Cuaderno Bíblico 018 (Los Relatos de La Infancia de Jesús Mt 1-2 y Lc 1-2. Charles Perrot)

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eB 18 Charles Perrot Los relatos de la infancia de Jesús ~~ LIBRERIA SEMINARIO Al Servicio de la Evangelización Cal/e 57 No. 49-71 Tel.: 2518142 Fax: 513 9943 Medel/in Gv"ii) í OHN A(EMJJD5! V,sUfb< {),WéNOO EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) 1997

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Texto que desarrolla el compendio de escritos que aluden a la infancia de Jesús, extrayendo de cada uno los puntos de encuentro, fuentes y demás aspectos relevantes.

Transcript of Cuaderno Bíblico 018 (Los Relatos de La Infancia de Jesús Mt 1-2 y Lc 1-2. Charles Perrot)

  • eB18

    Charles Perrot

    Los relatosde la infancia

    de Jess

    ~~LIBRERIA SEMINARIO

    Al Servicio de la Evangelizacin

    Cal/e 57 No. 49-71 Tel.: 2518142 Fax: 513 9943 Medel/in

    Gv"ii) OHNA(EMJJD5! V,sUfb< {),WNOOEDITORIAL VERBO DIVINO

    Avda. de Pamplona, 4131200 ESTELLA (Navarra)

    1997

  • Hasta hace no muchos aos, se lean losevangelios de la infancia como si se tratasede relatos folklricos, cuando en realidad sonms bien teologa de alto nivel. No sucede lomismo con el evangelio de Juan: su prlogose nos presenta, ya de entrada, como el frutode una larga meditacin de telogo sobre lapalabra de Dios que se hace hombre. Los re-latos de Mateo y de Lucas nos proponen igual.mente una teologa tan profunda y elaboradacomo la de Juan; lo que sucede es que, al uti-lizar otro gnero literario para transmitirnossu pensamiento, tomamos sus textos porcuentos de hadas. V sin embargo, estos rela-tos son el testimonio vivo de la bsqueda apa-sionada de los primeros cristianos, bsquedade la inteligencia de su fe en Jess Hijo deDios.

    Simplificando las cosas, podramos decirque estos relatos son como la presentaclnde las pelculas. En el cine, muchas veces,mientras se nos van presentando el nombrede los autores, del productor, etc., empiezana aparecer algunas imgenes y temas musi-cales que nos van dando de antemano los prin-cipales elementos necesarios para la compren-sin de la pelcula. Ahora bien, slo al finalde la pelcula, nos damos cuenta de que aque-llas imgenes constituan la clave de su com-

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  • prensron, Incluso algunas obras se articulany construyen utilizando el procedimiento lla-mado marcha atrs. Veamos un ejemplotomado de una vieja pelcula: Mort, Ol! est tavictoire?u La mujer de un hombre poltico derenombre pierde los estribos y pasa una seriede aos viviendo disolutamente. A la muertede su marido, se convierte y entra en el Car-melo. En la presentacin de la pelcula, levemos rezando con el hbito de carmelita. Deesta manera, la ltima imagen de la pelculaaparece ya al principio, cambiando as nues-tra manera de ver todo el conjunto: de estemodo, se nos invita a descubrir, en medio detoda su vida disoluta, la obra de la gracia enel alma de esta mujer.

    Marcos con su ttulo, Juan con su prlogo,Mateo y Lucas con sus relatos de la infan-cia, sitan igualmente, antes de contarnoslos episodios de la vida y las palabras de Je-ss, profeta y crucificado, la imagen delresucitado en quien, a la luz del espritu ydurante aos y aos de vida cristiana, han des-cubierto al Hijo de Dios hecho hombre. Ne-cesitamos conocer todo el resto del evangeliopara comprender su presentacinu, pero s-ta, a su vez, al ofrecernos sus temas esen-ciales, nos da igualmente la clave de su lec-tura.

    Charles Perrot va a guiarnos en esta bs-queda Es sacerdote de la dicesis de Mou-lins, profesor del Instituto Catlico de Paris,especialista en la literatura juda de comien-zos de nuestra era; sus estudios sobre la lec-tura de la biblia en la sinagoga o sobre elPseudo-Filn, por ejemplo, tienen renombrey gran autoridad. Este es uno de los aspectosms importantes de este cuaderno: situar consencillez y profundidad, como lo hace CharlesPerrot con mano maestra, los escritos de Ma-teo y Lucas en el contexto del pensamientode su poca. Debemos agradecerle igualmen-te el que de vez en cuando utilice, discreta-mente, algunos de los procedimientos delllamado anlisis estructural, hacindonos verde esta manera que este mtodo no es tan di-fcil como pudiera parecer a primera vista yque su utilidad es innegable. Sus concepcio-nes sobre la historia y sus reflexiones al res-pecto nos ayudarn igualmente a comprendermejor el conjunto del evangelio. Pero lo msimportante quiz sea poder comprender mejorla fe de nuestros primeros hermanos cristia-nos -que es la nuestra- en Jess, hijo deMara e Hijo de Dios.

    ETIENNE CHARPENTlER

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  • En la maana de pascua todo se transfor-ma. De aqu en adelante, los discpulos po-drn proclamar la buena noticia de la salva-cin: iCristo ha resucitado! Su resurreccinser en adelante el cimiento del edificio cris-tiano. Ahora bien, la iglesia continuara incan-sablemente profundizando en el significadoy consecuencias de esta confesin radicaldesde todos los puntos de vista, tanto por loque se refiere al acontecimiento fundadorde la iglesia, cuanto por lo que toca a la vi-da y al misterio del nacimiento del maestrode antes de pascua. Quin es Jess? Estaes la pregunta esencial. Los dos discpulosque van hacia Emas la noche de pascua. ledesignan todava como un "profeta poderosoen obras y en palabras (Lc 24, 19). Ahorabien, en pascua, sus ojos se abren y junto conPedro y el primer grupo de cristianos procla-man que el Seor ha resucitado. De ahora enadelante, toda la atencin se concentrar nel acontecimiento fundador de esta proclama-cin. En nombre de Dios, el ngel que guardael sepulcro anuncia ya el mensaje que da sen-tido a la cruz: "El crucificado ha resucitado(Mc 16, 7). Se identifica al crucificado del Gl-gota con el que ahora est vivo. Desde esemomento, la comunidad identificar constan-temente a Jess de Nazaret con el resucitadoal presentar el relato de la pasin; as se leir identifican.do como salvador desde el co-mienzo de su actividad, en el bautismo e in-

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    cluso desde su nacimiento, y hasta en el mis-terio de su preexistencia. La comprensinpues del misterio de Cristo se fue desarrollan-do en el tiempo en crculos concntricos, abra-zando cada vez espacios ms amplios.

    El relato de la pasin, con la resurreccincomo conclusin y dndose sentido mutua-mente, circul en primer lugar en la primeracomunidad para -que toda la casa de Israello sepa con certeza: al Jess que vosotroshabis crucificado, Dios ha hecho Seor yCristo (Hech 2, 36). Ms tarde, el crculo sefue ensanchando y comprenda toda la activi-dad del maestro de Galilea, -comenzando porel bautismo de Juan hasta el da en que fuearrebatado" (Hech 1, 21; comprese con 10,37-40). El que ha resucitado es, en efecto, Je-ss de Galilea. Profundizando cada vez ms enesta perspectiva de salvacin, la reflexincristiana lleg de golpe a lo ms profundo: conPablo en primer lugar, y luego con Juan, elpensamiento traspas el umbral del nacimien-to de Jess para contemplar el misterio de supreexistencia (Fi12, 6-11; Jn 1,1-18). Sin em-bargo. algunos crculos cristianos que se re-flejan en Mt 1-2 Y Lucas 1-2 se pararon en elcamino identificando al salvador con el niode Beln, ya que, desde su nacimiento, co-mo desde siempre, l es el Dios vivo.

    De esta forma, los relatos de la infancianos presentan la identidad de Jess, identi-dad que se haba aclarado y manifestado a la

  • luz del acontecimiento pascual. As se com-prende una de las caractersticas de los re-latos evanglicos que llama la atencin: enMt 1-2 Y Lc 1-2, los ttulos mesinicos se acu-mulan para designar de antemano al resucita-do. Si los diversos elementos de la trama si-nptica fueron clasificados, reagrupados y en-tendidos en funcin de la experiencia de pas-cua, cunto ms todava lo habrn sido losrelatos de la infancia, baados por el esplen-dor de la resurreccin. Su finalidad no es con-tar una serie de ancdotas a propsito de unrecin nacido en Beln, sino proclamar y can.-tar a Cristo viviente, que se hizo hombre comouno de nosotros. Las sencillas gentes que vie-nen y se arrodillan ante un pesebre no seequivocan: doblan sus rodillas ante el Seor,que puso su tienda entre nosotros (Jn 1, 14).

    Es cierto que una reflexin de este tipoexige tiempo. Y aunque es evidente que laproclamacin del resucitado que nace entre

    nosotros hace suya y desarrolla la primeratradicin, podemos plantearnos el problemade saber hasta qu punto la expresin y arti-culacin en imgenes de esta confesin de fenos ofrece realmente el eco de lo que suce-di. La verdad teolgica de esta confesin lle-va consigo necesariamente la de las repre-sentaciones que utiliza? Esto n.os da ya unaidea de las dificultades que vamos a encon-trar en este estudia, pero que no podemos de-jar de lado, debiendo estudiar para ello contoda la seriedad posible el lenguaje del mundojudo y judeo-cristiano del siglo primero denuestra era, as como el de los evangelistasde los relatos de la infancia. Solamente des-pus. podremos emitir un juicio fundado y ser-rio sobre el valor histrico de estos relatosy nicamente entonces podremos compren-der las palabras del Credo sobre Jess Hijonico que fue concebido por obra del Esp-ritu Santo y naci de la Virgen Mara.

    Ya en el siglo segundo de nues-tra era, comenzaron a circular enalgunas comunidades cristianasciertos relatos que se presentabancon el nombre de "evangelios", pe-ro que la iglesia no los hizo suyos,pues en ellos no se reflejaba con-venientemente la fe de la comuni-dad. Se les llama "apcrifos", esdecir "secretos" o no-leidos en lasiglesias.

    En este cuaderno citaremos al-gunos extractos de estos libros (dis-

    EVANGELIOS APOCRIFOS

    ponindolos en tres columnas parapoderlos situar rpidamente). Esnecesario conocerlos, ya que mu-chas leyendas que rondan nuestrosespiritus o ciertas representacionesde "navidad" corrientes y tradi-cionales en nuestras cristiandadesdependen de estos textos. Pero, so-bre todo, comparndolos con lostextos de Mateo y Isucas, aparecemejor la profundidad teolgica yla sobriedad de estos ltimos, yaque los primeros son ms bien re-

    latos fantsticos en los que lo ma-ravilloso aparece revestido de ungusto ms que dudoso. Una rpidalectura de estos textos nos harcomprender, mejor que un largodiscurso, la razn por la que laIglesia cerr el canon de sus escri-turas a tiempo. Una presentacinms amplia de estos textos en F.Amiot, Evanglles apocryphes. cert-Fayard, Parts 1975.

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  • l. LOS RELATOSDE LA INFANCIA

    PUESTOS EN TELA DE JUICIOlas dificultades que presentan los relatos de la

    Infancia son abundantes, provocando en los cristianosreacciones de todo tipo. Unos aceptan su historicidadde manera global y se niegan a abordar con honradezlas dificultades que presentan, tratando de armonizararbitrariamente los testimonios discordantes de losevangelistas. Otros, cada vez ms numerosos, selec-cionan los elementos esenciales y los datos de tipolegendario como pueden ser la estrella o los ngeles.

    Qu debemos pensar de estas dos maneras de abor-dar el texto? En lugar de sentirse acomplejado anteestas formas de situarse ante los textos, no es mslgico tratar de aclarar los problemas? Quiz entoncesdescubramos la significacin extraordinaria de estosrelatos que son como perlas utilizadas por Mateo ylucas para mejor designar y referirse a su Seor.

    las dificultades son de orden literario, histricoy teolgico. Hagamos un rpido inventario.

