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    ESTRATEGIA MILITAR Y POLÍTICA:TEMAS TEÓRICOS Y APLICACIÓN PRÁCTICA

    Franc isc o J . Ruiz G onzálezCap itán de corbeta 

    Por lo tanto digo : conoce al enemigo y conócete a ti mismo, y en 100 batallas 

    nunca estarás en peligro; cuand o desconoces al enemigo pero te conoces a ti 

    mismo, tus posibilidades de perder o ganar son las mismas; si desconoces tanto 

    al enemigo c omo a ti mismo, con certeza estarás en peligro en c ada batalla.

    S UN TZU , El arte de la guerra , capítulo III

    Introducción

    En estos tiempos en q ue los profesiona les relac iona dos co n la seg urida d y defensa nosvemos envueltos en una vorágine de nuevos conceptos, doctrinas, siglas y demás, esreco menda ble d etenerse por un momento y retorna r a los planteamientos e idea s de losclásicos d e la es tra tegia , para co mproba r q ue mucha s de las c uestiones q ue se prese n-tan como los nuevos retos del siglo XXI son perfectamente identificables en pasadosconflictos, y que los conceptos en desarrollo pueden ser novedosos en su denomina-ción, pero no lo son tanto en su fondo.

    Así, mucho a ntes de la Revolución e n los Asuntos Milita res , la trans formac ión, las ope -

    rac iones b a sa da s en efectos , el enfoque globa l de la seg urida d, el co mba te en coa lición,etc., los responsables de la elaboración de la estrategia militar se plantearon cuestionesmuy similares, y lo hicieron apoyándose tanto en las lecciones aprendidas de conflictosa nteriores c omo en la puesta en práctica de teorías q ue, en a lgunos c as os , se remonta na má s d e 2.000 años de a ntigüeda d, lo q ue hace aún más so rprendente su vigenc ia .

    Y es que, a pesar de que la moderna tecnología militar ha revolucionado la mayor partede la s d imensiones ma teria les de la guerra de sd e el siglo XIX, la lóg ica de los co nflicto spermanece básicamente inalterable. Esto explica porque obras como De la guerra deC a rl von Clause w itz y El arte de la guerra de S un Tzu perma nece n co mo releva ntes ma r-co s conc eptua les para el estudio d e la política y la estrategia incluso en nuestros día s.

    P or todo ello, en es te a nálisis se ab orda rá des de un punto de vista teórico el proc eso deela borac ión de la estrategia militar, co n referencia a los pensa dores má s co nocidos de lamateria, y se estudiaran tanto la posible vigencia de sus ideas para afrontar los conflic-tos actuales como los ejemplos de mala praxis del pasado, con especial atención a lalucha co ntra el terrorismo interna cional, y todo ello c on o bjeto d e d emos tra r que, s i bienla estrategia militar es una disciplina en constante evolución, no se pueden ni se debenignorar las enseñanzas de los clásicos.

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    El marco conceptual de elaboración de la estrategia militar

    La elaboración de la estrategia militar y su ejecución son cuestiones complicadas y dis-ta n mucho de s er una c iencia exa cta , por lo q ue es muy fác il co meter errores. En el es tu-dio d e c a so s histórico s ba jo el prisma de los pensa dores c lá sicos se encuentra n múlti-ples ejemplos de estrategias adecuadas, pero también y en muchos casos las guerras

    se dec idieron má s por la s inade cua da s a cc iones propias q ue por las brilla ntes de cisio-nes estratégicas del bando vencedor.

    Siguiendo uno de los modelos teóricos disponibles (1), en el proceso de elaboración dela estrategia militar la totalida d de la s cuestiones a a bordar se pueden a grupa r bajo c incoepígrafes:

    1. El mod o en q ue se a linea n la política y la es tra teg ia milita r.2. La intelige ncia, la e valua ción y los pla nes.3. Los instrumentos d el co nflicto .4. La intera cc ión y la a da ptac ión.5. La terminac ión del conflicto .

    Del mismo modo, se pueden identificar cuatro factores que determinan el entorno en elque se elabora la estrategia militar:

    1. La dimensión internac ional de la estrategia.2. La dimensión ma teria l de la estrategia.3. La dimens ión instituciona l de la e strate gia.4. La d imensión soc ia l de la e strategia.

    Tod a s es ta s c uestiones se interrela cionan en un entorno en cons ta nte ca mbio, en el cua lob tener superiorida d en el proc es o la dec isión es clave (2). El ob jetivo final es se r ca pa -ces de d eterminar que a lternativas e stratégicas so n la s má s efectivas pa ra q ue el uso dela fuerza militar c ontribuya a log ra r los ob jetivos político s de la nac ión. Vea mos q ue nos

    proponen los clásicos al respecto, para posteriormente poder relacionarlo con el mode-lo teórico expuesto.

    Clausewitz, la «trinidad» y el «triángulo»

    Un intento de abordar el proceso de elaboración de la estrategia de un modo metódi-co (3) es el estudio de la guerra como un fenómeno global marcado por unas tendenciasdo mina ntes, q ue s e m a teria liza n en la lla ma da «trinida d»de Claus ew itz:

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    (1) En este caso el empleado en el Naval War College de Estado s Unidos , durante el trimestre d edicado aes trate gia y po lítica .

    (2) «… se req uieren decisiones ba sa da s en una me jor informa ción, implementa da s a ntes d e q ue el a dversa -rio pued a reac ciona r», The National Military Strategy of the United States of America, p. 14, 2004.

    (3) El propio C laus ew itz es cribió s obre el ca rácter s eudoc ientífico de lo q ue d enomina el a rte militar, c uandoa firma q ue: «Es una tarea difícil co nstruir una teoría científica pa ra el arte de la guerra… ya q ue trata decuestiones pa ra las que no s e pueden enunciar leyes permanentes. S e podría esta r de ac uerdo y a ba n-donar el intento, si no fuera por el hecho obvio de que hay muchas proposiciones teóricas al respectoque son fácilmente demostrables.»C LAUS EWITZ, C arl von: On War, libro I, ca pítulo 1, p. 71, P rince ton Uni-versity P ress , 1984.

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    1. Los sentimientos b á sico s d e violencia , odio y enemista d.2. El juego de la incertidumbre y la prob a bilida d, d entro d el cua l se deb a te libremente el

    es píritu c rea tivo.3. S u compo nente d e s ubordinac ión, co mo un instrumento d e la po lítica .

    La primera de esas tres cuestiones afecta principalmente a la población; la segunda al

    mando militar y sus fuerzas y la tercera al gobierno (4). Las pasiones que deben ser ali-mentada s e n la guerra deb en ser inherentes a la población; el á mbito en el q ue se d esa -rrollan la valentía y el talento en medio de la incertidumbre del combate dependen delcarácter particular del mando militar y de su ejército; finalmente, los objetivos políticosso n (o d eb en s er) a sunto exc lusivo d el gob ierno.

    As í pues , pob la c ión c ivil, fuerza s a rmad a s y g ob ierno forma n el triá ngulo «cla use w itzia-no»dete rmina nte en la g uerra; a sí co mo en el nivel opera cional se es tudia n y planifica núnicamente los enfrentamientos armados entre las fuerzas militares, en el nivel estraté-gico se debe estudiar como un todo los tres lados del triángulo y, muy especialmente,la s rela ciones entre ellos .

    Co menzando por el estudio individual de c a da uno d e los co mponentes, en el ca so delas fuerzas armadas los factores determinantes son: la influencia relativa de cada ejérci-to (componentes terrestre, naval, aéreo y fuerzas paramilitares), la proporción entre ofi-ciales, s uboficiales y tropa, e l ba la nce entre fuerza s regula res y res erva s m oviliza bles, eladiestramiento, la doctrina, los sistemas de armas, las cifras globales de efectivos, lamoral y, finalmente, si se trata de fuerzas convencionales o de insurgentes o terroristas.

    C on res pec to a l pueblo, los principales fac tores so n la co mpos ición étnica y religiosa , la sdiferencia s d e c la se , la riq ueza y el desa rrollo e co nómico , la propo rción entre po blac iónurbana y rural, y el nivel educativo.

    P or último, en el c a so de l gob ierno s on s ignifica tivos: la es tructura ministeria l y la s riva-

    lidades burocráticas, la estructura de partidos políticos y la pugna entre facciones de losmismos, las ramas del gobierno y su poder relativo, la efectividad del funcionariado, lafuerza o debilidad del gobierno central, los servicios policiales y de inteligencia, y loslíderes de las posibles organizaciones clandestinas.

    Las relac iones entre lados del «tr iángulo» de Clausew itz 

    En todo caso, y una vez estudiados de un modo aislado cada lado del triángulo, esmucho más trascendente para la elaboración de la estrategia el estudio de cómo inte-ractúan entre ellos, es decir, las relaciones población-gobierno, gobierno-fuerzas arma-das, y población-fuerzas armadas, dado que es posible encontrar modelos muy distin-tos pa ra todas ellas .

    Comenzando por la relación población-gobierno, en un extremo tendríamos un modeloa bierto y d emoc rá tico , y en e l otro un s istema cerra do y dictatoria l, c on toda s la s varia n-tes intermedias de sistemas combinados.

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    (4) C LAUS EWITZ, C arl von: Ibídem , libro I, c a pítulo 1, p. 89.

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    Co n respe cto a la rela ción gob ierno-fuerzas a rmad a s, en un extremo esta ría un modelo e nel que existe una separación clara entre los líderes militares y civiles, mientras que en elextremo opuesto el liderazgo militar y el civil están en manos de los mismos mandatarios.

