Cultural 08-04-2016

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SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. Págs. 4 y 5 Parque COLÓN GUATEMALA, 8 DE ABRIL DE 2016 FOTOGRAFÍA DE JEDDÚ VILLATORO

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Cultural 08-04-2016

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suplemento semanal de la hora, idea original de rosauro Carmín Q.

Págs. 4 y 5

Parque Colón

Guatemala, 8 de abril de 2016

Foto

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Son las cinco de la tarde, minu-tos más, minutos menos. Al local empiezan a llegar las y los convoca-dos... y quienes se autoconvocaron. “¿Qué tal, vos, cómo has estado?”, “Qué bueno que viniste, vos”, “Pen-sé que venías con aquél”. Frases como estas pronostican una buena noche de pláticas y tapis.

A una semana de la presen-tación oficial del disco “Para Siempre” (el nuevo material de la Bacteria Soundsystem Crew) se crea una atmosfera de ex-pectativa; la Bacteria regresa al ruedo, explorando ritmos sencillos, un synth lineal y pocos arreglos pero sí mucha calle en la lírica al más auténtico estilo de la vieja escuela.

unque no son exclusi-vas de estas andanzas, las pláticas son un aspecto esencial de un buen rato bohemio. A excepción de cuando querés estar sólo o de cuando pasás

por tu lugar de confianza rapidito por un traguito para calmar la sed, te juntás a tomar los tapis con parientes, amigos, conocidos o amores con la intencionali-dad de platicar... o algo más, en el caso de los últimos. Salvo que la rockola suene a todo volumen, cuando ponen la rola que más te llega o cuando definitivamente la muchachada de una mesa está que ya no puede más con el cansancio... o con la bo-lencia... a los amantes del buen beber es común verlos sumidos en acaloradas di-sertaciones y discusiones en las que abun-dan los expertos en todo.Como ya te conocen, cuando llegás, uno

de los que te recibe se pone hacendoso y le dice al cantinero: “uno igual para mi compañero, porfa don cuento”, mientras te sigue contando a detalle la primera parte de la plática, la de ponerse al día sobre la salud, familia o el trabajo. Habrá que esperar un par de tapis más para que empiece lo mero bueno. “Salucita, pues”, se dice entre trago y trago. La siguiente ola de palabras gira alre-

dedor de la existencia del resto de com-pañeros de tapis. “¿Alguien ha visto a fulano?”... “Sí, ustedes, cabal la semana pasada me junté con aquél y nos toma-mos alguito por allí”... “Por cierto, ¿a qué no adivinan a quién me topé ayer?”. “Sa-lucita, pues”, continuarán diciendo los libadores hasta que el alcohol empiece a hacer relucir sus efectos y afloje en defini-tiva la lengua.Expertos en los temas de la vida, en col-

gazones, en política (local, nacional e in-ternacional), en deportes (prácticamente en todos), en fenómenos sociales, en reli-gión, en crítica de arte, en fenómenos pa-ranormales y, si se descuidan, hasta en las ciencias más duras, un buen bolo siempre va a utilizar lo mejor de la retórica para demostrar a los demás que conoce de un tema, cualquiera. Como dice el dicho, si lo sabe lo dice y si no se lo inventa.Hará su introducción magistral para ci-

mentar su autoridad: “Fíjense ustedes que no sé qué día estaba hablando con un se-ñor que se dedica tal cosa y me contó...” o “cabalmente hace poco leí un artículo que decía...”... Al final, no se sabrá nunca si lo leyó o no, si sólo lo vio en la tele o si lo soñó.

esde la primera rola lla-mada Intro (quién sabe si lo hicieron a suerte, como explicando que todo en este disco es re-gresar a los tiempos en

que los discos tenían una rola llamada intro al principio) se van escuchando los ritmos que irán desplegándose durante el transcurso del disco. Un reggae suave, bajos tecnificados y una composición rítmica sutil que acompa-ña a la muy bien ejecutada letra.

La letra (¡Ay la letra!) probablemente sea lo me-jor del disco, y es que la Bacteria no se equivoca al retratar la diferencia diametral y la diversi-dad de experiencias que se adquieren (ya sea con intención o no) en la ciudad de Guatemala, o bien, en cualquier ciudad que tenga condicio-nes de violencia y desigualdad que resultan en el temor y la incertidumbre de sobrevivir.

