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175 AISPI Edizioni, 2018 ISBN: 978-88-907897-3-1 De Venecia a Viena. Estrategias del discurso his- tórico: la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo (1565) de Ulloa. Datos inéditos El nombre de Alfonso de Ulloa no es una novedad para los que investigan las relaciones entre Italia y España en el siglo XVI, pero a pesar de que se le hayan dedicado variados estudios, algunos aspectos de su gran labor edito- rial todavía han merecido escasa atención. Nos referimos en particular, a las estrategias editoriales del extremeño en el eje espacial Venecia-Viena, cuya investigación nos restituye hoy documentos inéditos que conforman la base del presente artículo. La existencia de un vínculo afectivo y de correspondencia entre Ulloa y la segunda rama de la casa de Habsburgo ya había llamado la atención de Ru- meu de Armas en su monografía Alfonso de Ulloa, introductor de la cultura española en Italia (1973: 55-57) que, aunque lleva la fecha de 1973, sigue siendo punto de referencia obligado para los que seguimos investigando las facetas oscuras de este personaje. Daban pie para plantear la cuestión por lo menos tres datos: un aserto de Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispa- na Nova de 1783, en el que consignaba que Ulloa “in hac urbe [Venecia] publica negotia quaedam Maximiliani Caesaris fratrisque ejus Austriae Ar- chiducis, necnon et Philippi II Hispaniarum Regis Catholici gessisse eum oportet”; la aparición, en los impresos de Ulloa de principios de la década 60, de dedicatarios pertenecientes a la corte vienesa o relacionados con ella, entre ellos el propio Maximiliano II y el archiduque Fernando; en fin, la intervención mediadora de los archiduques de Austria cuando Ulloa, desde la cárcel veneciana, alrededor de 1568, reclamaba al rey Felipe II el dere- Anne-Marie Lievens Università degli Studi di Perugia Trayectorias literarias hispánicas: redes, irradiaciones y confluencias, 2018 pp. 175-207

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175AISPI Edizioni, 2018ISBN: 978-88-907897-3-1

De Venecia a Viena. Estrategias del discurso his-tórico: la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo (1565) de Ulloa. Datos inéditos

El nombre de Alfonso de Ulloa no es una novedad para los que investigan las relaciones entre Italia y España en el siglo XVI, pero a pesar de que se le hayan dedicado variados estudios, algunos aspectos de su gran labor edito-rial todavía han merecido escasa atención. Nos referimos en particular, a las estrategias editoriales del extremeño en el eje espacial Venecia-Viena, cuya investigación nos restituye hoy documentos inéditos que conforman la base del presente artículo.

La existencia de un vínculo afectivo y de correspondencia entre Ulloa y la segunda rama de la casa de Habsburgo ya había llamado la atención de Ru-meu de Armas en su monografía Alfonso de Ulloa, introductor de la cultura española en Italia (1973: 55-57) que, aunque lleva la fecha de 1973, sigue siendo punto de referencia obligado para los que seguimos investigando las facetas oscuras de este personaje. Daban pie para plantear la cuestión por lo menos tres datos: un aserto de Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispa-na Nova de 1783, en el que consignaba que Ulloa “in hac urbe [Venecia] publica negotia quaedam Maximiliani Caesaris fratrisque ejus Austriae Ar-chiducis, necnon et Philippi II Hispaniarum Regis Catholici gessisse eum oportet”; la aparición, en los impresos de Ulloa de principios de la década 60, de dedicatarios pertenecientes a la corte vienesa o relacionados con ella, entre ellos el propio Maximiliano II y el archiduque Fernando; en fin, la intervención mediadora de los archiduques de Austria cuando Ulloa, desde la cárcel veneciana, alrededor de 1568, reclamaba al rey Felipe II el dere-

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cho a la libertad: “con mucha calor han escrito sobrello los sereníssimos archiduques de Austria, cuyas cartas tengo conmigo”, “ya han començado a interçeder por mí con esta República los señores archiduques de Austria, escribiendo con mucha calor que me tornen la libertad”1. Todas estas prue-bas indirectas llevaban a Rumeu de Armas a sospechar que la relación “muy particular entre los Habsburgo vieneses y el literato cacereño... no se puede justificar con fórmulas de simple cortesía”, una intuición confirmada por los manuscritos que queremos dar a conocer.

A pesar de que los documentos a los que aludimos se encuentren dis-persos en el Archivo de Estado, en la Biblioteca Nacional de Viena y en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, todos guardan relación con la edición de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo, que Ulloa dio a la estampa en Venecia en 1565 (Anexo 1), y que probablemente tenía escrita desde 15642. El impreso en 4o está dirigido al emperador Maximiliano II de Habsburgo con fecha 20 de mar-zo, y a sus manos debía llegar por la mediación del secretario Alfonso de Gámiz, según la dedicatoria final:

Ecco, molto mag. et nobiliss. sig. Alfonso, ch’io ho ridotto al mio desiderato fine il libro della Vita e fatti del Santo Imperator Ferdinando, suo e mio signore. La qual opera essendo stata stampata se ne viene dalla S.V. acciò che ella sia quella che le dia qualche favore da poter comparir alla presenza del nostro gran Cesare, perché con la maestà di lui et come mal pratica delle corti de’ principi non ha introduzione più che tanto. Però la S.V. per la bontà e cortesia sua la raccoglierà, e introdurrà dove che ella procaccia di andar, che ad ambidui farà favore grande… io me ne sto qui dietro un cantone tacitamente ascoltando il giudicio, che il mondo fa di questa sì degna fatica… (Ulloa 1565)3

1 Así se lee respectivamente, en las cartas fechadas 30 de julio de 1568 y 12 de julio de 1569 (Rumeu de Armas 1973: 151, 157).2 En el Archivo de Estado de Florencia se conserva una carta de Ulloa al duque de Urbi-no Guidobaldo II della Rovere, del 13 de octubre de 1564, que acompañaría el envío de “la Genealogia dei re di Spagna con gli eventi importanti successi e la Vita dell’imperatore Ferdinando” (Archivo de Estado de Florencia, Cl. I F.217). Todavía no hemos podido leer el documento, pero si la fecha es exacta, comprobaría que Ulloa ya tenía escrito el libro en octubre de 1564.3 En la transcripción de citas en italiano sacadas de ejemplares del siglo XVI, aun cuando re-mitimos a precedentes estudios nuestros, la ortografía, la puntuación, la acentuación y el uso de las mayúsculas se ha regularizado según el uso moderno. Así, las grafías v y u aparecen

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La obra parece formar parte de un proyecto más general de Ulloa para llamar la atención de la casa de Austria sobre su persona, quizás pensando poder en-contrar allí nuevos mecenas. La idea no era descabellada, el cacereño conocía bien el caso de Domingo de Gaztelu que, igual que él, había empezado como secretario del embajador de España en Venecia y traductor-corrector en las prensas venecianas, y después de algunos años había llegado a ser secretario del Rey de los Romanos y consejero del Rey de Boemia y su agente en Vene-cia (Gallina 1962: 81-2; Lievens 2008a). Ya antes de la mencionada Vita del emperador Fernando I, el extremeño había dirigido a Francisco de la Torre4 la traducción española del Diálogo de las empresas militares de Giovio:

V.S. es verdadero dechado de toda virtud, y bondad y sobre todo amigo, y siervo de Dios. Lo cual conosciendo el gloriosíssimo emperador Don Hernando, hermano del invictíssimo Cesar Don Carlos, ha sido causa, que mediante su merecimiento, y los importantes, y grandes servicios, quel Illustríss. señor Nicolao de la Torre tío de V.S. ha hecho a la casa de Austria, lo haya embiado digna, y sabiamente por su orador acerca deste Illustríssimo Senado, en esta nueva electión de su Magestad Cesárea (Lievens 2002: 79)5.

Casi dos meses después de dedicar la Vita a Maximiliano II, en cambio, Ulloa no olvidaba ofrecer algo también a su hermano, el archiduque de

modernizadas; el grafema j se ha normalizado como i; se ha regularizado el uso de la h en el caso del verbo avere, pero se ha mantenido en algunos latinismos gráficos; ti y tti seguido de vocal se ha transcrito como zi, mientras que se ha mantenido la oscilación con las formas en cio, porque reveladora de diferencias fonéticas; el signo tironiano se ha transcrito como et; por lo general, se ha modernizado la separación de las palabras, pero se ha preferido mantener la grafía original en las formas como accioche, percioche, ancorache, non dimeno, tal volta y semejantes.4 La identificación de este Francisco de la Torre resulta todavía difícil; sin embargo, nos preguntamos si podría ser él el Francisco de la Torre que el 18 de junio de 1564, desde Ve-necia, contestó a una carta del archiduque Fernando de Austria que le consultaba acerca de la traducción de un manuscrito del Evangelio de San Marcos, parte del cual se hallaba en la catedral de Praga escrito de la propia mano de San Marcos. El documento se guarda en la Biblioteca Marciana (Cerrón Puga 1984: 46).5 También en el caso de citas en español extraídas de impresos del siglo XVI, incluso en los casos en que remitimos a nuestros precedentes trabajos, se ha optado por un criterio moder-nizador de la ortografía. Por lo general, se ha normalizado la acentuación y el empleo de b, v y u y de qu/cu, pero se han mantenido las oscilaciones de los grupos consonánticos; la s larga se ha transcrito como s y la ß como ss; se ha modernizado la separación de palabras, si bien se han respetado los contractos quel, deste y semejantes; el signo tironiano se ha transcrito como et; las abreviaturas corrientes, como las vocales o q con signos de abreviación, se han deshecho.

