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TEMA DE ACTUALIDAD Los Servicios Públicos de Empleo y el cambio del modelo productivo El impacto de la crisis en el mercado laboral español: Tendencias recientes y perspectivas a corto plazo DOSSIER: ECONOMIA SOCIAL Y EMPLEO La economía social desde el cooperativismo Las políticas de economía social en Europa Economía social y empleo en el marco de la Unión Europea Voluntariado y economía social en Portugal Ventajas del autoempleo colectivo, por ejemplo, una cooperativa de trabajo asociado El empleo de inserción: de la invisibilidad al valor COLABORACIONES Estructura espacial del mercado de trabajo en España. Empleo, desempleo y productividad (1986-2006) Los expedientes de regulación de empleo. Aplicación al caso de Aragón. LEGISLACION Tiempos de ERE FORMACIÓN La importancia de la formación para el empleo GESTION Gestión de calidad en el SPEE. METODOLOGIA La medición del paro: el paro de la EPA y el paro registrado INDICADORES DEL MERCADO DE TRABAJO El empleo en el primer trimestre de 2009 cuadernos DEL mercado DE Trabajo D D edición semestral JUNIO 2009 3

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TEMA DE ACTUALIDAD› Los Servicios Públicos de Empleo y el cambio del modelo

productivo› El impacto de la crisis en el mercado laboral español:

Tendencias recientes y perspectivas a corto plazo

DOSSIER: ECONOMIA SOCIAL Y EMPLEO› La economía social desde el cooperativismo› Las políticas de economía social en Europa› Economía social y empleo en el marco de la Unión

Europea› Voluntariado y economía social en Portugal› Ventajas del autoempleo colectivo, por ejemplo, una

cooperativa de trabajo asociado› El empleo de inserción: de la invisibilidad al valor

COLABORACIONES› Estructura espacial del mercado de trabajo en España.

Empleo, desempleo y productividad (1986-2006)› Los expedientes de regulación de empleo. Aplicación al

caso de Aragón.

LEGISLACION› Tiempos de ERE

FORMACIÓN› La importancia de la formación para el empleo

GESTION› Gestión de calidad en el SPEE.

METODOLOGIA› La medición del paro: el paro de la EPA y el paro

registrado

INDICADORES DEL MERCADO DE TRABAJO› El empleo en el primer trimestre de 2009

cuadernos DEL mercado DE TrabajoD Dedición semestral JUNIO 20093

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JUNIO 2009

El número 1 dedicó el dossier a las vinculaciones del empleo con el medioambiente y las energías reno-vables. Además, se incluyeron artículos relacionados con la Ley de Dependencia, el empleo cualifi cado y la movilidad geográfi ca en España.

El número 2 dedicó el dossier al empleo en tiem-po de crisis. Además se incluyó un artículo sobre los observatorios en Centroamérica y otro sobre impacto del empleo en el contexto de la Expo de Zaragoza.

Edita: Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal.Dirección Provincial de Zaragoza

Consejo de Redacción: Rafael García AznarRamón Martínez Sáez de GuinoaPedro Juan Parra Oncins

Diseña e imprime:S&P Zaragoza

ISSN: 1889-2809

Depósito Legal: Z-2456-2008

TEMA DE ACTUALIDAD› Los Servicios Públicos de Empleo

y el cambio del modelo productivoMaravillas Rojo Torrecilla

› El impacto de la crisis en el mercado laboral español: Tendencias recientes y perspectivas a corto plazoÁngel Laborda Peralta

DOSSIER: ECONOMIA SOCIAL Y EMPLEO› La economía social desde el cooperativismo

Millán Díaz Foncea y Carmen Marcuello Servós

› Las políticas de economía social en EuropaRafael Chaves Avila y José Luis Monzón Campos

› Economía social y empleo en el marco de la Unión EuropeaMiguel Ángel Cabra de Luna

› Voluntariado y economía social en PortugalMaría dos Anjos Almeida

› Ventajas del autoempleo colectivo, por ejemplo, una cooperativa de trabajo asociadoFrancisco Pérez Giner

› El empleo de inserción: de la invisibilidad al valorRoberto Oyaga Andres

COLABORACIONES› Estructura espacial del mercado de trabajo en España.

Empleo, Desempleo y Productividad (1986-2006)Marcos Herrera Gómez

› Los expedientes de regulación de empleo. Aplicación al caso de Aragón.Antonio Alastrué Tierra y Pablo García Lacalle

LEGISLACION› Tiempos de ERE

Ángel Baeyens Valles

FORMACIÓN› La importancia de la Formación para el Empleo

María José Arias Fernández

GESTION› Gestión de Calidad en el SPEE.

Javier López Municio

METODOLOGIA› La medición del paro: el paro de la EPA

y el paro registradoJosé Ignacio Pérez Infante

INDICADORES DEL MERCADO DE TRABAJO› El empleo en el primer trimestre de 2009

Equipo del Observatorio de las Ocupaciones del SPEE.

Dirección Provincial de Zaragoza

Ramón Martínez Saez de Guinoa

Pedro Juán Parra Oncíns

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Se pueden solicitar ejemplares en esta dirección:[email protected]

o a.

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talizado patrimonios, arrojado al desempleo a millones de personas en todo el mundo y que han roto las esperanzas de muchos proyec-tos individuales. Excesos que han hecho más ricos a algunos ricos y más pobres a los empobrecidos. Y excesos que tienen nombre y ape-llidos en irresponsables gestores económicos, en ingenieros fi nan-cieros que han desarrollado productos estructurados basura que han diseminado por todo el mundo y cuya base en la economía real casi no existe y que han contaminado todas las economías occidentales y han arrasado como fi chas de dominó montadas en cadena a todos los sectores productivos, empezando por la construcción.

Ya en los años setenta, alguna de las personas que escriben en esta revista, mi amigo Paco Pérez Giner, para ser más exactos, nos hablaba con entusiasmo de algo que hoy se ha convertido en lema de los mo-vimientos sociales y alternativos: “otro mundo es posible, otra econo-mía es posible”. Y hablaba de la economía social con el entusiasmo de alguien que estaba dispuesto a dejar en el empeño parte de su vida, como, por cierto, así ha hecho, en cursos, en conferencias, en el impulso de pequeñas cooperativas, en el apoyo a proyectos sociales y cooperativos en Colombia unidos a importantes esfuerzos de re-conciliación.

Y si en los años setenta la búsqueda de una alternativa era algo difuso, sin construir realmente en experiencias concretas, o al menos no en un número relevante sufi ciente, hoy podemos decir que la economía social es una referencia en medio de la crisis que vivimos: Necesita-mos volver la vista a la ética y es ahí donde la economía social tiene algo que decir con sus principios de decisión democrática, primacía de la persona y del trabajo sobre el capital, fi nalidad de servicio de la actividad y autonomía de gestión.

Citando nuevamente al profesor Monzón, “las cooperativas están resistiendo la crisis en mejores condiciones que las empresas capita-listas normales, porque tienen una mayor capacidad de adaptación fl exible al entorno”. Y estamos hablando de 55.000 empresas en toda España que emplean a 1,3 millones de trabajadores… Nada menos.

Javier Orduña BoleaDirector General del Servicio Público de Empleo Estatal

El tercer número… para el tercer sector

Con este van tres números del proyecto de la Dirección Provincial del Servicio Público de Empleo Estatal de Zaragoza para sacar adelante la revista Cuadernos del Mercado de Trabajo. Un tercer número que han tenido el acierto de dedicar al tercer sector, a la economía so-cial. Tercer número que consolida una intuición de este equipo de Zaragoza y que, a pesar de todas las difi cultades que implica sacar adelante una publicación de este nivel, está llamada a consolidarse y a encontrar su hueco en las revistas especializadas de análisis de los mercado de trabajo. Así que, queridos amigos editores, éste es vuestro reto, no nos decepcionéis y seguid contando con el respaldo institucional que os merecéis.

Como dice José Luis Monzón, catedrático de la Universitat de Valèn-cia, y que preside el Centro Internacional de Investigación e Infor-mación sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa (CIRIEC), “el tercer sector surge para resolver problemas concretos de las familias y las personas, bien de carácter mutualista -como el de un grupo de agricultores que crea una cooperativa para evitar el despoblamiento de su comarca- o de carácter general -como el de una ONG de ayuda a los refugiados-“.

A estas alturas de nuestras vidas el enfoque, la idea que se ha genera-lizado sobre el capitalismo se ha atemperado en todos nosotros y na-die con un mínimo sentido de la realidad y conocimiento del funcio-namiento de los mercados niega el papel del esfuerzo individual, de la iniciativa empresarial, de la necesidad de asentar el crecimiento y el desarrollo económico en la libertad de empresa y la competencia.

Pero recuerdo el idealismo de nuestros años jóvenes en que nos rebelábamos ante situaciones de pobreza y exclusión que veíamos generalizadas y que para nosotros eran producto del “capitalismo” como aglutinador de todos los males.

Y recuerdo los excesos de una cierta forma de entender el capitalis-mo que estamos padeciendo en esta severa crisis, excesos que han producido una enorme desconfi anza en la población, en los consu-midores, en los bancos y en los gobiernos. Excesos que han descapi-

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Javier Orduña BoleaDirector General del Servicio Público de Empleo Estatal

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Este número, el Tercero, trata en el dossier sobre el Tercer Sector, la economía social, tema recurrente, además de por la similitud fónica, porque en estos tiempos en que se plantean las lógicas discrepancias en cuanto a la gestión y salida de la crisis, hay casi un acuerdo unáni-me entre los expertos técnicos en que su llegada tuvo como origen el abandono de determinados criterios sociales y la asunción de un capitalismo salvaje basado fundamentalmente en el ánimo de lucro y la acumulación de riquezas, sin considerar valores como la solida-ridad, la sostenibilidad, la colaboración, el control público, el respeto al entorno físico, la visión de futuro,…

Ayudada por el carácter signifi cativo del tres en la numerología (los tres elementos, las tres dimensiones, las tres divinidades, las trilo-gías…), esta edición pretende, entre otras virtudes, visualizar hasta dónde pueden materializarse las ideas de unas pocas personas que exclusivamente aportan su entusiasmo, motivación y compromiso – nada más y nada menos - en seguir con el empeño. Porque además de consolidar el proyecto, con el espaldarazo agradecido que nuestro director general, Javier Orduña, hace en su introducción, vamos ga-nando en calidad ya que, sin desmerecer obviamente ninguna de las anteriores, la lista de colaboradores contempla cada día más fi rmas relevantes en la materia que nos toca. Este es nuestro objetivo: con-solidar la publicación en base a la calidad y al prestigio de las perso-nas que en ella escriben, considerando que la diversidad de criterios y opiniones es un elemento enriquecedor. Nuestro reconocimiento y gratitud a todos ellos.

Lamentablemente el tema de actualidad sigue siendo la crisis y su impacto en el mercado laboral. Maravillas Rojo, nuestra Secretaria General de Empleo, expone el papel de los Servicios Públicos de Em-pleo en esta complicada situación. Resumidamente explica las prin-cipales medidas adoptadas por el Gobierno, analizando los valores y principios que debe recoger el nuevo modelo productivo y el papel relevante que deben desempeñar los Servicios Públicos de Empleo con su necesaria adaptación al nuevo contexto, caracterizado funda-mentalmente por la diversidad de usuarios. En esta línea, avanza la fi -losofía y potencial de la nueva Red Trabaj@ que pretende explotar to-das las posibilidades que en este campo ofrece Internet, adaptando la oferta de servicio público a las demandas de nuestros usuarios.

Ángel Laborda hace un análisis riguroso sobre el cambio brusco de comportamiento del mercado laboral a mediados de 2007, sobre la mayor incidencia comparativa en España frente a otros países de nuestro entorno económico y fi nalmente hace unas previsiones poco halagüeñas sobre el futuro próximo, “bajo la hipótesis de que no se produzcan reformas u otras medidas de política económica”: tasa de paro del 21,5% y 5 millones de parados.

El dossier arranca con el artículo de Millán Díaz y Carmen Marcue-llo que centrándose en el cooperativismo, además de evidenciar su importancia relativa en Europa (ocupa a 11 millones de personas, el 6,7% de la población asalariada), realizan un estudio comparativo de las empresas y trabajadores ocupados en cuenta ajena y en socieda-des cooperativas, para concluir que éstas soportan mejor los ciclos económicos regresivos debido a la asunción de valores diferentes.

Las siguientes colaboraciones se centran en el entorno de la Unión Europea. José Luis Monzón y Rafael Chávez analizan las políticas de economía social en los países europeos, así como la atención y el interés de su tratamiento por parte de las instituciones comunitarias. Los autores afi rman que existe una fuerte relación entre el grado de reconocimiento social de esta economía y la existencia de una insti-tución administrativa específi camente destinada a esta fi nalidad.

Miguel Ángel Cabra demanda un reconocimiento institucional de este sector comparable a su contribución económica y social, evi-denciados con datos comparativos sobre número de empleos direc-tos que supone y la calidad de los mismos, y refl exionando sobre las difi cultades y retos para conseguir su proyección futura.

Con un enfoque más concreto dentro de la economía social – el vo-luntariado – y en un ámbito territorial específi co –Portugal-, María dos Anjos hace un recorrido histórico de este tipo de organizaciones en su país y nos muestra un estudio de su impacto utilizando una metodología novedosa para su medición.

Un entusiasta artículo de Francisco Pérez Giner sobre el autoem-pleo colectivo analiza los valores – el autor les llama actitudes- de este tipo de empleo frente al trabajo por cuenta ajena y profundiza en los benefi cios que estas organizaciones tienen para la sociedad, sin olvidar las difi cultades que conlleva emprender y mantener un proyecto de estas características.

Y como viene siendo tradicional, cerramos el dossier con una expe-riencia empresarial concreta, en clave zaragozana, con la que Ro-berto Oyaga demuestra que la realización personal y laboral puede estar ligada a valores como la entrega, la solidaridad, la defensa del débil, la importancia de la persona,… y que es necesario concien-ciar a las instituciones sobre la necesidad de apoyar estas iniciativas porque en sí mismas son una riqueza. Y si además la evolución en la creación de empleo es tan signifi cativa (de 6 trabajadores en 1997 a 70 en 2006), sin duda los poderes públicos deben poner especial interés en su defensa e impulso.

En el apartado de colaboraciones, Marcos Herrera analiza la evolu-ción del empleo en las 52 provincias españolas en el periodo 1986-2006. Constata que los desequilibrios territoriales son consecuencia fundamentalmente de la comprensión del sector agrícola y la re-conversión del industrial, para concluir que este desequilibrio se ha acentuado en los últimos años con el factor determinante del origen sectorial del empleo, de tal forma que las provincias con mayor peso de la agricultura han sufrido más acusadamente la destrucción de empleo.

Antonio Alastrué y Pablo García Lacalle hacen un recorrido pe-dagógico sobre la tramitación de los expedientes de regulación de empleo – que tanta repercusión en el mercado de trabajo aragonés están teniendo - incidiendo en el papel de la Administración y de los agentes sociales. Recogen una tabla de datos que refl eja el importan-te incremento de los mismos en nuestra Comunidad Autónoma en el 2008 y fundamentalmente en los primeros meses del año actual.

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También los ERE son objeto de análisis jurídico por parte de Ángel Baeyens en el apartado de legislación. Además de explicar sucinta-mente su procedimiento, efectos y su relación con las prestaciones por desempleo, introduce su artículo con un dato contundente: res-pecto del mismo periodo del año anterior, en el primer trimestre de 2009 se han incrementado el 465% el número total de expedientes autorizados y el ¡1487%! de trabajadores afectados, si bien el 87% de los mismos lo han sido por suspensión, lo que supone continuidad en la actividad empresarial.

La importancia de la formación debido al incremento progresivo del número de trabajos diferentes y el cambio del mercado laboral hacia trabajos más competitivos o de mayor cualifi cación es el núcleo del artículo de Mª José Arias, en el que explica también la metodolo-gía aprobada para elaborar el Catálogo Nacional de Cualifi caciones Profesionales (CNCP) y su relación con los certifi cados de profesio-nalidad.

El Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE), como Administración gestora de un servicio básico para la sociedad – el reconocimiento y pago de prestaciones por desempleo – está abordando la implanta-ción de un proceso de mejora continua basado en el modelo EFQM que tiene como hito inicial el Plan Director. Este Plan recoge la mi-sión y visión de nuestra organización y los valores que deben inspirar nuestra gestión. Éstos, nuestros valores, son detenidamente analiza-dos por Javier López Municio.

Un tema de actualidad y socialmente demandado es la aparente dis-paridad entre los datos del paro estimado (Encuesta de Población Ac-tiva) y del paro registrado (Ministerio de Trabajo e Inmigración). Igna-cio Pérez Infante explica la metodología utilizada en la medición de cada uno ellos, así como sus modifi caciones a lo largo de los últimos años. Incluye dos tablas, una con la serie histórica desde 1977 hasta la actualidad de ambas herramientas estadísticas y la segunda con referencia a nacionales y extranjeros, analizando las desviaciones.

Para cerrar este Cuaderno, nuestros colaboradores Ramón Martínez y Pedro Parra, en el apartado de indicadores de mercado de trabajo, analizan su situación a fi nales de 2008 y profundizan en el primer semestre de 2009, estudiando entre otras cuestiones las causas del mayor crecimiento del paro en España y la singularidad de su impac-to en Aragón debido a la celebración de la Expo 08.

Tomando como referencia el nuevo modelo económico anunciado por el Presidente del Gobierno y que ha sido objeto de estudio en el artículo de Maravillas Rojo, tomamos el testigo y asumimos el reto de intentar en el próximo número ahondar en el tema y clarifi car las nuevas necesidades, los nuevos yacimientos de empleo, los nuevos sectores productivos, etc… para valorar la incidencia que el nuevo modelo puede tener en la creación de empleo.

Un saludo.

Rafael García AznarDirector Provincial SPEE Zaragoza

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• Ángel Baeyens Valles Servicio Publico de Empleo Estatal

• Ángel Laborda Peralta Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS)

• Antonio Alastrué Tierra Gobierno de Aragón

• Carmen Marcuello Servós Universidad de Zaragoza

• Francisco Pérez GinerEscuela de Gerentes de Economía Social

• Ignacio Pérez Infante Universidad Carlos III Ministerio de Trabajo e Inmigración

• Javier López Municio Servicio Publico de Empleo Estatal

• Javier Orduña Bolea Servicio Publico de Empleo Estatal

• José Luis Monzón Campos Universidad de Valencia CIRIEC - Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública Social y Cooperativa

• Maravillas Rojo Torrecilla Ministerio de Trabajo e Inmigración

• Marcos Herrera Gómez Universidad de Zaragoza

• María dos Anjos AlmeidaObservatório do Emprego e Formaçäo Profi ssional de Portugal

• María José Arias Fernández Servicio Público de Empleo Estatal

• Miguel Ángel Cabra de Luna ONCE-CEPES - Confederación Empresarial Española de Economía Social

• Millan Diaz Foncea Universidad de Zaragoza

• Pablo García Lacalle Gobierno de Aragón

• Pedro Juan Parra Oncins Servicio Público de Empleo Estatal

• Rafael Chaves Avila Universidad de ValenciaCIRIEC - Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública Social y Cooperativa

• Rafael García Aznar Servicio Público de Empleo Estatal

• Ramón Martínez Saez de Guinoa Servicio Público de Empleo Estatal

• Roberto Oyaga Andres MAPISER

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tema de actualidad6 JUNIO 2009

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tema de actualidad 7

Los Servicios Públicos de Empleo y el cambio del

modelo productivo* Maravillas Rojo Torrecilla

* Secretaria General de Empleo

tema de actualidad

Estamos viviendo una transformación económica que supone uno de los retos más impor-tantes de nuestra historia. Una crisis de origen fi nanciero que junto a su globalidad incorpora componentes que la hacen inédita, y que ha alcanzado de lleno a las economías desarrolladas del planeta y se ha extendido también a los países en desarrollo. Una crisis que ha provocado desconfi anza y falta de liquidez, repercutiendo en la actividad económica y en el consumo y produciendo graves consecuencias en el mercado de trabajo, con altos niveles de desempleo.

A estos factores globales, el análisis del caso español incorpora tres características singulares: el intenso y brusco ajuste de la construcción residencial, el aumento continuo de la población activa y la dualidad de su mercado de trabajo.

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8 JUNIO 2009tema de actualidad

1 Introducción

En España, el empleo y la recuperación económica son la prioridad para el Gobierno, una prioridad compartida por todos los Gobiernos y por el conjunto de la sociedad. Los dos conceptos prioritarios van íntimamente ligados, ya que es la actividad económica la que crea puestos de trabajo, y por ello difícilmente lograremos volver a ge-nerar empleo, sin que haya crecimiento económico y se recupere la actividad productiva. Simultáneamente se mantiene el compromiso de disponer de una red de protección social por desempleo.

Para afrontar la coyuntura actual es prioritario restablecer los meca-nismos de acceso al crédito, frenar la destrucción de empleo, man-tener y mejorar la protección a los parados, invertir en formación y estimular la contratación.

Con todo, conviene estar atentos para no caer en los errores del pa-sado, dejándonos arrastrar por la inmediatez. La crisis que vivimos no es solamente de mercados fi nancieros o de sectores económicos. Es también una crisis de los valores que ensalzó un tipo de capitalismo

descontrolado, y unos gestores que actuaron con codicia e irrespon-sabilidad ante el futuro. Deberemos evitar que la recuperación eco-nómica restablezca sin renovarlo, un sistema económico que se ha mostrado no sólo vulnerable, sino socialmente injusto.

2 El empleo, más que una fuente de ingresos

El impacto más importante de la crisis se está produciendo sobre el empleo y por ello es preciso subrayar que el trabajo, más allá de ser una fuente de ingresos, es también un factor clave para el desarrollo personal y la autoestima, es fuente de reconocimiento ajeno y cau-ce de integración social. El empleo es una parte muy importante del proyecto personal de muchas personas. Por ello, junto al análisis es-tadístico y macroeconómico es preciso tener presente esta situación a la hora de proyectar ámbitos de empleo, tanto en las actuaciones a corto plazo necesarias para afrontar la crisis como aquellas de carác-ter estructural para abordar el cambio de modelo productivo.

SUMARIO

1. Introducción

2. El empleo, más que una fuente de ingresos

3. Medidas para la recuperación económica y el empleo

4. Cambiar la estrategia

5. El contexto de los Servicios Públicos de Empleo

6. La mejora de la red de Servicios Públicos de Empleo

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9tema de actualidad

3 Medidas para la recuperación económica y el empleo

Partiendo de este breve análisis de la crisis, detengámonos ahora en las actuaciones que se están emprendiendo desde las administracio-nes públicas, cada uno en su ámbito de actuación, para aportar solu-ciones y mejoras que contribuyan a superar la crisis lo antes posible. La complementariedad es imprescindible y ello comporta la identi-fi cación y la transparencia del conjunto de medidas que se adoptan desde el ámbito de la Unión Europea (con el Plan de Recuperación Económica), hasta los ayuntamientos,

El Gobierno Español, en plena consonancia con la UE y la gran ma-yoría de países europeos, ha aprobado un plan para el estímulo de la economía y el empleo. El Plan E conforma cuatro ejes en torno a los cuales se articulan más de un centenar de medidas. Estos ejes inclu-yen ayudas directas a familias y empresas (como moratoria en el pago de hipotecas o los aplazamientos del pago de cuotas a la Seguridad Social), apoyo al sistema fi nanciero (como la adquisición de activos fi nancieros por valor de 19.000 millones de euros), la modernización del sistema productivo (con incentivos a la inversión en I+D y planes como el Renove Turismo o el fomento a las energías alternativas) y la reactivación del empleo. En este último apartado se incluye por ejemplo, el Fondo de Inversión Local, que con una inversión de 8.000 millones de euros está impulsando ya más de 30.000 proyectos de obras públicas en ámbitos municipales y ha dado empleo a más de 300.000 personas.

Igualmente, las Comunidades Autónomas han desarrollado Planes di-rigidos a la recuperación económica y la reactivación del empleo. Y en algunos ayuntamientos se han impulsado experiencias muy interesan-tes que se incorporan a las políticas de los Servicios de Empleo.

Las últimas medidas adoptadas por el Gobierno en el mes de marzo son de dos tipos:

“Medidas laborales y sociales dirigidas a reforzar la protección de los desempleados y a favorecer el mantenimiento y la creación de pues-tos de trabajo” surgidas en el contexto del diálogo social y “Medidas de apoyo a las empresas para reactivar la economía” .

Las primeras han sido convalidadas por las Cortes Generales y res-ponden a una triple fi nalidad: evitar la salida del mercado laboral de los trabajadores afectados por procesos de reestructuración empre-sarial; Hacer frente a los periodos de desprotección de los trabaja-dores que pierden su empleo; y fomentar la contratación de desem-pleados.

Para evitar que los trabajadores afectados por EREs salgan del mer-cado laboral, se aplican bonifi caciones del 50% en la cotización de la Seguridad Social en los ERES de suspensión temporal, y se ha mo-difi cado la regulación del convenio especial de la Seguridad Social a suscribir en determinados EREs, para fomentar la actividad de los trabajadores en ellos incluidos.

Con el fi n de garantizar la protección social de los trabajadores y trabajadoras, se establece la reposición del derecho a la prestación por desempleo, y además se elimina el periodo de espera pasar de la prestación contributiva al subsidio por desempleo.

Como medidas de fomento de la contratación de desempleados se bonifi ca al 100% la contratación indefi nida de trabajadores benefi -

ciarios de las prestaciones por desempleo y se ha modifi cado la Ley 43/2006, para la mejora del crecimiento y del empleo, para el impulso de los contratos a tiempo parcial.

Las Medidas de apoyo a las empresas para reactivar la economía fue-ron aprobadas por el Consejo de Ministros del 27 de marzo, y son para estimular económicamente la actividad de las empresas espa-ñolas: el Consorcio de Compensación de Seguros reasegurará opera-ciones de crédito; se reforma la Ley Concursal reduciendo los tipos de interés legal del dinero y de interés de demora; se aprueba el mante-nimiento indefi nido de la deducción por actividades en I+D+i en el Impuesto sobre Sociedades; y se dan más garantías para los inverso-res en emisiones de las entidades de crédito avaladas por el Estado.

Las medidas del Plan E se han diseñado para responder a la situación coyuntural y promover el cambio estructural. Ejemplos de medidas estructurales son Impulso a la I+D+i, Atención a la dependencia, Plan renove turismo, Plan automoción, aumento a 100.000 € del Fondo de garantía de Depósitos; y coyunturales: Moratoria Hipotecaria (2 años y 15 para devolver el aplazamiento, Aplazamientos en S.S., Aval del Esta-do en emisiones de deuda en 2009, Fondo Estatal de Inversión local).

4 Cambiar la estrategia

La innovación y la cultura emprendedora son claves para el futuro, porque el modelo de crecimiento de los últimos años no es capaz de hacer frente a la situación actual. Las insufi ciencias actuales del modelo productivo y sus inadecuaciones a las necesidades sociales nos conducen a aportar una nueva visión, y fi jar las bases para que el nuevo modelo de crecimiento incorpore valores como la transparen-cia, el compromiso de las personas directivas, la implicación de quie-nes trabajan, el esfuerzo y la adaptabilidad, la mejora permanente de las competencias profesionales, la innovación y la responsabilidad de las empresas. Se trata de pasar de una competitividad desde los precios hacia la diferenciación del producto, es decir, de los costes al valor añadido de los productos, como recientemente ha manifestado el Consejo General de Economistas.

Existen ámbitos en los que las oportunidades de empleo se mantie-nen estables o incluso se incrementan como los servicios vinculados

Deberemos evitar que la recuperación

económica restablezca sin renovarlo,

un sistema económico que se

ha mostrado no sólo vulnerable,

sino socialmente injusto

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tema de actualidad10 JUNIO 2009

a las situaciones de dependencia, los denominados empleos verdes o las actividades medioambientales, la atención sociosanitaria o las actividades con un uso intensivo de la tecnología digital, las ener-gías alternativas, la bio y la nanotecnología, las industrias creativas y de contenidos, y la formación en el periodo de 0 a 3 años. En estos ámbitos se apuntan algunas de las características del nuevo mode-lo de crecimiento que implicará aprender y trabajar de una manera diferente.

Desde diversos foros se plantea como imprescindible el reajustar los modelos de contratación actual y es probable que el apoyo del nue-vo modelo pueda requerir ajustes en los instrumentos de contrata-ción que deberían mantener los procesos de protección social y no precarizar más el proceso de relaciones laborales. En este sentido la realidad económica, en todos los países de la UE, manifi esta que el mantenimiento y la creación de empleo depende más de las oportu-nidades de mercado que del tipo de contrato.

Conviene hacer una mención al proceso de cambio que ya se está produciendo. En realidad, el modelo productivo evoluciona conti-nuamente y en este momento, lo hace de una manera más aguda debido a que hoy no genera oportunidades sufi cientes para todos.

Los propios componentes del modelo actual trabajan por generar nuevas opciones y oportunidades y ello se hace desde procesos de mejora continua en cada punto (para garantizar el mantenimiento del mercado de cada uno, para generar más solidez en un tiempo dominado por la incertidumbre, para aprovechar nuevos espacios con potencial de crecimiento, para adaptarse a las nuevas exigen-cias de una competencia más dura, para ser capaces de producir más efi cientemente,…). Es decir, el nuevo modelo productivo tiene un componente muy mayoritario que se traduce en la mejora de lo que ya existe y en un componente, cualitativamente clave pero cuantita-tivamente minoritario, que se dirige a la creación de nueva actividad. Es preciso actuar a lo largo de todo el modelo, con un apoyo especial a lo nuevo, pero manteniendo también el apoyo continuo a la mejora de lo que ya existe.

En lo que se refi ere a instrumentos de soporte de este cambio del modelo, evaluaciones y trabajos de investigación, sitúan un proceso con las siguientes características:

- El cambio del sistema productivo requiere apoyo ágil para generar las competencias adecuadas a las necesidades de la nueva estruc-tura productiva.

- La formación para el empleo permite optimizar, con efi ciencia para el sistema productivo, las competencias clave y las capacidades ho-rizontales adquiridas en el sistema educativo.

- La mejora del proceso educativo quedará limitada si no se potencia el sistema de generación de competencias profesionales.

- Mejorar las competencias clave y disponer de capacidades transver-sales facilita la adaptación permanente al empleo.

- La permanencia en situación de desempleo produce el deterioro de las competencias profesionales.

- Vamos a un modelo productivo en el que el empleo cualifi cado en

la UE crecerá (del 73 al 82%) y el poco cualifi cado disminuirá (del 27 al 18%), lo que exigirá un esfuerzo continuo de adecuación para garantizar la competencia profesional y la cohesión social.

- Las diferencias salariales entre empleos, cualifi cados y poco cualifi -cados, pueden ampliar la polarización en el mercado de trabajo.

- El reconocimiento en la estructura salarial de los empleos de baja cualifi cación (aunque incluyan tareas rutinarias más exigentes) es escaso y favorece la aparición de desigualdades.

- El Diálogo Social es una fuente rica y constante de aproximación a los problemas y a sus posibles soluciones.

5 El contexto de los Servicios Públicos de Empleo

Habitualmente las cifras del desempleo son objeto de atención prioritaria del público y, sobre todo, de los medios de comunicación. Parece razona-ble la preocupación por la atención a los desempleados, el análisis estadís-tico de su evolución y, por ejemplo, el esfuerzo por alcanzar un reconoci-miento de las prestaciones rápido (cinco días de media en abril).

Sin embargo una refl exión sobre el qué hacer en estos servicios y cómo mejorar las prestaciones a los trabajadores y a las empresas, debe considerar también otros parámetros, uno de ellos es el poten-cial de usuarios que en cada contexto es variable. Los Servicios Públi-cos de Empleo deben tomar como referencia los activos como eje de análisis de los programas y planes. Bajo esta lente, sufi cientemente amplia y potente para la observación, quizás puedan examinarse las muy diferenciadas situaciones de personas desempleadas en bús-queda de empleo, de trabajadores y trabajadoras con empleo que requieren de mejoras profesionales para permanecer en el empleo, o de quienes se incorporan por primera vez al mercado de trabajo.En este sentido, nos enfrentamos a nuevos y crecientes públicos. En 1988 el número de personas activas, es decir, ocupadas o en paro, con edades comprendidas entre 16 y 64 años no llegaba a los 15 millones de personas. Sin embargo, en la década siguiente se incre-mentó en casi dos millones de trabajadores hasta casi 17 millones de activos en 1998, y desde entonces a la actualidad, primer trimestre de 2009, el conjunto se amplió en seis millones adicionales hasta al-canzar los casi 23 millones de personas.

En consecuencia, el volumen de benefi ciarios potenciales de los SPEs se ha incrementado en un 150% en los últimos 20 años, en relación con la activación de los desempleados, la formación profesional para el empleo, la movilidad, la colocación, la información y la orientación profesional, la atención al desempleo, pues ahora deben ser atendi-dos 23 millones, en lugar de los 15 de millones de hace 20 años.

A su vez, esta demanda creciente, que podría parecer negativa, dada la importancia del desempleo, no debe interpretarse así. Para alcan-zar el grado de cohesión social y desarrollo económico que España necesita, en paralelo con los países más adelantados, es necesario que trabaje aún más gente y que el número de activos se mantenga. En 1988 en España eran activas 60 de cada 100 personas entre 16 y 64 años, en 1998 lo eran 64, en tanto que en 2009 lo son 74 de cada 100. Estas cifras de actividad son análogas a las tasas de ocupación de los países más avanzados de Europa como Dinamarca, Holanda, Austria, Finlandia, Suecia, Reino Unido, Alemania. Por tanto, responden a los patrones de los países avanzados.

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tema de actualidad 11

Como referencia de género de este fenómeno, en 1988 sólo eran ac-tivas unos 5 millones de mujeres, 40 de cada 100 mujeres entre 16 y 64 años y, sin embargo, en 2009 lo son algo más de 10 millones, es decir, casi 66 de cada 100 mujeres, Por tanto, no sólo es el fenómeno de la inmigración el que eleva las tasas de activos. Es de un gran valor que las personas de todas las edades y géneros pretendan participar en la vida económica y social, pues es la base de un futuro de ple-no empleo, de desarrollo y cohesión económica y social. Ahora bien, ante esta explosión de demandas, es necesario diversifi car y crear nuevos dispositivos de atención personalizada y especializada por un lado, contemplar los cambios sobrevenidos, adaptando los instru-mentos de intervención y proyectar el futuro del trabajo al presente para una adecuación de los mismos, con el reto adicional del cambio de modelo productivo.

Para responder a una demanda creciente de personas activas y de personas desempleadas así como de las empresas es preciso po-

tenciar la mejora permanente de los Servicios Públicos de Empleo y producir los cambios organizativos, tecnológicos y culturales que ello requiere.

En cuanto a los recursos destinados en España, la dotación en tér-minos de PIB se ha duplicado desde un 0,06% del PIB en 1998 hasta un 0,13% en 2006 (últimos datos disponibles), siendo importante el esfuerzo de los últimos años. Sin embargo parece conveniente es-tudiar, mejorar dicha dotación, pues se partía de umbrales bastante bajos, como puede observarse si la comparación se establece con los países de la Unión Europea que, por otra parte, no han experimenta-do un crecimiento de los activos tan importante, como es el caso de España. A título de referencia las asignaciones en 2006 para esta mis-ma fi nalidad de otros países alcanzan las siguientes participaciones: Holanda un 0,47%; Reino Unido, un 0,37%; Alemania, un 0,27%; Fran-cia, un 0,24%; Suecia un 0,23%; Bélgica, un 0,21%; Finlandia y Austria, un 0,17%; Portugal, un 0,16%.

Es probable que el apoyo del nuevo modelo pueda requerir ajustes en los instrumentos de contratación que deberían mantener los procesos

de protección social y no precarizar más el proceso de relaciones laborales

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tema de actualidad12 JUNIO 2009

6 La mejora de la red de Servicios Públicos de Empleo

La consolidación del Estado de las Autonomías, ha supuesto la des-aparición del INEM, por la transferencia de las competencias referen-tes a la gestión de las políticas activas de empleo, y la consiguiente separación de la gestión del empleo, que ahora es competencia de las autonomías, de las prestaciones por desempleo. Hoy en España, los Servicios Públicos de Empleo están formados por la red territo-rial de Servicios de Empleo Autonómicos, que tienen la competencia para atender a las personas en desempleo o en mejora de empleo, y a las empresas que quieren cubrir puestos de trabajo vacantes; y la red del Servicio Estatal que es competente para gestionar las prestacio-nes por desempleo. Así, en las ofi cinas de Empleo, que fueron trasfe-ridas a las Comunidades, comparten espacio personal de ambas Ad-ministraciones. La transferencia de estas competencias nos obliga a mejorar continuamente la coordinación entre el todo y las partes.

Hoy es posible y en mi opinión, necesario, construir y compartir un proyecto común de trabajo en red, que a su vez disponga de la iden-tidad y singularidad territorial que se requiera. Para eso contamos con la ayuda de una herramienta valiosa, Internet, que permite ac-tuar en lo global desde lo local, fomentar el autouso a la vez que se apoya la intermediación, prestar servicios, informar y formar.