    Por último, la relación población-fuerzas armadas estará principalmente condicionadapor el modelo de reclutamiento, des de el extremo de unas fuerza s a rma da s plenamente

    compuestas de mercenarios y ajenas, por tanto, a la población, al concepto de la«na c ión en a rmas ». En es te s entido, la R evolución Fra nces a repres entó un hito histó ricodecisivo en la transformación de la guerra, como afirma Clausewitz:

    «En 1793 a pa rec ió una fuerza q ue supe ró tod o lo ima g ina ble. De repente, la g uerrase co nvirtió d e nuevo en un a sunto d el pueblo, una po blac ión d e 30 millones todo slos cua les s e co nsiderab an a sí mismo s c iudad a nos… el pueblo s e co nvirtió en unpa rticipante en la g uerra; en luga r de só lo los g ob iernos y los ejércitos, c omo has taentonces, el peso total de la nac ión s e puso en juego, los nuevos recurso s y es fuer-zos disponibles para su uso sobrepasaban todos los límites convencionales; nadaahora limitaba el vigor con que la guerra podría ser conducida, y consecuentemen-te los enemigo s de Franc ia se enfrentaron a un peligro extremo… este juggernaut 

    de la g uerra, b as a do en la fuerza d e todo un pueblo, come nzó su ca mino arra sa dora través de Europa »(5).

    Se puede concluir que la transformación del arte de la guerra se originó en la transfor-ma ción de la política propiciada por la Revolución. S in emba rgo , es neces a rio d esta ca rlo difícil que resulta el crear y mantener en el pueblo esas pasiones básicas necesariaspara implicarlo en la lucha ya que, como también concluyó Clausewitz, la moral y lasemociones de los combatientes podrían crecer hasta niveles difíciles de controlar por elpod er político pero, por otro la do , s i la política se dirige só lo ha cia o bjetivos menores, lasemoc iones de las mas a s tendría n q ue ser estimula da s en luga r de co ntenida s (6).

    Victoria rápida y decisiva versus  guerra prolongada

    La correcta interpretación de todos estos factores puede determinar la diferencia entreuna victoria rápida y decisiva, y una guerra prolongada en el tiempo. Por ejemplo, laca mpaña d e Napoleón en Rusia en el año 1812 estab a ab oca da al frac as o da do q ue elG ob ierno ruso ma ntuvo s u temple y el pueblo permanec ió lea l y determinad o a pes a r delos reveses iniciales, que llevaron a los franceses a ocupar Moscú.

    No se debe dar por hecho, por tanto, que la existencia de un sistema político de losde nominad os co mo «ce rrado s»predispo nga a la po blac ión a revela rse co ntra s u gob ier-no. Un e jemplo claro lo e nco ntra mos en la guerra de l P elopo neso (431-404 a .C .), na rra -da por Thucydides , en la q ue la dem oc rá tica (a l menos en pa rámetros helenista s) Atena sse enfrentó a la autoritaria Esparta, y en la que el segundo frente interno que hubieserepresenta do una revuelta de los es clavos la co nios no lleg ó a ma teria liza rse (7).

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    (5) C LAUS EWITZ, C arl von: Ibídem , libro VIII, capítulo 3, p. 591.(6) C LAUS EWITZ, C arl von: Ibídem libro VIII, capítulo 9, p. 628.(7) Esparta tenía una población masculina de tan sólo 7.000 adultos. Por contraste, el número de esclavos

    era de 250.000 hilotas mesenios (cautivos) y de 150.000 hilotas laconios (inferiores).

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    En todo ca so , algunos de los es tra tega s má s importantes d e la Historia no a lberga ronmucha s co nfia nza s en la po sibilida d de una victoria rápida . Ta l vez el más significa tivosea Mao Zedong, que afirmó en su obra del año 1938 Sob re la guerra prolongada losiguiente:

    «Los defens ores d e la victo ria rápida no s e da n cuenta de q ue la guerra es unacompetición de fuerza, y que antes de que se produzca un cambio en las fuerzasrelativas de los beligerantes no hay base para intentar librar batallas estratégica-mente de cisivas y ac ortar la vía hac ia la libera ción… a l fina l la rea lida d lleg a rá ya rrojará un cubo d e a gua fría so bre esos cha rla tanes , mostrándolos co mo s implesveleta s q ue intentan o btener g a nanc ia s sin sa crificios»(8).

    En opinión de Mao no existe, por tanto, un atajo mágico hacia la victoria, sino un cami-no d ifícil pa ra el que s e precisa : g a nar ba ta lla s y reduc ir la s fuerzas de l enemigo; mo vili-zar a los obreros, campesinos, hombres de negocios, intelectuales y otros sectores dela pob la ción; c ons truir nuevos ejércitos y d es a rrolla r nueva s industria s de guerra ; lleva ra cabo una campaña internacional de propaganda para asegurar el apoyo exterior yhac er lla ma mientos a la población enemiga .

    El ca so extremo de victoria es cua ndo s e log ra la rendición inco ndicional del enemigo, a lestilo de lo exigido a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, pero tambiénes la s ituac ión q ue dema nda una ma yor pla nifica ción de la pos guerra /pos co nflicto , yaque por lo general conlleva las siguientes actividades, agrupadas en el moderno con-cepto de nation building :

    1. Ca mbio de régimen.2. Ocupa ción milita r.3. J uzga r crímenes de g uerra.4. Reeducar a la poblac ión derrotada .5. Impla ntar un sistema d e go bierno de moc rá tico .

    6. Desarme del país d errotado .

    P a ra a lca nzar ese objetivo ilimitad o, la receta de Clausew itz se co mpone de: una fuerzaabrumadoramente superior, atacar directamente a las fuerzas enemigas, dirigir el ataquehacia la capital enemiga con objeto de capturarla, y actuar con la máxima velocidadposible (9).

    En el caso de Estados Unidos, lo más similar a este planteamiento de Clausewitz loenc ontra mos en la lla ma da «do c trina P ow ell»(10), ba sa da en un principio centra l: cua n-do s e de cide utiliza r la fuerza militar, ésta deb e se r a pla sta nte y deva sta do ra en hombresy medios, lo que minimizará las bajas propias. Esta doctrina insiste en que Washington

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    (8) Citado por el profesor Baer del Naval War College en su co nferencia S tra tegy a nd P olicy C ourse The-mes, ag osto de 2005.

    (9) C LAUS EWITZ, C a rl von: Ibídem , libro VIII, c a pítulo 9, «El plan d e una gue rra de stina da a co nduc ir a la tota lde rrota de l enemigo ».

    (10) Enunciad a por el g enera l C olin Po w ell, co nse jero de S eg urida d Nac ional con Rea ga n (1978-1989), jefede Esta do Mayor de la Defensa con B ush pa dre (1989-1993) y se cretario d e Esta do con B ush hijo (2001-2005).

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    no debería lanzar un ataque antes de tener objetivos políticos claros y un plan para reti-rar a las tropas norteamericanas lo antes posible del campo de batalla (11).

    Sin embargo, esta doctrina cayó en desgracia tras el 11 de septiembre de 2001 (11-S),y Estad os Unidos pas ó a co nfia r má s e n su superiorida d tec nológ ica en el ma rco de laRevo lución en los Asunto s Milita res de los a ños noventa y d e la pos terior «Trans forma -

    ción», impulsa da es pec ia lmente po r el sec reta rio de Defensa , Dona ld Rumsfeld. El mod oen que América conduciría sus guerras sería:

    1. Explota r la s vulnerabilida des del enemigo .2. Aumentar la s ca pa cidad es des plega bles des de loc a liza ciones a mpliame nte dispersa s.3. Toma r la iniciativa rápida mente y reduc ir la s opc iones de l enemigo.4. Efectos ma sivos c ontra los centros de g ra veda d enemigo s (12).

    Este mod elo s e probó c on éxito en la o pera ción Libertad Duradera en Afga nis tá n (2001),pero d emo s tró se r ina de cua do en Ira k en 2003. Ta l vez a Rums feld, Wolfow itz e inclusoPaul Bremer III les hubiese venido bien no ya leer los clásicos, sino simplemente haberped ido c ons ejo a l entonce s c ompa ñero de G a binete de Rums feld, el propio Colin Po w ell,q ue contempló d esd e la ba rrera los eventos, ma rgina do des de el comienzo de las ope-raciones militares.

    Posconflicto, reconstrucción y Nation building

    La Estrategia Militar Nacional de 2004 intentó también abordar el difícil problema de laconducción del posconflicto en la fase de estabilización y reconstrucción, cuya necesi-da d era má s q ue evidente en la inmedia ta postg uerra ira q uí:

    «La vic toria de c isiva req uerirá la s incronizac ión e integra c ión d e la s o pera c ione sprincipales de combate, de las operaciones de estabilización, y de las principalesoperaciones interagencias posteriores al conflicto, para establecer las condicionesde estabilidad y seguridad favorables a Estados Unidos los Conceptos de Opera-

    ciones Conjuntas para las operaciones principales de combate y para las opera-ciones de estabilización son complementarios y deben estar plenamente integra-dos y sincronizados con el planeamiento de la campaña»(13).

    Estos objetivos casi ilimitados que incluyen la invasión y posterior reconstrucción detodo un país implican las siguientes acciones: el abordar cambios fundamentales paraobtener resultados duraderos; el desarrollo de las operaciones de estabilización duranteunos periodos largos; un cambio de régimen político; y una inversión de recursos muysignificativa. Ahora bien, cuando los objetivos políticos se fijan del siguiente modo:

    «El leva nta miento de un Irak libre y autog ob erna do de neg a rá a los terroris ta s unabase de operaciones, desacreditará su ideología, y estimulará a los reformadores

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    (11) Co llin P ow ell reiteró sus puntos d e vista e n una e ntrevista a ntes d e q ue G eorge W. B ush fuera elegidopres idente: «Una vez q ue se ha n esta blecido unos ob jetivos po lítico s c laros m e pa rece muy sa bio tra -ta r de log rarlos de forma co ntunde nte s i el uso de la fuerza milita r es ne ce sa rio», d ijo. «Expulsa r al Ejér-cito iraquí de Kuwait, desplazar completamente al Gobierno de Panamá: esto es lo que hicimos conap la sta nte y co ntundente fuerza ».