Sin embargo, la genialidad de las letras no es suficiente para levantar este material; la simpleza y la “originalidad” a la que el grupo de hip-hop apunta dentro de la composición musical, convierte al disco en una experien-cia ecléctica y confusa. Algo que realmente no termina de cuajar y que no explota plena-mente el potencial que existe entre la boca y

Por Jenner SantoS

El concierto de presentaciónPara Siempre será presentado el viernes 15 de abril a las 19:00 horas en Pasha Discotheque (12 calle 4-25, zona 9). Q80 con su respectiva descar-ga y Q150 que además del disco, trae pegado un all you can drink para el disfrute.

REsEña

DA

el micrófono de los raperos.¿Dónde y cuándo? Es de las rolas que llaman la

atención; una guitarra suave, un ritmo caribeño y una serie de preguntas que se hacen cuando acaba una relación; - Dime dónde y cuándo te perdiste de los caminos de mi vida - algo que trae a la mente los inicios de Vico-C (antes de hacer rap cristiano), sin embargo, nuevamente se queda corta ante la humildad y suavidad del ritmo que la envuelven.

La calle es nuestra es con toda certeza, la mejor canción del disco; introduciendo una trompeta sutil, una sola escala de piano que ele-va el flow durante toda la rola y la batería que acompaña el “barrio” que se destila en la letra; intercambio de rimas en inglés y en español describen una recuperación del espacio y la te-rritorialidad, donde lo que se realza es la fuerza y la inspiración con la que se asientan dentro del imaginario público.

Lou G colabora con la banda en la rola Ritmo y poesía y vaya que Lou G sabe rapear; siguien-do con la esencia musical de la rola anterior, la letra – anuncia la denuncia de su lucha –. Una canción para sentarse y reflexionar sobre la po-bre difusión del arte musical en Guatemaya.

Antes de terminar el disco con un remix de Ritmo y Poesía (cosa rara que no se llame outro la rola) presentando a N.D.R. (lo mismo, pero diferente), está Hardcore, una simple y llana crítica a los otros raperos que no formulan un estilo propio. Hardcore es la esencia de la vie-ja escuela en toda su expresión; el divisionismo que caracteriza a esta escena tan diversa y un ritmo que lleva la ira y violencia de la calle que se camina a prisa porque es caliente, se impreg-na en los sentidos.

Con letras de Kame, Dr. Sativo & Plenno, Scratchs & Cuts: Dj Fender y la producción general de Dj Fla-K.O., la Bacteria nos presen-ta este disco confuso, en el cual, si pudiéramos trazar un plano cartesiano entre la genialidad y la simpleza, quedaría en la coordenada cero.

Ah, pero en la mesa siempre habrá otro más pilas que encontrará la manera de acuerpar lo ya dicho, de agrandarlo o, por qué no, de refutarlo: “yo si lo creo porque lo he visto...”, “a mí también me pasó”. O los típicos: “yo conozco a un cuate al que le pasó más o menos lo mismo”, como que-riendo introducir la duda. Y el “no es tan así, muchá”, del que de plano va a desmo-ronar la hipótesis inicial. A esta altura, un observador externo y objetivo, ya estará en capacidad de ir perfilando a los comensales. Y el primero que saldrá a relucir es el que monopoliza la palabra, que de todo quiere y puede hablar y que tiene respuestas para todo. O este personaje es muy sabio o de plano es sólo pantalla. De todo hay.Un fenómeno que se da en las noches de

tapis es que difícilmente se mantiene una plática entre todos. Es cierto que cada bolo está preparado para saber de todo, pero también hay algunas situaciones accidentales que van formando parejas y conversaciones paralelas y especiali-zadas. Dependiendo del lugar en donde quedaste sentado, de quién tengás a la par y del interés específico por determinado tema, te afiliarás a un subgrupo. Uno de los más constantes es el de los fumadores, que por alguna extraña razón tienden a buscarse. “¡Salgamos a echar un tabaco, vos!”... “Está bueno”.Aparte de elocuentes, según cuentan los

adictos al tapis, los bolos en sus pláticas también son versátiles. De un tema se pa-san a otro con facilidad, aunque siempre lo tratarán con igual emoción y seguri-dad, aunque claro, cada quien tratará de hacer girar los temas alrededor de los que más le gustan, convienen o medio domi-nan. “Antes de que se me olvide, no ven pues que la semana pasada me pasó una cosa...”. “Vos, disculpá que te interrumpa, sólo les quería contar que...”. Y lo anterior, en el caso de los más refinados, porque nunca falta el simplón que deja a otro con la palabra en la boca y de un solo introdu-ce la nueva temática.Pero, no por lo ya dicho se crea que to-

