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    NOT AS A

    LA LENGUA POTIGA DE GNGORA

    DE DM ASO ALONSOI

    1. En 1927, D ma so Alonso dio a conocer su detallada, aunque inconclu-

    sa, investigacin sobre la lengua potica de G ngora

    proseguida en nume-

    rosos trabajos ulteriores con el propsito de poner fin a la injustificada o ma l

    fundam entada marginacin del arte de Gngora, tantas veces incomprend ido

    e, incluso, proscrito; empresa que volvera a acometer ms tarde en otras

    diversas ocasiones. Gngo ra era, hasta entonces, una de las grandes figuras

    literarias me nos y p eor cono cidas.

    El emperio de D. Alonso de redescubrir a Gngora mediante el estudio

    descriptivo de todos aquellos procedim ientos ling-risticos recurrentes que ca-

    racterizan el lenguaje a rtstico del va te cordob s, sin prescindir de su relacin

    con la tendenc ia literaria general de su poca fines del siglo XV I y principios

    del XV II), le lleva al crtico a enfre ntarse de plano con la teora, tan extendida

    y generalizada y no por ello menos errnea , basada en la divisin de dos

    etapas cronolgicas perfectamente definidas en la obra de Gngora

    4

    ; de forma

    tal que, en torno a 1612 o 1613 , el prncipe de la luz de las primeras po esas

    sencillas y naturales iba a ser repentinamente transmutado en incluso,

    eclipsado por el principe de las tinieblas de las ltimas composiciones por

    utilizar la terminologa tan divulgada a partir de las observaciones de F. Cas-

    cales).

    Mediante el anlisis pormenorizado, minucioso, de algunos de los recursos

    propios del llamado

    estilo gongorino

    cultismos lxicos y sintcticos, frmulas

    repetitivas, hiprbatos, etc.), D. A lonso emp rende su com bativa hiptesis con-

    Para la cita de ejemplos, se sigue la ed. de J. e I. Mill, L. de Gngora, Obras com pletas

    Madrid, Aguilar, 1972. Los textos se acompaan de una cifi-a entre parentesis, que corresponde

    a la pgina en que aparece el ejemplo.

    2 La lengua potica de G angora

    1927), Madrid, C.S.I.C., 1961, 3. a

    ed. Cf. J. F. Montesinos, La

    lengua de Gngora RLit XLVI, 91, 1984, pp. 21-42 (ed. J. Polo).

    3

    V dern

    entre orros, D. Alonso, Poesa espaola. Ensayo de m todos y l m ites estil

    icos

    Madrid,

    Gredos, 1981, 5.

    a

    ed., pp. 309-92, y el conjunto de artculos recogidos en Estudios y ensayos

    gongarinos

    Madrid, Gredos, 1982, 3.

    ed., y en Se is calas en La e xp resirn l i teraria espao la

    (en

    colaboracin con C. Bousoo), Madrid, Gredos, 1974, 4.

    a

    ed., as como Gngora y el Polifem o

    Madrid, Gredos, 1974, 2 vols.

    4

    Vase D. Alonso,

    L a lengua potica de Gngo ra

    pp. 9-12 y 175.

    Para la determinacin de las supuestas fechas en que se compusieron el

    Polifemo

    y la

    Prim era

    Soledad vdem

    D. Alonso,

    La lengua po tica p. 10, y

    Estudios y ensayos go ngarinos

    pp.

    288-9, n. 8. Cf.

    R. Jammes, La

    obra potica de D. Luis de Gngara y A rgote

    Madrid, Castalia, 1987, pp. 449-488.

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    202

    A RIO G A RCIA -PA G E

    tra la mencionada teora tradicional de los dos G ngoras para demostrar que

    la

    nica delimitacin posible, en todo punto alejada de la puramente

    cronolgica es la que se refiere al tono de sus composiciones; escptica

    aristocrtica e idealista por un lado; entusiasta humana naturalista por otro5.

    En ambas modalidades pueden existir, sin embargo, facilidad y dificultad

    formales. Tal delimitacin a veces imperceptible incluso dentro de una misma

    composicin, no se puede trazar, como quiere la crtica anterior a Dmaso

    Alonso, en sentido vertical o transversal, sino slo horizontal o longi-

    tudinalmente en tanto en cuanto que las dos manifestaciones se dan de forma

    paralela y simultnea en G ngora6.

    E n este sentido D. A lonso demuestra que los artificios del llam ado tradi-

    cionalmente G ngora oscuro ya estaban presentes en el G ngora sencillo

    y natural, esto es, que haban sido practicados a lo largo de toda la carrera

    artstica de G ngora

    ; artificios que no suponan material nuevo sino hereda-

    do de la tradicin literaria medieval y renacentista. Gngora no es un inno-

    vador, un revolucionario de la lengua potica -dice el crtico en varias oca-

    sionesg.

    Y es en este punto en donde D. A lonso admite no obstante una distincin

    de carcter estrictamente formal en lo que se refiere a la teora de los dos

    Gngoras: la diferencia es de grado, de cantidad, no de cualidad

    , en la

    medida en que - muy particularmente en los poem as com plejos o clificiles;

    aqullos que le granjearon a Gngora el sobrenombre de principe de las

    tinieblas- tales artificios iban a ser e mp leados con prodigalidad y repetida-

    mente con una audacia extraordinaria y con una intensificacin inusitada que

    rayara el amaneramiento m

    . Tal proliferacin y condensacin o aglomeracin

    D. Alonso, La lengua potica

    pp. 16-8 y p. 38. Cf., adems, E. Orozco, La poesa de

    Gngora, en

    Introduccin al Barroco, Granada, Univ. de Granada, 1988, II, pp. 94-111.

    Ibidem, pp. 40-1 213-4.

    7

    Todo lo que Gngora usa despus de 161 1 lo haba usado ya antes de esa fecha

    idem,

    p. 213); ... en el poeta de las obras ms claras est en potencia el autor de las

    Soledades

    y del

    Polifemo (dem, pp. 15-6).

    8 dem,

    p. 215.

    9

    La divisin cronolgica no existe, lo ms que se puede admitir es una gradacin

    idem,

    p. 40); La diferencia...es, pues, no de esencia, sino de grado

    idem,

    p. 175). Una afirmacin

    semejante aparece en la p. 201.

    Vase a este respecto H. Hatzfeld El barroco de Cervantes y el manierismo de G ngora en

    Estudios sobre el barroco

    Madrid, Gredos, 1964, pp. 314-49; E. Orozco, Gngora entre el

    Manierismo y el Barroco, 1975, en Introduccin al B arroco, op. cit.,

    II, pp. 77-94; as como J. F.

    Crawford, Italian Sources of Gngora s Poetry, RoR,

    20 1929 pp. 122-30; D. A lonso Il debito di

    Gngora verso la poesia italiana, en

    A tti dell Conv egno Internazionale sul tem a: Prem anirism o e

    Pregongorismo,

    Roma, Accademia Nazionale dei Lincei, 1973, pp. 9-33; J. Fucilla,

    Estudios sobre el

    petrarquismo en Espaa,

    M adrid C .S.I.C. anejo 8 1 de

    REE.

    1960 pp. 252-7 ; cf . R . Lapesa Gngora

    y Cervantes: coincidencias de temas y constrastes de actitudes, RH.M.

    31 1965 pp. 247 -63. Y

    adems, E. R. Curtius, Manierismo, en L etteratura europea e M edio E vo latino,

    1948 Scandicci

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA, DE DMASO ALONSO

    03

    de los recursos renacentistas (aunque de rancia ascendencia grecolatina),

    utilizados ya en las primeras poesas, son justame nte las caractersticas que

    definen el estilo gongorino de Gngora ; tesis final que cierra la investigacin

    de D. A lonso.

    A unque D . A lonso ha dedicado posteriormente otros estudios a la lengua

    artstica de G ngora (p. ej., hiprbatos, correlaciones, etc.), que com plemen-

    tan los anlisis realizados en 19 27 y que, a la vez, contribuyen a confirmar su

    teora sobre la imposibilidad de deslindar radicalmente las dos etapas de

    G ngora, su labor, no obstante rigurosa, metdica y m uy esclarecedora, no se

    puede dar por acabada. D . A lonso se centr en determinados procedimientos,

    acaso los ms destacables, pero descuid otros. Y es que, naturalmente, la

    extraordinaria riqueza lingstica de la poesa gongorina escapa f cilmente a

    cualquier tarea de investigacin, por muy ambiciosa que sea, que pretenda

    explotar y agotar todos los recursos practicados por G ngora. Ni D . A lonso'2,

    conocedor como ninguno de la poesa gongorina, parece que pueda librarse

    del yugo de esta limitacin.

