167.

    13 Surez, Sueos de Luciano Pulgar, vol. VIII, ed. Eduardo Guzmn Esponda, Bogot, Imprenta Nacional, 1938, p. xii. deaS, Miguel Antonio Caro, p.32.

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    haba ignorado una iracunda arremetida en contra suya en la plenaria del Con-greso bajo el pretexto de que el orador haba dicho ovejos queriendo decir carneros14.

    Respice polum no fue la primera lo-cucin latina empleada por Surez para defender el tratado. Ya en 1913 deca en su artculo Colombia y Estados Uni-dos: Animados nosotros de un espritu moderado y prudente, animado el Go-bierno de los Estados Unidos de equidad y justicia, esos motivos disiparan justos resentimientos y pondran en lugar de la arrogancia la humanidad, como dice la Iglesia el sbado de gloria: fugat odia concordiam parat, curvat imperia15. Al hacer uso del latn, Surez jugaba segn las reglas un juego en el que era campen. Pero no contaba con la mali-cia de sus contrincantes. Esto se ve bien en la continuacin del artculo en que puso por escrito la locucin por prime-ra vez: Algunos estadistas de los que componen el senado se escandalizan de esta idea (respice polum), confundiendo el significado real de ella con la forma potica que ellos le atribuyen y dolin-dose de la suposicin que hacen cuando afirman que nosotros hemos dicho que los Estados Unidos son nuestra amada estrella polar16. Al contraste entre significado real y forma potica,

    14 daz, Carlos Arturo, Pginas de historia Colom-biana, Bucaramanga, Imprenta del departamento, 1967, p.139.

    15 Surez, Doctrinas internacionales, p. 156.

    16 Surez, Doctrinas internacionales, p.163.

    diagnosticado por el mismo Surez, volveremos ms adelante.

    Por su parte, el uso del condicional delataba la posicin de Surez: un senador que se limitaba a hacer una sugerencia al no tener el poder de im-poner su punto de vista sobre los dems. Esta actitud no reflejaba su proverbial humildad sino su posicin como un miembro ms de la comisin asesora de relaciones exteriores. Su carrera iba en ascenso y en los aos siguien-tes acumulara poder, primero como canciller y luego como presidente de la Repblica. Su objetivo de hacer aprobar el tratado por los congresos de ambos pases permanecera intacto, al igual que su actitud hacia Estados Unidos. Pero ver en la presentacin en sociedad de respice polum algo ms que un anhelo personal sera un anacronismo. Esto lo confirma un fragmento de los Sueos de Luciano Pulgar17, artculos dialoga-dos que Surez escribi en los ltimos aos de su vida. En el Sueo de Wil-son, fechado el 12 de febrero de 1924, se lee: DONATO No en balde dijo el paria Pulgar que la poltica exterior de Colombia, el da que aquella cuajara y tuviera un lema, debera expresarse por la frmula respice polum, miremos al polo, miremos al norte18. Esta poltica todava no tena en 1914 la consistencia deseada.

    17 Este era el pseudnimo de Surez, o simplemente el paria Pulgar.

    18 Surez, El derecho internacional en los sueos de Luciano Pulgar, Bogot, Imprenta nacional, 1955, p.158.

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    Antes de hablar de la metfora en s es necesario afinar la cronologa, pues respice polum mostr poco a poco toda su riqueza de imgenes. El Congreso de Colombia aprob el tratado en junio de 1914, la guerra empez en Europa el mes siguiente y en agosto fue inau-gurado el Canal de Panam. Este mes, Surez se convirti en el canciller del nuevo presidente, Jos Vicente Con-cha. Su objetivo fue entonces lograr la aprobacin del tratado en el Congreso de Estados Unidos. La oposicin in-terna al mismo, liderada por Theodore Roosevelt y, sobre todo, la entrada de ese pas en la guerra europea en 1917 lo impidieron. En 1918, Surez fue ele-gido presidente de la Repblica. En su discurso de posesin puso de presente la importancia que haban adquirido las relaciones con el gigante: al principio de la magna guerra nuestras importa-ciones decayeron, para empezar a subir en 1915 y llegar en 1916 a una cifra que super a la mxima de 1913; pero todo fue entrar los Estados Unidos en la guerra en marzo de 1917, y comen-zar para nuestro comercio un descenso creciente, que ha sido la principal causa de nuestra crisis econmica y fiscal. La aprobacin del tratado en Washington y, en especial, los millones de dlares que vendran detrs eran ms urgentes que nunca. El nuevo presidente nunca disimul sus ansias de indemnizacin. Haciendo referencia a la compra recien-te de las antillas danesas por Estados Unidos, afirm en el mismo discurso: Es de esperar que aquel tratado reci-ba su final ratificacin en la tierra donde ayer no ms fueron compradas

    por subido precio las pequeas antillas danesas19.

    Hasta donde permite ver la docu-mentacin consultada, Surez slo emple la locucin en los meses de abril y mayo de 1914, en su defensa oral y escrita del tratado Urrutia-Thompson (6 de abril de 1914). No la mencion en ningn momento como canciller ni como presidente de la Repblica. Sin embargo, sta haba quedado grabada en la imaginacin de sus contrincantes y en la de algunos comentaristas influyentes de la poltica nacional. Las evidencias encontradas hacen pensar que fueron ellos, ms que el propio Surez, quie-nes aseguraron la perennidad del lema, explotando la riqueza de la metfora y en ella, ms su forma potica que su significado real.

    Uno de estos comentaristas fue Jos Mara Vargas Vila, panfletario temible de gran difusin. En 1917 public Ante los brbaros, especie de biblia colom-biana de la animadversin hacia Estados Unidos. No hay en el texto alusiones directas a la locucin, pero el uso de metforas estelares nos hace pensar que Vargas Vila no la ignoraba. Este autor vea un paralelo ntido entre la lucha de los pueblos latinos y germanos que asolaba a Europa y el imperialismo, o en sus palabras, el filibusterismo yanqui que a su modo de ver arrasaba con Amrica latina. Miembro de la

    19 repBlica de colomBia, Discursos pronunciados en el acto de posesin del excelentsimo seor Presidente de la Repblica el da 7 de agosto de 1918, Bogot, Imprenta nacional, 1918, pp.22-23.

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    generacin de Surez, Vargas Vila no era avaro en alusiones a la antigedad clsica y tarda: all (en Amrica) los corceles del Despojo, piafan sobre campos vrgenes, que no son los suyos, y, el mundo no siente el tropel de las hordas de Alarico, marchando redivivas en las montaas latinas, ni ve el rumbo de las naves de los piratas del Norte, que navegan fijos sus ojos en las estrellas del Sur. Ah donde Surez vea esperan-za antes de la entrada en liza de Estados Unidos, Vargas Vila vea la perdicin, haciendo uso ortodoxo de la metfora original, pero invirtiendo su sentido: las estrellas muestran el rumbo por seguir, esta vez hacia el sur. Cuando el autor posa de profeta en el mismo texto, crea otra metfora estelar: yo, anunci la separacin de Panam un puado de colombianos, arranc despus a Colombia esa estrella de su escudo y, esa estrella ha sido atrada fatalmente, hacia el sistema de las constelaciones del Norte20. La estrella ya no slo es gua de forasteros. Representa tambin a un Estado miembro de una federa-cin tal vez una reminiscencia de su juventud radical y a un satlite que no puede rechazar la fuerza de atraccin que lo liga a un astro mayor.

