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Resumen del contenido: Un artículo de Luis Alfonso Gámez recogía un análisis escépti- co del denominado “Ovni-medu- sa” de Petrozavosk, en 1977. Se hablaba de las caras de Marte, de asociaciones contactistas en Espa- ña, de congresos (“circos” los denominaban, acertadamente) sobre ufología, de avistamientos de ovnis en Baracaldo y el uso que algunos “investigadores” como J. J. Benítez hacían de ellos y una polémica que ahora podemos mirar con cierta sonrisa: un enfrentamiento epistolar entre el entonces director de la revista Conocer, Manuel Toharia, y el que sería primer presidente de ARP (y que ahora también lo es), Félix Ares de Blas. En aquella época, la revista de divulgación científica del grupo Z comenzó a publicar una serie de artículos sobre miste- rios paranormales escritos por Jiménez del Oso. El 25 de febrero de 1985, Ares escribía a Toharia una razonada protesta por incluir artículos en los que defendía: “que en las primeras etapas de toda ciencia hay disensiones, opiniones encontradas, criterios diversos y que sólo tras una crítica construc- tiva se alcanza la verdad“. Frente a ello, los artículos de Conocer que- daban sesgados. Comentaba Jesús Martínez Villaro en ese mismo número: “Como era de esperar, los argumentos expuestos por Félix Ares hicieron reflexionar mucho a Manuel Toharia. Una revista que pretende acercar la técnica y el pensamiento científico a la juven- tud, no podía permitirse que le “colaran” fraudes por los que pudiera ponerse en entredicho la línea de seriedad y rigor pretendi- dos, sin la correspondiente rectifi- cación. Esa rectificación llegó, y reproducimos a continuación la extensa y perfectamente matizada nota con la que el director de Conocer no sólo puso a salvo la reputación de la revista, sino que contribuyó en gran medida a aumentar los conocimientos de quienes se interesan por el fenó- meno ovni. Desde aquí, nuestro más efusivo agradecimiento.” Recogemos este asunto porque no deja de tener su gracia: dos perso- nas tan significadas desde hace años en la divulgación y la comu- nicación de la ciencia (y actual- mente ambos con responsabilidad en la dirección de museos científi- cos interactivos), y también per- manentes portavoces del pensa- miento crítico, ambos trabajando en ARP-SAPC desde hace dece- nios, comenzaron su relación a tra- vés de una crítica. el escéptico 11 Hace veinte años... ARIFO Nº 0 Del Editorial: “No partimos de apriorismos. Procuramos no movernos por prejuicios tales como que los ovnis son naves extra- terrestres o que éste es sólo un tema de locos. Afirma- mos que la existencia o no de observaciones de ovnis como fenómeno diferenciado y su naturaleza están muy lejos de ser conocidos, y que ello sólo se conseguirá a través de una investigación cuidadosa y metódica. No excluimos ni nos aferramos a ninguna hipótesis, sea ésta cual sea. A lo que si nos agarramos con todas nuestras fuerzas es al método científico. Pretendemos que la investigación del fenómeno OVNI deje de ser la pseudo- ciencia cuasi-religiosa que aparece con tanta frecuencia en los medios de comunicación”.

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Resumen del contenido:Un artículo de Luis AlfonsoGámez recogía un análisis escépti-co del denominado “Ovni-medu-sa” de Petrozavosk, en 1977. Sehablaba de las caras de Marte, deasociaciones contactistas en Espa-ña, de congresos (“circos” losdenominaban, acertadamente)sobre ufología, de avistamientosde ovnis en Baracaldo y el uso quealgunos “investigadores” como J.J. Benítez hacían de ellos y unapolémica que ahora podemosmirar con cierta sonrisa: unenfrentamiento epistolar entre elentonces director de la revistaConocer, Manuel Toharia, y el quesería primer presidente de ARP (yque ahora también lo es), FélixAres de Blas. En aquella época, larevista de divulgación científicadel grupo Z comenzó a publicar

una serie de artículos sobre miste-rios paranormales escritos porJiménez del Oso. El 25 de febrerode 1985, Ares escribía a Tohariauna razonada protesta por incluirartículos en los que defendía: “queen las primeras etapas de todaciencia hay disensiones, opinionesencontradas, criterios diversos yque sólo tras una crítica construc-tiva se alcanza la verdad“. Frente aello, los artículos de Conocer que-daban sesgados. Comentaba JesúsMartínez Villaro en ese mismonúmero: “Como era de esperar, losargumentos expuestos por FélixAres hicieron reflexionar mucho aManuel Toharia. Una revista quepretende acercar la técnica y elpensamiento científico a la juven-tud, no podía permitirse que le“colaran” fraudes por los quepudiera ponerse en entredicho lalínea de seriedad y rigor pretendi-dos, sin la correspondiente rectifi-

cación. Esa rectificación llegó, yreproducimos a continuación laextensa y perfectamente matizadanota con la que el director deConocer no sólo puso a salvo lareputación de la revista, sino quecontribuyó en gran medida aaumentar los conocimientos dequienes se interesan por el fenó-meno ovni. Desde aquí, nuestromás efusivo agradecimiento.”

Recogemos este asunto porque nodeja de tener su gracia: dos perso-nas tan significadas desde haceaños en la divulgación y la comu-nicación de la ciencia (y actual-mente ambos con responsabilidaden la dirección de museos científi-cos interactivos), y también per-manentes portavoces del pensa-miento crítico, ambos trabajandoen ARP-SAPC desde hace dece-nios, comenzaron su relación a tra-vés de una crítica.

el escéptico11

Hace veinte años...ARIFO Nº 0Del Editorial:

“No partimos de apriorismos. Procuramos no movernospor prejuicios tales como que los ovnis son naves extra-terrestres o que éste es sólo un tema de locos. Afirma-mos que la existencia o no de observaciones de ovniscomo fenómeno diferenciado y su naturaleza están muylejos de ser conocidos, y que ello sólo se conseguirá através de una investigación cuidadosa y metódica. Noexcluimos ni nos aferramos a ninguna hipótesis, sea éstacual sea. A lo que si nos agarramos con todas nuestrasfuerzas es al método científico. Pretendemos que lainvestigación del fenómeno OVNI deje de ser la pseudo-ciencia cuasi-religiosa que aparece con tanta frecuenciaen los medios de comunicación”.

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M U N D O E S C É P T I C O

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COPero que un hombremuerda a un perro sí esnoticia, independiente-mente de quién sea eldueño del perro o lofamoso que sea el ata-cante. ¿Y por qué es una

noticia este suceso? Evidentemente por lo insólito delcaso. Por ser un fenómeno no cotidiano.Lamentablemente, los sucesos insólitos son, como sunombre indica, raros e inusuales, pero tienen un granatractivo para los periódicos, con tantas páginas porllenar y con la necesidad de captar el interés de los lec-tores. Y por eso no suelen ser muy exigentes con laspruebas de veracidad de tales sucesos.

También existen muchas personas a las que les encan-ta aparecer en los medios de comunicación. A cual-

quier precioy bajo cual-quier excusa. Creenque es un paso necesa-rio (y suficiente) paralanzar su carrera haciala fama y el estrellato.Y aunque a menudorea lmen te acaban“estrellados”, bastaacercar uno de estosindividuos a algúnmedio poco escrupulo-so para generar, deinmediato, algún casoinsólito con el querellenar un espacio.

En la India, por ejem-plo, todavía son noticialos múltiples casos delevitación, de detencio-

nes del latido del corazón, postraciones en camas de clavos, oincluso el célebre caso de la cuerda que se iza y se yergue avoluntad del flautista, según menciona la revista Indian Skeptic(vol. 16, nº 8) que señala en su primera página que una asocia-ción racionalista ha reproducido todos esos trucos en un congre-so abierto al público, explicando además qué principios físicossubyacen bajo todas esas acciones. Pero no importa. Cada nuevocaso que se produzca provocado por un charlatán, dispondrá deun espacio en muchos medios, que se harán eco del suceso.

MODAS INFORMATIVASTambién se da el caso de que la sociedad se sensibiliza haciaunos temas y pierde interés por otros.

Así, todos hemos sido testigos de épocas con una superabundan-cia de noticias referentes a algún tema en concreto, que dabancuenta de un fenómeno nuevo y desconocido que estaba alcan-

zando proporcionesdesmesuradas, paradespués comprobar queello no era cierto, sinotan sólo tratarse desucesos que jamáshabían merecido laatención de los medios.A veces es el estreno deuna película la que des-encadena la sensibili-dad social hacia untema en particular,

como por ejemplo, impactos de meteoritos o asteroides contra laTierra.

También debido a la así llamada Responsabilidad SocialCorporativa, algunas empresas se autoexigen la mejora de sucapacidad productiva con un gran compromiso ecológico y derespeto al medio ambiente. Evidentemente es un acto muy posi-tivo siempre que laempresa así lo asumacon seriedad, lo queno siempre sucede,sino que muchasveces se convierte enuna mera herramien-ta propagandística.

Sirva como ejemploel caso que presentala revista Pro Facto(boletín escépticodel estado deOregon, en losEEUU), que en suvol. 7 nº 2 hablasobre un nuevo yrevolucionario siste-ma empleado en unos viñedos locales, que producen vino “bio-dinámico”. Un paso más allá que supera al vino “orgánico” queproducían hasta la fecha. Este nuevo método “ayuda a la natura-

NOTICIAS Y MECASOS INSÓLITOSQue un perro muerda a un hombre no esnoticia. A no ser, claro, que el animal seapropiedad de alguien muy famoso, o quelo sea la persona que sufrió el mordisco

Los sucesos insólitos soninusuales, pero son tan llama-tivos y son leídos tan ávida-mente por tantas personas,que tienen un gran atractivo

para los periódicos, con tantaspáginas por llenar y con la

necesidad de captar el interésde los lectores

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leza a crear un equilibrio entre la Tierra y elUniverso mediante el empleo de preparacioneshomeopáticas que mejoran la “energía vital” enlas viñas biodinámicas…

COMBINACIÓN DE AMBAS…Abducciones. Un hecho que fue insólito y delque la prensa se hizo abundante eco hace yaalgunos años. Ahora, o bien los extraterrestresya no precisan más cobayas humanas, o muchaspersonas recurren a otro tipo de excusas parajustificar una noche de juerga. Betty Hill, quecontribuyó a popularizar los secuestros dehumanos por parte de alienígenas, ha fallecidorecientemente a la edad de 85 años (TheNewsletter of the New Mexicans for Scienceand Reason, vol 10); su abducción junto a sumarido en 1961 protagonizó muchas portadas deperiódicos durante mucho tiempo, generandomuchos casos similares.

EL PAPEL DE LA ESTADÍSTICAA veces también la estadística juega su papel en la historia. Dosaccidentes de aviación seguidos pueden generar una alarmasocial desmesurada, como se ha visto este verano del 2005,aunque sólo se trate de una coincidencia desafortunada en unaespiral descendente de víctimas mortales por accidente deaviación por kilómetro recorrido.

El Rational Inquiry (vol.10 nº 1) denuncia la aparición en unperiódico de tres “expertos psíquicos” que, conociendo la

meteorología típi-ca de la zona yconfiando en quela estadística lesfuera favorable,profetizaron la inten-sidad con la que loshuracanes azotaríanese año las costas deFlor ida (EEUU).Realizaron un sesudodiagnóstico (basadopor supuesto en esti-maciones poco con-cretas) que, sinembargo, nada decíasobre el devastador eimprevisto huracánJeanne, que visitó

ese estado apenas una semana después de la predicción. Nosabemos si predijeron la nefasta acción del Katrina, pero imagi-namos que no.

LA CIENCIA EN LOSMEDIOSComo señala David Morrison(Skeptical Inquirer, de marzo/abrilde 2005), muchos observadores deprensa científica han notado en loscomunicados y artículos publicadosen los medios de comunicación unatendencia creciente a exagerar la sin-gularidad y la importancia de nuevasinvestigaciones. Es el caso de recien-tes hipótesis alternativas sobre elcalentamiento/enfriamiento global,por ejemplo, o las notas de prensaque proporciona la NASA vía correoelectrónico, que comunican cual-quier pequeño suceso que se produz-ca en cualquier ámbito de la agenciapara que parezca que es una noticiade gran interés.

Y, por supuesto, la ciencia tampoco se escapa al tratamiento gene-ral que se le dispensaría a cualquier noticia, con la agravante deque a la ciencia se le supone una mayor repercusión social. Si un

equipo de investiga-ción quiere que su tra-bajo aparezca en losmedios de comunica-ción, sólo debe añadira un comunicado deprensa que muy pocosredactores entenderán,alguna coletilla queadvierta que esta líneade investigación podráservir en un futuropara encontrar nuevos

métodos para curar el cáncer, o que abre nuevos caminos paraentender el Universo. Es un recurso bastante útil para obtener unpuesto destacado en prensa y obtener un cierto reconocimientosocial, aunque seguramente efímero.

Lamentablemente, no resulta nada sencillo calibrar la magnitudde cada noticia científica que aparece en la prensa generalista, y,por tanto, debemos incrementar nuestro escepticismo y espíritucrítico y esperar la evaluación de los medios más especializados.Sin embargo, los que más o menos nos dedicamos a la divulga-ción de ciencia o tenemos cierta relación con ella, seremosrequeridos para comentar y analizar el alcance de este tipo denoticias, y siempre solemos recomendar prudencia y esperarnuevos datos, intuyendo la improbabilidad de que se trate dealgún avance revolucionario. Pero así nunca lograremos apare-cer en la prensa. La normalidad no es noticia. La cautela no esnoticia.

MUNICACIÓNSergio López Borgoñoz

EDIOS DE

Muchos observadores deprensa científica han notadoen los comunicados y artícu-

los publicados en losmedios de comunicaciónuna tendencia creciente aexagerar la singularidad yla importancia de nuevas

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El concepto de energía esuno de los más importantesde la ciencia. ¿Cómo y por

qué llegó a estar en boca de losesotéricos y ocultistas el término'energía'? ¿Qué conclusiones epis-temológicas hay que extraer enrelación a esta implantaciónmigratoria del uso de 'energía'?

Para poder contestar estas pregun-tas con todo detalle primero esnecesario seguir, desde el princi-pio, el rastro del uso del términoen cuestión. El relato de dichoseguimiento constituye una narra-ción de la formación de una gigan-tesca polisemia.

Debo hacer notar que, como cabríaesperar, sobre el tema de la energíacientífica frente a la pseudocientí-fica al menos hay otro artículo (delbiofísico Antonio S. Frumento1);sin embargo, este ensayo se distin-gue del de Frumento por haberseintroducido en él una perspectivahistórica y una perspectiva filosó-

fica más explícita, con menos hin-capié en cuestiones técnicas.

LAS CONCEPCIONESCIENTÍFICAS DE LAENERGÍAEl primero que empleó la palabra'energía' (o 'enérgeia', si se sigue elsistema de transcripción del griegoclásico normalmente aplicado porlos helenistas) fue Aristoteles* deEstagira al explicar una de susdoctrinas sobre el movimiento engeneral, concretamente la depotencia y acto. El uso que haceAristoteles, del término en cues-tión, queda totalmente sintetizadocon el siguiente comentario delfilósofo Jesús Mosterín:"En terminología aristotélica, a la

potencia (dýnamis) se opone elacto (enérgeia), que es la realidadactual"2

En el año 529 de nuestra era, elemperador cristiano Justinianomandó cerrar, ya de manera defini-

tiva, la Academia y el Liceo enAtenas, determinándose así elfinal histórico de la civilizacióngreco-romana. A pesar de ello, eltérmino 'energía' se fue incorpo-rando a las lenguas europeas; perohabría que esperar a ThomasYoung (1807) para encontrarnoscon la primera significación pro-piamente científica de 'energía'.

Young propuso substituir la pala-bra 'fuerza viva' de Leibniz por'energía' (o energy, en inglés), parareferirse a algo completamentefundamental en la física teoréticade su tiempo: lo que se calculabaen su época con el producto de lamasa de un cuerpo por el cuadradode su velocidad (mv2). Hay queadvertir que la idea que tenía enmente Young para el significadode 'energía' resulta ser inversa a lade Aristoteles, ya que con suenergy él se refería a la capacidadde un cuerpo de realizar trabajo,no al acto resultante de dicha capa-cidad del mismo. Si, según Young,

PSEUDOCIENCIA

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EN TORNO A LA GÉNESISDE LA CONCEPCIÓNPSEUDOCIENTÍFICADE ENERGÍA (1ª PARTE)

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En cierto sentido hay una competencia entre científicos y esotéricos por conse-guir el favor del público. Pero mientras que los científicos no incorporan pala-bra o idea alguna originaria de los esotéricos, estos últimos han introducido ensu vocabulario palabras utilizadas previamente por los primeros. Por ejemplo,como es consabido, actualmente la palabra 'energía' es de las más utilizadas,junto con la palabra 'fuerza', tanto en el ámbito científico como en el esotérico.

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la energía es la capacidad de reali-zar trabajo, la cantidad de trabajototal realizado por un cuerpo antesde quedarse sin energía debía serigual a la cantidad de energía delcuerpo antes de realizar el trabajo.

Por ello, Coriolis (el mismo queenunció el efecto Coriolis) introdujopúblicamente en 1829 el factor 1/2 enla fórmula de Youngde energía, paraigualar el valornumérico de la ener-gía al trabajo que escapaz de producir lamasa de un cuerpoque va a cierta velo-cidad v, dando así lugar a la hoy endía muy practicada fórmula prerrela-tivista de la energía en razón delmovimiento: Ec=1/2 mv2. Con estafórmula se cristaliza una concomitan-cia entre energía y trabajo que seráuna de las constantes históricas en lamecánica neonewtoniana.

La influencia de las ideas energéti-cas de Young ha conllevado que ladoctrina aristotélica para el cam-bio en general siga flotando en elmar de la física, a pesar de losvientos positivistas, y de unamanera que el positivista ErnstMach habría calificado de subrep-ticia. Como profesor 'respiro'dicha doctrina aristotélica en lafísica que se imparte en la ense-ñanza media; para constatarlo nohay más que considerar lo que seacostumbra a explicar en dichaenseñanza, bajo una perspectivadidáctica, para iniciar sobre qué esla energía (siguiéndose una tradi-ción de inspiración youngniana, demás de 100 años), al decirse que laenergía es la capacidad (o, si seprefiere, la potencia, en sentidofilosófico) de realizar trabajo oaumento de temperatura o cambiode estado físico (como el de pasarde sólido a líquido).

En la tercera década del siglo XIXaparecieron en escena diferentesinvestigadores influenciados por lafilosofía idealista alemana, deentre los que cabe destacar a Mohry a Mayer, obsesionados por darcon grandes concepciones unifica-doras acerca de la Naturaleza. Ensu incesante búsqueda de unifica-ción no les pasó desapercibida la

í n t i m acor re l a -ción entrediversostipos deprocesosaparente-m e n t e

muy diferentes: procesos térmicos(como los de vaporización deagua) emparejados con la pro-ducción de trabajo en máquinas,reacciones químicas (como lasasociadas a la digestión de ali-mentos) con trabajo animal yfuncionamiento cerebral, reac-ciones químicas de combustióncon producción de trabajo demáquinas, acción eléctricacon trabajo (motor eléc-trico).

Un caso paradigmáticode conjunción de estascorrelaciones es el dela máquina de vapor,que aprovecha elproceso caloríficoasociado a una reac-ción química decombustión de car-bón para conseguir-se una expansión máso menos controlada devapor de agua, queempuja un pistón que a suvez realiza un trabajomediante el que se mueve unarueda o un volante.

Este tipo de serie de correlacionesque implican áreas muy dispares

en principio (tecnología de máqui-nas térmicas, fisiología, química,electricidad, etc.) sugirió la idea deque hay interconversión y equiva-lencia entre diferentes procesosaparentemente muy desconexos.Con todo esto se pensó que elcalor, el trabajo y cualquier otroproceso correlacionado con uno delos dos, o ambos, son diferentesaspectos de algo en común. Dadoque en todas las correlacionesobservadas siempre estaba presen-te un proceso calorífico o uno detrabajo o ambos a la vez, se estimóque la correlación de referencia(aunque no necesariamente la másesencial o fundamental) es la que

hay entre calor y trabajo, consoli-dándose así la enunciación delprincipio de interconversión yequivalencia entre calor y trabajo.

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La máquina de vapor es uncaso paradigmático de con-

junción de correlacionesentre tipos de procesos apa-rentemente muy diferentes

Archivo

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Pero, ¿qué es lo que hay comun-mente subyacente en los procesosmencionados? En un principio sepensó que tenía que ser algún tipode causa eficiente (quizá una fuer-za newtoniana u otra, según la opi-nión del autor en liza) que semanifestara de diferentes manerasa través de sus efectos. Sin embar-go, la fenomenología de las corre-laciones constatadas no se presta-ba a explicaciones a través delconcepto de causa eficiente.

No obstante, aunque no se supieralo que efectivamente era ello, almenos se le podía dar un nombreal concepto unificador asociado ala extensa red de procesos que seiba vislumbrando. Finalmente seoptó por la palabra 'energía, perono porque se pensara de maneradefinitiva y generalizada que lacapacidad de trabajo era el funda-mento de dicha red (a pesar de quela capacidad de trabajo tiene laimportante característica de serconservativa). De hecho, si unautor piensa que lo central y fun-damental es la naturaleza de locomún subyacente en el trabajo, el

calor, la acción eléctrica y demás,entonces puede parecerle que lacapacidad de trabajo pierde prota-gonismo, puede preguntarse losiguiente: ¿por qué emplear unnombre específico para la capaci-dad de trabajo y no, por ejemplo,para la capacidad calorífica? Perola solera nobiliaria del término'energía' estaba ahí resplandecien-do y estaba emparejado con unelemento referencial de la familia:el proceso de trabajo.

Así, para el nombre del términocentral de la nueva física se fueabriendo paso la alternativa depotenciar la palabra 'energía'. Estaopción es la que cuajó definitiva-mente en el campo científicocuando el influyente Kelvin3 deci-dió finalmente (ya para el año1851), estando insertado en elmarco científico/cultural británicoque Young ayudó a formar, que elnombre del concepto unificadorde la nueva física debía ser 'ener-gía'. Mas en el área de la mecáni-ca el término 'energía' seguiráusándose durante más de mediosiglo para referirse a la capacidadde trabajo, al margen del debate de

las concepciones unificadoras yaseñaladas.

Los investigadores que estudiaronlas correlaciones enunciadas des-cubrieron, en el ámbito de losexperimentos de transformaciónde trabajo en calor, que para cadacantidad determinada de trabajoestablecido siempre se produceuna misma cantidad de calor. Estoquedó experimentalmente com-

probado por Joule (1843-1847); seempezó a hablar, pues, del equiva-lente mecánico del calor, que es lacantidad de calor producida por lacantidad de unidad de trabajo. Aquíse encontró la base para introduciruna nueva magnitud que se deno-minaría precisamente 'energía'.

A pesar de abandonar los signifi-cados para 'energía' anteriores a1830, los investigadores de esascorrelaciones se encontraron conuna polisemia entre las manos:energía como trasfondo común deunas correlaciones, y energíacomo magnitud física. Hay unarelación entre ambas acepciones:la segunda es producto de unametrización asociada a la primera.Unos opinaron, como Joule y

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Thomas Young (1773 -1829)

Lord William Thomson Kelvin(1824 -1907)

Representación de Aristoteles(384 - 322 a.n.e.) en el fresco La

Escuela de Atenas, de Rafael

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Clausius4, que dicho trasfondo erade carácter puramente mecánico,lo que llevaba a considerar la mag-nitud energía como puramentemecánica en el fondo, a pesar deque no lo parezca en muchoscasos; otros, no obstante, pensa-ron, como Mayer y Mach, quedicho trasfondo no podía estar res-tringido a lo puramente mecánico,que tenía que ser considerado enun ámbito esencialmente másgeneral que el mecánico o cual-quier otro de los aspectos concre-tos encontrados por el momento.La opinión de Mayer y Machqueda sintetizada con este comen-tario del historiador de la cienciaStephen F. Mason: "Mayer señalóque el equivalente mecánico delcalor era un puro número quecorrelacionaba diferentes fenóme-nos y que era independiente de lateoría mecánica del calor".5

El asunto implícito en la conclu-sión de Mayer es que si se suponeque hay un trasfondo común paralos diferentes fenómenos en liza,no hay motivo a priori para tomaruno de los fenómenos como másfundamental que el resto. Tal con-

clusión de Mayer fue analizadateoréticamente por el influyentefilósofo y físico austriaco ErnstMach (1872), desembocándose enla idea de que a la magnitud ener-gía le habría de corresponder elpapel de ser la más fundamental detodas.