En este contexto, la modernización de los Servicios Públicos de Empleo requiere disponer de una plataforma web que se convierta en lugar de conocimiento y encuentro directo entre la oferta y la demanda de trabajo, de manera que se abra un espacio virtual que multiplique las posibilidades de relación en el mercado de trabajo, se trata de poder ofrecer en autouso toda la información, los trámites y

los servicios disponibles. Hoy día conocemos que los canales de bús-queda de empleo son diversos. El más efectivo son los amigos y co-nocidos. Entre el 60 y el 80% de las personas encuentran empleo por este canal. Sin embargo, el segundo canal y creciendo es ya Internet, que facilita el encuentro directo entre las partes. Red trabaj@ es la denominación que tiene esta nueva plataforma que ya está haciendo las primeras pruebas y que en pocos meses estará disponible.

En los últimos tiempos se está haciendo un importante esfuerzo para responder con agilidad al incremento exponencial de usuarios en los Servicios de Empleo autonómicos y en los de prestaciones por des-empleo. Y a pesar de ello, no existe todavía una valoración sufi ciente de la función que realizan el conjunto de los servicios de empleo.

Es urgente concretar el mandato relativo a su modernización, lo que hoy por hoy, supone lograr que el conjunto actúe como una red de manera coordinada, que esté posicionada entre los mejores servicios en Internet, que disponga de todos los servicios en autouso sin barreras de tiempo y espacio y que permita que la atención presencial de asesores y técnicos añada valor a los contenidos disponibles en Internet.

Los Servicios Públicos de Empleo han de permitir:

- Facilitar el acceso y las transiciones de las personas en el empleo.

- Mejorar las competencias profesionales para facilitar la adaptación y la mejora continua de los trabajadores y trabajadoras a los cam-bios en el empleo.

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tema de actualidad 13

- Gestionar la protección por desempleo.

- Atender la cobertura de las vacantes de puestos de trabajo en las empresas.

- Promover la mejora de oportunidades la transparencia y la movili-dad en el mercado de trabajo.

Afrontando los retos que el contexto actual plantea.

- Mejorar el acceso al empleo y a la cobertura de la oferta.

- Ampliar los servicios de autouso en prestaciones, ajuste de deman-da y oferta y aprendizaje.

- Romper barreras de espacio y tiempo incorporando los servicios a la vida cotidiana.

- Generar confi anza en los servicios públicos.

- Actuar globalmente en el Estado, manteniendo la identidad y sin-gularidad en la gestión de cada territorio.

La mejora permanente de los Servicios Públicos de Empleo com-porta que su posicionamiento global en Internet sea adecuado al contexto actual y al menos homologable a lo que los Servicios de Empleo de los grandes países de Europa ya están haciendo. Ahora que la tecnología lo permite, se trata de que las personas interesa-das puedan participar y dirigir su actividad propia, de colocación y cualifi cación, en el mercado de trabajo. Ello permitirá que la propia red, a través de su portal (Red trabaj@), encauce aquellas relaciones que no precisan ningún proceso de mediación personal y como con-secuencia, potenciar, de manera complementaria y precisa, con ase-soramiento personal, los procesos que lo requieran (intermediación) y la construcción de itinerarios personalizados de empleo. De esta manera junto al enorme campo actual de la intermediación se abrirá un nuevo campo de participación directa de ciudadanos y empresas que no requieren intermediación y que son capaces de concretar sus relaciones por si mismos.

En este contexto de mejora continua de los Servicios Públicos de Em-pleo, cabe plantear la regulación de las agencias privadas, para que complementen los Servicios Públicos, en la misma línea que se está haciendo en otros países de Europa. Porque reforzar los Servicios Pú-blicos de Empleo no sólo es necesario para afrontar la actual coyun-tura, sino muy especialmente para contribuir al cambio de modelo productivo que necesitamos.

Por último quiero destacar que en esta crisis mantener la protección social es algo irrenunciable, por ello el Gobierno está comprometido en aportar desde los presupuestos generales del Estado, los más de 10.000 millones de euros que serán necesarios para complementar las cuotas de desempleo hasta los 30.000 millones que es la previsión del gasto de prestaciones por desempleo para el año 2009.

Apostar por invertir en capital humano de manera que el máximo número de personas puedan disponer de competencias y capacida-des profesionales adecuadas para adaptarse permanentemente en el empleo; extender al máximo el uso de Internet y la cultura digital en la actividad profesional y empresarial; incorporar la investigación y la innovación en las empresas así como las nuevas tecnologías; promo-ver y apoyar a las personas emprendedoras, son vías para avanzar en el cambio de situación y ampliar con sentido de futuro oportuni-dades de empleo, poniendo las bases de un sistema mejor, más justo, y con valores sociales.

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tema de actualidad14 JUNIO 2009

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tema de actualidad 15

El impacto de la crisis en el mercado laboral español:

Tendencias recientes y perspectivas a corto plazo* Ángel Laborda Peralta

Este artículo analiza el comportamiento del mercado de trabajo español durante los últi-mos trimestres, caracterizados por una situación de recesión económica a escala mundial. Hasta el momento, tomando como base las variaciones del PIB, la recesión parece ser me-nos profunda en España que en la mayoría de los países de su entorno, pero el impacto en términos de destrucción de empleo es mucho mayor. España ha pasado en pocos tri-mestres de ser el país de la UE que más empleo creaba a ser el que más destruye. Sumado a ello que el aumento de la fuerza laboral ha mantenido hasta el cuarto trimestre de 2008 su elevado crecimiento, la tasa de paro española se ha disparado en mucha mayor medida que la del resto de países europeos, ampliándose además las diferencias en contra de los colectivos peor situados socialmente. Las previsiones para lo que resta de 2009 y para 2010 apuntan a que dicha tasa alcance el 21,5% de la población activa.

* Director del Gabinete de Coyuntura y Estadística de FUNCAS.

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tema de actualidad16 JUNIO 2009

1 Introducción

Durante los doce años de expansión transcurridos entre 1995 y 2007 el empleo en España aumentó a un ritmo medio anual del 3,6%, fren-te al 1,3% en la zona euro, según la contabilidad nacional. De los 20,6 millones de ocupados más en dicha zona al fi nalizar ese periodo, el 34% correspondieron a España. Ello fue fruto del mayor crecimiento del PIB y de la mayor intensidad en la utilización del factor trabajo de dicho crecimiento. Como consecuencia de la creación de empleo, y a pesar del más rápido avance de la fuerza laboral respecto a sus socios monetarios, España logró disminuir su tasa de paro hasta igualarla a la media de la zona. Sin embargo, cuando a lo largo de 2008 las eco-nomías entran en recesión, las tornas se dan la vuelta. A la altura del cuarto trimestre del pasado año, último con datos disponibles, el em-pleo se había reducido en España un 3% respecto al mismo periodo del año anterior. La tasa de paro ha vuelto a distanciarse, situándose en el 16,7% de la población activa (datos corregidos de estacionali-dad -cve) en el primer trimestre del año en curso, frente al 8,7% en la zona euro.

El objetivo de este artículo es analizar el brusco cambio en el com-portamiento del mercado laboral español asociado al cambio de fase cíclica que se inicia a mediados de 2007, así como exponer las pers-pectivas de sus principales magnitudes a lo largo de este año y el próximo. Para ello, en el apartado siguiente se comienza por descri-bir brevemente el entorno económico general en el que se inscribe dicho comportamiento. En los apartados tercero y cuarto se anali-za la evolución de la demanda y oferta de trabajo y en el quinto, el desequilibrio resultante de las mismas, es decir, el paro. En el sexto y último apartado se exponen las previsiones.

PALABRAS CLAVE

Empleo, ocupación, actividad, paro.

SUMARIO

1. Introducción

2. Entorno económico

3.La demanda de empleo

4. La oferta de trabajo

5. El desequilibrio entre oferta y demanda de trabajo: el paro

6. Conclusiones

7. Referencias bibliográfi cas

2 Entorno económico

En los últimos trimestres la economía mundial vive sumida en la rece-sión más grave desde la Gran Depresión, si se dejan aparte los perio-dos bélicos. El detonante de la misma y lo que la ha propagado con inusitada rapidez por todo el planeta ha sido la crisis fi nanciera que estalló en los EE.UU. en verano de 2007, agravada enormemente en septiembre de 2008 a raíz de la quiebra del banco de inversión nor-teamericano Lehman Brothers, que puso al sistema fi nanciero mundial al borde de un cataclismo sistémico. La falta de liquidez, primero, y la situación de insolvencia de buena parte del sistema bancario, después, llevaron a una pérdida casi total de la confi anza en el sistema, cuyo re-sultado más dañino para la economía real ha sido el cierre de los meca-nismos de circulación del crédito. La crisis estalla y afecta en los primeros momentos a las economías avanzadas, pero se extiende rápidamente a las economías emergentes a través del colapso de los fl ujos comerciales internacionales. En la base de esta crisis se encuentra el pinchazo de las burbujas inmobiliarias en numerosos países avanzados y el exceso de endeudamiento y apalancamiento de las familias y empresas al calor de un prolongado periodo de bajos tipos de interés y de fallos en las políti-cas de regulación y supervisión del sistema fi nanciero.

El crecimiento del PIB real de las economías avanzadas fue perdien-do fuerza durante la segunda mitad de 2007 y primera de 2008, has-ta caer en tasas negativas posteriormente. En el cuarto trimestre del pasado año la caída superó para el conjunto de las mismas el 7% en tasa trimestral anualizada, estimándose que en el primero del año actual haya sido incluso peor. Como se ve en el gráfi co 1, las tres grandes áreas económicas registraban intensas contracciones de sus PIB respecto al mismo periodo del año anterior a la altura del primer

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tema de actualidad 17

Cuadro 1. INDICADORES DEL MERCADO LABORAL

(a) Variación en puntos porcentuales para las tasas de actividad, ocupación y paro.(b) Los datos anteriores a 2005 están corregidos por FUNCAS para salvar los cambios metodológicos introducidos en la EPA en 2002 (cambio en la defi nición

de paro) y 2005.(c) Porcentaje de activos (ocupados) mayores de 16 años sobre la población mayor de 16 años.(d) Porcentaje de asalariados con contrato temporal sobre el total de asalariados.(e) Despidos por Expedientes de Regulación de Empleo (EREs), MAC y en asuntos judiciales.(f ) Suspensión de empleo y reducción de jornada.Fuentes: MTIN, INE (Contabilidad Nacional y EPA) y FUNCAS.

Dato 2008 (miles

o ratios en %)

Variación interanual en % o en puntos porcentuales (a)

Media 1996-2007

Media 2008

2008 I trim.

2008 II trim.

2008 III trim.

2008 IV trim.

2009 I trim.

CONTABILIDAD NACIONAL

Ocupados 20532,2 3,6 -0,5 1,7 0,2 -0,8 -2,9 -6,3Puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo 18959,7 3,2 -0,6 1,6 0,1 -0,9 -3,1 -6,0 - Agricultura 815,5 -1,7 -4,6 -5,4 -4,7 -4,2 -4,1 -3,0 - Industria 2988,8 1,5 -1,2 1,2 0,5 -1,2 -5,2 -10,4 - Construcción 2368,6 6,6 -10,7 -1,7 -7,3 -13,1 -20,8 -25,9 - Servicios 12786,8 3,6 2,0 3,0 1,9 1,9 1,1 -1,1

ENCUESTA DE POBLACIÓN ACTIVA (EPA)

Población mayor de 16 años 38207,9 1,4 1,4 1,6 1,5 1,4 1,2 1,0Activos (b) 22848,2 3,0 3,0 3,0 3,1 2,9 2,9 2,3Ocupados 20257,7 4,1 -0,5 1,7 0,3 -0,8 -3,0 -6,4 - Agricultura 878,9 -1,5 -5,0 -6,8 -4,3 -4,1 -4,7 -3,0 - Industria 3224,7 1,8 -1,1 2,2 0,9 -1,0 -6,7 -12,5 - Construcción 2404,2 7,3 -10,9 -1,7 -7,9 -13,0 -20,7 -25,9 - Servicios 13749,8 4,7 2,1 2,8 2,1 1,9 1,5 -1,3Ocupados asalariados 16681,2 5,0 -0,5 1,8 0,4 -0,7 -3,4 -5,8 - Con contrato indefi nido 11800,8 5,3 3,0 4,5 4,1 2,8 0,8 0,6 - Con contrato temporal 4880,5 4,4 -8,0 -3,9 -7,3 -8,2 -12,7 -20,6Ocupados no asalariados 3576,5 0,7 -0,5 0,8 -0,4 -1,1 -1,4 -9,4Parados (b) 2590,6 -3,8 41,3 17,1 35,3 45,0 66,4 84,5Tasa de actividad (b) (c) 59,8 0,9 0,9 0,8 0,9 0,9 1,0 0,8 - Varones (b) 69,5 0,5 0,2 0,4 0,3 0,2 -0,0 -0,2 - Mujeres (b) 50,5 1,2 1,5 1,1 1,5 1,5 2,0 1,8 - Menores de 25 años 52,5 0,6 0,0 0,0 -0,1 0,1 0,0 -0,9Tasa de ocupación (c) 53,0 1,2 -1,0 0,0 -0,7 -1,2 -2,3 -3,9 - Varones 62,5 0,9 -2,4 -0,7 -1,8 -2,7 -4,3 -6,4 - Mujeres 43,9 1,4 0,3 0,7 0,4 0,2 -0,3 -1,5 - Menores de 25 años 39,5 1,4 -3,4 -1,8 -3,0 -3,3 -5,3 -7,9Tasa de paro (% poblac. activa) (b) 11,3 -0,9 3,1 1,2 2,5 3,3 5,3 7,7 - Varones (b) 10,1 -0,7 3,7 1,5 3,0 4,1 6,1 9,0 - Mujeres (b) 13,0 -1,2 2,2 0,6 1,8 2,1 4,1 6,0 - Menores de 25 años 24,6 -2,0 6,4 3,5 5,7 6,3 10,4 14,4Tasa de temporalidad (d) 29,3 -0,2 -2,4 -1,8 -2,5 -2,4 -3,0 -4,7Trabajo a tiempo parcial (% s/ total) 12,0 0,3 0,2 -0,4 0,0 0,3 0,8 0,7

AFILIADOS A LA SEGURIDAD SOCIAL

Total 19131,5 3,8 -0,5 1,7 0,5 -0,9 -3,4 -5,9 - Extranjeros 2072,8 -- 4,4 8,7 7,2 4,2 -2,2 -8,2 - Nacionales 17058,8 -- -1,1 1,0 -0,3 -1,5 -3,5 -5,6

CONTRATOS, PARO REGISTRADO, PRESTACIONES POR DESEMPLEO, DESPIDOS Y EREs

Contratos registrados 16601,2 8,3 0,5 -7,2 -7,2 -9,9 -18,9 -25,4 - Duración indefi nida (% s/ total) 1902,6 8,8 11,5 12,8 11,9 10,3 10,7 11,1Parados registrados 2539,9 -3,3 24,6 10,6 18,8 26,0 42,5 51,4Benefi ciarios de prestaciones por desempleo 1814,6 -0,2 27,7 13,7 22,5 27,6 45,7 57,0Trabajadores despedidos (e) 283,8 -3,6 37,2 -0,2 35,4 54,0 63,8 --Trabajadores afectados por EREs no despedidos (f ) 107,5 -10,4 229,2 -77,5 42,7 142,3 1059,8 4728,2

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tema de actualidad18 JUNIO 2009

trimestre de este año, siendo las más importantes las de Japón y la zona euro. El hecho de que en los EE.UU., el foco central de la crisis fi nanciera, su PIB caiga menos se debe a la aportación de la demanda externa neta como consecuencia de la depreciación del dólar.

Algo similar a los EE.UU., aunque aquí no cabe explicarlo por la de-preciación del tipo de cambio, está sucediendo en España (gráfi co 2). La caída interanual de su PIB en el primer trimestre del año, alcanzó un 3% frente al 4,8% en la zona euro. Pero mientras en esta zona la caída se debía en buena parte a la aportación negativa de la deman-da externa al crecimiento del PIB, en España la aportación de esta última era positiva (2,3 puntos porcentuales -pp) y la demanda na-cional detraía -5,3 pp. Esto pone de manifi esto la diferente naturaleza y vías de ajuste de la crisis en España. Ante la restricción crediticia, su enorme défi cit por cuenta corriente frente al exterior, que en 2007 había alcanzado un 10% del PIB, debe ser corregido ajustando a la baja fuertemente el gasto en consumo e inversión en capital fi jo, lo que reduce las importaciones en mayor medida que las exportacio-nes, provocando una mejora en el saldo exterior. En el resto de la zona euro una de las causas principales de la contracción del PIB está siendo el hundimiento de las exportaciones. Esta es una de las razo-nes por la que las previsiones contemplan una salida de la recesión más lenta en España, pues el ajuste de su défi cit, y por tanto de la de-manda nacional, se prolongará previsiblemente más que la recesión del comercio internacional.

A consecuencia de estas fuertes caídas de la producción, el empleo

Cuadro 2. POBLACIÓN Y MERCADO LABORAL: EXTRANJEROS Y ESPAÑOLES

(a) Variación en puntos porcentuales para las tasas de actividad, ocupación y paro.(b) Porcentaje de activos (ocupados) sobre la población mayor de 16 años.Fuente: INE (EPA).

Dato 2008 (miles o

ratios en %)

Variación interanual en % o en puntos porcentuales (a)Media 1996-2007

Media 2008

2008I trim.

2008 II trim.

2008 III trim.

2008 IV trim.

2009I trim.

EXTRANJEROSPoblación total 5162,9 27,4 11,3 13,5 12,4 10,6 8,8 6,8Población mayor de 16 años 4627,5 27,7 10,8 13,0 11,5 10,4 8,4 6,2Activos 3551,5 30,3 12,0 13,5 12,6 10,7 11,3 8,1Ocupados 2929,7 31,6 5,2 10,8 6,9 3,6 -0,0 -9,3 - Agricultura 158,9 31,4 5,4 2,9 0,5 5,3 13,1 8,3 - Industria 336,7 27,8 13,8 18,8 20,1 12,8 4,2 -16,2 - Construcción 605,0 41,9 -8,7 4,0 -4,9 -11,9 -21,9 -34,8 - Servicios 1829,2 27,5 9,2 13,0 10,0 7,8 6,3 0,2Parados (a) 621,8 23,9 61,0 31,8 54,9 64,0 91,2 109,5Tasa de actividad mayores 16 años (b) 76,7 1,3 0,8 0,3 0,8 0,2 2,0 1,4Tasa de ocupación mayores 16 años (b) 63,3 1,7 -3,4 -1,3 -2,8 -4,2 -5,1 -9,5Tasa de paro (% poblac. activa) 17,5 -0,8 5,3 2,0 4,5 5,7 8,9 13,7

ESPAÑOLESPoblación total 40165,9 0,3 0,4 0,4 0,4 0,5 0,4 0,4Población mayor de 16 años 33580,4 0,5 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3Activos 19296,8 1,4 1,5 1,3 1,5 1,6 1,5 1,3Ocupados 17328,0 2,9 -1,4 0,3 -0,7 -1,5 -3,5 -5,9 - Agricultura 660,1 -3,0 -7,2 -8,2 -5,4 -6,6 -8,6 -5,5 - Industria 2862,2 1,3 -2,6 0,7 -1,0 -2,5 -7,6 -12,0 - Construcción 1848,5 4,9 -11,5 -3,6 -8,9 -13,3 -20,3 -22,9 - Servicios 11957,3 3,7 1,1 1,4 1,0 1,1 0,7 -1,6Parados (a) 1968,8 -7,5 36,0 13,3 30,0 39,9 59,8 76,9Tasa de actividad mayores 16 años (b) 57,5 0,5 0,7 0,6 0,7 0,7 0,7 0,6Tasa de ocupación mayores 16 años (b) 51,6 1,1 -0,9 -0,0 -0,5 -0,9 -2,0 -3,2Tasa de paro (% poblac. activa) 10,2 -1,3 2,6 0,9 2,1 2,8 4,6 6,5

se está reduciendo también de forma generalizada (gráfi co 3), desta-cando en este caso que son los EE.UU. y sobre todo España donde se producen los mayores descensos. A la altura del cuarto trimestre del pasado año, último periodo con datos disponibles para la zona euro, la caída interanual del empleo alcanzaba un 3% en España, frente a un aumento del 0,3% en dicha zona, y aunque las previsiones apun-tan a que en el primer trimestre de este año esta tasa pasará a nega-tiva en la zona euro, quedará muy lejos del -6,4% que ha registrado la Encuesta de Población Activa (EPA) para España. La causa de que el empleo caiga más en España, a pesar de que su PIB lo hace menos, puede ser el especial impacto de la crisis en dos sectores de mucha mayor dimensión en España y muy intensivos en mano de obra, como son los de la construcción y el turismo, que, a su vez, tienen un efecto arrastre muy importante sobre otros sectores productivos, entre ellos el industrial. Otro motivo puede ser el hecho de que en muchos países europeos el mercado laboral es más fl exible que el español, en el sentido de que se utilizan en mayor medida que en España fórmulas para reducir las jornadas, los días trabajados e inclu-so los salarios por hora trabajada como vía de ajuste ante la caída de la producción, lo que se traduce en menores despidos. No obstante, tampoco es descartable que los datos de la contabilidad nacional de los últimos trimestres, que son provisionales, estén infraestimando la caída del PIB español.

En el gráfi co 4 se muestra la otra cara de la moneda del descenso del empleo, el ascenso de paro. En el tercer trimestre de 2007 la tenden-cia descendente de los años anteriores cambia en los EE.UU. y casi

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tema de actualidad 19

Cuadro 3. OCUPACIÓN Y PARO POR COMUNIDADES AUTÓNOMAS (EPA)

(a) Tasa de ocupación: Ocupados sobre población mayor de 16 años. en %. Tasa de paro: Parados sobre población activa, en %.Fuentes: INE (EPA).

Variación interanual en % Tasas de ocupación o de paro (a)Dato 2008

(miles)Media

2002-2007Media 2008

2008 IV Trim.

2009 I Trim.

2001 2007 20082008 I Trim.

2009 I Trim.

OCUPADOSAndalucía 3149,7 4,9 -2,2 -5,2 -7,5 40,7 49,1 47,3 48,7 44,5Aragón 611,7 3,8 0,1 -2,5 -6,0 47,7 55,7 55,1 55,4 51,5Asturias 451,5 2,9 4,2 1,2 -3,6 38,9 46,2 48,2 47,5 45,8Baleares 509,8 4,3 0,4 -0,1 -7,2 55,4 59,6 58,2 55,8 50,7Canarias 861,8 4,3 -5,9 -8,7 -9,9 49,6 54,7 50,3 51,8 45,9Cantabria 260,6 3,7 0,8 -2,7 -5,1 45,3 52,9 52,8 53,3 50,2Castlla-La Mancha 843,0 4,9 -0,0 -3,5 -5,9 44,1 51,8 50,5 51,1 47,1Castilla-León 1068,1 2,9 -0,5 -2,6 -5,7 42,9 49,8 49,3 49,8 46,8Cataluña 3494,6 3,7 -0,5 -4,2 -8,6 52,9 58,4 57,5 58,3 53,1Comunidad Valenciana 2226,2 4,3 0,3 -2,7 -8,8 49,9 54,9 53,7 55,1 49,4Extremadura 409,3 3,1 -0,8 -3,4 -6,2 39,7 45,9 45,4 45,2 42,3Galicia 1200,1 2,5 0,6 -0,1 -1,8 44,2 50,1 50,3 49,9 48,9Madrid 3064,4 4,3 0,4 -0,5 -3,4 52,7 59,9 59,0 59,1 56,3Murcia 627,6 5,4 -0,8 -3,6 -8,1 48,2 55,9 54,0 55,6 50,1Navarra 289,4 2,8 -0,2 -2,3 -4,4 52,7 57,9 57,1 57,7 54,6País Vasco 995,3 2,1 0,5 -2,3 -5,2 48,9 54,1 54,3 54,2 51,6Rioja 146,7 4,5 0,6 -2,9 -3,6 48,2 55,6 55,3 55,7 53,2Ceuta y Melilla 48,2 0,0 4,7 0,0 4,7 43,8 42,7 44,1 43,4 45,1TOTAL ESPAÑA 20257,7 3,9 -0,5 -3,0 -6,4 47,4 54,1 53,0 53,6 49,7

PARADOS Andalucía 683,6 -2,7 45,1 62,2 68,1 18,7 12,8 17,8 14,8 24,0Aragón 47,1 4,7 39,6 92,1 120,3 5,0 5,2 7,1 6,0 13,0Asturias 41,6 4,7 3,7 26,4 42,0 7,7 8,5 8,4 8,5 12,0Baleares 57,8 7,5 51,7 41,8 90,1 5,9 7,0 10,2 10,7 19,8Canarias 181,1 3,7 69,7 98,2 85,0 10,8 10,4 17,4 14,7 26,1Cantabria 20,2 -3,2 24,4 96,1 96,6 8,7 5,9 7,2 6,4 12,4Castlla-La Mancha 110,5 0,8 59,1 95,5 97,3 9,5 7,6 11,6 9,6 18,2Castilla-León 112,2 -3,2 35,3 63,7 70,3 10,1 7,2 9,5 8,2 13,8Cataluña 345,8 -1,4 40,6 81,0 114,1 8,6 6,5 9,0 7,6 16,2Comunidad Valenciana 307,2 2,9 44,1 71,0 103,8 9,4 8,8 12,1 9,6 19,2Extremadura 73,4 1,0 18,3 23,1 55,2 14,5 13,1 15,2 14,4 21,8Galicia 114,7 -4,2 16,3 33,7 50,1 11,0 7,6 8,7 8,3 12,2Madrid 291,6 1,0 42,1 64,9 88,6 7,6 6,3 8,7 7,4 13,5Murcia 90,8 -1,0 75,2 96,5 110,1 10,7 7,6 12,6 9,5 19,4Navarra 20,8 2,5 43,4 93,1 73,3 4,9 4,8 6,7 6,0 10,4País Vasco 68,6 -6,3 6,3 46,0 83,4 9,8 6,1 6,4 5,6 10,3Rioja 12,4 8,6 41,4 75,3 87,8 4,5 5,7 7,8 6,2 11,5Ceuta y Melilla 11,2 27,3 2,1 -11,9 7,8 5,3 19,3 18,9 19,7 20,2TOTAL ESPAÑA 2590,6 -0,6 41,3 66,4 84,5 10,6 8,3 11,3 9,6 17,4

un año más tarde lo hace en la zona euro, produciéndose un ascenso que se ha acelerado en los últimos trimestres, hasta alcanzar un 8,1% de la población activa en el primer trimestre de 2009 en el primer caso y un 8,7% en el segundo. Desde que se registraron los valores mínimos correspondientes, el aumento es de 3,6 pp y 1,5 pp, respec-tivamente. También en España se inicia el cambio de tendencia en el tercer trimestre de 2007 (utilizando datos corregidos de estacionali-dad), siendo de destacar la mucha mayor intensidad con la que aquí se está produciendo la subida, pues desde el punto mínimo (8,1% de la población activa) dicha tasa más que se ha doblado, alcanzando el 16,7% en el primer trimestre de 2009. Al factor diferencial de la mayor destrucción de empleo en España, se une el elevado aumento de la oferta de trabajo (población activa), que en el resto de la zona euro es muy inferior.

3 La demanda de empleo

Como se ha comentado, la contracción del PIB se ha traducido en España en una respuesta rápida y brusca a la baja del empleo. Más aún, este se ha reducido más que proporcionalmente que aquel, lo que implica una recuperación de la productividad media por per-sona ocupada (gráfi co 5). Tomando como fuente la contabilidad na-cional, el empleo, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, empezó a descender en el segundo trimestre de 2008. En el primero del año en curso la caída alcanzó un 6% respecto al mismo periodo del año anterior, equivalente a 1.146.700 puestos de trabajo. La EPA contabilizó una caída de 1.311.500 ocupados en el mismo periodo (-6,4%) y los afi liados medios del primer trimestre fueron 1.130.189 menos que los de un año antes (-5,9%). Cabe añadir que el ritmo de pérdida de empleo se ha ido intensifi cando a lo largo de estos últimos trimestres, dando cuenta de ello el que la tasa in-

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tema de actualidad20 JUNIO 2009

Cuadro 4. PREVISIONES 2009-2010 Variación interanual en %, salvo indicación en contrario

(a) Aportación al crecimiento del PIB en pp.(b) Los datos anteriores a 2005 están corregidos por FUNCAS para salvar los cambios metodológicos introducidos en la EPA en 2002 (cambio en la defi nición de paro) y 2005.Fuentes: 1996-2008: INE; 2009-10: previsiones Funcas.

Previsiones Nivel 2010 IV T.

(miles)Media

1996-20062007 2008 2009 2010

2010 IV T.

CONTABILIDAD NACIONAL

PIB real 3,7 3,7 1,2 -3,8 -1,2 -0,0 --

Demanda nacional (a) 4,5 4,4 0,1 -6,2 -2,3 -0,4 --

Saldo exterior (a) -0,8 -0,8 1,0 2,4 1,1 0,4 --

Defl actor del PIB 3,5 3,2 3,1 1,5 1,4 0,7 --

Índice de precios de consumo (media anual) 3,0 2,8 4,1 -0,2 1,8 1,9 --

Empleo (puestos equivalentes a tiempo completo -ETC) 3,2 2,9 -0,6 -6,5 -2,9 -1,7 17156,1

Productividad por puesto de trabajo ETC 0,5 0,8 1,8 2,9 1,8 1,7 --

Remuneración asalariados 7,1 7,1 4,6 -3,4 -1,2 0,0 --

Remuneración por puesto asalariado ETC 3,2 3,7 5,3 3,5 2,0 2,0 --

Coste laboral unitario 2,7 2,9 3,4 0,6 0,2 0,3 --

ENCUESTA DE POBLACIÓN ACTIVA

Población mayor de 16 años 1,4 1,8 1,4 0,8 0,6 0,6 38856,7

Activos (b) 3,0 2,8 3,0 1,4 0,6 0,5 23320,0

Ocupados 4,1 3,1 -0,5 -6,6 -2,8 -1,7 18288,6

Parados (b) -3,8 -0,2 41,3 63,7 16,2 9,2 5031,4

Tasa de actividad (porcentaje s/ pob. > 16 años) (b) 53,8 58,9 59,8 60,1 60,1 60,0 --

Tasa de ocupación (porcentaje s/ pob. > 16 años) 47,6 54,1 53,0 49,2 47,5 47,1 --

Tasa de paro CVE (% población activa) (b) 11,9 8,3 11,3 18,2 21,0 21,5 --

PRO MEMORIA:

PIB real zona euro 2,2 2,6 0,7 -5,0 -0,7 0,7 --

Precios de consumo zona euro 1,9 2,1 3,3 0,4 1,8 1,8 --

Tasa de paro zona euro (% población activa) 8,9 7,4 7,6 10,1 11,5 11,8 --

tertrimestral anualizada (cve) de la ocupación según la EPA ha caído hasta el -13% en el primer trimestre del año en curso.

Estas cifras contrastan vivamente con las registradas en los doce últimos años de expansión de la economía española (1996-2007), en los que los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo aumentaron a una media anual del 3,2%, los ocupados de la EPA, el 4,1% y los afi liados a la Seguridad Social, el 3,8% (cuadro 1). España ha pasado, así, en poco tiempo de ser el país de la zona euro que más empleo creaba a ser el que más empleo destruye, como se ha comentado anteriormente.

Al analizar la evolución reciente del empleo por sectores produc-tivos, utilizando para ello la EPA, se observa, en primer lugar, que el mayor ajuste del empleo, no sólo en términos relativos sino también absolutos, se está produciendo en la construcción, de donde procede casi el 53% de la disminución del número de ocupados totales en los cuatro últimos trimestres, cuando su peso en el valor añadido bruto (VAB) de la economía española no llega al 12%. Su tasa interanual ha caído hasta el -25,9%. A este sector le sigue en magnitud la industria, que explica otro 31,5% de la caída del empleo total, siendo su tasa interanual en el primer trimestre de este año de -12,5%. En tercer lu-gar se sitúa el sector de los servicios, que a pesar de ser con mucho el de mayor dimensión económica, apenas explica un 14% de la caída del empleo hasta ahora, situándose su tasa interanual en -1,3%. El sec-tor de los servicios no ha empezado a perder empleo hasta el primer

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tema de actualidad 21

trimestre de este año, al contrario que la industria y la construcción, si bien lo ha hecho con fuerza. Por último, el sector agrario también pier-de empleo, pero apenas explica un 2% de la caída del empelo total.

Volviendo a la relación entre empleo y PIB (o VAB en el caso de los sectores), a partir de los datos de la contabilidad nacional se observa que en el primer trimestre del año actual la caída interanual de los puestos de trabajo era superior a la del PIB en 3,1 pp, cifra que equi-vale al aumento de la productividad. Esta cifra supone una recupe-ración muy importante de esta variable, ya que su crecimiento hasta 2007 fue inferior al 1%. Ahora bien, toda esta recuperación proviene del sector de la construcción, donde la tasa interanual de la produc-tividad alcanzó un 24% (gráfi co 5.3). La explicación principal sería que el ajuste de la producción y del empleo se ha producido funda-mentalmente en el subsector de la vivienda, que es más intensivo

en mano de obra que el resto del sector. No obstante, no parece que este factor explique del todo el fenómeno, por lo que hay que consi-derar estos resultados de la contabilidad nacional como provisiona-les, pudiendo estar el VAB sobreestimado. La industria registraba un aumento nulo de la productividad en dicho periodo. Ahora bien, esto contrasta con la caída que se observa en el resto de países industria-lizados, tanto en Europa como en otros continentes, lo que llevaría a pensar que también en este caso el VAB está sobreestimado, lo cual parece obvio si tenemos en cuenta la información que proporcionan los indicadores del sector (p.e., el Índice de Producción Industrial cayó un 16,6% en dicho trimestre frente a una reducción del 5,5% del VAB). Por su parte, la caída de los puestos de trabajo en el sector de los servicios de mercado fue algo mayor que el VAB, de donde se deduce un ligero incremento de la productividad.

La caída de la productividad por ocupado o por puesto de trabajo que se observa en el resto de países comparables a España se expli-ca porque las empresas tardan algún tiempo en reaccionar ante la caída de la producción y, cuando reaccionan, lo primero que hacen es reducir las horas trabajadas por ocupado, procediendo posterior-mente a ajustar las plantillas cuando ven que la recesión se consolida y sus cuentas de resultados menguan o entran en pérdidas. En Espa-ña también se observa este proceder, por lo que no es coherente la recuperación de la productividad que se deduce de la contabilidad nacional, al margen de la que provenga de un simple efecto de com-posición derivado de que los sectores de más baja productividad sean los más afectados por la recesión.

Gráfi co 1 - PIB: EE.UU., UEM y Japón / Variación Interanual en %

Gráfi co 2 - PIB: España / Variación en %

Gráfi co 3 - Empleo (ocupados): EE.UU., UEM y Japón Variación Interanual en %

Fuentes: BEA y Eurostat.

Fuente: INE (CNTR).

Fuentes: Eurostat, OCDE e INE.

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Afortunadamente, la aceleración en la destrucción de empleo co-mentada parece haber tocado fondo en los últimos meses. Ello se constata a partir de los datos mensuales de la afi liación a la Seguri-dad Social, cuya evolución es paralela a los ocupados de la EPA y de la contabilidad nacional. Dichos datos muestran que las caídas de los afi liados en los tres últimos meses hasta mayo último, en términos desestacionalizados, son menores que las de los meses precedentes. La tasa de variación mensual anualizada parece que tocó suelo en torno a -10% a fi nales de 2008 y comienzos de 2009, recuperándose posteriormente hasta -5,5% (gráfi co 6). Es decir, prosigue la destruc-ción de empleo, y a una tasa muy elevada, pero el ritmo de caída parece moderarse. Ello se produce en todos los grandes sectores pro-ductivos, aunque en la industria y los servicios el cambio de tenden-cia es más reciente que en la construcción, por lo que hay que tomar estos síntomas con cautela hasta ver que dicha tendencia se conso-lida en los próximos meses. En la construcción el ritmo anualizado de caída ha pasado de más del 33% al 17%, lo que, aún suponiendo una mejora relativa, no deja de poner de manifi esto la intensidad del ajuste que sigue realizándose y el tiempo que puede costar llevar di-chas tasas a terreno positivo.

Gráfi co 4 - Tasa de paro: EE.UU., UEM y JapónPorcentaje de la población activa, CVE

Gráfi co 5 - PIB / VAB, Empleo y productividad / Variación Interanual en %

G. 5.3 - Construcción G. 5.4 - Servicios de mercado

Fuentes: BLS, Eurostat e INE.

Fuentes: INE (CNTR).

G. 5.1 - Total economía G. 5.2 - Industria manufacturera

tema de actualidad22 JUNIO 2009

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tema de actualidad 23

En el gráfi co 7 se muestra la evolución del empleo desglosado en función de diversas características, según la EPA. En cuanto a la si-tuación profesional, cabe destacar la fortísima caída del empleo no asalariado en el primer trimestre de 2009 (-9,4% respecto a un año

Gráfi co 6 - Afi liados a la Seguridad Social / Variación mensual en miles y en %, datos CVE

G. 6.3 - Construcción G. 6.4 - Servicios

Fuente: MTIN.