    Los acontecimientos que siguieron facilitaron la explotacin de la met-fora. Al final de lo que en ese entonces no se llamaba an Primera Guerra Mundial, Washington retom el estudio del tratado con Colombia, no sin antes

    20 vargaS vila, Jos Mara, Ante los brbaros, Bogot, Oveja Negra, 1985, p.12, 17.

    exigir cambios sustanciales en el texto original: eliminacin del primer artcu-lo sincre regret, modificaciones al segundo derechos sobre el Canal y ferrocarril y precisin del tercero pago en dlares oro y no en pesos oro, en cuotas anuales. Bogot los acept y todo pareca listo para la discu-sin y aprobacin del tratado, pero una proposicin aprobada el 7 de agosto de 1919 en el senado norteamericano con motivo de un decreto colombiano sobre petrleos del 20 de junio del mismo ao, interrumpi el proceso. El tratado fue devuelto a la comisin de relaciones exteriores norteamericana ante la proba-bilidad de la confiscacin en Colombia de propiedades privadas con petrleo. La Corte Suprema colombiana declar inconstitucional el decreto, el gobierno lo derog y el Congreso expidi la ley 120 de 1919 que reglamenta la denun-cia y la adjudicacin de hidrocarburos. Esta ley abri la va para la discusin del tratado en el congreso de Washington y su aprobacin el 21 de abril de 192121.

    Todos estos sucesos fueron seguidos de cerca por la prensa. Respice polum sigui mostrando su versatilidad en este medio, esta vez de la mano de Ricardo Rendn. El 22 de abril, el caricaturista interpret la aprobacin del tratado en Estados Unidos en El perigeo de la estrella polar: Surez, con la banda pre-sidencial cruzndole el pecho, se estira para alcanzar una estrella refulgente. El premio es una bolsa marcada con la cifra

    21 repBlica de colomBia. Senado, pp. 21-23, 28, 30.

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    de la indemnizacin (25000.000)22. Aqu Rendn desdobla la metfora, mencionada de manera explcita en el ttulo de la vieta: conserva la analoga original entre Estados Unidos y la estre-lla, con sus connotaciones de notoriedad y estabilidad, pero tambin de inacce-sibilidad, y, al sobreponerle la imagen de un juego y su recompensa en dinero alcance la estrella, el artista su-giere motivos oscuros de Surez para predicar el acercamiento. Si hacemos caso a Alberto Lleras Camargo, joven periodista en los aos veinte y amigo de Rendn:

    No se ha exagerado, seguramente, la influencia tremenda de Rendn en la gran crisis poltica de su tiempo. Fue ms que un simple demoledor, como suele decirse de l, o un panfletario grfico. Fue el creador de un mundo poltico que sustituy al real de tal modo que sus personajes acababan siendo ms veraces y autnticos que los que figuraban, con los mismos nombres y con su personal efigie, en el campo poltico... La gente crea que lo que Rendn dibujaba era una fotografa y no una inven-cin, y con la misma ingenuidad que Don Quijote ante el tablado de Maese Pedro, expresaba ante esos seres ficticios todo su odio, su desprecio, su compasin o su indiferencia. Para el pueblo co-lombiano, tan indocto y sufrido, esos eran los personajes reales de la farsa poltica, y esos actos, los

    22 Ver anexo.

    que haba que condenar o ensalzar en ella23.

    Esta variacin sobre el tema general del poder poltico de las imgenes, tal vez pueda extenderse a todos aquellos que, por medio de caricaturas o de la palabra escrita o hablada, dieron a respice polum un nuevo significado, un nuevo pblico y una nueva fuerza, todo en contra de su creador.

    2. Olvido y memoria (1921-1942)

    Despus de la aprobacin del tratado en Washington, los debates se sucedie-ron en el senado en Bogot sin llevar a ninguna salida. En noviembre de 1921, Surez se retir de la presidencia. Un mes despus fue aprobado el tratado. Teniendo esto en cuenta, el ao 1921 puede servirnos para marcar el fin de una etapa en la trayectoria histrica de la locucin. Los enemigos de Surez hicieron rodar al fin su cabeza. En esta lenta decapitacin, respice polum fue una de las armas de los verdugos. La lo-cucin hizo entonces ms dao que bien a su creador. Lo que en principio fue la sntesis de una doctrina, se convirti en una invectiva en contra de su autor. Esto refuerza la hiptesis de que Surez la abandon temprano y, al mismo tiempo, ayuda a entender por qu sus sucesores prefirieron olvidarla. Si alguien la us durante los ltimos gobiernos conserva-dores en los aos 1920, no fue para hon-

    23 lleraS camargo, Alberto, El periodista Alberto Lleras, Medelln, Universidad de Antioquia, Biblio-teca Pblica Piloto, 1992, vol. 1, p.426.

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    rar la memoria del presidente gramtico. En El Espectador, por ejemplo, se poda leer el 17 de julio de 1928: La pene-tracin financiera saxoamericana tiene finalidades bien distintas de las que le atribuyen los apstoles de la estrella polar las revoluciones, golpes de es-tado y maniobras electorales y polticas suelen ser una inversin tan atrayente como los ferrocarriles y las obras de progreso24. Entretanto, el acercamiento a Estados Unidos se aceler. Los mi-llones empezaron a llegar y Colombia entr de lleno en la rbita econmica de la estrella polar. Tal vez no sea intil recordar que el sucesor de Surez, Pedro Nel Ospina (1922-26), viaj a este pas como presidente electo25, dando inicio a una tradicin que ha sido respetada por casi todos sus sucesores.

    Slo al final de sus das, retirado ya de la poltica, Surez mencionaba de nuevo el lema en sus escritos dialoga-dos, lamentndose de la mala fe con que haba sido recibido:

    LUCIANO Cuando el tratado de 6 de abril de 1914 fue sometido a las cmaras legislativas, me atrev a decir que Colombia deba abrazar como lema o cifra de su conducta internacional la frase miremos al polo, referente a los Estados Unidos, cuyas relaciones tienen que ser para nosotros las primeras y unas de las ms atendidas, por motivos

    24 colmenareS, Germn, Ricardo Rendn. Una fuente para la historia de la opinin pblica, Bo-got, Tercer Mundo, 1998, p.170

    25 colmenareS Ricardo Rendn, p.167.

    evidentes. Entonces fui injuriado por la ignorancia y por el odio gratuito, fundi-dos en el horno del irrespeto y atizados por estmulos incomprensibles Qu tena de malo aquella proposicin? To-das las naciones que obran por sistema y someten a un plan su conducta exterior, observan esa poltica de sntesis claras, desde el Delenda est Carthago de los romanos, hasta el Avanzar siempre hacia Constantinopla de los rusos. Slo los pueblos que viven con el da no piensan en el maana26.

