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  • eduPsykh, 2004, Vol. 3, No. 2, 161-177 161

    RESUMENEl asunto del medio social como estruc-tura psicosocial debiera plantearse desdeel mbito perceptivo, entendiendo en estecaso el vocablo percepcin en un sentidoamplio que englobara tanto los aspectosendgenos (fisiolgicos), como los exge-nos (sociolgicos). Debe reconocerse quela amplitud de este enfoque bien podraresultar inabarcable, y sin embargo,desde las investigaciones antropolgicasllevadas a trmino por Rivers (1901),tampoco es lcito suponer que sea posibleotro tratamiento en la medida que resul-tara incompleto en el terreno epistemo-lgico. En este artculo se pretende unposible planteamiento terico global -ymanejable- para el estudio de la estruc-tura psicolgica de las las relacionessociales. Se partir para ello de las pro-puestas ecolgicas de Urie Bronfenbren-ner (1971), al parecer olvidadas en la

    ABSTRACTThe problem of society like psychosocialstructure should be explained from per-ception in a big perspective, like a con-tinuum between physiological and soci-ological processes. Of course, that greatamplitude is the problem of this propos-al. Despite of it, from the anthropologi-cal investigation done by Rivers (1901),the others treatments of the problem arenot a valid option because they are the-oretically incomplete. The aim of thispaper is to propose a great theoreticalspace but possible- to study the psy-chological structure of social relation-ship. The vision is based in Urie Bron-fenbrenners (1971) ecological propos-als. An interesting model forgottentoday, but valid and useful in presenttimes.

    EL MEDIO SOCIALCOMO ESTRUCTURAPSICOLGICA.REFLEXIONES A PARTIRDEL MODELO ECOLGICODE BROMFENBRENNER FRANCISCO PREZ FERNNDEZUniversidad Camilo Jos Cela

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    INTRODUCCINEnrolado en 1898 en una expedicin etnogrfica en el Estrecho de Torres

    (Rossi y OHiggins, 1981; Pinillos, 1975), Rivers decidi comprobar qu clase dereaccin tendran los individuos de una comunidad primitiva frente, por un lado,a las ilusiones pticas de Mller-Lyer y, por el otro, a las famosas paradojas dehorizontalidad-verticalidad. El resultado del experimento indic que los nativosrespondan a los problemas planteados de un modo muy diferente al que lo haraun europeo. Dedujo que ello se deba al ambiente diverso en el que unos y otrosdesarrollaban su actividad vital y, con ello, puso uno de los primeros y ms sli-dos peldaos de la investigacin ambiental que el tiempo no ha hecho otra cosaque corroborar y matizar: La idea de que los hbitos perceptivos del sujeto se des-arrollan en funcin de su validez ecolgica. La hiptesis, por supuesto, no admitediscusin en el caso de los animales dado que sus esquemas perceptivos estnmuy determinados por el medio fsico y, claro est, se encuentran en funcin delmismo. En otras palabras, el animal pierde en el terreno racional lo que gana enadaptacin a su nicho ecolgico. Pero, contrariamente a lo que se pueda suponer,en el caso del ser humano la cuestin no est tan clara y el problema es de com-plicado discernimiento pese a los alentadores discursos de los partidarios de losmodelos biologicistas y mecanicistas en psicologa: Las barreras entre la estrictapercepcin fisiolgica y la percepcin social se difuminan. En el ser humano,junto con su constitucin orgnica y las posibles influencias del medio sobre ella,existe un patrn de carcter cognoscitivo-interpretativo que implica, sobre todo,que no existe pasividad ante el entorno. Se elimina con ello la posibilidad de unarespuesta basada exclusivamente en los estmulos del mundo circundante.

    Pensemos ahora en la vida urbana. Junto al medio geomtrico que define laestructura de toda ciudad y que prefigura cierta forma de entender la realidad fsi-ca, deben darse otros focos perceptivos e interactivos que complican toda inves-

    actualidad, pero no por ello menos inte-resantes y valederas.

    PALABRAS CLAVEPsicologa Social, comportamiento,epistemologa, Psicologa Ecolgica,Bronfenbrenner.

    KEY WORDSSocial Psychology, behavior, episthemo-logy, Ecological Pyschology, Bronfen-brenner.

