Cuchulain de Muirthemne. Historia de Los Hombres de La Rama Roja

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Cuchulain de Muirthemne. Historia de Los Hombres de La Rama Roja

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  • LadyGregoryLady Augusta Gregory (condado deGalway 1852-1932), dramaturga y folklo-rista pertenecinete a la aristocracia anglo-irlandesa, se convirti en figura centraldel movimiento conocido como Renaci-miento Literario Irlands, en el que parti-ciparon Hyde, Synge, OCasey o Yeats.Con este ltimo, a quien acogi en su casade Coole Park, fund el importantsimoAbbey Theatre de Dubln. Su versin dediferentes textos heroicos irlandeses delCiclo del Ulster, agrupados bajo el ttulo

    (1902), fue, yan es, de una enorme influencia en la li-teratura irlandesa.

    Cuchulain de Muirthemne

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    ecci

    n O

    rfeo

    LADYGREGORY

    CUCHULAINDEMUIRTHEMNE

    Traduccin deMara Luisa Balseiro

    PR LOGO DE W. B. YEATSLA

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    Basndose en todas las fuentes de la antigua epope-ya ( ),Lady Gregory narra en la historia de uncampen altomedieval, con muchos ecos mticos dela Edad del Hierro, desde su nacimiento a su trgicofin, pasando por sus mocedades y esplendor, a tra-vs de mltiples aventuras en las que brilla de formainigualable el genio literario irlands. La pica clti-ca se tie de magia y lirismo en este libro que aTolkien no le hubiera importado firmar. Dos vecesPremio Nacional a la Mejor Traduccin, MaraLuisa Balseiro consigue mantener en esta versin to-do el estilo y el sabor del original de Lady Gregory.

    Este libro es el mejor que ha salido de Irlanda enmi tiempo

    Irlanda es uno de los crisoles de la cultura occiden-tal, donde se funden la cultura clsica salvada porlos monjes, herederos de San Patricio, y la culturacltica autctona, que inspirara, entre otras obrasmaestras, el de Lady Augusta Gregory

    ,

    Tin B Cuailnge El robo de ganado de CooleyCuchulain

    Cuchulain

    ABCD

    W. B. YEATS

    LUIS ALBERTO DE CUENCA

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    PrximosTtulosLA SANGRE Y EL ECOJulio Manuel de la Rosa

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    ISBN: 978-84-937-1354-6

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    0388

    70

  • Cuchulain de Muirthemne

  • lady gregory

    Cuchulain de Muirthemne

    traduccin de

    mara luisa balseiro

    Coleccin OrfeoParntesis Editorial

  • Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacinpuede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna

    ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico,de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo por escrito

    de los titulares del copyright.

    De la traduccin, Mara Luisa Balseiro Parntesis Editorial

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    Tel.: + 34 955 635 900Fax: + 34 955 630 713

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    Depsito legal: SE-1674-2009

    Diseo de cubierta: Ediciones Noufront

    www.publidisa.comPrinted and made in Spain

    ISBN: 978-84-9919-000-6

  • PRLOGO

    1

    Yo creo que este libro es el mejor que ha salido de Irlanda en mi tiempo. Acaso debera decir que es el mejor de cuantos libros han salido de Irlanda; porque las historias que cuenta constituyen una parte principal del legado de Irlanda a la imaginacin del mundo, y las cuenta perfectamente por vez primera. Hasta ahora los traductores del irlands han relatado una u otra de las historias tomada de una de sus versiones, y no pocas veces sin un sentido profundo de la lengua inglesa, de esos cambios de ritmo, por ejemplo, que son cambios de sentido. Han traducido los manuscritos mejores y ms completos que conocan, con la mayor exactitud posible; y no es ms lo que se pue-de pedir a los primeros traductores de una literatura antigua y difcil. Pero pocas de las historias empiezan verdaderamente a existir como grandes obras de la imaginacin antes de que alguien extraiga los me-jores fragmentos de muchos manuscritos. A veces, como ocurre con la versin de Deirdre que ha hecho Lady Gregory, es necesario que una docena de manuscritos den cada uno lo mejor de s, como otras tantas perlas para el collar. Ha hecho falta, tambin, suprimir adems de agregar, porque generaciones de copistas, que a menudo tenan en poca estima las historias que copiaban, han mezclado torpemente las versiones, con frecuencia repitiendo un mismo episodio varias veces, y cada siglo ha ornamentado con sus adornos, con frecuencia extra-vagantes, lo que empez siendo una historia sencilla. Quiz no haya

    en la forma que tena cuando el narrador la relataba en las noches de

  • invierno. Lady Gregory ha hecho su trabajo de composicin y selec-

    necesite otro texto que este, o la versin del mismo en irlands mo-derno que va a publicar la Gaelic League. Cuando Lady Gregory le haya aadido sus traducciones de otros ciclos, habr dado a Irlanda su Ma-binogion, su Morte dArthur, su Nibelungenlied. Ha puesto ya un gran cau-dal de historias, en las que vive an el corazn antiguo de Irlanda, en una forma que es, a un tiempo, armoniosa y caracterstica; y esto sin escribir ms que unas cuantas frases propias para enlazar episodios o pensamientos tomados de diferentes manuscritos, sin aadir, de he-cho, ms de lo que en muchas ocasiones tendra que aadir el narra-dor para corregir una vacilacin momentnea. Quiz, ms que nadie, haya acertado a dar con un dialecto apropiado para verterlas. Hace aos escrib yo unos relatos de la vida irlandesa medieval, y al escribir-los me desolaba a veces pensar que no conoca ninguna clase de ingls que les cuadrase del mismo modo que el lenguaje de las narraciones

    expediciones a bosques y pozos ms all del mundo. No conoca yo otro lenguaje con que escribir sobre Irlanda que el seco ingls moder-no; pero Lady Gregory ha descubierto una lengua tan hermosa como la de Morris, y que adems es una lengua viva. Movindose entre los suyos aprendi a amar la hermosa habla de quienes piensan en irlan-ds, y a comprender que es tan dialecto del ingls como pueda serlo el dialecto en el que escriba Burns. Tiene algunos cientos de aos, y la edad da autoridad a una lengua. Encontramos en ella el lxico de los traductores de la Biblia, con un modo de elocucin que la hace tierna, compasiva y servicial, como es la propia lengua irlandesa. Ciertamente es apropiada para vestir una literatura que no dej de ser popular ni siquiera cuando se recit en las Cortes de los Reyes.

    2

    Lady Gregory habra podido hacer con menos esfuerzo un li-bro que hubiera agradado ms al lector apresurado. Habra podido eliminar detalles, podar peculiaridades hasta no dejar ms que la pura

  • historia; pero un libro as no evocara el pasado ni movera la imagi-nacin de un pintor o un poeta, y a la vuelta de pocos aos sera tan poco recordado como una novelucha.

    La abundancia de lo que a primera vista puede parecer inven-cin innecesaria en una historia como la de la muerte de Conaire es esencial si lo que se pretende es rememorar una poca en la que los hombres se enamoraban de las historias, y se entregaban a la ima-ginacin como a una amante. Podemos pensar que hay demasiadas efusiones lricas, o en algn caso demasiados smbolos enigmticos,

    -servas un arte que es a medias pico y a medias lrico, como el de las partes histricas de la Biblia; el arte de un tiempo en el que acaso los hombres pasaban ms fcilmente que ahora de un estado de nimo a otro, y se sujetaban con ms trabajo que nosotros al talante con que se suman cifras o con que se bromea con un amigo.

    3

    La Iglesia, en su poca de mayor podero, enseaba a doctos e indoctos a escalar, por as decirlo, hasta las grandes realidades mora-

    Santos y ngeles que tenan cada cual sus particulares deberes y privi-legios. Los narradores de Irlanda, quiz los de todos los pases primiti-

    de que en este caso eran estticas las realidades de las que queran hacernos cofrades. Crearon, para doctos e indoctos por igual, una co-munin de hroes, una nube de testigos recios; pero, porque se emo-cionaban tanto como el monje con sus oraciones, no se paraban lo bastante a pensar en la forma del poema y del relato. Hay que mirar el

    quiz, para perder el sueo pensando cmo sacarle el mejor partido. A ellos les acuciaba ms pintar personajes enrgicos, inventar historias bonitas, que expresarse con perfecta lgica dramtica o con palabras perfectamente ordenadas. Compartan unos con otros sus personajes y sus historias, sus imgenes incluso, y se las transmitan de genera-

  • cin en generacin; pues a ninguno, ni aunque hubiera aadido una nota nueva, o un nuevo incidente, se le ocurra reclamar como suyo algo que, de manera tan obvia, viva su vida propia, alegre o dolorida. Habra sido como si el imaginero o el mosasta que por primera vez puso a Cristo en la Cruz hubiera reclamado como suya una idea que quiz el propio Cristo pusiera en su espritu. Tambin los poetas ir-landeses tenan, quiz, algo parecido a una sancin sobrenatural, pues un poeta principal tena que conocer no slo innumerables clases de poesa, sino tambin el arte de mantenerse en trance durante nueve das. Seguramente crean, o crean a medias, en la realidad histrica de sus imaginaciones ms desorbitadas. Y tan pronto como el cristia-nismo hizo despertar en sus oyentes el deseo de una cronologa que corriera pareja con la de la Biblia, se complacieron en disponer sus Reyes y Reinas, las sombras de mitologas olvidadas, en largas lneas que ascendan hasta Adn y su Jardn. Quienes les escuchaban debie-ron sentir como si los vivos fueran a manera de conejos que abrieran

    inmensas, esculpidas por no se sabe quin. No ha de sorprender que a veces se nos hable de hombres que vieron en una visin hojas de hie-dra que eran mayores que escudos, y mirlos cuyos muslos eran como muslos de bueyes. El fruto de todas esas historias, a menos que las mejores actividades de la mente no sean ms que un pasatiempo, son la gil inteligencia, la abundante imaginacin, las maneras cortesanas de la poblacin rural de Irlanda.

    4

    William Morris vino a Dubln cuando yo era muchacho, y tuve algunas conversaciones con l sobre estas viejas historias. Haba sido su intencin dar algunas conferencias sobre el tema, pero las seoras

    no saban nada de l. Hablaba de la narracin irlandesa de la batalla de Clontarf, y de la narracin escandinava, y deca ver los temperamen-tos escandinavo e irlands en una y otra. Al escandinavo le interesaba

  • cmo se hacen las cosas, pero el irlands se desviaba, evidentemente complacido de librarse de asunto tan tedioso, para describir hermosos

    vena de Aoibhell de la Pea Gris, renunciando al amor y la juventud inmortales, para luchar y morir al lado de Murrugh. Deca que el es-candinavo tena el temperamento dramtico, y el irlands el lrico. Yo creo que yo habra dicho, como el profesor Ker, pico y romntico mejor que dramtico y lrico; pero sus palabras, que encierran tanta autoridad, marcan muy bien la distincin, y no slo entre la irlandesa y la escandinava, sino entre la irlandesa y otras literaturas no clticas. El narrador irlands no poda aplicarse con inters ininterrumpido a cmo hombres como l quemaban una casa, o conquistaban esposas no ms maravillosas que ellos. Su espritu escapaba constantemente de la circunstancia cotidiana, como se endereza de golpe la rama ar-queada por una mano dbil. Su imaginacin corra a toda hora a Tr na ng, a la Tierra de Promisin, que est tan cerca de las gentes del campo de hoy como lo estaba de Cuchulain y sus compaeros. Su creencia en esa cercana arropaba a su vez al temperamento lrico, que siempre est sediento de una emocin, una belleza que no se puede encontrar perfecta sobre la tierra, o en todo caso slo por un instante. Su imaginacin, que no haba podido creer en la grandeza de Cuchulain hasta que trajo a la Gran Reina, a la diosa de rojas ce-jas, a cortejarle en el campo de batalla, no poda satisfacerse con una amistad menos romntica y lirica que la de Cuchulain y Ferdiad, que se besaban al acabar la pelea de cada da, ni con un amor menos ro-mntico y lrico que el de Baile y Aillinn, que murieron al saber cada uno de la muerte del otro, y se desposaron en Tr na ng. Su arte, tambin, suele alcanzar su cumbre cuando es ms extravagante, por-

    propsitos satisfactorios, una vez que ha rehecho el mundo siguiendo el dictado de su corazn. Comprende tan bien como Blake que las

    nunca que permanezca invariado por mucho tiempo lo que podemos ver y manejar. Los personajes han de seguir siendo los mismos, pero la fuerza de Fergus puede cambiar hasta el punto de convertirle, a l que un momento antes no era ms que un hombre fuerte entre muchos, en seor de Tres Golpes que podran destruir a un ejrcito