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Austria Fernando, como se lee en los Ragionamenti de Pero Mexía:

Descrivendo io questi giorni passati… la Vita, e fatti del santo Imperatore Ferdinan-do… padre di Vostra Altezza, et mio Signore, stanco per la varietà delle cose, et per gli avenimenti di guerre, che vi concorrevano ancorache la scrittura di ciò molto mi delettasse, e piacesse non dimeno per dar luogo all’affannata mente, et per divertir l’ingegno, come i più savi ricordano, accioché che più svegliato et spedito ritorni alla prima fatica, volgendo tal volta la penna altrove mi misi attorno i presenti Ragiona-menti… Onde avendogli io finito di ridurre in questa lingua… ho voluto publicar-gli, e fargli leggere al mondo sotto il chiarissimo, e valoroso nome di Vostra Altezza, accioché gli sia portato quel rispetto che gli si conviene, et non sieno lacerati […] Riceva adunque Vostra Serenità benignamente il dono mio, segno manifestissimo del disiderio che ho di farli maggior servizio (Lievens 2002: 79)6.

El desplazamiento de la corona imperial desde el oeste a la parte oriental de la Europa central, había hecho que Viena se afirmara cada vez más como importante polo de atracción para los que veían en su pluma un medio de ascensión social. “The uses of Humanism”, en palabras de Gábor Almási, porque no siempre los que aspiraban a ello eran hombres de letras a la altura de los verdaderos humanistas: es verdad que hacía falta buenas habilidades intelectuales, pero una buena estrategia de carrera que permitiera elegir el momento oportuno, o el apoyo de mecenas influyentes, e incluso un poco de fortuna, a veces podían marcar la diferencia (Almási 2009: 130). Los años más intensos de “construcción” de la corte vienesa corresponden a la década cincuenta, una urgencia que se hizo más fuerte cuando Fernando I heredó, a la muerte de Carlos V, el título de emperador del Sacro Romano Imperio: “to a large extent the men who joined the court in 1550s and the early 60s remained the protagonists of Vienna’s cultural flourishing in the decades to come” (Almási 2009: 104). ¿Ambicionaba también Ulloa que se le reconociese algún mérito en aquel nuevo centro de la universal res pu-blica literaria? Es probable, e incluso podría ser que le atrajera la particular atmósfera de tolerancia religiosa que reinaba en la nueva corte imperial, recordando como, desde 1556, sus elecciones editoriales se habían orien-tado cada vez más hacia obras de carácter espiritual y doctrinal, entre ellas las que le valieron el proceso de la Inquisición en 1558 (Lievens 2002:

6 La dedicatoria lleva la fecha del 15 de mayo de 1565.

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126-28 y 147-50; Cerrón Puga 2013). Sin embargo, algo debió ocurrir determinando el fracaso de sus intentos, y este algo, o mejor dicho, este ‘alguien’, fue probablemente un hombre hasta ahora nunca relacionado con él: el humanista y médico húngaro Johannes Sambucus, alias János Zsámboky (1531-1584)7.

El documento guardado en el Archivo de Estado de Viena es una carta que Maximiliano II envió desde Múnich a su embajador en Venecia el 18 de enero de 1566, o sea, más o menos diez meses después de la impresión de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo de Ulloa, teniendo en cuenta la fecha de la dedicatoria. En ella, el emperador pide medidas urgentes para que se impida la difusión del libro:

en essa ciudad [Venecia] reside un spanol que se llama Alonso de Vlloa y ha scrito la hystoria del emperador my senor, de gloriosa memoria y nos la ha dirigido, la qual hauemos mandado ver y son tantos los herrores que en ella se hallan por causa del auctor que no seria menos trauajo enmendallos todos que hazer el libro de nueuo, y assy se han notado solamente los mas importantes para que los veais y quanto conuiene que con ellos el dicho libro no salga a luz, y podreis dezir de nuestra parte al dicho auctor, que enmendando el los tales herrrores açeptaremos el offiçio que pretende hazernos, donde nuestra voluntad es que los libros no se distrybuyan en nynguna manera syn ser primero enmendados como conuiene, antes os encargamos que con toda instantia procureis estoruallo aý que en ellos nos hareis muy accepto seruicio8.

En la misiva no se nombra al responsable del examen de la obra, pero sus papeles, con las anotaciones de los “herrores” de la Vita escrita por Ulloa, se conservan en la Biblioteca Nacional de Viena9, y es en ellos donde apa-rece el nombre de Sambucus. Este segundo documento, en el que estamos

7 El primero en relacionar los dos nombres es Almási, a quien se debe la alusión a los docu-mentos inéditos que sacamos a luz (2009: 161-62).8 Staatsarchiv Oesterreisches, Familienarchiv Sammel-baende, box I, vol. 2, f. 8. En las citas de los manuscritos, se observan las siguientes normas de transcripción paleográfica: respe-to general de la grafía original; las abreviaturas corrientes, como por ejemplo, q con tilde o vocales con tilde, se deshacen; respeto de las contracciones de palabras, hoy en desuso; separación de palabras según el criterio actual; todas las otras abreviaturas se desarrollan en su totalidad, excepción hecha de algunos títulos honoríficos y nombres propios; las lecturas dudosas se indican mediante el empleo del signo de interrogación entre paréntesis.9 Oesterreichische Nationalbibliothek, HS, Cod. 9039, ff. 31-36.

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trabajando para una próxima edición, consta de 6 hojas, con un total de 9 páginas escritas en latín. El nombre del humanista húngaro aparece claro en la primera página del autógrafo: “Maximiliano II domino suo clementissi-mo Ioannes Sambucus”. Al emperador expresa Sambucus su opinión sobre la obra de Ulloa, introduciendo así el contenido de las hojas siguientes: una lista de 32 notas puntuales, numeradas con números romanos, que ponen de relieve los “herrores” detectados, sin remitir, lamentablemente, a las pá-ginas de la obra de Ulloa en las que se econtrarían. Sólo un cotejo entre las anotaciones y las más de 450 páginas de la Vita del Potentissimo, e Chris-tianiss. Imperatore Ferdinando Primo nos permitirá sacar conclusiones más acertadas acerca de toda la cuestión, un cotejo que no va a ser una labor fá-cil. De hecho, la Vita de Ulloa es uno de estos libros de historia, propios de la época, que deja al lector sin fuerzas ya al poco de comenzar: no solamente porque en ella caben también, como se anuncia en la portada, «le guerre di Europa co i fatti de’ principi christiani. Cominciando dall’anno MDXX fino al MDLXIIII», y además «si dicono molte cose non mai più intese, né dette da altri nelle historie»; sino porque ya no estamos acostumbrados a la manera en que se escribían estos libros en el siglo XVI.

Aunque todavía no hemos podido descifrarlo por entero, el documento de Sambucus parece de suma importancia. Más en general, lo que el hu-manista le reprochaba a Ulloa era el haber copiado de otros historiadores italianos la mayor parte de lo que había escrito en su Vita, de «Guizardino, Guazzo, Iovio et aliis» se lee en el manuscrito. Sería interesante hacer un cotejo entre la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo y las ediciones de Guicciardini y Giovio que formaban parte de la gran biblioteca del humanista húngaro: en efecto, su catalogus librorum de 1587 incluye, además de la misma Vita de Ulloa, un ejemplar en 4° de La historia d’Italia de Guicciardini impresa en Venecia en 1555, por Niccolò Bevilacqua, y otro en 4° Delle historie del suo tempo de Giovio traducidas por Ludovico Domenichi, en Venecia por Francesco Rocca, en 1565 (Gulyás, Monok 1992: respectivamente 304 y 274)10; en cambio, no se hace men-

10 En cuanto a la obra de Giovio, el título entero alude solo a su “segunda parte”: “Delle his-torie del suo tempo de... Monsignor Paolo Giouia... da Como Vescouo di Nocera… Seconda parte”. La edición de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo de Ulloa, en cambio, es la que conocemos hoy, es decir, la que imprimió en 4° en Venecia en

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ción de ninguna obra de Marco Guazzo (†1556), uno de los primeros “im-brattatori di carta” contemporáneos según el mismo Giovio, que acababa su labor de historiador cuando Ulloa empezaba su nueva “professión” en las imprentas venecianas11.