    (12) The National Military Strategy of the United St ates of America, p. 7, 2004.(13) The National Military Strategy of the United St ates of America, p. 13, 2004.

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    de toda la región. Esto será un golpe decisivo al terrorismo en el corazón de supoder, y una victoria para la seguridad de América y del mundo civilizado»(14).

    No ca be d uda q ue la gra n dificulta d rad ica en la formula ción de una es tra tegia milita r a li-neada con esos ambiciosos y, en mi opinión, en exceso vagos objetivos, tanto máscua ndo el nivel político de la époc a interfirió p or co mpleto e n el proc es o d e la d ec isión

    de l nivel milita r, muy e n pa rticula r en la de termina c ión d el nivel y la es truc tura de fuerzasreq ueridos pa ra llevar a ca bo la operac ión.

    Por otra parte, y aunque los pasos a adoptar para esa transición hacia el autogobiernode Ira k fueron c la ra mente esta blecidos, a sa ber:

    1. Tra nsferir la a utorida d a un gob ierno so bera no.2. Ayudar a e sta blece r la esta bilida d y s egurida d q ue req uiere la demo crac ia .3. C ontinuar rec ons truyendo la infra es tructura .4. Tra ta r de log ra r un mayo r a poyo interna cional.5. P rog resa r hac ia una s elecciones na ciona les libres, que tra erá n a es cena a nuevos líde-

    res respa lda dos por la población.

    Vemos q ue todos ellos muestra n prog reso s limitad os incluso tras ca si seis a ños de ocu-pación, como consecuencia de una inadecuada determinación de las cinco cuestionesa abordar en la elaboración de la estrategia y de los cuatro factores que determinan elentorno en q ue se des a rrolla , enumerad os a l principio d el aná lisis.

    La «guerra total» y el centro de gravedad enemigo

    Por lo que respecta a la interacción entre las fueras militares y la población, el generalWillia m Crazy Bill S herma n fue el impulso r en su ca mpaña de o cupa ción del esta do sure-ño d e G eorgia del co ncep to d e «guerra tota l», hoy e n día c ons ide ra do ina ce pta ble perocuya a plica ción se puede a preciar en muy diversos co nflictos en la s d éca da s po sterio-res a la guerra de Secesión, como el bombardeo de Dresden y las bombas atómicassobre Hiroshima y Nagasaki, ambas al final de la Segunda Guerra Mundial. El pensa-miento de Sherman se resume en sus siguientes afirmaciones:

    «La c ompleta d es trucc ión de la s c a rreteras , ca sa s y pob la ción de G eorgia m utila rásus recursos militares… puedo hac er esta ma rcha has ta el mar, y doblega r a G eor-gia… me propo ngo d emos tra r la vulnerabilida d de l S ur, y ha ce r se ntir a s us hab i-ta ntes q ue la guerra y s u ruina individua l so n términos sinónimos .»

    Así como el ejército de Ulises S. Grant, luchando contra la Confederación en Virginia, eli-gió como centro de gravedad del enemigo las fuerzas de Lee, el ejército de Shermanco ncentró s us es fuerzos en ca usa r los mayo res da ños po sibles a la población civil, sien-

    do los ejércitos co nfederad os de la zona un objetivo s ecunda rio. Las siguientes pa la brasde l propio Lee c onfirman el éxito d e d icha es tra teg ia :

    «Las de serciones (de tropa s d e otros es ta do s lucha ndo en Virg inia ) so n muy fre-cuentes, y hay una buena razón para pensar que son ocasionadas, en gran medi-

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    (14) G eo rge W. B ush, 24 d e ma yo d e 2004.

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    da , por las ca rtas escritas a los solda dos por sus a migos desde sus lugares de o ri-gen»(15).

    Finamente el Sur aba ndonó s u lucha por la independencia tras cua tro a ños de sa ngrien-tos combates, por las siguientes razones:

    1. Derrota milita r convencional.

    2. Impa c to ps icológ ico de la rend ición de Lee (líde r milita r de l S ur).3. Fatiga de la guerra.4. P erspec tiva de una ruina a ún mayo r.5. Incierta po sibilida d de é xito.6. P ersp ec tiva de una p a z indulgente («s in ma lic ia contra na die», como a nunció Linco ln).

    Fue una co mbinac ión d e fa cto res , pues, lo q ue indujo a l S ur a la rendición, y no un sim-ple revés militar. Un gobierno no debe nunca asumir que la suerte de su país, su enteraexistencia, depe nde d el resultad o d e una sola b a talla , por muy decisiva q ue ésta fuera.Incluso después de una derrota, existe siempre la posibilidad de cambiar el signo de lafortuna desarrollando nuevas fuentes de fuerza propia, o aprovechando el debilitamien-to que sufren de un modo natural todas las ofensivas a largo plazo, o movilizando unnuevo a poyo externo.

    Un ejemplo c la ro e s el ocurrido dura nte la guerra de la Independe ncia de Espa ña co ntrala oc upac ión fra nces a . Cua ndo Napo león s e puso a l frente de los 200.000 hombres de laGrand Armée e invad ió la P enínsula , log ró la des trucción virtual de tod a s la s fuerzas reg u-la res de l Ejército e sp a ñol, la c a ptura de Mad rid, y la expulsión d el Ejército inglés presenteen la zona.

    S in emba rgo , lo q ue pa rec ía una rápida y dec isiva victo ria , se co nvirtió c on el tiempo enuna pesadilla en la que 400.000 soldados franceses no fueron capaces de aplastar lainsurgencia y pacificar las zonas rurales, ni de privar al Ejército británico de Wellingtonde sus bases en Portugal. Reflexionar sobre ello es necesario cuando estudiamos lassiguientes a firma ciones de Os a ma ben Laden:

    «… tenemos experiencia en el uso de las tác tica s d e guerrilla s y d e la guerra de d es-ga ste pa ra luchar contra superpoderes tiránicos ya q ue, en compa ñía de los muyaidin ,des a ngramos a Rusia d urante diez a ños, ha sta lleva rla a la b anca rrota y obliga rla a reti-ra rse derrotad a… por lo ta nto, estamo s siguiendo es ta política des ang rando a Ameri-ca hasta el punto de banca rrota… los muyaidin han forzado recientemente a Bush arecurrir a fondos de emergencia para continuar la lucha en Afganistán e Irak, lo que esuna evidenc ia del éxito d el pla n de des a ngramiento ha sta la ba nca rrota »(16).

    Las relaciones cívico-militares

    Refiriéndonos a la dimensión institucional de la estrategia (intrarrelaciones militares,intra rrela ciones gub ername ntales, y rela ciones cívico -milita res ), a lguna s de la s cues tio-nes q ue se d eben pla ntear para s u estudio s istemá tico so n la s s iguientes:

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    (15) Carta del general Lee a Zebulon Vance, 24 de febrero de 1865.(16) Osa ma ben La den, 29 de oc tubre d e 2004.

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    1. La efec tivida d d e la s rela ciones entre los líde res m ilita res y los go berna ntes.2. La división de ta rea s e ntre los líderes p olítico s y m ilitares e n la co nducc ión de la s o pe-

    raciones.3. S i los líde res político s pidieron a lgo a los milita res q ue era imposible d e lleva r a c a bo

    de un modo efec tivo, y s i impusieron en g eneral res tricc iones política s so bre el uso dela fuerza, y el modo en que reaccionaron los militares ante estas imposiciones.

    4. S i los líderes milita res propo nen opera ciones q ue prometen s er milita rmente efec tivaspero ame naza n co n ser política mente a rriesg a da s, y la rea cc ión de los político s.

    5. Y, por último, s i tod os es os ba la nces sub virtieron la subo rdina ción de la es tra tegia ala política.

    Toda s e sta s c uestiones c onducen a l a spec to clave, espec ia lmente en el ca so de regí-menes dem oc rá tico s, d e c ómo se a rticula n la s rela ciones cívico -militares. S un Tzu yadedicó parte de El arte de la guerra a esta cuestión, a firmando q ue existen tres forma sen q ue un manda tario puede tra er la des grac ia so bre s u ejército:

    1. Cua ndo, ignorando q ue su ejército no deb e a vanzar, ordena un a vance o , ignorandoque no debe retirarse, ordena una retirada.

    2. Cua ndo, ignora ndo los a suntos militares, pa rticipa en s u a dministración.3. Cua ndo, ignorando los problemas del mando, c ompa rte sus respo nsa bilida des (17).

    Co ncluye Sun Tzu que a q uel ba ndo q ue dispone d e ge nera les c a pac es, y q ue no sufrenla s interferencia s d e sus so be ra nos , sa ldrá victo rios o, y lleg a a ún más a llá a l a firma r q ue,en ocasiones, las órdenes del soberano no necesitan ser obedecidas.

    En este punto la s te oría s d e C la usew itz difieren nota blemente de las de S un Tzu, ya q ueen su opinión las líneas principales de la guerra moderna se establecen por los gobier-nos; en otras palabras, son puramente políticas y ajenas, por tanto, al ámbito militar:

    «La a firmac ión d e q ue el planea r un des a rrollo milita r de be se r una c ues tión s ob rela q ue só lo los milita res o pinen es ina ce pta ble y puede s er dañina … tiene incluso

    menos sentido que los teóricos afirmen que todos los medios militares disponiblesdeb en ser puestos a d ispos ición del ma ndo de mo do q ue pueda tra za r por su cuen-ta pla nes pura mente militares pa ra una guerra o una ca mpa ña »(18).