    Es nuestro humilde objetivo aqu ariadir unos mnimos, min

    sculos detalles

    a la may

    scula labor iniciada por D . A lonso, mediante el estudio de dos tipos

    de estructuras sintcticas recurrentemente practicados por Gngora, los cuales

    permiten a un tiempo corroborar la aludida tesis de D. Alonso acerca de la

    continuidad en el empleo de los mismos artificios a lo largo de toda la carrera

    artstica de Gngora. Seguiremos as la sugerencia del egregio crtico expuesta

    al mostrar que la frmula tpicamente gongorina A,

    s no B

    fue usada por

    Gngora en toda su trayectoria literaria y no slo en la llamada segunda poca:

    (Firenze), La Nuova Italia Ed., 1992, pp

    . 303-23; G. R. Hocke, El M anierismo en el arte europeo.

    I. El mu ndo com o laberinto

    Madrid, Guadarrama, 1961; E. Orozco,

    M anierism o y B arroco

    (1970),

    Madrid, Ctedra, 1975, esp. pp. 41-4, 69-73, 155-87, y passim e Introduccin al B arroco

    cit., I, pp. 68 -

    84, 94-128; J. M. Blecua, Corrientes poticas en el siglo XVI, en

    So bre la poesa de la Edad de

    Oro

    Madrid, Gredos, 1970, pp. 11-24; M . P. Palomo,

    L a poesa de la Edad B arroca Madrid, S.G.E.L.,

    1975; V. M. Aguiar e Silva, Manierismo e Barroco, en

    Teora da Literatura

    Coimbra, Almedina,

    1982, cap. 6; A. Prieto,

    L a poesa espaola del siglo X V I

    Madrid, Ctedra, I, 1984, y II (1987)...

    Sobre el concepto de estilo gongorino,

    vdem D. Monso,

    L a lengua potica pp. 218-20; E.

    Orozco, Introduccin al gongorismo, en

    Introduccin a G rzgora

    Barcelona, Crtica, 1984,

    pp. 13-21, e Introduccin al B arroco cit., I, pp. 59-68.

    2

    Ver, p. ej., el conjunto de trabajos compilados en D. Alonso,

    Estudios y en sayos gongorinos

    esp. II parte. Sobre la correlacin en general, ver E. Tabourot, Vers rapports, en

    L es B igarrures

    du Seigneur des A ccords

    1588, Genv e, Droz, 1986, facs., cap. 13, pp. 144-8; E. R . Curtius,

    Letteratura

    europea

    cit., pp. 318-22 (vers. esp. Literatura europea y Edad Media latina

    Mxico, FCE, 1981,

    pp. 403-4); D . A lonso-C. Bousoo, Seis calizs

    cit.; D. Alonso, Petrarquismo hecho geometra

    , e n

    F. Schalk ed.),

    Ideen und Formen FestschnjjirHugoFriedrich Frankfurt, Klostermann, 1965, pp. 1-

    22; La poesia del Petrarca e il petrarchismo,

    L ettere italiane 11

    1959, pp. 277-319; Primer

    escaln en los manierismos del siglo XVI. Plurimembraciones y correlaciones en Gu

    erre de

    Cetina, A sclepio

    pp. 18-9, 1966-67, pp. 61-76;

    Pluralita e correlazione in poesia

    Roma, Adriatica Ed.,

    1971; etc.

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    204

    A R I O G A R C I A - R A G E

    S que esto es slo un ejemplo, un caso aislado. Una labor semejante habra

    que hace r, por echar por tierra la apriorstica separacin entre las dos po-

    cas, con cada uno de los elementos que integran la sintaxis (y toda la poesa)

    de Gngora

    La lengua potica,

    pp. 151-2). Pues bien, las dos estructuras a que

    nos referimos son las que, en trabajos muy recientes, se ha convenido en

    llamar construccin especular

    y

    comparativa continua

    ;

    estructur s que podr n

    describirse, en virtud de su propia definicin, como dos m anifestaciones pa r-

    ticul res del

    hiprbaton:

    la una, por cuanto invierte el orden de los sintagm as

    3

    Sobre la

    estructura especular, videm,

    J. A . M ayoral, Sobre estructuras especulares en el

    discurso en verso, en

    Phi lo logica 11. Hom enaje a don A ntonio Llorente ,

    Salamanca, Univ. de

    Salamanca, 1989, pp. 195-20 9; cf. M . G arca-Page, E n torno a la sintaxis gongorina de M iguel

    Hernndez,

    Revista Canadiense de Estudios Hispnicos,

    17:2 , 1993, pp. 419-35 . Sobre la

    construccin

    com parat iva continua, v idem

    J.

    A . M ayoral, Sobre construcciones comparativas en el lenguaje

    potico de los siglos XVI y XV II , en

    Estudios Filolgicos. En Homenaje a Eugenio de Bustos Tovar,

    Salamanca, Univ. de Salamanca, 1992, I I, pp. 641- 56, y M . G arca-Page, La construccin com-

    parativa en la lengua de G ngora (en prensa).

    Se adopta la denominacin de com parativa

    continua

    para dar cuenta de la distribucin que

    presenta la construccin comparativa cuando aparecen de forma inmediatamente continua o

    sucesiva los morfem as propios de tal construccin, el intensivo

    m s , m enos , tan)

    y el elemento

    subordinante que introduce el segundo trm ino de la compa racin

    que , com o) . El estudio de

    tal configuracin por J. A. Mayoral queda limitado, gramaticalmente, a la comparativa

    estereotipada de superioridad en la que un adjetivo es e l n

    cleo rector de los dos SSNN que

    conforman la comparacin

    [v. gr.:

    SN + (cp +)

    m s + A + que +

    SN], y, mtricamente, al verso

    endecasilabo. Nuestra limitacin mayor estriba en el estudio de la comparativa (especialmente

    la continua en un

    nico autor (G ngora). Pero pueden verse ejemplos de tal construccin

    as como de la especularidad en otros poetas ureos, como C ervantes, en M . G arca-Page, E l

    cultismo sintctico en Cervantes (en prensa); Tipologa del hiprbaton en Cervantes, en

    R echer ches en L ingu is t ique His panique ,

    Univ. Provence, tudes Linguistiques 22 , pp. 269- 79 (V

    Colloque de Linguist ique Hispanique,

    A ix-en-Provence, marz 1992); Estructuras de sintaxis inversa

    en C ervantes, en

    Estudios Filolgicos,

    op. cit.,

    I, pp. 32 7-4 7, esp. 340 -2 ; A lgunas notas sobre la

    lengua potica de C ervantes, en

    I C ongreso Intern. Asociacin de C,ervantistas,

    A lmagro, jun. 1991;

    Usos y valores del adjetivo en C ervantes, en

    IV Coloquio Intern. A sociacin de Cerv antistas,

    Alcal

    de Henares, nov. 1991.

    M . R . Lida recoge casualmente un ejemp lo en el ttulo de su trabajo Flrida, para m dulce

    y sabrosa/ ms q ue la fruta del cercado ajeno,

    R . F H. ,

    1, 1939, pp. 52-63.

    El latin conoca la distribucin continua, como muestran estos versos de Catulo: plus

    quam

    se atque suos am auit omnes, proicere aptavit

    pot ius quam

    talia Cretam

    C atul li carm ina, LVIII,

    v. 3, y LX IV , v. 82); ejemplos citados en M . G arca-Page, La construccin comparativa en la

    lengua de G ngora.

    Sobre la terminologa metaling

    stica de las partes de la estructura com parativa, se sigue

    g r o s s o

    modo

    a O . Prytz, C onstrucciones comparativas en espaol,

    R R o ,

    14, 1979, pp. 260- 78, yi. A lcina-

    J. M . Blecua, Gramtica espaola,

    Barcelona, A riel, 1982, 3 .

    a

    ed., pp. 1042-3. Cf., entre otros: J. A.

    M artnez, C onstrucciones y sintagmas comparativos en el espaol actual (1985), en

    u s t i o n s

    m arginadas de gram tica espaola,

    M adrid, Istmo, 1994, pp. 115-72 (vers. amp. y rev. de

    In M em oriam

    I . Corrales,

    Univ. de La La guna, 1987, pp. 1, 319- 33 6); T. E spariol, E structuras de la oracin

    comparativa en espaol,

    A . E ,

    11-13 , 1986, pp. 109-18; S. G utirrez,

    Las odiosas com paraciones,

    Logroo, Consejeria de Cultura, Deportes y Juventud, 1992; trabajo recogido y ampliado en

    Estructuras comparativasyEstructuras pseudocomparativas,

    M adrid, A rco/Libros, 1994. Para ms infor-

    macin bibliogrfica,

    vdern

    M . G arca-Page, La construccin compara

    va, op. cit., esp. n. 1-7.

