El 20 de marzo se celebra el día internacional del cuentacuentos o narrador oral. Esta iniciativa que antecede en un día al Día Internacional de la Poesía, surgió el año 2001 en Suecia, cuando se pusieron de acuerdo en que este día y durante todo su jornada así como su noche, se contasen cuentos en los más variados lugares. Con el tiempo, han sido varios los países que se han sumando a esta fiesta y los más beneficiados han sido, cómo no, los niños que adoran que les cuenten historias; pero también los adultos y los ancianos han podido disfrutar el placer de oír historias.

En los días próximos al aniversario, en varios países se realizan actividades relacionadas con el arte de contar cuentos. En España, por ejemplo, el Festival Coruña celebra el arte de palabra y sus diversas formas de narrar historia, en especial la forma oral; mientras en Madrid, más de sesenta lugares públicos, entre los que se cuentan bibliotecas, hospitales, teatros, salas cunas, librerías, etc. se unen en una voz común para contar cuentos a viva voz. Otra ejemplo sucede en Cuba, donde desde el año 2006 que se realiza la "Primavera de cuentos", un festival que promueve el arte de los narradores orales.

El amor por contar historias es contagiosoPaz Corral es una cuentacuentos chilena que ha dedicado gran parte de su vida a asombrar a quienes quieran escuchar sus historias. Basta con que todo comience con un "Había una vez…" para que los ojos brillen, las bocas se entreabran un poquito y la imaginación comience a volar con desenfreno. Conversamos con Paz para saber y conocer un poco más acerca de este oficio.

Mucha gente cree que para ser un cuentacuentos solo basta con saber contar un cuento en voz alta. Pero la narración oral significa mucho más que contar con buena entonación y saber hacer las pausas adecuadas al contar una historia, ¿no es cierto?Sí, contar una historia implica mover emociones, las del narrador y las de quien la recibe. Es por eso que un mismo cuento siempre sonará distinto en la boca de distintos narradores. A través de ese compartir emociones se construyen sueños y mundos, se crean lazos y se transmiten afectos.

¿Cuáles son las técnicas necesarias que un narrador oral debe conocer y aprender para que su arte llegue a la gran cantidad de oídos?Un narrador debe preparar muy bien su repertorio. Eso significa no solo escoger una historia adecuada en contenido para el grupo que lo oye, sino que también trabajar sobre el texto para construir una narración solida, donde la memoria no cumple un rol significativo. Hay que aprender a usar el cuerpo, la voz y los gestos como herramientas al servicio de la historia que se cuenta. La voz debe ser clara, la modulación correcta y la entonación y la intencionalidad exactas, ya que todo (personajes, lugares, objetos) se construye a través de la palabra.

Hablemos del público, ¿has contado cuentos para grandes y niños? ¿Qué público es más receptivo a las historias? ¿Cómo ves la capacidad de asombro entre estos dos grupos etáreos?Cuento cuentos para todas las edades. Lo que me asombra y hace que cada vez me enamore más profundamente de lo que hago, es que cuando las personas escuchan una historia, tengan los años que tengan, vuelven a convertirse en niños y recuperan la

capacidad de asombro. He visto adultos muy serios dejar su rol por un rato y participar activamente en el desarrollo de una narración. Basta que un cuento empiece para que todo se llene de magia.

¿Cuál fue tu motivación personal que te llevó a seguir el camino de cuentacuentos?Siempre me gustó contar cuentos a mis hijos. Debe ser porque mi abuelo materno me los contaba a mí cuando era niña y porque me crié en Ovalle, en el campo chileno, donde se cuentan historias para explicarlo todo. Tuve la oportunidad de tener maestras que son cuentacuentos y personas maravillosas y que aman lo que hacen. Ese amor por contar historias me lo contagiaron y hoy trato de contagiarlo yo a quienes me oyen.

¿Existe un cuento favorito... ese que nunca falla?Me encantan los cuentos de la tradición popular, tienen esa sabiduría que los hace eternos. Dentro de esos, mi favorito es El pelo de oro del diablo. Dentro de los cuentos de autor, El árbol florecido de lilas de María Teresa Andruetto, El cuento de la isla desconocida, de José Saramago y Ocho patas y un cuento de Beatriz Concha están entre los que trato siempre de incluir en mis narraciones.