DAVID MORENO SOTO Y LA POLÍTICA

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SOBRE LA TEORÍA DEL VALOR Y LA POLÍTICA DE LA REVOLUCIÓN EN EL JOVEN MARX DAVID MORENO SOTO Presentación Principalmente, pongo a discusión dos problemas y, como tercero, la relación entre ambos, a saber. En primer lugar, a propósito de la conexión entre la teoría del valor y la crítica de la irracionalidad de la economía mercantil o burguesa plasmada en los escritos de los jóvenes Engels (1843) y Marx (1844), los intérpretes han soslayado el papel de la producción como funda- mento de la crítica de la propiedad privada y la forma específica de la fundamentación teórica de la crítica de la economía política avan- zada en aquellos escritos, no obstante ser la intención manifiesta de sus autores de adecuar el método al objeto de su crítica. En este punto se reprocha Marx presuntos defectos filosóficos o ideológicos, abs- tractos o especulativos, etcétera, supuestamente ocasionados por el aplastante peso de la moral en su visión juvenil. En segundo lugar, a propósito de la teoría del plusvalor y de la explotación del obrero, suele desvalorarse la teoría del trabajo ena- jenado y, junto con ésta, la propuesta práctico-política específica de Marx: la radicalidad con que busca la unidad de estrategia y táctica, es decir, del objetivo final revolucionario y la lucha cotidiana, salarial y político-democrática. Aquí se acusan, dicen, los defectos adolescen- tes de la rigidez principista y la consiguiente ingenuidad política, cuyo síntoma principal sería la importancia prioritaria que el joven Marx confiere al salario en su primera aproximación crítica pero fallida a la economía política. En tercer lugar, en esta doble discusión Adolfo Sánchez Vázquez es interlocutor privilegiado por ser él quien formula sintéticamente el horizonte general de los intérpretes, centrado en torno al reproche 165

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SOBRE LA TEORÍA DEL VALOR Y LA POLÍTICADE LA REVOLUCIÓN EN EL JOVEN MARX

DAVID MORENO SOTO

Presentación

Principalmente, pongo a discusión dos problemas y, como tercero,la relación entre ambos, a saber.

En primer lugar, a propósito de la conexión entre la teoría del valory la crítica de la irracionalidad de la economía mercantil o burguesaplasmada en los escritos de los jóvenes Engels (1843) y Marx (1844),los intérpretes han soslayado el papel de la producción como funda-mento de la crítica de la propiedad privada y la forma específica dela fundamentación teórica de la crítica de la economía política avan-zada en aquellos escritos, no obstante ser la intención manifiesta desus autores de adecuar el método al objeto de su crítica. En este puntose reprocha Marx presuntos defectos filosóficos o ideológicos, abs-tractos o especulativos, etcétera, supuestamente ocasionados por elaplastante peso de la moral en su visión juvenil.

En segundo lugar, a propósito de la teoría del plusvalor y de laexplotación del obrero, suele desvalorarse la teoría del trabajo ena-jenado y, junto con ésta, la propuesta práctico-política específica deMarx: la radicalidad con que busca la unidad de estrategia y táctica,es decir, del objetivo final revolucionario y la lucha cotidiana, salarialy político-democrática. Aquí se acusan, dicen, los defectos adolescen-tes de la rigidez principista y la consiguiente ingenuidad política,cuyo síntoma principal sería la importancia prioritaria que el jovenMarx confiere al salario en su primera aproximación crítica perofallida a la economía política.

En tercer lugar, en esta doble discusión Adolfo Sánchez Vázquezes interlocutor privilegiado por ser él quien formula sintéticamenteel horizonte general de los intérpretes, centrado en torno al reproche

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al joven Marx de una supuesta la falta de integración de economía yfilosofía, humanismo y economía, ciencia y política, etcétera. Otrosautores se encargan de explicitar las consecuencias de aquellaspremisas. Por ejemplo, Cesáreo Morales, partiendo del presupuestode la inmadurez científico-teórica del joven Marx, desprende la inca-pacidad de éste para hacer que los principios políticos trasciendanel plano de la intuición. Según este punto de vista, el teorema implí-cito en la fórmula "socialismo científico" sería una noción ideológicapropia de la juventud, pero prescindible para la madurez. Etapa nece-saria pero superable, "inevitable", en el curso del desarrollo moraldel marxismo hacia el reconocimiento adulto de que las preguntasconstitutivas de la conciencia teórico-revolucionaria del proletaria-do, en realidad no tienen respuesta. Según esta figuración la evolu-ción política e intelectual de Marx consistiría en un desengaño y unaruptura permanentes.

Al descalificar las preguntas del joven Marx para invalidar tam-bién sus respuestas, tanto las teóricas (un tipo de fundamentación)como las políticas (una estrategia de revolución), Cesáreo Moralesdice explicitar lo que se encuentra implícito en las tesis asentadas porAdolfo Sánchez Vázquez.

En el presente trabajo argumento en el sentido de que es un mal-entendido básico acerca de la teoría del valor lo que permite a estosautores separar y contraponer al Marx maduro respecto del jovenMarx. A ello se debe que la opinión del Marx maduro contravengaa sus intérpretes, pues aquél considera que tanto sus preguntas comosus respuestas de juventud son plenamente vigentes, teórica y políti-camente, a lo largo de su vida y su obra y cada vez más para nosotros.

El joven Marx como tema de la crítica de la economía políticahoy: después de la caída del comunismo soviético,afortunadamente, la "querella de los Manuscritos" continúa

Hoy es importante recordar que, en determinados momentos, lainterpretación del pensamiento de Marx se vuelve campo de batalla enel que se debaten, a la par que posiciones irreductibles sobre la estra-

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tegia revolucionaria, perspectivas contrapuestas sobre los proble-mas fundamentales de la epistemología y la metodología científicas.

En tales ocasiones, puede ser claro que la crítica de la propiedadprivada y de la enajenación, o las tendencias límite de la opresión yla explotación del hombre por el hombre, son temas propios de losescritos juveniles de Marx no debido a la juventud de éste, sino porser aquéllas las cuestiones naturalmente primeras o principales, y, portanto, inaugurales del proyecto de la Crítica global de la sociedad bur-guesa, iniciado por Marx en 1843-1844. En ese momento fundacional,los principios tienen un valor no sólo ético o moral, sino tambiénrigurosamente programático, y su tematización es, por tanto, lo quedebe abordarse en primer lugar.

La vitalidad del movimiento inspirado por aquel proyecto revolu-cionario se mide por la capacidad de sus militantes para asumir pro-gramáticamente aquel momento fundacional. Esta capacidad es fluc-tuante. La esperanza de los revolucionarios no se funda tanto en lapermanencia rígida de los principios sino en el hecho de que dichasfluctuaciones obedecen a una legalidad rigurosamente discernible.

Ya la mera recurrencia de tales épocas en que cobra impulso lacultura marxista permite asumir como normal la actitud ética quepone en primer término los principios.

Sin embargo, al constatar dicha legalidad, tampoco pudiera ex-trañar que estas cuestiones de principios se tomen crecientementeproblemáticas para las tendencias del pensamiento crítico y de la prác-tica revolucionaria, pues éstas se desarrollan en el terreno capitalistay, por tanto, enajenado, de la lucha anticapitalista. Los esfuerzos y losmedios de la liberación de la humanidad crecen y se complejizanconforme crece la potencia que somete a los hombres y enajena susluchas. La profundización de la lucha obliga a la reconstrucciónpermanente y la indagación constante por los fundamentos, y éstosparecieran tomarse cada vez de nuevo extraños, como para renovarla energía con que deben reclamar la necesidad de su re-conocimien-to. La lucha por la emancipación se desarrolla también en el interiordel sujeto de la misma, incorporando en él la creciente complejidady potencia de los instrumentos y formas de organización y de con-ciencia que han de jugarse en la liza.

De ahí la creciente aunque intermitente floración de las polémicas

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en el campo de la teoría marxista, así como la violencia que sueleacompañarlas. De estas violencias forman parte los prejuicios y lastergiversaciones conscientes e inconscientes, las sorderas calculadasy la mala fe, etcétera, que, en general, denotan la subordinación delas verdades teóricas a la competencia por posiciones de poder po-lítico. De estos rasgos abundan las controversias, por ejemplo, entrestalinistas, socialdemócratas y liberales, marxistas y antimarxistas,etcétera, en torno a los escritos juveniles de Marx. No es raro encon-trar en el terreno de las sutilezas de la filología marxológica situacio-nes análogas a la enfrentada por la publicación de El capital, segúnla célebre caracterización de Marx: "En el dominio de la economíapolítica, la investigación científica libre no sólo enfrenta losmismosenemigos que en todos los demás campos. La naturaleza peculiar desu objeto convoca a la lid contra ella a las más violentas, mezquinasy aborrecibles pasiones del corazón humano: las furias del interésprivado".'

A través de los episodios recurrentes de muerte y resurrección delmarxismo se enriquece el presente permanente de la discusión teó-rica que nos permite retomar hoy cabos tendidos hace 12, 30, 60 o150 años. Cabe pues, reanudar la polémica iniciada y continuada porgeneraciones anteriores e invitar a las futuras a participar en la vastaconstrucción colectiva de la humanidad emancipada.

' En su prólogo a la primera edición, cf. Karl Marx, El capital. México, Siglo xxi,1975, p. 8. De esta violencia es testimonio el destino y vicisitudes de los fondosdocumentales —manuscritos, correspondencia, grandes bibliotecas especializadas yanotadas, etcétera—, de Marx y Engels, al morir éste, y de David Riazanov, autor delrescate de aquellos fondos —incluidos los "Manuscritos de París"—, a punto de per-derse entre la descomposición del movimiento socialista europeo y de los di-rigentes socialdemócratas y "hombres de confianza" designados como custodios dellegado literario de los fundadores del mismo movimiento. El más importante eru-dito conocedor de la obra de Marx y Engels, fundador y primer director del primerinstituto de investigaciones marxistas científicas surgido de la revolución triunfante,y promotor del primer proyecto de edición de las obras completas de los clásicos, alcual consagró más de treinta años de trabajo, debió pagar en los campos de concen-tración stalinianos su interés en la investigación marxista y su militancia en la prime-ra generación de bolcheviques. Véase el Apéndice al final de este trabajo.

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Como veremos, en este contexto se vuelve decisiva la unidad esen-cial entre los aspectos éticos y científicos del problema del valor.