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA DE DMASO ALONSO

    05

    conforman tes; la otra, por cuanto disloca o transpone uno d e los trminos de

    comparacin. Inversin y trastrocamiento estn justamente en la base del

    concepto de

    hiprbaton.

    2. La estructuracin espe cular

    resulta del orden amiento inverso, dentro del

    marco de una misma unidad versal, de dos o ms agrupam ientos sintagmticos

    idnticos o similares con igual funcin sintctica

    l5

    . En la medida en que tal

    artificio se basa, por un lado, en la repeticin (paralelismo) de una misma

    P. ej., H. Lausberg,

    Manual de retrica l i teraria,

    1960, Madrid, Gredos, 3 vols., 462,3. b)

    y 716, subraya la idea de que el hiprbaton consiste en la separacin de dos elementos por

    la interposicin de otro. D. Alonso sugiere la posibilidad de que se produzcan hiprbatos por

    inversin. Ver

    Poesa

    de F. de Medrano Madrid, Ctedra, 1988, p. 93. Igualmente Hiprbaton,

    en

    V ida y o bra de M edrano,

    Madrid, C.S.I.C, 1948, pp. 180-202; Hiprbaton, en

    La lengua po t i ca,

    pp. 177-212; Estas que me dict rimas sonoras, en

    Estudios y ensayos gongijnos,

    pp. 311-23; etc.

    La clasificacin de modalidades propuesta por D. Alonso son seguidas

    grosso m odo

    por los

    pocos estudiosos interesados por dicho fenmeno; p. ej., en

    R.

    Lapesa, El cultismo en la poesa

    de Fray Luis de Len, en

    Poetas y prosistas de aye r y hoy ,

    Madrid, Gredos, 1977, pp. 110-45; J. M.

    Pozuelo, El hiprbaton, en

    El lenguaje po t i co de la l ri ca amorosa de Qu evedo,

    Murcia, Univ. de

    Murcia, 1979, pp. 319-35; A. Armisen, El orden de palabras y el hiprbaton, en

    Estudios sobre

    la lengua po tica de B oscn,

    Zaragoza, Prtico, 1982, pp. 115-24; M. L. Gutirrez, Funcionamiento

    del hiprbaton en

    El principe constant

    en

    A ctas d,e1 C ongreso Int . sobre Caldern y e l Teatro del Siglo

    de Oro,

    Madrid, C.S.I.C, anejos de Segismundo,

    1981, pp. 1109-24, y Tipologa del hiprbaton en

    El mdico de su honra de Caldern, en

    Inves t igaciones Semi t icas

    ///, Madrid, UNED, 1990, I,

    pp. 525-44; M. Garca-Page, Tipologa del hiprbaton, El cultismo sintctico, Estructuras de

    sintaxis inversa

    pp. 327-40; etc.

    Escasamente interesantes para el conocimiento del hiprbaton son las excesivamente vagas

    observaciones vertidas en los trabajos monogrficos sobre tal mecanismo de J. Benet, Conside-

    raciones sobre el hiprbaton,

    R evis ta de Occidente,

    6, 1981, pp. 27-39, y de O. Chiaren o, Apos tilla

    al hiprbaton,

    B ol le t ino de l l Is t i tu to d i L ingue Estere ,

    13 1983 pp. 44-50.

    15

    Ver J. A. Mayoral, Sobre estructuras especulares, 202.

    Tal identidad sintagmtica (cf., no obstante, ej. 29 60,

    infra

    y funcional puede apreciarse

    en los ejemplos siguientes:

    1) A+N /N+A (o N + A / A + N):

    a) frgil choza, albergue ciego

    222)

    b )

    soberana beldad, valor diztino

    475)

    c )

    i l lus t ri c avagl ia; I laves dorodns

    459)

    2) V + SN(CD) / SN(CD) + V (o a la inversa):

    a) y esta inscripcin consulta, que elegante

    in forma b ronces , m rrno les an in ta

    508)

    b) hoy, pues aquesta tu latina.escuela

    a la docta abejuela,

    no sin devota emulacin, imita,

    vu e l a e l c a m p o ,

    /as

    flores sol ici la

    571)

    3) SN (CD) + SP (CI?) / SP (CI?) + SN (CD):

    a) traslado estos jazmines a tu frente,

    que piden, con ser flores,

    blanco a tus s ienes , y a tu boca o lores

    579)

    La igualdad funcional puede venir subrayada por el

    po de enlace entre los grupos enfren-

    tados: coordinacin (especialmente

    y, o)

    y yuxtaposicin. No obstante, se han incluido ejemplos

    donde el elemento subordinante no es la pausa ni la conjuncin copulativa, sino signos como

    si,

    s i no, pero, porque.

    En la mayora de los casos, tales elementos no indican subordinacin ni

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    6/22

    206

    A R I O G A R C 1 A - P A G E

    pauta configuracional y por otro en la inversin cruzada de los miembros

    conform antes, la estructuracin especu lar viene a co nstituir un caso particular,

    extremo si se quiere, del

    qu i asm o 6 .

    2.1. Segn nuestro

    corpus

    de ejemp los, puede decirse que la especularidad

    es un fenmeno ling

    stico recurrente en la poesa de G ngora y que aparece

    ya con insistencia desde las primeras composiciones, tanto en las de tono

    escptico o idealista com o en las de tono e ntusiasta o naturalista. De hecho,

    si no fuera por la longitud

    de los poemas mayores

    (Pol ifem o, So ledades , Pane-

    grico... ,

    adscribibles, como suele hacerse, a la tradicional segunda poca que

    ellos m ismos inauguran y dan n ombre, no parecera muy aventurado del todo

    precisar que tal fenmeno frente a lo que sucede con otros mecanismos

    estudiados po r D . A lonso (p. ej., el cultism o lxico, el hiprbaton, etc.), que

    se com plican o se prodigan especialmente en la segunda poca ni siquiera

    reviste ms complejidad ni concurre con ms frecuencia en sta que en la

    primera poca. Y as vemos, en relacin con el continuo empleo de este

    recurso, que G ngora escribe en 1 582 y arios despus textos como:

    1 ) por el C ielo seremos convertidos

    en Gminis vosotras, yo en Acuario ( 441 )

    jerarquizacin porque han llegado a convertirse en frmulas estereotipadas con el consecuente

    desgaste de su funcin sintctica: son m eros ejercicios de retrica, tal como puede apreciarse

    en textos como:

    a) lasc iva t

    , si l bl a n d o 575)

    b)

    Yace el Griego. Hered Naturaleza

    arte, y el Arte estudio, Iris colores,

    F e bo l u c e s si no

    s o m b ra s M o r f e o 502)

    c)

    Hija del que la ms luciente zona

    p i s a g l o r i o s o , porqu h u m i l d e hu e l l a

    690)

    cf. coordinacin d-f) y ytuctaposicin g-i):

    d ) Y u g o f u e rt e y r e a l e s p a d a 146)

    e ) real cachorro, y

    p m p a n o s i i a v e

    474)

    f) Granjeramos en ello

    g u s t o v o s

    y

    yo inters

    385)

    g ) F lo r id o e n a o s , e n p r u d e n c i a c a n o 509)

    h) Naci entre pensamientos, aunque honrados,

    g ra v e a l a m o n a m u c h o s i m p o r tu n a 4 6 7 )

    i) Lleg al fin que no debiera)

    en un da muy nublado

    y una noche muy Iluviosa,

    luto el uno, la otra llanto 178)

    1 6

    P ara el concepto de q u i a s m o , v d e m ,

    p. ej., H. Lau sberg, M anual de re tr i ca ,

    723, n. 169; cf.

    J. A . M ayoral, Sobre estructuras especulares , p. 20 1 , n. 1 1 , y Figuras retricas,

    M adrid, Sintesis,

    pp. 170 -1 y 273 . En M . G arca-P age, El cultismo sintctico, n. 39 , se plantea la familiaridad obser-

    vable entre el

    q u i as m o

    y la

    e spe c u l a r ida d .

    Sobre la diversidad de m anifestaciones de aqul, vd,ern H.

    Nordhal, Variantes chiasmiques Essai de description formelle,

    R R o ,

    6:2, 1971, pp. 219-32.

    1 7

    Creo,

    por tanto, que una de las causas que hicieron aparecer como u n esti lo nuevo el

    de las S o l e d a d e s

    y el Pol i fen t o fue la misma longitud de estas obras, longitud a la que no haba

    llegado antes G ngora (D. A lonso, L a l e n g u a p o t ic a ,

    217) .