Sambucus puntualiza en su escrito cuál debía ser el papel del verdadero historicus, un perfil que de manera indirecta no correspondía al de Ulloa, autor de la Vita de Fernando I, y los errores que según “in mentem venerint annotabo” debían servir para comprobarlo. Indudablemente Sambucus tenía razón, porque la diferencia que pasaba entre los dos era la misma que entre un humanista con una formación muy sólida y un novus homo de las letras que sólo podía aprovechar, en palabras de Almási, «the social functioning of humanism» (2009: XVII). Alrededor de 1565, Sambucus llevaba 22 años de formación en las mejores academias y universidades de Europa – Viena, Wi-ttemberg, Ingolstadt, París e Italia, entre otras –, y ya tenía una posición cen-tral y reconocida en la República de las letras. Su aspiración a formar parte de la corte de Maximiliano remontaba a 1552: en aquel año, al recién nombrado rey de Boemia había dedicado el Romanorum principum effigies de Johannes

1565, en las prensas de Camillo et Francesco Franceschini Fratelli (Gulyás, Monok 1992: 286). El nombre de Ulloa vuelve a aparecer por segunda vez en el catálogo como traductor del Remedio de jugadores de Pedro de Covarrubias: “Rimedio de[i] Giuocatorj, compos-to per II R.P.M. Pietro di Cobarubias dell ordine de[i] predicatorj. [Nuovamente di lingua spa-gnuola tradotto da Alfonso Ulloa.] In Venetia, Vincenzo Valgrisi 1561. 8°” (Gulyás, Mo-nok 1992: 358).11 La actividad historiográfica de Guazzo empezó alrededor de 1535. Su interés se centró en particular en la historia moderna, a la que dedicó varias obras, entre las cuales recorda-mos: Historie moderne di tutte le cose degne di memoria fatta in forma di giornale dall’anno MDXXIIII sino all’anno MDXL (Venecia, Zoppino, 1540), de la cual se conocen reediciones de 1544 y 1545 por Comin da Trino, y de 1546, 1549 y 1552 por Giolito; otro volumen de las Historie... ove se conteneno le guerre di Mahometto imperatore de’ Turchi… (Venecia, Bindo-ni, 1540), reimpreso en 1552; en 1547, las Historie… ove se contengono la venuta, et partita d’Italia di Carlo ottavo re di Franza… (Venecia, S. Bernardino), que sería un plagio de una obra manuscrita de Marino Sanuto il Giovane; Historie… di tutte le cose degne di memoria… qual hanno principio l’anno MDIX… (Venezia, Comin da Trino, 1548); en 1553, una Croni-ca… ne la quale ordinatamente contiensi l’essere de gli huomini illustri antiqui, e moderni, le cose, et i fatti… occorsi dal principio del mondo fino a questi nostri tempi (Venecia, Bindoni) (Girimonti Greco 2003). Recordamos que la actividad editorial de Ulloa empezó alrededor de 1552, en la imprenta de Gabriel Giolito, después de perder su cargo de escribiente del em-bajador de España en Venecia, porque acusado de ser espía de los franceses (Arróniz 1968: 442-45; Lievens 2002: 65-78; Cerrón Puga 2014).

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Huttichius, rogándole que aceptara la obra hasta que no hubiera escrito algo más digno de su honor, relacionado con su fama y gloria (Almási 2009: 148). Una carta de Fernando I de 1557 alude a él ya con el título de “Aulae Nostrae Familiaris”, digno de una renta por algunos méritos que no se especifican, pero que probablemente tenían que ver con cosas de letras. Varios documen-tos atestiguan que su presencia en la corte se había hecho cada vez más pro-minente, sin que sus viajes a Italia se interrumpieran: allí había pasado largas temporadas en los años 1553-1557, principalmente en el área Padua-Venecia, pero también en Bolonia y Roma, estudiando, relacionándose con hombres de letras, buscando libros, traduciendo y publicando autores griegos y latinos; allí había regresado en 1558, otra vez en Venecia-Padua, donde había sido nombrado preceptor de Jacob Fugger (1542-1598), miembro de la prestigio-sa familia de banqueros y comerciantes que desde hacía tiempo constituía el principal apoyo financiero de los Habsburgo12; sus viajes le habían llevado, por los años 1562-63, hasta el sur de Italia, siempre en busca de códices, ma-nuscritos y libros, como regalos a enviar a la corte y, sobre todo, para afianzar su formación, para estar a la altura de lo que le había prometido a Maximi-liano en la dedicatoria de 1552. Desde Nápoles, en 1563, Sambucus le había escrito una carta en latín, que aquí citamos en la traducción inglesa de Almási:

Certainly, Your Majesty remembers my zeal and desire to be of value to the father-land, the entire world, and, most of all, to the cause of Christ. I have given eviden-ce of this personally in concrete examples and testimony, and Your Majesty most kind-heartedly and gently approved of my intentions. Spurned by this, I returned to France, Italy and other regions of the world even more motivated to collect Latin and Greek books that are rich in content, testimonies of both humanity and religion, and through correcting or editing them let them be justly utilized for the Common Good and for the celebration of Your Majesty’s name. Soon, or rather, this summer, I hope to demonstrate to Your Majesty that I will have alre-ady realized a part of this project of mine by hard work and tireless travelling. I will offer to Your Majesty’s command, authority, and if possible, honor everything that I can achieve through my little talents, my industriousness, the friendship of many scholars, the languages I have learnt a few, and further, everything that I obtain through so great efforts and expenses – I will dedicate my life to You. In

12 En una carta del 18 de enero de 1560, Sambucus sigue llamándose “praeceptor Jacobi Fuggeri” (Almási 2009: 153).

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these years I have shown several direct signs of my loyalty and also indirect ones by encouraging all savants to admire Your Majesty’s Virtue, and urging them to consecrate their works to Your Majesty (2009: 152-53).

Almási no tiene dudas al respecto: a la altura de 1563, más que en 1552, la sucesión de Maximiliano al título imperial aparecía indudable, y Sam-bucus preparaba el camino para obtener un puesto importante y estable en una corte que ya atraía a muchos. La publicación de sus Emblemata en 1564 puede considerarse como una maniobra más con vista a este fin, por-que la obra demostraba el fruto de los muchos años de estudio a los que se había dedicado en sus continuas peregrinaciones por Europa, mientras que la ochentena de dedicatarios incluidos no dejaban duda acerca del lugar de preminencia que se había conquistado entre los eruditos.

Poco antes de la muerte de Fernando I, en 1564, terminan las peregrina-ciones de Sambucus, y ello tampoco parece ser casual, porque sí, ya era un miembro de la corte, pero sin un cargo concreto y con una renta mínima. El nuevo emperador y su cancillería le encargaban escritos y traducciones, pero Sambuscus no parecía conformarse con ellos, porque, como dejaba entrever en la dedicatoria de 1552, sus miras eran más altas: la historia, este era el espacio que quería conquistar para sí, Sambucus quería llegar a ser historiador de corte. Almási sintetiza cómo había ido abriéndose el camino para ello en obras sucesivas a la misiva de 1552:

Later [después de 1552], he dedicated two other ‘historical’ works to Maximilian and Ferdinand, respectively [Epitome rerum hungaricarum de Ransanus, en 1558; Iulius Caesar sive historiae de Goltzius, en 1563]. In each of these writings he emphasised the role and importance of history for men in positions of decision. In the preface to the edition of Ranzano’s history of Hungary he asserted that common utility of the book would grow substantially if Maximilian read it. Sam-bucus’s bet on history gradually became a conviction; in the emblem dedicated to Maximilian in 1564 he had already expressed his desire to record the history of his country. His short historical descriptions of battles in Hungary had also streng-thened his image as a historian (Almási 2009: 159).

Los caminos de Sambucus y de Ulloa se cruzan precisamente en este mo-mento; más bien, Almási sospecha que la Vita del Potentissimo, e Chris-tianiss. Imperatore Ferdinando Primo ofrecería al humanista húngaro una

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ocasión propicia para demostrar, una vez más, sus dotes de historicus, y eso justo cuando la muerte de Wolfgang Lazius, en junio de 1565, dejaba vacante la plaza de historiador oficial de la corte de Maximiliano II. ¿Pudo ver Sambucus en Ulloa a un adversario peligroso? Es la hipótesis que sugiere Almási, pero es difícil compartir la idea de que Ulloa, uno de esos “avventu-rieri della penna” que en Venecia vivían como colaboradores de tipografías, tuviera “the ambition of becoming an imperial court historian” (Almási 2009: 161, n. 60)13.