G. 6.1 - Total G. 6.2 - Industria

antes). Ello afecta a los empleadores, pero especialmente a los autó-nomos. Aunque no hay datos desglosados, cabe suponer que esta caída afecta en mayor medida a los autónomos dependientes, ya que esta es una fi gura que las empresas utilizan, al igual que ocurre con los trabajadores con contrato temporal, como una vía de fl exibiliza-ción del mercado laboral. En cuanto a los asalariados, su evolución es más cercana a la de la ocupación total, con una caída acumulada del 5,8% en los cuatro últimos trimestres, si bien, destaca el hecho de que mientras los que trabajan en el sector público (casi el 18% del to-tal) aumentan un 5,4%, los del sector privado el disminuyen un 8,1%. Este crecimiento del empleo público es muy superior al de los años anteriores y sorprende en un momento en el que los ingresos de las administraciones públicas se han venido abajo, todo lo cual ayuda a explicar el cambio radical en el saldo no fi nanciero de las cuentas de dichas administraciones.

Durante los años de expansión el empleo de las mujeres creció en mucha mayor medida que el de los varones (gráfi co 7.2), lo que se tradujo en que la tasa de ocupación de la población femenina mayor de 16 años aumentara en 17,2 pp entre 1995 y 2007, hasta el 43,6%,

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tema de actualidad24 JUNIO 2009

mientras que la masculina lo hizo en 11,4 pp, hasta el 64,9%. La tasa femenina se situó en 2007 unos 3 pp porcentuales por debajo de la media de la UE, cuando en 2000 estaba a 10 pp. La masculina su-peraba en 2007 la media de la UE en unos 3 pp y en 2000 estaba un punto por debajo1. En los cuatro últimos trimestres las mujeres ocupadas han descendido un 2,6% y su tasa de ocupación habrá re-trocedido en términos relativos frente a la UE (no se dispone de datos para esta última zona), pero la tasa de los hombres lo habrá hecho en mayor medida, al descender los ocupados un 9,2%. El hecho de que la destrucción de empleo haya sido especialmente intensa en la construcción, sector en el que el trabajo es fundamentalmente mas-culino, explicaría en buena medida este comportamiento tan dispar del empleo por sexos.

Atendiendo a la nacionalidad de los ocupados (gráfi co 7.3 y cuadro 2), el fortísimo crecimiento de los trabadores extranjeros en los últi-mos años (31,6% de media anual entre 1996 y 2007) dio paso a una

Gráfi co 7 - Algunas características del empleo en España / Variación interanual en porcentaje, excepto indicación encontrario

G. 7.3 - Ocupados por nacionalidad G. 7.4 - Tasas de temporalidad y parcialidad (a)

G. 7.1 - Asalariados G. 7.2 - Ocupados por sexo

a) Tasa de temporalidad: Asalariados con contrato temporal sobre el total de asalariados, en %. Tasa de parcialidad: Ocupados a tiempo parcial sobre el total de ocupados, en %.Fuentes: INE (EPA).

1. En realidad, las comparaciones con la UE se refi eren a la población mayor de 15 años, que es como las publica Eurostat para todos los países de la Unión. No obstante, pueden hacer-se extensivas sin grandes diferencias para la población mayor de 16 años, que es como se publican en España.

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rápida desaceleración a lo largo de 2008, que ha desembocado en una fuerte caída en el primer trimestre de 2009. La tasa interanual, que hasta el tercer trimestre de 2008 se mantuvo en terreno positi-vo, pasó a cero en el cuarto y a -9,3% en el primero de 2009, frente a -5,9% para los de nacionalidad española. Como consecuencia, el peso de los trabajadores extranjeros sobre el total, que hasta el cuar-to trimestre de 2008 se había mantenido creciente, disminuyó en el primer trimestre de 2009 en medio punto porcentual, hasta el 14%. Al analizar por sectores productivos, se observa que el brusco cambio en el primer trimestre del año se centra en la construcción, donde el empleo de extranjeros cayó casi un 35%, así como en la industria, con un 16,2% menos; sigue creciendo en la agricultura y en los servicios, aunque en este último caso sólo un 0,2%. Los ocupados españoles, en cambio, disminuyen en todos los sectores, aunque en la industria y sobre todo en la construcción menos que el de los extranjeros. Las razones de que el fuerte ajuste del empleo llevado a cabo en los dos últimos trimestres por la economía española haya afectado más a los extranjeros que a los españoles serían fundamentalmente dos: la pri-mera, que el porcentaje de extranjeros que trabaja en la construcción (más del 20% todavía en el primer trimestre de 2009) dobla al de los españoles; la segunda, que dicho ajuste ha recaído en los trabajado-res con contrato temporal, y los extranjeros con este tipo de contrato son relativamente muchos más que los españoles.

En efecto, una de las características más destacables del proceso de ajuste del empleo ante la caída de la producción, además de su in-tensidad, es que está recayendo en los trabajadores con contrato temporal, cuya tasa interanual en el primer trimestre alcanzó un -20,6%. Los asalariados con contrato indefi nido, en cambio, man-tienen tasas positivas (0,6%), aunque muy inferiores a las de un año antes. El hecho de que la contratación temporal se utilice en mayor medida en sectores intensivos en mano de obra y más castigados por la recesión (construcción y ciertos servicios) explicaría en alguna me-dida esta evolución diferencial. Pero la razón fundamental reside en el modelo dual y segmentado del mercado laboral español. Ante la elevada rigidez de los contratos de carácter indefi nido, la fl exibilidad que necesita el sistema productivo en función de cada coyuntura y la eliminación de obstáculos para la creación de empleo se han ido per-geñando en España a base de extender, por un lado, la contratación temporal de forma masiva, incluso aunque la misma se utilice para cubrir puestos de trabajo de carácter permanente; y por otro lado, utilizando la externalización de parte de la producción hacia traba-jadores autónomos, que en muchos casos formaban anteriormente parte de las plantillas de las empresas (autónomos dependientes, que en realidad son asalariados encubiertos). Dado el poco arraigo de estos colectivos de trabajadores dentro de las empresas, la poca o

Gráfi co 8 - Población mayor de 16 años / Miles de personas

Gráfi co 9 - Población mayor de 16 años por CC.AA.Variación media anual 1996-2008 en %

Gráfi co 10 - Oferta de trabajoVariac. interanual en % y porcentaje de la poblac. > 16 años

Fuente: INE (EPA).

Fuente: INE (EPA).

Fuente: INE (EPA).

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tema de actualidad26 JUNIO 2009

nula inversión en su formación que han realizado las mismas y la fa-cilidad y bajo coste de prescindir de sus servicios, se explica que sean estos colectivos los que cargan con el peso del ajuste. En defi nitiva, el sistema productivo español ha conseguido un mercado laboral fl exi-ble, pero a base de crear dos categorías de trabajadores, de primera y de segunda, y de relegar o perjudicar el objetivo principal de toda economía, el aumento de la productividad, que es la base de los sala-rios, de los benefi cios y de la competitividad.

Como consecuencia de la fuerte caída de los ocupados con contra-tación temporal, la tasa de temporalidad, cuyo ascenso se vio mo-deradamente frenado por los incentivos a la contratación indefi nida introducidos en 2006, está registrando un signifi cativo descenso, si-tuándose en el 25,4% en el primer trimestre de 2009, 4,7 pp por deba-jo de un año antes. En cambio, el porcentaje de ocupados a tiempo parcial mantiene una ligera tendencia al alza. En el conjunto de 2008 esta categoría laboral aún registró un crecimiento (1,1%), frente a la caída del 0,7% del empleo a jornada completa, y aunque en el primer trimestre de 2009 su tasa ha pasado ya a ser negativa (-1,1%), lo es en mucha menor medida que el trabajo a jornada completa (-7,2%). Tan-to este aumento como la bajada de la tasa de temporalidad deben considerarse fundamentalmente de carácter cíclico.

Por último, por lo que al empleo se refi ere, se presenta en el cuadro 3 su evolución por Comunidades Autónomas. Todas ellas registra-ron caídas del empleo a lo largo de los últimos cuatro trimestres. Las más afectadas son aquellas en cuya estructura productiva están más representados los sectores de la construcción de viviendas, turismo e industrias ligadas a la construcción, como son Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia. En cambio, han soportado menores caídas de la ocupación Asturias, Galicia, Madrid, Navarra, País Vasco y la Rioja. En general se observa un aumento de la dispersión o de las diferencias entre las comunidades con mayores y menores tasas de ocupación. Sólo las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla registraron un aumento del empleo, y además signifi cativo (4,7%), en este periodo.

4 La oferta de trabajo

Frente a la caída histórica de la demanda de trabajo a lo largo de 2008, la oferta (población activa) continuó aumentando hasta el cuarto trimestre de 2008 al mismo ritmo que en los años de fuerte crecimiento de la economía y del empleo. Concretamente, en 2008 el aumento medio anual fue del 3% (658.350 personas), aproxima-damente el triple, en términos porcentuales, del aumento observado en la zona euro y en el conjunto de la UE. El primer trimestre de 2009 es el primero en el que se observa una fl exión a la baja de la oferta de trabajo, al disminuir en 16.000 personas en términos desestacio-nalizados respecto al trimestre anterior, algo que no sucedía desde la crisis de 1992-93. La tasa de variación interanual se ha reducido desde el 2,9% en el cuarto trimestre de 2008 al 2,3% en el primero de 2009. Esta reducción es normal, ya que la tasa de actividad suele tener un comportamiento procíclico, siendo sorprendente que haya tardado tanto en cambiar de tendencia.

Desde mediados de los noventa el crecimiento de la población activa ha estado apoyado en el de la población en edad de trabajar y este, a su vez, en los fuertes fl ujos inmigratorios. Así, la población extran-jera mayor de 16 años aumentó entre 1995 y 2008 a un ritmo medio anual del 26,4%, frente al 0,5% en que lo hizo la española (cuadro 2).

Gráfi co 11 - Tasas de actividad por sexoActivos sobre población > 16 años, en %

Gráfi co 12 - Oferta, demanda de empleo y paroVariación interanual en % y porcentaje de la poblac. activa

Gráfi co 13 - Paro estimado (EPA) y paro registradoVariación en %

Fuente: INE (EPA).

Fuente: INE (EPA).

Fuentes: MTIN (SPEE) e INE (EPA).

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tema de actualidad 27

G. 14 - Algunas características del paro en España / Tasas en porcentaje de la población activa de cada colectivo

G. 14.3 - Tasa de paro por nivel de estudios G. 14.4 - Tasa de paro por nacionalidad

G. 14.1 - Tasa de paro por sexo G. 14.2 - Tasa de paro por edad

Fuente: INE (EPA).

Dicho de otro modo, casi el 70% del aumento de la población mayor de 16 años desde 1995 ha sido debido a la población extranjera (grá-fi co 8), cuyo peso en la población total mayor de 16 años ha pasado del 0,7% en 1995 al 12,1% en 2008. A lo largo de todo este periodo, sin embargo, el crecimiento porcentual de la población extranjera se fue moderando, pero aún alcanzaba un 6,2% interanual en el primer trimestre del año en curso. Una de las características de los fl ujos in-migratorios es que no se han distribuido de forma proporcional por toda la geografía nacional, lo que se ha traducido en que la tasa de crecimiento medio anual entre 1995 y 2008 de la población mayor de 16 años abarque un rango desde el 0,1% de Asturias hasta el 3,3% de Baleares, situándose la media nacional en el 1,4% (gráfi co 9).

Pero, además del aumento de la población, el crecimiento de la ofer-ta de trabajo se apoyó también en el de la tasa de actividad, es decir, el porcentaje de la población activa sobre la población mayor de 16 años. Esta tasa aumentó 0,9 pp por año entre 1995 y 2008, situándose en el cuarto trimestre de 2008 en el 60,2% (cve), casi 2 pp por encima de la UE1. La caída de los activos en el primer trimestre de 2009 ha hecho que esta tasa descendiera una décima porcentual por primera vez desde 1994 (gráfi co 10).2. Ver nota a pie de página anterior.

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tema de actualidad28 JUNIO 2009

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tema de actualidad 29

Detrás de la tendencia creciente hasta el fi nal de 2008 se encuentra el aumento de la población extranjera, dado que este colectivo tiene una tasa de actividad mucho más alta que el de los españoles (76,7% y 57,5%, respectivamente, en 2008), así como la tendencia histórica de incorporación de la mujer al mercado laboral. Cabe añadir, a este respecto, que el descenso de la actividad en el primer trimestre del año en curso debe al colectivo de varones, ya que la de las mujeres ha continuado aumentando. Esto podría explicarse porque la fuer-te y brusca caída del empleo masculino haya inducido a las mujeres inactivas a incorporarse al mercado laboral en busca de una renta suplementaria.

5 El desequilibrio entre oferta y demanda de trabajo: el paro

En el tercer trimestre de 2007, mucho antes por tanto de que la eco-nomía española entrase en recesión, el crecimiento trimestral del em-pleo (cve) ya fue insufi ciente para absorber el de la población activa, por lo que el número de parados comenzó a aumentar (gráfi co 12). Desde entonces este se ha más que duplicado hasta alcanzar 3,86 millones de personas (cve) en el primer trimestre de 2009, el 16,7% de la población activa (17,4% en términos originales). A lo largo de los últimos cuatro trimestres hasta el primero de 2009, los parados han aumentado en 1,84 millones de personas, de los cuales, el 65% corresponde a los dos últimos. A su vez, dicho aumento se explica en algo más del 70% por la destrucción de empleo y el resto, por el de la población activa (fuerza laboral).

La información que proporciona la estadística mensual del paro re-gistrado en los servicios públicos de empleo muestra, en consonan-cia con la desaceleración en la destrucción de empleo que se deduce de la afi liación a la Seguridad Social, que también empieza a mode-rarse el ritmo de crecimiento del paro. No obstante, hay que tomar estos datos con cautela, pues, por un lado, el cambio de tendencia es muy reciente y hay que esperar a que se consolide y, por otro, la ca-pacidad de la estadística del paro registrado para recoger fi elmente la evolución de esta variable parece haberse resentido en los últimos meses. Así, como se ve en el gráfi co 13, hasta 2007, y tras el cambio al nuevo sistema de contabilización SISPE en 2005, el paro registrado superaba al estimado por la EPA en unas 200.000 personas, mientras que en el primer trimestre de 2009 fue inferior en 535.000. En gran medida, aunque no enteramente, ello puede explicarse porque mu-chas personas que buscan empleo no acuden a las ofi cinas públicas. En efecto, según los datos proporcionados por la EPA, el paro aumen-tó, como se ha señalado, en 1,84 millones de personas a lo largo de los cuatro último trimestres, pero las personas que se habían puesto en contacto con una ofi cina pública como vía para encontrar empleo solo lo habían hecho en 1,41 millones, es decir, poco más de las tres cuartas partes.

El en gráfi co 14 se recoge la evolución del paro EPA según algunas de sus principales características. En función del sexo, destaca que el crecimiento relativo del paro de las mujeres es notablemente infe-rior al de los varones: la tasa sobre la población activa de las prime-ras ha aumentado en 6 pp a lo largo de los cuatro últimos trimestres (hasta el 18%), frente a 9 pp la de los varones (16,9%). La mayor pre-sencia de estos últimos en los sectores que más empleo destruyen y de las mujeres en los que aún lo crean (servicios personales, p.e.) explica este fenómeno, que también se dio en la recesión de 1992-93 pero en mucha menor magnitud.

Gráfi co 15 - Previsiones del PIB / Variación en %

Gráfi co 16 - Previsiones de empleo y paroVariac. interanual en % y porcentaje de la poblac. activa

Fuentes: INE (CNTR) y FUNCAS (previsiones).

Fuentes: INE (EPA) y FUNCAS (previsiones).

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tema de actualidad30 JUNIO 2009

En cambio, se está reproduciendo casi en los mismos términos el ma-yor impacto entre la población joven: la tasa de paro de los menores de 25 años ha aumentado en este periodo en 14,4 pp, hasta el 35,7%, mientras que la de la población de entre 25 y 54 lo ha hecho en 7,5 pp, hasta el 16,1%. Ello, a pesar de que la actividad entre los jóvenes está disminuyendo, en concordancia con su carácter procíclico.

Otro tanto ocurre con el paro por nivel de estudios: la tasa de los analfabetos y con estudios primarios (25,2% en el primer trimestre de 2009) ha subido en 10,9 pp, frente a los 9,4 pp la de las personas con estudio secundarios (tasa del 20%) y 3,4 pp la de lo parados con estudios superiores (tasa del 9,1%).

Atendiendo a la nacionalidad, la tasa de paro está aumentando más rápidamente entre los extranjeros que entre los españoles. En el pri-mer caso ha pasado del 14,6% al 28,4% de la población activa entre el primer trimestre de 2008 y el primero de 2009, y la del los españoles, del 8,7% al 15,2%. Ahora bien, las causas originarias difi eren notable-mente: la mitad del aumento del paro de los extranjeros se explica por la destrucción de empleo y la otra mitad, por el aumento de la fuerza laboral, mientras que en el caso de los españoles la destruc-ción de empleo explica algo más del 80%.

Por último, en el cuadro 3 pueden observarse los niveles de paro y su evolución por comunidades autónomas. El aumento de la tasa de paro en el conjunto de España entre el primer trimestre de 2008 y el primero de 2009 ha sido de 7,8 pp. La mayor desviación al alza respecto a esta media se ha producido en Canarias, que ha pasado a tener la tasa más alta con un 26,1%, lo que se explica no solo por ser la comunidad donde más ha descendido la ocupación, sino por ser una donde más ha crecido la tasa de actividad. Otras comunidades donde la tasa de paro ha aumentado más de 9 pp son Murcia, Comu-nidad Valenciana, Andalucía y Baleares, caracterizadas todas ellas por haber registrado caídas superiores a 5 pp en sus tasas de ocupación

en este periodo y, en el caso de Andalucía, el mayor aumento de la tasa de actividad. En el otro extremo, Asturias, Galicia, Navarra y País Vasco muestran aumentos de la tasa de paro menores a 5 pp.

En resumen, del breve análisis de la evolución del paro en los cua-tro últimos trimestres se puede concluir que han aumentado las desigualdades, empeorando notablemente la situación relativa de aquellos colectivos que ya partían de una situación peor: los jóve-nes, los que tienen los niveles de estudios más bajos, los extranjeros y las comunidades con niveles de paro más elevados. La excepción la constituyen las mujeres, cuya tasa de paro aumenta notablemente menos que la de los varones, de forma que su nivel a la altura del pri-mer trimestre del año en curso quedaba poco más de un punto por-centual por encima de la de estos, la menor diferencia desde 1981.

6 Previsiones 2009-10

Las perspectivas de comportamiento del mercado laboral a corto plazo vienen determinadas, por un lado y en primer lugar, por las de la economía en su conjunto y, por otro, por el comportamiento de otras variables, que sin dejar de tener una relación endógena con la economía, incorporan aspectos más autónomos o exógenos a la misma, como son los fl ujos migratorios. A este respecto, cabe señalar que, desde que estallara la actual crisis, los resultados económicos vienen siendo sistemáticamente peores que las previsiones iniciales, de forma que estas han ido revisándose sistemáticamente a la baja. Las cifras de la contabilidad nacional del primer trimestre del año han vuelto a incidir en esta dinámica. El PIB se contrajo un 1,9% respecto al trimestre anterior, del orden de medio punto porcentual más de lo que contemplaba el consenso de previsiones3. Ello signifi ca que, sin modifi car las variaciones previstas para los siguientes trimestres, automáticamente la caída del 3% que preveía dicho consenso para el conjunto de 2009, y que coincidía con las últimas cifras publicadas

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tema de actualidad 31

por los organismos internacionales, se convierte en un 3,5%.

En el cuadro 4 se presentan las previsiones más recientes de la Fun-dación de las Cajas de Ahorros (Funcas), revisadas tras la publicación de los datos de la contabilidad nacional del primer trimestre de este año. Se considera que este trimestre ha sido el punto mínimo en cuanto a tasas de variación trimestral del PIB y que a partir del segun-do dichas tasas van a seguir siendo negativas pero de menor mag-nitud. El primer trimestre en que se producirá un leve crecimiento será el tercero de 2010 (gráfi co 15). Con este perfi l, la caída del PIB en media anual sería del 3,8% en 2009 y 1,3% en 2010. La tasa de 2009 supone una contracción del PIB menor en un punto porcentual a la de la zona euro en su conjunto, pero a cambio, la de 2010 es superior, lo que indica que la recuperación de la economía española va a ser más lenta, como se señaló en el apartado primero.

La variable de comportamiento más incierto durante el periodo de proyección, por lo que respecta a las magnitudes del mercado la-boral, es la oferta de trabajo. Se adopta como hipótesis que, conti-nuando la tendencia iniciada en el primer trimestre del año en curso, la población mayor de 16 años modera sustancialmente su ritmo de crecimiento, hasta un 0,8% en 2009 y 0,6% en 2010. Por su parte, la tasa de actividad detiene su tendencia creciente y se estabiliza en torno al 60%. Ello implica que en 2009 se produce un aumento de los activos de unos 315.000 (la mitad que en los últimos años) y en 2010, de 150.000.

A partir de estas previsiones para el PIB y del comportamiento de los costes laborales y otras variables explicativas del empleo, se pre-vé que este se reduzca en media anual un 6,6% en 2009 (en torno a 1.335.000 ocupados en términos EPA) y otro 2,8% en 2010 (530.000 ocupados). La ligera recuperación del PIB durante la segunda mitad de 2010 no sería sufi ciente para crear empleo, teniendo que esperar

al primer semestre de 2011 para ver las primeras tasas trimestrales positivas. La tasa de ocupación de la población mayor de 16 años se reduciría en 2009 en 3,8 pp y en 2010, en otros 1,7 pp, hasta el 47,5%, lo que supondría volver a los niveles de 2001.

Como resultado de las variaciones de la oferta y demanda de empleo, el paro aumentaría en 1.650.000 personas en media anual en 2009 y en 680.000 en 2010. La tasa de paro media anual quedaría en el 18,3% en 2009 y 21,1% en 2010. Dado el perfi l trimestral creciente y tenien-do en cuenta que, en el escenario descrito, el empleo no aumentaría hasta la primera mitad de 2011, la tasa de paro en el cuarto trimestre de 2010 sería mayor que la media anual, concretamente, un 21,5%, lo que equivaldría a unos cinco millones de personas paradas.

Para concluir, cabe señalar que las previsiones brevemente expuestas están sujetas a un grado de incertidumbre superior al de las realiza-das en periodos más normales del ciclo económico. Por otro lado, es-tán hechas, como es usual, bajo la hipótesis de que no se producen reformas u otras medidas de política económica que las ya tomadas o anunciadas por los gobiernes central o autonómicos. En estos mo-mentos, los indicadores de la economía española y de otras de su en-torno parecen indicar que la caída de las tasas de variación (que no de los niveles de los mismos) ha tocado fondo en el primer trimestre del año, pero no hay seguridad de que no vuelva a producirse una recaída, dado el lento, costoso e incierto proceso de superación de la crisis fi -nanciera, que parece una condición necesaria para que las economías vuelvan a retomar la senda de su crecimiento potencial o tendencial de largo plazo. En el otro lado de la balanza, las agresivas actuaciones de las políticas monetaria y fi scal a escala internacional podrían acele-rar lo que hoy se vislumbra un proceso de recuperación lento. En todo caso, y por lo que respecta a España, es difícil que, en ausencia de re-formas que dinamicen la economía y la creación de empleo, la tasa de paro empiece a descender de forma signifi cativa antes de 2012.

3. Véase Funcas: Cuadernos de Información Económica, núm. 209, marzo-abril 2009.

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tema de actualidad32 JUNIO 2009

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tema de actualidad 33

La economía social desde el cooperativismo

* Millán Díaz Foncea**Carmen Marcuello Servós

La Economía Social y, en particular, las cooperativas son consideradas actores que con-

tribuyen al crecimiento y desarrollo económico y social. Este artículo pretende contrastar las

dinámicas que afectan a este sector tanto en periodos de desempleo (efecto refugio), como

en ciclos de desarrollo (proactivo). Para ello se realiza un estudio descriptivo y un análisis

de causalidad de Granger (1969). El resultado confi rma que el desempleo causa en sentido

Granger el desarrollo del empleo cooperativo, y que parcialmente las variables relacionadas

con las sociedades cooperativas preceden a los movimientos del empleo a nivel global en la

economía española.

dossier

* Departamento Economía y Dirección de Empresas Universidad de Zaragoza. Grupo Estudios Sociales y Económicos del Tercer Sector (GESES) ** Profesora Titular del Departamento Economía y Dirección de Empresas Universidad de Zaragoza. Grupo Estudios Sociales y Económicos del Tercer Sector (GESES)

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34 JUNIO 2009

1 Introducción

La Carta de Principios de la Economía Social promovida por la Con-ferencia Europea Permanente de Cooperativas, Mutualidades, Aso-ciaciones y Fundaciones (CEP-CMAF) defi ne como Economía Social al conjunto de entidades que comparte como propios los siguientes principios: 1) Primacía de la persona y del objeto social sobre el capi-tal; 2) Adhesión voluntaria y abierta; 3) Control democrático por sus miembros (excepto para las fundaciones, que no tienen socios); 4) Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general; 5) Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y res-ponsabilidad; 6) Autonomía de gestión e independencia respecto de los poderes públicos; 7) Destino de la mayoría de los excedentes a la consecución de objetivos a favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los miembros y del interés general (Social Economy Europe, 2008).Asimismo, la propia Unión Europea reconoce que la Economía Social es un actor que favorece el desarrollo económico y social dado que contribuye a mejorar la competencia efi ciente de los mercados, es un nicho de creación de empleo y de nuevas formas de emprender, así como de relaciones de empleo. Además, la mayoría de sus enti-dades tiene como referencia para sus actividades a su base social, es capaz de reconocer y atender nuevas necesidades, favoreciendo la participación ciudadana y el trabajo voluntario, y promoviendo la solidaridad y la cohesión (Comisión Europea, 2008).Así, el conjunto de la Economía Social en la Unión Europea (UE) ha creado “más de 11 millones de empleos directos, lo que equivale al 6,7% de la población asalariada en Europa” (Chaves y Monzón, 2007). En el caso particular de las sociedades cooperativas, la propia Comi-sión de las Comunidades Europeas destaca que “éstas son una parte importante de la vida económica en Europa; [existiendo] alrededor de 250.00 sociedades cooperativas en la Unión Europea, con 163 mi-llones de ciudadanos (1 de cada 3 ciudadanos europeos), y emplean-do a 5,4 millones de personas”. Además continúa, “el rendimiento de las cooperativas no se mide prioritariamente por el retorno de la in-versión, sino por el servicio que facilitan a sus socios (…)” (Bruselas, 23/2/2004 COM, 2004). Estas características hacen suponer que las sociedades cooperativas están mejor preparadas que otras organizaciones para afrontar pe-riodos de crisis económicas como el actual. Ventajas competitivas como el compromiso con el entorno en que desarrolla su actividad o la carencia de deseo de lucro monetario le permiten soportar los ciclos recesivos con un mayor desahogo. En el artículo que a conti-nuación se desarrolla, ésta es una de las hipótesis de partida que se pretende contrastar.

SUMARIO

1. Introducción

2. Relación entre sector cooperativo

y desempleo

3. Caracterización del sector cooperativo en España. 1987-2008

4. Análisis de la relación entre el sector cooperativo español

y el empleo total

5. Resultados

6. Conclusiones

7. Referencias bibliográfi cas

2 Relación entre sector cooperativo y desempleo

Toharia, L. (2004), en su informe sobre la evolución del empleo y el paro en España desde 1976 hasta 2004, señala que la economía espa-ñola en conjunto ha tenido dos fases de fuerte reducción del empleo y otras dos de fuerte creación a lo largo del periodo. Las primeras corresponden a los periodos 1976 a 1985 y 1991 a 1994; encuadrán-dose las segundas en los años dejados por estos periodos recesivos. El primer y último periodo han sido los más prolongados, resultando sorprendente este último, principalmente, ya que ni el atisbo de crisis de 2001 pareció afectar los incrementos que muestra. Pese a ello, la fuerte crisis de 1992-1994, básicamente estructural, obliga a ser cau-tos con la evolución del empleo en el futuro, según el autor. La actual crisis que España vive es muestra de la necesidad de tener en cuenta su explicación.

d o s s i e r

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Varios autores han estudiado la dinámica que presenta el sector cooperativo ante esta evolución del empleo, encontrando en la mayoría de los casos una relación sustitutiva entre ambos. Un ejemplo de ello a nivel internacional son Westerdahl y Westlund (1998), quienes centran su análisis en la contratación de perso-nas sin trabajo en época de paro por parte de las asociaciones y nuevas cooperativas, caracterizando a España, junto con otros países del Sur de Europa, por medio de las asociaciones regionales de trabajadores cooperativos. Grávalos y Pomares (2001) también recogen en su artículo diversa literatura a nivel europeo que rela-ciona de forma sustitutiva la evolución del empleo y el desarrollo de las sociedades cooperativas de producción. Además, en este trabajo, estos autores demuestran que en el periodo 1986-1995

en España “existe una relación anticíclica del empleo con las coo-perativas, lo que pone de manifiesto el carácter defensivo de estas empresas ante las crisis económicas”.Ahondando en esta relación, Díaz (2000) señala distintos estudios cualitativos sobre la motivación de los gerentes de sociedades coo-perativas, los cuales demuestran que la creación de cooperativas se debe al mantenimiento de los puestos de trabajo y a la generación de éstos. De todas formas, en este mismo artículo, el autor relaciona la creación de cooperativas con el desempleo en España, desde 1976 hasta 1998, comprobando que puede existir una estrecha relación entre la creación de cooperativas y la búsqueda de una solución en situaciones de desempleo, aunque ésta no es la razón principal del crecimiento de estas entidades ya que se deben tener en cuenta otros factores motivacionales en los socios cooperativistas.El resto de trabajos dejan de lado un enfoque analítico, aportando sus conclusiones tras un estudio más descriptivo. Entre éstos, cabe destacar el trabajo de Sáez-Fernández, González-González y Sánchez (2003). Estos autores realizan un análisis descriptivo de las entidades de la Economía Social, detectando que entre 1980 y 2002 estas en-tidades “han experimentado un notable desarrollo, extendiendo su presencia por todo el territorio nacional y por muy diversas ramas industriales y de servicios”, así como “en la creación de miles de pues-tos de trabajo”.En este trabajo se plantea ampliar el ámbito de estudio hasta 2008, incluyendo el efecto del comienzo de la actual crisis internacional. Además, se pretende ofrecer una visión de las sociedades coopera-tivas como respuesta ante el desempleo, complementando los estu-dios citados anteriormente, así como una óptica de estas organiza-ciones más proactiva en la generación de empleo en periodos de de-sarrollo económico. Para ello se utilizarán tanto técnicas descriptivas, como otras más complejas. Así, en el artículo se propone examinar la evolución de las sociedades cooperativas dentro de la dinámica de la economía española para el periodo 1987–2008. Segundo, analizar el papel que estas organizaciones han jugado en la creación de empleo desde 1994 hasta el presente. Tras esta revisión sobre la relación entre desempleo y cooperativis-mo, la investigación sigue la siguiente estructura: En el tercer apar-tado, se exponen las características de las sociedades cooperativas, realizando un breve análisis descriptivo de las mismas. Posteriormen-te, se realiza un análisis de causalidad y precedencia en materia de empleo para las sociedades cooperativas y la economía española en conjunto. Por último, en el quinto y sexto se muestran los resultados y las conclusiones más relevantes.

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3 Caracterización del sector cooperativo en España. 1987-2008

Según la Ley 27/1999, de 16 de Julio, de Cooperativas, la sociedad cooperativa está constituida por personas que se asocian (…) para la realización de cualquier actividad empresarial lícita, encaminada a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).Estas cualidades asociativas y participativas han incitado a que este tipo de sociedad se haya expandido en todo el mundo y hasta nues-tros días. En el caso de España, existe evidencia de estas organizacio-nes desde 1987, año en que el actual Ministerio de Trabajo e Inmigra-ción (MTIN) comienza la recopilación de las series estadísticas sobre la constitución de sociedades cooperativas. Con el fi n de ofrecer una visión completa de la realidad cooperati-va en España, en este trabajo se utilizará el número de sociedades cooperativas activas (MTIN; 1994–2008); el número total de socios de cooperativas en España (1987–2008), obtenido a partir de la ca-tegoría “miembro de cooperativa” que aparece en la Encuesta de Po-blación Activa (EPA); y, el número de trabajadores empleados en las sociedades cooperativas (MTIN, 1994–2008). En los tres casos, estos parámetros serán comparados con sus homónimos en el conjunto de la economía española: el número total de empresas, el de propie-tarios y trabajadores por cuenta ajena, y el de ocupados, respectiva-mente (obtenidos del INE).

Así, en cuanto al número de sociedades cooperativas, durante los quince años que forman el periodo de análisis (1994-2008), se obser-va un leve crecimiento, aumentando de 19.871 en 1994 a 25.066 en el tercer trimestre de 2008, el último disponible. Sin embargo, este incremento se centra principalmente en la primera década, alcanzan-do el valor máximo en 2006 con 26.146 sociedades cooperativas. No obstante, desde 2002, el crecimiento se estanca, coincidiendo con el periodo de expansión económica que hemos vivido en España en los últimos años. Esta evolución parece lógica con la hipótesis de partida que se plantea en el artículo, aunque sería necesaria avanzar en el análisis para obtener evidencia científi ca al respecto.

AñoSociedades

Cooperativas

% sobre el Total Empresas en

España

Socios Cooperativistas

% sobre el Total de Propietarios

en España

Trabajadores cooperativos

% sobre el Total de Trabajadores

en España

1987 . . 133.760 3,22% . .1988 . . 136.330 3,41% . .1989 . . 137.660 3,52% . .1990 . . 145.880 3,87% . .1991 . . 144.520 3,83% . .1992 . . 154.790 3,99% . .1993 . . 173.020 4,79% . .1994 19.871 . 173.490 4,70% 189.725 1,55%1995 19.096 . 155.130 4,24% 201.251 1,60%1996 20.401 . 152.800 4,10% 214.477 1,64%1997 21.531 . 126.100 3,29% 227.609 1,68%1998 22.155 . 129.100 3,25% 244.711 1,73%1999 22.564 0,90% 139.800 3,55% 259.757 1,74%2000 23.334 0,90% 122.500 3,11% 269.063 1,70%2001 24.351 0,92% 130.200 3,14% 277.385 1,70%2002 25.336 0,93% 117.100 3,01% 284.675 1,69%2003 25.345 0,90% 128.200 3,20% 296.742 1,69%2004 25.354 0,86% 108.400 2,76% 308.808 1,69%2005 26.146 0,85% 83.200 2,62% 313.972 1,63%2006 25.555 0,80% 97.000 2,95% 317.806 1,59%2007 25.714 0,77% 68.600 2,02% 317.542 1,55%2008 25.066 0,73% 62.500 1,87% 292.236 1,47%

AñoSociedades

Cooperativas

% sobre el Total Empresas en

España

Socios Cooperativistas

% sobre el Total de Propietarios

en España

Trabajadores cooperativos

% sobre el Total de Trabajadores

en España

1987 . . 133.760 3,22% . .1988 . . 136.330 3,41% . .1989 . . 137.660 3,52% . .1990 . . 145.880 3,87% . .1991 . . 144.520 3,83% . .1992 . . 154.790 3,99% . .1993 . . 173.020 4,79% . .1994 19.871 . 173.490 4,70% 189.725 1,55%1995 19.096 . 155.130 4,24% 201.251 1,60%1996 20.401 . 152.800 4,10% 214.477 1,64%1997 21.531 . 126.100 3,29% 227.609 1,68%1998 22.155 . 129.100 3,25% 244.711 1,73%1999 22.564 0,90% 139.800 3,55% 259.757 1,74%2000 23.334 0,90% 122.500 3,11% 269.063 1,70%2001 24.351 0,92% 130.200 3,14% 277.385 1,70%2002 25.336 0,93% 117.100 3,01% 284.675 1,69%2003 25.345 0,90% 128.200 3,20% 296.742 1,69%2004 25.354 0,86% 108.400 2,76% 308.808 1,69%2005 26.146 0,85% 83.200 2,62% 313.972 1,63%2006 25.555 0,80% 97.000 2,95% 317.806 1,59%2007 25.714 0,77% 68.600 2,02% 317.542 1,55%2008 25.066 0,73% 62.500 1,87% 292.236 1,47%

Fuente: Ministerio de Trabajo e Inmigración – Instituto Nacional de Estadística (INE).

Tabla 1. Datos básicos del sector cooperativo y el empleo en España. Unidades. España. 1984-2008.