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    7/22

    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA, DE DMASO ALONSO

    07

    2)

    Cuan do sali bastante a dar Leonora

    cuerpo a los vientos y a las piedras alma

    442)

    y, pocos arios despus, otros similares:

    3)

    m adre dichosa, y obediente sierva 569 )

    1588]

    4)

    rica labon fatiga peregrina 571)

    1590]

    5)

    V olcn de esta agua y desta,s llam as fu ente 464)

    1596]

    6 )

    Dejad que ella en su pa rtida

    crezca el m ar y el suelo agote

    134)

    1595/96?]

    7)

    penetras el abismo, el cielo escalas

    574)

    1600]

    8)

    Desnuda el braz o, el pecho descubierta

    575)

    1600]

    9 )

    4Z uin en la plaza los bohordos tira,

    m ata los toros, y las caas juega?

    470)

    1603]

    y, n

    las fechas inmediatam ente anteriores a la crtica de 1 61 1, los siguientes:

    1

    T ebaida celestial, sacro A ventino

    480)

    1607]

    1 1 )

    Llegu a este Monte fuerte, coronado

    de torres convenc inas a los cielos,

    cuna siem pre real a tus abuelos,

    del R eino escudo, y silla de tu estado

    484)

    1609]

    12

    Dosel de reyes, de sus hijos cuna

    ha sido y es z odiaco luciente

    de la beldad, teatro de Fortuna 489)

    1610]

    y que, en fechas posteriores a 16 11 , Gngora com puso otros semejantes, com o:

    13

    desnudos huesos y cenizas fras

    498)

    1612]

    14

    A lto asumpto, m ateria esclarecida

    589)

    1614]

    15 ) ... arroyo tan ob licuo, que no de ja

    l fr g nci s lin entr r l bd

    592)

    1614]

    16 )

    Era la noche, en vez del m anto oscuro,

    tejido en sam bras y en harrores tinto

    598

    1615 /16?]

    17)

    Pstrase hum ilde en el que tanta esfera

    majest

    oso rosicler la tiende,

    y absorto en la de luz regin primera,

    se libra trem olante, inm v il pende

    599)

    1615 /16?]

    18 )

    J)el Palacio a un redil? Efec to extrario

    de im pulso tan divino que acredita

    al may oral y alienta su ganado,

    apostlico este, aquel sagrado

    604

    1624]

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    208

    ARIO GARCIA PAGE

    19)

    cunta bebers en tanta escuela

    religin pura, dogm as verdaderos,

    gobierno prudencial profundo estado

    606)

    20 )

    Al siempre Urbano santo,

    Octavo en nom bre y en prudencia uno

    607)

    y

    como estos otros extrados del

    Polifemo

    y las

    oledades

    1612

    1614):

    21)

    Vencida al fin la cumbre

    -del mar siempre sonante

    de la muda camp aria

    rbitro igual e inex pugnable m uro-

    633)

    22)

    saliendo im provisa, de una y de o tra playa

    v nculo desatado instable puente

    664)

    23 )

    este, pues, variando estilo y vulto,

    duro amenaza pers

    ade culto

    703)

    24)

    esfinge bach illera,

    que hace hoy a Narciso

    ecos solicitar desdear fuen tes

    637)

    25

    V erde el cabello el pecho no escamado

    ronco s, escucha a G lauco la ribera

    inducir a pisar la bella ingrata 6 22)

    26 ) do las hondas, si en vez del pastor pObre

    el cf iro no silba o

    cruje el robre

    623)

    27 )

    si bien al dueo debe, agrade cida,

    su deidad culta ve nerado el sue o

    625)

    28

    ostentacin gloriosa alto trofeo

    625)

    29

    fugitivo cristal pom os de nieve

    628)

    3 0 )

    corchos m e guardan, ms que abeja flores

    liba inquieta, ingeniosa labra

    628)

    31

    M artim o A lcn roca em inente

    630)

    3 2)

    Sobre corchos despus, ms regalado

    suerio le solicitan pieles blandas,

    que al principe entre holandas

    prpura tiria o

    m ilans brocado

    638)

    3 3 )

    much o es ms lo que, nieblas desatando,

    confunde el sol

    y

    la distancia niega 639)

    3 4 )

    dejar hizo al serrano,

    que -del sublime espacioso llano

    al husped al camino reduciendo-

    al venatorio estruendo,

    pasos dando veloces,

    n

    m ero crece y m ultiplica voces

    640)

    [1626]

    [1626]

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA DE DMASO ALONSO

    09

    35) fanal es del arroyo cada onda,

    /uz

    el rejlejo, la agua vithiera

    651)

    36

    Solcita Junn A m or no om iso

    662)

    37)

    la comida prolija de pescados,

    raros m uchos y todos no com prados 669)

    38) ncora del batel fue , perdonando

    poco a lo fuerte

    y

    a lo bello nada

    del edificio, cua ndo

    ronca les salte trompa sonante,

    al principio distante,

    vecina luego pero

    siem pre incierta

    682)

    39)

    las veces que , en fiado al viento dada,

    repite su p risin

    y

    al v iento absuelve

    683)

    40) hija del que la ms luc iente zona

    pisa glorioso

    porque hum ilde huella

    690)

    41

    dura pala

    si

    puo no pujante 691)

    42

    trompa luciente armonioso trueno

    692)

    43)

    abeja de los tres lilios reales,

    dndole Am or sus alas para ello,

    du lce aquella lib, aque lla divina

    de el cielo flor estrella de M edina

    692)

    44 se rie el A lba Febo rev erbera 695)

    45) Confuso hizo el Arsenal armado

    resea milita naval registro

    de sus fuerzas en cuanto oy el Senado 704)

    Toda esta extensa y aun acrecentable serie de ejemplos muestra abierta-

    mente q ue Gngora e jercit el artificio de la especu laridad a lo largo de toda

    su v ida. Si bien es esto verdad, factores en principio externo s al propio fen-

    meno, como la mayor o menor longitud cantidad) mtrica o silbica del

    verso, favorecen o dificultan la conformacin de la especularidad. Si se tiene

    en cuenta la exigencia inherente a la definicin de la misma de que han de

    repetirse, aunqu e en distribucin inversa, en u n

    nico verso, dos agrupam ien-

    tos sintagmticos compu estos a su vez de, al menos, otros dos constituyentes),

    no cabe duda de que las composiciones de arte mayor se presentarn como

    los mbitos poticos ms idneos para la formacin de la especu laridad. La

    reducida extensin del metro tradicional o corto, preferido en romances y

    letrillas, apenas si permite la consecucin de una estructuracin especular

    perfecta que no se convierta en una simple inversin o un quiasm o ms; en

    cambio, la considerable longitud del endecaslabo propo rciona las condicio-

    nes ms adecuadas para la concurrencia m

    ltiple de aqulla. De ah que

    predomine en sonetos y otras composiciones de arte m ayor. No obstante esta

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    10/22

    210

    A R I O G A R C I A - P A G E

    comprobada diferenciacin, los casos fronterizos'

    entre el tradicional quias-

    mo y la especularidad son tambin muy numerosos en este

    ltimo tipo de

    composiciones

    Polifem o, Soleda,des,

    sonetos).

    2.2. C abe hacer una observacin ms. Si bien queda dicho que la estruc-

    tura especular aparece en contadas ocasiones en los romances y a

    n menos

    en las letrillas, mientras que es dom inante en las composiciones de arte m ayor

    (por lo que stas constituyen el material imprescindible para la confeccin de

    1 8 La aparicin, dentro del verso especular, de un elemento ajeno o distinto a los dos grupos

    enfrentados impide, en principio, hablar en estos casos de estructura especular aun cuando se

    produzca el fenmeno de inversin caracterstico. De hecho, mediante una supuesta sustraccin

    de dicho elemento, se restablecera la identidad de los miembros conformantes; v.gr.:

    a)

    Las siempre desiguales

    blancas prim ero

    [ramas], despus roja,s

    (679)

    b)

    no ya depone M arte el yelmo ardiente,

    su arco C intia, su venablo A polo,

    arrimado tal vez, tal vez pendiente

    a un tronco e ste, aquella a un ram o

    [fial (706 )

    c)

    al Favonio en el tlamo de Flora,

    siem pre bella, f lorida siempre, [el mundol

    al Diego deber G mez segundo (70 0)

    d )

    dulce aquella

    [libl

    aquella d ivina

    de el cielo flor, estrella de M edina (69 2)

    e ) Mudo la noche [el can]

    el d a dorm ido

    (624)

    f) en lo que] alumbra e l S ol , la noche c iega (572)

    g) canoro nicho [es], dosel aludo

    (598)

    h) obscura concha de una M argarita

    [que]

    rul en caridad en fe diamante

    renace en nuevo Sol, en nuevo O riente (49 6)

    i)

    y el culto seno de sus m inas roto

    oro al Dauro [le preste],

    al Genil plata (497)

    k)

    cuyo bello cimiento y gentil muro,

    de]

    blanco ncar y alabrastro pu ro

    fue por divina mano fabricada (44 1)

    l) Si entre aquellas ruinas y despojos

    quel

    enriquece Genil y Dauro baa (455)

    m ) iA yer, deidad humana , hoy poca tierra;

    aras ayer, hoy t

    mulo

    [oh mortales] (46 8)

    n)

    ni de los cortesanos parti alg-uno,

    [sin]

    ara de su fe de su amor sea

    (698)

    o)

    el menor leo de la mayor urca

    que] velera un Ne ptuno y o tro surca (678)