Una aproximación crítica al aporte de Adolfo Sánchez Vázquez

Adolfo Sánchez Vázquez interviene en la "querella de los Manuscri-tos" asumiendo la confrontación esencial entre definiciones funda-mentales y tomas de posición frente a la vida y la muerte, la revolu-ción y la emancipación de la humanidad.2

Los trabajos de Adolfo Sánchez Vázquez sobre el joven Marx sonno sólo de los más importantes estudios sobre los Cuadernos de lectu-ras y los "Manuscritos de París" -de hecho, en conjunto, únicos en sugénero, no sólo en lengua española—, sino el más importante esfuer-zo crítico de síntesis y sistematización del conjunto de la literaturaproducida sobre esta temática, sobre cuya base aquel investigador haconstruido, además, una posición original.

La obra de Sánchez Vázquez debe valorarse en el contexto delinsólito esfuerzo de difusión de los "Manuscritos de París" en nuestralengua —al parecer, inédito en cualquiera otra.` La importante con-tribución de nuestro país en este esfuerzo es uno de los frutos de lainmigración de revolucionarios europeos —en este caso, alemanes yespañoles— cuyo aporte ha sido decisivo para la constitución de la ricay profunda red de vasos comunicantes que nos inervan en la culturauniversal contemporánea.4

2 Principalmente en sus libros, Las ideas estéticas de Marx (México, Era, 1965);Filosofía de la praxis (México, Grijalbo, 1967; nueva edición, 1980); "Economía yhumanismo", estudio previo a los Cuadernos de París de Karl Marx (México, Era,1973), y en Economía y filosofa en el joven Marx (México, Grüalbo, 1978), síntesis desu interpretación, en el que consagra dos extensos capítulos a la "querella de losManuscritos".

3 Véase el Apéndice al final del presente trabajo.Muchas vertientes marginales se nutren de estas corrientes, haciendo florecer

fenómenos singulares. José Revueltas, por ejemplo, ese otro introductor del jovenMarx en las discusiones de la izquierda mexicana y dispar comentarista de los Ma-nuscritos de 1844, desde el célebre Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, de 1961,—y aún antes, desde los años cincuentas— hasta el arduo Ensayo sobre la dialéctica de

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Sánchez Vázquez ocupa un lugar destacado en la tradición predo-minante en la cultura teórica marxista. Mi propósito en las presentesnotas es discutir, en interlocución con aquél, un aspecto particular dedicha tradición. Este aspecto tiene que ver con el vasto y sistemáticoproceso de malversación y tergiversación del pensamiento de Marxque ha acompañado a las experiencias revolucionarias del siglo Xx,

y del cual los "Manuscritos de París" han sido parte privilegiada, yadesde la desfiguración radical a que fueron sometidos por sus prime-ros editores.5

Los extensos y valiosos comentarios de Adolfo Sánchez Vázquezsobre los trabajos marxistas juveniles están concebidos, en términosgenerales, dentro del horizonte que justifica las decisiones de loseditores de los Manuscritas de 1844. En el que Sánchez Vázquezcalifica como "acertado título puesto al nuevo trabajo por sus prime-ros editores: Manuscritos económico-filosóficos", que él retoma paratitular sus propios comentarios, se subraya una dualidad que signi-fica el fracaso de una intención de "integración" y la falta de concien-cia acerca de este fracaso. Desde esta perspectiva, Adolfo SánchezVázquez polemiza con las caracterizaciones "absolutas" de la evolu-ción intelectual y política de Marx, tanto de la continuidad, propug-nada por el humanismo burgués abstracto socialdemócrata, como

la conciencia, de 1969-1975, editado póstumamente, en 1978. En este último trabajo,Revueltas aventura una polémica con Adolfo Sánchez Vázquez en torno al conceptode praxis. Por su parte, Sánchez Vázquez sitúa las contradicciones de la estéticarevueltiana, en el entramado del marxismo internacional, en "La estética terrenal deJosé Revueltas", en Ensayos sobre arte y marxismo. México, Grüalbo, 1983.

5 Tanto la deformación del pensamiento de Marx por parte de seguidores y de-tractores, como la denuncia del mismo fenómeno, han sido rasgos característicos delas diversas tradiciones del marxismo. Actualmente, de cara al derrumbe de lasinstituciones e ideologías constituidas en nombre de Marx, este tópico es una obse-sión; lo cual ya es, indudablemente, un progreso. Sin embargo, el carácter sistemáticode dicho proceso de deformación y malversación, y la conexión que engloba dichocarácter en la legalidad que rige el proceso de desarrollo capitalista, son pro-blemas cuya investigación aún se encuentra rigurosamente relegada a los márgenes.Una importante contribución en este terreno es la de Jorge Veraza, de cuyas ideasintento retomar los lineamientos fundamentales del presente trabajo. Véase JorgeVeraza: "Cómo fueron escritos los Manuscritos de 1844°, publicado por el Seminariode El capital de la Facultad de Economía de la uNAM, México, 1994.

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de la discontinuidad, postulada por el "antihumanismo teórico"neostalinista althusseriano.

Sánchez Vázquez propone como opción de síntesis en la controver-sia, la tesis de la "continuidad en la discontinuidad". El elemento decontinuidad estaría representado por la presencia, en las obras de ma-durez —El capital los Grundrisse el Capítulo VI inédito, etcétera— deconceptos centrales de los Manuscritos de 1844, tales como, por ejem-plo, el de enajenación o el de hombre, etcétera, si bien con un estatutodiferente, que les quitaría el carácter de "fundamento no fundado"—del trabajo enajenado— o el contenido abstracto-especulativo —delhombre. La discontinuidad, por otro lado, quedaría formulada comouna "coexistencia", dualidad no resuelta pero latente —luego supera-da— entre una concepción antropológica de la esencia humana y otra"concepción histórico-social ".6

Resumiendo un punto de vista predominante, Adolfo SánchezVázquez entiende que en 1844 Marx —siguiendo, a Engels, con cuyoEsbozo de crítica de la economía política, de 1843, Marx inaugura suslecturas económicas— rechaza la teoría del valor de la economía polí-tica clásica inglesa, por considerar que aquella teoría sirve parajusti-ficar la explotación capitalista del obrero. Sólo después de asimilarlas impresiones de su primer encuentro con la ciencia económica,Marx estaría en condiciones de reconocer la importancia de aque-lla teoría para construir el concepto de plusvalor, fundamento de suteoría científica de dicha explotación. Mientras tanto, la influencianociva del moralismo del joven Engels impediría a Marx valorar elprincipal legado científico de la economía política.?

6 "[...] puesta de relieve por Mandel", cf. A. Sánchez Vázquez, Economía y filosofiaen el joven Marx, cap. i. De este capítulo he tomado las referencias de este párrafo.

7 Andrés Barreda Marín, "El Esbozo de crítica de la economía política de Engels, a 150años de su publicación", ponencia presentada en el ciclo de mesas redondas"Capitalismo y Estado burocrático", en 1993, y publicada por el Seminario de Elcapital de la Facultad de Economía de laUNAM, México,1994. Este autor reconstruyela genealogía de la crítica a la teoría del valor del joven Engels, por parte de biógrafosy comentaristas: se trata de una tradición inaugurada por Gustavo Mayer (FriederichEngeli, biografía), el principal biógrafo de Engels, sistematizada por Auguste Cornu(Carlos Mari Federico Engelh del idealismo al materialismo histórico), el más importantebiógrafo y comentarista de las obras del periodo juvenil de Marx y Engels, repetida

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Según este punto de vista, el joven Marx en 1844, como el jovenEngels en 1843, al insistir en la inhumanidad de la situación delobrero, se encuentran presos de una visión meramente ética o mora-lista de la realidad, encerrada en el deber ser, que después abandonaránpara adoptar una visión científica, la cual se abocará más al estudiodel ser del capitalismo y sus tendencias. Mientras tanto acarrearíaademás de una serie de ambivalencias e indecisiones teóricas y po-líticas, graves fallas en el pensamiento científico-económico de losjóvenes revolucionarios.

El propósito de lo que sigue es demostrar que estas fallas y ambi-valencias que Sánchez Vázquez cree encontrar en el joven Marx, pro-yectan una noción del mismo Sánchez Vázquez acerca de la teoría delvalor que ciertamente discrepa de la del joven Marx pero también dela del Marx de madurez, pues es la misma. La dificultad para el recono-cimiento de la especificidad del proceso de evolución del pensamien-to de Marx es correlativa respecto del reconocimiento de la unidad—anteriormente aludida— entre los aspectos éticos y científicos delproblema del valor.

Los puntos en discusión: valor y enajenación,plusvalor y explotación, y salarios y revolución

A continuación, resumo tres puntos fundamentales de la crítica deAdolfo Sánchez Vázquez a aquella versión temprana de la crítica dela economía política, inaugurada por los jóvenes Marx y Engels. Estospuntos se refieren a los problemas del valor, el plusvalor y los salarios.En torno a estos problemas se juegan, respectivamente: 1) la unidadestructural y dinámica del sistema económico mercantil o de la pro-piedad privada; 2) la explotación del obrero y la enajenación deltrabajo, y 3) la estrategia de la política revolucionaria.

por Ernest Mandel (La formación del pensamiento económico de Marx), el autor másprestigiado como comentarista economista especializado, y retomada por A. SánchezVázquez, Economía y filosofía del joven Marx, en su perspectiva interpretativa de sín-tesis filosófico-económica.

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En referencia al problema del valor, Adolfo Sánchez Vázquez su-braya dos "tesis" fundamentales de la economía política rechazadaspor los jóvenes Engels y Marx, a saber: en primer lugar, la "tesis dela equivalencia entre precio y valor", es rechazada por Engels porconsiderar que esta idea justifica la irracionalidad de la economíamercantil y oculta las consecuencias negativas de la propiedad priva-da, fundamento de la competencia y, por tanto, de dicha irraciona-lidad; el rechazo al concepto clásico de valor sería consecuencia delénfasis en la crítica ala propiedad privada y de estatuir esta categoríacomo fundamento del sistema de relaciones económicas. 8 Por otrolado, Engels también rechaza la "tesis de la equivalencia entre capitaly trabajo", porque la misma sirve para ocultar y justificar la realseparación entre el capital y el trabajo, "[...] separación que se tradu-ce en la división de la humanidad entre capitalistas y trabajadores";frente a la intenciónjustificatoria de los economistas, Engels propug-na la restauración de la "unidad originaria entre el capital y el traba-jo" y del carácter originario del "salario como medida auténtica dela participación del trabajador en la producción". Para Adolfo SánchezVázquez la asunción acrítica de ambos rechazos del joven Engelstendrían por consecuencia "la actitud negativa del joven Marx haciala teoría del valor".9

En torno al problema del plusvalor, Sánchez Vázquez afirma queMarx, retomando la perspectiva de Engels, 10 trata de criticar la explo-tación del trabajo —que, para él, en 1844 "estriba precisamente en elhecho de que el hombre se desvaloriza en la medida en que produce

8 "Y es justamente su empeño en destacar la vinculación de la economía políticaclásica con la propiedad privada, y en acentuar el papel de ésta y de sus consecuenciasnegativas, lo que contribuye a que Engels —y tras él, Marx— no pueda apreciar ade-cuadamente la teoría del valor por el trabajo y ver, por tanto, el trabajo como elemen-to fundamental del costo de producción y como fuente de toda riqueza o valor". (A.Sánchez Vázquez, "Economía y humanismo", en K Marx, op. cit., p. 33.)