Si se tiene en cuenta la dinámica global de la economía española y se observa el peso que suponen las sociedades cooperativas sobre el total de empresas, se puede apreciar que desde 2002 se produce una reducción de este ratio, pasando de cerca del 1% de las empresas existentes en España en 1999 (0,9%, exactamente), al 0,73% al fi nal del periodo (una pérdida de peso relativo cercana al 20%).Además, en esta dinámica coinciden los efectos contrapuestos que presentan las sociedades cooperativas y el número de empresas no cooperativas. A partir de 2002 se acentúa el incremento del núme-ro de empresas no cooperativas, alcanzando ratios de crecimiento del 4,7% en 2004 y más del 5% en 2007. En 2008, por el contrario, se

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observa un cambio de tendencia en ambos casos, aunque esto no supone que cese la pérdida de relevancia de las sociedades coopera-tivas respecto del total, ya que este periodo recesivo afecta en mayor medida a las primeras que a las segundas. De igual manera, antes de 2002 la tendencia es diferente al periodo siguiente, aumentando ligeramente incluso el peso de las organizaciones cooperativas sobre el total de empresas (de 0,90% en 1999 y 2000, a 0,93% en 2002). Ahí, puede ser observado el efecto de la leve crisis de 2001, como apun-taba Toharia, L. (2004). Cierto es que en el año 2003 el MTIN altera la metodología utilizada para el recuento del número de sociedades cooperativas agrarias, a las que afecta a la baja, reforzando el argumento señalado en el párrafo anterior. Sin embargo, este sector económico representa al-rededor del 15% del total de sociedades cooperativas, lo que atenúa el impacto de esta transformación. Quizá hubiera sido interesante comparar el ámbito cooperativo con el total en periodos anteriores a 1999. Esto hubiera permitido adquirir una óptica más amplia de la situación y reducir los posibles sesgos que puedan aparecer, pu-diendo comparar adecuadamente estos resultados con los de otros estudios.No obstante, a pesar de estas cuestiones, se puede afi rmar que, a priori, los procesos que ambos entornos siguen, en lo referente al número de empresas, son sustitutivos. Es decir, en aquellos periodos en que se acentúa el incremento exógeno del número de sociedades cooperativas, el número de empresas no cooperativas de la econo-mía española se reduce, y viceversa. Continuando con la caracterización del sector cooperativo español, el siguiente paso es estudiar el número de socios cooperativistas. Los datos necesarios para realizar dicho análisis proceden de la Encues-ta de Población Activa (EPA). La metodología usada en el muestreo entiende que “los miembros de cooperativas que trabajan en las mis-mas ejercen una actividad por cuenta propia” (INE, 2008). Esto supone que bajo esta referencia únicamente están recogidos aquellos socios encuadrados en sociedades cooperativas con carácter plenamente empresarial. Los socios de cooperativas con un ímpetu más asociati-vo, como los de las cooperativas de consumidores, de vivienda o, en

algunos casos, las cooperativas agrarias, entre otras, no están reco-gidos bajo esta defi nición. De todas formas, atendiendo a los datos disponibles, se aceptarán estos valores como proxy de los globales.Entrando ya en materia, respecto al número total de socios coope-rativistas, se observa la existencia de cuatro tramos en la evolución de esta variable. Hasta 1994, el número de socios cooperativistas no cesa de crecer, pasando de 133.760 en 1987 a 173.490 en 1994, lo que supone un incremento de cerca del 30% en apenas siete años. A partir de 1995, se sucede una pérdida continua de socios propie-tarios en el sector cooperativo español, que provoca que se termine el año 2008 con 62.500 socios, la cifra más baja del periodo. De todas formas, entre 1999 y 2003 se desacelera esta destrucción (la variación entre ambas añadas es de -0,7%), aunque con posterioridad la tasa de variación vuelve a ser negativa, y con más fuerza si cabe. Por otro lado, la evolución de los socios cooperativistas respecto al total de empresarios en la economía española calca prácticamente la tendencia demostrada anteriormente. Hasta 1994 su importancia crece de forma más pronunciada (desde el 3,22% al 4,7%), aunque en los años siguientes reduce drásticamente su peso (termina el periodo representando un 1,87% del total de empresarios), estabilizándose esa disminución a partir de 1997 y hasta el fi nal del periodo. Esta similitud es debida a la invariabilidad que alberga el número de propietarios no cooperativistas durante el periodo. Esta constancia ya ha sido apuntada por Congregado, E. et al. (2008) para el colectivo emprendedor a nivel agregado en España, señalándose, según este informe, que las leves variaciones que se aprecian entre los propie-tarios no cooperativistas se deben a la falta de encaje en la sustitu-ción entre empresarios con asalariados (que dobla prácticamente su número desde 1977 hasta 2006) y empresarios autoempleados (que ven reducido en un 40% su número en el mismo periodo).Al igual que en el caso de las sociedades cooperativas y las empre-sas no cooperativas, se observa un leve efecto sustitución entre los socios cooperativistas y los empresarios no cooperativistas. Aunque se ha señalado anteriormente la constancia de esta segunda varia-ble, a partir de 1995 se aprecia un cambio de ciclo, incrementándose levemente el número de empresarios no cooperativistas. Este hecho

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abarca una década grosso modo, coincidiendo en su inicio con el de-clive en el número de socios cooperativistas y en su fi nal con la agu-dización de esta destrucción de propiedad cooperativa.Cambiando de tercio, el número de trabajadores en sociedades coo-perativas aumenta en más de 100.000 personas empleadas desde 1994 hasta 2008 (un 3,2% de crecimiento medio en el periodo). De todas formas, su evolución difi ere en el tiempo, ya que hasta 1999 los ratios de crecimiento superan el 6%, reduciéndose en años pos-teriores, hasta 2007 y 2008, cuando se obtienen ratios negativos del 0,08%y 7,97%, respectivamente. Actualmente trabajan 292.236 personas en sociedades cooperativas, habiendo alcanzado su punto máximo en 2006 con 317.806 trabajadores cooperativistas.En la comparación con el empleo total en España se aprecia que, aun-que el número de trabajadores cooperativistas se ha incrementado a lo largo del periodo, su peso ha decaído constantemente, pasando del 0,16% en 1994 a algo más del 0,12% en 2008. Se observan ligeros máximos en esta comparación tanto en el periodo 1995-1997 como para 2002, relacionadas quizá con las leves crisis que sufrió la eco-nomía española en ambos periodos (y quizá también con el cambio metodológico en el segundo caso). Para fi nalizar esta sección, el contraste entre la evolución de los traba-jadores cooperativistas y la del resto de trabajadores de la economía española señala que el crecimiento en el número de trabajadores aje-nos al mundo cooperativo ha sido mayor a largo del periodo, aunque prácticamente la tendencia que ambas variables muestran es calca-da. Hay que apuntar que la destrucción de empleo observada en este último año afecta en mayor medida a los trabajadores en sociedades cooperativas que al resto de trabajadores, tal y como demuestra la tasa de variación de uno y otro (-7,97% y -3,03%, en cada caso).Con todo ello, el resumen de este apartado sobre la caracterización del sector cooperativo español debe centrarse en la diferente ten-dencia mostrada por trabajadores y sociedades cooperativas frente al número de socios cooperativistas. En el primer caso, se aprecia una evolución alcista de los datos absolutos, aunque suavizada en algu-nos periodos, y principalmente cuando se compara con la evolución del empleo total, produciéndose una pérdida de peso a lo largo de todo el periodo. Por el contrario, en el caso de los socios cooperativis-tas, la reducción en sus cifras aparece en cualquier análisis que partir de 1994, año en el que comienza el estudio del resto de variables.Se debe reseñar que el párrafo anterior hubiera podido ser matizado

si se dispusiera de un mayor periodo de estudio, ya que, como de-muestran los estudios referenciados y se aprecia en la evolución de los socios cooperativistas, la tendencia anterior a 1994 es completa-mente distinta a la que se aprecia posteriormente, ofreciendo un cre-cimiento continuo del sector cooperativista que se trunca a partir de ese año. Por otro lado, un hecho contrastado es que en los primeros años de la actual crisis (2007-2008), la evolución que presenta el ám-bito cooperativo es similar a la de la economía general: un marcado decrecimiento en todas las variables estudiadas.

4 Análisis de la relación entre el sector cooperativo español y el empleo total

En este apartado se pretende resolver el segundo objetivo que se planteada al comienzo del artículo, analizar el papel que estas orga-nizaciones han jugado en la creación de empleo desde 1994 hasta el presente (datos trimestrales). Para ello, se utilizará el análisis de causalidad propuesto por Granger (1969), el cual permite conocer el comportamiento dinámico de dos variables, así como la relación temporal entre ellas.La idea central de este contraste es que la variable X causa a Y (X � Y) si los valores presentes y pasados (hasta 4 retardos se han utilizado en este trabajo) de la variables X ayudan a predecir los de Y. De la misma forma, se puede afi rmar que existe causalidad de Y sobre X (Y � X) si los valores corrientes y pasados de la variable Y ayudan a predecir los valores de X. Esta relación existirá si el test de Granger, o sea, la hipótesis de no causalidad, es rechazado en alguna de las dos relaciones (Cuadros, A. M., 2000).Si es posible aceptar ambas relaciones, se dirá que existe feedback, por tanto, que existen factores ulteriores que son compartidos por ambas ecuaciones y que no están recogidos en la relación. Por el contrario, la aceptación del contraste de Granger en ambos casos supone que no exis-te causalidad entre ambas variables y que los factores que explican cada una de las variables son diferentes y no mantienen relación alguna.Así, en este trabajo se contrastará la relación entre variables del ámbi-to cooperativo e indicadores de empleo y desempleo en España, con el fi n de comprobar su precedencia o causalidad, en función de si son variables referidas al mismo concepto (empleo cooperativo y empleo total) o a conceptos distintos (empleo cooperativo y desempleo), res-pectivamente. En concreto, se desarrollarán los siguientes modelos:

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Con estos dos modelos se proponen dos aspectos distintos para la relación entre el sector cooperativo y el ámbito laboral de la econo-mía española. En el primer modelo se pretende analizar la fortaleza del sector cooperativo para predecir la evolución del empleo en Es-paña (efecto empuje). En este caso, se estudia la proactividad de este sector a la hora de generar empleo y ser motor de la economía para salir de los periodos recesivos. H1a: las variables relacionadas con el sector cooperativo preceden al empleo total.H1b: las variables relativas al sector cooperativo preceden al empleo no cooperativo.Por otro lado, en el segundo modelo se recoge la relación entre des-empleo y las sociedades cooperativas, lo cual permite contrastar los resultados obtenidos en otros trabajos sobre el efecto refugio que supone el sector cooperativo en tiempos de crisis (Grávalos y Poma-res, 2001, entre otros).H2: el desempleo causa en sentido Granger el desarrollo del sector co-operativo.Por último, cabe reseñar que, debido a la utilización de un concepto similar (empleo), aunque sea referido a dos ámbitos distintos (el sec-tor cooperativo y la economía española en su conjunto), se considera que para el primer modelo es más correcto el término precedencia que causalidad. Es decir, se pretende conocer qué variable es más di-námica, y, por tanto, cuál muestra sus efectos en primer lugar. Es por ello que en este segundo caso se permite la existencia de bidireccio-nalidad en la relación, ya que teóricamente cualquier variable puede preceder a, o ser precedida por, la otra. Por el contrario, el segundo modelo es unidireccional, estudiando únicamente la hipótesis de que el desempleo causa en sentido Granger el desarrollo del sector cooperativo, ya que de otra manera la hipótesis no tendría explica-ción económica.

5 Resultados

A la luz de la Tabla 2, se puede apuntar que existe una cierta relación entre las variables estudiadas, aceptando parcialmente las hipótesis anteriores, siendo necesario realizar diversas matizaciones. Por otro lado, hay que señalar que los resultados presentados en la tabla 2 están vinculados a la utilización en el contraste de un solo retardo (con el resto de retardos propuestos –hasta cuatro–, no se obtenían

relaciones signifi cativas), lo que supone que la relación demostrada no se prolonga en el tiempo sino que, más bien, es inmediata y se circunscribe al corto plazo. Este hecho tiene relación con la eviden-cia encontrada por Alba (2004), quien explica que la probabilidad de creación de empresas en la economía aumenta tras una corta dura-ción previa del desempleo.Así, para el modelo 1, respecto a la hipótesis H1a, se aprecia que tan-to los socios cooperativistas como las sociedades cooperativas pre-ceden temporalmente al empleo total. De todas formas, esta relación no llega a ser perfecta, ya que al 99% de confi anza tanto socios como sociedades cooperativas dejan de ser signifi cativas, no existiendo en-tonces relación alguna entre las variables.En lo relativo a los trabajadores cooperativistas, se observa que la re-lación más fuerte aparece entre los trabajadores cooperativistas en régimen de autónomos y el empleo total. Por otro lado, los trabaja-dores cooperativistas en régimen general presentan una tendencia de retroalimentación con el empleo total. Esto quiere decir que para ambas variables existen factores comunes que explican su evolución, por lo que se corrobora el resultado obtenido por Díaz (2000), se de-

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ben tener en cuenta otros factores, además de aquéllos relacionados con el empleo.El mayor peso relativo de los trabajadores por cuenta ajena en el conjunto de los trabajadores cooperativistas provoca que para éstos también exista retroalimentación con el empleo total, aunque si se amplía el intervalo de confi anza hasta el 99%, la relación pasaría a ser unidireccional, precediendo temporalmente los trabajadores coope-rativistas al empleo total. Esta explicación contrasta con la evolución de los socios cooperativistas, ya que éstos se encuadran principal-mente en el régimen de autónomos, causando los pocos socios en régimen general que, al nivel de confi anza del 99%, no existiera re-lación.En cuanto a las conclusiones de la hipótesis H1b, no se cree nece-sario contrastar la relación entre socios cooperativistas y empleo no cooperativo, ya que no se alcanza a intuir la hipótesis que sostendría dicha relación. En el caso de las sociedades cooperativas, se obtiene una relación de precedencia respecto al empleo no cooperativo. En este caso se puede hipotetizar con que el desarrollo de éstas supone una mayor demanda de productos intermedios, entre otros, lo que fomenta la creación de sociedades capitalistas que ofertarían estos productos y que, como consecuencia, crearían empleo no cooperati-vo. De todas formas, habría que precisar más esta relación en futuras investigaciones para poder aceptar la argumentación expuesta.

Respecto a los trabajadores cooperativistas, existen factores comu-nes que afectan tanto al empleo cooperativo como al no cooperati-vo; es decir, hay feedback. Esta relación se centra especialmente en aquellos trabajadores cooperativistas adscritos al régimen general de la Seguridad Social, mientras que para los trabajadores de las so-ciedades cooperativas relacionados con el régimen de autónomos no se aprecia relación alguna, siendo por tanto distintos los factores que explican una y otra variable. Estas diferencias entre los dos tipos de trabajadores cooperativistas tienen como consecuencia que la re-lación entre los trabajadores cooperativistas totales y el empleo no cooperativo, al igual que anteriormente, varía en función del nivel de confi anza que se establezca.Una vez analizado el modelo 1, se presentan los resultados para el modelo 2. En este caso, la relación entre las variables es unidireccio-nal (desde el desempleo hacia el sector cooperativo), pudiéndose ha-blar de causalidad entre las variables, al representar éstas conceptos distintos. Observando la tabla 2, se evidencia que no existe relación entre el desempleo y las variables ajenas a los trabajadores coopera-tivistas en régimen general de la Seguridad Social, y por su infl uencia, al total de trabajadores cooperativistas.Esto supone que el desempleo causa en sentido Granger los traba-jadores en las sociedades cooperativas. De todas formas, que la re-lación sólo aparezca con respecto a los trabajadores asalariados no

Modelo 2

Empleo total Empleo no cooperativo Desempleo

Socios cooperativistas totales Socios > empleo* - NO

Trabajadores totales en cooperativas feedback^ feedback* SÍ

Trabajadores cooperativistas en régimen general de la Seguridad Social

feedback feedback SÍ

Trabajadores cooperativistas en régimen de autónomos

traaut > empleo NO NO

Sociedades cooperativas totales coop > empleo* coop > emp.no.coop NO**

Modelo 1 Modelo 2

Empleo total Empleo no cooperativo Desempleo

Socios cooperativistas totales Socios > empleo* - NO

Trabajadores totales en cooperativas feedback^ feedback* SÍ

Trabajadores cooperativistas en régimen general de la Seguridad Social

feedback feedback SÍ

Trabajadores cooperativistas en régimen de autónomos

traaut > empleo NO NO

Sociedades cooperativas totales coop > empleo* coop > emp.no.coop NO**

Modelo 1 Fuente: Elaboración propiafeedback = relación bidireccional; SÍ = hay relación; NO = no hay relación.socios = socios cooperativistas totales; empleo = empleo to-tal en España; emp.no.coop = empleo no cooperativo;*Al 1% no hay relación.** Hay relación al 10%.^ Al 1% la relación cambia hacia el modelo de trabajadores autónomos.

Tabla 2. Resultados del test de Granger. España. 1994-2008. Coefi ciente de Confi anza = 95%. Con 1 retardo.

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permite corroborar plenamente las hipótesis de efecto refugio de Grávalos y Pomares (2001), ya que en este caso también debiera ha-ber aparecido relación entre el desempleo y los socios cooperativis-tas, o una mayor signifi catividad entre el desempleo y las sociedades cooperativas, lo que permitiría intuir que al haber desempleo se crea (y se mantiene) un mayor número de sociedades.Esto no contradice los resultados obtenidos por Grávalos y Pomares (2001), sino más bien apunta a que ese efecto refugio puede tener una incidencia más coyuntural que estructural en la relación entre estas variables. Expertos en el sector señalan que durante las crisis de los años 80 múltiples sociedades cooperativas fueron creadas como reacción a la desaparición del patrón más que como respuesta a un sentimiento asociativo o a una interiorización real de los principios cooperativos. Actualmente, en una sociedad más hedonista y con al-teraciones en la relación entre el trabajador y su puesto de trabajo, este efecto pierde relevancia.Quizá sea más plausible que el resultado de ambas hipótesis en conjunto permita corroborar el resultado de Díaz (2000), quien se-ñala que las sociedades cooperativas no supone tanto una respuesta cuantitativa a los efectos desempleo, sino más bien una cualitativa, al otorgar éstas unas mejores condiciones laborales al trabajador (me-nor riesgo de despido, etc.) que otro tipo de empresas, principalmen-te en periodos recesivos.

6 Conclusiones

La hipótesis de partida de este artículo era que las sociedades coope-rativas, debido a ventajas competitivas como el compromiso con el entorno en que desarrolla su actividad o la carencia de deseo de lu-cro monetario, soportan los ciclos recesivos con un mayor desahogo. Esta presunción, que se demuestra parcialmente correcta descripti-vamente para los primeros años del periodo de estudio (1987-2008), ha sido contrastada mediante un test de causalidad de Granger. A partir de este contraste se puede afi rmar que aquellas variables del sector cooperativo no relacionadas con el régimen general de la Seguri-dad Social (socios, trabajadores en régimen de autónomos y sociedades cooperativistas) preceden temporalmente a la dinámica demostrada por el empleo en España. Por el contrario, al hablar de desempleo, las varia-bles del sector cooperativo sobre las que éste actúa son los trabajadores cooperativistas totales y en régimen general de la Seguridad Social. Estos resultados apuntan en última instancia hacia una pérdida cuantitativa de capital social cooperativo en los últimos años, ya que, tanto de forma descriptiva como econométricamente, se observan cambios en las relaciones tradicionales en este sector. Habría que contrastar estas conclusiones de forma cualitativa, pues quizá las cooperativas creadas en la actualidad tengan más presentes los prin-cipios cooperativos.

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Las políticas de economía social en Europa

* Rafael Chaves Avila** José Luis Monzón Campos

* Profesor Titular de Universidad. Departamento de Economía AplicadaUniversidad de Valencia y Presidente de la Comisión Científi ca para la Economía Social y Cooperativa del CIRIEC-Internacional.

** Catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de Valencia y Presidente del Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa (CIRIEC).

La Economía Social europea constituye una realidad humana y económica muy signifi cati-va: emplea a más de 11 millones de personas, equivalentes al 6’7% de la población asala-riada de la Unión. La familia de las asociaciones, fundaciones y entidades afi nes constituye globalmente el componente mayoritario. En cambio, para los nuevos países miembros y para Italia, España, Finlandia y Suecia, es la ‘familia’ de cooperativas y afi nes la mayoritaria. ¿Qué atención le prestan a este sector social los poderes públicos europeos? Es éste el ob-jeto del presente artículo.

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1 La justifi cación de las políticas de economía social

A lo largo del último cuarto de siglo han sido numerosos los gobiernos nacionales y regionales del territorio de la Unión Europea los que han desplegado políticas públicas con referencias explícitas a la Economía social en su conjunto o a sus componentes. La justifi cación de estas políticas se ha basado en dos líneas principales, por un lado, en la es-pecifi cidad de la Economía Social y los costes y benefi cios sociales que ella conlleva, y por otro, en los benefi cios sociales de este sector.

La especifi cidad de las entidades de Economía Social está basada en unos valores y principios característicos. Las normas que regulan estas entidades tienen por objeto recoger dicha especifi cidad, con-templando, entre otros, el principio de decisión democrático y las limitaciones en la forma de distribución de excedentes y benefi cios. Pero este modus operandi específi co no es neutral, ocasiona unas ma-yores cargas operativas relativas a los grupos promotores y agentes económicos por la utilización de estos estatutos jurídicos en relación a las otras formas empresariales privadas. Las cargas que conlleva la especifi cidad de las entidades de ES obedece a la internalización de costes sociales que realizan, costes ligados al proceso decisional de-mocrático, al modo de distribución y a la naturaleza de los bienes y servicios que producen, básicamente de interés social y/o general, en contraposición a la externalización de costes privados que realizan las empresas privadas tradicionales lucrativas.

Estas cargas pueden presentar distintas dimensiones, como las res-tricciones en el modo de afectación de los excedentes y reservas de estas entidades, la sujeción a organismos de control y revisión a los que deben afi liarse ciertas entidades (como las cooperativas en Austria o en Alemania) o las limitaciones al desarrollo de actividades económicas de gran envergadura, caso del Estatuto Asociativo en Italia, o en el número mínimo de socios o de capital inicial necesario. En consecuencia, a partir de cálculos coste-benefi cio, donde se valo-ra posibilidades, ventajas e inconvenientes, los grupos promotores o los socios pueden tener desincentivos a utilizar ciertos estatutos jurídicos en benefi cio de otras formas (lo que los economistas deno-minan ‘economías de opción entre formas jurídicas’).

Desde la perspectiva de garantizar una igualdad de oportunidades entre las diferentes formas organizativas, y dado que se ha de realizar un tratamiento desigual ante situaciones desiguales, el marco legal debe de establecer medidas dirigidas a compensar las difi cultades de operar de aquellos Estatutos jurídicos en situación de inferioridad de oportunidades. Estas medidas pueden ser ayudas, pero también medidas de tipo fi scal. Pero, asimismo, el legislador debe establecer

SUMARIO

1. La justifi cación de las políticas de economía social

2. El despliegue de políticas de economía social en Europa

3. Administración pública competente en materia

de Economía Social

4. Las políticas públicas de la Economía Social en las instancias

comunitarias

5. Referencias bibliográfi cas

los mecanismos adecuados para evitar que ciertos agentes econó-micos desarrollen comportamientos oportunistas, benefi ciándose de las compensaciones por tener esos estatutos, sin cargar con sus correspondientes costes.

Por otro lado, el concepto de Economía Social viene íntimamente ligado a los conceptos de progreso y de cohesión social. La aporta-ción que a la sociedad europea realizan las Cooperativas, las Mutua-lidades, las Asociaciones, las Fundaciones y otras Empresas sociales trasciende con creces la contribución que en términos estrictamente económicos el P.I.B. es capaz de refl ejar, lo que no es poco. El potencial de generación de valor añadido social de este sector social es grande y su concreción multidimensional y marcadamente cualitativa, razón por la cual no siempre resulta de fácil percepción y cuantifi cación: de hecho, continúa desafi ando a los métodos de evaluación de la rique-za y el bienestar1.

Esa aportación neta de valor añadido social ha sido evidenciada y analizada a lo largo de los dos últimos decenios por numerosos estu-dios científi cos e informes ofi ciales, incluidos aquellos emanados de las Instituciones Comunitarias2. Estos estudios no sólo han contras-tado la capacidad de la Economía Social para generar nuevas opor-tunidades para la sociedad, para regular importantes desequilibrios sociales y económicos, mejorando con ello el funcionamiento del sis-

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tema aliviando tensiones y problemas, y para contribuir a la consecu-ción de múltiples objetivos de interés general, sino que también han reconocido a este sector social como un sector portador de un estilo de desarrollo que confi ere primacía a las personas. Esa aportación, no siempre bien reconocida, contrasta con la del Sector Privado Tra-dicional Lucrativo, el sector institucional que, aunque efi ciente eco-nómicamente, genera lo que los economistas denominan fallos de mercado, entre ellos, externalidades negativas (como las actividades contaminantes del medio ambiente), una creciente desigualdad en la distribución de la renta, desequilibrios regionales y desequilibrios en los mercados de trabajo y de servicios, especialmente en los ser-vicios de bienestar social.

Desde el enfoque de la teoría económica ortodoxa, un adecuado reconocimiento de las externalidades positivas generadas por la

1. CIRIEC-International publicará en breve un estudio internacional desarrollado por más de una veintena de investigadores y coordinado por la profesora Marie Bouchard sobre ‘Métodos e indicadores de evaluación de la Economía Social’. Véase también Chopart et al (2006).

2. Uno de los últimos informes hecho público es el del Parlamento Europeo (Parlement, Com-mission de l’emploi et des aff aires sociales (2006): Rapport sur un modèle social européen pour l’avenir) en el que se reconoce explícitamente a la Economía Social como el tercer pilar del Modelo social europeo. Le antecedieron múltiples informes de ésta y otras Instituciones comunitarias.

3. El papel regulador de la Economía Social se manifi esta en diferentes planos: en la defi ni-ción de las actividades, en la accesibilidad a los servicios (geográfi ca, social, fi nanciera y cultural), en su capacidad de ajuste entre servicios y necesidades, y en su capacidad para generar estabilidad en un contexto de economías eminentemente cíclicas.

Economía Social a la sociedad (Fraisse et al, 2001), en el sentido de benefi cios sociales disfrutados por la sociedad pero cuyos costos son asumidos por grupos reducidos de individuos, justifi caría la articu-lación de mecanismos compensadores hacia este sector, particular-mente medidas de política pública.

Pero el papel de la Economía Social en las sociedades modernas no se reduce a su rol paliativo de las defi ciencias de los otros dos sectores institucionales, el Público y el Privado Tradicional, ni a la generación de valores añadidos sociales de carácter sectorializados, sino que la Economía Social también conforma un espacio regulador del siste-ma3, en aras a alcanzar un modelo de desarrollo social y económico más equilibrado (Demoustier, 2001).

Los ámbitos donde mayor consenso científi co, social y político existe en cuanto a reconocimiento de aportaciones de valor añadido social de la Economía Social son el empleo, la cohesión social, la generación de tejido social y económico, el desarrollo de la democracia, la inno-vación social y el desarrollo local. Los apartados siguientes tienen por objeto abordar con más detalle esas contribuciones de la Economía Social.

2 El despliegue de políticas de economíasocial en Europa

En general en los paises europeos se han articulado políticas sectoriales que han incluido referencias explícitas a las formas institucionales que integran la Economía Social, aunque con plasmación fragmentaria e in-conexa: Son los casos de las políticas activas de empleo en las que han sido involucradas las cooperativas de trabajadores y las empresas de inserción, de las políticas de servicios sociales, donde las asociaciones, fundaciones y otras entidades sin fi n de lucro han desempeñado un papel clave, de las políticas agrarias y de desarrollo rural, en las que las cooperativas agrarias han sido implicadas, o la referencia a las mutua-lidades de previsión social en el marco de los sistemas de previsión so-cial. Más recientemente y singularmente han emergido políticas espe-cífi cas de Economía Social, unas centradas en las empresas que operan en el mercado y otras dirigidas a las entidades sin fi nes de lucro, que operan fuera del mercado, pocas veces de modo transversal.

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El despliegue de estas políticas ha sido irregular tanto en amplitud como en contenido en los países de la Unión. Como se señalaba en Chaves y Monzón (2000), la diversidad de las políticas y la irregula-ridad de su despliegue se explican, principalmente, por el contexto político, económico, histórico, social, cultural e institucional propio de cada una de las situaciones nacionales y regionales en que fueron concebidas.

Más concretamente, entre los principales elementos que explican el alcance y la importancia de las políticas realmente desplegadas, además de la intensidad y manera de insertar la Economía Social en dichas políticas, fi guran el reconocimiento social y político de esta realidad institucional (la Economía Social), la visibilidad del sector y la imagen que proyecta hacia la sociedad y hacia los formuladores de políticas en relación con el papel que desempeñan en el desarrollo multidimensional (económico, social y cultural) de la nación, el peso económico y la tradición de esta realidad y, fi nalmente, su capacidad de representarla en los distintos procesos de elaboración y aplicación de las políticas públicas.

Uno de estos factores, el papel que la Economía social puede desem-peñar en el desarrollo multidimensional de los países, remite al mo-delo de sociedad en su dimension ideológica, y constituye la piedra angular para la implicación de las diversas fuerzas sociales y econó-micas que conviven en un país. A este respecto se han planteado tres principales modelos de sociedad en los cuales el rol de la Economía social es sistémicamente antagónico (Laville y Vaillancourt, 1998; Lé-vesque y Mendell, 1999 y Demoustier, 2001):

Un primer modelo, el socialdemócrata tradicional, donde lo social estaría incluido exclusivamente en el Estado y la función de redistri-bución. La Economía Social resultaría de una herencia del pasado y ocuparía una posición residual. Lo social aparece por lo tanto casi ex-clusivamente como problema social exigente de las inversiones por parte del Estado, fi nanciado por impuestos sobre el capital el cual es considerado como el instrumento privilegiado de producción de riquezas.

Un segundo modelo, el modelo neoliberal, donde la economía se re-duce al mercado, ocupado exclusivamente por empresas tradiciona-les lucrativas, y donde lo social sólo se refi ere a quienes no participan en la economía de mercado y que constituyen así una demanda in-solvente. La Economía social no sólo quedaría excluida del concierto de los desafíos claves de la economía, sino que contribuiría a la duali-zación social y económica en dos ámbitos, en las actividades de mer-cado, fomentando la dependencia y la precarización de las relaciones laborales y de producción de crecientes segmentos de población, y en las actividades de no mercado y redistributivas fomentando el cuestionamiento del Estado como máximo regulador y redistribui-dor a favor de la fi lantropía, el voluntariado y la economía informal (Chaves, 2005).

Un tercer modelo, el modelo de la democracia económica y social, o de economía plural, donde lo social estaría incluido a la vez en el Estado (de la redistribución) y en la sociedad, donde el Estado continuaría siendo el principal regulador y redistribuidor, y donde la Economía Social operaría tanto en actividades de mercado como de no merca-do. En este modelo, el fomento del despliegue de la Economía Social exigiría, por un lado, adecuados mecanismos de evaluación de su potencial de generación de valor añadido social y de sus límites, y

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por otro, de importantes transformaciones socioeconómicas e insti-tucionales (Lévesque, 1997).

Por otra parte, en aquellos países donde el sector de la Economía Social goza de mayor reconocimiento social (apareciendo incluso re-cogido y apoyado en su respectiva Carta Magna, la Constitución), tra-dición, dinamismo económico y capacidad de interlocución, existe una riqueza de dispositivos de políticas públicas en este ámbito que gozan además de una dilatada historia. En cambio, en países donde es sólo recientemente cuando se está ‘descubriendo’ políticamente este sector institucional (aunque no alguno de sus componentes, como las cooperativas), las medidas específi cas dirigidas al sector son aún escasas y a menudo inducidas por dispositivos supranacio-nales, en concreto, aquellos emanados de la Unión Europea (Chaves y Monzón, 2000).

En muchos países de la Unión existe un órgano de alto rango den-tro de las administraciones públicas nacionales con competencias reconocidas y explícitas en materia de Economía Social y cuyo nom-bre recoge la denominación (marca) de este sector social. Lejos de contribuir a una guetización de este sector de la sociedad, la existen-cia de este tipo de órgano constituye un indicador de primer orden del nivel de reconocimiento y de priorización en la agenda de los policy makers de un país. En efecto, implica no sólo un reconocimien-to institucional de la importancia de este sector en la sociedad sino también un impulso a su visibilidad e imagen sociopolítica amén de otros efectos sobre el proceso político, como información coordina-ción, etc. De hecho, constituye también una forma de institucionali-zación de políticas específi cas –transversales- de Economía Social.

En Europa este tipo de órganos públicos presentan en algunos casos un carácter interministerial y se encuentran en países como Francia, cuyo gobierno incluye un Ministerio de la Juventud, del deporte y

de la vida asociativa así como una Delegación Interministerial sobre Innovación Social y Economía Social, Bélgica, cuyo gobierno disponía de una Secretaría de Estado sobre Desarrollo Sostenible y Economía Social y ahora de una Secretaría de Estado para la Economía Plural, o España, donde existió durante parte de la década de los años noven-ta el interministerial Instituto Nacional de Fomento de la Economía Social. La existencia de estos órganos depende, no obstante, en gran medida, de los cambios y reestructuraciones en los gobiernos de los respectivos países. Un ejemplo reciente es el de la Comisión nacional para las cooperativas de la República Checa: fue creada por el gobier-no a principios de 2006, y desactivada a fi nales del mismo año, tras las elecciones, por el nuevo gobierno.

La Tabla siguiente recoge los órganos de la administración pública de los países miembros de la Unión que responden a los criterios anteriormente señalados y activos a principios del año 2006, iden-tifi cados en el trabajo de campo de este estudio. Son a destacar el ejemplo francés así como la fuerte relación entre la existencia de un elevado grado de reconocimiento social del concepto de Economía Social en un país y la existencia de este tipo de órgano de la admi-nistración pública.

3 Administración pública competente en materia de Economía Social

No siempre la existencia de un órgano del tipo anterior es condición necesaria para la activación de políticas específi cas y transversales de Economía Social. Varias experiencias, como las descritas en Chaves y Monzón (2000) así lo confi rman. En este mismo contexto, en algunos de los nuevos países miembros de la Unión, a pesar de carecer de los susodichos órganos especializados, están emergiendo iniciativas en dirección a la institucionalización de políticas específi cas de Economía Social. Son los casos de Polonia y la República Checa. Para el primero,

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el Plan Nacional de Desarrollo para los años 2007-2013 del gobierno polaco cita repetidamente a la Economía Social como instrumento efectivo

País Nombre de la Autoridad Pública

BÉLGICA (BE) Secrétariat d’Etat au Développement Durable et à l’Economie Sociale

CHIPRE (CY) Cooperative Societies’ Supervision and Development Authority

ESPAÑA (ES)DGES - Dirección General de Economía Social, del trabajador autónomo y del fondo social europeo, una en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y otra en el Ministerio de AgriculturaEstas administraciones se reproducen a nivel de la mayoría de gobiernos regionales

FRANCIA (FR)

DIIEES (Délégation Interministérielle à l’Innovation, à l’expérimentation sociale et à l’économie sociale) du Ministère de l’emploi, de la cohésion sociale et du logement,Ministère de la jeunesse, des sports et de la vie associative Au niveau régional, des services Economie sociale et solidaire dans les conseils régionauxAu niveau municipal ou intercommunal, des élus et des techniciens

IRLANDA (IE) Social Economy Unit, FAS.

ITALIA (IT)Direzione generale per gli enti cooperative, Ministero dello sviluppo economicoAgenzia per le Onlus (Agency for Socially Responsible Non-Profi t Organizations).

MALTA (MT) NGO Liaison Unit, Department for Social Welfare Standards, Ministry for the Family and Social Solidarity.

PORTUGAL (PT) Instituto António Sérgio do Sector Cooperativo (INSCOOP).

REINO UNIDO (UK)Social Enterprise Unit antes en el DTI ahora en el Cabinet Offi ce, y la Charity and Third Sector Finance Unit with the HM Treasury

para combatir la pobreza y la marginación social. Estas menciones de-ben interpretarse en un contexto de participación de los interlocutores sociales en el proceso consultivo, incluyendo las empresas sociales y las ONG, y en la percepción positiva de la Economía Social por parte del Gobierno. Realidad análoga se ha producido con el Plan Nacional de Desarrollo para los años 2007-2013 de la República Checa. Por otra parte, a menudo la ES permite articular diferentes tipos de políticas sectoriales, como la social, la de empleo y la de desarrollo local, de ahí el interés de disponer de unidades administrativas competentes en materia de ES de carácter interministerial.

No obstante lo anterior, como ya se indicó al principio de este epígra-fe, la realidad que predomina en Europa, cuando la Economía Social o sus componentes son tenidos en cuenta en la agenda política de los gobiernos, es la introducción sectorializada de esta realidad social en el marco de las diferentes políticas sectoriales, por ejemplo, en la política de empleo del respectivo Ministerio de Trabajo4 o en la polí-tica de bienestar social y acción social del correspondiente Ministerio de Asuntos Sociales. Este último hecho no es sorprendente, pues, a fi n de cuentas, estas políticas sectoriales son las respuestas del Sec-tor Público a las múltiples demandas y problemas sustantivos de su sociedad de referencia, de modo análogo al hecho de que la apari-ción de las múltiples formas de Economía Social son las respuestas espontáneas de la sociedad civil organizada a análogos problemas en ausencia de respuestas efi caces tanto por parte del Sector Público como del Sector Privado tradicional. En muchos casos las iniciativas de la Economía Social preceden a la actuación del sector Público a la hora de resolver problemas, proponiendo soluciones creativas, reve-lando así una potente capacidad de innovación socioinstitucional.