    Aunque Surez nunca abjur de sus ideas ni se arrepinti de sus acciones hacia el pas del norte, en los aos previos a su muerte (1927) consagr la energa que le quedaba a luchar por otros ideales internacionales. Ms que Estados Unidos, le interesaron entonces los pases vecinos, con los que Colom-bia comparta su cultura y una historia heroica. Este nuevo sueo internacional de Luciano Pulgar recibi el nombre del Libertador, pero lo hizo bajo el lema de armona boliviana y no bolivariana. Lo que Surez ganaba en concisin en sus frmulas internacionales lo perda en claridad. Pero a estas horas de su vida ya muy pocos hacan caso de los pare-ceres del anciano en asuntos exteriores.

    Despus de su muerte, las apologas del lema fueron ms bien tmidas. En la introduccin al volumen de sus escritos publicado en la Biblioteca aldeana en 1935, el prologuista, no identificado, afirmaba: En derecho internacional

    26 Surez, El derecho internacional, p. 81.

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    Surez se hizo clebre con su doctri-na y aqu espera el lector encon-trar la famosa frase en latn sobre la armona boliviana. No deca nada ms sobre su legado a los asuntos exteriores del pas. La frase siguiente lo prueba: Pero es su gran importancia como es-critor la que le har perdurar mientras perdure la lengua castellana27. Tres aos despus fue publicado el octavo tomo de Los sueos de Luciano Pul-gar, compilacin en volmenes de sus artculos de prensa, interrumpida en el sptimo por su muerte. En el prefacio, Eduardo Guzmn Esponda mencionaba tanto a la doctrina bolivariana (sic), a la que llamaba doctrina Surez, como a respice polum, al tiempo que afirmaba: Su nombre, sobre el cual la impopularidad hizo presa en determina-do momento, est experimentando, cada da mejor, las reacciones que impone su peso especfico espiritual28. Por su parte, Raimundo Rivas renda tambin homenaje al internacionalista en su Historia diplomtica de Colombia, ubicndolo entre los ms grandes del pas, sin necesidad de aadir a su gloria una locucin latina. En el acpite sobre Estados Unidos del captulo dedicado al periodo 1914-1922, Rivas lamentaba la falta de reparacin moral por Panam y consideraba insuficiente la indemniza-cin econmica. Sin embargo aada:

    En todo caso, se puso trmino decoroso a una situacin que ya

    27 Surez, Escritos, Bogot, Biblioteca Aldeana de Colombia, 1935, p.8.

    28 Surez, Sueos de Luciano, p. XXXII.

    hemos calificado de tan dolorosa como insostenible, y se restable-cieron las amistosas relaciones entre nuestra Patria y la gran Repblica del Norte, que condu-cidas en un pie de igualdad, dig-nidad y respeto por ambas partes, slo frutos de bendicin pueden producir. Hoy podemos llamar a los Estados Unidos como en los tiempos del General Santander, nuestros poderosos aliados29.

    Hubiera podido llamarlos, como en los tiempos del gramtico, nuestra estrella polar, pero no lo hizo. Esto su-giere que las ideas de Surez no servan entonces para comprender la historia de las relaciones exteriores de Colombia, ni para justificar sus proyectos en este campo, aun en casos en que su nombre pareca referencia obligada. En la Me-moria de relaciones exteriores de 1936 puede leerse: el espritu que gua al pas en las relaciones con sus pares es el bolivariano30. Por ningn lado aparece el nombre del presidente fillogo ni se hace mencin de sus ideas.

    Tal vez quien mejor condens, no slo la actitud predominante hacia la herencia de Surez al final de los aos treinta, sino tambin la naturaleza y evolucin de las relaciones entre Bo-got y Washington, fue Alberto Lleras

    29 rivaS, Raimundo, Historia diplomtica de Co-lombia (1810-1934), Bogot, Imprenta Nacional, 1961, p.662 (escrita probablemente entre mediados de los aos treinta y mediados de los cuarenta).

    30 repBlica de colomBia, Ministerio de Relaciones Exteriores, Memoria, Bogot, Imprenta nacional, 1936, p. XLI.

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    Camargo. Para el futuro presidente de la repblica y primer secretario general de la OEA, las transformaciones se deban mucho ms a los cambios en la poltica norteamericana, interior y exterior, que a cualquier iniciativa colombiana, incluidas las de su partido, el Liberal, en el poder desde 1930. En un artculo titulado Roosevelt y Colombia, publi-cado el 14 de abril de 1939 en el diario El Liberal, escribi:

    Sera un error suponer que cual-quier poltica anterior al adveni-miento de Franklin D. Roosevelt al poder, por ms amistosa que se mostrara hacia los Estados Unidos, significa lo mismo que la actual. La que se llam de la estrella polar, por ejemplo, sos-tenida con terquedad y notables razones pragmticas por un ciu-dadano que era en todo lo dems un mstico, no se parece en su forma ni en su fondo, ni en ningu-no de sus elementos, a la que han venido manteniendo, sin esfuerzo alguno, las dos ltimas adminis-traciones liberales. La de Olaya Herrera tampoco. El gobierno republicano de los Estados Uni-dos no daba ninguna base para un acercamiento con Colombia, sino sobre la aceptacin irrevocable de un destino subalterno, que nos obligaba a conservar relaciones estrechas con los Estados Unidos, sin esperar de ellos las considera-ciones y el trato igualitario entre los pueblos autnomos ()31.

    31 lleraS camargo, El periodista Alberto Lleras, Medelln, vol. 2, p.274.

    Tal vez el mrito principal de Lleras en este artculo sea dividir analtica-mente una poltica internacional en sus partes, al hablar de forma, fondo y elementos, pero tambin al mencionar el cambio de coyuntura nacional e in-ternacional. Este anlisis, llevado ms lejos, permite ver la diferencia entre la fijacin de un objetivo, su expresin por medio de una frmula, el diseo, ejecucin y evaluacin de medios para alcanzar el objetivo fijado, el personal encargado de ponerlos en marcha, el grado de aprobacin interna de los mis-mos y la coyuntura histrica, nacional e internacional, en que se llevan a cabo. Cada uno de estos componentes, y otros ms, haba cambiado en grado mayor o menor en los ltimos 20 aos, alterando el comportamiento de Colombia ante las dems naciones, en especial ante el gigante americano. De los tiempos en que Surez era el gua, quiz slo quedaba el objetivo de la poltica, pues, como vimos, la locucin haba cado en el olvido. Pero sus sucesores no tuvieron necesidad de recordar al latinista, al menos hasta que la guerra estremeci de nuevo al mundo.