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    tigacin posible de un modo radical: El medio en el que todo ciudadano desarro-lla su actividad diaria es harto complejo. El sujeto de la urbe no es, simplemente,un consumidor de ambientes fsicos sino tambin un degustador de ambientessociales que le obligan a regular continuamente sus propias conductas y, eviden-temente, a evaluar las de aquellos otros que le rodean. Comienza de este modo unjuego laberntico en el que importan cuestiones como la percepcin de personas ogrupos, las modas, la historia del sujeto, la cultura, el estatus, el self, los estereoti-pos. Bien sabido es que no basta con ser y sentirse algo porque tambin hay queparecerlo de cara a los dems. Por decirlo de un modo simple; el sujeto se siente yautopercibe de cierto modo especfico, pero debe utilizar constantemente a modode feedback el mundo que le rodea como si se tratara de un espejo. De este modo,el entorno fsico-social en el que se inserta es el inevitable punto de referenciadesde el que se configura su propia nocin de realidad.

    EL MEDIO URBANO COMO ESTRUCTURA SOCIALLa vida en una ciudad parece realmente simple si se contempla desde el

    sentido comn, y esa impresin se debe bsicamente a su aspecto rutinario. Elciudadano encuentra que su vida esta organizada prcticamente hasta el msnimio detalle. Incluso se disfruta del tiempo libre de una forma masificada, repe-tida mil y una veces en otros tantos sujetos. Lo que esa uniformizacin de ladinmica vital nos lleva a comprender es que la ciudad ofrece a todos y cada unode sus habitantes una idntica gama de ofertas. Cierto que podramos entrar enuna discusin inacabable sobre este detalle si consideramos, por ejemplo, queno todos los individuos poseen el mismo nivel econmico. Pero esa dinmica notendra sentido y, por lo dems, siempre podra demostrarse que dentro de cual-quier nivel imaginable, las opciones posibles son las mismas. Pero despachar elasunto tan fcilmente no es til de cara a una explicacin profunda del proble-ma que nos ocupa.

    Bajo ese barniz de lo rutinario subyace una compleja e intrincada red defenmenos externos al individuo que van a generar en l multitud de procesos yestados internos. Las explicaciones sociolgicas y antropolgicas (Boas, 1911;Morris, 1969; Inglehart, 1991) nos dicen desde hace decenios que toda forma devida en grupo impone esquemas o modelos rgidos de conducta admisible o social-mente aceptada por la comunidad. No es esa clase de esquemas, sin embargo, laque nos compete aqu. Nos interesa conocer, ante todo, lo que el sujeto sometidoa ellos realiza para adaptarse a ellos y desarrollarlos con la habilidad que las exi-

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    gencias ambientales requieren. Esto es as porque bajo la vida aparentemente ruti-naria de la ciudad subyace una enrevesada estructura de esquemas que slo ofre-cen flexibilidad a medio o largo plazo puesto que cambian en la medida del tiem-po histrico, bien por el surgimiento de nuevos movimientos sociales, bien pornuevos designios administrativos. Esta estructura consta de dos tipos de elemen-tos: fsicos y sociales.

    Como su nombre indica, los elementos fsicos slo pueden hacer referencia,y ejercer influencia, por una parte, sobre lo que ha dado en llamarse calidadambiental o calidad de vida (polucin, higiene, calidad de la vivienda, etc.). Porotro lado se encuentran en estrecha relacin con lo que bien puede conocersecomo factor estratgico de la ciudad; el trazado urbano, su diseo y su funcionali-dad. En la otra parte nos quedan los elementos sociales. Tales seran el estatus par-ticular del individuo, la clase en la que se inserta, los roles que desempea y,obviamente, los modelos de comportamiento que rigen en el medio. Estos ltimosposeen una gran importancia puesto que van a ser los que constituyan de un modoclaramente consciente los parmetros de realidad del sujeto, es decir, el espejo enel que se mira una y otra vez para manejarse con habilidad en un momento dado.Ni que decir tiene que estos modelos se constituyen desde tres vertientes biendiferenciadas:

    1. La ley vigente. Que pretende garantizar una disciplina que satisfaga lasexigencias impuestas por la necesidad de una convivencia aceptable.

    2. Las normas. Tales seran las que el individuo se impone a s mismo y lasque de un modo directo o indirecto le imponen aquellos que le rodean(las normas del grupo familiar, el grupo de amigos, las relaciones labora-les, el buen trato con los otros... etc.). Ni que decir tiene que las prime-ras y las segundas pueden entrar, y de hecho entran, en conflicto con asi-duidad (anomia).

    3. Las creencias y valores aceptados por el comn del espectro social. Elindividuo puede pertenecer a un grupo minoritario cuyos valores y cre-encias se opongan sistemticamente a las de la mayora y, claro est, enesa oposicin encontrar una gran cantidad de conflictos.