La Economía Social y sus componentes son considerados, a menudo pero no siempre, en las políticas de los Estados. Atendiendo a su in-clusión, o no, como actor en las políticas, cabe distinguir las políticas específi cas, de las políticas generales y de las excluyentes. Las políti-

4. El estudio de CIRIEC-International (2000) analizó en profundidad el papel de la Economía Social en las políticas de empleo de Europa.

cas específi cas son aquellas dirigidas exclusivamente al sector de la Economía Social, ya sea en su concepción amplia o a sus familias in-ternas, excluyendo de su campo de intervención al resto de empresas del Sector Privado. Las políticas generales son aquellas políticas públi-cas dirigidas a cualquier tipo de empresa o entidad, sin distinción. Las políticas excluyentes son aquellas políticas dirigidas al Sector Privado pero que excluyen, explícitamente (en la regulación) o económica-mente5, a las empresas y entidades de Economía Social. Un ejemplo de política excluyente ha sido la política energética española, en su ver-tiente de distribución, en la cual se ha excluido, hasta recientemente, la posibilidad de que las cooperativas puedan ser agentes distribuidores de energía eléctrica o de carburantes en gasolineras cooperativas, o también, la exclusión de las cooperativas, en este mismo país, de los fondos de formación continua hasta el año 2005. El concepto de discri-minación positiva y negativa hacia la Economía Social se concibe en este marco dependiendo de si se aplican políticas específi cas o excluyen-tes. Cambios institucionales en la concepción de políticas que alteran su modo de operativización y/o que alteran la naturaleza institucional de los benefi ciarios son medidas que pueden favorecer o impedir el despliegue de la Economía Social en la economía.

En Europa las políticas dirigidas a la Economía Social presentan un variado elenco de formas. Atendiendo a la naturaleza de sus instru-mentos se distinguen cinco principales tipos de políticas (Chaves, 2002): las políticas institucionales, las políticas de difusión, formación e investigación, las políticas fi nancieras, las políticas de apoyo con servicios reales y las políticas de demanda.

Como ya fue explicado, las políticas institucionales confi eren espa-cio sistémico a las empresas de la Economía Social desde el orden ins-titucional vigente, reconociéndoles como actor tanto en la economía como en el diálogo social.

Las políticas institucionales atañen también al reconocimiento de la

5. La exclusión económica se justifi ca en determinadas exigencias económicas, como son el tamaño empresarial o la capacidad de movilización de recursos humanos estratégicos (gestores de proyectos), que las empresas de este sector social tienen difi cultades en cum-plir para acogerse a determinadas políticas.

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Economía Social como actor en el proceso de elaboración y aplica-ción de las diferentes políticas públicas. En los países donde la Econo-mía Social se halla más reconocida existen órganos institucionaliza-dos de participación y diálogo social con representación de la Econo-mía Social. Se trata de los consejos económicos y sociales, análogos al Comité Económico y Social Europeo, a nivel estatal y regional, y de Consejos estatales de la Economía Social en España y en Francia. Se aprecian también incipientes iniciativas en este sentido en los nue-vos países miembros de la Unión, como Lituania, donde la estrategia económica señala explícitamente que la Economía Social es un actor clave, y en Malta, donde en julio de 2005 se publicó un Libro Blanco sobre “El reforzamiento del sector Voluntario”.

Las políticas de difusión, formación e investigación van dirigidas a proporcionar, por un lado, visibilidad y receptividad social, y por otro lado, a desarrollar competencias en materia de formación e in-vestigación en benefi cio del sector. En varios países europeos existen líneas estables de apoyo a la formación y a la investigación especiali-zada en Economía Social.

Las universidades y las organizaciones federativas suelen ser las en-cargadas de llevar a cabo estas funciones. En algunos casos, como Suecia, Portugal, Italia, España y Francia, han aparecido centros de investigación y de formación especializados articulados en redes, siendo una de las más activas la red de CIRIEC. También han apare-cido otras redes, como la red EMES, la red del Proyecto internacional de la Universidad Johns Hopkins y redes interuniversitarias naciona-les (como las redes alemana de cooperativas, la red interuniversitaria francesa de la economía social y solidaria, la red española de CIRIEC de investigadores en economía social, la red portuguesa del tercer sector, entre otras). Todas ellas han contribuido a difundir el concep-to y los conocimientos sobre Economía Social a lo largo del territorio europeo. También en el ámbito de la formación en Economía Social los centros universitarios más consolidados han sido activos. En los últimos años, varias universidades, generalmente ligadas a dichas re-des, en el marco de la conocida reforma europea de Bolonia, cuyo ob-jetivo es constituir un espacio europeo de estudios superiores, han puesto en marcha títulos de postgrado en Economía Social.

Los poderes públicos también promueven y desarrollan la Economía Social a través de instrumentos fi nancieros. En unos casos, con la po-lítica presupuestarias, movilizan fondos de naturaleza pública, como

el programa portugués Prodescoop, de promoción de las cooperati-vas. Análogos programas de subvenciones de promoción de las coo-perativas y del empleo en las cooperativas, y programas análogos en Alemania, Italia, Chipre y España. En otros casos son fondos mixtos o paritarios, gestionados por la administración y por organizaciones de la Economía Social, siendo ejemplos los fondos Franceses Fondo Nacional de desarrollo de la vida asociativa (FNDVA) y el Fondo Na-cional de desarrollo del deporte (FNDS). Otras veces, la procedencia de la fi nanciación es extrapresupuestaria: en unos casos, como el de la Ray y de la Oy Veikkaus AB de Finlandia y la ONCE de España, los recursos proceden de la recaudación de la explotación de los juegos de azar (loterías, máquinas de premio). También se asignan fondos públicos poniendo en relación políticas de distinta naturaleza, por ejemplo, políticas pasivas de empleo con políticas activas, caso de la posibilidad de cobrar en un pago único la prestación por desempleo si el desempleado decide poner en marcha una cooperativa o una sociedad laboral en España o también de las políticas de ayuda al empleo en asociaciones y los cheques-empleo en Francia.

Las políticas de apoyo con servicios reales tienen por objeto ofrecer una variedad de servicios reales (no fi nancieros) al sector, como son información técnica, asesoramiento, competencias en materia de co-mercialización, networking, reestructuración y fomento de la creación de estructuras de 2º grado, etc. Estos servicios tienden a ser ofrecidos por las federaciones sectoriales con apoyo de la fi nanciación pública.

Como se sabe, a través del gasto público, las administraciones públi-cas son grandes demandantes de bienes y servicios ofrecidos por el sector privado. Este gasto determina el nivel de actividad del sector privado, como argumentó el economista Keynes en los años treinta. En este contexto, los poderes públicos pueden fomentar las empresas de ES facilitando su acceso a la condición de proveedor del sector pú-blico, considerando que la administración puede ser el demandante fi nal o el demandante intermedio (caso de los servicios de bienestar social, como los servicios sociales, educativos o sanitarios, en los que los ciudadanos son sus usuarios fi nales).

En estas políticas de demanda el modo de provisión de los servicios tiene incidencia directa sobre las oportunidades de desarrollo de la Economía Social. Pueden contratarse de modo estable anualmente entre la administración y las organizaciones del sector, como la contra-tación anual en Portugal del tipo y cuantía de las subvenciones estata-

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les para guarderías, preescolar y atención a los ancianos. Pueden entrar en situación de cuasi-mercados, abiertos a la competencia, donde los operadores de la Economía Social han de competir con las empresas privadas tradicionales lucrativas. Este último escenario, en expansión, se encuentra en proceso de regulación a nivel europeo. Al objeto de contemplar objetivos de interés social y general, pueden establecerse cláusulas sociales en las contrataciones de las administraciones públi-cas. Este tipo de cláusulas, cuestionadas hasta hace pocos años por dis-torsionar la competencia, han sido fi nalmente aceptadas por las instan-cias comunitarias, como revela la aprobación de la Directiva 2004/18/CE del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a los procedimientos de adjudicación de contratos públicos, a la que debe adaptarse la nor-mativa de los Estados miembros, y que asume y regula explícitamente la introducción de criterios sociales en estas contrataciones.

4 Las políticas públicas de la Economía Social en las instancias comunitarias

Durante las tres últimas décadas, la atención prestada a la Economía Social por parte de las diferentes instancias comunitarias ha sido cre-ciente aunque discontinua en el tiempo y desigual según institucio-nes. Progresivamente ha ido reconociendo el importante papel de la Economía Social en el desarrollo social y económico de Europa, y con él su naturaleza de pieza fundamental del Modelo Social Europeo.

La larga marcha hacia el reconocimiento institucional de la Econo-mía Social y la articulación de políticas europeas específi cas comien-za en los años ochenta y culmina en 1989 con la Comunicación de la Comisión al Consejo sobre “Las empresas de Economía Social y la creación de un mercado sin fronteras”, en la que se proponía esta-blecer una base jurídica europea para las cooperativas, asociaciones y mutuas en forma de Estatutos y con la creación de la Unidad de Economía Social en el seno de la Dirección General XXIII de la Comi-sión Europea. Durante esa década dos instituciones comunitarias, el Parlamento y el Consejo Económico y Social Europeo (CESE), emiten sucesivos Informes, propuestas y Resoluciones que ponen de relie-ve el valor añadido social de la Economía Social y que culminan con sendos hitos (Hypsman, 2003). El Parlamento emite informes como el de Avgerinos sobre la contribución de las cooperativas al desarrollo regional, Mihr sobre el papel de las cooperativas a la construcción europea, Trivelli sobre las cooperativas y la cooperación al desarrollo así como la proposición de resolución de Eyraud, Jospin, Vayssade (1984) que invita al Consejo y a la Comisión a examinar las posibilida-des de establecer un derecho europeo de asociaciones. El CESE, por su parte, auspició en 1986 una conferencia europea de la Economía Social junto con el Comité de Coordination des Associations Coopé-ratives de la Communauté (CCACC) y editó en ese mismo año el pri-mer estudio europeo sobre las cooperativas, mutuas y asociaciones (ver CESE, 1986).

A partir de 1989 se producen sucesivos avances y ciertos retrocesos en el reconocimiento y despliegue de políticas de Economía Social. Como se ha señalado más arriba, se institucionaliza la primera ad-ministración pública especializada en Economía Social, la “Unidad de Economía Social” de la Dirección General XXIII, creada por la Co-misión Europea en 1989 bajo la Presidencia de Jacques Delors6. Su programa de acción era muy ambicioso, dados los escasos recursos económicos y humanos con los que contaba:

emprender iniciativas para reforzar el sector de las cooperativas, mutuas, asociaciones y fundaciones;

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elaborar una legislación europea de cooperativas, mutuas y aso-ciaciones; analizar el sector; asegurar la coherencia de las políticas de la UE en cuanto afecten al sector; mantener contactos con las federaciones representativas que existan; establecer relaciones con los componentes del sector que per-manezcan sin organizar; concienciar a los decisores sobre el sector de las cooperativas, mutuas, asociaciones y fundaciones;evaluar los problemas que afronta el sector; representar a la Comisión en temas que atañen a las otras insti-tuciones de la UE.

Esta Unidad es reestructurada en el año 2000 cuando sus competen-cias son escindidas entre dos Direcciones Generales: la DG Empresas e Industria, donde se creó una Unidad B3 de “Artesanía, pequeña em-presa, cooperativas y mutuas”, centrada en los “aspectos empresaria-les” de las cooperativas, mutuas, asociaciones y fundaciones, y la DG de Asuntos Sociales, con competencias en materia de asociaciones y fundaciones.

Junto a la Unidad anterior, dos instituciones comunitarias han sido importantes valedores de la Economía Social:- el Comité Económico y Social Europeo (CESE), órgano consultivo de

la Unión Europea, el cual tiene en su Grupo III representantes de la Economía Social, los cuales han creado una ‘Categoría Economía Social’. Su actividad ha sido especialmente prolífi ca en los últimos años, emitiendo diversos Dictámenes.

- el Parlamento Europeo. En 1990 crea en su seno por primera vez un ‘Intergrupo parlamentario Economía Social’, el cual, será desactiva-do y vuelto a reconstituir en 2005.

Adicionalmente se encuentra el Comité Consultatif de las Cooperati-vas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones (CMAF), constituido en 1998, cuya función habría de ser la de dar su opinión sobre las diferentes cuestiones relacionadas con la promoción de la Economía Social a nivel de la Unión. Dicho Comité fue suprimido en 2000, tras la reestructuración de la Comisión, pero, a iniciativa de las propias organizaciones sectoriales, se activa inmediatamente la Conférence Permanente Européene des Coopératives, Mutuelles, Associations et Fondations (CEP-CMAF)7 como plataforma europea interlocutora de las instituciones europeas.

A la hora de desplegar sus acciones, las instituciones comunitarias recu-rrentemente se enfrentan a un doble problema relativo a la Economia Social: el de su escasa base legal y el de su insufi ciente precisión con-ceptual, debatiéndose entre una ausencia de referencia explicita en los textos básicos de la Unión (Tratado de Roma y Tratado de Maastricht), una defi nición (cuando la hay) basada en las formas jurídicas y no por las actividades que desarrolla, y entre una multiplicación de denomi-naciones (como Tercer sistema, sociedad civil, etc.) que contribuyen a difi cultar el consenso en torno a la denominación de esta realidad.

Desde la perspectiva del reconocimiento jurídico y de la visibilidad de la Economía Social, los principales avances han sido los siguientes:

- Las Conferencias europeas (París, Lisboa, Bruselas, Roma, Sevilla, Gavle, Gante, Atenas, Luxemburgo, Salamanca y Tours, entre otras) organizadas por las Presidencias del Consejo de la Unión Europea o en el marco de las mismas,

- Los sucesivos Dictámenes del CESE y las iniciativas y opiniones del In-tergrupo Economía Social del Parlamento Europeo, en algún caso, tam-bién del Comité de Regiones e incluso de la propia Comisión que han contribuido a dar visibilidad a este sector social y sus componentes;

- El Observatorio europeo de las PYME ha dedicado su 6º informe (2000) a las asociaciones y las fundaciones.

- El Estatuto de la Sociedad Cooperativa Europea, cuyo objetivo es armonizar y favorecer la transnacionalidad, además de dar soporte institucional a ciertas iniciativas empresariales europeas, está gene-rando un efecto demostración positivo tanto hacia los nuevos paí-ses miembros de la Unión como hacia aquellos países que, como Reino Unido y Dinamarca, carecen de legislación especializada en materia de cooperativas8.

- La reciente aprobación de la regulación sobre las cláusulas sociales,

8. En sentido opuesto, la retirada de la agenda europea de los Estatutos de la Asociación Europea y de la Mutualidad Europea han supuesto una pérdida de oportunidad de dar soporte institucional a estas formas de Economía Social.

6. ver : http://ec.europa.eu/enterprise/entrepreneurship/coop/social-history/social-history.htm7. La agenda actual de CEP-CMAF es:

- estrategia de Lisboa (pretendía conciliar lo económico con lo social y medioambiental), - política de cohesión, - programa ‘competitividad e innovación’, - servicios de interés general, - ayudas de estado, - responsabilidad social de las empresas.

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inclusión en las políticas comunitarias (estadísticas, formación, investi-gación y desarrollo). Aprobado por el Parlamento Europeo con un pre-supuesto de 5,6 millones de ecus, fue rechazado por el Consejo. Aná-loga suerte tuvo la segunda propuesta de Programa plurianual para la Economía Social. El enfrentamiento entre el Consejo y el Parlamento se constata en la misma línea presupuestaria ‘Economía Social’, la cual es eliminada en 1997 por el primero y rehabilitada por el segundo.

La participación de la Economía Social en la política presupuestaria de la Unión Europea se ha realizado en el marco de las políticas de empleo y de cohesión social, en concreto a través de los programas presupues-tarios plurianuales de promoción de las PME y del empleo, como la ini-ciativa comunitaria ADAPT, la iniciativa EQUAL de integración social y laboral, los programas “Actuar localmente a favor del empleo”, “Capital local con fi nalidad social” y el Fondo Social Europeo (FSE) en el marco de las medidas de fomento de las iniciativas locales (submedida 10 b) hacen referencia explícita al papel de la Economía Social. Estas refe-rencias se enmarcan en el reconocimiento de la Economía Social en el marco del empleo y el desarrollo local de la Estrategia de Lisboa.

Singularmente, a iniciativa del Parlamento Europeo, la Comisión acti-vó en 1997 una importante acción piloto, la única de gran envergadu-ra enfocada específi camente hacia la Economía Social, denominada “Tercer sistema y empleo” dirigida a explorar y promover el potencial del Tercer sistema (sinónimo de Economía Social) en el campo del empleo. Operativizada por la Dirección General “Empleo y Asuntos Sociales” hasta el año 2001, puso en marcha 81 proyectos por valor de casi 20 millones de euros. No ha tenido continuidad.

Estos programas han tenido unos amplios efectos estructurantes tanto a nivel nacional como internacional para articular y vertebrar la Eco-nomía Social Europea a nivel de federaciones, redes, investigaciones, cultural, de políticas. De especial importancia es el programa EQUAL. Apoya a proyectos que implican la participación de entidades de la Economía Social, tales como “Reforzar la Economía Social (Tercer Sec-tor) nacional, especialmente los servicios para las comunidades locales y la mejora de la calidad del empleo”. Los proyectos incluyen también conferencias y debates, claves para la difusión del concepto. Su impac-to está siendo decisivo en países como Polonia, Irlanda y Austria.

Se espera que estos efectos positivos también se produzcan en los nuevos países miembros de la Unión, contribuyendo así la Economía Social a la construcción europea y al proyecto europeo.

Es importante subrayar, dentro de la arquitectura de la política euro-pea, el protagonismo conferido a los gobiernos nacionales a la hora de trasladar la política de la Unión a los países miembros.

Desde la Dirección General Empresa algunas iniciativas también han sido puestas en marcha (Hypsman, 2003): la Comisión constituyó en 2000 un grupo político de empresa, bajo la Dirección General Empre-sa, cuya función es aconsejar a la Comisión sobre todas las cuestiones relativas a este campo. Esta institución, integrada por expertos pro-cedentes del sector empresarial y de representantes de los Estados miembros, tiene por objeto examinar las cuestiones generales de empresa y asesorar a la Comisión en la difusión de las buenas prácti-cas. Este órgano cuenta con representación de la Economía Social. En

- Una creciente política favorable hacia las empresas sociales.

En las políticas desplegadas, los objetivos a los que va ligados la Eco-nomía Social son básicamente el empleo, los servicios sociales y la cohe-sión social, apareciendo, por tanto, sobre todo en dos grandes ejes de políticas públicas: las políticas sociales y de integración laboral y social y las políticas de desarrollo local y de creación de empleo. El interés por parte de las instituciones comunitarias en implicar a la Economía Social en estos objetivos constituye un avance fundamental, sin embargo, re-vela una concepción estrecha del potencial y de las propiedades que aquella puede generar en la sociedad y la economía europeas.

Una política presupuestaria europea específi ca de Economía Social no ha podido abrirse. Los dos intentos habidos han fracasado. Así, el primer Programa plurianual de acciones comunitarios en favor de las asociaciones, las mutuas y las fundaciones en la Comunidad Europea (1995-1997) tenía por objeto promover la Economía Social europea mediante acciones específi cas transnacionales así como su

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su agenda han estado el Libro Verde sobre el espíritu de empresa, el Libro Verde sobre la responsabilidad social de las empresas, así como un Informe sobre los factores de competitividad de las empresas.

Los tímidos avances citados en el reconocimiento y en el despliegue de políticas a nivel comunitario contrastan con dos asuntos que ocu-pan un lugar central en la política y agenda comunitaria: se trata, por un lado, de las barreras procedentes de la política de defensa de la competencia (Pezzini, 2000), al considerar la actividad de las coope-rativas como ‘ententes’, luego prácticas restrictivas de la competencia que han de ser reprimidas, y por otro lado, el actual contexto de revi-sión de la política de ayudas de estado, de fi nanciación de los servicios de interés general: cláusulas sociales, y las asociaciones sin fi nes de lucro, únicos benefi ciarios sin cuestionamiento.

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tema de actualidad 55

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tema de actualidad 57

Economía social y empleo en el marco de la

Unión Europea* Doctor Miguel Ángel Cabra de Luna

* Director de Relaciones Sociales e Internacionales y Planes Estratégicos de Fundación ONCE y Consejero del Comité Económico y Social Europeo en representación de la Confederación Empresarial Española de la

Economía Social (CEPES)

Si bien cierto que la Economía Social carece de la visibilidad política y social adecuada tanto

a nivel nacional como internacional, los datos hablan por sí solos: la economía social repre-

senta un 10% del conjunto de las empresas europeas y un 7% de las españolas. Además de

esto, hay que tener en cuenta los retornos que la Economía Social ofrece a la sociedad en

su conjunto, siendo éste su valor diferencial con respecto a las empresas mercantiles. Las

empresas de Economía Social ofrecen una respuesta adecuada y decidida a los desafíos que

plantea la globalización de la economía mundial, siendo su principal contribución a solventar

la crisis económica actual los valores en los que se sustenta (cooperación, solidaridad global,

economía ecológica y sostenible, Responsabilidad Social Corporativa…). Si bien, hay algunos

retos que la Economía Social ha de superar para su proyección futura, que también se abor-

dan en el artículo de referencia.

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El ámbito de lo que hoy llamamos Economía Social no solo se identi-fi ca con las Cooperativas y las Sociedades laborales, sino que agrupa también a las Mutualidades, Asociaciones, Fundaciones y Empresas de Inserción. A pesar de su heterogeneidad, la economía social adquiere cohesión como un sector horizontal clave en nuestras sociedades, por compartir una serie de valores o principios co-munes: primacía de la persona sobre el capital, organización y cultura empresarial con vocación de gestión participativa, de-fensa del interés general, aplicación de los principios de solidari-dad y responsabilidad, reinversión del benefi cio o excedentes en la propia empresa o en objetivos de interés general.

La realidad de la economía social carece de una visibilidad social y política adecuada por la falta de reconocimiento institucional com-parable a su contribución económica y social. En tanto que sector, sigue ausente de las cuentas y estadísticas nacionales y europeas. Esta invisibilidad estadística (recordemos el clásico precepto “lo que no puede ser medido no existe”) es una de las principales causas de la ignorancia reinante entre una gran parte de las autoridades pú-blicas en relación con nuestro sector y, a su vez, uno de los mayores obstáculos para su reconocimiento. Por otra parte, falta una defi ni-ción legal exacta a nivel europeo y nacional de este sector, factor que también contribuye a que no se reconozca a la economía social como una agente social más, en igualdad de condiciones con las organiza-ciones empresariales y sindicales.

A pesar de ello, las empresas de economía social en Europa están en pleno desarrollo y crecimiento y actúan en un número creciente de sectores (bancario, agricultura, seguros, distribución, transporte, sanidad, educación, manufacturas, bienes de equipo, nuevas tec-nologías, etc.) Según datos del Comité Económico y Social Europeo, con más de once millones de empleos directos a tiempo completo, representa el 7% del empleo asalariado total en la Unión Europea1. Además, las cooperativas agrupan a 143 millones de socios, las mu-tualidades a 120 millones y las asociaciones al 50% de la ciudadanía de la Unión Europea2. Las 100.000 fundaciones existentes en la Unión Europea emplean a más de un millón de personas a tiempo comple-to. La economía social representa el 10% del conjunto de las empre-sas europeas, es decir, 2 millones de empresas.

Según datos del estudio dirigido por García Delgado sobre las cuen-tas de la economía social, del año 20053, en España, el tercer sector, es decir la suma de Asociaciones, Fundaciones, Cooperativas, Socieda-des Laborales y mutualidades, representa entre el 6 y el 7% de todas las empresas españolas – según se contabilicen con o sin asalariados – y una proporción parecida – 6% – del empleo asalariado de la eco-nomía; o más, hasta el 8,5%, si se contabiliza el trabajo de los volun-tarios en su correcta proporción de equivalencia.

Sólo el Tercer Sector de Acción Social, reúne a cerca de 23.000 enti-dades, con unos 284.000 trabajadores asalariados y casi un millón de voluntarios, que atienden, en general, actividades asistenciales que el Estado de Bienestar no alcanza a cubrir, comúnmente a favor de colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión social.

El mapa territorial de la Economía Social aporta su presencia en todas las comunidades autónomas, pero una mayor concentración en las de mayor peso económico y demográfi co, (Cataluña, Andalucía, Ma-drid, Comunidad Valenciana y País Vasco). En particular, y en términos de empleo, Aragón y Murcia, y, en alguna menor medida, Baleares y Castilla y León, al tiempo que dos de las Comunidades “grandes”, País

1. CESE (2008): “La Economía Social en la Unión Europea”,

Estudio realizado por los profesores José Luís Monzón y Rafael Chaves para el Comité Económico y Social Europeo.

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Vasco y la Comunidad Valenciana, mantienen un fuerte peso relativo, junto al absoluto, dentro del conjunto de asalariados del Tercer Sec-tor o Economía Social en España.

Si continuamos con nuestro país, observamos4 que el perfi l del em-pleo en las empresas y entidades de la economía social ofrece algu-nos rasgos distintivos. Un 52% de los empleados son mujeres, lo que contrasta con el porcentaje de mujeres en los ocupados en general en el año 2005, en que se efectúa el estudio (40%). Sin embargo, en el Tercer Sector de Acción Social la preeminencia del empleo feme-nino remunerado es ciertamente excepcional: el 76% del total, en promedio, alcanzándose porcentajes abrumadores –del 84%– en el segmento particular de las Asociaciones de Utilidad Pública.

El nivel formativo de los empleados en el sector de la economía social es alto. La cifra del 40% de titulados superiores en sus plantillas reve-la la esencia de unas entidades que tienen en el capital humano la

4. Encuesta a Directivos de Entidades F. ONCE, 2005 (datos recogidos en estudio referido en nota anterior).

ción laboral, hay un grado de contratos fi jos cercano al 70%, simi-lar al de la población laboral en general. En todo caso, el empleo a tiempo parcial, ya sea fi jo o eventual, tiene un mucho mayor peso – 26% – que en el conjunto del mercado de trabajo español, en parte atribuible a la naturaleza de una buena parte de las funciones económicas y sociales de la Economía Social. De este modo, el em-pleo fi jo a tiempo completo supone una fracción del total que se sitúa en el 53%. La fi jeza de los contratos es mayor en las coopera-tivas, sociedades laborales y Mutualidades, que en las asociaciones y fundaciones.

Finalmente, el promedio de trabajadores extranjeros en el conjunto de la Economía Social apenas superaba el 1,5%, y el de las Coope-rativas − el tipo de entidades con mayor presencia extranjeros − un punto porcentual más, frente al casi 10% que había en el año en el conjunto del empleo. No es éste, en todo caso, un resultado que deba sorprender, ni al que quepa atribuir sesgos discriminatorios: los

principal de sus fortalezas. Un rasgo que adquiere particular contun-dencia dentro del sector no lucrativo y de su Tercer Sector de Acción Social, en donde todos los tipos de entidades sobrepasan el 50% de titulados superiores, alcanzándose, en las Asociaciones de Utilidad Pública, las tres cuartas partes del total. No ocurre lo mismo entre las empresas Cooperativas, cuyos niveles formativos se pueden asimilar más a la del conjunto de las empresas.

Por edades, la más amplia mayoría del personal remunerado del Tercer Sector o Economía Social se concentra, casi en un 70%, en el estrato intermedio de los 25 a 45 años. Las Asociaciones tienen una mayor proporción de población joven.

Por otra parte, se ha comprobado que no es un sector que propicia especialmente la precariedad laboral. Atendiendo al tipo de rela-

amplísimos fl ujos de inmigrantes que se han incorporado al mercado de trabajo español en estos últimos años han tenido unos destinos “sectoriales” distintos, en gran medida, de las actividades más carac-terísticas de la Economía Social.

Además del empleo creado, las empresas y entidades de economía social tienen una dimensión económica muy relevante: entre el 2.9 y el 3,1 de participación en el PIB a través del valor añadido bruto. Es muy relevante la gran magnitud de las transferencias corrientes recibidas por Asociaciones y Fundaciones en forma de cuotas, dona-ciones y subvenciones y, como contrapartida, las cuantiosas transfe-rencias sociales en especie que reciben los hogares.

Sabemos, por consiguiente, que la economía social crea riqueza y empleo. Pero también debemos fi jarnos en cual es su contribución

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global a nuestras sociedades, lo que le da un carácter diferencial so-bre las restantes empresas mercantiles.

¿Por qué se ha convertido la economía social en algo tan impor-tante para la sociedad? Desde mi punto de vista por los retornos que estas entidades y empresas ofrecen a la sociedad en su con-junto.

Lo que se ha llamado globalización de la economía y el desarrollo acelerado de la sociedad de la información y las tecnologías aplica-das a la comunicación y la producción, suponen una formidable re-volución que afecta ya a las formas de producción y distribución, así como a la forma de trabajar y a las relaciones sociales. La sociedad cambia a velocidad vertiginosa, no solo el trabajo, sino otras insti-tuciones sociales, que hasta ahora se consideraban inmutables, por ejemplo la familia.

En este contexto de inmensas oportunidades, también se producen situaciones de inseguridad económica, exclusión y precariedad que afecta a grupos de población que no logran aprovechar las oportu-nidades que ofrecen la sociedad y la economía globalizada. Las em-presas y entidades de la economía social dan una respuesta ade-cuada y decidida a los retos que plantea esa situación, ya que:

- Se fundamentan sobre los principios de solidaridad y en el compro-miso de las personas en un proceso de ciudadanía activa e implica-ción en la Comunidad.

- Generan empleo de calidad así como una mejor calidad de vida, y proponen un marco adaptado a las nuevas formas de empresa y de trabajo.

- Desempeñan un papel importante en el desarrollo local y la cohe-sión social.

- Son un factor de democracia y de generación de Capital Social.

- Contribuyen a la estabilidad y al pluralismo de los mercados eco-nómicos.

Se ha de vincular este sector con la propia consolidación de un esta-do del bienestar revisado o, si se quiere, reformado. Las políticas de reducción del gasto público y la polémica sobre la efi cacia del Estado para resolver los problemas que afectan al bienestar social no elimi-nan las necesidades sociales sino que nos obligan a interrogarnos sobre cuál es la mejor forma de satisfacerlas en benefi cio de todos los ciudadanos. En este contexto, cobra fuerza el debate sobre la sociedad civil como nuevo espacio en la satisfacción de las nece-sidades y ahí el sector de la economía social puede desarrollar un importante papel.

Asimismo, cada vez se ha ido tomando mayor conciencia de que las políticas públicas de carácter social, tal como se han plasmado en el estado de bienestar, no son capaces de modifi car sustancialmente la estratifi cación producida por el mercado, ni de eliminar la pobreza o reducir la separación entre unas capas sociales y otras. En suma de que el Estado sea capaz de resolver todos los problemas que le salen al paso. Esta interacción Estado-sociedad viene confi rmada por el Tri-bunal Constitucional (Sentencia TC 18/1984), para el que la confi gu-ración del Estado como Estado Social de Derecho “viene así a culmi-nar una evolución en la que la consecución de los fi nes de interés general no es absorbida por el Estado, sino que se armoniza con una actuación mutua Estado-Sociedad”.

En un informe del Consejo Económico y Social francés que data de 1986, podemos encontrar el pasaje siguiente, que describe, de forma excelente, el valor de las entidades no lucrativas, que forman parte del sector de la economía social, en nuestra sociedad:

“La función de las entidades sin ánimo de lucro consiste en hacer “afl o-rar” a la conciencia colectiva necesidades sociales hasta entonces igno-radas o mal conocidas, bien sea por medio de iniciativas concretas o de llamadas y reivindicaciones que éstas formulan. Portador, alternativa

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o conjuntamente, de ideas y de demandas, promotor de innovaciones, deslindador de nuevos campos, operador en el terreno, administrador de servicios colectivos, el sector asociativo ejerce de este modo funciones que sitúan a la cabeza y en el corazón del desarrollo de las políticas de acción educativa, sanitaria, social.. .”

Se plantean, de esta forma, alternativas que complementen el sis-tema estatal de provisión de bienestar social que giran sobre dos ejes estratégicos: La descentralización política desde lo estatal a lo local y las nuevas políticas de ciudadanía. Y en este vector de las políticas de la ciudadanía es en el que se enmarca la economía so-cial. Ya lejos de sus orígenes seculares del cooperativismo obrero, pero sin abandonar las raíces y la memoria, hay un sector, el de la economía social, que está dando una respuesta a los problemas sociales. Que con-tribuye con los poderes públicos y con la sociedad para resolverlos.

La economía social precisa afrontar muchos retos. En primer lu-gar, debe responder a la pregunta: ¿qué puede hacer para contri-buir a superar la crisis fi nanciera y económica actual? Si algo nos ha enseñado esta crisis es la necesidad de no confi ar ciegamente en el mercado como solución a todos los problemas. La cooperación y la solidaridad global en torno a objetivos de economía sostenible y ecológica, la responsabilidad de las corporaciones, la regulación ade-cuada de los movimientos de capitales, afl oran como nuevos prin-cipios sobre los que desarrollar nuestras sociedades. Pues bien, las empresas y entidades de economía social están especialmente com-prometidas en esos valores, por lo que habrán de tenerse en cuenta. Así, dejo apuntado las siguientes refl exiones sobre lo que signifi ca su proyección futura, sus difi cultades y retos:

1. No se trata de una «tercera opción» entre el sector público y el privado en las economías de mercado, con lo que ello connota-ría de residual: la Economía Social agrega más que sustituye, su propósito no es tanto compensar como añadir. El carácter original –y positivo- en tanto que signifi ca suma de esa realidad radica en su especifi cidad: creaciones solidarias producto de la compartida ini-ciativa de hombres libres; compromiso socialmente responsable en proyectos libremente gestados y participados.

2. Además de relieve macroeconómico, por sus datos de creación de riqueza y empleo que se expusieron más arriba, la dimensión social aporta al Tercer Sector un eje añadido de incuestionable valor, debido a tres aspectos:

- La aportación de los voluntarios y la que, de un modo específi co, desarrollan los trabajadores, remunerados o no, del Tercer Sector de Acción Social.

- La actuación solidaria se manifi esta con intensidad en las posibili-dades laborales ofrecidas a las mujeres y a los jóvenes, en general; y, de un modo muy particular, en la incorporación de otros colectivos desfavorecidos desde el punto de vista laboral, como son las per-sonas con discapacidad, con notable presencia en las entidades de mayor proyección social, y tanto desde la perspectiva del empleo remunerado como de su contribución al trabajo voluntario.

- La Economía Social tiene una difundida presencia por las diferen-tes Comunidades Autónomas, capilarizando todo el tejido social y empresarial español a través de un amplio conjunto de entidades dotadas de un gran arraigo local y una marcada preferencia hacia los servicios de proximidad.

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3. Además de sus otros efectos positivos, éste es un sector generador de valor económico, y cuya actividad, por tanto, ahorra dinero al contribuyente.

4. La presencia del Sector en la economía y la sociedad no encuentra correspondencia ni en los procedimientos convencionales de evalua-ción de las realizaciones productivas ni en la visibilidad estadística, lo cual resta reconocimiento al sector.

5. Es un sector con potencialidad innovadora, tanto desde el pun-to de vista social como empresarial. Ofrece un balance económico y social muy positivo, que se puede enmarcar en el modelo social europeo.

6. Un sector necesitado de un mayor reconocimiento institucional. Reconocimiento que deberá superar las actuales difi cultades de re-presentatividad y de capacidad de interlocución en la concertación social y en los diversos foros de negociación en que se ramifi ca el diálogo civil en una sociedad democrática. Se debe aprobar la Ley de la economía social ofrecida por el Gobierno, que ofrezca un impulso defi nitivo a un sector que ha adquirido ya una dinámica de desarrollo muy importante pero que necesita ser reforzado con su reconocimiento institucional. En este sentido CEPES (Con-federación Empresarial Española de la Economía Social) debe ser reconocido como un agente económico y social con personalidad propia y con presencia sistemática en las mesas del dialogo ins-titucional. En este sentido, a nivel europeo aún nos queda un buen trecho por recorrer, a pesar de los avances importantes alcanzados en los últimos años. En efecto, a pesar de dichos esfuerzos, Social Economy Europe5 (antigua CEP-CMAF, el equivalente a CEPES a nivel europeo) todavía no ha conseguido integrar plenamente las distintas realidades y sensibilidades existentes en la UE a 27.

7. La economía social debe consolidar su giro hacia lo empresarial, es decir incorporar y demostrar capacidades de gestión efi caz, man-teniendo la defi nitoria autoexigencia de responsabilidad social. Es necesario abordar esta necesidad dándoles un perfi l profesional a los gestores de estas entidades. La gestión de las entidades no lucrativa debe tener en cuenta los métodos empresariales, para poder ser más efi caces y efi cientes. El lema a tener en cuenta podría ser “lo social como fi n, la economía como medio”.

8. La fi nanciación es el punto crítico del Sector, y no debería reposar en las subvenciones públicas, sino en los ingresos derivados de las propias actividades, particularmente allí donde los efectos externos positivos sean más perceptibles, lo que debería aprovecharse para encontrar fórmulas que ligaran fondos públicos y privados al cum-plimiento de ciertos compromisos o a un cierto grado de cofi nan-ciación. Por otro lado, la Administración debe encontrar mecanismos que permitan reducir los desequilibrios fi nancieros en Cooperativas y Sociedades Laborales: desde reformas legislativas que refuercen la magnitud y estabilidad de los recursos propios, hasta instrumentos específi cos que favorezcan la ampliación de plazos de la deuda.