Actualmente es una idea consoli-dada que la energía es una de lasmagnitudes más importantes de lafísica, pero sin llegar al rangosupremo que le cabría esperar enla perspectiva de Mach.

Ante planteamientos como el deMayer, ciertos científicos del sigloXIX (normalmente del ámbito ger-mánico) quisieron ir más allá yvieron en la íntima correlaciónentre trabajo, calor, y otros proce-sos aparentemente muy diferentes,algo más que una base para definiruna magnitud de gran alcance. Seaventuraron a plantearse si subya-cente a esas correlaciones nohabría algún principio de caráctermetafísico. El que llevó al extremodicho planteamiento, basándose enMayer, fue el químico físicoWilhelm Ostwald (1853-1932)fundador de la escuela Energetik.

LAS CONCEPCIONESMETAFÍSICAS DE LAENERGÍAWilhem Ostwald6 concebía laenergía como la substancia origi-nal del Universo, en un plantea-miento en la línea de ciertas doc-trinas acerca del mundo de filóso-fos presocráticos, aunque, al con-trario de lo que podría decirse delos presocráticos, totalmente librede elementos animistas.

Los filósofos presocráticos son losprimeros antepasados conocidosde la filosofía contemporánea;parte de ellos pensaban que debía

existir una sola materia básica delUniverso (monismo materialista).Por ejemplo, Tales de Mileto(siglo VI antes de nuestra era) pen-saba que el mundo estaba hechosólo de agua y que las diferenciasque se apreciaban entre las cosasconsistían en los diferentes estadosde agregación del agua. Sinembargo, la teoría de Ostwald esmucho más afín a la deAnaximandro (siglo VI antes denuestra era). En la teoría de esteúltimo se plantea que en realidad,a pesar de todas las apariencias,sólo existe una única substanciaoriginal e invariable que no es nin-guna de las que podamos percibir,y que puede mostrarse físicamentede diferentes formas que constitu-yen lo que cambia en los fenóme-nos y procesos físicos. Otra teoríaafín a la de Ostwald es la doctrinaaristotélica del hilemorfismo, unadoctrina que salva las dificultadesinherentes que señaló Aristotelespara las teorías monistas metafísi-cas; esta teoría se diferencia de lasteorías monistas de Anaximandro

GÉNESIS DE LA CONCEPCIÓN PSEUDOCIENTÍFICA DE ENERGÍA

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Julius Robert von Mayer(1814 -1878)

Ernst Mach (1838 -1916)

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y de Ostwald en que se plantea deentrada la posibilidad de que hayamás de un tipo de substancia (o'causa material', en la terminologíaaristotélica) que pueda transfor-marse de varias maneras.

Así, un enunciado coherente conlas ideas de Ostwald sería 'la ener-gía no se crea ni se destruye, sinoque se transforma'. Y queda claroque para tal enunciado se toma lapalabra 'energía' en su acepción desubstancia a la manera filosófica,no en su acepción de magnitudfísica.

A pesar de lo que podría pensarse,las ideas metafísicas de Ostwaldfueron fructíferas.Sus ideas fueronretomadas eficaz-mente, junto conlas de Ernst Mach,por Max Planck yAlbert Einstein.Por ejemplo, lapopular 'ecuación'E=m·c2, la que seaplica para determinar la cantidadde energía asociada a la cantidad demateria de un objeto material encuanto materia (sin considerar otrascaracterísticas físicas atribuibles),es una fórmula que difícilmente sehubiera podido concebir si no sehubiese manejado la idea, inauditaen la física convencional de antesdel siglo XX, de que la materiapuede ser, al igual que cualquierotra cosa del Universo, una formade energía (tal y como sugiere lapropia fórmula anterior).

La 'ecuación' E=m·c2 sugiere direc-tamente que hay un salto concep-tual entre la energía relativista y laenergía de Young. En la formula-ción relativista queda en la sombrala concepción de energía comocapacidad de trabajo. Si se intenta-ra presentar, en el contexto relati-

vista especial, la energía como con-cepto derivado del concepto de tra-bajo, se tropezaría con el hechodesconcertante de que en dicha teo-ría hay fórmulas precisas paradeterminar la cantidad de energíaindependientemente del trabajo y,no obstante, en la misma teoría nisiquiera está claro si hay suficienteselementos para establecer unaespecífica fórmula relativista detrabajo7.

Esto es una situación notable, pro-ducto de que con la teoría de larelatividad se llega a un conceptode energía no partiendo del con-cepto de trabajo, sino partiendo deunas concepciones unificadoras

resultado depasar por unfiltro positi-vista las ideasgestadas porOstwald. Enel contextorelativista, lam a g n i t u denergía es la

magnitud asociada a la basecomún de toda una serie de corre-laciones que incluye la que se asu-mió en el siglo XIX y otras máscomo la correlación existente entrelos procesos de creación (o elimi-nación) de materia y los procesosde eliminación (o creación) demovimiento, o como la correla-ción entre la fisión de átomos y laemisión de partículas y radiación.

En cualquier caso, actualmente lasideas de Ostwald se utilizan paradiscutir heurísticamente** lascuestiones de física relacionadascon la magnitud de energía, puestales ideas, a pesar del prestigiocientífico que supuso para él elganar el premio nobel de químicade 1909, han quedado ajenas a loque se considera normalmentefísica rigurosamente planteada.

Las tesis monistas acabaron des-echadas en el campo propio de lafísica y de la química, debido a laacción del sector de los atomistas,que finalmente tendrían unainfluencia decisiva tras la PrimeraGuerra Mundial debido al des-prestigio teorético que supusopara los físicos y químicos allega-dos a Ostwald la corroboraciónexperimental de la existencia delos átomos.

No obstante, Ostwald se incorporócomo presidente a una asociaciónque fue un importante trampolínpara la divulgación editorial de supensamiento más allá del ámbitode la física y de la química: LaLiga Monista, asociación en la queestaban integrados importantesbiólogos. La Liga Monista8 fuefundada a principios del siglo XXpor el biólogo evolucionista ale-mán Ernst Heinrich Haeckel(1834-1919), figurando como elmaestro de la misma. Como evocasu nombre, La Liga Monista aglu-tinaba científicos y pensadores queportaban una visión cosmometafí-sica monista.

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Wilhelm Ostwald (1853 - 1932)

Wilhelm Ostwald conce-bía la energía como lasubstancia original delUniverso, en la línea deciertas doctrinas preso-cráticas, aunque total-

mente libre de elementosanimistas

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De Ernst Heinrich Haeckel hayque destacar aquí su metafísica(que empezó a desarrollarse en ladécada de 1860). La metafísica deHaeckel es también, al igual que lade Ostwald, monista; pero esimportante destacar que el princi-pio metafísico de Haeckel no esuna pura substancia en el sentidofilosófico tradicional, sino unafuerza cósmica monista para expli-car profundamente la esencia delser viviente. Problemas centralespara Haeckel eran la explicaciónde la autoactividad (Selbsttätig-keit) de los seres vivos y la corre-lación entre la Selbsttätigkeit fisio-lógica y la intencionalidad psíqui-ca de los animales dotados dealgún tipo de consciencia.

Para Haeckel no sepodría explicar losprocesos biológicosde los seres vivos si sesupusiera que elUniverso estuvieraformado por una sus-tancia energética en elpuro sentido deOstwald, a pesar queel propio Ostwaldpensara que las mani-festaciones psíquicastambién constituyenmanifestaciones deformas de energía;según Haeckel, lasubstancia originaldel cosmos ha detener también unacierta 'dimensión pul-sista': para Haeckelsubyace a nuestraspercepciones undeterminado impulsointerno inherente en loesencial de laNaturaleza, una fuer-za cósmica monista.

Ocurre entonces queHaeckel, como indica

el que use el término 'fuerza',acude al concepto de causa: ¿porqué los seres vivos hacen lo quehacen? Por una causa, por unafuerza inherente en la naturalezade la substancia original delUniverso.

Anterior a Haeckel, está la tradi-ción aristotélica de intentos desolución del problema de los seresvivos. Aristoteles, con su teoría deque los seres vivos se desarrollanhacia su plenitud en virtud de unafinalidad, no supo dar una respues-ta que fuera satisfactoria, desde unpunto de vista racionalista moder-no, al problema de los seres vivos-su discípulo Teofrasto (327-287antes de nuestra era) intentó elimi-

nar de la biología el concepto definalidad-.

De hecho, el propio concepto aris-totélico de causa final resulta,como explicó el filósofo BertrandRussell, de un refinamiento filosó-fico de la cosmogonía antropológi-ca propia de la mitología griegaclásica. En un punto esencial hayuna diferencia entre dicha doctrinaaristotélica y la cosmometafísicade Haeckel: la finalidad a la que serefiere el peripatético es una causaexterna al objeto considerado (lafinalidad de Aristoteles no sebusca en el propio objeto), mien-tras que el principio vital energéti-co de Haeckel es una causa de unorigen interno (o causa immanens)presente en el objeto.

Todavía no está superado el pro-blema, implicado claramente enbiología, de la relación entre laintencionalidad psíquica, lo fisio-lógico y lo estrictamente físico.Así, hasta cierto punto son com-prensibles las tentaciones de anta-ño de acudir a causas no eficientescomo elementos irreducibles enbiología (las causas eficientescorresponden en física, por ejem-plo, a las fuerzas, y son el últimoreducto en ciencia del causalismo).

Dadas las dificultades teoréticasinherentes a la biología y la pros-kynesis*** intelectual practicadapara con Aristoteles hasta princi-pios del siglo XX, no es de extra-ñar que el causalismo no eficiente(en el que está implicado Haeckel)sobreviviera impune en biologíahasta bien entrado el siglo XX. Porejemplo, el biólogo y filósofo ale-mán Hans Driesch, de prestigioentre el público en general y falle-cido en 1941 (esto es, en plenosiglo XX), dejó estupefactos a lospositivistas filósofos del Círculode Viena, con afirmaciones como

GÉNESIS DE LA CONCEPCIÓN PSEUDOCIENTÍFICA DE ENERGÍA

el escéptico19

Ernst Haeckel (1834 - 1919)

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la siguiente (recogida críticamentepor el filósofo Rudolf Carnap):"La entelequia es una determinadafuerza específica, la cual hace quelos seres vivos se comporten comolo hacen. Pero no debéis concebir-la como una fuerza física, como lagravedad o elmagnetismo.¡Ah no!, nadade eso"9.

Frente a lascausas finalesde Aristoteles,Haeckel tratade evitar cual-quier áurea teleológica. ¿Entonces,cómo se explica que al menos apa-rentemente los seres vivos des-arrollen su actividad en función deuna determinada finalidad?

Para Haeckel, la suposición definalidades transcendentes en elcomportamiento de los seres vivoses una ficción. En la esencia de losseres vivos se manifiestan pulsosinternos ontológicamente azaro-sos, pero sólo unos pulsos favore-cen la permanencia existencialfrente a las dificultades que elmedio ambiente plantea. No esnecesario Dios o el Demiurgo en elmundo de Haeckel: el aparentecamino de los seres vivos hacia laperfección no es más que supervi-vencia.

Una oración con la que se sintetizatoda la visión de Haeckel es lasiguiente de Stephen F. Mason:'Tal punto de vista entrañaba queno había distinción cualitativaentre los grados psicológico, bio-lógico y fisiológico de la naturale-za, y que la naturaleza inorgánicadebía poseer al menos latentemen-te las cualidades de los organismossuperiores y del propio hombre.'10

Esto sugiere la máxima de que lafuerza cósmica monista está por

igual en todos los seres que se per-ciben, pero en unos está espacio-temporalmente más ostensible queen otros, siendo en el caso del serhumano cuando su naturalezaqueda manifestada al máximo.

Esta máximaestá implicadaen la explica-ción de Haeckelde la herenciade los caracte-res adquiridosen los seresvivos: el carác-ter pulsista de

la fuerza cósmica monista está tanpresente en un átomo como en unindividuo de la especie humana, apesar de que en el átomo no semanifieste espaciotemporalmenteen igual grado que en el individuohumano; dicho carácter pulsista esresponsable de la presencia en losátomos de elementos como lamemoria que no son perceptiblesobservacionalmente, memoria queles permite guardar los caracteresde un sujeto en los procesos dedescendencia.

La anterior máxima implica queun ser vivo viene a ser un tipo demanifestación de la fuerza cósmi-ca en la que está ostensible espa-ciotemporalmente, en la escalamás alta, su carácter pulsista, demanera que el caso de los animalescorrespondería a la zona superiorde dicha escala, en la que dichafuerza aparece con toda su natura-leza pulsista desplegada.

El pensar de Haeckel no desentonaen una tradición de la biología y lafisiología directamente experi-mentalista que se remonta, pasan-do por Paracelso (1493-1541) y suArcheus, a la obra del griegoErasístrato de Quíos (300-260antes de nuestra era), el cual, en

ausencia de una aplicación efecti-va del materialismo griego estrictoen fisiología, pensó que las arteriasestán llenas de aire transformadoen espíritu vital. A tal tradición queincorpora un espíritu vital en lasexplicaciones fisiológicas se ledenominará aquí con el término'vitalismo biológico'.

Así, lo que Haeckel tenía en menteera un protovitalismo biológico,sumergiendo su pensamiento enaguas tenebrosas, tanto desde unpunto de vista filosófico comocientífico. Sin embargo, la vistosalabor empírica de Haeckel le valióuna cátedra en Jena, lo cual le dioel prestigio necesario para exten-der con peso sus especulacionesrealmente dudosas, a través deobras divulgativas que fueronpopularmente bien recibidas (contiradas en torno de los 400.000ejemplares).

La popularidad y el prestigioadquirido de la obra de Haeckelfue el motivo de que las ideas deLa Liga Monista se extendieranpara formar parte del ideariocomún en la población culta.Como ya se ha comentado, la pro-pia integración de Ostwald en LaLiga Monista le facilitó la exten-

el escéptico 20

Paracelso (1494 -1541)

Según Haeckel, los seresvivos tenían una causa, unafuerza interna inherente a lanaturaleza de la substanciaoriginal del Universo, queactuaba como un principiovital energético de origen

interno

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sión editorial de su pensamiento;pero esta divulgación vinculada aLa Liga Monista, esto es, aHaeckel, afianzó en el público(poco atento a sutilidades metafísi-cas) la idea espuria de que su ener-getismo es una variante del monis-mo de Haeckel (a pesar del des-acuerdo manifiesto de Ostwaldcon él). Así, se produjo una conco-mitancia que llevó al público atomar como prácticamente igualesel significado de 'fuerza cósmicamonista' y el significado de 'ener-gía', ocasionando ello, al menosentre los no científicos, que el con-cepto de energía se consideraramuy próximo al de actividad vitalesencial.

Hay que aclarar que el mismoHaeckel nunca empleó 'energía'para referirse directamente a sufuerza cósmica. En la década de1860, al principio de su evoluciónfilosófica, Haeckel utilizó la pala-bra 'energía' en un sentido cercanoal de Young, como se desprende delas siguientes palabras de Haeckelextraídas de su obra Morfologíageneral (1866): "Todo átomo ha deposeer un alma pues posee ciertaenergía".

Más tarde, cuando su metafísicamonista adquirió pleno desarrollo,para Haeckel la energía se conver-tiría en uno de los tres aspectos deuna trinidad que asigna a su subs-tancia universal, trinidad en la quela substancia universal aparececon tres propiedades fundamenta-les inseparables: materia, energía ypsicoma.

UNA EXTENSIÓN DELMONISMO HAECKELIA-NO: EL VITALISMO EVO-LUCIONISTA

LA DOCTRINA DEL VITALIS-MO EVOLUCIONISTAEl protovitalismo biológico deHaeckel fue retomado por ciertospensadores, como el mismo HenriBergson (1859-1941) de la épocade su obra La energía espiritual(1919), surgiendo unas doctrinasmístico-evolucionistas basadas enel concepto de élan vital (o, si seprefiere, energía espiritual) que sepusieron de moda entre finales delsiglo XIX y principios del sigloXX. Para estas doctrinas se

empleará aquí la denominación'vitalismo evolucionista'.

El vitalismo evolucionista estáemparentado con el vitalismo bio-lógico; y no hay que confundir lafilosofía vitalista11 (denominada amenudo con el término 'vitalismo')con el vitalismo biológico o el evo-lucionista, aunque a menudo seincluyan éstos en la filosofía vita-lista, por acaparar la misma lasdoctrinas que comparten un interésfundamental por el devenir vital.El vitalismo evolucionista guardamuchos puntos en común con lametafísica vitalista del idealistaalemán Schelling; en cualquiercaso, como queda patente en sucarácter evolucionista, el vitalismoevolucionista es una extensióndirecta de las doctrinas de La LigaMonista, por lo que heredaron deésta la utilización de "energía" paradesignar un principio vital cósmi-co. Este principio viene a ser lafuerza cósmica de Haeckel perocon ciertos elementos de finalismo.

Según dichas doctrinas vitalistas,para la explicación de la esenciade la vida es insuficiente la invo-cación de un principio pulsistainmanente el Universo, a la mane-ra de Haeckel. Resulta que ademáshay que admitir para tal principiouna dimensión "finalista" que semanifiesta espaciotemporalmenteen los seres vivos. De esta manera,ahora un ser vivo viene a ser untipo de manifestación de la energíacósmica en la que está ostensibleespaciotemporalmente, en la esca-la más alta, su carácter pulsista ytambién finalista, de manera que elcaso de los animales corresponde-ría a la zona superior de dichaescala, zona superior en la quequeda patente la vertiente de inten-cionalidad fáctica de la energíavital.

GÉNESIS DE LA CONCEPCIÓN PSEUDOCIENTÍFICA DE ENERGÍA

el escéptico21

Henri Bergson (1859 - 1941)

Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775 - 1854)

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EL VITALISMO EVOLUCIO-NISTA Y LAS MÁQUINAS DEMOVIMIENTO PERPETUOLos planteamientos vitalistas bio-lógicos y vitalistas evolucionistasadolecen de un problema, del queno está ajena la doctrina deHaeckel: ¡derivan en la admisiónde la existencia de máquinas demovimiento perpetuo! Este pro-blema ya lo advirtió el fisiólogo yfísico alemán Hermann Helmholtz(1821-1894) en el contexto de losvitalismos biológicos. En palabrasde Mason, acerca de lo que dijoHelmholtz al respecto: "Oponién-dose a los vitalistas, Helmholtzargüía que los organismos vivosserían máquinas de movimientoperpetuo si derivasen la energía deuna fuerza vital especial, aparte dela energía derivada de su alimen-tación."12

Sea un disco que permanece todoél homogéneo de manera conti-nuada, que después de haberse

deslizado por una pista acaba para-do debido a la presencia de roza-miento. Si a continuación el discose moviera sin necesidad de pre-sencia alguna de elemento externode por medio, se diría entoncesque se mueve por puro impulsoindependiente de su entorno físico;y un objeto simple que se movieraen virtud de semejante impulsopodría actuar como máquina demovimiento perpetuo, ya quepodría mover incesantementecuerpos que le ofrecieran resisten-cia, en virtud de su propio impulsode origen interno (mientras no lotraspasara a su entorno), a pesar dela oposición que se le ejerciera.Esto puede formularse con másdetalle desde un punto de vistametafísico, obviando ahora elasunto de si las proposicionesmetafísicas carecen o no de senti-do, con el objetivo de refutar ladoctrina vitalista evolucionistadesde ella misma.

Para los vitalistas evolucionistas loirreducible de la naturaleza espotencialmente, y por "igual", físi-co y psíquico, además de ser unprincipio vitalcon intencio-nalidad fácti-ca inherente(si no fuerafáctica, no leserviría a losvitalistas evo-l u c i o n i s t a spara explicarcómodamentelas correlaciones entre la auto-consciencia y la fisiología).

Pero el que dicho principio vitalsea inherente a lo irreducible de lanaturaleza implica que tal princi-pio forma parte del último elemen-to (o elemento primigenio) de lacadena explicativa-metafísica delos fenómenos naturales; pero el

principio vital en sí mismo puedemanifestarse como causa interna ocomo causa final.

Por tanto, hay causas no eficientesno sólo en apariencia, es decir, queno son ontológicamente reduciblesa causas eficientes. Esto implicaque en principio, si no se especifi-ca ninguna ley en contra, un obje-to puede comenzar a automoverse,al margen de cualquier causa efi-ciente externa (es una redundanciahablar de causas eficientes exter-nas, ya que toda causa eficiente esexterna) contra fuerzas externas.Esto, a su vez, implica que existela posibilidad de que un objetomueva sin causa eficiente a otrosobjetos.

Considerando que el movimientoes un fenómeno espaciotemporal,se colige que semejante posibili-dad se convertiría en un hecho pal-pable si la característica de la ener-gía de ser principio vital quedaraen alguna circunstancia posiblesuficientemente manifestada espa-ciotemporalmente. Y resulta queen efecto esto último ocurre, pues-

to que existen losseres vivos (recor-dar la concepciónvitalista evolucio-nista de ser vivo, ytambién la haecke-liana). Así, losseres vivos sonmáquinas de movi-miento perpetuo,considerando que

un ser que mueve otros sin necesi-dad de causa eficiente es unamáquina de movimiento perpetuo;¡y también queda abierta la posibi-lidad de máquinas de movimientoperpetuo que no sean seres vivos!

SOBRE LA POSIBILIDAD DELAS MÁQUINAS DE MOVI-MIENTO PERPETUO

el escéptico 22

Helmholtz argumentabaque los organismos

vivos serían máquinas demovimiento perpetuo siderivasen su energía deuna fuerza vital especial,aparte de la energía deri-vada de su alimentación

Hermann Ludwig Ferdinand vonHelmholtz (1821 - 1894)

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A pesar de nuestras profundas con-vicciones heredadas de Aristotelesy de Newton, hay que advertir que,desde un punto de vista puramentelógico, la máquina de movimientoperpetuo es lógicamente posible(lo que no quiere decir que seafísicamente posible). Esto es así,pues, como sugirió el filósofoWolfgang Stegmüller13, la autoa-celeración es lógicamente posible,en contraposición a dicho sustratoheredado. Por tanto, no hay ningu-na objeción a plantearse de entradaque un cuerpo vuelva una y otravez a moverse por sí solo para vol-ver a empujar una y otra vez otrosobjetos; y un cuerpo que hicieraello sería una máquina de movi-miento perpetuo.

¿Por qué es lógicamente posible laautoaceleración? Una manera deempezar a contestar la pregunta esadvertir lo que pensó Aristotelessobre los movimientos rectilíneosde objetos. Aristoteles concluyóque todo movimiento rectilíneo decuerpos simples requiere de unacausa eficiente que actúe de formacontinuada (argumentando con unmétodo puramente lógico-metafí-sico, sin basarse en experimentoalguno). Esta conclusión aristotéli-ca abarca al movimiento uniformerectilíneo de un cuerpo simple;esto es, para Aristoteles puede quesea necesaria una causa eficientecontinuada para que un cuerposimple cambie de posición una yotra vez; sin embargo, Newton yGalileo Galiei opinaban que elmovimiento rectilíneo uniforme norequiere causa continuada.

Si en nuestra consideración inicialde un cuerpo no está incluída dealguna manera la posibilidad deque autocambie de posición,entonces la suposición añadida deque lo sabemos todo sobre él esta-rá en contradicción con que cam-

bia de posición por sí solo. Esto es,si de entrada se supone completonuestro conocimiento de un cuer-po, puede ocurrir que nos parezcaincomprensible que un cuerpocambie por sí solo de posición. Deesta incomprensión surgirá lanecesidad de acudir a una causaexterna al cuerpo para explicar sucambio de posición.

Tal peligro de que pensemos injus-tificadamente que lo sabemos todosobre un cuerpo será más patenteen el caso de que el cuerpo seaconsiderado simple (u homogéneotodo él), pues laconsideraciónde que un cuer-po sea simplelleva implícitoun paso hacia lasuposición delo que sabemostodo sobre elmismo. En rea-lidad, nunca sepuede decir a priori que se sabetodo sobre un cuerpo en cuestión,puesto que no conocemos todosobre el Universo. Estas disquisi-ciones se pueden asumir paralograr superar nuestra creencianeonewtoniana de que es lógica-mente absurdo que un cuerpo seautoacelere.