    Lo cierto es que el ciudadano se pasa la vida batallando en cada uno de losdos frentes descritos. Cierto que esa guerra no slo se desencadena en el ambien-te urbano pero tampoco es menos verdad que en medio de la vida urbana esa con-frontacin es mucho mayor que si se vive aislado en una casa de campo. El hecho

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    es que nos pasamos la vida readaptndonos biolgica y psicolgicamente a unmedio que, independientemente de su grado de hostilidad porque no siempre loestamos pasando mal, nos presenta continuas demandas que satisfacer.

    Ovejero-Bernal (1990), define con acierto al hombre como un animal socialcon un claro predominio de lo social sobre lo animal. En la medida en que el hom-bre es menos animal es tambin ms social y, por tanto, ms hombre. Ello moti-va que, fundamentalmente, la relacin del ser humano con los otros sea el motivode sus ms gratas satisfacciones y, por supuesto, de sus ms tremendas desdichas:Muchas personas son solitarias e infelices y algunas son enfermos mentales debi-do a que son incapaces de establecer y mantener relaciones sociales con otros.Muchos encuentros cotidianos son desagradables, embarazosos o infructuososdebido a un comportamiento social inadecuado. Los conflictos entre diferentesclases sociales y diferentes grupos culturales se deben en parte a las dificultadesde interaccin (Argyle, 1984).

    Una conducta se considera socialmente competente y adecuada dependiendodel contexto social en el que se inscribe. Esto significa que para poder analizar con-ductas hemos de conocer el contexto sociocultural especfico en el que la conductaa estudiar se inserta. Por ejemplo, la puntualidad es algo ineludible si se desea obte-ner un trabajo en algunos pases pero, sin embargo, esa exigencia no existe u ocupaun lugar secundario en otros. Dos elementos clave del contexto sociocultural quenos pueden abrir paso hacia su estudio podran ser los siguientes:

    1. La especificidad cultural: El nfasis en las normas sociales va ms allde los determinantes situacionales hasta llegar a los determinantes cul-turales de las conductas sociales. Los estudiosos de las habilidades socia-les, particularmente en Europa, han reconocido la naturaleza especfica-mente cultural de su trabajo y, por tanto, la no aplicabilidad de ciertoscriterios y tcnicas a otras culturas (Furnham, 1985). No obstante, anexisten muy pocos estudios transculturales sobre el dficit en las habili-dades sociales que nos permitan establecer paralelismos y divergenciasslidos entre diferentes culturas. Los que hay (Rims, 1976; Spinks yMoerdik, 1980; Hall y Beil-Warner, 1978 o Magnusson y Statin, 1978)permiten sostener la idea de que las habilidades sociales son especficasculturalmente hablando.

    2. Rol sexual y habilidad social: Si la conducta socialmente hbil de unindividuo est en relacin con el contexto social de la interaccin perso-nal, es lgico suponer que existen normas sociales especficas que regu-lan lo que podramos considerar conducta social apropiada en diferentes

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    situaciones. Los valores sociales sugieren conductas diferentes para dis-tintas edades, sexos o profesiones as como para subculturas distintas.En el pasado, cuando los roles de interaccin prescritos para los indivi-duos no eran ambiguos, todos saban muy bien qu clase de conductasse esperaba de ellos en ciertos momentos. Pero eso se ha perdido en lacompleja y cambiante sociedad de nuestros das en la que, frecuente-mente, tanto los hombres como las mujeres desconocen cules son loscomportamientos adecuados a su rol en determinadas situaciones. (Bro-verman et al., 1979; Solomon y Rothblum, 1985; Trower, 1982).

    EL MODELO ECOLGICO DE BRONFENBRENNEREl ambiente ecolgico [indica Bronfenbrenner (1971)1 al referirse a la eco-

    loga del medio social] se concibe como un conjunto de estructuras seriadas, cadauna de las cuales cabe dentro de la siguiente, como las muecas rusas. Esta con-cepcin de la realidad psicosocial contrara el supuesto de los esquemas clsicos.Estos interpretan el medio social como una concatenacin ambientes indepen-dientes que operan de forma similar a compartimentos estanco que se relacionande suerte ms o menos compleja los unos con los otros. Esa concepcin tericamayoritaria a la hora de plantear cualquier tipo de investigacin, desvirta laautntica realidad del problema y suele dar a los datos una dimensin equvoca ypoco ajustada de la realidad. A fin de salvar esta contingencia precisamos de unaexplicacin acorde con esa complejidad cosa que slo es posible desde un arte-facto terico capaz de aprehenderla en mayor o menor medida. Eso es precisa-mente lo que encontramos en el modelo proporcionado por Urie Bronfenbrennerhace ms de treinta aos. Sin embargo, parece no habrsele prestado la necesariaatencin por razones de la ndole diversa. No obstante, debe realizarse una salve-dad antes de continuar: Su autor pens la propuesta desde un enfoque evolutivo,para abordar estudio del desarrollo infantil a travs de la interrelacin con elmedio circundante. A nuestros efectos esta cuestin es secundaria, si bien enten-demos que con las precisas modificaciones conceptuales, el modelo es perfecta-mente aplicable y productivo de cara a nuestros objetivos.

