2o SEMESTRE 2004 ARGUTORIO nº 14 /43

ISAN FERNANDO III

Haciendo un poco de biografía,podemos decir que san Fernando,hijo de Alfonso IX de León y de susegunda esposa Berenguela1 , nacióen 1199 y murió en Sevilla el 30 demayo de 1252. Fue educado por sumadre en el amor a Dios y el respe-to hacia los hombres. En el año1206 se hace con la titularidad deCastilla, cedida previamente por sumadre y su abuelo2 . Este hecho noagradó mucho a su padre AlfonsoIX, el cual se creía con más dere-cho que su hijo a ocupar el tronopor su matrimonio con Berenguela;por lo que llega a declarar la gue-rra a su propio hijo. Afortunada-mente, este hecho no pasó de seruna mera escaramuza gracias a laintervención del Papa Honorio III,que restableció la paz entre padre ehijo, quedando Alfonso IX en Leóny su hijo Fernando III en Castilla,apoyado por su madre.

Con apenas veinte años, el 30 denoviembre de 1219, contrajo pri-meras nupcias con Beatriz deSuabia3 , hija del emperador de Ale-mania, Felipe de Suabia, habiendosido investido caballero pocos díasantes en el monasterio de las Huel-gas (Burgos). De este primer ma-trimonio nacería el futuro rey Alfonso X el Sabio. El se-gundo enlace de Fernando III sería con la francesa Juanade Ponthieu.

En 1224 emprendió una campaña contra los moros; estalucha será una constante durante toda su vida militar. Conesta expedición llegó a Granada y poco después hasta Jaén.Estando allí recibió Fernando III la noticia de la muerte

de su padre (1230). Aconsejadopor su madre, partió hacía Leónante el temor de posibles revuel-tas por parte de los nobles, puestoque el testamento de Alfonso IXera favorable a sus dos hijas ma-yores Sancha y Dulce4 , y se temíaque estallase una guerra civil. Yla cosa hubiera terminado así deno haber sido por la prudencia deTeresa, primera mujer de AlfonsoIX y madre de Sancha y de Dulce,la cual previamente se había en-trevistado con Berenguela en Va-lencia de Don Juan. En este en-cuentro acordaron que cada her-mana recibiría una renta anual de30.000 maravedíes de oro a cam-bio de renunciar a la corona. Así,los dos reinos, Castilla y León,quedaban unidos bajo la mismamano: Fernando III. Tras pasar va-rios años en León, emprendió unanueva expedición a Andalucía. Enesta ocasión, a orillas delGuadalete y cerca de Jerez, logróderrotar a los musulmanes. Unaderrota similar sufrieron losismaelitas en Úbeda, donde Fer-nando III logró la victoria graciasa la ayuda de las Órdenes Milita-res. Pero Fernando III, luchadorincansable por mantener la fe, nocontento con las victorias obteni-das, siguió combatiendo para con-quistar Córdoba (quería dedicar su

mezquita al culto cristiano), Sevilla, Cádiz, Sanlucar, etc.Es decir, se había propuesto completar la conquista totalde Andalucía. Tras varios años de luchas, pero habiendocumplido su objetivo, Fernando III permaneció en Anda-lucía, concretamente en Sevilla, hasta que la muerte lesorprendió, mientras pacificaba a la población. Estaba pre-parando un ataque a África cuando sufrió un nuevo ata-que de hidropesía5 . Un jueves 30 de mayo, sintiendo que

Ana Isabel Arias Fernández

DE REYES, SANTOS Y MILAGROS:CONMEMORACIONES EN LEÓN A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVIII

Estas historias sucedieron en la ciudad de León durante la Edad Moderna, en una época de gran fervor religioso,donde la necesidad de creer en milagros se hacía evidente y notoria. Nos referimos a la celebración por la canonizacióndel rey Fernando III, a la de nuestro patrón san Froilán y al famoso milagro de la centella ocurrido en la Catedral de estaciudad.

No olvidemos que se trata de una época de grandes cambios dentro de la sociedad. Emerge una segunda nobleza queno puede competir con la que vive en la corte, pero que a toda costa intenta mantener su status; surgiendo con fuerza losideales de ser cristiano viejo y tener estatuto de limpieza de sangre. Por otro lado, el pueblo llano evoluciona hacia unapicaresca con el fin de sobrevivir, pero esta supervivencia va a estar marcada por un profundo sentido religioso. Quizáporque en el amparo del rezo y de los milagros veían aliviadas las penas y miserias de sus vidas.