Hay que señalar que no todos lostipos de autoaceleración conlle-van una máquina de movimientoperpetuo, según lo que se adviertecon varios tipos de autoacelera-ciones compatibles con la físicarigurosa. Por ejemplo, es física-mente posible, debido a que no secumple la 3ª ley de Newton entrecargas eléctricas que interactúanmagnéticamente, que el centro demasas de un sistema de dos (omás) cargas eléctricas se autoace-lere; pero esta posibilidad física nocorresponde a una máquina de

movimiento perpetuo, ya quedicha autoaceleración consiste enun puro cambio de la dirección delmovimiento del centro de masas,sin que aumente la energía cinéticade ninguna de las cargas eléctricasdel sistema.

Otro caso de autoaceleración estáprevisto en la teoría de la relativi-dad especial: el de dos núcleosque se fusionan perdiendo ambosmasa. Esta masa perdida "se trans-forma" en energía cinética deelectrones y otras partículas y enradiación electromagnética. Dado

que la cantidad demovimiento total se hade conservar, la canti-dad movimiento delcampo electromagnéti-co que se produce se hade compensar. Estoconlleva que el núcleoha de aumentar su can-tidad de movimientopara compensar el

aumento de la cantidad de movi-miento del campo electromagnéti-co; sin embargo, no se trata de unamáquina de movimiento perpetuo,ya que en realidad no se produceenergía nueva en el proceso (laenergía "estaba en forma de mate-ria").

En cualquier caso, si toda autoace-leración cabalmente planteadacomo autoaceleración es lógica-mente posible, entonces es lógica-mente posible la máquina demovimiento perpetuo cabalmenteplanteada como máquina de movi-miento perpetuo. Pero el que lamáquina de movimiento perpetuosea lógicamente posible no quieredecir que sea físicamente posible.Las experiencias con nuestroentorno descartan una y otra vez laposibilidad física de tal máquinatan deseable. Así, una consecuen-cia físicamente contrastable del

GÉNESIS DE LA CONCEPCIÓN PSEUDOCIENTÍFICA DE ENERGÍA

el escéptico23

Desde un punto devista puramente lógi-

co, la máquina demovimiento perpe-tuo es lógicamenteposible, lo que no

quiere decir que seafísicamente posible

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vitalismo biológico y del evolucio-nista, la de la existencia de lamáquina de movimiento perpetuo,no es coherente con hechos empí-ricos corroborados una y otra vez.

EL PROBLEMAESPISTEMOLÓGICO DELVITALISMO EVOLUCIONISTASin embargo, la problemática delvitalismo evolucionista no sólo sereduce a que no es lícitamente aso-ciable a la experiencia corrobora-da. Hay además una problemáticaen el vitalismo evolucionistamucho más grave, afín a la proble-mática epistemológica del vitalis-mo biológico en general.

Cualquier circunstancia empíricalógicamente posible que se pro-ponga se puede explicar siemprecon alguna "adecuada" causainterna (o causa immanens) lógi-camente posible o bien alguna"adecuada" causa final lógicamen-te posible: ¡no hay limitacioneslógicas a ello! Pero ni el vitalismoevolucionista conlleva restricciónexistencial alguna a las causas noefectivas lógicamente posibles, nise puede corroborar por observa-ción directa la presencia o no dedichas causas. Como comenta elfilósofo (y físico académico)Mario Bunge14, las causas no efi-cientes no se pueden definir contérminos empíricos, por lo que nopueden existir enunciados empíri-cos para corroborar por observa-ción directa, e intersubjetiva, lapresencia o no de causas no efi-cientes lógicamente posibles.

Así, sin salirse para nada del vita-lismo evolucionista se puede justi-ficar prácticamente toda idearepresentacional, por muy coloris-ta que sea, invocando la "adecua-da" causalidad no eficiente arbitra-ria. Así, la energía vitalista esresultado de hacer degenerar un

concepto unificador en una espe-cie de testaferro que "explica"todo y nada, es decir, en un deus exmachina, o cosa o concepto artifi-cialmente introducido para resol-ver una dificultad.

Y el problema de los deus exmachina no es sólo que no aportannada a la explicación del cómo (quees lo que normalmente interesa másen ciencia), sino que su utilizaciónsiempre puede derivar en conclu-siones pérfidamente erróneas.

Juan Manuel Sánchez Ferrer

NOTAS DEL AUTOR

1. Frumento, Antonio S., Desmitificando laenergía, en la revista El Escéptico, Primavera-1999, página 57 y siguientes.

2. Mosterín, Jesús, Historia de la filosofía, 4.Aristoteles, Alianza Editorial, 1996

3. Sobre esta opción de Kelvin ver, por ejem-plo, Atkins, P. W., La segunda ley, editorialPrensa Científica, Barcelona, 1992.

4. Sklar, Lawrence, Physics and chance(Philosophical issues in the foundations of sta-tistical mechanics), Cambridge UniversityPress, 1998 (Ver página 29). También,Clausius, Rudolf, Die mechanische Wärme-theorie, Braunschweig, 1875 (Versíon belga:Rudolf Clausius, Théorie mécanique de la cha-leur, Société Belge d'éditions, Bruxelles, 1897).

5. Mason, Stephen F., Historias de las ciencias,4. La ciencia del siglo XIX , página 143, Alianzaeditorial, 1996.

6. Ver, por ejemplo, Ostwald, Wilhelm,Grundiss der Naturphiloso-phie, Leipzig,Raclam, 1908

7. Sobre este asunto ver: a) Graells, J., Martín,C., Una anàlisi dels fonaments dinàmics de latermodinàmica relativista de l'equilibri (Un aná-lisis de los fundamentos dinámicos de la termo-dinámica relativista del equilibrio), publicada enRevista de física, Volumen 2, número 6, primersemestre de 1999, Societat Catalana de Física;b) para un análisis más profundo: SánchezFerrer, Juan Manuel, Análisis lógico comparati-vo de las teorías termodinámicas y de las físi-cas estadísticas (memoria de proyecto de tesisdoctoral), Departamento de lógica, historia yfilosofía de la ciencia de la Universidad deBarcelona (España).

8. Sobre La Liga Monista y sus extensionesver: a) Pelletier, Philippe,” El problema del eco-fascismo”, en Tierra y Libertad (edición electró-nica), nº 163, Febrero-2002; b) Espasa-Calpe,Enciclopedia universal ilustrada europeo-ame-ricana, Madrid, 1980.

9. Carnap, Rudolf, Fundamentación lógica dela física, Editorial sudamericana, 1969

10. Mason, Stephen F., Historia de las ciencias4. La ciencia del siglo XIX, Alianza Editorial,Madrid, 1996 (ver página 49)

11. Sobre la filosofía vitalista ver, por ejemplo,Ortega y Gasset, José, El Espectador I, edito-rial Espasa-Calpe, Madrid, 1966

12. Mason, Stephen F., Historia de las ciencias4, La ciencia del siglo XIX, Alianza Editorial,Madrid, 1996.

13. Ver Stegmüller, Wolfgang, Teoría y expe-riencia, editorial Ariel, Barcelona-Caracas-Méjico, abril de 1979.

14. Bunge, Mario, Causality. The place of thecausal principle in modern science, Cambridge,Massachusetts, Harvard University Press,1959.

NOTAS DE LOS EDITORES

* El nombre del ensayista griego conocido tra-dicionalmente en español como Aristóteles(384 a.n.e. – 7 de marzo de 322 a.n.e.), se pro-nunciaba en griego como una palabra llana(Aristotéles) y no como una esdrújula, como sehace normalmente en nuestro idioma. Es porello que el autor ha optado por transcribir elnombre del filósofo como Aristoteles, sin tilde,en lugar del Aristóteles más habitual.

** Según el Diccionario de la Real AcademiaEspañola, el término heurístico alude, enalgunas ciencias, a una manera de buscar lasolución de un problema mediante métodosno rigurosos, como por tanteo, reglas empíri-cas, etc.

*** Término procedente del griego proskunesis,significa, adoración, reverencia acrítica dada auna doctrina o pensamiento dado.

el escéptico 24

El presente trabajo es la primeraparte de un estudio más ampliosobre este tema. La segunda parte(y final) de este trabajo se incluyeen el próximo número de nuestrarevista y en la misma el lectorpodrá encontrar una bibliografía defuentes primarias, la webgrafía delas fuentes primarias más repre-sentativas utilizadas, la bibliografíade fuentes secundarias y la basebibliográfica filosófica o científica.

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D E O C A A O C A

Hace aproximadamente un año que salió lanoticia de que al físico alemán Jan HendrikSchön le había sido retirado el título de doc-

tor. Yo aproveché la ocasión para publicar en micolumna veraniega del Diario Vasco que eso demos-traba que la ciencia funcionaba.

Retrocedamos un poco. Schön trabajaba en los labo-ratorios Bell y estaba tratando de conseguir transisto-res orgánicos; de haber triunfado conseguiría unaelectrónica barata, ligera y flexible —flexible en elsentido de que se podría doblar o incluso enrollar—.Sus investigaciones en ese campo fueron espectacu-lares y se publicaron nada menos que en Science y enNature, no en revistas del medio pelo.

Llegó a publicar 90 artículos en dos años y su nom-bre sonó como candidato al Premio Nobel. Pero yasabemos que el método científico es lento pero quepoco a poco hace su labor. Una de las claves delmismo es la repetición. Pues bien, los trabajos deSchön no se reproducían en otros laboratorios. Esolevantó sospechas y acabó resultando que Schön sehabían inventado los datos. Le echaron de su empre-sa y la historia acabó cuando le retiraron el título dedoctor lo que si no recuerdo mal es la primera vez queocurre en Alemania.

El 19 de marzo de 2005 aparecía en un artículo enNew Scientist que Vitaly Podzorov, de la Universidadde Rutgers, en Piscataway, New Jersey (EEUU),había logrado un transistor orgánico al estilo deSchön. Quizá lo más curioso es que este investigadorestaba haciendo su tesis doctoral en un campo total-mente diferente. Fue el jefe del laboratorio, MikeGerhemson, quien le incitó a fabricar transistoresorgánicos, tras haber leído los artículos de Schön.

Algo similar ocurrió con Ruth de Boer trabajando enla Universidad de Tecnología de Holanda. Tambiénha realizado transistores orgánicos.

Christian Kloc es un especialista en hacer crecer cris-tales. Tiene fama de ser el mejor del mundo. Dehecho él era el que hacía los cristales de Schön y poreso figuraba como coautor en sus artículos. La inves-tigación posterior le exoneró de cualquier culpa. Klocse cansó de ser tan sólo el que suministraba cristalesy se puso a crear transistoresorgánicos y también lologró.

Tenemos por tanto tres gru-pos de investigación quehan logrado resultados ins-pirándose en los fraudes deSchön.

No quiero disculpar a Schönpero si insistir en la idea deque sus falsos datos actua-ron como incentivo paraotras muchas personas.

Pienso que tal vez las pseu-dociencias, al menos algu-nas, puedan jugar un papelsimilar entre los jóvenes. Meexplicaré: muchos de nos-otros en su día sentimos unaespecial curiosidad por losovnis y ello nos llevó a acer-carnos a la ciencia. Mástarde comprendimos queaquello no era nada más quefe disfrazada, pero sobre loque quiero llamar la atenciónes que los ovnis actuaron como gancho motivador.Que un joven en enseñanza secundaria se interese porsaber qué hay tras los ovnis pienso que puede serbueno. Demuestra que tiene curiosidad. Una curiosi-dad que es la clave de que en el futuro sea un ciuda-dano responsable, con espíritu crítico, que no se dejeconvencer con cantos de sirena e incluso, ¿por quéno?, un científico. Sin embargo, vemos que la mayorparte de las veces, lo que empiezan preguntándose por

¿P U E D E N A Y U D A R L A S

P S E U D O C I E N C I A S ?

Jan Hendrik Schön (Archivo)

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los ovnis terminan creyendo a pies juntillas que somosvisitados por seres extraterrestres y que los gobiernosnos lo ocultan. ¿Dónde perdemos el rumbo? ¿Dóndela sana curiosidad se transforma en creencia acrítica?¿Es posible evitarlo? ¿Qué podemos hacer? La granpregunta que me hago es cómo reconducir esa curio-sidad hacía temas más importantes.

Sin duda, lo primero que hay que resolver es saberporqué esas pseudociencias son atractivas para losjóvenes. No conozco ningún estudio que me ayude aresponder. Tengo mis ideas, pero se basan en mi pro-pia vivencia, por lo que es difícilmente generalizable.

En mi caso, creo que las principa-les motivaciones fueron que laciencia me parecía inalcanzable yme la daban como algo acabado,dogmático, en lo que yo no podíainfluir, mientras que la investiga-ción del fenómeno ovni tenía unasdimensiones abarcables —podíallegar a saber sus rudimentos

leyendo unos pocos libros— y podía aspirar a ponermi granito de arena en el avance de aquella ciencia—después descubrí que no era ciencia, sino fe—,pero inicialmente pensé que lo era.

Si mi ejemplo fuera generalizable, el modo de con-seguir ciudadanos críticos —y tal vez algún cientí-fico— sería plantear a los estudiantes enigmas conuna dimensión modesta y en la que ellos de verdadpuedan contribuir al avance. Un ejemplo que se meocurre es el de la búsqueda de cometas, que es unalabor en la que destacan los aficionados. La técnica essencilla de aprender y el premio es contribuir, de ver-dad, al conocimiento de la astronomía, incluso hay unpremio gordo es que un cometa lleve su nombre.

¿Se os ocurre algo similar en el ámbito de las pseudo-ciencias? Hacédmelo saber.

Félix Ares

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El desaparecido Carl Sagannos advertía que la cienciaes “una vela en la oscuri-

dad”. Exhortaba al sistema educa-tivo a instruir a los estudiantes enlos fundamentos de la ciencia. “Laoscuridad aglutina”, declaró ago-rero. “Los demonios comienzan aagitarse” (Sagan, 1995, 27). Sola-mente una firme educación cientí-fica, argumentaba Sagan,puede aniquilar a esosdemonios.

Jon Miller opina de igualmanera. Sus encuestasdemuestran una fuerte corre-lación inversa entre educa-ción y creencia en lo para-normal: cuanto menor es el niveleducativo del encuestado, mayores la probabilidad de que aceptecada una de las creencias citadasen el sondeo. Miller deposita susesperanzas en el sistema educativopara erradicar la aceptación de“supersticiones y pseudociencias”como la astrología, la creencia enlos números de la suerte y el crea-

cionismo. Miller denomina a losno instruidos “analfabetos científi-cos”. Viene a decir que “para 25millones de americanos que noposeen ningún título académico, elmundo es extraño, hostil y de algu-na manera un sitio peligroso”(Miller 1987, 30). He aquí, pues,el caldo de cultivo para el pensa-miento paranormal.

Sagan y Miller ofrecen lo quepodríamos denominar como posi-tivismo o visión ilustrada de laconexión entre la educación y loparanormal. Se contempla la edu-cación como la antítesis de las cre-encias paranormales (o “pseudo-científicas”). En efecto, la educa-ción, especialmente las materiascientíficas, destruyen el pensa-

miento paranormal; la educaciónes enemiga de la pseudociencia.Entiendo el pensamiento paranor-mal como la creencia en cualquierpoder o fuerza que para la inmen-sa mayoría de científicos violaalguna regla, principio o ley cien-tífica básica. Así pues, según estadefinición, la astrología, la creen-cia en números de la suerte y el

creacionismo, son creenciasparanormales —como lo sonla creencia en fantasmas, lacomunicación con los muer-tos, la psicoquinesis, la per-cepción extrasensorial, quelos ovnis sean “algo real”, laabducciones alienígenas, losángeles, el diablo, el poder

de las pirámides, la levitación y laregresión a vidas anteriores—.Claramente y dado que la educa-ción científica refuta estos concep-tos anómalos, cuanto más tenga-mos de aquélla, menos creeremosen éstos.

Mi hipótesis es ligeramente distin-ta a la posición “ilustrada”. Sos-

CIENCIA

el escéptico 28

EDUCACIÓNCONOCIMIENTO CCIENTÍFICOY CCREENCIA EEN LLO PARANORMAL

La educación puede no ser el antídoto para las creencias paranorma-les que han imaginado algunos. Aparecen correlaciones inversas entrela creencia en lo paranormal y el conocimiento y razonamiento científi-

cos... He aquí una nueva aproximación a la relación entre esas dosdimensiones aparentemente contradictorias

Sugiero que el pensamientoparanormal esta tejido con

diversas hebras, algunas de lascuales se desvanecen ante unincremento de la educación y

otras, no

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tengo que el argumento acerca deque la educación es un antídotocontra lo paranormal es, al menosen parte, erróneo. Sugiero que elpensamiento paranormal está teji-do con diversas hebras, algunas delas cuales se desvanecen ante unincremento de la educación yotras, no. Propongo además que lacapacidad humana para comparti-mentar categorías de pensamientoes lo bastante grande para permitir,al mismo tiempo, creencias con-tradictorias entre sí. De hecho,muchos individuos aceptan la ver-dad de aseveraciones paranorma-les al lado de principios científicosque factualmente y de maneralógica son contradictorios.

Creo que, en lugar de una simple einequívoca relación inversa entreeducación y conocimiento científi-co de un lado, y el pensamientoparanormal de otro, existendiferentes dimensiones delmundo de lo paranormal, cadauna con su propia relacióncon respecto a la educación yal conocimiento científicos.También sostengo que lanoción de que el pensamientoparanormal viola las leyes dela naturaleza es un concepto emicentre los científicos (un tópicoapoyado por el saber popular yaceptado dentro de la comunidadcientífica, pero que resulta extrañoal público general)

Considero dos fuentes de datos; laprimera reside en las numerosasencuestas realizadas por diversasempresas, cuyos datos se hallan adisposición de los interesados enel Roper Center. En esta línea herealizado una pequeña encuestaentre los estudiantes de varias cla-ses en una gran universidad estataldel este [de los EEUU], preguntán-doles, entre otras cosas, por suaceptación de las creencias para-

normales, el conocimiento cientí-fico y los hechos de naturalezacientífica, así como cuestiones queponían en juego su habilidad paraevitar razonamientos falaces yrazonar de modo científico.

EL PENSAMIENTO PARA-NORMAL CON UN LINAJERELIGIOSO TRADICIONALQuiero diferenciar entre las creen-cias paranormales que provienende una herencia religiosa y las queno lo hacen. Mi primera generali-zación: la relación entre la educa-ción y el pensamiento paranormaldepende de si una determinadacreencia se ha promulgado o nodesde un entorno religioso tradi-cional.

Las creencias religiosas tradicio-nales de corte paranormal, esto es,aquéllas que violan los cánones de

la causalidad científica, exhibenuna correlación inversa con la edu-cación y el conocimiento científi-co. Aquí, el modelo positivista deSagan es seguro y sensato. Enefecto, la fe creacionista represen-ta el ejemplo preeminente.

Prácticamente cada encuesta osondeo de los efectuados hasta hoyha revelado una correlación inver-sa entre educación y fe en el crea-cionismo (o, dándole una vuelta ala ecuación, una correlación direc-ta entre educación y aceptación delevolucionismo). En una recienteencuesta de Gallup, se preguntó alos encuestados si estaban deacuerdo con la siguiente asevera-

ción: “Dios creó al ser humanocon un aspecto muy semejante alde hoy en día, en algún momentode los últimos 10.000 años”. Lamayoría de los consultados (el58%) que no habían alcanzado elgraduado escolar, estaban deacuerdo. Ese porcentaje disminuíacon el aumento del grado de edu-cación: tan sólo el 24% de los con-sultados con niveles educativos depostgraduado estaban de acuerdo.Aquí no hay prácticamente ningúnsondeo que contradiga este dato.Cualquier observador podrá darsecuenta de la solidez de dicha rela-ción.

La relación entre educación y cre-encia en el cielo y el infierno comolugares materiales y reales, y enlos ángeles y el diablo como seresreales, sigue el mismo patrón. Unaencuesta de ámbito nacional reali-

zada [en los EEUU] por elPew Research Center hallóque el 92% de los encuestadoscon un nivel educativo preu-niversitario creían en el cielocomo un lugar real, mientrasque el porcentaje bajaba al73% entre las personas con unnivel educativo de postgrado.

La aceptación del infierno comolugar real se situaba en el 80%entre los consultados con nivel nouniversitario, y caía hasta el 56%entre quienes contaban con unpostgrado. Lo mismo puede trasla-darse a los ángeles o el diablocomo auténticos seres materiales.La creencia en los ángeles erasuperior en un 20-30% entre los demenor nivel educativo. La creen-cia en posesiones diabólicas sehalla claramente ligada con la edu-cación. Una reciente encuesta deGallup revelaba que la mayoría (el56%) de los consultados con nivelno universitario creía que “la genteen nuestro planeta a veces seencuentra poseída por el demo-

el escéptico29

La relación entre la educacióny el pensamiento paranormaldepende de si una determina-da creencia se ha promulga-

do o no desde un entornoreligioso tradicional

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nio”, mientras que sólo el 22 porciento de quienes poseen enseñan-za superior creen tal cosa.

Así pues, daré paso a mi primerageneralización: Las creenciasparanormales que se sostienen poruna tradición religiosa disminu-yen con la educación. Cuantomayor es la educación, menor es elnivel de aceptación o creencia enaserciones religiosas sobre las cua-les la ciencia dice que son imposi-bles desde un punto de vista estric-tamente material.

CREENCIAS PARANOR-MALES SIN BASE RELI-GIOSALas creencias paranormales basa-das en la religión no son la únicadimensión del pensamiento para-normal. Por ejemplo, muchosobservadores afirman que la cre-encia en que los ovnis son aliení-genas o naves extraterrestres cons-tituye una forma de pensamientoparanormal.

Ello es así, afirman, por dosrazones. Una, que según lateoría de la relatividad deEinstein, ningún objeto puedemoverse a mayor velocidadque la luz, o siquiera próximoa ella. Así pues, ninguna navetripulada procedente de unplaneta habitado podría llegara la Tierra durante la vida decualquier ser vivo. El quesemejante proeza científica otecnológica sea posible, resul-ta secundario para la mayoría delos creyentes en ovnis, que pare-cen manifestar un nulo interés porlas cuestiones físicas básicas desemejante proeza y que asumenque los extraterrestres podríansimplemente “trascender” lasleyes de la naturaleza. Y dos, unasegunda razón por la que la creen-cia de que los ovnis son naves alie-

nígenas es paranormal, se debe aque una altísima proporción de loscreyentes en ovnis atribuye pode-res casi divinos —y decididamen-te paranormales— a los visitantesextraterrestres. Y en ese repertorioentra la facultad de moverse a tra-vés de objetos sólidos, comomuros; teletransporte o desapari-ción de grandes objetos, inclusociudades enteras, a sus navesnodriza; deslizarse o flotar en elespacio, o viajar en el tiempo. Loscreyentes consideran estas proezasno sólo posibles, sino algo cotidia-no (ver Mack, 1995).

En contraste con la creencia en elcreacionismo, la educación tieneuna relación contradictoria con lacreencia de que los ovnis sean“algo real”. Aquí no puede obser-varse una correlación directa. Enuna encuesta financiada por larevista Newsweek y realizada porla Princeton Survey ResearchAssociates, el porcentaje que creíaque los ovnis eran naves espacia-

les resultó el mismo entre losencuestados no universitarios queentre los poseedores de un post-grado. Según una encuesta deGallup, el nivel educativo con unmayor nivel de creencia en que losovnis han visitado la Tierra, secorrespondería con la de los uni-versitarios (51%); el porcentajedescendía entre los encuestados

con formación de secundaria(48%) y entre los poseedores de unpostgrado (39%). En una encuestade Yankelovich, el porcentaje querespondía afirmativamente a“¿cree en la existencia de losovnis?”, era casi indistinto encuanto a su correlación con elnivel educativo, hasta llegar alpostgrado, donde caía ligeramente.En suma, no se da una relaciónconsistente entre educación y cre-encia en que los ovnis sean navesalienígenas.

Más aún, la mayoría de las creen-cias paranormales clásicas ofrecenuna relación contradictoria con laeducación. Algunas encuestasindican una relación inversa res-pecto a algunas creencias, pero lamayoría de las encuestas sobre lamayor parte de las creencias, reve-lan una notable ausencia de patrón.

Otra encuesta realizada por laPrinceton Survey Research Asso-ciation para Newsweek encontró

que los universitarios encues-tados superaban ligeramente alos no universitarios en laaceptación de cuestionescomo “¿Se considera usted uncreyente en lo paranormal y losobrenatural?” (43% versus39%). Además, no se observóuna relación entre niveleseducativos y alcance de lascreencias. Lo mismo puedetrasladarse a la telepatía, laPES y la astrología. Unaencuesta Gallup encontró una

sólida relación inversa entre edu-cación y creencia en astrología(aunque también halló que los pos-tgraduados eran más proclives acreer en la telepatía que los univer-sitarios).