    La falsa especularidad puede producirse por la presencia de un elemento con valor slo

    de aadido redundante o ripio, como puede verse en:

    p) Arco [,digo,1

    gentil bruida aljaba

    (631)

    q) A siste al que dos mundos, garzn bello,

    veneran Rey, y [yo]

    deidad adaro

    (518)

    Toda esta sarta de textos difiere, no obstante, de otros textos fronterizos que cabe describir

    como quiasmos:

    r)

    donde]

    el So l nace

    o donde]

    m uere el d a

    (677)

    s) dulcisimas querellas

    [de] pensadares dos ,

    de] dos amantes 6 7 6 )

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GONGORA, DE DMASO ALONSO

    11

    nuestro

    corpus

    de ejemplos , puede presumirse, en virtud de los datos obte-

    nidos, que la estructura especular, en su conforma cin ms pura, es em pleada

    ms abund antemente, al parecer, en los sonetos anteriores a 161 2 q ue en los

    de fecha posterior; lo que viene a confirmar la teora de que el llam ado

    s t i l o

    g o n g o r i n o

    es algo que se vena fraguan do desde los primeros ejercicios poticos,

    de que en el quehacer artstico de Gngora existe una lnea de continuidad

    dificilmente segm entable.

    2.3. Ahora bien, cuando en composiciones posteriores a 1611, Gngora

    construye configuraciones especulares como las siguientes:

    46)

    Ruiserior en los bosques no ms blando,

    el verde robre que es barquillo ahora,

    saludar vio la Aurora,

    que al uno en dulces quejas y no pocas-

    onda,s

    endurecer liquidar rocas

    664)

    Soledades]

    47)

    las peras de quien fue cuna dorada

    la rubia paja y plida tutora-

    la niega avara

    y prdiga la dora

    621)

    Polifemol

    48)

    El huerto le da esotras a quien debe

    si p

    tpura la rosa el lilio nieve

    669)

    Soledades]

    49 )

    mientras ocupan a sus naturales

    Glauco en las aguas

    y

    en las hierbas Pales

    689)

    Soledades]

    50)

    lagrimosas dulcisimas querellas

    da a su consorte ruiserior viudo

    m

    sico al cielo y a las selvas mudo

    700)

    Soledades]

    51 )

    de el rbol que ofreci a la edad primera

    duro alimento

    pero

    sueo blando

    672)

    Soledades]

    52 )

    la Ninfa los oy, y ser m s quisiera

    breve flor, yerba humilde y tierra poca,

    que de su nuevo tronco vid lasciva,

    muerta de antor y de temor no viva

    628)

    Polifemol

    donde la inversin formal de los agrupam ientos sintagmticos viene a reforzar

    la relacin sem ntica de antonimia 46-51) o sinonimia 52) establecida entre

    los mismos;

    v .gr :

    46)

    ondas /rocas

    y

    endurecer/ l iquidar

    neol. cult.

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    212

    ARIO GARCIA-PAGE

    53) no ya depone Marte el yelmo ardiente,

    su arco C intia, su venablo Apolo,

    arrim ado tal vez tal vez pendiente

    a un tronco ste, aquella a un ramo fa 706)

    Soledades]

    54)

    que arroll su espoln con pompa vana

    caduco aljfar pero aljfar b ello

    665)

    Soledades]

    55

    florida en aos en beldad floada

    514)

    1620]

    56 ) si

    mrtir

    no

    le vi le vi terrero

    513)

    1620]

    o cuando la inyersin y la reduplicacin su brayan la anttesis:

    57)

    el Sol, que cada da

    nace en sus ondas y en sus ondas mue re

    644)

    Soledades]

    entonces cabra pensar que, en efecto, Gngora incrementa en este perodo

    la complejidad de su lenguaje; lo qu e, en palabras de D . Alonso, representara

    la

    intensificacin caracterstica de la segunda etapa. Sin emb argo, este tipo de

    complejidad ya era conocido por su autor en poemas anteriores a 16 1 2 . As,

    los fenmenos de la anttesis 58-60 ), del emparejamiento de sinnimos 6 1 )

    o de la iteracin lxica 62-65) se combinan con la especularidad en los

    siguientes textos:

    58

    antiguos dioses deidades nuevas

    578)

    1606]

    59)

    De tres arcos viene armada,

    el uno contra los ciervos,

    contra los hombres dos,

    blanco el uno los dos negros

    164)

    1609]

    60 las plum as de un color negro el bonete

    465)

    1598]

    61 locas em presas ardim ientos vanos 454)1584]

    6 2 ) madre dichosa y obediente sierva

    de A rturos, de Eduardos y de Enricos

    ricos de fortaleza y

    de f e ricos 569)1588]

    63

    m ujer de muc hos y de m uchos nuera

    569)

    1588]

    64 piedad hall si no

    hall camino

    462)

    1594]

    65) Cual su acento, tu muerte ser c lara

    si

    espira suavidad,

    si

    gloria espira

    su armona mortal, su beldad rara 485)

    6 9

    2.4. Tambin cabra pensar en esa intensificacin cuando, en poesas

    fechadas a partir de 16 1 2 , Gngora construye versos plurimem bres que per-

    miten la formacin de especu laridades triples, com o muestran los siguientes

    textos:

    6 6) cantando las que

    invidia el Sol es trellas,

    negras dos cinco azu les todas bellas

    693)

    Soledades]

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA DE DMASO ALONSO

    13

    67)

    la Ninfa los oy6, y ser ms qu isiera

    breve flor, yerba humilcle y tierra poca

    628

    Polifemo]

    Sin embargo, ya en fechas muy tempranas 158 3), Gngora utiliza este tipo

    com plejo de espec ularidad en un soneto artificioso dom inado fundamen tal-

    mente por el conocido fenmeno de la correlacin versus rapportati

    ); v. gr.:

    68) o r r e

    fiera, vuela ave,pece nada

    ...)

    fresca cueva, rbol verde, arroyo fro

    449

    Tanto aquellos recursos como stos ponen de m anifiesto que la pretendida

    dificultad gongorina de la segunda poca ya exista en la primera y que de

    acuerdo c on D.Alonso, slo puede h ablarse, en todo caso, de una intensifica-

    cin cuantitativa.

    2.5. No obstan te esta comp aracin, s parec era posible determinar alg

    n

    grado de com plejidad mayor en poe sas posteriores a 1611 c uando se observa

    en 69) que la inversin, a

    n m s artificiosa, da lugar a un tipo de e specu lari-

    dad m

    l tiple que no ap arece en las primeras com posiciones:

    69) s ino en las que abrirn nues tros leones

    bocas, de paz tan dulce alimentadas,

    llaves dos tales, tales dos espadas

    607

    1626]

    En aque llos otros casos 66-68), la espec ularidad triple se basa en la estruc-

    turacin trimembre del verso: tres agrupamientos sintcticos semejantes que

    invierten sus constituyentes N y A), aunque, en ninguno de los casos, se produ-

    ce una inversin total en el orden consecutivo en que apa recen, por cuanto que

    tal inversin queda b loqueada al repetir la misma distribucin dos grupos suce-

    sivos: A + N/N + A/N + A 66-68); V + N/V + N/N + V 68). En un soneto

    atribuible de fecha incierta (e1623?) tambin aparece la siguiente triple

    estructuracin: no os faltar Aguilar, a cuyo canto/sallaPan , enus baila, y

    Baco

    entona

    555 ). En cam bio, en 69), la triple especu laridad no se b asa ya en el

    paralelismo entre tres sintagm as semejantes, sino slo entre dos, con la particu-

    laridad de qu e, forzando la c onstruccin h asta la flagrante agram aticalidad,

    trastroca el orden de uno de los compone ntes de los sintagmas enfrentados la

    relacin entre el num eral y el dectico identificador:

    * llaves dos tales ; artilugio

    tcnico que llegaron a utilizar otros poetas de la Edad de Oro, com o Quev edo

    en Vulcano las foij, toclas Midas o S ano le aventur, vengle herido21,

    2

    Tambin llamado ve rsus applicati,

    variante organizada de la

    snquisis o mixtura

    verborum.

