Cuando la Virgen se apareció en la Colonia

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INTRODUCCIN

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Presentacin El presente relato est basado en el libro Vida Admirable de la Madre Mariana de Jess Torres y Berriochoa, escrito en 1790 por el Padre Manuel de Sousa Pereira, OFM, cuya primera edicin en espaol la public, el ao 2008, la Fundacin Jess de la Misericordia de Quito, Ecuador. El Padre Sousa escribi su obra a partir de la lectura de la biografa de la Madre Mariana escrita por el franciscano espaol Padre Bartolom Ochoa de Alacano y Gamboa, quien vivi y muri en el Convento de San Francisco de Quito. El Padre Sousa tambin ley las biografas escritas por sus Directores Espirituales, los Padres Fray Francisco Anguita y Fray Francisco Prez, y la autobiografa que la Madre Mariana escribi, en el ocaso de su vida, por orden del Obispo Pedro de Oviedo, que se hallan todas consignadas en un grueso volumen llamado el Cuadernn, actualmente oculto y extraviado en los muros del Monasterio de la Inmaculada Concepcin de Quito. Directores Espirituales, Confesores y Bigrafos de la Madre Mariana Directores Espirituales: Fray Juan de la Madre de Dios Mendoza Fray Francisco Anguita Padre ngel Francisco Prez Venerable Padre Jernimo Tamayo Fray Juan de la Madre de Dios Mendoza Fray Francisco Anguita Fray Francisco Anguita Padre ngel Francisco Prez

Asistieron su muerte:

Escribieron Cuadernn:

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3 La Fundacin del Monasterio El mismo ao de la fundacin de la ciudad de San Francisco de Quito, 1534, se asentaron las primeras comunidades religiosas: Franciscanos y Mercedarios, y aos despus, los Dominicos, Agustinos y Jesuitas. En el ao 1556, las piadosas matronas de la ciudad, llevadas por su amor a la Virgen Mara y sabiendo que en Espaa exista la Orden de Monjas de la Inmaculada Concepcin de Mara Santsima, comenzaron a pedir a las autoridades civiles y eclesisticas de Quito la fundacin de un Monasterio de dicha Orden. La Orden de la Inmaculada Concepcin haba sido fundada en 1484, en Portugal, por Santa Beatriz de Silva, a pedido expreso de la Virgen Mara, quien le dijo: "Beatriz: quiero que fundes una nueva Orden en honor de mi Inmaculada Concepcin, vistiendo hbito blanco y manto azul como llevo Yo". Las autoridades vieron la conveniencia de fundar un Monasterio donde pudieran recogerse a la vida espiritual doncellas pobres, mestizas y espaolas, hijas de conquistadores. ste sera el primer Monasterio de la Real Audiencia de Quito, creada un ao antes por el Rey de Espaa. La Audiencia era una provincia que, junto a otras, era gobernada por un Virrey. El 12 de octubre de 1575, el Ayuntamiento de Quito aprob la compra de dos casas que ocupaban una cuadra entera, cuya esquina daba a la Plaza Mayor, para la Fundacin del Monasterio de la Orden de la Inmaculada Concepcin, sujeta bajo la Orden Franciscana con mucha razn, pues el Franciscano Beato Juan Duns Scoto fue el primer telogo que demostr fehacientemente el Dogma de la Concepcin de Mara sin pecado original. El mismo da el Padre Provincial Franciscano, Fray Antonio Jurado, tom posesin de las dos casas, puso una Cruz y una campana, y se pidi formalmente al Rey de Espaa el envo de Monjas concepcionistas para la Fundacin. Ao y medio duraron los trabajos de adaptacin de las casas para el Monasterio. Su Majestad Catlica Felipe II accedi a la peticin en 1576, y ms tarde escogi a cinco Monjas del Monasterio Franciscano Concepcionista de Galicia para la Fundacin, figurando a la cabeza la Madre Mara de Jess Taboada, prima del propio Rey. En 1576 el grupo de fundadoras emprendi el viaje por mar hacia el lejano continente descubierto tan slo ochenta y cuatro aos antes. Junto con las cinco fundadoras, vena una nia, la sobrina de la Madre Mara de Jess Taboada, Mariana Francisca Torres y Berriochoa, de trece aos. Esta nia, desde los nueve aos, con motivo de su Primera Comunin, haba tenido un xtasis en el que la Virgen Santsima le anunci que estaba destinada para religiosa de la Inmaculada Concepcin. Al saber que su ta partira para una Fundacin en tierras americanas, comprendi que Jess la llamaba para esa Fundacin lejana, pues durante la Comunin, l le haba dicho: Deja tu Patria, la casa de tus padres, que el Rey del Cielo est enamorado de tu belleza. Vanos fueron los desesperados intentos de sus padres para que se quedara en un convento concepcionista en Espaa. Mariana Francisca amaba mucho a sus padres, pero amaba ms a Jess y quera cumplir Su Voluntad. As empez su aventura espiritual marcada por el herosmo, que siempre atrae bendiciones incontables del Cielo.

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En las ordenanzas de 1564 quedaron fijadas las fechas para la salida y el regreso de las flotas de Espaa teniendo en cuenta las pocas ms apropiadas para la navegacin. Se dispuso que la flota con destino a la zona septentrional de Amrica del Sur partira durante el mes de agosto. Con distancias enormes, la travesa atlntica se prolongaba normalmente entre 50 y 70 das, y ms tiempo an para llegar a las costas del Pacfico. Aunque no tenemos documentacin al respecto, es de suponer que el barco con las Fundadoras, sigui el camino comn de la poca, esto es, lleg a un puerto de lo que hoy es Panam y los pasajeros realizaron el famoso Paso del Istmo, para luego embarcarse de nuevo en el Oceno Pacfico. O tal vez, sin trasbordo alguno, pasaron al sur por el tormentoso Estrecho de Magallanes, tambin muy usado por los espaoles. La ruta martima por el Cabo de Hornos, an ms al sur, recin fue abierta en 1616.

El viaje por mar fue sorprendido por una tormenta terrible, que amenazaba naufragio. Estando en oracin las Monjas sobre cubierta, Mariana Francisca de pronto dio un grito y se desmay. Su ta sigui orando, y al terminar la oracin la nia abri los ojos. En ese instante, ella oy un grito espantoso: No permitir la Fundacin, no permitir que progrese, no permitir que se conserve hasta el fin de los tiempos, y en todo momento la perseguir!. Ms tarde, a solas, Mariana Francisca le confi a su ta que, al desmayarse, haba tenido la visin de una serpiente gigantesca, con lengua bfida. Tambin haba visto a una deslumbrante Mujer con un Nio en un brazo. En el pecho de la Mujer haba una Custodia con el Santsimo Sacramento. En el otro brazo la Mujer tena una Cruz dorada que terminaba en punta de lanza. Ella haba apoyado el extremo de la Cruz en el Santsimo Sacramento y en la mano del Nio, y con la punta de lanza haba golpeado la cabeza de la serpiente, despedazndola. Fue el momento del horrendo grito que ella escuch. Con el tiempo, la Madre Mara de Jess Taboada comprendi el significado de esta bblica visin (Gnesis 3:15, Enemistad pondr entre ti y la Mujer, y entre tu linaje y Su Linaje: l te pisar la cabeza mientras acechas t Su Taln") y se adopt como la Medalla que en el pecho llevan las Concepcionistas de Quito. Duro fue para las fundadoras espaolas llegar a las costas de la Real Audiencia y darse cuenta que no haba caballos para la subida a Quito, a 2810 m sobre el nivel del mar, siendo los de aquella poca caminos difciles y escabrosos. Finalmente entraron a Quito el 30 de Diciembre de 1576 y fueron recibidas con gran jbilo por las autoridades civiles, eclesisticas y la gente piadosa de Quito. Las Monjas se alojaron en algunos sitios del Convento, an en construccin. Muy pronto, varias damas de la ciudad empezaron a ser admitidas en la vida conventual. El da 13 de enero de 1577, se fund solemnemente el Real Monasterio de la Limpia Concepcin de Quito, primer convento de Monjas de clausura en Ecuador y primero de la Inmaculada Concepcin en Amrica, bajo la direccin de los Frailes de San Francisco, quedando como Guardin del Monasterio el Venerable Padre Fray Antonio Jurado. La Madre Mara de Jess Taboada se constituy en la primera Priora del Monasterio. Para entonces haban cinco nias postulantes, entre las cuales se encontraba Mariana Francisca, quienes fueron profesando a medida que cumplan la edad requerida. Los claustros del Monasterio quedaron adosados a una Iglesia con Coro alto y Coro bajo, cuya construccin definitiva se realiz entre los aos 1625 y 1635. 4

LAS APARICIONES

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6 La Visin del Da de su Profesin Cuando cumpli 15 aos, Mariana Francisca entr al ao de prueba del Noviciado. El da 4 de octubre de 1579, profes sus votos perpetuos, tomando el nombre de Madre Mariana de Jess. El momento de su Profesin tuvo un xtasis. Vio a Jess quien la desposaba colocando en su mano derecha un anillo de piedras preciosas. Jess le dijo, entre otras cosas: Tu vida ser un continuo martirio. La Madre Mariana de Jess acept complacida y agradecida, y Jess prometi ayudarla. Conoci tambin entonces, de forma velada, las futuras apariciones de la Virgen de El Buen Suceso. La joven Madre Mariana de Jess empez una vida de rigurossimas penitencias, guiadas por el propio Jess. Cuando su ta y Priora, la Madre Mara de Jess, le pidi que le comente al Seor su preocupacin por su salud, Jess le contest a la Madre Mariana que despus de las penitencias ella estara siempre fresca y vigorosa, y as fue. Visin de un Castigo Futuro y Primera Muerte (sin fecha) Una noche la Madre Mariana oraba al pie del Sagrario en la Iglesia. De repente vio el Sagrario iluminado, como de da. Se abri el Sagrario y sali de l Jess Crucificado, con la Virgen, San Juan y Magdalena a sus pies, de tamao natural. Jess comenz a agonizar y la monjita le dijo a la Virgen: Mi Seora, soy la culpable? La Virgen le contest: No eres t culpable sino el mundo pecador. Entonces oy la Voz del Padre Eterno que dijo: Este castigo ser para el Siglo XX. Sobre la Cabeza de Jess aparecieron tres espadas, y en cada una deca: Castigar la hereja, la blasfemia y la impureza. Entonces la monjita conoci todo lo que ocurrira en ese siglo y despus. La Virgen le pregunt si quera sacrificarse por el pueblo del Siglo XX y la Madre Mariana de Jess acept. Entonces las espadas se clavaron en su corazn y ella cay muerta. Las Monjas la encontraron helada en el Coro inferior y la llevaron a su cama. Llamaron al mdico de la comunidad, el Dr. Sancho, quien la declar muerta. El pueblo de Quito se alborot y lleg al Monasterio, pidiendo besar las manos de la muerta, a quien ya se tena por santa. Los Frailes Franciscanos llegaron al lecho de la Madre Mariana y comprobaron su muerte. Entonces el Padre Director, inspirado por Dios, le orden: Madre Mariana, te ordeno, en nombre de la Santa Obediencia que, si ests muerta, tu alma vuelva al cuerpo para que viva y nos puedas contar lo que sucedi. En ese instante, la Madre Mariana suspir y abri los ojos, todava vidriados por la muerte. Fue llamado el Dr. Sancho, quien no pudo dar ninguna explicacin y se retir. Entonces el Padre Director le pidi que le cuente todo lo ocurrido durante el lapso de su muerte, que fue lo siguiente: la Madre Mariana se present al Juicio de Dios y fue encontrada sin culpa. Acto seguido fue presentada a la Santsima Trinidad, algo de cuyo misterio comprendi. El Padre se regocij por haberla creado, el Hijo por haberla redimido y el Espritu Santo por haberla santificado. Jess le present entonces dos coronas: una de Gloria y otra de azucenas rodeada por espinas, y le pidi que escoja una, dndole a entender que con la primera llegaba a la Gloria y con la otra regresaba a padecer en el mundo. En ese instante conoci a todas las futuras Monjas concepcionistas de su Monasterio, con nombres y oficios, hasta el fin del mundo. Vio a las que seran fieles y a las infieles. Supo que al regresar a la tierra sera Maestra de Novicias. Vio como los Frailes Franciscanos seran apartados del Monasterio y el sufrimiento que esto causara. Tambin le fue revelado que el Monasterio de la Inmaculada Concepcin de Quito nunca se acabara. Entonces la Virgen se 6

