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165 GÉNERO Y RESISTENCIA: DE LAS SILICONAS AL ACEITE DE AVIÓN *HQGHU DQG UHVLVWDQFH IURP VLOLFRQH WR DLUSODQH HQJLQH RLO 9LUJLQLD &DQR Universidad de Buenos Aires – CONICET [email protected] Resumen: El presente trabajo tiene por objetivo problematizar, desde el pensamiento biopolítico de Nietzsche y Preciado, las estrategias de apropiación subversiva. Éstas, intentaremos mostrar, se juegan, a un tiempo, tanto en el espacio singular de las transformaciones corporales como en el de la siempre tensa vinculación entre el “yo” y el “nosotros”. 3DODEUDV FODYHV Nietzsche / Preciado / biopolítica / agencia colectiva Abstract: This paper aims to question, through Nietzsche´s and Preciado´s biopolitical thinking, the strategies for subversive appropriation. We shall argue that these strategies are at stake, simultaneously, in the singular space of body transformations as well as in the tense relation between the “I” and the “We”. .H\:RUGV Nietzsche / Preciado / biopolitics / collective-agency

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    GNERO Y RESISTENCIA: DE LAS SILICONAS AL ACEITE DE AVIN

    *HQGHUDQGUHVLVWDQFHIURPVLOLFRQHWRDLUSODQHHQJLQHRLO9LUJLQLD&DQR

    Universidad de Buenos Aires CONICET

    [email protected]

    Resumen: El presente trabajo tiene por objetivo problematizar, desde el pensamiento biopoltico de Nietzsche y Preciado, las estrategias de apropiacin subversiva. stas, intentaremos mostrar, se juegan, a un tiempo, tanto en el espacio singular de las transformaciones corporales como en el de la siempre tensa vinculacin entre el yo y el nosotros.

    3DODEUDV FODYHV Nietzsche / Preciado / biopoltica / agencia colectiva

    Abstract: This paper aims to question, through Nietzsches and Preciados biopolitical thinking, the strategies for subversive appropriation. We shall argue that these strategies are at stake, simultaneously, in the singular space of body transformations as well as in the tense relation between the I and the We.

    .H\:RUGVNietzsche / Preciado / biopolitics / collective-agency

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    Beatriz Preciado recupera, critica y complementa la matriz biopol-tica foucaulteana, as como la teora del gnero como performatividad butleriana, para pensar la produccin de subjetividades sexo-generiza-das. En este sentido, seala la necesidad de complejizar el anlisis de la produccin de sujetos desde el estudio de los procesos de incorporacin prostticos. As, junto a un explicitacin y evaluacin de las tecnolo-gas del yo que mentara Foucault, y de la performatividad tanto teatral como lingstica que explicitara Butler, la espaola considera imperioso desarrollar un anlisis de las tecnologas del cuerpo, fundamental-mente la ciruga y la endocrinologa.

    Es en el marco dado por las bio-tcnicas corporales que se juegan tanto los procesos de produccin normalizadora de subjetividades, como la posibilidad de agenciar dichas tecnologas por parte de los individuos. As, es posible pensar en un mismo espacio los efectos disciplinantes de las distintas tecnologas prostticas, como las instancias de reapropia-cin y agenciamiento colectivo de las mismas. Ser el objetivo de la presente ponencia pensar en qu medida dichas apropiaciones subversi-vas se juegan, a un tiempo, en el espacio singular de las transformacio-nes corporales como en el de la siempre tensionada vinculacin entre la primera persona del singular y la primera persona del plural.

    1. Bio-tecnologas del cuerpo: de Foucault a Preciado

    Montndose sobre lo que podramos llamar el Foucault de Teresa de Lauretis1, LH, un Foucault atravesado no slo por la matriz de la sexualidad sino tambin por la grilla de los gneros, Preciado intenta enriquecer la matriz biopoltica de la produccin de sujetos (sexo-generi-zados) desde la perspectiva posmoneysta de las tecnologas del cuerpo2. $VtVRVWHQGUiODHVSDxROD>K@R\UHVXOWDVRUSUHQGHQWHTXHODGHQL-cin de las estticas de vida en trminos de tecnologas del yo se haga sin tener en cuenta las tecnologas del cuerpo (biotecnologas, sobre todo ciruga y endocrinologa) y de la representacin (fotografa, cine, tele-