Sin embargo, la relación halladaen dicha encuesta entre educacióny creencia en la comunicación con

el escéptico 30

El nivel educativo con unmayor porcentaje de creenciaen que los ovnis han visitadola Tierra, se corresponderíacon la de los universitarios

(51%); el porcentaje descen-día entre los encuestados con

formación de secundaria(48%) y entre los poseedores

de un postgrado (39%)

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los muertos resultó prácticamenteplana. En efecto, el reciente son-deo de la Nacional Science Foun-dation, [de los EEUU], Scienceand Engineering Indicators, seña-ló una correlación negativa entreeducación y creencia en la astrolo-gía, pero una prospección de dece-nas de sondeos de opinión públicaindicó una relación contradictoriaentre educación y formas clásicasde pensamiento paranormal (conla posible excepción de creenciasen casas encantadas, respecto a loque los de menor nivel educativoparecen poseer una mayor predis-posición a creer que los de mayornivel).

Esto no representa una buena noti-cia para la tesis “ilustrada” de queuna mayor educación proporciona-rá “una vela en la oscuridad” yexterminará al “mundo poseídopor los demonios” del pensamien-to paranormal.

CIENCIA Y CONOCI-MIENTOS AFINES VER-SUS CREENCIAS PARA-NORMALES.Vamos a observar ahora esta rela-ción desde un ángulo ligeramentedistinto, mediante la exploraciónde la correlación entre ciencia yconocimientos afines y creenciasparanormales. Hice un sondeo endos aulas de estudiantes de unainstitución de enseñanza del este[de los EEUU], financiada por elestado, y que imparte educaciónsuperior.

Les pregunté sobre creencias para-normales, ciencia y hechos de tipocientífico, así como cuestionesdestinadas a recabar la capacidadde los encuestados para razonar demanera sistemática y científica, encontraste con razonamientos heu-rísticos1 basados en el sentidocomún, empleados a menudo por

gran parte del público lego, talcomo detallaron los psicólogosDaniel Kahneman y AmosTversky (Kahneman, Slovic yTversky, 1982).

Pregunté a mis encuestados cuálera el planeta más próximo (Mer-curio) y el más alejado de media(Plutón) del Sol2, cuál era elsegundo país más poblado del pla-neta (India); cuál era el estado [delos EEUU] más al norte (Alaska);así como cues-tiones que paraTversky y Kah-neman eran muyrepresentativasde poder recibirun tratamientoheurístico deltipo de ¿es másprobable queTom sea conta-ble o futbolista?¿Es más proba-ble que Jane seamaestra o astro-nauta?, o sobrealgunos conoci-mientos de laley de grandesnúmeros, comola probabilidadde que el 60%de los reciénnacidos diariamente en un hospitalsean niños, ¿es mayor en un hospi-tal grande o en uno pequeño? yconocimientos de simple razona-miento estadístico (para un deter-minado viaje, ¿la ratio de acciden-tes mortales es superior en loscoches o en las motocicletas?).

En efecto. De manera bastante sóli-da, mis datos demostraban queexiste una relación inversa entre laadhesión a las creencias religiosasque poseen un componente para-normal, y el conocimiento y razo-namiento científico o cientifista.

La relación no ha sido siempreestadísticamente significativa, perola dirección es bastante sólida.

Significativamente, los encuesta-dos que respondieron creer en lacreación del Universo en seis días(hace menos de 10.000 años), enángeles y demonios como auténti-cos seres materiales, así como enel cielo y el infierno como lugaresmateriales reales, conocían menosdel mundo físico que quienes res-

pondieron nocreer en ello.Estuvieron entodo momentomás predispues-tos a hacer unrazonamientoheurístico basa-do en el sentidocomún, aunquede forma erró-nea, y fueronmenos capacesde razonar demanera científi-ca sobre la basede un procesomental. Las per-sonas que acep-taban las afir-maciones reli-giosas extra-científicas no

solamente eran más propensas arechazar lo que la ciencia conside-ra una realidad, sino que tambiéntendían a saber menos sobre ésta ysu funcionamiento. Al menoshasta ahora.

¿Qué sucede con las creenciasparanormales cuya base no radicaen el dogma religioso tradicional?El porcentaje que conocía queMercurio es el planeta más próxi-mo al Sol era algo mayor entre loscreyentes en ovnis, no así para elcaso de Plutón, el planeta más ale-jado2. De los datos no se despren-

EDUCACIÓN, CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y CREENCIA...

el escéptico31

La mitad de los que afirman que nos hanvisitado los extraterrestres poseen forma-

ción universitaria. (Archivo)

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de ninguna relación estadística-mente significativa. Los creyentesen ovnis resultaron ligeramentemás ignorantes respecto a que laIndia sea el segundo país máspoblado del planeta, pero estabanapenas algo más enterados de queAlaska es el estado más al nortede los Estados Unidos. Ningunarelación resulta siquiera remota-mente significativa en términosestadísticos. Se emplearon cues-tiones diversas que entrañabanrazonamientos lógicos, en oposi-ción a otras, referidas al razona-miento científico, sin que arroja-ran ninguna diferencia entre cre-yentes y no creyentes en ovnis. Ensuma, las respuestas arrojadas porlos encuestados a cuestiones cien-tíficas en estas dos categoríasarrojaban datos dispersos de losque no se podía deducir correla-ción alguna.

Sondeé las mismas correlacionesmediante la conformidad paracuestiones como: “Una antiguamaldición en la tumba del rey Tutmató verdaderamente a gente”,“algunas personas poseen poderesparanormales” y “ciertos númerosatraen especialmente la suerte dealgunas personas”. Prevaleció lamisma relación que entre quienescreían en los ovnis: las creenciasen lo paranormal conllevan unarelación contradictoria con elsaber científico y la razón.

Ello dará pie a mi segunda genera-lización: si mi pequeño estudio ylos muy relevantes sondeos públi-cos realizados cada año apuntan encualquier dirección, los creyentesen lo paranormal no religiosossaben tanto sobre ciencia y razo-nan de un modo tan científicocomo aquellos que rechazan lavalidez de lo paranormal o de lospoderes extrasensoriales.

CONCLUSIONESPero si todo esto es cierto, ¿porqué entonces no se ve la mismarelación con la educación entreaquellos que sostienen creenciasdistintas e independientes del tra-dicional dogma religioso, que laque se da entre los creyentes en loparanormal con base religiosa? Misuposición es que la relación quehe observado aquí se confunde conotra dimensión: el tradicionalis-mo. Personas que aceptan las aser-ciones de los eventos paranorma-les tal como vienen dictadas por eldogma religioso fundamentalista,tienden a ser más tradicionales,más conservadoras y convenciona-les, en general, que quienes recha-zan la validez de tales creencias.Al mismo tiempo, personas queaceptan como válidas afirmacio-nes paranormales no religiosas,tienden a ser menos tradicionales,más liberales y menos convencio-nales que quienes no lo hacen. Esposible que ningún plan educativoestándar orientado a un nivelestrictamente cognitivo consiga

gran cosa en esta relación funda-mental y primitiva.

Henri Broch (2000) señala que, enFrancia, las encuestas de opiniónpública demuestran de hecho unarelación directa entre creenciasparanormales y educación, que elnivel de creencias paranormalescrece según lo hace la educación(una aseveración que propina untiro certero al corazón de la hipóte-sis de Sagan). Sin embargo, en unatentativa por invertir esta tenden-cia, Broch ha diseñado un curso enel ámbito universitario destinado areducir la creencia en lo paranor-mal, otorgando a los estudiantes auna participación directa y activaen experimentos prácticos quedemuestren cómo una o más detales afirmaciones extraordinariasse desmontan, enseñando la mane-ra en que se realizan los fraudes.Este trabajo ha demostrado eléxito de la realización de estosexperimentos.

Los datos de Broch sugieren que laadquisición de educación puede nodemoler las creencias paranorma-les porque mucho del conocimien-to científico e incluso la familiari-dad con el método científico fun-ciona a un nivel demasiado abs-tracto. Solamente cuando se plan-tea una creencia paranormal con-creta de manera directa y se consi-gue confrontarla con una pruebaespecífica, sistemática y empírica,se consigue hacer que disminuyala fe en ella.

Dicho de otro modo, para el granpúblico, la labor que se realicedesde el nivel más básico pareceno conseguir un impacto.

No estoy recomendando que seelimine la ciencia de nuestros pro-gramas educativos. Lo que meestoy preguntando tiene que vercon la manera en que se enseña la

el escéptico 32

El efecto de la educación en las creen-cias paranormales es diferente si éstas

tienen base religiosa. (Archivo)

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ciencia. Es posible que la mayoríade los educadores científicos noconsideren lo paranormal y laspretensiones pseudocientíficas unaamenaza suficiente para la ciencia,ya que podemos enfrentarnos aellas directamente con la evidenciade nuestros sentidos. Puede que el

actual sistema educativo no estéhaciendo lo bastante para combatirlas pseudociencias. Evidentementetenemos mucho que aprendersobre las relaciones antes citadas,y sobre lo que podemos hacer —eincluso si no tenemos nada quehacer— respecto a ellas.

NOTAS1. Nota de los Editores: Según elDiccionario de la Real AcademiaEspañola de la lengua, el términoheurístico alude, en algunas ciencias,a una manera de buscar la soluciónde un problema mediante métodos norigurosos, como por tanteo, reglasempíricas, etc.2. Nota de los Editores: A veces Plu-tón es el planeta más alejado normal-mente, pero no siempre. En ciertas

ocasiones, Neptuno está aún máslejos. Ver nota 1ª, página 46.

REFERENCIAS.Broch, Henri. 2000. “Save Our Scien-ce. The Struggle for Reason at theUniversity”. Skeptical Inquirer, 24 (3):34-39.Kahneman, Daniel, Paul Slovic yAmos Tversky. 1982. JudgementUnder Uncertainty: Heuristic andBiases. Cambridge, U.K.: CambridgeUniversity Press.Mack John. 1995. Adbuctions:Human Encounters with Aliens. NewYork: Bantam Books.Miller, Jon D. 1987. Analfabetismocientífico. American Demographics, 9(Junio): 27-31.Sagan, Carl. 1995. The Demon-Haunted World: Science as a Candlein the Dark. New York: RandomHouse.

EDUCACIÓN, CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y CREENCIA...

el escéptico33

Sólo una sólida educación científica con-seguirá alejar a los ‘demonios’, decía

Carl Sagan. (Archivo))

Erich Goode

Departamento de Criminología yJusticia Criminal en la Universidad

de Maryland y profesor emérito en laUniversidad Estatal de Nueva York,

en Stony Brook

Publicado originalmente con el título"Education, Scientific Knowledge, andBelief in the Paranormal" , en la revis-ta Skeptical Inquirer de enero/febrerode 2002.

Traducción: Jesús M. Villaro

Ernesto J. Carmena

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Es obvio que aún hoy día laastrología goza de muybuena salud, al menos en el

mundo occidental. Son muchas laspersonas que creen en una auténti-ca influencia de los astros sobresu futuro; muchos son los queleen su horóscopo antes de salirde casa, e incluso esa lecturacondiciona las actividades máso menos cotidianas de esas per-sonas. Y abundan las personali-dades con tareas de decisiónrealmente importantes (desdefinancieros hasta jefes de esta-do), que confían plenamente enlas predicciones realizadas porlos astrólogos.

La astrología puede llegar a serpeligrosa en tanto en cuanto enmultitud de ocasiones puede serdiscriminatoria, como lo es elhecho de que algunas empresasseleccionan a su personal, entreotros parámetros, por su signo uhoróscopo. Ello supone un atenta-do contra un derecho fundamental,consagrado en el artículo 7 de laDeclaración Universal de losDerechos Humanos y en el artícu-

lo 14 de la Constitución Española:el derecho a no sufrir ningún tipode discriminación por cualquierclase de circunstancia personal osocial.

Todo ello es consecuencia de unafortísima popularización de estapseudociencia (probablementeusted no conoce a nadie que nosepa cuál es su signo del zodíaco),y de la normalidad, cotidianeidady dogmatismo con el que losmedios de comunicación abordaneste asunto (toda la prensa supues-tamente seria, y de gran tirada,incluye un horóscopo diario, así

como también semanarios y revis-tas mensuales de toda suerte).

Podemos definir la astrologíacomo una práctica pseudocientífi-

ca que sostiene que la distribu-ción de los planetas en el cielo,entre las constelaciones delzodíaco, en el momento justo delnacimiento de una persona, defi-nirá claramente su personalidade influirá profundamente en sufuturo.

La astrología popular modernaproviene directamente de Clau-dio Ptolomeo (siglo II a.C). Suspostulados se han mantenidocasi invariables a lo largo de

estos más de 2.000 años, pero tan-to la astrología en sí como la astro-nomía son muy anteriores a Ptolo-meo y, en efecto, ambas materiasse remontan a un pasado común.Algunos astrólogos se regocijanante la falsa idea de la anterioridadde la astrología respecto a la astro-nomía, pero hoy día está claro queno hay anterioridad de ninguna delas dos, sino simultaneidad deambas.

ASTROLOGÍA

el escéptico 34

UNA REVISIÓNCRÍTICA DE LA

ASTROLOGÍAEn el presente artículo aportaremos una serie de argumentos o razonamien-tos que constituirán una respuesta negativa a un planteamiento o cuestióninicial, que podría ser la siguiente: ¿Es la astrología una ciencia?

La astrología es una prácticapseudocientífica que sostie-ne que la distribución de losplanetas en el cielo, entre lasconstelaciones del zodíaco,

en el momento justo delnacimiento de una persona,

definirá claramente su perso-nalidad e influirá profunda-

mente en su futuro

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Se encuentran referencias al estu-dio de la influencia de los astros enla China del año 1500 a.C. Másadelante, encontramos referenciasastronómico-astrológicas en Meso-potamia y Egipto y, hace más de4.000 años, los babilonios graba-ban sobre tablillas, en escrituracuneiforme, los hechos más desta-cables relacionados con los astros,entre otras cosas. Precisiones con-siderablemente mayores no tuvie-ron lugar hasta mucho más adelan-te, pocos siglos antes de Jesucristo.Era tal la unión entre astronomía yastrología que el mismo Ptolomeoescribió dos obras absolutamentefundamentales. Su Almagestoconstituyó la base de las cienciasdel Cosmos hasta el siglo XVI, yel Tetrabiblos es un auténtico tra-tado de astrología, hasta tal puntoque prácticamente todo su conteni-do ha sido aceptado por los astró-logos hasta la actualidad. Curiosa-mente, sin embargo, Ptolomeo nodejó de mostrar un cierto grado deescepticismo ante la supuestainfluencia que él mismo describía,y escribió que, a pesar de "ciertavirtud del cielo sobre todas lascosas", el grado de certidumbre dela astrología era menor que el de laastronomía.

No cabe duda acerca de la fuerteintromisión de la astrología en elpensamiento de los grandes sabiosde la historia: eminentes figurascomo Isaac Newton y JohannesKepler llegaron a creer firmemen-te en la astrología y a practicarla.Fue a partir del Renacimiento y,sobre todo, en estos dos últimossiglos, que astrología y astronomíase disgregaron, tanto en los objetosde estudio como en los métodos detrabajo. Una parte de los estudio-sos se apartó de cualquier tipo deprejuicio mítico e irracional, y secentró en el estudio del Universo(de los astros, si se prefiere)

mediante la aplicación de unametodología científica muy deter-minada y haciendo uso pleno de laracionalidad y el escepticismo.

La astrología quedó como unamateria de estudio de la influencia(previamente aceptada) de losastros sobre la vida humana, conuna falta absoluta de rigor y congrandes dosis de irracionalidad,creencia y adivinación. Con eltiempo se ha ido centrando en unaserie de elementos misteriosos yantiguas creencias (signos, símbo-los, asociaciones, conjunciones yoposiciones, triangulaciones y cua-draturas...).

Como iremos viendo, la astrologíaha quedado anclada en el pasado,sigue un método de trabajo, basa-do en "mancias" y artes adivinato-rias, que no se ajusta en nada almétodo científico. Como la mayo-ría de astrólogos pretende elevar laastrología a la cate-goría de ciencia(seguramente por-que les interesa),con los argumentosque expondremos acontinuación colo-caremos a la astro-logía en el lugarque le corresponde:como una pseudo-ciencia que juegacon elementos inexistentes y meta-físicos, imposibles de probar y queescapan del ámbito de actuaciónde la ciencia en sí.

OBJECIONES A LAASTROLOGÍAComo ya hemos explicado, laastrología apenas ha variado ensus postulados en los últimos vein-te siglos. A raíz de ello, la astrolo-gía continúa poseyendo una visióngeocéntrica del Universo (la Tie-

rra en el centro). A pesar de lainnovación que supuso la llamadaRevolución Copernicana, en quenuestro planeta perdía su privile-giado estado y pasaba a ser un pla-neta más (heliocentrismo o el Solen el centro del Universo), elmétodo empleado por los astrólo-gos en sus predicciones sigue sien-do el mismo que el de la edad anti-gua y premedieval. Ello es pruebade la falta de capacidad de autocrí-tica que posee la astrología, y desu arbitrariedad y poco rigor en eldesarrollo de su tarea.

La ciencia, en cambio, se caracte-riza por su continua autocorrec-ción, por su autocrítica y autovalo-ración permanente. Con la propiaaplicación del método científico,la ciencia se va poniendo a pruebaa sí misma.

NACIMIENTO VERSUS FECUNDACIÓNPara definir la personalidad y pre-

decir el destinode las personas,los astrólogostienen en cuen-ta el momentodel nacimientoo alumbramien-to, y para nadael momento dela fecundacióno unión entreespermatozoide

y óvulo. Los astrólogos se defien-den argumentando que la supuestainfluencia de los astros no afecta alzigoto ni, por extensión, al feto,pues éste se halla protegido, dentrodel seno materno, de toda influen-cia externa (hablamos de un grosorde 2 ó 3 cm.). Este razonamientoes fácilmente refutable, por cuantoque las paredes del lugar del alum-bramiento (y protecciones del tipoque sean para conservar estéril ellugar en cuestión) son mucho másgruesas y efectivas, de manera

el escéptico35

La astrología es unapseudociencia que

juega con elementosinexistentes y metafísi-

cos, imposibles deprobar y que escapandel ámbito de actua-

ción de la ciencia en sí

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que, siguiendo esa regla, protegenmás eficazmente ante cualquiertipo de "influencia astral".

La explicación es la siguiente:simplemente es mucho más sen-cillo conocer con cierta exactitudel momento y lugar del nacimien-to que el de la fecundación. Ello esuna muestra más de la arbitrarie-dad con que trabaja la astrología,pues toma los datos a su conve-niencia.

ARBITRARIEDAD E INCOHERENCIAPOR DEFINICIÓNOtro tema a tener en cuenta es elde los horóscopos. Nunca losastrólogos que escriben horósco-pos se ponen de acuerdo, siemprediscrepan es sus ya de por sí vagaspredicciones. Y esta discrepanciaalcanza ma-yores cotasen los horós-copos men-s u a l e s ( acuyas direc-trices deberí-an atenerselos horósco-pos diarios, lo cual nunca ocurre).Por otro lado, si se construye unhoróscopo genérico para cada sig-no zodiacal, teniendo en cuentaque, para los astrólogos, hay docesignos y que, actualmente, lapoblación mundial supera los6.000 millones, cada una de esaspredicciones es aplicable a más de500 millones de personas.

¿A todas les espera el mismo futu-ro inmediato?. Bien, ante esto, lamayoría de astrólogos de prestigiose sitúa en contra de los horósco-pos de carácter genérico, y mani-fiesta que lo único realmente váli-do son las predicciones realizadasa partir de una carta astral o temanatal para cada individuo, aten-diendo al lugar, día y hora de naci-

miento. Curiosamente, sin embar-go, muchos astrólogos españolesque mantienen esta postura escri-ben horóscopos genéricos en unsinfín de diarios y revistas, con locual están tirando piedras sobre supropio tejado.

Como decimos, según los astrólo-gos más reconocidos sólo tendrávalidez el establecimiento de unhoróscopo individualizado a partirde una carta astral, carta natal otema natal. El tema natal es elestado del cielo o disposición delos astros en el momento del naci-miento de una determinada perso-na, y su base son los doce signosdel zodíaco. Los elementos que sevan estableciendo en estos mapascrean un conjunto de signos o sím-bolos, a partir de cuya interpreta-

ción y análisis,se podrá defi-nir la persona-lidad de la per-sona en cues-tión y se podrápredecir sufuturo. Segúnesto, ninguna

persona será igual a otra ni tendráel mismo destino.

La astrología, tanto de horóscoposgenerales como individualizados,puede ponerse a prueba con elnacimiento de unos mellizos.Ambos nacen en el mismo lugar ycon escasos minutos de diferencia.La distribución de los planetas porel zodíaco es exactamente la mis-ma para uno y para el otro (elascendente es el mismo, se dice),con lo cual tendrán la misma per-sonalidad y el mismo destino. Perose dan casos en que uno de los her-manos muere en la infancia, mien-tras que el otro alcanza una prós-pera vejez. ¿Cómo pueden dosmellizos tener futuros tan profun-damente distintos? La astrología

tampoco aclara los casos de catás-trofes en que pierden la vida ungrupo heterogéneo de personas(terremotos, accidentes de avión...).¿Tenían todos el mismo horóscopoindividualizado? ¿Tenían todos elmismo destino?

Ante estas evidencias aparecen losastrólogos y argumentan que losastros que nos influyen (pues noson todos, como veremos) no pre-determinan el destino, sino quesólo lo condicionan, a tenor delsiguiente dicho: "astra inclinant,non necessitant", que era lo admi-tido por la Iglesia en el Medioevo,a pesar de su postura claramentecontraria a la astrología. De estemodo es fácil explicar por qué per-sonas que nacen en el mismo lugary hora, cosa muy frecuente en lasciudades, aun sin tratarse de melli-zos, tienen diferentes destinos.

Y respecto a las catástrofes comu-nes, parece que, según explican,repentinamente quedan anuladostodos los potenciales horóscoposindividuales vigentes hasta eseinstante, y ocupa su lugar unaespecie de horóscopo común atodas las víctimas de ese acciden-te, guerra, epidemia o catástrofenatural. Así que los astros que pro-vocaron el hecho en cuestión dejande influir de pronto, o pasan a ejer-cer otro tipo de influencia. Unavez más queda patente que laastrología usa sus propios elemen-tos a su conveniencia, los adapta acada situación de forma forzada ycon total arbitrariedad.

UN MUNDO DE APARIENCIAS E ILU-SIONESHemos dicho que la astrología tie-ne su base en unas determinadasconstelaciones, concretamente lasdenominadas del zodíaco (quepara los astrólogos son doce).Como muchos ya sabemos, las

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La astrología no aclara loscasos de catástrofes en que

pierden la vida un grupoheterogéneo de personas.¿Tenían todos el mismo

horóscopo individualizado?

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constelaciones son formas o figu-ras ideadas por los hombres, a par-tir de una arbitraria unión o rela-ción entre determinadas estrellasdel firmamento. Si levantamos lamirada en una noche clara, sinLuna y lejos de la contaminaciónlumínica, quedaremos atónitosante una ingente cantidad de estre-llas. Con un poco de tiempo e ima-ginación podremos crear decenasde combinaciones de estrellas conel objeto de construir figuras querecuerden objetos o animales. Y siusamos muchísimo la imagina-ción, podemos tratar de ver lasfiguras reflejadas en las constela-ciones hoy aceptadas (que no sólorepresentan objetos y animales,sino también personas o persona-jes míticos realizando activida-des). Es realmente difícil y senecesita una fuerte dosis de suges-tión para ver un cazador en lasestrellas de Orión, o ver un carro ouna gran osa en Ursa Major (OsaMayor).

Las constelaciones no preexisten,son una invención arbitraria delhombre. Son las combinacionesque son, como podrían haber sidootras. Eran creaciones de nuestrosancestros con base no ya en lo quecreían ver, sino en lo que queríanver, por la conveniencia de susactividades prácticas y cotidianasdel momento. La arbitrariedadqueda patente en el hecho de quelos astrólogos chinos, mayas ymesopotámicos veían formas muydistintas en las constelaciones pri-mitivas, formas que no se asemeja-ban en nada.