    En principio, Bronfenbrenner plantea la situacin de las muecas rusas conla definicin de tres niveles concntricos:

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    1 Todas las citas de Bronfenbrenner que se harn a partir de aqu han sido tomadas de este trabajo.

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    1. Nivel interno: Entorno inmediato que contiene a la persona (casa, clase,oficina, etc.). Este, al menos en apariencia, es conocido y dominado porlos investigadores aunque, en realidad, hay ms aspectos poco claros enl de lo que podra parecer a simple vista.

    2. Segundo nivel: Relaciones entre los diferentes entornos inmediatos(terreno ms desconocido en la investigacin). Son tan decisivas para elindividuo como los acontecimientos vividos directamente en el primernivel. Por ejemplo, para el nio que aprende a leer es tan importante laforma de ensearle como las relaciones que puedan existir entre laescuela y el hogar.

    3. Tercer nivel: El ms lejano de todos. Se basa en la hiptesis de que laaccin de los sujetos depende o se ve afectada por hechos y decisionestomadas en lugares en los que la persona ni siquiera est presente. Porejemplo, la actividad de conducir un vehculo puede verse seriamenteafecta por la decisin administrativa de cerrar una calle al trfico rodado.

    Habra un fenmeno que se dara claramente en cada uno de los tres nive-les descritos y que, en suma, ayudara a detectarlos y diferenciarlos: En toda cul-tura o subcultura, los entornos de una determinada clase (como el hogar, la calleo la oficina) tienden a ser muy parecidos, mientras que entre diferentes culturasse presentan disimilitudes perceptibles. De ello se deduce que dentro de cadasociedad o subcultura ha de existir algo similar a un plan delineado para organi-zar cada tipo de entorno. Adems ese plan puede cambiarse, con lo cual resulta-ra que la estructura de los entornos de una sociedad puede verse alterada deforma notoria y provocar cambios a posteriori en lo que respecta a la vida diariade los sujetos. Bronfenbrenner se mostr plenamente consciente de que un mode-lo terico capaz de observar una variedad tan amplia de factores tiene que satisfa-cer, por sus propias caractersticas, varias necesidades importantes:

    a. Rigurosidad metodolgica.

    b. Capacidad para proporcionar formas de control de su validez.

    c. Resultar permisivo en el sentido de admitir resultados contrarios a lashiptesis formuladas por el investigador.

    Segn se propone en el esquema de partida, el ambiente se representa deforma muy diferente a las formulaciones habituales del mismo en los dos sentidosque se detallan a continuacin:

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    En cuanto al contenido. Esta orientacin asume una vertiente terica(frecuentemente alabada en las ciencias sociales, aunque raramentepuesta en prctica en la investigacin), que se ve traducida en trminosoperativos. Se trata de una idea sencilla: Lo que importa para la conduc-ta es el ambiente tal y como es percibido ms que su ser en la llamadarealidad objetiva. Por ejemplo, hay claras evidencias de que la conductade nios y adultos es diferente en condiciones de experimentacin delaboratorio y en la vida real. Tales diferencias explican a su vez los dis-tintos significados que esos ambientes tienen para los participantessegn sea su medio social y experiencia personal.

    En cuanto a su estructura. Frente a los modelos de investigacin habi-tuales, los ambientes ahora no se analizan en funcin de variables line-ales sino en trminos de sistema. Los sujetos no se comportan solos sinoen relacin a. De este modo, la capacidad de un entorno para funcionarcorrectamente como contexto de accin depende de la existencia y lanaturaleza de las interconexiones sociales entre los diferentes entornos.Ello incluye la participacin conjunta, la comunicacin y la existencia derelaciones en un entorno con respecto al otro.

    Por otra parte, la posibilidad de establecer relaciones entre los diversosentornos anteriormente sealada depende bsicamente de dos cosas:

    1. Que existan los cauces adecuados para ello o no.

    2. La frecuencia de aparicin de tales cauces en una cultura o subculturadadas. Esta puede cambiar y aumentar con la adopcin de polticas ycostumbres oficiales adecuadas para tal fin.