  • si en lugar de eso no descrestaran tres montecillos, y hacer que su espada, que un necio haba podido hurtar de la vaina, tome de pronto el aspecto del arco iris. Una luna lrica errante debe amasar y encender perpetuamente ese movido mundo de mantos hechos con los vello-nes de Manannan; de hombres armados que se transforman en aves marinas; de diosas que se hacen cornejas; de rboles que dan fruto y

    amistad deben permanecer imperturbadas en ese mundo, que todava es el mundo de los campesinos irlandeses, que no se asombran de-masiado ante la mudanza ms milagrosa, ante el encantamiento ms sbito. Los sucesos, las cosas y las gentes de ese mundo son salvajes, y son como caballos sin domar, tanto ms hermosos que los que han aprendido a correr entre varas. Pensamos en la vida real leyendo esas historias escandinavas, que ya estaban en decadencia, tan necesarias eran las proporciones de la vida real para sus esfuerzos, cuando un moribundo recordaba su herosmo lo bastante para bajar los ojos a su herida y decir: Se estn poniendo de moda estas lanzas anchas; pero con las historias irlandesas comprendemos por qu los griegos lla-man mitos a las actividades de los demonios. Las grandes virtudes, las grandes alegras, las grandes privaciones vienen en los mitos y, por as decirlo, toman a la humanidad en sus brazos desnudos, y sin despojar-se de su divinidad. Los poetas han tomado sus temas ms a menudo de historias que son del todo o a medias mitolgicas que de la historia real, o de historias que den la sensacin de ser verdicas, por entender, en mi opinin, que la imaginacin que recuerda las proporciones de la vida no es sino un largo noviazgo, y que tiene que olvidarlas para pasar a ser la antorcha y el tlamo.

    5

    Encontramos, como era de esperar, en la obra de hombres que no se dejaban inquietar por otras verosimilitudes o exigencias que las de la propia emocin, una variedad inmensa de incidentes y caracte-res, y de maneras de expresar la emocin. Cuchulain combate con un hombre tras otro durante la gesta del Toro Colorado, y ninguno de

  • esos combates es como otro, y a ninguno le falta emocin ni rareza; y cuando ya pensbamos que la imaginacin no poda ir ms all, la his-toria de los Dos Toros, emblemtica de toda pugna, eleva de pronto el romance a profeca. Tambin los personajes tienen una diversidad que no encontramos entre las gentes del Mabinogion, quiz ni siquiera entre las de la Morte dArthur. Sabemos que tardaremos en olvidar a Cuchulain, que vive una vida vehemente y llena de placer, como si en todo momento recordara que pronto habr terminado; y al soador Fergus, que traiciona a los hijos de Usnach por un banquete, sin dejar

    savia de divinidad que hace a Cuchulain misterioso para los hombres y amado de las mujeres. Y son las mujeres, en efecto, con sus lamen-taciones por amantes y maridos e hijos, y por techos cados y riqueza perdida, las que dan a las historias sus frases ms bellas; y, despus de Cuchulain, son ciertas grandes reinas lo que ms estimamos: la airada y enamoradiza Maeve, con su rostro largo y plido; Findabair, su hija, que muere de vergenza y de lstima; Deirdre, que si no fuera por su sabidura proftica podra ser una dulce ama de casa de nuestros das. Si no colocamos las lamentaciones de Deirdre entre los ms grandes poemas lricos del mundo, creo que podremos estar seguros de que en vano se ha pisado para nosotros el lagar de los poetas; y sin em-bargo yo pienso que puede ser la orgullosa Emer, la digna esposa de Cuchulain, la que ms tiempo perdure en el recuerdo. Qu pura llama arde siempre en ella, ya sea la esposa recin casada que lucha por la

    que despierta al marido de su sueo mgico con palabras burlonas; o la gran reina que querra sacarle del nudo corredizo de su perdicin envindole al Valle de los Muertos con Niamh, su querida, porque a ella ser ms obediente; o la mujer a la que el dolor ha enviado junto a Helena e Isolda y Brunnhilda, y Deirdre, a compartir su inmortalidad en el rosario de los poetas!

    Oh amor mo!, a menudo estuvimos en compaa uno del otro, y estbamos felices; pues buscando en todo el mundo, desde donde sale el sol hasta el ocaso, jams se habra encontrado cosa igual en un mismo lugar, como el Sainglain Negro y el Tordo de Macha, y Laeg el conductor, y yo y Cuchulain.

  • Y despus de eso Emer le pidi a Conall que hiciera una tum-ba ancha y muy honda para Cuchulain; y se tendi al lado de su gentil compaero, y puso su boca junto a la de l, y dijo: Amor de mi vida, mi amigo, mi amador, mi nico elegido entre todos los hombres de la tierra, muchas son las mujeres, casadas y sin casar, que me han envi-diado hasta hoy; y ahora no seguir viviendo sin ti.

    6

    Debemos los irlandeses llevar esos personajes muy dentro del corazn, porque vivan en los lugares por donde nosotros cabalga-mos y vamos al mercado, y a veces se encontraron en los montes que arrojan su sombra sobre nuestras puertas al atardecer. Con slo que contemos estas historias a nuestros hijos, la Tierra empezar de nuevo a ser una Tierra Santa, como era antes de que los hombres dieran sus corazones a Grecia y Roma y Judea. Cuando yo era nio no tena ms que subir al monte que haba detrs de la casa para ver una serrana larga, azul y quebrada a lo largo del horizonte, hacia el sur. Qu belle-za me perd, qu hondura de emocin me falta quiz todava, porque nadie me dijo, ni siquiera los capitanes mercantes que lo saban todo, que al otro lado de aquella serrana larga, azul y quebrada estaba Crua-chan de los Encantamientos!

    W. B. YEATS

    Marzo de 1902

  • 15

    1

    NACIMIENTO DE CUCHULAIN

    Hace mucho tiempo, Conchubar, hijo de Ness, fue rey del Ulster, y tuvo su corte en el palacio de Emain Macha. Y he aqu cmo lleg a ser rey. Era an mozo, y su padre no viva; y Fergus, hijo de Rogh, que por entonces era el rey del Ulster, pidi en ma-trimonio a su madre, Ness.

    Ness, que en tiempos fuera la ms tranquila y bondadosa de las mujeres de Irlanda, haba venido a ser dura y traicionera por un agravio que le hicieron, y medit arrebatarle el reino a Fergus para drselo a su hijo. Y as, le dijo a Fergus: Deja que Conchubar tenga el reino por un ao, para que despus sus hijos puedan llamarsehijos de rey; esta es la dote que te pido. Puedes hacerlo as, di-jronle los hombres del Ulster; pues, aunque Conchubar lleve el nombre de rey, sers t quien reine durante todo el tiempo.

    Conque Fergus convino en ello, y tom a Ness por esposa, y el hijo de esta, Conchubar, fue hecho rey en lugar de l.

    Mas todo el ao estuvo Ness tramando para conservarle el reino a su hijo, y dio grandes presentes a los jefes del Ulster para ponerlos de su parte. Aunque Conchubar no era ms que un mozo por entonces, era discreto en sus juicios, bravo en la batalla y bien formado, y mucho le queran. Acabado el ao, cuando Fergus pidi

  • 16

    que le restituyeran el reino, ellos consultaron entre s, y convinieron que Conchubar lo conservara. Y dijeron: Poco se cuida Fergus de nosotros, cuando tan dispuesto estuvo a dejar de gobernarnos du-rante un ao; que Conchubar conserve el trono, y Fergus la esposa que tom.

    Macha por las bodas de su hermana Dechtire con Sualtim, hijo de

    de vino; y segn la estaba bebiendo, entr en la copa una mosca de mayo, y Dechtire se la trag con el vino. Poco despus sali a su solana, y sus cincuenta doncellas con ella, y cay en profundo sueo. Y en sueos se le apareci Lugh de la Mano Larga, y le dijo: La mosca de mayo que te entr en la copa era yo, y ahora has de venirte conmigo, t y tus cincuenta doncellas. Y les dio la apariencia de una bandada de aves, y marcharon con l hacia el sur hasta llegar a Brugh na Boinne, donde habitaban los sidhes. Y nadie en Emain Macha pudo obtener noticia de ellas, ni saber a dnde haban ido, ni qu les haba sucedido.

    Como un ao despus de esto hubo en Emain Macha otra gran

    los suyos. Y de improviso vieron por la ventana una gran bandada de aves que se posaban en el suelo y se ponan a comer cuanto hallaban a su paso, de suerte que no dejaban ni una brizna de hierba.

    Los hombres del Ulster se enojaron al ver que las aves lo destruan todo a su paso, y engancharon nueve de sus carros para ir tras ellas. Conchubar iba en su carro y le seguan Fergus, hijo de Rogh, y Laegaire Buadach el Vencedor en Batallas, y Celthair, hijo de Uithecar, con otros muchos; y con ellos iba Bricriu, el de la lengua amarga.

    Siguieron a las aves por todo el pas hacia el sur, por Slieve Fuad, Ath Lethan, Ath Garach y Magh Gossa, entre Fir Rois y Fir Ardae; y siempre las aves iban por delante de ellos. Eran las ms hermosas que nunca se viera; nueve bandadas de aves enlazadas dos a dos por cadenas de plata, y a la cabeza de cada bandada dos aves

  • 17

    de distintos colores, enlazadas por una cadena de oro; y haba tres que volaban solas, y todas iban por delante de los carros, hacia el confn del pas, hasta que se hizo de noche y ya no se las vio ms.

    Y cuando se acercaba la oscura noche, Conchubar dijo a los suyos: Mejor ser que desenganchemos los carros, y busquemos algn lugar donde pasar la noche.

    Entonces se adelant Fergus a buscar algn lugar, y lo que hall fue una casita muy pequea y de aspecto miserable. Estaban en ella un hombre y una mujer, y al verle dijeron: Trete aqu a tus compaeros, que sern bien recibidos. Volvi Fergus junto a sus compaeros y les cont lo que haba visto. Pero dijo Bricriu: Para qu vamos a ir a una casa como esa, donde no habr ni sitio ni pro-visiones ni cobertores? No vale la pena que vayamos.

    Entonces Bricriu fue solo a donde estaba la casa. Pero al lle-gar vio que era una casa grande, nueva y muy iluminada; y estaba a la puerta un joven vestido de arns, muy alto, apuesto y gallardo. Y dijo el joven: Entra en la casa, Bricriu; qu haces ah mirando?

    Y estaba junto a l una mujer joven, hermosa y noble, de cabellos rizados, y esta dijo: A fe que eres por m bienvenido.

    Por qu me da la bienvenida? dijo Bricriu. Por ella te la doy yo dijo el joven. No falta nadie de

    entre vosotros en Emain? Ya lo creo dijo Bricriu. Hace un ao que nos faltan cin-

    cuenta muchachas. Las conoceras si las vieras? dijo el joven. Si no las conociera dijo Bricriu, sera porque en un ao

    hubieran cambiado, y por eso no estara seguro. Intenta reconocerlas dijo el joven, pues en esta casa es-

    tn las cincuenta muchachas, y esta mujer que ves a mi lado es su seora Dechtire. Fueron ellas, cambiadas en aves, las que fueron a Emain Macha para traeros aqu.