    1. Dificultades de orden literarioEn el plano de la historia literaria de estos textos,

    hemos de reconocer el carcter secundario de la docu-mentacin y lo tardo de su redaccin.

    a) RELATOS ESCRITOS 80 AfilOS DESPUESDE lOS ACONTECIMIENTOSMarcos, el ms antiguo de los evangelios, no tiene

    relato de la infancia. En los evangelios de Mateo y delucas, redactados despus de los aos 70-80, hay unrelato de la infancia en cada uno de ellos. Esto quieredecir sencillamente que entre estos relatos y losacontecimientos que nos narran hay un espacio detiempo de 80 aos. Hasta qu punto pueden ser vli-dos los recuerdos narrados despus de un lapso detiempo tan amplio?

    b) DOCUMENTACION TARDIAy DE VALOR DESIGUALEl carcter secundario de Mt 1-2 Y lc 1-2 es fcil

    de reconocer. Varios son los indicios que nos permi-ten reconocerlo. Sealemos solamente dos puntos.

    los gneros literarios son muy diferentes de losutilizados en los textos comunes a los tres sinpticos.Estos, por un lado, nos presentan relatos esquemati-zados y ordenados en torno a una palabra de Jess

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    (vase, por ejemplo, Mc 2, 13-17; Mt 9, 9-13; lc 5, 27-32); en nuestros textos de la infancia, sin embargo, lanarracin se hace amplia y se llena de imgenes. Quinpodra sealar en el evangelio de Marcos un solo ele-mento comparable con la maravillosa estrella de losmagos? los pintores tienen conciencia de esta situa-cin: es ms fcil pintar la adoracin de los magos quelo de las espigas arrancadas en sbado (Mc 2, 23-28).

    El tono es diferente. El evangelio de Marcos nospresenta una catequesis organizada pedaggicamente.sirvindose para ello de relatos y de discursos reunidosen torno a un tema dado, por ejemplo una jornada-tipoen Cafarnan (Mc 1, 14-39), un grupo de polmicas (2,1-3, 6), un grupo de parbolas (4, 1-34), un grupo demilagros (4, 35-5, 43), etc. la estructura del conjuntolleva al lector al descubrimiento progresivo de la me-sianidad y de la divinidad de Jesucristo. los ttulosdados a Jess aparecen despus del episodio de Cesa-rea de Filipo (Mc 8, 27-30); es a partir de ah princi-palmente cuando a Jess se le llama mesas, hijo deDavid, hijo del hombre e hijo de Dios. Ahora bien, Mty lc, que siguen en gran parte la trama narrativa deMarcos, han roto el desarrollo catequtico de ste yade entrada; en los relatos de la infancia tenemos ya

  • todos los ttulos mesiarucos y divinos de Jess: yadesde la infancia de Jess, todo est preente como engermen.

    De todas maneras, tambin Marcos presenta yade entrada a sus lectores la clave de su relato comen-zndolo con el ttulo siguiente: -Comtenzo del evan-gelio de Jess, Cristo, Hijo de Dlos-. En sus relatosde infancia, Mt y Lc no hacen sino exponer amplia ydetalladamente el contenido de este versculo ini-cial del evangelio de Marcos. Pero, una vez ms, de-muestran de esta forma el carcter secundario de sutrabajo. Los decoradores empiezan a actuar cuando lacasa est ya construida. Y la decoracin, muchas ve-ces, es obra de artificio.

    c) REFLEXION TEOLOGICA POSTERIOREl. da de pascua, los discpulos debieron caer en

    la cuenta, en primer lugar, de lo esencial; slo mstarde la primera comunidad de cristianos ir reflexio-nando y sacando las consecuencias del misterio delsalvador, incluso en su nacimiento. De todas formas,a lo largo del cuaderno tendremos que matizar estaafirmacin, mostrando la existencia de una reflexinanterior a Mt-Lc sobre el nacimiento de Jess. Ahorabien, el historiador no puede situar en el mismo pla-no las colecciones primitivas de las palabras de Jessy los escritos posteriores que nos presentan la re-flexin cristiana sobre su nacimiento, utilizando los m-todos e imgenes de las historias piadosas de su poca.

    2. Dificultades de orden histricoEl trabajo del historiador consiste en la valoracin

    de la relacin existente entre un texto que nos cuentaun acontecimiento y lo que en realidad sucedi. Ahorabien, en nuestro caso, los criterios que le permitengeneralmente dar un juicio prudente de historicidadfaltan casi por completo. Una vez ms, la situacin esmuy diferente de la de numerosos elementos de latradicin sinptica.

    a) INVENCION O RECUPERACION DEUNA TRADICION ANTERIORYa hemos hablado de la distancia existente entre

    los hechos y los textos. Esta dificultad no sera deci-siva si fuera posible determinar, como teln de fon-do de cada una de las representaciones de Mt y deLc, elementos vehiculados por la tradicin oral ante-rior a los evangelistas. De esta forma, se podranesbozar las lneas maestras de una tradicin primitivarelativamente prxima de los hechos. Intentaremos irpor este camino, sin esperar grandes resultados.

    b) RELATOS DISCORDANTESLa dificultad ms importante es la siguiente: existe

    una radical diferencia entre los dos relatos. Imposiblearmonlzarlos y crear una especie de super-relato-de la Infancia. Adems, esta manera de abordar los

    textos evanglicos supondra que se acepta como pa-labra de Dios un texto ledo en filigrana a partir delos evangelios actuales y un acontecmiento recons-trudo siguiendo la fantasa de nuestras deduccionesliterarias. Este es sin embargo uno de los mayorespeligros que acechan a nuestra lectura. Tenemos laimpresin de conocer tan bien estos relatos, que mez-clamos espontneamente los elementos propios a cadauno de ellos, aadiendo incluso datos que provienende los cuentos populares sobre navidad. Las gentespiadosas se llevan un fuerte desengao y se escan-dalizan profundamente cuando se dan cuenta de queen estos relatos no existe ni mula ni buey, que losmagos no son ni tres ni reyes y que los pastores novan a adorar a nadie.

    Por ello, debemos hacer el esfuerzo de leer eltexto tai y como est, sin imaginar nada ni leer nadaentre lneas y sin completarlo o arreqlarlo utilizandopara ello el otro relato. As podremos descubrir elrelato que leemos tal y como es, con ojos nuevos.Veamos un ejemplo. En el texto de Lucas, Jos, quevive en Nazaret, se ve obligado, a causa del empa-dronamiento, a bajar a Beln (Lc 2, 4-5); una vez pa-sados el nacimiento y los cuarenta das que precedena la purificacin de Mara en Jerusaln, los tres vuel-ven a su -cludad- de Nazaret (2, 22 Y 39). En el texto

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  • de Mateo, por el contrario, Jos de Beln se veobligado a huir a Egipto con el nio perseguido y,ms tarde, se ve forzado a instalarse en Nazaret con-tra su voluntad, mucho despus de la muerte deHerodes. En Lucas, la vuelta a Nazaret es lgica y nor-mal: en Mateo. la subida a Nazaret es contraria alnormal desarrollo de los acontecimientos.

    Otro ejempo: cmo conciliar los ltimos elementosde la genealoga de Mt 1, 13-16Y los de Lc 4, 23-27?Cmose llamaba el padre de Jos, Hel o Jacob?, etc.

    c) EL MUNDO DE LO MARAVILLOSODistingamos claramente el -milagro- de lo -rnara-

    vllloso-. Histricamente. Incluso los exegetas mscrticos y exigentes estn de acuerdo en reconocer enJess a un taumaturgo o un exorcista de clase. Los mi-lagros de Jess, que se presentan esencialmente comolos signos del reino, son descritos generalmente con so-briedad. El centro de inters del narrador no es el hechoextraordinario en s mismo (ya que el mismo Belzebpuede hacer milagros de ese tipo: cf. Mc 3, 22), sinoel mensaje de salvacin que lleva consigo el gesto delmaestro. La situacin en la que nos encontramos enlos relatos de la infancia es muy diferente. porqueen stos los textos estn Impregnados de lo maravi-lloso. empezandopor la estrella de los magos y pasan-do por los resplandores anglicos.

    Ms an, todava nos sentimos ms Incmodos alconstatar que algunos de estos elementos maravillo-sos parece que tienen su origen en el ambiente pa-

    gano y que en ellos se inspiraron los autores de losrelatos. Incluso la concepcin maravillosa de Jesstiene paralelos en la literatura pagana.d) UN SINFIN DE DIFICULTADES

    Bstennos dos ejemplos para demostrarlo. SegnLc 2, 1, el -prlmer empadronamiento tuvo lugar en lapoca en que Cirlno era gobernador de Slria. Ahorabien, segn el historiador judo Flavlo Josefo, el em-padronamiento de Cirino tiene lugar en el ao 6 denuestra era. Cmo puede conciliarse este dato conel nacimiento de Jess en tiempos de Herodes, muertoel ao 4 antes .de nuestra era?

    Segn Lc 2, 22-24, Jess fue presentado al tem-plo -segn la ley de Moiss-. De hecho, ninguna leyexiga tal presentacin. Es cierto que la madre delrecin nacido deba ofrecer un sacrificio, cuarenta dasdespus del nacimiento de un varn (Lev 12, 6-8) Y elpadre, durante el mes que segua al nacimiento de suprimognito, deba consagrarlo a Dios (Ex 13,2s). Ahorabien, la presencia del nio no era necesaria. Lucasrene de manera curiosa los mandamientos bblicosutilizndolos para sus propios fines.

    Este Importante conjunto de dificultades de todotipo no deja de plantear serios problemas. Es evidenteque no podemos situar en el mismo plano los elemen-tos duros y firmes de la tradicin slnptlca y las are-nas movedizas de los relatos de la infancia. Pero.por qu hablamos de dificultades? Dificultades dequ tipo? Cul es la idea de historia a la que estosrelatos plantean dificultades?

    3. Problemas teolgicosTanto en la Interpretacin de los textos como en

    las conclusiones que de ellos sacan los telogos, tam-poco faltan los problemas. Un ejemplo: todos sabemosel lugar tan distinto que ocupa Mara en las diversastradiciones ecleslales y cmo, en el catolicismo, estapresencia marlana, alimentada principalmente por lameditacin de Lc 1-2,est siendo prcticamente dejadade lado. Esto quiere decir sencillamente que la ma-nera 'de leer los evangelios de la Infancia tiene Impor-tantes repercusiones en el pensamiento y en la prc-tica cristianas. Vamos a componer un -dossier- exeg-tlco que fundamente una comprensin teolglca nueva.

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    Lo primero que debemos hacer es penetrar en loms profundo de estos escritos redactados hace ya2.000 aos. Intentaremos, para salvar esta distancia,comprender lo mejor posible el contexto mental en elque estos textos nacieron. SI no, corremos el peligrode multiplicar los anacronismos y proyectar los pro-blemas de nuestro tiempo en unos textos escritos enun contexto cultural totalmente diferente. As, pues,debemos realizar un viaje a travs de los tiempospara comprender mejor el sentido primero de estosantiguos textos.

  • 11. LOS RELATOSDE LA INFANCIA

    EN EL JUDAISMO ANTIGUOo

    EL MIDRASH DE MOISES NIO1. El Midrash

    Durante la semana, y sobre todo la maana del s-bado, los judos del siglo primero se reunan en lasinagoga para escuchar y meditar -la Tora-, es decirla revelacin de Dios tal y como se encuentra en eltexto fundamental de Moiss (el Pentateuco) y orques-tada ms tarde por los profetas.' Todo esto era paraellos evidentemente la palabra de Dios, una palabrasiempre viva y nueva. Ayudados por un escriba (oRabbi), o por los predicadores del sbado, los judosdel tiempo de Jess eran Invitados a una bsquedacontinua (darash en hebreo) y a un perseverante pro-fundizar espiritual; la pregunta decisiva era: cmoy hasta dnde me Interpela y concierne la palabra deDios que se lee en los textos de Moiss actualmente,a m personalmente y a todo Israel conmigo? Estare-actualizacin continuada de la palabra de Dios sellama en hebreo Mldrash (de la misma raz darash)y se concreta en las obras literarias llamadas tambinMldrash (siendo Mldrashlm su plural). Dicho de otraforma, el Mldrash es una reflexin sobre la escrituray una actualizacin del dato bblico en funcin de lasituacin presente. Esta reflexin se realiz en dosdirecciones:

    1. los escribas reflexionaron sobre la escritura

    , Cf. Ch. Perrot, La lecture de la bible dans les synagogues au premier sicle de notre re: MD (1976) 24-41.

    para descubrir en ella en primer lugar las reglas delcomportamiento moral, social y religioso. De esta forma.las numerosas leyes de Moiss iban adaptndose pocoa poco a las necesidades concretas del tiempo. En tr-minos tcnicos, se trata del Midrash halaka. As, porejemplo, Jess toma como punto de partida Gn 2, 24para sacar una nueva regla de vida a propsito delmatrimonio (Mt 19, 1-9). En el judasmo, todas estasreglas y concreciones fueron coleccionadas ms tardeen lo que recibi el nombre de Mishna (siglo 11 des-pus de Cristo) y en el Talmud.