7 aproxim a ella y le dijo: Hija ma, yo dej las Glorias del Cielo y descend a la tierra para proteger a mis hijos. Quiero que me imites tambin en esto y vuelvas a vivir, pues tu vida es muy necesaria para la Orden de mi Concepcin. Ay de la Colonia en el Siglo XX! En l ser culpable esta tierra si no se encuentran almas que con su vida de inmolacin y sacrificio aplaquen la Justicia Divina, llover fuego del cielo y consumiendo a sus habitantes, purificar el suelo de Quito. La Madre Mariana le respondi a la Virgen que ella no se consideraba apta para Maestra de Novicias, entonces Ella le dijo: Hija de mi Corazn, no temas. T no sers propiamente la Maestra, sino yo. Por tu medio transformar tus Novicias en santas Religiosas Entonces La Madre Mariana escogi la corona de azucenas rodeada de espinas y regres al mundo para ofrecerse como vctima a Dios. Y decimos esto porque durante toda su vida conventual, La Madre Mariana fue vctima de la persecucin de Monjas infieles, ya sea envidiosas de su santidad o porque deseaban cambiar la estricta Regla Franciscana a su antojo, llegando al punto de hacerla encerrar varias veces, con calumnias, en la crcel del Monasterio. Milagros y Oficios A su regreso al mundo, la Madre Mariana desempe varios oficios. Primero fue Enfermera. Ocurri que una monjita se quem la mitad de la cara y el brazo hasta los huesos. El Dr. Sancho avis que la herida era mortal. La Madre Mariana or por ella con lgrimas, de rodillas, y al mes se cur completamente. El mdico declar que la Madre Mariana era una santa. Luego fue Proveedora. Cuando haba poco pan, se multiplicaba en sus manos. Cuando faltaba lo necesario para el sustento del Monasterio, la Madre Mariana se postraba a los pies de Jess en el Sagrario y le peda socorro. Inmediatamente llegaban las donaciones de alimentos. Tambin fue Sacristana. En la noche, cuando la lamparita del Sagrario se apagaba, su ngel de la Guarda la despertaba. Entonces ella corra hacia el Coro y le peda a su ngel que la encendiera. Fue Tornera. Numerosas y milagrosas conversiones consigui con sus exhortaciones en el Torno. El demonio, furioso, en forma de serpiente, se retorca junto al Torno, y la Madre Mariana lo echaba con palabras humillantes. Entonces, dando alaridos, desapareca. Torno: Armazn giratoria compuesta de varios tableros verticales que concurren en un eje, y de un suelo y un techo circulares, la cual se ajusta al hueco de una pared y sirve para pasar objetos de una parte a otra, sin que se vean las personas que los dan o reciben.

Fue Vicaria del Coro. En cierta ocasin que limpiaba las sillas, se le aparecieron las Religiosas fallecidas, que penaban en el Purgatorio por haber orado poco o con distraccin y por romper el silencio en el Coro. La Madre Mariana oraba por ellas y entonces sus penas se aliviaban. Los sbados, barra con energa los claustros inferiores. Los demonios, para molestarla, esparcan gusanos que dejaban inmundicias sobre los claustros barridos. Entonces la Madre Mariana haca la Seal de la Cruz y gusanos y suciedad desaparecan, con un estruendo. Finalmente, fue Maestra de Novicias. Como tal, tuvo un elevado discernimiento, pues slo permita entrar al Monasterio a las de verdadera Vocacin. La Madre Mariana conoca el 7

8 interior de cada alma. A cada una le revelaba lo que tendra que pasar en el camino que el Seor le indicaba y las preparaba en las virtudes necesarias. Tambin les deca cundo y cmo moriran, y si moriran antes o despus que ella misma. Saba cuando una novicia haba cometido una falta y se la ocultaba; entonces la llamaba a solas, para juntas pedir perdn por la falta. En todos los cargos que desempe, desde el ms humilde hasta el ms elevado -el de Priora- se port siempre con humildad, lo que le granjeaba la estima de las dems Monjas. Entonces la Madre Mariana le pidi a Jess que no la prive de desprecios e injurias, pues ella conoca el inmenso premio que en el Cielo tienen las almas que en la Tierra se unen a su Pasin. Y Jess se lo concedi. Estigmas y Postracin El 17 de septiembre de 1588, la Madre Mariana oraba en su dormitorio a media noche, cuando sinti que su cuerpo se estremeca con fuerza. Pensando que era un terremoto, dio un grito y sali corriendo. La Madre Mara de Jess sali al or su grito y abrazndola, la llev a su cama. Otras hermanas tambin se levantaron. La Madre Francisca de los ngeles, enfermera, not que en las palmas de las manos y de los pies haba unas protuberancias que pugnaban por brotar y en el corazn una mancha roja. El dolor era intenso y los gemidos de la Madre Mariana se escuchaban a lo lejos. Al amanecer, su cuerpo estaba totalmente inmvil, slo poda mover los ojos y la boca. El Dr. Sancho no pudo ms que hacer conjeturas. La Madre Mariana fue trasladada a la enfermera, donde estuvo cinco meses en ese estado terrible. La piel en contacto con la cama se llag, y la movan para tratar de aliviarla. Tampoco poda tragar, y la alimentaban con lquidos; a duras penas reciba la hostia. Tambin tena que soportar la humillacin de la limpieza personal. Los dolores, adems, eran intensos. A la prueba fsica se una la prueba espiritual, pues Dios le retir sus consuelos; hasta su ngel de la Guarda se le ocultaba, y en cambio vea al demonio en forma de serpiente que trataba de subirse a su cama. ste le sugera que sus experiencias celestiales haban sido ilusin y engao y que ella estaba condenada. An as, la Madre Mariana continuaba con su oracin de medianoche y de las tres de la madrugada. En esa poca, la Madre Mariana compuso un canto que se lo dict a la Madre Francisca de los ngeles, de los cuales citamos un prrafo: Oh, fuego de caridad! Dios escondido, se abrasa mi alma en tu divino ardor. Ni mis dolores, ni tu aparente olvido me alejarn de Ti, que eres mi amor. Primera Aparicin, 2 de Febrero de 1589 Amaneca el da y la Madre Francisca de los ngeles haba dejado a la enferma para ir a Misa. De pronto, la serpiente apareci, arrastrndose por las paredes. La Madre Mariana grit, desesperada: Estrella del Mar, Mara Inmaculada Slvame, pues perezco! Al terminar estas palabras, la rode una luz celestial. Sinti que una mano cariosa le tocaba la cabeza y una dulce voz le deca: Por qu temes, hija ma? No sabes que estoy contigo en la tribulacin? Levntate y mrame! 8

9 La Madre Mariana se levant de la cama y contempl a una Mujer majestuosa y dulce. Le pregunt: Quin eres, hermosa Seora? Ella le contest: Yo soy tu Madre del Cielo, a quien invocaste Viste lo que es el Infierno. Sientes que ahora te saco de all para colocarte en el Purgatorio a fin de que termines de purificar tu alma, porque tu Seor y tu Dios te destina para grandes y felices sucesos durante tu vida Di a tu Madre de la tierra que se prepare para viajar a la Eternidad, pues ha llegado el tiempo que reciba el premio por tantos sacrificios y sufrimientos padecidos para la Fundacin Comunico ahora vida a tus nervios, venas y arterias y apartando de aqu a la maldita serpiente, quedas en dulce tranquilidad como quedan las almas despus de salir del lugar de expiacin. Al decir la Virgen estas palabras, la serpiente dio un grito y se precipit al Infierno con gran estruendo, produciendo un temblor de tierra. La Madre Mara de Jess y la Madre enfermera encontraron a la Madre Mariana sin sentido, pero esta volvi en s y notaron que haba recuperado el movimiento del cuerpo. Oraron y alabaron a Dios en accin de gracias, y la enferma pudo comer de nuevo. Segunda Muerte (1589) La enfermedad continu, ms con el consuelo de poder moverse y de saber que estaba en paz con Dios y no condenada. Finalmente se agrav tanto, que ya no poda tragar ni lquidos. El mircoles 12 de septiembre de 1589, a las nueve de la maana, comenz su agona y recibi la Extremauncin. Al medioda del viernes empez a convulsionar, su rostro se desfigur y adquiri una palidez mortal. A las tres y media de la tarde elev sus ojos al cielo, bes el Crucifijo que tena en las manos y expir. El Dr. Sancho testimoni su muerte. La razn de conocer la hora exacta de los acontecimientos es porque en aquella poca ya existan relojes. En el siglo XV se inventaron los relojes de una manecilla para marcar las horas y en 1505 el herrero alemn Peter Henlein consigui construir relojes mecnicos tan pequeos que podan llevarse en el bolsillo.