    3. Apropiaciones (1942-1983)

    Fue necesaria otra contienda mun-dial para que un canciller en ejercicio se apropiara de la estrella polar. Las circunstancias precisas fueron el ali-neamiento decidido de Colombia del lado de Estados Unidos, antes de su participacin en la guerra y durante ella, y la reprobacin que suscit esta alianza en un sector de la oposicin, cuando se

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    rumor que se haban firmado acuerdos de cooperacin militar entre los dos pases sin el aval del congreso en Bo-got. El canciller Luis Lpez de Mesa defendi la amistad con los vecinos del norte, una amistad que no tiene ni reservas ni secretos; que no esta basada en pacto ni compromiso alguno que la opinin pblica no conozca, lo cual era falso, como qued luego en eviden-cia32. Para salir del problema en que se haba metido, el ministro ech mano de Surez, quien proclamara entre nosotros aquella su clebre orientacin internacional del Respice Polum de volver la proa hacia la estrella polar de los Estados Unidos, reconociendo en esa nacin su magnfico sentido de humanidad, de universalidad y de justicia que la distingue en la historia de los grandes imperios del mundo33. Por primera vez desde los tiempos del gramtico, su consigna fue rescatada por un estadista colombiano. Pero, a diferencia del contexto original, en el que la locucin sintetizaba una doctrina y en el que Surez no haca tantos elo-gios, la nueva coyuntura haca de ella la justificacin de hechos consumados.

    Este resurgimiento fue efmero. Has-ta donde lo muestra esta investigacin, el silencio de los estadistas colombianos de los aos veinte y treinta se prolon-

    32 donado, Alberto y galviS, Silvia, Colombia Nazi. 1939-1945, Bogot, Planeta, 1986, pp.61-99 (captulo cinco: Los pactos secretos).

    33 lpez de meSa, Luis, Historia de la cancillera de San Carlos, Bogot, Imprenta del Estado Mayor General, 1942, pp.61, 62, 63.

    g durante los cuarenta, con la sola excepcin de Lpez de Mesa. Entre la opinin pblica, respice polum no goz de mejor suerte. Al parecer, el nico que la record en estos aos fue el sacerdote Flix Restrepo, rector de la Universidad Javeriana. Restrepo fue invitado por el National Catholic Welfare Conference a visitar varias ciudades de Estados Unidos al final del verano de 1942, junto a colegas suyos de toda Amrica latina. El objetivo declarado fue estu-diar la crisis actual de la civilizacin, sus causas y sus posibles remedios, a la luz de la doctrina catlica y de las en-cclicas pontificias. Al mismo tiempo, Restrepo observ y describi aspectos desconocidos de la vida catlica en el norte: universidades, prensa, vida parroquial, caridad Algo que olvid mencionar el jesuita fue la hostilidad de la iglesia catlica colombiana en todos los niveles de su jerarqua hacia Estados Unidos34, en tiempos en que la herida de Panam no haba sanado del todo, como lo demostraba la oposicin a las maniobras del presidente Santos y de su canciller Lpez de Mesa. En estas circunstancias, el viaje de uno de los lderes de la iglesia catlica colombiana a Estados Unidos no era una empresa que pudiera presentarse de cualquier manera. El pastor deba explicar a sus ovejas descarriadas las razones de sus andanzas en las tierras del lobo feroz. Restrepo se encomend enton-ces a nuestro gran estadista, ilustre

    34 Braden, Spruille, Diplomats and Demagogues. The Memoirs of Spruille Braden, New Rochelle, Arlington House, 1971, pp. 209-211.

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    fillogo y cristiano intachable Marco Fidel Surez. La compilacin de los artculos escritos durante el viaje fue titulada respice polum, alcanz una segunda edicin en 1943 y contribuy, a su cristiana manera, a poner al da el repertorio de imgenes que la locucin evocaba:

    Pocos espectculos tan conmove-dores como ste del florecimiento estupendo de vocaciones religio-sas en medio de una vida tan agi-tada y en partes (sic) tan mundana como sta de los Estados Unidos. No. Las pelculas de cine no son la verdadera imagen de la vida en Estados Unidos. Las estrellas de Hollywood no significan nada al lado de este cielo estrellado de la caridad cristiana Con razn nuestro gran estadista Marco Fi-del Surez, seal repetidas veces hacia la gran repblica del norte, que en muchos casos es ejemplo digno de ser imitado por nuestras nacientes y vacilantes democra-cias: RESPICE POLUM35.

    Aunque no persegua los mismos objetivos, este nuevo uso del lema com-parta la naturaleza de la estrella polar de Lpez de Mesa: era un precedente ilustre para justificar una accin con la que poco o nada tena que ver.

    Esta funcin de justificacin histri-ca alcanz su mxima expresin durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-57). El fin de una coyuntura

    35 reSTrepo, Flix, Respice polum, Bogot, Imprenta del Corazn de Jess, 1943, pp. 3, 5 (maysculas en el original).

    histrica y la conmemoracin de un acontecimiento la hicieron posible. La presidencia de Laureano Gmez (1950-53), lder histrico del partido conserva-dor, haba puesto fin a la empresa ms poderosa de oposicin a la convergencia con Estados Unidos. Su actuacin a la cabeza del Estado colombiano no fue diferente de las de sus antecesores, a quienes tanto haba criticado. De hecho, haba ido an ms lejos que ellos al enviar un batalln colombiano a luchar en Corea. El poder militar que derroc y sucedi a Gmez encontr reducida al mnimo la oposicin a la alianza. A esto hay que agregar el centenario del naci-miento de Surez (1955). Para festejarlo se hicieron homenajes y se publicaron biografas y varias reediciones de sus escritos. Para Alberto Miramn, uno de los prologuistas, Surez opta final-mente por la poltica ms conveniente para su pas, la poltica de la estrella polar: respice polum Lo que entonces dijo tiene un valor tan perdurable, que puede repetirse hoy y atenderse como gua o ruta de sabidura poltica36. En el homenaje de la Biblioteca Nacional, un conferencista iba todava ms lejos:

    El posterior desarrollo de la poltica mundial ha vigorizado aun ms los postulados y propo-siciones del seor Surez sobre las relaciones con los Estados Unidos. La estrella polar sigue ejerciendo cada da su atraccin incontrastable sobre los pases latinoamericanos. Y en el con-flicto actual que se cierne sobre

    36 Surez, Doctrinas internacionales, p.18.

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    la humanidad, el ms imperioso deber de los pueblos del Nuevo Mundo es hallarse aunados con la gran potencia del Norte en la defensa de la cultura occidental y la democracia cristiana. Respice polum es lema interamericano para una poltica de siglos ()37.