San Fernando III. Vidriera de la catedral, serie alta, cru-cero lado norte, ventana nº 9. La fotografía es de ImagenM.A.S., tomada del libro de actas del congreso sobre Fer-nando III de la Fundación Sánchez-Albornoz

llegaba su fin, y despojándose de todos los emblemas rea-les, cuenta la tradición que se tendió en un lecho de ceni-zas y, atándose una cuerda al cuello, exclamó: Señor, des-nudo salí del vientre de mi madre, que era la tierra, ydesnudo me ofrezco a ella6 . Fue enterrado en la CapillaReal de Sevilla, pero en 1729 sus restos se trasladaron a laCatedral de la misma ciudad7 .

Esta gran figura de la Edad Media no sólo se preocupóde ganar batallas, sino que también se dedicó a favorecera la Iglesia y a la gente de su confianza. Buena prueba deello son los documentos que se han conservado dando fielnoticia de sus actuaciones8 , pues Fernando III a la vezque mostró una imagen de hombre bondadoso, que supoganarse el afecto de su pueblo, fue el gran impulsor paraque los documentos se escribieran con una ortografía re-formada, siendo ésta más cercana a la gramática y fonéti-ca vernácula que a la tradicional, esta actitud fue conti-nuada por su hijo Alfonso X con la traducción y adapta-ción del Fuero Juzgo.

Así pues, tras una vida dedicada por completo a la de-fensa de la religión, de la Iglesia, de los seres menos favo-recidos y a la promoción de la cultura, era de esperar quesiglos más tarde la Iglesia, concretamente el papa Cle-mente X, recompensara el modelo de vida de san Fernan-do santificándolo9 . La buena nueva llegó a la ciudad deLeón el 19 de junio de 1671, siendo sus artífices CarlosII, último rey de los Austrias, y doña Mariana de Austria,su madre y tutora; ambos lograron que Clemente X nosólo canonizara a Fernando III, sino que también fueraincluido en el martirologio de los santos en 1672. Pues

bien, en la mañana de ese día se habían reunido en sesiónordinaria el Corregidor de la ciudad con sus Regidorespara decidir si se debían hacer o no fiestas por la noticiade la beatificación de Fernando III. Tras una breve vota-ción salieron elegidos los Regidores Joseph Ramiro Ca-beza de Vaca y Fernando Manuel de Villafañe y Valenciapara encargarse de todos los preparativos. Apenas unasemana después, el 26 de junio, se volvían a reunir el Co-rregidor y los Regidores. En esta ocasión los Regidorespedían que las fiestas fueran muy especiales. Alegabanque la ciudad de León tenía más motivos de regocijo quelas de Castilla, pues aquí nació, se bautizó y educó al san-to rey10 . Por ello los dos Regidores encargados del eventopedían permiso para hablar con el Cabildo y poder cele-brar en la Catedral este júbilo.

El día 3 de julio, los mencionados Regidores estabanen la Catedral esperando que el Cabildo les diera permisopara entrar. Una vez dentro explicaron el propósito de laciudad. Querían realizar una fiesta por la beatificación delFernando III y habían pensado que sería idóneo hacerlalos días 19 y 20 de agosto, una vez celebrada la fiesta dela Asunción de Nuestra Señora. Tras oír la breve explica-ción de los dos Regidores, el primiciero11 hablando ennombre del Cabildo les pidió un poco de tiempo para de-cidir sobre este asunto, aunque era algo que había agrada-do a todos los presentes. Dos días más tarde, el 5 de julio,el portero mayor del Ayuntamiento comunicaba al Corre-gidor y Regidores que habían llegado dos legados del Ca-bildo para hablar sobre la fiesta de san Fernando. Tras serrecibidos y habiendo hecho las cortesías ordinarias segúnla costumbre, don Juan de Porras Villadiego, doctoral, ydon Juan de Villarroel, lectoral, expusieron cómo estabancomplacidos ante la inminente celebración de esta fiestay cómo habían elegido con sumo cuidado la fecha para nohacerla coincidir con las de la Asunción de Nuestra Seño-ra. La ciudad -Corregidor y Regidores-, complacida al oíresto, dispuso inmediatamente contratar la compañía decomediantes que estaba en la ciudad de Burgos para talevento; y que el día 18 hubiera vísperas solemnes por latarde y fuegos por la noche; y que el 19 se celebrase unamisa con sermón, siendo el encargado de dicha homilía elPadre Fray Juan Vaca, y por la tarde se hiciese una proce-sión general por toda la ciudad; y el día 20, una corrida dediez toros, los cuales debían ser traídos desde Tordesillas,de la vacada de Juan Lozano, y Medina del Campo. Éstase debía celebrar en la plaza de la Iglesia Mayor, plaza dela Regla, pues la de San Martín, aunque era la plaza pú-blica de la ciudad donde se celebraban las corridas, esta-ba en obras.