    Pero Clausewitz también nos advierte de los riesgos implícitos en una excesiva interfe-rencia del nivel político en la elaboración y ejecución de la estrategia militar, en la líneade l viejo a xioma de q ue «q uien igno ra, no p ued e m a nda r»:

    «S ólo si un es ta dista intenta q ue ciertos movimientos y acciones milita res produzc a nefectos q ue son a jenos a su na tura leza la s d ecisiones política s influyen de un modonegativo a las operaciones. Del mismo modo que un hombre que no domina plena-mente una lengua extranjera en oc as iones no es ca paz de expresa rse correcta men-

    te, el estadista a menudo da órdenes contrarias al propósito al que se supone sir-ven. Esto ha oc urrido una y o tra vez, lo q ue demues tra q ue un cierto c onoc imientode los asuntos militares es vital en aquellos a cargo de la política general»(19).

    — 37 —

    (17) S UN TZU : The Art o f War, ca pítulo III, p. 81, Oxford University Pres s, 1963.(18) C LAUS EWITZ, C a rl von: Ibídem , p. 607.(19) C LAUS EWITZ, C a rl von: Ibídem , p. 608.

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    Los sistemas políticos y la conducción de la guerra

    De esta dia léctica surge uno de los d eba tes c la ve, que es s i las democ ra cias (o sistemasa biertos) pueden pensa r y ac tua r estra tégica mente, da da la obvia subordinac ión de unode los lados del triángulo (las fuerzas armadas) con respecto a otro (el gobierno), y ladependencia de este último respecto al tercer lado (el pueblo soberano), al que rinde

    cuentas por medio de los proc eso s electora les.

    Regresa ndo a la guerra del Peloponeso y a su narra dor Thucydides, és te a firma ba enreferencia a las decisiones de Atenas que éstas siempre se adoptaban del modo másprudente posible, y lo a cha ca ba al sistema político democ rá tico de la polis a teniense , loq ue le ha valido la a cusa ción de c onsiderar el sistema a utoritario es partano c omo má sadecuado para la toma de decisiones y la conducción de la guerra. La misma cuestiónes pla ntea da por Alfred T. Maha n:

    «Es tod a vía una c ues tión a bierta s i un gob ierno de moc rático tend rá la visión, la preo-cupación por la posición y crédito de la nación, y la voluntad de asegurar su pros-peridad con el adecuado gasto en tiempos de paz, todo lo cual es necesario para

    la preparación militar. Los gobiernos democráticos no son en general favorables alos ga sto s milita res , por nec es a rios q ue s ea n»(20).

    Lejos de haber desaparecido, ese debate continúa muy presente hoy en día, y aunquees dudos o q ue Osa ma ben Laden ha ya leído a Thucydides, c ompa rte con él una o pinióndesfavorable, basada en su propia experiencia, sobre la capacidad de sacrificio de lasdemocracias para afrontar las penalidades de una guerra:

    «C reemo s q ue América es mucho má s dé bil q ue Rusia (rec orda ndo la lucha de losaños ochenta en Afganistán); y nuestros hermanos que lucharon en Somalia nosdijeron q ue esta ba n a tónitos co ntempla ndo lo déb il, impotente y co ba rde q ue es elso lda do a merica no. Ta n pronto co mo 80 solda dos a merica nos fueron a ses inad os,

    se escaparon en la oscuridad tan rápido como pudieron»(21).Sin embargo, y viendo los sacrificios afrontados por Estados Unidos en la conducciónde su guerra contra el terrorismo internacional, parecen tener más vigencia las siguien-tes pa la bras de s ir Winston C hurchill, dirigida s a a q uellos q ue duda ba n de la implica cióna merica na en la S egunda G uerra Mundial:

    «Los necios –y hab ía muchos , y no s ólo en los pa íse s e nemigo s– pueden d es pre-ciar la fuerza de Estados Unidos. Algunos decían que eran blandos, otros quenunca se uniría n. Se ma ntendría n en la dista ncia. Nunca se e nza rzaría n en la lucha .Nunca resistirían el derramamiento de sangre. Su democracia y su sistema de elec-ciones periódicas paralizarían su esfuerzo de guerra. Pero yo he estudiado la gue-rra civil a merica na, lucha da has ta e l último extremo… Estad os Unidos so n como

    una gigantesca caldera. Una vez que el fuego ha sido encendido bajo ella no haylímite a la potenc ia q ue puede ge nerar.»

    — 38 —

    (20) MAHAN, Alfred Thayer: The influence of sea power upon history, p. 67, Dover Publications Inc., 1987.(21) Be n Lad en s e refiere a l episo dio c onoc ido por «Ba talla de Moga discio», librad a en la ca pital s oma lí el 3 de

    octubre de 1993, c uando fuerzas espec iales d e Esta dos Unidos intentaron ca pturar a un lugarteniente delseñor de la guerra Mohamed Farrah Aidid, con el resultado de 18 (y no 80) soldados muertos.

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    De hecho , la situa ción ano rma l se prod uce c uand o el gob ierno, norma lmente en un rég i-men a utorita rio, s e c onvierte en e l la do de l triá ngulo e n el q ue rad ica la «violencia bá s i-ca , od io y enemista d»de la «trinida d», en luga r de q ue es os sentimientos res ida n en elpueblo q ue se intenta mo viliza r para la lucha . Esta ca ra cterística es ob se rvab le en la Ale-mania de Hitler, pero también está muy presente en Al Qaeda, sus líderes, con su obje-tivo declarado de establecer un califato panislámico en colaboración con otros grupos

    islamista s ra dica les. Obsérvese lo b ás ico de los sentimientos c ontenidos en la dec la ra -ción de yihad de B en Lad en:

    «Ase sinar a los a merica nos y s us a lia do s, ta nto a civiles co mo a milita res , es undeber individual para todo musulmán que sea capaz, en cualquier país que seaposible, hasta que la mezquita de Aqsa (en J erusa lén) y la mezq uita de Haram (enLa Meca) sea n liberad as de s us ga rra s y ha sta q ue sus ejércitos , des truidos y rotos,sa lga n de toda s las tierra s d el islam, inca pa ces de a menaza r a ningún musulmá n.»

    Una vez repasada toda esta serie de conceptos teóricos, pasemos a aplicar el marcoteoriza do r definido a l principio d e es te a rtículo a los principales c a so s histórico s de es tu-dio, extrayendo de c a da tema la s lecc iones a plica bles a la a ctual lucha c ontra el terro-

    rismo internacional extremista.

    Los fallos de alineación entre la política y la estrategia militar

    De la s c uestiones a a bo rda r en la ela bo ra ción de la es tra teg ia milita r, su a linea miento c onlos ob jetivos e sta blecido s po r el nivel político es la má s importa nte de tod a s e lla s, ya q uela falta de s intonía entre a mbos es el ca mino má s d irecto a la derrota , incluso a ntes deentrar en contacto con el enemigo. Los modelos de alineación errónea son múltiples, ysus ejemplos se pueden reconocer en los principales casos históricos:

    1. El uso de medios m ilitares inadecuados p ara conseguir el resultado político deseado .

    El ejemplo clásico es el del Reino Unido durante la guerra de la Independencia ame-ricana. Una variante del modelo es cuando el modo en que se usa la fuerza militarpuede generar efectos políticos contraproducentes. Algunos ejemplos serían laactuación de Estados Unidos en Vietnam, de Gran Bretaña en Irlanda, y de Franciaen Argelia.

    2. La estrategia arrastra a la política o el concepto militar de victoria se superpone al con- cep to po lítico de victoria . El ejemplo por excelencia es la actuación del generalMac Arthur en la g uerra de C orea , q ue llevó a su des titución por el presidente Truma n.Una va ria nte es la lla ma da «ta ctifica ción»de la es tra teg ia , q ue se produc e c uand o lasca pac ida des existentes g eneran po r sí misma s las misiones, y no a l revés.

    3. La po lític a es tan abstract a, amorfa o ambigua que es difícil alinear la estrategia . El

    ejemplo c la ro es la a ctitud idea lista de l pres idente Wilso n durante la pa rticipac ión d eEstados Unidos en la Primera Guerra Mundial y sus intentos de crear un nuevo ordeninterna ciona l en la pos guerra .

    4. Las po líticas pueden ser tan expansionistas y/o los ob jetivos políticos tan amb iciosos que pueden crear demasiados enemigos y exceder las capacidades militares . Losejemplos claros son los de Napoleón, Alemania en la Primera Guerra Mundial, y laspotencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial.

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    5. Las limitac iones impuestas por la política para el uso de la fuerza son tan restrictivas que hacen imp robab le alcanzar la victoria . El ejemplo por excelenc ia es la a ctua ción de Esta -do s Unido s e n la guerra de Vietnam, pero también la de la Orga niza ción del Trata do de lAtlá ntico Norte (OTAN) en Kos ovo en e l a ño 1999, q ue es tuvo muy p róxima a l fra ca so .

    6. Los riesgos de expandir el uso de la fuerza. (Intervención de una tercera parte, posibleuso de armas de destrucción masiva, ruptura de la coalición propia, surgimiento de

    una insurgenc ia ) exceden las posibles recompensas . El mejor e jemplo d e «ir de ma sia -do lejos»fue la invasión del territorio de Corea del Norte, hasta casi alcanzar la fron-tera c hina , en el año 1950.

    7. Los costes de la acc ión militar exceden el valor del ob jeto perseguido . Entendiendopor cos tes la ma gnitud y d ura ción, o b ien el número d e ba ja s, los c os tes ec onómicosy el da ño po lítico . El ejemplo histó rico q ue mejor se a justa a es te pa trón es la P rime-ra G uerra Mundia l, incluso pa ra la s po tencia s venced oras co mo G ra n Breta ña.

    8. La existenc ia de teo rías de vic to ria mal conc ebidas. Con asunciones falsas sobrecomo las operaciones militares se traducirán en objetivos políticos. Este caso es elmás común y reconocible en todos los casos históricos, desde la guerra del Pelopo-neso a la invasión de Irak.