    Llegados a este punto, la transformacin terica es evidente y permite aBronfenbrenner lanzar su primera crtica contra los modelos clsicos: Una con-cepcin terica del ambiente como algo que va ms all de la conducta de los indi-viduos y que incluye sistemas funcionales tanto dentro como entre entornos, sis-temas que tambin pueden modificarse y expandirse, contrasta ampliamente conlos modelos de investigacin vigentes. Estos modelos establecidos se caracterizanpor emplear una lente cientfica que restringe, oscurece, y aun ciega la visin quetiene el investigador de los obstculos y las oportunidades del ambiente, y delnotable potencial de los seres humanos para responder de una manera constructi-va a un medio compatible ecolgicamente, cuando lo encuentran. Como conse-cuencia, las capacidades y los puntos fuertes del hombre tienden a subestimarse.

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    Concretando lo dicho hasta el momento, las diferentes estructuras delambiente podran quedar resumidas tal y como se detalla a continuacin (lanomenclatura es del propio Bronfenbrenner):

    1. Microsistema. Complejo de relaciones que se dan entre las personas deun entorno, relaciones e interconexiones que influyen indirectamentesobre el sujeto que acta dentro del mismo (existe un principio de inter-conexin dentro de los entornos).

    2. Mesosistema. Complejo de interconexiones entre los diferentes entornosen los que la persona en participa realmente.

    3. Exosistema. Complejo de interconexiones que se dan entre los ambien-tes en los que la persona no entra ni est presente, pero en los que se pro-ducen hechos o se toman decisiones que afectan directamente a esa per-sona.

    4. Macrosistema. Complejo de sistemas seriados e interconectados de unadeterminada cultura o subcultura.

    Las estructuras reales del micro-, el exo- y el mesosistema tienden a sersimilares, como si estuvieran constituidas por el mismo patrn maestro. Tambinfuncionan de manera parecida. No obstante, entre grupos diferentes (culturas osubculturas diversas) ese patrn genrico es tambin diferente y ello, segn nues-tro criterio, nos lleva a decir que existen propiedades ecolgicas concretas en elseno de cada contexto social.

    EL MICROSISTEMAEs conocido y asumido desde los estudios de Lewin (1935) y la formulacin

    de su clebre teora del campo, que la conducta o actuacin del individuo en unmomento dado es producto de su interaccin con un ambiente especfico [Con-ducta = funcin (persona-ambiente)]. Ello debe hacernos pensar que la psicologadefinida como ciencia de la conducta dara a la parte independiente de la ecuacinuna sustancial importancia. Dicho de otro modo, que se investigara pormenori-zadamente a la persona, al ambiente y a la interaccin entre ambos. Pero no es asy basta realizar un repaso de los textos clsicos y contemporneos para darse cuen-ta de ello. Generalmente se da, y as lo expres Bronfenbrenner, una hipertrofia dela teorizacin y la investigacin de las propiedades de la persona y tan slo una

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    caracterizacin rudimentaria del ambiente. Este es un atolladero comn de lainvestigacin ambiental del que parece que no se ha podido salir todava.

    Es por ello que las interpretaciones de los efectos ambientales sobre los suje-tos se expresan en lo que Lewin llam trminos tericos de clase. De tal manera,las diferencias que se observan ntidamente entre personas procedentes de uno uotro entorno se explican como simples atributos del entorno de procedencia encuestin. Incluso, cuando se describe el ambiente, se hace en funcin de unaestructura esttica, rocosa e inmutable que no hace concesiones a los procesos deinteraccin que se producen y por medio de los cuales se instiga, apoya y desarro-lla la conducta de los participantes. Adems, todas estas elaboraciones se realizana partir de resultados extrados en condiciones de laboratorio o muy similares alas que se daran en un laboratorio lo cual anula el impacto que el ambientepudiera tener sobre las conductas que se analizan.