    Entonces Dechtire dio a Bricriu un manto de color prpura con cenefas de oro; y l march a reunirse con sus compaeros. Pero por el camino pens: Conchubar me dara grandes tesoros

  • 18

    por encontrar a esas cincuenta muchachas, y a su hermana con ellas. No le dir que las he hallado. No dir sino que hall una casa donde haba hermosas mujeres, y nada ms.

    Cuando Conchubar vio a Bricriu, le pidi nuevas. Qu nuevas traes, Bricriu? dijo. Llegu a una casa hermosa y muy iluminada dijo Bri-

    criu; vi a una reina, noble, amable, de regio aspecto y rizados ca-bellos; vi una multitud de mujeres, hermosas y bien ataviadas; vi al hombre de la casa, alto, generoso y gallardo.

    Vayamos a pasar all la noche dijo Conchubar. Conque llevaron all sus carros, con sus caballos y sus ar-

    mas; y apenas haban entrado en la casa cuando les fueron servi-dos toda clase de manjares y bebidas, unos conocidos y otros no, de modo que nunca pasaran mejor la noche. Y cuando hubieron comido y bebido y empezaban a estar satisfechos, Conchubar le dijo al joven:

    Dnde est la seora de la casa, que no sale a darnos la bienvenida?

    Esta noche no la podis ver dijo el joven, porque est con dolores de parto.

    As pues, descansaron all aquella noche, y a la maana el pri-mero en levantarse fue Conchubar; pero ya no vio al hombre de la casa, y en cambio oy el llanto de un nio. Fue al aposento de don-de proceda, y all vio a Dechtire, y a sus doncellas con ella, y a su lado un nio recin nacido. Y ella le dio la bienvenida a Conchubar, y le cont todo lo que le haba acontecido, y que le haba llamado all para que volviera a llevarlos, a ella y el nio, a Emain Macha. Y dijo Conchubar: Bien te has portado conmigo, Dechtire; nos distecobijo, a m y mis carros; resguardaste del fro a mis caballos; a m y a los mos nos diste de comer, y ahora nos das este buen regalo. Que sea nuestra hermana Finchoem la que eduque al nio.

    No, no es a ella a quien le corresponde educarle, sino a m dijo Sencha, hijo de Ailell, el jefe de los jueces y poetas del Uls-ter. Pues yo soy hbil; soy diestro en el debate; no soy olvidadizo;

  • 19

    en presencia del rey hablo antes que ninguno; vigilo lo que l dice; doy sentencia en las disputas de los reyes; soy juez de los hombres del Ulster; nadie puede disputar mi derecho, si no es Conchubar.

    Si se me da a m el nio para que le eduque dijo Blai, el distribuidor, no sufrir de falta de cuidados ni de negligencia. Son mis mensajes los que ejecutan la voluntad de Conchubar; yo convoco a los luchadores de toda Irlanda; yo s bien proveer para ellos todo lo necesario para una semana, y hasta para diez das; yo arreglo sus asuntos y sus disputas; yo mantengo su honor; yo tomo satisfaccin de sus agravios.

    Demasiado te estimas dijo Fergus. Ser yo quien edu-que al nio; yo soy fuerte; tengo saber; soy el mensajero del rey; nadie se puede medir conmigo en honor ni en riquezas; estoy cur-tido en guerras y batallas; soy buen artesano; soy digno de educar a un nio. Yo soy el protector de todos los desdichados; los fuertes me temen; soy el apoyo de los dbiles.

    Escuchadme de una vez, ahora que ya estis callados dijo Amergin: yo puedo educar al nio como un rey. El pueblo ensalza mi honor, mi valenta, mi coraje, mi prudencia; ensalza mi buena fortuna, mi edad, mi hablar, mi nombre, mi valor y mi estirpe. Aun siendo guerrero, soy poeta; soy digno del favor del rey; yo venzo a todos los hombres que pelean desde sus carros; no debo gratitud a nadie si no es a Conchubar; yo no obedezco a nadie ms que al rey.

    Entonces dijo Sencha: Que Finchoem se quede con el nio hasta que lleguemos a Emain, y, una vez que estemos all, Morann el juez zanjar la cuestin.

    Partieron, pues, los hombres del Ulster para Emain, y Fin-choem llevaba al nio con ella. Y cuando llegaron, Morann dict su parecer. Corresponde a Conchubar, dijo, ayudar al nio a hacerse buen nombre, pues es su pariente ms prximo; que Sen-cha le ensee las palabras y el hablar; que Fergus le tenga sobre sus rodillas; que Amergin sea su maestro. Y dijo tambin: Este nio ser ensalzado por todos, por los que conducen los carros y los

  • 20

    que combaten, por los reyes y los sabios; de muchos ser amado; l vengar todos vuestros agravios; defender vuestros vados; reir todas vuestras batallas.

    Y as qued acordado. Y, hasta que el nio entrara en edad de razn, le dejaron con su madre Dechtire y con el esposo de esta, Sualtim. Y le criaron en el llano de Muirthemne, y el nombre que le daban era Setanta, hijo de Sualtim.

  • 21

    2

    HECHOS DE LA INFANCIA DE CUCHULAIN

    Quiso la fortuna que un da, cuando Setanta era de edad de unos siete aos, oyera hablar a algunos de la casa de su madre sobre la corte del rey Conchubar en Emain Macha, y los hijos de reyes y nobles que all vivan, y que pasaban buena parte de su tiempo en juegos de pelota y de otras cosas.

    Djame ir all a jugar con ellos dijo el nio a su madre. Es pronto para eso dijo ella; espera a tener edad para ha-

    cer un viaje tan largo, y a que yo pueda encomendarte a alguien que vaya a la corte, y all te ponga bajo la proteccin de Conchubar.

    Demasiado tiempo tendra que esperar dijo l; ir yo solo, si me enseas el camino.

    Est muy lejos para ti dijo Dechtire, porque es ms all de Slieve Fuad donde est Emain Macha.

    Est al este o al oeste de Slieve Fuad? pregunt l. Y cuando ella le hubo respondido a esto, en el mismo momento ech a andar, sin llevar consigo ms que su pala de pelota, su pelota de plata y su dardo; y para entretenerse por el camino golpeaba la pe-lota lanzndola lejos, y tras la pelota arrojaba la pala, y tras esta el dardo, y luego de una carrera recoga las tres cosas en la mano, sin que ninguna llegara al suelo.

  • 22

    As fue caminando, hasta que lleg al prado de Emain Ma-cha, y all vio a ciento cincuenta hijos del rey que jugaban a la pelota y aprendan proezas de guerra. Entr en medio de ellos, y cuando tuvo cerca la pelota la cogi entre los pies, y la llev ro-dando, sin que nadie se lo pudiera impedir, hasta lanzarla ms all de la marca. Grande fue la sorpresa y el enojo de los otros cuando vieron lo que haba hecho, y Follaman, el hijo del rey Conchubar, que era el jefe de todos, les grit que se juntaran para echar de all a aquel extrao y deshacerse de l. Pues no tiene derecho, dijo, a entrar en nuestro juego sin pedir permiso, y sin poner su vida bajo nuestra proteccin. Tened por seguro que ser hijo de algn luchador vulgar, y no le corresponde jugar con nosotros. Con esto todos le acometieron, y empezaron a tirarle sus palas, y sus pelotas y dardos, pero l los esquiv a todos; y luego se abalanz sobre ellos, y derrib en tierra a algunos. En aquel mismo momen-to sala Fergus del palacio, y, cuando vio lo bien que se defenda el chiquillo, le llev a donde estaba Conchubar jugando al ajedrez, y

    Esa no es manera suave de jugar dijo. Ellos han tenido la culpa dijo el nio; yo vena como fo-

    rastero, y no me dieron la bienvenida que se debe a un forastero. Acaso no sabas dijo Conchubar que nadie puede

    jugar con los muchachos de Emain sin pedir su permiso y su proteccin?

    No lo saba, pues de saberlo se lo habra pedido dijo l. Cmo te llamas, y de qu familia eres? dijo Conchubar. Me llamo Setanta, y soy hijo de Sualtim y de Dechtire

    dijo l. Cuando Conchubar supo que era el hijo de su hermana, le

    hizo un gran recibimiento, y orden que los muchachos le dejaran ir con ellos y no le hicieran ningn dao. As lo haremos, dijeron. Pero, cuando salieron a jugar, Setanta empez a meterse entre ellos y a derribarlos, de modo que ninguno poda con l.

    Qu quieres de ellos ahora? dijo Conchubar.

  • 23

    Juro por los dioses por los que jura mi pueblo dijo el nio que no les quitar la mano de encima hasta que se hayan puesto bajo mi proteccin, al igual que me he puesto yo bajo la suya.

    Entonces todos convinieron en someterse a esto; y Setanta se qued a vivir en la casa del rey en Emain Macha, y todos los jefes del Ulster tomaron parte en su educacin.

    Haba en el Ulster un gran herrero, de nombre Culain, que por aquel tiempo -

    estaban los muchachos en sus juegos, y se detuvo a mirarlos; y vio que el hijo de Dechtire les ganaba a todos.

    Ese chiquillo ha de servir al Ulster algn da dijo Conchu-

    Ahora no puedo ir con vosotros dijo Setanta, despus que le llamaron, porque estos chicos an no se han cansado de jugar.

    Se me hara tarde si te esperase dijo el rey. No es necesario que me esperes; yo seguir la huella de los

    carros dijo Setanta. Conque Conchubar se fue a la casa del herrero, y all se le

    hizo un gran recibimiento; esparcieron por el suelo juncos frescos, y hubo poemas y cnticos y se recitaron leyes, y se sirvi el banque-te y comenz la alegra. Entonces dijo Culain al rey:

    Alguno ms de los tuyos ha de venir an esta noche? No ha de venir nadie ms dijo Conchubar, olvidado de

    que haba dicho al chiquillo que le siguiera. Pero por qu me haces esa pregunta?

    -rrero, que, cuando le quito la cadena, no deja entrar a nadie all donde l est; y no obedece a nadie ms que a m, y tiene la fuerza de cien como l.

    Djale suelto dijo Conchubar, para que guarde el lugar. As que Culain le solt y el perro se dio una vuelta alrededor

    de todo el lugar, y luego se volvi al sitio donde sola tenderse para

  • 24

    y salvaje que era. En cuanto a los muchachos de Emain, cuando acabaron de

    jugar se fueron cada uno a casa de su padre, o de quien estuviera a su cuidado. Pero Setanta ech a andar siguiendo la huella de los carros, y fue entretenindose por el camino como sola, con su pala y su pelota. Cuando lleg al prado que haba delante de la casa del herrero, el mastn le oy venir, y se puso a aullar de tal modo que sus voces se habran podido or en todo el Ulster; y se arroj sobre l como si quisiera, no ya detenerle y hacerle pedazos, sino tragrselo de un bocado. El muchachito no tena otras armas que su pelota y su pala; pero cuando vio que el mastn vena contra l, golpe la pelota con tal fuerza que le entr por la boca y le atraves todo el cuerpo. Entonces Setanta le agarr por las patas traseras y le golpe contra una pea hasta dejarlo muerto.

    -roto del mastn, Conchubar se alz en pie y dijo: Este viaje no nos ha trado buena fortuna; pues de seguro que ese es el hijo de mi hermana, que vena detrs de m, y que ha sido muerto por el mas-tn. Al or esto todos los hombres corrieron afuera, sin detenerse a ir por la puerta, sino saltndose muros y trancas como pudieron.Pero Fergus fue el primero en llegar donde estaba el muchacho, y alzndole en volandas se lo subi a los hombros, y le llev sano y salvo ante Conchubar y todos tuvieron gran alegra.

    Pero Culain el herrero sali con ellos, y al ver a su gran mas-tn tendido muerto y deshecho sinti un gran dolor en su corazn; y, entrando en la casa, dijo a Setanta: No eres aqu bien recibido.