    2. la reflexin de los escribas se extendi igual-mente a los hombres Importantes y a los' grandesacontecimientos de la salvacin y de los que hablala escritura mostrando que estos hombres del pasadoseguan siendo ejemplares- en el presente y que losacontecimientos pasados se realizaban o cumplan-Igualmente en los tiempos actuales. El Midrash aggadarene todas estas consideraciones, recuerdos y actua-lizaciones de la historia bblica realizadas partiendode la escritura y de las numerosas tradiciones oralesque circulaban normalmente en Palestina. De esta for-ma, se lleg a una especie de re-escritura de la blblla-,en la que se inspiraban generosamente los predica-dores de la sinagoga, para edificacin de sus oyentes.

    Algunas veces, y en ambientes cristianos y esenios

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  • sobre todo, se llev hasta sus ltimas consecuenciasel principio del cumplimiento de las escrituras siguien-do la direccin marcada por el Midrash aggdico. Par-tiendo del principio de que los ltimos tiempos estabanya a las puertas y que se estaba viviendo el final dela historia humana, se daba por segura y cierta laposesin de la ltima y definitiva clave para la inter-pretacin de la escritura. Los hombres y los aconte-cimientos de los tiempos pasados podan ser identi-

    ficados definitivamente en el presente de la vida co-munitaria: en esto consiste el Midrash pesher. Lasgentes de Ournrn, por ejemplo, relean a los pro-fetas de esta manera, identificando cada uno de losdetalles del texto en funcin del mundo presente (va-se por ejemplo el Pesher de Habacuc descubierto enQumranr. As tambin, en la tarde de pascua, Jessexplicaba a los discpulos de Emas, -comenzando porMoiss y por todos los profetas, todo lo que le

    La literatura intertestamentariaLa antigua literatura juda, que nace y vive

    entre los siglos II antes de nuestra era y Idespus de Cristo, contiene numerosas tradi-ciones a propsito del nacimiento y de la infan-cia de los patriarcas. Por lo que a estos librosapcrifos se refiere (as llamados porque nofueron aceptados en el canon de las escrituras),consltese A. Paul, Intertestamento (Cuadernosbblicos n,s 12), que entre otras muchas cosas devalor contiene un indice con definiciones degran inters. Esta es la lista de los principalesescritos mencionados en este cuaderno, indi-cando al mismo tiempo para algunos de elloslas siglas con las que los citaremos:TRADUCCIONES:

    Los Setenta (sigla LXX), traduccin ge-ga de la biblia (siglo m-I antes de CJ.

    El Trgum Palestina, traduccin aramea(siglo I-II despus de CJ.

    AUTORES JUDIOS HELENISTICOS:Eupolemo y Artapn (siglo TI antes de CJ.Filn de Alejandria (mitad del siglo I),

    uno de cuyos tratados est consagrado a laVida de Moiss.

    Flavio soseto, historiador judo, autor delas Antigedades judas (sigla AJ). hacia93-94 de nuestra era).

    OBRAS llamadas apcrifas o pseudoepigrfi-cas:

    Jubileos (Apocalipsis), del m-TI s. antesde J. C.

    Henoc (etpco) , del siglo m-TI antes deJ. C., aunque contiene elementos ms re-cientes.

    Libro de los secretos de Henoc (eslavo),

    fecha incierta, s. 1despus de J. C.Apcrifo del Gnesis, descubierto en

    Qumran, siglo I despus de J. C.Documento de Damasco, texto esenio,

    siglo I de nuestra era (?).Pesher de Habacuc, texto descubierto en

    Qumran.Libro de las Antigedades bblicas (sigla

    LAB), del Pseudo-Filn, antes del final delsiglo I de nuestra era, probablemente antesdel ao 70.'

    Apocalipsis siriaco de Baruc, final del si-glo I de nuestra era.

    Testamento de los XII Patriarcas (Testa-mento de Levi y de Jud) , de diferentespocas

    LITERATURA RABINICAMidrash Mekhilta, sobre el Exodo, siglo II

    de nuestra era.Midrash Rabba, sobre el Gnesis y sobre

    el Exodo; los dversos elementos son de po-cas diferentes.

    Midrash seter tui-Yashar, texto tardiode la edad meda.

    Midrash ha-Gadol, texto tardo.Talmud de Jerusaln, finales del siglo VI

    de nuestra era.Talmud de Babilonia, finales del siglo V

    . de nuestra era,

    I Acaba de aparecer, en francs, una edici6n de estaobra: T. 1. lntroduction et texte critiques, por D. J. Ha-rrington, traducci6n por J. Cazeaux, revisada por Ch. Pe-rrot y Pierre M. Bogaert, 392 p. T. 11. lntroduction litrare ,comment aire et index, por Ch. Perrot y P. M. Bogaert,339 p. (Col. Sources Chrtiennes). Cerf, Paris 1976.

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    JII

  • concerna en las escrituras- (Lc 24. 27). Como vere-mos ms adelante. muchos de los elementos de Mt1-2 pertenecen al gnero Mldrash aggada; las citasbblIcas de Mt 1-2. cuyos detalles se identifican(ejemplo: Mt 2. 15 citando a Oseas 11. 2: -De Egiptollam a mi hljo-. que para el evangelista es Jess).pertenecen al Midrash pesher.

    Este proceso de actualizacin del texto bblicose realizaba principalmente en la sinagoga. Sealemosbrevemente algunos elementos importantes de la praotlca slnagogal. El sbado por la maana. como se nosdice en Hech 13. 15. se lea en primer lugar un pasajeescogido del Pentateuco. al que segua la lectura deun texto de los profetas capaz de ayudar a comprenderel pensamiento de Moiss. Finalmente. el predicador.tomando como base las dos lecturas. daba a los oyen-tes un mensaje de tipo exhortativo. As. por ejemplo.despus de leer Gnesis 21 sobre el nacimiento detsaac, se aadla generalmente la lectura de 1 Sam 2.21s que habla del nacimiento de Samuel. utilizandoal mismo tiempo las numerosas tradiciones orales so-bre el nacimiento milagroso de nios. a pesar de quesus madres fueran estriles. Al mismo tiempo. la lec-tura de los profetas. llamada en arameo Ashlemata.es decir -cumpllmtento- de las escrituras. se ibaenriqueciendo con numerosas aportaciones aggdicas.Es decir. que la sinagoga era el lugar en el que serealizaba una -concordancla viva- de la biblia y porello el terreno privilegiado en el que se realizabanlas transformaciones. smosis y adaptaciones de losrelatos-arquetipo.

    En el contexto de las primeras comunidades cris-tianas se utiliz corrientemente el mismo tipo de pro-cedimientos de lectura y relectura. Cmo era posi-ble meditar en el nacimiento de Jess. sin compren-

    derlo en funcin de los otros relatos de infancia dela biblia? Y de los relatos de Infancia tal y comocirculaban de boca en boca en las tradiciones aggdl-cas de la poca? Para los cristianos de la poca. elacontecimiento de Beln resuma. en cierta manera.al mismo tiempo que los llevaba a trmino. todos losrelatos de infancia anteriores. Por ello. el relato de lainfancia de Beln deba utilizar el tesoro narrativo nor-mal de las sinagogas. en el que se celebraba el na-cimiento de los patriarcas y profetas. Los cristianos.al utilizar las expresiones y temas aggdicos cono-cidos en su tiempo. afirmaban con esto que Jesshaba -cumptldo- a la perfeccin la sagrada escritura.Actualmente. en nuestro siglo XX. la utilizacin deestos mtodos y procedimientos nos parece curiosay choca con nuestra manera (historicista) de ver lascosas y los textos sagrados. Sin embargo. para loscristianos del siglo l. negar el carcter midrshico deMt 1-2 Y de Lc 1-2. supondra negar que Jess habarealizado el cumplimiento pleno de la palabra divina.Cmo habran podido hacerlo?

    Todo esto explica la razn por la que los moder-nos exegetas tratan de recuperar y conocer lo mejorposible las tradiciones bblicas y sinagogales que soncomo la paja resplandeciente sobre la que descansael nio de Beln. Slo como botn de muestra sea-laremos a continuacin algunos de los elementos delMidrash de Moiss nio. A lo largo de todo el cuader-no. irn apareciendo igualmente otra serie de elemen-tos de este gnero. Hasta tal punto. que nuestra in-tencin es hacer de este aspecto una de las caracte-rsticas principales de este trabajo. sacando a la luzy explotando de esta forma los datos de la litera-tura intertestamentaria y rabnica.

    2. El Midrash de Moiss nioEn la antigua sinagoga se comentaba con todo

    esmero al captulo 2 del Exodo. en el que se narrael nacimiento de Moiss. Gracias a los documentosjudos del siglo I de nuestra era (y en particularFiln. Vida de Moiss: Josefo. Antigedades judfas.11; el Pseudo-Flln. LIbro de las Antigedades b~lIcas.IX. ss, y el Trgum Palestlno sobre Ex 1-2). podemos

    determinar las grandes lneas del comentario aggdicosobre Moiss.

    EL ANUNCIO DEL NACIMIENTOLos egipcios perseguan ferozmente a los hebreos.

    esclavos. a causa de su nmero que creca sin cesary -de las riquezas adquiridas con su trabajo- (Josefo).

    13

  • llegaron Incluso a separar a los hebreos de sus muje-res para impedir as que siguiesen creciendo. Perono hubo nada que hacer. En estas circunstancias, elfaran tuvo un sueo:

    "Uno de los escribas sagrados, de aquellos que po-seenel don de predecir el porvenir con exactitud, anun-ci al rey que deba nacer por entonces un nio israe-lita que humillara la soberana de los egipcios y exal-tara a los israelitas; cuando llegase a ser un hombre,superara a todos en virtud... El rey, atemorizado,orden exterminar, arrojndolo al ro, a todo hijovarn que naciese de los hebreos" (Josefo).

    El Trgum sobre Exodo 1, 15 nos ofrece una tra-dicin anloga:

    "Faran, mientras dorma, tuvo un sueo: todo elpas de Egipto se encontraba en el platillo de una ba-lanza y un cordero, la cra de una oveja, en el otro;el platillo en el que estaba el cordero iba bajando. Elrey hizo llamar a todos los magos de Egipto inmedia-tamente y les cont el sueo. Yanns e Ymbrs, jefesde los magos, al instante, abriendo sus bocas dijeronal faran: un hijo va a nacer en la comunidad deIsrael y su mano destruir todo el pas de Egipto. Poresto, el faran dio orden de..."

    El cordero Moiss, pues, pesaba ms que Egipto.Sealemos, por otro lado, que los magos Yanns eYmbrs son desconocidos en el Antiguo Testamento,pero un texto esenio los cita (Documento de Damas,S, 18-19) e igualmente 2 Tim 3, 8: muestra evidentedel uso que los primeros cristianos hacan de los ele-mentos de la tradicin aggdica juda.

    Los parientes de Moiss fueron igualmente favo-recidos con una predicacin anloga, y de manera par-ticular Myriam (=Mara), la hermana de Moiss yAmrn, su padre. La tradicin juda tena predileccinpor los parientes de Moiss y hablaba mucho de ellos.Filn nos dice que Moiss -tuvo por padre y madrea las mejores personas de su tiempo-o Amrn, de latribu de Lev, descenda de Abrahn -en su sptimageneracin. Eran gentes sanas, piadosas y sin pecado.Segn Josefo, Dios se apareci en sueos a Amrn yle anunci que -el hijo del que su mujer estaba en-cinta era el nio ... que iba a liberar a su pueblo-. ElPseudo-Filn nos cuenta una revelacin que los ngeleshicieron a Mara:

    "El espritu de Dios vino sobre Mara, durante lanoche, y tuvo un sueo que cont a la maana siguien-

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    te a sus padres: esta noche he tenido una visin: unhombre vestido de lino fino (un ngel) estaba juntoa m. Me dijo: "ve a decir a tus padres: Lo que nazcade vosotros ser arrojado al agua, ya que por l elagua se secar (= el Mar rojo); por l har sealesy salvar a mi pueblo; l ser el que lo gue por siem-pre". Maria cont el sueo, pero sus padres no lecreyeron".

