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Desnudando el discurso político.

Falacias, políticos y periodistas.

Patricia Nigro

Agustina Blaquier

FRAGMENTO

Buenos Aires, 2014

Con la colaboración de:

Belén Aliberti

Carolina Roncarolo

3

Índice

Agradecimientos 3

¿Cómo surgió este libro? 5

Capítulo 1 Sobre las falacias 7

1. Las falacias 7

2. Cuándo se comete una falacia 18

3. Algunas precisiones sobre periodismo y discurso político 23

Capítulo 2 Sobre una ética de la argumentación y las falacias 25

Anexo 3 Bases teóricas de la argumentación 35

1. Orígenes 35

2. Qué es la argumentación 37

1. Partes del texto argumentativo 44

2. La refutación 51

3. La Nueva Retórica 52

Bibliografía en orden alfabético 72

4

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento es, en primer lugar, para el doctor Fernando Ruiz

quien propuso la idea de este proyecto y nos apoyó, con paciencia inaudita,

hasta su culminación. A él y a su entusiasmo le dedicamos este trabajo.

Además, agradecemos al señor Carlos Blaquier, que apoyó

desinteresadamente para conseguir los diarios del corpus.

Como siempre, damos gracias a nuestros maestros, el doctor Pedro Barcia y la

profesora María Elena La Rosa, la primera en iniciar la enseñanza de la

argumentación y del debate en nuestra universidad, cuando estos temas no se

habían siquiera mencionado en los programas académicos.

Agradecemos también al entusiasta Mario Riorda por creer en nuestro trabajo y

al equipo de Biblos por publicarlo.

Finalmente, un agradecimiento especial a nuestras colaboradoras y ayudantes

de investigación, la licenciada Belén Aliberti y nuestra ayudante alumna,

Carolina Roncarolo.

Dra. Patricia Nigro

Lic. Agustina Blaquier

Facultad de Comunicación

Universidad Austral

5

“Comprendió con cierta amargura que nada podía esperar de aquellos alumnos

que aceptaban con pasividad su doctrina.”

Jorge Luis Borges, “Las ruinas circulares”

6

¿Cómo surgió este libro?

“El arte de persuadir consiste en agradar y en convencer,

los hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón."

(Pascal)

Este libro se basa en una investigación, dirigida por mí y con la coordinación de

la Lic. Agustina Blaquier. Fue realizada gracias a la colaboración de dos

ayudantes de investigación de la Facultad de Comunicación de la Universidad

Austral. Comprende: el discurso político, el periodístico y su interrelación en la

palabra del periodista gráfico, que repite de acuerdo con la llamada, por Núñez

Ladevéze (1999), “jerga del portavoz”, es decir, las palabras proferidas por el

político entrevistado. El carácter de la investigación fue empírico y su objetivo

último, didáctico. (Para un análisis detallado de la investigación realizada,

puede verse el Anexo 1, en este libro.)

En el capítulo 1, intentamos explicar qué son las falacias, cómo se clasifican y

cuándo se cometen. El objetivo es que el lector pueda comprender su

frecuencia, su facilidad para ocultarse en todo discurso, especialmente, el el

político y se introduzca en el reconocimiento consciente de estas estrategias

argumentativas, persuasivas pero inválidas.

En el capítulo 2, desarrollamos una breve recorrida sobre las bases de una

ética de la argumentación y de las falacias. Nuestro interés está puesto en que

el lector pueda comprender el valor ético que tiene el uso y abuso de las

falacias, en el discurso de los políticos y en el de los periodistas que los utilizan

como fuentes.

7

El capítulo 3 formula lineamientos didácticos para la enseñanza de la detección

y el uso de las falacias y de la argumentación en general. Pensamos este

capítulo en especial para quienes en su labor cotidiana trabajan con discursos

entramados de falacias (jefes y voceros de prensa, políticos, funcionarios,

periodistas).

Con el capítulo 4, pretendemos resumir los puntos clave para el tratamiento de

las falacias, su detección y la importancia de este tema para la prensa.

Finalmente, hemos agregado tres anexos: el primero brinda al lector más

interesado en los aspectos académicos, una completa síntesis de la

investigación realizada con los diarios de Capital Federal. En el segundo

anexo, ofrecemos un listado de las falacias cometidas en los titulares de las

tapas de los diarios analizados. El hecho de que la falacia aparezca en tapa

hace que su presencia sea más destacada y preocupante. Por último, como

investigadoras universitarias, brindamos al lector interesado, en el tercer anexo,

una síntesis apretada de la teoría de la argumentación, que hoy ocuparía

muchos volúmenes.

En el lenguaje cotidiano, "falacia" equivale a engaño. Pero, para los lógicos y

para los lingüistas, las falacias pueden entenderse como una argumentación

psicológicamente persuasiva pero incorrecta. Las falacias pueden ser

accidentales o deliberadas. Todos cometemos falacias cuando argumentamos.

Nuestra preocupación, aquí, es el uso de las falacias deliberadas y la falta de

reconocimiento por los periodistas, que las citan acríticamente. Tal vez y

seguramente, por falta de conocimiento o por la demandante rutina de su

profesión o, tal vez, y eso es lo más serio, por falta de responsabilidad o por

una mera intencionalidad sesgada.

Tomás Eloy Martínez, periodista y maestro de periodistas, señalaba que las

herramientas básicas que un periodista no podía en modo alguno dejar de

ostentar eran el buen manejo de su lengua y una ética intachable. Entre estos

dos objetivos: manejar correctamente el idioma y actuar éticamente como

profesional, se encuentran las falacias. Usar la palabra para manipular la

realidad implica la carencia del dominio lingüístico y la falta de criterios éticos

claros a la hora de brindar la información a los lectores.

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Capítulo 1 Sobre las falacias

"Las palabras no se las lleva el viento. Siempre tienen una dirección y alguien las acapara."

(Roberto Marafioti)

1. Las falacias

Como señalamos ya, para el decir cotidiano, cometer una "falacia" equivale

intentar engañar al lector u oyente. Sin embargo, hemos aclarado que las

falacias son, casi siempre, argumentaciones psicológicamente persuasivas

pero definitivamente incorrectas.

Podemos, así, definir a la falacia como cualquier tipo de modo argumentativo

indebido que parece demandar nuestra convicción y ser decisivo de la

cuestión tratada, cuando en realidad carece de perfección y de corrección

argumentativa.

Nos conciernen, en este trabajo, las falacias deliberadas y la falta de

conocimiento de ellas por parte de muchos periodistas, que las repiten

frecuentemente de modo acrítico. Nos conciernen también las falacias

cometidas por los políticos, en principio, como ciudadanas y, luego, como

fuente de la que se nutren los periodistas.

L AS FALACIAS PUEDEN SER

ACCIDENTALES O DELIBERADAS.

NADIE ESTÁ LIBRE DE COMETER

FALACIAS CUANDO ARGUMENTA.

9

Las falacias “no formales” son argumentaciones que, en vez de brindar

pruebas que fundamenten una afirmación, acentúan la eficacia del discurso.

Generalmente, corresponden a relaciones no lógicas entre premisas y

conclusión. Se remiten a sentimientos, actitudes o valores de los que debaten y

pueden basarse en un lenguaje ambiguo (Ceolín y otros, 2003).

Argumentar es un proceso discursivo en el que el hablante brinda una serie de

enunciados como buenas razones para que su interlocutor opine de la misma

manera u obre en una dirección determinada. (Fuentes Rodríguez y Alcaide

Lara, 2007: 9-12).

Es importante aprender a reconocer falacias para examinar nuestras

argumentaciones y para señalarlas en la posición contraria durante un

intercambio lingüístico y de ideas.

Cuando se reconoce una falacia en el discurso oponente, no debemos indicar

qué clase de falacia se está usando, sino demostrarle cómo o por qué un

aspecto de su argumentación es falaz en ese contexto dado (porque puede no

serlo en otro). Asimismo, Cattani (2003: 85) remarca la importancia del

contexto para que un argumento sea considerado falacia.

LAS FALACIAS SE CLASIFICAN EN

FORMALES Y NO FORMALES.

DEBEMOS ESTUDIAR LAS FALACIAS

POR DOS RAZONES:

1) POR LA FRECUENCIA EN LA

QUE APARECEN.

2) POR SU UTILIDAD PARA

DESCUBRIR ARGUMENTOS

ERRÓNEOS. (NOCETTI, 1990)

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Algunos autores aclaran que no siempre es fácil determinar a qué caso o a

qué tipo de falacia se está refiriendo, porque el contexto es fundamental

para comprender si es o no es una falacia lo que se produce. Al respecto dice

Raiter (2003: 39): “…los problemas de significado dependen también, más allá

de la calidad de los signos, del contexto (en sentido amplio, por ahora) en que

aparecen.” Y al ya citado problema del contexto, Raiter agrega la interpretación

de lo no dicho. “…sin lo no dicho no hay interpretación posible.”

Las falacias atentan contra el pensamiento crítico. Pedimos a los referentes de

nuestra cultura, periodistas y políticos en este caso, que ejerzan este tipo de

pensamiento y que no se expresen mediante la manipulación psicológica, la

amenaza o el prejuicio. El pensamiento crítico nos permite acercarnos la

verdad usando nuestra razón. Supone las habilidades intelectuales de:

a) Analizar.

b) Sintetizar.

c) Interpretar.

d) Abstraer.

e) Comparar.

f) Ilustrar.

g) Explicar.

h) Evaluar. (Kaufmann, 2011)

NO PODEMOS CATALOGAR A UNA FRASE

COMO FALACIA, SI NO TENEMOS EN

CUENTA AL CONTEXTO (ESPACIO, TIEMPO

E INTERLOCUTORES).

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Existen diferentes clasificaciones de falacias. La cantidad de falacias es

infinita como infinitos son los errores que los seres humanos podemos

cometer en nuestros juicios (Ceolín y otros, 2003). Sin embargo, para

simplificar, hemos decidido crear nuestra propia clasificación, sobre la

base de las propuestas por lógicos y lingüistas.

Así, podemos distinguir:

a) falacias de evidencia (por ejemplo, los avisos de películas que citan

solamente a los críticos en aquello que le conviene a la venta de la

película);

b) falacias de lenguaje (ambigüedades, verbalismo, palabras cargadas

de sentidos ajenos a la argumentación, estructuras gramaticales

confusas);

c) falacias de pseudoargumentos (las que siguen):

¿POR QUÉ MUCHAS DE LAS FALACIAS TIENEN

NOMBRE EN LATÍN?

PORQUE LOS ROMANOS TOMARON DE LOS

GRIEGOS LOS CONCEPTOS DE LA RETÓRICA

Y ASÍ, HASTA HOY, MUCHOS DE ESOS

NOMBRES SE CONSERVAN.

12

1. Argumento dirigido contra el hombre (ofensivo) AD PERSONAM

En lugar de refutar lo afirmado, se ataca a la persona del adversario.

Se lo descalifica ofensivamente para no darle crédito a sus afirmaciones.

2. Argumento dirigido contra el hombre (circunstancial) AD HOMINEM

Intenta descalificar una afirmación haciendo referencia a una

circunstancia particular de la persona que la propone. Consiste en demostrar

que el adversario es parte interesada en la afirmación o en decir que presenta

contradicciones en sus creencias.

3. Argumento por la ignorancia

Fundamentar la verdad de una conclusión sobre la base de la carencia

de pruebas que la refuten.

4. Apelación a la autoridad AD VERECUNDIAM

Se apoya lo que se afirma sobre la autoridad de instituciones o de

personas prestigiosas. El mecanismo psicológico es el dogmatismo y la

apelación a la autoridad. Es falaz apelar a una autoridad para un tema en el

que esta no es experta.

El argumento de autoridad (ad verecundiam) fue criticado duramente ya

que su abuso se opone a toda novedad, a todo descubrimiento y a todo

cambio, en la medida en que alguien se opone a las autoridades consideradas

infalibles.

Una autoridad no puede prevalecer frente a una verdad demostrable

pero, cuando se trata de opiniones de valor, lo más frecuente es que lo que

realmente se discuta es la autoridad invocada.

ESTOS DOS TIPOS DE FALACIA FUERON LOS MÁS

ENCONTRADOS EN LA INVESTIGACIÓN REALIZADA.

INSULTAR O DESCALIFICAR AL OTRO ES EL MEJOR

MODO DE DEMOSTRAR INCAPACIDAD PARA EL

DIÁLOGO Y FALTA DE CORTESÍA.

13

Algunos ejemplos de autoridades pueden ser:

a) La opinión unánime, común.

b) Los sabios, los filósofos, los padres de la Iglesia, los profetas:

categorías de hombres.

c) La física, la doctrina, la Biblia, la religión: autoridad impersonal.

d) Autoridades designadas especialmente (Perelman, 1997).