9 Ibid., pp. 35-43.10 "[...] El joven Marx [...] hará suya la actitud negativa de Engels hacia la teoría del

valor por el trabajo y acentuará aún más el enfoque filosófico (contradicción entreesencia humana y realidad económica, o entre economía y humanismo) que hemosadvertido en el Esbozo". (Ibid., p. 28).

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valores"—" y para ello ofrece su teoría del trabajo enajenado que,como consecuencia de la posterior aceptación y desarrollo de lateoría del valor, sustituirá por su teoría del plusvalor. 12 En este mismocontexto, Sánchez Vázquez explica el proceso que lleva a Marx a caeren una teoría que hace depender al salario del obrero "de la lucha en-tre los obreros y los capitalistas, así como de la competencia entreestos últimos", como consecuencia del rechazo a la concepción clási-ca, según la cual el capitalista paga el trabajo y no la fuerza de trabajo,estableciendo, así, la relación capital-trabajo como "una relación entérminos equivalentes", con lo cual queda oculta la explotación delobrero. Así pues, en 1844, Marx, por rechazar las consecuenciasapologéticas a que conduce la confusión de la economía políticaclásica, entre el valor del trabajo y el valor de la fuerza de trabajo, perosin poder superarla, cae en el error de la economía vulgar -compar-tido por Engels— de que "la competencia [...] constituye la únicarealidad".

En tercer lugar, también sobre la teoría de los salarios, SánchezVázquez señala que

Marx sostiene que éstos tienen la tendencia a descender hasta el míni-mo vital [...] hasta que la propia experiencia histórica le demuestra lanecesidad de modificarla, ya que bajo el impulso de la lucha sindical delos obreros se registra, particularmente en Inglaterra un alza constantede los salarios. Por ello, en 1865, ante el Consejo General de la Asociación General de los Trabajadores ( 1 Internacional), Marx expone unateoría de los salarios que contradice su primera teoría.15

" Ibid., p. 38.'2 "Llegará el momento en que Marx aceptará la teoría del valor por el trabajo [...]

para desarrollarla hasta sus últimas consecuencias, como teoría de la plusvalía. Eneste caso será esta teoría y no la del trabajo enajenado la que dé razón o revele elsecreto de la explotación del obrero. Ya no se tratará de explicar (o más bien descri-bir) una forma concreta de trabajo, sino de esclarecer cómo surge en la poblaciónyen la relación social capital-trabajo el excedente de valor (o plusvalía) que el obreroproduce y del que se apropia el capitalista". (Ibid., p. 59.)

'3 A. Sánchez Vázquez, Economía y , filosofía en el joven Marx, p. 46. El autor aludeal escrito "Salario, precio y ganancia„, publicado póstumamente, en 1898. Desdeluego, "la propia experiencia histórica" puede exigir que las teorías se modifiquen.

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En resumen, Sánchez Vázquez descubre una contradicción entre,por un lado, la crítica de la propiedad privada y la crítica del trabajoenajenado del Esbozo y de los "Manuscritos de París, de 1843-1844",y, por otro, las teorías del valor-trabajo y del plusvalor, de El capital,de 1867. Además de que dichas críticas no serían teorías científicaspropiamente dichas, pues no tienen valor explicativo sino sólo des-cripivo. Se trata de sucedáneos a los que recurren los jóvenes críticos,a falta de alternativas de explicación científica contra la actitud de loseconomistas burgueses que justifican la explotación del obrero, perotampoco la explican. Aquellos jóvenes pues, aún no sabrían distin-guir entre una explicación y una descripción, ni, por tanto, entre unacrítica fundada y un rechazo irreflexivo aunque justificado.

Así pues, los fundadores del socialismo científico guardarían unsospechoso silencio sobre un pasado de pecados que los hermanacon sus enemigos posteriores, a saber: los economistas vulgares, paraquienes "la competencia constituye la verdadera realidad"; el socia-lismo de Proudhon, quien contradictoriamente reclama la aplicaciónde la justicia mercantil como objetivo de la emancipación del traba-jador-mercancía; la "ley de bronce" de Lassalle (y la versión de aqué-lla del "señor Weston", criticada por Marx en 1865), que decreta lainutilidad de la lucha salarial y, en fin, ambos jóvenes debían sersometidos al riguroso juicio de la crítica del fetichismo del salario,del capítulo XVII de El capita6 por caer en el error de la

[...] aceptación, sin crítica, de las categorías valor del trabajo, precionatural del trabajo, etcétera, como expresiones adecuadas y últimas dela relación de valor considerada, [que] sumió a la economía políticaclásica [...] en complicaciones y contradicciones insolubles y brindó ala economía vulgar una base segura de operaciones para su superficia-lidad, que sólo venera las apariencias."

Sin embargo, es esencial el modo como se decida responder a tal exigencia, a partirde las específicas condiciones teóricas ya establecidas. De lo contrario, si todo lopensado debe ser revocado cada vez que los hechos empíricos de la experienciahistórica así lo requieran, ¿para qué hacer teorías? Según ésto, parecería que, siempresí, "la competencia [en este caso, la lucha sindical] es la única realidad".

'4 K. Marx, El capita4 p. 656.

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Este retroceso científico de los jóvenes Engels y Marx respecto dela escuela clásica sería necesariamente también político, pues

[...] sobre esta forma de manifestación, [el salario, como precio del trabajo]que vuelve invisible la relación efectivay precisamente muestra lo opuestode dicha relación, se fundan todas las nociones jurídicas tanto delobrero como del capitalista, todas las mistificaciones del modo capita-lista de producción, todas sus ilusiones de libertad, todas las pamplinasapologéticas de la economía vulgar.15

Desde luego, es evidente que en esta discusión son premisas me-tódicas elementales las preguntas de lo que Marx concebía en 1844que podrían ser las condiciones teóricas y metodológicas de posibi-lidad para la crítica de la economía política y, en su caso, para lamodificación de esta concepción en sus obras posteriores. Por cier-to, es notable, en la copiosa obra de madurez de Karl Marx, la ausen-cia de manifestaciones de rechazo respecto de aquellas primerasconcepciones suyas.16

De tales prevenciones metódicas depende la solvencia del supues-to "moralismo del joven Engels" y su supuesta "influencia negativa"en el supuesto "rechazo del joven Marx a la teoría clásica del valor",así como las consecuencias teóricas y práctico-políticas de estos pre-supuestos. Pues, a falta de tales cuidados, la ambivalencia que encon-tramos en el joven Marx, podría no ser sino la que nosotros mismosintroducimos como premisa de nuestras interpretaciones. Como

151bid., p. 658.

16 Ciertamente, parece haber una gran dificultad para creer en labuenafe de Marxcuando éste dice, en su prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, de1859, que la evolución de su pensamiento ha transcurrido en plena continuidaddesde 1843, sin los cortes, saltos y retrocesos, tan del gusto de los intérpretes, o, enel prólogo de losManuscritos de 1844, que ya ha resuelto los problemas esenciales dela fundamentación de su crítica de la economía política, etcétera. Problemas y solucio-nes también soslayados por aquéllos. Es ejemplar, a este respecto, la discusión —de es-trecho parentesco metodológico con el que aquí nos ocupa— sobre el problema delas modificaciones del plan estructural de El capital. Véase David Moreno Soto yJorge Veraza, "Karl Kautsky y los límites del marxismo actual", en Crítica de la econo-mía política, edición extraordinaria, núm. 22-23. México, El Caballito, 1984.

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veremos, la teoría del salario es terreno privilegiado para estos juegosde espejos.

La actitud crítica del joven Marx hacia la teoría clásica del valor

Desde el punto de vista de Adolfo Sánchez Vázquez, la noción deljoven Marx sobre la teoría del valor no es científica porque en ellapredomina una voluntad de "rechazo". Nuestro autor basa su idea enunos pasajes de los Cuadernos de París en los que Sánchez Vázquez leela oposición de Marx a la premisa metodológica —postulada por laeconomía política— de la coincidencia necesaria de valor y precio,por considerarla una abstracción que deja de lado a la realidad."

' 7 E1 capítulo de "Economía y humanismo", en K. Marx, op. cit., relativo a "La ley(abstracta) del valor y el movimiento de lo real" (pp. 53-58) es complementario aldedicado a "La actitud negativa del joven Marx hacia la teoría del valor". He aquí lospasajes en cuestión: (Ibid. pp. 109): "Ricardo hace muy bien en subrayar esto: cómoel obrero nada gana con la elevación de la productividad del trabajo". Ricardo: "Eltrabajo [...] fuente de todo valor, y su cantidad relativa [...] la medida que regula elvalor relativo de las mercancías". (Ibid., p. 17.)

Ricardo desarrolla la idea de que el trabajo engloba la totalidad del precio, puesel capital también es trabajo. Según lo muestra Say, Ricardo olvida las ganancias delcapital y de la tierra, que no son puestos gratuitamente a disposición. Proudhonconcluye con razón que, ahí donde existe la propiedad privada, una cosa cuesta másde lo que vale: justamente el tributo que es pagado al propietario privado".