    1. Teresa de Lauretis ha sealado que, si bien no hay en la teora foucaulteana una instanciacin diferencial de los sujetos femeninos y masculinos, es posible hacer un uso de sus categoras ms all del sexo. Es por tanto posible sostener que el gnero [como el sexo] no es [tampoco] una propiedad de los cuerpos o algo originalmente existente en los seres humanos, sino HOFRQMXQWRGHHIHFWRVSURGXFLGRVHQORVFXHUSRVORVFRPSRUWDPLHQWRV\las relaciones sociales, en palabras de Foucault, por el despliegue de XQDWHFQRORJtDSROtWLFDFRPSOHMD, T. de Lauretis, La tecnologa del gnero, Mora, n 2, noviembre 1996, p. 8.2. A juicio de Preciado, luego de la segunda guerra mundial es necesario considerar una tercera episteme, que no es ni soberana ni disciplinaria, sino postmoneyista que contempla las nuevas tecnologas del cuerpo. Cfr. B. Preciado, 0DQLHVWRcontrasexual, Madrid, Opera Prima, 2000; Testoyonki, Madrid, Espasa, 2008.

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    visin, ciberntica), que se encuentran en plena expansin durante la segunda mitad del siglo XX3$SURSyVLWRGHODHFDFLDSURGXFWLYDGHlas biotecnologas corporales, dir Preciado que el gnero no es slo un efecto performativo, [sino que] es sobre todo un proceso de incorporacin prosttico4. As, los gneros se presentan no slo como el resultado de una serie de repeticiones de actos performticos (teatrales o lingsti-cos), sino tambin de la in-corporacin de los diferentes biocdigos de los gneros. Consideremos, por caso, el poder productivo y encarnado que los estrgenos poseen cuando son incorporados en el modo de pasti-llas anticonceptivas. Este mtodo anticonceptivo femenino opera como una de las tantas tcnicas de subjetivacin generizada de los cuerpos. Y para intentar aclarar este punto, deberamos recordar junto a Preciado que las primeras pastillas anticonceptivas, que tuvieron un 99,9 % de efectividad, fueron rechazadas por el Instituto de Salud Norteamerica-no debido a que pona(n) en cuestin la femineidad de las futuras ma-dres al suprimir por completo la menstruacin (lase, el sangrado). El control de nuestra fertilidad, al que las pastillitas nos permiten acceder, no poda sin embargo opacar la condicin femenina. Asumo que el ritual (natural) de la femineidad debe ser mantenido a toda costa, incluso FXDQGRVHVDEHDUWLFLDOPHQWHSURGXFLGR

    Pero qu ocurre cuando los estrgenos no son ingeridos por una PXMHUHQHGDGUHSURGXFWLYD\FRQHOQGHFRQWURODUODQDWDOLGDG"4Xpocurre cuando las tcnicas de reproduccin sexo-generizadas naturali-zadas e incorporadas, entran a jugar en nuevos contextos y escriben nuevos cuerpos?

    2. Corporalidades resistentes: de Preciado a Cabral

    Nosotras hacemos una transicin dentro del sistema sexo

    JpQHUR$OKDFHUODQRVGHPRVWUDPRVDQRVRWUDVPLVPDVTXHHVHVLVWHPDQRVLJQLFDXQFRQGLFLRQDPLHQWRLQH[RUDEOHGHODV

    SHUVRQDV\VHORGHPRVWUDPRVDFXDQWRVQRVPLUHQ(QRWUDVSDODEUDVSUREDPRVTXHXQDPLVPDSHUVRQDSXHGHDFHSWDUXQRVFRQGLFLRQDPLHQWRVVH[RJHQpULFRVXRWURVHPHUJHODFRQGLFLyQGH

    SHUVRQDFRPRLQGHSHQGLHQWHGLVWLQWDGHHVRVFRQGLFLRQDPLHQWRVNosotras no nos hemos encontrado a gusto como personas

    condicionadas masculinamente.