5. Apelación a la piedad o a la misericordia AD MISERICORDIAM

Apoyarse en la sensibilidad del receptor. Se trata de lograr una

conducta apelando a circunstancias dolorosas.

6. Apelación al pueblo AD POPULUM

Apelar a los valores y sentimientos gregarios de una comunidad o

grupo. Exacerbar el entusiasmo del público para aceptar una conclusión que no

se basa en buenas evidencias.

7. Apelación a la fuerza AD BACULUM

El báculo o el bastón hace referencia a la amenaza física que se puede

hacer sobre el adversario. Pero también sucede que no se llegue a esos

extremos, si no que se recurra a la coacción o a la amenaza psicológica

para lograr la aprobación. Para algunos, si el adversario se pone violento,

estamos ganando la discusión. (Kaufman, 2011)

8. Argumento terminante:

Se trata de generalizaciones del tipo "Todos saben...", "Nadie

ignora..." o que se apoyan en lo que "el pueblo" piensa o desea.

ES LA FALACIA TÍPICA DE

LOS DEMAGOGOS.

OTRO MODO DE DECIRLO

PODRÍA SER:

SI ALGUIEN NOS HACE

ENOJAR, NOS DOMINA.

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9. Equívoco:

Es el resultado de la ambigüedad de un término que aparece en

alguna argumentación, porque tiene más de un sentido.

10. Anfibología:

Se saca una conclusión a partir de enunciados que, debido a una

mala organización sintáctica, tienen más de una interpretación. El

enunciado será verdadero o falso, según cómo se lo interprete. Es muy

similar a la anterior, en vez de una palabra, lo que confunde es una frase.

11. De énfasis:

Se interpreta literalmente una afirmación poniendo énfasis en alguna de

las expresiones que contiene. Al sacar la frase de contexto, puede entenderse

de diferentes modos. El remedio más eficaz contra la exageración es la

definición concreta de los puntos por discutir y de las condiciones en que se

desarrollará la discusión (Kaufmann, 2011).

12. De composición:

Se le da a una totalidad una propiedad que posee una de sus

partes. La suma de las partes no es la que genera las propiedades del

todo. Otra posibilidad es confundir las propiedades colectivas con las de

los individuos.

LA CLAVE PARA EVITAR LOS

EQUÍVOCOS ES DEFINIR

CLARAMENTE

LO QUE SIGNIFICAN PARA CADA

PARTE

LOS CONCEPTOS QUE SE

DISCUTEN.

ESTA FALACIA OPERA EN LOS PREJUICIOS

RACIALES O RELIGIOSOS.

POR EJEMPLO, CUANDO SE CONSIDERA QUE

TODOS LOS MIEMBROS DE UNA RAZA O

RELIGIÓN POSEEN LAS MISMAS

CARACTERÍSTICAS POSITIVAS O NEGATIVAS.

15

13. De división:

Es la inversa a la anterior. Consiste en atribuir a una parte

cualquiera de un todo una propiedad de este.

14. Pregunta compleja:

Se formula un interrogante que contiene más de una pregunta

simple de manera tal que el adversario no pueda responder por sentirse

abrumado o confuso.

15. Argumento por causa falsa POST HOC ERGO PROPTER HOC

Se unen como causales hechos que fueron correlativos en el

tiempo.

16. Petición de principio (o de la aserción repetida):

Se toma como premisa válida la misma conclusión que se quiere

demostrar. Es un razonamiento circular.

17. Generalizaciones:

Usar evidencias poco representativas o simplificaciones.

ES DEL ACERVO POPULAR EL CONCEPTO DE

“SER YETA” O TRAER MALA SUERTE.

ESTO ES:

SE ACUSA A UNA PERSONA DE CAUSAR

DAÑOS CADA VEZ QUE SE PRESENTA, COMO

SI EL TIEMPO Y LA CAUSA FUERAN LO MISMO.

EN LA VIDA EXISTEN MUCHAS COINCIDENCIAS.

POR EJEMPLO: LA

JUSTICIA ES LENTA

PORQUE TIENE QUE SER

LENTA.

HAY QUE CUIDAR CON LAS PALABRAS: TODOS,

NADIE, SIEMPRE, NUNCA.

EN VERDAD, HAY MUCHAS EXCEPCIONES EN LA

REALIDAD COTIDIANA.

16

18. NON SEQUITUR :

Usar una conclusión que no se deriva (no se sigue) de las

premisas ni de la evidencia.

19. Del punto irrelevante:

Emplear un argumento poco sólido para distraer del punto fuerte

del adversario. Es una táctica meramente evasiva.

20. Del hombre de paja o del espantapájaros :

Refutar vehemente un argumento menor del contrario (incluir un

argumento distractor). Otra táctica de evasión.

21. Apelación a la tradición:

Decir que siempre alguna cosa se hizo de ese modo.

22. Pseudo pregunta:

Utilizar una pregunta retórica en lugar de un argumento; usar

preguntas eslabonadas, de modo que nadie pueda contestarlas todas y

confundir al adversario.

SUPONER QUE, PORQUE ALGO SIEMPRE

SE HIZO DE UNA MANERA, SIGNIFICA

QUE ESO NO PUEDE MEJORARSE

INTRODUCIENDO UN CAMBIO.

LES SUCEDE A MENUDO A LOS JÓVENES

QUE INGRESAN EN EL MUNDO LABORAL.

LOS MAYORES, MÁS TEMEROSOS DE

LOS CAMBIOS, TIENDEN A RESISTIR LAS

NOVEDADES USANDO ESTA FALACIA.

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23. Falsa analogía:

Utilizar comparaciones que no sirven para ejemplificar ese

argumento.

24. Simplificación:

Exponer una sola causa como único causante de un efecto

importante.

25. De la única alternativa:

Convencer de que hay solo dos opciones frente a un tema.

26. Del pensamiento abstracto:

Usar un pensamiento abstracto como si se hablara de una

realidad ("La Medicina dice...; la Política dice…").

27. De escape:

Ignorar la cuestión, y desplazarse a otro tema. Es el llamado “irse

por las ramas” pero intencionalmente.

CUANDO SE INTRODUCE UNA

ANALOGÍA O COMPARACIÓN,

HAY QUE SER MUY CUIDADOSO DE

QUE LOS TÉRMINOS Y LAS

CONDICIONES QUE SE COMPARAN

SEAN REALMENTE COMPARABLES

ENTRE SÍ.

LOS HECHOS SE

SUCEDEN POR CAUSAS

COMPLEJAS, ALGUNAS

HASTA INSOSPECHADAS.

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28. Respuesta estructurada:

Se repite una frase, una pregunta o una serie de preguntas poco

importantes y el adversario solo puede responderla de un modo

predeterminado.

29. Pretensión especial:

El que argumenta acepta una línea de razonamiento y sus

conclusiones, pero reclama una excepción especial para su caso.

30. Denegar una conclusión válida:

Un argumentador no puede refutar o no admite que no puede

refutar las premisas de su oponente y, sin embargo, deniega la conclusión

que lógicamente se sigue de esas premisas.

Decía Schopenhauer (2009):

Nada tan penoso como ver a alguien que discute con otro basándose en razones y

explicaciones y pone todo su empeño en convencerlo, creyendo que únicamente tiene que

dirigirse a su inteligencia. Al fin descubre que su interlocutor no quiere entender; que tenía que

dirigirse también a su voluntad, la cual cierra sus puertas a la verdad y siembra, a propósito,

toda clase de malentendidos, ardides y sofismas, ocultándose detrás de la inteligencia y las

supuestas limitaciones de ella.

Por eso, no tendrá el menor éxito: razones y pruebas contra la voluntad son como si un

fantasma golpease una roca.

PODRÍAMOS ILUSTRARLO CON EL

CASO DEL CAPRICHOSO O DEL

NECIO

QUE NO ATIENDEN RAZONES

PUES SE MUEVEN POR SUS

EMOCIONES.

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31. Apelar a la ignorancia del auditorio o a la propia:

Suele ser exitoso entre personas que no están informadas. El

clásico ejemplo es el del “falso erudito”, que abruma con un

conocimiento que el adversario no puede refutar porque no es de su

incumbencia.

2. Cuándo se comete una falacia

Un aspecto central es saber detectar en qué momento se está cometiendo una

falacia. Ya hemos indicado que el contexto y que el sentido de las palabras

juegan un papel fundamental para su reconocimiento.

Para Van Eemeren y otros (2006: 135-146), cuando se evalúa la

argumentación, en primer lugar, deben examinarse las inconsistencias lógicas

y pragmáticas. Luego, debe evaluarse cada elemento individual para observar

si se basa en un razonamiento válido. Para hacerlo, todo elemento implícito

debe hacerse explícito. Existen, entonces, dos tipos de inconsistencia:

a) Inconsistencia lógica: los enunciados son contradictorios entre

sí.

b) Inconsistencia pragmática: tiene consecuencias en el mundo

real que son contradictorias entre lo dicho y la realidad (2006:

95).

Así, las falacias impiden el desarrollo de la discusión, pues son una violación a

sus reglas, aunque muchas veces sean difíciles de reconocer.

CUANDO UNO AFIRMA Y

NIEGA UNA MISMA

REALIDAD.

CUANDO LAS PALABRAS PROFERIDAS NO

CONCUERDAN CON LOS HECHOS

COMPROBADOS A LOS QUE SE

REFIEREN.

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Estos autores proponen diez reglas útiles que, cuando son violadas, sirven

para identificar cuándo se comete una falacia:

1. Violaciones a la regla de la libertad: Las partes no deben impedirse unas

a otras el presentar puntos de vista o ponerlos en duda.

2. Violaciones a la carga de la prueba: Una parte que presenta un punto de

vista está obligada a defenderlo, si la otra parte se lo solicita.

EJEMPLOS:

SUPONER QUE CIERTOS PUNTOS

DE VISTA SON SACROSANTOS,

QUE SON TABÚES,

O ATACAR PERSONALMENTE AL

OPOSITOR,

JUGAR CON SUS EMOCIONES,

AMENAZAR,

PEDIR PIEDAD,

CONTRADECIR LO QUE SE DIJO EN

EL PASADO CON LO QUE SE DICE

EN EL PRESENTE.

HAY EXPOSITORES QUE TRATAN DE

EVITAR ESTA REGLA:

NO QUIEREN DEFENDER SU PUNTO DE

VISTA,

INVIERTEN LA CARGA DE LA PRUEBA –

USTED PRIMERO DEMUESTRE QUE NO ES

ASÍ-,

EVADEN LA CARGA DE LA PRUEBA:- ES

OBVIO QUE…, NADIE EN SU SANO JUICIO

DIRÍA…,

O USAN LAS LLAMADAS “FORMULACIONES

HERMÉTICAS” –LAS MUJERES SON ASÍ-.

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3. Violaciones de la regla del punto de vista: El ataque de una parte en

contra de un punto de vista debe referirse al punto de vista que

realmente ha sido presentado por la otra parte.

4. Violaciones a la regla de la relevancia: Una parte solo puede defender

su punto de vista presentando una argumentación que esté relacionada

con ese punto de vista.

5. Violaciones a la regla de la premisa implícita: Una parte no puede

presentar algo falsamente como si fuera una premisa dejada implícita

por la otra parte, ni puede negar una premisa que ella misma ha dejado

implícita.

MANIPULAR EL PUNTO DE

VISTA,

PRESENTARLO

INCORRECTAMENTE

O ATRIBUIRLE UN PUNTO

DE VISTA FICTICIO,

SACARLO DE CONTEXTO,

SIMPLIFICAR EL PUNTO

DE VISTA.

APOYARSE EN ALGO

IRRELEVANTE,

USAR LA NO ARGUMENTACIÓN- SE

JUEGA CON LAS EMOCIONES O

CON LAS PREDISPOSICIONES DE

LA AUDIENCIA,

APELAR A LA ÉTICA AL SUBRAYAR

EL BUEN CARÁCTER DEL EMISOR Y

SU EXPERIENCIA-

POR EJEMPLO,

MAGNIFICAR UNA PREMISA

IMPLÍCITA O

NEGARLA.

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6. Violaciones a la regla del punto de partida: Ninguna parte puede

presentar falsamente una premisa como si fuera un punto de partida

aceptado, ni puede negar una premisa que representa un punto de

partida aceptado.

7. Violaciones a la regla del esquema argumentativo: Una parte no puede

considerar que un punto de vista ha sido defendido concluyentemente, si

la defensa no se ha llevado a cabo por medio de un esquema apropiado

que se haya aplicado correctamente.

ES EL CASO DE LAS

FALACIAS CON

PREGUNTAS

COMPLEJAS,

O DE LAS DE PETICIÓN

DE PRINCIPIO.

ES EL CASO DE LA

FALACIA AD POPULUM,

DE LA FALACIA DE LA

GENERALIZACIÓN,

DE LA FALACIA DE LA

FALSA ANALOGÍA,

DE LA FALACIA POST

HOC ERGO PROPTER

HOC.