Hoy día se conservan 88 constela-ciones en todo el firmamento, acausa de que son una muy buenaherramienta "cartográfica". Ladivisión del cielo en una serie deregiones es muy útil porque facili-

ta la orientación en el cielo y ayu-da a clasificar los objetos celestes.

Además de considerar la existen-cia previa de las constelaciones,los astrólogos poseen una visiónbidimensional del firmamento, esdecir, no tienen en cuenta la reali-dad astronómica de que las estre-llas se encuentran a muy diferentesdistancias del Sistema Solar(incluso las de una misma conste-lación). La sen-sación de queveamos el fir-mamento sobrenuestras cabe-zas como unaesfera plana(de ahí el nom-bre "bóvedaceleste") es unefecto óptico.El Universo es tridimensional, tie-ne una dimensión de fondo o pro-fundidad, como el resto del mundoque nos rodea. Este hecho esimportantísimo: si nos alejásemosde la Tierra y, por tanto, cambiáse-mos en unas decenas de años luznuestro punto de observación,veríamos que las constelaciones sedesvanecen y pierden su forma,pues cada estrella tomaría otraposición.

Por otra parte, el Universo de losastrólogos es extremadamentepequeño, pues su distancia máxi-ma finaliza en unas pocas de lasestrellas que se ven a simple vista.Pues bien, dichas estrellas (aunqueparezcan innumerables, no conta-remos más de 7.000 entre los doshemisferios) junto con el Sol, per-tenecen a una pequeñísima regiónde la galaxia en la que habitamos,la Vía Láctea, que posee unos150.000 millones de estrellas.Estas estrellas se mueven alrede-dor del centro de la galaxia, unavez cada 220 millones de años. Y,

más a corto plazo, cada estrella tie-ne un movimiento propio respectoa sus estrellas vecinas.

Como consecuencia, la distribu-ción de las estrellas en el firma-mento en una época determinada,es azarosa o fortuita, de modo quela forma de las constelaciones vacambiando. Hubo un tiempo enque las actuales constelaciones noexistían. Hace tan sólo 100.000

años UrsaMajor noaparecía nipor asomo.Dentro deotros 100.000años habrávuelto a cam-biar, y nuncajamás volve-rá a existir.

Parece que la inmutabilidad delCosmos no es más que una apa-riencia...

METODOLOGÍA SIMPLISTA E INCON-SISTENTELos astrólogos, además, en su tra-bajo sólo hacen uso de un determi-nado número y tipo de constela-ciones, como ya es bien sabido: lasdoce (según ellos) constelacionesdel zodíaco. El zodíaco constituyeaquel fondo estelar por donde pasael Sol en su recorrido anual, vistodesde la Tierra. ¿Por qué nos influ-yen sólo las constelaciones delzodíaco, y no el resto de las estre-llas? Según los astrólogos, porquea través del zodíaco realizan sustrayectorias el Sol, la Luna y losplanetas. Esta afirmación es arbi-traria y no explica el porqué de esainfluencia.

Podemos aducir varios argumen-tos que desvirtúan el uso del zodí-aco como base de las cartas astra-les y como fuente de predicciones.En primer lugar, el número de

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La arbitrariedad quedapatente en el hecho de que

los astrólogos chinos,mayas y mesopotámicos

veían formas muy distintasen las constelaciones pri-mitivas, formas que no se

asemejaban en nada

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constelaciones que "toca" la Eclíp-tica (plano del Sistema Solar) noes de doce, sino de catorce: debe-mos añadir Ophiucus (Ofiuco o elSerpentario) -ver figura 1- e inclu-so Cetus (la Ballena). Y, muy par-cialmente, son una veintena lasconstelaciones por las que delineala eclíptica. De modo que la divi-sión del año debería reali-zarse entre catorce y, sien-do meticulosos, entreveinte.

En segundo lugar, losastrólogos no tienen encuenta el llamado movimiento deprecesión de la Tierra. Se trata deun curioso y lento movimiento, nide rotación ni de traslación, sinodel centro de nuestro planeta sobresí mismo, a modo de peonza, unavez cada 25.800 años, aproxima-damente (ver figura 2). Dicho deotro modo: el eje de rotación de la

Tierra (norte-sur) describe un conoen 25.800 años, según un movi-miento en sentido opuesto a la pro-pia rotación (la precesión es unmovimiento retrógrado).

Las consecuencias de la precesiónson muy importantes: el eje delmundo nunca se está quieto y los

polos siempre apuntan a regionesdistintas del fondo estelar. El polonorte celeste no siempre ha sido elque es. Actualmente casi coincidecon la Estrella Polar, pertenecientea Ursa Minor. Hace 4.000 años,por ejemplo, era la estrella alfaDraconis la más cercana al poloceleste boreal. Y dentro de 12.000

será la estrella Vega o alfa Lyrae laque ocupe el privilegiado empla-zamiento de "estrella polar".

Por extensión, ese movimientoafecta al resto de las estrellas. Sibien la precesión no se nota endecenas de años, sí se aprecia endos mil años o más. En aquella

época, al comienzo de laprimavera (día del equi-noccio), el Sol se halla-ba en Aries; actualmentese halla en Pisces, a cau-sa de este movimientoretrógrado. Esto provoca

un adelantamiento o precesión delas estaciones o equinoccios res-pecto a las estrellas.

En definitiva: como los astrólogossiguen usando los parámetros detrabajo de hace 2.000 años, estánrealizando sus cálculos con unerror de un signo y algo más(echando atrás Aries y Pisces).Aries ya no debería ser el primersigno, sino Pisces, y así sucesiva-mente con el paso de los miles deaños, para recomenzar con Ariesdentro de unos 23.000 años (curio-samente, Ptolomeo sí tenía encuenta la precesión de los equinoc-cios en sus predicciones; su méto-do de trabajo era más exacto que elde sus sucesores).

La astrología, pues, se ha ido dis-tanciando de sus propios elemen-tos de trabajo, o sea, los mismísi-mos astros que conforman el zo-díaco. Pero para solventar esteproblema surgió la escuela de lallamada "astrología trópica", quefija los signos en función del ciclosolar o calendario, y no en funciónde las constelaciones que en sumomento se correspondieron conel signo en cuestión. Esta escuelase opone a la astrología clásica o"sidérea", que mantiene esacorrespondencia entre signo y

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Como los astrólogos siguen usandolos parámetros de trabajo de hace 2000

años, están realizando sus cálculoscon un error de un signo y algo más

Figura 1.- Extensión comparativa de las constelaciones (astrología sidérea), círculo exterior, y de los signos (astrología trópica), círculo interior.

(Cortesía de los autores)

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constelación. Curiosamente ningu-na de las dos escuelas ataca a laotra, a pesar de los diferentesresultados en la confección dehoróscopos. El caso es que, alhablar de astrología, siempre salena relucir calendarios, signos, sím-bolos... En definitiva, misticismo ypoco rigor científico.

FUERZAS MISTERIOSAS Y CAPRI-CHOSASLos astrólogos parten de lainfluencia de los planetas. Lapeculiaridad de estos astros reside,según ellos, en que no son astrosfijos sino que se mueven rápida-mente sobre el fondo estelar (dehecho, "planeta" significa "estrellaerrante"). De ahí esa influencia.Pero la astrología no tiene encuenta las distancias (distancias,además, que van cambiando conti-nuamente) que separan a la Tierrade los planetas, y las distanciasentre ellos mismos. ¿Qué fuerza esésta que actúa con la misma inten-sidad a pesar de las diferentes dis-tancias?

En caso de que se aceptara lainfluencia de los planetas, ¿cuál esel papel de la Tierra como planeta?

¿Por qué no se tiene en considera-ción su posible influencia sobrenosotros?

Por otro lado, los astrólogos seenfrentan a un grave inconveniente:antiguamente sólose conocían loscinco planetas másbrillantes, visiblesa simple vista, yeran éstos los pla-netas usados en lostrabajos astrológi-cos. Urano no fue descubierto porWilliam Herschel hasta 1781;Neptuno fue descubierto porAdams y Leverrier en 1846, y Plu-tón en 1930 por Clyde Tombaugh.Actualmente los astrólogos utili-zan también estos planetas en suspredicciones, de modo que lamayoría de horóscopos anterioresa estos descubrimientos están erra-dos, por definición. Pero recorde-mos, además, que recientes estu-dios de la órbita de Plutón dan apensar la posibilidad, si bien esmuy remota, de la existencia de undécimo planeta o planeta X en elSistema Solar (este hipotético pla-neta ya ha recibido nombres comoPanacea o Transplutón)1. Hasta el

momento de su más que improba-ble descubrimiento no se habríatenido en cuenta su supuestainfluencia, y ello invalidaría todoslos horóscopos anteriores.

Durante toda la explicación hemoshablado de cierta influencia de losastros sobre las personas. Pero, ¿aqué tipo de influencia se refierenlos astrólogos? ¿Qué tipo de fuer-za es la fuente u origen de esasupuesta influencia? La físicaexplica que sólo son cuatro lasfuerzas que rigen en todos loslugares del Universo: las fuerzasnucleares fuerte y débil, la grave-dad y el electromagnetismo.

Las dos últimas comparten queson fuerzas que se ejercen por todoel Universo, pero que disminuyencon la distancia: cuanto más lejos,menos fuerza. Las fuerzas nuclea-res, en cambio, actúan, en cierto

modo, a lrevés: seejerce tantamás fuerzacomo máslejanía hay.Estas fuer-zas actúan,

además, sólo al nivel de partículaatómica, de modo que quedan yafuera de todo interés, en lo que anuestra explicación respecta.

La gravedad, o fuerza de atracciónentre dos cuerpos, se determinagracias a una sencilla fórmulamatemática, mérito del científicoinglés Isaac Newton. En su aplica-ción se tienen en cuenta una cons-tante de gravitación universal, lasmasas de los cuerpos en cuestión yla distancia que los separa. Esobvio que las masas de los plane-tas son enormes, así que suinfluencia gravitatoria debe de serenorme también. Pero hemos detener en cuenta su descomunal dis-

UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA

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¿A qué tipo de influenciase refieren los astrólogos?¿Qué tipo de fuerza es la

fuente u origen de esasupuesta influencia?

Figura 2.- La precesión: el eje de rotación de la Tierra N-S describe un cono en25.800 años, según un movimiento en sentido opuesto a la rotación.

(Cortesía de los autores)

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tancia: por aplicación directa de lafórmula de Newton, resulta queejerce más fuerza atractiva lacamilla sobre la que nace el bebé,o el mismo ginecólogo que atiendeel parto, que cualquiera de los pla-netas. La masa de aquellos es infi-nitamente menor que la de un pla-neta, pero la distancia también es,en comparación, muchísimo másínfima.

Respecto a la influencia de laLuna, su gravedad se nota sustan-cialmente engrandes masasoceánicas, noya en maresmás o menospequeños ocerrados, ni enlagos o lagu-nas. A pesar deque un 70% denuestra masa es de agua, ésta sehalla atrapada en el interior de lascélulas en gran parte, y su cantidades millones de veces inferior a lade cualquier pequeño lago. Lafuerza atractiva de la Luna seráabsolutamente irrisoria.

Respecto al último tipo de fuerza,el electromagnetismo, se trata dela más poderosa, pues es cientosde billones de veces más intensaque la gravedad, de modo que esquizá la más prometedora para losastrólogos. El electromagnetismose manifiesta con diferentes for-mas e intensidades, según la longi-tud y frecuencia de su onda (desdelas ondas de radio e infrarrojoshasta los rayos gamma, pasandopor los rayos X, los rayos UV y laluz visible). El estudio de la radia-ción que emiten los astros sirvepara conocer su composición,estructura, evolución e incluso ladistancia que los separa de nos-otros (con mayor o menor exacti-tud). Y dicha radiación puede ser

más o menos intensa en función deque el astro en cuestión emita grancantidad de energía propia (comoel Sol y las demás estrellas) o bienrefleje parte de la luz o energía querecibe de otro astro (como un pla-neta o un asteroide).

Aparte de que la mayoría de radia-ciones no pueden atravesar laatmósfera terrestre, la luz o radia-ción (el electromagnetismo, endefinitiva) que emite un planeta esridículamente inferior a la que nos

llega del Sol. Losplanetas emiten,por supuesto,radiación propia(pues son cuer-pos con tempera-tura; no están alcero absoluto),pero la mayoríade radiación que

emiten es reflejo de luz solar, y encantidad minúscula. En un reciénnacido influyen más las radiacio-nes de la lámpara del quirófano y,aún mucho más, la radiación de lasemisoras de radio y aparatos detelevisión del lugar (ondas deradio).

Y, en fin, la astrología cae una vezmás en la absoluta arbitrariedad alno considerar la influencia quepodrían tener otros objetos celes-tes, como los cometas, otras estre-llas, ya sean de nuestra o de otrasgalaxias, de las que existen cientosde miles de millones, cada una conun promedio de 100.000 millonesde estrellas; los asteroides, tantolos que orbitan entre Marte y Júpi-ter como los cercanos a la Tierra,descubiertos hace unos años (NEOo Near Earth Objects), así comolos lejanos transneptunianos, oKBO (Kuiper Belt Objects); tam-poco las sondas espaciales y losglobos sonda, lanzados al espaciorecientemente; el polvo cósmico

interestelar, nebulosas y cúmulosestelares, la Nube de Oort; u obje-tos tan peculiares como los púlsa-res o los cuásares, e incluso lassupernovas, con una fuerza ener-gética tan poderosa que destruiríael Sistema Solar entero y muchomás... Es decir, la astrología no seha adaptado a los nuevos descubri-mientos, y no hace uso de nuevoselementos, con lo que no intentamejorar en su método de trabajo.

AMBIGÜEDAD, VAGUEDAD, IMPRE-CISIÓN...El lenguaje utilizado por los astró-logos en sus definiciones y predic-ciones es la materialización abso-luta de la imprecisión. Su lenguajees ambiguo, confuso y vago. Laspredicciones que realizan soninexactas e imprecisas, aplicablesa cualquier momento y a cualquierpersona común. La mayoría deveces no emiten predicciones, sinoconsejos o recomendaciones, quéhacer o no, cómo enfocar un pro-blema siempre definido vagamen-te, o cómo actuar ante una situa-ción genérica, nunca concreta. Endefinitiva, psicología barata desdeel punto de vista del rigor, que nocrematísticamente hablando.

Una herramienta muy usada es lallamada "lectura fría", un seguidode características opuestas entre sípero equilibradas de un modo tansutil que casi todo el mundo podríasentirse identificado con ellas. Sonexpresiones como: "A veces eresextrovertido, afable, sociable,mientras que otras veces eresintrovertido, cauto y reservado"; obien: "Disciplinado y controladopor fuera, tiendes a ser aprensivo einseguro por dentro. Aunque tupersonalidad tiene puntos flacos,sueles ser capaz de compensarlos"(extraído del libro El mundo y susdemonios, de Carl Sagan, Planeta,1997).

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El lenguaje utilizado porlos astrólogos en sus

definiciones y prediccio-nes es la materializaciónabsoluta de la impreci-

sión. Su lenguaje esambiguo, confuso y vago

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Es fácil que nos engañen los pseu-docientíficos porque muchos deellos poseen una especial brillan-tez para captar rápidamente nues-tra forma de ser, por nuestra pos-tura, expresiones faciales, res-puestas a preguntas aparentemen-te inofensivas... Muchos sonsacanlos puntos débiles de la persona,se aprovechan de su vulnerabili-dad en momentos difíciles y lescrean una falsa sensación de segu-ridad. En sus predicciones suelenemitir declaraciones que gustan deser escuchadas por el cliente y, a lavez, dejan escapar alguna afir-mación negativa para dar ciertoequilibrio y lógica a la predicción.Por azar y, sobretodo, por autosu-gestión del cliente, alguna de laspredicciones se cumplirá, o la mis-ma persona creerá que se ha cum-plido, por analogía o asociaciónmental inconsciente.

UN ESTUDIO CONCLUYENTEAunque se han publicado numero-sos "tests" encaminados a poner aprueba los postulados de la astro-logía, aquellosque han arrojadoresultados positi-vos, confirmandolas tesis de losastrólogos, hans i d o s i e m p r erefutados por loscientíficos por suinadecuada meto-dología y, vice-versa, aquellosque han mostradoresultados negativos hacia los pos-tulados de la astrología, han sidocriticados por los astrólogos ale-gando que no habían sido diseña-dos teniendo en cuenta las basesfundamentales de su trabajo. Enprincipio, ambos puntos de vistapueden ser válidos.

En un intento de aclarar la cues-tión, desde el Departamento deFísica de la universidad de Berke-ley, en California (EEUU), se pre-paró un estudio dirigido porShawn Carlson, que presentaba laparticularidad de su diseño experi-mental, extremadamente escrupu-loso. Los resultados del mismo sepublicaron en la prestigiosa revistaNature, en su número 318, del 5 dediciembre de 1985, del cual pre-sentamos a continuación unextracto detallado.

El experimento se diseñó para quetuviera en consideración tanto lastesis de la comunidad astrológicacomo la científica, para lo cual secontó con la participación deastrólogos, científicos y estadísti-cos. La tesis astrológica sobre lacual se planteó el experimento fuela que se basa en la astrologíanatal, según la cual, como yahemos definido anteriormente, laposición de los planetas, Sol,Luna, más otros objetos definidospor los astrólogos, en el momentodel nacimiento, se pueden utilizarpara determinar los caracteres de

la personalidad,temperamento ycomportamientodel sujeto. Así, laposición de losdiversos objetosastrológicos sobreel fondo de cielo,dividido en doceespacios imagina-rios o "casas",definidos segúnsu visión desde

un lugar y tiempo concretos de lasuperficie terrestre, determina elllamado "horóscopo", que en elcaso del nacimiento de una perso-na se denomina "carta natal". Deesta carta natal se extraerá la infor-mación sobre la personalidad ycarácter de la persona, según la

interpretación adecuada efectuadapor los astrólogos. La hipótesiscientífica postula que la posiciónde los astros en el cielo en elmomento del nacimiento de unapersona no determina los rasgos desu personalidad ni de su carácter,por lo que cualquier intento deinterpretarlos arrojará resultadosestadísticamente similares a losdel azar.

Tanto astrólogos como científicosparticiparon activamente en elexperimento, los primeros cuidan-do en controlar cualquier variablecon tendencia a sesgar los resulta-dos en favor de la aleatoriedad, loque derivaría en apoyo de la hipó-tesis científica, y los segundos cui-dando en no facilitar pistas ocultasque podrían ser utilizadas incons-cientemente por los sujetos paraescoger las respuestas correctas, loque sesgaría los resultados enfavor de las tesis astrológicas.Básicamente, el experimento con-sistió en dos partes diferenciadas:

- Parte 1. Se facilitó a los astrólo-gos las fechas, horas y lugares denacimiento de un grupo de volun-tarios participantes en el estudio. Apartir de esos datos, los astrólogosconstruyeron la carta natal de cadauno de ellos, y de ella interpreta-ron la personalidad de cada sujeto.Posteriormente, se mostró a cadasujeto un total de tres cartas nata-les con su interpretación de perso-nalidad, una de ellas era la suyapropia y las otras dos pertenecien-tes a otros participantes del grupo,escogidos al azar. El sujeto desco-nocía cual era cual. Se pidió a lossujetos que escogieran la primeray la segunda interpretación de car-ta natal que mejor se ajustara a supersonalidad. También se pidióque los sujetos valoraran de 1 a 10el grado de exactitud según el cualla interpretación de carta natal

UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA

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El experimento sediseñó para que tuvie-

ra en consideracióntanto las tesis de la

comunidad astrológi-ca como la científica,para lo cual se contó

con la participación deastrólogos, científicos

y estadísticos

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escogida como propia se ajustabaa su personalidad real. Así, segúnla hipótesis científica, se espera-ría que los sujetos escogieran sucarta natal propia una de cada tresveces, es decir, de acuerdo con elazar. Según los astrólogos, dadoel diseño del experimento, predi-jeron que los sujetos escogeríansu carta natal propia al menos lamitad de las veces.

- Parte 2. A cada astrólogo partici-pante en el estudio se le facilitó lacarta natal de un sujeto del grupoescogido al azar, así como el resul-tado de un test estándar de perso-nalidad, llamado test CPI (Califor-nia Personality Inventory), obteni-do del mismo sujeto, juntamentecon otros dos resultados de testCPI de otros sujetos del grupo,escogidos al azar. El astrólogo des-conocía cuál era cuál. Se pidió alos astrólogos que, de entre los tresresultados del test CPI, seleccio-naran el que a su juicio mejor secorrespondía con la personalidadderivada de la interpretación de sucarta astral, así como el segundomejor. También se les pidió quecalificaran de 1 a 10 el grado deexactitud según el cual la descrip-ción de personalidad facilitada porel test CPI escogido se ajustaba ala interpretada a partir de la cartanatal. Similarmente a lo descritoen la parte 1 del experimento, lahipótesis científica predice que losastrólogos escogerán el test CPIcorrecto del sujeto una tercera par-te de las veces, y según la hipóte-sis de los astrólogos, predijeronque acertarían la mitad de lasveces o más.

El test CPI viene utilizándose enpsicología desde 1958, y suempleo en este estudio fue aconse-jado por los propios astrólogos, yaque lo consideraron idóneo para eltipo de experimento que iban a

realizar, porque refleja aspectos dela personalidad que pueden detec-tarse a través de una carta natal.No vamos a entrar en este artículoa exponer detalles concretos sobrelas características de las cartasnatales y los tests CPI, pero losinteresados pueden obtenerlosconsultando publicaciones espe-cializadas.

DISEÑO DEL ESTUDIOPara eliminar cualquier sesgo odesviación en los resultados, seaplicó siempre la técnica llamadade "doble ciego" que consiste enque, durante el desarrollo delexperimento, ni experimentador niexperimentado conocen datos delmismo que les puedan influir,consciente o inconscientemente,hacia respuestas concretas. Paraello, a cada sujeto participante enel estudio se le asignó, al azar, uncódigo numérico de 5 cifras, demanera que ni los astrólogos ni loscientíficos conocían que códigocorrespondía a quien, excepto unapersona responsable de la custodiade los datos, cargo que recayósobre el profesor de física RichardA. Muller, de la misma universi-dad de Berkeley en California. Lasupervisión del desarrollo de losexperimentos por parte de losastrólogos la efectuaron astrólogosespecialmente designados por laNCGR (National Council for Geo-cosmic Research), una organiza-ción de gran experiencia en inves-tigación astrológica y gran presti-gio entre la comunidad de astrólo-gos norteamericanos. Es más, laNCGR se encargó de dar su vistobueno a la profesionalidad de losastrólogos participantes en el estu-dio, que además, debían poseerconocimientos de psicología yestar familiarizados con el manejodel test CPI.

Los voluntarios participantes en elestudio fueron estudiantes y gra-duados reclutados en la mismauniversidad a través de anunciosen tablones, periódicos de la zonay carteles. Cada voluntario recibiósu número de código, cumplimen-tó el test CPI y facilitó sus datosexactos de nacimiento, fecha, horay lugar, debidamente documenta-dos (partida de nacimiento, certifi-cados del hospital, etc.). Asimis-mo, los sujetos debían responder aciertas preguntas como (1) si creí-an firmemente en la astrología, (2)creían un poco, (3) no opinaban,(4) mas bien no creían o (5) nocreían en absoluto, así como con-fesar si alguna vez con anteriori-dad les había sido confeccionadauna carta natal.

No se les dijo a los sujetos queestas preguntas afectaban a laselección de los participantes, por-que a los que contestaron (5) se leseliminó del estudio ya que podíansesgar el resultado, consciente oinconscientemente, no escogiendola interpretación de personalidadque mejor se ajustara a la suyapropia. Similarmente, los que con-testaron que ya se les había con-feccionado una carta natal, tam-bién fueron eliminados porquepodían tener experiencia que lesfacilitara la elección (o rechazo)de la interpretación correcta. Losfuertemente creyentes no fueronrechazados porque, en principio,ello no les representaba ayuda decara a escoger la interpretacióncorrecta. Finalmente, tras elimina-ciones y abandonos, quedaron 177sujetos que finalizaron el estudio.

CONTROL DEL SESGOTodo experimento realizado consujetos humanos está sometido auna clase de desviación o sesgoque normalmente no tienen encuenta los científicos de la física.