    Lohana Berkins, Un itinerario poltico del travestismo

    3. B. Preciado, Biopoltica del gnero en: Aj de Pollo (eds), %LRSROtWLFD, Buenos Aires, Aj de Pollo, 2007, p. 20.

    4. Ibid, p. 31.

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    Qu ocurre, preguntbamos, cuando las hormonas (naturalmen-te) femeninas son ingeridas por un cuerpo designado biolgicamente masculino? Qu ocurre cuando las siliconas no son requeridas por una bio-mujer? Qu ocurre cuando ciertas tcnicas privilegiadas de los procesos de normalizacin sexo-genricas son la ocasin del des-vo, la torsin? stas parecen ser las preguntas que Preciado tuvo en mente cuando, a partir del anlisis del caso Agns, sostuviese que el rgimen postmoneyista de la sexualidad no puede funcionar VLQODFLUFXODFLyQGHXQHQRUPHXMRGHKRUPRQDVVLOLFRQDWH[WRV\UHSUHVHQWDFLRQHVGHWpFQLFDVTXLU~UJLFDVHQGHQLWLYDGHXQWUiFRconstante de biocdigos de los gneros. En esa economa poltica del sexo, la normalizacin y la diferencia dependen del control, de la rea-SURSLDFLyQ\HOXVRGHHVRVXMRVGHJpQHUR5. (VRPLVPR HV OR TXH VHxDOD /RKDQD%HUNLQV FXDQGR DUPD HQprimera persona, lo siguiente: Soy una travesti y este travestismo, transgeneridad, transexualidad, cada uno o cada una lo construye como puede o como se le da la gana o con las herramientas que tenga6. Y dicha (de)construccin se apoya en esas mismas herramientas o con-dicionamientos que parecan ser inexorables, y que ahora se muestran fallidos, vulnerables, o, dira Preciado, re-apropiados en el modo de la diferencia, de una transformacin corporal que no reproduce los cdigos hegemnicos de los gneros, sino que los sub-vierte, los trans-JXUDLQFOXVRSDUDGHYHQLUORTXHVHOHGDODJDQD(QGHQLWLYDORTXHVHxDOD3UHFLDGRHVHOFDUiFWHUSURGXFWLYRGHlas tecnologas del cuerpo. Tecnologas stas que, en tanto campos de fuerzas mltiples, se presentan tambin in-hospitalaria e inex-WULFDEOHPHQWHXQLGDVFRPRRFDVLyQGHUHVLVWHQFLD\UHVLJQLFDFLyQAs, por ejemplo, las tcnicas del cuchillo son tanto la ocasin para desplegar el poder normalizador de los biocdigos de gnero, como la oportunidad (esquiva e indcil) de emergencia de cuerpos resistentes, auto-diseados, contra-naturales.

    ***

    Para cerrar este breve recorrido, en el que he intentado sealar lo que Mauro Cabral resume con aguda precisin como la ambivalencia constitutiva del rgimen tecnobiopoltico7, quisiera introducir junto

    5. Ibid, p. 24.

    6. L. Berkins, Un itinerario poltico del travestismo en: D. Maffa (comp), Sexualidades migrantes. Gnero y transgnero, Buenos Aires, Feminaria, 2003.

    &IU0&DEUDO6DOYDUODVGLVWDQFLDV$SXQWHVDFHUFDGH%LRSROtWLFDVGHO*pQHURen: Aj de Pollo (eds), %LRSROtWLFD, ed. cit.

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    a l una serie de preguntas: Qu es lo que hace posible la reapropia-cin bioterrorista? Y cul es su costo? o su silencio?

    Preciado parece tener una respuesta clara: es el agenciamiento colectivo lo que vuelve la ocasin de resistencia en fctica subversin prosttico-performativa. La re-apropiacin por parte de los cuerpos rebeldes depende, en parte, de su capacidad para devenir experiencia colectiva. Es decir que depende de ese extrao acontecimiento en el TXHXQD SULPHUDSHUVRQD TXH WUDFD \ DGXOWHUD ORV ELRFyGLJRV GHfemineidad (los estrgenos) deviene primera persona del plural. Del yo al nosotros, en esa transicin parece jugarse la ocasin de la resistencia.

    Ahora slo quisiera traer a colacin las palabras (distancias y cues-tionamientos) de Mauro Cabral: No puedo evitar preguntarme, le-yndolo, por la relacin entre esos movimientos subversivos europeos y norteamericanos cifrados en la ingesta de hormonas compradas en una farmacia, vendidas en una cajita que viene con su debido prospec-to, y las aplicaciones de silicona industrial que hacen cuerpo(s) en la ciudad, el pas y el continente donde vivo ()8.

    Y en este punto, yo quisiera sumar otros interrogantes: Cmo hacer justicia a esa distancia, a la distancia que honra la diferencia, la que nos acomuna, pero tambin la que nos ubica en la franja de aquellos cuya expectativa de vida es superior a 35 aos? Cmo no respetar la distancia que separa a la primera persona del singular de la del plural? Y, an as cmo no desear, pensar, narrar, o soar con un nosotros que anide en la tensin desgarradora de la diferencia?

    8. Ibid, p. 136.