Las hermanas amortajaron su cuerpo y arreglaron el velatorio en el Coro inferior, que se prolong viernes y sbado, con masiva asistencia de las almas piadosas de Quito. Sin embargo, su cadver helado no daba muestras de corrupcin. Se proyect el entierro para el lunes y la noche del sbado las Monjas se retiraron a descansar. A la maana siguiente, al dirigirse las hermanas al Coro Alto para rezar el Oficio Parvo, encontraron a la Madre Mariana rezando. Las Monjas se asustaron y fueron en busca de la Madre Priora. sta, pensando hallarse frente al alma de la Madre Mariana, le orden que le diga qu necesitaba. La Madre Mariana entonces se acerc y abraz a tu ta, insistiendo en que estaba viva; fuerte y sana. Entonces procedieron a rezar junto a ella, pero con gran temor. Terminada la oracin, fueron al Coro Inferior, slo para comprobar que all slo estaban las mortajas y las andas vacas. Los Frailes fueron avisados, y la Madre Mariana se confes con su Director, el Padre Antonio Jurado. Le cont cmo el Seor, al morir ella, la coloc en un Purgatorio espiritual, en el cual ella vea su cadver y esto le ocasionaba sufrimiento; que haba permanecido en ese Purgatorio hasta las 3 de la madrugada del domingo, hora de la Resurreccin del Seor, cuando su alma volvi a su cuerpo, volviendo a la vida con la salud perfecta. Le cont cmo se 9

10 baj de las andas y apag una vela que, por un temblor, se haba cado y poda incendiar el Monasterio, y que luego se haba dirigido al Coro Alto a esperar a sus hermanas. Las hermanas se admiraban del tono rosado y del vigor de la antes plida y extenuada Monja. El Dr. Sancho se neg a ir al Monasterio a verificar el milagro, tachndolas de dementes, y se dirigi al Convento de los Franciscanos, para decirles que entierren pronto el cuerpo de la Madre Mariana, pues las monjitas estaban enloqueciendo. Al no encontrar a los Frailes, se dirigi al Monasterio, encontrando viva a la Madre Mariana. Entonces declar bajo juramento lo ocurrido, junto con los Padres Franciscanos y las Religiosas. Estas declaraciones constan en los Archivos del Monasterio. El Primer Priorato de la Madre Mariana La vida de la Madre Priora Mara de Jess Taboada se extingua, como lo haba anunciado la Virgen. Entonces el Padre Provincial Franciscano decidi convocar a las Monjas para elegir la nueva Priora. En la primera votacin, con unanimidad de votos, result cannicamente elegida la Madre Mariana de Jess Torres, a la sazn de 29 aos. La Madre Mariana rog al Padre Provincial, con lgrimas, que la eximiera del cargo, pues no tena la edad requerida por la Regla y consideraba que haba hermanas mejor preparadas que ella, a lo que el Provincial le exigi que acepte el cargo en nombre de la Santa Obediencia. La tarde de su eleccin, un desconocido lleg al Torno y entreg a las monjitas un manjar, diciendo: La Seora, sabiendo que la Madre Mariana de Jess fue elegida Priora le manda este manjar, diciendo que la tenga siempre presente. El regalo era tan grande que tuvieron que transportarlo entre varias. La Madre Mariana sonri sin decir nada al verlo y reparti entre sus Religiosas el manjar, que era exquisito y pareca no acabarse. Al da siguiente la Marquesa Mara de Solanda, benefactora del Monasterio, envi presentes y fue personalmente al Monasterio a felicitar a la Madre Mariana. La Madre Mara le agradeci por el Manjar del da anterior, pero la Marquesa le asegur que no era ella quien lo haba enviado; entonces la ta comprendi que era la misma Virgen quien haba enviado el regalo. La noche de su eleccin, la Madre Mariana estuvo cinco horas en xtasis, durante el cual vio la muerte de su ta, la separacin de los Franciscanos de la direccin del Monasterio y cmo ella sera perseguida y encarcelada por algunas hermanas. La salud de la Madre Mara continuaba deteriorndose, hasta que el 4 de octubre de 1593, da de San Francisco de Ass, amaneci como restablecida. Despus de la recibir la Santa Comunin en su celda, recibi nuevamente la Extremauncin. Luego se sent, sonriente y rejuvenecida, pidi perdn a todas sus hijas, prometi cuidarlas desde el Cielo y bendijo a toda la Comunidad con un Crucifijo que tena en la mano. Luego dej caer el Crucifijo y comenz la agona. Repeta la jaculatoria Jess, Mara, Jos y Francisco. Su ltima palabra, casi inaudible, fue Francisco. Con una sonrisa, exhal el ltimo suspiro. Haban pasado diecisis aos desde la Fundacin del Monasterio. En el momento de su muerte, la Madre Mariana vio como su alma se present al Juicio de Dios y fue destinada a un breve Purgatorio. Tambin vio el Trono de Gloria que la esperaba en el Cielo, en un Coro especial reservado a las Fundadoras de rdenes Religiosas. Al tercer da, la sepultaron en el Coro inferior, incorrupta. Una vez sepultada, la Madre Mariana rog al Seor 10

11 que el alma de la Madre Mara volara al Cielo; Jess le pidi entonces una reparacin de cinco das. Al quinto da, durante la Santa Misa, en la elevacin, la vio subir al Cielo. La Madre Mariana, llena de pesar por la separacin de su ta, sigui gobernando el Monasterio con dulzura y suavidad. Y entonces le lleg la gran prueba. Algunas religiosas del Monasterio estaban descontentas con la severidad de la Regla Franciscana, y hacan continuos esfuerzos para que la direccin del Monasterio pasara al Obispo de Quito. Los Frailes Franciscanos decidieron entonces retirarse parcialmente de la direccin. La Madre Mariana qued sumida en el dolor, tanto, que una noche baj al Coro inferior y se postr sobre el sepulcro de su ta. No resisto ms, Madre ma, levntate y favorceme, le dijo. Y la Madre Mara, milagrosamente, le contest, dicindole entre otras cosas: Hija ma, por ahora es necesaria la separacin de los Franciscanos llegar, pues, el tiempo de oro en que los Franciscanos volvern a gobernar mi Monasterio. Habr un miembro de mi Comunidad que alterar el espritu de las Religiosas Estar ciega, sin luz para ver las cosas de Dios har sufrir mucho a la Comunidad, quejndose al Obispo. Ella se gloriar de esto, mas la hora de Dios llegar Comuncate con las Fundadoras, pues todas reciben visitas celestiales. Entonces la Madre Mariana se postr delante del Santsimo, pidindole morir. Una luz brillante sali del Sagrario y una Voz le dijo: Conviene, hija ma, que por ahora los Franciscanos se separen del Monasterio, ms esto no ocurrir en tu tiempo de Priora. Y sobre la Madre Francisca de los ngeles, quien tambin peda a Dios morir por la separacin de los Franciscanos, le dijo: Mndale, por obediencia, que por ahora no pida la muerte. As lo hizo la Madre Mariana y la Madre Francisca, besando el escapulario de su Priora, acat la orden. Primera Mencin del Nombre de El Buen Suceso La Madre Mariana acostumbraba a cargar, de noche, por los claustros, una Cruz grande de madera, llevando adems una corona de espinas en la cabeza. Una noche, en el claustro inferior que conduce al Coro, surgi frente a ella un inmenso mar de fuego. Una voz horrenda que sala de lo profundo de ese mar le dijo: Aqu queremos sepultar este maldito Convento. Pero esas malditas no nos dejan, especialmente esa maldita Dos perros monstruosos se colocaron a los lados de la Madre Mariana. Ella grit: Estrella de los Mares, Mara Santsima de El Buen Suceso, socrreme. En ese instante vio aparecer una estrella brillante, enorme, del tamao del techo del Coro. En el centro de la Estrella se lea Mara. De la Estrella surgi una pequea canoa dorada, un ngel conduca la embarcacin. Soy el Arcngel Gabriel, enviado por tu Madre, Mara de El Buen Suceso, para socorrerte. El ngel subi a la Madre Mariana con todo y Cruz a la canoa y avanz. Esta canoa significa tu larga vida, le dijo. Atravesando el mar de fuego, sufrieron un ataque similar al del barco cuando vino de Espaa. El Arcngel la coloc sana y salva en la tierra firme del claustro. Entonces el Arcngel rez el Avemara. Son tantas las grandezas que encierra la salutacin anglica explic- que los mortales no consiguen comprender. Entonces el Arcngel y el mar de fuego desaparecieron, y todo qued en paz.

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La Madre Mariana Francisca invoc a Mara de El Buen Suceso, pues esa era una devocin espaola de tiempos inmemoriales, ligada a los santos mrtires de Abla: los soldados romanos Apolo, Isacio y Crotato, convertidos al cristianismo y martirizados por el emperador Diocleciano, quienes primero fueron salvados de morir en el fuego de la hoguera por la Virgen de El Buen Suceso, aunque finalmente fueron martirizados. Esta Virgen se representaba con el Nio en el brazo izquierdo, coronados los Dos, y la Virgen con un cetro en su mano derecha.

Segunda Aparicin, 2 de Febrero de 1594 Una noche la Madre Mariana escuch un estruendo terrible: pareca que se derrumbaban las paredes de la Iglesia. Corri y se postr ante el Sagrario y le pregunt a Jess qu eran esos ruidos. Jess, desde el Sagrario, le respondi: Hija ma, esto que escuchas espiritualmente sufrirn materialmente tus sucesoras, pues llegar el tiempo en que los demonios querrn demoler este Monasterio pero no lo conseguirn mientras exista espritu de sacrificio y t, hija ma, preprate a recibir la visita de mi Madre Santsima, con la que quiere favorecerte. Se dirigi entonces la Madre Mariana, llena de gozo, al Coro Alto, y comenz a rezar con la frente en el suelo. Despus de un tiempo, percibi a alguien delante de s y oy que una voz dulce la llamaba por su nombre. Se levant enseguida y se encontr con una bellsima Mujer, que tena en su mano izquierda al Nio Jess y en la mano derecha, un bculo de oro, adornado con piedras preciosas. La Madre Mariana le pregunt: Hermosa Seora, quin sois y qu queris?.... La Mujer le respondi: Soy Mara de El Buen Suceso, la Reina del Cielo y de la Tierra En el brazo derecho tengo el bculo que ves, pues quiero gobernar ste mi Monasterio como Priora y Madre. Los Franciscanos estn para dejar el gobierno de este Convento, el cual necesita, ms 12