das las pláticas de bolos giran alrededor de fantasías. ¿Cuántos buenos proyectos o ideas han surgido alrededor de pláticas de tapis? ¿Cuántos tratos -buenos o chue-cos- se han cerrado en estos vaivenes? ¿Cuántos pactos tácitos o expresos se han generado alrededor de la complicidad del trago? “Vos, fijate que te llamaba porque tengo un proyecto que platicarte... ¿Cómo estás para hoy en la noche? Juntémonos en aquél barcito...”. Y tras los primeros tapis: “pues bueno, vos, te pedí que nos juntáramos porque te quería pedir un fa-vor...”.Ahora bien, las modalidades en que se

dan las pláticas al tenor de los tapis son variadas. Teniendo en mente tantas plá-ticas de bolos que hemos tenido oportu-nidad de presenciar, haremos un esfuerzo por catalogar las formas en que se desa-rrollan estas conversaciones, indepen-dientemente del tema que traten. En primer lugar, está la plática necia

TRas dos laRgos años dE pausa BacTERia TRaE “paRa siEmpRE”

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Aparece a la izquierda el maestro Joaquín Orellana mientras degusta un tapis acompañado de Arnoldo “El tecolote” Ramírez Amaya.

Por Juan Pablo Muñoz Elías y TG

El TaPis

o reciclada. Aquella que siempre surge y que nunca acaba, es contar la misma anécdota de siempre o alegar por los mis-mos hechos, es hablar por largas tempo-radas de lo mismo, es planificar siempre el mismo viaje. “Y empezaron, pues”, di-ría un tercero que los conozca. Una que causa mucha risa es la plática

confusa, esa que pone en tela de juicio el esquema tradicional de la comunicación según la cual emisor y receptor deben es-tar en la misma sintonía... Es oír hablar a dos o más bolos entre tapis y tapis y darte cuenta de que cada uno anda en su propio rollo: “Sí, compadre, yo a usted lo quiero mucho, compadre, porque cuando más lo necesité siempre estuvo allí”. Y el compa-dre contesta: “Gracias, compadre, gracias por escucharme, compadre, porque nece-sitaba sacar esto me consumía”. Dependiendo de las circunstancias y

en función del factor temporal en que se sitúan los buenos bebedores, se dan las pláticas anecdóticas, las informativas y

las proyectivas. Si se juntan viejas amis-tades -o amistades ya viejas- se escuchará algo así como: “¿te acordás de aquél gran lío en que nos metiste cuando andábas atrás de aquél tu amor...?”; y el clásico: “ya estamos viejos, muchá, como si nada ya pasaron tantos años... eran buenos esos tiempos”. Característico de estas pláticas es la distorsión que sufren las cuestiones de persona, lugar y modo, pero... ¡qué más da! Las segundas se dan cuando alguien te

cita para contarte algo importante, tipo un “me voy a casar, muchá”, o su contra-rio, el “me divorcio”. Como las cosas no se dicen en seco, los tapis servirán para que el que cuenta agarre confianza y para que quien escucha lo asimile. Las últimas, en cambio, surgen de im-

provisto... “Tengo años de no ir al Puer-to, usted”... “Ah, yo también”... -silencio y mirada-... “¿Y qué tiene que hacer ma-ñana, pues?”... “¿Nada, compadre... y us-ted?”... “¿Pues la verdad que no mucho?”...

“¿Y su carro llega al puerto, pues?”... “Me extraña que sí llega”... “¿Sale puerto?”...Contrario a los anteriores tipos de plá-

ticas de bolos, la proyectiva adolece de un defecto: que un montón de ellas no se cumplen. Los sabidos en la materia dirían que estás son en el más literal de los senti-dos: promesas de bolos... “Nombre, com-pa, quédese echando los tapis y yo maña-na lo ayudo a terminar el trabajo”. Luego ya ni te recordás y si sí, te hacés el loco. “Los bolos y los niños siempre dicen la

verdad”, reza el dicho popular. Tras un pro-fundo trabajo de campo, con observación participante y todo, el espacio de El Tapis concluye que ello no es totalmente cierto. Por cuanto se ha visto bolos mentir de ma-nera descarada, se ha determinado que hay una cierta consciencia en ello. Desde cosas tan triviales como: “no tengo pisto, muchá” hasta temas más duros como: “este es mi puro brother, muchá, yo por eso lo quie-ro”, aunque el día anterior y al día siguiente ande hablando mal de vos.