23

8. Violaciones de la regla de validez: En su argumentación, las partes solo

pueden usar argumentos que sean lógicamente válidos o que sean

susceptibles de ser validados explicitando una o más premisas

implícitas.

9. Violaciones de la regla de cierre: Una defensa fallida de un punto de

vista debe tener como resultado que la parte que lo presentó se retracte

de él y una defensa concluyente debe tener como resultado que la otra

parte se retracte de sus dudas acerca del punto de vista.

10. Violaciones de las reglas de uso: Las partes no deben usar

formulaciones que resulten insuficientemente claras o confusamente

ambiguas y deben interpretar las formulaciones de la parte contraria tan

cuidadosa y tan exactamente como le sea posible.

FALACIA DE LA DIVISIÓN,

FALACIA DE LA

COMPOSICIÓN.

RECHAZAR RETRACTARSE,

RECHAZAR LA RETRACTACIÓN

DE LA CRÍTICA- NO TENGO

OBJECIONES PERO IGUAL NO

CONCUERDO CON ESO-,

CONCLUIR QUE PORQUE UN

PUNTO DE VISTA FUE BIEN

DEFENDIDO ES VERDADERO,

O CONCLUIR QUE NO ES

VERDADERO PORQUE NO FUE

DEFENDIDO EXITOSAMENTE.

FALACIA DE ANFIBOLOGÍA,

FALACIA AD BACULUM,

FALACIA AD HOMINEM.

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Teniendo en cuenta las violaciones a las diez reglas, podemos sostener que la

manipulación puede realizarse de diferentes modos:

a) con una argumentación para la que no se tienen los conocimientos

esenciales y, por lo tanto, no puede juzgarse;

b) mediante las falacias, que llevan a una conclusión equivocada;

c) presentando los hechos desde la posición de autoridad y no

argumentando y

d) reafirmando con marcadores un elemento como conocido de modo que

no se pueda refutar lo sostenido.

3. Algunas precisiones sobre periodismo y discurso político

El periodismo y la política son dos ámbitos estrechamente conectados en la

sociedad actual. Los actores de uno y otro campo se ven obligados a desplegar

un constante juego de intercambios. Esto se debe a que estas dos instancias

tienen una necesidad mutua. Los políticos precisan de los periodistas para

hacer llegar sus mensajes y sus propuestas a la ciudadanía rápida y

eficazmente. El recurso a los medios de comunicación asumió un carácter

ineludible para los políticos, hasta el punto de que su acción no puede

concebirse sin contar con la comunicación. Así, el contacto con los periodistas

se convierte en una rutina cotidiana para el político (Casero Ripollés, 2008:

112).

Sin embargo, esta necesidad es de una doble naturaleza, porque los

periodistas requieren de los políticos para llevar a cabo su trabajo. Estos les

proporcionan mucha materia prima para elaborar sus productos informativos, y

se convierten en fuentes privilegiadas de la actualidad periodística. Los

políticos se tornan, pues, en un foco constante de generación de noticias al que

el periodismo no puede renunciar.

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De esa forma, periodistas y políticos participan en la definición de la realidad

social, en la percepción que el ciudadano tiene de la política y en el proceso de

formación de las opiniones. Forman un binomio imprescindible de una compleja

red de influencias recíprocas e interdependientes. Como comparten un espacio

común, se establece entre ellos un estrecho contacto.

Podemos considerar al discurso político, desde la perspectiva de Raymond

Williams (1981), es decir, desde la idea del “discurso dominante”. De modo que

este consiste en un sistema social de referencias semióticas, es decir, todo lo

producido en una sociedad adquiere significación particular en función de esas

referencias establecidas. Los hechos y los dichos que se producen dentro

de esa comunidad no significan de por sí sino en función de ese sistema.

El discurso dominante forma parte del sistema de creencias de toda esa

sociedad. Está compuesto por un conjunto de signos ideológicos en torno al

cual giran todas las demás significaciones sociales potencialmente válidas.

Todo nuevo discurso, en tanto no cuestione al discurso dominante, pasa a

engrosarlo.

De nada sirve oponerse a un discurso dominante. Es necesario cuestionarlo:

quitarle validez al sistema de referencias imponiendo uno nuevo, es decir,

modificando conductas, creencias y actitudes sociales. De esta manera, se

creará un nuevo discurso verosímil (Raiter y Zullo, 2008: 19-22).

Así, la primera tarea de un “emisor político” apunta a la lucha por el “poder

decir” (Foucault, 1971), o sea, a la lucha por convertirse en un emisor válido

en una red discursiva (Raiter y Zullo; 2008: 25).

Tener en cuenta estas complejas relaciones entre periodismo y política son

fundamentales para:

a) Analizar los discursos de la prensa escrita.

b) Detectar las estrategias de manipulación y las falacias.

c) Corregir errores de juicio en los argumentos que se enuncian.

26

Capítulo 2 Sobre una ética de la argumentación y de las falacias

“La habilidad para producir una argumentación adecuada involucra el dominio de estrategias

verbales que harán posible un despliegue convincente de las ideas o creencias en conflicto. En

cuanto a las habilidades de comprensión, el conocimiento de los mecanismos argumentativos

permite a los destinatarios asumir una actitud crítica ante la manipulación a la que tienden gran

número de discursos sociales persuasivos.” (Silvestri)

Empezaremos este capítulo con los aspectos poco éticos que puede tener una

argumentación y con las distintas estrategias que puede usar un interlocutor

para manipular a su lector o a su oyente. Posteriormente, nos referiremos a los

aspectos éticos que siempre debe cumplir una argumentación racional y propia

de un profesional de la prensa o de la política.

Schopenhauer observaba que en los intercambios verbales cotidianos, los

seres humanos desarrollamos a menudo una dialéctica erística, por la cual lo

importante era convencer y ganar la discusión sin importar el precio. En estos

intercambios, se trata, pues, de tener razón lícita o ilícitamente. Vencer en

una discusión, por lo tanto, es una facultad innata que supone astucia y

habilidad (Marafioti, 2003).

Para analizar esta especial dialéctica, el filósofo recurre al concepto de

“estratagema” que, para el Diccionario de la Real Academia Española, se

define como: astucia, fingimiento y engaño artificioso.

LO TRATADO EN ESTE CAPÍTULO PUEDE

PERFECTAMENTE EXTENDERSE A LOS

DEBATES Y A LAS ENTREVISTAS

TELEVISIVAS Y RADIALES ENTRE

PERIODISTAS Y POLÍTICOS, PUESTO QUE

LAS FALACIAS Y LAS TÉCNICAS DIVERSAS

DE MANIPULACIÓN DE LA REALIDAD

TAMBIÉN ESTÁN PRESENTES EN EL

DISCURSO ORAL.

27

De ese modo, puede enumerar las "estratagemas" que observa que se

usan en la vida diaria para vencer al adversario a cualquier precio.

Algunas de estas estratagemas son falacias y otras, simples estrategias

para descalificar o para sacar de las casillas al oponente. Demás está

decir que todas carecen de sustento ético pero no por eso las vemos

frecuentemente en el discurso público y privado.

Estas estratagemas son:

Estratagema 1: amplificar y exagerar la afirmación del contrario. El

remedio más eficaz para la amplificación es poner en claro los puntos y las

condiciones de la discusión.

Estratagema 2: usar una palabra con otra acepción de la que

empleó el adversario y se discute a partir de ella como si fuera ese el

significado verdadero. Se apela, entonces, a la ambigüedad.

Estratagema 3: tomar lo afirmado de manera relativa o en general

para refutarlo. Se trata de una falacia de simplificación.

Estratagema 4: apelar a la aceptación de premisas parciales (se va

llevando al adversario, sin que se dé cuenta, a una falsa conclusión).

Estratagema 5: usar premisas falsas. Se toman proposiciones falsas

pero verdaderas aunque son falacias ad hominem. De ellas se puede hacer

derivar una conclusión verdadera.

Estratagema 6: tomar como premisa de razonamiento la misma

conclusión que se pretende probar. Es la llamada falacia de petición de

principio.

Estratagema 7: preguntar mucho y de varias cosas a la vez para

confundir al adversario.

Estratagema 8: provocar la irritación del adversario actuando sin

escrúpulos y con insolencia.

Estratagema 9: hacer preguntas desordenadas para que el

adversario no se dé cuenta adónde se quiere llegar.

28

Estratagema 10 : si el adversario no responde las preguntas que

llevan a la posición que se defiende, hacerle las preguntas contrarias para

que no vea adónde se va o se hacen los dos tipos de preguntas a la vez.

Estratagema 11: pasar de lo particular a lo general directamente. Si

el adversario acepta los casos particulares, actuar como si aceptara las

leyes generales que de ellos se infieren.

Estratagema 12: si el debate gira en torno de un tema que no tiene

nombre aún, colocarle uno orientado a la posición que se defiende para

que el adversario acepte.

Estratagema 13: presentar al adversario la tesis opuesta de manera

exagerada para que tenga que aceptar la que se está defendiendo.

Estratagema 14: cuando el adversario respondió algunas preguntas,

enunciar la conclusión como aceptada. Si este es tímido, quizá, no

reaccione.

Estratagema 15: si se expuso una tesis paradójica y hay dificultades

para defenderla, presentar al adversario una proposición correcta para que

la acepte o refute, como si de ella se derivara la primera. Para hacer esto,

hace falta mucha insolencia.

Estratagema 16: señalar contradicciones de las afirmaciones hechas

por el adversario, aunque no tengan que ver mucho con el tema, pero

relacionándolas con él.

Estratagema 17: cuando el adversario amenaza con una refutación,

aferrarse a una diferencia sutil para concluir de ella rápidamente lo que se

desea.

Estratagema 18: cambiar el tema de discusión para no ser

refutado.

Estratagema 19: si el adversario objeta un hecho particular,

generalizar la cuestión para escapar de eso.

29

Estratagema 20: cuando el adversario acepta alguna premisa,

inmediatamente concluir.

Estratagema 21: si el adversario usa un argumento aparente o

capcioso, contestarle con uno del mismo tipo.

Estratagema 22: cuando el adversario pide que se acepte alguna

afirmación que llevará al problema que se debate, decirle que se trata de

una petición de principio para refutarle la tesis y confundirla con el

problema.

Estratagema 23: contradecir al adversario para que exagere una

tesis que podría ser verdadera.

Estratagema 24: deducir de la tesis del adversario conclusiones

falsas.

Estratagema 25: usar un único contraejemplo para invalidar todo lo

afirmado.

Estratagema 26: darle vuelta el argumento al adversario.

Estratagema 27: insistir en un argumento que irrita al adversario.

Estratagema 28: apelar al auditorio como si fuera un especialista en

algo que no lo es. Es más efectiva si se pone en ridículo al opositor.

Estratagema 29: apelar a la distracción.

Estratagema 30: apelar a la autoridad pero que no venga al caso.

Las autoridades que el adversario no conoce son las que más refutan. Se

puede incluso falsificar la cita. También, se puede apelar a que un

argumento es universalmente aceptado por la humanidad.

Estratagema 31: cuando no se tiene respuesta, declararse

irónicamente incompetente. Hay que contestar a esto también del mismo

modo humillándose irónicamente.

Estratagema 32: incluir el argumento presentado en una categoría

aborrecible.

30

Estratagema 33: contraponer teoría y práctica.

Estratagema 34: se conceden las razones pero se niegan las

conclusiones o las consecuencias.

Estratagema 35: ganarle al adversario mostrando que su afirmación

atenta contra los principios del auditorio.

Estratagema 36: hablar con verborragia para aturdir.

Estratagema 37: refutar una prueba inadecuada, lo que refutará la

tesis.

Estratagema 38: atacar ofensivamente a la persona del adversario.

Mantener siempre la sangre fría para hablar (Marafioti, 2003).

Como vemos en esta enumeración, son múltiples y disímiles las formas de

manipular a un adversario, expresando enunciados que carecen de toda noción

de ética, de juego limpio o de respeto por el prójimo.

Pasamos ahora a los aspectos que siempre debe contener una verdadera

ética de la argumentación.

Sostiene Da Silveira (2004) que ganar una discusión no es sinónimo de tener

razón. No tenemos mejor método para probar la solidez de nuestras

convicciones que someterlas al escrutinio ajeno. Esto es central para que

exista un verdadero diálogo democrático.

Asimismo, este autor afirma que en los intercambios humanos es muy difícil

separar competitividad (debate) de cooperación (discusión-diálogo). De modo

que se debe canalizar la competencia para que se produzcan resultados

favorables para todos, puesto que los seres humanos tenemos una gran

habilidad para convencernos de lo que queremos creer.

UN CLARO EJEMPLO DE

CÓMO CONVENCER A

ALGUIEN QUE QUIERE

SER CONVENCIDO ES EL

PERSONAJE DE

SHAKESPEARE, OTELO.