    Los posibles fallos de alineación entre la políticay la estrategia militar en la conducción de la GWOT

    Tod os los mod elos de falta d e s intonía entre la e strate gia m ilita r y la política pueden yde ben s er estudiad os en la co nducc ión d e la G uerra G lob a l C ontra el Terrorism o (G WOTen su acrónimo anglosajón), al ser de aplicación lo enunciado en el apartado anteriorpunto por punto:

    1. Debe va lorarse en la c onduc ción de la G WOT en q ue medida las a cc iones milita respuedan aumentar el reclutamiento de organizaciones radicales islámicas.

    2. El poner el énfas is en la a cc ión militar ha ec lipsa do e l deb a te so bre el es ta do finaldes ea do, ta nto en Afga nistá n como en Ira k, y ha ma rginad o a los otros co mponentesc la ve (no m ilita res ) de la G WOT como un to do .

    3. C a be pregunta rse si la es tra teg ia m ilita r pa ra la co nducc ión de la G WOT puede a li-nea rse c on o bjetivos po líticos ta n a mplios como: «libra r al mundo d el terrorismo,derrotar la ideología yihadista y llevar a cabo la transformación política del mundoárabe»(políticas producto de la sobredosis de neoconservadurismo del año 2002).

    4. La c onducc ión de dema siada s g uerra s y operaciones de esta biliza ción y reco nstruc-ción, como p a rte de la G WOT, pueden a go ta r la s c a pa cida des de las fuerzas m ilita resnorteamericanas, alienar a naciones que inicialmente apoyaban a Estados Unidos eincitar a otros poderes a realizar sus propias guerras preventivas.

    5. Existe n res tricc iones política s pa ra el uso d e la fuerza co ntra los terrorista s y q uienesles apoyan cuando encuentran santuario en Estados supuestamente amigos, comolos talibá n y Al Qaed a en la s zonas triba les de P a kistá n.

    6. El eleg ir, para Ira k, un ca mbio de régimen frente a las o pciones me nos a mbicios a s d eco ntención y de sa rme de l pa ís.

    7. El valor del objeto e s m ucho ma yor en la G WOT q ue en tod os los co nflicto s librad ospor Estados Unidos en el periodo 1950-1999, pero incluso así si Estados Unidos se

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    ob se siona en g a ra ntiza r su propia se gurida d frente a un ata q ue terrorista pueden s ufrirgraves daños colaterales, como minar las alianzas y las estructuras internacionales,como la Organización de Naciones Unidas, cuyo desarrollo fue uno de los grandeslogros del siglo XX.

    La inteligencia en la elaboración de la estrategia

    La utilidad de la inteligencia en la elaboración de la estrategia ha sido un permanentetema de de ba te, c on un ba ndo q ue pod ría mos deno minar «pes imista », y q ue es ta ríacaracterizado por el pensamiento de Clausewitz (22) y de la mayoría de los estrategaspa sa do s y presentes , y o tro «optimista »representa do por S un Tzu y los a ctua les teóri-cos de la «supe riorida d d e la informac ión». Aunq ue no c a be d uda de q ue es tos últimospa rece n esta r más de a ctualida d en el entorno estra tégico des pués de l 11-S, no c onvie-ne pasar por alto los puntos de vista de los primeros.

    La principal información que nos puede proporcionar una inteligencia adecuada en elnivel es tra tégico es la siguiente:

    1. Cuá les s on la s intenciones d el enemigo .2. Cuá les s on los med ios y dónde es tán la s fuerza s de l enemigo .3. El modo en q ue luchará e l enemigo y su efectivida d.4. Cuá l es la motivac ión de l enemigo para continuar la lucha.5. Có mo es e l proc eso de la e la borac ión de s u política y su estra tegia , y cómo puede

    influir en la terminación del conflicto.6. En ca so de des integra ción del régimen político del enemigo , c ómo respo nderá la

    población a los a cuerdos de po sg uerra y a una po sible oc upac ión.

    Trata ndo de identifica r una co nsta nte histó rica en el ámb ito d e la intelige ncia, vemo s q ueen los e jemp los a nteriores a l s ig lo XX los co ntend ientes eran próximos cultura lmente y/ogeográficamente, y tenían una larga experiencia de interacción entre ellos, pero aún asícasi siempre uno de los bandos malinterpretó al otro, en especial en lo referido a losa spec tos má s intang ibles a evaluar de entre los enumera dos .

    Ya en el siglo XX, y particularizando en Estados Unidos y sus guerras a partir de 1941con enemigos no-occidentales, en cada caso se produjeron grandes fallos de la inteli-gencia norteamericana, a menudo en todos los aspectos a los que debe dar respuestala cues tión b á sica de «¿ q ué nece sitamo s s a ber? ». Aunque, po r otra pa rte, s us enem igo sno se han librado de cometer errores de bulto ya que, por ejemplo, en cada caso dea gresión entre los a ños 1975 y 2001 q ue arra stró a Es ta do s Unido s a un co nflicto s e pro-dujo una valoración errónea de cual sería la respuesta norteamericana.

    No ca be duda de q ue la revolución tecnológica de l siglo XX ha representa do el principal

    motor de la evo lución de la inteligenc ia : Inteligenc ia de S eña les (S IG INT), c riptoa ná lis is ,plata forma s IS R (Identification, Surveillance and Reconnaissance) bas ada s en aeronaves,radar, sónar, proceso de la información mediante ordenadores, imaginería satélite desdeel espacio, todo tipo de sensores más y más sofisticados.

    — 41 —

    (22) «Muchos de los informes d e inteligenc ia e n la g uerra s on c ontrad icto rios , incluso má s s on fa lsos , y lama yoría no s on d el todo c iertos », CLAUS EWITZ, C a rl von: Ibídem , libro I, c a pítulo 5, p. 117.

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    Y sin embargo, la nación líder en este aspecto (Estados Unidos), ha comenzado cadauna de la s guerra s q ue ha so s tenido a lo largo de l s ig lo XX (incluyendo la G WOT) sufrien-do la sorpresa estratégica del ataque inicial del enemigo: las fuerzas enemigas y susmedios no fueron loca liza dos y se guidos ; la inteligenc ia obtenida no s e a brió pa so a tra -vés d e la buroc ra cia prese nte en el proc eso de la dec isión; o bien la s idea s preco ncebi-das de los que tenían que tomar decisiones prevalecieron sobre la nueva información

    ob tenida . En res umen, a los co ncep tos de C la usew itz de la «niebla d e la g uerra»y de la«fricc ión»en el ca mpo de ba talla se unieron los prod ucido s por los mod ernos Es ta do s ysus burocracias.

    C iñéndono s a l ca so prác tico de la G WOT, los terrorista s s on c ons cientes de la superio-rida d tec nológ ica de s u enemigo y de s us med ios de o btenc ión de intelige ncia (por ejem-plo, mediante la interceptación de sus comunicaciones), por lo que se readapta operan-do en peq ueñas célula s y refugiándos e en «sa ntua rios »seg uros , tra tando de hac erseinvulnera bles frente a unos me dios IS R altame nte tecnifica do s q ue pierden as í mucho d elvalor que tendrían en la lucha contra un actor estatal.

    La dificultad de co nocer a l enemigo nos retrotra e a las palabras de S un Tzu reco gidas al

    principio d e es te a ná lisis, y a lo fund a menta l de la Inteligenc ia Huma na (HUMINT) en es tetipo de conflictos: es de la máxima importancia tanto la infiltración de agentes en AlQaed a y sus fra nquicia s co mo la formación de expertos con los co nocimientos c ultura -les suficientes para evaluar la información obtenida, siempre teniendo en cuenta que laHUMINT es má s sus ce ptible de ma nipula ción q ue la informa ción pura mente téc nica .

    El análisis y el planeamiento en la elaboración de la estrategia

    Incluso la má s efica z d e las intelige ncias siempre d eja rá la guna s de informa ción entre loque conocemos y lo que debemos conocer, lo que obligará a formular hipótesis comopa rte d el pla nea miento. Los principales puntos a valora r son: identifica r los puntos fuer-tes y las debilidades (propias y del enemigo) determinar qué se debe atacar del bandoenemigo, las vulnerabilidades críticas propias para protegerlas frente a un ataque, elpa pel de la intera cc ión entre los do s b a ndos , y anticipar la na tura leza de la g uerra e n susdimens ione s milita r y po lític a .

    En el ejemplo prá ctico d e la G WOT, és tos so n algunos de los fa cto res a co nsiderar:

    1. El enemigo principal no es un Esta do .2. La importancia de las c a pac ida des militares convencionales de Esta dos Unidos y los

    modo s de operar tra diciona les es limitad a .3. Las fortaleza s no-milita res d e Esta do s Unido s (so cieda d libre e integrac ión y ape rtura

    a l mundo) se ha n co nvertido en una fuente d e d eb ilida d en es te c onflicto , dificulta ndo

    la defensa .4. Al Qaed a tiene poc os puntos fuertes tangibles, pero ta mbién tiene poc a s deb ilida des

    q ue pueda n ser aprovechada s.5. El terrorismo internac ional ba sa su c a pac ida d des tructiva (y s u co munica ción es tra té-

    gica) en los productos de la ca pa cida d tecnológica de s u enemigo .6. Los puntos fuertes intangibles d el enemigo está n bas a dos en la s pa siones del mundo

    musulmá n, cuya s diná mica s so n difíciles de eva luar e intenta r alterar.

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    7. La interac ción en este c a so es espec ia lmente difícil de predec ir, siendo la clave sa berq ue ba ndo evitará q ue la s a cc iones propia s c ontribuyan a su derrota.

