Cuentos fantásticos breves

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Un creyente G.L. Frost

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Un creyente

G.L. Frost

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Al caer de la tarde, dos desconocidos se encontraron en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo:   -Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?   -Yo no- respondió el otro- ¿Y usted?   -Yo sí- dijo el primero. Y desapareció.

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Sola y su Alma

Thomas Bailey Aldrich

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Una mujer está sentada en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

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Sueño de la mariposa del libro de Chuang Tzu

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Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

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Final para un cuento fantástico

I.A. Ireland

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¡Qué extraño!- dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada! La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

   -¡Dios mío!-dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo! ¡Nos ha encerrado a los dos!

   -A los dos no. A uno solo- dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y desapareció.

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La casa fantasma

Anónimo

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La joven soñó que caminaba en el campo por un extraño sendero que subía por la colina. Allí arriba había una hermosa casa blanca rodeada de un jardín. Con curiosidad llamó a la puerta, que fue abierta por un hombre extremadamente anciano, con una larga barba blanca. Pero en el momento en que empezaba a hablarle, despertó.

   Durante varios días recordó el sueño detalle por detalle. Después volvió a soñarlo durante tres noches seguidas, y siempre despertaba en el momento de comenzar a hablar con el anciano.

   Poco después se dirigió en automóvil a una fiesta campesina. De pronto hizo detener el auto. Allí, a la derecha del camino estaba el sendero de su sueño.

  -Espéreme un momento- pidió al chofer.   Con el corazón que golpeaba alocadamente echó a andar por el sendero.

No se sintió sorprendida cuando el camino la llevó hasta esa casa que recordaba en sus menores detalles.

  El mismo anciano del sueño abrió la puerta.   -Dígame- preguntó la joven-, ¿está en venta esta casa?   -Sí- respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. Esta casa

es visitada por un fantasma.   -¡Un fantasma!- dijo la muchacha- ¡Por Dios!, ¿y quién es?   -Usted- dijo el anciano, y cerró suavemente la puerta.