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Así pues, un experimento debediseñarse de manera que la psico-logía del sujeto no altere los resul-tados, por lo que deben prepararsesiempre los llamados "experimen-tos control" o simplemente "con-troles" adecuados. Para el caso quenos ocupa, se consideraron lossiguientes controles:

- Sesgo asociado al signo solar:Según la definición astrológica, elsigno solar viene determinado porla constelación del zodíaco en laque se encuentra el Sol en elmomento del nacimiento. Muchaspersonas están familiarizadas conlas características de su signo solara través de, por ejemplo, los horós-copos de los periódicos. En conse-cuencia, debió tenerse muy encuenta la posibilidad de que lossujetos participantes en la parte 1del estudio estuvieran influencia-dos por ese conocimiento de susigno a la hora de escoger la inter-pretación de su personalidad. Paracorregir este sesgo, cada sujeto"test" participante se aparejó a unsujeto "control", también del gru-po de voluntarios, que había naci-do bajo su mismo signo solar. Porrecomendación de los astrólogos,se procuró que la diferencia deedad entre sujetos test y controlfuera de, al menos, 3 años, paraque sus cartas natales fueran sufi-cientemente distintas. Al sujetocontrol se le proporcionaron exac-tamente las mismas tres opcionesde interpretación de personalidadque al sujeto test. Así, si la hipóte-sis astrológica fuera falsa, ambosgrupos, test y control, identificarí-an la interpretación del sujeto testcon igual frecuencia, pero si lahipótesis astrológica fuera verda-dera, entonces el grupo test debe-ría puntuar más alto que el grupocontrol.

Otra posibilidad de sesgo a teneren cuenta vino determinada por las

posibles limitaciones de un sujetopara evaluar su propia personali-dad, ya que escoger la descripcióncorrecta de uno mismo dependedel grado de conocimiento queuno tenga de si mismo. Podríamosconsiderar que, si la gente sueletener una imagen inexacta de simisma, esperaríamos que en elestudio tenderán a escoger unainterpretación errónea de su perso-nalidad, aun en el supuesto de quela astrología haya proporcionadoel resultado exacto. Para evaluareste sesgo, se diseñó un controlque consistió en facilitar a lossujetos participantes el resultadode su propio test CPI junto conotros dos escogidos al azar entre elresto de miembros del grupo, sinsaber cuál era cuál, debiendo esco-ger de entre los tres el que a su jui-cio mejor encajaba con su perso-nalidad.

PROCEDIMIENTO EXPERIMENTAL YRESULTADOSTan pronto los participantes en elestudio completaron sus respecti-vos cuestionariosdel test CPI paradeterminar su perfilpsicológico de per-sonalidad, se lesasignó un código de5 cifras al azar, demanera que desdeese momento y du-rante todo el des-arrollo del estudio se mantuvooculta la identidad de cada sujeto,tanto para los experimentadorescomo para los mismos participan-tes (sujetos y astrólogos), técnicaque, como hemos descrito ante-riormente, se denomina "dobleciego".

Para la parte 1 del estudio, lossujetos recibieron dos sobres, elprimero contenía el material nece-sario para la selección de la inter-

pretación de su propia carta natal,esto es, las tres interpretaciones decartas natales, una hoja preimpresapara las repuestas, el cuestionariosobre su opinión de la astrología ysobre si ya se habían hecho unacarta natal con anterioridad, y unfolleto de instrucciones generales.El segundo sobre contenía el mate-rial necesario para la selección desu propio perfil CPI, esto es, lostres perfiles CPI, una hoja preim-presa para las repuestas, un libretodescriptivo de las característicasdel test CPI, y un folleto de ins-trucciones generales.

Para la parte 2 del estudio, losastrólogos recibieron también dossobres, pero en dos etapas separa-das. El primer sobre, en una pri-mera etapa, contenía las cartasnatales que debían interpretar(normalmente, unas cuatro porastrólogo participante), una hojamodelo con el formato dispuestopara la interpretación de cada car-ta natal, una hoja preimpresa paralas respuestas, y una hoja de indi-caciones e instrucciones. El segun-

do sobre seentregó en unasegunda etapa,una vez todos losastrólogos hubie-ron completadola primera etapa.Este sobre conte-nía las cartasnatales que habí-

an interpretado en la primera etapamás tres perfiles de CPI por cadacarta, debiendo hacer correspon-der la interpretación de cada cartanatal con el perfil CPI que mejorse le ajustara de los tres respecti-vos posibles, un libreto descriptivode las características del test CPI,una hoja preimpresa para las res-puestas, y un folleto de instruccio-nes generales.

Para determinar la interpretaciónde los resultados del estudio a

UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA

el escéptico43

En el estudio se pro-curó que las tesis

astrológicas tuvieranposibilidades razona-bles de prosperar y, a

pesar de ello, laastrología falló

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favor o en contra de la hipótesisastrológica o la científica, se pos-tuló el siguiente análisis estadísti-co: si los resultados mostraban unporcentaje de acierto superior en2,5 desviaciones estándar a la pro-babilidad del azar (33,3%), se con-sideraría la hipótesis astrológicacomo correcta. El margen de errorde 2,5 desviaciones estándar sobrela media garantizaba una probabi-lidad de error inferior al 0,05%.Similarmente, se consideraríacorrecta la hipótesis científica si elporcentaje de acierto quedaba

comprendido dentro de la probabi-lidad del azar con un margen devariabilidad de ± 2,5 desviacionesestándar.

Los resultados de la parte 1 delestudio se muestran en las figuras3 y 4. En la figura 3 puede obser-varse que el grupo de sujetos testescogió correctamente en primerlugar su interpretación de cartanatal el 33,7 ±5,2% de las veces, locual representa un nivel de proba-bilidad consistente con el azar,esto es, la 1/3 parte de las veces

dentro del margen de error de 2,5veces la desviación estándar. Lahipótesis astrológica postulaba queel porcentaje de acierto en primerlugar sería como mínimo del 50%,hecho que no sucedió. Tanto ensegundo como en tercer lugareslos porcentajes de acierto semantuvieron también dentro delos márgenes consistentes con elazar, y las diferencias entre gru-pos test y grupos control nuncafueron estadísticamente significa-tivas. No obstante, de esta partedel experimento cabe destacar elalto porcentaje de acierto en pri-mer lugar que mostraron los suje-tos control, que se aproximó, aun-que sin superarlo, al nivel del33,3% + 2,5 desviaciones están-dar. Dado que los sujetos controlrecibieron exactamente las mismasinterpretaciones de carta natal quelos sujetos test, sin haber nacido enel mismo instante ni lugar, estehecho debe considerarse una fluc-tuación estadística normal.

Más ilustrativos fueron los resulta-dos de la prueba en que los sujetosdebían escoger su propio perfilCPI de entre tres opciones. Talcomo muestra la figura 4, los suje-tos test escogieron correctamenteen primer lugar el perfil CPI de simismos menos de la mitad de lasveces (44,6 ±6,3%), y dentro delos márgenes que corresponderíana una elección al azar (33,3% ± 2,5veces la desviación estándar). Losporcentajes de acierto en segundoy en tercer lugar se mantuvierontambién dentro de los márgenesconsistentes con el azar, y tampo-co esta vez se observaron diferen-cias significativas entre los resul-tados de los sujetos test y los suje-tos control.

De los resultados de esta primeraparte del estudio se deduce que, apesar de que los sujetos del grupo

el escéptico 44

Figura 3. Datos de los sujetos seleccionando su interpretación de cartanatal (media ± D.E.). (Cortesía de los autores)

Figura 4. Datos de los sujetos seleccionando su propio perfil CPI (media ± D.E.). (Cortesía de los autores)

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test acertaron en la selección de sucarta natal con una probabilidadequivalente a la del azar, estosresultados por sí solos no sirvenpara refutar la hipótesis astrológi-ca, ya que se pudo comprobar tam-bién que los mismos sujetos fue-ron incapaces de reconocer su pro-pio perfil CPI a un nivel superioral del azar. Es posible que real-mente la gente no sepa reconoceruna descripción detallada de símisma, pero existen otras razonesigualmente válidas que puedenexplicar este efecto, como porejemplo que los sujetos evitanadmitir ciertos rasgos de su perso-nalidad que el test CPI delata y porello tienden a escoger otros testCPI más "positivos", o que el pro-pio test CPI no evalúa el tipo deatributos que la gente pueda reco-nocer fácilmente. En cualquiercaso, si los sujetos no pueden reco-nocer una descripción minuciosade sí mismos, entonces el resulta-do del experimento no nos propor-cionará ningún datode valor, indepen-dientemente de lobien que funcione laastrología. En con-secuencia, la infor-mación que un suje-to pueda facilitarsobre sí mismo no esun test válido para laastrología, y este esun problema que afecta a un 30%de los experimentos que han mos-trado un efecto significativo de laastrología.

Los resultados de la parte 2 delestudio, la correspondiente a losastrólogos, resultaron más esclare-cedores que los de la parte 1. En lafigura 5 se observa que los astrólo-gos seleccionaron correctamenteen primer lugar el perfil CPI delsujeto al cual correspondía la cartanatal en un porcentaje del 34,0 ±

4,4%, muy en acuerdo con la hipó-tesis científica del 33,3%, equiva-lente al azar, y en fuerte desacuer-do con la hipótesis astrológica, quepredecía un acierto del 50% comomínimo. Los porcentajes de acier-to en segundo y tercer lugar tam-bién se mantuvieron también den-tro de los márgenes del azar.

Cuando se tuvoen cuenta lapuntuación, de1 a 10, otorgadapor los astrólo-gos al nivel deexactitud con elque el perfilCPI selecciona-do se ajustaba

la interpretación de carta natal, seobservó lo siguiente: cuando seconsideraba todo el grupo de perfi-les CPI seleccionados como enprimer lugar, que incluía tanto lasacertadas como las falladas, lamediana de puntuación otorgadaera de 8, y cuando sólo se conside-raban los perfiles CPI acertados, lamediana de puntuación era tam-bién de 8. Si la hipótesis astrológi-ca fuera correcta, se esperaría quela puntuación obtenida en los per-files CPI acertados fuera más alta

que en el total del grupo que inclu-ía los acertados y los fallados. Lamisma situación se observó cuan-do se valoraron los resultados enlos aciertos en segunda y terceraopciones, con notas medianas de 6y 3, respectivamente. La hipótesiscientífica predice que, cualquieraque fuera la puntuación otorgadapor los astrólogos, éstos escogerí-an la respuesta correcta 1/3 partede las veces, como así sucedió.

CONCLUSIONES DE ESTE ESTUDIOLos resultados de este estudio per-miten dictaminar claramente encontra de los postulados de laastrología natal tal como la practi-can astrólogos de reputación. En elestudio se puso exquisito cuidadoen evitar cualquier sesgo en losresultados, y se trabajó con exper-tos profesionales astrólogos, reco-nocidos en su ámbito, que aporta-ron sugerencias razonables al dise-ño del experimento y dieron suaprobación final al mismo. Endefinitiva, se procuró que las tesisastrológicas tuvieran posibilidadesrazonables de prosperar y, a pesarde ello, la astrología falló. Usandotécnicas de doble ciego, los astrólo-gos fueron incapaces de hacer pre-dicciones, por lo que este estudio

UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA

el escéptico45

Los resultados deeste estudio permitendictaminar claramenteen contra de los pos-tulados de la astrolo-gía natal tal como lapractican astrólogos

de reputación

Figura 5. Datos de los astrólogos aparejando cartas natales y perfiles CPIde los sujetos (media ± D.E.). (Cortesía de los autores)

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refuta de manera determinante lahipótesis astrológica: la conexiónentre la posición de planetas yotros objetos astronómicos en elmomento de nacimiento de unsujeto y su personalidad, no existe.

CONCLUSIONES GENERALESMediante los conocimientos quenos proporciona la ciencia, graciasal uso del método científico,hemos visto que la astrología notiene fundamento alguno, que setrata de una pseudociencia total-mente irracional y sin base cientí-fica. Una astrología supuestamen-te científica debería participar delas características del método cien-t í f ico. Los astrólogos debendemostrar lo que afirman, cosa queno han hecho en toda su historia.

Por su parte, la postura de los cien-tíficos no debe ser muy agresiva,sino que usando de los instrumen-tos de que disponen, deben inten-tar colocar a la astrología en sulugar, como una falsa ciencia, ydivulgar esta postura al resto de lacomunidad científica, para que lle-gue finalmente, sin prisa pero sinpausa, al resto de la sociedad.

En 1975, más de 180 eminentescientíficos, entre ellos veinte pre-mios Nóbel, firmaron un manifies-to en contra de la astrología. Elfamoso científico Carl Sagan, asícomo unos cuantos científicosmás, se negaron a firmarlo, no porestar a favor de la astrología, sinopor otras dos razones: porque en elmanifiesto se criticaba muy autori-tariamente el que la astrología sehabía gestado históricamente en lasuperstición (pues en ella se gesta-ron también la meteorología, lamedicina, la astronomía...) y por-que consideraba que no merecía lapena afirmar públicamente lo quees obvio.

En 1990, más de 250 astrónomosespañoles suscribieron el mani-fiesto, con lo cual contribuyeronen la divulgación de la razón fren-te a la irracionalidad, la magia y elmisticismo, divulgación a la queantes aludíamos.

Obviamente, no se trata de prohi-bir la confección de horóscopos,sino de concienciar a la sociedadde que deben tomarlos como puroentretenimiento, como algo ociosoo para diversión. Lo que es acha-cable a la astrología es su realidadactual, su alta presencia en todoslos ámbitos, y las ganancias queobtienen los astrólogos con suspredicciones ficticias, a costa de laignorancia y la credulidad popular.

Una vez más, en un nuevo intento,ha llegado la hora de intentarparar, pacífica y esmeradamente,tanta afluencia de afirmacionespretenciosas y de pura charla-tanería.

Ramón Espax Royes yJordi Bozzo Mulet

Aster, Agrupació Astronòmicade Barcelona

BIBLIOGRAFÍA:- Toharia, Manuel (1993): Astrología¿ciencia o creencia? McGraw-Hill.- Carlson, S. (1985): Nature vol 318, 5- Armentia, Javier y Sabadell, MiguelÁngel (1990): Tribuna de Astronomíanº 56/57- Sagan, Carl (1982): Cosmos. Plane-ta.- Sagan, Carl (1997): El mundo y susdemonios. Planeta.

NOTA DEL EDITOR1.- La problemática de la existencia deun décimo planeta ya ha sido plantea-da recientemente de nuevo, con datosmás sólidos que nunca, con motivo deldescubrimiento de un nuevo cuerpo,situado en algunos momentos a másdel doble de la distancia de Plutón, ycon quizás el doble del tamaño de éste,que de momento sólo recibe el nombrede 2003 UB313. Ver nota 2, pág. 33.

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el escéptico 48

LA INFLUENCIA DE

LA LUNAUn argumento frecuente en astro-logía (tan recurrido como falso) esel de relacionar la actividad gravi-tatoria lunar sobre las masas deagua terrestres (olvidando quetambién actúa en la litosfera, fre-nando suavemente el movimientode rotación), causa de las mareas,con un posible efecto similar enlos organismos, en concreto sobrelos seres humanos, que poseen unalto contenido en agua.

Pero los astrólogos suelen olvidarel numerador de la fórmula de lagravedad de Newton, que nos

indica que esta actividad gravitatoriadepende de las masas de los cuerposque se atraen. A pesar de la gran dis-tancia, y de que la fuerza gravitatoriadisminuye en razón inversa al cuadra-do de ésta, la masa de la hidrosferaterrestre es suficiente para que advirta-mos macroscópicamente los efectos denuestro satélite en ella, con elevacio-nes y descensos diarios en el nivel delmar. Pero también vemos que enmasas pequeñas de agua, como el MarMediterráneo, este efecto es muy redu-cido, y es insignificante incluso engrandes lagos: ¡cuán menor no seráentonces el efecto sobre los escasoscincuenta litros que puede portar unser humano!

Supongamos que la fuerza gravitatoriaes la única que, por actuar a grandesdistancias, sería candidata a poder"transmitir" las supuestas influenciasde los astros sobre nuestras vidas. Lafuerza gravitatoria de cua lqu ie rotra persona u objeto cercano esmucho más importante en estos térmi-nos que la de la Luna. No existen prue-bas contrastadas que indiquen quenuestro satél i te inf luya en algúnaspecto de la vida del hombre. La afir-

maciónde que sev e r i f i c a nmás nacimien-tos naturales(partos no forzados)durante periodos de Lunallena es, sencillamente, falsa.Ningún estudio hasta la fecha ha podi-do demostrarlo, y los tests estadísticosal respecto, cuando no están realmentesesgados, han dado sistemáticamenteresultados negativos (Toharia, 1999).

No obstante, sí es cierto que nuestrosatélite influye en determinados fenó-menos biológicos patentes en unaamplia diversidad de organismos, peroobviamente no mediante sus efectosgravitatorios (salvo, indirectamente,por las mareas), sino a través de la luzsolar que es capaz, en cada momento,de reflejar hacia la superficie terrestre.Los efectos mejor conocidos son losque afectan a los ciclos biológicos deanimales y plantas. Es importantesaber que la intensidad de la luz de laLuna llena (unos 5*10-3 W*m-2)puede teóricamente tener actividadfotoperiódica (Strasburger et al.,1994), es decir, capacidad de regularlos ciclos biológicos de las plantas,

d e s e n -cadenando

determinadosprocesos fisiológicos. Espectralmente,la composición de la luz lunar essemejante a la solar, pero su irradia-ción es un millón de veces menor.

De cualquier forma, los niveles máxi-mos de la luz de la Luna no bastanpara inducir procesos como el floreci-miento en mitad de un período deoscuridad (aun cuando la sensibilidada la luz aumenta en este momento enun orden de magnitud en comparacióncon la presencia de luz), además nues-tro satélIte se encuentra bajo en latitu-des templadas, por lo que sus rayos noinciden en las plantas desde arriba,sino con un ángulo bajo. Aun así, algu-nos experimentos han demostrado unaligera respuesta fotoperiódica a la luzlunar. Aunque son conocidos muchosciclos de marea (por ejemplo, la diato-mea Hantzschia virgata, que migrafuera de la arena en marea baja, cada24,8 h) y semilunares (por ejemplo, el

ASTROLOGÍA

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LA INFLUENCIA DE LA LUNA SOBRE LA VIDA

el escéptico49

SOBRELA VIDA

salen en masa o desovan al mismotiempo (por ejemplo, la espectacularliberación de larvas en los arrecifescoralinos también durante las nochesde Luna llena), pero también se tieneel caso de una caída rítmica en lapoblación de zooplancton en la reservaCahora Bassaz, en Mozambique, cau-sada por peces que se alimentan cuan-do no hay una intensa luz lunar.

En cierto fitoplancton que migra fuerade la arena cuando la marea está baja,los ritmos de marea han resultado serritmos circadianos acoplados a lasmareas por la luz que penetra en elagua revuelta, sin embargo, hay ejem-plos de organismos (en especial entreinvertebrados), que siguen los ritmosde marea de la costa donde fueron

colectados una vez que son llevados allaboratorio y se los mantiene en condi-ciones constantes.

Respecto a los mencionados ritmossemilunares, destaca el caso de la lisacaliforniana (Leuresthes tenuis),pequeño pez que vive mar adentro enlas costas del sur de California(EEUU), el cual deposita sus huevosdesde fines de febrero hasta principios

de septiembre, durante tres a cuatronoches, con Luna nueva y Luna llena(mareas de primavera) y mientras lasmareas descienden. Las hembras dejansus huevos en la arena, donde son fer-tilizados por los machos y permanecenhasta la siguiente marea de primavera.Si la sincronización no fuese correcta,los huevos serían arrastrados de laarena y no sobrevivirían (Salisbury &Ross, op. cit.). Margalef (1980) reco-gía el dato de hallazgos de máximos enlas concentraciones de tiroxina coinci-dentes con el novilunio, preparatoriospara el descenso fluvial en truchas ysalmones. La Luna también pareceinfluir en migraciones verticales lacus-tres: los pescadores del lago Hurón(EEUU) dicen capturar menos pecesdel género Coregonus las noches deLuna llena.

Son algunos ejemplos de un procesobiológico no muy bien estudiado nicomprendido, y que, sin duda, requie-re de una mayor labor experimentalpor parte de la comunidad científica.

Saúl Blanco

REFERENCIAS: - Margalef, R. 1980. Limnología. Omega.Barcelona.- Salisbury, F. B. & Ross, C. W. 1994.Fisiología Vegetal. Grupo EditorialIberoamérica. México D.F.- Strasburger, E.; Noll, F.; Schenck, H. &Schimper, A. F. W. 1994. Tratado deBotánica. Omega. Barcelona. - Toharia, M. 1992. Astrología. ¿Ciencia oCreencia? McGraw-Hill. Madrid.

apareamiento cada 14,8 días de espe-cies del gusano de la familia Eunice ydel género Palola, según un ciclo mar-cado por la Luna o, quizás, por lasmareas), los ciclos lunares verdaderosson raros, conociéndose sólo en algu-nas especies de zooplancton (Salis-bury y Ross, 1994). Mención apartemerece el ciclo menstrual de las hem-bras humanas, regulado hormonal-mente, con un período algo inferior almes lunar y que, posiblemente, nadatenga que ver con éste.

El efecto de las mareas es clave en eldesarrollo de muchos organismos. Noobstante, hay que tener en cuenta quela marea se retrasa varias horas respec-to al paso de la Luna, y que hay efec-tos concernientes a la forma de lacosta, la configuración delfondo marino, el viento, lapresión atmosférica, las órbi-tas elípticas de la Luna y laTierra, etc. Esto hace que lasmareas reales varíen muchode un lugar a otro. En cual-quier caso, según la localiza-ción, los organismos queviven en la zona de mareaestán expuestos a cambiosdiarios en el nivel de agua,cambios que se superponenal ciclo lunar de las mareasvivas y muertas. Si los organismos tie-nen ciclos adaptados a estas mareas, esesperable que posean períodos de 12,4h; 24,8 h; 14,8 días o incluso 29,6 días.

Independientemente o no de las mareas,estos casos están ampliamente reparti-dos en el espectro de los seres vivos.Algunos insectos salen y se aparean engran número poco después del plenilu-nio, y ciertos organismos marinos

Lisa californiana (Leuresthes tenuis). (Archivo)

Página anterior, fotografía de la Luna:mosaico de imágenes captado por lasonda Clementine en 1994. (NASA)

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Ymira que siempre me hefijado un montón en lo de lacompatibilidad de los sig-

nos, pero es que, ni aun así. Verán: yosoy Tauro. Ya cuando era adolescen-te me leí yo las características de lossignos y comprobé que era una Taurototal: supongo que ya saben que lossignos de Tierra somos muy estables,que pocas circunstancias consiguenalterarnos, que nos gustan las buenascosas de la vida y que cuidamos muybien de nuestro dinero. Pues, ade-más, mi signo está regido por Venusy mi metal es el cobre; mi día desuerte, el viernes, mi color, el verde,mi perfume, el azahar y mi piedra dela fortuna, la esmeralda. Pero lo másimportante es que en el amor, en lasrelaciones, los tauros somos muyfísicos, para nosotros son muyimportantes la sexualidad y la sen-sualidad; y si decidimos ser fielessomos superfieles.

Una vez sabida esta información fun-damental, lo primero de todo era bus-car un signo compatible con el mío.De entrada, podía ser también deTierra, es decir, otro Tauro, o Virgo, oCapricornio, o de agua, comoCáncer, Escorpio o Piscis. El primernovio que yo tuve era del 19 denoviembre; en cuanto me lo presen-taron pensé: ¡qué estupendo, elescorpión, un signo tan apasionado,aparentemente caótico y destructor,

pero realmente lleno de sentimientosmísticos y profundos acerca delsexo! Me lancé a fondo, claro... peroduramos poquísimo juntos. Les ase-guro que yo no podía entenderlo, élme parecía demasiado equilibrado yracional para ser un Escorpio... hastaque alguien me explicó lo de la ver-dadera duración de los signos.

Ah, ¿qué no saben eso? Bueno,pero... por lo menos sabrán lo que esel zodiaco, ¿no? Mejor empiezo porahí: la cosa es que las estrellas muylejanas prácticamente no se muevennada, y como la Tierra da una vueltaalrededor del Sol en un año, el Sol varecorriendo por entre ellas un caminoaparente en la bóveda celeste. Sellama la eclíptica, y realmente es lalínea en la que el plano de la órbita dela Tierra corta al cielo. Los planetassiempre se ven cerca de ella porquelos planos de sus órbitas son próxi-mos al de la órbita de la Tierra. Elzodiaco es una banda a los dos ladosde la eclíptica con la anchura aproxi-mada de mi mano abierta a la distan-cia del brazo extendido.