    Hdem H. Lausberg, ibdem, 716 y las referencias citadas en n. 12.

    Represe en la prctica de tal artificio en algunos textos de Gngora ya citados: n.15 (ej.

    i) y n.18 (ej. b).

    21 Obras completas,

    Madrid, Aguilar, 1979, II, p. 16. El segundo ejemplo aparece citado en

    J. A. Mayoral, Sobre estructuras especulares , p.205.

  • 7/24/2019 Dialnet-NotasALaLenguaPoeticaDeGongoraDeDamasoAlonso-58815

    14/22

    21 4

    A RIO G A RCIA -PA G E

    Bocng el en Castigame el amor, y amor me inflama o A rco es la ceja, y el

    mirar es punta, Soto de R ojas en El alma me abrasad, quemadm e el pecho o

    E lla se aflige y hulgase C upido, Juregui en E lla se alegre; algrese la tie-

    rra o T

    lo estorbaste, y estorblo el cielo o C ervantes en P isuerga la ri,

    rila Tajo

    22 ,

    y que G ngora mismo podra haber forjado con cierta frecuencia

    con slo alterar el orden del ob jeto pronominal en secuencias com o la vista en

    56) o estas otras: que al pjaro de A rabia cuyo vuelo/ arco alado es del cielo,/

    no corvo, mas tendido /

    pira le erige y le construye nido

    646), C orriendo plata

    al fin sus blancos huesos,/ lamiendo flores y argentando arenas,/ a D oris llega,

    que con llanto po,/

    yerno le salud le aclam ro

    632), etc.; sin pensar en las

    infinitas posibilidades de construir sartas extravagantes y en todo punto impre-

    visibles seg

    n las reglas del cd igo lingristico estnd ar, a las que los poetas son

    especialmente propensos

    23 . Evidenteme nte, estos posibles cam bios de orden

    exigiran una revisin del cifrado del texto para restablecer por otros medios el

    ritmo del poem a, que, cabe pensar, ha sido alterado.

    Po r lo que se refiere a G ngora en particular y al Siglo de O ro en general,

    la especularidad m

    ltiple conseguida por polimem bracin versal 66- 68) es

    ms frecuente. Aparece en una nmina de autores de la poca urea p. ej.,

    aire abrazo , agua aprieto, aplico arenas, Que vedo , p. 115), e, incluso, en la

    poesa contempornea p. ej., Miguel Hernndez 24 ), de modo especial en

    aquellas composiciones gobernadas por el paralelismo.

    3. Observaciones no muy distintas podran hacerse respecto de las

    estruc-

    turas comparativas continuas salvo que stas no requieren, para su consecu -

    cin, los mismo s constreriimientos m tricos que convenan a la especularidad

    me jor adecuacin al verso de arte mayo r, limitacin del artilugio a un

    nico

    verso, etc.), aunque s pueden intervenir otras leyes internas del discurso en

    verso, otros diserios estructurales, otros cdigos estilstico-poticos, otros

    paradigm as y conven ciones histrico-literarios en relacin con los gn eros, etc.

    p. ej., la generalizada norma potico-retrica de la imitacin de m odelos que

    regula gran parte de la actividad artstica de la Edad de Oro).

    22

    G. Bocngel, Obras M adrid, C.S.I.C ., 1946, I , pp. 115 y 26 7; P. Soto de R ojas, Obras Madrid,

    C.S.I.C., 1950, pp. 60 y 45 3; J. de Juregui, Obras M adrid, Espasa C alpe, 1973, I , p. 32, y II,

    Aminta;

    M. de Cervantes,

    Obras

    completas

    Madrid, Aguilar, 1975, I, p. 113 ej. cit. en M. Garca-Page, El

    cultismo sintctico y Tipologa del hiprbaton, entre otros).

    23

    P. ej., las inversiones que se producen en el siguiente texto:

    pues finsteis cada cual nico en su arte

    l solo en armas vos en letras solo

    451)

    no consiguen una estructuracin especular triple; v.gr.:

    l solo en armas // vos en letras solo

    3

    24

    Ver, p. ej. , M . G arca-Page, E n torno a la sintaxis, pp. 428-9; Precisiones terminolgicas,

    pp. 168-9.

    25

    Videm n. 13.

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    15/22

    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA DE DMASO ALONSO

    15

    3.1. La primera observacin que cabra hacer se refiere al hecho de que

    Gn gora practic la estructura compa rativa continua a lo largo de toda su vida,

    en cualquier clase de com posicin; construccin, por lo dems, com

    n en su

    poca. Si acaso, puede advertirse alg

    n grad o de intensificacin o prolifera-

    cin, desde el punto de vista cuantitativo, en la llam ada segun da poca , muy

    especialmente si se tienen en cuenta los poemas extensos el

    Pol i f emo

    y las

    Soledades .

    De hecho, en las letrillas, la citada c onstruccin no parece haberse

    ejercitado antes de 1620. Pero tal apreciacin no altera la ley general del

    carcter ininterrumpido en el tiempo de la prctica de tal recurso por

    Gngora: las letrillas representan una mnima parte de la obra conjunta del

    poeta. Y as, Gn gora construye configuraciones comp arativas en poesas tem-

    prana s del tipo:

    70)

    de tal suerte, que qued aban,

    m s q u e

    en los anzuelos peces

    entre sus cabellos almas 49)

    1581]

    71 )

    que el soberano Tapia

    hizo que

    m s que

    en rboles,

    en bronces, piedras, m rmoles),

    en sus versos eternice su prosapia 566)

    1581]

    72 )

    porque su bruida frente

    y sus m ejillas se hallan

    m s que

    roquete de obispo

    encogidas y arrugadas 60)

    1582]

    Y,

    en po em as posteriores pero de fechas anteriores a 161 2, es tas otras:

    73) ciudad

    m s que

    ninguna populosa 572 )

    1590]

    74)

    Sangre,

    m s que

    una morcilla;

    honra m s que

    un Paladin 137)

    1597]

    75 )

    de rayos

    m s que

    de flores frente dina 469)

    1603]

    76)

    que a dos Sarm ientos, cada cua l glorioso,

    obedeci

    m j o r q u

    al bastn grave 474)

    1604]

    y ms recurrentemente en composiciones de la llamada segunda poca

    como:

    77)

    Ilustran obeliscos las ciudade s,

    a los rayos de J

    piter expuesta

    aun

    m s q u e

    a los de Febo su corona 659)

    78 )

    privilegios, el ma r a quien di redes

    m s que

    a la selva lazos Ganimedes 678)

    79)

    Quejas de un pesc adorcillo,

    honor de aquella r ibera,

    [Soledades]

    [Soledades]

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    16/22

    216

    A RIO G A RCIA -PA G E

    que una roca solicita,

    sorda tanto como

    bella 197)

    16141

    80)

    estrellas fragantes,

    ms

    que

    claras la noche ve 227)

    1620]

    81)

    tu claustro verde, en valle profanado

    de fiera

    menos que de peregrino 507)

    1615]

    82)

    invidioso aun

    antes que vencido,

    carbunclo ya en los cielos engastado

    en bordadura pretendi tan bella

    poco rubi ser ms que

    mucha estrella 599)

    1615/16?]

    83)

    Gallardo ms que

    la palma

    que besa el aire sereno,

    sali Fileno 388)

    1620]

    84 ) Las colores muertas

    resucita el son;

    toman el latn

    mejor que el acero 429)

    16??]

    3.2. C omo puede inferirse a partir de los ejemplos aducidos, se adopta la

    denominacin de comparativa continua

    para caracterizar aque lla construc-

    cin de comparacin que, por un proceso de inversin o interposicin, pre-

    senta en un orden sucesivo los trminos conforman tes de la comparacin; de

    forma tal que los morfem as discontinuos propios de las tres clases de compa-

    raciones superioridad, inferioridad, igualdad), determinadas tradicionalmen-

    te en los manuales de gramtica al uso, aparecen seguidos como formando u na

    nica unidad lingfistica inseparable:

    ms que menos que tanto como etc. Por su

    funcin equivalente a veces, o por la distribucin idntica que adoptan, se

    consideran tambin dentro del mismo fenmeno, adem s de las comparativas,

    otras diversas estructuras como las configuradas por el marcador temporal

    antes que

    los indicadores de manera

    as como etc.