    Llegados a este punto, y buscando consejo en los clásicos para el planeamiento de laguerra, encontramos dos modelos en gran parte contrapuestos:

    1. El de C la usew itz, que reco mienda ide ntifica r el C entro de G ra veda d (C oG ) de l enemi-

    go, y concentrarse en atacarlo.2. El de S un Tzu, que recomienda , por este orden, ata ca r la estrategia d el enemigo , sus

    alianzas, su ejército, sus ciudades y, por último, su sociedad.

    Inicialmente, las teorías de Clausewitz son mucho más adecuadas para un enemigo deun potencial simila r y para co nflicto s simétrico s, e n sintonía co n la épo ca en q ue fueronenunciada s (las grandes ca mpaña s napoleónica s), mientra s q ue la s d e S un Tzu sonmejores p a ra un enemigo rela tivame nte d éb il y un conflicto a simétrico (y po r tanto pa rala G WOT), o b ien pa ra c a so s co mo e l de la guerra fría , en los q ue no lleg a a prod ucirseun choque militar abierto entre los bandos.

    Cua ndo ha y q ue dec idir que c oncepto utilizar co ntra Al Qaed a, la s preguntas a hac erse

    van des de c omo a tac a r a una red d ispersa , si ha y un atajo ha cia la victoria , distinto deacabar uno por uno con sus líderes y celdas, hasta como también limitar su capacidadde rec lutamiento.

    Ide ntifica ndo los puntos fuertes ta ngibles de l enemigo, e l pos ible Co G se ría el lidera zgo ,en pa rticular Ben Lad en y Al-Za wa hiri, y un punto a a ta ca r so n la s a lia nza s d e la orga ni-za ción, como s us grupos a filia do s, Esta do s «ga mbe rros »(rogue States) , y Estados falli-do s q ue sirven co mo s a ntua rio y proporciona n la infra es tructura nece sa ria a los terroris-tas . Esta s medida s pueden reducir la proba bilida d d e un a taq ue terrorista ca tas trófico ,pero no previenen ataques menores o el reclutamiento de nuevos terroristas.

    Por lo tanto, y tras abordar estas primeras medidas que podríamos denominar como

    urgentes, lo má s a dec uado pa rece seg uir el co nsejo d e S un Tzu y a tac a r la estrategiaenemiga, intentando inducirles a ejecutar acciones que contribuyan a su derrota, y desa-rrollando también líneas de acción propias para la fuerza militar que puedan contribuir,de un modo positivo, a cambiar las dinámicas de la cultura política musulmana, y porta nto q ue no d a ñen la co ntribuc ión a la victo ria fina l de los co mponentes no-militares dela estrategia.

    La interacción con el enemigo y la adaptación

    Es bien sabido que ni el mejor de los planes mantiene su plena vigencia tras el primercontacto con el enemigo, por lo que la capacidad de adaptación a unas circunstanciascambiantes se constituye en uno de los factores claves de éxito a la hora de manteneractualizada la estrategia militar (23), ya que las realidades en tiempo de guerra pueden

    — 43 —

    (23) Lo idea l es un estrateg a q ue com bine tanto el plane am iento rac iona l co n la improvisa ción ad a ptativa. Elprofesor del Naval War College B. A. Lee, en s u conferencia S trate gic Themes from P as t to P rese nt,octubre de 2005, cita como ejemplos a Franklin Delano Roosevelt y sus mandos navales, en el caso dela S egunda G uerra Mundial, y a Mao Zedong y Lin P ia o en la g uerra civil china.

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    ser muy distintas a la evaluación realizada sobre la naturaleza de la guerra antes delco mienzo d el co nflicto , y la s d inám ica s d e intera cc ión imprevista s pued en a fecta r a l pla -nea miento d el nivel es tra tég ico .

    En los ca so s de es tudio histórico s es fác il ide ntifica r puntos de inflexión, trans iciones defas e y otra s c ircunstanc ia s b a jo la s c uales los estratega s precisa ron ser, ad emá s d e pla -

    neadores racionales, improvisadores con una gran capacidad de adaptación:1. Cuando el plan se derrumba una vez en contacto con el enemigo : el general alemán

    Moltke el Joven falló la prueba en el año 1914, cua ndo la versión mod ifica da de l Plan Schlieffen de invasión de Francia se topó con una resistencia mayor de la esperadaen e l Marne .

    2. Cuando la doct rina militar en vigor demuestra ser inadecuada : George Washingtoncambio sus tácticas tras los reveses del año 1776, cuando se vio obligado a evacuarNueva York; sin emb a rgo , el ge nera l Wes tmorela nd d emos tró una c la ra falta d e a da p-tabilidad ante el fracaso de su estrategia militar en Vietnam (1966-1967).

    3. Cuand o el enemigo tiene c apac idades asimétricas : a lgo clave en la co nducción de laG WOT.

    Des a rrolla ndo es te último punto, ta l vez los mejores e jemplos histórico s de co nflicto a si-métrico se encuentren en la guerra del Peloponeso, e n la q ue vemos c omo una poten-cia marítima como Atenas sufrió las derrotas decisivas precisamente en los combatesnava les d e la b a hía de S ira cusa y en Ego spóta mos frente a Espa rta. La clave fue q ue laliga del Peloponeso fue capaz enfrentarse a la liga Delia en su propio dominio y nivel,pero en unas condiciones que le favorecían.

    En el ca so de la G WOT, se tra ta de ope ra r contra c élula s te rrorista s en s a ntuarios leja -nos, con el problema militar clave de localizar y atacar en poco tiempo a blancos huma-nos con una gran movilidad, y que se refugian entre la población local, evitando que losposibles d años co la tera les g eneren nuevos reclutas pa ra la ca usa de la yihad . Para ello,

    y co mo ya se res a ltó, juega un pape l clave la HUMINT y la s venta ja s te cno lóg ica s.Unos d e los momentos clave pa ra rea da ptar la s estrategias so n la s llama da s «tra nsicio-nes d e fa se », ejemplos d e la s c uales s on:

    1. P a ra la s fuerza s terrestres en una guerra co nvencional el pas o d e la ofensiva a ladefensiva o viceversa (co mo tuvieron q ue hac er ambo s b a ndos en la guerra de C orea ).

    2. P a ra la s fuerza s terrestres en una g uerra no-co nvenciona l, en el cas o d e la insurgen-cia la transición de las operaciones de guerrilla a las operaciones convencionales (elcomienzo de la «fase III»ide ntifica da por Ma o), y en e l c a so d e e jércitos reg ula res , latransición de las operaciones convencionales a las de estabilidad y reconstrucción(pa so de la fas e III a la fas e IV de la s opera ciones, c omo en Irak en ab ril de 2003).

    3. P a ra las fuerzas a érea s, la suces ión de fas es entre es tab lecer superiorida d a érea , ini-ciar el bombardeo estratégico, y también conducir operaciones de apoyo a las fuer-zas terrestres.

    En ocasiones, la adaptación a las circunstancias cambiantes puede demandar la aper-tura de un nuevo teatro de operaciones, algo que siempre tendrá un impacto crucial enel resultado de la contienda. En este aspecto los teóricos de la estrategia adoptan dis-tintas pos turas ; a sí por ejemplo, mientra s Clausew itz recha za la s operac iones q ue des -

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    víen recursos del teatro principal, Colbert alaba las ventajas de abrir un escenario peri-férico o secundario.

    Los ejemplos históricos son, de nuevo, múltiples, e incluyen casos en que las conse-cuencias de a brir un frente s ecunda rio fueron c a tas trófica s (la expedición a teniense aSicilia en la guerra del Peloponeso, el desembarco en Gallípoli durante la Primera Gue-

    rra Mundial, la invasión alemana de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial),y también aquellos en que el resultado fue positivo (el teatro del Sur en la guerra de laIndepende ncia de Estad os Unido s, la c a mpa ña b ritánica en la península Ibérica co ntraNa poleón, la c onq uista del norte de África e Ita lia por los a lia do s en la S eg unda G uerraMundial).

    Así pues, la falta de una norma fija obliga a realizar un análisis en los niveles político,estratégico y operacional, a la hora de dec idir cuándo y dó nde a brir un nuevo tea tro d eoperac iones. Los principales a spec tos a co nsiderar son los siguientes:

    1. S i en el nuevo teatro, se va a co mba tir al mismo enemigo o s e luchará c ontra uno nuevo.2. Valora r la s perspec tivas de éxito o pera cional, los pos ibles riesg os y c os tes, y evaluar

    el entorno, en lo referido a la facilidad de acceso y la disponibilidad de fuerzas loca-les amigas y competentes.3. Ana liza r la importanc ia es tra tégica de l nuevo tea tro en rela ción al conflicto ge nera l, en

    términos de daños infringidos al enemigo, ventajas posicionales, acceso a nuevosrecursos, efectos políticos y psicológicos sobre las coaliciones, y la posibilidad dea tra er al enemigo a una tra mpa fatal.

    4. S i los pos ibles co stes supera n a los posibles b eneficios, toma r en co nsiderac ión losesc enarios a lternativos e n ca so de no a brir ese nuevo tea tro.

    5. Incluso s i los posibles beneficios superan a los posibles co stes , toma r en co nsidera-c ión los «cos tes de op ortunida d».

    La terminación de la guerra

    Esta fa se c omienza c uando el bando ga nad or tiene a s u alca nce la victoria, pero se de bepla nifica r mucho a ntes de q ue s e lleg ue a es e punto. S eg ún Lidd ell Hart «el objeto dela guerra es a lca nza r una la pa z mejor»; pues tos a interpreta r q ue s ignific a «mejor»en lafra se , podría mos igua la rlo a «favorable má s d ura de ra».