    Era evidente la intencin de reha-bilitar el pensamiento de Surez y de convertirlo en el precedente y la justifi-cacin de las acciones presentes y de las futuras. Aqu se encuentra la diferencia con el respice polum original: mientras que ste fue la sntesis de las intenciones que deban guiar la accin internacional de Colombia y que tuvieron xito en 1921, a pesar de haberse retornado la expresin contra su creador el respice polum de la dictadura fue la justificacin posterior de un proceso, resultado de reacciones a un entorno internacional cambiante ms que de una poltica estable. A principios de siglo, las pala-bras haban precedido a las acciones. A mediados, stas tuvieron lugar primero y slo despus fueron etiquetadas.

    Surez haba empezado a recuperar despus de muerto el prestigio empea-do al final de su vida. Sin embargo, las hagiografas fueron olvidadas pronto. Siendo canciller (1968-70), Alfonso L-pez Michelsen se apropi a su manera de respice polum. En su primer informe anual al congreso, deca:

    37 Barrera, Manuel, Surez. Internacionalista americano, Ministerio de educacin nacional. Marco Fidel Surez. 1855. Abril 23. 1955. Home-naje de la Biblioteca Nacional, Bogot, Imprenta nacional, 1955, p.75.

    La poltica de respice polum (mira hacia el norte) del seor Surez, sigue siendo vlida en muchos aspectos, por cuanto constituye un hecho geogrfico y econmico no sujeto a controversia el que Colombia debe otorgar primaca a la vigilancia de sus intereses polticos y econmicos con los Estados Unidos de Amrica, pero, precisamente, y como consecuen-cia del poder de atraccin que Norteamrica ejerce en todos los rdenes, pero principalmente en el cultural sobre nuestro continen-te, como que se impone sustituir o complementar el lema tradicional con este otro, ms realista respice similia (mira a tus semejantes)38.

    Una lectura atenta muestra de inme-diato la ambigedad de la propuesta. El canciller no se decide entre sustituir o complementar el viejo lema del seor Surez. El nuevo, por su parte, no es preciso del todo, pues si la estrella polar sigue en su sitio a finales de los aos sesenta, no queda claro quines son esos semejantes a los que alude. En primer lugar parecen ser los pases del llamado tercer mundo, que en la poca estaban agrupados en el Grupo de los 77. Pero Lpez muestra pronto que los puntos de contacto son menos importantes que los de ruptura. Muchos de estos nuevos pases no han definido todava una poltica exterior y se limi-tan a criticar a las potencias. Adems, su condicin de antiguas colonias les permite negociar en trminos ventajosos

    38 repBlica de colomBia, Ministerio de Relaciones (1968-69), p. 31.

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    con las viejas metrpolis, privilegios de los que carecen pases como Colombia. Quines son entonces los semejantes? Los pases del Pacto Andino, ms que el conjunto latinoamericano. No slo los une la geografa las costas sobre el Pacfico ms que la cadena monta-osa sino tambin y sobre todo los intereses comerciales, que no son los mismos de pases menos dinmicos, como los de Centroamrica y el Caribe, o de naciones de ms peso en el comer-cio mundial, como Argentina y Brasil. Respice similia, en su formulacin ori-ginal, tiene pues un nfasis comercial y un radio limitado. Adems, es slo una parte de una poltica internacional ms amplia:

    [] el pacto andino, con todas sus excelencias y an alcanzando un grado de perfeccionamiento institucional como el del Mer-cado Comn Europeo, tampoco va a servirnos para escapar del subdesarrollo y de la pobreza. Ser solamente negociando con pases de una gran capacidad de consumo como podremos darle evasin a nuestros productos en una escala que rompa el des-equilibrio estructural de nuestra balanza comercial, que no nos permite importar en una pro-porcin compatible con nuestra poblacin. Solo negociando con ricos se hace rico, dice un adagio paisa Necesitamos vincular la subregin a los grandes merca-dos mundiales: Estados Unidos de Amrica, el Mercado comn Europeo, el Comecom, la Comu-nidad Britnica de Naciones y el

    Japn. Del poder de negociacin surgido del acuerdo podemos esperar confiadamente que se nos preste una atencin mayor y disponer al mismo tiempo de me-jores posibilidades de regateo39.

    Esta cita acaba con la ambigedad inicial. El nuevo latinajo no reemplaza, sino que precisa el anterior. Las seme-janzas con los pases vecinos se definen con el objetivo de seguir mirando al polo de atraccin histrico que con-serva su primer lugar en la enumeracin de potencias y tambin a otros polos, que no haban sido ignorados anterior-mente.

    El respice similia de Lpez Michel-sen fue novedoso en su formulacin, pero la idea de base de esta poltica no era del todo indita. El padre del canci-ller, Alfonso Lpez Pumarejo, propuso una alianza similar durante su primer periodo presidencial (1934-38). Como queda dicho, el espritu que reinaba en-tonces era el bolivariano. Pero ni el hijo cit al padre, ni el padre cit la armona boliviana de Surez, lo que muestra que, en la formulacin y tambin en el es-tudio de polticas internacionales y no slo internacionales la historia es un saco del que cada cual puede tomar slo lo que le conviene. Esto se hace patente en una de las acciones exteriores ms significativas del periodo en el que Lpez hijo fue canciller. El acuerdo que da fe de ella empieza con las siguientes palabras: Los presidentes de las Rep-

    39 repBlica de colomBia, Ministerio de Relaciones (1968-69), p. 39.

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    blicas de Colombia y Ecuador, doctor Carlos Lleras Restrepo y doctor Jos Mara Velasco Ibarra, reunidos el da 16 de enero de 1970 en el histrico puente de Rumichaca, smbolo de unin entre los dos pueblos hermanos, inspirados en los ideales del libertador Simn Bolvar40. Si el puente era histri-co y simblico esto se deba en gran medida al viaje del presidente Marco Fidel Surez a la frontera con Ecuador para entrevistarse con su par Alfredo Baquerizo Moreno, en tiempos en que esta frontera era motivo de conflicto41, detalle olvidado por los presidentes Lleras y Velasco y por sus respectivos cancilleres.

    El nombre de Surez tambin hu-biera podido auspiciar un asunto in-ternacional mucho ms novedoso, en apariencia: la importancia creciente de la cuenca del Pacfico para el comercio y la poltica mundiales. Deca el can-ciller Lpez Michelsen: Dominado el mundo durante ms de diez siglos por Estados vinculados al Atlntico, es in-cuestionable la reaparicin del Pacfico como centro de gravedad de nuestra civilizacin. Ha sido ste el signo del siglo XX todo indica que el Pacfico vuelva a ser escenario de los mayores acontecimientos histricos, arrebatn-dole su centro al Atlntico42. Medio

    40 repBlica de colomBia, Ministerio de Relaciones (1969-70), p.75.

    41 rivaS, Historia diplomtica, p. 666; lpez de meSa, Historia de la cancillera, p.18.