El 17 de julio, José Phelipe de Herrera, Regidor de laciudad, se presentó ante el Cabildo. El motivo era expli-car a los Canónigos y Deán qué festejos había elegido laciudad para tal ocasión. Tras su entusiasta exposición, elprimiciero le recriminó que había pasado por alto la festi-vidad de Nuestra Señora de Agosto, pues ésta le corres-pondía por ser voto y obligación de la ciudad y que nopodía eludir su responsabilidad. Tras varias conversacio-nes llegaron a un acuerdo y la ciudad pudo celebrar lasfiestas en honor a su Rey.

Fernando III. Imagen tomada del libro Historia de León editada por elDiario de León, el cuadro está en la colección de cuadros de reyesleoneses del Ayuntamiento.

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IISAN FROILÁN

Nuestro Obispo y patrón nació en Lugo, en el lugar quellaman Reguiero dos Hortos12. Esta ciudad, en la primeramitad del siglo IX, ya había sido repoblada por Odoario,conde de Castella y Viseo, y colaborador del condeHermenegildo13. No hay datos fidedignos sobre su familiay se ignora si era de origen noble o humilde. El único datoque parece coincidir en todas las fuentes es el de que sueducación fue esmerada, volcada en la lectura de libros yla meditación hasta los dieciocho años; recordemos queen esta época sólo los hijos de los nobles recibían una edu-cación minuciosa. Al llegar a esa edad, san Froilán tuvoque elegir entre seguir una carrera militar y ser armadocaballero, o, por el contrario, emprender el camino de lavida religiosa. La decisión que tomó nuestro personaje esfácil de adivinar. San Froilán tenía desde muy pequeñouna clara vocación apostólica, y ésta era su ocasión pararetirarse y llevar una vida eremítica, no sin antes someter-se a la prueba del fuego. Con ella intentaba demostrarse así mismo y a los demás que Dios le había destinado paratal fin. Ésta consistía en introducirse unas brasas ardiendoen la boca. Si los labios y la lengua no se quemaban signi-ficaba que Dios lo había destinado para predicar el Evan-gelio; evidentemente salió ileso del fuego, y es en ese mo-mento cuando comienza su verdadera vida de apostola-do14. Empezó su labor predicando el Evangelio por lasplazas de las ciudades y pueblos, pero siempre al acabar eldía se retiraba a lugares apartados para alejarse del bulli-cio de la ciudad y de sus gentes; solamente se permitía lacompañía de su fiel amigo y sacerdote san Atilano, poste-rior obispo de Zamora.

Pero la vida continuaba, y no era siempre tan apacible ysosegada como en aquel pequeño refugio que proporcio-naba paz a san Froilán, pues mientras éste leía a san Agustín,san Isidoro, el Apocalipsis, etc. los ejércitos se desplaza-ban vertiginosamente por todo el reino Astur buscando laexpansión a toda costa. Ello iba a suponer que la vida desan Froilán estuviera ligada a los sucesos políticos y mili-tares de Alfonso III el Magno, pues a la par que el Reyintentaba estabilizar las fronteras con el califa de Córdobaantes de la batalla de Polvoraria (877), el santo recorría lasmontañas leonesas predicando sus enseñanzas, e inclusoacariciaba la idea de fundar un monasterio en Viseo. Mien-tras tanto, su fama de hombre bueno iba creciendo de díaen día hasta tal punto que en el año 900, al quedar vacantela silla episcopal, la gente del pueblo clamaba ante el reypara que colocara en ella a Froilán. Esta petición alegrótanto al monarca que el día 8 de junio del año 900, día dePentecostés, se ordenaban como Obispos san Froilán paraLeón y san Atilano, su amigo y compañero de oración,para Zamora15. Solamente pudo disfrutar cinco años de sucargo. En 905 fallecía san Froilán, cuando tenía 73 años,en medio de un clamor general, pues cuenta la tradiciónque la gente llenando calles y plazas gemía y murmuraba:¿Por qué, padre, nos abandonas?16 . Su cuerpo fue ente-rrado en un sepulcro que había mandado construir el reyAlfonso III en la ciudad17.

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Sin embargo, éste no sería el lugar definitivo donde re-posarían los restos del santo. Este primer sepulcro pudoser destruido por Almanzor18, y hacia el año 995, conmotivo de las correrías del Katib cordobés, los cuerpos delos santos que estaban enterrados en la ciudad, entre ellosel de san Froilán, se llevaron a un lugar seguro ante eltemor de un posible ataque por parte de los musulmanes.Tampoco sería el único traslado que sufriría el santo, puesalguna mano poco inocente decidió llevar su cuerpo aMoreruela19, y, a pesar de que desde León se reclamaba suregreso20, fue necesario interponer una demanda para queRoma mandara restituirlo a esta ciudad21. Esta devoluciónse llevó a cabo con el Obispo don Manrique. El Tudensenos narra cómo un 11 de agosto, en el trayecto desdeMoreruela a León al trasladar los restos del santo, llovíamiel a su paso22. Desde este momento el pueblo leonéscomienza la veneración hacia san Froilán para pedir suprotección y ayuda.