    El se gundo término, la durab ilida d, es un reto es pec ia lmente importante. De a cuerdo c onC la usew itz, «en la guerra el res ulta do es nunca fina l»(24), pero en tod o c a so el ba ndoganador tiene que procurar que el resultado sea lo más definitivo posible. Los puntosclave a c onsiderar son:

    1. ¿ Có mo de lejos d ebe llega r la a cc ión militar de los venced ores a ntes de c esa r la s hos -tilidades? (25).

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    (24) C LAUS EWITZ, C a rl von: Ibídem , p. 80.(25) Ejemplos: J ap ón en el año 1905, los a liad os en los a ños 1918 y 1945, las fuerza s d e Nac iones Unida s

    en C orea e n 1950-1951, la co alición anti Sa da m en el a ño 1991.

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    2. ¿ Qué dema nda s política s es pecífica s d ebe realiza r el ba ndo vencedo r en las co nver-saciones de paz? (26).

    3. ¿C ómo a segurar e implantar la paz una vez lograda ?

    Las dos primeras cuestiones deben ser consideradas en conjunto, ya que a mayoresdemandas exigidas en la mesa de negociación, mayor capacidad de influencia (en tér-

    minos d e superiorida d militar) se nec es ita; a de má s, es a c a pa cida d d e influir no só lo de beser so bre los a dversa rios sino ta mbién, y en ca so de la existencia de una co alición, sobrelos propios alia dos y terceras partes.

    C on respec to a cua n lejos lleg a r en una situa ción de s uperiorida d milita r, la clave e stá enma ntener el ba la nce entre no so brepa sa r el deno mina do «punto c ulminante de victo ria »y el llegar lo suficientemente lejos como para lograr un acuerdo de paz lo más favorable yduradero posible.

    Para mantener ese balance, se debe tomar en consideración el hecho de que cuantomás lejos se pretenda llegar y cuanta más influencia se intente ejercer, el posible costea pagar aumenta (Corea año 1950). Pero por otra parte, si se para antes de tiempo se

    co rre el ries go de log rar una pa z meno s durad era (P rimera G uerra Mundia l en 1918, gue-rra de l G olfo e n 1991). De nuevo C la usew itz nos da un cons ejo c la ro: «no s e d ebe da r elprimer pa so s i ha be r toma do en c ons ide rac ión el último».

    Con respecto a las restantes dos preguntas, es difícil saber si el alcanzar una paz dura-dera requiere el desmantelamiento del régimen político enemigo que causó el inicio delco nflicto . S i el ob jetivo político es limita do , prob a blemente s ea nec es a ria una po lític a p os -terior de contención sobre el régimen enemigo (como la ejercida sobre Irak en el periodo1991-2003). Si, por el contrario, el objetivo político es ilimitado (lo que implica un cambiode régimen), probablemente sea necesaria la ocupación del país derrotado y su recons-trucción (como en Alemania y Japón tras la Segunda Guerra Mundial y en Irak en 2003).

    P a ra el cas o de la c ontención, ésta s erá má s fác il si se c uenta c on alia dos loc a les y exis-te una clara amenaza militar sobre ellos por parte de la potencia derrotada (el caso deCo rea del Sur versus Corea del Norte). Sin embargo, la cuestión se complica cuando laco ntención s e ba sa en una a mplia co a lición internac ional y en la a dopc ión de sa ncioneseco nómica s y de d esa rme, y el ba ndo derrota do no representa una c lara a menaza en elmomento (el caso de Estados Unidos versus Irak tras 1991). El escenario más positivosería aquel en que la potencia derrotada haya quedado tan dañada que pueda ser rein-tegrada más tarde o má s temprano en la co munida d internac iona l, mientra s q ue el má snegativo sería aquel en el que la población propia haya acabado tan agotada y desilu-sionada por el conflicto que no apoye la contención del enemigo derrotado y tienda ala islacionismo (el cas o Estad os Unidos versus Alema nia tras el año 1918).

    P a ra el ca so de la oc upac ión, cua nto inferior sea en dura ción y destrucción la fas e c on-vencional de la s o perac iones militares, m á s p rob a ble es e l surgimiento d e una insurge n-cia en la posguerra. Ante esta perspectiva, se debe establecer inmediatamente una

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    (26) El ejemplo por exce lencia e s el de J apó n en el a ño 1905, que tuvo q ue renunciar por el Trata do de P orts-mouth a la zona norte de la isla de Sa jalin y a la indemnizac ión económica que e speraba obtener deRusia, d ad o q ue había llega do financieramente exhausto a la mes a d e negoc iac iones.

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    amplia presencia política y militar para evitar vacíos de poder que los insurgentes pue-dan ocupar y aprovechar. Las claves para lograrlo son, en el ámbito político:

    1. Encontra r aliad os locales que se a lineen con tus intereses y que sea n ca pac es d e atraeruna base política amplia en la población local.

    2. Disc riminar a q uienes p urga r de entre la a ntigua élite y a q uienes s e puede a provec haren el nuevo escenario.

    3. Entender la histo ria , la cultura y la so cieda d d el pa ís o cupa do (27).

    A la s q ue ca be a ñad ir, en el pla no d e la es tra tegia m ilita r:

    1. P rotege r a los co la borad ores políticos , sus a gentes loc a les, y también a o tros po ten-ciales colaboradores.

    2. Usa r la fuerza milita r co ntra los insurge ntes a tiempo y discriminad a mente, evita ndoen la medida d e lo pos ible los da ños c olaterales de la población.

    3. Co ntrola r los a cc eso s en frontera s y zonas c la ve.

    La co nclusión es q ue la ma gnitud y dura ción de la o cupa ción milita r deb en esta r en co n-sonancia con los objetivos políticos: el enfoque pragmático frente al enfoque de la

    reconstrucción.

    El entorno en la elaboración de la estrategia militar

    Abordando el seg undo grupo d e fac tores q ue determinan la ela borac ión de la estrategiamilitar, los relacionados con el entorno, la primera consideración a realizar es que aúnsiendo en su mayoría no-militares, condicionan el proceso y pueden conducir, en casode s er ma l ges tionad os , a un fallo es tra tégico, mientra s q ue si son a dec uada mente apro-vecha do s pued en ser fuentes d e pod er y co hesión que mejoren o incluso de terminen la sposibilidades de éxito.

    Antes de comenzar, conviene hacer una clasificación de los tipos de conflicto en funciónde su magnitud, lo que a su vez condicionará el estudio del entorno en que se desarrollan:

    1. G ra ndes guerra s: los intereses en juego s on de una importanc ia ca pital, se des a rro-llan en múltiples teatros, son prolongadas en el tiempo, y normalmente son guerrasentre Estados que forman coaliciones internacionales (como la guerra del Pelopone-so, las guerras napoleónicas, ambas guerras mundiales, y también la guerra fría).

    2. G uerra s regionales: los interes es e n juego so n menores (normalmente se c iñen a o bje-tivos limitados), son conflictos inter Estados en los que normalmente no intervienenterce ras pa rtes , y se des a rrolla n en un solo tea tro o reg ión (co mo la g uerra ruso -ja po-nesa , la guerra de Co rea , y las tres guerra s del golfo P érsico).

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    (27) Es fác il identifica r esta s c onsiderac iones com o lecciones d ura mente a prendida s tras la invas ión de Irakde 2003. Con respec to a la primera, Esta do s Unidos co nfió d ema siad o en el exilio ira q uí, sin valora r quesus líderes eran desconocidos para la población local y tenían una capacidad de influencia nula. Conresp ecto a la s eg unda, e l emb ajad or Pa ul Bremer III prohibió toda ac tivida d pública de los miembros de lP artido Ba az, incluyendo ca rgos de ba jo nivel y co n funciones meramente técnica s. Con respecto a latercera , la ca rencia d e «cultural a wa renes s»so bre el país por parte d e la a utorida d provisional de la c oa -lición fue más q ue evidente.

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    3. Insurgenc ia s: g uerras q ue implica n a un ac tor no-estata l q ue busc a el derroc amientoo la secesión de un sistema político establecido y la formación de un nuevo Estado(como la guerra de la Independencia de Estados Unidos, la guerra civil china, la gue-rra de Argelia , y la guerra de Vietna m).

    Estos tres grupos pueden solaparse, ya que un conflicto puede comenzar siendo de

    un tipo y evolucionar hacia otro, y se pueden desarrollar guerras menores dentrode una guerra mayor, como ocurre en la compleja guerra global contra el terrorismopuesta en marcha por Estados Unidos tras el 11-S, y como ocurrió en el caso de laguerra de Vietnam, en la que se desarrolló un conflicto civil (intravietnamita, incluyen-do a l Vietco ng), en el marco de un co nflicto reg iona l (Esta do s Unido s co ntra Vietnamdel Norte), y to do ello c ondiciona do por la pugna a nivel pla neta rio entre b loq ues, pro-pia de la guerra fría .

    En genera l, un poder globa l debe e sta r prepa ra do para comb a tir cualq uiera de los trestipos de g uerra en cua lq uier momento. Aunque la s restricc iones ma teria les pueda n hac erimposible, incluso para Estados Unidos, tener alistadas la totalidad de las capacidadesmilitares a de cua da s pa ra los tres tipos de co nflicto , y exista n límites co mprensibles en laversatilidad el adiestramiento de las fuerzas, no existe excusa para descuidar la prepa-rac ión intelec tual y doc trinal pa ra tod os ellos .

    Las claves del éxito en las «grandes guerras»

    En general, del estudio histórico de los grandes conflictos se desprende que el bandoganador formaba una coalición más cohesionada, hizo un mejor trabajo desarrollando eintegrando los diversos instrumentos de la guerra , se prod ujo una des a strosa superexten-sión estratégica por parte del ba ndo pe rded or (co nducente a una a utoderrota ) o hubo unaimportante superioridad material por parte del bando vencedor (especialmente cierto en

    el siglo XX).