31

Lo que verdaderamente determina la calidad de nuestros propios argumentos

es la calidad de los argumentos a los que nos enfrentamos.

Algunos principios básicos para establecer una ética de la argumentación son:

1. Principio de reconocimiento de lo explícito:

Para que pueda haber argumentación, hay que tomarse en serio lo que

se afirma. Las intenciones o lógicas ocultas no cuentan en la evaluación de un

argumento.

2. Principio de caridad interpretativa:

Debemos intentar enfrentarnos a la mejor versión de la argumentación a

la que nos oponemos. Si nuestro interlocutor no hace una buena defensa de su

punto de vista, nosotros tenemos que hacerla en su lugar.

3. Principio de parsimonia:

No hay que apurarse a tomar partido. La mayor parte de las discusiones

reales se plantean entre puntos de vista que tienen ciertas dosis de

plausibilidad. Debemos estar seguros de que percibimos la complejidad del

problema y entendemos los diferentes argumentos.

UNA TEORÍA NO HA SIDO

REFUTADA HASTA QUE

NO SEA REFUTADA SU

MEJOR VERSIÓN.

SI UNO SE APRESURA A

TOMAR PARTIDO, PUEDE

COMETER DOS

ERRORES:

SER INJUSTO CON EL

ADVERSARIO

O NO DEFENDER BIEN SU

PROPIA POSICIÓN AL

ESTAR OFUSCADO.

32

Esto supone gozar realmente de amplitud mental: en el diálogo con las

ideas y las formas de vida diferentes, podemos hallar grandes oportunidades

de crecimiento.

4. Principio de respeto por la realidad:

No debemos ocultar evidencia ni ignorar contraejemplos que pongan en

cuestión el punto de vista que defendemos. No debemos hacerlo ni siquiera en

el caso de que nuestro interlocutor no haya percibido la dificultad.

5. Principio de despersonalización:

En una discusión es esencial distinguir los argumentos a los que nos

enfrentamos del interlocutor que los produce. Estamos ante un intercambio de

ideas y no ante un choque entre personas.

6. Principio de responsabilidad:

Cuando argumentamos ante otros, estamos contribuyendo a crear una

cultura de la discusión. Si nuestra manera de discutir es malintencionada y

poco rigurosa, estaremos contribuyendo a crear una mala cultura. Si nuestra

manera de discutir es leal y rigurosa, estaremos contribuyendo a construir una

mejor. Ciudadanos, políticos y periodistas somos responsables de los

beneficios o daños que causemos con nuestras afirmaciones.

ES DECIR QUE LA

FALACIA AD HOMINEM Y

AD PERSONAM, QUE

FUERON LAS MÁS

FRECUENTEMENTE

HALLADAS EN NUESTRA

INVESTIGACIÓN, SON LAS

PRIMERAS QUE DEBEN

SER DETECTADAS Y

DESECHADAS.

33

¿Cómo podemos evitar las falacias? Debemos establecer algunas reglas

para evaluar y construir argumentaciones. Cuando argumentamos, cuando

justificamos nuestro punto de vista ante otros, tratando de persuadirlos al

respecto, hemos de tener en cuenta:

a) Identificar claramente las tesis defendidas en la argumentación.

b) Reformular cada tesis dándoles el mayor grado posible de claridad y

precisión. Eliminar lo irrelevante o accesorio.

c) Identificar las razones presentadas a favor de cada tesis,

distinguiendo entre las que apoyan directamente una tesis y aquellas

que sustentan una conclusión intermedia. Para esto, hay que prestar

atención al uso de los conectores o enlaces que explicitan las

premisas o pasos argumentativos.

UNA CULTURA DE LA

ARGUMENTACIÓN

SALUDABLE ES

UN BIEN COMPARTIDO Y

QUE HA DE TRANSMITIRSE

A LAS NUEVAS

GENERACIONES.

¿ACERCA DE QUÉ

ESTAMOS

ARGUMENTANDO?

¿CUÁL ES LA

VERDADERA POSICIÓN

QUE ESTAMOS

DEFENDIENDO?

SEAMOS CONCISOS Y

CLAROS.

NO HABLEMOS DE MÁS.

34

d) Revisar si estamos violando algunas de las reglas que sirven para

identificar falacias.

e) Verificar si no hay una manera de estructurar la argumentación que

les dé mejor apoyo a las tesis afectadas por las falacias que

eventualmente se hayan identificado.

f) Buscar objeciones y contraargumentaciones a nuestra tesis.

Finalmente, podemos resumir lo desarrollado afirmando que, si vamos a

argumentar, debemos revisar críticamente, es decir, con inteligencia y con

prudencia, qué es lo que vamos a decir, por qué lo decimos y qué aspectos

estamos dejando de lado por la fuerza que ejercen nuestros prejuicios o

nuestros intereses personales.

LOS CONECTORES O ENLACES SON LAS

PALABRAS O FRASES QUE SIRVEN PARA UNIR

NUESTRAS IDEAS Y QUE ORIENTAN EL FLUIR

DE NUESTRO PENSAMIENTO.

LOS MÁS FRECUENTES SON LOS QUE

INDICAN CAUSA (PORQUE), TIEMPO

(DESPUÉS DE), ORDEN (FINALMENTE),

ADVERSACIÓN (PERO), CONDICIÓN (SI),

ENUMERACIÓN (Y), ENTRE OTROS.

LOS BUENOS VENDEDORES SABEN QUE,

PARA PODER CONVENCER A UN CLIENTE,

DEBEN HABER PENSADO ANTES TODAS

LAS POSIBLES OBJECIONES QUE ESTE

PUEDA PRESENTARLES.

DE ESE MODO, SE ADELANTAN A LAS

NEGATIVAS Y BUSCAN RAZONES DE PESO

PARA APOYAR SUS PROPIOS

ARGUMENTOS Y ASÍ REALIZAR LA VENTA.

35

Anexo 3 Bases teóricas de la argumentación

1) Orígenes

La Retórica es, a la vez, una técnica y una enseñanza (Barthes, 1974). Como

técnica es el arte de la persuasión, un conjunto de reglas cuya aplicación

permite convencer al que escucha el discurso. Como enseñanza, se transmite

por maestros a sus alumnos. En Occidente predominó desde el siglo V antes

de Cristo hasta el siglo XIX. Luego, cayó en desgracia pero, a partir de los años

50, vuelve a tener preponderancia y hoy en día se estudia en todas las

universidades e incluso en las escuelas secundarias.

La Retórica surgió en Sicilia a partir de procesos judiciales por propiedades.

Hacia el año 485 a. C. dos tiranos sicilianos decretaron deportaciones y

expropiaciones para poblar Siracusa y dar lotes a mercenarios. Cuando fueron

derrocados, los anteriores propietarios de las tierras debieron iniciar juicios

para recuperar sus propiedades. Así para convencer a los jueces era necesario

ser elocuente y, por lo tanto, los maestros de Retórica tuvieron muchos

alumnos. Posteriormente, se usó en juicios de reclamos de comerciantes y

llegó a Atenas en el siglo V.

El primer maestro que se hizo pagar sus lecciones fue Córax. Este ya

distinguía cinco partes para diseñar el plan del discurso:

a) el exordio;

b) la narración o acción (relato de los hechos);

c) la argumentación o prueba;

d) la digresión y

e) el epílogo.

36

Posteriormente, Gorgias incluye el plano de las figuras y del estilo en el plan

del texto argumentativo. Los diálogos de Platón que versan sobre Retórica son

el Gorgias y el Fedro. Para Platón, hay dos retóricas: una mala porque busca

convencer sin importarle manipular al oyente que es la de los sofistas y una

buena que es la de la dialéctica, cuyo objeto es la búsqueda de la verdad y es,

a la vez, una retórica filosófica. Consiste, fundamentalmente, en la actividad

reflexiva del filósofo que busca, ante todo, la verdad.

Aristóteles pondrá el acento en el razonamiento. La elocución (arte de las

figuras) es solo una parte de aquel. Para Aristóteles, la Retórica es una técnica:

es el medio para crear una de esas cosas que pueden ser o no ser y cuyo

origen está en el agente creador y no en el objeto creado. En la Retórica de

Aristóteles, el libro 1 trata sobre el emisor u emisor, el segundo, sobre el

receptor del mensaje y el tercero, sobre el mensaje mismo.

Aristóteles, como se dijo, se basó en el razonamiento, en el silogismo

aproximativo (entinema). Los entinemas son silogismos, en los que está

implícita alguna de las premisas o la misma conclusión. En toda

argumentación, están presentes los entinemas.

Esto es una lógica voluntariamente degradada para adaptarse al nivel del

público usando el sentido común o la opinión corriente (Barthes, 1974). Se

basa entonces en lo que el público cree posible, en lo verosímil. Hay que

destacar que la certeza pública varía con los tiempos y con las culturas. O sea

que Aristóteles reivindica, contra Platón, el valor de la opinión (doxa) ya que

puede ser útil para la adquisición del saber, pues de ella parten las

demostraciones científicas (Marafioti, 2003).

37

Existen también tres estilos oratorios. Cada uno de ellos está determinado por

el asunto del discurso y por el carácter del emisor y del público.

a) El estilo SIMPLE corresponde a la conversación y a la expresión habitual

de las personas cultas (por ejemplo, en una charla);

b) el estilo MODERADO supone el ornato y la elegancia;

c) el estilo SUBLIME llega a alturas raramente alcanzadas.

Los géneros de la argumentación son:

a) el deliberativo (sirve para aconsejar a un auditorio); se orienta al futuro

(se trata, esencialmente, de las decisiones que han de tomarse);

b) el judicial (sirve para acusar o defender ante un tribunal) y se orienta al

pasado (a algo que ya sucedió) y

c) el epidíctico (sirve para elogiar o para reprobar) y se orienta al presente

(se comparten los valores comunes en las asambleas conmemorativas)

(Barthes, 1974).

Otro hito en la historia de la Retórica es Cicerón, quien además de ser orador,

enseñaba oratoria. Por eso, sus textos son pragmáticos. Cicerón insiste en la

necesidad de la naturalidad y de la claridad en el discurso. Exalta el estilo y

reclama para el emisor una gran cultura. Otro autor romano, verdadero

pedagogo del arte oratorio, es Quintiliano. Es, también, uno de los primeros en

esbozar una teoría de la escritura.

Con el paso del tiempo, la Retórica se redujo a un arte de las figuras y así

perdió su prestigio que resucitará a mediados del siglo XX.

2) Qué es la argumentación

La palabra "argumentación" proviene del latín arguere y significa brillar.

Mediante la argumentación sacamos a la luz nuestros pensamientos y deseos

y tratamos de persuadir o de convencer a otros.

38

Para Plantin: “La argumentación es la operación por la cual un enunciador

busca transformar por medios lingüísticos el sistema de creencias y de

representaciones de su interlocutor “(Marafioti, 2003: 92).

La argumentación es una actividad social en la que uno se dirige por definición

hacia los otros. De acuerdo con Van Eemeren y otros (2006: 17), “la

argumentación es una actividad verbal, social y racional que apunta a

convencer a un crítico razonable de la aceptabilidad de un punto de vista

adelantando una constelación de una o más proposiciones para justificar ese

punto de vista.”

¿Qué diferencia existe entre persuadir y convencer?

En Grecia, Persuasión era una diosa que nunca sufrió rechazo alguno y, así se

corresponde con el poder de las palabras sobre los otros. La persuasión se

padece (como algo impuesto) mientras que la convicción se tiene (como algo

obtenido). La persuasión es externa y pasiva en tanto que la convicción es

activa e interna.

La persuasión apela a mecanismos psicológicos sin centrarse absolutamente

en la razón. Se relaciona, pues, con las emociones. En la convicción, en

cambio, se da una revisión crítica del asunto. Se evalúan argumentos a favor y

en contra (Marafioti, 2003).

Según Díaz (2002), la persuasión es un acto discursivo intencional para lograr

que un destinatario realice una acción. Se apela al mundo de los afectos más

que al raciocinio. Como es una forma de control social, manipula. Para esto,

puede recurrir a veces a la mentira.

La coacción es el acto realizado para obligar a alguien, apoyándose en la

autoridad o en la fuerza, a que diga algo o a que ejecute una acción que no

quiere. En cambio, la coerción consiste en sujetar, refrenar a alguien, mediante

el uso de la fuerza o del poder, para impedir que haga algo. Ambas se realizan

apelando a las emociones, a la amenaza, al pedido u ofrecimiento de sobornos,

a la mentira, a la identificación con el grupo, a la desindividualización, al

estereotipo y al prejuicio, a los mensajes subliminales.

39

Pero la demostración tiene como propósito el afán de verificación. Se recurre a

premisas aceptadas en las ciencias exactas y se organiza lógicamente su

sustentación. Lo que se afirma es falso o verdadero. Así, convence a todos

cuantos cuentan con los conocimientos técnicos requeridos. Debe quedar en

bien en claro que argumentar no es demostrar.