    Los textos 85-86) ilustran claramente dos clases distintas de estructura

    comparativa:

    85 i0h bella Galatea, MS s

    v

    QUE los claveles que tronclui la Aurora;

    blanca M S que las plumas de aquel ave

    que dulce muere y en las aguas mora 629)

    86

    Sacro pastor de pueblos, que en florida

    edad, pastor, gobiernas tu ganado,

    MS con el silbo QUE con el callado

    y

    M S QUE con el silbo con la vida 481)

    6

    Tal como se ha hecho en M. Garca-Page, La construccin comparativa,

    op. cit.

    C f.

    M. Garca-Page, ntes comparativo en prensa).

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA DE DMASO ALONSO

    17

    La comparativa normal consolidada por el uso ling

    stico en todos los

    registros idiomticos, que presenta los morfemas discontinuos ms...

    que ,

    etc.), sigue la pauta A + intensivo

    m s) +

    B +

    qu e m s si iave q ue los clave les qu e

    tronch la A u rora, m s con e l silbo q u e con e l callado. La comparativa continua

    presenta dos tipos diferentes de distribucin: a) A + intensivo

    m s) + q u e + B

    (cuando hay inversin de los componentes del primer trmino de la com pa-

    racin): blanca ms q u e las plu m as de aqu e l av e . .. ; b) ms q u e + B + A (cuando

    hay trastrocamiento o intercalacin del segund o trmino en el primero): ms

    q u e co n el silbo con la vida

    (entre B y A suele existir pausa fnica que no siempre

    refleja la tipografla del texto en sus diferentes ediciones: A B ).

    La c lase de com parativa m s numerosa es la de superioridad, la cual, con

    relativa frecuencia, est al servicio de alg

    n otro imp erativo formal (cdigo,

    gnero, m odelo imitado, estereotipo, hiprbole, etc.), tal como ocurre co n la

    comparacin prodigada sobremanera por el clasicismo y el petrarquismo-

    que represe nta el siguiente texto:

    87)

    Deste ms que la nieve blanco toro (457)

    nieve = blancura]

    3.2.1. La forma

    de consec ucin de las distintas frmulas de construccin

    comparativa indicada es diversa. As, la frmula A + m s qu e +

    B , que adoptan

    textos como:

    88) Grandes MS QUE elefantes y QUE abadas (459)

    89 ) quien me fuerza a que huya

    de su prisin, dejando mis caden as

    rastro en tus ondas MS QUE en tus arenas (666)

    2 7

    No obstante, esta clase de comparacin nieve = blancura) y otras semejantes no son, desde

    un punto de mira lingistico, sino estructuras estereotipadas con valor superlativo que funcionan

    en todos los registros. I4dem W. Beinhauer,

    El e spaol coloqu ial ,

    Madrid, Gredos, 1985, 3

    ed.,

    pp. 295-327; J. Ch. de van Praag, Intensidad expresiva de las comparaciones estereotipadas

    abstract), en

    A ctas IV Congr. Inte rn. de H ispanistas,

    1971, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1982,

    I, pp. 815-6; I. Tamba-Mecz, Comparaisons hyperboliques, en

    Le sens figur, Paris, P.U.F., 19 81,

    pp. 144-7; A. Zuluaga, Introdu ccin al estu dio de las ex presione s fijas,

    Franckfurt, Verlag Peter D . Lang,

    1980, pp. 146-9; M. Gross, Une famille dadverbes figs: les constructions comparatives en

    comme , Re vue q ubcoe de l inguist iqu e ,

    13:1, 1983, pp. 237-69; J. M. Gonzlez Calvo, Sobre la

    expresin de lo superlativo en espaol II) , AEF, 8, 1985, pp. 114-46, esp. 137-46; M . Garca-Page,

    Frases elativas, en A ctas del C,ongreso de la Sociedad Espaola de L ing

    tica. X X A nive rsario, Madrid

    Gredos, 1990, I, pp. 485-96, esp. 488-9, y Ms sobre la comparativa fraseolgica en espaol

    1994, en prensa); G. Ortega, Comparaciones estereotipadas y superlatividad, en

    A ctas del

    C,ongreso, op. cit., 11 ,

    pp. 729-37; G. Vietri, On some Comparative Frozen Sentences in Italian,

    L ingvistica Inve stigationes,

    14 1990), pp. 149-74; etc.

    Desde un punto de vista temtico, comparaciones como la indicada responden a clichs y

    tpicos literarios fijados.

    Vidern,

    p. ej., P. Manero,

    Im

    genes petrarqu

    t s en l lric esp ol del

    Renacimiento 1986), Barcelona, P.P.U., 1990, e Introdu ccdm al estudio de l petrarq u

    mo en Esparia,

    Barcelona, P.P.U., 1987.

  • 7/24/2019 Dialnet-NotasALaLenguaPoeticaDeGongoraDeDamasoAlonso-58815

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    218

    ARIO GARCIA-PAGE

    90)

    antig-uo descubrieron blanco muro

    por sus p iedras

    no

    M E N O S

    QU E p or su edad m ajestuosa cano

    682)

    91)

    Dulce M S que e l arrayuelo

    que las az ucen as pisa,

    Ileg Belisa 387-8)

    92)

    donde, a

    n

    cansado m s que

    el caminante

    concurra el camino

    649)

    parece conseguirse tan slo mediante la transposicin o dislocacin de un

    trmino perteneciente al primer grupo de comparac in o al n cleo, en caso

    de que se trate de una comparativa con adjetivo : la anteposicin de ste al

    cuantificador;

    v. gr.: [

    [

    ms][que B]],

    frente a la pauta [

    [ms

    A ]

    [que B ]].

    3.2.2. En cam bio, los textos que siguen el esquem a

    m s que + B + A , como

    los siguientes:

    93 )

    Parca cr

    el,

    M S QU E las tres severa

    591)

    94 )

    Deste M S QUE la n ieve b lanco toro 457)

    permiten suponer que lo que se lleva

    a cabo es la incrustacin total del

    segundo trmino de la comparacin o trmino subordinado en el primero,

    provocando la escisin sintagmtico lineal de ste;

    v . gr.: [m s[qu e B] A ]; es-

    trangulamiento sintctico equiparable al que define ciertos hiprbatos clsicos

    p. ej., Mire, pues, cmo se sienta/ [a mesa [el hombre] tan ,/ que

    aun los espritus puros/ [criaturas [son] indignas] 239)).

    3.2.3. A pesar de esta divisin presuntamente ntida, se producen varian-

    tes y casos fronterizos. A s, es posible determinar una modalidad derivable de

    la primera frmula que suele presentarse oculta o solapada bajo la aparente

    discontinuidad con que se presentan los morfemas, provocada por la

    interpolacin de un elemento extrario, ajeno a la comparacin, entre los

    sintagmas gem inados que constituyen la base de tal comparacin. El carcter

    secundario de esta modalidad se comprueba procediendo a la exclusin del

    elemento intruso, que pone de relieve la forma ininterrumpida, continua, con

    que los sintagmas simtricos se suceden. Los textos presentan igualmente una

    configuracin hiperbtica que s eguira la pauta

    A intensivo m s, m enos, . .. )

    x elemento ajeno) +

    que

    B , o similares:

    95) t

    ,

    a los metal es M S

    [grata]

    QU E al efecto del am ante 407)

    96)

    en vues t ra banda m s

    [preso]

    QU E en las redes del A m or 391)

    97 )

    Saludlos a todos cortsmente,

    y admirado no M EN OS

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    19/22

    N O T A S A L A L E N G U A P O T I C A D E G O N G O R A , D E D M A S O A L O N S O

    19

    [de los serranos]

    QUE correspondido-

    las sombras

    solicita de unas p erias (643)

    9 8)

    Dos son las chozas,

    pobre su artificio

    M S

    [a

    n] QU E caduc a su materia

    (668)

    9 9 )

    mientras que

    a cada labio,

    [por cogello,

    siguen] M S [ojos]

    QU E al clavel tem prano (447)

    L o m ismo cabra decir de la segunda frmula, aunque escasean los ejem-

    plos; as, 100) presenta una configuracin que sigue la pauta: intensivo

    (ms,...) + x + que +

    B + A:

    100)

    siempre sonante a aquel cuya mem oria

    A N T E S

    [peiruil QU E

    canas desengaos

    (494)

    En numerosas ocasiones,

    el elemento intruso es el trmino com

    n (a veces,

    el n

    cleo sintctico) a los sintagmas ge minados:

    grata: m s) a los m etales que)

    al efe cto del amante; preso: m s) en vue stra banda que) en las redes del A m or; pein:

    antes) desengaos que) canas;

    etc. En 98) se trata

    simplemente de la inter-

    calacin de un intensificador entre los morfemas com parativos que delimitan

    los grupos apareados que se comparan.