    Adems del relato del anuncio del nacimiento deMoiss, se encuentran en la literatura intertestamen-taria otros muchos relatos de anuncio de un nio liber-tador. Existen por ejemplo relatos de anuncio sobreAbrahn, Isaac, Sansn y Samuel. Esto quiere decirque este gnero estaba muy extendido en las -hlstortassagradas- de las sinagogas, para manifestar as lo bienque Dios haba previsto las cosas en su sabia pro-videncia, de modo que el pueblo de Israel deba susalvacin nicamente a Dios: slo Dios poda conce-der y anunciar los autnticos libertadores de su pueblo.

    EL EXTERMINIO DE LOS RECIEN NACIDOSV EL NACIMIENTO DE MOISES

    Faran pretendi exterminar a todos los recin na-cidos de los hebreos. Para ello, se dirigi en primerlugar a las comadronas, pero stas hicieron que fra-casara el feroz proyecto, tanto ms cuanto que eltrgum identifica a las comadronas con la madre y lahermana de Moiss: Jokebed y Mara. En vista de loocurrido, y siguiendo los consejos de tres astrlo-gos, faran orden el exterminio. Los soldados egip-cios ejecutaron las rdenes recibidas, pero las judasescondieron a sus pequeos; por ello, nos dice elMidrash Exodo Rabba, los soldados andaban por lascalles y -cogan a un nio egipcio para hacerle llorar,de tal modo que los nios israelitas, al or los gritosse ponan a llorar a su veza: a continuacin, los padresdeban arrojar al nio al ro. Esta cruel situacin hizoque los hebreos decidieran -repudtar- a sus mu-jeres, antes que continuar teniendo hijos. Sin embargo,Amrn no hizo caso, segn el Pseudo-Filn. Segnotra tradicin juda, Amrn despidi igualmente a sumujer y fue su hija Mara la que oblig a su padre acambiar de decisin (Midrash Mekhilta). En los rela-tos de infancia, diferentes de los de Moiss, es corrien-te Igualmente el tema de la persecucin que poneen peligro la realizacin del proyecto divino: as, por

  • ejemplo, en las historias de No, Abrahn e Isaac.Todas las fuerzas del mal se ponen de acuerdo paraImpedir la llegada del nio sin conseguirlo: ante Dios,se desarticulan todas las trampas.

    Jokebed dio a luz a su hijo Moiss en el sptimomes. Fue un parto sin dolor. Segn Josefo, el partofue -tan rpido y feliz y los dolores fueron tan sin im-portancia que las comadronas egipcias no tuvierontiempo de darse cuenta-o El Midrash Exodo Rabba con-tina diciendo: -As como su embarazo estuvo limpiode dolores, as sucedi igualmente cuando dio a luz.Esto es una prueba de que las santas mujeres no com-parten el destino de Eva, Al nacer el libertador, laluz celeste inund la casa en la que naci (MidrashMekhilta); lo mismo sucedi cuando naci No, si

    hacemos caso a un fragmento de manuscrito descu-bierto en Ournrn, lnmedlatamente despus de sunacimiento, contina diciendo Filn, el nio demostrque era algo ms que un sencillo hombre-o Toda latradicin juda est de acuerdo en subrayar hasta lasaciedad la belleza del nio Moiss y la sabiduraque demostr ms tarde cuando la hija del faran lepresent a los ms grandes sabios de Egipto (Eupo-lemo y Artapn). Una vez ms, las tradiciones aggdi-gas se infiltran en los ambientes cristianos; en la re-trospectiva histrica que Esteban hace en el librode los Hechos de los apstoles, recuerda -la belle-za del nio ante Dios- y cmo -fue iniciado en todala sabidura de los egipcios (Hech 7, 20. 22).

    3. El Midrash de Moiss y la historia de Jess

    Es ms que probable que en las pginas que siguentendremos la ocasin de precisar ms algunos de losdetalles de este Midrash de la infancia en funcin delos paralelos descubiertos en Mt 1-2 Y Lc 1-2. No setrata ciertamente de establecer paralelos ni relacionesde dependencia literaria -como si por ejemplo Ma-teo hubiera copiado a algn autor judo. Lo que ver-daderamente importa es penetrar en la mentalidad delsiglo I de nuestra era. La piedad y el respeto de loshombres de la sinagoga para con el nio Moiss y paracon los otros nios milagrosos se prolongar. natural-mente, en el Emmanuel. Tambin se meditaba en lassinagogas en la misin del nio predestinado, porta-dor del destino del pueblo, en su obra liberadora y enlos obstculos que deba vencer. Todas estas refle-xiones, presentadas en forma de relatos. ofrecen deantemano la clave de la interpretacin del hombre y desu obra futura. Se trata sencillamente de un metalen-guaje (= lenguaje sobre un lenguaje ya existente) tra-ducido en imgenes plsticas y proyectado a los or-genes de la historia del hroe. constituyendo un pr-logo que ilumina el mensaje esencial del libro.

    En la tradicin cristiana, este mensaje es el depascua. En los prlogos evanglicos que constituyenlos relatos de Ia infancia, todo est contenido como en

    germen: en el pesebre de Beln se encuentra -el pri-mognito de entre los muertos- (Col 1. 18). Y como eslgico, ante este nio, que reuna en s la esperanzade Israel cumpliendo las escrituras, los primeros cris-tianos utilizaron este lenguaje del corazn empleadonormalmente en las sinagogas para celebrar su asom-bro ante las maravillas y los dones de Dios. Qumejor medio de expresar la identidad y la misin delsalvador, que utilizar los trminos mismos de la pa-labra divina. tomados del texto sagrado y las tradicio-nes orales que la acompaaban impregnadas de pie-dad? El diccionario de los primeros cristianos era labiblia, escrita y oral; diccionario de peso, cierta-mente. ya que Dios era su autor.

    A su debido tiempo. sealaremos los mltiples con-tactos entre las tradiciones aggdicas y los relatosevanglicos: el sueo y el anuncio del ngel; el nom-bre y la misin del salvador; la presencia de los ma-gos; la luz y la estrella, amn de las persecuciones~Ex 2. 15 Y Mt 2, 13; Ex 4. 19 Y Mt 2, 20) Y del ex-terminio de los nios. Ahora bien. se trata sencilla-mente de una simple copia literaria de la historia deMoiss y de los otros aggadot de este tipo, sin ms?Mt 1-2 es nicamente el Midrash del nio Jess, enla misma lnea del de Moiss? La respuesta a esta pre-

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  • gunta es capital, aunque difcil de captar exac-tamente: en efecto, en ella se juega nuestra manerade comprender la relacin existente entre Jess y laescritura. Resumamos lo esencial.

    Para un judo del siglo 1, el texto de Moiss esnormativo, en tanto en cuanto que es el lugar funda-mental de la revelacin. La reflexin exegtica de losescribas y el comentario aggdico de los predicadorestenan como finalidad esencial el -servlclo- de la pa-labra de Dios siempre viva, por medio de la literatura(oral o escrita) sobre la escritura. El Midrash, actuali-zacin de la palabra de Dios al momento presente, nopierde nunca de vista su lazo y su referencia radical:el texto sagrado. Ahora bien, los primeros cristianostrastocaron por completo los datos del problema. Ellugar y !a referencia radical es en adelante Jess resu-citado y, por consiguiente, la escritura no es sino laservidora de la nueva palabra de Dios. Jess susti-tuye a la Tora. En adelante, el cristiano no sirve yaa la escritura, sino que sirve al Seor, apoyndosepara ello, de forma radicalmente nueva, en la escri-tura. El autor judo de un Midrash parte de la escri-tura para mejor poder volver a ella, re-escribiendola biblia, de manera adaptada a su poca. El evange-lista parte de Jess, declara su identidad y cuenta suobra de salvacin con ayuda de la escritura y de lastradiciones orales en la -biblia continuada- que elevangelio constituye. Por ello, no podemos definir elgnero literario de los relatos de la infancia ponin-dolos sencillamente en paralelo con el Midrash, ya

    que de esta forma traicionaramos la situacin ori-ginal de los evangelistas en relacin a la escritura. Yesto, aunque muchos elementos midrshicos han pa-sado al texto de Mt 1-2 particularmente y a veces alde Lucas. Para los evangelistas, como para los cris-tianos, todo parte de Jess y todo vuelve a l. Laescritura ayuda a formular su misterio, ya que, enadelante, esta escritura -este Testamento que lla-mamos (desafortunadamente) -antiguo.- se ha hechocristiana. La presencia de Jess que -la cumple. laha cristianizado. Y junto con ella sern transformadasigualmente las tradiciones orales aceptadas en las si-nagogas y utilizadas por los evangelistas para hablarde Jess.

    Todas estas consideraciones tendrn evidentemen-te su importancia en el momento de evaluar la his-toricidad de los prlogos evanglicos: el evangelistaparte siempre de la realidad, incluso cuando estarealidad -la persona y obra de Jess- no se adecuaexactamente a lo que una visin historicista de lasnarraciones evanglicas quisiera descubrir en ellas.Actualmente, se habla mucho de -desplazamiento dela teoloqa-: es probable que en las pginas que si-guen tengamos que realizar igualmente un espla-zamiento de la historia .'

    , Para todo lo que se refiere a este captulo, vaseCh. Perrot, Les rcits d'enjance dans la baggada antrieureau Zme sicle de notre re: Recherches de Science Reli-gicuse (1967) 481-518.

    EVANGELIOS APOCRIFOS. La huida a Egipto

    Los leones 11 los leopardos leadoraban 11 les acompaaban enel desierto; por dondequiera queiban Mara y Jos, les precedanmostrando el camino e, inclinandola caoeza, adoraban a Jess. Sinembargo, el prmer da que Mara.vio a su alrededor leones y todognero de bestias salvajes, tuvo

    mucho miedo, pero el nio Jess,mirndola fijamente con el rostroiluminado por la alegra, le dijo:"no temas, madre, pues no tienenintencin de haceros ningn mal,sino de serviros". Y, con estas pa-labras, disip completamente susmiedos.

    Los leones marchaban con ellos

    11con los bueyes, los burros y lasdems bestias de carga que lleva-ban el equipaje y no les hacanningn mal; al contraro, se com-portaban con gran mansedumbreentre las ovejas y carneros que Jo-s traa de Judea e incluso losguardaban con l. Marchaban s-tos en medio de lobos y nadie su-

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  • fria lo ms mnimo. As se cumplalo anunciado por el profeta Isaas:"Los lobos pastarn con los corde-ros, el len y el buey comern hier-ba juntos".

    Haba en efecto dos bueyes yun carro para transportar losobjetos de uso corriente y los leoneslos iban guardando en la marcha.

    El tercer da de marcha, suce-di que Mara sinti fatiga debidoal calor del sol del desierto. Viendoa lo lejos una palmera, dijo a Jo-s: "Voy a descansar un poco a susombra". Jos Be apresur y la lle-v debajo de la palmera, hacindolebajar de la burra. Cuando se sen-t. Mara mir hacia la copa de lapalmera y vio que estaba llena defrutos. "Quisiera, dijo a Jos, pro-bar alguno de esos frutos si fuera

    posble". Jos respondi: "Me ex-traa que hables de esta manera,pues ves perfectamente que las pal-meras son muy altas y, a pesar detodo, quisieras comer sus frutos.Por lo que a m respecta, mi preo-cupacin principal es la falta deagua, ya que no queda nada ennuestros pellejos y no tenemos na-da que beber ni nosotros ni nues-tras cabalgaduras".