    Qu tienes t contra el chiquillo? dijo Conchubar. No ha sido la buena fortuna lo que le trajo aqu, ni lo que

    aqu en adelante, muerto el mastn, menguar mi sustancia, y mi vida se echar a perder. Y t, nio, mira que lo que me has quitado era un buen miembro de mi familia, pues era el protector de mis bienes, de mis rebaos de mis ganados y de todo cuanto tena.

  • 25

    No te entristezcas por eso dijo el nio, que yo te com-pensar por lo que he hecho.

    Y cmo lo hars? dijo Conchubar. As es como lo har: si se encuentra en Irlanda un cachorro

    de la misma raza, yo lo criar y lo adiestrar hasta que sea tan buen mastn como el que he matado; y hasta entonces, yo mismo ser tu perro guardin y guardar tus bienes, tus ganados y tu casa.

    Has hecho una oferta justa dijo Conchubar. Yo no habra podido dar mejor compensacin dijo Ca-

    thbad, el Druida. De aqu en adelante te llamars Cuchulain, el Mastn de Culain.

    Me gusta ms mi nombre de Setanta, hijo de Sualtim dijo el nio.

    No digas eso dijo Cathbad, porque habr un da en que todos los hombres del mundo entero tengan el nombre de Cuchu-lain en los labios.

    En ese caso, lo llevar contento dijo el nio. Y as es como tom el nombre de Cuchulain.

    Bastante tiempo despus de esto, estaba un da Cathbad el Druida enseando a sus discpulos en su casa, al noreste de Emain. Aquel da estaban con l ocho muchachos, y uno de ellos le pre-gunt: Dicen tus signos si el da de hoy es bueno o malo para alguna cosa?

    Si un joven se arma hoy dijo Cathbad, su nombre ser ms grande que ningn otro de Irlanda. Pero su vida ser corta.

    Cuchulain estaba afuera jugando, pero oy lo que deca Ca-thbad, y al momento se quit las ropas de jugar, y yendo derecha-mente a la alcoba de Conchubar le dijo: Todos los bienes sean contigo, seor!

    Qu deseas? dijo Conchubar. Armarme hoy es lo que deseo. Quin te ha metido eso en la cabeza? Cathbad el Druida dijo Cuchulain. En ese caso, no te lo he de negar dijo Conchubar.

  • 26

    Entonces le dio armas a elegir, y el muchacho prob su fuer-za en ellas, pero ninguna le gust ni fue lo bastante robusta para l, ms que las propias de Conchubar. As que Conchubar le dio sus dos lanzas, y su espada y su escudo. En aquel momento entr Cathbad, el Druida, y dijo con asombro: Qu est haciendo este chico, armarse?

    As es, en efecto dijo el rey. Con pesar vera yo al hijo de su madre armarse en este da

    dijo Cathbad. Pues no fuiste t quien le anim a hacerlo? dijo el rey. No, por cierto dijo l. Entonces me has mentido, muchacho dijo Conchubar. Yo no he dicho mentira, seor dijo Cuchulain pues

    l fue quien me lo puso en la cabeza cuando estaba enseando a otros, porque al preguntarle uno si haba en el da de hoy alguna virtud particular, dijo que quien por primera vez tomase hoy armas alcanzara un nombre mayor que ningn otro de Irlanda y no dijo que hubiera de acaecerle ningn mal, sino que su vida sera corta.

    Y lo que dije es la verdad dijo Cathbad: tendrs fama y gran nombre, pero tus das no sern largos.

    Poco me importara dijo Cuchulain aunque mi vida no durase ms que un da y una noche, si mi nombre y la historia de mis hechos vivieran despus de m.

    Dijo entonces Cathbad: Pues bien, sbete a un carro y vea-mos si lo que dije era verdad.

    Entonces Cuchulain se subi a un carro y prob su dureza, y lo hizo pedazos; y de la misma manera rompi los diecisiete carros que tena Conchubar para los muchachos de Emain, y dijo: Estos carros no valen, Conchubar, no son dignos de m.

    Dnde est Ibar, hijo de Riangabra? dijo Conchubar. Aqu estoy respondi. Prepara mi carro, y engnchale mis caballos para que este

    muchacho lo pruebe dijo Conchubar.

  • 27

    Prob, pues, el carro del rey y lo sacudi y lo forz, y el carro aguant.

    Este es el carro que me conviene dijo. Ahora, pequeo dijo Ibar, desenganchemos los caba-

    llos para que vayan a pacer. Es muy pronto para eso, Ibar; sigamos hasta donde estn

    los muchachos, para que me deseen suerte el da en que tomo armas.

    De modo que siguieron adelante, y todos los muchachos gri-taron al verle: Te has armado?

    As es, en efecto dijo Cuchulain. Que seas afortunado en herir, y en matar primero y en ganar

    botn dijeron; pero es lstima para nosotros que dejes de jugar. Ahora deja que los caballos vayan a pacer dijo Ibar. Es muy pronto todava dijo Cuchulain. Dime: a dnde

    conduce ese camino grande que pasa junto a Emain? Conduce a Ath-an-Foraire, el vado de los vigilantes que

    hay en Slieve Fuad dijo Ibar. Por qu se llama vado de los vigilantes? Eso es fcil decirlo; porque cada da le toca vigilar all a un

    campen escogido del Ulster, para pelear por la provincia con todo forastero que llegue a la frontera en son de desafo.

    Sabes t quin est hoy? dijo Cuchulain. S bien que es Conall Cearnach, el Victorioso, el mayor

    campen entre los jvenes del Ulster y de toda Irlanda. Seguiremos, entonces, hasta el vado dijo Cuchulain.Cruzaron, pues, el llano y al borde del agua encontraron a

    Conall, y dijo l: Esas armas son las que has tomado hoy, mu-chachito?

    En efecto, lo son dijo Ibar por l. Ojal le traigan triunfos y victorias, y derramar primera

    sangre dijo Conall. Pero me parece a m, pequeo Mastn, que mucha prisa tienes de llevarlas; porque todava no ests formado para trabajos de campen.

  • 28

    Qu ests haciendo t aqu, Conall? dijo el muchacho. Estoy vigilando y guardando la provincia. Vete de aqu, Conall dijo Cuchulain, y slo por este da

    djame a m hacer la guardia. No me pidas eso, pequeo dijo Conall, porque t toda-

    va no puedes hacer frente a luchadores avezados. Entonces ir a los bajos de Lough Echtra a ver si puedo

    enrojecer mis armas en amigo o enemigo. En ese caso yo ir contigo dijo Conall, para cuidar de ti

    y protegerte, y que no sufras ningn dao. No vengas dijo Cuchulain. S que ir dijo Conall, porque si dejo que te adentres

    solo en tierra extraa, todo el Ulster se vengar en m. Conque Conall hizo enganchar los caballos a su carro, y par-

    ti tras Cuchulain, pues este, sin esperar permiso, haba partido solo. Cuando vio Cuchulain que Conall vena tras l, se dijo para s: Si hallo ocasin de hacer alguna hazaa, Conall no me la dejar hacer. As que cogi del suelo una piedra del grueso de su puo, y la tir con tan buena puntera contra el yugo del carro de Conall que lo quebr, y el carro se vino abajo, y el propio Conall dio de costado en tierra.

    Por qu has hecho eso? dijo. Por ver si s tirar derecho, y si tengo condiciones de buen

    campen.Mala fortuna llevis tus tiros y t dijo Conall. Que te

    corte la cabeza quien quiera, que yo no doy un paso ms contigo. Eso es lo que quera dijo Cuchulain. Y con eso Conall se

    volvi a su puesto en el vado. En cuanto al muchacho, sigui hacia el sur, hacia Lough

    Echtra. Entonces dijo Ibar: Escchame, pequeo: quisiera que re-gresramos ya a Emain; porque a estas horas se empieza all a partir la comida, y para ti es igual, porque t tienes tu sitio guardado entre las rodillas de Conchubar. Pero yo estoy con los conductores, los bufones y los mensajeros, y tengo que hacerme sitio y pelear como pueda por lo mo.

  • 29

    Qu es esa montaa que tenemos delante? dijo Cu-chulain.

    Eso es Slieve Mourne, y aquel cairn1 blanco que hay en lo alto es Finncairn.

    Vayamos all dijo Cuchulain. Tardaramos mucho en llegar dijo Ibar. T eres un perezoso dijo Cuchulain; esta es mi primera

    aventura, y el primer viaje que haces conmigo. Y ojal que sea el ltimo dijo Ibar, si alguna vez vuelvo

    a Emain. Y subieron al cairn. Buen Ibar dijo el muchacho, selame ahora todo lo

    que se vea del Ulster, pues todava no s orientarme en el pas. De modo que Ibar le seal desde el cairn todo lo que se vea

    del Ulster, los cerros y los llanos y los castillos en todas direcciones. Qu es ese llano cuadrado que se abre ante nosotros y

    desciende hacia el sur? Eso es la buena vega de Magh Breagh. Selame los castillos y las plazas fuertes de ese llano. Conque Ibar le seal Teamhair y Tailte, Cleathra y Cnobha-

    ch y el Brugh de Angus sobre el Boyne, y el castillo de los hijos de Nechtan Sceine.

    Son esos los hijos de Nechtan que se jactan de haber mata-do tantos hombres del Ulster como hay ahora vivos en el pas?

    Esos son dijo Ibar. Adelante, pues; vayamos a ese castillo dijo Cuchulain. Nada bueno te vendr de decir eso dijo Ibar; vaya all

    quien vaya, yo no ir. Vivo o muerto, has de ir dijo Cuchulain. Entonces, vivo ir dijo Ibar, y muerto estar antes de

    salir. Fueron, pues, al castillo de los hijos de Nechtan; y al llegar

    al verde prado, Cuchulain se ape del carro. Haba en el prado un

    1 Los cairncnica (N. del E.).

  • 30

    mojn de piedra ceido por un cerco de hierro, y en l estaba es-crito en ogham2 que ningn hombre que hasta all llegase portando

    del castillo. Cuando Cuchulain hubo ledo el ogham, rode la piedra con sus brazos y la arroj al agua que corra all cerca.

    No veo que est ah mejor que donde estaba antes dijo Ibar; seguramente te darn esta vez lo que andas buscando, que es una muerte rpida.

    Buen Ibar dijo el muchacho, tindeme la cubierta del carro, que voy a dormir un rato.

    No es bueno eso que vas a hacer dijo Ibar de dormir-te en pas enemigo. Tendi entonces las cubiertas, y Cuchulain se ech y se durmi.

    En aquel mismo momento sala Foill, hijo de Nechtan Scei-ne, y al ver el carro grit a Ibar: No desenganches esos caballos.

    No los iba a desenganchar dijo Ibar; an tengo las rien-das en la mano.

    Qu caballos son? Son los dos caballos pos de Conchubar. Eso pens al verlos dijo Foill. Y quin los ha hecho

    cruzar nuestras fronteras? Un chiquillo dijo Ibar que se ha armado hoy por tener

    buena fortuna, y para lucirse ha cruzado el Magh Breagh. Nunca tenga buena fortuna dijo Foill. Si fuera un lucha-

    dor, no vivo, sino muerto volvera hoy a Emain. Claro est que no es capaz de luchar, ni se podra esperar

    de l dijo Ibar, siendo como es un nio que debera estar en casa de su padre.

    Al or esto el muchacho alz la cabeza, y roja tena la cara, y rojo todo el cuerpo, de or que se le haca tan gran insulto; y dijo: Yo s soy capaz de luchar.

    2 El oghamel lenguaje irlands sobre monumentos ptreos en la Antigedad (N. del E.).

  • 31

    Pero Foill dijo: Ms me inclino yo a pensar que no. En seguida sabrs lo que tienes que pensar dijo el mu-

    chacho; bajemos al vado. Pero antes ve a ponerte el arns, porque no quisiera matar a un hombre desarmado.