Y en las pp. 112-113: "Ricardo dice [...] que al hablar del 'valor de cambio' serefiere siempre al `precio natural' y que piensa dejar de lado los accidentes de la com-petencia, a los que llama `cierta causa momentánea o accidental'". Para dar más co-hesión y precisión a sus leyes, la economía política tiene que suponer la realidadcomo accidental y la abstracción como real. Sobre esto, Say [en una nota al texto deRicardo] observa que "el precio natural [...] parece ser [...] quimérico. En economíapolítica no hay más precios que los del mercado". Lo que él demuestra invocandoel hecho de que [los precios] del trabajo, el capital y la tierra no se determinande acuerdo a una tasa fija, sino a la relación que se establece entre la magnitud dela oferta y la magnitud de la demanda. Cuando Smith suponía la existencia de unprecio natural, había por lo menos esta cuestión: ¿cómo participan el trabajo, el capi-tal y la tierra en la determinación de los castas de producción? Una cuestión que tienesentido sise hace abstracción de la propiedad privada; el precio natural son los costosde producción. En la comunidad, por ejemplo, puede tratarse del siguiente proble-

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Adolfo Sánchez Vázquez considera que Marx se pone del lado deleconomista vulgar J. B. Say cuando éste polemiza con Ricardo invo-cando los hechos que evidencian las contradicciones de la metodologíaque debe hacer abstracción de la competencia para mostrar el fun-cionamiento de las leyes de la reproducción capitalista. Es decir, loseconomistas clásicos deben suponer la gestión comunitaria de lareproducción, abstrayéndose de la propiedad privada, para neutra-lizar los efectos perturbadores de la competencia. Sánchez Vázquezinterpreta la crítica de Marx a esta contradicción como "rechazo"porque, según él, la misma deja de lado lo que Marx quiere criticar,a saber, la propiedad privada.'s

En el siguiente apartado abordaré la actitud del joven Engels haciala teoría del valor. Por lo pronto, cabe adelantar que Sánchez Vázquezpasa por alto lo siguiente:

1. Marx subraya la diferencia específica del procedimiento de Ri-cardo, quien "desarrolla la idea de que el trabajo engloba latotalidad del precio, etcétera [...]" a diferencia, por un lado, deSay, quien sólo trae a cuento o "invoca" "hechos olvidados" porRicardo o que en apariencia contradicen las consecuencias desus desarrollos, y, por otro lado, de Proudhon quien se limita a"concluir" la existencia de tal contradicción.

ma: ¿cuál de estos dos productos se dará mejor en este suelo? ¿Compensarán losresultados el trabajo empleado y el capital invertido?, pero, dado que en economíapolítica sólo se trata ya de precios de mercado, las cosas ya no son consideradas conrelación a sus costos de producción ni éstos teniendo en cuenta a los hombres, sinoque toda la producción es considerada en referencia al tráfico sórdido".

18 Según Adolfo Sánchez Vázquez, el error del joven Marx estribaría en que éste"sigue tratando el problema en dos planos: al margen de la propiedad privada y enel contexto de ella". El paso de la comunidad a la propiedad privada supone la"transformación del valor real en valor de cambio [...] o [...] precio de mercado [...] enel cual los objetos no se consideran en relación con los costos de producción sino aten-diendo a la competencia y [...] sin tomar en cuenta a los hombres". Este pensamientodualista conduciría al resultado de "que para el joven Marx, como para el Engels delEsbozo, el destino de la economía no se juega en la producción sino en el comercio,en el de la circulación de mercancías, en el `tráfico sórdido' de los productos en que,bajo la determinación de la competencia el valor real de éstos se transforma en valorcomercial o de cambio". (Idem.)

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2. Marx plantea el problema de que no obstante la separación detrabajo, capital y tierra supone la existencia de la propiedadprivada, sin embargo, la función económica de estas categoríasy sus condiciones de reproducción dependen de su participa-ción en la determinación de los costos de producción, sólo esposible haciendo abstracción de la propiedad privada.

3. Por lo tanto, Marx registra el hecho de que Ricardo se enfrentaa leyes que sólo pueden descubrirse suponiendo "la realidadcomo accidental y la abstracción como real". La realidad deestas leyes no es abolida por el hecho de que sólo se pueda teneracceso a ellas mediante este procedimiento enrevesado; al con-trario, esta forma contradictoria de manifestarse es lo que espe-cífica aquellas leyes. El problema que le interesa plantear a Marx—y pasa desapercibido para Ricardo, Say, Proudhon y SánchezVázquez— es el tipo específico de realidad que exige esa metodo-logía científica contradictoria para mostrar su esencia.

Sánchez Vázquez interpreta erróneamente la crítica de Marx a laabstracción de los economistas como "rechazo" a la abstracción engeneral, pues no ve que Marx critica la inconsciencia de aquéllosrespecto de la necesidad de abstraerse de la realidad como metodologíapara acceder a las relaciones de necesidad que constituyen esa rea-lidad. A partir de esta premisa, Sánchez Vázquez lee el "rechazo" deljoven Marx a la determinación del valor por los costos de produccióny la atribución de un papel determinante a la competencia. Supues-tamente, sólo refugiándose en esta perspectiva circulacionista po-dría el joven Marx hacer valer su crítica de la propiedad privada. Sinembargo, insisto, todo el argumento de Sánchez Vázquez gira entorno a una confusión, pues Marx no rechaza toda abstracción sinoque crítica un tipo específico de abstracción. Lo criticado por Marxes el carácter abstracto de la realidad burguesa en tanto subsumidaa la ley del valor y la abstracción del pensamiento de los economistasrespecto del carácter abstracto de esa realidad. La misma realidad esabstracta y el pensamiento de los economistas se adecua a esta abs-tracción sin tomarla en cuenta en su teorización. Marx subraya que

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se trata de un pensamiento cosificado y fetichista, sometido ante suobjeto y, por tanto, incapaz de criticarlo.19

El "moralismo de Engels" bajo la mirada crítica del joven Marx

Vale la pena considerar de cerca el modo como Marx especifica supostura humana contra el capitalismo y, al mismo tiempo, definesu alianza con el joven Engels y frente a los economistas y los socia-listas. En estas decisiones tempranas podríamos reconocer el origende una amistad de la que también hoy podemos festejar el 150 ani-versario.20

Adolfo Sánchez Vázquez intenta hacer justicia en la controversiasobre "el moralismo de Engels". 21 O sea, reconocer lo positivo y lonegativo en el enjuiciamiento moral respecto de la realidad econó-mica capitalista, por parte de aquél en 1843, pues en este punto sejuega la "influencia" esencial de Engels en la formación del pensa-miento de Marx. Pero, como veremos, el rechazo a la teoría del valorde Engels impide a Sánchez Vázquez confrontar su propia noción devalor con la de su enjuiciado.

Sin embargo, el alto juicio de Marx sobre el Esbozo de la crítica dela economía política —y sostenido durante toda su vida— parece radicaren que el joven autor de aquel "Esbozo genial" sitúa el objetivo de sucrítica en la contradicción entre el férreo sistema del valor económicoburgués y el arbitrario juicio teórico de los economistas. En efecto, elhilo conductor de la crítica de la economía política esbozada por

19 En este sentido dice Marx que "[...] Mill —como en general toda la escuela deRicardo— comete el error de formular la ley abstracta, sin mencionar el cambio o laabolición constante de esta ley, que és precisamente lo que le permite existir [...]"(Ibid., p. 125.)

40 Andrés Barreda Marín señala que entre los intérpretes del pensamiento deljoven Engels y su influencia en Marx prevalecen grandes "obviedades que ningúncomentarista posterior a Marx de la obra juvenil de Engels ha tenido en cuenta"; porejemplo, las referencias de Marx al Esbozo, presentes a lo largo de toda su obra, desdelos Cuadernos y los "Manuscritos de París" hasta El capital, son sistemáticas y estra-tégicas, y el texto mismo de Engels tiene una estructura lógica coherente (op. cit.)

21 Ibid., pp. 33 y ss.

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el joven Engels en 1843 es la crítica de la inconsecuencia de los econo-mistas. Esta crítica es posible a partir de la premisa de que Engels re-conoce el valor como principio estructurante del sistema económicomercantil-capitalista y el eje de su argumentación es la incapacidadde los economistas para asumir teóricamente ese principio.

Cabe señalar que, desde sus primeras lecturas de economía polí-tica en París en 1844 y hasta sus obras de "madurez", Marx recuperacon todo su peso conceptual los juicios morales del joven Engels so-bre los representantes de esta ciencia. En efecto, el Esbozo de la críticade la economía política, es el principal referente en la reflexión de Marxacerca de la perspectiva teórica y metodológica de la crítica de laeconomía política.23

Así pues, el resumen de este texto del joven Engels preside y rigela elaboración de los Cuadernos de lecturas de París. Por lo tanto, debenreconocerse las consecuencias obvias de este hecho, a saber:

a) que el joven Marx no elige al azar las decenas de obras queextracta y anota en sus Cuadernos de París, sino siguiendo un progra-ma de lecturas definido conforme a una estrategia de investigacióncuidadosamente reflexionada y, justamente, en interlocución pun-tual con el texto de Engels;

22 Andrés Barreda Marín comenta que en elFsbozo, Engels teoriza al valor "comola forma social que adquiere la riqueza material. La teoría del valor no sólo es teoríadel lazo de la necesidad material entre la producción y el consumo. El valor conectaambos extremos porque media relaciones entre sujetos que, precisamente, se en-cuentran atomizados por la propiedad privada. El esbozo de Engels es la primerarefiguración teórica de la atomización económica del proceso de reproducciónsocial. Por lo mismo, el valor no sólo es estudiado en su contenido, sino también ensu forma de expresión [...]" (op. cit.)

23 He aquí un fenómeno sorprendente: algo que, no obstante ven y dicen verlo,no lo asumen. Dice Adolfo Sánchez Vázquez: "En una hoja suelta y al margen de loscinco cuadernos que contienen notas y, a la vez, inaugurando sus extractos y anotacio-

nes, encontramos el resumen del artículo de Engels [...]" (A. Sánchez Vázquez,"Marxismo y humanismo", en K. Marx, op. cit., p. 30.) Puede consultarse el texto deeste resumen en ibid., pp. 103-104.

De manera más elocuente, José María Ripalda informa del caso en la nota depresentación a su versión de los "Extractos de lectura de Marx en 1844", en K. Marx,Manuscritos de París y Anuarios francoalemanes. 1844, vol. 5 de las Obras de Marx yEngels. México, Grijalbo, 1978, p. 257 n., vale la pena reproducirla aquí:

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b) que los juicios morales del joven Engels relativos a la realidady los economistas pueden tener para Marx un valor de señalamientosprogramático-estratégicos porque, de hecho, esos juicios morales fi-guran en el texto de aquél vinculados orgánicamente a una crítica ala incongruencia teórica de aquellos autores y al reconocimiento dela rigurosa sistematicidad que unifica estructural y dinámicamentea la totalidad de las relaciones económicas capitalistas;

c) pero, además, de lo anterior se desprende que Marx se percatade que la noción del joven Engels acerca de la ley del valor permitea éste incluir en su crítica de la economía política tanto a las relacio-nes económicas reales como a las formas de conciencia que las mis-mas generan, el conjunto de las ideas y teorías económicas que lesconrresponden;

d) por lo tanto, Engels critica a las diversas doctrinas y escuelas deeconomistas desde una perspectiva que reconoce la función quetiene en ellas la teoría del valor como principio científico (denunciasu mayor o menor grado de consecuencia y/o inconsecuencia res-pecto de ese principio); desde ese punto de vista puede valorarcríticamente el desarrollo histórico de la economía política; de modoque aquellas teorías son, además, comprendidas en un orden lógico-histórico que evoluciona conforme se desarrolla la realidad econó-mica misma que ellas representan,24 y, en fin, que

e) el reclamo de Engels contra la incongruencia científica y moralde los economistas presupone la pretensión, por parte de aquél, de

"Este artículo, en vez de hallarse extractado literalmente, como los que vienen acontinuación es retratado en su constitución misma. El estudio de Engels precedeademás al de los economistas políticos y ha guiado en parte la secuencia de las lecturasextractadas en 1844. (Cf. MEW i, pp. 504-505),precisamente de las nuí ricas en anotaciones;además le ha suministrado a Marx una buena parte de sus enjuiciamientos. Aunque elartículo de Engels comenzaba, como Marx, su deducción por la categoría jurídica de'propiedad privada', aporta el diagnóstico de la 'separación entre capital y trabajo',la categoría de 'valor' aquí presente también por primera vez en Marx, será la abstracciónanalítica central para el desarrollo de esa idea [...] El extracto de Engels [...] no se hallaacompañado de ningún comentario por parte de Marx. Su comentario lo son propia-mente los otros extractos y comentarios. (Los subrayados son míos.)

