Delenda Est Carthago-1

2
___________________________________________________________________________1 MURCIA LITERAE. ACTIVIDADES. CURSO DE ESCRITURA CREATIVA Escribo mi novela ACMUL. ACTIVIDADES Curso de escritura creativa “ESCRIBO MI NOVELA” Trama y línea argumental. Delenda est Carthago! ACTUALIZADO: 28 ENE 15 DELENDA EST CARTHAGO! - I Delenda est Carthago!... Con esta frase terminaba Catón todos sus discursos allá por el año 150 aC. Daba igual si se encontraba en el Senado de Roma, en el Foro o en los retretes públicos. Cartago tenía que se destruida. No se trataba de vencerla, había que arrasarla, borrarla de la faz de la Tierra, sus piedras, sus ciudadanos, incluso su recuerdo tenía que desaparecer. Y el punto de vista de Catón era suscrito por buena parte de los romanos: senadores, importadores de artículos de lujo, panaderos, herreros, campes inosRoma odiaba a Cartago tanto como Cartago a Roma, como jamás en toda la historia dos naciones se han odiado. Los ciudadanos de ambas urbes, dueñas ambas de extensos territorios más allá de sus muros, creían firmemente que merecía la pena que su ciudad se hundiera en el infierno si conseguía arrastrar a la otra con ella. No había rivalidad o enemistad. Había un inmenso aborrecimiento que teñía de cólera a los dos pueblos. ¿Por qué ese odio que aún hoy, más de 2000 años después, nos llega nítido? Como todas las historias, la de Cartago tiene un comienzo y un final, y es este caso tienen un elemento en común: el fuego. Los fenicios mercaderes de Tiro, fundaron Cartago en el 814 aC. El emplazamiento representaba una escala perfecta para las líneas comerciales que abarcaban todo el Mediterráneo, y aún más allá, rebasando lo que los griegos conocieron como Las Columnas de Heracles y los hispanos como el Estrecho de Gibraltar. Pero al pasar los años, lo que llegó a los habitantes fue otro motivo. Como en todas las ciudades antiguas había que tener una bonita leyenda de fundación: La reina Dido (o Elisa) encabezó una expedición que desde Tiro llegó a las costas tunecinas para establecerse. Dido solicitó al rey local tierras para fundar una ciudad y el rey, reacio a la intrusión, le concedió el espacio que ocupara una piel de toro. Dido era una mujer ingeniosa y cortó la piel en finísimas tiras con las que abarcó una gran extensión. La leyenda es bonita, pero eso, es una leyenda; aún así, transmite el espíritu de los cartagineses: la astucia, el engaño en la transacción -madre del comercio-; virtudes que los púnicos (como llamaban los romanos a los cartagineses al ser fenicios), consideraban señas de identidad nacionales, precisamente las que más odiaban los romanos. Siguiendo con la leyenda, Dido era hermosa y el rey quiso convertirla en su mujer, pero ella prefirió arrojarse a las llamas. Esta historia, fue una macabra y clara premonición de los sucesos que ciento s de años después, llevarían a Cartago al desastre. La ciudad, en principio un enclave comercial, fue llamada Qart Had asht, que en fenicio significa "ciudad nueva" y para su emplazamiento se escogió cuidadosamente un istmo fácil de defender y con un magnífico puerto natural. Tras la toma de Tiro, conquistada por los asirios en 574 aC, gran número de refugiados llegaron a Cartago a bordo de la poderosa flota que logró salvarse. El crecimiento de la ciudad fue enorme a partir de entonces. El puerto natural se

description

Actividad para un taller de escritura creativa, sobre la historia de Cartago como ciudad arrasada por los romanos.

Transcript of Delenda Est Carthago-1

Page 1: Delenda Est Carthago-1

___________________________________________________________________________1 MURCIA LITERAE. ACTIVIDADES. CURSO DE ESCRITURA CREATIVA Escribo mi novela

ACMUL. ACTIVIDADES

Curso de escritura creativa “ESCRIBO MI NOVELA”

Trama y línea argumental. Delenda est Carthago!

ACTUALIZADO: 28 ENE 15

DELENDA EST CARTHAGO! - I

Delenda est Carthago!... Con esta frase terminaba Catón todos sus discursos allá por el año 150 aC. Daba igual si se encontraba en el Senado de Roma, en el Foro o en los retretes públicos. Cartago tenía que se destruida. No se trataba de vencerla, había que arrasarla, borrarla de la faz de la Tierra, sus piedras, sus ciudadanos, incluso su recuerdo tenía que desaparecer. Y el punto de vista de Catón era suscrito por buena parte de los romanos: senadores, importadores de artículos de lujo, panaderos, herreros, campes inos… Roma odiaba a Cartago tanto como Cartago a Roma, como jamás en toda la historia dos naciones se han odiado. Los ciudadanos de ambas urbes, dueñas ambas de extensos territorios más allá de sus muros, creían firmemente que merecía la pena que su ciudad se hundiera en el infierno si conseguía arrastrar a la otra con ella. No había rivalidad o enemistad. Había un inmenso aborrecimiento que teñía de cólera a los dos pueblos. ¿Por qué ese odio que aún hoy, más de 2000 años después, nos llega nítido?