    Todas las actividades molares, es decir, las actividades de los dems, sonformas de conducta. Pero, en opinin de Bronfenbrenner, no todas las conductasson formas de actividad molar porque no todas las conductas tienen la misma sig-nificacin para los sujetos ni influyen en ellos de igual manera. De hecho, muchoscomportamientos son tan efmeros que poseen una importancia mnima y otros,aunque duraderos, carecen de significado para las personas que participan delentorno y carecen de importancia. Pongamos un ejemplo: Cuando un sujeto estaaprendiendo a conducir lo realmente importante es la propia conduccin, ascomo las enseanzas que el profesor intenta transmitirle (la actividad molar), perono la forma que el profesor tiene de sentarse en un momento dado. De este modo,lo que destaca en toda actividad molar son dos elementos:

    1. Persistencia temporal.

    2. Prominencia en el campo fenomenolgico de la accin en curso y de lasotras personas presentes en el entorno.

    Luego:Actividad molar = Proceso continuo y progresivo

    Actividad molecular = Un simple acto

    Las actividades molares, segn indica Bronfenbrenner, se caracterizan tambinpor tener un momento propio, es decir, un sistema de tensin que contribuye a su per-sistencia en el tiempo hasta que se completa la actividad. Dicho momento se produ-ce por la existencia de la intencin. La intencin no es otra cosa que el deseo de hacerlo que se hace ya sea por ello en s o para obtener algn fin. Hay casos en los que no

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    existe una intencin consciente pero, precisamente, en ellos la intencin se hacenotar por su ausencia. De esta guisa, las actividades varan segn el grado y la com-plejidad de los motivos u objetivos por los que se ponen en marcha. Tal variacinencuentra su reflejo en dos dimensiones adicionales de carcter fenomenolgico:

    1. Perspectiva temporal. Depende que el actuante perciba la actividadcomo si se produjese slo en el presente inmediato (al participar en ella),o como parte de una trayectoria temporal ms amplia que puede prolon-garse hacia atrs en el pasado, o hacia delante en el futuro.

    2. Meta estructurada. Depende de la anticipacin temporal en muchoscasos, dado que puede percibirse como un curso nico de accin (abrirun cajn para extraer un objeto que necesitamos), o bien, como incluidaen una secuencia de pasos o submetas que forman parte de una previaplanificacin de etapas (entrar en un librera para comprar un libro quedebe estudiarse para aprobar un examen).

    Todava es capaz Bronfenbrenner de encontrar una tercera dimensin en laque es posible detectar una variacin dentro de una actividad molar: En la medi-da en que pueden invocar objetos, personas y hechos que no estn en realidad pre-sentes en el entorno inmediato (narraciones, conversaciones... etc.). Se producemediante este proceso una expansin del mundo fenomenolgico del actuantems all de la situacin inmediata. Puede hablarse, de tal modo, de una ecologade la vida ambiental ya que el sujeto puede crear mesosistemas mentales.

    Las relaciones con los dems se constituyen como otro elemento del micro-sistema que aumenta la complejidad de anlisis de las experiencias dentro delentorno. Muchas actividades molares pueden realizarse en soledad pero otras tan-tas exigen de la instruccin de o con los dems. Al principio, en los primerosmomentos del aprendizaje de ciertas actividades algo que se da con especial fre-cuencia en la infancia pero que en absoluto es privativo de ella estas interaccio-nes suelen ser didicas, esto es, referidas a una sola persona por vez. Pero prontoson ms complejas y la interaccin habitual amplia el nmero de personas, dn-dose lo que habitualmente se conoce como sistema N+2. A medida que el sujetoes capaz de establecer por s mismo complejas relaciones interpersonales dentrode un ambiente especfico se refleja un principio importante para la accin huma-na pues, en la misma medida expansiva, el individuo se hace capaz de participaren el ambiente y, por tanto, de modificar y aumentar su estructura y contenido. Porltimo, a medida que se amplan estas capacidades, el sujeto se hace capaz de des-arrollar ms de una actividad por vez.

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    Si colocamos a las personas en distintos roles al azar, en otro tipo de situa-ciones reales, y ello incluso dentro del mismo entorno en el que habitualmenteinteractan, la influencia del cambio de rol sobre las actividades y relaciones enlas que participen ser radical y, supuestamente, habr de alterar el curso de susacciones (Bronfenbrenner seala que esto no deja de ser una suposicin ya que enrealidad no tenemos pruebas experimentales claras a tal respecto). Lo cierto es queno tener en cuenta este detalle ha motivado que muchos experimentos tengan con-secuencias psicolgicas desastrosas para los sujetos experimentales y su entorno(un detalle sobre la escasa tica en algunos investigadores). Bajo un patrn ecol-gico de trabajo esos daos no se hubieran producido puesto que el investigadorhubiera podido reconocer, a la hora de disear el experimento, los daos poten-ciales del mismo estando en disposicin de evitarlos.