Es necesario entender que la Lógica es una disciplina formal. No es apropiada

cuando sus premisas contienen juicios que expresan valores. Es atemporal y

universal, ya que aborda el pensamiento en forma abstracta, sin considerar el

espacio y el tiempo concreto.

Existen principios de la Lógica que no valen para la argumentación, como por

ejemplo:

a) Principio de la identidad: si una proposición es verdadera,

lo será siempre.

b) La ley de la contradicción: una cosa no puede ser y no ser

al mismo tiempo.

c) Principio del tercero excluido: toda proposición debe ser

verdadera o falsa.

La Lógica es muy útil en las ciencias exactas pero no sirve a la argumentación,

ya que esta no se basa en verdades eternas. Se basa en el silogismo: una

deducción formada por una premisa mayor, una premisa menor y una

conclusión. La premisa mayor contiene a la conclusión y la menor la pone en

evidencia. El razonamiento aparece como válido, a pesar de que o en las

premisas o en la conclusión no se exprese una verdad empírica.

La argumentación es llamada también Lógica informal, Lógica de la

argumentación discursiva, Nueva retórica o Teoría de la argumentación. Todos

estos nombres la distinguen de la Lógica entendida desde la Filosofía.

40

Desde otro punto de vista, la Dialéctica sirve para adiestrarse en las técnicas

de argumentación y supone la discusión en pos de la verdad. Actualmente,

cuando se habla de dialéctica, se entiende por ella una estructura de

pensamiento y una forma de conocimiento de la realidad (la dialéctica de

Hegel, por ejemplo).

En la argumentación, ninguna afirmación impone por sí misma un criterio de

verdad. Cada afirmación se apoya en la que le sigue. Frente al razonamiento

demostrativo o científico que parte de unas premisas a las que considera

verdaderas para llegar luego a una conclusión razonada o lógica, en la

argumentación, el emisor parte de afirmaciones que cree verdaderas y se

apoya para persuadir en otras afirmaciones ya admitidas por el auditorio.

Existen tres tipos de premisas que corresponden a tres tipos de razonamiento:

a) la premisa argumentativa (que se basa en lo que supuestamente el

público ya admitió);

b) la dialéctica (que trata de acordar con el adversario) y

c) la científica (que es la que se sostiene porque fue demostrada por la

ciencia) (Marafioti, 2003).

Los modos más importantes de razonamiento son:

a) la inducción (de lo particular a lo general) y

b) la deducción (de lo general a lo particular).

La argumentación puede ser oral o escrita. Toda argumentación oral debe

basarse en una argumentación escrita (Van Eemeren y otros, 2006).

Díaz (2002), refiriéndose a la argumentación escrita, explica que, de la Retórica

clásica, solo la invención y la disposición se asocian con el texto escrito.

Los tipos de texto argumentativo son: el ensayo, la columna de opinión, la carta

de lectores, la solicitada, las conclusiones de un informe, el texto teórico de

investigación; la publicidad; los textos políticos; el sermón, el alegato, la

sentencia.

41

La argumentación contempla cuatro aspectos importantes:

a) El tema: surge de un hecho cuya interpretación es motivo de

polémica y merece una justificación.

b) El propósito: ejercer una influencia sobre otro.

c) Los medios usados: se fundamenta en un proceso discursivo

racional.

d) Los participantes: un emisor que pretende influir y un

destinatario al que se espera influir.

Díaz señala distingue entre hechos, opiniones y conjeturas:

– Hechos: son evidentes por sí mismos. No se discuten, lo que se

discute es su interpretación.

– Los enunciados factuales (expresan hechos) no son objeto de

polémica.

– Responden a una sola pregunta correcta.

– Ejemplos:

A) ¿En qué año llegó Colón a América?

B) ¿Qué equipo ganó la Copa Libertadores?

C) ¿Cuántos grados de temperatura hay ahora?

– Opinión: expresan creencias, formas de interpretar los hechos.

Son juicios personales.

– Las opiniones pueden ser aceptadas o refutadas total o

parcialmente.

– Ejemplo: Debe legalizarse el consumo de marihuana.

– Totalmente de acuerdo.

– Habría que ver los casos particulares.

– De ningún modo.

– Conjetura: creencia o suposición acerca de cómo debe operar un

aspecto de la realidad sin ofrecer evidencias que la respalden.

– Muchas veces adoptamos de forma acrítica creencias que

nos vienen desde la infancia y que nos sirven para

interpretar un aspecto de la realidad.

42

En la argumentación, lo central es la tesis. Es el contenido proposicional

expreso o implícito que resume el propósito central de todo el texto. Se

recomienda que la tesis se exprese en una oración completa y se redacte el

tema agregándole un comentario mediante un verbo conjugado. Debe

expresarse con precisión. Ninguna tesis es convincente por sí misma: necesita

de evidencias que la sustenten razonablemente.

Existen distintos tipos de tesis:

a) tesis evaluadoras (actitud positiva o negativa frente a un

tema);

b) tesis explicativas (por qué ocurrió algo, cómo es, qué

significa);

c) tesis predictivas (predicen un resultado como

consecuencia de algo);

d) tesis opinativas (expresan opiniones que sugieren o

previenen actitudes o acciones).

No sirven como tesis:

a. Los enunciados que expresan preferencias personales.

b. Los enunciados demasiado generales o vagos.

c. Las opiniones con las que la mayoría de la gente ya está de

acuerdo.

d. Los juicios que expresan presentimientos o corazonadas.

Escribir textos argumentativos es un proceso cognitivo y retórico y no tanto

lógico-formal. Las operaciones del pensamiento crítico (identificar un

problema, valorarlo, definirlo, etc.) constituyen el aspecto cognitivo. Y el

aspecto retórico comprende las decisiones conscientes de los escritores para

redactar su texto.

43

Van Eemeren y otros (2006) consideran que, en la argumentación escrita, se

debe tener en cuenta:

1. Las diferentes partes del discurso que han de estar ordenadas

coherentemente.

1. Discurso claro y comprensible.

2. Concisión.

3. Información requerida completa.

4. Identificación de la tesis y de los fundamentos de manera explícita (ya en

el primer borrador).

5. Supresión, añadido, reformulación y reordenamiento que mejoran la

calidad del texto (2006: 153-164).

En cambio, en la argumentación oral, se deberá prestar atención a:

1. Estar bien preparado: conocer bien el tema.

2. Ordenar y jerarquizar los argumentos.

3. Definir los términos relevantes.

4. No presentar muchas ideas importantes al mismo tiempo.

5. Ser claro.

6. Comenzar con una introducción interesante.

7. Ser contundente en la conclusión.

8. Utilizar oraciones breves.

9. Emplear un vocabulario sencillo.

10. Usar ejemplos concretos.

11. Utilizar conectores.

12. Dirigirse al auditorio.

13. Avisar cuando se introduce una cita.

14. Repetir los puntos importantes.

15. No prometer lo que no se va a hacer.

16. No ser modesto por demás.

17. No posponer la conclusión (2006: 167-174).

44

3) Partes del texto argumentativo

1. Inventio o invención: se trata de encontrar qué decir.

2. Dispositio o disposición: consiste en ordenar lo que se ha encontrado del

modo más adecuado posible.

3. Elocutio o elocución: agrega al texto el adorno a las palabras, las figuras

retóricas que lo embellecen o lo hacen más claro.

4. Actio o acción: consiste en la práctica del discurso como un actor (cuidando

el uso de los gestos y la dicción) y en ensayar o revisar el texto todas las veces

que sea necesario.

5. Memoria: se refiere a la memoria de otros textos a los que se recurre para

que actúen como modelos (Barthes, 1974).

Las tres primeras etapas son las más importantes. Con el paso del tiempo, las

dos últimas fueron olvidadas pero hay que tener en cuenta que la actio es

fundamental para aquel que quiera hablar en público, ya que practicar qué se

quiere decir y cómo hacerlo es central para lograr la persuasión del auditorio.

La invención supone la búsqueda de información y el acopio de las ideas. Se

utilizarán diversas fuentes: experiencia personal, entrevistas, encuestas,

estadísticas, documentos, bibliotecas, Internet. Lograr un adecuado grado de

seguridad exige entre tres y cinco veces más información de la que se

empleará (Fernández, 2000).

Cuando la mente está en blanco o cuando se existen pocas ideas para

desarrollar el tema, se pueden utilizar distintas técnicas para generar o producir

el desarrollo de esas ideas (Cassany, 1995 y Serafini, 1993 y 1994).

45

Aristóteles entendía que, para hallar qué decir, uno podía sacar los temas de

los llamados "lugares comunes" o "topoi". Estos ayudan a abarcar

completamente el tema. Los enumeramos a continuación:

a) la definición: señala la esencia misma de las cosas,

b) las partes: elementos que la integran,

c) género y especie: cualidades que una cosa tiene en

común, con otra de mayor o menor ámbito,

d) causas: motivos o antecedentes que originan algo,

e) efectos: consecuencias de un fenómeno o actitud,

f) semejanzas y desemejanzas: a qué se parece o de qué

difiere,

g) relaciones: cosas vinculadas entre sí y

h) contrarios: lo que se contrapone a un objeto o a un hecho.

Aristóteles distinguía tres lugares comunes generales (aplicables a cualquier

campo del conocimiento):

a) lo posible y lo imposible (una cosa pudo o no pudo ser realizada),

b) lo existente y lo no existente (real o no real) y

c) lo grande y lo pequeño (más grande o más pequeño, más

cantidad o menos cantidad; es decir, se refiere a la dimensión de

las cosas tratadas).

La quaestio o cuestión es el nombre que recibía en la Antigüedad el asunto, el

tema por debatir. Toda argumentación parte siempre de la formulación de una

posición o tesis que es una pregunta general pero referida a algo concreto

(¿debe legalizarse la venta de drogas?) También incluye una hipótesis, más

concreta aún, que apunta a señalar la causa de los hechos.

46

La disposición implica la organización de las partes del discurso. La apertura de

un texto oratorio se llama introducción o exordio. Debe estar perfectamente

preparada, ya que es la primera impresión y de ella depende captar el interés

del lector o del oyente. La tesis debe quedar muy clara en esa primera parte del

texto argumentativo.

El propósito del exordio es triple: captar la atención, dar una imagen del emisor,

entrar en tema. Normalmente, el exordio es lo último que se escribe para

poder tener una visión global de la charla. Existen diferentes modos de

comenzar: referirse al tema, a la audiencia, a la ocasión, a la propia persona;

nombrar un hecho reciente conocido por el público; dar un ejemplo; citar; hacer

una broma; dar una definición (Loprete, 1980).

Aristóteles decía que, en el exordio, interesa lograr la captatio benevolentiae,

es decir, la captación del favor y de la atención del auditorio. El emisor debía

tener tres características básicas:

a) prudencia: fundamentar bien, tener buen sentido,

b) virtud: no teme expresar sus opiniones, ser leal y

c) benevolencia: no confrontar ni agredir, ser simpático.

Existe un tempo para el exordio que puede ser de cuatro tipos:

1. ex abrupto: inesperado o brusco, explosivo y categórico;

2. por insinuación: suave y progresivo, sondea al auditorio y crea un

clima;

3. directo, sin preparativos, se va directo al grano (en una clase o

reunión de trabajo);

4. pomposo: solemne, solo para ciertas ocasiones (acto patrio o

ceremonia fúnebre) (Loprete, 1980).

47

Después del exordio, se produce el desarrollo del tema o el cuerpo de la

exposición oral. El desarrollo debe tener unidad (evitar digresiones, detalles

innecesarios, redundancias); debe ser ordenado (con razones lógicamente

encadenadas); debe ser progresivo y contar con transiciones (no pasar

abruptamente de un tema a otro sino enlazarlos) (Loprete, 1980).

La fundamentación es el aspecto más importante en una argumentación.

Consiste en las razones que justifican la tesis para que merezca la confianza

del destinatario. Se la llama también respaldo, motivación o justificación.

Responde a:

a) ¿Qué lo motiva a pensar así?

b) ¿Qué razones tiene a favor de esa posición?

c) ¿En qué apoya su apreciación?

d) ¿Qué hechos ilustran su apreciación?

e) ¿Qué experiencias le permiten ilustrar su posición?

La fundamentación de un punto de vista depende de tres aspectos básicos:

a) Conocimiento del mundo del destinatario.

b) Del prestigio y honorabilidad de la fuente de argumentación en esa área

de conocimiento (ethos).

c) De los hechos y evidencias que ilustran las premisas: deben ser

relevantes. Una evidencia es una manifestación material, social o

psíquica de la ocurrencia de un hecho.

El punto de vista o conclusión responde a las preguntas:

a) ¿Cuál es la opinión que defiende el autor en su argumento?

b) ¿De qué cosa nos quiere persuadir?

c) ¿Qué es lo que el autor desea demostrar?

d) ¿Cuál es la conclusión que el autor ha sacado sobre el tópico

en discusión? (Díaz, 2002).

