De Café, Escritura y Muerte...La Crónica.

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DE CAFÉ,ESCRITURA Y MUERTE...LA CRÓNICA. Paco cerró los ojos, por fin,…dejó colgadas sus 3 metáforas en el limbo de los sueños, y al filo de la madrugada se quiso entregar, exhausto, en los brazos de Morfeo. A las 6:30 a.m. el sol de Abril penetró su habitación después de besar a las rosas en el balcón y le dio a su rostro macilento aspecto seráfico salpicado de sepias y tenues dorados. La ventana entreabierta no solo le mecía las cortinas y le compartía los trinos de los pájaros madrugadores, también le enfriaba los pies y le acentuaba el ruido del despertador, que de pronto, dejó su monocorde tic-tac y empezó su parafernalia alborotándole a Paco los últimos resabios de un sueño agitado. Se levantó, fue directo a la cocina por el primer café del día y se lo cargó más que de costumbre, la ocasión lo ameritaba. A las ocho, se estaba anudando la corbata de lunares pero la imagen en el espejo no lo complacía del todo…los ocres alrededor de los párpados le daban el aspecto de pre-difunto. Sin embargo, no se amilanó; tomó las llaves y salió a enfrentar al destino. Fue un día sui géneris. El almuerzo lo sorprendió en la oficina en una conversación con un editor persuasivo. A las tres, intentó comer en el restaurant de la plaza con un amigo trashumante que como él, tenía cinco o seis libros en sueños y proyectos y uno solo en alguna Editorial preparando la maqueta. El resto, solo ideas colgadas en los insomnios y en el polvo alucinante de los futuros. El tiempo se les fue en la charla, picó apenas la sopa y no pudo llegar al plato fuerte, optó por un café, un coñac y un cigarro de esos a los que se les desprenden las virutas y marean al más pintado. Su tarde transcurrió entre memorándums y despachos y a las ocho en punto de la noche se encontraba en el ascensor de su edificio prodigando sonrisas fingidas. Se duchó y ocupó su rincón favorito junto al balcón, en su mecedor de mimbre, y mientras descolgaba las 3 metáforas que dejó en el limbo la noche anterior, disfrutó su enésimo café con ínfulas de sibarita. Escribió y escribió… pasaron las horas hasta que el lejano silbato de un tren le restregó en los ojos la hora en el reloj de pared junto al Van Gogh: las 4:00 a.m. - ¡Puta madre!, dijo. - Otro día más sin dormir. Y cayó en la cuenta de que no era otro

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DE CAF,ESCRITURA Y MUERTE...LA CRNICA.