24 Cf. A. Barreda Marín apunta que en el Esbozo de Engels "Toda la economíapolítica es tratada como una forma lógica a la vez que social, de carácter contradic-torio idéntico al que Marx atribuye, veinticinco años después, a la forma mercancía".

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congruencia en ese mismo doble sentido. Engels, pues, reflexionay fundamenta su crítica moral; he aquí un hecho tan evidente comosorprendentemente ignorado. 25 Al joven Engels le preocupa tantojuzgar moralmente a la economía política como fundamentar sujui-cio, porque de este fundamento depende la eficacia práctica de su crí-tica. La finalidad práctica revolucionaria de Engels exige el juiciocrítico fundado, en la misma medida en que se aleja de la condenamoralista.26

En resumen, lo que Marx encuentra en la teoría del valor del jovenEngels es una teoría del desarrollo capitalista que comprende, por lo

En los Manuscritos de 1844 y en los Cuadernos de París, del mismo año, Marxexplica las posturas teóricas de los economistas y la historia de las teorías económicascon los mismos conceptos que luego serán sistemáticamente desplegados en Elcapital, en la Historia crítica de las teorías de la plusvalía y en los apéndices históricosde la Contribución a la crítica de la economía política, etcétera. En el caso de la Historiacrítica de las teorías de la plusvalía podemos observar en acción los lineamientosmetodológicos logrados en 1844, cuando Marx conceptualiza el desarrollo históricode la economía política buscando establecer los límites y posibilidades teóricas en lasdistintas etapas del desarrollo histórico de la ciencia (por ejemplo, valiéndose de lacomparación entre Adam Smith y David Ricardo) a la vez que despliega las corres-pondientes posibilidades éticas, o teórico-morales de la misma (por ejemplo, en laconfrontación entre Ricardo y Malthus). En general, en los pasajes histórico-críticosde su obra puede apreciarse con cuánta fineza teje Marx las valoraciones históricas,teóricas y morales en sus carcterizaciones de la personalidad de cada uno de losautores. La valoración moral es esencial para el tipo de investigación desarrolladopor Marx en su crítica histórico-teórica de la economía política. En los Cuadernos deParís y en laHistoria crítica de las teorías de la plusvalía, resalta no tanto el modo comoMarx da "rienda suelta" a sus personales inclinaciones, simpatías y antipatías, sinola sorprendente elaboración de conceptos precisos a partir de la rigurosa reflexiónsobre los juicios morales que merecen, a ojos de Marx, los economistas. Lo mismocabe señalar acerca del Esbozo de Engels (op. cit.)

25 Cf. A. Barreda Marín. Sin embargo, al exhibir su incomprensión de los funda-mentos de la teoría del valor, los despropósitos de los intérpretes del joven Engelsbrindan "un excelente escaparate donde podemos mirar los oscilantes límites de larefiguración científica del desarrollo capitalista en el siglo xx, así como de la empre-sa revolucionaria del proletariado que dio vida a dicha refiguración" (op. cit.)

26 Ibid. "[...] el Esbozo intenta formular los fundamentos económicos [...] de unateoría de la revolución comunista". Para ello es fundamental el reconocimiento deque las tendencias del desarrollo capitalista que conducen a la revolución represen-tan "la realización histórica de la ley del valor".

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tanto, una crítica de la ideología burguesa, incluida la de la economíapolítica. En esta teoría es central la crítica del cinismo como formaespecífica de la actitud burguesa ante las necesidades en el capitalismo.Soslayar esta dimensión de la teoría del valor implica el riesgo deperder de vista una dimensión esencial de la misma que también esética.

La propuesta de política revolucionariadel joven Marx para la lucha salarial

La teoría del salario es, quizás, la teoría más cínica de la economíapolítica. En torno al salario se vuelven evidentes las consecuencias po-líticas que se desprenden de las tesis teórico-económicas y es osten-sible en ésta el uso del lenguaje de las cosas para referirse a los des-tinos humanos; las determinantes de las magnitudes económicasexhiben con impudor su origen en la lucha social. El deber ser de losequilibrios del mercado hace alarde del automatismo de su "fuerzade las cosas" puesta al servicio del dominio clasista, y pregona consoberbia su voluntad de muerte. Son hombres y no cosas las mercancíasque reciben un precio del juego de la oferta y la demanda, y, con ello,con su derecho a la existencia. La crítica teórica es aquí inmediata-mente crítica política y ésta adquiere, inevitablemente, tintes morales.

Para ilustrar estos riesgos podemos servirnos de la concisa reseña ycomentario de Cesáreo Morales al libro de Adolfo Sánchez Váquez sobrelos "Manuscritos de París "27

Este autor atribuye y reprocha al joven Marx un idealismo ético yunas obsesiones principistas y maximalistas. La impotencia en elterreno de la práctica, sería el precio que el precoz genio de Tréverisdebía pagar por haber pasado por alto, en el vuelo de su entusiasmojuvenil, las leyes científicas de la economía. He aquí una lección de

s' Cf. Cesáreo Morales, "El marxismo inevitable", en Dialéctica, año VII, núm. 12.México, septiembre, 1982, pp. 247-251.

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aprendizaje obligado para quienes preconizan la crítica radical en lasluchas sociales.

Según Cesáreo Morales, en 1844,

[...] parece que el problema que Marx considera prioritario en estaetapa del análisis es el de la determinación del salario. Con respecto aella Marx tiene una explicación política a partir de la cual, según él todoquedaría claro. Cito la explicación de Marx que a su vez, Sánchez Vázquezconsidera: "el salario se determina por la lucha antagónica entre elcapitalista y el obrero. Triunfa necesariamente el capitalista". El prin-cipio político es claro; sin embargo este principio no explica el salario.Como señala Sánchez Vázquez, Marx coloca en el centro de la explica-ción la competencia [...]"

Resumiré mis comentarios en tres observaciones.

1) En otras partes de su reseña, Cesáreo Morales dice retomar laidea de Sánchez Vázquez acerca de que la crítica de la economíapolítica de Marx 1844 es sólo una crítica de la ideología de loseconomistas y, por tanto, ella misma una crítica meramente ideo-lógica o no científica, poco más que un rechazo visceral e irre-flexivo. Y añade la tesis —complementaria de aquella— de quela teoría del valor debe estar destinada a "superar" el "conflictopara determinar los precios y la necesidad de un equivalentegeneral".29

Que en 1844 Marx todavía no critica, sino que sólo reprocha,y por no saber que una teoría del valor es una teoría de losprecios, son los parámetros de las "lecciones" impartidas porCesáreo Morales sobre el papel insuficiente aunque necesarioo, mejor, "inevitable" de los principios —"intuiciones"— políti-cas en la construcción de los conceptos científicos.

2) Según esta manera de valorar a Marx —el crítico de la valoriza-ción de la riqueza a costa de la desvaloración de los hombres—,

28 Ibid., p. 249.29 Cesáreo Morales repite confusamente el argumento de Sánchez Vázquez sobre

"La actitud negativa del joven Marx hacia la teoría del valor". Vid. supra, "La actitudcrítica del joven Marx hacia la teoría clásica del valor".

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la importancia que el joven Marx confiere al salario se debe auna incomprensión elemental respecto del concepto de valor.En 1844 Marx no sabe qué es una teoría del valor porque nosabe lo que es teoría en general. Y por tanto, tampoco sabe loque es el valor, lo valioso en general. Su manera de valorar almundo es ideológica, precientífica, unilateral porque, a dife-rencia de la economía política, a la que pretende criticar, aquélno sabe cómo "expresar conceptualmente una contradicciónreal". Cesáreo Morales imagina al joven Marx debatiéndoseentre las redes de su "fascinación por Hegel", provocada "antetodo por la insatisfacción por las respuestas hegelianas a laspreguntas que él le plantea". Como quien dice: la impotenciadel joven Marx ante las contradicciones reales deriva de unaimpotencia "fascinada" ante las contradicciones ideales.

Según Cesáreo Morales, el marxismo no es necesario sino"inevitable" porque las preguntas que plantea no son resolublessino imposibles y por tanto fascinantes pero desechables, lujo-sas. Las preguntas constitutivas del marxismo son sólo "princi-pios políticos", es decir: intuiciones, útiles al principio de laciencia, cuando ésta aún no es ciencia, pero prescindibles cuan-do ya lo es. Los principios están condenados a diluirse en lasestructuras conceptuales construidas a partir de ellos, como elproceso de génesis del dinero se pierde en su deslumbranteresultado.30

El bisoño genio de Tréveris, acantonado en París, enfrascadoen sus lecturas primerizas de ciencia económica, es politicamen-te ingenuo y científicamente un necio por empeñarse en priori-

30 Las nociones de Cesáreo Morales son ilustrativas de modo en que la reducciónde las relaciones entre las personas a relaciones entre cosas tiene consecuencias enlas ideas de aquéllas. Así, el problema de la gestión de las necesidades sociales en lascondiciones dominadas por la propiedad privada, se transforma en el problema delos precios o de la expresión del valor de cambio de las mercancías. Lo que es pro-blema para la comunidad de los hombres es la existencia de la forma mercantil delas relaciones sociales y el problema que deben resolver las mercancías para consti-tuir un equivalente general y concentrar así el poder enajenado del dinero es laconciencia que los hombres puedan tener de esta inversión y la capacidad de repro-ducción autogestiva que pudiera subvertirla.

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zar la determinación del salario, problema político por excelen-cia. Aún ignora que sus preguntas no tienen respuesta y que,por lo tanto, tampoco deben tomarse en serio las consecuenciasprácticas de aquellas, especialmente las revolucionarias.