48

El punto de vista se encuentra muchas veces condicionado. Se dan casos en

que, si no se mencionan ciertas circunstancias, el argumento no tiene validez.

Así, deberán responderse las siguientes preguntas:

a) ¿Qué aspecto particular no contempla?

b) ¿Qué factor específico limita el alcance de la tesis?

c) ¿Qué consideraciones se deben tener en cuenta para no invalidar la

tesis?

d) ¿Qué circunstancias podrían invalidar el alcance de la tesis?

Díaz (2002) distingue entre un argumento simple, aquel en que se ofrece una

razón para una convicción y los argumentos complejos que poseen seis

elementos: tres obligatorios y tres opcionales.

Los obligatorios son:

a) el punto de vista o conclusión (P);

b) la fundamentación (F) y

c) la garantía (G).

Los opcionales son:

a) el condicionamiento de la conclusión (Cd);

b) la concesión (K) y

c) la refutación (R).

En la argumentación, existe también la garantía: el principio explícito o implícito

que se establece entre (P) y (F). Es un principio que se presume aceptado por

una sociedad. Se basa en leyes, normas sociales y el conocimiento del mundo

de los seres razonables. Responde a:

a) ¿En qué principio razonable se apoya la relación entre (P) y (F)?

b) ¿Cuál es el nexo que existe entre (P) y (F)?

49

Algunos ejemplos:

– (P) Los lavarropas Electrolux Modelo X sufrirán una devaluación en el

mercado del usado.

– (F) Electrolux acaba de descontinuar la línea de esos lavarropas.

– (G) Cuando una empresa descontinúa un modelo, este automáticamente

se devalúa.

– (P) Los algodoneros tendrán grandes pérdidas en sus cosechas.

– (F) Los anuncios sobre el estado del tiempo predicen lluvias torrenciales

sobre las zonas algodoneras durante varios meses.

– (G) Las lluvias torrenciales destruyen los cultivos de algodón.

Las características de la garantía deben ser:

a) presentada como si fuese compartida culturalmente,

b) basada en un principio general (y aplicable a situaciones

análogas),

c) de carácter gradual (según su peso sea mayor o menor, variará

su fuerza).

Las causas del rechazo de la garantía son:

a) El destinatario no la considera pertinente.

b) La considera pertinente pero rechaza su aplicación: relativiza el

caso o refuta con otro caso que se le opone. (El ejemplo más

claro es el caso de los refranes que sostienen tesis opuestas).

50

Aristóteles entendía que el exordio y el cierre o epílogo eran los momentos en

los que se debía dar lugar a la pasión. La parte más racional o demostrativa era

el desarrollo que estaba compuesto por la narratio o narración y por la

confirmatio o confirmación. La primera es simplemente una enumeración de los

hechos y su descripción. La segunda, la exposición de los argumentos o de las

razones probatorias.

Finalmente, llega el cierre del texto argumentativo. Este tiene también un

propósito triple:

a) recordar los puntos fundamentales de lo tratado;

b) dejar una buena imagen;

c) completar el tema.

Puede darse de diferentes maneras: con una cita, con un desafío, con una

llamada a la acción, con un resumen, con un ejemplo, con una información que

sorprenda o con un toque de humor.

Respecto del cierre o de la peroratio o peroración, Aristóteles marcaba dos

niveles: el intelectual (del resumen de lo dicho) y el emocional (dejar una

imagen impactante en el emisor). Un buen cierre, entonces, ha de incluir: una

recapitulación (que apunte a la razón de los oyentes) y una llamada a la acción

(que apunte al corazón, a sus sentimientos) (Loprete, 1980).

Aristóteles decía que en la peroración se debía tener en cuenta:

a) disponer al oyente a favor de lo que se argumentó y en contra de lo

que se contraargumentó,

b) amplificar o atenuar,

c) exaltar las pasiones y

d) traer nuevamente las cosas a la memoria.

51

Existen cuatro reglas para tener en cuenta en el cierre:

a) terminar en el tiempo pactado, en el caso de la exposición oral,

b) terminar con convicción,

c) terminar volviendo al objetivo inicial y

d) decirle al público que uno está terminando y hacerlo de inmediato

(Cook, 1992).

Para resumir, se considera que las partes de un texto argumentativo oral son:

a) Introducción o exordio (comprendería aproximadamente un 10 %

del tiempo asignado total).

b) Cuerpo (80% del tiempo total).

c) Cierre o conclusión (10% del tiempo total) (Crespo y Pérez

Ochoteco, 1993).

Una vez superadas la invención y la disposición, se trabaja en la elocución: el

embellecimiento del discurso que se ha de ofrecer. Es el momento de elegir las

mejores palabras. Se recurre entonces a los adornos o figuras retóricas. En la

elocución, se da la tarea de elegir las palabras adecuadas y de ordenarlas del

modo que más convengan.

4) La refutación

La refutación es la parte del argumento en que se invalida o refuta

racionalmente la concesión. El que argumenta ha de estar preparado para

refutar los argumentos posibles de la parte opositora (Díaz, 2002).

52

Los motivos para refutar un argumento pueden ser:

– Aceptarlo obligaría a adoptar una ideología que no se comparte.

– Se enuncia como verdad absoluta lo que es válido en ciertos

casos.

– Se basa en premisas falsas.

– La garantía no es compartida socioculturalmente.

– La fuente carece de ethos.

– Es frívolo, es ofensivo, es indecoroso (Díaz, 2002).

Schopenhauer distinguía dos vías en la refutación: directa e indirecta. La

primera ataca la tesis en sus fundamentos y muestra que no es verdadera. La

segunda ataca las consecuencias de la tesis y demuestra que no pueden ser

verdaderas. En las segundas, se señala cómo de las premisas no se sigue la

conclusión o también puede darse un contraejemplo que invalide lo dicho.

Además, este autor señala tres modos de refutar: ad rem (con referencia a la

cosa que se discuten) y ad hominem (con referencia a la persona del

adversario) (Marafioti, 2003).

5) La Nueva Retórica

En 1958, Perelman y Olbreyts-Tyteca publicaron el Tratado de la

argumentación. Estudian allí la llamada Nueva Retórica y parten, para ello, de

la Filosofía del Derecho. Los autores acusan al racionalismo de descuidar la

facultad de argumentar para conseguir la adhesión del auditorio (Marafioti,

2003). En este texto, los argumentos modelan sus estructuras en una situación

retórica pensada sobre el esquema jurídico y definida por la presencia de un

auditorio juez (Marafioti, 1998).

53

La Nueva Retórica pretende organizar las respuestas racionales a la pregunta:

¿Qué se debe hacer?, buscando la respuesta a un principio abstracto, a una

"regla de justicia", según la cual todos los seres de una misma categoría han

de ser tratados del mismo modo. Perelman propone hacer valer esta regla al

determinar la fuerza de un argumento. Esta regla hace de la inercia el principio

básico de la racionalidad argumentativa. Si un argumento fue eficaz en el

pasado, ha de serlo en el presente en contextos semejantes.

Entonces, la argumentación tiene como fin regular los conflictos que se

producen en el dominio de la acción por sistemas de valores incompatibles

entre los diferentes agentes (Marafioti, 1998).

Estos autores jerarquizan los géneros de Aristóteles:

a) el deliberativo (regula las elecciones políticas),

b) el epidíctico (refuerza las normas sociales),

c) el judicial (sanciona las conductas reprensibles).

Para ellos: “...escuchar a alguien es mostrarse dispuesto a admitir su punto de

vista” (1994:52). Además, refuerzan la distinción platónica entre conocimiento

(episteme) y opinión (doxa).

Solo el discurso es portador de razón y el discurso compartido tiene valor de

racionalidad. Estos autores presentan la argumentación sin recurrir a la noción

de verdad. El fin de una argumentación no es acercarse a una verdad

preestablecida. No se persigue una demostración concluyente. La verdad se

deriva de la noción correlativa de razón que está ligada a su vez con la de

influencia y la de auditorio.

De acuerdo con la Nueva Retórica, la razón está en la organización misma del

discurso y ante todo en el "discurso compartido". Una idea que se puede

compartir con un auditorio tiene un valor de racionalidad (Marafioti, 1998). Las

diferencias entre una argumentación y una demostración formalmente correcta

son:

54

– en una demostración, los signos usados están desprovistos de

ambigüedad;

– la demostración correcta se realiza conforme a reglas explicitadas

en los sistemas formalizados.

La demostración es un cálculo hecho de acuerdo con reglas verificadas

anteriormente. El único requisito es la habilidad para distinguir signos y realizar

operaciones según reglas. Una demostración es correcta si respetan esas

reglas. Se llega a una conclusión demostrada, si se puede alcanzar mediante

una serie de operaciones correctas empezando por premisas aceptadas como

axiomas considerados evidentes (Marafioti, 1998).

Aristóteles distinguió en su Organon dos especies de razonamiento: analíticos

y dialécticos. Los primeros corresponden a la lógica formal y los segundos, a la

teoría de la argumentación. Un razonamiento es dialéctico si sus premisas

están constituidas por opiniones generalmente aceptadas por todos, por la

mayoría o por los más notables e ilustres entre ellos.

Los razonamientos dialécticos parten de lo que es aceptado, siendo su fin el

hacer admitir otras tesis que son, o pueden ser, controvertidas. Se proponen

persuadir o convencer; no consisten en inferencias válidas y constrictivas, sino

que presentan argumentos más o menos fuertes, más o menos convincentes y

que jamás son puramente formales. Un argumento persuasivo es aquel que

persuade a aquel al que se dirige.

“Es preciso distinguir netamente los razonamientos analíticos de los

razonamientos dialécticos; los unos se refieren a la verdad y los otros a la

opinión”, sostiene Perelman (1997: 21). La lógica moderna identificó la lógica

no con la dialéctica sino con los razonamientos analíticos de Aristóteles y dejó

de lado los dialécticos por considerarlos extraños a ella.

“La teoría de la argumentación –concebida como una retórica o una nueva

dialéctica- cubre todo el campo del discurso que busca persuadir o convencer,

cualquiera sea el auditorio al que se dirige y cualquiera sea la materia sobre la

cual versa” (Perelman, 1997: 24).

55

Esta teoría puede completarse con metodologías especializadas, según el tipo

de auditorio y el género de la disciplina.

El olvido de la Retórica ha llevado a la negación de la razón práctica. Los

problemas de acción han sido reducidos a problemas de conocimiento. Pero

todos aquellos que creen en la existencia de decisiones razonables precedidas

de una deliberación o de discusiones donde las diferentes soluciones se

confrontan entre sí, no podrán prescindir – si desean adquirir una clara

conciencia de los métodos intelectuales usados- de una teoría de la

argumentación, tal como la presenta la Nueva Retórica. La retórica cubre el

campo inmenso del pensamiento no formalizado: el imperio retórico.

Toda argumentación es el indicio de una duda ya que supone que es oportuno

precisar o reforzar el acuerdo sobre una opinión determinada, la cual no sería

lo bastante evidente o no se impondría con fuerza suficiente. La duda

producida por el mero hecho de argumentar a favor de una tesis será tanto

mayor cuanto más débiles parezcan los argumentos utilizados, pues dará la

impresión de que la tesis depende de estos argumentos. Por tanto, el peligro

reside, al mismo tiempo, en la simple adjunción de pruebas y en su calidad.

La eficacia de una argumentación solo se puede medir de acuerdo con los

objetivos que se propuso el emisor. Toda argumentación puede ser analizada

como un sustituto de la fuerza material que, por coacción, se propusiera tener

efectos de igual naturaleza y es una actividad que siempre trata de modificar un

estado de cosas preexistente.

En síntesis, estos autores distinguen entre:

a) Dialéctica: técnica de la controversia con los demás.

b) Retórica: técnica del discurso dirigido a la mayoría.

c) Lógica: reglas aplicadas para guiar el propio pensamiento.

Una vez establecida una creencia, siempre puede intensificarse. Luego se

buscarán los argumentos para apoyarla. Solo la argumentación permite

comprender nuestras decisiones.

56

Un hecho establecido, una verdad evidente, una regla absoluta, implican la

afirmación de su carácter indiscutible de manera que se excluye la posibilidad

de discutir el pro y el contra. El acuerdo unánime sobre ciertas posiciones hace

que sea muy difícil cuestionarlas.

La vida social exige que se reconozca la autoridad de la cosa juzgada. Una

discusión terminada no pude recomenzarse fácilmente.

Es fundamental prever la posibilidad de disociar nuestras convicciones de

nuestros intereses y pasiones. Si alguien pide explicación de nuestros

argumentos acusándonos de que provienen de nuestras emociones,

deberemos justificarlos desde la imparcialidad, desde la máxima atención por

los intereses en cuestión repartida por igual entre los puntos de vista que

defendemos.