13 que nunca, en esta dura prueba que durar siglos, de mi amparo y proteccin. Satans comenz a querer destruir esta obra de Dios valindose de hijas mas ingratas, mas no lo ha de conseguir porque soy la Reina de las Victorias y la Madre del Buen Suceso, bajo cuya invocacin quiero hacer prodigios en todos los siglos, a favor de la conservacin de ste mi Convento y de sus moradoras Tu vida ser larga para la Gloria de Dios y de su Madre que te habla. Mi Hijo Santsimo te presentar el dolor en todas sus formas, y para infundirte el valor que necesitas, tmalo de mis brazos, y recbelo en los tuyos. La Virgen coloc entonces al Nio en los brazos de la Madre Mariana, quien lo estrech contra su corazn y lo colm de carios. El contacto con Mara y Jess dur hasta las tres de la maana. Durante la Aparicin, la luz que emanaba de la Madre y el Hijo iluminaban el lugar con una claridad intensa; al terminar, todo qued en oscuridad. La Madre Mariana, transformado el rostro y el alma por la grandeza del don recibido, se dirigi a su asiento de Priora para esperar a las Hermanas que venan a rezar el Oficio Parvo. Despedida de los Frailes Franciscanos y Primera Crcel Lleg el da de la eleccin de la nueva Priora y sali electa la Madre Magdalena de Jess Valenzuela. La nueva Priora, dbil de carcter, condescendi con las exigencias de las Monjas inobservantes de la Regla Franciscana y rpidamente gestion la salida de los Franciscanos de la direccin del Monasterio, pasando el gobierno del mismo al Seor Obispo. Sin los Franciscanos vigilando con caridad y firmeza el cumplimiento de la Regla, comenz el relajamiento de la clausura y del silencio estricto. La Madre Mariana le pidi a la Madre Magdalena, con humildad, que frene las inobservancias. Enterado de esto el Obispo, quien no entenda la Regla Franciscana, mand un documento ordenando que se encarcele a la Madre Mariana durante tres das, se le quite el velo, se le d una disciplina pblica en el comedor y que coma en el suelo. La Madre Mariana qued adems privada, durante esos das, de la Santa Misa y de la Sagrada Comunin. Terminados los tres das, la colocaron en un cuartucho miserable, prohibindole la comunicacin con las dems Monjas. Pero las otras seis Fundadoras espaolas y ocho Monjas observantes no resistieron ese aislamiento y fueron a ver a la Madre Mariana. Entonces las inobservantes gestionaron un nuevo documento del Obispo, en el que ordenaba que se las encarcele a las quince durante un mes. Las quince Monjas fueron encerradas y privadas, durante todo el mes, de la Santa Misa, de los Sacramentos y del Oficio Divino. Las inobservantes quisieron sacarles los hbitos, pero el Obispo permiti que les sacaran nicamente los velos. Slo podan salir de la crcel conventual para el comedor; permitindoles comer poco y en el suelo; y siendo objeto de desprecios y burlas en ese momento. La Madre Mariana dirigi entonces una nota al Obispo, pidindole que les conceda asistir a la Santa Misa y rezar el Oficio Divino en el Coro alto. Las Monjas inobservantes trataron de impedir la entrega de la nota, pero la Madre Mariana hizo valer su calidad de Fundadora, y el Obispo finalmente concedi que asistan a la Santa Misa y al Oficio Divino, sin levantar en lo dems el encarcelamiento. 13

14 Las dems Monjas observantes sufran al ver a sus Hermanas encarceladas y las iban a visitar, siendo tambin encarceladas las visitantes, de tal manera que se elev a veinticinco el nmero de Monjas prisioneras. Las Prisioneras besaban humildemente los pies de sus perseguidoras en el comedor, y hasta cosieron con abnegacin y amor sus vestidos en la crcel; y soportaban el martirio de no tener la Santa Comunin, sin quejarse. La crcel haba sido trabajada con dedicacin por los Frailes Franciscanos. Quedaba en el Claustro Inferior, contigua al Coro Inferior, y meda ocho metros por cuatro noventa. La puerta era doble, con grandes trancas en la primera hoja, y un gran cerrojo de hierro, adems de trancas, en la segunda. En lo alto de las dos hojas haba una pequea ventana con barras de hierro, recubierta con tela de alambre, que dejaba filtrar alguna luz. La nica otra abertura era una ventanita de cuarenta centmetros por cincuenta, en una pared. Esa ventana tena tambin barras de hierro, y una puertita interior de tabla, donde estaba pintada, por un lado, la escena de la Anunciacin, y por el otro, una escena de Jess atado con gruesas correas y dos ngeles llorando. En una pared haba un pequeo nicho con una Cruz colgante, y debajo de l, una cavidad grande con un banco de piedra, para dormir. En dos de las cuatro paredes, a todo lo largo, haba bancos de ladrillo, de un metro diez de largo. Del techo colgaban tres candiles. En el centro de la crcel haban dos columnas circulares, de un metro setenta de altura, con tablas redondas en la parte superior, que servan de altares. Uno de los altares tena una estatua de Jess atado a una columna sobre la que estaba un gallo, con San Pedro a sus pies pidindole perdn. En el otro altar, una bella estatua de la Virgen Dolorosa. En cada una de las dos columnas haban tres argollas de hierro, de las que colgaban sendas correas de hierro, con esposas que se echan llave en el extremo; para los pies, manos y cintura. Tambin haba un cepo, y un armario para alimentos, costuras, libros e instrumentos de penitencia. El piso era de ladrillo. La crcel del Monasterio era un lugar que infunda temor y respeto.

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15 Una noche, cuando Madre Mariana oraba en su pobre cama, una Cruz pintada en la pared de la crcel se ilumin. Era tanta la claridad que se despertaron todas las cautivas. Entonces la Cruz creci al tamao real y las Fundadoras espaolas cayeron en xtasis. Visin de la Madre Mariana de Jess. La Madre Mariana contempl la escena del Glgota. El Seor le dijo que sus llagas se deban a las Religiosas inobservantes y que su dolor continuara por los siglos hasta que se restableciera el gobierno de los Franciscanos en el Monasterio de la Inmaculada Concepcin. Tambin vio como la Madre Valenzuela, al morir, estara en el Purgatorio hasta el da del Juicio. Visin de la Madre Francisca de los ngeles. Vio a San Francisco de Ass recorriendo el claustro con arco y flecha; disparando flechas a diestra y siniestra. Una de las flechas alcanz el corazn de una Hermana, que muri instantneamente. San Francisco le revel a la Madre Francisca que esa Hermana era la principal causante de la separacin de los Franciscanos, y que sobre ella caera toda la culpa de las futuras inobservancias de la Regla. A la maana siguiente se encontr el cadver de la Hermana con el rostro negro y amoratado. Visin de la Madre Ana de la Concepcin. Vio a la Virgen apagar la lamparita del Santsimo. La Virgen le dijo: Hija ma, as estar apagado el espritu de mis hijas en todos los siglos hasta que vuelva el gobierno de los Franciscanos Pero tambin tendr hijas santas que amando mi Inmaculada Concepcin, amarn a mi siervo Francisco, y sern columnas firmsimas que conservarn el Monasterio en el mismo lugar que fue fundado, en el corazn de la ciudad, para aplacar la Divina Justicia por los crmenes que en ella se cometen Durante todo el da y la noche siguiente, la lmpara del Santsimo permaneci apagada, sin que nadie, de dentro ni de fuera del Convento la pueda prender. Al segundo da, se encendi sola. Visin de la Madre Luca de la Cruz. Vio a Nuestro Seor Jesucristo con el Sagrado Corazn visible en el pecho, rodeado de espinas y sangrando a raudales. La Sangre de Su Corazn inundaba los patios y claustros del Monasterio, hasta convertirse en un mar de Sangre. l le dijo: En este mar de Sangre de mi Corazn estoy pronto a lavar las culpas de aquellas que recurran a M, arrepentidas. Visin de la Madre Magdalena de San Juan. Vio a San Juan Evangelista, sonriente y alegre. l le cont que la noche de la ltima Cena, cuando l estaba reclinado en el Pecho del Maestro, le fue revelada la futura Fundacin de este Monasterio, al que Jess amaba mucho. La Madre Magdalena vio tambin un sacrilegio enorme que se cometera en una ciudad de estas tierras. El pas apareca como el Calvario y aquella ciudad como el Glgota, donde Jess expiraba pisoteado, profanado en el Santsimo Sacramento, por los mismos que asesinaran a un inocente Padre Jesuita, cuya alma entrara directamente al Cielo sin pasar por el Purgatorio. Vio tambin a un hombre que se paseaba por las calles de esa ciudad y que le deca a sus amigos que haba pasado la noche ms entretenida de su vida agarrando Frailes. Vio cmo al continuar su paseo, le cay una viga de una construccin matndolo de contado, y cmo su alma descendi de inmediato al Infierno. 15

16 Vio a las Monjas del Monasterio de Concepcionistas de esa ciudad haciendo, con lgrimas, oracin y reparacin por el sacrilegio cometido. Y conoci que esa reparacin era necesaria para evitar un castigo terrible que habra venido sobre el pas: una inundacin total.La noche del 2 de mayo de 1897, las tropas de Eloy Alfaro arrestaron a numerosos jesuitas en Riobamba. El 4 de mayo, el Colegio y la Capilla del Colegio San Felipe Neri, de la Orden Jesuita, fueron invadidos por las tropas liberales. A las 7:15 de la maana, los alfaristas rompieron las puertas de la Capilla, y abalearon el retablo y el plpito. Saquearon y profanaron el Altar y el Sagrario, pisoteando las Hostias consagradas. Luego, al grito de "Dnde estn los frailes?", allanaron los dormitorios de los sacerdotes. A las 7:30, ingresaron al cuarto del Padre Rector, Emilio Moscoso. Lo encontraron con el Rosario en la mano, matndolo de contado con un balazo en la frente. Luego saquearon su cuarto, y sustituyeron su Rosario con un fusil y una cartuchera para justificar su muerte.