    Co mo elementos c ohesiona dores de la s c oa liciones, se pueden des tac ar: que el enemi-go principal sea el mismo para todos los miembros (como Alemania para los aliados enla S eg unda G uerra Mundia l), q ue exista un objetivo político co mún o a l menos una s en-sa ción co lec tiva de perseg uir un mism o propós ito (pos ibilita do o me jorad o po r la s cum-bres política s), q ue se logre una a de cua da co ordinac ión es tra tégica (pos ibilita do o mejo-rad o por el esta blecimiento de e sta dos mayo res co mbinad os pa ra el pla neamiento), q uese c ompa rta la c a rga (es espec ia l, el flujo de recurso s ec onómico s d esd e los a lia dos má sricos a los más necesitados), y que haya un adecuado control y balance en la persecu-ción de interes es se cunda rios (la lla ma da «se gunda ca ra »de la s co a liciones).

    Como elementos de superioridad material, se pueden destacar: el flujo de recursos y elrepa rto de c a rga s d e a cuerdo c on la s pos ibilida des co mpa ra da s internas de la co alición,la capacidad de atacar efectivamente la base material del otro bando y superar los ata-ques y restricciones contra la economía propia, la adopción de decisiones inteligentespor parte de los go biernos a la hora de a signa r recurso s, la ha bilida d d e s ortea r las res-tricc iones fina nciera s, y la moviliza ción eco nómica de la po blac ión y de o tros fac tores deproducción como la innovación tecnológica.

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    Las claves del éxito en las «guerras regionales»

    En general, del estudio histórico de los conflictos a nivel regional se desprende que elba ndo g a nado r fue ca pa z de a islar a l a dversa rio (co mo J a pón en el a ño 1904, pero c on-dicionado por un entorno internacional favorable y de un conocimiento profundo de losa cto res en liza ), d e c a librar c uida do sa mente los ob jetivos político s pa ra prevenir la inter-

    vención de nuevos a cto res o c ualquier otro d a ño c olateral (co mo la intervención china e nCorea en el año 1950), mantener a los líderes militares bajo control del nivel político (loq ue no s e hizo c on Mac Arthur en C orea), a provec ha r la pos ibilida d d e una victo ria dec i-siva rá pida (co mo la d el go lfo P érsico en 1991), sa ber cuand o d etenerse en ba se a l co n-cepto político (y no militar) de la victoria buscada, y saber gestionar las pasiones de laopinión pública y ed uca r su cultura es tra tégica en el ca rá cte r limita do de l co nflicto .

    Es en este tipo de guerras en las que las relaciones cívico-militares anteriormente estu-diadas juegan un papel más relevante, siendo los potenciales elementos de conflicto:

    1. La insubo rdina ción d el pode r milita r.2. El cho q ue de perso nalida des y de es tilos de o perar (los político s prefieren una ma yor

    flexibilida d frente a los milita res q ue es peran una guía d eta lla da ).3. La falta d e clarida d o d e co nstanc ia en la guía política .4. Las diferencia s entre lo q ue unos c ons idera n «un control político a de cua do »y lo q ue

    otros entienden c omo «una microge stión ina de cuada ».5. La diferente co ncep ción de lo q ue significa la victo ria .

    Las claves del éxito en la lucha contra las insurgencias

    En el último de los casos, la lucha antiinsurgencia, los elementos clave son aislar a losinsurg entes y a ta ca r a sus a lia nza s , proteg er el «triá ng ulo»propio «cla use w itziano »fren-te a l des a fío insurgente (q ue norma lmente busc a des ga sta r a la s a utorida des por mediode la prolongación temporal del conflicto), conocer al enemigo (con un papel básico dela inteligencia) y atacar su estrategia en diferentes fases (siendo creativos en los juegosde interacción que induzcan al enemigo a cometer fallos), y ser capaces de hacer queel tiempo juegue a nuestro favor, privando así a la insurgencia de uno de sus puntosfuertes.

    Es en es te tipo d e g uerras en la s q ue la dimensión so cial de la estrategia juega un papelmás relevante, siendo los principales puntos a considerar para lograr la adhesión de lapoblación local:

    1. En estos ca so s a mbos b a ndos ob tienen co mba tientes, recurso s ec onómico s e inteli-genc ia del mismo pool de po bla ción.

    2. S e precisan a gentes po lítico s q ue ac túen en interés d e la c a usa general y tengan a lgoimporta nte que o frece r a c a mbio d e la ad hesión de la población.

    3. Estructurar la s lla ma da s «opc iones de pa rticipac ión»de la pob la ción, con un ad ec ua-do balance entre la coerción ejercida y el uso indiscriminado de la fuerza militar.

    4. Dar la impresión de q ue se e stá a lca nzad o un éxito a nivel estratégico por medio d ela obtención de objetivos parciales y acumulativos, dada la mutua interrelación entreel apoyo popular y la percepción del éxito estratégico.

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    El caso particular de la GWOT

    La lucha global contra el terrorismo comenzada por Estados Unidos tras los aconteci-mientos del 11-S se está configurando, con el paso del tiempo, como una serie de con-flictos menores en es cena rios diversos , y todo ello en el marco de una g uerra mucho má sge nera l y de a lca nce pla netario, lo q ue le ha ce ser s imila r en cierto mo do a la guerra fría .

    P or otra p a rte, la G WOT ha s upuesto pa ra Esta do s Unido s d istintos m od elos de inter-vención, des de el apoyo a una insurge ncia (la Liga Norte) pa ra derriba r al poder es ta ble-cido (el régimen talibán) en Afganistán, al apoyo al Gobierno de un país (las Filipinas) ensu lucha contra una insurgencia fundamentalista islámica (en la isla de Mindanao),pasando por el enfrentamiento directo de las tropas norteamericanas contra una insur-gencia tenaz, como la surgida en Irak tras la invasión de 2003.

    Con respecto a esta última intervención, y dejando a un lado su más que discutible con-siderac ión c omo pa rte d e la G WOT, en s u fas e III o de opera ciones pura mente milita rescontra el régimen de Sadam Husein fue un claro modelo de guerra de las que hemosde nominad o de a lca nce regional. E incluso , y si Al Qae da hubies e hecho prog res os ha cia

    su grandioso objetivo de crear un nuevo califato radical islámico que llegara a disponerde a rmas de des trucción mas iva, s e pod ría hab er llega do a nueva guerra fría simila r a lade l siglo XX o incluso a un co nflicto simila r en dimensiones a la s do s guerra s mundia les .

    Con todo, Al Qaeda representa un gran reto por su carácter de insurgencia transnacio-nal y sus espec ia les ca ra cterística s, q ue incluyen:

    1. Objetivos: mucho más a mbicios os q ue alca nzar el poder en un Esta do lucha ndo co n-tra un go bierno e sta blecido (en es te s entido tiene una cierta similitud c on la insurge n-cias co munista s d ura nte la guerra fría , unida s igua lmente a un movimiento ide ológ icotrasnacional).

    2. Orga niza ción: por co ntras te con insurgenc ia s de c orte mao ísta , concentra da s en

    á rea s geo gráfica s co ncretas fuertemente controla da s por una orga niza ción jera rq uiza -da , Al Qaed a es una red difusa q ue se extiende po r gra n parte del globo .3. Moviliza ción política : no se co nfía exclusivame nte en la la bo r pros elitista de s us c om-

    ponentes y en los contactos cara a cara, sino que se difunde en redes de mezquitasy esc uelas coránica s (madrassas) y saca partido de las modernas tecnologías de lainformación.

    4. Estrateg ia milita r: el terrorismo no es una s imple tá ctica q ue forme pa rte d e un reper-torio o perac iona l má s a mplio, s ino q ue se c ons tituye en la línea de a cc ión prima ria dela organización.

    5. Teoría de victoria : no se ba sa en el de sa rrollo s ec uencial de e structura s d e pod er, sinoen una serie de golpes al enemigo de carácter esporádico pero catalizadores de un

    gran impacto psicológico, económico y político.

    Conclusiones

    Aunq ue es cierto q ue en muchos c a so s los fra ca sos militares más so nado s ha n sido c au-sados porque los responsables de la elaboración de la estrategia han dedicado máses fuerzos a extra er conse cuenc ia s d el co nflicto inmedia ta mente a nterior (lo q ue se c ono-

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    ce po r «prepa rarse pa ra g a na r la última guerra »), en luga r de te ner la nec es a ria vis iónprospectiva para estimar cuáles serían las condiciones en que se desarrollaría el conflic-to futuro, ello no quiere decir que la transformación del arte militar se deba hacer par-tiendo pe rma nentemente de cero, ignorando las teorías de los clá sicos y des preciandoel estudio d e los ca so s histórico s más relevantes.

    Considero, pues, de la mayor importancia la combinación del estudio de las teorías dela guerra y de los casos históricos, para proporcionar un marco conceptual de referen-cia que sirve para analizar complejas situaciones políticas y militares, y consecuente-mente formular las estrategias militares que mejor se adapten a dichas situaciones. Esemarco conceptual incluye temas tan complejos como las relaciones entre los gobiernos,las poblaciones y las fuerzas militares, el valor de la inteligencia, la adaptación a las cir-cunstancias cambiantes, las teorías de victoria, y las múltiples dimensiones del entornoen q ue s e d es a rrolla la formula ción de la es tra teg ia milita r.

    P or todo e llo, en es te a nálisis y de un modo nec esa ria mente esq uemático , se han inten-tado recoger algunas de las principales enseñanzas de los clásicos de la estrategia, enespec ia l la s q ue se pueden c onsiderar de ma yor aplica ción en los co nflictos a ctuales co n

    ob jeto d e, pa ra fra se a ndo a C la usew itz, sa lir de la «niebla d e la guerra »de nuestro d ía adía y ded ica r algo d e tiempo a intentar «pens a r estratég ica mente», a ctivida d q ue nodebemos ni podemos abandonar de cara al futuro.

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