Para entender lo anterior, basta con re-cordar que los tapis provocan el efecto de que las personas se desinhiban momen-táneamente, haciéndolas decir cosas un poco a conveniencia y un poco inconexas con la globalidad de lo que piensa y sien-te. O sea, pues, que surgen según el estado de ánimo del bebedor. “Pidan otra ronda, muchachada porque hoy estoy contento, hoy los quiero a todos”.Terminamos este número de El Tapis,

reconociendo que hay misterios en este sagrado arte del buen beber, porque así como está el bolo que con sus tragos pa-rece perico, está el buen bolo que se que-da mudo; que así como existe el bolo que se vuelve mentirosazo, está el buen bolo que empieza a soltar verdades por todos lados; que así como está el bolo que en una libadera prefiere hablar de temas co-tidianos, está aquel al que le da por vol-verse existencial. Bien podría aplicarse el famoso aforismo y decir: “Por sus pláticas de bolos los conoceréis”.

FotograFía cortesía de don ameno córdova.

PláTicas dE bolos

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Guatemala, 8 De abril De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 8 De abril De 2016

e hacía tarde y me apresu-ré a salir de la oficina pen-sando aprovechar lo que quedaba de luz natural. Yendo en el taxi escuché la noticia: explotó anoche una estación de gas en el

Distrito Nacional de Santo Domingo —de-cían— se estima 40 heridos. Ya estaba llegando al Parque Colón, antigua-

mente llamado Plaza de la Catedral, ya que ahí mismo se encuentra la Catedral Primada de América. Bajé en la Calle Isabel la Católi-ca, donde alguien estacionaba su moto, una muy antigua, color óxido y apenas más gran-de que una bicicleta.Caminé sin prisa en dirección al monumen-

to central; una fuente que tiene en su cumbre

S

República Dominicana tiene la novena economía más grande de América Latina y la segunda de Centroamérica y el Caribe.Una niña dominicana descansa en la tarde de un martes en el Parque Colón.

El territorio que hoy constituye República Dominicana se convirtió en 1492 en el primer asentamiento europeo en América.

Una quinceañera sonríe durante una sesión de fotos en el Parque Colón.

La capital toma su nombre por Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominicana.

Un hombre lee el periódico en el Parque Colón, antiguamente llamado Plaza de la Catedral en Santo Domingo, República Dominicana.

al gran almirante, Cristóbal Colón, señalando al norte, con una mirada visionaria, perdida en el horizonte; la que quizá tuvo en vida y que esculpió el francés E. Gilbert, ya hace muchos años.Me pareció ver poca gente y no era extraño,

por ser martes, tal vez el gentío se reservaba para el fin de semana. Me detuve frente a la fábrica de tabacos, so-

bre la Calle del Conde, justo donde pasaba ca-minando un músico vistoso; con pasos largos y muy seguro de sí. De pronto las palomas se echaron a volar pero volvieron apresuradas, y me rodeaban amontonándose, como pidien-do que las alimentara. A paso lento recorrí todo el lugar y encontré a

una quinceañera que sonreía mucho; y es que posaba para su sesión de fotos. Y vi también a

un anciano de rostro sereno, que no podía ver, y él también posaba. Petrificado, pedía limos-na en la parte trasera de la Catedral.Desde lejos las había visto jugar y reír, pero

ahora, la abuela se había retirado un poco y conversaba con alguien, la niña era muy pe-queña y no alcanzaba el suelo estando senta-da al borde de la fuente. Su abuela continuaba con la cháchara y ella, su nieta, no la dejaba de vigilar.Finalmente me senté en cualquier banca.

Cerca, un grupo de señores musitaban entre ellos mirando, expectantes, a tres jugadores de dominó. Frente a mí, casi inmóvil y, con el vespertino entre manos, un jubilado leía ca-lladamente. “Cuarenta heridos” alcancé a leer en el titular, ya cuando la luz del día casi se había ido.

Parque Colón~ Jeddú M. Villatoro.