    42 repBlica de colomBia, Ministerio de Relaciones (1968-69), pp. 39-40.

    siglo antes, en su discurso de posesin, el presidente fillogo haba mencionado a las naciones del Pacfico con las que contaba promover un comercio ms activo43. Se dir que no es mucho, pero el inters que puso en la construc-cin de un buen muelle para el puerto de Buenaventura es prueba de que sus palabras fueron seguidas por acciones44. Marco Fidel Surez, quiz el canciller ms provinciano y el presidente me-nos cosmopolita del siglo XX, aport mucho ms a la poltica internacional colombiana que una locucin latina.

    4. Renacimiento (1983-2010)

    La ltima etapa de este itinerario histrico es el renacimiento del lema, esta vez como herramienta de anlisis de las relaciones internacionales colom-bianas. En el paso de los aos setenta a los ochenta, respice polum fue utilizado por primera vez en las universidades colombianas para explicar la alianza con Estados Unidos. El rastro ms claro y notorio de esta transformacin lo dej el profesor Gerhard Drekonja:

    Colombia fue suficientemente realista para aceptar que Panam se haba perdido para siempre y aprovech esta oportunidad para hacer las paces con Estados Unidos. Antes de ser presidente (1918-22), Marco Fidel Surez

    43 repBlica de colomBia, Discursos pronuncia-dos, p. 22.

    44 eScoBar, Paulo Emilio, Bahas de Mlaga y Buenaventura. La costa colombiana del Pacfico. 1918-1920, Bogot, Imprenta nacional, 1921, p.V.

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    jug un rol importante en este proceso: recomend una relacin practicable con el coloso del norte, agregando que lo contrario pondra un obstculo insalvable al desarrollo de Colombia. Su-rez acu la hermosa expresin respice polum para indicar que Colombia deba, a cualquier precio, llegar a un acuerdo con Estados Unidos y guiar su rumbo por esta estrella polar. A partir de este momento respice polum se convirti en el fundamento de la poltica exterior colombiana y, con algunas modificaciones de Washington al tratado Urrutia-Thompson, se desarroll entre los dos pases una relacin estrecha y, a largo plazo, casi incondicional. Esta alianza especial contina an hoy []45.

    45 Colombia was realistic enough to acknowledge that Panama was lost forever and used this op-portunity to make its peace with the United States. Marco Fidel Suarez, before he became president (1918-1922), played an important role in this pro-cess. He advocated a viable relationship with the colossus to the north, noting that relations to the contrary would mean an insurmountable obstacle for Colombian development. Suarez coined the beautiful term, respice polum, to indicate that Co-lombia should, at all costs, come to terms with the United States and orient its course by this North Star. From this moment on respice polum became the basis for Colombian foreign policy; and, with a few reparations provided by Washington under the Urrutia-Thompson treaty, a close and eventually al-most unconditional relationship developed between the two countries. This special alliance continues even today []. drekonja, Gerhard, Colombia: Learning the Foreign Policy Process, Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 25, (2), 1983, p. 232, (traduccin y subrayado nuestros).

    Para entender por qu Drekonja vio en respice polum el fundamento de la poltica exterior colombiana y cmo hizo para prolongar la alianza espe-cial desde la solucin del problema panameo hasta nuestros das, es nece-sario tener en cuenta las fluctuaciones de la poltica internacional colombiana a principios de los aos ochenta, as como la transformacin del estudio de las mismas y la fascinacin que segua ejerciendo el lema.

    Como presidente (1974-78) Lpez Michelsen no fue ningn enemigo de Washington. Sin embargo, en va-rias ocasiones su gobierno actu con independencia, por ejemplo, cuando respald a Panam para lograr la nacionalizacin del Canal46. Mucho menos desalineado estuvo el gobierno de Turbay Ayala (1978-82). Durante su presidencia, Turbay confirm la ac-titud favorable que haba tenido hacia Estados Unidos 20 aos atrs, cuando era canciller e intentaba dar brillo a la memoria de Surez47. Su gobierno dio

    46 Encuentro de Colombia, Venezuela y Panam en Puerto Galen Administracin Lpez. Documen-tos. Discursos (12), Bogot, Talleres del Banco de la Repblica, 1975, pp.15-16.

    47 He de decir que el seor Surez jug un papel importantsimo en nuestras relaciones exteriores y levant el nombre de Colombia hasta planos de extraordinaria altura y respetabilidad dentro del concierto de los pueblos cultos. Su teora del respice polum, proclamada en momentos en que el sentimiento colombiano estaba legtimamente herido por la segregacin de Panam, ha venido abrindose campo en el continente... Cumplo, pues, con un deber de solidaridad y de admiracin al insigne Canciller Surez al declarar que, en mi concepto, su aporte al prestigio internacional de

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    tal vez el ejemplo ms notorio de esta actitud al oponerse a la candidatura de Cuba como miembro temporal del consejo de seguridad de la ONU48. El inicio del gobierno de Belisario Betan-cur (1982-86) marc el contraste ms fuerte del que se tuviera recuerdo en poltica internacional. Colombia ampli el espectro de sus pases semejantes al ingresar en la Organizacin de Pases No Alineados y empez a jugar un rol protagnico en la cuenca del Caribe al propiciar los dilogos de paz en Centro-amrica junto a Mxico, Panam y Ve-nezuela, el llamado grupo de Contadora. Todo esto sin interrumpir relaciones con Washington, que, sin embargo, se opuso exitosamente a iniciativas pacifistas en su esfera de influencia tradicional. Por su parte, la participacin en los No Alineados mostr a mediano plazo sus limitaciones, similares a las del grupo de los 77: un rango de expectativas demasiado amplio para ir ms all de una poltica conjunta del mnimo comn denominador49. El ao 1984 puede ser sealado como el punto de quiebra de la poltica internacional del gobierno Betancur: la delincuencia organizada empez un bao de sangre que durara al menos un decenio y las relaciones con Estados Unidos se narcotizaron defi-

    Colombia ha sido uno de los ms grandes, discurso ante la Cmara de representantes en 1959, citado por TokaTlin, La mirada de la poltica, p. 36.

    48 SmiTh, Peter, Talons of the Eagle. Latin America, the United States and the World, Oxford, Oxford University Press, 2007, p. 211.

    49 SmiTh, Peter, Talons of the Eagle, pp. 208-212.

    nitivamente50. A pesar de las frustracio-nes, no se puede olvidar el optimismo y las grandes expectativas que generaron los dos primeros aos de este gobierno en asuntos externos.