La revelacin final del Apstol San Juan fue que el mundo no acabara antes de que los Frailes Franciscanos volvieran al gobierno del Monasterio de la Inmaculada Concepcin. Visin de la Madre Catalina de la Concepcin. Vio ngeles del Cielo que instalaban en diversos sitios, en patios y claustros, unos tornos, que los hacan girar, despedazando a las Monjas. Luego los ngeles les entregaban Palma y Corona y sus almas volaban al Cielo. Una Voz deca: Estas son las almas heroicas en la penitencia que con su martirio voluntario lavaron sus culpas, las de sus Hermanas y las de los pobres pecadores. Visin de la Madre Mara de la Encarnacin. Vio la deliberacin de la Santsima Trinidad sobre cmo redimir al hombre. Dios Hijo se ofreci para rescatarlo, y en ese momento hizo un acto de humildad tan profundo que jams podr repetirlo ninguna creatura. Entonces la Santsima Trinidad envi al Arcngel San Gabriel a donde la pequea y humilde Mara, que estaba orando. Cuando Ella se entreg a la Voluntad de Dios en la forma ms absoluta que jams nadie ha hecho ni nunca lo har, diciendo: Hgase en m segn Tu Palabra, el Padre y el Espritu Santo obraron el inefable Misterio. El Espritu Santo estrech con tanta fuerza el Corazn de Mara con el Amor de Dios, que brotaron tres gotas de sangre, con las cuales l form el Cuerpo perfecto al que se uni el Hijo. La Madre Mara de la Encarnacin vio como creca el Nio en el vientre de Mara, Su Nacimiento y Su vida oculta en Nazaret. Dios sostuvo en la vida a esta Monja para que no muriera de amor con estas visiones. Visiones de las dems Religiosas. Las dems Religiosas vieron el castigo de las Monjas inobservantes. Vieron que las ms responsables se perderan, que otras recibiran su purificacin en el propio Monasterio, y que las menos culpables terminaran su Purgatorio cuando los Frailes Franciscanos volvieran a la direccin del Monasterio. La Madre Valenzuela se senta abrumada al ver a Hermanas inocentes encarceladas y envi una nota al Obispo pidiendo la liberacin del castigo. Se declaraba culpable de haberse dejado manipular por las inobservantes, y peda que la Madre Mariana asumiera de nuevo el Priorato. El Obispo reprendi por carta a la Madre Valenzuela y orden la excarcelacin de todas, pero no el cambio de Priorato. La dura prueba haba terminado. 16

17 Visin de Jess, Segundo Priorato y Segunda crcel En el ao 1598 termin el Priorato de la Madre Valenzuela y la Madre Mariana de Jess fue electa Priora nuevamente, a pesar de no tener los votos de las inobservantes. La Madre Mariana iba a rechazar el cargo, cuando el Seor le quit el habla y el movimiento. Una luz, que slo ella vea, sali del Sagrario e inund la Iglesia y el Coro inferior. Conoci todos los dolores que le esperaban en su nuevo Priorato, y luego vio a Jess saliendo del Sagrario, cargado con la Cruz, llagado, con cuerdas en el cuello y coronado de espinas. Jess le dijo: Yo no retroced en el Camino del Calvario con esta Cruz grande y pesada, que por tu amor y de todos los pecadores, cargu, y t quieres dejarme ahora, ingrata? Ay de ti si volvieras a Espaa!. Jess se sent junto a ella, de tal forma, que una de las cuerdas de su cuello caa sobre la Madre Mariana. Por eso, cuando las Monjas besaban su escapulario, ellas, sin percibirlo, besaban la cuerda del Seor. Al recibir las insignias de Priora, la Madre Mariana se sinti el ser ms indigno del mundo y pens que con justa razn haba sufrido la crcel. Una Monja inobservante que haba deseado intensamente ser elegida Priora, sali de la celebracin, seguida por el grupo de inobservantes. Estaban muy amargadas y planeaban formar una Comunidad paralela. Pero llegada la noche, dicha Monja muri repentinamente. Dios haba impedido el cisma de Su Monasterio! Al mes de comenzado su Priorato, las inobservantes escribieron al Obispo, acusando a la Madre Mariana, calumniosamente, de quebrantar el silencio, de no rezar en Comunidad, de comilonas, de conversar con los Frailes Franciscanos hasta tarde en la noche, y de querer suprimir el gobierno del Obispo. Le suplicaban encarcelarla. La respuesta del Obispo fue el envo de una nota en que ordenaba la suspensin de su cargo de Priora y su inmediato encarcelamiento. Las inobservantes la obligaron a ir directamente a la crcel sin ni siquiera poder coger su libro de oraciones del Oficio Divino. Con el correr de los das, con diversos pretextos, y aduciendo rdenes del Obispo, las inobservantes fueron encerrando en la crcel a todas las Fundadoras espaolas. La Madre Valenzuela, quien estaba muy enferma, reprendi a gritos a las inobservantes por su injusticia, pero ellas estaban inamovibles en su maldad. Cuando pudo caminar y llegar hasta la crcel, fue informada por la Madre Mariana de la nota que las inobservantes haban enviado al Obispo. Entonces le escribi una nota al mismo, pero las inobservantes no la enviaron. El tormento de la Madre Valenzuela era terrible, pues saba que por haber separado a los Frailes Franciscanos, ella era la causante de tanto mal. Continuamente iba a la crcel a hacerles compaa. Mientras tanto, las inobservantes gobernaban a su antojo el Monasterio. Slo en la crcel se cumpla la Regla. Durante ese mes, las inobservantes se confesaron, pero a causa de su conciencia culpable, no pudieron comulgar ni un solo da. Tercera Aparicin, 16 de Enero de 1599 A la medianoche del 16 de enero, como era su costumbre, la Madre Mariana entr en oracin, mientras sus Hermanas dorman. Haba pasado una hora cuando oy un canto melodioso 17

18 acompaado de una ctara, y la crcel se ilumin. Inmediatamente cay de rodillas delante de la Cruz pintada en la pared, y llam repetidamente a sus Hermanas, pero ellas no se despertaron. Entonces vio a San Francisco de Ass tocando la ctara y a la Madre Mara de Jess Taboada cantando. Cuando termin el canto, la Madre le habl del valor del sufrimiento por amor a la Observancia Monstica. Luego San Francisco le dijo que las lgrimas y oraciones que suban de la crcel, haban llegado al Corazn de Dios, quien en su Amor infinito a ella, los haba enviado a los dos para consolarla y deleitarla. Le cont que cuando l viva en la tierra, un ngel haba tocado la ctara para l, y ahora que l estaba en el Cielo, la tocaba para consolar a los Franciscanos que sufran persecuciones en la tierra. Le dijo que algunos oan la ctara con los odos fsicos, y otros la escuchaban en el espritu. Tambin la anim a continuar luchando y sufriendo por la Observancia Monstica, porque la recompensa por esto en el Cielo era grande. Y entonces le anunci la visita inminente de la Virgen Mara. Y se ocultaron. La claridad aument ms y apareci la Virgen con el Nio en el brazo izquierdo y el bculo en el derecho. El bculo tena una Cruz de diamante y en el centro de la Cruz, una estrella de rub con el nombre Mara, muy luminoso. La Madre Mariana no se crea digna de este favor, y le dijo a la Virgen, entre otras cosas: Hermosa Seora, quin eres y qu deseas de m, en este lugar oscuro en que me encuentro, con mis hijas sufridas?... si estoy delante de una ilusin fantstica, te pido, por el Misterio de la Santsima Trinidad, de la Presencia Real de Jesucristo en la Eucarista y de la Maternidad Divina, que te apartes de m, dejndome en las oscuridades de la Fe, tan dulces y encantadoras para m. La Virgen le respondi: Hija ma muy amada, por qu eres lenta y pesada de corazn? No es una ilusin fantstica lo que tienes delante de tu vista. Soy Mara de El Buen Suceso, tu Madre del Cielo, a quien recurres siempre con esta invocacin conocida en Espaa La tribulacin con que hoy te prueba mi Hijo Santsimo es un don celestial con el que las almas se fortifican y contienen la ira divina, lista a descargar un castigo tremendo sobre la ingrata Colonia. Cuntos crmenes ocultos se cometen en sus ciudades y pueblos! Precisamente por este motivo se fund el Convento en este lugar en que l es agraviado y desconocido instruye a tus hijas e inculca a las presentes y a las que vendrn, el amor a su divina Vocacin y al lugar que Dios y yo escogimos como nuestra posesin y herencia En todos los siglos, yo vivir aqu exteriorizada en algunas de mis queridas hijas. Aqu, en medio del bullicio del mundo ingrato, Dios tendr algunas contemplativas Esposas dignas de Su Majestad, las que, en oscuridad, en silencio, en humillacin y en desprecio sern poderosas para aplacar la Justicia Divina y conseguir grandes bienes para la Iglesia, la Patria y las almas. Dentro de poco tiempo la patria en que vives dejar de ser Colonia y ser Repblica libre. Entonces ser conocida con el nombre de Ecuador, y necesitar de almas heroicas para sostenerse en medio de tantas calamidades pblicas y privadas. Aqu Dios encontrar siempre esas almas a manera de violetas ocultas y ningn monarca poderoso de la tierra podr, con sus tesoros, edificar nuevos edificios en este lugar, que es posesin de Dios Los esfuerzos de los hombres contra el Cordero de Dios son vanos! Yo cuidar con solicitud maternal este Monasterio y si fuera necesario sostener con milagros las murallas que guardan la clausura, yo las sostendr 18

19 En el siglo XIX vivir un presidente verdaderamente cristiano, varn de carcter, a quien Dios Nuestro Seor dar la palma del martirio en la plaza donde est ste mi Convento. l consagrar la Repblica al Divino Corazn de mi Hijo Santsimo. Esta Consagracin sostendr la Religin Catlica en los aos posteriores, los que sern aciagos para la Iglesia. El Presidente Gabriel Garca Moreno consagr solemnemente Ecuador al Sagrado Corazn de Jess, el 25 de marzo de 1874, Fiesta de la Anunciacin y de la Encarnacin del Verbo. Fue el primer pas en el mundo en hacerlo. Un ao ms tarde, el 6 de agosto de 1875, Garca Moreno fue asesinado brutalmente por la masonera en la Plaza de Quito, que queda al pie del Palacio Presidencial y diagonal al Monasterio de la Inmaculada Concepcin.

En esos aos en los que la masonera, esa maldita secta, se apoderar del gobierno civil, habr una persecucin cruel a todas las Comunidades Religiosas y se lanzar tambin violentamente sobre sta mi Comunidad. Para esos hombres desgraciados el Monasterio estar acabado, mas vive Dios y vivo yo les colocaremos dificultades imposibles de vencer, y el triunfo ser nuestro. Por esto es Voluntad de mi Hijo Santsimo que t misma mandes a ejecutar una estatua ma, tal como me ves, y la coloques sobre la ctedra de la Priora, para que Yo desde all gobierne mi Monasterio, colocando en mi mano derecha el bculo y las llaves de la clausura en seal de propiedad y autoridad. A mi Divino Nio lo hars colocar en mi mano izquierda: primero, para que los mortales entiendan que soy poderosa para aplacar la Justicia Divina y alcanzar piedad y perdn a toda alma pecadora que a M acuda con corazn contrito Y segundo, para que en todos los siglos, mis hijas comprendan que yo les muestro y les doy como modelo de su perfeccin religiosa a mi Hijo Santsimo y su Dios La separacin de los Franciscanos en este tiempo fue permisin Divina Mas, pasados pocos siglos ellos volvern a gobernar sta mi querida grey ser feliz y premiado de Dios aquel Prelado, hijo mo tan querido, el que pedir al Vicario de mi Hijo Santsimo aqu en la Tierra, que los Franciscanos gobiernen este Monasterio. Este da ser cuando la corrupcin de las costumbres en el mundo parezcan llegar al pice Felices, bienaventuradas y muy amadas de Dios sern mis hijas de ese tiempo, que manifestaren el deseo de sujecin a los Franciscanos, en cumplimiento de su Regla, a aquel Obispo, hijo mo tan querido. Sus nombres sern escritos en el Corazn Santsimo de Jess. La Madre Mariana Francisca le contest: Linda Seora, vuestra hermosura me encanta Mas permitidme que os haga saber que ninguna persona humana, por ms entendida que fuese en el arte de la escultura, podr trabajar en madera vuestra encantadora Imagen, tal como me peds, con todos los detalles yo no sabra explicar ni menos podra saber y dar la estatura de vuestra talla. La Virgen le respondi: Nada te atemorice, hija ma, acrcate a mis pies: mi siervo Francisco con sus manos llagadas trabajar mi Imagen y los Espritus Anglicos sern sus oficiales, y l mismo me colocar su cordn En cuanto a la altura de mi talla, mdela t misma con el Cordn Franciscano que traes a tu cintura.