9. Las Cooperativas de Segundo Grado y los grupos empresariales de la Economía Social constituyen un instrumento idóneo para conjugar los valores, sólo aparentemente opuestos, de efi cacia y solidaridad. La formación de este tipo de agrupaciones empresariales, además de responder al principio de “cooperación entre cooperativas”, facilita el aprovechamiento de economías de escala y de sinergias de distinta naturaleza, o la diversifi cación de productos y mercados. En el caso español, además, han reforzado muy notablemente las estrategias de integración laboral de colectivos desfavorecidos. Por todo ello, España se convierte en paradigma del desarrollo de los grupos em-presariales de la Economía Social.

5. http://www.socialeconomy.eu.org

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10. También parece necesaria la clarifi cación de la aplicación del derecho de la competencia y del mercado interior a nuestro sec-tor, sobre todo en lo que se refi ere a los servicios sociales de interés general (en un gran número de casos proporcionados por la propia economía social). En la actualidad las empresas se enfrentan a una gran incertidumbre jurídica a la hora de la aplicación del derecho comunitario en dichos ámbitos, la cual permite que continuamente su actividad sea puesta en cuestión, (ahí están las distintas investi-gaciones que está llevando a cabo la Comisión Europea en relación con las cooperativas, que están poniendo en duda el propio modelo cooperativo y que han sido provocadas por empresas competidoras) y, por ende, actúa como freno al desarrollo del sector de la economía social en su conjunto.

11. El Sector ocupa una posición estratégica para reconciliar eco-nomía y sociedad en nuestro tiempo; para salvaguardar el Estado de Bienestar –con recursos presupuestarios sufi cientes para perse-guir con efi cacia la igualdad de oportunidades –, donde la Economía Social ocupe un «espacio privilegiado» para la participación de los ciudadanos, los propios benefi ciarios, en la satisfacción de sus nece-sidades.

12. Por ello, los poderes públicos deben fomentar esta forma de ha-cer empresas y de contribuir al interés general, mediante políticas públicas activas. Por eso es importante, también, esa Ley General de la Economía Social que se propone.

13. También a nivel europeo debe darse un impulso decidió a este sector. Es importante resaltar la declaración de Social Economy Euro-pe antes mencionada, cuando señala que la política a favor de las empresas garantice la igualdad de trato de los distintos tipos de em-presas, particularmente las de economía social, ya que ésta aporta valores de responsabilidad social que también pueden contribuir a democratizar el mundo empresarial y societario.14. En defi nitiva, la economía social y el Estado tienen muchos puntos de encuentro. El rol de las distintas entidades pasará en mu-chos ámbitos de ser subsidiario a cooperador de los poderes públi-cos, como si de un socio del Estado se trataran. En paralelo se pro-ducirá una mayor responsabilidad de las mismas, aunque estas no deberán suplantar al Estado. Probablemente las demandas crecerán más rápidamente que la capacidad del sector para responder a ellas. El papel del sector y, en general, el de la fi lantropía, tenderá a redefi nirse en contacto con la nueva realidad socioeconómica. El discurso ideológico sobre la “corresponsabilidad social” de las entida-des no lucrativas y fundaciones en relación con los poderes públicos, es una clara manifestación del proceso de redefi nición al que se ha hecho referencia.

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Voluntariado y Economia Social en Portugal

* María dos Anjos Almeida

*Coordinadora del Observatório do Emprego e Formaçäo Profi ssional de Portugal.Traducción: Carola Becerra. Embajada de Portugal en Madrid.

El voluntariado constituye, cada vez más, un suplemento al trabajo remunerado (y factor de sosteni-bilidad) en una gran variedad de instituciones que se dedican a diversos campos como, por ejemplo, cuidados sanitarios, acogida de ancianos o niños, lucha contra la pobreza, protección de especies amenazadas.

Podemos, así, defi nir al voluntariado como un “recurso renovable” que contribuye a dar soluciones a problemas sociales y ambientales.

La posibilidad de evaluar la dimensión del recurso, a pesar de su contribución a la calidad de vida es, aún así, difícil de calcular, en la mayoría de los Países, por la ausencia de datos básicos sobre la materia.

Es en este contexto que el Observatorio de Empleo y Formación Profesional de Portugal realizó la “En-cuesta al Voluntariado en Instituciones” y del que abordaremos a continuación algunas cuestiones, según el siguiente hilo conductor:

- Defi niciones del concepto Trabajo Voluntario

- Especifi cidades de la Economía Social (Tercer Sector)

- Metodología y principales resultados de la “Encuesta al Voluntariado en las Instituciones”

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1 Introducción

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una Resolución, en 2001, apelando a los Gobiernos para que “mejoren la base de co-nocimiento” sobre el voluntariado y apoyen los esfuerzos para “me-dir” su contribución.Con esta Resolución, asistimos al esfuerzo individual por parte de al-gunos países, en la recogida y tratamiento de datos, así como, en el planteamiento de cuestiones sobre la medición del Voluntariado en las preocupaciones técnicas internacionales.Ejemplos de estos desarrollos internacionales son:

- La publicación por parte de la División de Estadísticas de las Naciones Unidas de un Manuel sobre Organizaciones sin Fines Lucrativos (Non Profi t Institutions) en el sistema de Cuentas Nacionales. En 2005 la Comisión Europea desarrolló el “Manual para el establecimiento de Cuentas Satélites de las Entidades de la Economía Social.

- Incluir la discusión de metodologías de medición y el concepto de trabajo voluntario en la 18ª Conferencia Internacional de Estadistas del Trabajo (18ª CIET/OIT) que se celebró en Ginebra en noviembre de 2008.

La Comisión Europea y el Parlamento Europeo también han conce-dido una gran importancia al papel de la Economía Social y del Vo-luntariado (Ej. La acción piloto “Tercer Sector y Empleo/ Third System and Employment).

Es en este contexto que el Observatorio de Empleo y Formación Pro-fesional de Portugal realizó la “Encuesta al Voluntariado en Institu-ciones” y del que abordaremos a continuación algunas cuestiones, según el siguiente hilo conductor: - Defi niciones del concepto Trabajo Voluntario - Especifi cidades de la Economía Social (Tercer Sector) - Metodología y principales resultados de la “Encuesta al

Voluntariado en las Instituciones”

2 ¿Qué es el Trabajo Voluntario?

La defi nición OIT

Según los términos de las propuestas de la 18ª CIET/OIT, realizada en Ginebra a fi nales del 2008 y referentes a los aspectos conceptuales de la medición del trabajo voluntario, se defi ne como “la actividad desarrollada libremente, sin retribución, en defensa de una causa o para producir un benefi cio, que directamente auxilie a alguien que no sea miembro de su agregado familiar o familiar directo”. Así sien-

do y para estar de acuerdo con todas las vertientes de la defi nición, esta actividad deberá:

- Constituir “trabajo”, es decir, tener un valor económico para otra per-sona, independientemente de quien desempeñe la actividad. Tocar un instrumento musical por simple placer y satisfacción personal no constituye una actividad de voluntariado, pero tocar en una resi-dencia de ancianos si puede ser voluntariado.

- No ser pagado. El reembolso de gastos y la atribución de modestos honorarios muy por debajo del valor del mercado para ese tipo de trabajo en la región o país no es motivo de exclusión de la clasifi ca-ción de trabajo voluntario. Sin embargo si una persona recibe una compensación en dinero o género equivalente o más alta al valor del mercado para ese tipo de trabajo en el País o Región, la activi-dad no debe ser considerada voluntaria, aunque la compensación sea pequeña.

- No benefi ciar, prioritariamente, a su propia familia. Aunque el volun-tario, o su propia familia, puedan obtener alguna ventaja o satis-facción, del trabajo voluntario, tendrá que existir alguien fuera del agregado familiar o de su propia familia que se benefi cie también de su actividad.

- Ser no obligatorio y tener una componente signifi cativa de elección, aunque esté en causa una obligación social. Deben excluirse de la noción de trabajo voluntario, el trabajo efectuado por orden judicial o por decisión gubernamental, el servicio social alternativo al servi-cio militar, los trabajos no remunerados exigidos por las institucio-nes de enseñanza al fi nal de un curso académico.

- Que sea realizado para (o a través de) una institución ó que pueda ser realizado para personas individuales que estén fuera del núcleo familiar o familia directa, sin intermediación de una institución. El marco institucional no restringe la defi nición de voluntariado pero es una característica esencial que debe constar con claridad en la recogida de información.

La defi nición en la ley portuguesa

Voluntariado:

Es el conjunto de acciones de interés social y comunitario realizadas de manera desinteresada por personas, en el ámbito de proyectos, programas y otras formas de intervención al servicio de los indivi-duos, de las familias y de la comunidad desarrollados sin fi nes lucra-tivos por entidades públicas o privadas (art. 2, ley nº 71/98 de 3 de noviembre)

SUMARIO

1. Introducción

2. ¿Qué es el Trabajo Voluntario?

3. ¿Qué es la Economía Social?

4. Encuesta realizada al voluntariado en Portugal

5. Referencias bibliográfi cas

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Voluntario:

Es aquella persona que libremente y de manera desinteresada y res-ponsable se compromete, en base a sus aptitudes y en su tiempo libre, a realizar acciones de voluntariado en el ámbito de una organi-zación promotora (art.3, ley nº 71/98 de 3 de noviembre)

El análisis de la defi nición de la OIT frente a la defi nición de la ley portuguesa le confi ere a la defi nición OIT un ámbito más amplio. Esta defi nición, considera que el voluntariado puede, o no, ser realizado por mediación de instituciones, es decir, incluye también el volunta-riado realizado por individuos aislados o en grupos no estructurados, abarcando así el Voluntariado Formal y o el Voluntariado Informal (en Portugal designado como de proximidad, no tiene relevancia en cuanto al marco legal).Esta cuestión es extremadamente importante para la medición del tra-bajo voluntario, dado que el voluntariado informal solo puede ser me-dido a través de encuestas realizadas a los agregados familiares.

Como veremos más adelante, no fue esa la metodología empleada por la OEFP, que, de acuerdo con el criterio vigente en la defi nición legal y dadas las difi cultades en realizar una encuesta entre los agre-gados familiares, optó por hacerla a las instituciones donde podrían existir voluntarios.

La 1ª pregunta que se planteó para la realización de la Encuesta fue la de identifi car el tipo de instituciones. Se siguió el camino de observar a las instituciones de Economía Social, ya que son estas organizacio-nes las que supuestamente tienen un ambiente propicio para acoger y promover actividades de voluntariado.

3 ¿Qué es la Economía Social?

La Economía Social puede ser designada también como Tercer Sec-tor, Tercer Sistema, Sector no lucrativo, Economía Popular, Economía Comunitaria, Economía Solidaria…La expresión “Economía Social” aparece en 1830 en la literatura eco-nómica, en el “Tratado de Economía Social” de Charles Dunoyer y que supone un abordaje moral de la economía.Destaquemos también que en la Exposición Universal de París de 1900, había un Pabellón de Economía Social.Una visión operacional de la Economía Social la considera, a grandes rasgos, como parte de la economía, constituida por organizaciones privadas que tienen en común los siguientes grandes rasgos: su ob-jetivo principal es servir a sus miembros o a la comunidad sin obtener

lucros; gestión autónoma frente a los poderes públicos; un proceso democrático de decisión.La economía social se sitúa como un polo de utilidad social entre el sector capitalista (de mercado) y el sector público. La Economía So-cial seria lo que no es el Estado ni el mercado – el 3º Sector.Es habitual considerar como instituciones de la Economía Social a las cooperativas, mutualidades, asociaciones y fundaciones,

Los principios de la Economía Social son los siguientes:

1. Primacía del individuo y del objetivo social sobre el capital;2. Adhesión voluntaria y abierta de sus miembros3. Gestión democrática y participativa de sus miembros (esto no se

aplica a las fundaciones porque no existen miembros);4. Articulación de los intereses de los miembros/utilizadores y/o el

interés general;5. Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsa-

bilidad;6. Gestión autónoma e independiente del poder político7. Los posibles excedentes son, en su mayoría, utilizados en la perse-

cución de los objetivos de desarrollo sostenible, en los servicios de interés de sus miembros o del interés general.

Internacionalmente se distinguen 3 grandes familias de organizacio-nes en la Economía Social:

- Las Cooperativas- Las Mutualidades- Las Asociaciones y Fundaciones

Este tipo de organizaciones existen hace varios siglos, dependiendo de su evolución y actividad en el contexto histórico, social y político.Aunque en la Edad Media las asociaciones de caridad (en Portugal Misericordias, Hermandades, Hospitales) y de asistencia mutua acu-saron un gran crecimiento, es en el siglo XIX cuando las asociaciones recreativas, las cooperativas y las mutualidades adquieren un ímpetu extraordinario nacido de iniciativas lanzadas por las clases trabajado-ras, como respuesta a las nuevas condiciones de vida creadas por el desarrollo del capitalismo industrial.Muchas veces estas organizaciones combinan aspectos de naturale-za material con los de naturaleza espiritual.

Algunos ejemplos históricos de este tipo de organizaciones en Por-tugal son:

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- Creación de una Bolsa de Comercio en 1293 durante el reinado de D. Dinis – con contribuciones proporcionales al tonelaje de los barcos;

- Creación de la Compañía de las Naves por D. Fernando, en 1380, con el 2% de la tasa obligatoria para reposición de los barcos perdidos en el mar;

- En 1498, al amparo de la Reina Dª. Leonor, nació la 1ª Misericordia en Caldas da Rainha y después en Lisboa con base en la Cofradía de Nª. Sraª de la Piedad con fi nes mutualistas y sociales. Es de destacar que el proveedor no podía ser más que caballero, clérigo o laico, de-jando de lado a la nobleza, siendo la mitad de los hermanos ofi cia-les mecánicos.Ya encontramos presentes en estas organizaciones los grandes principios de la Economía Social:

- Libertad;- gestión democrática;- aforo colectivo orientado al servicio colectivo;- independencia;

Lo que verdaderamente cambia a mitad del siglo XIX es añadir, a una Economía Social de inspiración cristiana, temporalmente debilita-da, otra Economía Social basada en ideas socializantes típicas de la época, de tono más o menos radical, pero preconcibiendo una idea diversa de estar en la economía y en la sociedad.La época de oro de los Estados de Previsión (1945-1975), hizo perder peso, en cierta medida, a la Economía Social.

Sin embargo, en los últimos 25 años del siglo XX, han surgido algu-nos fenómenos de desempleo, exclusión social, preocupaciones con la calidad de vida de las personas mayores, el bienestar de la pobla-ción rural, etc., preocupaciones sociales para las cuales no había una

respuesta por parte del sector privado, volcado en la economía de mercado, y, para las cuales las respuestas de los poderes públicos eran insufi cientes.Asistimos, desde entonces, a un crecimiento simultáneo de la Econo-mía Social con las políticas sociales en la mayoría de los países (del que es ejemplo el Modelo Social Europeo).Según el estudio “Economía Social en la Unión Europea” realizado por el CIRIEC y publicado en 2007, la Economía Social en la UE (U E 25) en 2003 presentaba, por ejemplo, los siguientes indicadores:- La Economía Social alcanzaba 11,1 millones de empleos remunera-

dos en la UE 25.- Estos empleos representaban el 4,3% frente al total del empleo; en

Holanda 10,7%; en Irlanda 10,6%; en España 5,9%; en Portugal 5,5%; Letonia, Lituania, Malta, Eslovenia <1%

La esfera de acción de la Economía Social puede abarcar tanto a las or-ganizaciones que operan en el mercado, obedeciendo a principios que enmarcan la Economía Social (generalmente las cooperativas y las mu-tualidades) como a las organizaciones que ofrecen sus servicios fuera del contexto del mercado, tales como las Fundaciones y Asociaciones.Es sobretodo en estas organizaciones, que operan fuera del contexto del mercado, donde se considera que existe un mayor número de voluntarios.

El Consejo Nacional de Promoción del Voluntariado para caracterizar al Voluntariado en las organizaciones de la Economía Social en Portugal, solicitó al Observatorio de Empleo y Formación Profesional que reali-zase una Encuesta al Voluntariado en las Instituciones. De esta Encues-ta realizada en 2006/2007 presentamos, a continuación, una síntesis de la metodología empleada y de sus principales conclusiones.

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4 Encuesta realizada al voluntariado en Portugal

Como ya hemos referido, la medición del trabajo voluntario es una preocupación que ya está presente en aquellos países donde la tra-dición del voluntariado está consolidada, (Canadá, Estados Unidos y Australia). En estos países el voluntariado se mide a través de la rea-lización de encuestas específi camente dirigidas a los agregados fa-miliares, de manera que alcance a todos los miembros del agregado en diversas actividades del voluntariado. Se constata, que se trata de encuestas costosas, con muestras poderosas y que exigen una plani-fi cación y un plazo.Consciente de las difi cultades a través de la fuente más adecuada (encuestas realzadas a los agregados familiares) la OEFP decidió (conjuntamente con el CNPV) efectuar la caracterización del Volunta-riado a través de encuestas realizadas a las instituciones de Economía Social.Se tuvieron en cuenta, en esta encuesta, las preocupaciones metodo-lógicas comunes a la realización de encuestas estadísticas: universo, muestra, conclusión de datos, conceptos y defi niciones, nomenclatu-ras y concepción del cuestionario de acuerdo con los objetivos.El universo fue identifi cado a partir de registros administrativos de entre los diversos tipos de organizaciones que integran la Economía Social. (12156 unidades).De este universo se extrajeron muestras aleatorias con tasas de son-deos variables conforme al tipo de institución.Se excluyeron las organizaciones que desarrollan su actividad de vo-luntariado en el área política o sindical, así como en la religiosa.

Las preguntas de la Encuesta incidieron sobre:- caracterización de la institución

(localización, tipo y naturaleza jurídica)- número de trabajadores remunerados- existencia o no de voluntarios y cuantos (distribución por sexo, edad,

tipo de voluntarios, ocupación atribuida, horas anuales efectuadas)- ejecución de acciones de formación /necesidades de formación

profesional dirigida a los voluntarios

Se utilizó para clasifi car la actividad de la institución, la Clasifi cación Internacional de Organizaciones no Lucrativas (CIONL), de las Nacio-nes Unidas.

De los resultados de la Encuesta, presentamos muy sintéticamente las siguientes:- Estimamos en 360.600 el número de voluntarios que colaboran con

las Instituciones, de los cuales · 105.200 Voluntarios de los Órganos Sociales · 119.400 Otros Voluntarios Regulares · 136.000 Voluntarios Ocasionales- Predominan los voluntarios de sexo masculino (55%) con especial

destaque en los Órganos Sociales (74%)- La proporción de voluntarios frente a los trabajadores remunera-

dos en las instituciones es de: Cooperativas – 10,7%, Mutualidades – 17,9% Fundaciones - 25,9%, Asociaciones – 181,1%

- Más del 90% de los voluntarios que colaboran con Mutualidades o Cooperativas pertenecen a los “Órganos Sociales”. En las Funda-ciones y Asociaciones el porcentaje de voluntarios en los “Órganos Sociales” no alcanza el 30%, dado el peso de “otros voluntarios re-gulares” y “ocasionales”.

- De media cada voluntario trabaja 210 horas/año- El porcentaje de instituciones que declaró haber promovido accio-

nes de formación para voluntarios fue de 25,6%. En cuanto a las ne-cesidades de formación relacionadas con actividades de voluntaria-do, las mismas fueron indicadas por el 60% de las instituciones.

5 Referencias bibliográfi cas

Dias, Mário Caldeira: Economia Social y Estado de PrevisiónComité économique et social européen, CIRIEC: L´économie sociale dans l´union européenneILO/ICLS/18/2008: General Report

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Ventajas del autoempleo colectivo, por ejemplo, una cooperativa

de trabajo asociado*Francisco Pérez Giner

*Ex-director de la Escuela de Gerentes de Economía [email protected]

Algunas palabras como “fi nanzas” o “fi nanciero” y otras de la misma familia, deben tener su

origen en la palabra “fe”; igual que “crédito” proviene de creer, y eso explicaría la base plena-

mente psicológica de la tan temida y cacareada “crisis”. Porque vivimos pensando en el futuro,

y la realidad se interpreta no por lo que es, sino por la expectativa de cómo esperamos que

evolucione en el futuro, y eso hace que nuestra idea de lo que va a pasar nos lleve a modifi car

el presente y lo que gastamos hoy.

La pérdida de confi anza lleva a seguir el instinto primario del “sálvese quien pueda”, pero así

todos contribuiríamos a hundir el sistema y a vivir todos peor, como cuando creemos en la

voz de un imprudente que grita “¡Fuego!” en un local cerrado, y salimos de estampida, que es

como ocurren tantas catástrofes.

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1 Introducción . La crisis, cuestión de fe, de creer.

Interpretando desde esa perspectiva la situación en que estamos, vemos que no han desaparecido las casas ni la riqueza que había, y las personas somos, aproximadamente, las mismas e iguales que hace dos años, pero sí ha desaparecido la confi anza que solía haber en que el sistema económico funcionaba bien y así seguiría siempre. Si no tenemos confi anza en que el que pide un préstamo, lo devolve-rá, no se lo daremos, mientras que si pensamos (como ocurría hasta hace poco) que la vivienda va a subir de valor ininterrumpidamente, el prestamista no tendrá ninguna duda de que cobrará el dinero que presta, más los intereses y gastos, confi ando más en el valor de la vivienda que hipoteca como garantía, que en la honorabilidad de la persona que la compre. Y si todos pensamos que hay un exceso de viviendas y que van a bajar de precio, dejamos de querer comprar vivienda, y efectivamente, eso hará inevitablemente que bajen de precio. Es lo que se llama “profecía autocumplida”. Y la crisis ha lle-gado cuando han pasado a tomarse las decisiones basándose en la desconfi anza, en la pérdida de la esperanza de un futuro mejor que el presente, en la pérdida de la fe en el sistema en que vivimos y en las instituciones que regulan la marcha de la sociedad.

2 La solidaridad, el valor mas rentable para superar la crisis.

Por eso, para salir de esta crisis hará falta, sobre todo, recuperar la con-fi anza. Y si no queremos ponernos de nuevo en las manos de los mis-mos que provocaron la crisis y nos engañaron sistemáticamente con su Dios-Mercado que redime y hasta santifi ca defectos individuales como el egoísmo o la avaricia, será el momento para reavivar el rescoldo de solidaridad que todos llevamos dentro (decían que la gente se acuerda de Santa Bárbara, cuando truena), y divulgar y seguir ensayando otro sistema que no se base en defectos tan evidentes e injustos.

Y efectivamente, la insatisfacción que produce a muchos las incon-gruencias de la sociedad actual, ha llevado a la búsqueda y ensayo de fórmulas que nos permitan llevar una vida mas acorde con nues-tros criterios, y mediante nuevos enfoques y perspectivas, mejorando la percepción de los problemas y ensayando mejores herramientas para resolverlos, se ha producido una auténtica explosión de nuevas ideas so-bre cómo mejorar el mundo actuando como voluntarios, o agrupando nuestras humildes capacidades individuales para ello. Y la correspon-diente red de movimientos a los que, a falta de una expresión más po-sitiva y adecuada, se suele llamar Organizaciones No Gubernamentales o, simplemente, “ONG”, que intentan afrontar los problemas del mundo en que vivimos, de manera solidaria e imaginativa. Pero, sólo en algún rato que tengamos libre a la semana, o en nuestras vacaciones, o en nuestras compras o fi rmando cartas-denuncia.

SUMARIO

1. Introducción .- La crisis, cuestión de fe, de creer.

2. La solidaridad, el valor mas rentable para superar la crisis.

3. La cooperativa .- La cooperativa de trabajo asociado

4. Cómo es una actitud “cooperativa”

5. Posibilidades y difi cultades para montar una cooperativa

donde trabajar

6. Y hay otras formas jurídicas, adaptables a más supuestos.

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Sin duda, sería mucho mas efectivo hacerlo en todo nuestro trabajo diario, que suele ser la mas importante e intensa de nuestras actuacio-nes sociales, y la que más situaciones esquizofrénicas suele producir, del tipo de estar defendiendo los objetivos de una empresa .durante toda la jornada laboral, para después acudir a una manifestación a denunciar ese tipo de empresa ... Si aspiramos a trabajar a gusto, ´de otra manera`, pensando en qué vamos a contribuir al servicio de la sociedad, con nuestro trabajo (responsabilizándonos de esa mínima parte del mundo que cambiará por lo que hagamos), podemos co-nectar esa aspiración con la de resolver nuestra necesidad de trabajar para vivir bien, y el deseo de sacar de nuestro trabajo todo lo que nuestro trabajo vale, o todo lo que el Mercado acabará pagando por él. Quien mejor trabaja es quien lo hace con el mayor interés, “como si la empresa fuera suya”. Pero estamos hablando de que la empresa sea realmente suya, compartida con sus compañeros.

La confi anza mutua entre los compañeros, es lo que llamamos solida-ridad. Si tenemos confi anza al menos en algunas personas, que tene-mos cerca, que tienen nuestras mismas preocupaciones y problemas, y nuestra misma necesidad de resolverlos, juntos tendremos más po-sibilidad de progresar con éxito, por aquello de que “la unión hace la fuerza” y que “una mano ayuda a lavar la otra, y las dos lavan la cara”.

Si pensamos que la solidaridad es rentable, y en equipo o en grupo es más efi caz y, por otro lado, creemos que el trabajo es muy impor-tante, y el hacerlo por cuenta propia sería muy efectivo, el resultado será unir la solidaridad y el trabajo en equipo, mediante una forma de “autoempleo colectivo”, como son las COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO.

3 La cooperativa .La cooperativa de trabajo asociado. 1

La cooperativa es una empresa que se organiza para resolver una necesidad que tenemos y que creemos que atenderemos mejor en

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común. La necesidad puede ser de cualquier tipo, siempre que tenga repercusión económica, desde explotar en común unas tierras del pueblo, a facilitar el crédito mutuo, conseguir una vivienda a mi gusto y a precio de coste, dar a mis hijos una enseñanza que yo creo mejor ... Cualquiera. La que ahora nos ocupa es la necesidad de encontrar trabajo, y para trabajar en lo que nos interesa y para la que estamos preparados, como por ejemplo un taller, asesoría o consultorio... Tendrá que funcionar como una empresa cualquiera, pero la propie-

1. Para un análisis mas extenso, se puede consultar la obra del propio autor de este artículo “La Economía Social. Sus claves”, ISBN: 84-95003-28-7. CIRIEC España, Valencia 2003.

dad, que toma las decisiones, no se establece por aportar el capital, sino por aportar la necesidad, y los medios de que disponemos para satisfacerla. Serán socios los que quieran si reúnen las condiciones adecuadas (que se concretarán en los Estatutos). Todos los socios, de manera democrática, la gestionarán (lo que incluye, naturalmente en su caso, el contratar un gerente o equipo de profesionales de la ad-ministración, en las condiciones que se acuerde). Los excedentes que se consigan se distribuirán entre los socios (de manera que nadie se lucre a costa de los otros), reservas para la cooperativa, o atenciones a la Comunidad. Son organizaciones autónomas e independientes y ponen especial acento en la educación y formación, procurando cooperar entre ellas (“Movimiento Cooperativo”) y con otras organi-zaciones con quienes comparten valores (“Mercado Social”).

La norma principal por que se ha de regir una Cooperativa son los propios estatutos que han redactado y aprobado sus socios funda-dores con los límites que establece la Ley de Cooperativas de su Co-munidad Autónoma.

Los gastos de constitución son reducidísimos, y las cooperativas go-zan de importantes benefi cios fi scales. Para más asesoramiento, se puede acudir al Registro Provincial de Cooperativas del Ministerio de Trabajo, que facilitará gratuitamente un modelo de Estatutos, o a la Federación de Cooperativas correspondiente por la clase y provin-cia, y siempre es recomendable visitar las cooperativas más cercanas, que suelen atender y orientar muy bien (con “espíritu cooperativo”).

Pero no es fácil. Se trata de montar una empresa de la que vivir, y en la que vivir, con los otros socios. Veamos qué tipo de actitud hay que adoptar y las ventajas y riesgos que produce.

4 Cómo es una actitud cooperativa

La actitud de cooperar se basa en la confi anza en el otro y, como toda actitud optimista, es, en principio, positiva y útil. El pesimista se equi-vocará, al menos, tantas veces como el optimista, pero vive amarga-do y, en la parte que él infl uye en el resultado de sus predicciones, aumenta las probabilidades de que las cosas le salgan mal.

La actitud cooperativa, como actitud mental, se basa en afrontar un problema y, en vez de limitarse a quejarse o a esperar a que alguien

se lo arregle, o a que se arregle sólo, busca reunirse con otros que estén en la misma situación, porque así será más fácil resolverlo.

Como actitud dialéctica, desconfía de cualquier pensamiento “único”, fundamentalista, y sabe que toda situación es fruto de una tensión en-tre varias fuerzas y tiene varias salidas, y que “crisis” en chino se escribe como la yuxtaposición de dos palabras: “peligro” y “oportunidad”.

Como actitud personal, para desarrollarme como persona, evita las posturas de dependencia, propia del niño que espera le resuelvan sus padres todos los problemas, y la reacción normal de pasarse al ex-tremo opuesto: la pretendida autosufi ciencia (“no necesito a nadie”, “yo sólo me arreglo”, propia de la adolescencia, pero también se da el proceso en las sociedades) para alcanzar una situación de interde-pendencia, propia del adulto que, por seguir con el ejemplo del hijo, sabe que los padres no le pueden resolver todo, pero sí cuenta con ellos y sus opiniones. Los psicólogos dicen que se pasa de una situa-ción de dependencia tuitiva a otra de colaboración solidaria.

También cabe analizar el cooperativismo, en su vertiente de trabajo asociado, como actitud laboral, como tercera vía entre ser empresa-rio y trabajador: desligándose de la dependencia del capital: el hom-bre se hace dueño, con sus compañeros, del fruto de su trabajo, para ser empresario (en común, con los otros socios-trabajadores), y a la vez trabajador (del conjunto, o sea de la propia cooperativa).

Como actitud social, desarrolla personas solidarias, libres y demo-cráticas.

E incluso como actitud política, aporta práctica de participación en la resolución de los problemas sociales

5 Posibilidades y difi cultades para montar una cooperativa donde trabajar

Si después de leer lo anterior, se te despierta la ilusión por resolver tu problema de paro, metiéndote en el mundo laboral por la puerta de honor del emprendedor, no te dejes llevar a la primera por el optimis-mo, porque dar el paso no es un camino de rosas.

Lo primero, desde luego, es prepararte bien. No basta haber estu-diado la enseñanza general y algún cursillo. Dicen que “lo que oigo, lo olvido; lo que veo lo recuerdo y lo que hago lo aprendo”. Y habrá

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que hacerlo muchas veces para poderlo hacer bien y con soltura. Es lo que se llama experiencia. Y además de saber hacer el trabajo de taller, tendrás que saber calcular un presupuesto, organizar la distri-bución de los locales, el aspecto fi nanciero, lo que vas a asegurar y en lo que prefi eres asumir directamente el riesgo... y eso, sin contar con los trámites administrativos, fi scales, etc, que tendrás que encargar fuera (le llaman ´externalización`), en una gestoría, que te ayudará también a apreciar de un vistazo muchos aspectos de cómo te va el negocio... Son tantas cosas, que desde luego no hay sitio aquí ni para enumerarlas. Por ejemplo, ni he citado la primera que hay que calcu-lar: la comercialización. Y esa es la primera ventaja del autoempleo colectivo, frente al individual aislado.

La primera tarea y más difícil será la formación y consolidación del grupo: se suele partir de un grupo de amigos o al menos conocidos (es importante saber cómo es cada persona con la que te vas a jugar los cuartos, que es cosa distinta a que sea buen compañero de clase o divertido para ratos libres). Y remodelar el grupo cuando halláis de-fi nido un proyecto, para conseguir que todos tengan tarea, y que to-das las necesidades del proyecto (producción, publicidad, ventas, di-rección, administración, gestión, y un largo etc.) queden atendidas.

··En cuanto a los efectos globales del cooperativismo, su ventaja esencial ante la distribución de la riqueza, es que su planteamiento personalista consigue que, inevitablemente, yo diría que automáti-camente, su funcionamiento hace disminuir las diferencias abismales entre las personas, en el ámbito en que se aplique (dentro de la em-presa, pero también entre países), y tanto en el aspecto económico como en el social. La posibilidad de acumulación de riqueza no tiene fi n, pero sí la de satisfacción de necesidades (si excluimos las que sólo se basan en lo comparativo: el afán de acumular más, de tener más, de dominar más...). Y aunque la fortuna de las cuatro personas mas ricas del mundo, sea equivalente a la de los seiscientos millones de habitantes de los países mas pobres, es imposible que cada una de las cuatro personas mas ricas, tenga capacidad para consumir ciento cincuenta millones de veces más alimentos que los más pobres, por ejemplo: las necesidades básicas tienen un “techo” de satisfacción que disminuye las diferencias.

Ayuda pues a que la sociedad en que se desarrolla sea más justa, más participativa y esté más integrada; y la persona que lo practica tendrá más probabilidades de desarrollarse humanamente y ser más feliz, man-teniendo una relación con sus semejantes equilibrada y benefi ciosa.

Si el grupo es sólido y está de verdad comprometido, y está bien preparado en lo técnico y tiene capacidad de iniciativa para afron-tar los imprevistos que sobrevengan, ya tenéis mucho adelantado. El especialista del grupo en lo fi nanciero, dirigirá la confección de un presupuesto y de la busca de fuentes de fi nanciación: aportaciones directas, subvenciones públicas (capitalizar el desempleo por ejem-plo), préstamos privados ....

Y veamos ahora, aunque sea por encima, algunas VENTAJAS para la sociedad en conjunto y para los socios, que se desprenden de que el grupo que se decide a montar una empresa, adopte la forma de cooperativa.

Y al ser un tipo de empresa nacida poco después de la revolución industrial y con el afán de ir ensayando técnicas para evitar los efec-tos bárbaros que esa revolución produjo, tiene mucha experiencia y técnicas que aportar, hacia dentro de la empresa, como modelo de gestión de empresa participativa (círculos de calidad...), y también en el conjunto de la sociedad, al aportar elementos favorables a la solución de grandes problemas dispersos y difusos: ecología, reparto territorial de la población, reparto individual de la riqueza...

- Empezando por lo que mas nos suele preocupar, que es lo económico, citaremos algunas ventajas del cooperativismo para la economía en general:

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- Forma emprendedores efi caces. Es una gran escuela para personas con iniciativa y responsables en todos los ámbitos, y entre ellos, el em-presarial.

- Favorece un desarrollo mejor, que aproveche los recursos locales que estaban ociosos (y el más importante de ellos, será la capacidad de trabajo e iniciativa de sus promotores), y lo hace en benefi cio de sus habitantes, y que, además, habitualmente, invertirán sus benefi cios en la propia zona.

Pero cuidado: para montar su empresa, es imprescindible dominar las reglas del mercado, pues de lo contrario no será viable. Para mon-tar una empresa cooperativa de trabajo asociado, hay que estar por encima de la media, en cuanto a capacidad de gestión y autorres-ponsabilidad, pues se suman las exigencias correspondientes a un trabajador por cuenta ajena, con las del empresario y las de la capaci-dad de participación, trabajo en grupo, etc. Aunque hay casos en que la necesidad consigue hacer milagros y hay muchos casos en que, a pesar de todo, la necesidad se les convierte en virtud, y triunfan al desarrollar la solidaridad.

- Cuando la cooperativa se consolida, se institucionaliza y fortalece su capital, llega a ser la base de la vida económica del pueblo.

- Y ya en el ámbito interno de las empresas, la cooperativa no sólo re-solverá la necesidad que les movió a sus promotores, sino que tam-bién a los nuevos socios que vayan ingresando en ella. Y los poderes públicos, deberán darle (y, de hecho, le dan) una serie de ventajas en forma de subvenciones y reducción de impuestos, por ejemplo. Pero nunca debe ser ése el motivo principal ni el primero para tomar la decisión de montar una cooperativa, porque lleva consigo el riesgo de desviar la atención de los auténticos objetivos de la empresa y el control de sus indicadores de rentabilidad, en los que las ayudas ex-ternas pueden producir el efecto de un regalo indigesto. Y, también en este apartado, hay que resaltar que promueve una estructura que es ágil versátil y adaptable, y que suprime intermediarios, lo que trae

el formidable efecto de que permite conocer directamente el merca-do y las variaciones de los gustos de los consumidores.

- Y entramos ya en el aspecto social y humano, que es el más desta-cado del cooperativismo:

- La Economía Social desarrolla una sociedad civil con entramados más sólidos, con unos ciudadanos mas libres y en consecuencia con mayor confi anza en sí mismos Y aumenta el número de “oportuni-dades vitales”que se ofrecen a cada persona, facilita la adaptación ágil de las estructuras a los nuevos problemas que se vayan presen-tando y fomenta el pluralismo ideológico.

- En cuanto consiga institucionalizarse, mejorará la estructura social.