    Entonces Foill mont en clera, y corri a buscar sus armas. Ten cuidado con lo que haces ahora dijo Ibar; porque

    pueden nada contra l. Eso va muy bien conmigo dijo el muchacho. En esto volvi a salir Foill, y Cuchulain le hizo frente; y to-

    mando en la mano su bola de hierro se la tir a la cabeza, y entrn-dole por la frente le sali por la nuca, llevndose por delante los sesos, de modo que por el agujero que hizo pasaba el aire de parte a parte. Y Cuchulain le cort la cabeza.

    Sali entonces al prado Tuachel, el hijo segundo de Ne-chtan.

    Seguro que estars jactndote mucho de lo que haces dijo.

    No veo nada de que jactarme dijo Cuchulain en haber derribado a un solo hombre.

    No te podrs jactar por mucho tiempo dijo Tuachel, porque yo voy a acabar contigo en un abrir y cerrar de ojos.

    Entonces ve a traer tus armas dijo Cuchulain, porque slo un cobarde sale desarmado.

    Volvi l entonces a entrar en la casa, e Ibar dijo: Ten cuida-do con lo que haces ahora, porque ese es Tuachel, hijo de Nechtan, y si no se le mata del primer tajo, del primer golpe o de la primera lanzada, no se le puede matar porque despus de eso no hay quien acierte a darle.

    No hace falta que me digas eso, Ibar dijo Cuchulain,porque es el lanzn de Conchubar, el Venenoso, lo que voy a tomar en la mano, y ser la ltima lanzada que nadie le arroje, porque des-pus de esto no habr mdico que pueda curar sus heridas.

  • 32

    Entonces sali Tuachel al prado, y Cuchulain empu el lan-zn, y se lo arroj de modo que le atraves el escudo, le rompi tres costillas y le abri un boquete en el corazn. Y Cuchulain le cort la cabeza antes de que el cuerpo llegara al suelo.

    Entonces sali Fainnle, el menor de los tres hijos de Nechtan. Necios fueron esos dijo al enfrentarse a ti de esa mane-

    ra. Vente conmigo al agua, donde tus pies no tocarn el fondo. Y as diciendo se arroj al agua.

    Mira bien lo que haces ahora dijo Ibar, porque ese es Fainnle, el Vencejo; le pusieron ese nombre porque va por el agua tan veloz como un vencejo, y no hay en el mundo un nadador que le pueda dar alcance.

    No es a m a quien le deberas decir eso dijo Cuchulain, pues t conoces el ro Callan que pasa por Emain, y lo que yo sola hacer cuando los muchachos dejaban sus juegos y se echaban a nadar en el ro; que me suba a uno de los muchachos en cada hom-bro y otro en cada mano, y los llevaba as por el ro sin mojarme siquiera la espalda.

    As diciendo salt al agua, que era all muy profunda, y lu-charon Fainnle y l; y Cuchulain, cuando pudo asirle bien, de un tajo con la espada de Conchubar le cort la cabeza y dej que la corriente se llevara su cuerpo.

    Entonces Ibar y l entraron en la casa y destruyeron cuanto en ella haba; le prendieron fuego y la dejaron ardiendo, y volvieron sus pasos hacia Slieve Fuad, llevando con ellos las cabezas de los tres hijos de Nechtan.

    Al rato vieron delante un rebao de ciervos. Qu ganado es ese? dijo el muchacho. No es ganado; son los ciervos de los lugares umbros de

    Slieve Fuad. Arrea a los caballos dijo Cuchulain para que los poda-

    mos ver mejor. Pero por ms que galoparon no pudieron los caballos al-

    canzar a los ciervos. Entonces Cuchulain se ape del carro, y ech

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    a correr tras ellos, hasta que dos machos cayeron gimiendo y re-soplando de la dura carrera por el tremedal, y l los at con las correas del carro a la trasera. Siguieron adelante hasta el llano de Emain, y all vieron una bandada de cisnes que eran ms blancos que los cisnes del lago de Conchubar, y Cuchulain pregunt de dnde venan.

    Son cisnes salvajes dijo Ibar, que han venido de las rocas y las islas del gran mar para alimentarse en las tierras bajas del pas.

    Qu sera mejor, cogerlos vivos o matarlos? Sera mejor cogerlos vivos dijo Ibar, porque matarlos lo

    hacen muchos, y derribarlos lo hacen muchos, pero a duras penas se hallara quien sea capaz de apresarlos vivos.

    Al or esto Cuchulain puso una piedra pequea en su honda y la lanz, y derrib ocho de las aves; y luego le puso una piedra mayor, y con esa derrib otras diecisis.

    Sal, Ibar dijo, y treme aqu las aves. No har tal cosa dijo Ibar, porque no sera fcil detener

    a los caballos con la marcha que ahora llevan; y si salto, las ruedas de hierro del carro me cercenarn, o las astas de los ciervos me atravesarn.

    T no vales para guerrero, Ibar; dame las riendas, que yo sosegar a los caballos y a los ciervos.

    Conque fue Ibar a traer los cisnes, y los at vivos al carro y a los arreos. Y as siguieron hasta Emain.

    Fue Levarcham, hija de Aedh, la conversadora y mensajera del rey, que por entonces estaba all, y otras veces estaba en los montes, la que primero los vio venir.

    Viene hacia ac un luchador de carro, Conchubar dijo, y viene con ira. Trae con l en el carro las cabezas sangrantes de sus enemigos, y trae atados ciervos, y aves blancas le acompaan. Por el juramento de los mos, que si viene contra nosotros sin que su ira se apacige, los mejores hombres del Ulster caern por su mano.

    Yo conozco a ese luchador dijo Conchubar. Es el mu-chacho, hijo de Dechtire, que hoy mismo sali a las fronteras. Sin

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    duda se ha enrojecido la mano, y si no se enfra su clera los jve-nes de Emain peligrarn frente a l.

    Entonces consultaron todos entre s, y acordaron enviara ciento cincuenta de las mujeres de Emain desnudas a recibirle. Cuando el muchacho vio venir a las mujeres, sinti vergenza; y apoyando la cabeza en los almohadones del carro, escondi la cara.

    lavarse; y se le hizo un gran recibimiento. Esta es la historia de los hechos de la infancia de Cuchulain,

    como la cont Fergus a Ailell y a Maeve por el tiempo de la guerra por el Toro Colorado de Cuailgne.

  • 35

    3

    DE CMO CUCHULAIN CORTEJ A EMER

    Cuando Cuchulain fue hacindose hombre en Emain Macha, todas las mujeres del Ulster le amaban por su destreza en las proe-zas, por la ligereza de su salto, por el peso de su discrecin, por la dulzura de su hablar, por la hermosura de su rostro, por la gracia de su aspecto, por todos sus dones. Tena el don de cautela en el com-bate, hasta que la ira se apoderaba de l y la luz de hroe resplandeca alrededor de su cabeza; el don de proezas, el don de jugar al ajedrez, el don de jugar a las damas, el don de contar, el don de adivinar, el don de recto juicio, el don de hermosura. Y todas las faltas que podan encontrar en l eran tres: la de ser demasiado joven y barbi-lampio, con lo que los jvenes que no le conocan se rean de l; la de ser demasiado atrevido, y la de ser demasiado hermoso.

    Entonces los hombres del Ulster tomaron consejo entre s acerca de Cuchulain, pues sus mujeres y sus doncellas le amaban grandemente; y convinieron en buscar una muchacha que fuera esposa digna de l, para que as sus esposas e hijas no le quisieran tanto. Adems, teman que muriese joven y no dejase tras de s heredero.

    As pues, envi Conchubar nueve hombres a cada una de las provincias de Irlanda a buscar esposa para Cuchulain; a ver si en algn castillo o en algn lugar principal encontraban una hija de rey, o de dueo de tierras o de casa, que le agradase para pedirla en matrimonio.

  • 36

    Al cabo de un ao regresaron todos los mensajeros, pero ninguno haba encontrado una muchacha que fuera del agrado de Cuchulain. Y entonces l mismo se fue a cortejar a una mucha-cha que conoca en Luglochta Loga, el Jardn de Lugh; se llamaba Emer, y era hija de Forgall Manach el Astuto.

    Parti en su carro, al que ninguno de los carros del Ulster poda seguir a causa de su ligereza, y del jefe que se sentaba en l. Y encontr a la muchacha en su campo de juegos, rodeada de sus compaeras, hijas de los terratenientes que vivan en las cercanas del castillo de Forgall, que estaban aprendiendo de Emer a hacer

    Irlanda, era la que Cuchulain tena por digna de cortejar pues posea los seis dones: el don de hermosura, el don de voz, el don de buen hablar, el don de las labores de aguja, el don de discre-cin y el don de castidad. Y haba dicho Cuchulain que ninguna mujer se casara con l que no le igualara en aos, en apariencia y estirpe, en habilidad y destreza; y que no fuera la mejor de las muchachas de Irlanda en el manejo de la aguja, porque sa sera la nica esposa digna de l. Y por eso fue a requerir a Emer antes que a todas las dems.

    Aquel da iba Cuchulain ataviado con sus ropajes ricos, su tnica carmes de cinco pliegues y su broche con incrustaciones de oro, y su camisa blanca con capucha, bordada de oro bermejo. Y estando las muchachas sentadas en su banco del prado, oyeron venir golpeteo de cascos, chirrido de un carro, crujir de correajes, rechinar de ruedas, galope de caballos, chocar de armas.

    Que vaya alguna a ver dijo Emer qu es lo que viene hacia nosotras.

    Y Fiall, hija de Forgall, sali a su encuentro, y l fue con ella al sitio donde estaban Emer y sus compaeras, y les dese bendi-ciones. Entonces Emer alz su hermoso rostro y vio a Cuchulain, y dijo: Quieran los dioses allanar el camino ante ti.

    Y t dijo l seas libre de todo mal. De dnde vens? le pregunt ella.

  • 37

    Y l le respondi con enigmas, para que sus compaeras no le entendieran, y dijo: De Intide Emna.

    Dnde habis dormido? Hemos dormido dijo l en la casa del hombre que guar-

    da el ganado del llano de Tethra. Qu os dieron de comer? La ruina de un carro guisaron para nosotros dijo l. Por dnde habis venido? Por entre las dos montaas del bosque. Y qu camino tomasteis despus? Eso no es difcil decirlo dijo l. Desde la Cubierta del

    Mar, por el Gran Secreto de los Tuatha de Danaan, y la Espuma de los Caballos de Emain, por el Jardn de la Morrigu y el Lomo de la Gran Puerca; por el Valle de la Gran Hembra, entre el Dios y su Druida; por el Tutano de la Mujer, entre el Jabal y su Hembra;por el Lavadero de los Caballos de Dea; entre el Rey de Ana y su Sirviente, a Mandchuile de las Cuatro Esquinas del Mundo; por el Gran Crimen y los Restos del Gran Banquete; entre el Tonel y el Tonelillo, hasta los Jardines de Lugh, hasta las hijas de Tethra, el sobrino del rey de los fomores.

    Y qu puedes decir de ti? dijo Emer. Que soy sobrino del hombre que desaparece en otro en el

    bosque de Badb dijo Cuchulain. Y ahora, doncella dijo, qu puedes decir de ti? Eso no es difcil decirlo dijo Emer, pues qu ha de ser

    una doncella sino Teamhair sobre los montes, un vigilante que no ve a nadie, una anguila escondida en el agua, un junco al que nadie alcanza? La hija de un rey debe ser una llama de hospitalidad, un camino donde no se puede entrar. Y tengo campeones que me si-guen para guardarme del que quisiere llevarme contra su voluntad, y contra la voluntad y el conocimiento de Forgall, el rey oscuro.

    Quines son los campeones que te siguen, doncella? dijo Cuchulain.