Al fin, en 1566, Sambucus obtuvo el cargo de historiador imperial, mien-tras que Ulloa perdió la ocasión, eso sí, de los beneficios económicos que suponía la dedicatoria de la obra a Maximiliano II14, o a lo mejor algo más puesto que, al parecer, la obra le fue comisionada15; o quizás la oportunidad

13 En la opinión de Almási, Sambucus “was eager to disqualify his hazardous but dangerous rival – Ulloa would soon come out with a biography of Emperor Charles V as well – and presented to Maximilian a list of critical comments (or rather mistakes)”. Sin embargo, la Vita dell’invittissimo e sacratissimo imperator Carlo V a la que alude el investigador ya se ha-bía impreso en Venecia en 1560, y la de 1566 que menciona en la nota correspondiente sería una de las muchas reimpresiones sucesivas. De todas formas, la obra había tenido y seguía teniendo un gran éxito (Rumeu de Armas 1973: 85-94).14 Sobre las dedicatorias como fuentes de beneficios económicos, ver las interesantes re-flexiones en el capítulo de Di Filippo Bareggi: “Fra corte e stampa: quanto rende il lavoro intellettuale” (1988: 242-81).15 En una carta al duque de Florencia Francesco de Medici, del 9 de agosto de 1566, desde Ve-necia, Ulloa se refiere a su Vita de Fernando I en términos que merece la pena tomar en cuenta: “...penso partirmi per Spagna a presentar al Re mio sig.re la Vita dell’Invittiss.o Cesare suo padre, et le lettere favorevoli che sopra cio le scrive la M.ta Ces.rea havendo anco io descritta per suo comandamento la Vita del s.to Imp.re suo padre, che l’anno passato mandai a V.E. di che non poco honor et gloria mi è ritornata, ancora che poi l’habbia discritta un temerario, non gia senza gravissimi, et notabili errori: et in quel che non falla ha tolto e preso dell’opera mia come V.E. potra veder, poiche so certo gli è stata mandata una copia. Et che sia il vero che non è deg-na di comparire nel cospetto degli huomini si vede in se stessa, che l’autore suo non ha havuto ardire di dedicarla a sua Maesta Ces.a ne ad alcuno de’ Ser.mi fratelli suoi, ne meno ad alcun parente: ma come cosa positiva ha per difensore un privato gentilhuomo” (Lepri 2007: 72; lo subrayado es nuestro). La referencia no es muy clara, pero el posesivo suo parece referirse a Felipe II, leyendo el pasaje de esta manera: “... penso partirmi per Spagna a presentar al Re mio sig.re [Felipe II] la Vita dell’Invittiss.o Cesare suo padre [la Vita de su padre Carlos V, publicada en 1560], et le lettere favorevoli che sopra cio le scrive la M.ta Ces.rea [cartas de Maximiliano II sobre la Vita de Carlos V] havendo anco io descritta per suo comandamento [por encargo de Felipe II] la Vita del s.to Imp.re suo padre [la Vita del emperador Fernando I: en este caso, el posesivo suo se referiría a Maximiliano II], che l’anno passato [en 1565, de hecho el año en que

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de compensar los gastos para la composición del libro o su impresión, o simplemente para su encuadernación16. Sin embargo, acerca de todo esto faltan datos ciertos, y sólo sabemos que los impresores Camillo y Frances-

se publicó] mandai a V.E. di che non poco honor et gloria mi è ritornata…”. El “temerario” al que alude sería Lodovico Dolce, cuya Vita di Ferdinando Primo Imperatore había salido de la imprenta de Giolito desde hacía pocos meses, con dedicatoria al “signor conte, il signor Alui-gi Avogardo, meritissimo condottiere di genti d’arme della serenissima republica di Vinegia”, fechada el 14 de marzo de 1566. Dolce había escrito también una Vita de Carlos V (Venecia, Giolito, 1561), dedicada al duque de Saboya Manuel Filiberto, pero no es esta la obra a la que Ulloa se refiere con palabras de indignación. Solo un cotejo entre las dos obras podría decirnos si las acusaciones de Ulloa son ciertas o no.16 En Venecia, los que pedían los privilegios de imprenta eran generalmente los libreros, que a veces compraban las obras de los autores, o los autores mismos; en este último caso, era el autor el que elegía al impresor y le pedía que imprimiera su obra (Nuovo, Coppens 2005: 185 y 192). También los colaboradores editoriales podían tener cierta libertad de elección: en el caso de Giolito, por ejemplo, “la pratica della collaborazione editoriale prevede che ognuno di volta in volta proponga alla casa un proprio pacchetto di opere, originali o traduzioni, di cui solitamente Giolito acquista la proprietà, chiedendone anche il privilegio” (Nuovo, Coppens 2005: 104). En cuanto a Ulloa, es probable que haya aprovechado todas las posi-bilidades que le ofrecía el mercado librero: que le hayan comisionado obras o traducciones; que haya sido promotor de la impresión de libros elegidos por él o de los que era autor o de los que se hacía pasar por tal; incluso que haya actuado como una especie de “agente editorial”, pidiendo licencias y privilegios para otras personas. El 16 de octubre de 1557, por ejemplo, el Senado veneciano concedió a Ulloa un privilegio para la impresión de libros que no figuran entre los suyos: “Che ad Alfonso di Ulloa supplicante sia concesso, che niun altro ch’egli, o chi havera causa da luj, non possa stampar in questa nostra città, né in alcun luogo della S.N. né altrove stampate in quelli vender l’opera intitolata Spechio lucidissimo che tratta il muodo del negociar della mercantia delle intrade, et publicj maneggi composto per Alvise Casa Nuova. Item l’Eneida de Vergilio tradotta in ottava rima da m. Lodovico Dolce, et le rime della signora Vittoria Collona marchesana di Pescara commentata da m. Renaldo Corso per spatio de annj dieci prossimi sotto le pene contenute nella supplicatione sua; essendo obligato di osservar tutto quello che è disposto in materia di stampe” (Nuovo, Coppens 2005: 417; Lievens 2014). Seguro que Ulloa vivía de los libros, entre otras cosas, pero muy pocas son las pruebas concretas que nos han llegado; entre ellas, la más interesante es la carta que Ulloa escribió al duque de Florencia Francesco de’ Medici desde Venecia, en 1568, en la cual afirma haber recibido “cento ducati” por haberle enviado algunos libros, y haber gastado dinero para la encuadernación y adorno de algunos impresos: “Et percioché per le cagioni dette, et anco per la spesa che ho fatto nella legatura, et abbellimento de’ libri, che ho da portar al Re mio S.re mi ritrovo in necessità, et sprovisto di danari ricorso da V.E. accioché voglia darmi alcun aiuto, che ogni poco mi basta.” (Lepri 2007: 73). Por lo que más concretamente se refiere a la Vita de Fernando I, en cuanto a los gastos y a quién los cubrió, hasta ahora no hemos encontrado dato alguno.

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co Franceschini, cuya marca campea en la portada y al final de la Vita de Fernando I, empezaban por entonces su actividad tipográfica en Venecia, siendo la obra de Ulloa una de las primeras que salieron de su imprenta17. Ulloa, pues, no pudo ver repetido el gran éxito de su precedente Vita dell’in-vittissimo imperator Carlo quinto (Venecia, Valgrisi, 1560): de hecho, la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo nunca volvió a imprimirse, y todos los ejemplares que se conservan hoy en las bibliotecas llevan la fecha de 1565.

Sin embargo, el episodio no debió causar la interrupción de las relaciones con la corte imperial, lo que explicaría la intervención de los archiduques de Austria a favor de Ulloa cuando se encontraba en la fría cárcel veneciana. Sabemos que para el extremeño vivir de su pluma era sólo una “tra le molte occupazioni, che ho”, como revelaba a Fortesa en 1564 (Lievens 2002: 78), y varias veces se ha supuesto que uno de sus oficios era el de espía, en el signi-ficado actual, según el Dicionario de la Real Academia, de “persona que con disimulo y secreto observa o escucha lo que pasa, para comunicarlo a quién tiene interés en saberlo”. Los últimos documentos mencionados, los que se conservan en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, nos ofrecen hoy pruebas concretas de ello, a la vez que confirman su papel de ‘agente’ de Maximiliano II en la ciudad de Venecia. En total, se trata de tres cartas, que, sin embargo, forman parte de un único envío: desde Viena, el 30 de octubre de 1567, Maximiliano II se dirigía a su embajador en Venecia para tomar medidas acerca de una información que Ulloa había enviado a su

17 Muy pocos son los datos que poseemos acerca de los hermanos Camillo y Francesco Fran-ceschini, que habían empezado su actividad tipográfica en Venecia en 1564, un año antes de que saliera la Vita de Fernando I de Ulloa; el impreso lleva su marca de imprenta: un pelíca-no en su nido dando de comer a sus crías y el lema “offendo me per voi solo nutrire” (Casetti Brach 1997: 641-42). Además de la Vita, en el mismo año 1565, Ulloa publica “appresso Camillo, et Francesco Franceschini” una reimpresión de los Ragionamenti del magnifico, e nobile cavaliere Pietro Messia, probablemente utilizando pliegos impresos en la tipografía de Andrea Ravenoldo, como revelaría el colofón final (Lievens 2002: 211-13); y en 1565-1566, “appresso Camillo Franceschini” solo, según la portada y el colofón, su Aviso de gioveni, en realidad una edición italiana del Corbacho de Talavera que Ulloa presenta como obra suya (Lievens 2008b y 2012). Para Camillo Franceschini prepararó Ulloa también la edición Delle novelle del Bandello, en 1566 (Lievens 2002: 219). Solo una búsqueda en el Archivo de Es-tado de Venecia nos podría ayudar a aclarar si fue Ulloa quien pidió el privilegio para estos impresos, incluso el de la Vita de Fernando I, o los hermanos Franceschini o alguien más.

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secretario Hernando de Macuelo, a través de dos cartas cuya copia adjuntaba (Anexo 2)18. Así escribía el emperador por medio del propio Macuelo:

en essa ciudad resiede un spañol que se llama Alonso de Ulloa, el qual ha scritto a Macuelo dos cartas cuyas copias, os embiara el con estas para que entendais lo que ha oppuesto a dos spañoles que pocos dias ha han llegado a nuestra corte, a cuya causa hauemos mandado ponellos en prision y conuiniendo tanto a nuestro servicio como podeis considerar entender sy los dichos spañoles uerdaderamente spiones y las causas porque el dicho Ulloa los tiene por tales, os encargamos que luego que rescibais la presente embieis a llamar al dicho Ulloa, y diestra y prudentemente entendais del la çertenidad, o indicios que tiene de que los dichos spanoles sean espias y assymysmo de los demas obietos que los opone, y nos auiseis con la primera occasion dello, y despues con la que antes se offresçiese de lo que mas huuierdes entendido sobre este particular que enello nos hareis muy accepto seruicio.