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20 Respondi la Monja: Linda Seora, mi Madre querida, atreverme yo, que soy criatura terrenal, a tocar vuestra Frente Divina, cuando ni los ngeles pueden hacerlo?.... La Virgen le respondi: Me alegra tu humilde temor y veo el amor ardiente a tu Madre del Cielo que te habla; trae y pon en mi mano derecha tu cordn, y t, con la otra extremidad toca mis pies. La Madre Mariana hizo lo que la Virgen le ordenaba, temblando de reverencia. La Virgen le entreg su extremo del cordn, que milagrosamente se haba estirado hasta alcanzar su estatura y le dijo: Aqu tienes, hija ma, la medida de tu Madre del Cielo, entrgala a mi siervo Francisco del Castillo, explicndole mis facciones y mi postura: l trabajar exteriormente mi Imagen porque es de conciencia delicada y observa escrupulosamente los Mandamientos de Dios y de la Iglesia, ningn otro ser digno de esta Gracia. T, de tu parte, aydalo con tus oraciones y con tu humilde sufrimiento. Pronto saldrs de esta crcel Despierta ya de tu sueo a fin de que eleven la recitacin matinal del Oficio Parvo que tanto me complace. Dicho esto la Virgen se ocult y la Priora encendi las velas y empez a despertar a sus Hermanas que dorman y, con fervor extraordinario, se pusieron a rezar el Oficio Parvo. El "Oficio Parvo" o "Pequeo Oficio de la Inmaculada", es una oracin de alabanza a la Virgen Mara que va honrando todos sus Privilegios segn la poca litrgica del ao, y es propio de las almas Consagradas a Dios. El Oficio Parvo sigue el horario del Oficio Divino o Liturgia de las Horas, que distribuye siete oraciones de alabanza a Dios, durante las distintas horas del da: Laudes, seis de la maana; Tercia, nueve de la maana, Sexta, doce del da, Nona, tres de la tarde, Vsperas, seis de la tarde, Completas, nueve de la noche, Vigilia Nocturna o Maitines, doce de la noche. Los Franciscanos, cuyo Beato Juan Duns Scoto es por excelencia el Telogo de la Inmaculada Concepcin, emplearon desde 1480 un "Oficio de la Inmaculada" compuesto por Bernardino de Busti. Santa Beatriz de Silva, al fundar la Orden de la Inmaculada Concepcin, incorpor el "Oficio Parvo" o "Pequeo Oficio de la Concepcin Inmaculada de la Bienaventurada Virgen Mara" a sus estatutos, y la Orden fue aprobada, en 1489, con un claro nfasis en el rezo de ese Oficio.

Visin del Dragn Infernal Terminada la oracin de Maitines y Laudes, la Madre Mariana tuvo la visin de un dragn inmenso que andaba por el Monasterio, cuyos ojos lanzaban fuego. Este fuego consuma a las inobservantes, cuyos pensamientos continuaban anclados en cmo impedir para siempre el regreso de los Franciscanos y en cmo oprimir ms a las Fundadoras espaolas. Los nicos lugares donde el dragn no poda entrar era al Coro alto y a la crcel; al acercarse a esos lugares se agitaba y hua. Antes de iniciar la Hora de Sexta del Oficio Parvo, la Madre Mariana les pidi a sus Hermanas que ofrecieran esta oracin por la salvacin de las inobservantes. As lo hicieron, y durante la oracin, todas las Fundadoras vieron al espantoso dragn. Luego las Religiosas hicieron su penitencia, y comenzaron la oracin mental de Regla. En ese momento vieron a San Francisco de Ass, provisto de un arco, lanzando flechas encendidas contra el dragn. El dragn, mal herido, dio un grito horrible, abri la tierra y se hundi en el abismo. En ese instante se sinti un largo y fuerte temblor de tierra. 20

21 Amaneca en Quito y la gente, asustada por el temblor, imploraba misericordia al Cielo. Las inobservantes no podan moverse de sus camas, y gritaban pensando que las paredes se les iban a caer encima. Una, la que haba asumido por s misma la direccin del Monasterio, logr levantarse e impedir que la Madre Valenzuela liberara a las prisioneras. Debemos anotar aqu que la Madre Mariana, cada vez que era encarcelada, llevaba consigo una arpa que la Marquesa de Solanda le haba regalado. La Madre Mariana tena una hermosa voz, y acompandose del arpa, cantaba para alegrar a sus Hermanas prisioneras. Durante este encarcelamiento, compuso unas coplas, que entre otras, decan: Oh Padre llagado Francisco de Ass, sed voz mi abogado en lance fatal. Cuidad de tus hijas que tristes, llorosas, te piden ansiosas valor y fervor. Al or estas coplas, la Madre Valenzuela se arm de valor, le arrebat las llaves de la Clausura a la Monja insubordinada y le envi una nota al Obispo dndole cuenta de la injusticia cometida con las Madres Fundadoras por las inobservantes. El Obispo envi una nota ordenando la liberacin inmediata de las inocentes, el reconocimiento de la Madre Mariana como la legtima Priora y la entrega de las llaves de la Clausura a ella. Y decret que la Capitana de las inobservantes sea colocada en un cuarto oscuro con un Crucifijo y una calavera, para que reflexione. Encarcelada la Capitana, la Madre Mariana la atenda personalmente, y dos veces le pidi al Obispo que le conceda la libertad. Finalmente, cumplido un mes, la Madre Mariana logr el permiso del Prelado y la traslad a la enfermera, pues estaba enferma. All, junto con la enfermera, Madre Francisca de los ngeles, la cuid con cario hasta que se repuso. Pero una vez restablecida, esta monja rebelde no se enmend. Visin de Jess y Tercera Crcel La Madre Mariana continu su priorato con humildad y suavidad, pero sin permitir faltas contra la Regla. Sus correcciones siempre eran cariosas. Asimismo, su vida de penitencias continu: los lunes y viernes besaba los pies de las dems Monjas; los martes pona algo amargo en su comida; los mircoles y sbados coma en el suelo, sin velo, y con una cuerda en el cuello; los jueves se tenda en el piso para que su Comunidad pase sobre ella. Sin embargo, el Obispo, al no conocer la vida ntima del Convento ni la Regla, se dejaba convencer por los alegatos de las inobservantes. En su visita Pastoral, recibi muchas acusaciones contra la Priora, y dispuso que le quiten el velo y la recluyan en su cuarto, pasando el gobierno del Monasterio a la Vicaria. La Comunidad entera llor cuando la Madre Mariana se despidi, a excepcin de la Monja Capitana y sus seguidoras, quienes cambiando la orden del Obispo, queran llevar a la Madre Mariana a la crcel del Monasterio. La Madre Mariana calm a defensoras y acusadoras, e hizo que una inobservante lea la carta del Obispo, donde claramente deca reclusin en su propio cuarto o celda. En ese instante vio a Jess en el Sanedrn, acusado y calumniado, y vio los sentimientos de su Sagrado Corazn: 21

22 amor y perdn para sus perseguidores, ofrecimiento de su dolorosa Pasin por la salvacin de las almas, y amargura por las traiciones de sacerdotes y Monjas hasta el fin del mundo. Jess, voltendose hacia ella, le dijo: Esposa ma, no me dejes con tanto dolor y amargura; si me amas de verdad, te pido que inseparablemente me acompaes durante toda la vida. Te hago saber, que este sacrificio ser germen para que en este Convento, tan querido de Mi Corazn, haya en todos los siglos almas vctimas las que vivan en la prctica de mi sublime perfeccin, siendo pararrayos que detengan la ira divina en los tiempos aciagos por los que atravesar la Iglesia en este suelo. Entonces la Madre Mariana se arrodill, y besndole pies y manos, entreg las llaves a la Vicaria. Dej puesta la llave de su celda por fuera, para que la encerraran si lo deseaban, pero la Madre Valenzuela y la Vicaria dejaron la puerta abierta y escondieron la llave, para evitar que la encierren las inobservantes. En su nueva reclusin, la Madre Mariana compuso nuevas coplas, de las cuales copiamos un extracto: Cuando haya acabado mis das mortales terminan mis males y empiezo a gozar. Y yo desde el Cielo con santo desvelo la Santa Observancia de aqu celar. Y en todos los siglos tendr buenas hijas que amantes prolijas a Dios servirn. En la celda de la Madre Mariana estaba la enorme Cruz en la que se crucificaba frecuentemente y los otros instrumentos de penitencia que usaba. Mientras estaba recluida, las monjas inobservantes con su Capitana a la cabeza, inventaron sinnmero de calumnias sobre la Madre Mariana y las hicieron llegar al Obispo. En aquellos das fue un delegado del Obispo en visita secreta al Convento. La Madre Valenzuela y las hermanas observantes le hablaron de las virtudes de su Priora y de las calumnias de las inobservantes. El Padre delegado le expuso la verdad al Obispo, quien nuevamente envi una nota disponiendo la libertad de la Madre Mariana y la restitucin de su Priorato. Al da siguiente, el Padre delegado, cit a la Madre Mariana en confesin, quien contest a todas sus preguntas con palabras delicadas, sin culpar a ninguna Monja, atribuyendo todo a la permisin divina. El Padre delegado le cont luego al Obispo, impresionado, que le pareca haber hablado con una mrtir de los primeros siglos de la Iglesia. El Obispo se sinti muy afligido de haber mandado a encarcelar a la Madre Mariana tres veces, por prestar odos a la maledicencia, y le escribi una hermosa carta. En una parte, la carta deca: De hoy en adelante, quien me denuncie a Vuestra Reverencia ser encarcelada y se le aplicarn inmediatamente penas mayores, sin olvidar las disculpas que se pedirn a esas hijas de intencin desleal. 22