    En esta poca se iniciaban en las universidades colombianas los estudios de relaciones internacionales, hasta entonces feudo de antiguos diplom-ticos. La fundacin de un centro espe-cializado en este tipo de estudios en la Universidad de los Andes en Bogot fue una novedad. Al tanto de los ltimos adelantos tericos de universidades estadounidenses, el Centro de Estudios Internacionales (CEI) pretenda abordar los asuntos exteriores con un aparato conceptual ms sofisticado que el utili-zado por los diplomticos-historiadores. Si bien es cierto que sus impulsores fueron colombianos, los investigadores de ms notoriedad, al menos en esos primeros aos, fueron extranjeros. Entre ellos se encontraban Gerhard Drekonja, austraco, y Juan Tokatlin, argentino, ambos mencionados anteriormente. En estos aos de optimismo, sus primeras publicaciones fueron recibidas con j-bilo. Esto es evidente en la resea que Jorge Restrepo dedic al libro Teora y prctica de la poltica exterior latinoa-mericana, cuyos compiladores eran los dos profesores mencionados. En ella el lector se preguntaba: Qu tanto ha in-fluido sobre la concepcin de la poltica

    50 STeiner, Roberto, Hooked on drugs: Colombian-US Relations, Bulmer-ThomaS, Victor y dunker-ley, James (eds.), The United States and Latin America: The New Agenda, Londres, University of London, 1999, p.162.

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    exterior de Belisario Betancur la mayor claridad terica que contribuy a crear, en gran medida, el trabajo de Gerhard Drekonja y el Centro de Estudios In-ternacionales de la Universidad de los Andes?, a lo que responda: No poco, sin lugar a dudas51. Con un entusiasmo ms moderado, hoy en da es tal vez provechoso invertir la pregunta: Qu tanto influy en el trabajo de Gerhard Drekonja y el Centro de Estudios Inter-nacionales de la Universidad de los An-des la concepcin de Belisario Betancur de la poltica exterior colombiana? La respuesta sera la misma.

    Buscando explicar el contraste entre la poltica exterior de Turbay y la de Betancur, estos investigadores descubrieron respice polum y respice similia de la mano del candidato perdedor en 1982, Lpez Michelsen y no pudieron resistirse al encanto de las metforas52 ni al del latn. Una metfora ptica, o mejor, oftalmolgica, sirvi a Tokatlin para titular un balance del siglo XX: La mirada de la poltica exterior de Colombia ante un nuevo milenio: ceguera, miopa o estrabis-mo?. La metfora no constituye el eje del artculo, como podra pensarse. Slo amerita un prrafo: desde hace tiempo est hablando de las dos ltimas dcadas el pas no sabe qu quiere y qu puede hacer en el terreno

    51 reSTrepo, Jorge, Perfiles altos y perfiles bajos, Boletn cultural y bibliogrfico del Banco de la Repblica, 23 (9), Bogot, 1986.

    52 Como puede ver en este artculo el lector, este historiador tampoco opone resistencia.

    mundial. De all que d palos de ciego, parezca miope o se asemeje a un estr-bico. Pero a lo largo del escrito queda clara la pasin de Tokatlin por el latn. Despus de hablar de respice polum, cita el respice mercatum de Ricardo Vargas, profana a Virgilio Virgilio qu? le preguntaron a Miguel Antonio Caro en alguna ocasin53 creando el respice varia et mutabilia, y muestra su erudicin por partidas dobles: Es perti-nente recordar que Mxico perdi frente a Estados Unidos mucho ms territorio que Colombia pero que ello no implic durante la primera parte del siglo XX, per se e ipso facto, una poltica exterior de bajo perfil y pro estadounidense; Colombia ha ido difuminando su perfil externo, oscilando entre un principismo ad hoc y un pragmatismo sui generis 54.

    Drekonja, de su lado, no ocultaba su admiracin por respice polum al califi-carla, como queda dicho, de hermosa expresin. Tan fascinado estaba por las metforas que empez a verlas por doquier:

    una parte de la lite poltica del pas s reconoce los inconvenien-tes de no tener una poltica exte-rior y ha propuesto varias met-foras que muestran una voluntad de cambio. Durante su fallida campaa presidencial de 1982, Alfonso Lpez Michelsen dio un paso en esta direccin al proponer la afiliacin del Partido Liberal

    53 deaS, Miguel Antonio Caro, p. 46.

    54 TokaTlin, La mirada de la poltica, pp. 42, 40, 39, 36 (nota 3), 42.

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    Historia y sociedad No. 19, MedellN, coloMbia, julio-dicieMbre de 2010, pp. 175-201

    colombiano a la Internacional Socialista; y el 7 de agosto de 1982, el presidente conservador Belisario Betancur anunci por sorpresa que Colombia estudiara su entrada en el grupo de Pases No Alineados (Semana, 1982). Habr que ver si alguien se atre-ve a ir ms all de las metforas e intenta dar pasos que puedan llevar a una poltica exterior ms autnoma, de acuerdo con los estados latinoamericanos que marcan la pauta. Al fin y al cabo, las metforas presentadas por el presidente Betancur despus del 7 de agosto de 1982 bastan para de-valuar la doctrina Surez (respice polum) y abren la puerta de una posicin ms independiente55.

    Una propuesta no se presenta ne-cesariamente con la forma de una metfora, como no lo hace tampoco for-zosamente un anuncio. A pesar de este

    55 part of the countrys political elite does recog-nize the shortcomings of a foreign nonpolicy and has voiced a number of metaphors indicating a will-ingness to change. During his unsuccessful 1982 presidential campaign, Alfonso Lpez Michelsen took a step in this direction by proposing that the Colombian Liberal party affiliate with the Socialist International; and on August 7, 1982, Conservative President Belisario Betancur made the surprising announcement that Colombia would study its entry into the group of nonaligned nations (Semana, 1982). It remains to be seen if anyone will dare to go beyond metaphors and try to implement steps that could lead to a more autonomous foreign policy in line with the trendsetting Latin American states. After all, the metaphors introduced by President Betancur after August 7, 1982, sufficed to devaluate the Suarez doctrine (respice polum) and open the door to a more independent posture. drekonja, Colombia: Learning, p. 246 (traduccin y sub-rayados nuestros).

    uso abusivo del lenguaje, la distincin entre intenciones y hechos es del todo pertinente. Una cosa eran las promesas electorales en materia internacional y otra diferente la puesta en marcha de polticas concretas. O mejor, las prome-sas eran palabras no necesariamente metforas y las realizaciones, cosas, en un sentido amplio. Drekonja vio con nitidez esta distincin fundamental en el presente. Pero al aceptar los latinajos sin criticarlos simplific la historia de las relaciones internacionales de Colombia en el siglo XX.

    En efecto, ni Drekonja ni Tokatlin se preocuparon por comprender a fondo las circunstancias en las cuales fueron pronunciadas la palabras respice polum, primero, y respice similia, despus. Su inters por el presente era abrumador y en ese sentido han constituido un ejem-plo para sus discpulos. Los avances en la comprensin de la poltica inter-nacional colombiana de los ltimos 30 aos son innegables. No se puede decir lo mismo de los primeros 170 aos de vida republicana. Este desbalance entre el inters por el presente y el futu-ro de las relaciones internacionales de un lado, y, del otro, el olvido de su pasado, ha sido la mejor garanta para que los estudiosos del ramo sigan utili-zando las locuciones como herramienta de trabajo, sin criticarlas. Drekonja y Tokatlin fueron los lderes del primer grupo acadmico dedicado a las rela-ciones internacionales de Colombia, pero carecieron de una tradicin fuerte sobre la cual apoyarse y de contrincan-

  • 196 Respice polum: las relaciones entre Colombia y Estados Unidos en el siglo XX y los usos (y abusos) de una locucin latina

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    tes cientficos con quienes debatir56. En estas condiciones, su interpretacin histrica de las relaciones con Estados Unidos en el siglo XX aun al prestigio de una fundacin la fascinacin que segua despertando el famoso lema, casi 70 aos despus de haber sido creado.