    Entonces, el nio Jess, que re-posaba tranquilamente en el regazode su madre, dijo a la palmera:"Inclnate, rbol, y alimenta a mimadre con tus frutos". Obedecien-do a estas palabras, la palmera in-clin al instante su cima hasta lospies de Mara, recogiendo as losfrutos con los que se alimentaron.Cuando huberon cogido todos los

    frutos, la palmera segua inclinada,esperando la orden del que le hab'1,mandado que se inclinase. Jess ledijo entonces: "Enderzate, palme-ra, recupera tu fuerza. En adelante.participars del destino de mis ar-boles en el paraso de mi Padre.Abre con tus races la fuente es-condida en el fondo de la tierray que broten las aguas que cal-men nuestra sed", La palmera seenderez al instante y por entre susraces comenzaron a brotar fuentesde aguas extremadamente linipias,frescas y dulces. Viendo las fuen-tes, se llenaron de gran alegria ucalmaron su sed, ellos, sus gentesy todos sus ganados, dando porello gracias a Dios (Evangelio delPseudo-Mateo. 19-20, siglo VI).

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  • 111. EL RELA1.'0DE LA INFANCIASEGUN SAN MATEO

    Descripcin literaria y contenido teolgico de Mt 1-2El prlogo del evangelio de Mateo est formado

    por tres bloques de forma literaria diferente:

    -una genealoga (1, 1-17)-un relato de anunciacin: el anuncio a Jos

    (1, 18-25)-un relato de tipo aggdico sobre la persecucin

    de Herodes, en el que se encuentra igualmentela visita de los magos (2, 1-12) Y tres pequeosrelatos que se terminan con una cita de losprofetas: huda a Egipto (2, 13-15), exterminiode los nios (2, 16-18), instalacin en Nazaret(2, 19-23).

    Desde un punto de vista diferente, podemos decirigualmente que, despus de la genealoga, nos encon-tramos con cinco escenas en las que alternan lossueos de Jos (1, 1-18; 13-15; 2, 19-23) Y las inter-venciones de Herodes (2, 1-12; 2, 16-18)

    La narracin sigue su propia progresin cronolgi-ea y paralelamente su desarrollo topogrfico, de Belna Nazaret.

    Si hacemos un recuento sistemtico de los datos,llegamos a la conclusin de que Mateo se preocupaesencialmente por dos cosas: Quin es Jess y de dn-de es? La genealoga, a la que sigue el relato deanunciacin, pretende responder a la primera pre-gunta: se identifica a Jess como hijo de Abrahn,hijo de David, salvador y Emmanuel. El resto del textotiene como finalidad responder a la segunda prequn-ta, recordndonos las diversas peregrinaciones delnio. Los dos primeros pasajes son -esttlcos-, mien-tras que el resto es mvil. y sus personajes semueven de un lado para otro.

    18

    Un mismo procedimiento literario sirve para con-catenar unos relatos con otros; el relato comienza conuna palabra o una frase o una idea que se encontrabaen la ltima parte del relato anterior; este tipo deenganche verbal. era corriente en aquella poca. Porejemplo, Mt 1, 18 (el origen de Jess) nos remite aMt 1, 1 Y 16 (Jos, el esposo de Mara). El lazo deunin entre 1, 25 Y 2, 1 es ms tenue (el nombre deJess), pero a pesar de ello la unin entre los dos re-latos es fuerte, ya que al anuncio sigue su realizacin;adems, la expresin habiendo nacido. (en griegogennethentos) utiliza una de las expresiones clave de1, 16-20: engendrado (en griego gennethen). La men-cin de la vuelta de los magos a su tierra es la mismaen 2, 12 Y 13, sirviendo as de lazo de unin. Final-mente, 2, 15 Y 19 recuerdan la muerte de Herodes; elproyecto asesino de Herodes (2, 13) se cumple en elexterminio de los inocentes (2, 16). As, pues, elconjunto forma un todo bastante compacto en el quelas escenas se evocan unas a otras y en las que serepiten las mismas expresiones: el ngel del Seor(1,20; 2, 13. 19); el sueo (1, 20; 2, 13. 19.22); el nioy su madre (2, 11. 13. 14. 20. 21).

    A pesar de todo, esta unidad aparente del textono impide vislumbrar ciertas deficiencias en la cons-truccin narrativa, partiendo de las cuales el exegetapodr quiz hacer algunas hiptesis sobre la gnesisliteraria del texto. Debemos concentrar nuestra aten-cin, sin embargo, en esta primera fase, en el textotal y como se presenta actualmente. Las considera-ciones sobre la historia literaria del texto que tendre-mos que hacer algunas veces sern sumamente breves.

    Al aceptar la unidad del actual conjunto, recono-cemos que cada elemento textual puede y debe ser

  • iQu intercambio!

    comprendido: a) en funcin de la percopa en laque se encuentra; b) en funcin del relato de la infan-cia considerado en su globalidad; c) en funcin, final-mente, de todo el evangelio de Mateo en el que seencuentra situado. El intrprete del texto de Mateo de-be desarrollar las diversas posibilidades de sentido, te-niendo en cuenta estos tres niveles, tejiendo al mismotiempo en profundidad los lazos creadores de un pen-samiento nuevo. De todas formas, sera arbitrario se-parar a Mateo 1-2 del resto del evangelio en el quese encuentra. De hecho, la expresin evangelio de laInfancia- tantas veces empleada corre el riesgo delIevarnos por caminos equivocados. No hay ms que unevangelio, una sola palabra de salvacin, y tanto enMateo como en Lucas el relato de la infancia formaparte del conjunto evanglico. Una divisin arbitrariaen este sentido de los relatos provoca inevitablemen-te la incomprensin del gnero literario adoptado, en-gendrando una falsa historizacin de los datos narra-tivos. Por otro lado, es evidente que los temas de Mt12 se encuentran orquestados en el resto del evan-gelio. Y adems. siguiendo un procedimiento de

    Qu intercambio! El creador del gnero hu-mano, tomando un cuerpo y un alma, se ha dig-nado nacer de la Virgen y, hecho hombre sinintervencin del hombre, nos ha hecho part-cipes de su divinidad" (Antfona de la liturgialatina) .

    "La fiesta que hoy celebramos renueva ennuestro favor 'el sagrado acontecimiento de Je-ss, nacido de la Virgen Mara; resulta que, aladorar la natividad de nuestro salvador, cele-bramos nuestros propios orgenes: en efecto, elnacimiento de Cristo es el comienzo, el origendel pueblo cristiano y el cumpleaos de la cabe-za es el mismo tiempo el del cuerpo. Si a cadauno se le llama personalmente, si los hijos dela iglesia se reparten a travs de las pocas y

    escribir corriente en los ambientes judos y judeo-crts-tianos -llamado inclusin-, podemos descubrir expre-siones semejantes al comienzo y al final del textode Mateo. As, la expresin -rey de los judos (Mt2, 2 Y Mt 27, 37); Emmanuel, Dios con nosotros y -yoestoy con vosotros (1, 23 y 28, 20); la frase capital-salvar de los pecados (1, 21 y 26, 28); el tema dela adoracin (2, 11 Y 28, 17); el espritu (1, 18-20 y 28,19); a esto podemos aadir el tema del respeto de losmandamientos (1, 24 Y 28, 20) Y el del universalismoreligioso (2, 1-12 Y 28, 19). Por todo ello, deberemostener sumo cuidado en no aislar el/los relato(s) de lainfancia del conjunto evanglico.

    Las indicaciones que daremos a continuacin so-bre cada una de las percopas de Mateo y que renendiversos datos lingusticos y culturales, pretenden ni-camente iniciar la reflexin, sin que por ello se inten-te limitar arbitrariamente las fronteras del sentido.'

    , Vase el excelente estudio del conjunto de Mt 1-2en A. Paul, L'Eoangile de l'enjance selon Sto Matthieu (col.Lire la Bible). Cerf, Pars 1968, 192 p.

    los tiempos, esto no impide que, de hecho, elconjunto de los fieles nacidos de las aguas bau-tismales, crucificados con Cristo en su pasin,resucitados en su resurreccin. situados en suascensin a la derecha del Padre, nazca hoy conl. Todos y cada uno de los creyentes, de cual-quier parte del mundo que sean, regenerados enCristo, rompen con el pasado que correspondea sus orgenes y se hacen hombres nuevos gra-cias a un segundo nacimiento; en adelante, yano pueden ser contados segn la descendenciade sus padres carnales, sino que pertenecen ala raza del salvador que ha llegado a ser hijo delhombre para que podamos nosotros llegar aser hijos de Dios" (S. Len, sermn 6 paranavidad)

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  • Gnesis de Adn-, Mateo inaugura la nueva revela-cin, imitando el texto sagrado de la Tora, es decirel Pentateuco. Ahora bien, ste comienza precisa-mente con el -Llbro del Gnesis- (segn el ttulogriego. Comprese con Jn 1, 1 que toma el ttulo he-breo -En un principio-}. A pesar de esto, el evangelis-ta no hace hincapi en el personaje de Adn, y portanto en Jess como nuevo Adn, como lo hace lagenealoga empleada por Lucas (Lc 3, 38).

    La genealoga se divide en tres ciclos de catorcegeneraciones correspondientes a los tres perodos dela historia de Israel: perodo patriarcal, perodo mo-nrquico y poca posterior al exilio. Mateo parte deAbrahn para llegar hasta Jess (mientras que Lucasremonta de Jess a Adn). La historia del pueblo ad-quiere sentido y culmina en Jess.

    Esta divisin en tres partes era conocida en elmundo judo de entonces. El midrash Exodo Rabba,15, 26 la utiliza, aunque cuenta quince generacionespor ciclo: de Abrahn a Salomn y de Salomn alhijo de Yoyaquin. Mateo utiliza catorce generaciones.Esta cifra ha dado mucho que hablar y para explicarlase han inventado las hiptesis ms extraas. La ms'sencilla de ellas se basa en la comparacin del textocon la genealogia transmitida por Rut 4, 18-22, en laque se encuentran 10 nombres de Fares a David. Aa-diendo los nombres de los tres patriarcas -Abrahn,Isaac y Jacob- y el de Jud, padre de Fares (1 Cro 1,34; 2, 1-151. llegamos al nmero 14. Mateo hautilizado la misma cifra para organizar los dos ciclosque siguen. Esta disposicin es normal, ya que en lasgenealogas se utilizaba ordinariamente los ciclos de7. As, segn Judas 14, Abrahn desciende de Henoc-en la sptima generacin- (cf. p. 14) Y Jess, igual-mente, desciende de Abrahn -en la sptima genera-cin-, en la aurora del jubileo escatolgico, en el um-bral de los tiempos mesinicos.

    1. El primer ciclo (1, 2-6) enumera las catorce ge-neracones de Abrahn a David siguiendo la lista deRut (4, 18-22,versin griega) corregida y aumentada en1 Cro 2, 5-15. En Mateo, los catorce nombres se su-

    Genealoga de Jess (Mt 1, 1-17)

    Podramos comenzar comparando las dos gene-alogas, la que nos ofrece Mateo y la que nos dalucas (3, 23-38). Lugar que ocupa cada una de ellasen los evangelios respectivos, orden de presenta-cin, punto de partida de estas genealogas, per-sonajes comunes a las dos, mujeres que se men-cionan ...

    El evangelio de Mateo comienza con la genealogade Jess. En este sentido, el autor sigue la costumbreoriental que consiste en comenzar una historia por lagenealoga del personaje principal para situarlo associalmente. En el antiguo oriente, la genealoga hacalas veces de nuestro -carnet de identidad-o En la po-ca del nomadismo, fundamentaba las relaciones entrelas diversas tribus en funcin de un antepasado co-mn. Despus del exilio (586-538) y de la confusin quesigui consecuentemente, la genealoga adquiri unaimportancia considerable, aunque ahora ya desde elpunto de vista del individuo y de manera particular enel caso de la tribu sacerdotal: sin una genealoga debi-damente identificada, no era posible probar su perte-nencia a Israel y a la raza de Lev en particular (vaseEsd 2, 61). En el siglo I de nuestra era, exceptuandoquiz el caso de la tribu de Lev que ejerca sus fun-ciones sacerdotales en el templo, no era fcil quelos judos presentasen documentos dignos de fiar, yaque Herodes haba quemado muchos archivos.

    As, pues, en esta nueva -saqrada escritura-, re-dactada por Mateo y destinada probablemente a ju-deo-cristianos, era necesario presentar una genealo-ga que situase socialmente a Jess dentro del pueblode Abrahn y que apoyase de lleno las pretensionesmesinicas de la comunidad respecto a su persona.