Es muy importante entender que hay dos clases de personas con las cuales no

se puede argumentar. Estas son:

a) El fanático: pese a adherirse a una tesis cuestionable de la que no

pueden darse pruebas indiscutibles, rehúsa la posibilidad de

someterla a la libre discusión.

b) El escéptico: pretende que la argumentación le dé pruebas

rigurosas como una demostración lógica. Considera que hay una

única solución para el problema.

Tanto uno como otro no entienden que la argumentación busca una de entre

las alternativas posibles, proponiendo y justificando su jerarquía e intentar

racionalizar una decisión. Fanáticos y escépticos niegan la fuerza del

razonamiento para recurrir a la violencia.

57

Para el que argumenta, el público siempre es una construcción más o menos

sistematizada. La argumentación efectiva parte del hecho de concebir a los

receptores lo más cerca posible de la realidad. Al terminar el discurso, estos ya

no deberían ser exactamente los mismos que al principio. El emisor debe

adaptarse a sus receptores. El público es el conjunto de aquellos sobre los

cuales el emisor quiere influir con su argumentación. Esta es, en definitiva, el

estudio de las técnicas discursivas que permiten provocar o aumentar la

adhesión de las personas a las tesis que se presentan para su asentimiento.

La Nueva Retórica distingue diferentes tipos de auditorio. Son los que siguen:

a) Universal: todos los hombres (el llamado diálogo heurístco).

b) Un único interlocutor al que podemos dirigimos (el diálogo erístico).

c) El propio sujeto cuando delibera consigo mismo.

El auditorio universal supone que todos los hombres, con la misma

preparación, la misma capacidad y la misma información adoptarán las mismas

conclusiones. Este tipo de auditorio va tras los argumentos "verdaderos"; el

auditorio particular es el que se basa en los argumentos puramente

persuasivos para convencerse de lo expuesto. El discurso dirigido a un

auditorio particular busca persuadir; el dirigido a un auditorio universal,

convencer. El discurso lógico es válido con el auditorio universal y con uno

mismo como auditorio.

Una argumentación dirigida a un auditorio universal debe convencer del

carácter apremiante de las razones aducidas, de su evidencia, de su validez

absoluta, independiente de las contingencias locales o históricas. La retórica

eficaz para un auditorio universal es la prueba lógica. El auditorio universal está

constituido por cada persona a partir de lo que sabe de sus semejantes. Con

cada cultura y a lo largo de la historia, varía lo que se considera real, objetivo y

verdadero. Para Perelman, un argumento posee el valor que un auditorio le da.

58

Lo que le da su valor a la argumentación a través del diálogo (dialéctica) es la

adhesión de un interlocutor determinado que se rinde ante la evidencia.

La fuerza de un argumento no se basa en su relación con la verdad, al estilo

clásico, sino en elementos referidos a la situación argumentativa.

El emisor no puede elegir como punto de partida de su razonamiento sino tesis

admitidas por aquellos a los que se dirige. Deberá transferir a las conclusiones

la adhesión concedida a las premisas. Quien no se preocupa de esta adhesión

a las premisas comete la falta más grave: la petición de principio.

La fuerza de un argumento depende de la adhesión del público a las premisas

de la argumentación, de la pertinencia de estas, de las relaciones próximas o

lejanas que puedan tener con la tesis defendida, de la manera cómo se podrán

refutar las objeciones.

El emisor tiene una tendencia natural a sobrevalorar la fuerza de los

argumentos que presenta y a subvalorar los argumentos del adversario. Así

resulta una técnica eficaz restringir voluntariamente el alcance de una

argumentación, permanecer más acá de las conclusiones que ella parece

autorizar. Esta técnica predispone a la confianza.

“Se disminuye o se aumenta la fuerza de ciertos argumentos o de ciertos

juicios, colocándolos en el contexto dado por la persona del emisor. El elogio

del adversario, de su talento de emisor, de su prestigio, de su habilidad, tiende

a disminuir la fuerza de sus argumentos: se insinúa que su discurso,

aparentemente eficaz, no presenta una argumentación válida para un auditorio

más crítico y menos impresionable. De la misma manera, el elogio o la crítica

serán debilitados o reforzados por referencia a la severidad o a la indulgencia

de quien los pronuncia” (Perelman, 1997: 186).

El argumento conocido, previsto, banal, que no es sino un lugar común, tiene

menos fuerza que un argumento original, nuevo, propio. La concesión y la

refutación, la prolongación de una analogía del adversario tienen mucho más

fuerza porque retoman un argumento del adversario. Se considera de mala fe

al que reconoce el valor de un argumento cuando le conviene y lo niega

cuando no le conviene.

59

La convergencia consiste en usar distintos argumentos que lleven a la misma

conclusión lo que aumentará su fuerza. Sin embargo, el recelo hacia la

coherencia excesiva hace que se considere sincero cierto grado de

incoherencia. Respecto de la redundancia que se produce al repetir los

argumentos, está plenamente admitida en la argumentación.

Perelman entiende que el punto de partida de la argumentación es el acuerdo.

Estudia primero los acuerdos que pueden servir de premisas. Se pueden

agrupar en dos categorías:

a) la relativa a lo real, que comprende hechos, verdades y presunciones. Lo

real se vincula al auditorio universal y

b) la relativa a lo preferible que comprende valores, jerarquías y lugares

comunes de lo preferible que se vincula a lo particular;.

El hecho como premisa es un hecho no controvertido. Los hechos aceptados

pueden ser hechos de observación o hechos supuestos, convenidos, posibles o

probables. Se habla de hechos cuando nos referimos a objetos de acuerdo

precisos y se habla de verdades cuando nos referimos a los sistemas más

complejos que relacionan hechos entre sí, pueden ser teorías científicas o

concepciones filosóficas o religiosas.

Respecto de las presunciones, también gozan de un acuerdo universal pero

necesitan de otros elementos que la refuercen. Están vinculadas a lo normal y

a lo verosímil y se basan en la idea de que lo que se produce es lo normal.

Algunos ejemplos de presunciones son:

– La calidad de un acto manifiesta la calidad de la persona que lo

realiza.

– La credulidad natural que nos hace tener como primer movimiento

por verdadero lo que se nos dice.

– La presunción de interés: todo enunciado que nos comunican se

debe a que nos interesa.

– La presunción al carácter sensato de toda acción humana.

60

Estar de acuerdo con un valor es admitir que un objeto, un ser o un ideal debe

ejercer sobre la acción y las disposiciones a la acción una influencia concreta,

de la cual puede valerse en una argumentación. Los valores intervienen en

todas las argumentaciones. Perelman entiende que estos son diferentes para

los distintos grupos.

Los valores se ordenan en jerarquías. Un grupo se caracteriza más que por sus

valores por la forma en que los ordena. Las jerarquías sirven para resolver

casos de conflicto entre valores. Los valores influyen sobre los cursos de

acción y ofrecen razones para preferir un tipo de conducta frente a otra.

Perelman, como Aristóteles, llama lugares a las premisas de carácter general

que permiten fundamentar los valores y las jerarquías. Intervienen para

justificar la mayoría de nuestras elecciones. Los lugares comunes, para

Perelman, son afirmaciones muy generales referentes a lo que

presumiblemente vale más en algún dominio. Los lugares o topoi son depósitos

de argumentos, agrupaciones de materiales necesarios para una

argumentación. Ejemplos:

– Lugar de la cantidad: lo que aprovecha al mayor número de

personas, lo que es más durable y útil en las situaciones más

variadas es preferible a lo que no aprovecha sino a un pequeño

número.

– Lugar de la cualidad: preferir alguna cosa porque es única, rara,

irremplazable, que no se repetirá jamás. Favorece la elite a la masa,

lo excepcional a lo normal, lo que es difícil, lo que hay que hacer en

el momento preciso, la urgencia.

– Lugar de orden: superioridad de lo anterior sobre lo posterior, de la

causa sobre la consecuencia.

– Lugar de la esencia: concede superioridad a los individuos que

representan mejor la esencia del género.

– Lugar de la persona: superioridad de lo que está ligado a la dignidad

y a la autonomía de la persona.

61

El sentido común consiste en una serie de creencias admitidas en el seno de

una sociedad determinada, cuyos miembros suponen que cualquier ser

razonable las comparte.

La argumentación se inserta en un pensamiento, cuyos diversos elementos son

solidarios unos con otros. Toda argumentación implica una selección previa,

una selección de hechos y valores, su descripción de una manera particular, en

algún lenguaje y con una intensidad que varía según la importancia que se les

dé. Implica selección de elementos, selección de una manera de describir o de

presentar, juicio de valor o importancia, suponen una toma de partido.

La selección de argumentos y el orden de presentarlos al auditorio les confiere

el fenómeno psicológico de la presencia. Influye de manera directa en nuestra

sensibilidad. La eficacia del emisor consistirá en traer a la conciencia del

público esos argumentos. No siempre el argumento deberá referirse a un

objeto concreto. Las condiciones de tiempo, lugar, conexión e interés personal

son las que determinan la presencia. Toda argumentación es selectiva, lo que

supone que nunca podrá brindar la totalidad de los argumentos que confluyen

en una discusión. Elegir algunos elementos les da una presencia que impide su

olvido.

El asegurarse ciertos acuerdos o ciertos rechazos es uno de los objetivos que

determina el orden de la argumentación. La construcción de un discurso no

consiste solo en desarrollar las premisas sino en establecerlas, explicitarlas y

estabilizar los acuerdos. Cuando se trata de argumentar para obtener la

adhesión del auditorio, el orden importa. El orden de la presentación de los

argumentos modifica sus condiciones de aceptación.

Respecto del orden tesis + argumentación, Cicerón aconsejaba que si se

quería convencer, se usaría ese orden; si se quería conmover, convenía ir

preparando el auditorio mediante una argumentación previa y enunciar la tesis

al final.

62

Hay tres formas de ordenar los argumentos:

a) De fuerza creciente: el inconveniente es que, al comenzar por los

argumentos más débiles, se indispone al auditorio, se deslustra la

imagen del emisor y es nocivo para su prestigio y para la atención

que necesita.

b) De fuerza decreciente: deja en los auditores una mala impresión

pues termina con los argumentos más débiles, a menudo los únicos

que recuerdan.

c) Nestoriano u homérico: se comienza y se termina con los

argumentos más fuertes, dejando los débiles en el medio.

Los esquemas argumentativos son lugares de la argumentación y se

caracterizan por procedimientos de enlace y de disociación.

Por procedimientos de enlace, se entienden los esquemas que unen

elementos distintos y por procedimientos de disociación, las técnicas de ruptura

cuyo objetivo es separar elementos considerados componentes de un todo. Los

esquemas de enlace se clasifican en argumentos cuasilógicos y en argumentos

basados en la estructura de lo real.

Las estructuras argumentativas de las que dispone el emisor son:

1. Los argumentos cuasilógicos.

2. Los argumentos basados en la estructura de lo real:

o Enlaces de sucesión.

o Enlaces de coexistencia.

o Dobles jerarquías y diferencias de orden.

3. Los argumentos fundan la estructura de lo real:

o El ejemplo.

o La ilustración.

o El modelo y el antimodelo.

o La analogía y la metáfora.

4. La disociación de las nociones.

5. La interacción de los argumentos (Marafioti, 2003).

63

Los argumentos cuasilógicos parecen comparables a los razonamientos

formales. Solo mediante su reducción se les da la apariencia de

demostraciones. Por eso son "cuasi" lógicos. Los argumentos cuasilógicos no

pueden producir convicción por sí solos, deben completarse con argumentos

basados en la estructura de lo real.

Los argumentos cuasilógicos sacan su fuerza de su vinculación a modos de

razonamientos incuestionables. Entre los argumentos cuasilógicos se hallan los

que apelan a estructuras lógicas (contradicción, transitividad, identidad total o

parcial) y los que recurren a relaciones matemáticas (relación de la parte con el

todo, de lo menor con lo mayor, de la frecuencia).

Es posible también que un argumentador juegue con dos tesis a la vez. En ese

caso, decir que dos tesis son incompatibles supone decir que obligan a elegir

una alternativa, a menos que se renuncie a las dos (Perelman y Olbrechts-

Tyteca, 1994). Un ejemplo de incompatibilidad es el ultimátum. Existen

procedimientos para evitar una incompatibilidad:

a) Actitud lógica: se preocupa por resolver todas las dificultades

aplicando leyes y normas a las que concede la adhesión. Supone

clarificar las nociones empleadas, precisar las reglas admitidas,

eliminar los imprevistos, solucionar todos los problemas. Es la actitud

del investigador.

b) Actitud del hombre práctico: resuelve los problemas a medida en que

aparecen. Repiensa nociones y reglas sobre la base de situaciones

reales y decisiones necesarias para actuar. Es la actitud del juez que

intenta no sentar precedentes.