3) Pues, ciertamente, ¿qué podría decirse del salario sin una teoríadel valor? Cesáreo Morales se queja de que, en 1844, Marxcomience por el salario. Él quisiera que, como en El capital,Marx comenzara por el valor, y luego determinara el valor de lafuerza de trabajo, analizara la producción de plusvalía y luegoexplicara el salario, etcétera. Pero en 1844 Marx procede alrevés, ¿por qué?

Por carecer de un concepto científico de valor, el joven Marx,esta preso de la competencia, como cualquier economista vul-gar, pero, al contrario del pragmatismo de aquéllos, adolece deuna noción principista de la política, a la que Cesáreo Moralesrepudia por no ser competitiva.

La crítica de Cesáreo Morales es audaz: le basta citar la prime-ra frase del texto de Marx y afirmar que éste cree entregar en estasprimeras palabras una explicación suficiente del salario. Ape-nas iniciada su lectura Cesáreo Morales cerró el libro. Todo lodemás es novela. Quizás inevitable para Marx, pero no para él.

Pero, ¿qué no aquella explicación es el objetivo a construircomenzando, precisamente, por esa primera tesis que, por lodemás, sólo consigna un hecho?

Cesáreo Morales no quiere saber de la explicación del hechoporque no quiere saber del hecho. Es decir, que el salario, comotodo precio, esté determinado —que no explicado— por unalucha (entre la oferta de obreros y la demanda del capitalista) yque en esta lucha lleva el triunfo necesariamente el capitalistaporque la mercancía en cuestión —el obrero— es distinta de cual-quier otra. La determinación de lo socialmente necesario parala reproducción de esta mercancía involucra directamente a lacualidad humana de la misma. La elección de este punto departida para la crítica de la economía política en 1844, suponela conciencia de que el movimiento social de las necesidades eslo que da razón del hecho de la condición subordinada delobrero. Expliquémonos.

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188 SOBRE LA TEORÍA DEL VALOR Y LA POLÍTICA

El valor explicativo del "trabajo enajenado"para la crítica de la economía política

Esa ventaja necesaria del capitalista es el correlato de que el asalaria-do no es cosa sino un hombre que debe enfrentar la lucha por su vida—a muerte— contra otros hombres (los capitalistas y los otros obreros)con las armas de las cosas. Esta situación del obrero es el fundamentodel hecho de que el costo de producción de su existencia para elcapital determine su valor para la sociedad; su necesidad de vivirdebe hacerse valer dentro y contra —subsumida en— la necesidad delcapital que organiza y hegemoniza el terreno de la misma confron-tación. 51 La vida y la muerte se juegan en la diferencia entre ser cosay ser hombre. Este es el punto de partida del análisis que Marx em-prende para dar razón de que la victoria del capitalista contra el tra-bajador asalariado es necesaria porque lo socialmente necesario enel capitalismo dicta la muerte del obrero.

En 1844 Marx busca establecer el programa metodológico de sucrítica de la economía política arraigando su perspectiva política enel reconocimiento de que la muerte necesaria del obrero es el funda-mento de la reproducción capitalista.

El punto de partida de los Manuscritos de 1844 es el hecho de que lafuerza de trabajo es una mercancía. La vida del obrero es para éstela prenda en disputa contra quien monopoliza los medios de vida.Por lo tanto, la situación del obrero en su lucha contra el capitalistaes constitutivamente desventajosa para aquél. El desglose de lasimplicaciones de este hecho conduce, a su vez, al principio explica-tivo de las categorías de la economía política —incluido el salario. Setrata de desarrollar las categorías en tanto concreciones o especifi-caciones de la dualidad trabajo enajenado/propiedad privada, esdecir, de la propiedad privada comprendida como producto del de-sarrollo acabado del trabajo enajenado.32

Véase D. Moreno Soto, La teoría del salario en los Manuscritos de 1844, publicadopor el Seminario de El capital de la Facultad de Economía de la LNAM, México,1994.

32 "Y así como analizando el concepto del trabajo enajenado, alienado, obtenemosel concepto de la propiedad privada, con ayuda de estos dos factores podemos desa-rrollar todas las categorías de la economía política yen cada una de ellas, por ejemplo

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Este desarrollo de la categoría del salario a partir de aquel princi-pio es objeto de la serie de conferencias sobre "Trabajo asalariado ycapital" impartidas por Marx en Bruselas en 1847, y luego publicadascomo serie de artículos bajo el mismo título en 1849.

La base de este desarrollo es la tesis de que "el salario no es [...] la par-ticipación del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la partede mercancías ya existentes con que el capitalista compra una determinadacantidad de trabajo productivo ".3s

Es decir, que el valor equivalente con que el capitalista paga alobrero por su trabajo no proviene del producto de éste. Pues, aunqueel obrero da a crédito su mercancía (la fuerza de trabajo), entre-gándola antes de que ésta le sea pagada, y el capitalista realiza el pagopor su compra después de efectuado el proceso de producción, sinembargo, ese pago debe ocurrir antes de que venda la mercancíaproducida, o independientemente de que ello ocurra; por tanto, el capi-talista utiliza como medio de pago, un equivalente que no provienede ese proceso de producción ni de la realización de la venta de lamercancía producida por él mismo. Esto sólo es posible porque elobrero enajena el producto de su trabajo al mismo tiempo que suactividad laboral.34

el chalaneo, la competencia, el capital, el dinero, nos encontraremos de nuevo conuna determinada expresión, ya desarrollada de estos fundamentos". (K. Marx, Manus-critos.... p. 604.)

33 K. Marx y F. Engels, Escritos económicos menores de Obras fundamentales, vol. 11,México, FCE, 1987, p. 10. En cursivas en el original. En la edición preparada porEngels de 1891, éste corrige la palabra "trabajo", por "fuerza de trabajo", para ajustarla terminología del texto de Marx. En mi ponencia sobre "La teoría del salario en losManuscritos de 1844" señalo el problema planteado por Engels al subrayar que lo queen el escrito juvenil marxiano de 1849 es un mero "ajuste terminológico", para laeconomía política representa una revolución de su horizonte de intelección, quenunca pudo realizar. Los intérpretes que se refieren a esta decisión de Engels como"corrección fundamental" a la teoría del salario del joven Marx, borran la diferenciaentre Marx y la economía política porque confunden los conceptos con las palabrasutilizadas para nombrar a los conceptos.

" "En el mercado lo que se contrapone directamente al poseedor de dinero noes en realidad el trabajo sino el obrero. Lo que vende este último es su fuerza de trabajo.No bien comienza efectivamente su trabajo, éste ha cesado ya de pertenecer alobrero, quien por tanto ya no puede venderlo. El trabajo es la sustancia y la medidainmanente de los valores, pero él mismo no tiene valor alguno". K. Marx, El capital,

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En El capital para explicar el origen del plusvalor, no es necesarioconocer el origen del salario, pero la producción del plusvalor sí es,a la inversa, condición de posibilidad para la existencia del salario,forma de manifestación del valor de la fuerza de trabajo, cuya trans-figuración es, junto con el plusvalor, resultado del consumo de lamisma fuerza de trabajo durante el proceso de producción. El análi-sis del trabajo enajenado, realizado en 1844, cumple en la teoría del sa-lario de 1847, la misma función argumental que el análisis del pro-ceso de producción del plusvalor desempeña en El capital de 1867,de acuerdo al programa metodológico establecido también en losManuscritos de 1844.3'

Así pues, para explicar al salario —y por tanto la explotación deplusvalor—, lo que esencialmente se debe saber acerca de la plusvalíaes que ésta es producida por el trabajo enajenado. Este descubri-miento data de 1844.

Lo dicho hasta aquí —tan sólo un apunte, dado el limite del espa-cio— permite afirmar que el concepto de trabajo enajenado analizadopor Marx en 1844, tiene un valor explicativo esencial para la críticade la economía política comprobado en 1847, cuya importancia yfunción no fueron nunca desmentidos por Marx, sino puntual y rigu-rosamente desarrollados y consumados en las obras que a este le fuedado elaborar.

cap. xvn, p. 653. El trabajo "es la sustancia y medida de los valores" pero se encuentraenajenado, pues "ha dejado de pertenecer al obrero"; por lo tanto, "él mismo notiene valor alguno": el trabajo se encuentra separado de la fuerza de trabajo, se tratade dos versiones —una en acto y la otra en potencia— del mismo trabajo abstracto.Cuando Cesáreo Morales exalta la importancia de este concepto para la teoría delvalor parece no reconocer en él el mismo contenido considerado por Marx en estepasaje de El capital. En cambio, podemos reconocer aquí una alusión muy directa ala crítica del joven Marx a la "valorización de las cosas a costa de la desvaloración delos hombres" de 1844.

n Jorge Veraza resalta esta continuidad metodológica cuando dice, por ejemplo,que: "¿qué es el trabajo enajenado sino un peculiar modo de producción?, es elconcepto de modo de producción inmediato bajo el capitalismo: el trabajo bajo modoenajenado". Cf. Adolfo Sánchez Vázquez y las Manuscritos de 1844, publicado comofolleto por el Seminario de El capital de la Facultad de Economía de la UNAM, México,1994.

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La teoría del valor del joven Marx es concreta

Evidentemente, la conexión entre economía y moral se pone en juegoen la idea —que recorre todo el hilo argumentativo de la "columna" del"salario", de los Manuscritos de 1844— de que tanto el sometimientodel obrero como la determinación y evaluación económicas de sufuerza de trabajo son posibles a partir de la cualidad o dimensión demortal del mismo; es decir, que la premisa de la explicación crítico-científica de la situación del obrero asalariado y, por lo tanto, de laeconomía capitalista en general, es el reconocimiento de que elcapitalismo manipula la muerte del obrero en contra de los obreros.Esto es muy importante para entender por qué la insistencia de Marxen 1844 en las cuestiones éticas, experienciales o vividas que otrosintérpretes creen ya no se encuentra en El capital de 1867.36

Pues estamos frente al hecho que estructura el sistema de las rela-ciones económicas capitalistas y ante el cual no sólo no cabe la indi-ferencia, sino que, justamente la radicalidad con que logre involucrar-se el sujeto es condición decisiva para enfrentar teórica y práctica-mente la esencia del fenómeno de la enajenación del mismo sujeto.No se puede prescindir de la humanidad para pensar la esencia delo inhumano, de la misma manera que los hombres no pueden prescin-dir del pensamiento para enfrentar prácticamente a la enajenación.La vida y la muerte están de por medio.