Devoción que ya venía avalada por los milagros quehabía obrado y que habían sido recogidos por Juan Diáco-no, su biógrafo23. Pero es desde el siglo XVI cuando losleoneses empiezan a rezar con mayor fervor al santo y asacar su cuerpo en las rogativas para pedir agua y, sobretodo, para atajar las epidemias de peste. Este fervor popu-lar llegó a su punto álgido dos siglos más tarde, el 5 dejulio de 1716, cuando al rector de la Compañía de Jesús se

San Froilán. Estatua en el pórtico meridional de la Catedral. Pertenecea la portada derecha: muerte y traslación de san Froilán (1265-1270)

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le encarga la composición de un rezo a nuestro patrón24.Con este paso se pretendía que san Froilán fuera introdu-cido en el calendario romano de la Iglesia Universal. Y laverdad es que este trabajo tuvo su recompensa. El día 1 deseptiembre de 1716 se leían en el Cabildo de la Catedrallos decretos que enviaba el Papa para que se admitiese lapetición y el santo entrara a formar parte del santoral. Enéstos se pedía que hubiera tres días de fiestas, 3, 4, y 5 deoctubre, con luminarias, fuegos y misas solemnes, dicien-do el Obispo la última y cantando la calenda25. Además,en las misas debían predicar un miembro del Cabildo, un

religioso benito y un padre de la Compañía de Jesús. Tam-bién se ordenaba que durante esos tres días en las parro-quias se tocasen las campanas; y que tanto las parroquiascomo las cofradías lucieran sus insignias como en el díadel Corpus. Pero no todo fueron alegrías, también se ad-juntaba una lista con los gastos realizados en la gestión delmartirologio desde el mes de marzo. La cantidad debidaascendía a 2056 reales de plata y, lamentablemente, elCabildo sólo disponía de 1600, con lo cual hubo de sacarlos 456 reales que debía de los fondos de la fábrica26.

Olvidándose pronto de los apuros económicos, el 23 deseptiembre el Cabildo mandó a dos prebendados, PedroRiopa y Fernando Aller, a comunicar la buena noticia alCorregidor y Regidor. Éstos explicaron con avidez y exci-tación cómo por fin habían logrado la santidad de sanFroilán, y que se le había puesto en el santoral romano el 5de octubre. Expusieron también la organización de las fies-tas para los días señalados del siguiente mes. Habían acor-dado que, además de las luminarias y las misas, se hicieratambién una procesión general con el cuerpo del santo.Estas noticias llenaron de alborozo al Ayuntamiento. Trasla marcha de los Canónigos, el Corregidor y Regidoresacordaron que la ciudad debía acudir a todas las misas y ala procesión general. Además, quería participar de esta ale-gría poniendo luminarias en las casas del mirador que laciudad poseía en la plaza de la Regla. Así mismo, ordena-ba el Corregidor que los Regidores Jacinto Rodríguez deLorenzana y el Vizconde de Castaosa hicieran pregonaresta buena nueva por toda la ciudad, que ordenaran lim-piar las calles y mandaran poner colgaduras y adornos con

la mayor decencia posible. También mandó el Corregidorinsertar en el libro de acuerdos del Ayuntamiento el elogiode san Froilán para que siempre fuese recordado: ElogiumSancti Froilani espiscopi legionensis. Legione in HispaniaSancti Froilani eiusdem civitatis espiscopi (…) rituumcongregatio approbavit ac in martirologio romano sub dieV octubris (…)27

Desde entonces, el cuerpo de san Froilán ha sidovenerado e implorado, sobre todo en las rogativas de agua,como cuando años más tarde, el 12 de septiembre de 1753,se empieza una novena, exponiendo el cuerpo de sanFroilán por la falta de agua en los campos y cómo, diezdías más tarde, habiendo empezado a llover copiosamente,se hace una misa de acción de gracias cantando el Te Deum,y una procesión, tras la cual se colocaron de nuevo lasreliquias del santo en el altar Mayor de la Catedral28.

Reliquias que desde su traslación solamente se tienenoticia de que hayan sido abiertas en dos ocasiones. Laprimera, en 1858, con motivo de la visita que hizo IsabelII a la ciudad de León; la segunda, en la primera décadadel siglo pasado, por orden del Prelado para que GómezMoreno y Artiñano hicieran un estudio de sus restos (loshuesos fueron analizados por el médico del hospital de SanAntonio, el doctor Mallo)29.