Foto galería

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Guatemala, 8 De abril De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 8 De abril De 2016

e hacía tarde y me apresu-ré a salir de la oficina pen-sando aprovechar lo que quedaba de luz natural. Yendo en el taxi escuché la noticia: explotó anoche una estación de gas en el

Distrito Nacional de Santo Domingo —de-cían— se estima 40 heridos. Ya estaba llegando al Parque Colón, antigua-

mente llamado Plaza de la Catedral, ya que ahí mismo se encuentra la Catedral Primada de América. Bajé en la Calle Isabel la Católi-ca, donde alguien estacionaba su moto, una muy antigua, color óxido y apenas más gran-de que una bicicleta.Caminé sin prisa en dirección al monumen-

to central; una fuente que tiene en su cumbre

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República Dominicana tiene la novena economía más grande de América Latina y la segunda de Centroamérica y el Caribe.Una niña dominicana descansa en la tarde de un martes en el Parque Colón.

El territorio que hoy constituye República Dominicana se convirtió en 1492 en el primer asentamiento europeo en América.

Una quinceañera sonríe durante una sesión de fotos en el Parque Colón.

La capital toma su nombre por Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominicana.

Un hombre lee el periódico en el Parque Colón, antiguamente llamado Plaza de la Catedral en Santo Domingo, República Dominicana.

al gran almirante, Cristóbal Colón, señalando al norte, con una mirada visionaria, perdida en el horizonte; la que quizá tuvo en vida y que esculpió el francés E. Gilbert, ya hace muchos años.Me pareció ver poca gente y no era extraño,

por ser martes, tal vez el gentío se reservaba para el fin de semana. Me detuve frente a la fábrica de tabacos, so-

bre la Calle del Conde, justo donde pasaba ca-minando un músico vistoso; con pasos largos y muy seguro de sí. De pronto las palomas se echaron a volar pero volvieron apresuradas, y me rodeaban amontonándose, como pidien-do que las alimentara. A paso lento recorrí todo el lugar y encontré a

una quinceañera que sonreía mucho; y es que posaba para su sesión de fotos. Y vi también a

un anciano de rostro sereno, que no podía ver, y él también posaba. Petrificado, pedía limos-na en la parte trasera de la Catedral.Desde lejos las había visto jugar y reír, pero

ahora, la abuela se había retirado un poco y conversaba con alguien, la niña era muy pe-queña y no alcanzaba el suelo estando senta-da al borde de la fuente. Su abuela continuaba con la cháchara y ella, su nieta, no la dejaba de vigilar.Finalmente me senté en cualquier banca.

Cerca, un grupo de señores musitaban entre ellos mirando, expectantes, a tres jugadores de dominó. Frente a mí, casi inmóvil y, con el vespertino entre manos, un jubilado leía ca-lladamente. “Cuarenta heridos” alcancé a leer en el titular, ya cuando la luz del día casi se había ido.

Parque Colón~ Jeddú M. Villatoro.

Foto galería

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Por Diana Vásquez

I like to avoid labels. It is American publishers

who love them”.Patricia Highsmith

E n los tiempos que corren es solo a través de estrellas de Hollywood que un público numeroso -que no de todo tipo- llega a conocer algunas joyas del arte, algunas veces enterradas por etiquetas simplistas. El nombre de Patricia Highsmith es quizá uno que

vuelve a la mente de un público reducido gracias a la adapta-ción de otra de sus novelas, Carol (2015), con nominaciones al Óscar y ganadora en el Festival de Cannes.

La película tiene brillantes matices en fotografía y actuación, pero se queda defi-nitivamente corta en el argumento sólido, coherente y cautivante con respecto de la novela. Muchos dirán que no se puede de otra manera, pero difiero en ello. Filmes como The Great Gatsby y The Hours, que no trasladan todos los detalles a la panta-lla, guardan la esencia de la novela y la ge-nialidad de sus autores.

Conocí a Highsmith con la adaptación que se estrenó en 1999 de The Talented Mr. Ripley. La película me fascinó, luego enten-dí que había sido la psiquis de Tom Ripley, protagonista de una saga de cinco novelas en que suplanta identidades y es un asesino casi perfecto. Años después leí apasionada-mente Ese dulce mal (This Sweet Sickness), ambas novelas desarrollan retratos psico-lógicos de personajes complejos, creíbles y embebidos por sus contextos patológicos derivados de sociedades doble moralistas que multiplican y, hasta cierto punto, indu-cen la violencia. Estas novelas fueron cata-logadas como novelas policiacas.