La primera carta de Ulloa, escrita en Venecia el 11 de octubre de 1567, describe detalladamente a los dos espías españoles, más precisamente “dos grandes uellacos catalanes”:

de aquy han partido para essa corte estos dias dos grandes uellacos catalanes, el uno es hombre rehecho de hedad de 34 annos gordo aunque no mucho con algunas canas en la cabeça y en las baruas y los oios hundidos y trae el habito de Santiago y una cadena falsa con la cruz al cuello, y el otro es no mucho mayor, blanco, y la barua ruuia y en el braço yzquierdo le dieron aquy una herida peque-na que l’ha quedado la senal, y llamase don Miguel Franco y el otro don Antonio.

El apellido del segundo no se descifra bien, pero de los dos dice Ulloa que son ladrones que engañan a mercaderes con letras de cambio falsas, como le sucedió a “un mercader milanes llamado Balthasar d’Adda” y “como en Roma y en Napoles y en Genoua y en Florencia han hecho, y esto querian aquy hazer por el medio del senor secretario Garci Hernandez y myo que nos han tenido enganados 4 meses y dadonos a entender mill vellaquerias”. Advierte Ulloa cómo los dos, al ser descubiertos, “se huyeron y hanse ydo a Viena a basçar a la seg.ra M.a de Cardona” y “engañarla que se hazen sus parentes”, y por ello pide que

18 Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Bus-ta 216, ff. 87-90.

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sy por alla fueren v.m. los haga coger, o lo auise a su M.d para que lo mande y sean castigados como meresçen porque son ladrones finos y aun tengo los por spias y es muy bien castigallos porque son desonrra de la naçion y uan por el mundo haziendo mill uellaquerias con firmas falsas, el senor secretario tenia intençio [sic] de auuissar-lo a v.m. pero N.S. se lo ha lleuado para sy que hauiendo estado malo 15 dias murio.

En la segunda carta, fechada el 28 de octubre de 1567, Ulloa vuelve a sub-rayar la peligrosidad de los dos ladrones, que en su opinión son “por muy çerto... spias de infieles”:

Oy ha 8 dias seruj a v.m. y le dy auiso de la yda de dos vellacos y ladrones que de aquy han ydo a essa corte y tiengo por cierto que v.m. haura hechio de manera que a esta ora ya estaran puestos a recaudo por lo que conuiene assy al seruicio de Dios, como de su Magestad Cesarea y del Rey N.S. y tanto mas que allende la uellaqueria que aquj tractaron de enganar al mercader que le auise por el medio del secretario Garçi Hernandez que haya gloria y myo, como en Italia han enganado a otros mu-chos mercaderes con leteras de cambio falsas tiengo per muy çerto que son spias de infieles por lo que despues aca he sabido que el uno dellos digo el mas gordo y rehechio que se pone el habito de Santiago y por aca se llamaua Don Antonio se ha hechado con cinco o seys hermanas y lo que es peor y de mas scandalo que con poco temor de Dios y uerguença de las gentes durmio con una india en un lugar que esta en tierra firme llamado Mestre dos leguas de aquy que es casso por que meresçe ser quemado (?) a lo menos (?) como manda el derecho canonico y la santa madre ygle-sia, y esto no lo pueden hazer syno infieles y hombres syn alma y syn razon como lo hazen las bestias que tales por cierto son estos malos hombres.

Termina Ulloa pidiendo que “v.m. de parte dello al s.or Don Francisco Las-so”, a la sazón caballerizo mayor del Rey de Bohemia y del Emperador Maximiliano, “y a su M.d si fuere menester y syno estuuiesen presos los quedon luego, y auissemelo para que de aca yo embie a v.m. las cartas falsas de manos dellos que scriuieron al seg.r Garzi Ernandez y la fee del mercader que querian engañar y todo muy autentico para que los hahorquen”.

Todo lo visto hasta aquí nos restituye fragmentos de la “vida en tinieblas” de Ulloa (Rumeu de Armas 1973: 10), indicios que nos permiten formular algunas hipótesis. Las cartas de Ulloa demuestran que, a pesar de que había sido expulsado de la Embajada de España en Venecia, alrededor de 1552, por supuestas acusaciones de espionaje, el extremeño seguía teniendo estrechas

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relaciones con el ambiente, y es muy probable que tuviera acceso a los docu-mentos que pasaban por allí. No nos referimos sólo a documentos como “las cartas falsas de manos dellos que [los dos ladrones] scriuieron al seg.r Garzi Ernandez”, sino a papeles de más importancia, como avisos, cartas, relaciones que llegaban de Estambul y que Garci Hernández reelaboraba, o redactaba si la información recibida era oral, para enviarlos a la Corte, porque era él quien se encargaba de la Embajada después de la salida del último embajador don Francisco de Vargas, en 1559 (Szászdileón-Borja 1997: 189). El proyecto en línea Archivo de la Frontera ofrece una gran muestra de documentos que lle-van el sello del secretario a quien Ulloa trataba con familiaridad, y evidencian a la vez cómo, en particular en los años finales de la vida de Solimán (†1566), la necesidad de información procedente de la zona de Levante había generado una red de captación y difusión de noticias cada vez más profesionalizada y eficaz (Sola 2011: 5). Ello ocurriría precisamente a partir de 1561 y 1562, y Venecia sería uno de sus centros principales, con Garci Hernández como pie-za fundamental, tanto que “debió tener una secretaría específica relacionada con la información” (Sola 2011: 32). De hecho, desde 1560 hasta 1567, año de la muerte del secretario como señala también Ulloa ‒ “N.S. se lo ha lleu-ado para sy que hauiendo estado malo 15 dias murio” ‒, los despachos que envía a la Corte se intensifican, y su gran regularidad permitía a la Corte estar al tanto de los principales hechos y maniobras del área otomana. Las fechas de los envíos no dejan lugar a dudas: febrero, agosto y septiembre de 1560; febrero, octubre y diciembre de 1561; en 1562, por lo menos siete envíos, desde febrero hasta diciembre; otros en los años 1563 y 1564, mientras que en 1565, año de la publicación de la Vita de Fernando I de Ulloa, las misivas se suceden puntuales en febrero, junio, julio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre; igual al año sucesivo, el de la muerte de Solimán, y en 156719. Sospechamos no sólo que Ulloa podía tener acceso a los documentos que pasaban por la Embajada española, sino que él también era uno de los agentes de la red de información, que su papel de observador era una “tra le molte occupazioni, che ho”, un aspecto de los “publica negotia” que desempeñaba

19 Nos hemos limitado a señalar los envíos referentes a la cuestión de Solimán, pero la acti-vidad informativa del secretario fue mucho más intensa, como atestiguan otros documentos del Archivo de la Frontera que tienen que ver con otras cuestiones políticas del momento.

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por cuenta de Felipe II y Maximiliano II y su hermano20. Un cometido al que se entrega hasta sus últimos días, incluso desde la cárcel, porque las cartas que enviaba a Felipe II para que intercediera por su liberación están salpicadas de avisos que alguien debía pasarle. Así se lee, por ejemplo, en la misiva del 12 de julio de 1569:

el Turco no ha armado este año, ni tampoco armará el que viene, porque está emba-raçado en guerra con el duque de Moscovia y con los árabes, sus vasallos, que terná bien que hazer y ansí lo avisan de Constantinopla las últimas cartas de XII de junio, y de la corte del Rey de Polonia de 20 del mismo (Rumeu de Armas 1973: 156).

Y en la del 14 de diciembre de 1569:

Yo estoy todavía en esta prissión con mucha paçiencia, loando a Dios y esperando su favor y el de Vuestra Magestad para salir de ella [...] con esta esperança paso la vida lo mejor que puedo, aunque mi enfermedad me enoja y me distrae de mi estudio y exerciçio, que no me dexa acabar la Historia de Europa...: en la qual pienso de hazer mençión del levantamiento de los moros del reyno de Granada, y el castigo que Vuestra Magestad les dio, con mucha auctoridad y reputaçión suya; que todo lo guiará Dios glorioso a su santo serviçio y a contento de Vuestra Magestad, que para ello le dará su santa graçia, impidiendo que los infieles no se lo estorven, es-peçialmente el Turco; de cuyas amenazas Vuestra Magestad no haga quenta ni que haya de embiar su armada en favor de los dichos moros (porque este año tiene bien en qué entender, ansí con el Sofí como con los moros de Arabia, y también con el Duque de Moscovia, de quien mucho se teme) y los suyos echan fama que embiará gruesa armada en la Christiandad, para tener en gelosía a Vuestra Magestad y a los demás Príncipes christianos que no lo acometan ni hagan ningún tratado contra él, mientras anda embaraçado en otras guerras por allá; y esta es la costumbre de turcos, como creo que Vuestra Magestad lo havrá considerado por lo que a visto los años passados y por lo que en las historias leemos de esta abominale naçión turquesca, contra la qual nuestro señor dé a V.M. cumplida y gloriosa victoria, y guarde y pros-pere su S.C.R. persona con el acresçentamiento de mayores reynos y señoríos, como sus vassallos desseamos (Rumeu de Armas 1973: 158-59).