Por lo tanto, nuestro interés no apunta tanto a la actitud que to-mó Marx ante el hecho de la enajenación, sino a la postura teóricaque Marx adoptó respecto de su actitud vital o ética, por cómo lapensó y qué hizo con esa actitud, para qué le sirvió en su propósitode entender al capitalismo y el camino de su destrucción. Es decir,qué tipo de ciencia y de política construyó Marx para plasmar suactitud o postura crítica. El análisis del trabajo enajenado, realizado

" Véase D. Moreno Soto, Valor y salarios, entre la vida y la muerte, en las Manuscritosde 1844, publicado por el Seminario de El capital de la Facultad de Economía, de laUNAM, México, 1994. En ese trabajo discuto otra vertiente del carácter concreto dela teoría del valor, en este caso en referencia a la captación científica de la violenciade los procesos involucrados en los ajustes del mercado. La ley del valor regula elmovimiento de la competencia mediante catástrofes cotidianas.

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por Marx en los Manuscritos de 1844 demuestra explícitamente queMarx construye rigurosamente su pensamiento como arma contra laenajenación siguiendo sistemáticamente la veta de los fundamentoshistóricos y teórico-metodológicos del objeto de su crítica.

El logro del joven Marx depende de la función esencial que asignaal valor de lo humano en la confrontación crítica (política, teórica ymetodológica) con lo que es valioso para el capital. Es resaltante estafunción en la teorización de la historia crítica de la economía políticadesde Engels.

Así pues, cuando Marx dice de Ricardo que este es cínico, de Mal-thus que es vil, o de Say que es vulgar, etcétera, no simplemente ca-lifica, sino que este juicio tiene consecuencias para la comprensiónde las perspectivas teóricas de estos autores; estos conceptos sitúana los teóricos del capitalismo en general respecto de las contradiccio-nes esenciales del sistema. Pero entonces, Marx también especificasu propia perspectiva al mismo tiempo que sitúa a sus interlocutores.Cabe pues preguntar: ¿cómo se entiende Marx a sí mismo en estatotalidad práctica y teórica en la que se sitúa?

Desde luego, Marx considera su propia perspectiva valorándolamoralmente o en referencia a una noción de justicia, en la medida enque valora yjuzga la postura de los economistas como hombres antela condición enajenada de los hombres. Pero, frente a aquéllos, Marxtambién valora su propia postura científicamente e incluso política-mente frente a quienes (como los socialistas y comunistas) intentaronaplicar aquellos conocimientos a la destrucción práctica del capita-lismo. Marx pretende tener, pues, una comprensión más humana, y,por tanto, más justa, verdadera y eficaz acerca de la riqueza y la miseriaen el capitalismo, y acerca de las condiciones de posibilidad para larevolución para la emancipación humana.

De suyo se comprende pues, que desde 1844, la comprensiónmarxiana acerca del valor económico capitalista se diferencia respec-to de la teoría clásica burguesa porque supone una comprensión másbásica acerca del valor de lo humano.

En fin, tenemos que, según podría aparecer ante una miradadesprejuiciada, desde 1844, Marx ha resuelto el problema de juzgary explicar al mismo tiempo la realidad del capitalismo porque tieneuna teoría del valor que le permite valorar los límites y posibilidades

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del terreno de la lucha revolucionaria, las fuerzas del proletariado ylas de su enemigo.

Conclusiones

El argumento central de mi exposición sostiene que en 1844 Marxtiene una teoría científica del valor y que sabe lo que esto significamejor que los economistas clásicos. Con esta noción Marx está, desdeaquella época, en condiciones de reconocer la diferencia entre lo quees valioso para el capital y lo que es valioso para la lucha del prole-tariado contra aquél, y determinar con rigor la relación que mediaentre ambos valores. Esta es la razón de que en los Manuscritos de1844 el salario sea tematizado en conexión directa con la estrategiametodológica de la crítica de la economía política y, a la vez, con laestrategia de la política revolucionaria. La unidad entre valor y sala-rios es, desde 1844, el eje de la estrategia teórica y práctica de larevolución comunista, cuyo programa es puntualmente desarrolladoen la crítica de la economía política. Por lo tanto, al desvalorar lateoría del salario del joven Marx enfrentándole la teoría del valor delMarx de madurez, se desvirtúa la segunda. Esta teoría desvirtuadadel valor es la que se ha utilizado para justificar una perspectivapolítica practicada por sedicentes seguidores de Marx, pero contra-puesta a la sustentada por Marx desde su juventud.

En el presente trabajo he tratado de argumentar que en 1844 Marxtiene una noción concreta de la teoría del valor —y, por tanto, delsalario y de la política revolucionaria—, es decir, de los requisitos ocondiciones que ésta debe satisfacer y de la función que debe cum-plir. Son pruebas de ello las siguientes:

a) la tematización de los determinantes del terreno capitalista dela lucha de clases, la naturaleza y límites del poder de los contendien-tes, es el objetivo esencial de la crítica de la economía política en1844;

b) la existencia de una estrategia metodológica de investigaciónque rigió las primeras lecturas económicas del joven Marx, y lainterlocución con Engels en el diseño de dicha estrategia;

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c) el reconocimiento de la subordinación de la perspectiva teóri-co-metodológica de la economía política al carácter abstracto de laley del valor que permite a Marx distinguir a la escuela clásica respec-to de la vulgar y enfrentar al socialismo reformista proudhoniano, y

d) la unidad evidente entre las valoraciones éticas o vivenciales y lasexigencias de la práctica política, en la confrontación crítica de la nue-va concepción científica sustentada en losManuscritosde 1844 contralos economistas y los socialistas.

Apéndice: Noticia histórica de los Manuscritos de 1844

1. La labor de Adolfo Sánchez Vázquez sobre los Manuscritos de 1844se inscribe en el florecimiento de la discusión teórica resultante delas primeras fracturas de la hegemonía política e ideológica del ré-gimen soviético stalinista sobre el movimiento obrero internacional,evidenciadas a partir del XX Congreso del PcuS (1957). En nuestropaís este florecimiento está marcado por la influencia de la Revolu-ción cubana (1959), única triunfante, en América Latina, de la oleada—entonces contemporánea— de guerras de liberación nacional en elTercer Mundo, y por el efecto catalizador que sobre aquellos factorestuvieron en México las luchas obreras de 1958-1959.37

En este contexto germina, durante los sesentas, el resurgimientode la cultura de izquierda detonado por el movimiento mundial de1968 y se nutren las corrientes que se debatirán brillantemente —en-cabezadas en México por el mismo Adolfo Sánchez Vázquez—, contrala reacción neostalinista de la escuela althusseriana; en ellas se for-man los marxistas mejor preparados que darán continuidad a la pro-fundización de la teoría marxista durante los setentas y resisten me-jor el reflujo de los ochentas. El interés por el joven Marx representauno de los resultados más decantados de este movimiento.

"Adolfo Sánchez Vázquez sitúa su trabajo en la "línea de interpretación [...] quebusca rescatar el humanismo de Marx sin privarlo de su fundamento teórico", comoparte de las corrientes antidogmáticas surgidas al final de la posguerra. Cf. A. SánchezVázquez, Economía y filosofía en el joven Marx, p. 38.

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La vitalidad del marxismo teórico en México es excepcional. 38 Elauge experimentado por la cultura teórica de la izquierda en México,no tiene paralelo en el mundo: el lugar central que llega a ocupar elestudio de la obra de Marx en los planes de estudio de las universi-dades, el impulso a la investigación filosófica y social, y la multipli-cación de las editoriales fundadas en torno a la misma, hacen posibleque en México se publique la única edición crítica de El capital y pue-dan consultarse siete traducciones distintas de esta obra, cinco traduc-ciones de la Contribución a la crítica de la economía política, cuatro delos Grundrisse, tres de las Teorías de la plusvalía, además de variasselecciones de correspondencia y fragmentos de diversos manuscri-tos preparatorios de El capital.39

Andrés Barreda Marín, avanza una sugerente hipótesis sobre elinsólito interés por la obra de Marx y Engels en América Latina, y enMéxico en particular, que contextualiza la labor teórica de AdolfoSánchez Vázquez. Este fenómeno podría explicarse a partir de la do-ble función de nuestro país en la estructuración geopolítica de la he-gemonía mundial norteamericana y en el recrudecimiento de lascontradicciones del desarrollo capitalista de las fuerzas productivasque caracteriza al subcontinente latinoamericano. Esta excepcionalvirulencia ideológica y material de las contradicciones capitalistas esel modo como la región se integra en la dinámica de la acumulaciónhemisférica de capital. Se trata de una plataforma de la hegemoníamundial norteamericana, montada y estructurada sobre la propaga-ción de dichas contradicciones y nuestro país es pieza clave en esta

3e Cabe resaltar el extraordinario interés, sobre todo para los tiempos que corren,en los recientes eventos conmemorativos de los 150 años de las obras del joven Marx:en 1994 más de veinte investigadores especializados participantes en dos meses desesiones semanales en torno al periodo de la Crítica de la filosofía hegeliana del derecho(1843) y en 1994 más de cincuenta ponentes en una veintena de sesiones sobre losManuscritos de 1844, en tres universidades del país y centros culturales de la capital.O bien, las más de ochenta mesas redondas (más de doscientos cincuenta ponentesy más de cinco mil asistentes) en la conmemoración de los veinticinco años delmovimiento de 1968, en la que el balance teórico tuvo una importancia central.

39 Cf. A. Barreda Marín, "En torno al desarrollo de la discusión e investigación dela obra de Marx y Engels en México durante las últimas décadas", en Marxistische.StudienJahrbuch del IMSF, 12, 1987, pp. 270-282.

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plataforma: "somos su principal acicate desde el terreno de la mar-ginalidad", dice Andrés Barreda. La experiencia inmediata de lospeores estragos de la depredación humana y natural provocada porel desarrollo capitalista y de la mayor mistificación de este desarrolloacucian a la necesidad de la problematización teórica de los funda-mentos de esos procesos y, por tanto, a la reflexión y a la discusiónde la obra de Marx. Para nosotros la problematicidad esencial del de-sarrollo capitalista es cotidiana.

2. Al parecer, la primera referencia documental a los Manuscritosde 1844 —aparte de la alusión indirecta de Marx, que los incluiríaentre los materiales que sirvieron de base para la redacción de suContribución a la crítica de la economía política, según reza el prólogode esta obra, publicada en 1859-40 es la de David Riazanov, en elprimer informe, de 1921, de su labor como compilador de los fondosdel legado literario de Marx y Engels, en su calidad de fundador —ainstancias de Lenin— y primer director —hasta 1930, poco antes deser expulsado del Partido Bolchevique, apresado, deportado y des-aparecido durante las grandes purgas stalinistas— del Instituto Marx-Engels de Moscú y promotor del primer proyecto de edición de obrascompletas de los clásicos marxistas (Marx-Engels Gesamtausgabt MEGA),sobre la base de dichos fondos 41

Bajo los auspicios de Riazanov, fueron publicados por primera vezlos Manuscritos de 1844, en ruso, bajo el título —según nos informa

40 "Todo el material se halla ante mí en la forma de monografías, escritas en pe-riodos muy distanciados entre sí y destinados a mi propia comprensión del asunto,pero no a su edición, y cuya elaboración coherente según el plan indicado habrá dedepender de circunstancias externas". (K Marx, Contribución a la crítica..., p. 3.)Maximilien Rubel anota que: "Si de 'monografías' se trata, Marx tenía entoncesconsigo los Manuscritos llamados 'económicos-filosóficos' de París (1844), los cua-dernos de estudios datados en París (1844), Bruselas y Manchester (1845-1847),Londres (1850-1853); por último los manuscritos publicados por primera vez en1939-1941 bajo el títuloGrundrisse derKritik derPolitischen ókonomie, de los que Marxcomenzó su redacción en 1857". (Traducida porJorge Tula, en op. cit., p. 347, a partirde K. Marx, Oeuvres. 1. Économie, Gallimard/La Pléiade, París, 1965, p. 1601.)