    -Lbro del Gnesis de Jesucristo, hijo de David,hijo de Abrahn- (1, 1). Podemos comparar este ttuloinaugural con el versculo 18 que termina la percopautilizando el procedimiento de la inclusin (que con-siste en empezar y terminar una percopa o una obracon la misma expresin o el mismo tema); tambinpodemos cornpararlo con Gn S, 1: -Este es el libro del

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  • ceden rpidamente. unidos entre s por el verbo -en-gendrar-. La mencin de los hermanos de Jud rom-pe ligeramente esta montona cadena. evocando r-pidamente las doce tribus de Israel. Una de las cosasque ms llama la atencin es la mencin de las cua-tro mujeres. Tamar. Rahab. madre de Booz. Rut yla mujer de Uras (Betsab). Ms abajo volveremos ahablar de ellas detalladamente.

    2. El segundo ciclo enumera catorce generacionesde David a Josas. volviendo a empezar por David (alque se cuenta dos veces). siguiendo en esto la cos-tumbre de la poca. La lista. salvo algunas diferencias.es la de 1 Cro 3. 10-16 (versin griega). Para poderllegar al nmero catorce. Mateo suprime a tres reyes(malditos segn 1 Re 21. 20-21). Y reemplaza a Yo-yaqun por su hijo Jeconas.

    3. El tercer ciclo (1. 12-16). que corresponde ala poca postexlica. utiliza doce veces el verbo en-gendrar y catorce nombres. contando a Jos y a Jess.Mateo suprime intencionadamente la frmula habitual.significando as la concepcin virginal. Los nombresde este ciclo (salvo Salatiel y Zorobabel. cf. 1 Cro3. 17-19)son desconocidos. aunque se presenta a estospersonajes como de sangre real y herederos del tronode David. El v. 16. punto culminante de la genealoga.rene los dos temas esenciales: Jess es hijo deAbrahn y de sangre real; sin embargo. existe unaruptura real entre esta ascendencia gloriosa y supropio nacimiento. ruptura que se concreta en laausencia del verbo -engendrar-o Para llegar a una con-clusin tan extraordinaria como inesperada. es precisoque la fuerza de la tradicin anterior a Mateo fueragrande. Por un lado. la comunidad crea firmemente queJess era descendiente de David (-en la lnea de Da-vid segn la carne-: Rom 1.3); por otro lado. e inclusocon peligro de contradecirse. se afirma el misteriodel nacimiento de Jess. Volveremos a ocuparnos deestos dos temas.

    LAS CINCO MUJERESAunque en las genealogas antiguas no fuera co-

    rriente. la mencin de las mujeres no era sin embar-go imposible: 1 Cro 2. 4 Y 3. 5 citan a Tamar y Bet-sab; tambin las genealogas del Pseudo-Filn men-cionan mujeres. Sin embargo. el caso de Mateo es

    especial. Por qu menciona a estas cuatro mujeres(Tamar. Hahab, Rut y la mujer de Urtas), en vez dehablar de las santas mujeres cuya memoria era ve-nerada por Israel. como Sara. Rebeca o Lea? En quse les parece Mara?

    Una cosa es cierta: Mateo no las menciona sinocomo pecadoras. queriendo significar de esta manerala misin salvadora de Jess. salido de una raza pe-cadora. Una lectura superficial de estos episodios po-dra darnos esta impresin: incesto de Tamar (Gn38. 14-18). prostitucin de Rahab (Jos 2. 1). adulteriode Betsab (2 Sam 11. 1-5). historia de Rut (Rut 3.7-15). Ahora bien. la tradicin bblica. y sobre todolas tradiciones orales de todos conocidas en aquellaepoca. cantaban principalmente la justicia y los mritosinmensos de estas mujeres. -Es ms justa que yo-o de-clara Jud a propsito de Tamar (Gn 38. 26); se en-salza igualmente la fidelidad de Rut (Rut 3. 10); enHeb 11. 31 Y Sant 2. 25. siguiendo la tradicin juda.se considera a Rahab como herona nacional.

    Se les menciona acaso debido a su origen extran-jero? Betsab es la mujer de un hitita; Rut. moabita;Rahab. proslita (extranjera agregada al pueblo deDios) segn la tradicin juda. as como Tamar. que.segn Filn (De virtutibus. 221). se convirti al verda-dero Dios. Es indudable que este tipo de universalis-mo es frecuente en Mateo y uno de sus temas pre-feridos. el universalismo de la salvacin; ahora bien.en el marco de la genealoga no deja de ser un temarelativamente secundario y el caso de Mara difcil-mente puede ser comparado con el de las mujeresmencionadas en la geneaologa.

    Es cierto que se podria insistir en la gratuidad conla que estas mujeres fueron introducidas por Dios enla lnea mesinica. partiendo de las tradiciones ju-das subyacentes. En el Midrash ha-Gadol. por ejemplo(texto ciertamente tardo), se explica el incesto deTamar de la siguiente manera: -El Espritu santo semanifest y dijo: Tamar no se ha prostituido y Judno quiso fornicar con ella; esto sucedi por mi causa,para que pudiese llegar el rey mesas- El MidrashGnesis Rabba recuerda igualmente que -el rey me-sas proviene de Rut. la rnoablta-. Finalmente, Mateoune Rahab a la lnea mesinica, contrariamente a loque haca la tradicin juda. Si el motivo mesinico

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  • juega efectivamente un papel real, no acabamos dever la razn por la que Mateo eligi una serie de mu-jeres tan extravagantes y no las -rnadres de lsrael-,mucho mejor situadas que ellas en la tradicin y enla lnea mesinica.

    La respuesta est precisamente en esta extrava-gancia: todas estas mujeres, incluida Mara, dieron aluz -Irreqularmente- un autntico hijo de David. Latradicin juda subraya fuertemente que Dios inter-vino en el caso de estas mujeres para modificar elcurso normal de las cosas. En el Trgum Palestinosobre Gn 38, 25, por ejemplo, Jud declara: Lejosde Tamar, mi nuera, el haber concebido hijos de pros-titucin. Entonces, una voz baj del cielo y dijo: Losdos (Jud y Tamar) han sido justificados, pues elasunto viene de Dlos-. Por ello, podemos concluirde la siguiente manera: Mateo cita a estas cinco mu-jeres porque fueron introducidas en la lnea mesinicagracias a un acto gratuito de Dios, eliminando paraello un obstculo insuperable a primera vista. Conesto hemos llegado al ncleo del texto de Mateo.'

    LAS DOS GENEALOGIAS DE JESUSPara componer su genealoga, Mateo utiliz la bi-

    blia griega. En cuanto a los elementos desconocidos desu genealoga (v. 12-16), slo podemos hacer hip-tesis. La genealoga de Lucas no permite confirmarni desmentir la de Mateo, ya que ambas son muy

    I Vase X. Lon-Dufour, Livre de la gense de [susCbrist, en Eludes d'Euangile. Seuil, Pars 1965, 49-63, Ysobre todo A. Paul, L'uangile de l'enjance ... , 9-44.

    uuereutes, tucas presenta un" larga lista ae TI nom-bres que van de Jess a David, Abrahn y Adn. Jesses el nuevo Adn en quien culmina la historia delpueblo elegido y de la humanidad entera; Lucas, cris-tiano helenista, manifiesta claramente su intencinuniversalista. En Mateo, la genealoga se encuentraal comienzo de su evangelio, antes del relato delnacimiento: ya en su mismo ser, Jess se sita enel seno del pueblo de Dios. En Lucas, por el contra-rio, la genealoga se encuentra al comienzo del mi-nisterio de Jess, como la de Moiss se sita al co-mienzo de su actividad Iiberadora (Ex 6, 14-20): de estaforma, se justifica la actividad salvfica y universalde Jess. Esto muestra que el hecho de escribir unagenealoga puede encubrir motivos muy diferentes.

    Las dos listas son muy diferentes: de Jess aDavid, slo coinciden dos nombres, Salatiel y Zoroba-be!. El padre de Jos se llama EI en Lucas y Jacoben Mateo. Cmo pueden explicarse estas discordan-cias? No sabemos. Slo podemos decir que la listade Mateo es de carcter ms bien monrquico, depretendientes al trono, mientras que la de Lucas esms bien de tipo proftico. Utilizaron ambos ele-mentos dispersos de alguna genealoga que no hallegado hasta nosotros? De todas formas. una cosaes cierta y es la que tiene suma importancia paraMateo: Jess es el hijo de Abrahn, el hijo de David.el que naci de la virgen Mara. en quien culminatoda la historia del pueblo elegido y que hereda. porJos. la promesa mesinica.

    Ahora bien. cmo es esto posible? El siguienterelato nos da la respuesta.

    EVANGELIOS APOCRIFOS. Un "milagro" del nio Jess

    Una vez, cuando Jess habacumplido ya siete aos, jugaba consus compaeros, es decir con los ni-os de su edad. Se divertan ha-ciendo con arcilla figuras de bu-rros, bueyes, pjaros, etc... Todosellos estaban orgullosos de su habi-lidad y destreza y comentaban lascualidades de sus obras.

    El nio Jess dijo a 'los nios:"Ved las figuras que he hecho, les

    vaya ordenar que anden". Los ni-os le dijeron: "Sois vos acaso elhijo del creador?"

    As, pues, el Seor Jess ordena las figuras que anduviesen e in-mediatamente se pusieron a saltar.Luego les llam y volvieron. Jesshaba hecho tambin figuras de p-jaros y de gorriones. Les mandque volasen y volaron; que se pa-rasen y se posaron en sus manos.

    Les dio de comer y comieron, debeber y bebieron. Los otros niosfueron a contar este hecho a suspadres. Estos les dijeron: "Nios,no andis ms con se; es un ma-go. Tened cuidado con l, no osacerquis a l y en adelante no ju-guis ms con l" (Evangelio ra-be, 26, 1-2, siglo VII).

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  • corriente en el Pentateuco despus de la mencin delos mandamientos (cf. igualmente Mt 26, 19).

    Mt 1, 18-25 puede ser considerado tambin relatode anunciacin desde un punto de vista ms preciso,va que entra bien en el esquema de relatos de anun-ciacin de los que existen varios ejemplos en la bl-blia, en la literatura intertestamentaria (cf. p. 14,la anunciacin evanglica a Amrn, padre de Moiss)y en Lucas (cf. p. 44). El recuadro de la pgina si-guiente muestra los elementos que se encuentrancomnmente en estos relatos de anunciacin.

    Jos y MaraMara estaba casada con Jos o le haba sido dada

    ya en matrimonio. Ahora bien, Mara se encontr en-cinta por obra del Espritu Santo, es decir, por lafuerza de Dios, segn el sentido normal dado a estaexpresin en la biblia y la literatura intertestamenta-ria. De esta forma, la situacin es paradjica: MaradS la esposa de Jos y el nio que espera viene deDios. Esto equivale a poner directamente en tela dejuicio el origen davdico de Jess. Otra dificultad seaade a la primera, aunque esta vez el origen esten Jos: -Jos, su esposo, era un hombre justo y/pero no queriendo difamarla pblicamente, decididevolverla secretamente-o Este versculo ha hechocorrer ros de tinta y las hiptesis que pretendenexplicarlo son innumerables. Dos son las principalescausas de dificultades.

    1. No se conocen suficientemente bien las cos-tumbres judas del tiempo de Jess por lo que al re-pudio se refiere. No se conoce la repudiacin -secre-ta; la repudiacin es siempre un acto legal pblicoante testigos y con el documento de repudiacin(Dt 24, 1). Por eso traducimos por -devolver-, quetiene sentido ms amplio que - repudiar y que noimplica necesariamente el acto de repudiacin y dedifamacin pblica.