23 As la Madre Mariana continu dirigiendo el Monasterio con su bondad, sabidura y celo por la observancia de la Regla Franciscana, hasta el trmino de su Priorato. La Eleccin de la Nueva Priora Pasaban los das y no se llegaba a un consenso en la eleccin. Las inobservantes queran elegir Priora a su Capitana, y para ello conquistaron a las Hermanas Legas, encargadas de asistir en los quehaceres domsticos a las Monjas. Juntas, inobservantes y Legas, decidieron salir de la clausura e ir en procesin, vela en mano, hasta el Coro Inferior de la Iglesia, donde estaba el Obispo, quien haba venido al Convento para la eleccin. La Madre Valenzuela, angustiada, busc a la Madre Mariana, mas ella estaba tranquila y la reprendi por no confiar en Dios. Al llegar la procesin a la puerta, la Madre Mariana les pregunt a dnde iban. Las inobservantes respondieron que iban donde el Obispo para que les haga justicia. No iris les dijo con grave acento la Priora. Entonces las inobservantes trataron de romper el cerrojo de la puerta, para salir. La Madre Mariana elev sus ojos a la Virgen de la Paz, una pequea estatua de la Virgen que la Madre Mara de Jess Taboada haba trado de Espaa, sin decir nada. En ese momento la Madre Valenzuela, valiente, les arrebat las velas que llevaban y las arroj lejos. Se oy entonces un ruido. Se voltearon y vieron a la estatua de la Virgen de la Paz, que giraba dndoles la espalda. Infelices, qu hacis?... Tarde lloraris vuestras locuras, y para perpetua memoria de este caso, quedar as volteada de espalda a vosotras, para que seis el escarmiento de vuestras Franciscanos. La Imagen estaba iluminada y con el rostro severo. Las inobservantes cayeron inconscientes, llenas de terror. La Madre Mariana y las dems observantes se arrodillaron llenas de respetuoso temor. Hasta el da de hoy puede observarse el milagro en la Imagen, que est en el Coro Alto: la cabeza est vuelta hacia atrs y no corresponde con la orientacin del resto del cuerpo; las Monjas desde entonces disimulan el hecho, colocando su vestido de acuerdo con la posicin de la cabeza. Las Monjas observantes trataban de hacer reaccionar a las inobservantes y a las Legas, que eran bastantes. Estaban heladas, con aspecto cadavrico, y no reaccionaban. Entonces la Madre Mariana puso a la Comunidad a rezar tres Avemaras con los brazos en Cruz, delante de la Imagen de la Virgen de la Paz. Luego la Madre Mariana hizo que las sienten, sopl sobre cada una para que despierten y, tomndolas de la mano derecha, las puso en pie. Las inobservantes, repuestas, miraban con miedo hacia la Santa Imagen. La Madre Mariana les orden que se retiren, y todos notaron cmo, al pasar las inobservantes y las Legas al pie de la Imagen, tres grandes lgrimas se desprendieron de sus ojos. La Madre Mariana fue a ver a las hermanas Legas, que lloraban arrepentidas y pedan perdn. La Priora las acariciaba, dicindole que estaban totalmente perdonadas, pero que el Obispo tena que levantar la excomunin que ahora pesaba sobre ellas. Y aadi: Algunas de vosotras preparaos para morir, pues ya os llega la hora. Y para aseguraros esta verdad, veris, con vuestros ojos, convertidas en huesos y con vuestros nombres, la vela que cada una llevaba 23

24 en sus manos en tan indiscreta cuanto culpable procesin. Luego la Madre Mariana envi a la Madre Francisca de los ngeles a darles agua de ans del pas, pues haban quedado dbiles y enfermas. Al da siguiente, la Capitana y sus inobservantes, reclutaban simpatizantes, pues la eleccin de la nueva Priora sera al da siguiente. Pero las Legas ya no las apoyaron, y les recordaron que ellas, las inobservantes, tambin haban quedado excomulgadas, por haber querido romper la clausura. Mientras tanto, la Madre Mariana y las observantes, oraban y hacan penitencia por ellas, para que Dios iluminara sus almas ciegas. Lleg el da siguiente. En la tarde, luego de muchas votaciones, el Obispo se senta cansado, y todava no haba consenso, faltando siempre poqusimos votos para reelegir a la Madre Mariana. Entonces las inobservantes se dirigieron al Prelado, dicindole que queran ms libertad, y que la Capitana fuera su Priora. La Capitana tom la palabra, y le dijo al Obispo: Valga esta ocasin en la que todas pedimos que las espaolas vuelvan a su tierra o sean encarceladas perpetuamente. As nos dejarn libres y tranquilas. Al or estas palabras, el Obispo orden que a la Capitana se la encarcele, colocndole una mordaza para su lengua suelta, y anul el voto para las inobservantes, quienes quedaban obligadas a realizar los oficios ms humildes. La sentencia del Obispo tuvo un efecto sobrenatural, pues la Capitana qued muda. Cuando la Capitana habl con el Obispo, la Madre Mariana tuvo una visin terrible. Vio como dos monos feroces se acercaban a ella y a las dems inobservantes, echando fuego por ojos, nariz y boca, y depositaban ese fuego en sus corazones aumentando su envidia y su ira. Vio que la Capitana no se salvara, al igual que muchas de sus seguidoras, por la vida relajada que llevaban, y que por esto no reciban las Gracias que a torrentes se vierten sobre las Religiosas de Claustro, muriendo de sed junto a la fuente. La Madre Mariana llor al ver todo esto. En ese momento se le apareci Jess, como estuvo en Getseman, con el Corazn transido de dolor por la prdida de las almas, especialmente de los sacerdotes y de las Religiosas. Lo escuch decir: t, mi Esposa, qu hars por M, ya que hice mucho por ti? Oh, cunto me cuestan estas almas religiosas, scalas de las fauces del lobo infernal! Cmo me duele el perderlas! La Madre Mariana respondi: Mi Amado, qu queris, qu peds de m? Queris que viva y muera en la crcel, en un aislamiento absoluto de las criaturas? Acepto, aqu estoy mi naturaleza se horroriza, ms mi espritu est listo para el sacrificio. El Seor le respondi: No es la vida, ni la salud, ni la crcel, lo que quiero de ti, mi amada Mariana, sino el sufrimiento por el perodo de cinco aos consecutivos de las penas del Infierno que el alma de esta pobre Hermana tena que sufrir por toda la Eternidad. Te sealo cinco aos en memoria de las cinco Llagas de mi humanidad dolorida durante mi Pasin durante este tiempo Yo me ausentar de tu vista material y no te dar el menor consuelo, ni alivio para tus dolores, as como el alma de esta pobre Hermana no lo hubiera tenido en la oscura crcel del Infierno. Es cierto que interiormente Yo estar contigo, fortalecindote, porque de otro modo, ni t, ni cualquier mortal, por santo que fuese, podra tolerar siquiera un minuto, tantas penas. Dime: aceptas mi pedido? 24

25 El Divino Maestro le mostr los cinco aos, que a la Madre Mariana le parecieron una Eternidad. El Obispo y las dems hermanas notaron que temblaba. El Prelado lo atribuy a pesar por el castigo impuesto a la Capitana, y le orden calmarse. Entre tanto, la Madre Valenzuela haba llevado a la Capitana a la crcel, y ya estaba de regreso para iniciar una nueva votacin. Le entreg la llave de la crcel al Obispo, e hizo salir, una a una, a las inobservantes. Luego roci agua bendita, y cerr las puertas. El Obispo y las Hermanas invocaron al Espritu Santo, a la Virgen y a San Francisco de Ass, y procedieron a la eleccin de la nueva Priora, que recay en la Madre Valenzuela. La Madre Valenzuela, con lgrimas, rog al Obispo que, para empezar bien su Priorato, trajeran a la sala a la encarcelada y a sus compaeras, para que les fuese levantada al excomunin. As se hizo. Y luego de que la Capitana bes el escapulario de la nueva Priora, el Obispo la envi de regreso a la crcel hasta nueva orden. Luego bendijo a todas y se fue, y comenz la celebracin por la eleccin, que dur tres das. Terminado el festejo, las inobservantes ms rebeldes visitaron a la Madre Valenzuela, dicindole que la Madre Mariana haba escondido en el Coro Inferior una caja grande de zinc, llena, segn ellas, de joyas regaladas por personas de Quito, al igual que de dulces y licores. La acusaron de enviar las joyas a su tierra y de comer y embriagarse delante de Jess Sacramentado, mientras finga orar. La Madre Valenzuela qued preocupada, y, siguiendo a la Madre Mariana, observ como echaba agua bendita sobre la tal caja. Y un da, estando solas en el Coro Inferior, le pidi ver el contenido de la caja. La Madre Mariana accedi y le hizo acuerdo de la procesin con velas de las inobservantes, cuando la Madre Valenzuela les arrebat y arroj las velas al suelo. Entonces le dijo que aquellas velas se haban transformado en huesos, con el respectivo nombre de cada Religiosa que la portaba. Le explic que haba recogido estos huesos con las Madres Francisca de los ngeles y Luca de la Cruz, y haba mandado a hacer la caja para guardarlos. La Madre Valenzuela grit y se desmay al ver el terrible espectculo de los huesos en la caja. Llegaron algunas Monjas al Coro Inferior, preocupadas por el grito y desmayo de su Priora. Tambin llegaron las inobservantes, quienes exigieron entonces que se abra el contenido de la caja. La Madre Valenzuela, recuperada, les dijo: veris con vuestros propios ojos el fruto de vuestros pecados. Pedid perdn a Dios. La Priora dio orden que se convoque a toda la Comunidad con la campana. Luego la misma Priora fue a traer a la Capitana prisionera. La Madre Valenzuela explic a la Comunidad la acusacin que haban hecho las inobservantes a la Madre Mariana, y a continuacin hizo colocar la caja de zinc en el centro del Coro. La Priora pidi que se acerquen la presa y las inobservantes, y abri la caja. Ved, Hermanas, las velas que trajisteis en las manos durante la procesin, hace pocos das. Se convirtieron en vuestros propios huesos y con vuestros propios nombres. Leed cada una!... les dijo. Las inobservantes dieron un grito de horror. Lloraban y pedan perdn a Dios, a la Virgen de la Paz y a la Madre Mariana, y culpaban a la Capitana de haberlas incitado. Slo la Capitana y las calumniadoras temblaban sin decir nada. La Priora orden que a ellas la Madre Mariana le entregara su hueso en la mano, cayendo cada una sin sentido al recibirlo. Les dieron a beber agua de ans del pas, la bebida milagrosa de la Madre Mariana, y al despertarse todas lloraban, con vergenza y miedo, menos la Capitana, que con un gesto de desprecio le dijo a la 25