Así pues, cada 5 de octubre, en medio del bullicio de lagente que acude a la Virgen del Camino, rememorando lasromerías de antaño, para comprar las avellanas o perdonesy degustar la típica morcilla, recordemos que tambiéncelebramos la fiesta de un hombre bueno que decidió dejartodos los lujos para vivir plenamente volcado en los demás.

IIIEL MILAGRO

Es un hecho constatado, que todavía hoy se mantiene,desde épocas muy tempranas que los habitantes de lasciudades y pueblos ante situaciones extremas (falta de aguapara el campo, amenazas de peste, plagas de langosta, etc.)solían rezar y pedir protección, al patrón de la ciudad y ala Virgen. Pues bien, nuestro milagro arranca el 22 de mayode 1715, cuando una representación de todas lashermandades de León pide ante el Ayuntamiento que setraiga en rogativa hasta la Catedral a Nuestra Señora delCamino para paliar el daño que estaba padeciendo el campopor la falta de lluvia. El Corregidor, preocupado por laextrema situación del campo, mandó a dos Regidores paraque hablasen con el Deán y Cabildo con el fin de gestionarel asunto sin demora, pues la situación era muy grave. Loscampos vivían un periodo de sequía que duraba ya casi unaño, desde la fiesta de san Juan, de junio de 1714. A partirde esa fecha apenas había llovido ni nevado en lasmontañas, lo cual implicaba que los campos estaban sinhierba para sustentar el ganado y sin granos para el pan.Como la situación parecía tan alarmante, el Cabildo ordenóque se trajera la imagen de la Virgen del Camino enprocesión hasta la ciudad para el día 26 de mayo, y que secolocara en la nave mayor de la Catedral para dar comienzo

Representación del traslado de las reliquias de san Froilán desdeMoreruela hasta León. Pórtico meridional. Portada derecha. Muerte ytraslación de San Froilán.

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a la novena. Pero el pueblo, que ya había empezado a sentirlos agobios por la escasez del agua, había organizado otranovena en el Convento de las Concepcionistas ante laimagen de Nuestra Señora del Mercado, la cual también sellama del Camino la Antigua. Ante esta situación, y paraevitar enfrentamientos entre los fieles, el Cabildo decidiósabiamente traer las dos imágenes a la Catedral haciendoconjuntamente las letanías y rezos.

Las oraciones y sermones se sucedían día tras día, perola ansiada lluvia no llegaba y la situación era cada vez másalarmante, por lo que se acordó hacer un segundonovenario. Esta vez el elegido para hacer las súplicas fueel padre Alvarado de la Compañía de Jesús. Éste, poniendotodo su empeño en la predicación, el lunes 10 de junio,rezó su oración con tal sentimiento que por fin vió surecompensa. El cielo, que hasta entonces había estadosereno, empezó a cubrirse con nubes que amenazabanlluvia. Hacia las tres de la tarde, mientras cantaban el primerverso del himno Veni Creator Spiritus, las nubes dieronpaso a una terrible tormenta con fuerte viento y grandestruenos. Todo el mundo escuchó el sonido ensordecedordel primer trueno, tan estrepitoso que parecía haberdestruido gran parte del templo. El padre Alvarado intentócalmar el nerviosismo y el llanto de la gente animándolesa seguir orando, pero repentinamente la tormenta descargóuna centella. Ésta cayó en primer lugar sobre la veleta ybola de la torre menos antigua que llaman del señor ObispoVaca. En ese mismo instante, algunas personas pudieron

ver que todo empezaba a arder como si fuera una enormehoguera. Después, el rayo, que seguía avanzando imparablepor la aguja del capitel, arrancó varios trozos de piedra.Algunos fueron a caer en la plaza de la Regla y otros sobreel tejado del reloj, el cual acabó hundido. Pero la centellacontinuaba zigzagueante y súbitamente se introdujo en laIglesia por el pilar donde está Nuestra Señora la Blanca. Aresulta de lo cual la puerta se incendió. Y el rayo, queproseguía velozmente su recorrido, entró en la Iglesiadestruyendo las colgaduras que encontraba a su paso, hastaque finalmente perdió fuerza y se desvaneció.