64

c) Actitud diplomática: se inventan procedimientos para simular que no

existe incompatibilidad o para resolver en un momento más oportuno

esas cuestiones. Un procedimiento puede ser callarse; otro, la

mentira. Es la técnica usada por el hipócrita. Lo que Sartre llamaba

"mala fe" era el rechazo a reconocer incompatibilidades. Estas

difieren de las contradicciones porque están sujetas a las

circunstancias.

Perelman llama autofagia al caso en que la incompatibilidad entre dos tesis

opone una regla cuyas consecuencias resultan del hecho mismo de haberla

demostrado. La generalización de una regla- aplicarla sin excepción- lleva a

impedir su aplicación, a destruirla. Otro caso de autofagia es el que opone una

regla a las consecuencias que parecen derivarse de ella.

El ridículo es también otra arma de la argumentación. Es lo que merece ser

sancionado por la risa (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994). Con el ridículo, se

castiga una conducta excéntrica a la que no se cree bastante peligrosa para

castigarla más duramente. Una afirmación es ridícula en cuanto entra en

conflicto, sin justificación alguna, con una opinión admitida.

Un recurso para llegar a acusar a alguien de ridículo es la ironía (se da a

entender lo contrario de lo que se dice). Es una argumentación indirecta. Para

usarla, hace falta un acuerdo mínimo entre los interlocutores.

Una de las técnicas de la argumentación cuasilógica es identificar diversos

elementos que son objeto del discurso. Existe un procedimiento de

identificación completa y uno de identificación parcial.

La definición es el primer caso. Es una abreviación que determina la elección

de un significado particular por encima de otros. Respecto del uso de

definiciones, si una noción se puede definir de más de una manera, deberá

elegirse una versión que no admita discusión. Es una figura retórica cuando se

la usa por su efecto persuasivo.

65

Cuatro tipos de definiciones son:

a) normativas: indican la forma en que se quiere que se use una

palabra,

b) descriptivas: señalan cuál es el sentido dado a una palabra en un

momento determinado,

c) de condensación: muestran los elementos esenciales de la definición

descriptiva,

d) complejas: combinan elementos de las tres clases anteriores.

Todo análisis es direccional en el sentido de que espera la adhesión del

receptor (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994). Fuera de un sistema formal, el

análisis nunca es exhaustivo ni definitivo. Cualquier argumentación cuyo

carácter evidente y necesario se reconoce será llamada tautología.

Quien usa la regla de justicia implica que usa un tratamiento idéntico a seres o

a situaciones que integran la misma categoría. El conflicto se plantea en el

modo de determinar si pertenecen a la misma clase. Para que fuera aplicable,

los objetos habrían de ser idénticos. El apelar a esta regla ofrece un aspecto de

racionalidad innegable. Cada vez que se hace referencia a la coherencia de

una conducta, se alude a ella.

Otros argumentos cuasilógicos plantean una relación garantizada en la

reciprocidad. La forma es a es a b lo que b es a a. (Por ejemplo, no hacerle a

otro lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros). Implican aplicar el

mismo tratamiento a dos situaciones en forma pareja. Las situaciones han de

ser simétricas. Es posible, si se elimina todo lo que diferencia las situaciones y

se las reduce hasta volverlas simétricas.

La transitividad es una propiedad de ciertas relaciones que permite pasar de la

afirmación de que existe la misma relación entre los términos a y b y entre los

términos b y c, a la conclusión de que también existe los términos a y c: las

relaciones de igualdad, superioridad, inclusión, ascendencia son relaciones

transitivas.

66

Toma en cuenta los argumentos que incluyen la parte en el todo y los que se

valen de la división del todo en sus partes. El esquema en que se basan es que

lo que vale para el todo vale para las partes.

Otro tipo de argumentos cuasilógicos son los argumentos por comparación. Se

confrontan varios elementos para evaluarlos uno con relación a otro. Las

comparaciones pueden realizarse por oposición (lo liviano y lo pesado), por

enumeración (lo que es más pesado que) y por ordenación cuantitativa (se

pesa por unidades de peso.) Una forma típica de la comparación es la de la

pérdida no sufrida, al apreciar las ventajas de la solución adoptada. Por el

contrario, una descripción entusiasta de la situación presente servirá para no

modificarla. También puede usarse la comparación con el superlativo, siempre

perentorio.

Se vale de la argumentación por el sacrificio quien está dispuesto a sufrir para

conseguir el resultado. La falta de sacrificio muestra la poca importancia dada a

algo que se pretende reverenciar. Esta argumentación puede aplicarse a las

relaciones medios- fines.

El uso de las probabilidades se basa en la estadística y el cálculo. Requieren

para ser aplicadas la aceptación de una serie de acuerdos previos.

Los argumentos basados en la estructura de lo real se sirven de la realidad

para establecer una solidaridad entre juicios admitidos y otros que se intenta

promover. Una forma de evidenciar la solidaridad entre los diversos elementos

consiste en presentarlos como partes de un mismo todo. Un emisor puede

concebir la realidad según diversos tipos de enlaces.

Los enlaces de sucesión unen un fenómeno con sus consecuencias o causas.

El papel principal lo desempeña el nexo causal. Existen de tres tipos:

a) los que asocian a dos hechos sucesivos una relación causal,

b) los que dado un hecho tratan de descubrir la existencia de su causa

y

c) los que dado un hecho tratan de descubrir sus consecuencias.

67

La argumentación por la causa, cuando se aplica a actos humanos, supone

que estos son razonables. Exige un acuerdo entre los motivos de acción y su

ordenación. El nexo causal desempeña un papel importante en el razonamiento

histórico que apela a la probabilidad retrospectiva.

Llamamos argumento pragmático a aquel que permite apreciar un acto de

acuerdo con sus consecuencias favorables o desfavorables. Tiene una

importancia directa para la acción. Una vez que se establece la relación hecho-

consecuencias se acepta de inmediato este argumento. Según la idea que se

tiene de su naturaleza deliberada o involuntaria de sus consecuencias, un

mismo hecho puede interpretarse de modo distinto.

Existe una interacción entre los objetivos perseguidos y los medios empleados

para realizarlos. Por el examen de los medios se realiza a menudo la

elucidación de un fin. La apelación a un cambio de fin tiene algo de

revolucionario. Cambiar el medio por el fin se considera devaluar al otro.

El argumento del despilfarro consiste en decir que puesto que se ha

comenzado una obra es preciso seguir en esa misma dirección. A este

argumento se acercan los que se basan en una situación a la que no hay que

dejar escapar o los que incitan a alguien dotado de algún talento a

aprovecharlo.

El argumento de la dirección consiste en la advertencia contra el uso del

procedimiento en etapas. Si uno cede una vez, tendrá que hacerlo otra vez.

Responde a la pregunta: ¿Adónde se quiere llegar? Hace que una etapa sea

solidaria con los momentos posteriores. Se lo llama también el de la pendiente

jabonosa o el del dedo en el engranaje, porque se refieren a que no habrá

modo de detenerse en el camino. Este argumento puede adoptar diversas

formas: una de ellas es la propagación. Hay elementos que se multiplicarán y

se transformarán en nocivos. También se puede recurrir a la noción de

contagio.

68

El argumento de la vulgarización defiende que la propagación hará que algo se

torne vulgar y común. El argumento de la consolidación protege contra las

repeticiones que apenas son esbozo de convertirse en mito o regla de

conducta.

Los argumentos de superación insisten en la posibilidad de ir siempre más lejos

en un sentido determinado y con un continuo crecimiento de valor. Lo que vale

no es alcanzar un objetivo sino siempre superarse.

Los enlaces de coexistencia se refieren, básicamente, a que el sentido y el

alcance de un argumento aislado rara vez pueden comprenderse sin

ambigüedad; el texto argumentativo deberá ser analizado en su totalidad. La

argumentación se caracteriza por una interacción constante entre todos sus

elementos.

Cualquier discurso está limitado por el tiempo, por eso, el emisor deberá

conceder a cada parte de su exposición un lugar proporcional a la importancia

que le gustaría que se le atribuyera en la mente del público. El tiempo que se le

dedica a un argumento es la llamada técnica de acentuación. Esta técnica

comprende también la enumeración, la repetición, la amplificación, la

descripción.

Para dar precisión a una noción, se deberán emplear vocablos precisos,

imágenes vivas, dar el lugar y el tiempo exacto de una acción, brindar cifras

absolutas. La elección de los términos pocas veces se produce sin alcance

argumentativo. Una palabra es neutra o habitual si pasa inadvertida. A partir de

ella, se pueden estudiar las modificaciones argumentativas. Es conveniente

presentar un enunciado en términos susceptibles de evocar otros por

derivación, verdadera o imaginaria.

69

Las figuras de retórica son ciertos modos de expresión que salen de lo normal.

Lo fundamental es ver por qué el empleo de determinadas figuras se explica

por las necesidades de la argumentación. Para que exista una figura son

indispensables dos características:

a) una estructura discernible (forma) y

b) un empleo que se aleja de la forma de expresarse y que atrae la

atención.

Solo aparece una figura cuando el oyente percibe una disociación entre el uso

normal de una estructura y su empleo en el discurso.

Es argumentativa una figura si, al generar un cambio de perspectiva, su empleo

es normal en comparación con la nueva situación sugerida. Por el contrario, si

el discurso no provoca la adhesión del oyente a esta forma argumentativa, se

percibirá la figura como un ornato, una figura de estilo, la cual podrá suscitar la

admiración, pero en el plano estético o como testimonio de la originalidad del

emisor.

El papel del prejuicio o de la prevención favorable o desfavorable es mantener,

en la medida de lo posible, la opinión que se tiene de la persona contra los

actos que parecen contradecirla a primera vista. Se interpreta el acto de

acuerdo con el prejuicio para guardar adecuación entre la concepción

previamente elaborada de la persona y el acto así interpretado.

“Argumentar por el ejemplo es presuponer la existencia de algunas

regularidades de las que los ejemplos darán una concreción. Lo que podrá ser

discutido, cuando se recurre a ejemplos, es el alcance de la regla, el grado de

generalización que justifica el caso particular, pero no el principio mismo de la

generalización” (Perelman, 1997:143). A partir del caso particular, se busca la

ley o la estructura que él revela. Se trata del razonamiento por inducción.

70

La ilustración sirve para darle cierta presencia a algo dentro de la conciencia

una vez que la regla ya ha sido admitida. Mientras que la realidad del ejemplo

debe ser indiscutida, la ilustración debe ser llamativa para la imaginación. La

manera de describir el caso particular dependerá del papel que desempeñe en

la argumentación, si sirve para establecer la regla por la inducción o si sirve

para darle presencia.

Respecto del modelo, cuando el inferior lo imita, vulgarizando su conducta, esta

se vuelve menos distinguida. Tal es el caso de la moda.

La analogía debe ser interpretada etimológicamente en función de su sentido

de proporción. No plantea una igualdad matemática sino que afirma una

semejanza de relaciones. Toda analogía pone algunos aspectos en evidencia y

deja otros en segundo plano. La analogía en lugar de ser una relación de

semejanza es una semejanza de relación.

Aristóteles definió la metáfora como una figura que consiste en dar a un objeto

un nombre que conviene a otro; esta transferencia se hace del género a la

especie, de la especie al género, de una especie a otra o a través de la

analogía.

El razonamiento por disociación se caracteriza por la oposición entre la

apariencia y la realidad. Puede ser aplicado a cualquier realidad a través de la

oposición: real, verdadero; aparente, ilusorio. En la lengua, el prefijo seudo,

cuasi, el no filosófico, el adjetivo pretendido, el uso de comillas señalan lo

aparente. Señalan lo real: la mayúscula (el Ser), el artículo definido, el adjetivo

único o verdadero.

La paradoja no puede ser comprendida sin el razonamiento por disociación, lo

mismo ocurre con las llamadas tautologías aparentes (“los niños son los

niños”).

La estructura estable de la persona permite juzgar sus actos; se considera que

estos muestran características de la persona. La reputación formada por los

actos realizados en el pasado sirve para emitir juicio también. Con esto se

relacionan del mismo modo el prestigio (lo digno de imitar) y la mala fama. El

argumento de la palabra de honor se basa en la reputación del que lo esgrima.

71

Usar la idea de intención supone ir a lo que sabemos de la persona. Toda

argumentación basada en la intención es una moral del agente, que se opone a

una moral de un acto, mucho más formalista.

Los casos en que la acción del acto sobre la persona o de la persona sobre el

acto se ha interrumpido por completo son casos límite. Lo común es que se

produzcan técnicas de frenado para restringir esta acción. Una de ellas es el

prejuicio. Ciega el valor del acto y transfiere al acto valores del agente. Para

evitar el prejuicio, se debe usar la advertencia. Una opinión desfavorable sobre

el acto va precedida de algunos elogios sobre la persona. Así el elogio del

adversario no es cortesía sino que posee un efecto argumentativo

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