- Fomenta el empleo estable (ya que es autoempleo)2

- Crea formulas asociativas importantes para una sociedad mas plu-ral, donde haya muchos sectores actuando: además del sector pú-blico y el sector capitalista, un sector muy participativo, distinto, como es el de la Economía Social.

- El aprender a emprender es la mejor condición de empleabilidad.

- Y evidentemente, también se adapta a la situación económica de cada momento, facilitando el ajuste de los salarios reales a la co-yuntura económica, fl exibilizando su importe o fecha de pago.

- Fomenta la integración social de personas con riesgo de marginación.

- Fomenta el equilibrio territorial y la cohesión social.

2. Piénsese en la ventaja pedagógica que supone el que todo el equipo de un colegio sea estable y haya nacido por la decisión de todos ellos de embarcarse en el proyecto. Ese es el caso de un centro de enseñanza cooperativo, frente a un centro público en que los profesores calculan cada año sus posibilidades de conseguir un traslado a otra localidad más apetecida.

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- Favorece un desarrollo de mas calidad; que sea autónomo, autóc-tono, integrador.

- El tener como base de su cultura el valor de la persona humana y su respeto, partiendo de su igualdad esencial y sus posibilidades de progreso, puede ser muy útil además, en estos tiempos en que el capitalismo toma un rostro con la apariencia mas humana posi-ble, acercándose así al cooperativismo, que ya defendía esa postura, como emanación de su cultura básica.

El que el trabajador sea socio, lleva consigo (o debe llevarlo) una ma-yor motivación personal y profesional .

- Al estar integrada la cooperativa por un pequeño grupo social, tiene las indudables ventajas que ese tamaño proporciona para la convivencia: conocerse todos los integrantes personalmente, y co-nocer las peculiaridades, afi ciones y especialidades de los otros. Sin embargo, no hay que olvidar que lo pequeño es hermoso, pero sólo resulta una ventaja segura cuando está complementado mediante la adecuada ´red`, que aporte (sin perder la agilidad de lo peque-ño) el volumen necesario para poder atender muchas demandas del mercado. A estos efectos, los grados de cooperativas, ofrecen una formidable solución mediante sucesivos escalones de coopera-tivas que se hacen socios de otra cooperativa que constituyen para atender en común necesidades más complejas que las de cada una (segundo y ulteriores grados).

- Por último, cabría citar las ventajas en el aspecto jurídico, como son la limitación de responsabilidad (que comparte con la SA y la SL), sim-plicidad del proceso de constitución y, sobre todo, que su estructura jurídica proporciona un cauce para una gestión más social, que contribuirá (la forma, conforma) a que, normalmente, las cooperativas asuman realmente esa función social, en cuanto empresa más partici-pativa, con mayor preocupación por institucionalizar, integrada en la Comunidad en la que se desenvuelve.

INCONVENIENTES Y RIESGOS

Naturalmente, también hay inconvenientes, incluso para quien siga correctamente la fi losofía cooperativa. Y existe el riesgo de abusar (usar para fi n distinto del previsto) de cualquiera de las ventajas, lo que puede convertirla en inconveniente, como vamos a ver. - La falta de participación efectiva. Con demasiada frecuencia,

el deseo de participar en la dirección y marcha de la cooperativa, reivindicado con toda legitimidad e ilusión en el momento de su creación, pasa a sentirse, pasado algún tiempo, como una obliga-ción desagradable, que con frecuencia se rechaza y no se asume. Es habitual (aunque, de palabra, se exija a los directivos que con-sulten, den participación e informen) que el socio se desentienda de la cooperativa, deje de considerarla como algo propio que deba atender y rehuya asumir cualquier responsabilidad en su funciona-miento e incluso no atienda cuando le quieren informar. Si en lugar de considerarse de todos, pasa a considerarse de nadie, desaparece el espíritu que le debe dar vida y queda abocada a los peores ries-gos de abuso por parte de ladrones o irresponsables. El personal empleado, con el gerente al frente, acaban por ser en muchos casos los únicos que (paradójicamente, pues no son dueños) se interesan por la marcha y futuro de la cooperativa; y también esto tiene los riesgos que se derivan de que nadie les controle realmente.

de la cooperativa, deje de considerarla como algo propio que deba p , j g p p qatender y rehuya asumir cualquier responsabilidad en su funciona-miento e incluso no atienda cuando le quieren informar. Si en lugarde considerarse de todos, pasa a considerarse de nadie, desapareceel espíritu que le debe dar vida y queda abocada a los peores ries-gos de abuso por parte de ladrones o irresponsables. El personalempleado, con el gerente al frente, acaban por ser en muchos casoslos únicos que (paradójicamente, pues no son dueños) se interesanpor la marcha y futuro de la cooperativa; y también esto tiene losriesgos que se derivan de que nadie les controle realmente.

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El hecho de que esta falta de participación no sea específi ca de las cooperativas, sino general de todos los movimientos democráticos, no nos libera de reconocer su gravedad y estar atentos para evitarla.

- El peligro corporativo. La misma ventaja citada de fortalecer la posición relativa del colectivo en el mercado, puede llevar al abuso si, al defender los intereses del grupo, se hace vulnerando los inte-reses generales de la Comunidad, explotando la fuerza que les da la unión (corporativismo, trust, mafi a, reparto de mercados, acumu-lación especulativa ...), frente a otros colectivos no organizados con tanto éxito. Y hoy sigue siendo delito la manipulación fraudulenta para elevar los precios de las cosas. O sea, que para los interesados es benefi cioso, pero para la colectividad, habrá que determinar en cada caso.

- Las difi cultades para tomar decisiones rápidas.- Una decisión to-mada por un grupo responsable e informado, que delibera y analiza antes de decidir, será una decisión con muchas más probabilidades de acierto que la que adopta una persona desde su despacho, y or-dena a los demás que la cumplan. Además, la decisión consensua-da, cooperativa, tendrá más probabilidades de que sea provechosa, puesto que cuenta, para su puesta en práctica, con el afán de todos los implicados por suplir las defi ciencias que se presenten y llevar la empresa a buen término; pero ese tipo de deliberaciones antes de decidir, requiere un tiempo que quita celeridad a la actuación. Para deliberar son buenos los comités y parlamentos, pero para tomar decisiones, es mejor la competencia unipersonal. Es necesario ser consciente de ello, y afrontar el tema, delegando a veces faculta-des de decisión en el presidente o en el gerente, (según el tema), y actuando otras veces por el contrario, a través de consultas, reco-gida de opiniones y asambleas, pero de la forma más ágil que sea posible.

- La variabilidad del capital, consustancial a las cooperativas como consecuencia del principio de puerta abierta, disminuye las garan-tías a los acreedores, o al menos las difi culta, aunque eso no suele tener ninguna repercusión práctica, pues la solvencia de cualquier empresa se deduce no de su cifra nominal de capital, sino de su ba-lance en general (reservas...).

- El riesgo de burlar la normativa social. Traspasar el riesgo de empresa, al dependiente.- Conviene estar bien prevenido, para lo que ha de quedar clara la idea. Una empresa, en principio, es la entidad que asume el riesgo: desde la pérdida de todo lo invertido o comprometido, hasta la ganancia ilimitada. Pero ese empresario, que quiere por ejemplo fabricar camisas que piensa vender a de-terminado precio, prefi ere a veces (para reducir costes y riesgos) sustituir la contratación laboral, en su taller, por una cooperativa: así externaliza riesgos (disminución de producción por poca producti-vidad, ausencias del trabajo más o menos justifi cadas; temporadas sin pedidos...) convirtiendo en apariencia a sus trabajadores en una empresa -habitualmente, con forma de cooperativa-. Y si además, controla él la contabilidad de esa cooperativa, la mantendrá siem-pre en un nivel de supervivencia agónica: le pagará lo imprescindi-ble (él es juez y parte: fi ja el precio, y paga) para que sigan trabajan-do, pero ni un céntimo más. E incluso contabilizará para ese cálculo todas las subvenciones que consiga la cooperativa, pasando a ser él el real benefi ciario de tales subvenciones.

- Los riesgos de la falta de previsión de necesidades. La falta de es-pecialización en el tema de la promoción de una empresa, por parte

de los que constituyen una cooperativa, lleva habitualmente a que se caiga en una serie de imprevisiones que provocan un aumento de los gastos y un desfase de los resultados.

Por supuesto, esa falta de profesionalidad de las personas que, en grupo, quieren atender una necesidad que se les presenta, debe y puede subsanarse con la contratación de gerentes y profesionales que lleven la parte técnica, incluida la de promoción cooperativa, pero aún así, la iniciación suele ser difícil y los errores, abundantes

- Los riesgos derivados de la protección: nacer para cobrar ayudas; habituarse a vivir de las ayudas ... Llegar a asumir la idea de que es más rentable y cómodo pedir y conseguir ayudas, que dedicar las energías a la producción y comercialización rentable de su produc-to: lo producen pensando en los requisitos que se les exigen para pagarles las ayudas, antes que en los que pide el mercado. Habituar-se a que, ante cualquier problema, la postura a adoptar será la de esperar que nos llegue de fuera la solución, como el maná.

Los campos en que tradicionalmente las cooperativas manifi estan mayores debilidades, son los de fi nanciación y gestión.

Difi cultades de fi nanciación. Precisamente por tratarse de un em-presa nacida de un planteamiento humanista y no capitalista, suele encontrar difi cultades de fi nanciación. Por supuesto que eso no es consecuencia de la postura ingenua de haber realizado el proyecto de empresa cooperativa despreciando o ignorando el dinero o su utilidad (que eso no tendría sentido), sino porque, aunque se haya evitado ese riesgo, se hace el estudio basado en las necesidades que los interesados sienten y quieren atender, y habitualmente es mayor su conciencia de las necesidades, que los medios fi nancieros de que disponen para satisfacerlas. Y las entidades fi nancieras (habi-tualmente regidas por personas más próximas sociológicamente a los promotores de empresas capitalistas, aunque las promuevan sin capital, que a los de atención a los intereses de clases menos acomo-dadas), en muchos casos no tienen sensibilidad hacia esos proyectos, ni admiten más garantías que las que llaman reales, aunque creo es mucho más real por ejemplo la garantía de que los promotores de un grupo de viviendas cumplirán sus compromisos fi nancieros, sea cual sea la evolución de la coyuntura económica, si son los socios de una cooperativa que necesitan esas viviendas para alojarse ellos y cada uno es una persona interesada y con un patrimonio y capacidad de trabajo propios, que si se trata de unos inversores que calculaban que las podrían vender rápidamente entre los que las necesitan o en-tre otros que a su vez pretendan especular. Las entidades crediticias consideran que les da más garantía un bien cualquiera, que se pueda embargar y subastar (aunque de hecho, tal sistema produce fallidos y los resultados de las subastas son insufi cientes), que los compromi-sos personales de los destinatarios.

Esos problemas de fi nanciamiento serán mucho menores si la admi-nistración y las entidades fi nancieras no tratan a las empresas socia-les siguiendo únicamente indicadores mercantiles y tienen en cuen-ta el excedente social que aportan (o sea, el servicio que prestan), y que puede y debe contabilizarse también mediante el oportuno balance social. Ese espíritu social del crédito, con que nacieron las Cajas de Ahorros, y que tan buenos resultados les dio, fue después tomado por las Cajas Rurales, que siguieron una evolución parecida. Y ahora tienen que aparecer los Fondos Éticos o entidades para la Financiación Solidaria, para volver a descubrir lo que signifi ca crédito o confi anza, en relación con “fe”.

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Problemas de gestión. La otra difi cultad que con más frecuencia se da en las cooperativas es la falta de una gestión adecuada. La acción más antisocial que se puede realizar es la de promover una entidad social y no gestionarla bien: el resultado es desacreditar la obra, arrui-nar a los promotores e incluso hacerles perder su confi anza o autoes-tima. Si no se han previsto y atendido adecuadamente las necesida-des de todo tipo, es absurdo asumir un proyecto. Es necesario estudiar y conocer buenas técnicas de gestión, y no basta con usar las que pueden resultar efi caces en el mundo exclusivamente mercantil y es-peculativo, sino que hay que aplicar siempre las técnicas que mejor se adapten al nuevo concepto de gestión, que coincide con las ventajas comparativas que tiene el cooperativismo, aprovechando siempre en lo posible el que esas técnicas coincidan con las mas efi caces también económicamente, como van descubriendo las empresas capitalistas, que las van adaptando por su exclusivo interés.

Junto a ellos, están los problemas derivados de: - la escasa tecnología con que se cuenta en muchos casos,

así como - la escasez de comunicación.

6 Y hay otras formas jurídicas, adaptables a más supuestos.

Hemos hablado de las cooperativas de trabajo asociado, como una forma de empresa basada en la solidaridad y la cooperación, pero no es la única, y yo me atrevería a decir que esa fórmula ni siquiera es sufi ciente, porque la cooperativa sola y aislada, se encontrará ´en un escalón más arriba`, con los mismos problemas con que se en-contraban los socios aislados y que les animó a agruparse. Al obrar conjuntamente con otros para un mismo fi n (que es la defi nición de cooperar), se consigue una fuerza mucho mayor que la de la suma de capacidades, iniciativas, entusiasmos y reacciones sensatas de sus miembros por separado. Por eso, dando un paso más en la misma di-rección, se tiene la posibilidad de aunar esfuerzos mediante la inter-cooperación, entendida en sentido amplio de cooperación con otras cooperativas y también con todas las otras Entidades que coinciden con ellas en los planteamientos de promoción de un mercado y un Mundo mas solidarios y humanos, como son las de fomento del con-sumo responsable, del comercio justo, o la fi nanciación solidaria. Al aplicar la actitud cooperativa también para apoyarse las empresas cooperativas entre ellas, originan una cooperativa de cooperativas (“de segundo grado”, o tercero, etc., para atender necesidades económicas de un orden superior: comercializar en conjunto lo producido por cada una, penetrar en mercados exteriores ...) así como de asociaciones de cooperativas (uniones, federaciones o confederaciones) para defender sus intereses colectivos, de cualquier tipo.

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Pero, desde luego, la cooperativa de trabajo asociado, no es la única forma posible de empresa solidaria. Cada grupo, según sus plantea-mientos y atendiendo a la realidad en la que están y lo que pida su proyecto, elegirá la forma que se ajuste mejor a lo que quieren. Por ejemplo, la cooperativa se inspira en el principio de que las decisiones se tomen por los que aportan su trabajo, no por los capitalistas, pero hay casos en que, para conseguir la colaboración de un capitalista (el dueño de las naves o máquinas, por ejemplo), tendrán que darle una participación específi ca en las decisiones, por su aportación de bie-nes, aunque él no trabaje. Si esa participación, aunque sea mayor a la de cualquier socio-trabajador, no llega a la mitad del total, permitirá que las decisiones se tomen conforme a lo que voten todos los tra-bajadores, pues tienen la mayoría, y la forma jurídica mas apropiada entonces (también protegida por la Ley, mediante una regulación es-pecífi ca), será la de Sociedad Anónima Laboral o Sociedad Limitada Laboral, que diríamos que son híbridos con cuerpo de sociedad ca-pitalista, y con alma de sociedad cooperativa. Otras veces, adoptarán la forma de Asociación, de Fundación, ... Ya las mas antiguas leyes castellanas decían que “de cualquier forma que el hombre quiera obligarse, queda obligado” y por eso es lógico que ni el legislador ni nadie impongan al grupo las normas de estructura interna por las que se quieren regir libremente y sin perjudicar a nadie.Y así, podrán seguir una forma de las existentes (Sociedad Coopera-

tiva, Limitada, Limitada laboral, Asociación ...), que es lo normal y lo más recomendable, en principio; o bien incluso inventarse ellos una fórmula nueva, como harían para construir su propia casa, en que se-gún su interés, reservarían una parte del solar para la intimidad del ho-gar, otra parte para servicios comunes, a compartir, etc. Pero incluso podrían decidir cambiar los materiales de construcción y sustituir el ladrillo de barro que lleva miles de años mostrándose como práctico, por otro material que consideren más aislante, ligero, económico y útil. Esos casos, por su innovación, serán los que asuman mayor riesgo, y a la vez, también los que más protección merecen recibir, porque la imaginación y la innovación son la base del progreso y del éxito per-sonal (cuando se acierta). Y hay que saber actuar con fl exibilidad, y no sólo aprender, sino además aprender a aprender, y más aún, aprender a emprender, que es aprender a innovar. Y que, al ser lo más escaso (y más en estos momentos) y lo mas rentable, es lo más valorado. Las em-presas en un pueblo, son como los árboles que crecen en un terreno antes desértico, que, además de dar al dueño sus frutos, darán sombra al caminante, humedad, belleza y frescura al ambiente ... También una empresa bien montada, además de dar benefi cios al dueño, irá crean-do en su entorno cultura empresarial, posibilidades de trabajar y ganar mediante salarios, trabajos auxiliares ... Hay muchas posibilidades, y cada uno puede encontrar la suya, con más facilidad si es capaz de agruparse con quienes también andan buscando.

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tema de actualidad82 JUNIO 2009

Experiencia de una empresa de inserción: Mapiser

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tema de actualidad 83

El empleo de inserción: de la invisibilidad al valor

*Roberto Oyaga Andres

*Gerente de Mapiser

Las empresas de Inserción tratan de crear empleo “con y para” personas con problemas de inclusión, y los centros

especiales de empleo se orientan específi camente a la contratación de personas con discapacidad. Si a lo largo de

la historia, se ha evidenciado la capacidad de la economía social “para dar respuestas innovadoras a las necesidades

sociales que han ido surgiendo” (Toia 8), creemos que los centros especiales de empleo y las empresas de inserción

son, especialmente hoy, un magnífi co exponente de esa evidencia: porque en un momento económico de intensa

necesidad social, las personas que trabajan para estas empresas, las que les aportan su especial identidad, siguen

siendo las que se localizan en la periferia más inaccesible del mercado de trabajo.

Queremos presentar la experiencia en la generación de empleo de inserción por parte de la empresa de inserción

Mapiser, de Zaragoza, como concreción de un modelo de economía social que apuesta con claridad y solidez por

hacer accesible el mercado de trabajo a personas que se encuentran entre los colectivos a los que se les dispone

mayores barreras de acceso.

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El peso de la economía social en el mercado es tan signifi cativo en su vertiente económica como en la social. En el ámbito europeo, la reciente propuesta de informe del Parlamento europeo sobre eco-nomía social destaca que ésta “representa el 10 % del conjunto de las empresas europeas, es decir, 2 millones de empresas que suponen un 6 % del empleo total” (Toia 4). En España, de acuerdo al Anuario de la economía social, este sector representaba el mismo índice del PIB –el 10%- y proporcionaba empleo al 14% de la población activa al fi nalizar el año 2007 (CEPES 9 y 63-64). Más allá de los indicadores cuantitativos, cabe señalar, en sintonía con lo expresado en la propuesta de informe

del Parlamento europeo, que el creciente interés por la economía so-cial se debe en buena medida “a la constatación de las limitaciones de las empresas del sector privado tradicional y del sector público para re-solver determinados retos actuales, como el desempleo, pero también la calidad y la cantidad de servicios de interés colectivo” (Toia 10).

La economía social está constituida por cooperativas, mutualidades, sociedades laborales, asociaciones y fundaciones. Este sector econó-mico engloba también, con un minoritario 3,5% del total (CEPES 63), a los centros especiales de empleo y a las empresas de inserción, el subsector de la economía social al que queremos referirnos aquí específi camente. Si, como señala la propuesta de informe del Par-lamento europeo, la “riqueza y el equilibrio” que la economía social aportan a la sociedad obedecen, en buena media, a su apuesta por la diversidad (Toia 4), muy probablemente, es ese subsector constitui-do por estas “empresas especiales” el que debe destacarse a la van-guardia de la economía social en la apuesta por la diversidad. Y debe destacarse porque la relevancia de la presencia real en la sociedad de la economía social no está equilibrada con una “falta de visibilidad” que la propuesta del Parlamento europeo atribuye a “que no siempre se tienen en cuenta las características específi cas de este modo de emprender” (Toia 8). Si esto es así con la economía social en general, es todavía más fácilmente constatable la necesidad de hacer especialmente visibles a este pequeño grupo de empresas –los centros especiales de empleo y las empresas de inserción-- cuyo principal activo es la contratación de las personas más invisibles para el mercado de trabajo.

1 Seis empresas + identidades diversas = un objetivo

Cuando una entidad social como la Fundación Picarral, promoto-ra de Mapiser, se plantea en 1996 la posibilidad de adentrarse en el aventurado mundo de la gestión empresarial (aventurado especial-mente para una entidad social), lo hace con un objetivo único que to-davía hoy mantiene en su plan estratégico: la generación de empleo inclusivo. La Fundación Picarral se dedicaba y se dedica a la inserción social y laboral de dos colectivos claramente identifi cados: jóvenes que no han obtenido las competencias básicas proporcionadas por el sistema educativo convencional y personas con inteligencia lími-te o discapacidad psíquica y ligera. Para ello había desarrollado una serie de proyectos (www.fundacionpicarral.org) de componente fundamentalmente educativo y asistencial. Pero para que el objetivo de la inserción social y laboral pudiera completarse de forma idónea, era necesario el paso siguiente: la generación de empresas en las que pudieran encontrar un empleo estas personas y otras que mostraban grandes difi cultades de inclusión en el mercado laboral.

SUMARIO

1. Seis empresas + identidades diversas= un objetivo

2. La inclusión laboral como modelo de excelencia en rse

3. Casos prácticos de innovación social / empresarial

4. ¿Y en contrapartida?

5. Referencias Bibliográfi cas

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Enseguida –necesidad obliga-, en 1997, surge Mapiser, S.L. como una empresa de inserción (www.mapiser.com) para proporcionar empleo al colectivo de personas con inteligencia límite. En todo Aragón –todavía hoy- los únicos proyectos de formación y acompa-ñamiento destinados específi camente a estas personas eran los ges-tionados por la Fundación Picarral. En el ámbito laboral, consecuen-temente, se trataba también de una experiencia pionera. Se maduró el proyecto con diferentes especialistas, entre ellos con la Asociación Aragonesa para la promoción de las Empresas de Inserción y la Con-federación de Empresarios de Zaragoza, y emprendió su andadura un proyecto empresarial desarrollado alrededor de un modelo de gestión basado, antes que nada, en las personas, con un objetivo tan fácil de defi nir como difícil de emprender: crear empleo para perso-nas con especiales difi cultades para acceder al mercado de tra-bajo. Para salvar esas difi cultades que inevitablemente debían pre-sentarse, se tuvo claro que la puesta en marcha y crecimiento de la empresa debía correr de forma paralela al desarrollo de sistemas de gestión innovadores: innovadores ya desde su misma concepción de estar al servicio en primer lugar de las personas y Mapiser nace proporcionando empleo a 6 personas en un taller de manipulados industriales, actividad que en 1999 progresivamente asumirá el segundo proyecto empresarial de la Fundación, el centro especial de empleo Ceserpi S.L.. Esta empresa cuya gestión depende todavía hoy de la Fundación Picarral, se destina desde un principio a proporcionar un empleo adecuado a personas con inteligencia límite (desde la experiencia acumulada hoy, podemos ratifi car que existen pocas oportunidades de empleo realmente adecuadas a las personas con inteligencia límite). Entretanto, Mapiser se ha ido fortaleciendo y profesionalizando, lo que le ha permitido detectar nuevas oportunidades de desarrollo. Mapiser toma entonces la decisión estratégica de diversifi car –siem-pre dentro del mercado de empleo de la economía social- los perfi les profesionales con los que se trabaja, lo que permite, consecuente-mente, acceder a otras actividades mercantiles que se desarrollan. A lo largo de 1998 se había introducido ya una nueva actividad para el mantenimiento de mobiliario urbano, y antes de que terminara ese mismo año, se introdujo una actividad para la fabricación de em-balajes de madera. Es así como Mapiser replantea su organización empresarial y se organiza en “divisiones”, quedando estructurado en una división de 15 trabajadores para manipulados, otra división de 9 trabajadores de vía pública y una última dedicada a embalajes, con 3 trabajadores. El proyecto que nació con media docena de personas no más allá de dos años atrás, cuenta ya con 27. En 1999 se incorpora la nueva división de transporte, y en 2001, aparece la última, la divi-sión de sistemas de información y documentación. El año 2006 se

cierra con más de 70 trabajadores, esto es, con unos recursos huma-nos multiplicados por 12 en 10 años de existencia.En ese mismo año, las previsiones de crecimiento y la necesidad de especializar cada una de las divisiones hicieron que la estructura con la que se venía trabajando diera un nuevo giro. Las fundaciones pro-pietarias de Mapiser (Fundación Picarral y Fundación Integración y Empleo) deciden crear nuevas empresas y aglutinar otras externas. A día de hoy trabajan en Mapiser (manipulados industriales y vía pública) un total de 35 personas; en Anobium (Innovación en Siste-mas de Información y Documentación S.L.), lo hacen otras 35; Arapack (termoconformado y packaging) da empleo a 15 personas, Emfatec (embalajes y madera) a 5 y MTI (transportes y mudanzas) a 10. La propiedad de todas estas estructura empresarial está participada, mediante distintas combinaciones, además de por las fundaciones mencionadas, por cajas de ahorros y personas particulares.A pesar de la diversifi cación de actividad, del crecimiento en factura-ción y en empleo –esto es, del aumento exponencial de la rentabili-dad económica e, inseparablemente, de la social-, las empresas están arropadas bajo una misión común. Esta misión se defi ne como la consolidación de una estructura empresarial innovadora, diná-mica, competitiva y rentable capaz de generar empleo estable y cualifi cado para personas con especiales difi cultades de acceso al mercado laboral ordinario.

2 La inclusión laboral como modelo de excelencia en rse

Para que esta misión se materialice, Anobium, Arapack, Emfatec, Mapi-ser o MTI ofrecen a su equipo humano un medio de capacitación labo-ral y social a través de unas condiciones de trabajo estables y dignas, con un buen ambiente laboral; introducen en el ámbito de la inserción objetivos y prácticas de calidad en la gestión propias de los mode-los de excelencia empresarial; promueven alianzas estratégicas con otros agentes de desarrollo social y empresarial y prestan atención a la satisfacción de sus expectativas; y, por último, cuentan con un personal técnico altamente cualifi cado que sitúa a las empresas en la vanguardia de la utilización de las nuevas tecnologías de la infor-mación en sus procesos organizativos y productivos.

Anobium, Arapack, Emfatec, Mapiser o MTI comparten un sistema de gestión propio, vinculado a los sistemas de RSE (Responsabilidad Social Empresarial) existentes, pero no derivado automáticamente de ellos. Más bien al contrario, el sistema de gestión de estas em-presas se propone como capaz de ofrecerse desde el ámbito es-pecial de la inclusión como referencia líder de RSE en el ámbito

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empresarial en general, obteniendo y poniendo a disposición de la sociedad toda la riqueza que es posible generar así: la riqueza de la rentabilidad económica y la rentabilidad social. Se trata de devolver a la sociedad en la que se trabaja un capital humano más rico a través de la consecución del máximo grado posible de capacitación laboral y social de las personas que trabajan en estas empresas. El compromiso con la calidad de los productos y servicios, el trabajo por dotar de valor en el mercado a las empresas, se derivan así de un compromiso mayor: integrar en la sociedad el valor de todas las personas.

En el mismo terreno de los valores, cabe añadir que el sistema de gestión de las empresas está construido sobre unos valores que par-ticipan plenamente de aquello que la propuesta del Parlamento eu-ropeo propone como reto para las distintas empresas de la economía social, “el reto de integrar en sus acciones unos procesos productivos efi caces y unos objetivos de bienestar social” (Toia 10). Para que ese reto permanezca activo, Anobium, Arapack, Emfatec, Mapiser o MTI defi enden los siguientes valores:

1. Sostenibilidad y responsabilidad social: los resultados del pro-yecto empresarial están necesariamente ligados al impacto social. La rentabilidad económica de estas empresas redunda de forma sistemática y tangible en un mayor grado de cohesión social.

2. Calidad, innovación y dinamismo: la competencia y versatilidad de los profesionales, así como un sistema de gestión tan desarro-llado como dinámico, permiten dar la respuesta precisa a muy diferentes expectativas de los diferentes clientes, de las personas que trabajan para la organización y de su entorno social. Partien-do de un claro enfoque hacia la mejora continúa en la atención a todas estas necesidades, la calidad de los productos y servicios se fundamenta en gran medida en el liderazgo en cuanto a la iden-tifi cación, desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías de la información.

Desde una posición crítica, puede argumentarse que todos estos compromisos pueden tener la misma consistencia, en última instan-cia, que las brillantes memorias de sostenibilidad de determinadas empresas clasifi cadas en los primeros puestos de los rankings de RSE han demostrado con el estallido de la crisis económica. Podría argumentarse, desde luego, si en última instancia no descendiéra-mos al terreno de los hechos. Y los primeros y principales hechos, en nuestro caso, son los siguientes: las personas a las que es atribuible un perfi l de inserción (que aglutina distintos colectivos, todos ellos recogidos en la Ley 44/2007) entre el total de la plantilla de las em-presas de inserción (Mapiser, Emfatec, MTI) supera el 70%. En los cen-tros especiales de empleo (Anobium y Arapack, y Ceserpi) el índice de trabajadores con discapacidad se eleva hasta superar el 90% de los mismos.

3 Casos prácticos de innovación social / empresarial

La propuesta del Parlamento europeo alienta a los actores de la eco-nomía social a adoptar una serie de estrategias para hacer frente a un mercado competitivo. Entre esas estrategias se encuentra la búsque-da de la “innovación en materia de productos y procesos, o también el estímulo de políticas de formación y desarrollo de los conocimien-tos en la economía social” (Toia 10). Estas estrategias han sido desa-rrolladas por la estructura empresarial con el paso de los años, y se

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completamente equipado para la limpieza técnica de paramentos de los que se desea eliminar pinturas, aerosoles, chicles, etc. Se de-sarrollan además trabajos de pintura en interiores y fachadas con posterior contrato de mantenimiento que permita una conserva-ción óptima.

3. Embalajes de madera (www.emfatec.net): se fabrican medidas especiales que están fuera de todo proceso de fabricación estan-darizado, mediante la impulsión de pequeñas y grandes series de palets, cajones, jaulas y piezas técnicas.

4. Transportes y movimientos (www.mtisl.es): se dividen en tres grandes líneas;

a. Mudanzas, para particulares, empresas, entidades y ad-ministraciones públicas, con servicio de guardamuebles incluido.

b. Movimientos internos y montajes de celebraciones para grandes empresas, clientes con grandes instalaciones y administraciones públicas.

c. Transportes y repartos en plaza con servicio de taxi indus-trial, así como la realización de rutas establecidas por el territorio nacional.

5. Termoconformado (www.arapack.com): se participa en los pro-cesos de distribución de sistemas de packaging mediante la fabri-cación de blísteres, skin-packs, retractilados y todo tipo de piezas técnicas utilizando técnicas de moldeo mediante vacío.

6. Sistemas de información y documentación (www.anobium.es): está actividad está estructurada en seis líneas de trabajo:

a. Servicios de gestión de contenidos, que comprenden la dinamización de espacios web (buzzing, comunidades,

han materializado tanto en las diferentes actividades de producción, como en el proceso que es común a todas ellas: la inclusión. Como ejemplo de esta materialización, cabe destacar el PIP (Proyecto de Inserción Personal), herramienta de diseño propio para la medición y mejora de la inserción de nuestros trabajadores y de su capacitación profesional. Esta herramienta permite realizar un diagnostico cuando la persona es candidata al puesto de trabajo, y cuando se incorpora a la empresa, identifi car y promover su capacitación profesional; re-velar el momento idóneo para dar el paso a otra empresa que no sea de empleo protegido; y, por último, realizar el seguimiento de esa inserción para poder paliar carencias que puedan acontecer en su nuevo puesto de trabajo.

En cuanto a las actividades específi cas de cada una de estas empre-sas, sostenibles y sostenidas sobre los parámetros propuestos para la economía del modelo de la Europa social, las siguientes son sus aportaciones al mercado de hoy en día. Cabe advertir, aun-que probablemente ya se habrá imaginado, que el diseño de cada una de estas actividades ha sido adaptado para los diferentes perfi les de inserción que manifi estan las personas que las desem-peñan:1. Manipulados (www.mapiser.com): se realizan todo tipo de ma-

nipulados, fundamentalmente de tipo industrial e intensivo en mano de obra. El proceso abarca desde el aprovisionamiento de materiales, con gestión informática de almacenes (ERP), al servicio a cliente con sistemas just in time, kamban, etc.

2. Eliminación técnica de grafi tis (www.mapiser.com): un pequeño grupo de personas realiza su actividad a nivel local con un vehículo

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gestión de derechos de admisión, participación de perfi -les), posicionamiento web (dinamización de contenidos, gestión de enlaces, etiquetado, ruido, vigilancia), accesi-bilidad, usabilidad (conversión de documentos, etique-tado, testeo, consultoría), Alpha y Beta testing, gestión de contenidos multicanal, migraciones, bases relacionales y documentales.

b. Servicios de digitalización, consistentes en la grabación masiva de datos (indexación y generación de índices) y procesos de digitalización de documental (creación de imágenes, retoque fotográfi co, escaneado e indexa-ción).

c. Servicios de gestión de archivos, que incluyen la mani-pulación de archivos (depuración, expurgo y clasifi cación documental) y el control de los mismos (registro de movi-mientos, clasifi cación, codifi cación).

d. Servicios de Atención Telefónica del tipo Call & Contact Center, campañas de emisión de llamadas, gestión y atención de centralitas públicas. Todos ellos adaptados en su horario y características a las posibilidades labora-les de las personas que deben gestionarlos.

e. Transporte y custodia, lo que comprende servicios de transporte documental, gestión de archivos y custodia documental, y destrucción certifi cada de documentos en soporte papel o digital.

f. Consultoría y formación en RSE, aplicada fundamental-mente a sistemas de responsabilidad social, integración de sistemas de gestión (calidad, medio ambiente, RSE), así como el desarrollo de sistemas de gestión específi camente en entidades de intervención social y administraciones.

Esta última actividad supone el colofón idóneo para una serie de “ca-sos” de innovación en el mundo de la inclusión social cuyo objetivo se asimila con fl uidez al trazado en la propuesta del Parlamento eu-ropeo para la economía social en su conjunto: “las empresas de la

economía social contribuyen a reforzar el espíritu empresarial, facili-tan un mejor funcionamiento democrático del mundo de la empresa e incorporan la responsabilidad social” (Toia 6). Una diversidad de casos y unos casos de inclusión de la diversidad que ponen en evi-dencia “un modelo de empresa que no se caracteriza por el tamaño o por sector de actividad sino por el respeto de valores comunes como la primacía de la persona y del objeto social sobre el capital, la defensa y la aplicación de los principios de solidaridad y de respon-sabilidad, la conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general,” etc. (Toia 5).

4 ¿Y en contrapartida…?

Como bien para la sociedad en su conjunto, las empresas engloba-das en el concepto de economía social, anota la propuesta del Pa-ralamento europeo, y muy en particular las empresas de inserción y los centros especiales de empleo, añadimos nosotros, contribuyen “a la realización de los cuatro objetivos principales de la política de empleo de la UE: mejorar la «empleabilidad» de la población activa; promover el espíritu empresarial, en especial mediante la creación de empleo a escala local; mejorar la capacidad de adaptación de las em-presas y sus trabajadores mediante la modernización de la organiza-ción del trabajo; y reforzar la política de igualdad de oportunidades (Toia 8). Pero además, como bien del ámbito particular de la sociedad que constituye la inclusión, no debemos limitar la contribución de este tipo de iniciativas empresariales “a la inserción profesional como tal. Los puestos de trabajo que crea aportan a los trabajadores ga-rantías sociales, derechos a la formación, posibilidades de evolución profesional y oportunidades de inserción adecuadas a la naturaleza de las actividades (Toia 9).”En contrapartida a todos estos bienes que las empresas de inserción y los centros especiales de empleo donan a la sociedad en general, la administración ha ido dando pasos para favorecer el desarrollo de es-tas fórmulas empresariales, que, como estamos viendo, se proponen

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desde el Parlamento europeo como líderes de la construcción de la Europa social. En este sentido, cabe destacar especialmente las dis-posiciones adicionales 6ª y 7ª del art. 309 de la Ley de Contratación Publica 30/2007, que tratan de favorecer la contratación de empresas de inserción y centros especiales de empleo. En la práctica cotidiana, además, podemos constatar que son las administraciones (mucho más que las empresas) las que mejor conocen estos mecanismos de inclusión, pues la mayoría de las personas que contratan las empre-sas de Inserción vienen derivadas principalmente de los servicios so-ciales públicos. No nos cabe duda de que, especialmente en estos momentos difí-ciles para el mercado laboral en su conjunto, el siguiente paso de la administración debe darse a través de una implementación mucho más decidida de los recursos de contratación de los servicios que proporcionan estas empresas. Sólo así (esto es, si la administración hace un verdadero uso de los mecanismos de contratación de em-presas de inserción que la ley le proporciona, más allá de los que per-miten la derivación a estas empresas de potenciales trabajadores y trabajadoras), este modelo de empresa que logra encarnar en la rea-lidad económica los objetivos más ambiciosos y –al mismo tiempo—evidentes de la responsabilidad social empresarial podrá asumir con determinación las relevantes funciones que la misma administración le asigna en la construcción de ese nuevo modelo productivo. Asumir esta función de liderazgo en la responsabilidad social empre-sarial por parte de las empresas de inserción no es pedir un privilegio adicional a los que tiene la empresa “ordinaria”, no es pedir ninguna patente de corso en el mercado laboral1: signifi ca simplemente que todas las partes, empresas de inserción y administraciones públicas asuman el “conjunto de criterios”, que de acuerdo a la ponente de la propuesta del Parlamento europeo “se ha elaborado ya” y que “consiste en redactar una lista indicativa de los criterios cuyo cum-plimiento por parte de la operación u organización de que se trate ha de verifi carse, y permite restablecer cierta imparcialidad entre los operadores de la economía social y los operadores «clásicos»” (Toia 9). Las empresas de inserción y los centros especiales de empleo –nos permitimos hablar, cuando menos, del segmento del que podemos sentirnos representativos- asumimos esos criterios. Estamos a la es-pera de la respuesta de la otra parte y de que la evidencia de esa respuesta nos llegue antes que los desastres sociales de la crisis.

