¿Democracia? ni en la Feria infantil

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E scenario: Los Yarumos. Evento: la llamada Feria infantil. Me cuentan que la cosa fue más o menos así: - Señor, nosotros llevamos aquí haciendo cola desde hace rato, por qué deja pasar a otras personas. - Qué pena con ustedes, es que es la esposa del alcalde que vino con unos niños. - ¿Y por qué no explican? Es que nosotros también tenemos derecho. - Sí, discúlpennos, pero ustedes saben que esto lo puso el alcalde. Majadero. Eso no es del alcalde, la Feria la or- ganiza una Administración para el deleite de to- dos los manizaleños y con la plata de nuestros impuestos. Así se construyen puentes, se pavi- mentan vías y se pagan fiestas para el pueblo, como la llamada con bombos y platillos mejor de América. ¿Será que alguien todavía lo cree? Los patrocinados por la primera dama no hicieron cola, se que- daron más tiempo del debido y les mostraron a otros niños que eso de la democracia no existe ni en la Feria infantil. No supe cómo explicarle a mi hija, que debió esperar más de la cuenta porque hay gente que cree que las normas son para los otros. Ya saben estos pequeños que en nuestra minusválida democra- cia regional, todo es cuestión de actitud y de temor. La actitud, negativa, de creer que quien gobierna nos hace favo- res a los gobernados y el temor de que no los vuelva a contratar. Así funcionan muchas cosas en la política. Proyectos muy bue- nos se hunden en la burocracia o en el simple no, sin razones, del mandatario de turno; mientras que otras ideas que apenas se insinúan reciben la bendición porque el que la presenta le cayó bien al funcionario, porque la idea es afín a los gustos de este, porque llegó en el momento oportuno en el que necesitan gastarse una plata, pero de planeación pocón, casi nada. El Gobierno así, es como esos agregados a los que hay pedirles permiso para ir a la finca o a esas secretarias que le ordenan a su jefe a qué ir y a qué no. Un alcalde es un secretario de la ciu- dad, su obligación no es tomar decisiones a favor o en contra de algo por su mero gusto o por simpatías, sino que debería leerse su Plan de Gobierno, su Plan de Desarrollo, su Plan de Orde- namiento Territorial y ver si las propuestas que se hacen van en esa vía. De lo contrario, seguiremos con un poco de turiferarios, como en las viejas ciudades Estado, en las que el rey ordenaba qué hacer y qué no, nada peor para la democracia. Pero así es este mundo al revés. Por ejemplo, en una carta enviada a este diario por el experiodista y hoy secretario de Deportes de Caldas, Diego Giral- do Gaviria, indicaba que la crítica a su trabajo desde las páginas de LA PATRIA iban a dificultar a otros periodistas llegar a cargos públicos. Qué tal la manera de en- tender el oficio, un trampolín para una carrera política. Dios nos ampare, y ojalá no vuelva a los micrófonos. Podrían tal vez los organismos de control ayudar a entender me- jor lo público, pero primero lo tienen que entender ellos, o si no basta echar una mirada a la función de las contralorías de Ma- nizales y Caldas para darse cuenta de que no hay guardián en la heredad, solo espacio para hacerles pasito a los servidores públicos, que después los colocarán en mejores cargos, y para hacerse los bravos sacando advertencias, pero de sancionar nada, así la platica se les entregue a los amigos o se maneje sin criterio técnico, solo con el del amiguismo o, peor, del adanismo. 26 ¿Democracia? ni en la Feria infantil El Gobierno así, es como esos agregados a los que hay pedirles permiso para ir a la finca

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Mi más reciente columna en la revista Cereza de La Patria.

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Page 1: ¿Democracia? ni en la Feria infantil

Escenario: Los Yarumos. Evento: la llamada Feria infantil. Me cuentan que la cosa fue más o menos así:

- Señor, nosotros llevamos aquí haciendo cola desde hace rato, por qué deja pasar a otras personas.

- Qué pena con ustedes, es que es la esposa del alcalde que vino con unos niños.

- ¿Y por qué no explican? Es que nosotros también tenemos derecho.

- Sí, discúlpennos, pero ustedes saben que esto lo puso el alcalde.

Majadero. Eso no es del alcalde, la Feria la or-ganiza una Administración para el deleite de to-dos los manizaleños y con la plata de nuestros impuestos. Así se construyen puentes, se pavi-mentan vías y se pagan fiestas para el pueblo, como la llamada con bombos y platillos mejor de América. ¿Será que alguien todavía lo cree?

Los patrocinados por la primera dama no hicieron cola, se que-daron más tiempo del debido y les mostraron a otros niños que eso de la democracia no existe ni en la Feria infantil. No supe cómo explicarle a mi hija, que debió esperar más de la cuenta porque hay gente que cree que las normas son para los otros. Ya saben estos pequeños que en nuestra minusválida democra-cia regional, todo es cuestión de actitud y de temor.

La actitud, negativa, de creer que quien gobierna nos hace favo-res a los gobernados y el temor de que no los vuelva a contratar. Así funcionan muchas cosas en la política. Proyectos muy bue-nos se hunden en la burocracia o en el simple no, sin razones,

del mandatario de turno; mientras que otras ideas que apenas se insinúan reciben la bendición porque el que la presenta le cayó bien al funcionario, porque la idea es afín a los gustos de este, porque llegó en el momento oportuno en el que necesitan gastarse una plata, pero de planeación pocón, casi nada.

El Gobierno así, es como esos agregados a los que hay pedirles permiso para ir a la finca o a esas secretarias que le ordenan a su jefe a qué ir y a qué no. Un alcalde es un secretario de la ciu-dad, su obligación no es tomar decisiones a favor o en contra de algo por su mero gusto o por simpatías, sino que debería leerse su Plan de Gobierno, su Plan de Desarrollo, su Plan de Orde-namiento Territorial y ver si las propuestas que se hacen van en

esa vía. De lo contrario, seguiremos con un poco de turiferarios, como en las viejas ciudades Estado, en las que el rey ordenaba qué hacer y qué no, nada peor para la democracia.

Pero así es este mundo al revés. Por ejemplo, en una carta enviada a este diario por el experiodista y hoy secretario de Deportes de Caldas, Diego Giral-do Gaviria, indicaba que la crítica a su trabajo desde las páginas de LA PATRIA iban a dificultar a otros

periodistas llegar a cargos públicos. Qué tal la manera de en-tender el oficio, un trampolín para una carrera política. Dios nos ampare, y ojalá no vuelva a los micrófonos.

Podrían tal vez los organismos de control ayudar a entender me-jor lo público, pero primero lo tienen que entender ellos, o si no basta echar una mirada a la función de las contralorías de Ma-nizales y Caldas para darse cuenta de que no hay guardián en la heredad, solo espacio para hacerles pasito a los servidores públicos, que después los colocarán en mejores cargos, y para hacerse los bravos sacando advertencias, pero de sancionar nada, así la platica se les entregue a los amigos o se maneje sin criterio técnico, solo con el del amiguismo o, peor, del adanismo.

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¿Democracia?

ni en la Feria infantil

El Gobierno así, es como esos agregados a los que hay pedirles permiso para ir a la finca