    Por otro lado, no vemos qu texto de la ley po-dra alegarse en este caso. Cuando un marido tenasospechas de la fidelidad de su mujer, le haca beberel -aqua amarga (Nm 5, 13-31); el Trgum Pales-tino aade: si se ve que la mujer es inocente, -se

    La anunciacin a Jos (Mt 1, 18-25)

    El relato de la anunciacin a Jos est ntima-mente ligado al relato que le precede. Mt 1, 1 co-mienza con las palabras - Libro del Gnesis de Je-sucristo y en el V. 18 se dice: -Ahora bien, esta fuela gnesis de Jesucristo. La genealoga llevaba elttulo griego del libro del Gnesis, inaugurando elrelato de nuestra recreacin en el Cristo Seor. Ahoracomienza el relato de la -creacln-, del gnesis delsalvador. La genealoga presentaba sintticamente to-da la historia del pueblo de Dios para poder situar asal mesas y responder de esta forma a la preguntaclave: quin es Jess? Ahora, el relato de la anun-ciacin responde a la pregunta: de dnde viene Je-ss?, de quin es? De Dios. El narrador nos va indi-cando a lo largo del relato cmo adquiri este paren-tesco, este origen. El texto que precede, el de la gene-aloga, se situaba en dos planos, el de la continuidad(Jess en la historia de su pueblo) y el de la discon-tinuidad (marcada por la ausencia del verbo -engen-drar en el V. 16). El relato de la anunciacin vuelve8 utilizar estos dos temas: cmo puede haber con-tinuidad en la lnea mesinica, si el mismo Dios estimplicado en el nacimiento del nio? El relato solucionala dificultad, proclamando un -doble- reconocimientode paternidad: el nio es totalmente de Dios y, almismo tiempo, es realmente hijo de David por Jos.De esta forma, el relato desarrolla el pensamiento re-sumido en el V. 16.

    ESTRUCTURA APARENTE DEL RELATOY ESQUEMAS QUE SE REPITEN

    En su estructura aparente, Mt 1, 18-25 es bastanteparecido al relato del envo de los discpulos deJess a Betfagu en Mt 21, 1-7. En los dos casos seconfa una misin (1, 20-21 Y 21, 1-3) apoyndose enun texto proftico (1, 22-23 Y 21, 4-5) al que sigue suejecucin (1, 24-25 Y 21, 6-7). La introduccin a la citaproftica emplea una frmula que, salvo algn peque-o detalle, se emplea en Mateo diez veces: -para quese cumpliese lo que haba sido dicho por el profeta(Mt 1, 22; 2, 15. 17.23; 4, 14; 8, 17; 13,35; 21,4 Y 27,9). Comprese igualmente Mt 1, 24 Y 21, 6: -hactndolocomo Jess les haba dicho; esta frmula es bastante

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  • Relato de la anunciacin

    Estos son los elementos que se encuentran gene-ralmente en un relato de anunciacin:

    1. Situacin de los personajes,sealando al mis-mo tiempo una dificultad (esterilidad de Isabel,virginidad de Mara). En Mt 1, 18, la dificultad pa-rece insoluble: el no viene de Dios, de tal maneraque el matrimonio de Jos y Maria se pone direc-tamente en tela de juicio.

    2. Aparicin del ngel del Seor.3. Miedo-asombro producido por la aparicin y

    que generalmente se expresa con la frmula "notemas" (Lc 1, 13Y30). En Mateo 1, 20, al no habervisin divina, no existe tampoco en Jos ningunareaccin de miedo y la expresin se integra hbil-mente en la frase "no temas tomar ..."

    4. Anuncio de la llegada, mencin del nombre yde la misin, que muchas veces empieza con laexpresin tcnica "He aqu "(Le 1, 20. 31). En Mt1, 23, "he aqu" se encuentra al comienzo de lacita bblica.

    5. Pregunta que plantea la dificultad (Le 1,18. 34). En Mt 1, 20, las intenciones de Jos sonlas que pueden crear dificultades: al devolver a sumujer, pone en peligro la filiacin davdica de Jess.

    6. El mensajero da una seal que apoya y ga-rantiza la anunciacin (Le 1, 19-20 Y 35-36). EnMt da la impresin de que falta esta seal; lacita de Isaas 7, 14 llena esta aparente laguna:el signo dado por Dios a Acaz era precisamentela concepcin y el alumbramiento del rey futuro:"Por eso, el Seor os dar l mismo una seal: heaqu que la joven est encinta y da a luz un hijoal que pondr por nombre Emmanuel". Lo mismoen Mt 1, 23: la seal de la escritura de Is 7, 14 ga-rantiza el mensaje del ngel. Es necesario que nosdemos cuenta de esta situacin y de su importan-cia: la finalidad primera del relato no es la con-cepcin virginal; en efecto, sta no constituye sinoun signo sensible.

    7. Ejecucin del signo y realizacin del anuncio.

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    quedar encinta y dar a luz un hijo varn- (Trgumde Nm S, 27-28). Si una joven. virgen. dada ya enmatrimonio a un hombre, se acuesta antes con otro,debe ser lapidada (tericamente) (Dt 22, 23-24).Ahorabien, ninguna de estas leyes se aplica realmente alcaso de Mara y no poda ser evuelta- a su casa, yaque todava viva con sus padres.

    2. La segunda dificultad es fruto de un error delectura que se ha evitado raras veces. El lector, rnu-chas veces, abandona el texto y se sita en el planodel acontecimiento (o de lo que l cree que es el acon-tecimiento). Intenta adivinar los sentimientos y lapsicologa de los personajes, reconstruyndolos se-gn su propia imaginacin. Por ello. las gentes sepreguntan muchas veces si Jos crea en la culpabi-lidad de Mara o si su mujer le haba contado ya todolo sucedido. Estos piadosos sentimientos se enfrentan'con la dificultad que supone el v. 22, en el que elngel anuncia a Jos la realidad de la situacin. Lospadres de la iglesia fueron muchas veces por estoscaminos. Por lo que se refiere a la llamada -duda de

    Casada o prometida?La traduccin "prometida" no es suficientemente

    fuerte y los esponsales no eran corrientes en aque-lla poca. Por otro lado, en Mt 1, 19 a Jos se lellama "el esposo" de Mara.

    Segn las costumbres de la poca, el matrimoniose celebraba en dos partes o momentos. Una vezcelebrado el compromiso mutuo que una jurdica-mente a los esposos, la esposa continuaba en casade sus padres aproximadamente durante un ao,hasta el da en que el esposo se la llevaba consigopara hacer vida comn. La frase "antes de quehubieran habitado juntos" se refiere a esta costum-bre. Durante el ao durante el cual la esposa con-tinuaba todava sometida a la autoridad de suspadres, no se admitan generalmente las relacionesconyugales, por lo menos en Galilea. No olvidemosque las chicas se casaban, o mejor dicho las casaban,entre los doce y los quince aos y los chicos eranalgo mayores, aunque no mucho. Jos deba serpues un joven.

  • Jos, ni siquiera se menciona en el texto. Todasestas hiptesis son autnticos castillos de arena.

    Intentemos pues situarnos nicamente a nivel deltexto. Por un lado, el matrimonio de Mara y Jos sepone en tela de juicio por la presencia del nio. Porotro, el proyecto divino corre el peligro de no po-derse llevar a cabo si Jos persiste en su decisin:justo como es, no puede reconocer una paternidad ala que no tiene derecho; quiere separarse de Marasin difamarla.' Imaginemos por un momento que eltexto del v. 19 diga algo as: -Jos, su esposo, callel asunto- o -hlzo como si no hubiera pasado nada-oPara el narrador, esta afirmacin hubiera implicadola apropiacin indebida de Jos de un bien que no leperteneca. Slo Dios poda llevar a Jos a aceptaruna paternidad semejante. Entonces, Jos deberatomar consigo a Mara junto con el nio engendradopor el espritu; de esta forma, lo integraba en la lneamesinica. La adopcin legal no era una ficcin jur-dica. El nio adoptado se converta realmente en hijo,con todas las pretensiones y derechos que le otorgaba,en adelante, su reqistro genealgico.

    Un escrito judo del siglo I de nuestra era, elApcrifo del Gnesis descubierto en Oumrn, noscuenta el extraordinario nacimiento de No, irradiandoluz, hasta tal punto que su padre, intrigado por' estehecho, piensa que el nio es fruto de la unin de sumujer con un ngel (como los hijos de Dios de losque nos habla Gn 6, 1-4). Matusaln, el abuelo, tran-quiliz a nuestro hombre: el hijo era verdaderamentesuyo. En Mateo, por el contrario, Jos se entera delmisterio del nacimiento del nio Jess y, a pesar detodo, acepta la paternidad, o mejor dicho, la funcinpaterna. Jos, justo como era, se muestra fiel a lavoluntad de Dios, tanto en su primer gesto de devol-ver a Mara como al aceptar su funcin paterna.

    El anuncio del ngelSlo Dios poda cambiar el curso de los aconte-

    cimientos, ya que Jos, con todo derecho, hubiera de-

    1 Como en el caso de Amrn, padre de Moiss, quetambin quiso devolver a su esposa Yokebed durante lapersecucin de Egipto, segn cuenta una tradicin juda:segn el Pseudo-Filn (d. p. 14), no quiso repudiada, yaque Amrn y Yokebed eran gentes piadosas.

    bido separarse de Mara. Pero .el ngel del Seor.es decir, Dios en el lenguaje de la biblia (Gn 16,713; Ex 3, 2). se le apareci en sueos. Este es unode los medios normales de comunicacin que Diosutiliza con las gentes que no se benefician de lainspiracin proftica (Gn 20, 3; 28, 12; Jb 33, 15). Noperdamos tiempo imaginando las modalidades concre-tas de estos sueos o reconstruyendo con la imagina-cin la escena: lo que Mateo quiere decir es sencilla-mente que Jos no obr por propia iniciativa, sinoguiado por Dios.

    Jos debe ratificar su matrimonio y, con ello,asumir la paternidad de Jess. Al darle su nombre (v.25). lo adopta y esta adopcin confiere al nio todoslos derechos legales, incluido el de la insercin enla lnea mesinica. Sealemos el ttulo de .hijo deDavid-, inmediatamente despus del nombre de Jos:el nio engendrado por el espritu ser hijo de Davidpor Jos.

    Como en los otros relatos de anunciacin, el ngelanuncia el nombre del nio que va a venir: -Jess--forma helenizada de Yeshua, que significa -Dossalva- (en hebreo Yehoshua, que se traduce por Josuy que significa -salvacln de Dlos-). Utilizando unjuego de palabras tpicamente semtico, el ngel re-vela al mismo tiempo la misin del nio: .l salvara su pueblo de sus pecados-o

    Estamos tan hechos a expresiones como -salva-dor- o -salvacn de los pecados- aplicadas a Jess,que no nos damos cuenta de su carcter extraordina-rio. En la biblia, es a Dios al que se le llama muchasveces -salvador- (Dt 32, 15; 1 Sam 10, 19). En el si-glo 1, este ttulo estaba reservado nicamente a Dios:como recuerda el Pseudo-Filn, slo Dios salva (LAB6, 9s). Al mesas que esperaban algunos, no se lellamaba -el salvador, aunque se es consciente de sumisin Iiberadora (cf. p. 13, la anunciacin de Moissy su misin liberadora). Los judos desconfiaban pro-fundamente de este ttulo empleado con profusin enel mundo helenstico, en el marco de las rellqlones demisterios y en el culto imperial. Sin embargo, a Jessse le llama muchas veces -satvador- en el N.T.: Jn 4,42 Y 1 Jn 4, 14; Lc 2,11; Hech 5,31 Y 13,53; Ef S, 23;Fil3, 20; 2 Tim 1, 10; Tit 1,4; 2, 13; 3,6; 2 Pe 1, 1-11; 2,20; 3, 14. Esta lista nos muestra ya que el ttulo era

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  • Los hermanos de JessLa frase "Pero no la conoci hasta que

    hubo dado a luz a un hijo" no ofrece base su-ficiente como para sacar conclusiones en unsentido o en otro sobre las posibles relacionesconyugales entre Jos y Mara despus del na-cimiento de Jess. A pesar de ello, el asunto seha discutido acaloradamente desde hace siglos;todos conocemos las posiciones de las diversastradiciones eclesiales: los protestantes aceptanmuchas veces estas relaciones; los catlicos ylos ortodoxos mantienen generalmente la vir-ginidad de Mara; de todas formas, actualmente,muchos cristianos, por ms que se esfuercen, noacaban de comprender el inters del problema.