20 En cuanto a la regularidad con la que Ulloa desempeñaría “publica negotia” para Maximi-liano II, la primera de las dos cartas de Ulloa citadas nos ofrece una confirmación indirecta. Al empezar la carta, el extremeño pide disculpa al secretario Macuelo por haber dejado pa-sar tanto tiempo sin escribirle, y se justifica de esta manera: “como he estado fuera de aquy y después no he tenido negocios no he querido darle embaraço”.

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Cuando escribía estas líneas Garci Hernández ya había muerto, como apun-tábamos antes, pero Ulloa tenía otras amistades relacionadas con la Embaja-da española, y entre ellas la que lo unía al consul español en Venecia, Tomás de Zornoza, desde hacía veintidós años: “per l’amor che da anni XXII hab-biamo insieme”, escribía en su testamento en junio de 1570 (Gallina 1955: 12)21. Fue Zornoza quien tomó el mando de la Embajada a la muerte de Garci Hernández, al ser el oficial de mayor rango, y se encargó de ella hasta que el rey nombró a don Diego Guzmán de Silva nuevo embajador en Ve-necia, en 1569. Ello explica por qué los avisos que se envían desde Venecia al rey después de la muerte de Garci Hernández llevan la firma de Zornoza, noticias exactas de Levante y de la armada del Turco que le valieron una recompensa por parte del rey (Szászdileón-Borja 1997: 189)22.

21 El nombre de Tomás de Zornoza vuelve con insistencia en el testamento de Ulloa: “... istituisco ed esser voglio mio commissario, et di questo mio testamento executore il signor Thomaso di Cernosa consul di sua Maestà”; Ulloa pide que “Bernardina mia fantesca de casa” de “al sodetto signor Thomaso tutte le mie robbe de dosso…: cioè un saggio di panno novo, otto camise nove con ninfe, un fazzuol fatto di nuovo; vintiquattro pezzi de peltri novi” y, además, “tutti i mie libri, che si troverano nelle mie casse, de quali ne faccio un presente a detto signor Thomaso”; “item lasso al sopradetto signor Thomaso per l’amor che da anni XXII habbiamo insieme, il mio anello da bolla, che lo galda (sic) per amor mio”. Tampoco olvida Ulloa al hijo de Tomás de Zornoza: “item lasso la mia fede, et bisetta al signor Giovanni figliolo del sopradetto signor Thomaso, insieme con quattro scudi che li ho prestati” (Gallina 1955: 12).22 Szászdileón-Borja reproduce la carta que Tomás de Zornoza envió al soberano español a la muerte de Garci Hernández, en la cual hace relación de cómo se había encargado de la Embajada: «Siendo assi seruido Dios Nuestro Señor llamar desta vida a la otra antes de ayer que fueron los 9 a la tarde a García Hernández Secretario de la Embaxada de Vues-tra Magestad cerca deste Ilustrísima Señoría residiendo yo aquí como criado y Cónsul de Vuestra Magestad en la administración deste su officio me ha parescido dar a Vuestra Ma-gestad auiso dello; y significarle que en este medio que Vuestra Magestad mandara proveer de persona que sera seruido, yo en todo lo que se me representare ser servicio de Vuestra Magestad como leal criado no faltaré. Yo hize saber luego a la Señoría la muerte del dicho Secretario sabiendo que ya que la Divina Magestad auia sido seruido dello holgaría ser aui-sado para poder mandar en que se honrrasse su cuerpo en el enterramiento; y assí mandó luego que toda la clerezia y cofradías de la ciudad le acompagnasen a la sepultura con mu-cha luminaria. El dexa muger pregnada, y tres hijos y tres hijas, y no dexaré de atreuerme suplicar vmilmente a Vuestra Magestad con la vmildad que deuo por su real Munificentia mande tenerla por encomendada. Y en las scripturas de su cargo se ha dado cobro por ella fasta que Vuestra Magestad mande lo que sea seruido» (Szászdileón-Borja 1997: 189). La

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La recostrucción de estos datos nos permite comprender mejor la labor de Ulloa en calidad de historiador, o mejor de cronista de su tiempo, que empieza cuando Garci Hernández y Tomás de Zornoza pasan al mando de la Embajada, y precisamente con la publicación de la Vita dell’invittissimo imperator Carlo qvinto en 1560. Ulloa sabía bien hacia dónde estaba yendo el mercado editorial, sabía bien que escribir obras de carácter historiográfico significaba ir acordes a los nuevos gustos de los lectores, porque como él mismo apuntaba en 1559: “Historie… è la lezione che hoggi più gusta, et più diletta all’huomo”. Rumeu de Armas observa la estrategia de Ulloa al publicar la Vita del emperador Carlos V, una estrategia basada en la capaci-dad de anticiparse a otros historiadores:

El escritor extremeño fue antes que nada y sobre todo un memorialista de sucesos – equivalente al periodista de hoy –, atento a satisfacer la curiosidad despierta del público en torno a los grandes personajes y los acontecimientos notables, con un auténtico sentido de anticipación. Para Ulloa el éxito de una obra radica en buena parte en salir la primera; y al servicio de esta verdad inconcusa pone sus dotes de improvisador, retórico y facilidad de pluma (Rumeu de Armas 1973: 85).

Carlos V había fallecido el 1 de septiembre de 1558, y el privilegio del Sena-do veneciano para la Vita dell’invittissimo imperator Carlo quinto, otorgado a Vincenzo Valgrisi, lleva la fecha del 25 de noviembre de 1559 (Ulloa 1560)23, lo que confirmaría la prisa con que debió planearla. La obra tuvo un éxito de público extraordinario, de que dan testimonio las muchas reimpresiones, y acreditó a Ulloa como historiador de mérito: de allí la importancia de recor-dar, en la portada de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdi-nando Primo, que quién daba a conocer esta nueva Vita había sido también autor de la precedente. Es muy probable que también en este segundo caso Ulloa hubiese querido seguir la misma estrategia, porque Fernando I falleció

carta lleva la misma fecha que la primera carta de Ulloa al secretario de Maximiliano II, es decir, 11 de octubre de 1567, y casi nos atreveríamos a pensar que Ulloa estaría al lado de Tomás de Zornoza en aquel momento de emergencia, ayudándole en la administración de la Embajada: “el senor secretario tenia intençio [sic] de auuissarlo a v.m. pero N.S. se lo ha lleuado para sy que hauiendo estado malo 15 dias murio”, escribía Ulloa en la mencionada carta, como hemos visto.23 Sin embargo, Andreoli (2006: 471-72) refiere que el documento guardado en el Archivo de Estado de Venecia lleva la fecha 15 de noviembre de 1559.

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el 27 de julio de 1564 y su dedicatoria a Maximiliano II consigna la fecha del 20 de marzo de 1565, sin olvidar que probablemtente ya tenía escrita la obra en 1564; pero no sabía que sus planes iban a chocar con los de Sambucus. Los “herrores” detectados por el humanista húngaro, una vez leídos e interpreta-dos correctamente, ofrecerán nuevos datos con vistas a la reconstrucción del perfil de Ulloa historiador; sin embargo, el impreso de la Vita de Fernando I nos permite adelantar algunas observaciones que tienen que ver, en particular, con su estilo y las fuentes empleadas. En cuanto a estas últimas, Ulloa mismo inserta al final una advertencia, bajo el título “Autori”:

Gli autori da’ quali abbiamo tratte le cose, che fin hora sono state dette, sono i me-desimi nominati nel fine della Vita di Carlo con altri, che non vogliamo nominargli, oltre le relazioni particolari e veridiche di molti principi, e capitani che abbiamo avuto, che perché non importa si tacciono. Basta solamente, che si sappia, che non abbiamo mancato di usar tutta quella diligenza, ch’è stata possibile per ridur questa opera a quella perfezione, che si conviene. Et colui che fosse così curioso, che gli paresse, che non si avesse fatto quel che bisognava, legga i sopradetti autori, e cerchi gli scritti, che noi abbiamo avuti, et usi quella diligenza che s’è fatta, che forsi, che si satisfarà (Ulloa 1565).