La defi nición conceptual de la economía social debe ir pareja con un reconocimiento jurídico de sus integrantes. (Toia 9)

Para fi nalizar, queremos destacar un último aspecto que supondría la evidencia del apoyo administrativo a las empresas de inserción en particular y que pasaría por la exención del reglamento minimis. Las empresas de inserción, al igual que los centros especiales de empleo, son estructuras de tránsito al empleo ordinario que no deberían estar limitadas en tamaño (como de hecho lo están por este reglamento). Estas estructuras deberían también poder ser subvencionadas por la labor de intervención social que realizan, su protección del em-pleo más vulnerable y la falta de productividad que debe asociarse a ellas –fundamentalmente en los inicios de su actividad de cada tra-bajador. Si bien es cierto que existen ayudas y además hay un mar-co temporal por el que Europa amplía el límite de las ayudas entre los años 2008 y 2010, las empresas de inserción son estructuras que suelen salirse de estos márgenes por poco que crezcan en cuanto al tamaño de empleados. ¿Y no es este objetivo de su crecimiento un objetivo compartido? No cabe duda alguna de que así lo entiende la propuesta del Parlamento europeo: “Pide a la Comisión que con sus nuevas políticas promueva la economía social y defi enda el concepto de la economía social como un «enfoque diferente de la empresa» cuyo motor principal no es la rentabilidad fi nanciera sino los bene-fi cios para toda la sociedad, de modo que las particularidades de la economía social se tomen debidamente en cuenta en la elaboración de los marcos jurídicos (Toia 5) […] Pide a la Comisión que examine la reactivación de la línea presupuestaria específi ca de la economía social” (Toia 7).

5 Referencias bibliográfi cas

CEPES - Confederación Empresarial Española de la Economía social 2008. Anuario de la economía social 2007-2008. <http://www.cepes.es/media/docs/Anuario_CEPES_2008_Baja_Res.pdf>.

TOIA, PATRICIA (ponente) 2008. Proyecto de informe sobre la economía social (2008/2250(INI)). Comisión de empleo y asuntos sociales del Parlamento europeo 2004-2009. <http://www.observatorioecono-miasocial.es/banco/Informe_Toia.pdf>.

1. La propuesta del Parlamento europeo destaca desventajas más que ventajas administrativas para la economía social: “Aunque las empresas de la economía social se consideran a menu-do iguales a las empresas de capitales, sufren la desventaja de la falta de instrumentos jurídi-cos para actuar a escala paneuropea y, en consecuencia, afrontan una competencia injusta. Los estatutos europeos permitirían paliar la falta de visibilidad de estas formas de empresas con ocasión de la adopción de textos jurídicos europeos e internacionales” (Toia 9).

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tema de actualidad90 JUNIO 2009

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tema de actualidad 91

Estructura espacial del mercado de trabajo en España.

Empleo, desempleo y productividad (1986-2006)

* Marcos Herrera Gómez

* Departamento de Análisis Económico. Universidad de Zaragoza

España siempre ha sufrido de fuertes desequilibrios entre sus regiones y provincias. Para entender estas disparidades,

analizamos la evolución reciente del empleo de las cincuenta provincias teniendo en cuenta su composición sectorial

y las características propias de cada provincia. El periodo de análisis comprende los años 1986 a 2006.

Canalizamos esta propuesta a través del análisis Shift-Share (Isard, 1971), el cual permite descomponer el crecimiento

de una variable en tres componentes: 1) el crecimiento que se espera tenga la provincia si crece a la misma tasa que la

zona de referencia, en nuestro caso España. Es lo que denominaremos componente nacional. 2) el diferencial de cre-

cimiento atribuible a la especialización de la provincia en sectores más o menos dinámicos a nivel nacional. Es lo que

denominaremos componente sectorial o industrial mix. 3) la parte que corresponde al diferencial en el dinamismo del

conjunto de la región respecto a la media nacional, denominado componente regional o regional share.

Completamos el análisis examinando la situación de otras variables esenciales para entender la evolución del mercado

de trabajo como son los salarios, la productividad y el paro, como elemento fi nal de ajuste.

En la primera sección, presentamos los datos de empleo que hemos utilizado en el trabajo. En la segunda sección, pro-

fundizamos en sus características mediante un análisis de tipo Shift-Share. La tercera sección la dedicamos a comentar

las variables de productividad y paro, desde una perspectiva tanto sectorial como espacial. Finalizamos el trabajo con

una breve sección de conclusiones.

colaboraciones

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92 JUNIO 2009

1 Un Análisis Descriptivo de las Series Provinciales de Empleo

Las provincias españolas poseen estructuras lo sufi cientemente variadas como para que un análisis sectorial y temporal aporte in-formación de gran relevancia. El periodo analizado en este trabajo (1986-2006) se inscribe en el contexto de una fase de crecimiento a largo plazo de la economía española que se traduce, entre otras cosas, en un aumento continuo en el nivel de empleo. Sin embargo, este empleo no se ha distribuido uniformemente entre los diferentes sectores productivos. La comparación sectorial entre los años inicial y fi nal se presenta en la Figura 1.1. En el año 1986, el 18,64% del empleo nacional se concentraba en el sector agrícola. La participación en este sector es la más dispersa de todo el conjunto, variando desde un 51,41% en Lugo hasta del 1,45% en Madrid. La participación del sector agrícola disminuye en los años siguientes, llegando a representar en 2006 tan sólo un 5,6% de la ocupación, incluyendo una marcada disminución en su dispersión.

Figura 1.1: Participación porcentual de los sectores productivos en el empleo total provincial

SUMARIO

1. Un Análisis Descriptivo de las Series Provinciales de Empleo2. Estructura territorial y sectorial del crecimiento en el empleo:

1986-2006.3. Elementos complementarios del mercado de trabajo4. Algunas consideraciones fi nales5. Referencias Bibliográfi cas

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Asturias

T eruel

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C iudad R eal

Lugo B alears

S evilla

G uipuzcoa

Año 1986

S NVS VC OIDE NAG

60

50

40

30

20

10

0

León

T eruelAsturias

G irona

Año 2006

Siglas: AG: agrícola, EN: energía, ID: industria, CO: comercio, SV: servicios venta y SNV: servicios no venta.Fuente: INE y elaboración propia. Porcentaje de los sectores respecto al empleo total agregado en cada año y provincia.

El sector energético no muestra cambios importantes entre ambos años. La mediana de la distribución de participaciones se encuentra cercana al 1,4%, aunque también su dispersión tiende a disminuir entre periodos. El sector industrial tiene una participación cercana al 18,5% en 1986, siendo además el agregado que presenta la mayor dispersión. Para 2006, la participación ha ido en leve descenso, con menor dispersión y recorte en la mediana. El sector de la construc-ción ha experimentado un marcado ascenso, desde una participa-ción del 8% en 1986 hasta el 13,25% en el 2006. La dispersión se ha mantenido similar, lo que se traduce en un crecimiento homogéneo a lo largo del periodo. El sector de servicios venta ha incrementado su peso, consolidando su liderazgo, con una concentración del 40,31% del empleo total en el año 2006. La dispersión entre las provincias ha aumentado, con puntos extremos a los casos de Soria (27,35%) y Las Palmas (59,74%). En esta última provincia, más del 80% del empleo se concentra en el sector servicios. Es obvio que el sector de la cons-

c o l a b o r a c i o n e s

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1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006

Agrícola E nergia Indus tria C ons trucciónS ervicios venta S ervicios no venta Agregado

trucción, junto a los servicios, han sido los agregados más dinámicos de la economía española durante este periodo.Si tomamos el año 1986 como referencia, el empleo total ha crecido un 69,65% hasta el 2006. Este crecimiento no se ha distribuido de forma uniforme en cada sector, como lo refl eja la Figura 1.2.

Figura 1.2: Evolución del empleo por sectores en España. Año base: 1986.

Provincias 1986 2006 TMA Provincias 1986 2006 TMA

Ourense 1,35 0,61 -1,14 Cantabria 1,32 1,26 3,04

Lugo 1,44 0,70 -0,90 Badajoz 1,31 1,25 3,09

Zamora 0,57 0,35 0,19 Albacete 0,81 0,77 3,09

Ávila 0,48 0,32 0,69 Córdoba 1,41 1,35 3,10

León 1,44 0,97 0,73 Castellón 1,38 1,32 3,12

Cáceres 1,08 0,74 0,81 Granada 1,57 1,53 3,23

Asturias 2,97 2,12 1,05 Guipúzcoa 1,85 1,80 3,25

Salamanca 0,95 0,69 1,11 Zaragoza 2,30 2,29 3,45

Huesca 0,71 0,51 1,15 Valencia 5,42 5,49 3,60

Coruña (La) 3,10 2,29 1,25 Huelva 0,84 0,86 3,72

Teruel 0,42 0,31 1,40 Cádiz 2,09 2,20 3,91

Cuenca 0,55 0,42 1,51 Sevilla 3,33 3,50 3,92

Palencia 0,50 0,39 1,64 Navarra 1,53 1,63 4,02

Jaén 1,37 1,08 1,68 Tarragona 1,56 1,70 4,26

Pontevedra 2,50 1,98 1,70 Guadalajara 0,40 0,44 4,32

Soria 0,26 0,21 1,90 Barcelona 11,91 13,26 4,44

Lleida 1,24 1,06 2,24 Murcia 2,53 2,84 4,51

Burgos 1,01 0,87 2,32 Santa Cruz 1,71 1,92 4,52

Segovia 0,44 0,39 2,49 Alicante 3,12 3,62 4,83

Vizcaya 3,07 2,72 2,50 Madrid 13,89 16,10 4,83

Ciudad Real 1,08 0,97 2,60 Girona 1,55 1,86 5,19

Rioja (La) 0,83 0,75 2,61 Palmas (Las) 1,76 2,20 5,60

Toledo 1,37 1,27 2,84 Málaga 2,52 3,16 5,62

Álava 0,84 0,79 3,01 Almería 1,08 1,42 6,13

Valladolid 1,31 1,24 3,02 Baleares 1,89 2,50 6,19

España 100,00 100,00 3,48Fuente: INE. TMA: tasa media anual. Provincias ordenadas en forma ascendente por TMA.

Los sectores que han presentado un mayor crecimiento son el sector de la construcción y el sector de servicios venta, con tasas acumula-das del 175% y del 115%, respectivamente. En sentido negativo, el sector agrícola y el de la energía han sufrido recortes, del 44,21 % y del 14,38 % respectivamente.En la Tabla 1.1 se presenta la distribución espacial de estos datos. Las provincias de Ourense y Lugo son las únicas que aparecen con una tasa de crecimiento negativo, aunque el crecimiento ha sido muy dé-

bil en otros casos, como los de Zamora, Ávila, León y Cáceres.

Fuente: INE y elaboración propia Tabla 1.1: Participación provincial en el empleo total

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Atendiendo a las provincias con mejores rendimientos, destaca la participación de Madrid y Barcelona que representan, conjuntamen-te, el 25,8% del empleo en 1986 y el 29,36% en el año 2006. Las pro-vincias insulares, Baleares, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y las de la costa mediterránea, como Almería, Girona, Alicante, Murcia y Málaga, son las de mayor crecimiento en el periodo, casi doblando la tasa de crecimiento total.Si combinamos la distribución espacial de estos datos con la des-agregación sectorial, podemos empezar a entender las disparidades existentes entre las provincias ganadoras y perdedoras. La Tabla 1.2 presenta la descomposición sectorial para el año 1986. Las provincias gallegas de Lugo y Ourense, junto a Zamora presentaban un alto ni-vel de empleo en el sector agrícola. El descenso del empleo en este sector, unida a la fuerte especialización de estas provincias en pro-ductos agropecuarios explica su pobre comportamiento. Por el con-trario, las provincias más exitosas en materia de empleo tenían una buena participación inicial en los sectores generadores de trabajo, servicios venta y la construcción.

Como complemento del análisis anterior, a continuación presentamos los mapas de crecimiento del empleo por sectores en la Figura 1.3.Es evidente que la pauta espacial del crecimiento del empleo no ha sido homogénea entre las provincias. En los mapas de crecimiento del empleo para cada sector pueden observarse claros agrupamien-tos. La generación de empleo se ha concentrado, principalmente, en las provincias del interior, en torno a Madrid, y en el arco mediterrá-neo, en detrimento de las provincias del norte. Los sectores de servi-cios, especialmente los destinados a la venta, han crecido mejor en las provincias mediterráneas e insulares. El sector industrial muestra una tendencia de crecimiento hacia el sureste del territorio. Por su parte, el sector de la construcción muestra una clara atracción por el mercado madrileño y por algunas provincias insulares y turísticas, como Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.

Provincias AG EN ID CO SV SNV

Almería 31,1 0,8 6,6 10,0 31,3 20,2

Baleares 5,0 1,4 12,3 12,4 50,8 18,1

León 26,6 8,4 9,1 6,9 33,7 15,3

Lugo 51,4 0,6 8,1 5,2 24,9 9,8

Málaga 8,2 0,8 8,6 10,4 46,0 26,0

Orense 48,8 0,9 8,0 7,6 25,6 9,0

Las Palmas 14,3 1,0 6,9 11,9 44,8 21,2

Zamora 39,8 0,5 9,7 7,1 29,0 13,9

España 14,2 1,4 19,5 7,5 37,0 20,3

Tabla 1.2: Participación sectorial de 10 provincias españolas en 1986

AG: agrícola, EN: energía, ID: industria, CO: comercio, SV: servicios venta y SNV: servicios no venta

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tema de actualidad 95

Figura 1.3: Mapas de tasas de crecimiento en los 6 sectores entre 1986-2006

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96 JUNIO 2009

2 Estructura territorial y sectorial del crecimiento en el empleo: 1986-2006.

En esta sección vamos a analizar la estructura territorial, por provin-cias, y sectorial de los datos de empleo presentados en la sección anterior. Para ello vamos a utilizar una técnica de análisis de datos regionales muy popular como es la descomposición Shift-Share.En términos generales, el objetivo del análisis Shift-Share es des-componer el crecimiento observado de una variable en una serie de determinantes económicos fundamentales, asociados al territorio y a la estructura funcional de la variable. En el caso del empleo de la economía española, disponemos de información de seis sectores de actividad con detalle provincial, que incluye el periodo comprendido entre 1986 y 2006. Si por nos referimos a la tasa de cre-cimiento del sector en la provincia entre los años 1986 y 2006, y por al empleo existente en esa misma provin-cia y sector en el año inicial, 1986, se cumplirá que:

donde , significa variación y el símbolo indica agregado, en este caso, del empleo sectorial de la provincia . La descomposición de (1) es muy simple e intuitiva y su significado es claro (Esteban, 1972). Una parte del crecimiento producido en el empleo de una provincia se debe a un impulso meramente inercial que tiene que ver con el ciclo de la economía nacional. Se trata del denominado componente Nacional . Otra parte se debe a la composición sectorial de la estructura de empleo especí-fica de la provincia r, centrada en sectores más o menos dinámicos. Es el denominado componente de Mezcla Industrial o Industrial-Mix . El resto es lo que corresponde a la simbiosis entre territorio y estructura económica, captado por el componente Participación Regional o Regional-Share

. El último se puede des-agregar a su vez en un componente de Participación Regional Neto (RSN) y en un Efecto Distribución (ED):

Siendo el denominado empleo homotético de la provincia en el sector , como volumen teórico de empleo que le correspon-

dería al sector si la provincia hubiera tenido la misma estructura sectorial de empleo que la media nacional en el año base, 1986.El componente RSN se asocia a la capacidad competitiva de la pro-vincia en cuestión mientras que el efecto ED refleja los cambios in-troducidos en el perfil de especializaciones de la estructura de em-pleo provincial (diremos que una provincia se halla especializada en determinado sector cuando el empleo homotético sea mayor que el observado). Si el último efecto es positivo, la estructura de especia-lizaciones existente al inicio del periodo se ha acentuado mientras que datos negativos indican la introducción de correcciones en su composición.Los datos correspondientes al periodo comprendido entre 1986 y 2006 para las 50 provincias de la economía española, considerando los seis sectores de actividad básicos, aparecen en la Tabla 2.1. El com-ponente dominante, en todos los casos, es el factor Nacional (NS) que

determina la evolución fundamental de los datos de empleo provin-ciales. En estos 20 años el empleo de la economía española aumentó en casi 8,6 millones de puestos de trabajo (un 69,7% a una tasa anual equivalente del 2,6%). Los mayores incrementos se produjeron en todo el arco mediterráneo, junto a Madrid y los archipiélagos, mien-tras que las provincias del interior, siguiendo la raya portuguesa, y las de la cornisa cantábrica muestran los peores resultados. Como desta-camos en la primera sección, solo dos provincias registraron recortes (Lugo y Orense). El componente Industrial-Mix permite atribuir estas discrepancias territoriales al proceso de compresión del sector agrí-cola, con un impacto muy fuerte en las provincias del interior, y a la reconversión del sector industrial dominante en las provincias del norte. Esos son los territorios perdedores del modelo de crecimiento que se impone en la década de los ochenta. Por el contrario, las acti-vidades de servicios (públicos, turísticos, a empresas) muestran una expansión constante que ha beneficiado, especialmente, a las provin-cias con una fuerte densidad urbana y a las situadas en el litoral me-

c o l abo r a c i on e s

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diterráneo. Con ligeras excepciones, el componente Regional-Share insiste en la misma tendencia: no solo el modelo de crecimiento ha benefi ciado a las provincias mediterráneas, en detrimento de las del interior, sino que en ellas se ha producido la mejor cooperación entre territorio y modelo económico, con datos positivos incluso en pro-vincias que, por su estructura, son más afi nes a las del interior de la península como Murcia o Almería.La distribución del efecto ED parece menos sistemática. Madrid y Barcelona se cuentan entre las provincias ganadoras del modelo de empleo que se consolida en esas dos décadas, aunque la primera aparece con signo positivo y negativo la segunda (Málaga y Alicante son casos similares). Como hemos dicho, un signo negativo en este componente indica la introducción de cambios sustanciales en la estructura de empleo provincial. Parece claro que hay un grupo de provincias, mayoritariamente del interior, con una baja capacidad de reacción (Badajoz, Palencia, Soria, etc.), que persisten en un modelo de crecimiento aparentemente obsoleto. Por el contrario, un nutrido grupo de provincias meridionales y de la cuenca mediterránea (Ta-rragona, Barcelona, Murcia, Sevilla, Alicante, etc.) han reaccionado con cierta agilidad, promoviendo cambios que favorecieron el desa-rrollo local de los sectores más dinámicos del momento. Los datos más relevantes se encuentran en la Tabla 2.1 así como en las Figuras 2.1, de 1 a 4.

Figura 2.1: Mapas de crecimiento en el empleo total. Descomposición Shift-Share

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Provincias NS IM RSN EDVariación 86/06

miles emp. Tasa

Álava 71,9 -7,9 -0,4 -1,5 62,1 60,2

Albacete 69,6 -7,5 -2,8 2,5 61,8 61,9

Alicante 268,1 20,0 103,9 -20,4 371,7 96,6

Almería 92,7 -17,9 89,8 -1,5 163,1 122,5

Asturias 255,1 -51,3 -117,2 -9,6 77,0 21,0

Ávila 41,6 -12,2 -18,3 -2,9 8,2 13,7

Badajoz 112,6 -13,5 -6,0 6,8 99,9 61,8

Baleares 162,8 57,4 62,4 6,7 289,2 123,7

Barcelona 1023,5 137,3 259,0 -114,7 1305,2 88,8

Burgos 86,9 -4,1 -26,9 2,0 57,8 46,3

Cáceres 92,4 -13,3 -55,0 -2,6 21,5 16,2

Cádiz 179,7 -4,4 30,2 -3,8 201,7 78,2

Cantabria 113,8 -12,1 -1,7 -0,7 99,3 60,8

Castellón 118,8 -17,2 3,9 0,9 106,3 62,4

Ciudad Real 92,8 -11,7 -18,0 6,1 69,2 51,9

Córdoba 121,2 -14,6 2,1 -0,8 107,8 62,0

Coruña (La) 266,5 -88,6 -70,2 -12,0 95,7 25,0

Cuenca 47,5 -19,9 -10,1 3,1 20,6 30,2

Girona 132,8 9,6 61,5 -5,9 198,1 103,9

Granada 135,3 11,4 -9,4 -11,7 125,5 64,6

Guadalajara 34,5 0,0 10,8 -2,5 42,8 86,4

Guipúzcoa 159,2 0,2 5,6 -16,2 148,7 65,1

Huelva 71,9 -2,1 4,3 2,6 76,7 74,3

Huesca 60,8 -23,5 -19,0 1,8 20,0 22,9

Jaén 117,4 -18,1 -50,1 7,3 56,5 33,5

León 123,8 -32,1 -62,6 -3,2 25,9 14,5

Lleida 106,7 -25,1 -12,6 -0,5 68,5 44,7

Lugo 123,9 -80,5 -65,3 -10,2 -32,1 -18,0

Madrid 1193,3 323,0 112,8 27,1 1656,2 96,7

Málaga 216,8 59,4 62,9 10,9 350,0 112,4

Murcia 217,6 -19,9 96,9 -13,1 281,6 90,1

Navarra 131,7 -9,0 42,7 -13,4 151,9 80,4

Ourense 116,0 -66,3 -74,9 -12,8 -38,0 -22,8

Palencia 42,6 -8,4 -18,7 4,6 20,1 32,9

Palmas (Las) 151,0 29,3 65,7 -3,2 242,7 112,0

Pontevedra 215,2 -74,1 -26,6 -9,5 105,0 34,0

Rioja (La) 71,5 -12,0 -4,4 -1,6 53,5 52,2

Salamanca 81,7 -12,4 -39,2 -4,0 26,1 22,3

Santa Cruz 147,1 20,9 31,6 -8,8 190,8 90,3

Segovia 37,8 -6,5 -4,7 0,4 27,1 49,9

Sevilla 285,9 19,6 43,5 -27,0 322,1 78,5

Soria 22,5 -6,6 -7,5 3,9 12,3 38,0

Tarragona 134,1 -6,1 52,0 -15,9 164,0 85,2

Teruel 35,7 -14,6 -3,9 -2,8 14,4 28,0

Toledo 118,0 -23,6 8,5 -6,7 96,1 56,7

Valencia 465,4 19,8 -5,1 0,8 480,9 72,0

Valladolid 112,3 6,7 -10,8 -10,8 97,3 60,3

Vizcaya 264,1 37,8 -89,2 -23,4 189,3 49,9

Zamora 49,0 -20,2 -32,7 6,6 2,6 3,7

Zaragoza 197,9 4,9 -4,6 -2,0 196,1 69,0

España 8590,8 69,7

Tabla 2.1: Descomposición Shift-Share. Periodo 1986-2006

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99

Esta tendencia ha sido constante a lo largo de todo el periodo que contemplamos aunque se ha producido de forma mucho más ace-lerada en la parte fi nal. En la Figura 2.2, de 1 a 8 enfrentamos los re-sultados correspondientes a los periodos 1986-1996 y 1996-2006. El primer periodo combina un ciclo alcista (segunda mitad de los años ochenta) con otro depresivo (en la primera parte de los noventa), consolidando un balance moderadamente expansivo (el empleo total crece un 17% a una tasa acumulativa anual del 1,5%). El segun-do mantiene un perfi l fuertemente alcista, a pesar de la pequeña desaceleración del bienio 2001-2002, apoyado en los sectores de la construcción y de los servicios de mercado. El volumen de empleo mejora en estos 10 años en un 45% a una tasa anual de 3,8%.A pesar de estas diferencias, la relación de provincias ganadoras y perdedoras en cada periodo se mantiene prácticamente intacta. Las perdedoras vuelven a ser las del interior, situadas en el cuadran-te noroeste y en la cornisa cantábrica, que enfrentan problemas de desploblación y de creciente aislamiento con respecto a los circui-tos europeos dominantes. Las provincias de Orense, Lugo, Zamora, Cáceres, Asturias,… encabezan este listado. Por el contrario, el cre-cimiento tiente a volcarse sobre el litoral mediterráneo, el cuadrante

sureste, los archipiélagos y las principales zonas urbanas de la penín-sula. Esta tendencia se observa muy nítidamente en la distribución de los efectos Regional-Share de la Figura 2.2, 5 y 6. La estructura del efecto distribución que se advierte en la Figura 2.2., 7 y 8 es menos clara. En general, los resultados del primer periodo están condicio-nados por la fuerte amortización sufrida por el sector agrícola, que pierde 600.000 empleos en el conjunto nacional (-34,2%). El mapa de la Figura 2.2, 7, refuerza la pauta de crecimiento de las provincias no agrícolas (Barcelona, Baleares, Castellón, …) y penaliza el de las provincias con predominio agrícola (las de la vertiente oeste). El se-gundo periodo se caracteriza, sobre todo, por la fuerte expansión del sector de servicios de mercado, cuyo volumen de ocupación mejora en 3,8 millones de empleos (64%; en el caso de la construcción alcan-za el 100% de aumento aunque, en volumen, se queda 1,2 millones de nuevos empleos). Ese es el giro, hacia una economía basada en los servicios, que se capta en la Figura 2.2, 8. Algunas provincias acen-túan su perfi l como oferentes de este tipo de actividades (Madrid, Málaga,…) mientras que otras lo corrigen en esa misma dirección (casos de Barcelona, Baleares, Alicante, etc.). En sentido negativo, las provincias del interior vuelven a mostrar síntomas de debilidad.

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tema de actualidad100 JUNIO 2009

Figura 2.2: Mapas del crecimiento en los 6 sectores entre 1996-2006

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3 Elementos complementarios del mercado de trabajo

Las dos décadas analizadas se caracterizaron por la expansión sostenida de los datos de empleo, sobre todo a medida que el modelo de creci-miento se fue haciendo más dependiente de la aportación de sectores intensivos en factor trabajo (la construcción o el turismo, dominantes en la segunda parte de los años noventa). La estructura territorial de este modelo ha acentuado los desequilibrios entre las zonas del interior y del exterior de la península con una clara preferencia por el litoral mediterráneo. A continuación vamos a presentar la evolución de una serie de variables que se complementan con las de empleo y que permiten ofrecer una panorámica más amplia.En primer lugar incluimos los resultados de valor añadido en las Figuras 3.1, de 1 a 7, y en la Tabla 3.1. En concreto, el dato que se representa en cada caso es la tasa de crecimiento anual acumulativa de la variable correspondiente (el valor añadido nominal).

Tabla 3.1: Tasas anualizadas de crecimiento en el VAB sectorial

VAB Agrícola VAB Energía VAB Industria VAB Construcción

5 pe

ores

Guadalaja -1,17 Asturias -1,18 Huelva 3,04 Orense 8,08

Cádiz -0,88 Huesca 1,26 Málaga 3,85 Ávila 8,21

Palmas -0,75 Tarragona 1,42 Cádiz 3,95 Salamanca 8,45

Álava -0,17 León 1,77 Alicante 4,60 Jaén 8,92

Cuenca -0,07 Burgos 1,83 Jaén 4,65 Palmas 8,94

5 m

ejor

es

Madrid 4,06 Ávila 8,87 Murcia 6,69 Alicante 12,70

Barcelona 4,10 Cádiz 9,02 Pontevedra 6,88 Albacete 12,89

Girona 4,62 Huelva 10,94 Orense 6,97 Cantabria 12,98

Almería 4,83 Soria 11,70 Toledo 7,33 Guipúzcoa 13,01

Palencia 5,30 Guadalaja 13,69 Ávila 8,35 Almería 13,34

España 2,00 España 4,69 España 5,47 España 11,20

VAB Servicios Venta VAB Servi. No Venta VAB total

5 pe

ores

Soria 4,55 Valladolid 6,30 Soria 5,04

Orense 5,84 Ávila 6,38 Cuenca 5,21

Zamora 6,08 Vizcaya 6,73 León 5,83

Cuenca 6,19 Guipúzcoa 7,00 Huesca 5,84

Ávila 6,41 Huesca 7,20 Zamora 5,87

5 m

ejor

es

Palmas 8,49 Alicante 9,27 Palmas 7,88

Barcelona 8,53 Baleares 9,28 Madrid 7,90

Girona 8,80 Guadalaja 9,29 Málaga 8,03

Tarragona 8,82 Tarragona 9,36 Girona 8,10

Almería 9,24 Almería 9,38 Almería 8,83

España 7,98 España 7,83 España 7,32

El valor añadido bruto de la economía española creció a una tasa anual (nominal) del 7,32% durante estos 20 años. Este dato esconde una fuerte disparidad espacial de modo que entre la provincia más expan-siva (Almería, 8,83%) y la menos dinámica (Soria, 5,04%) media una discrepancia de 2,79 puntos. Los mejores resultados de crecimiento se distribuyen a lo largo de la costa mediterránea, junto a los archipiéla-gos y al entorno próximo a Madrid. Por el contrario, las provincias del oeste y del interior han experimentado problemas de crecimiento.Los datos más llamativos son los del sector de la construcción, con una tasa media de crecimiento (nominal) del 11,20%, que se eleva hasta el 13,34% en el caso de Almería. Parece evidente que la expansión de las infraestructuras turísticas, la demanda residencial y el fuerte au-mento de la población inmigrante son factores que han alimentado ese proceso. Sin embargo, a efectos de empleo, son más relevantes los datos correspondientes a los sectores de servicios, especialmente el de los ser-vicios destinados a la venta de la Figura 3.1, 6. La distribución espacial del crecimiento de este sector incide en las mismas ideas que hemos

subrayado hasta ahora: los archipiélagos, el litoral mediterráneo y las zonas de infl uencia próximas a Madrid y a Vitoria presentan los mejores resultados. Todas las provincias del cuadrante noroeste se encuentran en los quintiles inferiores de la distribución de crecimientos.En los sectores industriales y de la energía se produce una mayor dis-persión, aunque sigue destacando el poderoso infl ujo de economía madrileña. En ambos casos se observa un movimiento hacia la dis-persión que ha acabado benefi ciando a provincias periféricas, distri-buidas en el valle del Ebro, en el entorno de la economía madrileña y a la espalda del litoral mediterráneo, en un corredor que se extiende desde Murcia hasta Navarra.La Figura 3.2 relaciona los datos correspondientes a empleo y a VAB a través de la elasticidad de desarrollo regional. Esta es una medida que introducen Girardi y Paelinck (1994) para poder relacionar el es-cenario nacional de una economía con su desagregación espacial. En concreto, la defi nición de esta elasticidad, para el caso del empleo (de forma análoga para el VAB), es la siguiente:

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tema de actualidad102 JUNIO 2009

Figura 3.1: Mapas de tasas de crecimiento del VAB entre 1986-2006

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-0.50

0.00

0.50

1.00

1.50

2.00

0.00 0.20 0.40 0.60 0.80 1.00 1.20 1.40 1.60

E r…(E mpleo)E r…(E mpleo)

E r…(VAB )E r…(VAB )

Media Nacional

G ranada

AlmeríaMálaga

Orens e

Lugo

Lugo

P ontevedra

Se trata del concepto habitual de elasticidad, que conecta la reac-ción de una variable con un impulso procedente de otra variable. En el caso de (3), la variable de respuesta es el empleo total de la provin-cia r mientras que la variable impulso es el empleo total nacional. La hipótesis implícita es que el ciclo provincial se supedita al correspon-diente ciclo nacional. En cualquier caso, la elasticidad de desarrollo regional nos permite identifi car las provincias que han crecido por encima ( ) o por debajo ( ) de la media nacional.

La elasticidad de desarrollo asociada al VAB aparece en horizontal y la del empleo en vertical. La media nacional se encuentra en el cruce de las líneas en trazo discontinuo con abscisa y ordenada 1. La línea bisectriz también es interesante porque separa aquellas provincias cuyo crecimiento en el valor añadido ha sido superior (inferior) que el del empleo, condicionado a la evolución de la media nacional. Esto es, las provincias situadas por debajo de esta bisectriz han ex-perimentado crecimientos en la productividad superiores a los de la media nacional. La distancia a la bisectriz mide la ganancia obteni-da, que pueden deberse a que el valor añadido haya crecido mucho en relación al empleo (casos de Granada o Pontevedra) o porque el empleo lo haya hecho muy poco, incluso a tasas negativas (como en Orense y Lugo). En el caso opuesto, las provincias más expansivas en empleo suelen mostrar problemas para mantener los ratios de productividad (son los casos de Málaga y Almería).

Figura 3.2: Elasticidad de desarrollo regional: empleo vs VAB

En la Figura 3.3, 1 a 3, se amplía la información referente a la producti-vidad aparente del factor trabajo (nominal), con la situación puntual correspondiente a los años 1986 y 2006. El mapa de productividades del año 1986 muestra una estructura muy concentrada en el cua-drante noreste, en torno a centros básicos como son las provincias vascas, Madrid y el complejo petroquímico de Tarragona. Esta estruc-tura tiende a difuminarse con posterioridad. Si bien es cierto que per-sisten los anclajes fundamentales en el País Vasco, Madrid y Tarrago-na, el corredor del valle del Ebro refl eja un notable empeoramiento. La Figura 3.3, 3, complementa la información de la Figura 3.2. Como indicábamos allí, las provincias periféricas son las que se han benefi -ciado de los mayores incrementos en la productividad aparente del factor trabajo, aunque ello parece ser debido fundamentalmente a la debilidad de los datos propios de empleo.

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Figura 3.3: Productividad aparente (1986-2006)

Para completar esta discusión es necesario prestar atención también al desempleo como máximo exponente de los desequilibrios básicos de este tipo de mercados. En la Figura 3.4, de 1 a 4, se pone de mani-fi esto que la distribución interprovincial del desempleo es muy per-sistente a pesar de ser uno de los objetivos declarados de las políticas de intervención de los órganos públicos. Al contrario, parece evidente que a lo largo de los veinte años que contemplamos el desequilibrio espacial se ha acentuado considerablemente. En el mapa correspon-diente a 2006 existen dos clubes bien defi nidos y con características diametralmente opuestas. El del cuadrante suroeste concentra altas tasas de desempleo con provincias (Sevilla, Cádiz, Málaga, etc.) que duplican la media nacional. El del cuadrante noreste, articulado a lo largo del valle del Ebro, se caracteriza por unas tasas de desempleo singularmente bajas, por debajo de la mitad de la media nacional. Esta situación se ha ido perfi lando progresivamente y, como se ha dicho, alcanza su máxima expresión en los datos correspondientes al año 2006, aunque el periodo comprendido entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa parece clave para su consolida-ción fi nal.

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4 Algunas consideraciones fi nales

El enfoque que hemos adoptado en el trabajo ha sido esencialmente descriptivo y nuestro objetivo ha sido mostrar hechos estilizados en la evolución de las disparidades regionales. En concreto, considera-mos que tiene mucho interés mostrar lo que ha ocurrido en algu-nos frentes específi cos: cómo han evolucionado las tasas medias de crecimiento del empleo total a escala nacional y por regiones; qué variaciones ha experimentado el peso relativo de las distintas provin-cias en el conjunto, en términos de VAB total, de empleo y de tasa de paro; y, fi nalmente, cómo han progresado las distintas provincias en términos de salarios medios.De nuestro análisis se desprende una visión coherente del crecimien-to regional. En particular, el factor determinante en el crecimiento diferencial del empleo es la distinta composición sectorial al inicio del periodo analizado. Un resultado inmediato es que las regiones con un mayor peso de la agricultura son las que han conocido un proceso de destrucción de empleos más acusado (empleo que ha sido mal absorbido por otros sectores), resultando en bajas tasas de crecimiento fi nal. Una vez tenido en cuenta el factor sectorial, las di-ferencias regionales siguen siendo relevantes y aparecen de forma nítida en nuestro análisis.

Figura 3.4: Tasas de paro en 1977, 1986 y 2006

5 Referencias bibliográfi cas

Esteban, J. (1972): A Reinterpretation of Shift-and-Share Analysis. Re-gional and Urban Economics, 2, 249-261.

Girardi, R. y J. Paelinck (1994): A Regional Equilibrium Growth Model and its Disequilibrium Dynamics: A One Sector Approach. Regional Studies, 28, 305-317

Isard, W. (1971): Métodos de análisis regional: Una introducción a la Ciencia Regional. Barcelona: Ariel.

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