Al ver todos los presentes que la tormenta se deshacíaante la llegada de abundante lluvia empezaron a cantar elTe Deum laudamus30 delante de la Virgen del Camino.Calmados los ánimos pudieron comprobar que el fuego nosólo había causado daños materiales. Algunas personasfueron heridas por el rayo como, por ejemplo, el tejedorde san Pedro de los Huertos, Manuel de Saelices. Manuelestaba en el pórtico, al lado de la imagen de la VirgenBlanca, cuando de repente fue derribado sobre las losaspor el efecto del rayo, quedando sin sentido. Cuandorecuperó la consciencia solamente gritaba que la centellale había quitado una pierna. Afortunadamente, su piernasólamente estaba entumecida por el efecto del golpe, perosu espalda y su mano sí resultaron con quemaduras. Nolejos de Manuel cayó también sin sentido una mujer deArcabueja31, que había ido a rezar. En la puerta de sanJuan otro vecino de León, Manuel Capellán, resultabaherido con quemaduras en una pierna. Incluso en el interiordel templo el rayo alcanzó al Canónigo Baltasar deAplicanos y a una mujer que se encontraban orando en esemomento; ambos quedaron sin sentido durante un buenrato.

Finalizada la tormenta, todos se postraron de nuevo antede la imagen de Nuestra Señora implorando su auxilio,pero a la vez dándole gracias por evitar que hubieranocurrido más desgracias. Pasados dos días, el Cabildodecidió que, con motivo de haber quedado todo el incidenteen un susto, se hiciera una fiesta con misa el sábado día 15de junio y que el sermón corriera a cargo del PadreAlvarado, pero, lamentablemente, éste estaba enfermo, yen su lugar predicó el padre rector de la Compañía de Jesús,Pedro Alfonso de Villagómez, el cual con su erudicióndeleitó a todos los presentes. Al día siguiente, acabadastodas las celebraciones, se devolvió la imagen de NuestraSeñora del Camino a su Santuario. Y para que este milagroquedara en la mente de todos se acordó que cada año, en elsegundo día de Pascua del Espíritu Santo, después de lascompletas, se cantase una Salve, y el día 10 de junio secelebrase una misa cantada a la Virgen, con asistencia delCabildo, en señal de acción de gracias por salvarles de lacentella.

Portada de San Juan dentro del pórtico occidental de la Catedral.

* Ana I. Arias Fernández, Diplomada en Técnicas de In-vestigación Histórica por la Fundación Sánchez-Albor-noz, es investigadora.

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1 Hija de Alfonso VIII de Castilla, conocido también por el de las Na-vas.2 A la muerte de Alfonso VIII le sucede en el trono de Castilla su hijoEnrique I, tío de Fernando III, pero tras el repentino fallecimiento deéste es proclamada reina Berenguela, la cual renuncia a favor de su hijo.Durante este periodo san Fernando es reconocido como el nuevo rey enValladolid por el clero y la alta nobleza a excepción de los Lara, con-cretamente don Álvaro Núñez de Lara, el cual como tutor de don Enri-que trató de ocultar su muerte todo el tiempo que le fue posible3 Cuenta la leyenda que, siendo niña, una gitana le predijo su matrimo-nio con un príncipe y que uno de sus hijos acabaría destronado.4 Ambas eran fruto del primer matrimonio de Alfonso IX con Teresa dePortugal. Esta unión fue anulada por el Pontífice para que el Monarcapudiera contraer nuevas nupcias con doña Berenguela, de la cual tam-bién se separaría años más tarde.5 Acumulación anormal del humor seroso en una cavidad del cuerpo.Esta enfermedad ya lo había postrado en cama con anterioridad.6 IGUAL ÚBEDA, Antonio. Fernando III el Santo. Barcelona: Seix Barral,1956. Pág.91.7 Sobre su tumba se puede leer el siguiente epitafio: Aquí iaze el reymuy ondrado don Ferrando (…) el que conquistó toda Espanna, (…) elmas omilde, e el que más temie a Dios, e el que más le fazía servicio, eel que quebranto e destruyo a todos sus enemigos (…). GONZÁLEZ JIMÉNEZ,Manuel. El que conquistó a toda España: semblanza de Fernando III,rey de Castilla y León. Pág.18-19.8 En el año 1236 dona a García Rodríguez, su merino, todos los dere-chos que tenía en el castro de Omaña, del realengo que tenía en Luna,de la heredad que tenía en Conforcedo y la heredad que su padre, Al-fonso IX, le había dado en Gordón. Este documento, que es un privile-gio rodado, será posteriormente confirmado por su propio hijo, el reyAlfonso X. Otro ejemplo es el privilegio que Fernando III dio a losvecinos del Valle de Fenar, el cual es confirmado años más tarde por suhijo Alfonso mediante una carta de merced sellada con su sello de plo-mo el 26 de julio era de 1293 (año real 1255). Pero Fernando III no sólo