Las constelaciones, esos grupos deestrellas que parecen formar un dibu-jo en el cielo (aunque a lo mejor real-mente no tienen nada que ver unascon otras, ni están cerca, ni nada...),digo que las constelaciones que caenen esa banda son las doce del zodia-

co: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer,Leo, Virgo, Libra, Escorpio,Sagitario, Capricornio, Acuario yPiscis. El "reparto" se hace dividien-do los 360 grados de la esfera celesteen 12 trozos iguales de 30 grados,que corresponden aproximadamentea un mes cada uno, y la constelaciónmás importante de esa región es laque da nombre al signo, empezandodesde el equinoccio de primavera, el21 de marzo. Ésa es la fecha quecoincide con el corte entre la eclípti-ca y el ecuador celeste, es el momen-to en el que el Sol sale exactamentepor el punto Este del horizonte, y eldía y la noche duran lo mismo. Elsigno de cada uno lo marca la conste-lación donde estaba el Sol en elmomento de nuestro nacimiento.Ahora bien, resulta que las constela-ciones no son todas igual de grandessobre el cielo; por ejemplo, Virgo esenorme y debería durar 45 días; Leoy Piscis también son bastante gran-des, les tocarían 37 y 38 días respec-tivamente; pero Escorpio es unabirria y le corresponde una semanitaescasa...

Total, que mi primer novio realmenteno era Escorpio, sino Libra, un signode Aire, que se lleva mal con los deTierra, en particular con una genuinaTauro. Esa debió ser la causa de laruptura, vamos, digo yo...

ASTROLOGÍA

el escéptico 50

AMORESHOROSCOPALES

¡Aaaaaay, pero qué mala uva he tenidoyo en mi vida con los novios, de verdad!

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Pasando el tiempo conocí a otrochico que me pareció simpatiquísi-mo, y tenía una labia... pero no quisedejarme engañar por las aparienciasy a la primera oportunidad le pregun-té su fecha de nacimiento. 8 dediciembre, me dijo. ¡Cuidado!,pensé, es un Sagitario,signo de Fuego; claro,buenos comunicadores,con facilidad de pala-bra... pero seguramentedemasiado impulsivo ymuy picaflor para elamor. Así que le dejépasar sin insistir, perohe de reconocer que mequedó mucha pena.

Después me enteré queal menos debería haberprobado. Y eso por otrapuñetita astronómica que no conocíayo. Resulta que a los antiguos lasconstelaciones que les parecieronmás llamativas en la banda del zodia-co son las doce que conocemos...¡pero hay muchas más! Realmente lazona por donde se ve siempre al Soly a los planetas incluye nada menosque veinticuatro constelaciones. Y sise cuenta también a Plutón, que tienela órbita más inclinada, hay que aña-dir otras cuatro.

En cualquier caso, hay una oficial-mente reconocida, que tiene que per-tenecer al zodiaco por narices: sellama Ofiuco, y va del 30 de noviem-bre al 17 de diciembre. Así que misegundo pibe era un Ofiuco, y esesigno está sin catalogar: ¡igual podía-mos haber encajado tan ricamente, yyo sin saberlo!

Cuando conocí al que fue mi tercernovio yo ya iba mogollón de resabia-da: antes de nada, por referencias,supe que era del 20 de octubre, esdecir, teóricamente Libra. Ya tenía yomala experiencia con un libra de ver-dad (acuérdense del primer mozo),así que busqué en internet una buenatabla que incluyera Ofiuco y quediera las duraciones reales de las

constelaciones, y así comprobé querealmente el chico era Virgo (designo, quiero decir). Virgo es unsigno de Tierra, como el mío: fantás-tico, según dicen los manuales deastrología "Tierra con Tierra puedetransformarse en una colosal monta-

ña de fe y vigor...o en un desiertoárido, según ladirección quetome. Cuando seagita, el resulta-do puede ser unterremoto conrepercus ionesvolcánicas. Laopción dependede ambos". Estodel final ya melo olía yo, claro,pero lo primero

prometía bastante. Empezamos asalir, y al principio todo iba super-bién... hasta que alguien me habló dela precesión de los equinoccios.

¿No les suena? Pues les cuento: no sési saben que el norte del cielo, que lomarca la Estrella Polar, aunqueparezca mentira no ha estado siempreen el mismo sitio. Ese punto es laprolongación deleje de rotaciónterrestre; y resul-ta que la Tierragira como untrompo, o sea,que cabecea len-tamente. Así, elpunto norte des-cribe una circun-ferencia en unos26.000 años, porlo que se muevenlos puntos cardi-nales y, en con-secuencia, también las constelacio-nes por las que el Sol "pasa" a lolargo del año. En concreto, desde quese "inventaron" los signos del zodia-co se ha producido un desplazamien-to hacia atrás de más de una conste-lación. Actualmente el 21 de marzoel Sol ya no sale en Aries sino en

Piscis, y dentro de poco, en Acuario.Y así con los demás signos.

Volviendo al pobre chico del 20 deoctubre, resulta que, en verdad, eraun Leo, signo de Fuego, otra vez difí-cilmente compatible con una Taurocomo yo... Además dicen que los sig-nos tienen mucho que ver con el ani-mal que representan, y ustedes verán,un toro con un león, ni de coña. Lodejé plantado, claro, qué necesidadde andar sufriendo otra vez.

Lo cierto es que, más tarde, me paréa pensar que mi signo real tambiénhabía que desplazarlo hacia atrás, osea, y empecé a sospechar que quizáyo soy Aries, signo de Fuego. Mirélas características de los arianos, y laverdad, yo no sé cómo he podidopensar que era una Tauro auténtica.Siendo Aries yo encajaba perfecta-mente con aquel Libra teórico que enrealidad era un Virgo que debía serun Leo... Pufffff, me estoy mareando,ya no sé de quién fiarme.

Pero hay que ser optimistas y pensaren positivo: supongamos que yo sólosoy compatible con un signo, el quesea; si somos unos 6.000 millones de

personas en el mundo,y esencialmente nosclasificamos en docetipos de personalidad,uno por signo, debehaber unos 500 millo-nes de seres humanos,casi la mitad varones,compatibles conmigo.Será cuestión de tiem-po dar con el candidatoadecuado.

Y si no, pues me pasoal horóscopo chino.

Total, me parece a mí que debe tenermás o menos el mismo fundamentoque el occidental...

Inés Rodríguez Hidalgo

el escéptico51

Las constelaciones noson todas igual degrandes. Virgo esenorme y debería

durar 45 días; a Leo yPiscis les tocarían 37y 38 días respectiva-mente; pero Escorpio

es una birria y lecorresponde una

semanita escasa...

Desde que se "inven-taron" los signos del

zodiaco se ha produci-do un desplazamientohacia atrás de más de

una constelación.Actualmente el 21 de

marzo el Sol ya nosale en Aries sino enPiscis, y dentro depoco, en Acuario...

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A S T R O L O G Í A

el escéptico 52

Hace algunos veranos, durante las vacaciones,como era (y es) difícil conciliar el sueño, mepuse a jugar a la ruleta rusa con el mando a dis-

tancia del televisor a altas horas de la madrugada. Encontréque varias cadenas emitían programas y/o sesiones de astrolo-gía interminables, muchas veces en directo, vía teléfono.

En los últimos veranos la ofensiva se amplió a horarios más nobles, omejor dicho, a prácticamente todos los horarios. El signo de cáncer se hadesperdigado por las pantallas (por cierto, nunca he oído a nadie calificar estosprogramas como telebasura). No es mi intención discutir aquí si hay que dar, ono, crédito a las predicciones astrológicas. Creo que eso es un asunto zanjado. Sinembargo, aunque noto en la población un cierto tono de descrédito, también verificouna especie de síndrome del psicólogo. Me explicaré. Cuando alguna persona tienealgún problema de origen psicológico, generalmente se dirige a un especialista pero,¡curioso!: el problema no es con ella, es con un amigo, con un primo, cualquier otro parien-te o conocido. Lo mismo pasa con la astrología: no creo en ella, dicen, pero un primo mío vasiempre a las consultas. Por cierto, ¿de qué signo eres?

Ahí está el problema. Una nueva versión de no creo en las meigas pero, haberlas sí que las hay.Parece ser que sí. La persona en cuestión dice no dar crédito a la astrología porque, piensa, esta cre-encia no está bien vista política e intelectualmente pero a la vez, en su fuero interno, esta actitud setambalea. El problema de la astrología, para el que la sigue, no es si tiene base científica o no. Eso letiene sin cuidado. Lo que de verdad le importa es si la astrología puede o no resolver sus problemas

Los astrónomos y astrofísicos nosólo deberíamos prestar a la

comunidad servicios de ordentecno-científico o educativo, sinotambién metiéndonos de cabeza

en el asunto de la astrología.

LA MADRE LOCAD E U N A

HIJA CUERDALA MADRE LOCA

D E U N A HIJA CUERDA

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y, en su defecto, pasarle las informaciones del "examen" para que, con tiempo, lo puedaabordar sin problemas. Además, la astrología es inocua, no produce dolor aunque pocos

han pensado en el mal que causa por las sugerencias que genera.

¿Y qué hacemos los astrónomos y astrofísicos para combatir esta plaga? Pues, nada. Nos ins-talamos cómodamente en nuestros observatorios y despachos y nos dedicamos a observacio-

nes importantísimas y teorías de última generación, olvidándonos de nuestra otra obligaciónque es enseñar y educar al público. Había un tiempo en que los astrónomos tenían una

utilidad práctica inmediata, tal como proporcionar el servicio de la hora, o predic-ciones de las mareas, etc. Pero tales utilidades han ido disminuyendo con

el advenimiento de los relojes atómicos y con las informacio-nes televisivas sobre el mar. Creo firmemente que no sólodeberíamos prestar servicios a la comunidad de orden tecno-científico o educativo, hablando de las estrellas o galaxias,sino también metiéndonos de cabeza en el asunto de la astro-logía. Deberíamos reivindicar espacios en la tele, en la radioy en los periódicos para combatir este SIDA intelectual. Escierto que la sección de astrología ya forma parte de la "cul-tura" de la comunicación actual y no será fácil destronarla.Aunque ardua, considero tal tarea ampliamente esencial oestaremos pecando por omisión.

Bueno, ya he expuesto esta idea, que no es nueva. Ahora,¿cómo colgar el cascabel en el cuello del gato? Pues, discu-tiendo el asunto. Propongo un debate entre los profesionalesde la astronomía y de la astrofísica con el fin de encontrarlos medios más eficaces de combatir esta estafa. Creo queya sería un avance si los profesionales tomasen en serioesta preocupación y manifestasen su intención de cola-borar en el proyecto. Estaríamos prestando un gran ser-vicio a la sociedad, que es a fin de cuentas la que nospaga. El deber de un médico no es solo curar unaenfermedad; es también enseñar como se puedeprevenir dicha dolencia. Por ahí deberíamos ir.

Antonio Claret

el escépticoel escéptico53

Capítulo XV del libro Azarquiel y Otras Historias. La Astronomía en El-Andalus (IAA,2004), del investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, Antonio Claret.Distribuido gratuitamente por el autor y reproducido en El Escéptico con su permiso.

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G U Í A D I G I T A L

el escéptico 54

Los partidarios del Diseño Inteligente afirmanque existen pruebas científicas de la interven-ción de un ser inteligente en el proceso evolu-

tivo. ¿Extraterrestres muy avanzados? ¿Seres de otras“dimensiones”? En realidad piensan en Dios, aunqueno decirlo bien claro forma parte de su estrategia. Ese“diseñador” habría creado, en los seres vivos, losórganos y los mecanismos complejos que la teoría dela evolución, según estas mentes estrechas, no consi-gue explicar.

Aunque los interesados lo nieguen, se trata de unanueva forma de creacionismo más avanzada, sutil yresbaladiza que la usual y palurda interpretación lite-ral de la Biblia. Y quizá más preocupante. Se haexpandido por los Estados Unidos a la velocidad delrayo y podemos ver con preocupación como hasta elmismo presidente de los EEUU es un defensor de lamisma, al que gustaría se enseñara en las escuelas. Alocultar sus elementos de fanatismo religioso, quedán-dose en pseudociencia refinada con aires académicos,está lista para la colonización de Europa. Hace unosmeses, por ejemplo, la Ministra de Educación,Ciencia y Cultura de los Países Bajos mostró suinterés positivo por el Intelligent Design (ID), afir-mando que la teoría de la evolución estaba “incom-pleta” y que es necesario un “debate amplio” sobre suenseñanza en las escuelas.

En el número 4 de El Escéptico ya hablamos de laprincipal referencia en Internet sobre creacionismo yevolución: www.talkorigins.org. La respuesta de suscreadores a la amenaza del ID ha sido la publicaciónde un sitio específico: www.talkdesign.org. El objeti-

vo de Talkdesign es reunir el material disperso por lared acerca de este tema. Además, la gran experienciade sus autores les capacita para producir tambiénexcelentes recursos propios.

Probablemente sea el FAQ (respuestas a preguntasfrecuentes) uno de los textos más valiosos para losescépticos. Allí aprenderemos qué es el DiseñoInteligente, en qué se diferencia del creacionismoconvencional, si son o no científicos sus promotores,qué significan y qué relevancia tienen conceptoscomo “complejidad especificada” o qué papel juegaen todo este galimatías la Teoría de la Información.

En el apartado de Artículos tenemos refutaciones delos principales argumentos de los IDiots (como se lesllama a veces cariñosamente). Actualmente hay unosdiecisiete textos, en su mayoría bastante profundos.Destacamos por su amenidad “La ComplejidadIrreducible desmistificada”, de Pete Dunkelberg.

Complejidad irreducible es un concepto inventadopor Michael Behe, una de las principales figuras delID. Se refiere a sistemas con alta interdependenciaentre sus componentes que, supuestamente, no hanpodido evolucionar a través de etapas más simples. Elinteresante flagelo bacteriano (órgano propulsor delas bacterias que consta de un motor rotatorio) o lacompleja cascada de reacciones que desencadenan lacoagulación sanguínea, son dos ejemplos preferidos.

También es muy iluminadora la extensa crítica queRichard Wein hace del libro No Free Lunch, deWilliam Dembski, otro de los pesos pesados del ID.

CONTRA EL“D I S E Ñ OINTELIGENTE”

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Wein se luce especialmente desmontando las falaciassobre probabilidad y estadística. Los argumentospseudomatemáticos sobre la supuesta improbabilidadde los acontecimientos evolutivos son muy utilizadospor los creacionistas para impresionar a sus lectores.

A través de Talkdesign podemos acceder a foros dediscusión sobre creacionismo alojados en otro sitioweb relacionado: www.antievolution.org. Nadamenos que cinco de esos foros están dedicados adiferentes aspectos del Diseño Inteligente: noticias,críticas de libros, crítica de argumentos... Un datocurioso: según uno de los participantes existe unextraño vínculo entre los defensores del ID y elmovimiento de negación pseudocientífica del virusdel SIDA.

En contra de Talkdesign puede decirse que fue inau-gurado ya en el año 2002 y, sin embargo, aún no esun gran sitio. Los artículos están muy bien, peroquedan muchos otros por recopilar y enlazar. Inclusofaltan algunos textos que sí podemos encontrar entalkorigins, el sitio progenitor. No parece haber bue-nas excusas para esta ausencia de vínculos, teniendoen cuenta que ambos sitios no están bien diferencia-dos. La página de enlaces de talkdesign es la misma

que la de talkorigins, y lo mismo ocurre con elapartado de feedback (por cierto, muy recomendado,con críticas y preguntas de los lectores y excelentesrespuestas). Finalmente, dada la “actualidad” deltema, se echa en falta un buen listado de noticias fres-cas sobre el Diseño Inteligente y sus derivacionespolíticas y académicas en la portada.

Talkdesign es un buen sitio de consulta sobre unapseudociencia relativamente nueva y en expansión,pero aún no es El Sitio. Los creadores detalkorigins.org están haciendo un esfuerzo titánicocontra el creacionismo en sentido amplio. Quizá den-tro de algún tiempo, el movimiento del DiseñoInteligente supere en influencia a los creacionistas dela Tierra Joven y similares. La respuesta de los evolu-cionistas en Internet tendrá entonces una buena baseen talkdesign.

Ernesto J. Carmena

el escéptico55

http://www.talkdesign.orgRecursos: 7 Enlaces: 8 Presentación: 7

Velocidad de carga: alta

www.talkdesign.org

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EPISTEMOLOGÍA

el escéptico 56

Una visión simplista de lapercepción y el análisispuede verse, desde el

punto de vista psicológico como laexistencia de dos mundos: el"mundo exterior" y "mi mundo".El mundo exterior es la realidad taly como es. "Mi mundo" es tanparecido al mundo real como lopermiten mis sentidos si y sólo sirealizo un análisis crítico de mispercepciones. Éstas pueden serengañosas o incompletas, tanto através de mis sentidos como deforma instrumental.

Desde mi punto de vista, tal acti-tud crítica sólo se puede realizarteniendo un espíritu científico.Esta actitud consiste básicamenteen aplicar el método científico anuestras percepciones, mientrassea posible, o aproximarnos adicho método tanto como poda-mos cuando la realización comple-ta del método no sea posible.

Algunas características de la cien-cia que son comunes a casi todaslas concepciones posibles son lasde concisión, claridad y precisiónen la declaración de hipótesis, teo-rías, modelos o leyes.

- La concisión consiste en expresarlas ideas de la forma más escuetaposible, sin circunloquios que pue-dan empañar la transmisión de laidea.

- La claridad implica que el len-guaje utilizado no puede contenerni prejuicios personales ni ambi-güedades que permitan diferentesinterpretaciones de la misma afir-mación.

- La precisión implica que nuestraafirmación debe referirse a un con-junto de sucesosclaramente defi-n i d o s e n u nmarco físico biendefinido.

La pregunta quenos podemosrealizar es ¿sepuede exigir a la definición de loque es ciencia las mismas caracte-rísticas que a la propia ciencia?Realmente, al hablar de lo que es,lo que estamos utilizando es unmetalenguaje. Ningún metalen-guaje tiene por qué tener las mis-mas características que el objetosobre el que habla. Sin embargo,

creo que estas características pue-den ser exigibles de forma genéri-ca y sobre todo a la epistemología(la epistemología es la rama de lafilosofía cuyo objeto de estudio esel conocimiento, especialmente elcientífico).

Una de las características básicasde la ciencia es su fiabilidad. Estafiabilidad no es la fiabilidad técni-ca en lo que se refiere a las garan-tías de un buen funcionamiento delsistema que se trate. La fiabilidadcientífica determina que una

estructura teóricaes fiable en lamedida en la queexplica los suce-sos naturales ypermite predecir-los correctamen-te. Esta condiciónde fiabilidad es

mucho más estricta que la pura-mente técnica en la que fallossuficientemente infrecuentes per-miten asegurar una alta fiabilidaddel sistema. La fiabilidad científi-ca es fiabilidad absoluta, no per-mite un solo error. Uno solo puedeexigir una revisión completa deuna teoría.

LA CIENCIA(UNA VISIÓN PERSONAL)

Lo que voy a presentar es una visión personal sobre lo que, en miopinión, es un concepto esencial para el razonamiento crítico: laciencia y su método. Como visión personal es sólo una opinión queespero que encuentre, amigo lector, estructurada y razonable. Opinoque el conocimiento del método (sea éste el que sea) permite, tantosu aplicación de forma directa o como aproximada, tener una visiónrazonablemente crítica sobre los sucesos diarios que difícilmentepueden serlo sin él.

La fiabilidad científicaes fiabilidad absoluta,

no permite un soloerror. Uno solo puede

exigir una revisióncompleta de una teoría

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Es fácil estar de acuerdo,en cualquier caso, en quela ciencia tiene como ele-mento esencial no sólo lafiabilidad, sino también lainferencia. Existen dostipos de inferencias: lainducción y la deducción.La inducción consiste enremontarse desde los casosparticulares a las leyesgenerales y la deducciónes el proceso inverso.

Durante mucho tiempo sepensó en que la inducciónera el método científicopor excelencia, gracias alcual se pasaba de la expe-riencia a las leyes y deéstas a las teorías. Aunquemuchas veces esta sea lapraxis, la realidad es quelas teorías así realizadasestán fuertemente influen-ciadas por las preconcep-ciones de los investigado-res. Por ejemplo, mediante balan-zas y pesas no podemos determi-nar si la masa es una magnitudescalar o vectorial ni de cómo serelaciona con el peso, de tal formaque cualquier elección a partir delos hechos (medidas) determina-dos por las balanzas está forzosa-mente influida por los prejuiciosde los científicos. La medición essólo significativacientíficamente sidisponemos de lateoría que permitaconstruir los instru-mentos e interpretarsus datos. Sinembargo, la inferencia deductivatiene un comportamiento lógicomucho más fuerte.

Para explicarlo creo que lo mejorpuede ser un ejemplo. Planteemosuna hipótesis: "Todos los animalesvuelan". Deducimos de esta hipó-

tesis que los pájaros, que, eviden-temente son animales, vuelan. Y locomprobamos experimentalmente.Hemos demostrado que la hipóte-sis es cierta. Este ejemplo permitever la regla lógica que dice que deuna falsedad pueden deducirseconsecuencias verdaderas (la ver-dad del consiguiente no se siguedel antecedente). Pero este método

va más allá,porque, a pesarde esta debili-dad, el métodose refuerza conla experimen-tación porque

basta un sólo caso para demostrarla falsedad del antecedente. De ahíla provisionalidad de las teorías.

Una vez esbozado el método cien-tífico y antes de entrar en una defi-nición más rigurosa de ciencia voya plantear unas cuantas definicio-

nes que son necesarias para inter-pretar correctamente las afirma-ciones siguientes. Estas definicio-nes pueden no coincidir con ladefinición común de las palabras autilizar. En lugar de estas palabraspodría utilizar un conjunto de asig-naciones como: certeza="x" o ver-dad="1", sin embargo, eso conver-tiría a este texto en algo engorrosoy difícil de seguir por personas nohabituadas a este tipo de lenguaje.Veamos dichas definiciones:

— Verdades: son afirmacionesincontestables sobre las que no sepuede verter duda alguna. El ejem-plo típico es 2+2=4 en base mayorque 4. Es algo incontestable. Esmás, podríamos reducirlo a || + || =|||| puesto que con palotes (cosas)ya no dependemos de ningunabase. Por desgracia, esta defini-ción sólo permite realizar afirma-ciones con esta cualidad de "ver-

el escéptico57

La ciencia tiene comoelemento esencial nosólo la fiabilidad, sinotambién la inferencia

Artículo de Einstein, publicado en la revista científica Annalen der Physik en 1916, sobre la Teoría General de la Relatividad (Archivo)

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el escéptico 58

dad" dentro de los lenguajes for-males.

— Certezas: son afirmacionesseguras. Sobre estas afirmacionesse pueden plantear dudas que lasponen a prueba. El ejemplo es, siestando en la superficie de laTierra suelto una piedra esta caecon movimiento acelerado hacia elcentro del planeta. Estoy seguro deque sucederá, sin embargo no esalgo incontestable. Más adelanteveremos que si no realizamos estaafirmación con suficiente preci-sión no tiene ni tan siquiera la cua-lidad de certeza.

— Falsedades: son afirmacionesque son contradictorias con obser-vaciones del mundo físico.o Falsación: es el proceso por elcual se demuestra que una afirma-ción es falsa.o Falsabilidad: es una propiedadde las afirmaciones. Las afirma-ciones falsables tienen la propie-dad de que es posible diseñarexperimentos en los que una res-puesta determinada podrían falsarla afirmación. No hay que confun-dir esta capacidad con el hecho dela falsación.

El criterio de falsación es un crite-rio de demarcación. Es decir, esuna frontera entre aquellas afirma-ciones que, con seguridad, no pue-den ser llamadas científicas delresto. Como criterio de demarca-ción nos sirve para eliminar unconjunto de afirmaciones que notienen el carácter de científicas.

Las afirmaciones científicas nuncason verdaderas, sólo son ciertas.Pero son ciertas sin duda alguna.Es decir, las predicciones que sededucen de las teorías científicassiempre son ciertas. Sin embargo,puede suceder que alguna vez,estas predicciones no se cumplan

(dado que carecen de la cualidadde ser ciertas). Si esto sucede, sepone en marcha el método científi-co para determinar si el sucesoesperado en cuestión no ha tenidolugar por causas que no han sidotenidas en cuenta. Si no es así, elsuceso en cuestión niega toda lateoría.