    Un enfoque ecolgico requiere de la alteracin de la definicin de rol gene-ralmente aceptada. Esta definicin, la aceptada, implica un marco de referenciafenomenolgico pero no tiene en cuenta el elemento de reciprocidad bsico parala orientacin de los sistemas que estamos utilizando. Es por ello que redefinimosel concepto de rol de un modo ms conveniente a nuestro modelo, as, aceptandola definicin de Bronfenbrenner: Un rol es un conjunto de actividades y relacio-nes que se esperan de una persona que ocupa una posicin determinada en lasociedad, y las que se esperan de los dems, en relacin con aquella.

    Los roles suelen identificarse con las etiquetas que se utilizan para designardistintas posiciones sociales en una cultura. Estos puestos, en general, se diferen-cian en funcin de la edad, el sexo, el parentesco, el estatus social, etc., aunquehay otros parmetros como el grupo tnico de pertenencia que pueden entrar enjuego. En la prctica, la etiqueta de rol de una persona puede ser definida en res-puesta la pregunta quin es esa persona?, desde la perspectiva de alguien queconoce a tal persona y el contexto social en el que se ubica.

    Las denominadas por Bronfenbrenner expectativas de roles, hacen refe-rencia al cmo ha de actuar una persona que ocupa una posicin concreta, porun lado, y al cmo han de actuar los dems respecto de ella, por otro. Talesexpectativas pertenecen no slo al contenido de las actividades sino tambin alas relaciones entre las dos partes, en funcin de unos parmetros didicosespecficos. El propio Bronfenbrenner pone el siguiente ejemplo: Se supone quetanto un padre como un profesor dan orientacin a los jvenes y, por tanto, seespera que stos ltimos acepten tal orientacin en una relacin caracterizadapor un nivel elevado de reciprocidad, afecto mutuo y equilibrio de poderes enfavor del adulto. Pero, respecto del padre, se supone que el grado de reciproci-dad y afecto mutuo ha de ser mayor y que la autoridad paterna abarca una parte

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    mayor de la vida del joven que la del profesor o al menos as se entiende en lassociedades occidentales.

    Es evidente que el concepto de rol implica una integracin de los elementosde actividad y relacin en funcin de las expectativas de la sociedad. Pero comoestas expectativas estn definidas al nivel de la subcultura o de la cultura en sutotalidad, el rol, que funciona como un elemento del microsistema, tiene sus ra-ces en el macrosistema, la ideologa y las estructuras institucionales que se aso-cian con l. Por esto se explica que es precisamente el hecho de que los rolesestn incluidos en este contexto ms grande, lo que les da el poder especial parainfluir en (e incluso imponer) el modo en que una persona se comporta en unasituacin determinada, las actividades en las que participa, y las relaciones que seestablecen entre esa persona y las dems que estn presentes en el entorno.

    Urie Bronfenbrenner reflej el funcionamiento del microsistema como tota-lidad en dos proposiciones que constituyen un principio bsico del enfoque eco-lgico y su mtodo de investigacin:

    a. Los diferentes tipos de entorno dan lugar a patrones distintivos de rol,actividad y relacin para las personas que se convierten en participantesde esos entornos.

    b. Un entorno adquiere validez ecolgica para la investigacin de la con-ducta humana y el desarrollo slo cuando se cumplen las dos condicio-nes siguientes: cuando el investigador investiga y llega a conocer el sig-nificado psicolgico y social que la experiencia en el ambiente tiene parael sujeto, y cuando el significado subjetivo de la situacin de la investi-gacin corresponde a la experiencia ambiental a la que el investigadorquiere generalizarla.

    Es muy probable que la segunda proposicin se viole en el transcurso de lamayora de las investigaciones y, obviamente, la psicologa experimental es cues-tionable en este sentido al presentar grandes limitaciones. El problema es que enla mayor parte de los casos histricos se ha trabajado con animales y ello la ha sal-vado de una semejante puesta en cuestin que, al abordar la situacin ambientaldel ser humano, se hace evidente y necesaria. Porque un modelo de investigacinque puede resultar adecuado para estudiar la conducta y el desarrollo de especiessubhumanas no es ni puede ser suficiente para el caso humano. Los socilogos sehan dado cuenta de esto mucho antes que los psiclogos, y han buscado y encon-trado un buen nmero de formas de eludir las nefastas consecuencias de la acep-tacin acrtica del modelo de trabajo impuesto por las ciencias naturales.