favoreció a los hombres buenos, también se preocupó de mejorar a laIglesia. Así encontramos cómo el rey Sancho IV confirma un privilegiode su abuelo, Fernando III, por el cual los vasallos del Obispo y delCabildo no debían pagar salario a los jueces de la ciudad pues (…)nunguan ovieron en uso nin en costumbre de dar en salario de juyz entiempo del rey don Ferrando mio avuelo(…) El documento data del 7de octubre, era de 1324 (año real 1286). En otro documento, el propioFernando III confirma un privilegio dado por su padre en el que se con-cedía a cada Canónigo quinientos sueldos de congrua (la congrua es larenta mínima de un oficio eclesiástico, civil o de una capellanía parapoder sostener dignamente a su titular en el desempeño del mismo) yque nadie pudiera embargar sus caballerías, ni recaudador alguno pu-diera cobrar el portazgo de las bestias que llevaren el vino u otros obje-tos a los Canónigos; además, el Obispo tenía derecho a la mitad de laaljama (se llama así al conjunto de moros o judíos que vivían en unterritorio determinado. Se conocen también como morería o judería)que pagaban los judíos. Así mismo, se recogía en un documento del 7de noviembre, era de 1268 (año real 1230), que ninguna autoridad pu-diera comer en el refectorio ocupando un lugar preeminente, al igualque se prohibía a cualquier gobernante entrar en las casas de los Canó-nigos bajo ninguna excusa o pretexto. Similar al documento anterior esel confirmado por Alfonso X que dice haber visto un privilegio de suabuelo Alfonso IX que a su vez fue confirmado por su padre FernandoIII, por el cual se concedía a la Iglesia quinientos sueldos, y se estable-cía que nadie pudiera prender sus caballerías, que ningún merino ni otroministro o guarda pudiera cobrar portazgo ni tributo de pan, vino nicualquier otra cosa que viniere para los Canónigos, que el Obispo debíarecibir la mitad del pecho del rey (pagar un tributo) y de la farda de losjudíos. Se reitera en que nadie ocupe un lugar principal en la mesa asícomo que nadie pueda entrar libremente en las casas de dichos Canóni-gos. Pero no sólo se preocupó por hacer mercedes a la Iglesia, tambiénse ocupó de favorecer a las huérfanas y viudas concediéndoles un privi-legio por el cual las liberaba de pechar y del fuero real (privilegios oexenciones que se concedían a una persona en particular o a una ciudad,pueblo, etc.); el documento es dado el 25 de agosto, era de 1374 (añoreal 1336). Los documentos proceden del Archivo Catedralicio de Leóny del Archivo Histórico Municipal de León.9 Los teólogos hablan de tres tipos de canonizaciones. La primera esaquella que se constata en las Sagradas Escrituras, la segunda es paralos doctores y mártires de la Iglesia primitiva, y la tercera es la llevadaa cabo por los Pontífices.10 Archivo Histórico Municipal de León. Caja 56, libro 40.11 El primiciero era la persona encargada de cobrar las primicias, esdecir, las prestaciones de frutos y ganados que, además del diezmo, sedaba a la iglesia. También por primiciero, actualmente primicerio, en-tendemos a la persona que es la primera o superior a las demás en sulínea.12 CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, José María. San Froilán Obispo de León.Ensayo biográfico. Madrid: Centro de Estudios Históricos. Consejo Su-perior de Investigaciones Científicas, 1993. Pág. 118. (= En adelanteCANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, José María. San Froilán Obispo).13 GONZÁLEZ, J. San Froilán, estudio crítico-biográfico. León: Centrode Estudios e Investigaciones de San Isidoro, 1946. Pág. 20. (= En ade-lante GONZÁLEZ, J. San Froilán).14 CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, José. San Froilán Obispo. Pág. 121.15 CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, José. San Froilán Obispo. Pág. 126.16 GONZÁLEZ, J. San Froilán. Pág. 63.17 Este es un dato ambiguo. Alfonso III ordenó la construcción de estesepulcro, pero no se sabe si lo mandó realizar para él mismo o simple-mente lo encargó para dar sepultura al cuerpo de san Froilán.18 GONZÁLEZ, J. San Froilán. Pág. 84.19 Ambrosio de Morales, en la relación que hace de iglesias y monaste-rios por orden de Felipe II por León, Asturias y Galicia, relata cómo enMoreruela están las reliquias del santo.20 Cuenta el padre Risco como la ciudad de León estaba muy afligidapor carecer de las reliquias del santo. LÓPEZ PELÁEZ, Antolín. Vida pós-tuma de un santo: el culto a san Froilán. Madrid; Imprenta de los hijosde Gómez Fuentenebro, 1911. Pág. 22. (= En adelante LÓPEZ PELÁEZ,Antolín. Vida póstuma de un santo).21 GONZÁLEZ, J. San Froilán. Pág 88.22 GONZÁLEZ, J. San Froilán. Pág 89.23 Se trata, concretamente, de la prueba del fuego, el milagro de laspalomas y el del lobo. El milagro del fuego consiste en sacar unas pie-dras del fondo de un caldero con agua hirviendo sin que la mano resultequemada. El milagro de las palomas posándose sobre su cabeza es un

Virgen Blanca. Portada del Juicio Final dentro del pórtico occidental dela Catedral.