Paco cerr los ojos, por fin,dej colgadas sus 3 metforas en el limbo de los sueos, y al filo de la madrugada se quiso entregar, exhausto, en los brazos de Morfeo. A las 6:30 a.m. el sol de Abril penetr su habitacin despus de besar a las rosas en el balcn y le dio a su rostro macilento aspecto serfico salpicado de sepias y tenues dorados. La ventana entreabierta no solo le meca las cortinas y le comparta los trinos de los pjaros madrugadores, tambin le enfriaba los pies y le acentuaba el ruido del despertador, que de pronto, dej su monocorde tic-tac y empez su parafernalia alborotndole a Paco los ltimos resabios de un sueo agitado. Se levant, fue directo a la cocina por el primer caf del da y se lo carg ms que de costumbre, la ocasin lo ameritaba. A las ocho, se estaba anudando la corbata de lunares pero la imagen en el espejo no lo complaca del todolos ocres alrededor de los prpados le daban el aspecto de pre-difunto. Sin embargo, no se amilan; tom las llaves y sali a enfrentar al destino. Fue un da sui gneris. El almuerzo lo sorprendi en la oficina en una conversacin con un editor persuasivo. A las tres, intent comer en el restaurant de la plaza con un amigo trashumante que como l, tena cinco o seis libros en sueos y proyectos y uno solo en alguna Editorial preparando la maqueta. El resto, solo ideas colgadas en los insomnios y en el polvo alucinante de los futuros. El tiempo se les fue en la charla, pic apenas la sopa y no pudo llegar al plato fuerte, opt por un caf, un coac y un cigarro de esos a los que se les desprenden las virutas y marean al ms pintado. Su tarde transcurri entre memorndums y despachos y a las ocho en punto de la noche se encontraba en el ascensor de su edificio prodigando sonrisas fingidas. Se duch y ocup su rincn favorito junto al balcn, en su mecedor de mimbre, y mientras descolgaba las 3 metforas que dej en el limbo la noche anterior, disfrut su ensimo caf con nfulas de sibarita. Escribi y escribi pasaron las horas hasta que el lejano silbato de un tren le restreg en los ojos la hora en el reloj de pared junto al Van Gogh: las 4:00 a.m.- Puta madre!, dijo.- Otro da ms sin dormir. Y cay en la cuenta de que no era otro da sino veinte das escribindole al viento inefable de los remordimientos.No importa, pens, ya habr tiempo para dormir cuando termine la novela. Guard las 3 metforas de siempre e intent conciliar el sueo, esta vez no pudo; su despertador le hizo brincar de la cama cuando estaba absorto, con los ojos fijos en el techo viendo copular a dos araas. Casi zombie, se duch y se visti con cualquier cosa, se le olvid peinarse pero no su caf que apur de grandes sorbos camino a la puerta. En la oficina lo miraron raro, ojos rojos, tez amarillenta y movimientos autmatas.- Qu le pasa a Paco?- , dijo alguien. Los dems se encogieron de hombros.- De por s es medio raro,- Ya sabes, - tal vez sea la andropausia - concluy otro. Le sorprendieron las tres de la tarde sin haber probado bocado, a las cuatro mordisque unas galletas olvidadas por alguien y cancel todas sus citas vespertinas. Se fue a su refugio, al silln de mimbre y a su solitario verbo, ah le lleg la noche trazando en el aire movimientos inusitados que sorprendan al pez gato en la pecera. Agot hasta la ltima taza de caf y el tabaco turco termin por estragarle el paladar. Intent dejar colgadas las 3 ideas siguientes en el lugar de siempre, pero no pudono durmi, solo dej correr el tiempo que faltaba para que el despertador le revolviera el estmago con su estridencia premonitoria. No se ba, solo se mud y se present por equivocacin en la editorial y no en su oficina. El Sr. Mendoza lo recibi de buen talante y le prometi que en una semana tendra las cubiertas y empezara el trmite del ISBN, Paco asista a todo como un cordero atnito, asintiendo con descaro a cada frase de su interlocutor que lo encontr ms dcil y cooperativo que nunca, as que le invit el primer caf de la maana en la hostera de la esquina. Cuando Paco lleg a casa al medio da, su celular no cesaba de timbrar y en la contestadora tena diez llamadas perdidas, pero l, ya no estaba para llamadas, salud de mano al saco del perchero, se tom por equivocacin el antibitico caf que haba comprado para la pecera y empez a contarle al pez gato de su prxima Novela una historia real, que un tal Sr. Mendoza le ayudara a descolgar las ideas que dejaba siempre en la lnea divisoria de los sueos y que de ah en ms, lo nico que quera era poder dormirdecansaaaaar, dormiiiir Lo encontraron al tercer da en su silln de mimbre, sus labios dibujaban un ligero rictus de felicidad, su rostro estaba cubierto de una rara, corta y tupida barba caf, en su mano izquierda tena una hoja llena de extraos smbolos que alguien descifr como poemas en latn y en su mano derecha, la ltima taza de un caf reducido a melazaque bordeaba el permetro de sus dedos crispados que se aferraban en rigor mortis, como siemprea la obsesionante pasin por escribir.

AUTOR: FILEMON ZACARAS GARCA.Escritor Veracruzano, escribe poesa y narrativa. Sus trabajos han sido publicados en diarios y suplementos culturales como EL GRAFICO DE XALAPA, NORESTE Y OPINION DE POZA RICAen Veracruz y CATEDRAL en Puebla. Ganador de primeros y segundos lugares en RED DE ESCRITORES DE COQUIMBO, en Chile y EL RELATO DEL MES.COM, de Espaa obteniendo el derecho a ser publicado en los libros anuales de dichas redes. Ha sido antologado en libros colectivos internacionales. Autor de las novela: INTERNOS LIBERTOS. ISBN: 978-607-9333-041.correo electrnico: [email protected]