    No es difcil decrtelo dijo Emer. Dos de nombre Lui; dos Luath; Luath y Lath Goible, hijos de Tethra; Triath y Trescath;

  • 38

    Brion y Bolor; Bas, hijo de Omnach, el octavo Condla, y Cond, hijo de Forgall. Cada uno de ellos tiene la fuerza de cien y las proezas de nueve. Y sera difcil para m relatar los muchos poderes que posee el propio Forgall. Es ms fuerte que ningn jornalero, ms docto que ningn druida, ms veloz de pensamiento que ningn poeta. Tendrs ms quehacer que el de tus juegos cuando pelees con Forgall, porque muchos han hablado de su poder y de la fuerza de sus hechos.

    Por qu no me cuentas como hombre tan fuerte como esos otros? dijo Cuchulain.

    Por qu no habra de hacerlo, si de tus hechos se hubiera hablado como de los suyos? dijo ella.

    Juro por el juramento de mi pueblo dijo Cuchulain que har que de mis hechos se hable entre los grandes hechos de h-roes en la plenitud de su fuerza.

    Cul es tu fuerza, pues? dijo Emer. Eso es fcil decirlo; cuando mi fuerza en el combate es

    treinta; con mi fuerza entera me basto solo contra cuarenta, y cien estn a salvo bajo mi proteccin. Por miedo de m, los luchadores rehyen vados y batallas; ejrcitos y hombres armados retroceden ante el temor que mi rostro les inspira.

    No es poco para un muchacho dijo Emer, pero todava no has alcanzado la fuerza de los jefes de carro.

    Antes bien dijo Cuchulain, para eso he sido bien criado por Conchubar, mi querido padre adoptivo. No como un cam-pesino se afana por criar a sus hijos, entre las losas y la artesa de amasar, entre el fuego y la pared, en el suelo de un solo aposento, me ha criado Conchubar; sino entre jefes de carro y hroes, entre bufones y druidas, entre poetas y hombres doctos, entre dueos de tierras y labradores del Ulster me han criado, de suerte que poseo todos sus usos y dones.

    Y quines son esos hombres que te han enseado a hacer esas cosas de las que presumes? dijo Emer.

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    Eso es fcil decirlo dijo l. El bien hablado Sencha me ense discrecin y recto juicio; Blai, seor de tierras, pariente mo, me llev a su casa, y por eso he agasajado a los hombres de la pro-vincia de Conchubar; Fergus me form en combates y batallas, y por eso s emplear mi fuerza. Amergin el poeta me tuvo en sus ro-dillas y fue mi maestro, y por eso puedo medirme con cualquiera, s hacer alabanzas de los hechos de un rey. Finchoem ayud a criarme, de modo que Conall Cearnach es mi hermano adoptivo. Cathbad del Rostro Gentil me ense, por amor a Dechtire, y as conozco las artes de los druidas, y he aprendido todo el meollo del cono-cimiento. Todos los hombres del Ulster han tenido parte en mi educacin, conductores de carros y jefes de carros, reyes y poetas principales, de suerte que ahora soy el favorito del ejrcito entero, de suerte que lucho por el honor de todos por igual. Y en cuanto a ti, Emer, de qu manera te han criado en el Jardn de Lugh?

    Eso es fcil decrtelo dijo Emer. Me educaron en las virtudes antiguas, en la conducta debida, en la custodia de la cas-tidad, en el seoro de la forma, en el rango de reina, en todas las costumbres nobles de las mujeres de Irlanda.

    Buenas virtudes son esas, en efecto dijo Cuchulain.Y siendo as, no sera bueno que los dos furamos uno solo? Pues hasta ahora no he hallado a ninguna muchacha que pudiera conver-sar conmigo como t lo has hecho.

    An no tienes mujer? dijo Emer. No, por cierto. Yo no me puedo casar antes que mi hermana dijo ella

    entonces, porque es mayor que yo. En verdad que no es de tu hermana, sino de ti de quien

    me he enamorado dijo Cuchulain. Mientras estaban hablando de esto, Cuchulain vio los pechos

    de la doncella por encima del corpio de su vestido, y dijo: Her-moso es este llano, el llano del noble yugo.

    Y Emer dijo: Nadie viene a este llano si antes no vence a cien en cada vado, desde el vado de Ailbine hasta Banchuig Arcait.

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    Hermoso es el llano, el llano del noble yugo dijo Cu-chulain.

    Nadie viene a este llano dijo ella si antes no va seguro de Samhain3 a Oimell 4, y de Oimell a Beltaine5, y otra vez de Beltaine aBron trogain6.

    Todo lo que has mandado, todo eso har dijo Cu-chulain.

    Y el ofrecimiento que t me has hecho, aceptado est, tomado est, concedido est dijo Emer.

    Con eso Cuchulain se march, y aquel da no hablaron ms el uno con el otro.

    Cuando iban en el carro cruzando el llano de Bregia, Laeg, el -

    bas con la doncella Emer? No sabes dijo Cuchulain que he venido a cortejar a

    Emer? Por eso tendimos un manto sobre nuestras palabras, para que las muchachas que con ella estaban no entendieran a qu vena yo. Porque si Forgall lo supiera, no lo consentira; pero a ti, Laeg, te

    De dnde vens?, dijo ella. De Intide Emna, dije yo, y con eso quise decir de Emain Macha. Pues el nombre le viene de Macha, hija de Aed el Rojo, uno de los tres reyes de Irlanda. Cuando l muri Macha pidi la realeza, pero los hijos de Dithor-ba dijeron que no se la daran a una mujer. De modo que pele con ellos y los venci, y se fueron desterrados a los yermos de Connaught. Y pasado un tiempo fue ella a buscarlos, y los apres

    3 El Samhainde cosechas y se celebraba el primero de noviembre (N. del E.).

    4 El Oimell se celebra el primero de febrero y marca el comienzo de la primavera para los celtas (N. del E.).

    5 El Beltaine se celebra el primero de mayo y marca el comienzo del verano para los celtas (N. del E.).

    6 El Bron trogain Lughnasadh. Se celebra el primero

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    a traicin, y en una sola cadena se los llev al Ulster. Los hombres del Ulster queran matarlos, pero ella dijo: No, que eso sera un baldn sobre mi buen gobierno. Mejor que sean mis servidores y que levanten para m una fortaleza que sea la capital del Ulster para

    de oro que llevaba al cuello, y de ah le vino el nombre: broche que Macha lleva al cuello.

    El hombre en cuya casa dormimos es Ronca, el pescador de Conchubar. Un hombre que guarda el ganado, dije. Porque atrapa peces con su sedal bajo el mar, y los peces son el ganado del mar, y el mar es el llano de Tethra, rey de los reyes de los fomores.

    Lo que comimos fue la ruina de un carro, dije. Porqueguisaron para nosotros un potro en la lumbre, y es el caballo lo que sostiene el carro.

    Entre las dos montaas del bosque, dije. Esas son las dos montaas entre las que pasamos para venir, Slieve Fuad al oeste y Slieve Cuilinn al este, y estuvimos entre ellas en Oircil, el bosque que hay entre las dos.

    El camino, dije, desde la Cubierta del Mar. Eso es des-de el llano de Muirthemne. Y es de esto de donde toma su nombre: hubo antao en l un mar mgico, y en el mar una tortuga marina que sorba a los hombres y los arrastraba al fondo, hasta que lleg el Dagda con su maza de clera y cant estas palabras, con las que el mar se retir al momento:

    Silencio sobre tu cabeza hueca;silencio sobre tu cuerpo oscuro;silencio sobre tu oscura frente.

    Por el Gran Secreto de los hombres de Dea, dije. Eso es un secreto maravilloso y un susurro maravilloso, porque fue all donde por primera vez los tuatha de danaan se hablaron al odo de reunirse para la batalla de Magh Tuireadh.

    Por los caballos de Emain, dije. Cuando Ema Nemed, hijo de Nama, reinaba sobre los celtas, hizo que le criaran dos ca-

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    ballos en Sidhe Ercman de los tuatha de danaan, y cuando soltaron a aquellos caballos desde el Sidhe, surgi tras ellos un claro torren-te, y la espuma cubri la tierra durante largo tiempo, y estuvo all hasta un ao entero, de modo que al agua la llamaron Uanib, que quiere decir espuma sobre el agua, y Uanib es hoy.

    EI Lomo de la Gran Puerca, dije. Eso es Drimne Breg, la -

    ra de una puerca sobre cada cerro y cada altura de Irlanda, cuando vinieron de allende el mar, y quisieron desembarcar por la fuerza, despus de que los tuatha de danaan hicieran un encantamiento.

    El Valle de la Gran Hembra, dije, entre el Dios y su Druida. Esto es, entre Angus Og de los sidhes del Brugh y su Drui-da, al oeste del Brugh, y entre ellos estaba la nica mujer, la mujer del Herrero. Ese es el camino que segu, entre el monte de los sidhesdel Brugh, donde est Angus, y los sidhes de Bresal el Druida.

    Por el Tutano de la Mujer, dije. Eso es el Boinne, que toma su nombre de Boann, la mujer de Nechtan, hijo de Labraid. Baj al pozo escondido en lo hondo del castillo con los tres co-peros de Nechtan: Flex, Lex y Luam. Nadie volva sin mancilla de aquel pozo a menos que los tres coperos fueran con l. Pero la reina fue al pozo por soberbia y engreimiento, diciendo que a ella nada la

    para hacer burla de sus poderes. Entonces rompieron sobre ella tres olas, y le magullaron las dos rodillas y la mano derecha y un ojo, y ella escap corriendo del castillo hasta que lleg al mar, y all donde corriera iba el agua tras ella. Segain se llam el agua en el castillo; ro Segsa, desde el castillo hasta la Laguna de Mochua; la Mano de la Mujer de Nechtan y la Rodilla de la Mujer de Nechtan, desde ah; el Boinne en Meath; Arcait se llama desde el Finda hasta el Troma; el Tutano de la Mujer, desde el Troma hasta el mar.

    El Jabal, dije, y su Hembra. Eso quiere decir entreCleitech y Fessi. Porque Cleitech es como se llama el jabal, pero tambin quiere decir rey, caudillo de grandes huestes, y Fessi es como se llama la puerca grande que tiene en su casa el labrador.

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    El Rey de Ana, dije, y su Sirviente. Eso es Cerna, por donde pasamos, y se llama as desde que Enna Aignech dio muerte a Cerna, rey de Ana, sobre ese monte, y dio muerte a su mayordo-mo ms al este.

    El Lavadero de los Caballos de Dea, dije. Eso es Ange, porque all lavaron sus caballos los hombres de Dea cuando venan de la batalla de Magh Tuireadh. Y se llam Ange, porque all lava-ban sus caballos los tuatha de danaan.

    El Mandchuile de las Cuatro Esquinas, dije. Eso es Muin-cille. All es donde estaba el labrador Mann, y all hizo encanta-mientos en sus grandes cmaras de cuatro esquinas bajo tierra, para resguardar de la peste a los ganados de Irlanda en tiempos de Bresel Brec, rey de Leinster.

    Gran Crimen, dije. Eso es Ailbine. Hubo aqu en Irlanda un rey llamado Ruad, hijo de Rigdond de Munster. Tena una cita con extranjeros, y parti para el encuentro rodeando el sur de Al-ban con tres naves, y treinta hombres en cada nave. Pero las naves se detuvieron, sujetas desde abajo en mitad del mar, y ni arrojandojoyas y objetos preciosos al mar se soltaron. Entonces se ech a suertes quin deba entrar en el mar para ver qu era lo que las te-na sujetas. Y le toc ir al propio rey Ruad, hijo de Rigdond, y salt al mar, y el mar se cerr sobre l. Cay en un gran llano, donde le recibieron nueve hermosas mujeres, y confesaron ser ellas las que haban detenido las naves, para que as viniera con ellas. Y l se estuvo con ellas nueve das, y le dieron nueve vasijas de oro; y durante todo ese tiempo no pudieron sus hombres seguir adelante, por el poder de las mujeres. Cuando l ya se marchaba, una de las mujeres dijo que le dara un hijo, y que deba volver con ellas para llevarse a su hijo, cuando regresara del este.