Esa etiqueta ha acompañado la obra de la

un reencuentro con Patricia Highsmith

autora estadounidense, quien en inconta-bles ocasiones “declaró que no se conside-raba escritora de novela negra, y que por lo demás no era a ella a quien interesaban las etiquetas, sino a los críticos y editores norteamericanos”, según la investigación Patricia Highsmith: En jaque al género, de Benjamín López Gómez.

López Gómez apunta a que existe un correlato en todas las novelas de Highs-mith: “la disociación entre el individuo y la sociedad de consumo”, algo tan actual que ella ya exploraba desde su primera novela publicada en 1950, Strangers on a Train, que fue llevada al cine por Alfred Hitchcock un año después.

Al etiquetarla en la novela negra, se obvió la influencia que Dostoievski, Kafka, Ca-mus, Nietzsche y Sartre habían dejado en la obra de Highsmith. Ella tenía un parti-cular interés en cómo opera el crimen y no tanto en saber quién es el asesino, como lo estructura una novela negra. El desarrollo narrativo de Highsmith se podría com-parar incluso con la reciente serie de TV Hannibal: desde el principio conocemos al

asesino, lo que nos intriga es lo que se en-treteje en su mente. López Gómez afirma: “el crimen opera siempre en un nivel rigu-rosamente mental (salvo en el momento de ser cometido)”. Eso es lo que Highsmith moldea en sus libros: “El crimen se reve-la, por tanto, como la excusa idónea para reflexionar sobre la culpa, los sentimientos de soledad y rechazo, la angustia”.

A Carol también se le etiqueta, es muy sencillo colocar la novela y la película en la “categoría homosexual” porque gira en torno de dos mujeres que se enamoran. Es difícil pensar fuera de la caja; es impensa-ble, quizá, que un libro pueda hablar de concepciones sociales y psicologías más profundas que nos conciernen a todos, nos definamos como nos definamos.

La transgresión de Highsmith va mucho más allá de una etiqueta, ya que también se interesaba en los temas que se encontraban en el corazón de la sociedad estadouniden-se de su época -por no decir de todas las sociedades y todas las épocas-: la familia, con todas sus variantes; la soledad, el ais-lamiento, la incomprensión en la vida de la gran urbe contemporánea; la imposibi-lidad del derecho a elegir dentro de la so-ciedad, el matrimonio.

Según López Gómez, “ponerle etiquetas, sean del género que sean, constituye una suerte de simplificación y desvirtuación, tanto de la obra como de la sensibilidad que la ha construido trabajosamente. Una escritora tan compleja y tan personal como Patricia Highsmith no admite reducciones de ningún tipo”.

Carol es una novela luminosa que corrió

Este texto fue publicado original-mente en (Casi) literal una revista digital que aborda temas vincu-lados con la cultura, arte, crítica y literatura. Visite casiliteral.com para obtener contenidos similares.

el riesgo de alejarse de la política editorial y social que exigía que las novelas que tra-taran la homosexualidad tuvieran un final trágico o “correctivo”. En esta novela no hay psicópatas ni violencia extrema. La violencia sutil -quizá la más perversa- es ejercida por una sociedad heteronormati-va que controla tanto a hombres como a mujeres.

Para 1952, López Gómez resume: “The-rese y Carol son mujeres atractivas, inte-ligentes, alejadas de ambientes sórdidos, y que viven de un modo digno, en la medi-da en que se lo permiten sus posibilidades económicas. Lo más importante de todo es que son moderadamente felices, enten-diendo con esto que no viven atormenta-das por su homosexualidad”, algo incluso difícil de encontrar en un país centroame-ricano en el siglo XXI.

Quienes apreciamos a los autores ver-sátiles y la literatura que aborda la psi-cología humana no podemos dejar pasar a esta prolífica escritora, y tenemos para escoger: veintidós novelas, siete libros de relatos y un ensayo, gracias a una edito-rial que tiene los derechos en español; en internet se encuentran más títulos en su idioma original.

foto la hora: Wilson Webb/the Weinstein Company via ap

Kyle Chandler y Cate Blanchett en una escena de la película nominada al Óscar, “Carol”.

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Guatemala, 8 De abril De 2016 / PáGina 7

Estos son 10 extractos del Manifiesto Vértebra que como estudiante, artista guatemalteco o amante del arte hará que pensés diferente

acerca de la obra de estos maestros:

1. “Estamos conscientes de nuestra verdad y la de todos.”