Como todas las historias, la de Cartago tiene un comienzo y un final, y es este caso

tienen un elemento en común: el fuego. Los fenicios mercaderes de Tiro, fundaron Cartago en

el 814 aC. El emplazamiento representaba una escala perfecta para las líneas comerciales que abarcaban todo el Mediterráneo, y aún más allá, rebasando lo que los griegos conocieron como Las Columnas de Heracles y los hispanos como el Estrecho de Gibraltar. Pero al pasar los años, lo que llegó a los habitantes fue otro motivo. Como en todas las ciudades antiguas había que tener una bonita leyenda de fundación: La reina Dido (o Elisa) encabezó una expedición

que desde Tiro llegó a las costas tunecinas para establecerse. Dido solicitó al rey local tierras para fundar una ciudad y el rey, reacio a la intrusión, le concedió el espacio que ocupara una piel de toro. Dido era una mujer ingeniosa y cortó la piel en finísimas tiras con las que abarcó una gran extensión. La leyenda es bonita, pero eso, es una leyenda; aún así, transmite el espíritu de los cartagineses: la astucia, el engaño en la transacción -madre del comercio-; virtudes que los púnicos (como llamaban los romanos a los cartagineses al ser fenicios), consideraban señas de identidad nacionales, precisamente las que más odiaban los romanos. Siguiendo con la leyenda, Dido era hermosa y el rey quiso convertirla en su mujer, pero ella prefirió arrojarse a las llamas. Esta historia, fue una macabra y clara premonición de los sucesos que ciento s de años después, llevarían a Cartago al desastre.

La ciudad, en principio un enclave comercial, fue llamada Qart Had asht, que en fenicio

significa "ciudad nueva" y para su emplazamiento se escogió cuidadosamente un istmo fácil de defender y con un magnífico puerto natural. Tras la toma de Tiro, conquistada por los asirios en 574 aC, gran número de refugiados llegaron a Cartago a bordo de la poderosa flota que logró salvarse. El crecimiento de la ciudad fue enorme a partir de entonces. El puerto natural se

Page 2: Delenda Est Carthago-1

___________________________________________________________________________2 MURCIA LITERAE. ACTIVIDADES. CURSO DE ESCRITURA CREATIVA Escribo mi novela

quedó pequeño y se construyeron dos nuevos que constituyeron una auténtica maravilla de la ingeniería, uno rectangular de uso civil y otro circular de uso militar, unidos ambos por un canal. Todo el perímetro del istmo fue fortificado y Cartago desarrolló una actividad comercial que la convirtió en la dueña del Mediterráneo occidental.

El primer choque entre potencias tuvo lugar cuando Cartago se enfrentó con las colonias griegas. Tras la batalla de Alalía en 540 aC, Cartago se adueñó de la parte oeste de Sicilia, para posteriormente expandir su poder a Córcega y a Cerdeña. En ese momento, Cartago era la primera potencia del Mediterráneo occidental y su poder parecía incuestionable.

Sin embargo, una nueva potencia emergía con irresistible fuerza: Roma. La pequeña ciudad italiana había conseguido librarse del yugo etrusco

y subyugado el centro de Italia gracias a su superior organización militar. Su expansión en Italia fue imparable y cada vez era menor el espacio que separaba a ambas ciudades.

No obstante, Roma y Cartago habían mantenido tratados y relaciones amistosas, al objeto de que fueran fructíferas las transacciones comerciales. Sin embargo, los intereses cartagineses en la Magna Grecia (sur de Italia y Sicilia) y el deseo expansionista romano, los llevaron a una inevitable colisión que se tradujo en tres enfrentamientos armados llamados Guerras Púnicas (264 aC - 146 aC)

En la Primera Guerra Púnica (264 aC-241 aC), la

victoria fue para Roma, que obtuvo el dominio de Sicilia, Cerdeña y Córcega.

En la Segunda Guerra Púnica (219 aC-201 aC), aunque el ejército cartaginés obtuvo grandes victorias, finalmente fue derrotado (Zama, 202 aC) y posteriormente desarmado.

La Tercera Guerra Púnica (149 aC-146 aC), tuvo su origen en los hostigamientos que el rey Masinisa realizaba en los territorios púnicos. Cartago envió al general Asdrúbal "el Boetarca" a atacar a los numidios y ofreció la coartada que Roma esperaba.

En esta situación tuvo lugar un hecho de capital importancia. Masinisa, que había surtido de jinetes a Aníbal primero y a Escipión El Africano después, derrotó a Asdrubal y atacó a las ciudades de la costa. Probablemente Roma comenzó a temer que Masinisa acabara con Cartago y creara un gran reino africano basado en la riqueza púnica.

Tomada la decisión por parte del senado romano de tomar Cartago1, en el primer tercio de 149 aC, Roma movilizó al ejército de invasión.

Mientras las fuerzas se concentraban en Sicilia, una delegación romana se adelantó a Útica (a 34 km de Cartago), que depuso las armas sin combate y se prestó a colaborar con el ejército de ocupación. Los romanos citaron a una comisión cartaginesa para negociar las condiciones de la rendición, accediendo Cartago al ser consciente de su inferioridad. Como paso previo a las negociaciones, los romanos exigieron la entrega de todo el material de guerra que pudieran albergar en la ciudad2. Cuando se efectuó la entrega, las condiciones impuestas a los cartagineses fueron tan duras, que estos las rechazaron y se declararon la guerra total. Y los demonios empezaron a trepar desde las profundidades. Pronto se cebarían en miles de almas, cuerpos y mentes.

1. La decisión tomada en secreto había sido destruir completamente la ciudad, eliminar su estructura social y política, destruir a

su ejército y tomar al resto de la población como prisioneros, en una palabra, borrar cualquier vestigio de la civilización

cartaginesa y su posibilidad de renacer. 2. 10 barcos de guerra que se les había permitido tener como resultado de las condiciones resultantes de la derrota cartaginesa

en la SGP, 2.000 catapultas y 200.000 equipos individuales completos.