    Entonces volvi junto a sus hombres, y siguieron su viaje; y estuvieron fuera siete aos, y luego regresaron por otro camino, sin pasar por cerca del mismo lugar. Desembarcaron en la baha, y las mujeres marinas se llegaron cerca de ellos, y los hombres las oyeron hacer msica en su nave broncnea. Y luego las mujeres

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    vinieron a la orilla, y sacando al nio le dejaron en tierra, donde es-taban los hombres. El puerto era rocoso y pedregoso, y el chiquillo resbal y se dio contra una roca, de suerte que all muri. Y al verlo las mujeres, gritaron todas a una: Olbine, Olbine, que quiere de-cir Gran Crimen. Y por eso se llama Ailbine.

    Los Restos del Gran Banquete, dije. Eso es Tailneo. Fue all donde dieron el gran banquete a Lugh, hijo de Ethlenn, para confortarle despus de la batalla de Magh Tuireadh, pues esa fue su

    En el Jardn de Lugh, a las hijas del sobrino de Tethra, dije; porque Forgall Manach es hijo de una hermana de Tethra, rey de los fomores.

    En cuanto a lo que le dije de m, hay dos ros en la tierra de Ross; Conchubar es el nombre de uno de ellos, y se mezcla con el otro; yo soy sobrino de Conchubar; y en cuanto a la peste que les

    combates. Y el Bosque de Badb, sa es la tierra de Ross, el Bosque de la Morrigu, la Corneja de las Batallas, la Diosa de las Batallas.

    Y cuando ella dijo que ningn hombre poda llegar hasta el llano de sus pechos si antes no haba matado a veintisiete hombres de un golpe, y empero hubiera salvado a un hombre de cada nueve, quera decir que tres hermanos suyos la estarn guardando, Ibur, Seibur y Catt, y una compaa de nueve hombres con cada uno de ellos. Y lo que yo tengo que hacer es asestar un golpe a cada nueve, del cual morirn ocho, pero ninguno de los hermanos que haya con ellos ser alcanzado; y tengo que sacarlas a ella y a su hermana adoptiva, con su parte de oro y plata, del castillo de Forgall.

    Ve de Samhain a Oimell , dijo. Esto es, que yo luche sin dao para m desde Samhain, Oimell, el co-mienzo de la primavera; y desde el comienzo de la primavera hasta Beltaine, y desde ah hasta Bron trogain. Pues oi, en el lenguaje de la poesa, quiere decir ovejas, y Oimell es el tiempo en que salen las ovejas y se las ordea, y suain es un sonido suave, y en Samhain es

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    donde suenan voces suaves; y Beltaine es un fuego propicio; pues en ese tiempo era cuando los druidas solan hacer fogatas con encan-tamientos y hacer pasar entre ellas los rebaos para guardados de las plagas, todos los aos. Y Bron trogain es el comienzo del otoo, porque es entonces cuando la tierra est de parto, esto es, la tierra bajo fruto, bron trogain, la tribulacin de la tierra.

    Sigui su camino Cuchulain, y aquella noche durmi en Emain Macha.

    Cuando Forgall regres a su castillo, y sus seores de tierras con l, sus hijas les contaron que haba venido un joven en un carro esplndido, y que l y Emer haban estado hablando, y que ellas

    esto a Forgall, y l dijo: Tened por seguro que es el chico loco de Emain Macha el que ha estado aqu, y que l y la muchacha se han enamorado el uno del otro. Pero nada sacarn con eso, porque yo se lo estorbar.

    Con esto Forgall se fue a Emain vestido de forastero, e hizo correr la voz de que le enviaba el rey de los gall a hablar con Con-chubar, y a llevarle un presente de tesoros de oro, y vino de los gall, con muchas otras cosas.

    Llev consigo a algunos de sus hombres, y les hicieron un gran recibimiento.

    Y al tercer da Cuchulain y Conall y otros jefes de carros del Ulster fueron alabados delante de l, y l dijo que era justo que se les alabara, y que hacan hazaas maravillosas, y Cuchulain ms que ninguno. Pero dijo que si Cuchulain iba a Scathach, la mujer guerrera que habitaba en el este de Alban, su destreza sera todava ms maravillosa, pues sin eso no poda tener perfecto conocimien-to de las proezas que debe saber un guerrero.

    Pero lo deca porque pensaba que, si Cuchulain se iba, no re-gresara jams, por los peligros que l iba a ponerle en el viaje, y por

    As que Forgall se fue a su casa, y Cuchulain se levant por la maana, y se dispuso a partir hacia Alban; y Laegaire Buadach, el Vencedor en Batallas, y Conall Cearnach dijeron que iran con

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    l. Pero primero Cuchulain cruz el llano de Bregia para visitar a Emer, y hablar con ella antes de embarcarse. Y ella le cont cmo Forgall haba ido a Emain, y le haba aconsejado que fuera a apren-der proezas de guerrero, para que as ellos dos no volvieran a verse.

    -vieran a encontrarse, a menos que la muerte se interpusiera entre ellos, y se dijeron adis, y Cuchulain march hacia Alban.

    Cuando llegaron all, se detuvieron un tiempo en la forja de Donall el herrero, y despus fueron al este de Alban. Pero no ha-ban ido muy lejos cuando ante sus ojos se ofreci una visin de Emain Macha, y Laegaire y Conall no pudieron pasar de largo, y se dieron la vuelta. Era Forgall el que haba alzado aquella visin, para apartarlos de Cuchulain y que este, yendo solo, estuviera en ms peligro. Sigui Cuchulain l solo por un camino que no conoca, y estaba triste y cansado y abatido por la prdida de sus compaeros; pero quera mantener su palabra de no volver a Emain sin encon-trar a Scathach, aunque muriera en el empeo.

    Iba extraviado e ignorante, sin saber qu direccin tomar, y vio que una bestia grande y terrible, como un len, vena hacia l y le vigilaba, pero sin intentar hacerle dao. Dondequiera que fuese, la bestia iba delante de l, y luego se paraba y le volva el costado. As que Cuchulain dio un salto y se le subi a los lomos, y no la gui, sino que la dej ir por donde quisiera. De esta manera viajaron por espacio de cuatro das, hasta llegar al ltimo confn de los hombres, y a una isla donde unos chiquillos estaban remando en un loch7 pe-queo; y los chiquillos se echaron a rer cuando vieron una bestia de aquella catadura, y un hombre cabalgando sobre ella. Entonces Cuchulain desmont, y la bestia le dej, y l le dijo adis.

    Sigui adelante hasta una casa grande que haba en un valle profundo, y en la casa estaba una muchacha agraciada; y la mucha-cha le habl y le dio la bienvenida. Bienvenido seas, Cuchulain, dijo. Preguntle l cmo le conoca, y ella dijo: Yo era hija adop-

    7 La palabra loch

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    tiva de Wulfkin el sajn, cuando t viniste aqu para aprender de l el buen hablar. Y le dio de comer y de beber, y luego l se march. Entonces se encontr con un muchacho, y este le dio la misma bienvenida, y dijo llamarse Eochu; y conversaron, y Cuchulain le pregunt por dnde se iba al castillo de Scathach. El muchacho le mostr el camino, que era cruzando el Llano de la Mala Fortuna, que se extenda ante l, y le dijo que del lado de ac del llano los pies de los hombres se pegaban al suelo, y del lado de all cada hoja de hierba se levantaba y los sujetaba con la punta. Y le dio una rueda, y le dijo que siguiera su rodada hasta el medio del llano. Y le dio tambin una manzana, y le dijo que la tirase, y que la siguiera doquiera que fuese, hasta llegar al trmino del llano. Y le habl de

    se hara un gran nombre. Despus cada uno dese bendiciones al otro, y Cuchulain hizo como se le haba dicho, y as atraves el llano y prosigui su viaje. Y entonces, segn le haba dicho el mu-chacho, lleg a un valle, y el valle estaba lleno de monstruos, que Forgall haba mandado all para destruirle; y slo haba un sendero estrecho para pasarlo, pero Cuchulain lo pas sano y salvo. Des-pus tuvo que ir por una montaa agreste y terrible. Luego lleg a donde estaban los discpulos de Scathach, y entre ellos vio a Fer-diad, hijo de Daman, y a Naoise, Ainnle y Ardan, los tres hijos de Usnach; y cuando supieron que vena de Irlanda le recibieron con besos, y le pidieron nuevas del pas de todos. l les pregunt dnde estaba Scathach.

    En aquella isla de all dijeron. Qu camino debo tomar para llegar hasta ella?

    pregunt.Por el puente del peasco dijeron; ningn hombre lo

    puede pasar sin antes haber demostrado ser campen, y ms de un hijo de rey ha encontrado ah la muerte.

    Y as era el puente: sus dos extremos eran bajos, y el medio era alto; y cuando alguien quera subirse a l de un salto, la primera vez se estrechaba hasta quedar del grueso de un cabello, y la se-

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    gunda vez se acortaba hasta quedar del largo de una pulgada, y la tercera vez se haca resbaladizo como una anguila del ro, y la cuar-ta vez se alzaba tan alto como el palo de una nave.

    Todos los guerreros y gentes que estaban en el prado bajaron a ver cmo intentaba Cuchulain pasar el puente, y l lo intent tres veces, y no pudo; y los otros se rean de l, por creerse capaz de cruzarlo, siendo tan joven. Entonces la ira se apoder de l, y la luz de hroe brill alrededor de su cabeza, y ya no era su aspecto el de un hombre, sino el de un dios; y salt sobre el extremo del puente e hizo el salto de salmn del hroe, de tal suerte que fue a caer en el medio, y alcanz el otro lado antes de que el puente se pudiera alzar del todo, y se arroj de l; y se hall en el suelo de la isla donde estaba la casa soleada de Scathach, que tena siete grandes puertas, y siete grandes ventanas entre cada dos puertas, y ciento cincuenta lechos entre cada dos ventanas, y ciento cincuenta muchachas, vistiendo mantos escarlata y bellos ropajes azules, que servan a Scathach.

    Y Uacthach, la hija de Scathach, estaba sentada a la ventana, y cuando vio que aquel joven, un forastero, y el ms apuesto de los hombres de Irlanda, intentaba pasar el puente, le am; y su rostro y su color empezaron a cambiar continuamente, de suerte que tan

    encendido. Y en la labor que estaba cosiendo, pona el hilo de oro donde deba ser hilo de plata, y el hilo de plata donde deba ser hilo de oro. Y cuando Scathach lo vio, dijo: Creo que te ha agradado ese muchacho. Y dijo Uacthach: Grande en verdad sera mi pena si no volviera vivo junto a los suyos, en cualquier parte del mundo que estn, pues sin duda ha de haber alguien que sentira gran an-gustia si supiera en qu paso est ahora.

    Cuando Cuchulain hubo pasado el puente, se lleg hasta la casa, y toc en la puerta con el asta de su lanza, de manera que la atraves. Y cuando se lo contaron a Scathach, ella dijo: En verdad que tiene que ser alguien que ha terminado su adiestramiento en otro sitio. Entonces Uacthach le abri la puerta y l pregunt por

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    Scathach, y Uacthach le dijo dnde estaba, y lo que ms le convena hacer cuando la encontrase. Conque sali Cuchulain al lugar donde Scathach estaba enseando a sus dos hijos, Cuar y Cett, al pie del gran tejo; y sacando la espada le puso la punta entre los pechos, y la amenaz de muerte espantosa si no le tomaba por discpulo y le enseaba toda su destreza con las armas. De modo que ella le prometi que as lo hara.

    Y estando Cuchulain con Scathach sucedi que un gran rey de Munster, Lugaid, hijo de Ros, pas al norte con doce jefes de carro para buscar esposa entre las hijas de los hombres de Mac Rossa, pero todas estaban ya prometidas.