2. “Nos interesa el ambiente que nos mueve y nos conmueve.”

3. “Vivimos en un tiempo que nos pertenece y el tuerto ya no es el rey de los ciegos.”

4. “Queremos estructurar una conciencia.”

5. “El arte que hacemos quiere estar por encima de todos los juegos conformistas.”

6. “No nos preocupa el arte mecánico y egotista que se repite en nueva York o Londres.”

7. “Reclamamos la potestad de nuestra posición geográfica y calidad antropológica.”

8. “Lo que somos y donde estamos es más importante que la novedad estilística de lo que hacemos.”

9. “Certidumbre de nuestro destino y ebullición constante en la plenitud de una verdad reconquistada.”

10. “No somos huéspedes de nuestro mundo ni reporteros que miran la batalla desde la retaguardia sino luchadores con parte de iniciativa histórica y genuina responsabilidad.”

E l manifiesto Vérte-bra fue hecho por los artistas Marco Augusto Quiroa, Elmar René Rojas y

Roberto Cabrera, y publicado a mediados de 1970 en la ya extinta revista universitaria “Alero” de la Usac. El mani-fiesto muestra la postura de los artistas sobre todas las muertes que sucedían en ese momento en el país, y fue una crítica hacia el gobierno y la guerra civil.

En el estudio de las artes plásticas en Gua-temala me he topado con muchos estu-diantes que en su afán de perfeccionar su técnica o el análisis de su pieza se pierden en silogismos o actitudes correspondientes a la pura estética o teoría de la pieza. Eso sí, mi afán no es criticar la teoría o la cos-movisión de una pieza de arte, pues como dirían en el mundo del teatro “Tanto es importante el actor como el papel”, pero mi análisis quiere enfatizar en aquello que es mucho más profundo que el accionar estético y rudimentario.Un análisis a profundidad del ser y el con-texto en el que se vive, aquello que hace mover al artista y atraviesa sus entrañas.Algo así surgió en la época de los años se-senta en Guatemala, en un país donde se valorizaba la impunidad y la violencia, disfrazados de seguridad social. En donde los desaparecidos y los enfrentamientos armados tomaban lugar en la ciudad sin avisar. En ese entonces existieron unos jó-venes insatisfechos que lejos de esperar a encajar en los cánones estilísticos ameri-canizados, decidieron entablar un diálogo con ellos mismos y su contexto.

3 hombres emblemáticos del arte guatemaltecoMucho se ha hablado del Grupo Vérte-bra, de los artistas que lo conformaban y su obra: por ejemplo, el escepticismo de la vida colonial en las obras de Marco Augusto Quiroa o la pintura matérica de Elmar Rojas y los muchos textos sobre los Mashimones de Roberto Cabrera. Aunque cada uno de ellos es genial en su propio concepto, magos realistas en la formación

El Grupo Vértebra y las 10 frases más poderosas

de su manifiestomanifiesto. Luego de leerlo me llené de emo-ción, efusividad y entendí que la obra de cada uno, va más allá de una experiencia estética.

Por Maya Juracán / barrancóPolis

de sus obras figurativas, íconos del cambio del arte en la cultura guatemalteca y a pe-sar de que el mismo Cabrera mencionó en cierta entrevista: “Las pinturas propias y de mis compañeros cayeron en el mercado del arte y sus formas se quedaron pegando de gritos en los escépticos muros de las ca-sas elegantes”.Hoy retomo este manifiesto porque son los gritos los que no se olvidan en un país lle-no de silencio. Hoy quiero enfatizar su es-píritu joven y consciente, su viveza y fuer-za para hablar lo que nadie hablaba. Su valentía en tomar una postura ideológica sin intereses comerciales y con un fuerte compromiso social.El espíritu del Grupo Vértebra está en su

FotograFía cortesía de Barrancópolis

Desde la izquierda Elmar Rojas, Roberto Cabrera y Marco Augusto Quiroa, autores del manifiesto.

Atravesé un reconocimiento personal en su obra, una coyuntura inquebrantable con mi contexto, mi pasado y mi presente.

…jóvenes insatisfechos que lejos de esperar a encajar en los cánones estilísticos americanizados, decidieron entablar

un diálogo con ellos mismos y su contexto.”“

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Página 8 / guatemala, 8 De abril De 2016

Fotografía de Jeddú M. Villatoro