Efectivamente, el impreso de la Vita dell’invittissimo imperator Carlo quinto de 1560 lleva al final un apartado reservado a los “Autori da’ quali noi ab-biamo tratte le cose che in questo libro si contengono”: las fuentes serían “Pietro Messia nelle Vite de gli Imperadori, et nelle altre sue opere”, autor que Ulloa conocía muy bien y de quien traduce varias obras; “Don Antonio di Guevara… in tutti i suoi libri, et spetialmente nel libro Terzo delle sue let-tere”, que Ulloa confeccionó en 1557; “Alfonso Veneto nel suo Inquiridione di tempi”, obra que quizás no nos ha llegado; “Pietro Bembo… nelle sue Historie”; “Paolo Giovio… in tutte le sue opere, dal quale confessiamo averne tolte molte cose”; “Pietro Mareno nella stirpe di Carlo Magno, che scrisse de gli Imperadori”, probablemente la edición que Domingo de Gaztelu había publicado en 1545 (Lievens 2008a: 253); “Vasco Días Tanco nel libro che compose dell’origine de’ Turchi”, que Ulloa había traducido al italiano en 1558; “Agostino di Zarate nelle Historie que compose dello scoprimento et conquista del Perù”, que también tradujo en 1563; “Giovan di Gomara nella Historia di Messico”; “Giovan di Barros nelle Deche dello Scoprimento et

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conquista de’ mari et terre de Oriente”, que Ulloa virtió al italiano en 1561; “Francesco di Madrid nella Historia della guerra di Lamagna”; “Don Luigi d’Avila ne’ comentari che compose in detta guerra: la maggior parte de’ quali abbiamo inseriti qui”; “Anton Beuter nella Cronica di Spagna”, traducida por Ulloa en 1556; “Francesco Robortello nella oration funebre nella morte di Carlo Quinto”; “Giovan Christoforo Calvette di Stella nel viaggio del Re Fili-ppo, di Spagna in Fiandra”24. A todos ellos se suman otras obras cuyos títulos omite: “et così altri, oltre le particolari relazioni scritte a penna, che abbiamo avuto, le quali fin hora non sono state viste”.

La Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo esta-ría pues en la misma línea de la biografía de Carlos V: se trataría de una obra de segunda mano –a diferencia de la Vita del valorosissimo e gran capitano don Ferrante Gonzaga, que Ulloa había publicado en 156325–, compuesta ensamblando escritos y relaciones de diversa calidad, y sospechamos que “le relazioni particolari e veridiche di molti principi, e capitani che abbiamo avuto”, así como “le particolari relazioni scritte a penna… le quali fin hora non sono state viste”, podrían ser documentos que llegaban a sus manos gracias a su papel de observador y a su relación con la Embajada española; sin olvidar, sin embargo, que su tío, don Álvaro de Sande, seguía siendo uno de los más afamados capitanes españoles (Rumeu de Armas 1973: 30), cuyas empresas militares ocupan varias páginas de la misma Vita de Fernan-

24 Para una visión de conjunto de los autores publicados por Ulloa, bien en lengua original bien traducidos al italiano, remitimos a nuestro trabajo de 2002, en el que se ofrece una descripción de todos los ejemplares relacionados con la actividad editorial del extremeño, que ampliaría el repertorio publicado por Rumeu de Armas en el apéndice de su monografía (Lievens 2002: 159-243).25 Observa Rumeu de Armas que “mientras la semblanza de Fernando I es toda ella una reconstrucción con materiales de segunda mano, la biografía de Molfetta tiene en alguno de sus capítulos valor original por haberse alistado Ulloa en sus huestes durante breve tiempo” (1973: 95-96), antes empezar su actividad editorial. Muy probablemente Cesare Gonzaga siguió la composición de la Vita de su padre, según el testimonio de Ulloa en la carta que le envió el 28 de agosto de 1563: “Con questa saranno dieci fogli stampati dell’opera mia della uita del s. Don Fer. Gonz. di gloriosa mem.a i quali mi rendo certo, che daranno a V.E. quella sodisfattione che fin’ora gli hanno dato gli altri che io gli ho mandati. Il rimanente poi, che saranno uenti altri poco piu o meno dove tratto le cose importantissime V.E. non gli aspet-tera altrimenti perche io stesso gli li portero insieme con tutta l’opera, alla quale fra quindici dì mettero fine” (Lievens 2002: 151).

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do I, así como ya en la Vita de Carlos V. Esta última es también una de las fuentes de la Vita de Fernando I, porque Ulloa no se cansa de aludir a ella, así como a otros libros suyos o traducidos por él, a lo largo de toda la obra, lo que podría considerarse como otra maniobra de autopromoción de sí mismo en calidad de historiador o cronista26.

En cuanto al estilo de la obra, cabe subrayar la insistencia con la cual Ulloa alude a él: “scritta col medesimo stile della Vita di Carlo V”, afirma en la portada; a Maximiliano II, en la dedicatoria, vuelve a subrayar que “ho tolto a scrivere la Vita et i fatti del Santo Imperatore nostro Padre e mio Signore, con quel miglior stile c’ho saputo”; más de una vez, en cambio, se preocupa por la reacción de sus lectores, como cuando, por ejemplo, decide narrar los hechos y guerras en los que participó Fernando I antes de recibir el título de Emperador:

Ma avanti che noi passiamo più oltre sia bene, che brevemente diciamo le cose che gli avvennero, et le guerre, nelle quali egli si trovò prima che pervenisse all’Imperio. Il che prometto di fare con tutta quella verità, e sincerità, che sarà possibile. Do-mandando però questo a’ lettori, che se per sorte gli paresse, ch’io fossi stato lungo, o, troppo affezionato nello scrivere particolarmente i fatti di questi duo (sic) gran principi: cioè, di Carlo, e di Ferdinando,… non mi dieno colpa: percioché sono tante le cose che in tempo lor avvennero, et le materie, che vi concorsero, che non è possibile, volendo far cosa buona, et una perfetta historia, che non vi si fermiamo alquanto più dell’ordina-rio (Ulloa 1565: 3-4; lo subrayado es nuestro).

Más en general, la preocupación por el estilo y cómo escribir “una perfetta his-toria” no eran cuestiones de escaso interés por aquel entonces, porque hacia la mitad del siglo XVI la historia todavía no se había impuesto definitivamente como disciplina autónoma y con criterios propios. En su Poética, como recuer-da Pineda, Aristóteles había propuesto una clara distinción entre el historiador

26 Las menciones a la Vita de Carlos V aparecen bien en el texto bien en las apostillas mar-ginales, y se repiten con frecuencia a lo largo del libro; muy a menudo Ulloa remite a ella para más información, como se puede apreciar en la cita que ofrecemos como ejemplo: “come particolarmente noi abbiamo scritto nella Vita dell’Imperatore Carlo, alla quale ci riportiamo” (Ulloa 1565: 58). En otros casos remite a otras obras suyas: “oltre ch’io le ho copiosamente scritte nella vita di Don Ferrante Gonzaga”; “come diciamo ne i commentari, che di quella guerra abbiamo”; “vedi sopra questi l’Asia del Barros tradotta da noi” (Ulloa 1565: 38, 45 y 111). En cuanto a una supuesta estrategia de programación serial de Ulloa cfr. Lievens 2014: 158.

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y el poeta, que no radicaba en la diferente escritura en prosa y en verso, sino en el hecho de que uno narra lo que ha ocurrido y el otro lo que ha podido ocurrir, y por lo tanto, concluía el estagirita, “la poesía es más elevada y filosó-fica que la historia, pues la poesía canta más bien lo universal, y en cambio la historia lo particular”. La propagación de las teorías aristotélicas sobre todo a partir de la primera mitad del siglo XVI había asegurado la pervivencia de esta diferenciación, pero al mismo tiempo había estimulado “el interés por profun-dizar teóricamente en el arte de la historia, interés que existía ya..., pero que se renovó con fuerza y se tradujo en un incremento notable de la escritura y publicación de tratados historiográficos hasta el ápice que supuso la abundante producción de obras teóricas en la década de los años sesenta” (Pineda 2015: 4), precisamente cuando Ulloa emprendía la tarea de escribir obras de historia. A estas alturas, el problema de las relaciones entre la historia y las otras discipli-nas de los studia humanitatis ya era cuestión en parte resuelta, o sea, la historia ya había dado sus primeros pasos hacia su autonomía, y lo que le faltaba para desarrollarse en toda plenitud como disciplina independiente eran otros aspec-tos, como definir su propio objeto, explicar sus propósitos, sus métodos y sus fines: en pocas palabras, definir su arte (Cotroneo 1971: 131-35). Estos eran los puntos en torno a los cuales giraba el debate hacia la década 60, y en los im-presos de carácter histórico de Ulloa nos parece percibir un lejano eco de ellos.

En un pasaje de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo, por ejemplo, detrás de la preocupación de Ulloa por no aburrir a sus lectores, percibimos el eco del debate sobre qué se debía contar en un libro de historia y cómo, si en una forma escueta o más amplia. La cuestión no era sin importancia, porque tenía que ver con el concepto de historia como magistra vitae (Cotroneo 1971: 143-44)27, un aspecto que Ulloa subraya más claramente en otras páginas, pero que aquí subyace a su necesidad de justificarse en cuanto a sus elecciones:

27 Esteve recuerda que “el cuidado de los aspectos retóricos y formales de la narrativa histó-rica seguía considerándose crucial no solo para asegurar el interés y la difusión del género entre el público lector, sino también para preservar la intergridad y garantizar el ejercicio de todas las funciones asignadas a la historiografía”; dicho de otra manera, “el estilo del historiador tendría implicaciones en el modo y la eficacia con que el relato transmitiría los juicios sobre los hechos y las lecciones, o los sermones o avisos, que de ellos se colegirían”, una convicción ya en Vives, pero mucho más patente en otros teóricos como, por ejemplo, en Fox Morcillo (Esteve 2014).