El criterio de demarcación no es nimás ni menos que el modus tolensdel método hipotético-deductivo-experimental. Sóloun experimentonegativo sirve paraderrocar una teoría.Este método deter-mina exactamentelo que es el conoci-miento científicode lo que no lo es.Cualquier afirma-ción que sufra esteproceso puede cali-ficarse como afirmación científica.Pero, ¿cómo se aplica este méto-do? A partir de observaciones (lomás común), conjeturas, uso dedrogas, sueños, intuiciones o cual-quier otro método se genera unahipótesis. Desde las hipótesis, yutilizando las herramientas lógico-matemáticas, se lleva a cabo unconjunto de deducciones derivadasde estas hipótesis, que permitegenerar un amplio conjunto depredicciones. Las prediccionesdeben ser comprobadas poniendoa prueba a la tozuda naturaleza encondiciones controladas. Si losexperimentos concuerdan con laspredicciones y la hipótesis es fal-sable entonces estamos ante unaafirmación científica. Los experi-mentos son las evidencias necesa-rias para confirmar las hipótesis.

En muchos casos, se confunde laexperimentación con la observa-ción. La observación, en general,no es un experimento pues carece

de los elementos de control nece-sarios para que ninguna condiciónextraña interfiera en los resulta-dos, tanto para dar resultadosincongruentes con la prediccióncomo falsamente congruentes. Noson, en si mismas, pruebas de nadasólo, como diría un abogado, prue-bas circunstanciales. Muchashipótesis que de forma comúnsolemos calificar como científicasestán basadas en observaciones,multitud de observaciones, sin

e m b a r g o ,en sentidoestricto, noson afirma-ciones cien-tíficas. Mása d e l a n t eanalizaré lacalidad deestas afir-m a c i o n e sque, sin ser

científicas, son, muchas veces,grandes avances de conocimiento.

Como ya hemos comentado laciencia es provisional, pero tam-bién es cierta. Esto permite asegu-rar que la concepción científica dela naturaleza es cierta, que nos vaa permitir interpretarla y predecir-la pero que, tal vez, algún díadicha certeza desaparezca sola-mente por un hecho y que hayaque reconstruir dicha certeza enunas nuevas condiciones.

Por otro lado, toda la ciencia seconstruye sobre una induccióncomo es la de que el espacio esisótropo, es decir, que en cualquierpunto del Universo, las teoríasseguirán prediciendo los compor-tamientos de la misma forma y losexperimentos resultantes darán elmismo resultado. Esta inducciónes absolutamente indispensablepara la ciencia puesto que si no seadmite la isotropía, la ciencia se

Si los experimentos con-cuerdan con las predic-ciones y la hipótesis esfalsable entonces esta-

mos ante una afirmacióncientífica. Los experimen-

tos son las evidenciasnecesarias para confir-

mar las hipótesis

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LA CIENCIA (UNA VISIÓN PERSONAL)

el escéptico59

convierte en un conocimientolocal y carente de validez más alládel lugar en el que se realizan losexperimentos. Dada la experien-cia, es muy razonable aceptardicha inducción como base de todala ciencia.

Aquí podríaacabar miexposiciónsobre lo quees y no esciencia. Deforma resu-mida podríadecirse que la ciencia es el conoci-miento cierto. El método de laciencia es el método hipotético-deductivo-experimental y que elcriterio de demarcación nos permi-te determinar a priori qué afirma-ciones no son científicas. Sinembargo, ante una afirmación tandura es necesario realizar muchasconsideraciones y puntualizacio-nes que iré desgranando en lossiguientes párrafos.

Las hipótesis que superan todo elproceso del método científico seconvierten en una teoría (o varias).Pero las teorías científicas cam-bian con el tiempo, nueva teoríassustituyen a las antiguas. ¿Cómopuede casar esto con la afirmaciónde que las teorías son ciertas? Esrelativamente sencillo: la certezade las teorías nos permite estarseguros de que las predicciones sevan a cumplir, sin embargo, si unsuceso niega una hipótesis quieredecir que esta hipótesis era incom-pleta o, en el caso peor, completa-mente errónea.

A lo largo de la historia de la cien-cia, pocas teorías han sido erró-neas y la inmensa mayoría eransimplemente incompletas. Enestos casos, las nuevas teoríasdeben incluir a las antiguas como

teorías ciertas en condiciones res-tringidas. Este es otra de las cuali-dades de la ciencia. La ciencia esacumulable, de tal forma que losnuevos conocimientos no niegancompletamente a los anteriores

sino que loscomplementan,amplían y gene-ralizan.

Un ejemplo típi-co puede ser laTeoría Generalde la Relativi-dad frente a la

Teoría de Gravitación Universal.La segunda se cumple en condi-ciones de campo gravitatoriopequeñas como aproximación de

la primera, más general pero máscompleja. En muchísimos casos,nos sobra con la Teoría deGravitación Universal para reali-zar predicciones lo suficientemen-te buenas como para que el errorcometido sea menor que la preci-sión de nuestra medida del fenó-meno.

Algunas veces, en el quehacercientífico aparecen nuevas hipóte-sis para fenómenos para los que yaexisten teorías científicamentecorrectas. En estos casos las teorí-as entran en competencia en algoque se podría hablar de una espe-cie de "supervivencia de la másapta". La más apta será la que seacapaz de ser más congruente con

El método de la ciencia esel método hipotético-

deductivo-experimental yel criterio de demarcaciónnos permite determinar a

priori qué afirmaciones noson científicas

Karl Popper (Archivo)

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otras teorías, más amplia o mássimple.

Además de las teorías, tenemosleyes y modelos. Las leyes sonsólo expresiones del conocimientoexperimental. Sucesos que secumplen en ciertas condiciones deforma regular. Basta con recordarla ley de Ohm como ejemplo prác-tico. Esta ley sólo se cumple parametales y dentro de ciertas condi-ciones físicas. Respecto del méto-do científico faltan las hipótesis yla deducción se obtiene comoregularidad a partir de los experi-mentos (dirección contraria).Algunas leyes, con el tiempo, sir-ven para generar hipótesis que soncapaces de resistir todo el procesocientífico. En estos casos las leyespasan, por si mismas, a ser teorías.

Los científicos llaman modelos ados cosas distintas. Los modelosen sentido estricto son explicacio-nes conceptuales de las observa-ciones que sirven para comprenderprocesos físicos. Se utilizan cuan-do se carece de los métodos mate-máticos necesarios para realizardeducciones de forma lógico-matemática y, por tanto, cuando sees incapaz de predecir. Sin embar-go, estos modelos sí que se ajustana las observaciones que se tienende la naturaleza y por tanto sonmuy buenos métodos para adquirir

conocimiento. En estos casos loque falla es el elemento deductivo-predictivo del método.

También se aplica la denomina-ción de modelos a aquellas afir-maciones que permiten ser ejecu-tadas como si del método científi-co se tratase pero en el que, enlugar de experimentos sólo se dis-pone de observaciones. En estasituación, llamarlo teoría es real-mente arriesgado por los motivosque ya he expuesto anteriormente.Con el tiempo, nuevos aparatosmatemáticos o tecnológicos per-miten solventar las dificultadesque tenían los modelos para serteorías y pasan a serlo tras sufrirtodo el proceso conceptual quedebe seguir una teoría.

Tanto las leyes como los modelosson elementos necesarios en eldesarrollo de la ciencia. No sonconocimientos ciertos en sentidoestricto, pero un modelo que expli-ca de forma suficientemente gene-ral las observaciones -cuando éstasson muy numerosas- lo convierteen el conocimiento más próximoal científico de los que se puededisponer. Las leyes son tecnológi-camente muy útiles, aunque sólo laexpresión del conocimiento pura-mente empírico permite que la téc-nica continúe avanzando.

Hasta ahora no he hablado de nin-guno de los corpus del conoci-miento y creo que ya va siendohora. El método científico se ajus-ta muy bien a conocimientos comola física o la química; se ajustapeor a la biología, la psicología ola filología; muy mal a la historia oa la filosofía; y no se ajusta -o lohace pésimamente- a la literatura ola música. Hablando de los corpusdel conocimiento se hacen genera-lizaciones que incurren en agra-vios. Éstos son calificacionesbasadas en la proporción de afir-maciones de cada uno de los cor-pus que pueden ser consideradascomo científicas y no al carácterdel campo en concreto.

Todos estos conocimientos sonperfectamente válidos para elavance de la humanidad y sólounos pocos son científicos.Entonces ¿para qué sirve el méto-do científico? El método científicosirve para delimitar qué afirmacio-nes permiten realizar prediccionesseguras y cuáles son más o menosdependientes de la situación, laopinión, las culturas, las tenden-cias estéticas, etcétera.

Eloy Anguiano Rey

el escéptico 60

LA CIENCIA (UNA VISIÓN PERSONAL)

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Una buena calidad de vidarequiere que seamos capa-ces de evaluar nuestro

entorno racionalmente. Cuestionessimples como cruzar una calle,comprar, comer o escuchar a nues-tro médico requieren tres técnicasbásicas: pensamiento crítico, razo-namiento basado en las pruebas ycuestionamiento de la autoridad.

En este artículo nos centraremosen el último de ellos: el cuestiona-miento de la autoridad, si bien seránecesario exponer brevemente losdos primeros, ya que son impres-cindibles para poder llevarlo a lapráctica. Estas mismas habilidadesson, también, básicas en el trabajocientífico ya que, tanto para unapersona corriente como para uncientífico, es necesario entender suentorno. En realidad este breveartículo es una recopilación delmaterial que ofrezco a estudiantesque por primera vez estudian losmétodos de la ciencia; este comen-tario no debe desanimar al lectorno científico ya que tanto la cien-cia como el quehacer cotidiano tie-nen más aspectos en común de loque se puede suponer.

A aquellos de ustedes acostumbra-dos a tratar temas de ciencia yescepticismo posiblemente lesparezca que lo aquí expuesto esbastante obvio, pero quizá puedaserles útil a la hora de relacionarsecon estudiantes, amigos, colegas oun público más amplio.

PENSAMIENTO CRÍTICOEl pensamiento crítico requiere, asu vez, ocho habilidades. Estashabilidades suponen entender elproblema claramente, considerartodos los posibles puntos de vista

del mismo, dejar a un lado los sen-timientos y estar dispuesto a serflexible cuando las soluciones sonimperfectas. Las habilidades conlas que se debería abordar cual-quier cuestión son las siguientes.

CRÍTICA

el escéptico 62

EL ARGUMENTO DEAUTORIDAD

HABILIDADES TÉCNICAS SENCILLAS

1. Preguntar: Se debe estardispuesto a hacer preguntas. Empezar preguntando: “¿Por qué?”

2. Definir el problema. Redefinir la cuestión de varias for-mas distintas hasta que esté clara.

3. Examinar las pruebas.Preguntarse qué pruebas apoyan ycuáles rebaten la afirmación. ¿Escreíble?

4. Analizar las suposiciones ylos prejuicios.

Hacer una lista de las pruebas enque se basa cada parte del argumen-to. Las suposiciones y los prejuiciosson elementos que no se justificanmediante prueba alguna, de maneraque deberán ser eliminados de pos-teriores consideraciones.

5. Evitar los razonamientosbasados en sentimientos yemociones.

Identificar las influencias afectivas ylas “corazonadas” en los argumentosy eliminarlos.

6. No simplificar en exceso. No generalizar a partir de pocaspruebas.

7. Tomar en consideraciónotras posibles interpretaciones.

Asegurarse de que se tienen encuenta en la discusión otros puntosde vista alternativos.

8. Tolerar la incertidumbre.

Estar preparados para aceptar tantorespuestas provisionales (cuando laspruebas no son concluyentes), comonuevas respuestas cuando nuevosindicios así nos lo aconsejen.

Tabla 1. Habilidades requeridas para un pensamiento crítico (Wade yTabris, 1990) y técnicas sencillas para llevarlas a la práctica.

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Las tres primeras habilidades pare-cen evidentes, pero las otras resul-tan a menudo difíciles de llevar ala prácticadebido a lapropia natu-raleza huma-na. Analizarlas suposi-ciones y los prejuicios propiosrequiere una cierta capacidad deintrospección. Todos tenemos pre-juicios basados en nuestras creen-cias y experiencias pasadas, perodebemos apartarlas cuando necesi-temos entender la manera comofunciona el mundo. Esto resulta,muy frecuentemente, difícil delograr porque no estamos protegi-dos de nuestros propios prejuicios.Una manera de identificar un pre-juicio es hacer una lista de nues-tros sentimientos y conocimientossobre un tema, a continuación usarlas pruebas: si no apoyan nuestrossentimientos, quizá la sensaciónestá injustificada. Más tarde, des-pués de examinar otros factores, sepodrá volver al problema con unamejor comprensión de nuestraspredisposiciones emocionales. Encaso de contradicción, las sensa-ciones deberían ser descartadaspara adoptar, en su lugar, lasopciones apoyadas por los hechos.

Las tres últimas habilidades sonparticularmente complicadas.Todos necesitamos explicacionesy, por tanto, tendemos a sacar con-clusiones basadas en un escasonúmero de pruebas. De nuevo,necesitaremos repasarlas paradeterminar si son suficientes.Siempre se deben buscar interpre-taciones alternativas, incluso si las

nuestras parecen convincentes. Enciencia, este proceso es conocidocomo el "método de las múltiples

hipótesis de traba-jo", se trata de unmétodo especial-mente potente deacercarse a la ver-dad (Chamberlain

1897; Platt 1964; Lipps 1999).¿Permiten las pruebas otras hipó-tesis de trabajo? Intente abordar deotra manera las observaciones ylos fenómenos en los que está inte-resado.

Por último, debe soportar la incer-tidumbre. A nadie le gustan lasdudas, ya que todos queremos (oquizá necesitemos) saber qué habíaantes de nosotros, por qué nos ocu-

rren las cosas o qué ocurre cuandomorimos. Aunque difícil, tolerar laincertidumbre puede ser llevado ala práctica dejando a un lado lasdudas y, por el momento, aceptar-las como tales y seguir adelante.

RAZONAMIENTO BASA-DO EN LAS PRUEBASDeberíamos usar este estilo derazonamiento tanto en nuestra vidacotidiana como en nuestros traba-jos científicos para evaluar los dis-tintos problemas y afirmaciones alas que nos enfrentamos, incluso siesas afirmaciones las hacemosnosotros mismos. Todas las aseve-raciones deberían, idealmente,estar sujetas al análisis que se per-fila en la Tabla 2.

el escéptico63

A menudo se nos exige aceptar la palabra de otra persona, pero ¿cómo podemos juzgar si es realmente una autoridad en esa materia?

La ciencia y el quehacercotidiano tienen más

aspectos en común delo que se puede suponer

REGLAS DE UN RAZONAMIENTOBASADO EN LAS PRUEBAS ¿QUÉ HACER?

1. FalsabilidadTener en cuenta todas las pruebasque podrían demostrar que una afir-mación es falsa.

2. Lógica El argumento debe ser consistentedesde el punto de vista de la lógica.

3. Exhaustividad Se deben usar todas las pruebas dis-ponibles

4. Honradez Supone evaluar las pruebas sin teneren cuenta un posible autoengaño.

5. Replicabilidad Las pruebas deben poder ser repro-ducidas.

6. Suficiencia

A. La carga de la prueba recae enquien propone la afirmación.

B. Afirmaciones extraordinariasrequieren pruebas extraordinarias.

C. El criterio de autoridad y/o los tes-timonios son siempre inadecuados.

Tabla 2. Características del razonamiento basado en las pruebas (Left,1990), o guía para disfrutar de una vida inteligente y del uso del método

científico (Lipps, 1999). Todas las afirmaciones, sean científicas o no,deberían estar sujetas a estas reglas para asegurar su veracidad.

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De todos los puntos, quizá el máscrítico sea el último. Cualquierafirmación debe ser suficiente o, enotras palabras, los demás no tene-mos que demostrar que es falsapara poder cuestionarla, es quienrealiza la afirmación el que debesustentar la veracidad de la misma.En segundo lugar, cuanto másextraordinaria sea una afirmaciónmás extraordinarias deben ser laspruebas en las que se sustenta. Porejemplo, si una persona le aseguraque existe una hierba que le puedecurar un cáncer,antes de cerraralgún trato y poneren peligro su vida,deberá exigir prue-bas exhaustivassobre lo que leestán ofreciendo.O, si una personaafirma que hay unextraterrestre en su garaje, no acep-te una fotografía como prueba¡pídale un trozo del mismo para suposterior estudio! Por último, lapalabra de alguien nunca es sufi-ciente para establecer la veracidadde una afirmación. Este artículoapunta en esa dirección: cuándo esposible tener en cuenta las afirma-ciones de alguien basándose en quees una autoridad en la materia.

CUESTIONANDO LA AUTORIDADPoner a prueba la autoridad dealguien exige un especial cuidadoya que prácticamente a diario todosdependemos de "expertos" pararecabar información. En cienciaocurre otro tanto, los científi-cos dependemos de otroscientíficos para obtener ciertasinformaciones o datos sencilla-mente porque no se puede saberabsolutamente todo sobre todo.Los artículos científicos están lle-nos de referencias al trabajo de

otros. De hecho, la evaluación deesos trabajos es una parcela delquehacer de la ciencia. Algo seme-jante debería ocurrir en nuestravida corriente.

¿En quien podemos confiar? No esuna pregunta fácil de responder.Un científico tratando con un agen-te de seguros para vehículos puedeser tan proclive a confiar en unapseudoautoridad como cualquierotro. Un político que escuche unargumento a favor de una legisla-

ción muy concre-ta puede ser inca-paz de juzgar laimparcialidad delponente y votarequivocadamen-te. Un ama decasa puede escu-char a una famosaestrella promo-

cionando un artículo para el hogaren televisión y comprarlo. Todo elmundo es susceptible de realizarjuicios equivocados de autoridad.

A continuación expondremosalgunas líneas generales para juz-gar el valor de las aseveracionesde alguien enuna determinadamateria, aunquehay que ser pre-cavidos, ya quecada caso es dis-tinto, así deberemos tener a nues-tra disposición algunos otrosmétodos alternativos. El procedi-miento habitual de explorar elvalor de la opinión de un supuestoexperto consiste en someterlo auna serie de "preguntas sonda".

En general, todos cuestionamos laautoridad de cualquier expertopero, en ocasiones, embargadospor la emoción o el calor de deter-minada situación, podemos olvi-dar hacerlo.

Si el experto no puede superar loscriterios generales que se exponena continuación, no le crea.Naturalmente, éstas no son las úni-cas vías para juzgar la autoridad dealguien, es necesario tener encuenta que siempre podemosencontrarnos con charlatanes queposean la habilidad suficientecomo para superar estos criterios.Esté alerta.

1. Lo más importante, ¿usael experto las técnicas del pensa-miento crítico y de razonamientobasado en las pruebas enumeradasen las Tablas 1 y 2? En caso de nohacerlo, interróguelo empleandousted mismo dichas técnicas y nolo considere creíble hasta que lefacilite las pruebas necesarias.

2. ¿Se trata de una autori-dad acreditada en la materia? Paraconsiderar a alguien un experto esnecesario que tenga suficienteexperiencia, estudios y dominio delas técnicas básicas del campo encuestión. ¿Tienen títulos de algunauniversidad o escuela superior quetenga facultad, biblioteca u otrasinstalaciones que faciliten una

adecuada formaciónen el tema? ¿Ha tra-bajado en ese campodurante algún tiempopara alguna institu-ción reconocida, por

tener medios y competencia en elmismo?

3. ¿Cuáles son sus filiacio-nes? ¿Se relaciona con algunaorganización de confianza, ya seauniversidad, museo, agenciagubernamental u hospital que tra-baje en el tema? Si no es así, pre-gúntele cómo se gana la vida.

4. La organización para laque trabaja, ¿tiene algún interés enese tipo de afirmaciones? Sea pre-

el escéptico 64

Tolerar la incertidum-bre puede ser llevado a

la práctica dejando aun lado las dudas y,

por el momento, acep-tarlas como tales y

seguir adelante

Todo el mundo essusceptible de realizar

juicios equivocadosde autoridad

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cavido cuando alguien intervengaa favor de la posición o de los pro-ductos de su propia empresa.Busque pruebas independientes dela veracidad de la afirmación. Estopuede resultar complicado de lle-var a la práctica de manera coti-diana, aunque en el fondo sea algoparecido a "comprar comparan-do". Un buen "comprador compa-rativo" no se interesa únicamenteen los precios, sino en la disponi-bilidad de los productos o servi-cios, en la calidad o magnitud delos mismos, así como en las garan-tías que incluyen. ¿Le pro-porciona el experto todaesa información, o le pre-siona para que tome unadecisión sin estar prepara-do? Tenga cuidado conquienes no le permitentomarse el tiempo paraoptar por una decisión razonable-mente cuidadosa.

5. ¿Ha sido sometido eltrabajo del experto a una revisiónpor terceras personas? En otraspalabras, ¿han evaluado otrosexpertos el trabajo de manera quehaya una valoración positiva inde-pendiente de la del autor? Si no lahay, evalúelo usted mismo o bus-que otro experto. En nuestrosacuerdos normales podemos obte-ner esa información en Internet o,mejor aún, acudiendo a algunaOficina de Información alConsumidor.

6. ¿Es un experto reconoci-do en el campo? En ese caso debe-ría haber otros expertos que confí-en en él, ¿lo citan en sus trabajos?En caso de no hacerlo busque aalguien que sí les merezca con-fianza a éstos. ¿Sus conocidos hanseguido sus recomendaciones?

7. ¿Expone sus argumentossin recurrir excesivamente a hechos

sin base o insostenibles? ¿Presentasuficientes pruebas para poderevaluar sus afirmaciones? Si no lohace busque a otro experto quepueda aportar pruebas que apoyenlo dicho.

8. ¿Tiene un pasado reco-nocido en cuanto a la racionalidadde sus argumentos y su fundamen-to en pruebas? Busque informa-ción al respecto.

Incluso si se superan estas prue-bas, esté atento a los lapsus que

puedan revelar elverdadero grado deconocimiento queposee el experto.Gente conocida yrespetable es habi-tualmente consul-tada sobre cuestio-

nes ajenas a su campo de conoci-miento. Estamos saturados de tes-timonios de actores, deportistas,personajes de la televisión y multi-tud de otros que no poseen ningúnconocimiento en particular que losconvierta en una autoridad en lamateria a la que se están refirien-do. Deberíamos someter a estaspersonas al mismo tipo de pruebasque un experto desconocido paradeterminar en qué grado podemosconfiar en sus palabras. ¿Tienealguna credibilidad un PremioNóbel de Física que se pronunciesobre evolución? Parece improba-ble, ya que las pruebas e hipótesissobre evolución no suelen encon-trarse en la literatura y conoci-miento básicos de física.Sospeche. Ponga en cuestión laautoridad. Use el pensamiento crí-tico y el razonamiento basado enlas pruebas.

Diariamente tratamos con pseudo-autoridades que nos dan un argu-mento tras otro para vendernosalgo. Pregunte a su agente de segu-

ros, a su fontanero, a su médico, oa cualquiera de quien dependapara obtener servicios o productosesenciales. Un buen juicio sobre laautoridad de alguien puede aho-rrarle dinero y, quizá, pueda evi-tarle algunos pesares.

De esta manera, el pensamientocrítico, el razonamiento basado enlas pruebas y el juicio de la autori-dad son básicos para una vida inte-ligente, feliz, buena y plena. ¿Nomerece la pena tenerlos en consi-deración en nuestro día a día?

Jere H. Lipps

REFERENCIAS- Chamberlain, TC (1897). "Themethod of multiple workinghypotheses". Journal of Geo-logy 6: 837-848

- Lett, J. (1990). "A field guide tocritical thinking". SkepticalInquirer 14(2) Invierno: 153-160.

- Lipps, J. H. (1999). "This isscience?" In Scorchmoor, J andSpringer D.A., (Eds.). Evolution:Investigating the Evidence.Paleontology Society SpecialPublication 9: 3-16.

- Wade, C. y Tavris, C. (1990)."Thinking creatively and criti-cally". Skeptical Inquirer 14(4).Verano: 372-377.

EL ARGUMENTO DE AUTORIDAD

el escéptico65

¿Tiene algunacredibilidad un

Premio Nóbel deFísica que se

pronuncie sobreevolución?

Traducción de JesúsMartínez Villaro, con autori-zación, del artículo original"Judging Authority", publi-cado en inglés en la revistaSkeptical Inquirer 28 (1)January / February 2004:35-37.