    Tambin es posible encontrar comparativas con los morfemas inmediata-

    mente siguidos (continuas) en las que, po r razones dive rsas (hiprbaton, etc.),

    se incluyen elementos extrarios a los dos trminos de la com paracin; confi-

    guraciones que siguen pautas similares a sta: A (+ x) + intensivo (m s,...)

    + que

    + B. A s:

    1 0 1 )

    ni amor que de singular

    [tengal

    M S QU E de in f i el (271)

    102 en telas

    [hecho] - A N T E S Q U E e n f l o r

    el lino (644)

    103)

    que alimentan la invidia en vu estra aldea

    [spides]

    M S que en la regin del llanto

    (658)

    104

    i h

    mar , quien otra vez las ha fiado

    de tu fortuna

    [an]

    114S QUE de su hado (666)

    3.3. T ales frmulas y sus variantes alternan con la estructura compa rativa

    com

    n, ms generalizada discontinua), que, a lo largo de la historia del

    espaol, ha ido co nsolidando el uso ling

    stico; estructura que sigue la pauta:

    intensivo (ms,...)

    +

    A + que +

    B

    y que adoptan secuencias como:

    1 0 5)

    lgrima A N TE S enjuta QU E I larada

    (667)

    106

    M EN OS d e aljaba QU E de red

    armado (67 4)

    1 0 7 ) veloz, intrpida ala

    -MEN OS causado QU E con fuso-

    escala (635)

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    A R I O G A R C I A - P A G E

    108) No pues de aquella sierra engendradora

    MS de fierezas QUE de cortesa 6 3 7 )

    P or los datos del corpus seleccionado, puede d ecirse que este tercer tipo de

    construccin comparativa presenta igual grado de recurrencia, si no ms28,

    que las dos configuraciones continuas antes descritas.

    3.4. Adems de las tres modalidades de comparativas indicadas, cabra

    ariadir otra variante, probablemente poco o nada practicada por G ngora, que

    no presenta los morfemas en un orden de sucesin inmediatamente continua,

    pero q ue si altera la distribucin habitual de los trminos de la comp aracin

    seg

    n el esquema: que B

    intensivo ms,...) + A . No se trata, pues, de una

    estructura continua, sino de una construccin hiperbtica por inversin,

    conocida por los poetas del Siglo de O ro, pero, sin duda, empleada con menos

    frecuencia que las otras manifestaciones de la comparacin. Cervantes

    la

    utiliza al menos una vez como puede apreciarse en el siguiente texto:

    109)

    prudentsima Ester,

    QUE el sol MS bella

    3 .5. La estructura comparativa se combina con hiprbatos de otras clases

    en textos complejos como los que se citan a continuacin:

    110)

    el J

    piter novel, de

    ms

    coronas

    ceriido que

    sus orbes dos de zonas 6 96 )

    111) que al mar debe con trmino prescrito

    ms

    sabandijas de c ristal

    que

    a E gipto

    horrores deja el Nilo que le baria 6 85)

    8

    Frente a la opinin de J. A . M ayoral, C onstrucciones comparativas,

    op. cit.,

    p. 652, la

    frmula discontinua es la ms generalizada en espaol; pero la estructura comparativa continua

    tambien es frecuente en la lengua com

    n y no slo en el lenguaje versificado de los Siglos de

    O ro, particularmente en determinados contextos y situaciones. Es frecuente en comparaciones

    estereotipadas hiperblicas o intensificadoras del tipo Ese nio no es tonto. Es

    ms que

    tonto/

    Es ms que

    eso, M ira que es largo tu amigo. Ms que

    un da sin pan, E mbustero, ms que

    embustero

    apud

    M . G arca-P age, Frases elativas, p. 487). E n G ngora aparecen enunciados

    como y de todos celebrado / como el da de domingo,/ por las Musas pregonado/

    m s qu

    jumento perdido 122 ); C omenz en esto C upido / a disparar y a tender / la

    m s qu

    mortal

    saeta / la

    ms que

    mudosa red 104); cf. De un P rocurador de C ortes / habl all un rocin

    ms

    largo /

    qu

    una noche de diciembre / para un hombre mal casado 126 ); a vos el vanaglorioso

    / por el ex trario artificio,/ en E spaa

    ms sonado /

    qu

    nariz con romadizo 122 ). No obstante,

    parece que, entre la comp aracin y la forma de d istribucin que adoptan los morfemas, existe

    alg

    n tipo de correlacin, en el sentido de que cierto t ipo de c omparaciones suele presentar

    fcilmente el encadenamiento de morfemas: a par de las sublimes palmas sales,/ y

    ms que

    los

    laureles levantados 46 1) [= sobre)sales a par ras) de las sublimes palmas, y sobre)sales ms

    que los levantados laureles]; P onme sobre la mula, y vers cunto /

    m s qu la espuela esta

    opinin la pica 583); etc. Este diferente comportamiento se debe, en parte, a la diversa

    naturaleza de las construcciones que se vienen considerando indistintamente comparaciones.

    Los trabajos de Persiles y Segismunda,

    en M . de C ervantes,

    Obras completas, M adrid, A guilar,

    1975, II , p. 997. C it. en M . G arca-P age, El cultismo sintctico.

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    NOTAS A LA LENGUA POTICA DE GNGORA, DE DMASO ALONSO

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    1 1 2 )

    que pacen cam pos, que penetran senos

    de las ondas no

    menos

    aquellos

    perdonados

    que

    de la tierra estos admitidos

    688)

    113 )

    Sobre corchos despuS,

    ms regalado

    sueo le solicitan pieles blandas,

    que

    al pricipe entre holandas,

    p

    rpura tiria o milans brocado

    638)

    4

    m nos

    quizs d io astillas

    que ejemplos de c olor a estas orillas

    673)

    4. De acuerdo con el doble ob jetivo marcado inicialmente en este trabajo,

    pueden serialarse estas dos observaciones generales.

    4.1. Se ha intentado conocer algunos aspectos de la sintaxis gongorina,

    procurando as completar mnimam ente la labor iniciada por D . Alonso; tales

    aspectos se centran en el anlisis y la descripcin de dos construcciones

    sintcticas en extremo artificiosas bien conocidas por los poetas ureos:

    la

    configuracin especular (como una variedad muy particular del

    quiasmo)

    y la

    estructura comparativa continua,

    as denominada en virtud de la inmediatez con

    que, por inversin o desplazamiento, se suceden los morfemas com parativos.

    Si la estructura especular presenta variantes en virtud del grado de

    artificiosidad del fenmeno p. ej., especularidades triples), la comparativa

    puede presentar, incluso en un mismo poeta, al menos cuatro modalidades

    seg

    n la distribucin de sus elementos, cada una con posibles modificaciones.

    Do s son continuas: con interposicin hiperbtica

    ms que + A + B ) y con

    inversin slo del trmino modificado por el intensivo A +

    ms que +

    B); y

    otras dos, discontinuas: una que sigue el orden normal esperable

    ms + A

    + que +

    B) y otra, no practicada por Gngora, debida a la intervencin del

    hiprbaton

    que +

    B, ms + A).

    4.2. A travs de los ejemplos del

    corpus seleccionado, puede aventurarse

    que G ngora practic tales recursos en toda su trayectoria potica, si acaso ms

    intensamente num ricamente hablando) a partir de 161 2 ; entre otras razo-

    nes, porque a esa segunda poca corresponden sus poemas ms extensos:

    cuanto ms largos son los textos, mayores son las probabilidades de que apa-

    rezcan fenmenos de tal naturaleza.

    Su posible ordenamiento normal sera, respectivamente: 110) el J

    piter novel, ms ceido

    de coronas que sus dos orbes estn ceidas) de zonas; 11 1 ) que, con trmino prescrito, ms

    debe sabandija de cristal al mar que el Nilo que baa a Egipto) le deja horrores a Egipto; 11 2)

    no menos perdonados de las ondas aqullos que admitidos de la tierra stos; 11 3) Despus, las)

    pieles blandas le solicitan a Polifemo, entre corchos, ms regalad o sueo que el que le solicitan)

    al principe, entre holandas, 1 a) p

    rpura ria o el) milans brocado; 1 1 4) a estas orillas dio

    quizs menos as

    llas que ejemplos de color.

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    ARIO GARCA PAGE

    l que Gngora practique estos ejercicios retricos a lo largo de su vida

    permite confirmar la teora de D.

    Alonso acerca de la imposibilidad de deli-

    mitar cabalmente dos etapas cronolgicas en el arte de G ngora: los fenme-

    nos indicados as como los estudiados por el crtico aparecen con igual grado

    de com plejidad forma l desde las primeras poesas hasta las

    ltimas.

    M ARIO GARCIA-PAGE