2o SEMESTRE 2004 ARGUTORIO nº 14 /49

signo frecuente desde la época de las catacumbas para representar alEspíritu Santo. En cuanto al milagro del lobo, cuenta la tradición quecaminando el santo con un jumento que le ayudaba en el trasporte desus libros, le sorprendió un lobo que atacó al animal dejando al santosin transporte. Éste reprendió al lobo por su actitud y le castigó a servir-le en el lugar del pollino y sin más le colocó las alforjas, y de esta guisale tuvo muchos días. GONZÁLEZ, J. San Froilán. Pág 78.24 El pago por dicho rezo fue de 90 pesos que se libraron de los 100doblones que había destinado para tal fin. Archivo Catedralicio de León.Caja 436, documento 10025.25 Lección del martirologio romano con los nombres y hechos de lossantos de cada día.26 En las Iglesias, es la renta o derecho que se cobraba para llevar a cabolas reparaciones necesarias en el edificio y también para costear los gas-tos del Culto Divino.27 Archivo Histórico Municipal de León. Caja 65, libro 62.28 Archivo Catedralicio de León. Caja 440, documento 10039.29 LÓPEZ PELÁEZ, Antolín. Vida póstuma de un santo. Pág. 42.30 Te Deum laudamos, te dominum confitemur. Te aeternum Patrem,omnis terra veneratur. (…). Este es un himno de alabanza compuestoen latín en el siglo V. Se atribuye a san Ambrosio de Milán y Nicetas deRemesiana. Desde el siglo VI forma parte del Oficio Divino. Te Deum ala Santísima Trinidad. http://www.devocionario.com/trinidad/te_deum.html.31 Archivo Catedralicio de León. Caja 10025, documento 436.

BIBLIOGRAFÍA

1.- FUENTES

1.1.- DOCUMENTOS IMPRESOS

- ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., MARTÍN FUERTES, J. A. Archi-

vo Histórico Municipal de León: catálogo de documentos. León:

Ayuntamiento de León, 1982.

- ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., MARTÍN FUERTES, J. A. Archi-

vo Histórico Municipal de León: inventario general. León: Ayun-

tamiento de León, 1986.

- GARCÍA VILLADA, Z. Catálogo de los códices y documen-

tos de la Catedral de León. Madrid: Imprenta clásica española,

1919.

Inscripción del Obispo Vaca situada en el pórtico occidental de la cate-dral entre la portada del Juicio Final y la portada de San Francisco. Estáal lado del Locus Apellationis.

1.2.- DOCUMENTOS MANUSCRITOS

ARCHIVO CATEDRALICIO DE LEÓN

Caja 6, documentos 567 y 568. Caja 12, documentos 1083, 1085,

1087 y 1097. Caja 191, documento 6319. Caja 430, documento

9994. Caja 436, documento 10025. Caja 440, documento 10039

ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LEÓN

Legajo 11, documento 350. Legajo 12, documentos 96 b y 142 b

Caja 56, libro 40. Caja 65, libro 61 y libro 62. Caja 67, libro 66

2.-BIBLIOGRAFÍA

- CANAL SÁNCHEZ-PAGÍN, José María. San Froilán obispo

de León. Ensayo biográfico. Madrid: Centro de estudios

históricos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas:

Hispania Sacra, revista de historia eclesiástica, 1993.

- ENCICLOPEDIA Universal ilustrada Europea-Americana.

Madrid: Espasa-Calpe, 1975. Tomos XXIII, XIV.

- GONZÁLEZ, J. San Froilán, estudio crítico-biográfico. León:

Centro de estudios e investigación de San Isidoro, 1946.

- GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel. El que conquistó toda España:

semblanza de Fernando III, rey de Castilla y León. En Fernando

III y su tiempo (1201-1252). Congreso de estudios Medievales

Fundación Sánchez-Albornoz (8º. 2001. León) León: Celarayn,

2003.

- IGUAL ÚBEDA, Antonio. Fernando III, el santo. 2ª ed.

Barcelona: Seix Barral, 1956.

- LÓPEZ PELÁEZ, Antolín. Vida póstuma de una santo: el culto

de san Froilán. Madrid: Imprenta de los hijos de Fuentenebro,

1911.

- MARCOS BURRIEL, Andrés. Memorias para la vida del santo

rey don Fernando III. Barcelona: El Albir, 1974.

- NUÑEZ DE CASTRO, Alonso. Vida de san Fernando el III

rey de Castilla y León. Madrid: Imprenta de Pantaleón Aznar,

1787.