    La discusin tiene como punto de partidalas menciones de los "hermanos" de Jessen el Nuevo Testamento. Marcos habla dos ve-ces de ellos. En Marcos 6, 3, da incluso susnombres: Santiago y Jos, Simn y Judas, men-cionando al mismo tiempo a sus "hermanas".En Marcos 3, 21. 31-35, seala su incompren-sin (cf. Jn 7, 3-5). Formarn parte del primergrupo de fieles (Hech 1, 14; cf. 1 Cor 9, 5) Yunode ellos, Santiago, "el hermano del Seor", asu-mir la responsabilidad de la iglesia de Jerusa-ln. Si Jess tiene hermanos y hermanas, la con-clusin es clara: Mara tuvo otros hijos ademsde Jess. As pensaban algunos autores anti-guos, al margen de la iglesia, como Tertuliano,Helvicio y Joviniano.

    Pero .el asunto no es tan sencillo. Los pa-dres de la iglesia afirmaron constantemente lavirginidad perpetua de Mara, entre otros Cle-mente de Alejandria, Orgenes, Eusebio de Oe-sarea. .. La tradicin es antigua. Para ellos, loshermanos de Jess son sencillamente los hijosdel primer matrimonio del "viejo" Jos. Solu-cin evidentemente artificial y sin base escr-turara y que muestra bien la creencia de todala iglesia antigua en la virginidad de Mara.

    San Jernimo piensa que la palabra "herma-no", en hebreo, puede designar no solamente unhermano de sangre, sino sencillamente alguiencon quien se tiene lazos de parentesco. Loshermanos de Jess seran, pues, sus primos.Efectivamente, en hebreo y arameo la palabraah puede significar un hermano de sangre, unhermanastro (Gn 42,15; 43,5), un sobrino (Gn13, 8, 14, 16; 19, 15) o un primo (Lev io, 14; 1Cro 23, 21-22). Las lenguas semticas no tienenpalabra especial para designar a los "primos";en las sociedades antiguas, donde todos vivianjuntos, los primos eran asimilados a los herma-

    nos. Los traductores griegos de la biblia seacomodaron a la manera de hablar oriental, tra-duciendo el hebreo ah por adelphos (hermano)y no por anepsios (primo). As, pues, la palabra"hermano" en el Nuevo Testamento puede sig-nificar lo que nosotros llamamos "primo" y lomismo la palabra "hermana", derivada de lamisma raz hebrea.

    Pero la mera posibildad no constituye unaprueba. Para dar un juicio claro sobre el asun-to, haran falta otros criterios. Ahora bien, so-lamente podemos presentar sugerencias, mso menos slidas, segn los casos.

    1. Los relatos de la infancia insisten fuer-temente en la virginidad de Mara.

    2. Mc 6, 3 da la lista de los hermanos deJess. Ahora bien, dos de esos nombres, Santia-go y Jos, se encuentran en Mc 15, 40. 47 y 16, 1.Segn el evangelista, su madre se llamaba tam-bin Mara. Se trata quiz de la hermana deMara, la Virgen, de la que habla Juan: "lahermana de su madre, Mara, mujer de Olo-pas" (Jn 19, 25). Pero, Juan, habla de una ode dos mujeres ("la hermana de su madre yMaria ....)?

    3. Los hermanos de Jess no son calificadosnunca como "hijos de Mara", contrariamentea lo que sucede con Jess (Mc 6, 3). Es ciertoque esta frmula es poco corriente en los am-bientes judos, en los que se menciona siempreel nombre del padre. No la encontramos msque en Mc 6, 3, aunque hay muchos manuscritosque leen en este pasaje, como en Mt 13, 55,"el hijo del carpintero y de Mara". El argu-mento es interesante, aunque frgil.

    4. En la cruz, Jess confa su madre aJuan y no a sus hermanos, cosa rara si de ver-dad se trataba de hermanos de sangre. Peroesto tampoco constituye una prueba.

    En conclusin, podemos decir que la exgesisno puede fundamentar con certeza la posicintradicional catlica y ortodoxa. Tampoco se im-pone la opinin contraria. En esta zona de som-bras e incertidumbres se sita precisamente lariqueza de nuestras respectivas iglesias. Por otrolado, hoy en da la problemtica comienza adesplazarse. Qu queremos decir exactamenteal proclamar la virginidad de Mara? No quieredecir en primer lugar que afirmamos con fuer-za la radicalidad del' don de Dios para con ella,ya que el hijo de Mara es al mismo tiempo elHijo de Dios, "su Padre"? (cf. c. VI).

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    corriente en las comunidades heleno-cristianas y ju-deo-cristianas de la dispora (como la de Mateo).

    La expresin -salvar de los pecados- es todavams extraa si cabe. Si se hablaba de un mesas queliberara a Israel desde el punto de vista poltico, todolo ms (Test. de Lev 2: Test. de Jud 24). la salva-cin de los pecadores era prerrogativa divina (Sal130, 8). Ahora bien, esto es precisamente lo que quieresugerir el evangelista: su atencin no se centra enla concepcin virginal como tal (y a fortiori en susaspectos biolgicos), sino en la filiacin divina deJess: es el Emmanuel, es decir, -Dios con nosotros-oen sentido propio. Para Mateo, este nacimiento noes como los otros, slmplernente humano: manifiestaclaramente el don creador de Dios, inserto en la carnede Mara y propuesto a los hombres para llevar :Jcabo la obra misma de Dios, la salvacin de los pe-cados. Mateo habla dos veces de este don creadorde Dios por el espritu (1, 18-20). El tema era cono-cido en la biblia (Sal 104, 30: Ez 37, 5s: Jdt 16, 14) Yen la literatura intertestamentaria (Apoc. siraco de Ba-ruc 21 y 23, 5). El espritu, es decir Dios mismo, se hacomprometido en este nacimiento.La Virgen concebir

    Mateo aade al anuncio divino el versculo de Isaas7, 14. Texto famoso. Se trata ni ms ni menos de laprofeca del Emmanuel. El rey Acaz no tena herederoy el pas estaba en peligro. En una situacin tan pe-ligrosa, qu va a suceder con la dinasta de David?Dios interviene por medio de su profeta oficial yofrece al rey una seal: - Mira, la joven est encintay da a luz un hijo y le pondr por nombre Ernrnanue!-.La joven, en hebreo Alma, designa en este texto a laesposa del rey. La lnea davdica no se interrumpiry Ezequas, hijo de Acaz, se har cargo de la promesadinstica (2 Sam 7). Es difcil saber en que poca seempez a leer este texto en sentido mesinico y msdifcil saber por qu la traduccin griega de los Se-tenta, ya en el siglo 11 antes de nuestra era, tradujo lapalabra' Alma por parthenos, -la virgen-o Quiere de-cir esto que la tradicin juda de Alejandra esperabael nacimiento virginal del mesas? Quiz sea ir unpoco demasiado lejos. Por nuestra parte, diramos msbien que se esperaba un mesas que fuera obra deDios, aunque esto no supusiera necesariamente una

    ruptura en la generaclon de los descendientes deDavid. Para los antiguos, generacin humana y crea-cin divina se armonizaban perfectamente. Por suparte, Mateo no poda elegir un texto ms adecuadopara aplicarlo a Jess, pero lo que le preocupa -esdecir lo que constituye la preocupacin fundamentaldel relato- no es tanto el reconocimiento del gestodivino en Mara, sino ms bien la ruptura aparentede la lnea davdica, ya que la generacin humana esexcluida por Mateo: por ello Jos deber reconoceral nio como suyo y darle su nombre. No es ya lamadre del nio la que le pone el nombre, como enIs 7, 14: ni tampoco slo Dios, como se dice en unmanuscrito de Isaas descubierto en Oumrn, sino Jos,al que el ngel aplica la profecia -un hijo al que se(semitismo para designar a Dios) le pondr por nom-bre Ernrnanuel-: el narrador contina; a quien l (Jo-s) puso por nombre Jess- (Mt 1, 23-25). Dios Y Jo-s, juntos. participan en el acto de dar el nombre aJess y por tanto en su existencia y en su identidad.

    Como la genealoga que precede, este texto esigualmente propio de Mateo, y es francamente difcildescubrir -a nivel de la historia literaria- un texto-antertor- a nuestro texto actual. Algunos piensan queeste pre-texto hipottico habra constituido un relato

    Anunciacin a JosAnunciacin a Mara

    Es curioso que, en nuestra poca, tan sensibleal aspecto social de las cosas y de las personas,ante estos dos textos tan importantes se haya olvi-dado el texto referente a Jos, dejando de lado almismo tiempo el papel tan trascendental que ju-g. De forma simplista, podramos decir que, en lasociedad de entonces, sin Jos, Jess corria elpeligro de no ser autnticamente hombre. Marale dio su ser, ciertamente, pero Jos, al darle sunombre, le hace un autntico ser social: lo intro-duce en la condicin humana; gracias a l, Jesspodr echar races en su pueblo, en una ascenden-cia; gracias a Jos, Jess entra en una tradicindeterminada, aprende un oficio ... Por ello, es fcilcomprender que Mara pudiera decir un da a Je-ss: "Tu padre y yo..." (Le 2, 48).

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  • apologtico que combatiese calumnias judas sobreel nacimiento virginal: el hijo de Mara no sera frutode la unin de sta con un soldado romano? De todasformas, da la impresin de que esta polmica no exis-ti antes del siglo 11de nuestra era.

    Por todo esto, nos contentaremos con apelar atradiciones orales recogidas por el evangelista y for-muladas siguiendo moldes literarios a su disposicin,construyendo el conjunto segn su propia inspiracin.Entre los materiales utilizados debemos tener en cuen-ta en primer lugar la fe, tradicional ya desde esa po-ca, en la concepcin divina de Jess (hasta tal puntoque Mateo ni siente necesidad siquiera de justifi-caria), as como la aplicacin a Jess-mesas del t-tulo de hijo de David. Estos dos son los puntos clavedel relato. Entre los instrumentos literarios necesa-rios para la utilizacin de estos materiales de base,debemos sealar en primer lugar el esquema tradi-

    cional (o molde literario) de los relatos de anuncia-cin y, en segundo lugar, toda una coleccin de textosdel Antiguo Testamento que sirvieron para actualizarla persona de Jess en la comunidad de Mateo. Elevangelista, como sus contemporneos escribas, eraevidentemente experto en la produccin y actualiza-cin de los textos sagrados, a partir principalmentede la biblia griega (el texto hebreo de Is 7, 14 habradeshecho por completo la argumentacin del evange-lista que ste pone en boca del ngel). Con todos estosdatos e instrumentos, Mateo pudo ofrecer a las comu-nidades judeo-cristianas de la dispora siria una pre-sentacin viva y llena de imgenes de la reflexineclesial sobre el Nio-Dios, nuevo David!

    , A propsito de este texto, puede consultarse X.Lon-Dufour, Eludes d'Evangile. Seuil, Pars 1965,L'annonce a Joseph, 69-81.

    EVANGELIOS APOCRIFOS. "Milagros" del nio Jess

    Jess llevaba a los mnos con-ducindoles al borde del pozo alque toda la gente del pueblo iba asacar el agua. Y tomando de lasmanos de los nios los cntaros, loschocaba unos contra otros y lostiraba contra las piedras y al pozo.Los nios no podan volver a suscasas, pues tenan miedo de suspadres. Jess, al ver llorar a losnios, les llam y les dijo: "Nolloris, os voy a devolver vuestroscntaros". Y dio rdenes a lasaguas del pozo, y stas devolvierona la superficie los cntaros intac-tos...

    Otro da, Jess tom consigo avarios nios y se fue con ellos apasar un rato debajo de un granrbol. Y orden al rbol que in-clinase su ramaje. Jess se monten el rbol y se sent encima. Y

    mio, ve a buscar agua al pozo".Cuando fue para traer el agua y,despusde haber llenado el cnta-ro, lleno como estaba, cay y serompi. El Seor Jess extendisu velo y recogi el agua llevndo-la a su madre en el velo. SantaMara al verlo se llen de admira-cin. Y todo lo que vea lo guar-daba y encerraba en su corazn (Lc2, 19, 51).Otra vez, Jess iba pasendose

    con Jos. Encontraron a un nioque iba corriendo. Este se choc conel Seor y Jess cay. Jess le di-jo: "As como t me has tirado alsuelo: as tambin t vas a caerteal suelo y no te levantars ms".Al instante, el nio cay y muri(Evangelio rabe de la infancia.45 y 47, siglo VII)

    orden al rbol que se enderezase.y el rbol se enderez dominandotodo el lug