41 Cf. David Riazanov, "Comunicación sobre la herencia literaria de Marxy Engels",seguida de David Moreno. "Comentario de presentación" a la misma, en Itaca, núm.4, verano, 1985, pp. 65-83.

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Adolfo Sánchez Vázquez-42 de Trabajos preliminares para la SagradaFamilia, en el volumen III de los Archivos de Marx y Engels, en 1927,y en el tomo III de la primera edición rusa de las Obras de Marx y En-gels, en 1929. Acerca de estas primeras ediciones se dice en la "no-ticia" de los editores de Cartago 48 que "[...] ambas [...] todavía conincorrecciones en la interpretación del original". La misma nota nosinforma lo siguiente:

[...] Posteriores trabajos de investigación permitieron en 1932 al Insti-tuto Marx-Engels de Moscú, con la dirección de V. Adoratski, comple-tar la primera edición científica [... como Manuscritos económico fzlosó-f:cos de 1844], "[...] que fue publicada en alemán, en Berlín, en el tercertomo de laMEGA (Marx-Engels Gesamtausgabe). Ese mismo año apare-ció la edición alemana preparada por los socialistas de derecha Landshuty Mayer, extremadamente imperfecta y proclive a las tergiversacionesdel pensamiento marxista", con el título de Economía política y filosofía.Sobre la correlación entre la economía política y el Estado, el derecho, la moraly la vida civil, en el tomo I de la obra: K. Marx, El materialismo histórico.Primeros escritos. La versión deMEGA fue luego reeditada con correccio-nes importantes, al mismo tiempo en ruso yen alemán, en 1956. En 1937vio la luz la primera traducción francesa hecha sobre esta alemana[Landshut y Mayer] y con sus mismo defectos. En la posguerra seconocieron nuevas ediciones: dos italianas (1949 en versión de Bobbioy la de 1950, la más satisfactoria, en traducción de Della Volpe); dosalemanas occidentales (la de Thier, en 1950 basada en la edición de laMEGA, pero con algunas imperfecciones, y otra de Landshut, en 1953,insistiendo en la mayoría de sus errores anteriores), y una nueva edi-ción rusa preparada por el Instituto de Marxismo-Leninismo de Mos-cú, lanzada en enero de 1956 en 60 000 ejemplares, que con sus ajustesde desciframiento y traducción es una de las más perfectas que seconocen. En 1959 hubo una edición inglesa basada en esta últimasovietica; en 1955 y 1961 otras dos en Alemania oriental; en 1962, laexcelente versión francesa de Bottigelli en la cual se basa la presente

42 A. Sánchez Vázquez consagra un apartado especial a las "Vicisitudes y destinodel texto", en el primer capítulo de su obra Filosofía y economía en el joven Marx, pp.34 y ss. En este Apéndice ofrezco información complementaria a la de aquél.

45 C. Marx, Manuscritas de 1844. Economía y f losofía. México, Cartago, 1983, pp.7-8 n.

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traducción [...]« En castellano los escritos juveniles de Marx han teni-do, ciertamente, escasa difusión; la más aceptable, aunque imperfecta,fue la edición chilena de 1960; fragmentos de los Manuscritos, comoapéndice a la edición de otras obras, se publicaron en 1939 y 1958 enMexico [por Editorial América], donde en 1962 apareció otra versiónigualmente parcial [...]"

Una primera corrección, esta "noticia" es proporcionada por HenriLefebvre,45 al referirse a la publicación de la "primera traducción delos Manuscritos económico filosóficos de Marx, én la revista Avant Poste,por N. Guterman y Henri Lefebvre (1933) [...]" como parte de "[...]la encarnizada lucha desarrollada en 91 interior del marxismo (yfuera del marxismo) entre los dogmáticos y los críticos del dogmatismo[...] esta lucha no ha terminado. Continúa ásperamente [..• ] 46

Por otro lado, cabe observar que la afirmación según la cual "encastellano los escritos juveniles de Marx han tenido [...] escasa difu-sión" está basada en grandes lagunas de informacion; para aclarar elpunto, valga el siguiente resumen:

En castellano se han publicado once ediciones distintas de losManuscritos de 1844 —y todas ellas han circulado en nuestro país. Unaes chilena traducida por Rubén Sotoconil para la editorial Austral,a partir de la versión en inglés de Martin Milligan, editada en Moscú,en 1960; otras dos ediciones argentinas de la traducida por Hugo

Hugo Acevedo nos informa en su nota "acerca de esta traducción" (Arandú,1968), p. 39: "En nuestro país no se conoce aún otra versión tan pulcra, ajustada ycabal como ésta [...] diversos hechos respaldan la probidad del erudito trabajo deBottigelli, quien se basó en el texto alemán de la última ediciónMEGA cotejándolo conla excelente edición soviética de 1956 y con la traducción inglesa de 1959, y ajustán-dole una serie de correcciones que a su pedido le fueron transmitidas en la primaverade 1961 por el Instituto de Marxismo-Leninismo de Moscú".

a5 Cf. Henri Lefebvre, El materialismo dialéctico. Buenos Aires, La Pléyade, 1971,pp. 10 y ss.

*6 Andrea Revueltas (1968: La Revolución de mayo en Francia, ponencia presentadaen las Jornadas del 68, publicada por el Seminario de El capital de la Facultad deEconomía de la UNAM, México, 1994, pp. 12-13) refiere el peso que llegaron a tenerla crítica global de la sociedad moderna y la crítica de la vida cotidiana, inauguradasen Francia por Henri Lefebvre desde los años cuarentas, en el ambiente cultural queprecedió a la irrupción del movimiento de 1968 en Francia. En este contexto, dice,

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Acevedo, con base en la edición francesa de Emile Bottigelli (Cartago,1962 y Arandú, 1968); dos ediciones españolas: la traducida porFrancisco Rubio Llorente, para Alianza Editorial (Madrid, 1968), yla de José María Ripalda, de OME/5, Grijalbo (Barcelona, 1978).Además de las seis ediciones mexicanas: la traducida por Alicia G.Rüle yJ. Harari, a partir de la edición de Landshut-Mayer y la traduc-ción francesa de J. Molitor, 1937, basada en aquella, publicada porla editorial América, sin fecha, pero remitida a finales de los añostreintas, según diversos testimonios; la versión de Julieta Campos,basada en la version inglesa de T. B. Bottomore y publicada comocomplemento de la obra de Erich Fromm, Marx y su concepto delhomhre, por el Fondo de Cultura Económica en 1962; 47 las dos traduc-ciones de Wenceslao Roces, a partir de la edición de la MEGA, de 1956,publicadas, la primera, en Manuscritos económicos varios, por Grijalbo,en 1962 ("la primera traducción solvente" dice Sánchez Vázquez) yen la colección Grijalbo 70, de 1968, y la segunda, en nueva versioncorregida, por el Fondo de Cultura Económica, en 1982. Finalmente,la versión argentina, fue reeditada también en nuestro país por laeditorial Cartago, en 1983.

fue decisiva la publicación, "en octubre de 1957 de Le manifeste du romantismerévolutionnaire, texto que iba a tener influencia en Cuy Debord, quien al año siguientefundó la Internacional Situacionista y cuyas ideas tuvieron una repercusión muyimportante en el movimiento estudiantil de 1968 [...] los análisis de los situacionistasy del propio Lefebvre siguen los Manuscritos económico filosóf cos y la teoría de lafetichización y la reificación de la mercancía, de Marx [...] La alienación, que en Marxse circunscribe al mundo de la producción, se amplía al conjunto de la vida social entodos sus aspectos, desde lo económico hasta lo cultural en el sentido más ampliode la palabra [...]" Cabe puntualizar aquí la intención manifiesta en el "Prólogo" delos Manuscritos y en diversos pasajes de éste y de múltiples textos del periodo juvenilde Marx y Engels, de hacer la crítica de la economía política el punto de partida dela crítica global de la sociedad burguesa y ésta incluye la crítica a la vida cotidiana.Con gran originalidad y creatividad, Henri Lefebvre retoma una veta olvidada delmarxismo.

41 El traductor argentino citado arriba, Hugo Acevedo se queja de las "aberracio-nes" de esta versión, que "además de ser parcial —pues no incluye los veintiún prime-ros cuadernillos del primer manuscrito: 'salario, utilidad del capital y renta de latierra'— adultera en gran medida el original y desvirtúa el estilo de Marx [...]" H.Acevedo, Buenos Aires, Arandú, 1968, p. 40.

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Es notable la nula conciencia, incluso entre los mejores comenta-ristas, sobre los erróneos criterios seguidos por los más rigurososeditores de los "Manuscritos de París", no obstante el enorme esfuer-zo realizado en torno a los mismos. El presente trabajo forma partede un proyecto de edición crítica de los Manuscritos de 1844, que per-mita dar acceso a las riquezas de la terra ignota cuyo descubrimiento,como se ve, aún está en sus inicios.

Jorge Veraza expone las razones de la pertinencia de nuestro pro-yecto:

No deja de ser inquietantemente sintomático que el texto en que seendereza la crítica radical de la enajenación capitalista en todas susdimensiones —desde la economía hasta la sexualidad, desde la culturay la política hasta el consumo cotidiano, etcétera—, sea el más ejemplar-mente alienado y destazado por los intérpretes y aún por su forma deser editados. Es tiempo de recuperar, a 150 años de su redacción laescritura de los "Manuscritos de París" [...] La mera descripción de la for-ma en que salieron de la pluma de su autor [...] es, simultáneamente,[...] una invitación a todo lector a una nueva lectura de los Manuscritosde Marx así como la crítica básica a todas las interpretaciones hechaspor los especialistas, pues han inventado la interpretación en lugar dearraigarla en el específico texto a leer. "48

48 Véase J. Veraza, "Cómo fueron escritos los Manuscritos de 1844", en op. cit.