26 Madre Mariana: Embustera! La Priora levant el brazo para golpearla, pero la Madre Mariana se interpuso. Algunas inobservantes corrieron a abrazar a la Madre Mariana. Luego, la Capitana fue encerrada de nuevo en la crcel. La Madre Valenzuela hizo que la secretaria anote todo lo ocurrido en un pergamino, que fue encerrado dentro de la caja donde haban vuelto a guardar los huesos, junto a un pequeo Cristo de metal, para eterno escarmiento de las inobservantes del Monasterio. Cinco Aos en el Infierno Al da siguiente, la Madre Mariana fue al Coro Inferior a orar, cuando sinti un suave rumor que sala del nicho donde estaba la Virgen de la Paz. La Virgen le dijo: Hija de mi Corazn, soy la Reina de la Paz y la Madre del Bello Amor. Prepara tu corazn para que con tu herosmo salves el alma de tu hermana que est en la crcel. Ya es tiempo de que te sacrifiques por ella, o el alma de ella se perder. Cunto me hace sufrir la perdicin de un alma religiosa. La Imagen de la Virgen de la Paz haba cobrado vida y lloraba al hablar con la Madre Mariana. Inmediatamente, la Madre Mariana se ofreci para todo lo que Dios quisiera de ella. Entonces la Madre Mariana vio a Jess Crucificado, lleno de angustia, con la Corona de Espinas. l le dijo: Esposa ma, ya es tiempo de cumplir el ofrecimiento que me hiciste para salvar el alma de tu Hermana sufriendo los cinco aos de Infierno para que ella no sufra eternamente. Cumple tu palabra o la Divina Justicia caer sobre esa alma culpable. Rubrica en este momento. La Madre Mariana tuvo la visin en ese momento de cmo dos negros gigantescos despedazaban el corazn de la Capitana y le decan que para ella slo haba dos opciones: matarse en ese instante o salir al mundo, para vivir sin tanta opresin. Volvi a mostrarle el Seor cmo seran esos cinco aos, sin el menor consuelo divino ni humano, y la dej en libertad de tomar su decisin. Entonces sinti en su corazn un amor tan grande a Jess, que se sinti feliz de poder ayudarlo a salvar almas, y llena de fervor le contest: Mi Divino Redentor no puedo sino ofrecerme con agrado para sufrir los cinco aos de Infierno para que ella pueda conseguir su salvacin eterna confiando en vuestra Fuerza Divina y en el Amor que me tienes acepto aquello como Vos sufristeis en las tres horas de agona en la Cruz la pena de perdicin de los condenados, sabis, por experiencia propia, lo que es esta pena, espero, por tanto, que me sostendris. Jess le contest: Corazones como el tuyo deseo para la salvacin de las almas. Y estos corazones los encontrar siempre en ste mi querido Convento. Yo ser tu secreta fortaleza. T sufrirs los cinco aos de Infierno y en cambio ya est salvada el alma de tu Hermana. Ella sufrir primero una fuerte enfermedad, la que t aprovechars para conquistarla y convertirla, sufriendo la dureza de su genio, y cuando ella sane, despus de presentarse al Juicio y conocer su mala vida, comenzar tu Infierno. La Madre Mariana vio el Juicio de esta Religiosa, en el que, salvada del Infierno, era sin embargo condenada a permanecer en el Purgatorio hasta el da del Juicio Final. En aquellos das, extraos ruidos salan de la crcel. Un da, estando en el Coro Inferior, la Priora y la Madre Mariana oyeron gritos y voces roncas dentro de la crcel. La Madre Valenzuela se aterr, y la Madre Mariana le dijo: Madre, esta pobre Hermana es vctima del diablo. Visitmosla y retirmosla un momento al Claustro Inferior para que no se desespere. La Madre Mariana venci las objeciones de la Madre Valenzuela, se persignaron y entraron a la crcel. Encontraron a la presa gritando: Me estoy muriendo, muriendo! El demonio me lleva!, mientras corra y se golpeaba la cabeza contra las paredes. 26

27 La Madre Mariana or y ella cay sin sentido. La Madre Mariana, llorando, la recogi, y sus lgrimas caan sobre el rostro de la Monja. Entonces le pidi a la Madre Valenzuela, que estaba atemorizada en la puerta, que la enfermera le trajera agua de ans del pas para reanimarla. La Madre Valenzuela le replic: Voy a pedir todo esto pero si ella vuelve en s, qu haris sola? La Madre Mariana le contest: No os preocupis, Madre, Jess y Mara me acompaan. Al quedarse sola, la Madre Mariana vio a los dos negros, que tmidos, estaban pegados a la pared. La Madre Mariana les grit: Bestias viles y abominables, qu hacis aqu?... Todos los esfuerzos por llevaros el alma de mi Hermana sern vanos. Jesucristo muri por ella, y a pesar de vosotros, ella se salvar. Os ordeno en nombre del Misterio de la Santsima Trinidad, de la Divina Eucarista, de la Maternidad Divina de Mara Santsima, de su Glorioso Trnsito y Asuncin en Cuerpo y Alma a los Cielos, que inmediatamente desocupis este lugar santo y nunca ms volvis a mortificar con vuestra abominable presencia a ninguna de mis Hermanas, que justa o injustamente estn aqu! Entonces hubo un estruendo, la tierra tembl, y se oyeron aullidos. La Priora y cinco Religiosas ms que llegaban trayendo remedios, se asustaron. Una de las Madres le dijo a la temerosa Priora: Madre, no os asustis. Algo diablico debe estar pasando en la crcel, pero la Madre Mariana es muy buena y contra ella nada pueden los demonios. La Madre Francisca de los ngeles entr primero y not un humo espeso dentro de la crcel. La Madre Mariana pidi agua y perfumador de ambiente. La Madre Luca quem el incienso, mientras la Madre Magdalena de San Juan rociaba con agua bendita las paredes. Hecho esto, hicieron reaccionar a la enferma. Le hicieron tomar el agua de ans y las Madres Mariana y Francisca la sacaron al sol y la hicieron pasear por el Claustro. Luego la regresaron a la crcel, pero la pobre Monja tena tan arraigado el odio en su corazn, que no poda pedir perdn ni querer bien a su benefactora. Al da siguiente amaneci muy enferma y la trasladaron a la enfermera, por pedido de la Madre Mariana. Cuando arreglaban la cama, la enfermera, Madre Francisca, le confi a la Madre Mariana que, en la Comunin, el Seor le haba contado del sacrificio que ella iba a hacer para salvar a la Capitana, y que la Madre Mariana era la ms preciosa joya que l posea en la Colonia. La Madre Francisca le dijo que ella la consolara durante su Infierno, pero la Madre Mariana le respondi, con lgrimas en los ojos, que nadie podra consolarla durante esos cinco aos. Tambin le pidi que no le cuente de su sacrificio a nadie, pero la Madre Francisca le dijo que el Seor tambin se los haba comunicado en la Comunin a las Madres Mara de la Encarnacin, Ana de la Concepcin, Luca de la Cruz, Magdalena de San Juan y Catalina de la Concepcin. Luego trasladaron a la presa a la enfermera y llamaron al doctor, que diagnostic neumona altamente contagiosa. Les recomend que la trasladaran a un cuarto alejado y que viniera alguien de afuera a cuidarla, para que no se contagie toda la Comunidad. La Madre Priora habl con la Madre Mariana, dicindole que no convena hacer entrar a una extraa al Convento y que era preferible dejar que la Hermana muera. La Madre Mariana le pidi entonces a la Priora que rezaran durante media hora al pie del Sagrario, para pedirle al Seor que manifieste Su Voluntad. La Madre Valenzuela quera renunciar al Priorato para no enfrentar el problema, pero el Seor le dijo a la Madre Mariana que no era Su Voluntad que ella renuncie al Priorato, pues eso era como rechazar la Cruz de Cristo; que tampoco deba introducir gente de fuera, y menos an, abandonar a la Hermana enferma. El Seor tambin le dijo que era ella, la Madre Mariana, junto con las otras Fundadoras, quienes deban cuidarla, y nadie ms. Le manifest adems que ninguna se contagiara, pues sa era su Voluntad. 27

28 La Madre Valenzuela qued confusa y edificada a la vez, pues las Madres Fundadoras, por su categora, hubieran debido eximirse, segn el pensamiento errado del mundo, de la tarea humilde de cuidar a una enferma contagiosa. Slo las almas de gran Luz saben que, cuanto ms alto es el rango, tanto ms se debe humillar la criatura, habiendo dado ejemplo perfecto de esto la Madre de Dios. As pues, las Madres Fundadoras, recibieron arrodilladas la Bendicin de su Priora, y empezaron a cuidar a la pobre enferma; encargo que les haba sido manifestado a ellas tambin, personalmente, por el Seor en la Comunin. La enferma las esperaba furiosa y les dijo que slo esperaba sanarse para poder encarcelarlas. Uno de los remedios decretado por el mdico, era un bao muy caliente en tina, de la que ellas no disponan. Las Monjas no saban que hacer cuando la Marquesa de Solanda lleg al torno, solicitando hablar con la Madre Mariana. Acudieron aquella y la Priora, y la Marquesa les cont que haba soado la noche anterior que la Madre Mariana cuidaba a una persona enferma, y que esta persona, manipulada por dos negros enormes con ojos de fuego, agreda de palabra y obra a la Madre, hasta que caa muerta, saliendo su alma del cuerpo en forma de una blanca paloma, que le agradeca a la Marquesa todos los favores y limosnas que les haba hecho a ella y al Convento. La Marquesa contaba todo esto baada en lgrimas, pues quera mucho a la Madre Mariana. Entonces la Madre Mariana le contest que efectivamente una Hermana estaba enferma, y que necesitaban una tina para darle baos calientes. La Marquesa, muy contenta, dijo que les enviara inmediatamente la tina y adems les dej una considerable cantidad de dinero para la atencin de la enferma. Durante los treinta das que dur su enfermedad, la enferma escupi, insult, golpe y arroj inmundicias a las Hermanas, sobre todo a la Madre Mariana, cada vez que la atendan. La Madre Mariana sonrea, se cambiaba el hbito y segua atendindola con caridad cristiana. El da treinta la enferma estaba muy mal. Poda ver a los negros descomunales, y aterrada gritaba que se la queran llevar. Las lgrimas de la Madre Mariana, que caan sobre su cabeza la calmaban, y suplicaba que le den ms de ese remedio. Llamaron al Confesor, quien asustado, advirti que la Monja mora impenitente. Entonces la enferma entr una dolorosa agona de dos das, convulsionando, y finalmente muri en los brazos de la Madre Mariana. Pero la Madre Mariana les dijo a sus Hermanas: (Ella) est ahora delante del Juicio de Dios y ya est comprendiendo todo el mal que hizo. Ella volver a vivir entonces se enmendar. Despus morir, pero se salvar y su Purgatorio durar hasta el da del Juicio Final. As me revel el Seor en estos momentos. Dicho esto la Madre Mariana, la muerta se estremeci y abri los ojos. Busc a la Madre Mariana, quien la tena en sus brazos, y llorando, quiso hablar pero no pudo. Le dieron a beber agua de ans del pas, y entonces la ex