    Conclusin

    En un artculo clsico sobre el problema de la inevitabilidad en la historia, Isaiah Berlin pone en guardia a los historiadores, a los periodistas y al hombre comn y corriente contra los peligros que puede traer el uso de metforas y otras figuras retricas en sus explicaciones del devenir histrico: Por supuesto, yo no quiero implicar con esto que podamos deshacernos de las metforas y de las figuras de diccin en las expresiones corrientes, y menos an en las ciencias, sino que el peligro que hay de cosificacin ilcita con-fundir las palabras con las cosas, y las metforas con las realidades es mayor en este campo de lo que generalmente se supone57.

    Este artculo ha intentado mostrar que respice polum fue sucesivamente la expresin de los deseos de un interna-cionalista, el medio para ridiculizarlo, el pretexto utilizado para justificar

    56 El Instituto de estudios polticos y relaciones internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogot, respuesta de la univer-sidad pblica al desafo acadmico lanzado por el CEI de los Andes, fue fundado en 1986.

    57 Berlin, Isaiah, Cuatro ensayos sobre la libertad, Madrid, Alianza, 1988, p.119 (nota 8).

    acciones posteriores y, al final, una ex-plicacin del comportamiento histrico de Colombia ante Estados Unidos. En el primer caso, el viento se llev las palabras al renunciar Surez a seguir pronuncindolas; cuando los deseos se hicieron realidad, ellas ya no estaban ah. En el segundo, los opositores de Surez separaron adrede las palabras de las realidades que pretendan re-presentar para atacar a su autor. En el tercero, las palabras llegaron mucho tiempo despus de las acciones que deban orientar, slo para justificarlas a los ojos del pblico. En los tres casos, la distancia entre las palabras y las cosas es inmensa. El cuarto caso es un inten-to ilcito de cerrar esta brecha. Si bien nadie discute que a lo largo del siglo XX los dos pases se acercaron cada vez ms, pensamos que explicar esta convergencia por medio de un respice polum convertido en hiptesis es un error, al menos por tres razones:

    1. Porque aparea de manera abusiva los fines y los medios de una po-ltica internacional. Las metas se pueden fijar en un lema, sin que esto implique, desde luego, alcanzarlas. Aun si se alcanzan, esto puede no ser el resultado de polticas propias. En poltica internacional, los fines y su expresin en frmulas y los medios no siempre van de la mano. Ya lo dijo el historiador de las relaciones entre Estados Unidos y Amrica Latina, Bryce Wood: si la invencin de una frase equivaliera a la fundacin de una poltica, habra que atribuir la autora del Buen

  • 197Carlos Camacho Arango

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    vecino al diplomtico mexicano que se expres en estos trminos al sellar la paz de 1848, y no a Franklin D. Roosevelt58.

    2. Porque aumenta de manera des-mesurada el rol de Colombia en la relacin bilateral. Al estudiar los aspectos econmicos, estratgicos, ideolgicos y culturales de la alian-za, no es difcil ver que las proba-bilidades de acercamiento, como lo anotaba Lleras en 1939, han depen-dido ms del norte. Esto no implica un papel pasivo de Colombia. En su bsqueda de polticas para enten-derse con el gigante, los pases del sur han hecho gala de persistencia y creatividad59. Colombia no ha sido la excepcin. Pero es precisamente en la interaccin entre el gigante y los enanos donde hay que buscar la explicacin del proceso.

    3. Porque da una imagen de continui-dad que oculta las rupturas. En el retrovisor de los analistas internacio-nales, la trayectoria de las relaciones con Estados Unidos aparece como una autopista, mientras el historia-dor ve a travs del parabrisas un camino pantanoso sin sealizacin. En el momento en que se cre res-pice polum no haba tenido lugar ni la Primera Guerra Mundial, ni la Revolucin Bolchevique, ni la

    58 Wood, Bryce, The Making of the Good Neighbor Policy, Nueva York, Columbia University Press, 1961, p.124.

    59 SmiTh, Talons of the Eagle, 7.

    Crisis del 29, ni la Segunda Guerra Mundial, ni la Guerra Fra, ni la Revolucin Cubana, ni la Alianza para el Progreso, ni las campaas contra las drogas o contra el terro-rismo, ni todo lo que pas entretanto y despus. Las reacciones de ambos pases a estos fenmenos histricos (y, como queda dicho, los reflejos de cada uno a las acciones del otro) fueron los verdaderos motores de la convergencia. Es en ellas donde hay que buscar explicaciones, ms que en los deseos de un erudito miembro de la comisin de relaciones exte-riores del senado de la repblica en 1914.

    Por consiguiente, nos parece que en el estado actual del conocimiento, respice polum y respice similia son slo etiquetas que dificultan la comprensin del problema. Mientras se avanza en el estudio de la historia de las relaciones internacionales de Colombia, tal vez lo ms adecuado sea reducir ambas frases a sus justas dimensiones histricas y desecharlas como herramientas de anlisis.

    P.S. Despus de haber terminado de escribir este artculo, encontramos por casualidad en una librera el volumen de Jos Camacho Carreo Bocetos y paisajes, hasta entonces desconocido para nosotros. La pgina 29 incluye un rasgo de Surez, literalmente pattico. Aqu va:

    Gobernaba a Colombia cuando en los Estados Unidos muri su hijo, mi nio, como apocaba entre

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    lgrimas al gil mancebo, para evocarlo: llam un astrnomo a palacio y en la azotea donde atalayaba la patria, coloc el telescopio... Bsqueme en esta esfera la estrella cuya lumbre cai-ga perpendicular sobre la tumba de mi proscrito. El astrnomo la fij y desde entonces el filo de la media noche cortaba al medioevo

    suspenso de una titilacin.

    Bibliografa

    Publicaciones peridicas

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  • 199Carlos Camacho Arango

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  • 201Carlos Camacho Arango

    Historia y sociedad No. 19, MedellN, coloMbia, julio-dicieMbre de 2010, pp. 175-201

    Anexo

    Caricatura tomada de la Biblioteca Virtual del Banco de la Repblica.Fecha de consulta: 12/09/2010

    Figura 1. El perigeo de la Estrella Polar

    http://www.lablaa.org/blaavirtual/coleccionarte/artplas3/rendon-dona/ricrendon6.htm