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Io mi rendo certo, che appresso quelli, che con attenzione questa historia leggeran-no non sarò riputato degno di biasimo per essermi affaticato in descrivere fin’hora parte delle cose successe in Europa ad altri principi insieme co i fatti di Ferdinando: considerando maggiormente, che io non ho fatto ciò a caso né fuori di tempo: ma con maturo giudicio e consiglio, non solo per dimostrare le occupazioni, che l’imperatore aveva, … ma ancora per accompagnar le cose appartinenti a questo santo, et vir-tuoso principe, accioché non si leggessero così sole per l’insipidezza, e dispiacere, che la lezione de’ fatti d’un huomo solo porta seco… Il che, tenendo questa considerazione stessa giudiciosamente hanno osservato molti scrittori descrivendo le vite, e i fatti de gli huomini illustri, et capitani del tempo loro, che insieme co i loro fatti hanno descritto, et fatto menzione di quelle cose più degne di memoria che in que tempi, et nella lor pazienzia co i lor vicini avvenne. Per questo adunque non stimando punto le censure e riprensioni di quelli, che mi volessero riprendere io continuarò l’historia mia insino al fine caminando per quelle stesse pedate, che fin hora ho seguito di narrar le cose che mi restano a dire con tutta quella verità, et col miglior ordine possibile. Pregando nondimeno i lettori mi ascoltino volentieri, et non gli incresca la mia lunghezza in questa parte… (Ulloa 1565: 203-204; lo subrayado es nuestro)

Nunca Ulloa deja de subrayar en sus ediciones que los propósitos y fines de la historia son de gran utilidad, aludiendo a una dimensión filosófico-moral del carácter práctico de la historia:

Pregando nondimeno i lettori mi ascoltino volentieri, et non gli incresca la mia lun-ghezza in questa parte, poiché tal volta e senza trarne alcun frutto si contentano de dar orecchie con attentione molto grande alle favole et menzogne di Amadis, di Palmeri-no, de Splandiano, di Primaleone, et d’altri libri simili, che altro non contengono, che vitii, et cattivi esempi con che il nobile, et virtuoso animo si corrompe; onde come cosa contagiosa, et maligna dovrebbono esser banditi della Repubblica. Di questa nos-tra historia e d’ogni altra che sia vera, diciamo esser tanto necessaria ad ogni uno la sua lezione per i buoni esempi, e cose degne, che vi si contengono, spetialmente a nobili, et di generoso animo, che senza essa non credo, che sappiano governarsi con prudenza nelle cose presenti, né possano provedere all’avenire: onde per questo particolarmente merita, che sia letta (Ulloa 1565: 204).

Ya en 1560, en la dedicatoria a Giovanbattista Gavardo de su traducción italiana de la Historia imperial y cesárea de Mexía, Ulloa se había detenido, a lo largo de cinco páginas, a subrayar la utilidad de la “lezione delle historie”, citando a los antiguos, en particular a Cicerón, “alla cui sentenza io non so qual si debba preferire, trattando in particolare della Historia, la chiama tes-

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timonio de’ tempi, luce della verità, maestra della vita, vita della memoria, ambasciatrice o messaggiera dell’antichità”; más adelante repite que

la historia è maestra et insegnatrice della vita… la storia dà a’ gioveni prudenza di vecchi, et gli rende periti, senza che abbiano esperienza, et il suo mancamento fa che i vecchi paiano gioveni, et imprudenti: percioché come dice Cicerone, l’huomo il quale non sa ciò che avvenne avanti che nascesse, è sempre fanciullo… la historia… con esempi et segni delle cose passate, dà aviso et regola per deter-minare le presenti: et ancora quel ch’è più, et pare impossibile, fa che intendano et indovinino il fine e il successo delle cose et i fatti deono avere per lo avenire: percioché conoscendo i principi, et i mezi di essi, conoscono che finiranno dove finirono gli altri, che gli ebbero simili (Mexía 1561)28.

Reyes, príncipes, capitanes, los que gobiernan y todos los hombres sacan pro-vecho de la historia, porque “es testimonio contra i rei, et propizia de’ buo-ni, et è tesoro et deposito delle grandi virtù, et prodezze”, porque, en pocas palabras, es superior a las otras “artes y ciencias”: “le altre arti et scienze ogni una mostra, et ha un bersaglio, et fine, al quale s’incamina. La historia il tutto comprende, et è pratica et esempio degli effetti di tutte le altre” (Mexía 1561).

Los elogios siguen repitiéndose en muchas otras ediciones, como por ejemplo, en la traducción de L’Asia de Barros (1562), en el Successo de la jor-nada que se comenzó para Tripol año de 1559 y se acabó en los Gelves el de 1560 (1562) y en La historia dell’impresa di Tripoli di Barbaria (1566). Ulloa no es un teórico, es más bien un segundón que comparte cierta idea de la historia en un momento en que se debate sobre el ars historica, y creemos que un estudio más detenido sobre este aspecto podría aportar nuevos datos sobre su relación con otros círculos, quizás también con el de Fox Morcillo en Lo-vanio29, con el que sospechamos que tenía contactos (Lievens 2002: 108 ss.).

28 Sostenían angunos teóricos que la narración de hechos, si expuesta con orden y regulari-dad y de una manera íntegra, incluyendo principios y desarrollos de las acciones y factores como las deliberaciones y decisiones, los motivos y sus resultados y consecuencias, permi-tiría al lector seguir los hechos como si estuviera presenciándolos en directo: las lecciones de la historia surgirían precisamente del examen de las relaciones de causa y efecto que gobiernan el desarrollo de los eventos, o sea, “del juicio de los acontecimientos surgiría el saber histórico más preciado, esto es, el consejo (la lección, la sentencia o el precepto) que el ciudadano y el gobernante podrán aplicar a sus asuntos... Este saber... sería ‘filosófico’, como sugiere Fox, porque trascendería el caso particular y atañería a verdades de una ejemplari-dad universal” (Esteve 2014).29 Fox Morcillo había sido autor del De historiae institutione dialogus (1557), que puede con-

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Por ahora nos limitamos a observar que la opinión de Ulloa acerca del “sa-ber filosófico” de la historia, de su conveniencia moral y política, se con-ciliaba bien con la nueva orientación que había dado a su labor editorial a partir de 1556, caracterizada por la elección de obras de carácter espiritual y de filosofía moral, con un propósito doctrinal y reformador de la conducta humana: la Caballería celestial de Jerónimo de San Pedro (1556), la Philo-sophia natural de Juan de Jarava (1557), la Institución de un rey cristiano de Felipe de la Torre (1557), El Concejo y consejeros del príncipe de Furió Ceriol (1560), la Instrucción de mercaderes de Saravia de la Calle (1561), el Remedio de jugadores de Covarrubias (1561) y el Diálogo de la dignidad del hombre de Pérez de Oliva y Cervantes de Salazar, que Ulloa hace suyo a la hora de imprimirlo (1564), son las obras que el extremeño decide dar a conocer traduciéndolas al italiano.

Historia y filosofía pues, se dan la mano en sus propósitos editoriales, así como sucedía en el círculo de Fox Morcillo en Lovaina, que Furió Ceriol y Felipe de la Torre conocían bien (Tellechea Idígoras 2001). Coincidencia o no, esta nueva orientación editorial marca la actividad de Ulloa precisamen-te en los años que van desde la constitución del círculo en Lovaina hasta su disolución por orden de Felipe II, por filoprotestantismo, es decir, desde 1557 hasta 1560 más o menos.

siderarse como una de las primeras ars historica de la Edad Moderna por extensión, esfuerzo de sistematización y alcance (Pineda 2015: 9). El tratado abarca varios aspectos relacionados con la historia, desde su relación con las otras disciplinas hasta su estilo y sus fines. En la jerarquía que Fox propone, la historia se considera como un género separado y superior a la poesía, porque más cercano a la filosofía; la historia tendría un valor ético y sería un impor-tante “instrumento político, no de simple conocimiento del pasado, sino como plataforma desde la que observar y estudiar el orden de los fenómenos del acontecer de la historia”, un instrumento que permitiría el análisis de las acciones humanas en su contexto político (Cortijo Ocaña 2011: 26). De ahí la importancia del estudio de la historia para el ejercicio de la política y la consideración en que los que gobiernan deberían tener a los historiadores: Fox Morcillo “saca al historicus del simple papel de erudito y le convierte en analista crítico, teorizador,... no meramente un descriptor de su sociedad e historia sino involucrado... en el devenir de la comunidad política y de la nación a través de su papel –como también quería Furió Ceriol– como consejero”, un estudioso cuya labor debía ponerse al servicio de la co-munidad (Cortijo Ocaña 2011: 27).

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Anexos

Anexo 1

Portada de la Vita del Potentissimo, e Christianiss. Imperatore Ferdinando Primo de Alfonso de Ulloa

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Anexo 2

Reproducimos aquí los documentos conservados en la Biblioteca del Se-minario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Busta 216, ff. 87-90.

Documentos conservados en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Busta 216, f. 87

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Documentos conservados en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Busta 216, f. 88.

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Documentos conservados en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Busta 216, f. 89.

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Documentos conservados en la Biblioteca del Seminario Teologico Centrale de Gorizia, Fondo Strassoldo-Villanova, Busta 216, f. 90.

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