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    Los paradigmas de la Fsica y la Qumica tienen gozan de gran predicamen-to entre los psiclogos cuando en realidad ofrecen un fundamento errneo al care-cer de validez ecolgica. Desde el punto de vista de la ciencia natural, es vlidocolocar los objeto en un vaco fsico para que caiga. De esta forma pueden expli-carse las leyes que rigen su conducta bajo un ptimo control, pero esto no sirve enel caso de las personas. Un ser humano no puede funcionar de forma ptima sumi-do en un vaco social. Y [manifiesta Bronfenbrenner] como los seres humanos, aligual que todas las criaturas vivas, poseen fuertes mecanismos de supervivencia,lo primero que hace una persona en estas circunstancias es llenar el vaco con sig-nificado social. Destaquemos que este tipo de problema no es privativo en abso-luto de las situaciones de laboratorio. De hecho, los trabajos de campo basados enel prejuicio cientificista suelen general, muy a pesar de las precauciones del inves-tigador, situaciones experimentales muy similares a las que se observan en cual-quier laboratorio. Por ejemplo, cuando se pide a un sujeto que evale ciertosaspectos del ambiente en el que vive, ste, sin nimo de mentir, tiende a situarseante la expectativa generada por la investigacin en curso y suele decir justamen-te aquello que al encuestador le interesa escuchar. Tanto el encuestador como elencuestado se comportan de acuerdo a las expectativas de rol que de ellos se tieneporque, al fin, la situacin establecida es una situacin social, pretendidamenteasptica, a la que inconscientemente se rellena de un contenido social.

    CONCLUSIN: ALGUNAS NOTAS SOBRE EL MESOSITEMAUrie Bronfenbrenner encontr al menos cuatro posibles tipos de relaciones

    entre los microsistemas:

    1. Participacin en entornos mltiples. Forma ms elemental de conexinentre los entornos ya que se requiere al menos una de sus manifestacio-nes para un mesosistema. Tiene lugar cuando una misma persona reali-za cualquier tipo de participacin que ha de producirse de manerasecuencial, de suerte que podemos definir la participacin en entornosmltiples como de los entornos en los que la persona participa. La exis-tencia de esta red (este mesosistema) se establece cuando la personaingresa por primera vez en un entorno nuevo: Cuando eso sucede esta-mos ante un ejemplo claro de transicin ecolgica. La persona que parti-cipa en ms de uno de los entornos de un mesosistema es llamada vn-culo primario. Las dems personas que participan en esos entornos son

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    denominadas vnculos complementarios. Una dada en uno de los entor-nos que incluya como miembro a una persona que sirva de vnculo esdenominada dada de vinculacin.

    2. Vinculacin indirecta. Cuando la misma persona no participa de mane-ra activa en ambos entornos an puede establecerse una conexin entreellos a travs de un tercero, que funciona como vnculo intermediarioentre las personas de los dos entornos. Las personas que participan enambos entornos ya no se encuentran cara a cara de modo que formanparte de una red de segundo orden entre entornos.

    3. Comunicaciones entre entornos. Mensajes que se transmiten entreambos entornos con la intencin expresa de proporcionar informacinespecfica a las personas del otro entorno. La comunicacin puede esta-blecerse de muchas formas: cara a cara, por telfono, por carta... Y puedeser unilateral o de doble sentido.

    4. Conocimiento entre entornos. Informacin o experiencia que existe enun entorno con respecto de otro. Tal conocimiento puede obtenerse a tra-vs de comunicaciones entre entornos o de fuentes externas a los mis-mos como, por ejemplo, una biblioteca.

    Desde nuestra perspectiva, el complejo bosquejo terico de Bronfenbrennerse alarga, incluso, ms all del campo de lo social. La misma estructura fsica delas ciudades e incluso de las casas responde a una visin del mundo que vamucho ms all de las meras necesidades y restricciones que impone el medioambiente. De tal modo, la eleccin de los modelos de diseo considerados tiles oefectivos por los diseadores de espacios son, por consiguiente, modelos elabora-dos que han debido pasar una larga serie de cribas desde que son concebidos enel macrosistema, hasta que son levantados fsicamente para transformarse en par-tes del microsistema o el mesosistema de los individuos. Podramos decir que enlo que a la vida urbana respecta entendida en el sentido amplio de vida social yfsica no existe nada azaroso, no hay elementos dejados a su suerte ni cabos suel-tos. Todo, si bien es algo a lo que no suele prestarse una gran importancia ya queforma parte de lo aparentemente rutinario, se encuentra en ella de alguna maneradelineado con anterioridad. La experiencia del ambiente es algo que se ensea alsujeto desde que nace y que ste aprende, desarrolla y a su vez ensea a otrosmenos experimentados: Aquellos ambientes generados por culturas o subculturasque el sujeto en principio desconoce sern tambin, como es obvio, extraos yexticos para l.

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