    Cuando Forgall Manach lo supo, fue a Emain, y le dijo a

    que en comportamiento y habilidad, la tena l sin casar. Lugaid dijo que mucho le complaca esa noticia, y Forgallle prometi a su hija Emer en matrimonio. Y a los doce jefes de carro que estaban con l les prometi doce hijas de doce seores de tierras de Bregia, y Lugaid regres con l a su castillo para la boda.

    Pero cuando llevaron a Emer ante Lugaid para que tomara asiento a su lado, ella le puso las manos sobre las mejillas, y le dijo por la verdad de su buen nombre y de su vida que era a Cuchulain al que amaba, aunque su padre estaba contra l, y que nadie que fuese hombre de honor la forzara a ser su esposa.

    Entonces Lugaid no se atrevi a tomada, porque tuvo miedo de Cuchulain, y as se volvi a su casa.

    En cuanto a Cuchulain, cuando llevaba ya un buen tiempo con Scathach se entabl una guerra entre esta y Aoife, que era reina de las tribus circundantes. Salieron los ejrcitos a luchar, pero Cuchulain no iba con ellos, porque Scathach le haba dado un narctico para tenerle tranquilo y a salvo hasta que la lucha hu-biera acabado; pues tema que sufriera algn dao si se enfrentaba a Aoife, que era la mayor mujer guerrera del mundo, y entenda de encantamientos y brujera. Pero al cabo de una hora Cuchulain despert de su sueo, porque el narctico que a otro hombre hu-

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    biera sujetado durante un da y una noche, a l le sujet slo ese tiempo. Y fue en pos del ejrcito, y encontr a los dos hijos de Scathach, y los tres marcharon contra los tres hijos de Ilsuanach, tres de los mejores guerreros de Aoife, y a manos de Cuchulain fueron muertos, uno tras otro.

    A la maana del da siguiente recomenz la lucha, y los dos hijos de Scathach suban por la senda de las proezas para luchar contra otros tres de los mejores campeones de Aoife, Cire, Bire y Blaicne, hijos de Ess Enchenn. Cuando Scathach los vio subir, suspir, porque tema por sus dos hijos; pero en aquel mismo mo-mento llegaba junto a ellos Cuchulain, y de un salto se les adelanten la senda de las proezas, y se enfrent a los tres campeones, y los tres cayeron por su mano.

    Cuando Aoife vio que mataban a sus mejores campeones,

    Y antes de ir le pregunt a Scathach: Qu es lo que ms estima Aoife en el mundo? Sus dos caballos, su carro y su conductor, dijo Scathach.

    Acometironse, pues, Cuchulain y Aoife, y entablaron una

    parti la espada por la empuadura. Entonces Cuchulain grit: Mirad, el carro y los caballos y el conductor de Aoife se han ca-do al valle y se han perdido! Al or esto Aoife mir en derredor, y Cuchulain la asi de improviso y se la ech a los hombros, y la baj a donde estaba el ejrcito, y la tendi en el suelo, y le puso la espada al pecho; y ella suplic por su vida, y l se la perdon. Despus de

    no volver a atacarla. Y dio su amor a Cuchulain; y de ese amor vino

    Y segn Cuchulain volva a casa por el sendero estrecho, encontr a una vieja bruja que era ciega del ojo izquierdo. Ella le pidi que le dejara sitio para pasar, pero l dijo que en aquel sen-dero no lo haba, a menos que se arrojase l por el gran precipicio que haba a un lado, sobre el mar. Pero ella volvi a pedirle paso

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    franco, y l, por no negrselo, se descolg por el precipicio, sujetn-dose al camino con una sola mano. Entonces se acerc la bruja, y al pasar le dio en la mano un puntapi, para que se soltase y cayese al mar. Pero ante eso l de un salto volvi al sendero, y le cort la cabeza a la bruja. Porque era Ess Enchenn, la madre de los tres ltimos guerreros que haban cado frente a l, y haba salido a su encuentro para aniquilarle, pues saba que, en atencin a sus reglas de campen, le dejara paso cuando ella se lo pidiese.

    Despus de esto Cuchulain se estuvo otro tiempo con Sca-thach, hasta que hubo aprendido todas las artes de la guerra y todas las proezas de un campen; y entonces le lleg un mensaje donde se le deca que volviera a su pas, y se despidi de ella. Y Scathach le relat lo que haba de sucederle en el porvenir, pues posea el don de los druidas; y le dijo que le esperaban grandes peligros, y que habra de luchar contra grandes ejrcitos, l solo; y que disper-sara a sus enemigos, de modo que su nombre volvera a orse en

    su edad. Entonces Cuchulain se embarc para Irlanda, y en el mismo

    barco iban con l Lugaid y Luan, los dos hijos de Loch, y Ferbaeth y Larin y Ferdiad, y Durst, hijo de Derb.

    La noche de Samhain arribaron a la isla de Rechrainn, y Cu-chulain, dejando la nave, baj a la playa. Y estando all oy un llanto, y vio a una muchacha hermosa que estaba all sola sentada. Preguntle quin era, y cul era su mal, y ella le dijo que era De-vorgill, hija del rey de Rechrainn, y que todos los aos su padre tena que pagar un gravoso tributo a los fomores, y que este ao, no pudiendo pagarlo, le haban obligado a dejarla a ella all junto al mar, hasta que ellos vinieran a llevrsela.

    De dnde vienen esos hombres? pregunt Cuchulain. De aquel pas lejano de all dijo ella; t no te detengas

    aqu, no sea que te vean cuando vengan. Pero Cuchulain no quiso abandonarla. Y al poco

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    derechamente se encaminaron a donde estaba la muchacha. Pero antes de que pudieran ponerle la mano encima, Cuchulain se aba-lanz sobre ellos y les dio muerte a los tres, uno tras otro. El ltimo le hiri en el brazo, y la muchacha se arranc una tira del vestidoy se la dio para vendarse la herida. Luego se march corriendo a casa de su padre y le cont todo lo que haba sucedido. Despus de esto Cuchulain fue a casa del rey, como cualquier otro husped, y sus compaeros con l; y antes que ellos haban llegado all Conall Cearnach y Laegaire Buadach, que iban enviados de Emain Macha para cobrar el tributo; pues en aquel tiempo todas las islas del Gall pagaban tributo al Ulster.

    Y estaban todos hablando de cmo se haba salvado Devor-gill, y algunos se jactaban de haber sido sus salvadores, pues ella no estaba cierta de quin fuera el que vino a ella, por la oscuridad del crepsculo. Llevronles entonces agua para que todos se lavaran antes de entrar en el banquete; y cuando le lleg el turno a Cuchu-lain de descubrirse los brazos, supo ella, por la tira de su vestidoque llevaba liada, que haba sido l su salvador. Yo te dar a la muchacha por esposa, dijo el rey, y yo mismo le pondr la dote. No habr tal, dijo Cuchulain, pues debo regresar a Irlanda sin tardanza.

    Volvise, pues, a Emain Macha, y cont toda su historia y todo lo que le haba acontecido. Y tan pronto como hubo descan-sado del viaje parti para ir a ver a Emer en la casa de su padre. Pero Forgall y sus hijos haban sabido que estaba ya de vuelta, y de

    ao entero sin que l pudiese verla siquiera. Un da baj a la orilla de Lough Cuan con Laeg, el conductor

    de su carro, y con Lugaid. Y estando all vieron que sobre el mar venan dos aves. Cuchulain puso una piedra en su honda y se la arroj, y alcanz a una. Y cuando llegaron donde estaban las aves, en su lugar hallaron dos mujeres, una de ellas la ms hermosa del mundo; eran Devorgill, la hija del rey de Rechrainn, que haba ve-nido de su pas en busca de Cuchulain, y su doncella que la acom-

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    paaba; y era a Devorgill a la que Cuchulain haba alcanzado con la piedra. Mal has obrado, Cuchulain, dijo Devorgill, pues en tu busca vena, y mira cmo me has herido. Entonces Cuchulain puso su boca sobre la herida, y aspirando sac la piedra, y sangre con ella. Y dijo: No puedes ser mi esposa, porque he bebido tu sangre. Pero te dar a mi compaero, a Lugaid de las Bandas Ro-jas. Y as se hizo, y Lugaid le dio su amor mientras ella vivi, y cuando ella muri, l muri de la pena de estar sin ella.

    Despus de esto Cuchulain hizo aparejar su carro falcado, y de nuevo parti hacia el castillo de Forgall. Cuando lleg, dio su salto de hroe sobre los tres muros, de modo que se hall dentro del patio, y all dio tres acometidas, de modo que de cada ataque cayeron ocho hombres, pero uno escap de cada grupo de nueve; eran los tres hermanos de Emer, Seibur, Ibur y Carr. Y Forgall salt del muro del patio para escapar de Cuchulain, pero fall y de la cada se mat.

    Despus Cuchulain volvi a salir, y se llev con l a Emer y a su hermana adoptiva, con sus dos cargas de oro y plata.

    Entonces oyeron voces por todas partes, y Scenmend, la hermana de Forgall, vino tras ellos con sus hombres, y los alcanz en el vado; y Cuchulain la mat en la pelea, y por eso se llama el vado de Scenmend. Y sus hombres volvieron a acometerlos en el vado siguiente, y all Cuchulain dio muerte a un centenar. Gran hazaa es lo que has hecho, dijo Emer. Has dado muerte a cien hombres bien armados; y Glondath, el vado de las Hazaas, ser el nombre de este lugar para siempre. Luego salieron a Raeban, el campo blanco, y all Cuchulain asest tres grandes golpes airados a sus enemigos, de suerte que por todas partes corrieron ros de sangre. Este cerro blanco es hoy un cerro de terrones rojos, por obra tuya, Cuchulain, dijo Emer. Y desde entonces se llama vado de los Terrones.

    Luego volvieron a ser alcanzados junto a otro vado del Boinne, y Emer se ape del carro, y Cuchulain sigui a sus enemi-gos por las riberas, de modo que los terrones que levantaban los

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    cascos de los caballos salan volando por encima del vado hacia el norte; y despus gir y los sigui hacia el norte, de modo que los terrones volaban por encima del vado hacia el sur. Y por esa razn se llama Ath na Imfuait, el vado de los Dos Terrones. En cada uno de esos vados Cuchulain mat cien hombres, y as cumpli la palabra dada a Emer, y sali de todo sano y salvo; y al anochecer llegaron a Emain Macha.

    Entonces le fue otorgada a Cuchulain la jefatura de los jvenes del Ulster, de los guerreros, los poetas, los trompeteros, los msicos,

    tres repartidores de fama. De ellos habl el poeta, y dio sus nombres y dijo: Los jvenes de Irlanda, cuando estaban en la Rama Roja, eran

    acero e igual de brillante, Cuchulain, el victorioso hijo de Dechtire. Entonces Cuchulain tom a Emer por esposa, despus de

    tan largo tiempo de estar cortejndola y de todas las penalidades que haba pasado. Y la llev a la Casa de la Rama Roja, y Conchu-bar y todos los jefes del Ulster le hicieron un gran recibimiento.

    Era en Emain Macha, que a veces se llamaba Macha de las Lanzas, donde Conchubar, el Gran Rey, tena la Eachrais Uladh, la Casa de Asambleas del Ulster, y all tena su palacio principal.

    Hermoso era el palacio, y tena dentro tres casas, la Casa Real, la Casa Jaspeada y la Casa de la Rama Roja.

    En la Casa Real haba ciento cincuenta aposentos, y las pa-redes eran de tejo rojo, con remaches de cobre. Y el cuarto de Conchubar estaba a ras del suelo, y tena las paredes revestidas de bronce, y de plata por arriba, con pjaros de oro encima, y en las cabezas de estos, brillantes carbunclos incrustados; y haba nueve tabiques del hogar a la pared, y la altura de cada tabique era de treinta pies. Y haba delante